[Advance/Orange] Four Seasons

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por nekozuki, 14 Enero 2008.

  1.  
    nekozuki

    nekozuki Guest

    Título:
    [Advance/Orange] Four Seasons
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    6781
    [Advance/Orange] Four Seasons

    Unas cuantas notas antes de comenzar... 1. Este fic está situado en el país del sol naciente, Japón, por lo tanto, los nombres de la mayoría de personajes está en japonés. Aquí dejo una pequeña lista, mientras más personajes vayan apareciendo, más la voy alargando

    Ash - Satoshi
    Brock - Takeshi
    Dawn - Hikari
    Duplica - Imite
    Drew - Shuu
    Gary - Shigeru
    May - Haruka
    Max - Masato
    Misty - Kasumi
    Ritchie - Hiroshi
    Tracey - Kenji


    2. Me tardé bastante en encontrar chicas que hayan sido amigas de May en algún momento del anime, así que les dejo imágenes de las susodichas para que no se pierdan. De arriba a abajo son Kanata, Wakana y Alana

    [​IMG]
    [​IMG]
    [​IMG]

    3. Estuve averiguando muchas cosas del Japón, sin embargo no pude conseguir pedazos de información que a mí me parecían importantes, como el comienzo exacto de cada estación, por lo tanto les ruego que omitan los errores que hay en cuanto a ese aspecto. Cuando sea millonaria (XD) viajaré a Japón y haré una versión 2.0 del fic, promesa de neko


    Four Seasons

    [FONT=&quot]Verano (Junio-Agosto)

    [/FONT] Capítulo 1: Polos Opuestos

    - ¡Misaki Aqualand¡ -grito con sorpresa, mientras miro con ojos desorbitados el ticket que me había entregado mi amiga. Era uno de los locales recién inaugurados de la corporación “Misaki”, con el tobogán más largo de todo Japón. Kanata, como siempre, lanza un silbido de admiración. Alana se encuentra tan impresionada como yo, pero decide hacer una pregunta.
    - ¿Cómo los conseguiste? –inquiere sin despegar sus ojos del ticket.
    - Mi tío me los dio pues no podrá ir este sábado.
    - ¡Genial! –grita Alana- ¡No puedo esperar para subirme al tobogán más grande del mundo!
    - ¡Yo también quiero subirme!
    - Iremos juntas este sábado –trata de tranquilizarnos Wakana, pero sólo logra que nos exaltemos más: noventa y seis horas para ir a Misaki Aqualand.
    - ¡Puedes apostarlo! –acepta Kanata. Alana y yo asentimos con la cabeza. Y decidimos hacer un abrazo grupal a nuestra amiga de cabellos rojos por ser tan maravillosa.
    - ¿Podrían salir de la entrada? Están estorbando –una voz molesta interrumpe nuestro ritual. Creo que ya sé de quién se trata…
    - ¡Shuu! Lo siento –se disculpa rápidamente Wakana, mientras nosotras nos quitamos del camino. El pelos verdes no contesta, ni siquiera nos mira, simplemente va hasta su pupitre en silencio. Es esa conducta suya la que me molesta. Ya estaba a punto de lanzar improperios, pero Alana logra taparme la boca justo a tiempo. Kanata le da un codazo en las costillas a Wakana, ésta pesar de recibir los ánimos de su amiga, permanece inmóvil en su sitio. Al ver esto, mi amiga de cabellos púrpuras se acerca con decisión hasta Shuu, poniéndole en frente el ticket. Él la mira extrañado.
    - Wakana tiene una entrada sobrante –hace una pausa- y sería una lástima desperdiciar este ticket –concluye moviendo suavemente el pedazo de papel que tenía en las manos.
    - ¿Y eso que tiene que ver conmigo? –dice alzando una ceja interrogante.
    - ¡Pues te estamos invitando! –suelta Alana algo irascible. La actitud de Shuu era totalmente exasperante para todas nosotras, excepto, para Wakana que está perdidamente enamorada de él. Claro que no estábamos de acuerdo, sabíamos que con la inteligencia y dulzura de nuestra amiga, se podría conseguir a alguien mucho mejor, pero ella no parecía querer superarlo y como buenas amigas que somos, necesitábamos cooperar un poco con ella. Darle un pequeño empujoncito.
    - ¿Cierto, Kana-chan? –pregunta Alana. Wakana se ruboriza y asiente torpemente con la cabeza. Bueno, está bien, tal vez un pequeño empujoncito no sea suficiente….
    - Acéptalo como una disculpa, Aizawa –digo mirándolo despectivamente- Un verdadero hombre siempre acepta disculpas, ¿cierto? –concluyo, subiendo ligeramente la voz en “verdadero hombre”.
    - Supongo que tienes razón –acepta con pesadez. Yo lo miro fríamente, algo irritada por el tono de su voz.
    - No que debamos disculparnos cont-
    Pero antes de terminar mi frase, que incluía algunas palabras que mi madre calificaba de no apropiadas para una señorita, Alana me jala hacia un lado y me susurra al oído.
    - Ten más cuidado con lo-que-casi-dices –me advierte lo más bajo que puede. Yo hago pucheros, pues me parece injusto no poder expresarme libremente. Ella solo sonríe.
    Wakana le comunica la hora de encuentro del sábado, aún con las mejillas rosadas.

