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    Asurama

    Asurama Usuario popular

    Cáncer
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    Título:
    Agartha
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    14
     
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    3573
    Agartha

    “Existen cosas más allá de lo que percibimos”, concepción anunciada justo en la parte del Universo donde muchos necesitan ver para creer.
    En este mundo en transición, a la gente le cuesta abrir los ojos. Sin embargo, hay personas elegidas para seguir humildemente el camino de la Luz, personas que pueden comprender perfectamente y con simpleza, abriendo los ojos ahora para ver la verdad. Personas que, sin proponérselo, se transforman en nuestras almas gemelas.
    Por eso, esta historia está dedicada a mi nee-chan, Sofía.

    AGARTHA









    Capítulo 1: El libro
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    —Rin —la llamó, moviéndola por el hombro— Rin —insistía
    Ella parecía no escucharlo, inmersa en uno de sus sueños más profundos
    —Rin, maldita sea, despierta de una buena… —en ese momento, la joven abrió la puerta cortando sus palabras
    —¡Kohaku! —le gritó enfadada— ¿Cuántas veces tengo que repetir que no trates mal a tu hermana?
    El muchacho volteó a ver a la joven
    —Perdona, Sango —sudaba frío al ver así enojada a su hermana mayor—. En realidad yo no quería…
    —Mmh, ¿qué pasa? —murmuró la chica medio dormida, con la voz pesada, amodorrada y somnolienta, mientras se tallaba los ojos y se cubría la boca para dar un largo bostezo
    —Ya es hora de levantarse —dijo el muchachito de su misma edad, graciosamente sentado junto al futón.
    —¿Y tú viniste a despertarme? —dijo con una sonrisa ingenua
    —No —comentó Sango—, vino a hacerse el gracioso
    —¿Gracioso, nee-san? —comentó Rin, algo más despierta—. Ansioso, diría yo —comentó, incorporándose. Ambas rieron con ganas.
    —Ahora, Kohaku, sal, que Rin debe cambiarse —comentó la joven
    —Sí, nee-san —se levantó sin ganas—, ya salgo
    —Él también está algo dormido —murmuró Sango y ambas rieron
    Kohaku volteó
    —¿Qué están hablando ustedes dos? Creí que hablábamos del respeto
    —Nadie te falta el respeto, nii-chan —dijo Rin con una tierna sonrisa, saltando del futón.
    Él sonrió
    —Te creo, Rin —salió y cerró la puerta detrás de sí.
    Sango y Rin se miraron, ambas rieron el voz baja. Rin se puso un sencillo vestido azul y luego bajó, lista para desayunar.
    En el comedor, un elegante y apuesto muchacho de cabello negro y ojos azules ya se encontraba abocado a la tarea de preparar y servir el desayuno. Ese día era su turno.
    —Buenos días, nee-chan —saludó a Rin con una sonrisa
    —Buenos días, Miroku —contestó ella, mientras iba a ocupar su lugar predilecto, sentada junto al más pequeño de todos, un niño de cabello claro, llamado Shippou.
    —Buenos días, Sango —volvió a saludar el muchacho a la chica de cabello castaño, vestida de rosa que bajó detrás de Rin
    —Buenos días, nii-chan —dijo en broma y todos rieron. De repente, miró a su hermano que ya se había llevado un buen bocado a la boca— ¡Kohaku! ¿Todavía tengo que enseñarte modales? De sobra sabes que tienes que esperar a que todos estemos listos para comer
    Él dejó el tazón a un lado
    —Perdón, es que pensé que no se notaría, ya no lo repetiré.
    Todos rieron, incluso él muchacho.
    El desayuno, como siempre, era algo ligero, pensado para acallar las protestas del estómago hasta la mitad de la mañana: arroz, huevos, leche y pan, todo en proporciones reducidas. Cada uno tomaba un vaso de jugo de frutas, iba hasta la puerta, saludaba y luego se preparaban para tener un día normal.
    Rin, Kohaku y Shippou fueron al vestíbulo de la entrada y prepararon las mochilas que llevarían a clases, luego salieron todos juntos. Cuando estaban a punto de salir a su carrera diaria, alguien los llamó
    —Niños ¿No van a despedirse de mí?
    Ellos voltearon y la vieron, entonces corrieron a abrazarla. Siempre los trataba como si fueran niños pequeños, pero los cuidaba como si fuera su madre.
    —Volveremos pronto, nee-san —dijo Rin con una sonrisa
    —Estudien mucho —dijo la muchacha de negra y larga cabellera, también con una amable y serena sonrisa
    —Lo haremos, nee-san —dijo Shippou
    Ella lo abrazó
    —Yo sé que sí —su expresión no parecía ser jamás otra que la de calma y serenidad, ellos la apreciaban por la seguridad que les transmitía—. Deben portarse muy bien ¿Saben qué día es hoy?
    —Sí, Kikyou-sama —repitieron los tres al mismo tiempo— ¡Luna nueva! —Afirmaron felices.
    —Exacto, por eso deben ser buenos niños para poder ayudar a todos esta noche
    —Sí —dijeron ellos, levantando una mano como diciendo “presente” y luego corrieron para ir hasta la escuela…
    ___________________________________________________________________________________
    Cuando Kohaku y Rin llegaron a su salón, el profesor aún no había llegado y todos estaban peleando entre sí, se arrojaban papeles y hacían mucho barullo.
    —¡Chicos, cálmense! —dijo Rin sonriente y con una voz tierna.
    De inmediato, el escándalo paró cual si el tiempo se hubiera detenido y todos voltearon a verla anonadados, como atraídos por su maravillosa esencia. No había otro modo para describirla: maravillosa. Ellos pararon y se le quedaron viendo, acompañándola con las miradas hasta su asiento en una fila de en medio. Junto a ella, se sentó Kohaku, que también atraía, pero ella era todo el centro de atención: brillaba con una luz propia que la hacía ver mucho más hermosa de lo que ya era, con sus impresionantes y brillantes ojos pardos y su cabello a veces castaño, a veces negro, que mutaba como sus preciosas emociones. Todos escuchaban su suave y melodiosa voz que hablaba como cantando y la seguían y escuchaban sin vacilar. Todo a su alrededor tenía un ambiente de paz y armonía, como si ella fuera un ángel pacificador. Donde fuera que entrara, todo mundo se volteaba a mirarla, cuando ella hablaba, hasta el sonido del viento cesaba para hacer oír su voz.
    Cuando el profesor entró, encontró el salón en completo orden y tranquilidad, todos sentados en sus lugares, con sus libros abiertos, esperando a que él entrara
    —Buenos días —saludó de modo natural
    —Buenos días —contestaron todos, con mucha energía y se prepararon para tomar nota
    El profesor sonrió
    —Veo que la familia “prodigio” hoy llegó temprano —se oyó un murmullo de aprobación—, porque todo está tranquilo y en orden. —tomó aire— Aino.
    —Presente —dijeron Rin y Kohaku a la vez al oír el apellido
    —Eso pensé —dirigió la mirada hacia Rin—. Rin, pasa al frente a leer las primeras páginas
    —Sí señor —dijo serenamente, mientras se ponía de pie y caminaba hacia el frente del salón, seguida por todas las miradas que habían quedado atrapadas en su encanto.
    El profesor siempre hacía que ella leyera las primeras páginas para que todos prestaran entusiasmo a la clase. Ella tenía algo especial, una capacidad de tranquilizar las tormentas más terribles o animar hasta a las piedras, lo más curioso era que ella parecía no darse cuenta, era muy inocente. Incluso él mismo se encontraba, a veces, siguiendo la esencia de Rin.
    Sus ojos dorados la miraban en silencio mientras ella hablaba y todos trabajaban animadamente, sin protestar. Finalmente, cuando todo mundo salió del trance, el profesor se puso de pie y comenzó a explicar. Se echó el cabello plateado hacia atrás intentando despertarse de la extraña experiencia que constituía oír la voz de la chica.
    Durante el primer recreo, ella tomó a Kohaku de la mano y lo invitó a ir hasta la cafetería para comer algo. Él accedió animado y fueron hasta un lugar estratégico, sin embargo, sin importar dónde se sentaran, ambos eran blancos de todas las miradas: algunas cautivadas y otras tantas, llenas de envidia, pero a ellos no les importaba, con el correr de los años se habían acostumbrado a eso.
    Un muchacho algo mayor que ellos, que se había sentado en una mesa alejada y escondida, se levantó, fue a buscar una charola de comida y regresó caminando cerca de la mesa de ambos, entonces volteó a verlos
    —Aino
    Ambos levantaron las miradas y lo vieron en silencio
    Él se rió, era una risa cínica, un gesto de burla.
    —Los niños prodigio de la escuela, los perfectos, los más inteligentes ¿Verdad? —dijo sarcásticamente, pero ellos no respondían al sarcasmo—. Los que sobresalen por estar a la altura de los profesores ¿Tanto se creen?
    Kohaku se puso de pie
    —¿Tienes algún problema?
    —Kohaku —lo llamó Rin, recordándole que no debían responder frente a la agresión
    El muchacho lo miró de cerca
    —Tengo un problema —dijo ya con semblante serio—. Odio su perfección.
    —Si tú estás por debajo de nosotros —contestó Kohaku—, ese es tu proble…
    —¡Kohaku! —le dijo Rin— cállate
    El chico se calló en el acto y la miró
    No conforme con eso, el recién llegado se inclinó hasta él
    —Ay, pobre de ti —dijo con ironía total—, ¡te gusta tu hermanita!
    Kohaku se volteó
    —Cállate
    —Ay —siguió—, ¿dije algo que te molestó? Yo sé que ustedes no son hermanos, que los tienen encerrados en esa secta de locos
    Kohaku perdió la paciencia y se paró dispuesto a golpearlo
    —Ahora sí vas a ver
    —Espera, no —le dijo Rin y se puso de pie, intentando detenerlo.
    Kohaku quiso pegar al muchacho de mayor edad que él, pero éste se hizo a un lado con agilidad y se fue.
    Rin corrió tras él y se interpuso en su camino.
    —Esto era todo lo que querías, molestarnos —frunció el ceño muy enojada
    Él sonrió
    —Es que ustedes tienen fama de “poner la otra mejilla” cuando los golpean, quería saber si era cierto —acercó su rostro al de ella—. Quería saber, además, cómo se ve un rostro tan bonito cuando se enoja.
    Ella se hizo hacia atrás
    —Eres un…
    Él la calló
    —Las palabras crudas no quedan bien en las bocas de ustedes, mejor deja que les sigan enseñando a ser perfectibles, “Grupo de los Perfectos” —se burló antes de salir de la cafetería dándoles la espalda.
    Rin bajó la vista, se sentía muy extraña, curiosamente perturbada por las palabras que había escuchado en muchas bocas durante años. Pero esta persona las pronunciaba de una forma tan hiriente, de un modo que jamás antes había oído. Jamás las palabras la golpearon en su corazón de aquél modo y, de pronto, cargaba plomo.
    —Los perfectos… —suspiró—, nadie es perfecto.

    Ella lo miró a la distancia. Siempre estaba solo, solía vérselo leyendo un libro, siempre el mismo libro. Parecía estar tan concentrado en eso que no volteaba a su alrededor, parecía no darse cuenta de que el mundo seguía moviéndose. Algunos lo saludaban pero él no respondía a los saludos. Era muy atractivo y muchas mujeres solían sentarse a su lado, incluso hablarle y hasta decirle proposiciones indecorosas o declaraciones desmesuradas, pero él parecía no darse cuenta del acoso, quizás ni siquiera notaba que había mujeres allí. A veces, el timbre de entrada a clases sonaba, pero él no se movía, seguía leyendo su libro como si jamás terminara, como si estuviera atrapado en sus páginas.
    Extraño y autista.
    Rin se dio cuenta de algo curioso: él trataba con reverencia a aquél elegante libro de finas hojas blancas brillantes, daba vuelta cada página con cuidado y la alisaba con un movimiento delicado, lo acomodaba en su regazo como si se tratara de algo frágil, se detenía en las páginas durante horas, como si estudiara los detalles. Muchos no querían meterse con él, tenía muy mala fama: él y su libro.
    —Rin —le preguntó Kohaku— ¿Estás mirando a ese animal?
    —No —mintió ella
    —Rin, sabes que no debemos mentirnos
    Ella volteó
    —Sí, estoy viendo que está atrapado por un libro.
    Él se encogió de hombros
    —Pudo haber sido peor, podría haber estado atrapado por las drogas
    —Por todos los cielos, Kohaku, ¿cómo dices eso?
    —Es sólo un tonto libro
    Ella volvió a mirar al muchacho del libro
    —Pero tienes que ver cómo lo trata
    —¿Cómo? —preguntó Kohaku distraídamente
    —Lo trata como si fuera su novia recién casada
    Kohaku sacudió la cabeza
    —Te estás imaginando cosas
    —No me estoy imaginando nada
    —Ya deja de prestarle atención: te insultó a ti, me insultó, insultó a nuestra casa…
    Ella se llevó una mano a la boca en un gesto de duda
    —Pero es tan extraño —comenzó a hacer una negativa con la cabeza
    —Nadie de aquí se mete con él —tocó el brazo de Rin—, así que nosotros hagamos lo mismo.
    Sonó el timbre de entrada a clases y todos entraron, todos menos él.