    ······························

    - Tsk… ¡¿quién se cree que es?! –reniego a la hora de salida, pensando en la actitud y maneras de Shuu.
    - Ya, ya…-intenta tranquilizarme Alana.
    - Por otro lado –comienza Kanata-, Wakana necesita un nuevo traje de baño.
    - ¿Eh? –dice con terror mi amiga de cabellos rojos.
    - Pues, claro. El muchacho que te gusta va a ir, así que necesitas un traje de dos piezas.
    - Yo ya tengo uno. No hay necesidad de que se preocupen por mí –se explica Wakana.
    - Uno aburrido de una pieza, seguro –dice Alana mirando de reojo a mi amiga.
    - Pues…
    - ¡Ajá! Es de una pieza, ¿cierto? –hizo una breve pausa, como esperando a que alguien comentara algo- ¡El traje de baño lo es todo! –afirma con seguridad Kanata.
    - ¡Muy cierto! –apoya Alana, dándole palmaditas en el hombro a Wakana, quién está abrumada por tanta presión. Me mira en busca de ayuda, a lo cual yo solo le sonrío: ya era hora de que saliera de su capullo.
    - Conozco una tienda de ropa cerca de aquí –dice cogiendo la mano de mi abrumada amiga.
    - ¡Vamos! –anima Alana, cogiendo la otra mano de Wakana. Y se disponían a llevarla a su calvario, pero ella astutamente recurre a su último recurso.
    - ¡Haruka! –grita de pronto. Yo me sobresalto un poco.
    - Lo siento, chicas –me disculpo-. Le prometí a mamá que llegaría temprano a casa.
    - Ah, vale –dice comprensivamente Alana.
    - ¡Nos vemos, mañana! –agrega Kanata.
    - Sí. ¡Mata ashita! –me despido de mis amigas y me voy lo más rápido que puedo sin mirar atrás: no quería sentir culpa al haber abandonado a Wakana, pero como ya dije antes, ya va siendo hora de que supere un poco su timidez.

    ······························

    Sábado a las once de la mañana, ya estoy en la puerta de “Misaki Aqualand”, al lado de mi hermano, Masato, pues Wakana también había logrado conseguir una entrada para él. La emoción se le notaba en los ojos.
    - Es mucho más grande de lo que imaginé –comenta acomodándose los lentes. Yo le di una fuerte palmada en la espalda, haciendo que pierda un poco el equilibrio.
    - Todo gracias a tu hermana favorita –digo orgullosa, mi ego creciendo rápidamente y una sensación agradable en el estómago. Masato me mira incrédulo.
    - No realmente. Wakana fue la que se acordó de mí. Tú ni siquiera me mencionaste, de eso estoy seguro –dijo algo resentido.
    - Bueno, pues… ¿no crees que se están tardando? –cambio de tema rápidamente para evitar que la sensación en mi estómago desaparezca. En mi defensa, debo decir que en aquel momento estaba demasiado impresionada como para recordar siquiera mi propio nombre. Mi hermanito me mira de forma sospechosa. Yo, hacia los lados, tratando de encontrar a mis amigas. Vislumbro una mata de pelo morado entre la multitud.
    - ¡Oi, Kanata! –grito con mi mano derecha extendida. Masato se vuelve a acomodar los lentes. Mi amiga aparece sonriente y saluda a mi hermano.
    - ¿Y los demás?
    - Todavía no llegan –dice Masato mirando hacia los lados-. Se están tardando…
    - Ya deben estar en camino –le tranquiliza mi amiga-. Después de todo, ellos son personas muy puntuales.
    - Sí, tienes razón. No como otra cierta persona que conozco –dice mirándome de reojo. Kanata ríe estruendosamente. Yo hago como si no escuchara nada, pero ellos siguen riendo. Los observo conversar y me concentro en mi amiga por un momento: llevaba un short de jean color acero, con bolsillos a cada lado, un polo sin mangas rojo, que combinaba perfectamente con el listón que usaba ese día para amarrar su cabello. Las sandalias eran simples y de color azul marino, al igual que la gorra con la que se protegía del sol, la cual me hacía recordar ligeramente a Satoshi, pues parece del tipo que le gustaría…
    - ¿Estás bien, Haruka? –pregunta con ojos de llenos de preocupación, Alana, haciendo que salga de mi mundo de pensamientos.
    - Sí, muy bien –digo sonriendo, ella también lo hace. La miro más de cerca y veo que lleva un pantalón que dejaba sus tobillos descubiertos, un polo naranja que destacaba su figura y unas sandalias verde limón de doble tira. El cabello, lo llevaba atado en dos trenzas, para variar.
    - La mentamos haber llegado tarde –se disculpa mi amiga, más para Masato que cualquier otro.
    - No hay problema –contesta Kanata.
    - ¡Vaya! ¡Te ves bien, Kana-chan! –afirmo cuando veo su vestuario. Lucía un overol de verano y un polo rosado. Llevaba unas zapatillas del mismo color que su cabello. Ella, al instante se sonroja.
    - ¡No tanto como tú! –agrega cortésmente luego de unos minutos. Yo la miro con sorpresa y luego sonrío.
    - ¿Te parece? –le digo mientras inspecciono mi atuendo: un vestido blanco con flores naranjas pegado hasta la cintura, que me llegaba hasta diez centímetros antes de la rodilla. Sandalias naranjas también, pero de diferente tono y un sombrero de alas grandes. Wakana asiente, yo sonrío nuevamente y doy una vuelta para lucir mi nuevo vestido (adquirido el jueves a un precio muy razonable, cortesía de mamá). Noto unos ojos verdes observarme fijamente, volteo para encontrarme con Shuu y arrugo el ceño por unos momentos, él sonríe con superioridad y entra al parque acuático.
    - ¿Entramos? –sugiere Kanata, a lo cual todos aceptamos bulliciosamente.