    Las clases fueron de lo más tranquilas, Kohaku había resaltado mucho debido a su gran habilidad con las matemáticas, era muy interesante y había ayudado a muchos compañeros con los exámenes difíciles, en especial a aquellos que sudaban con la trigonometría y el álgebra. Ambos habían llegado bastante lejos, él con catorce años y ella con trece, les decían los “hermanos Aino” y siempre sobresalían. Muy pocos se atrevían a decirles “los Perfectos”, como había hecho ese muchacho. De todas formas, ellos jamás respondían a los golpes bajos, en realidad nunca respondían a los golpes sin importar de qué clase fueran. En Japón no eran comunes los cristianos y mucho menos “los perfectos” algunos excedían esas críticas y les decían “los perfectos herejes”, pero ellos no respondían jamás sin importar cuánto doliera. Así los habían educado.
    Cuando la clase terminó Kohaku recogió sus cosas y se paró junto a Rin con una sonrisa
    —Vamos a casa
    Ella tardaba en guardar sus útiles.
    —Adelántate tú, ya te alcanzaré
    A él se le borró la sonrisa
    —¿Estás segura? —a él no le gustaba la idea, a veces la gente los agredía por la calle, además de que las calles eran de por sí peligrosas
    —Sí —dijo ella con una lánguida sonrisa—. Estaré bien, nadie me hará nada.
    —Como quieras, ten mucho cuidado
    —En seguida te alcanzo
    Kohaku salió.
    Ella no parecía haberse dado cuenta de que el profesor se le había quedado mirando, sentado en su escritorio. Él se echó hacia atrás el cabello blanco y se llevó una lapicera a la boca, jamás la había visto tan… desestabilizada.
    —¿Te pasa algo, Aino? —preguntó
    Ella levantó la vista dándose cuenta de la presencia del hombre
    —¿Por qué lo pregunta?
    —Nunca te había visto mal, como ahora ¿Algo te preocupa? —se inclinó hacia delante
    —No, señor —negó ella con un enérgico movimiento de cabeza
    Él asintió
    —No es verdad
    Ella bajó la vista, confundida. Realmente no sabía mentir
    —Alguien nos molestó hoy a mi hermano y a mí en el almuerzo
    —¿En verdad? ¿Quién fue?
    Ella negó con la cabeza
    —No lo sé, es un muchacho que siempre está solo, leyendo un libro —ella pensó que su respuesta no servía, muchas personas podían estar solas, leyendo libros e insultando a compañeros
    —Lo conozco —dijo el profesor
    —¿En verdad? —preguntó ella con curiosidad, llevando una silla para sentarse junto al escritorio del atrayente hombre de ojos dorados.
    Él asintió
    —Se llama Sesshoumaru, asiste a clases sólo por obligación, pero rinde libres todos los exámenes, por eso no tiene menciones. Siempre está leyendo el libro, nadie se lo puede sacar de las manos, se pone tremendamente violento
    Ella inclinó la cabeza
    —¿Por qué?
    —Dicen que es una herencia de familia, pero nadie sabe lo que dice
    —¿suele agredir a la gente?
    —No a menos que sea agredido primero. Es tranquilo generalmente, por eso me llama la atención la actitud
    —¿Cómo sabe todas esas cosas sobre él?
    —Bueno, verás, Rin —se inclinó hacia ella—. Es mi hijo
    Ella abrió mucho los ojos, muy sorprendida, pero no precisamente por el parentesco
    —¿Y usted no puede controlarlo?
    Él negó
    —Nadie puede controlarlo, y lamento decirlo. Desde una edad muy temprana comenzó a tener extrañas actitudes, un día apareció con ese libro y desde entonces está así
    —¿Nunca terminó de leerlo?
    —Lo lee una y otra vez, como si no pudiera dejarlo
    —¿Y no pueden quitárselo?
    —Nadie puede
    —¿Tiene idea de lo que dice? —a ella le dio mala espina
    —No deja que nadie lo toque, así que no sabemos qué es lo que dice exactamente. Su madre se marchó a otro país y luego él apareció con el libro
    —¿Qué edad tenía Sesshoumaru?
    —Unos seis años
    Ella se puso de pie furiosa
    —No puedo creer que una persona tan centrada como usted no haya podido hacer nada. Me ha decepcionado —salió apresurada y caminó por los pasillos como si quisiera aplastar las baldosas por la fuerza con la que caminaba. Ese hombre había permitido que su hijo se encerrara en sí mismo durante años ¡cómo la exasperaba!... ¿por qué, de repente, le preocupaba el muchacho desconocido?
    De pronto, chocó con alguien
    —Oh, lo siento —se disculpó
    —¡Ah, vaya! La “Perfecta” —se burló, volteando— ¿Todavía estás aquí? ¿No deberías estar orando o algo así?
    —Sesshoumaru —dijo sin inmutarse
    —Así que conoces mi nombre
    —Sé lo que te sucede —era la verdad veía el aura opacada y confusa que desprendía él
    —Tú no sabes nada —frunció el ceño—, “perfecta”
    Ella no acusó recibos
    —¿Puedo ver tu libro? —preguntó amablemente
    El semblante del muchacho se volvió de piedra
    —No
    —Es sólo por saber qué…
    —¿Es para asesinarme por mi ideología? Olvídalo, no cuadro con tu secta de locos que asesina a cualquiera
    —Nosotros no somos asesinos y no somos secta
    Él frunció el ceño
    —Obligaron a la gente a suicidarse para que no se “ensuciaran” con las maldades del mundo pervertido, que les decían “que adoren al Demonio”
    Ella se hizo hacia atrás
    —En primer lugar yo no pienso eso, en segundo lugar, eso fue hace cientos de años, muy lejos de aquí y en tercer lugar, esa gente murió por voluntad propia. Marcharon en paz hacia las llamas.
    —Oh, sí —Volteó para irse, pero ella le tocó el brazo. El se la quitó de encima bruscamente—. No me toques, a ver si no es contagioso, mocosa
    —Deja de tratarme así
    —Deja de acosarme —exigió él
    —No era esa mi intención.
    Él se volteó de lleno y la miró a unos centímetros de distancia de su rostro, asustándola
    —¿Entonces cuál era tu intención? ¿Convertirme?
    —¡No somos lo que tú crees! —le recriminó ella
    —¿Qué son entonces?
    Ella bajó la vista y luego lo miró de lleno
    —Somos como cualquiera
    —Demuéstralo
    —No estamos locos ni lastimamos a la gente, quiero ayudarte
    Él frunció el ceño
    —¿Ayudarme, dices?
    —Sé que has estado atrapado durante años por ese libro, quizás puedas liberarte si escuchas que…
    Él la miró raro
    —¿De qué me hablas?
    —Del libro que te dejó tu madre
    Él se enojó y la sujetó de un brazo
    —¿Qué es lo que sabes?
    A ella casi se le salió el corazón por la boca
    —Que te has aislado por culpa de eso
    Él la empujó hacia atrás, haciéndola caer al suelo
    —No sabes nada y deja de molestarme o te arrepentirás —estaba a punto de marcharse
    Ella estaba bastante asustada, pero intentó conservar la calma
    —Tratas con devoción a tu libro —intentó ponerse de pie
    Él se volteó sorprendido por sus palabras, porque ella hubiera notado eso, sin embargo le lanzó una mirada de soslayo.
    —…Pero eso no es todo lo que tienes en la vida —continuó Rin
    —Es lo único que quiero en la vida, Ai-no
    Ella se percató de eso: no le dijo Aino, le dijo Ai no. Lo miró extrañada
    —¿Qué libro es ese?
    —Nada que te importe, Ai-no —repitió y le dio la espalda para irse.
    —No entiendo —dijo ella parada a sus espaldas—. No comprendo qué quieres decir
    —¿No comprendes? —le dijo aún dándole la espalda—, ¿no comprendes tú, la que estás entre los perfectos?
    Ella quería decirle que las personas no son perfectas, sino perfectibles, pero antes de que pudiera hacer nada, él, con increíble velocidad, él se volvió y le plantó un beso en los labios antes de voltear con la misma rapidez e irse. Rin cayó de rodillas mientras lo veía marcharse lejos del enorme y silencioso edificio.

    “es lo único que quiero de la vida, Ai no”
    “Es lo único que quiero. Amor”
     
  2.  
    fabrianny

    fabrianny Entusiasta

    Cáncer
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    Escritora
    Re: Agartha

    Vaya no se por donde comenzar es que tú escribes semejantes cosas me dejaste con ojos como platos primero quiero ver que tiene el dichoso libro que es esa religión de Rin y por qué Seshomaru actúa de forma tan extraña como siempre quiero felicitarte porque como era de esperarse me dejaste intrigada confundida y con ganas de más la verdad me gusta sólo diré eso por ahora esperare la continuación y el desarrollo del mismo pero hasta ahora me dejaste con un montón de interrogantes en la cabeza y tú historia no se parece en nada a la de olga me sorprenden varias cosas la atracción de Kohaku el que el papá de sesh sea profesor la misma actitud de todos en general lo de luna nueva sin embargo la mayor interrogante es la final Ai no se que Ai es amor pero el no acaso el no quiere amor? O es lo único que quiere?. La verdad me está dolíendo la cabeza y tal vez no capte bien la idea por eso lo releere para ver sí capto. Pero bueno ya me enganche y es tú culpa por escribir tan bien así que te aguantarás mis post durante todas las continuaciones espero la conti y bueno mucha suerte. Mi querida Lube tú y tú mente me van a matar, será tú culpa sí me vuelvo adicta a tus fics.
     
  3.  
    sessxrin

    sessxrin Fanático

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    Re: Agartha

    hola amiga!! (te puedo llamar a si) como siempre me dejas impactada, al principio creí que el profesor esa sess pues como lo describiste pero despues era Inu Taisho wuao me confundo demasiado, escribes muy bien, describes, imaginas, muy pero muy bien yo creo ke nunca voy a llegar a los talones tuyos para escribir asi, me tomaria muchichisima practica, me dejaste como siempre con muchas preguntas en mi cabeza, hayyyy tengo derrame cerebral y eso solo ocurre en las clases de matematicas jajajaj ¿ke es esa religion, esa secta la verdad esa parte no la entendi,?¿x ke sess estan agresivo con ella? ojala tenga las respuestas en el siguiente capi.
    te seguire leyendo fielmente
    sessxrin
     
  4.  
    Asurama

    Asurama Usuario popular

    Cáncer
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    Agartha
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    Re: Agartha

    Capítulo 2: Red
    “es lo único que quiero de la vida, Ai no
    “Es lo único que quiero. Amor”
    Las palabras del muchacho resonaban como un eco en su mente y había quedado en ella el calor de sus manos y el sabor de sus labios. De pronto, se encontró siendo incapaz de pensar en otra cosa que no fuera él. Algo comenzó a atraerle con desesperación a pesar de saber que entregarse a alguien así estaba mal. ¿Qué pensarían sus amigos? No, ni siquiera podía decirles lo que acababa de pasarle, la verían como una vil mujerzuela capaz de hablarle descaradamente a cualquier muchacho cinco años mayor que se encontrase por ahí, en una cafetería.
    ¿A quién podría decirle lo del beso?
    ¿A quién le diría lo del libro sin meter en problemas a Sesshoumaru?
    ¿Y por qué no quería meterlo en problemas si él había sido todo, menos amable?
    ¿Por qué seguía llamándola perfecta?
    ¿Y esos sentimientos encontrados?
    Ese beso desequilibró su mundo de paz, había sido una mocosa ingenua hasta el momento en el que se le ocurrió enfrentarse cara a cara con aquél al que todos evadían e ignoraban. Dios, ¿En qué pensaba cuando hizo eso? Era una entrometida, sus maestros la regañarían fuertemente cuando lo oyeran, así que lo mejor era ocultarlo… pero no podría ocultarlo por siempre.
    —Por favor, Rin, como si un beso fuera un crimen —se dijo a sí misma y se cubrió los labios—, un crimen hacia mí… Te odio, Sesshoumaru —murmuró para sí, antes de entrar
    —¿Quién es Sesshoumaru? —preguntó Kikyou en la puerta— ¿Y qué les he dicho de odiar?
    —Que es grave
    —¿Entonces qué debes hacer?
    —Pedirle perdón —dijo apenada y molesta
    —Hoy nos contarás quién es tu amigo.
    Ella no sabía en dónde meterse
    —En realidad sólo es una persona con la que me crucé
    —¿Y por qué dijiste que lo odiabas?
    —Eh… este —no sabía qué hacer o qué decir—. Tuve un pequeño accidente —sonrió nerviosamente—, quizás se me fue la mano.
    —Sí, quizás sí —dijo Kikyou pacientemente—. Ve a tomar un baño y luego ve a tu cuarto
    Ella asintió y entró corriendo. Dejó la mochila y el calzado junto a la entrada y subió a su cuarto para quitarse el uniforme y preparar su ropa limpia, luego fue al baño y estuvo allí por unos veinte minutos mientras intentaba en vano quitarse al muchacho de la mente. Finalmente, se decidió a salir y fue a cambiarse. Se vistió sencilla, con unos jeans y una camisa blanca, luego, miró el cartel en el que siempre se concentraba y juntó las manos pero cuando se disponía a orar, Sango entró.
    —Eh, Rin —llamó su atención
    —¿Sango? —preguntó extrañada, en voz baja— ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar orando?
    —Le dije a Kikyou que lo haría aquí, junto a ti, y me dijo que estaba bien —corrió y se sentó en el futón, junto a ella—. Cuéntame qué pasó.
    No podía haberse enterado tan rápido… ¿o sí?
    —No sé de qué hablas
    —Alguien te besó
    Rin se puso de todos los colores
    —Eh… en realidad no… —no podía ocultarlo por más que quisiera ¡No sabía mentir!— ¿Cómo lo supiste?
    —Lo vi, ahora dime quién fue
    Rin respiró profundamente y soltó el aire con lentitud hasta que sacó de sus pulmones la última angustiante gota.
    —Un muchacho llamado Sesshoumaru, hijo de un profesor —parpadeó confundida, estaba muy sonrojada—, es más grande que yo, es un tanto raro…
    —¿Un tanto raro?
    —Está todo el tiempo leyendo un libro y no habla con nadie, me crucé con él a la salida de mis clases… y todo fue tan repentino…
    —Qué atrevido, mira que con alguien de tu edad…
    De pronto, se escucharon unos pasos llegar a toda velocidad y se pusieron a fingir que estaban orando. Cuando Kikyou entró y las vio así, cerró la puerta con lentitud para no hacer ruido y las dejó “continuar”. Cuando ella salió, las chicas se rieron en silencio.
    Sango la miró pícaramente
    —Ahora, nee-chan, cuéntame más…

    Luego de hacer sus respectivas tareas, todos fueron a cenar y nadie comentó nada en especial, sólo hablaron de lo divertidas que eran las clases y cosas sin sentido.
    Finalmente, cada uno fue a su cuarto. Cuando Rin entró y vio el cartel con hermosas figuras concéntricas, de pronto tuvo la sensación de ser arrastrada hacia dentro de la pintura por una fuerza sobrenatural. Comenzó a ver luces y colores como jamás antes había visto y se asustó, así que le dio la espalda al cuadro y se acostó en el futón. Al principio, no podía conciliar el sueño y muchos pensamientos se aglutinaban en su pobre cabeza de niña, pero lo más extraño de todo sucedió cuando consiguió dormirse…

    Sintió cómo alguien fuerte y enorme la alzaba en sus brazos y se la llevaba fuera del cuarto, de la casa, de la ciudad. Después muchas imágenes cruzaban por su mente a una velocidad vertiginosa, mientras escuchaba voces que hablaban en muchos idiomas desconocidos dentro de su cabeza. Todos querían decirle algo. El eco de su propia mente sonaba lejano. Las imágenes fueron cambiando: las calles se volvían extremadamente brillantes, las estrellas se fundían unas con otras, la luna ocupaba el lugar central de la ciudad, los edificios se tornaban de cristal, al igual que una extraña muralla alrededor de la ciudad. Los vehículos desaparecía, surgían animales mitológicos y seres extraños. Veía muchas personas increíblemente hermosas… todo se amontonaba en su mente hasta que el tiempo y el sonido se detuvieron en un lugar de completa paz.
    —Hola, Ai no —le dijo una voz conocida
    Ella abrió los ojos y vio a quien esperaba ver
    —Sesshoumaru —él le extendía una mano y le sonreía
    —Vaya —la sonrisa era leve, pero encantadora—, parece que sí estás entre los Perfectos después de todo.
    Ella se hizo hacia atrás
    —¿Te sigues burlando de mí?
    Él negó con la cabeza
    —Para nada
    Ella miró extrañada el curioso paisaje
    —¿Qué es esto? ¿Acaso estamos muertos?
    Él rió a carcajadas
    —¿Jamás has visto esto?
    Ella negó confundida. Él, al notar su real confusión, volvió a ponerse serio
    —Dame la mano
    Ella se sorprendió
    —Dámela —ella, con dudas, le sujetó la mano y lo siguió—. Esta es una red de túneles subterráneos, estamos debajo de la corteza terrestre, a un nivel de quinta dimensión —su voz hacía eco en las paredes cristalizadas de las cuevas.
    —Creí que no había nada en el centro de la Tierra —dijo extrañada
    Él volteó a mirarla
    —Yo soy el que se extraña ¿No estabas tú entre los Perfectos? En el centro de la Tierra está el Logos Planetario, pero sólo Skanda llega hasta allí, en pocas palabras, es como si acabáramos de meternos al interior de una montaña, muy por encima del núcleo terrestre.
    —Pero ¿Cómo llegamos hasta aquí?
    —Por proyección astral, por supuesto
    —Esto lo escuché en teoría, jamás lo vi ¿Cómo pude venir hasta aquí si no sé el camino?
    —Yo te traje —le sonrió
    —¿De qué modo?
    Él le soltó la mano y volteó a verla
    —Niñita ingenua. Por supuesto que a través del beso, Ai no
    Ahí estaba otra vez el juego de palabras
    —Tú no me conoces —negó ella
    —Sí te conozco
    —No es verdad
    —¿Entonces cómo cuadra lo del beso, Ai no? —ese maldito juego de palabras
    —No puedes decir que me amas por el simple hecho de que no me conoces
    Él asintió
    —Acabo de conocerte y te amo
    —Eso es tonto
    —Si no te amara realmente, lo hubiera intentado, pero no habría podido traerte hasta aquí
    —No puedes amar a una persona la que acabas de conocer —afirmó ella
    Él le rebatió
    —Sí se puede
    —Lleva mucho tiempo conocerse y enamorarse
    —“Planeta Tierra llamando a Rin” —indicó—. Dije “amor”, no “enamoramiento”
    —Es- i-m-p-o-s-i-b-l-e —declaró la muchachita
    —No-es-imposible —le retrucó él
    —Sí lo es
    Él indicó aquel fantástico lugar con un amplio movimiento de las manos
    —Que haya esto bajo tierra es imposible, y, sin embargo, existe. No hay nada imposible, Rin. Porque ahora quizás no te conozco, pero yo ya te conocía antes…
    Ella volteó
    —¿En otras vidas? —negó con la cabeza—, eso es impo… es poco probable
    —Pero es probable —se rió él
    —Te odio
    —Es mentira, sino no estarías aquí —miró la cueva de cristal— ¿Quieres ver la ciudad?
    Ella se alarmó
    —¡No!
    —Bien —dijo él, se acercó y le puso una mano en el hombro—. No le digas esto a nadie, ni a tu sombra, Rin.
    —E-esta-á bien —balbuceó ella
    —Ahora vuelve a casa, “Perfecta” —dijo en ese tono de sarcasmo que tanto la exasperaba y volvió a besarla.
    Al instante, ella se despertó sentada en su cuarto, sudando frío y con la respiración agitada, sin estar segura de si se trataba de un sueño o de algo real, pero sentía claramente las manos de Sesshoumaru…

    El mundo daba vueltas a su alrededor a una velocidad de vértigo sin darle siquiera tiempo a asimilar lo que le estaba sucediendo. De la nada salió un muchacho misterioso al que jamás había visto y que no tenía ningún tipo de relación con ella, luego, le decía en sueños que se había enamorado de… no, que la amaba. Le habían enseñado que el amor iba más allá de un sentimiento de pareja y que podía superar el tiempo y el espacio, pero no comprendía del todo esa noción. Hasta llegar a cierta edad, las cosas aún eran muy abstractas para ellos, debían madurar antes de emprender cualquier proyecto, antes de realizar cualquier tipo de experiencia, además jamás los dejarían practicar solos. Por el contrario, todos se reunirían alrededor del iniciado para acompañarlo y darle seguridad. Jamás nadie era lanzado de la nada a un proceso de transición, podía considerarse una actitud negligente digna de castigo.
    Sabía que Miroku, Sango y, por supuesto, Kikyou, se reunían a veces en una habitación apartada y llegaba a tener experiencias parecidas a aquella, pero ellos eran adultos responsables ya, personas con mucho conocimiento y que se habían preparado estrictamente durante mucho tiempo, con firmeza y seguridad en sí mismos, con confianza en sus capacidades, con todo el conocimiento básico necesario, con el alma depurada. Ella sólo conocía la teoría, pero jamás había visto tal cosa.
    Después de acurrucarse en un rincón durante horas, todavía no alcanzaba a discernir si aquello era solamente un sueño provocado a causa del impacto que le provocó el muchacho o si realmente había visto y sentido algo real, fuera de su cuerpo. Él se había reído cuando ella tuvo la ocurrencia de decir que estaban muertos. Era como si él supiera muchas cosas. No dejaba de llamarla “perfecta”. Era demasiado real para considerarlo como un sueño, pero demasiado etéreo como para ser real. Le habían enseñado a pensar de forma abstracta, pero esto superaba cualquier cosa que le hubieran enseñado.
    Indecisa y movida por un fuerte impulso, descolgó el cartel con hermosos y abstractos diseños concéntricos y armónicos, lo puso en el escritorio, sacó un cuaderno y comenzó a dibujar su propio mandala, un árbol lleno de flores que cubría al planeta Tierra y, encima, cientos y cientos de aves…

    Sango se sorprendió al entrar y encontrar despierta a Rin
    —Rin-chan —dijo preocupada— ¿Desde cuándo estás despierta? Sabes que no debes reducir tus horas de sueño, si Kikyou lo sabe se enfadará contigo… y conmigo por no controlarte.
    —No dirá nada
    —Pero tienes que ir a clases —dijo Sango algo enojada, después de todo, estaba prohibido dejar velar a los estudiantes para no afectar su rendimiento académico. Igualmente, no debían permitirles ayunar: el desayuno y el almuerzo debían ser platos fuertes. En la noche, su hermano menor no había comido bien y ahora encontraba despierta a Rin. Cuando Kikyou se enterara, Sango estaría frita…
    —Estaré bien, en verdad, no he pasado la noche en vela —dijo Rin despreocupadamente, aunque claramente mentía.
    Sango suspiró.
    —¿No has podido dormir a causa de lo que te pasó ayer en la tarde?
    —No precisamente
    Sango volvió a suspirar y se acercó al escritorio en el que yacían los hermosos dibujos
    —Rin, lo que no entiendes es que…
    En ese momento, alguien vino y golpeó a la puerta
    —Estoy muerta —murmuró Sango
    Rin no se preocupó, había tramado una buena excusa para eximir a la chica de sus culpas. Lo haría aunque le dieran un fuerte reproche, y estaba segura de que así sería.
    La muchacha de cabello negro entreabrió la puerta y asomó la cabeza en forma divertida
    —Rin-chan, me enteré de lo que pasó ayer
    Rin miró molesta a Sango
    —Ya tenías que ir con el chisme por toda la escuela
    La muchacha entró
    —No lo sabe toda la escuela —le guiñó el ojo—, sólo las chicas. Y por supuesto que Kikyou no lo sabe
    Sango suspiró por enésima vez
    —Kagome, yo te lo dije a ti para que lo guardaras en secreto, no para que se lo dijeras a todo el mundo
    Rin empujó a Sango
    —Y yo te lo dije a ti para que me guardaras el secreto, no para que se lo dijeras a nadie más.
    Las dos chicas mayores se miraron con rostros confundidos y se cubrieron la boca en vista de que habían metido enormemente la pata.
    Rin sacó la almohada del futón y le dio un almohadazo a Sango
    —¿Así que esas te traes? —dijo Sango, fingiendo molestia, le quitó la almohada y le devolvió el golpe. Kagome comenzó a reír— y tú no te rías, causaste todo esto —le dio un almohadazo.
    —¡Oye! —se quejó Kagome y fue hasta una esquina, levantando un almohadón y golpeó con él a Sango, entonces Rin se levantó del suelo, aprovechó para quitarle a Sango la almohada y golpeó a Kagome
    —Esto es por decírselo a todas sin consentimiento —la golpeó por segunda vez—, y esa por golpear a Sango —la golpeó una vez más
    —Awww —se quejó Kagome— ¿Y esa por qué?
    —Esa es gratis —siguió repartiendo almohadazos que eran contestados por la otra chica. Sango se levantó, fue hasta una esquina, tomó otro almohadón y siguieron con la guerra de almohadas entre chascos y risas
    En eso, entró una chica pelirroja de ojos verdes
    —Oigan, ¿Qué están…? —un almohadón aterrizó en su cara. Algo confundida, tomó el almohadón y se metió en la guerrilla.
    —¿Qué hacen? Basta ahora —dijo Kikyou secamente, abriendo la puerta y la guerra paró. Había algodón y plumas por todas partes cuando ella entró y las cuatro chicas pararon de jugar—. Veo que se divirtieron mucho. Ahora, vístanse y bajen a desayunar. Cuando vuelvan de las clases y antes de la cena, esta habitación tiene que brillar más que un espejo.
    —Sí, nee-san —respondieron las cuatro y corrieron a sus respectivas habitaciones
    —Y, Rin —la muchachita se congeló—, después quiero hablar contigo.
    Eso la puso nerviosa ¿De qué querría hablar con ella? ¿Acaso sabría algo ya? No sabía qué hacer y todo por culpa de Sesshoumaru.
    Esa mañana, la preparación del desayuno era deber de Sango pero, como escarmiento por el escándalo matutino, Kagome cooperó. Mientras comían, las chicas comentaron entre risas toda la guerra de almohadas, todos morían de risa por sus ocurrencias, todas tan bonitas…
    Cuando acabaron, cada quien fue a realizar sus tareas, los chicos se prepararon para ir a clases, pero entonces Kikyou salió a la puerta
    —Rin, acompáñame a mi habitación —le dijo amablemente a la chica.
    Todos miraron a la confundida Rin que se había quedado petrificada en el pasillo
    —En seguida voy, Kikyou-o-nee-san —dijo dejando su mochila a un lado para ir hasta el cuarto más grande de la casa.
    —Siéntate —le dijo Kikyou poniéndole un par de sillas. La jovencita se sentó en una silla y ella en la otra, mirándola de frente.
    Rin apretaba los puños con fuerza, estaba más que nerviosa ¿Qué le diría? Entrar allí con Kikyou era como entrar a un confesionario.
    —Toda la escuela dice que has tenido problemas —comentó amablemente la mujer. “Escuela” era como llamaban al grupo que habían reunido para que convivieran en esa casa. Kikyou los cuidaba a todos y desde allí, el rango descendía hasta llegar a jóvenes adolescentes como ella. Eran como una familia, según el rango, se trataban de “hermano mayor” o “hermano menor” y, como toda familia, intentaban solucionar juntos los problemas. Lo único que Rin deseaba era que Kikyou no pensara en solucionar “su problema específico”.
    —No he tenido problemas —mintió
    —Anoche me llamó un profesor de tu colegio diciendo que un alumno de curso avanzado los molestó a ti y a Kohaku durante el almuerzo.
    Rin suspiró de alivio, era eso.
    —Sólo fue la crítica que todo mundo hace
    —Pero dicen que Kohaku quiso golpearlo.
    Rin se quedó en silencio
    —Eso fue porque al muy maldito se le ocurrió decirle a Kohaku que yo le gustaba —dijo finalmente
    —¿Y tú qué opinas al respecto?
    —Yo no opino, nee-san
    Kikyou suspiró de modo imperceptible.
    —Eso pensé —se inclinó hacia delante—, pero el profesor dijo que te preocupaba el muchacho, ha dicho algo así como que él ha vivido leyendo un libro durante toda su vida.
    Había agarrado a Rin con la guardia baja, la voz apenas le salió
    —No tengo la menor idea, nee-san
    —Ya veo —se puso de pie—. Anda, ve a clases antes de que se te haga tarde.