    ······························

    Exactamente igual como promocionaban las propagandas de la TV, Misaki Aqualand tenía ocho piscinas inmensas y cuatro para niños pequeños, varios puestos de comida y bebida esparcidos por todo el lugar, sillas reclinables para tomar el sol, mesas circulares para cuatro personas (con sombrilla incluida) y lo más importante, cuatro toboganes, entre ellos el Destroyer, el más grande de todo Japón.
    Después de adueñarnos de una mesa cerca de la piscina principal, fuimos a cambiarnos. Allí pude ver los lindos bañadores de todas. El de Kanata era color melón con lunarejos amarillos y rojos, de dos piezas. Por su parte, Alana llevaba uno de una sola pieza, era naranja con rayas azules de grosor mediano. Y Wakana se había comprado uno de dos piezas rosado. No era tan atrevido, pues la parte de arriba era como un top y la de abajo, parecía un short. La cojo de la mano y salgo corriendo hacia el punto de reunión. Masato y Shuu ya están allí.
    - ¡Vamos al tobogán! –sugiero a mi hermano. Y de nuevo siento esa mirada fija por parte de Shuu, intento ignorarla y llevo a Masato conmigo hasta los toboganes. Me pregunto porqué me mira de esa forma, ¿acaso no sabe que es de mal gusto? ¡Qué persona más desagradable es! Sin embargo, no debo dejar que eso me ponga de mal humor, pues es sábado y estoy con mis tres mejores amigas en el parque acuático más genial de Japón. Me detengo en seco al ver la increíble inmensidad del Destroyer. Mis amigas también se detienen a contemplarlo. Paso saliva sonoramente.
    - Ahora veo por que lo llaman Destroyer –digo con algo de miedo en mi voz, pero mis amigas no parecen notarlo.
    - ¡Qué grande es! –exclamaron Alana y Masato al mismo tiempo. Y tenían razón, era tan grande como un edificio de cinco pisos, estoy segura que debe haber un ascensor para poder subir, si no te quedabas exhausto a medio camino. Aunque, sería una buena forma de quemar calorías…
    - Muy bien, ¡hagamos parejas! –sugiere alegremente Kanata.
    - Yo subo con Kanata –dijo rápidamente Alana, poniendo en marcha su plan.
    - Entonces, yo subiré con mi hermana –dice Masato, casi como si supiera cuales son las verdaderas intenciones de mis amigas.
    - Eso quiere decir que Wakana y Shuu suben juntos –mi amiga se sonroja al instante, mientras que el muchacho permanece impasible. A pesar de que me encuentro intimidada por la inmensidad del tobogán, decido hablar antes de que sea demasiado tarde.
    - Creo que prefiero quedarme, muchachas…
    Todos me miran desconcertados, la presión que creaban no la puedo ni describir. Por ello, prefiero fijar mi vista a cualquier otro lado: unas niñas de unos cuatro años con flotadores, agarradas de las manos.
    - ¡Eres una gallina! –exclama Masato, riendo descaradamente.
    - ¡No es cierto! ¡Mequetrefe! –le contesto en venganza.
    - ¿Estás asustada? –pregunta Alana, tratando de sonar preocupada, pero sé que se está desternillando de risa por dentro. Kanata ríe de forma estruendosa, poniendo su mano derecha en su frente. La enfermedad se contagia y todos comienzan a reír escandalosamente. Incluso me parece ver una sonrisa asomarse por la boca de Shuu.
    - ¡Ya basta! –ordeno totalmente indignada: no tienen derecho a burlarse así de mí. Tengo que esperar un buen rato a que se calmen, la que habla primero es Alana.
    - ¡Haruka, no seas infantil! –me regaña y pone sus manos en los hombros de Masato- Hasta tu hermano de doce años va a subir…
    - Eso no tiene nada que ver… -digo en voz baja- ¡Es un país libre! ¡Tengo derecho a estar asustada! –concluyo de forma solemne. Acto seguido, cruzo mis brazos.
    - No hay porqué tener miedo, Haruka-chan –me anima Wakana. Sé que lo hace porqué también quiere que me divierta y no porqué le arruinaría los planes con el pelos de lechuga. Me acerco a ella y le tomo las dos manos.
    - Lo siento mucho, Kana-chan –digo al borde de las lágrimas, ella me sonríe para reconfortarme y convence a los demás de que vayan sin mí. Los veo alejarse y me siento en la mesa donde estaban los bolsos y mochilas de todos nosotros. Doy un gran suspiro, algo triste por desperdiciar el boleto que me dio mi amiga, la atracción principal era el Destroyer e irse sin subirse era la cosa más tonta que alguien podría hacer. Pero no podía evitarlo, mi miedo era más grande que mi culpa…
    - ¡Oi! –escucho claramente. Miro a todos lados y frente a mí, vislumbro a mi persona menos favorita.
    - ¿Qué haces aquí? –pregunto de forma ruda. Él no contesta, simplemente pone una lata de zumo de naranja en la mesa, cerca de mí. Yo lo miro por unos momentos.
    - ¿Para mí? –digo sin dejar de mirarlo.
    - ¿Para quién más va a ser? –dice sonriendo con superioridad. Yo inflo mis cachetes en señal de indignación.
    - No lo sé –susurro inaudiblemente y cojo la lata de zumo. Tomo un sorbo y luego miro de reojo a Shuu: él también tenía una lata en las manos. Miraba de forma apacible como algunos niños jugaban en la piscina. Me sorprendo de verlo, por una sola vez, disfrutar de alguna actividad pues en el colegio siempre parecía como si algo le molestara.
    - ¿Por qué regresaste? –pregunto llena de curiosidad.
    - ¿Crees que vine a acompañarte? –dice mirándome, la sonrisa de superioridad todavía en su rostro.
    - ¡Por supuesto que no! Tú no eres así de amable –digo dándole la espalda. Y yo que creía que podríamos tener una conversación normal…
    - Me parece una pérdida de tiempo jugar en el agua.
    - ¿Entonces porqué viniste? –dije, poniéndome a la ofensiva. Él se mantiene impasible, y antes de contestar toma otro sorbo de su zumo.
    - “Un verdadero hombre siempre acepta disculpas” –es lo único que dice. Yo me sonrojo y sonrío levemente. Y nos mantenemos callados por unos minutos.
    - Gracias por aceptar. Wakana realmente quería que vinieras –agradezco de todo corazón y sonrío. Es sorprendente que no me sienta para nada irritada al estar cerca de Shuu, y que por una vez, intercambiemos frases que no contengan insultos en ellas. Él luce algo sobresaltado y rápidamente mira hacia otro lado.
    - De nada…
    Termino de beber lo que me queda de zumo y me levanto de mi asiento, con decisión.
    - ¡Creo que ya es hora! –dije con entusiasmo. Shuu me mira extrañado.
    - ¡Te reto, Aizawa Shuu, a que te subas al Destroyer! –digo mientras lo señalo con mi dedo índice.
    - ¿Ah? –dice totalmente desconcertado.
    - ¡Yo también me subiré, por supuesto! –exclamo llena de determinación. Había abierto los ojos: debía aprovechar el boleto que me dieron, debía procurar pasar un buen rato con mis amigas y más importante aún: tratar de ayudar en lo que puedo a Wakana. Se podía decir que la conversación con Shuu había ayudado en algo a sobreponer mis miedos.
    - ¡El que llega último es un huevo podrido! –exclamo enérgicamente emprendiendo mi camino. Nada me puede parar. Absolutamente nada.

    ······························

    Fueron varias subidas y bajadas por el Destroyer, en el que logré subir con cada miembro de mi grupo, incluido Shuu. Me impresionó que se dejara llevar por una vez en su vida, y me atrevería a decir que disfrutó bastante del tobogán. Además, logré que Wakana y Shuu subieran juntos dos veces. A veces me sorprendo de lo astuta que soy.
    Las carreras de natación y buceo entre Kanata, Alana y Masato, me mantuvieron entretenida por varias horas, pues yo tuve que jugar el papel de juez, pero a la décima carrera, nos comenzamos a sentir cansados así que decidimos parar un rato a comer.
    Me ofrecí a ser la que fuera a comprar algunos sándwiches pues los participantes de la carrera ahora se hallaban en las sillas reclinables descansando los huesos, sabía que ellos debían estar más agotados que nosotros, por ello pido a Wakana que me acompañe. Ella estaba a punto de aceptar mi propuesta, pero Shuu se le adelanta. Parece como si fuera una persona totalmente diferente. No hablamos camino al puesto de comida, sin embargo decido hacer una pregunta mientras esperamos por nuestras órdenes.
    - ¿Por qué has estado tan amable hoy? No pareces tú…
    - Estás intentando decirme que usualmente soy grosero –dice denotando molestia en su voz. Lo miro por unos cuántos segundos. Él frunce el entrecejo.
    - Pues sí. Cuando estábamos intentando invitarte, no fuiste muy cortés que digamos…
    - Eso fue porqué ustedes no fueron claras conmigo desde un principio.
    - Pues debiste saber a donde tratábamos de ir.
    - ¡¿Ahora me estás tratando de idiota?! –dijo, todavía aparentado estar calmado.
    - Bueno… ¡tal vez lo seas! ¡¿Cómo diablos no pudiste entender una indirecta tan directa?! -digo perdiendo los estribos.
    - Disculpa entonces que no entienda a las mujeres…pero, ¡espera! Creo que es normal porqué soy un hombre –dice sarcásticamente, alzando la voz levemente y poniendo énfasis a hombre.
    - ¡No tienes nada de tacto! ¡Eres un cerdo!
    Nos miramos por un momento más, yo roja por la ira y él con su estúpida sonrisa de superioridad, como si hubiera ganado este encuentro. Cruzo los brazos y volteo mi cabeza, él hace lo mismo.
    - ¡Orden lista! –dice sonriente el joven que nos atiende. Pronuncio un “gracias” iracundo y de un jalón le quito la bolsa con nuestro pedido. Y dando zancadas voy hasta mis amigas.
    - Iré a nadar un rato –anuncio ante la perpleja mirada de mis amigas. Y me pierdo entre la multitud. Es increíble como Shuu puede hacerme perder el apetito.


    ······························

    La verdad era que no había entrado a la piscina. Fui un poco más astuta y había aprovechado la confusión para ir a otra sección del gran parque acuático, allí había encontrado una silla reclinable con mi nombre, alejada del resto. Me dediqué a pensar en la estupidez y maneras de Shuu (nuevamente) y a maldecirlo en mi mente, en voz baja y unas cuantas veces en voz alta. Por suerte, ya casi nadie estaba en las sillas, así que mis palabrotas no fueron escuchadas. Tras hora y media, decidí que era inútil darle vueltas al asunto, además todos los insultos que sabía ya se me habían acabado, así que me metí a la piscina, a refrescar cuerpo y mente. Me quedé cerca del borde, meditando sobre todas las cosas extrañas que habían sucedido hoy, en especial el comportamiento de Shuu. Cuando me quedé sola con él, pudimos tener una conversación normal, como dos seres humanos razonables, pero en ciertas ocasiones, la mayoría; lo único que intercambiábamos eran insultos. Me planteé la posibilidad de una abducción alienígena y de un gemelo malvado. Irreales, pero creo que serían posibles…
    - ¡Auch! –algo redondo golpea mi cabeza y cae a unos cuantos centímetros de mí.
    - ¡Lo siento! –se disculpa una muchacha de cabellos azules. Yo sigo agarrándome la cabeza, en el punto exacto donde cayó la pelota. No me duele mucho, pero no estaba de humor para que me lanzaran cosas.
    - Tengan más cuida-
    Me callo inmediatamente, para observar más de cerca las facciones de la muchacha, sí, no hay duda. Es…
    - ¡Hikari! –Pronuncia un muchacho de cabellos azabache- ¿Porqué te está tomando tanto tiempo?
    - Me encontré con alguien conocido –explica mientras me toma de la mano y me sonríe- ¡Qué coincidencia encontrarte aquí, Haruka-chan!
    El muchacho logra acortar toda la distancia y yo abro mucho los ojos: sencillamente no me lo puedo creer.
    - ¡Satoshi! -digo señalándolo con mi dedo.
    - ¡Haruka! –él hace el mismo ademán que yo. Hikari nos mira, conteniendo sus ganas de reírse: nuestras expresiones en ese momento deben haber sido muy cómicas.