    Cuando llegaron, el salón estaba revoltoso como siempre hasta que Rin y Kohaku hablaron y todos se les quedaron escuchando en silencio. El profesor entró e impartió sus clases, pero Rin se quedaba, de vez en cuando, pensando en lo absurdo de su sueño y su amigo debía llamarle la atención. Rin rogaba que sus hermanos mayores no se dieran cuenta de su cambio repentino: se armaría un revuelo que incluiría en medio al chico problema que la había besado en medio del pasillo vacío como si tal cosa. Suspiraba a menudo, mas no de cansancio o de fastidio, quizás lo hacía por las repentinas ganas reprimidas de matar al chico de tercero de preparatoria. La maldita división estaba hecha solamente de un alambre tejido de dos metros, que separaba los años básicos de los intermedios y los superiores. Fuera de eso, ellos podrían encontrarse cara a cara en cualquier instante y era seguro que él los acosaría.
    Durante el primer recreo, cuando Rin y Kohaku salieron, Sango apareció donde estaban ellos y los saludó, luego les dijo que estaba enterada de lo que les había sucedido el día anterior. En realidad, la joven había sido enviada en calidad de espía.
    —Quiero que me muestren quién es el muchacho
    Kohaku y Rin se miraron y fueron con ella hasta la cafetería y se sentaron en un lugar estratégico desde donde podrían ver con facilidad a todos los que entraban y salían.
    Allí, en un lugar distante, se sentó el único muchacho que estaba vestido de negro. Tenía el cabello largo, liso, de un blanco poco común. Sus ojos eran claros también. De inmediato, Sango tuvo una sensación de deja vue, como si estuviera frente a un sacerdote o algún extraterrestre… porque la apariencia era similar, sin embargo no les dijo nada a sus hermanos.
    —¿Es él? —les preguntó
    —Sí, él es —dijo Kohaku
    —¿Cómo se llama?
    —Sesshoumaru —dijo Rin.
    De pronto, el muchacho levantó la cabeza como si alguien lo hubiera llamado y su mirada se clavó en el grupo, más exactamente en Rin. Ella sintió claramente cómo ese muchacho la atravesaba con la mirada. Recordó el beso, el sueño, el beso, el viaje… de repente, era como si todas sus ideas se enhebraran y se aclararan completamente, pero él bajó la vista y luego se levantó para ir a buscar algo de beber. Obligadamente, pasó frente al grupo, pero los ignoró completamente, como si fuesen invisibles.
    No los molesta porque yo estoy aquí —pensó Sango para sí, mientras miraba cada movimiento del muchacho con detalle. Era extremadamente fuerte y delicado, atrayente, con un brillo especial, además había oído la llamada mental de Rin y había sabido hacerlos a un lado... A ella no lo engañaba: ese muchacho no era humano.
    Sango estaba a punto de darles las indicaciones a los chicos cuando Sesshoumaru se plantó frente a la mesa, sobresaltando a los tres.
    —¡Vaya! Siguen aquí los Perfectos, y ahora se multiplican. —Dejó la taza en la mesa— Pero qué veo, ahora vino la hermana mayor ¿Viniste a defender a tus discípulos?
    —Sólo deja de molestarlos, ellos no te agreden —dijo ella sin inmutarse— ¿Está bien?
    Él la miró en silencio
    —No, no está bien. Hay que matarlos antes de que se reproduzcan, sería peligroso. Tomó un sorbo del café y luego derramó el resto a propósito en la mesa, obligándolos así a levantarse.
    —Perdón —dijo cínicamente.
    —Si tienes algún problema, podemos charlarlo, no hacen falta estas hostilidades —se quejó Sango
    Él hizo un gesto en el aire.
    —¿Y después me hablarás de un dios que, en realidad, no existe y que no considera la existencia de la raza humana? —la encaró—. Me burlo de tus enseñanzas.
    Ella se contuvo
    —¿Podemos hablar tú y yo a solas?
    Él se hizo hacia atrás
    —Vaya, interesante propuesta —indicó a Rin—, preferiría hablar con tu nee-chan —insinuó
    Rin se sonrojó sobremanera y se escondió detrás de Kohaku. Sango se exasperó
    —No la metas a ella, no sabe nada.
    Sesshoumaru acercó su rostro peligrosamente al de Sango, a sólo centímetros
    —Entonces eres muy mala maestra
    —No puedes juzgar al que no conoces
    Él ladeó la cabeza acercándose aún más a Sango, lo que la obligó a inclinarse hacia atrás para evitar que se pegara a su rostro.
    —Con lo poco que he visto aquí, creo que ya sé bastante “nee-san” —dijo sarcásticamente
    —Quiero hablar un momento contigo a solas
    —A la salida de las clases —insinuó hábilmente el albino
    —Ahora —exigió ella
    Él sonrió levemente
    —¿Y a dónde quieres ir, Sango-o-nee-san? —ella no se sorprendió con aquello
    —A la terraza, y mis hermanos se quedan aquí —los miró y ellos asintieron…
     
  5.  
    sessxrin

    sessxrin Fanático

    Virgo
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    Re: Agartha

    hola!!!
    wuao wuao wuao no me esperaba eso
    es de la epoca actual y sess no es humano wuao
    esa cercania de sess y sango a ke se debe eso??
    no entendi la parte del sonrojo de Rin ??
    espero tu conty lube
    y te kedo fantantisco
    sessxrin
     
  6.  
    \Tsuyuka/

    \Tsuyuka/ Entusiasta

    Leo
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    Re: Agartha

    Hola Lube-O-nee-san!!!

    Gracias por dedicarme uno de tus FFs, me hace sentir tan bien, me pone muy feliz... Y debes de saber que cuando solucione unos temas pendientes con mis Fics y unos privados, se vendrá uno para vos.
    He leído ambos capítulos... Son fantásticos, al principio pensé que el profesor era Sesshoumaru, pero me dí cuenta inmediatamante que no, por su modo de actuar.
    A ver si entendí entonces: hay un gupo al que se llama "Escuela" (en la cas donde vive Rin), que encierra a todo sus habitantes, pero no son familiares de sangre. Esa es una duda mía no más.
    Me imagiaba que Sesshy sería el hijo del profesor, si este es Ino-no-Taisho. Era algo de esperarse tambíen porque en tus FFs donde el padre de Inu y Sesshy es profesor/director/etc., de un colegio, los mismos hijos salen como estudiantes... Hablando de salir y medios hermanos, falta que entre Inu. Y si hablamos de Inu, Kag y Ayame (la pelirroja), debe estar Kouga también...
    Y si hablamos de creencias, poder, quinta dimención, supongo que también entrarán Náraku y su séquito, ¿Verdad? Aunque si lo hacen será en un momento no muy esperado con el fin de sorprendernos...
    Me gusta la redacción, como siempre detallada, cherente, muy bien redactada a mi parecer. Como no soy experta -se podría decir que soy un poco inferior a vos- no puedo marcar errores que para otros deben ser evidentes o no.

    Espero que esté haciendo una copia de este trabajo, porque no me gustaría que lo perdieras. Cualquier duda, cosa, complicación, o lo que sea, me avisas que voy a estar para ayudarte, auqneu no podamos hablarnos. Para eso está el e-mail y el celular, jejeje...
    Nos leemos luego, espero conti de "La vida antede de Gregory...", un FF muy bueno también.

    Un besote muy grande y un abrazo acogedor para ti O nee-san.
    Te quiere tu O-nii-chan.

    Atte.
    Tsuyuka, el 5to Dios.
     
  7.  
    Asurama

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    Re: Agartha

    Espero que soluciones proto el problema que te aqueja, tu nee-san te envía su luz.
    Así es, Rin vive dentro de una "escuela" --o rama-- religiosa formativa cristiana. ¿Sabías que eso es muy poco común en japón?
    Ella es, de algún modo "adoptada" por la maestra de la escuela --Kikyou-- al igual que fueron "adoptados" todos los otros.
    Todos tienen el apellido Aino, que es el de Kikyou y el el colegio los conocen como "hermanos Aino" y son sobresalientes, pero todo el mundo conoce cual es la verdad

    En efecto, Inu aparecerá, pero dentro de mucho
    Kouga te dará una semejante sorpresa.

    Surprise!!

    En efecto, Naraku aparecerá, pero te sorprenderás mucho cuando aparezca, yo sé lo que te digo.
    Y "su séquito" no será tan "su séquito", sé que ahora te confundes, pero ya descubrirás cuál es la sorpresa

    Lo de las creencias es adorno, debido a un problema que tuve al chocar con las ideologías de una escuela religiosa, tú ya sabes con qué integrante de qué escuela, quería reflejar la tensión que se siente.

    Pero a lo que tienes que prestar mucha atención es a lo del quinto plano, porque constituirá un eslabón muy importante en el desarrollo de la historia. Y no definiré "poder" todavía, así que estén espectantes...

    Estoy copiando con mucho cuidado para que no se pierda nada
    No te preocupes, el beteo se aprende con mucho esfuerzo y práctica!
    Gracias por tu ayuda, estor preparando "La vida antes de Gregori". El carpatiano de ojos grises pronto regresará!!

    Y no nos olvidemos aún de Ai...

    Aquí, en el Fic "Agartha" conocerán a una nueva doble identidad, creo que se enamorarán de ella...