    ······························
    Después de que Satoshi me explicara que gracias a Hiroshi y los contactos de su padre habían logrado estar allí, yo le dije que una amiga nos había conseguido las entradas. Y decidí buscar a mis amigas para poder jugar el volleyball que Kasumi sugirió. Las encuentro relativamente fácil y me disculpo por haber desaparecido tan repentinamente, ellas simplemente me sonríen, me dan palmaditas en la espalda y me abrazan. Les cuento lo sucedido y como están llenas de energía aceptan el desafío de volleyball: hombres contra mujeres, tal como lo había sugerido Kasumi. En el grupo de mujeres están Imite, Kasumi, Alana, Kanata, Hikari y yo, por supuesto. El de los hombres está compuesto por Hiroshi, Kenji, Shuu, Tooru, Satoshi y Shigeru. Encontramos un lugar perfecto para jugar algo cerca de un puesto de bebidas. Ya había una net allí y la que lo sugirió fue Imite, pues no era la primera vez que ella venía a Misaki Aqualand. Kasumi preparó una estrategia para nosotros con la cuál habíamos logrado ganar, claro que Hikari y yo también habíamos sido de ayuda al final…
    - ¡Yes! –gritamos Hikari y yo al unísono, mientras chocamos las palmas de nuestras manos: nuestro saludo de victoria. Nuestras compañeras se acercan a abrazarnos. El último punto lo habíamos logrado Hikari y yo, en una completa y perfecta sincronización.
    - ¡Ahora yo jugaré! –dice Takeshi con determinación desde las bancas.
    - ¡Bien entonces! –acepta el desafío Kasumi. Las demás también, supongo que deben estar muy motivadas después de una grandiosa victoria. Mi estómago ruge interrumpiendo el entusiasmo de mi equipo. Yo me sonrojo.
    - Lo siento, chicas. Tengo mucha hambre –explico sonriendo nerviosamente-, pero…Wakana es una excelente jugadora -digo señalándola. Ella sonríe amablemente y se acerca hasta a nosotras. Antes de dejar la cancha, le doy las gracias. Me dirijo a las bancas y saco una bolsa de plástico negra del bolso de Alana: mis exquisitos sándwiches de pavo esperaban por mí. Me siento y pongo el bolso a mi derecho. Doy el primer mordisco, el más glorioso de todos.
    - Delicioso –susurro. Alguien se sienta a mi lado.
    - ¿Estás bien? –pregunta clavando sus ojos castaños en los míos. Yo le sonrío y asiento con la cabeza. Doy otro mordisco.
    - Usualmente eres la primera en comer –insiste Satoshi, yo me mantengo callada por unos minutos.
    - Bueno…algo me quito el apetito –digo fijando mi vista en el sándwich.
    - No debe haber sido nada bueno… -dice sonando preocupado. Decido ceder y contarle con detalles lo que me sucede.
    - Pues… -digo dubitativa, sin despegar mi vista del sándwich- Satoshi, puedo confiar en ti, ¿cierto?
    - Por supuesto –dice sonriéndome.
    - Bueno -doy otro mordisco antes de continuar, pues sabía que mi historia iba a ser algo larga-, no era algo, era alguien...
    - Ya veo -dijo Satoshi de modo muy comprensivo. En esos momentos termino de masticar el pedazo que tenía en la boca y lo paso rápidamente.
    - Es algo extraño porqué es como si fuera dos personas distintas. Usualmente su sola presencia me molestaba. Es arrogante, descortés, centrado en sí mismo…ya sabes, del tipo de personas que odio. Pero últimamente parece haber cambiado, es decir en ocasiones, es como si entrara en trance o hubiera sido hipnotizado o algo por el estilo. Pierde su rudeza, y se convierte en alguien amable y no parece que estuviera fingiendo. En esos momentos, cuando estoy junto a esa persona, no me siento molesta. Y precisamente eso es lo que me preocupa... ¿entiendes?
    - Creo que un poco -me sonríe.
    - Es decir, no parece de esas personas inestables que tienen doble personalidad. Pero al final, esos son los que están más locos, ¿cierto? -pregunto más para mí misma que para el muchacho que se hallaba sentado a mi lado. Y doy el último mordisco al sándwich.
    - No creo que se deba a locura -dice, tratando de no reírse- tiene más que ver con el-
    - ¡Haruka-chan! -una joven de ojos vivaces y cabellos azules me jala del brazo- ¡Subámonos al tobogán! -me anima, mirándome con una gran sonrisa en sus labios. No hay forma alguna de negarse.
    - ¡Pero no he terminado de comer! -exclamo, llamando a Satoshi con mi mirada. Él me niega con la cabeza lentamente. Yo entiendo el mensaje: contra la voluntad de Hikari no hay quien pueda.
    - ¡Sin excusas! -advierte con voz juguetona, arrastrándome hasta la piscina principal, literalmente.
    - ¡No! ¡Mis sándwiches! -digo al borde de las lágrimas. Hikari sigue arrastrándome, sin escuchar mis quejas.