    Espero que disfruten de mi promoción!
    http://foro.cemzoo.com/albumes/95235-lubecita/9054-inuyasha-dark-series-y-otros/f159232.html

    http://foro.cemzoo.com/albumes/95235-lubecita/9054-inuyasha-dark-series-y-otros/f158189.html

    http://foro.cemzoo.com/albumes/95235-lubecita/9054-inuyasha-dark-series-y-otros/f158188.html
     
  8.  
    fabrianny

    fabrianny Entusiasta

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    Re: Agartha

    hola, ya lei el capi te quedo estupendo, la verdad ahora entiendo un poco mejor las cosas primero porque jamas me quedo con una duda y investigue agartha eso me da una idea un poco mas clara de lo que podremos ver en el fic la verdad no fue nada sencillo existen numerosas teorias pero me encanto la idea del mundo subterraneo y gracias a eso tengo una idea bastante grafica pero claro contigo nunca se sabe asi que nada a esperar la breve explicacion tanvien ha despejado un poco mas mi mente pero igual esperare el proximo capitulo seguire investigando porque me parece una idea fascinante y la verdad me ha gustado mucho la base del fic, sigo sin entender exactamente como es la religion de los chicos y me sorprende la ausencia de algunos personajes pero se que apareceran no logro hacerme la idea de la sorpresa que tendremos con Naraku pero basta con Seshomaru por que su personalirdad ya me engancho mucha suerte mi querida lube y nos vemos en otro post.
    Chau!!!!!!!!!!!
     
  9.  
    mailen

    mailen Entusiasta

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    Re: Agartha

    Hola!

    Acabo de leer los dos capítulos (en realidad uno ayer, y el otro recién ahora) y me dejaste muy enganchada!

    Me pareció muy original el que Rin viva en una especie de escuela cristiana. Sesshou, es ateo o es shintoista? Porque en el primer capítulo pareció no agradarle el hecho de que Rin fuera parte de esa "secta", para nada pareció agradarle.
    Y ese beso? Ese beso permitió que Sesshou la pudiera llevar a esa quinta dimensión? Tengo tantas duduas, pero me encanta tenerlas!
    Así que Sesshou no es humano y ya amó a Rin en otra vida... muy interesante!

    Bueno, me despido y espero los próximos capítulos.

    Si no te dejo post es porque estoy en medio de parciales y tengo que estudiar mucho estas dos semanas. Pero voy a tratar de hacerlo ni bien pueda, o ni bien quiera descansar un rato y leer tu increíble fic.

    Besos

    mailen
     
  10.  
    Asurama

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    Re: Agartha


    Capítulo 3: Forastero

    —¿Quién eres? —preguntó la joven de cabello castaño al fuerte muchacho que le daba la espalda
    —Taishou Sesshoumaru —contestó sentado al borde de la terraza, con la mirada perdida en el horizonte—. Nací aquí hace dieciocho años
    —No estoy preguntándote tu nombre —le aclaró ella—, sé que no eres humano.
    Él soltó un suspiro que se convirtió en risa
    —¿De qué hablas? Por supuesto que lo soy
    —Ja, no me hagas reír, Sesshoumaru. Mis hermanos tienen pocos conocimientos, pero a mí no puedes engañarme —él no hizo nada—. Eres de todo, menos humano.
    —¿Qué te hace pensar eso?
    —Contestas a las llamadas mentales de Rin, le transmites dibujos, no la dejas dormir en la noche. Quién sabe si no la acosas mentalmente durante las clases.
    —Muy lista, Sango, demasiado lista —le dedicó una mirada de soslayo
    —¿De qué dimensión vienes?
    —De esta
    —Eso es mentira
    Él parpadeó
    —Vengo de la Quinta Dimensión —su voz era constante, calma y serena.
    Ella se paralizó, no podía creer que estuviera hablando frente a frente con un ser etéreo, materializado en forma humana.
    —¿De dónde vienes? —preguntó increíblemente interesada en el tema— ¿Atlántida, Lemuria, de alguna llama mística, de otro planeta, otro satélite o galaxia? ¿De otro universo?
    Él rió con ganas.
    —No tienes que ir tan lejos
    —Eso significa…
    —Vengo de la tierra —volteó a verla—. Vengo de Agartha…

    Ambos, Kohaku y Rin entraron a su clase y se concentraron tanto como pudieron, pero no podían dejar de pensar en la aparición de Sesshoumaru, la discusión con Sango y que ella estaba en algún lugar arreglando un problema que no era suyo
    —¿Qué crees que le diría mi hermana a ese sujeto? —le preguntó Kohaku a su amiga, mientras se llevaba una mano a la cabeza, intentando descifrar un problema de Química Orgánica.
    —No, sé, Kohaku, no tengo la más pálida idea
    Rin no sabía la respuesta, lo único que sabía era que en la actitud con Sango no había nada de química… ¿y qué había de ella? Hubiera jurado que él respondió cuando ella pensó “Sesshoumaru”.

    Él se congeló cuando iba a hablar
    —¿Qué te pasa? —le preguntó Sango
    —Nada, no me hagas caso —de repente, se conectó de forma involuntaria con Rin.

    Rin se puso a escribir sin pausa en sus apuntes, sin poder detenerse siquiera a pensar lo que sucedía y a los cinco minutos tenía resueltos los treinta problemas de química con todos sus incisos. Todo el mundo se quedó sorprendido, incluso la misma Rin. Jamás, sin importar qué tan buena alumna fuera, había conseguido tal cosa, de pronto era como si supiera las respuestas desde siempre, ni siquiera tuvo que pensarlas. Su calificación fue de nada más ni nada menos que cien puntos.
    —Felicitaciones, señorita —le dijo el profesor—. Esta situación solamente se dio hace algunos años, con un alumno muy especial.
    Rin y Kohaku se miraron, ambos tenían una extraña sospecha, pero ninguno comprendía cómo Rin podía haber hecho lo mismo que él.
    Cómo si pudieras meterte en mi cerebro y responder las preguntas por mí —pensó Rin para sus adentros.
    Un eco mental de la voz de él llegó a su mente
    —Sí, eso fue lo que hice, Aino
    Ella se sobresaltó, estaba sorprendida y admirada
    —¿Puedes escuchar mis pensamientos? —pensó
    Y tú escuchas los míos, Aino

    —Tus modales son tediosos, odiosos muchas veces, los tratas mal pero, al parecer, no es más que una fachada
    —¿Por qué lo dices?
    —Porque besaste a Rin y ni siquiera sé por qué
    —Eso no es asunto tuyo, Aino Sango
    —Pero sí incumbe a mi hermana ¿Y qué me dices de tu dichoso libro?
    Él frunció el ceño
    —Lárgate —respondió fríamente—, no tengo por qué responderte
    —Dicen que te pones violento cuando quieren quitártelo
    —No tengo por qué decirle nada a alguien como tú
    Ella ladeó la cabeza
    —¿Qué tiene tu libro?
    —Nada que te incumba
    —¿Qué es lo que quieres con Rin? —preguntó ella con suspicacia
    —Ella es como yo, es una parte de mí… no tienes por qué saber nada, nada más
    —¿Qué piensas hacerle?
    —Absorberla dentro de mí —dijo con tranquilidad
    —No te lo permitiré
    —No podrás evitarlo —movió la cabeza lentamente—, te enviarán a la Fuente
    Ella se hizo hacia atrás, sorprendida y asustada
    —¿Realmente vas a matarme?
    Él caminó hacia ella y ella retrocedió asustada, él avanzó más hasta que, finalmente, la hizo a un lado, yendo hacia las escaleras para bajar a su salón de clases.
    —Sólo no te metas en mi camino y nadie guardará recuerdos dolorosos de esto —volteó—. Y, Sango, ni siquiera mi padre sabe lo que soy, aún cuando se da cuenta de que nací siendo muy diferente a las demás personas —podía transmitir, de repente, mucha calma, de repente, terror.
    —Háblame de Agartha
    —Un día, las puertas se abrirán: todos saldrán a la superficie y se encontrarán con los que vivan aquí para darles una mano, los recuerdos olvidados regresarán y los hermanos separados volverán a unirse. Todos estaremos en la Fuente.
    —¿Podrás decir algo más?
    —No tengo nada que decir que tú no sepas, pero tú no digas siquiera lo que sabes de mí —El muchacho se perdió entre la multitud de estudiantes, con el libro en la mano.

    Rin se había quedado pensando en todo lo que le aconteció de un día para el otro, algo llamaba poderosamente su atención en lo que respectaba a este muchacho. Era una atracción fuerte que simplemente no podía evitar o esconder por mucho que quisiera. A ese paso, todos en la casa se darían cuenta de lo que realmente acontecía si era que eso no había sucedido ya. Además ella jamás había tenido ningún tipo de experiencia y, por supuesto, no comprendía lo que le estaba pasando. ¿Por qué, entre tantas niñas que había en el mundo, le había tocado a ella pasar por esas pruebas? ¿Tendría que cargarlas sola? ¿Sus amigos la entenderían? Trabajó sin descanso durante toda la mañana, todo el tiempo en sus complicadas tareas, concentrándose al máximo aunque, de vez en cuando, la presencia casi inexistente hacía aparición en un rincón alejado de su mente y parecía llamarla. Ella no podía discernir si era real o una ilusión de su pensamiento, a veces, todo volvía a dar vueltas en su cabeza a una velocidad vertiginosa.
    Cuando las clases se acabaron, fue hasta la biblioteca de la escuela y se sentó en un lugar alejado para completar un ensayo que le habían pedido. De pronto, levantó la vista. A unas mesas de distancia, él se encontraba sentado, concentrado en un grueso libro de apuntes de sexto año, con complicados temas que ella seguramente no comprendería, completaba sin problemas todo lo que allí decía y, por su expresión, sólo desconocía algunos temas. Bajo su mano izquierda, se encontraba el dichoso libro.
    Su vista fue directamente al libro que él parecía no querer soltar. Siguió sus movimientos a la distancia y se encontró atrapada en su belleza inusual, llevaba la mano con el lápiz a la sien cuando algo le interesaba, mordía la punta cuando no comprendía algo, golpeaba la mesa con la yema de los dedos mientras resolvía las preguntas, era curioso. Ella intentaba no fijar la vista en él, intentando concentrarse en el pequeño apunte que no se parecía en nada a lo que el muchacho estaba completando, sin embargo, la vista se le desviaba de vez en cuando en contra de su propia voluntad. Su presencia la atraía, la exasperaba y la ponía sumamente nerviosa, era una mezcla de sensaciones donde el aire se volvía a ratos denso y, a ratos, limpio. Tenía la sensación de que dos fuertes rayos de electricidad chocaban entre sí en duelo mientras se encontraban.
    Él levantó la vista de repente, sin darle tiempo a reaccionar. Sesshoumaru se encontró con la insidiosa mirada de Rin
    —¿Qué te pasa, Ai no? —dijo secamente
    Ella bajó la vista intentando fingir indiferencia, distracción.
    —¿Tienes algún problema? —insistió él
    Ella levantó la vista sorprendida. El muchacho seguía escribiendo en su apunte. Incapaz de soportar un momento más, se puso de pie y caminó rápidamente hacia la mesa de Sesshoumaru, pero cuando iba a poner una mano sobre el libro, él lo tomó velozmente y lo apoyó sobre una pierna, lejos del alcance de Rin, con la otra mano, sujetó la atrevida mano de Rin y la miró fijamente en silencio.
    —¿Qué quieres, Ai no?
    Ella se quedó muda, no podía soportar la penetrante mirada dirigida a su rostro
    —¿Acaso ya olvidaste lo que pasó ayer? —golpeó el suelo con la punta del pie— ¿Aquí debajo de la tierra? —ella no podía creer lo que él le decía. Estaba afirmando que su experiencia esa madrugada fue real, que estuvieron bajo el suelo. Desesperada, quiso liberarse, pero él no la soltó.
    ¿Sueño o realidad? Su mundo estaba cambiando. Ella se liberó como pudo y se hizo hacia atrás
    —¿Qué me estás diciendo? —preguntó confundida
    Él le puso la lapicera debajo del mentón y la obligó a inclinarse hacia delante, hacia él
    —Separemos los sueños —la acercó más aún— de la realidad.
    Rin estaba temblando con fuerza, completamente paralizada. Se arrepintió de haber ido impulsivamente hasta él. El muchacho tenía una fuerza que iba más allá de la fortaleza física.
    —Cuando tienes un sueño y luego despiertas, te das cuenta de que no era real —mientras hablaba en tono sereno, no le permitía moverse—, pero en estas ocasiones es cuando te das cuenta de que las cosas no son tan irreales como parecían.
    —¿Estás diciéndome que fue real? —Preguntó la muchachita— ¿Quién eres? ¿Qué quieres? ¿Qué es lo que pasó?
    —¿Eso es todo lo que quieres, Ai no? ¿Respuestas?
    Los ojos de ella brillaban de temor, no podía contestar.
    —Ven a mi casa
    El corazón le dio un vuelco ¿Qué le había dicho? ¿Para qué la quería en su casa?
    —¿Tu… casa?
    —¿Crees que pienso hacerte algo, Ai no? —Torció la boca—. Creo que no
    —Déjame —le dijo de forma despectiva. Él la soltó y ella corrió como jamás había corrido, tan lejos del recinto como podía, pero había olvidado sus cosas. Él cerró el libro de apuntes, fue hasta la mesa de Rin y tomó su mochila olvidada para llevársela consigo. Sonrió, sin quererlo, había asustado a Rin.

    A unas calles de la escuela, cuando el susto y la sorpresa habían pasado, Rin se dio cuenta de que no llevaba consigo su mochila. Había dejado todo en su desesperación por huir y recordó una frasecita famosa que exhortaba “déjenlo todo y síganme”, lo mismo que “huyan dejando todo, sin mirar hacia atrás”.
    —En qué cosas pienso —se regañó a sí misma. Le aterraba la idea de regresar y encontrarse con él. Eso sucedería tarde o temprano, de algún modo lo sabía. Sabía además, que si pensaba en su nombre, él respondería inmediatamente a la llamada mental, no quería conectar con él, no aún.
    Respirando profundamente, se armó de valor para regresar pero, al entrar en la biblioteca, la halló vacía y no encontró sus cosas. Fue entonces hasta la secretaría y preguntó si alguien había dejado, de casualidad, sus cosas allí.
    La secretaria le extendió la mochila con todas las cosas adentro. Ella revisó y no faltaba ni un lápiz.
    —Un muchacho de tercer año de preparatoria trajo tus cosas —a ella se le encogió el estómago ¡y se esforzaba en parecer un maldito!
    Llegó tarde a casa y recibió algunos reclamos. Sin dar mucha importancia al asunto, comió y fue a ordenar su cuarto, como había prometido, pero se encontró con la agradable sorpresa de que Sango lo había ordenado todo por ella. En un lugar del escritorio, estaban muy bien ordenados los dibujos que había hecho en la madrugada a causa de la curiosa experiencia que había tenido. Junto a las hojas, un sobre decía “Para Rin”. Ella dejó sus cosas y fue a abrir el sobre. Dentro había una pequeña nota, realmente muy breve:

    “Hablé con ese muchacho, Sesshoumaru.
    No es lo que parece, ten mucho cuidado con él”

    Rin no entendió el mensaje, así que lo guardó dentro del sobre y lo acomodó en algún lugar con la idea de hablarle a Sango en la primera oportunidad. Levantó su mochila y cuando comenzó a sacar sus cosas, de su cuaderno cayó un sobre
    —¿Otro? —se preguntó extrañada y se inclinó para levantarlo
    De un lado, el sobre decía “Aino Rin”, pero del otro lado decía “watashi no Ai”. Ella se cubrió la cara con una mano, algunas cosas le resultaban tontas y puramente ilógicas. Para hallar calma, recurrió a las enseñanzas de su maestra. Tomó aire y se concentró en las letras del sobre.
    —No… intentes… usar… la lógica… —se repetía a sí misma—. La lógica… humana… no… sirve.
    Lentamente, abrió el sobre y extrajo el pequeño papel del interior.
    Comparada con la esquela de Sango, este era un telegrama: tenía un número y una dirección y debajo decía: “Pregunta por Shiroihaku”.
    Ella se extrañó por eso. Sacó el mensaje de Sango y comparó ambos, uno tentaba a llamar o visitar a alguien desconocido, el otro exhortaba a no hacer nada, en lo posible. El instinto de conservación la instaba a no dejarse llevar por el impulso y la curiosidad; la necesidad adolescente de desobedecer a sus mayores, instaba a ignorar a Sango. De inmediato, recordó lo que había pasado en la cafetería y luego en la biblioteca, así que pensó que lo mejor era no hacer nada… por el momento…
    ¿Por qué seguía sintiéndose atraída por el extraño? ¿Y por qué no parecía tan extraño ahora?
    Confundida, decidió centrarse en otra cosa, así que sacó sus apuntes y comenzó a leerlos. Tuvo que leer la misma línea tres veces, le costaba entender y concentrarse. Todo eso era por su culpa. Suspiró con fastidio
    —…Sesshoumaru.
    De inmediato, tuvo una sensación de claridad y comenzó a leer. De pronto, todo era claro, clarísimo como el agua, leía rápido, con fluidez, sin que sus ojos se cansaran, comprendiendo y asimilando todo a una velocidad extraordinaria, entendía todo, aprehendía fácilmente. Sabía. Cuando tomó conciencia de lo que ocurría, había avanzado en todo un capítulo, todo era claro, lógico y muy sencillo, al mismo tiempo que complejo. Una paradoja. Asustada, cerró el libro y se quedó en silencio. El papel decía “pregunta por Shiroihaku”. ¿Alguien en esa dirección podría explicarle lo que sucedía? Había oído de la conexión mental y hasta a veces la había experimentado con facilidad, como si el mundo se sincronizara con total naturalidad, pero jamás había oído que alguien adquiriera esas habilidades, ni siquiera por invocar una palabra… o un nombre.
    “Pregunta por Shiroihaku”, decía el papel.
    Finalmente, al terminar sus tareas, dejó todo y bajó para cenar.
    —¿Te sientes bien, Rin? —preguntó Kagome, al verla—. Has estado muy callada
    —Estoy bien —dijo con una sonrisa, intentando no mostrar su confusión
    —¿Alguien volvió a molestarte? —preguntó Kikyou amablemente
    —No —dijo ella—, para nada.
    Sango guardaba silencio, no podía ni quería decir lo que había escuchado. Cualquiera de ellos entendería a la perfección lo que sucedía, pero quizás ninguno comprendería lo que le estaba pasando a Rin, ni siquiera ella misma lo comprendía.
    —Está bien —dijo Kikyou—, puedo ver con claridad lo que está pasando aquí, Sango, di lo que sabes —la pobre chica se atragantó—. Rin, dinos qué clase de transición estás atravesando —Rin no sabía en dónde esconderse.
    —Lo lamento —se excusó Sango—, pero tengo votos de silencio condicionado —Kikyou respetó eso, pero siguió mirando a Rin.
    —Yo… —la muchachita no sabía cómo explicarse—, tuve una experiencia extracorpórea, visiones y momentos de extrema lucidez en las últimas horas.
    —¿Desde cuándo fue eso? —preguntó Miroku, extrañado. Una muchacha de tan corta edad no podía tener así como así, cierto tipo de experiencia porque no tenía la madurez suficiente como para afrontarla ¿o sí?
    Sango le hacía señas de que no lo dijera, mientras intentaba que los demás no la descubrieran.
    Rin supo instintivamente que le estaba diciendo que no hablara del muchacho ni de nada de lo ocurrido, tenía que excusarse… pensó en qué decirle a su nee-san Kikyou.
     
  11.  
    AkoNomura

    AkoNomura Guest

    Re: Agartha

    hola!

    me has dejado con la boca abierta en este fic... tiene tanto misterio!! *O* los ojos de Ako brillan con entusiasmo por que a ella le encantan los misterios

    bueno, no lo había leído antes por que, pues.... no lo había visto jejeje que torpe soy

    quiero saber sobre el libro de Sesshoumaru... además de su conección con Rin, lo del quinto plano, agartha, la religión de kikyou y los demás, etc... ¡son muchas cosas! se me hace que sera otro fanfic condenadamente largo en donde nuevamente nos tendras a todos esperando por un capitulo nuevo ¡escribes recontrasuperhipermegarequete bien! ¡sigue asi!

    espero el proximo capitulo! nos leemos!

    ETO TI!
     
  12.  
    mailen

    mailen Entusiasta

    Géminis
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    Re: Agartha

    Me dejas cada vez con más dudas!! Quiero saber qué es esa quinta dimensión y Agartha! Encima me marée más cuando Sesshoumaru dijo que él era de la tierra y después dijo de Agartha... no me quedó muy claro. Quizás es que viene de la tierra de Agartha o quizás no. En fin, seguro que me enteraré en los próximos capítulos.

    Otra cosa, qué es eso que Sesshoumaru quiere absorberla dentro de él? Cómo que Rin es una parte de él... acaso los dos son una persona? Ahh.. me vuelvo locaa! Pero creo que eso es lo que hace que me encante este fic!

    Espero la continuación!

    besos,

    mailen
     
  13.  
    sessxrin

    sessxrin Fanático

    Virgo
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    Re: Agartha

    hola!!!!
    perdon por demorarme!!!!!
    hayyy me marie, tengo dolor de cabeza, ajajaa como asi? sesshoumaru es de agartha pero su papá no? él y rin son unos solo, la va a matar!!!! jajajaj ojala ke no son los personajes principales jajajaajj
    me puedes responder una preguntica
    ¿cuantos años tiene sess, y rin cuantos años tiene?
    ya se ke la edad de rin la dicen mas arriba pero esd ke no me acuerdo
    ¿esto es un romance o ke es, no lo es, amistad? me respondes
    wuaoo esta va hacer como dijo ako otra larguisima historia o no ce como tu lo prefieras tu eres la autora jajaj
    escribes genial!!!!!jajajajajme gusta demasiado ojala algun dia escriba igual ke tu (dentro de mil años ) ke bajo autoestima tengo jajajaja
    nos leemos jajajaajaj

    PD:me gusta mucho este ff no lo dejes ke yo lo estare leyendo y wuaooo parace ke llevas la esritura en las venas!!!jaja
     
  14.  
    Asurama

    Asurama Usuario popular

    Cáncer
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    Re: Agartha

    Llevo el arte en las venas, no sólo la escritura...
    Rin tiene trece años
    Sesshoumaru tiene dieciocho, al principio lo digo claro.
    sobre lo de Agartha, ya descubrirán de qué se trata la complicación...
    Pronto regreso!
     
  15.  
    Asurama

    Asurama Usuario popular

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    Re: Agartha

    Capítulo 4: La excusa
    —¿Y bien? —preguntó Kikyou
    —No puedo saberlo con exactitud, nee-san
    —En las últimas cuarenta y ocho horas ¿ocurrió algo que te conmocionara?
    Rin pensó en el beso y su corazón se llenó de una inesperada calidez.

    “Es todo lo que espero de la vida, Ai no”
    —No —mintió
    Kikyou y Miroku se miraron, una parte de ella parecía sincera, pero otra parte tenía dudas
    —Puedes confiar en nosotros —la alentó Miroku
    —Lo sé —contestó hábilmente la chica
    —¿Y ahora qué hago? —pensaba mientras buscaba una salida por donde fuera—, todo esto es culpa de este tonto
    De pronto, una presencia conocida hizo el intento de instalarse en su mente, pero ella se resistió tanto como pudo para no aceptar el contacto mental. No lo harás esta vez.
    Molesto con ella y consciente de que no la dejaría entrar, forzó la barrera de su mente y entró en ella en contra de su voluntad.
    De pronto, Rin sintió cómo las palabras adecuadas caían en su boca.
    —Hubo luna nueva anoche, quizás las oraciones hicieron buen efecto en mí —su excusa era lógica, sincera y completamente creíble—. Desde la otra noche me he sentido inesperadamente bien ¡Debe ser el ambiente!
    Ellos asintieron contentos y la tranquilidad regresó a la chica. Sólo después de eso “el intruso” abandonó su mente. Instintivamente, algo le decía que era él, que de algún modo había conectado con ella, mas no supo cuándo, cómo ni por qué.
    La cena terminó tranquila, luego, ella subió a su cuarto apagó las luces y se sentó en el futón. Una voz interior propia le decía que lo que le aconteció la noche anterior podía volver a ocurrirle y quería tener alertas todos sus sentidos antes de comprobarlo. Las horas pasaron serenas y nada ocurrió hasta que, de repente, por la ventana entró una brisa que se convirtió en niebla densa, luego en luz y, finalmente, se fue materializando poco a poco frente a sus ojos hasta tomar la apariencia de un hombre alto de ojos claros y cabello blanco
    Ella se quedó sorprendida
    Hola —saludó telepáticamente su interlocutor
    —Hola —contestó ella intrigada y poderosamente atraída por la luz de este extraño ser. Él extendió ambas manos hacia delante y ella extendió sus propias manos hasta que estuvieron en contacto. Ese era un saludo, según le habían contado Sango y los demás. Incluso sus manos desprendían luz.
    Vamos —dijo mirándola a los ojos.
    Ella volteó y vio la pintura que colgaba de la pared, como siempre. Los hermosos y armónicos dibujos concéntricos fueron tomando volumen hasta que sintió como si estuviera dentro de la pintura. Luego, todo a su alrededor comenzó a volverse etéreo hasta que, de repente, se encontró parada en medio de la cueva cristalizada de la vez anterior.
    Esa persona caminó en silencio junto a ella, guiándola hasta un cruce de caminos, mejor dicho, un cruce de cuevas. Es que en esa esquina, alguien conocido estaba esperándola. El que la había acompañado, se convirtió en luz con la misma habilidad con la que se había materializado y se fue. Allí estaban solos, frente a frente, Sesshoumaru y ella.
    Rin indicó en la dirección en la que se había ido el ser de luz
    —¿Quién era?
    Él se encogió de hombros
    —Supongo que un intraterrestre, es decir, salió de la Tierra ¿No?
    Ella se rió, luego extendió las manos hacia delante, como había hecho su acompañante de viaje
    —¿Qué es esto? —preguntó inocentemente
    Él respondió extendiendo las manos hacia ella, posando sus palmas en las de ella y eso provocó una corriente eléctrica entre ambos, algo que los desconcertaba
    —Es el saludo de todos los de por aquí —y también acercó su rostro al de ella, la sensación fue sublime y, de pronto, ella no le temía—, y también de los hermanos que vienen de otros mundos.
    Ella sabía que eso existía. Lo que estaba en la Tierra, dentro de la Tierra, sobre la Tierra y también fuera de ella. A diferencia de lo que muchos creían, el universo era uno solo entre millones y millones de universos, y todo el espacio estaba plagado de seres de todos los tipos, razas y dimensiones en diferentes etapas de evolución. Pero eso no importaba, de repente, él le transmitía tanta claridad que sentía que podía comprenderlo y aceptarlo todo. Una luz extraña, etérea y sagrada rodeaba a ambos. Era una sensación más que sublime. Hubiera deseado estar para siempre en esa posición, sin soltar nunca sus manos, entonces comprendió que esas hostilidades fingidas eran puras mentiras, que las discusiones y sus miedos eran innecesarios y que alguna parte elemental de ella moraba dentro de él. De repente, sentía que debían estar juntos, simplemente lo sabía y lo aceptaba.
    —¿Todo aquí es tan fácil de aceptar? —de repente, le dedicaba una mirada que ni siquiera ella misma comprendía y hablaba en murmullo, como si sus corazones estuvieran tan cercanos que podían escucharse
    —Ellos también se están perfeccionando, tienen sus propios obstáculos que deben superar, están en otras etapas, ellos no son perfectos, son perfectibles.
    —Pensé que no creías —le dijo ella, aún en tono bajo y calmo. La paz reinaba en ese lugar
    —Creer de modo diferente, no significa “no creer”, Rin
    —Wow… —murmuró ella
    —¿Qué es?
    —Es la primera vez que me llamas Rin
    Él sonrió levemente
    —Qué suerte —dijo en el mismo tono bajo y le soltó las manos.
    —¿Entonces, por qué estabas actuando así?
    —Los estaba probando
    —¿Probando qué? —no entendía
    —Probando si merecían pisar este lugar, muy poca gente ha venido
    —Tú entre ellos
    Él asintió, lo estaba confirmando
    —¿Cómo? ¿Por qué?
    Él acercó su rostro al de ella
    —Es un secreto, y lo mejor es que se mantenga como secreto
    Ella parpadeó extrañada
    —Soy mala guardando secretos
    —Todo se perfecciona con práctica —sonrió levemente—. Creí que estabas entre los Perfectos
    Ella lo empujó suavemente
    —Ya no me digas así
    —Y tú deja de empujarme.