    ······························

    Al final, los chicos habían ganado el partido de revancha que propuso Takeshi. Mucha gente que rondaba por allí se quedó a ver el desenlace. En el momento en que Hikari interrumpió mi conversación con Satoshi, Kasumi se hallaba jugando con Takeshi para saber quien sería el verdadero ganador, ya que el equipo original estaba agotado. Los hombres ganaron, pero los que estuvieron presentes, dijeron que jugó un muy buen partido y la animaron a pesar de la derrota. Takeshi también le concedió algunos halagos. Y lo que empezó bien, terminó bien, como debía ser. En esos momentos, Hikari ponía a prueba mis pulmones, pues me retó a unas carreras de buceo, ella gañó, por supuesto, pero fue divertido. Aun así me hubiera gustado ver el juego de Kasumi.
    A las cinco en punto, ya estábamos todos afuera de Misaki Aqualand, y me refiero al grupo de Satoshi también. Decidieron irse todos juntos, camino a una heladería, pero yo tuve que rechazar su oferta, me encontraba exhausta. Lo único que deseaba ver era mi almohada.
    - ¡Lo siento mucho, chicos! -me disculpo mientras me alejo un poco de ellos- Tendré que pasar por esta vez.
    Mis amigas intentan convencerme, pero absolutamente nada me hará cambiar de parecer. Nada de nada. Comienzo a caminar y me doy cuenta de que Masato no está a mi lado.
    - Masato, ¡vamos! -digo algo molesta: mi hermanito se hallaba con el ruidoso grupo, entre Wakana y Kanata.
    - Iré a casa de Kanata, me va a prestar videojuegos -dice de inmediato. Yo me acerco hacia él-. Mamá me dio permiso.
    - Yo misma hablé con tu mamá -dice Kanata de modo solemne, levantado su mano derecha-. Está de acuerdo con que lo lleve antes de la cena.
    Yo estaba a punto de hablar, pero mi amiga me interrumpió.
    - No es necesario que tú vengas. También discutí eso con tu mamá.
    Me quedó en silencio por un momento, observando a mi hermano.
    - Ten cuidado -le digo en un susurro- y más te vale que llegues antes de la cena.
    - Comprendido -dice Kanata.
    Doy una despedida general al grupo con mi mano y antes de voltear, siento unos ojos verdes observándome, los miro por un momento, con concentración, luego volteo mi cabeza de manera exagerada y sigo mi camino.
    - ¡Tú puedes, tigre!
    - ¡Así se hace campeón!
    - ¡Ve por ella!
    Me encuentro sorprendida por los gritos y silbidos, pero justo antes de que voltee, una mano coge mi muñeca y a paso rápido intenta alejarme de aquel lugar. Veo una mata azabache delante de mí, y cubriéndola una gorra roja. Entonces, comprendo: los gritos eran de los amigos de Satoshi, pues él había decidido acompañarme a casa. Sonrío pensando en las expresiones del muchacho que está en frente de mí. Aminora un poco el paso, pero todavía se niega a mirarme a la cara. Yo avanzo para obligarle a que lo haga. Y veo una sombra escarlata en sus mejillas.

    ······························

    Cuando Satoshi por fin se había decidido a decir algo, me comunicó que deseaba hablar conmigo, pero en ese preciso momento mi estómago interrumpió con un gran rugido. Por eso decide invitarme a comer algo, y yo sin dudarlo pido takoyakis. Nos sentamos en una banca de un parque cercano. Los termino en un santiamén y él me pregunta si deseo más, yo le contesto que no. Y por unos cuantos minutos lo observo, pues presiento que me va a decir algo muy importante.
    - Estaba a punto de decirte algo, cuando Hikari nos interrumpió -dice con voz calmada. Asiento con la cabeza y continúo observándolo atentamente-. Bueno, a pesar de que no conozco muy bien tu situación me puedo hacer una idea, pues a mí me pasó algo parecido.
    - ¿En serio? -preguntó con gran emoción en mis ojos.
    - Sí. Con Shigeru. Cuando éramos niños, éramos los mejores amigos, pero olvidamos todo eso cuando un día competimos para saber quien era el mejor corredor. Y de ahí comenzamos a competir por todo tipo de cosas, hasta que crecimos. Pero, en algún punto, llegamos a un entendimiento, sin decirnos nada, decidimos que es inútil competir por todo y que cada uno es mejor en cierta actividad. Al menos esa es al forma en que yo lo entiendo -dice rascándose la cabeza-, como nos llevamos bien ahora supongo que él también lo entiende.
    Me callo por un momento, meditando sobre la información que me acababa de dar. ¿Quién hubiera imaginado que hace algún tiempo, hubiera tenido ese tipo de relación con Shigeru? Ahora parecían ser muy unidos, casi siempre los veía juntos.
    - Pero...es diferente con Shigeru, pues ustedes habían sido amigos desde pequeños. A este muchacho lo conozco muy poco y además, nunca hemos sido amigos.
    - ¿Era un muchacho entonces? - me mira sorprendido.
    - Ettoo...sí -digo dubitativa- ¿No lo mencioné antes?
    - Pues no. En fin, eso no importa. Sea quien sea, llegarás a entenderlo y en ese momento serán amigos. Tu situación es muy parecida de lo que me pasa con Shinji ahora, sin embargo creo que me estoy manejando mejor.
    - Porqué es tu segunda vez, ¿no?
    - Así es -dice sonriéndome-, pero contigo tal vez sea más difícil, pues eres más temperamental que yo.
    - Tal vez tengas razón –digo contemplando las nubes pasar por un momento-. Es decir, lo que me falta es paciencia, ¿cierto?
    - Exacto. Las cosas se van a solucionar solas con el tiempo, pero si pones de tu parte no estaría nada mal.
    - Entiendo. Gracias por el consejo -le doy la sonrisa más brillante que puedo.
    - No hay de que -dice él.
    - Pero ¿sabes? No era necesario que me acompañaras hoy, podrías habérmelo dicho otro día.
    - Supe que era realmente malo, pues perdiste el apetito. Eso me dice mucho…
    - Supongo que tienes razón –digo con una gran gota cayendo por mi cabeza- Ya no me dejaré amilanar por esas cosas -alzo mis puños en señal de determinación-. Gracias por preocuparte por mí, haré mi mejor esfuerzo.
    - Sé que así será -dice sonriéndome. Yo le doy un fugaz beso en la mejilla y antes de que pueda decir algo, huyo del lugar lo más rápido que puedo.