    Ella, entre confundida y extrañada, lo siguió un paso atrás, caminando por las amplias cuevas. Escuchaba el eco de sus propios pasos y el constante gotear del agua que seguramente provenía de otras cuevas. Notó que los movimientos de su acompañante no causaban ruido alguno, ni sus pasos, ni el roce de su ropa, ni siquiera su respiración. Él se movía como un fantasma a través de los magníficos túneles. Su imagen y la de Sesshoumaru se reflejaban en las paredes de cristal de las cuevas y les devolvían curiosas escenas, como si pasaran de un paisaje a otro. No eran espejos comunes, estos cristales parecían espejos del otro mundo. Brillaban como el oro y relucían como los diamantes. Mientras más se adentraban en aquellas extrañas cuevas, más cosas veía. Había vida extraña allí: unas flores blancas relucientes, de alguna especie subterránea que ella desconocía. El mismísimo olor de sus pétalos era dulce y etéreo y el piso de las cuevas estaba cubierto por una fina y brillante capa de niebla que la hacía imaginar que estaban caminando en las nubes. Eso no era todo. Ella esperaba que, a medida que se adentraran, los intrincados caminos se volvieran estrechos, peligrosos y oscuros, pero, por el contrario, a cada paso, las cuevas se ensanchaban más, se hacían más amplias y más luminosas, conectándose unas con otras, como un enorme laberinto con muchísimas puertas. El cristal de las paredes lo iluminaba todo y, de pronto, tuvo la sensación de que esas no eran precisamente cuevas “naturales”.
    Él sonrió levemente
    —En efecto, estas cuevas no son formaciones naturales
    Ella lo miró extrañada ¿Significaba eso que alguien las había construido?
    —Exacto, Rin
    —Pero ¿Quiénes?
    Él se llevó el dedo a la boca, indicándole que guardara silencio.
    De pronto, la cueva silenciosa no era tan silenciosa. No veía nada, pero podía jurar que escuchaba vehículos yendo y viniendo
    —Ellos —dijo él.
    —¿Quiénes son “ellos”? —ella había escuchado hablar de la gente que vivía dentro de la Tierra, pero ¿hasta qué punto podría eso llegar a ser cierto?
    —Los habitantes de la Tierra —dio un paso hacia ella—. Escuchaste la verdad, pero por unos segundos has intentado negarte a creerla
    —Una persona cuerda no pensaría en confirmar semejante cosa, por muy cierto que sea —opinó ella
    —Eso lo haría una persona loca, loca como los de “arriba”
    —Te mostrabas escéptico
    —Decir estas cosas libremente, como ustedes los “Perfectos” hacen, es peligroso
    —¿Sólo fingías? —preguntó ella con extrañeza
    —¿Esperabas que permitiera que la gente me tildara de loco?
    Ella lo analizó: él aceptaba la existencia de ese lugar con su gente, lo estaba confirmando y hasta se lo mostraba, pero fuera se mostraba extremadamente frío y cruel, completamente escéptico. Él ocultaba segundas intenciones.
    —¿Qué conexión tienes con este lugar?
    —Más de la que crees, jovencita
    Ella miró a su alrededor
    —¿Sabes cómo construyeron estas cuevas?
    —A partir de mapas extremadamente precisos, a diferentes niveles, con diferentes longitudes, con entradas y salidas múltiples. Se utilizaron herramientas muy sofisticadas de excavación
    —Me tomas el pelo. Si lo que mis hermanas mayores me contaron fuera verdad, esto se construyó hace milenios
    —En efecto, se construyó hace millones de años —tenía una sonrisa claramente sardónica—. Se utilizó energía termonuclear y herramientas con láser. El cristal que rodea a las cuevas y a todas las ciudades es extremadamente resistente, como los blindados de hoy en día; se hicieron alterando la estructura molecular de los elementos sacados de la propia tierra: resiste al movimiento de placas tectónicas, incluso podría resistir un derrumbe o una inundación. Es más, la posición de los túneles fue pensada para eso.
    —Una ciudad que resiste al paso del tiempo
    —Exacto —confirmó él.
    —Si hace milenios existió tal avance ¿Qué pasó con toda esa tecnología? ¿Y con la gente que la utilizaba?
    Más que un sarcasmo, Rin lo preguntaba por curiosidad
    —Se ocultó todo. En estas ciudades aún se usa mucha de esa tecnología, quizás aún más. La gente se ocultó o huyó, pero pronto nos reencontraremos con ellos y todo retomará el curso.
    —Parece la leyenda de El Dorado
    Él asintió
    —La vi en Internet. En efecto, la leyenda se refiere a gente que conoció Agartha y habló de ella.
    ¿Así que ese era el nombre de tan extraño lugar? Ella había oído poco, casi nada acerca de Agartha y la tenía por leyenda.
    —Pero esa leyenda se cuenta del otro lado del mundo —dijo refiriéndose a El Dorado
    —Agartha es un continente sin frontera que abarca toda la extensión de la Tierra —se aclaró la garganta—, pero por dentro, claro.
    —¿Eso significa que estamos de cabeza? —preguntó Rin con esa inocencia tan característica en ella
    Se rieron a carcajadas y el eco se oyó en toda la cueva. Los ojos de Sesshoumaru brillaban
    —Para ser tan diferentes ¿No crees conveniente que estemos de cabeza al mundo?
    Rieron un poco más…

    Rin encendió la luz, pero cubrió la lámpara con una carpeta, para que el reflejo no se viera por debajo de la puerta, hizo su cama con rapidez y, sin hacer ruido, fue hasta la cajonera, la abrió y sacó todo lo que tenía.
    En un lugar, puso una pequeña caja, donde separó y acomodó monedas y billetes de acuerdo a su valor. Contó que tenía una buena cantidad de dinero como para irse de casa un par de días y lo colocó todo, de modo ordenado, en una billetera que guardó en el bolsillo de su falda del uniforme escolar.
    Luego, sacó su diario donde tenía dos apartados. En uno, escribía sus cosas personales, en otro, escribía las oraciones y rezos que le enseñaban y las buenas obras que había hecho. Fabricó un tercer apartado y le puso “En la Tierra”, aunque claramente, sus adverbios se referían a “bajo Tierra”, es decir, Agartha. Allí pensaba escribir todo lo que pudiera aprender de ese lugar tan extraño que Sesshoumaru le había enseñado, estaba dispuesta a hacer una investigación profunda, pues el lugar la había atrapado.
    Sentada en el suelo, con la piernas entrecruzadas y el diario en su regazo, escribió todos los sueños y experiencias que había tenido desde que conoció al muchacho, detallando todas sus sensaciones y emociones, todos los cambios que había experimentado. Y es que eran cambios muy bruscos.
    De pronto, fue como si una luz iluminara los miles de pensamientos que se agolpaban en su mente, luchando por salir. Fue hasta la mesa y vio los extraños dibujos que había hecho, todos ordenados por Sango esa tarde. Todos esos dibujos, de algún modo, tenían algún significado que ella aún desconocía, quizás se referían a las cuevas o a lo que había en ellas ¿Sería algún tipo de mapa que le dictaron telepáticamente? Ante la duda, ordenó los dibujos por orden de creación y los colocó dentro de una carpeta que guardó oculta entre sus útiles escolares. También guardó el diario.
    Fue hasta un armario y se puso un buen abrigo sobre el uniforme. Apagó la luz, entreabrió la puerta y bajó las escaleras en silencio, mientras se dirigía al vestíbulo para buscar su calzado, pero, en eso, vio a alguien parado en la entrada.
    —¿Vas a algún lado, Rin? —Preguntó, y ella retrocedió asustada.

    Preparó un té tibio y se lo sirvió en una taza amarilla que tenía el dibujo de un gato, sentándose a su lado con su propia taza
    —¿Qué pensabas hacer?
    —Sólo iba a buscar un café
    —¿Por qué motivo?
    —Necesitaba hacer una corta visita a Internet
    —Espero que no te moleste si te pregunto la razón, no creo que sea agradable para nosotros si es que pensabas hacerlo de noche y a escondidas, cuando es tan peligroso.
    Ella guardó silencio y bajó la vista
    —Nos lo quisiste ocultar ¿Tiene que ver con ese muchacho de la preparatoria, entonces?
    —No precisamente
    —¿Entonces de qué se trata?
    Ella volvió a bajar la vista
    —Es sobre un lugar bajo la Tierra —él prestó atención—, quería saber algo sobre un lugar llamado Agartha
    —¿Qué sabes de Agartha? —preguntó él. A Rin se le figuró el modo defensivo de responder de Sesshoumaru cuando le preguntaban por el “libro secreto”
    —Casi nada —lo miró a los ojos— ¿Tú sabes algo, onii-san?
    Él bebió un sorbo de té
    —Algo sé, pero no mucho. Es información para alumnos de segundo nivel que están pasando a tercero
    —¿Eso significa que no me responderás?
    —Significa que te responderé cuando estés preparada para oírlo
    —Estoy preparada
    —Intentando escaparte y mentirnos, no lo considero una buena señal —tomó otro sorbo—. Digo que nos demos un tiempo y luego te responderé
    —Nos ocultan muchas cosas, Miroku
    —Sólo decimos las cosas a su debido tiempo —le sonrió—. Tú quieres saber demasiadas cosas al mismo tiempo, pero no es así. Si tomas un libro y comienzas a leer el final, de seguro no entenderás la trama completa, no comprenderás de qué iba el libro, te ha faltado el inicio. Es lo mismo. Cuando uno está listo para aprender, el maestro aparece. Tómate tu tiempo
    —Podríamos pelearnos por esto
    —Paciencia, pequeña ansiosa —le acarició la cabeza— y ahora vuelve a la cama, tienes que ir a clases temprano. No querrás que Kikyou se enoje con nosotros
    —Primero prométeme que no le dirás nada de esta conversación a nadie
    —Lo haré si subes de inmediato a tu cuarto
    Ella asintió y subió corriendo. Dejó la mochila armada y se acostó, esperando no volver a soñar con la extraña Agartha.
    ___________________________________________________________________________________
    Caminó por una polvorienta y ensanchada calle de tierra donde, de vez en cuando, se veía un montículo de piedras que rodeaba alguna elegante plantita en medio del camino. A su alrededor caminaba la gente. Todos estaban vestidos de un modo… anticuado. Todos vestían kimonos, haori o ropa parecida, los colores eran oscuros: marrón, azul, verde o púrpura. Hasta donde se extendía la vista, había casas de diseño antiguo y campos de cultivo de todas las clases. La apariencia era silvestre, de pronto, sintió como si hubiera regresado en el tiempo, a algún lugar elemental y perdido de su país natal.
    Había personas yendo y viniendo, mujeres en las casas, mujeres junto al río, hombres trabajando en los campos de cultivo, gente reunida. Quería hablar con ellos y preguntarles qué sucedía, pero nadie le respondía ni volteaba a verla, como si fuera invisible para ellos. Se sentía sola y perdida. Se miró a sí misma y se halló envuelta en un sencillo kimono de lino.
    Mientras se asombraba de la rareza de la situación, repentinamente un hombre diferente apareció. En realidad, se trataba de un muchacho no mucho mayor que ella. Estaba vestido de una forma distinguida, con hakama y haori completamente negros, sobre los que relucía una armadura también negra. Se acercó tranquilamente a un hombre, él volteó a verlo y el muchacho lo empujó, haciéndolo caer al suelo.
    —Oye —se quejó Rin, e intentó correr hasta el anciano, pero el muchacho desenfundó una afilada katana y la clavó en el corazón de aquél hombre, sin inmutarse.
    Detrás del joven, llegaron otros dos de la misma edad, también vestidos de negro y con armaduras negras y fueron corriendo detrás de unos hombres que hablaban y los pasaron a filo de espada antes de que ellos reaccionaran. Un grupo de gente comenzó a gritar por lo ocurrido. Rin, horrorizada, quería ir a socorrer a esas personas, pero su instinto la empujaba a huir. Antes de que pudiera tomar la decisión, desde una colina contigua, apareció un escuadrón armado de soldados vestidos de la misma manera. Detrás de ellos, venía un ejército montado a caballo, con banderas rojas y vestidos también de negro ¡Eran samuráis!
    Bajaron rápidamente hasta llegar al poblado, con las armas desenfundadas. Pasaron a filo de espada a quien estuviera en su camino, atropellaban y destruían las casas y les prendían fuego.
    Irrumpían en las casas y les quitaban todas las pertenencias y, al que se negara a jurar lealtad e irse como prisionero, era asesinado.
    Todo el mundo corría alarmado, incluso ella. Eran una plaga, debían ser como trescientos hombres. Entró y se escondió en una casa, pero un soldado la siguió, la golpeó y la arrojó contra una pared. Ella se puso a llorar. De inmediato, él le quitó las ropas y le robó una bolsita con dinero que llevaba entre ellas, entonces le dio la espalda y corrió fuera.
    Ella se levantó como pudo y se dio cuenta de que aún guardaba dinero. Si el soldado se daba cuenta, de seguro regresaría y la mataría, así que corrió tras él, hasta llegar al caballo del jefe. Sin saber qué hacer, le mostró el dinero y muerta de miedo, se puso de rodillas y luego lo reverenció. Ella, como muchas otras personas, lloraba del miedo.
    —Por favor, por favor no me hagan nada —rogaba entre sollozos y gritos, pues uno de los soldados la llevó a las rastras a los pies del capitán.
    Ella levantó la vista y se atrevió a mirar el rostro del capitán. Realmente se veía cruel. El hombre dio una orden y llamó a un general de medio rango, bajo su mando.
    Escuchó cómo, en un débil susurro, el muchacho le decía “chichi-ue” mientras se quitaba el casco. Ella lo miró.
    ¡Era idéntico a Sesshoumaru!
    El joven príncipe la miraba de un modo frío. En tres pasos estuvo a su lado y llevó las manos a la cadera, desenfundando una espada roja como la sangre, justo sobre su cuello…
    __________________________________________________________________________________
    Se despertó sudando, con el rostro frío y empapado en lágrimas, sentada de modo brusco, abrazándose a sí misma en la oscuridad de las primeras horas que precedían al alba. No había dormido siquiera unos minutos, pero jamás antes había tenido una experiencia tan vívida y aterradora como aquella pesadilla, una que parecía haber durado mucho.
    El terror se apoderaba de su corazón y no encontraba ningún pensamiento que la tranquilizara.
    La imagen de Sesshoumaru blandiendo una espada hacia ella fue fuerte, casi sintió que moría. Es más, en el sueño, estaba segura de que estaba muriendo.
    Algo que le presionaba el pecho le impedía pensar que sólo era una estupidez cualquiera.
    Incapaz de tranquilizarse, encendió la luz nuevamente, sacó unos papeles y dibujó su sueño. Él estaba en su sueño, pero no del modo en que hubiera esperado. En el sueño, tenía la frialdad de un demonio. No por nada algunas leyendas se referían a los líderes políticos como “youkai”, comparados con esos terribles fantasmas. Ese era un príncipe asesino, como muchos en muchas de las leyendas contadas en la historia. No era la primera mi la última que oiría, pero era la más aterradora, la había visto con sus propios ojos.
    El dibujo también era muy real. De pronto, Sango irrumpió abriendo la puerta
    —¿Te encuentras bien? —preguntó angustiada—. Te escuché llorar
    —Estoy bien —contestó intentando cubrir con las manos el dibujo
    —¿Qué tienes ahí?
    Ella negó con la cabeza
    —Nada
    Sango, sin creerle, entró en el cuarto, fue hasta el escritorio, le levantó el brazo y se asustó al ver el dibujo. Quizás era en extremo sádico, se le erizó la piel
    —¿Y este dibujo?
    Ella bajó la vista sin estar demasiado segura sobre lo que iba a decir o qué excu8sa o mentira podría presentar. Sí, en estos días se había estado valiendo de excusas para salvarse de la realidad apremiante que constituía la insidiosa presencia de Sesshoumaru. Para colmo, no podía fingir que tomaba un borrador gigante para borrarlo del mapa, él estaba haciéndole algo extraño en su vida y sus hermanos no podían defenderla
    —Responde qué es esto
    —Sólo es un dibujo
    —¿Estuviste soñando esto?
    Ella bajó la vista
    —¿Quieres hablarlo?
    —No. Fue espantoso y demasiado real
    —Lo imagino
    —¿Qué es lo que sabes, onee-san?
    —¿De qué hablas? —Sango intentó parecer ingenua
    —¿Qué hablaste con Sesshoumaru ayer en la terraza de la escuela?
    —Nada importante
    —Estabas muy nerviosa
    —Me temo que no podrías comprenderlo
    —¿Por qué todos dicen que no podré comprender? —se puso de pie—. Claro que no podré comprender si siguen ocultándome cosas
    —Sólo me parece que debes tener cuidado con este muchacho
    —Pero por qué
    —Porque parece tener segundas intenciones
    Maldición, eso ella ya lo sabía
    —¿Qué intenciones?
    —No estoy muy segura —mintió Sango—, no habló claro
    Rin volvió a sentarse en silencio
    —¿Qué soñaste? —volvió a preguntarle la joven
    Rin levantó la vista en silencio. Ya qué, no tenía más remedio que decirle todo. Tomó aire y pensó. Sango tenía la capacidad de ver sus confusas emociones, estaba segura, mentirle no serviría de nada…

    Estaba tranquilamente sentado en el mismo rincón, leyendo en la página cuarenta y nueve. Desde la mañana, una conocida suya le había pedido ayuda para mantenerse en calma, al menos eso traducía su mente, una mente bastante confusa.
    El libro estaba hablando de las confusiones: las personas estaban confundidas cuando tenían más de una elección por la que optar y no estaban seguras de cuál convenía más, cuando no comprendían algo o cuando algo las asustaba. Él sentía confusión en ocasiones. No sentía miedo, lástima o vergüenza, quizás por eso se confundía cada vez menos.
    Una fuerte bofetada lo sacó de su estado de meditación. Una chica decidida y de emociones alteradas, muy nerviosa, asustada, confundida y extremadamente enojada le arrojó en la cara un papel con un dibujo.
    —Explícame qué es esto —exigió
    Él miró el papel con detenimiento
    —No sé —contestó. Sabía que en otra vida había estado en la época anterior a la Restauración y que había matado a mucha gente, quizás también a “Rin” en su otra vida
    —¿Lo reconoces? —preguntó enojada, refiriéndose al dibujo: Sesshoumaru con armadura y con espada
    —Quizás lo conozca —respondió vagamente, cerró su libro e intentó voltear para marcharse a un sitio más tranquilo, pero la chica lo sujetó por el hombro
    —No te vas a ningún lado y me respondes
    —Déjame en paz
    —Y tú deja en paz a mi hermana
    —No sé de qué hablas
    —Esto es acoso mental y está prohibido. Vives molestando a Rin. ¿También le causas pesadillas?
    Él volteó
    —No es acoso mental, nada está prohibido, no molesto a tu hermana y no le causo pesadillas
    —¿Y qué me dices de esto? —indicó el dibujo. Sango sabía que eso no era una simple pesadilla
    Él también lo sabía
    —¿No escuchaste hablar del déjà vue? ¿O de la proyección en el tiempo?
    —¿Afirmas que eso pasó?
    —No lo afirmo ni lo niego, ni tampoco es mi culpa, así que déjame en paz
    —Amenazaste con matarla
    —Eso es lo que tu pervertido cerebro imaginó —la miró con los ojos muy abiertos, capturándola con esa luz—. Yo no sería capaz. Y si hubiera pasado en algún otro momento, ni lo recuerdo ni es mi culpa
    Se quitó de encima la mano de Sango y se fue a paso rápido, mientras estrujaba el papel hasta convertirlo en una pelota que cayó al suelo del patio.
     
  16.  
    sesshforever

    sesshforever Guest

    Re: Agartha

    ¡¡¡Hola luchy!!!He comenzado a leer tu fic, me encantó.Tienes alguna falta que otra,pero eso no importa.¿Cómo es eso?Sesshomaru la quiere absorber pero,luego dice que no la quiere matar...La verdad aquí me lié un poco,según como veo las cosas claras y de otra manera no,xd.Bueno,espero la conti!!
     
  17.  
    AkoNomura

    AkoNomura Guest

    Re: Agartha

    hola!

    wow! por lo menos ya sabemos la ubicación de agartha jejeje *ako mira el suelo,lo golpea con el pie pensando que por allí puede haber un túnel, ahora le da mala espina* o por lo menos eso entendí yo jejejeje
    me intriga el sueño de Rin, tengo la impresión de que es mucho mas que simplemente su vida pasada ARGH! AKO SE CARCOME LA CABEZA PENSANDO!!

    continualo pronto!

    nos leemos nee-san!!
     
  18.  
    Rukierza

    Rukierza Entusiasta

    Aries
    Miembro desde:
    28 Febrero 2009
    Mensajes:
    150
    Pluma de
    Escritora
    Re: Agartha

    Hula!
    t he dejado como mil posts pero todos me los borran =(
    ps m encanta cmo escribes
    no es la primera vez q t leo, pero ahorita fue q m hice la cuenta
    espero q lo continues pronto, ia q kiero saber mas cosas sobre agartha
    i ese mundo de dimensiones! i m dejaste intrigada cn el sueño d rin
    q significara?? espero q tes bien! cuidate!
    t sigo leyendo aunq me borren los posts =/
     
  19.  
    fabrianny

    fabrianny Entusiasta

    Cáncer
    Miembro desde:
    23 Diciembre 2008
    Mensajes:
    196
    Pluma de
    Escritora
    Re: Agartha

    hola lube!
    que buena conti me encanto la escena en los tuneles me la imagine tan linda pero ese sueño me dejo aterrada como puedes pasar de una cosa a otra tan drasticamente por eso me encantas la verdad esa familia me tiene un poco cansada con sus secretos dios a veces pienso que exageran aunque bueno quisiera poder hacerme una imagen de lo que puede venir pero estoy en blanco hasta mis escritos estan en cero.
    me encanto este comentario la verdad este seshomaru me ha gustado muchisimo.

    te deseo suerte mi querida lube gracias por tus mails y nos vemos en otro post.
     
  20.  
    mailen

    mailen Entusiasta

    Géminis
    Miembro desde:
    25 Septiembre 2008
    Mensajes:
    62
    Re: Agartha

    Hola!!

    Me pareció muy buena la forma en que describiste ese mundo que estaba debajo de la tierra y la interacción allí abajo entre Sesshoumaru y Rin también me gustó mucho. Sin embargo, algo que me molestaría es que alguien me estuviera leyendo la mente constantemente o se me meteria en mi mente. Aunque debo admitir que eso salvó a Rin de que la descubrieran.

    Por fin sé lo que es Agartha! lo cual me pone feliz!

    Por otra parte, me dejaste muy intrigada con esa horrible pesadilla que tuvo la pobre de Rin. Sesshoumaru fue un príncipe que asesinó mucha gente en el pasado, pero, habrá asesinado a Rin? Ahí está mi duda. Qué horror si es así y qué horror si ella lo sabe.

    Otra cos, veo que casi todos en esa secta religiosa saben acerca de esa Quinta Dimensión, de ese mundo...¿Por qué no le quieren dar ningún tipo de información?

    Esperaré el próximo capítulo con muchas ansias!

    besos

    mailen
     

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