    ······························

    Día lunes. Llego temprano para comentar con mis amigas nuestra salida del sábado. Hay mucho de que hablar: los trajes de baño, las carreras de natación, el juego de volleyball, las clavadas de los amigos de Satoshi y la deliciosa comida que trajo Takeshi, la cual yo no probé y es algo de lo que me arrepiento profundamente.
    - Permiso -dice un muchacho de cabellos verdes. Nosotras estábamos obstruyendo la entrada, como siempre lo hacíamos cada mañana que había reunión matutina, era nuestro punto de encuentro y una tradición que data desde primaria, exactamente desde que conocí a Kanata. Al principio era conveniente pues al ser dos solamente, no molestábamos a nadie en la entrada, pero mientras fue incrementando el número de integrantes, se hizo más difícil mantener el orden, sin embargo, no pensábamos romper la tradición tan fácilmente.
    Wakana es la primera que se hace a un lado y se disculpa. Nosotras la imitamos, cuando llega mi turno, fuerzo una sonrisa. Él me mira por unos momentos y luego me ignora. Y ese es todo el empeño que puedo poner. Voy hasta su asiento, lo miro fijamente por unos segundos, él también lo hace. Frunzo el entrecejo y le saco la lengua. Él se queda perplejo. Yo regreso donde mis amigas que se encuentran tan desconcertadas como él. Sólo sonrío en respuesta y seguimos poniéndonos al día. Tal vez, algunas cosas solo las puede curar el tiempo. Hasta ese momento, sólo me queda ser paciente.

    Fin del Capítulo 1


    * Gracias por leer! Espero que el capítulo no haya sido demasiado tedioso =.= Cualquier sugerencia, duda y crítica constructiva, será bien recibida.

    Ja~ne!
     
  2.  
    Jaiwen

    Jaiwen Usuario popular

    Sagitario
    Miembro desde:
    10 Marzo 2007
    Mensajes:
    699
    Pluma de
    Escritor
    Re: [Advance/Orange] Four Seasons

    Hola.

    Muy bien fic, no me pareció tedioso, las ideas son muy distintas a cualquier otro fic que haya por aquí, algo que complica la correcta lectura, al menos para mi, es los nombres en japones, a veces llego a la confunsión.

    El fic se desarrolla de manera lenta, y eso da muchos detalles del mismo.

    Pero he encontrado algunas fallas,y estas son:

    Te faltan tildes en verbos en pasado, hay preguntas que se te escapan, es decir no contienen mayúscula al inicio de palabra, y algunas palabras malescritas.

    Pero fuera de eso, todo va muy bien.

    Salut.
     
  3.  
    ♥§KiM♥§

    ♥§KiM♥§ Guest

    Re: [Advance/Orange] Four Seasons

    hola, vengo a opinar sobre tu fic
    solo animos!! solo digo que los nombres en japones me confundieron al principio pero despues me acostumbre, ademas le dejan cierto toque que me gusto.
    De cualquier modo tu forma de narrar es muy comprencible, me gusto espero lo sigas sera muy lindo ,lo espero!!
    ANIMO!!
     
  4.  
    Israel_Leo

    Israel_Leo Iniciado

    Leo
    Miembro desde:
    10 Septiembre 2007
    Mensajes:
    25
    Pluma de
    Escritor
    Re: [Advance/Orange] Four Seasons

    Wow!!, que excelente fic, me gusto mucho la dinamica que manejas de los nombres en japones y que no existan los pokemon (jeje), ya habia tenido la oportunidad de leer otros fics tuyos, eres una gran escritora, sigue asi, espero la continuación, saludos.
     
  5.  
    REBORT

    REBORT Usuario común

    Leo
    Miembro desde:
    5 Febrero 2007
    Mensajes:
    237
    Pluma de
    Escritor
    Re: [Advance/Orange] Four Seasons

    bueno, no pude manifestarme antes, ahora lo hago

    -me gusta la narracion y la historia del fic
    -los errores no son mi jurisdiccion
    -no, no fue tedioso

    lo de los nombres en jampones no es problema, como y ya fue mencionado, uno se acostumbra, y lo hace mas Japones y original

    no se me ocurre nada mas, solo que espero la continaucion...

    :banana:
     
  6.  
    Drusky

    Drusky Entusiasta

    Virgo
    Miembro desde:
    22 Octubre 2006
    Mensajes:
    111
    Pluma de
    Escritora
    Re: [Advance/Orange] Four Seasons

    Hooola Neko!!! como estas? ^^ Espero que bien, como prometí anoche, hoy terminé de leer tu fic, el cual, no me pareció para nada tedioso ya que pusiste varias situaciones diferentes pero que a la vez se entrelazaban con la idea principal ^^
    Jajaja me encaaaantaron las rabietas de May, generadas por solo compartir el mismo aire que Drew jiji y por sus repentinos cambios de humor con ella. Y tras eso, de tener que estar con Drew la separas de sus sandwiches! Jajaja pobre May xD El momento Satoshi/Haruka me encantó... De veras! Y los comentarios de los amigos de este cuando se acercaba a May jajaja muy divertidos, sobre todo porque eso pasa usualmente xD Solo me resta decir que espero anciosa el siguiente capítulo! Animo, que vas muuuy bien!

    Nos leemos pronto!
    Drusky ^^
     
  7.  
    nekozuki

    nekozuki Guest

    Título:
    [Advance/Orange] Four Seasons
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    4610
    Re: [Advance/Orange] Four Seasons

    -Nekozuki se asoma y le caen tomates-
    Lo siento mucho! Como se habrán dado cuenta, quería poner los capítulos de acuerdo a la estación, pero dudo que sea posible pues mi máquina está enfermita...
    Gracias a todos por sus comentarios, especialmente a jaiwen, tomaré en cuenta todas las observaciones hechas.
    Bueno, sin más preámbulos...


    Capítulo 2: Tarde de estudio, noche de diversión

    Solo cuarenta y ocho minutos para que se termine. La última clase y luego un merecido descanso. Después de la agotadora semana de exámenes y de entrega de proyectos, sin contar la charla con los padres el día anterior, realmente necesitábamos mucho tiempo de relajación.
    - Sé que falta muy poco para el comienzo de sus vacaciones –dice nuestro tutor con voz calmada. Hubo una aceptación general por parte de nosotros, los alumnos, y aplaudimos por unos cuantos minutos, en los cuales Matsuba espera con una sonrisa en su rostro - y no quiero desilusionarlos, pero no deben olvidar sus deberes. La vida no es solo diversión, hay que tener algunos límites –concluye de modo serio. Algunos silban, otros se quejan.
    - Bueno, ya tengo la lista de los que tendrán que venir en verano.
    Desaprobación general por parte de nosotros, arruinaba totalmente la magia de “solo treinta minutos para vacaciones”. Nuestro tutor era un total aguafiestas.
    El año pasado no me había ido muy bien con ciertos cursos y temía que este año fuera igual. No quería que mi verano con Satoshi y mis amigas quedara arruinado.
    - Todos a los que llame se quedaran unos minutos después de clases –anuncia nuestro rubio tutor. Algunos alumnos silban, en señal de protesta, los que sabían que su verano ya se había ido al tacho y en ese preciso momento, se arrepentían de no haberse esforzado más.
    Va llamando por orden de lista, pasa por Abe hasta que finalmente llega a Maeda. El momento decisivo había llegado. Cruzo mis dedos y cierro fuertemente mis ojos. Logro escuchar los comentarios de mis compañeros, ya mencionaron Matsuda, es solo cuestión de tiempo…
    - ¡Morishita!
    ¡Sí! Había logrado salvarme esta vez. ¡El verano de Minami Haruka no peligra, no este año! Y realmente me venía como anillo al dedo, pues no había sido capaz de ver a Satoshi en las últimas semanas. Además podría salir a millones de lugares con mis amigas, no podía esperar a ir a comer helados en nuestra gelatería favorita.
    - ¡Y no olviden los deberes! –concluye Matsuba de modo severo, al terminar de enunciar el último apellido. Eso sí que acababa con nuestra ilusión de las vacaciones…pero al menos seré capaz de pasar tiempo de calidad con mis amigas y familia. Y con Satoshi, por supuesto.


    ••••••••••••••••••••••••••••••

    - ¡Yatta! –Grito mientras estiro los brazos- ¡Pasé literatura y biología!
    - Todas lo hicimos –comenta Alana mientras caminábamos a la estación-. El examen de historia me pareció realmente matador, ¿no creen?
    - Sí. Matador no se acerca a mi descripción… –da la razón Kanata.
    - A mí no me pareció tanto así…
    - Eso es porqué tú, Wakana, estudias hasta en tu tiempo libre –afirma sonriente Kanata. La de cabellos rojos se sonroja.
    - Pero… ¡dejan demasiada tarea! –Me quejo en voz demasiado alta, pues unos muchachos voltearon a mirarnos- ¿Cómo se supone que disfrutemos del verano cuando hay tantos deberes?
    - ¡Muy cierto! Es decir, ¿cómo pueden dormir los profesores?
    - No creo que tengan remordimientos por hacer su trabajo –alega una sonriente Wakana.
    - ¡Pues deberían! –Afirma Kanata- ¿Acaso no recuerden cuando eran jóvenes?
    - ¡Así se habla! –la animo a seguir su discurso.
    - ¡Amén! –dice Alana.
    - Chicas, se están quejando demasiado –nos regaña nuestra estudiosa amiga, nosotras la miramos por varios segundos. Luego, entornamos los ojos.
    - ¡Lo dice la estudiante número uno del grado! –nuestros rostros se tuercen en una mueca malévola. Ella sabe que nosotros bromeamos, pero igual retrocede unos cuantos pasos.
    - Si quieren podríamos hacer la fiesta de estudio mañana mismo -sugiere sonriendo. Nosotras nos acercamos a ella. Alana y Kanata la cogen de las manos.
    - ¿De veras? -dicen con ojos chispeantes, ella asiente con la cabeza dos veces.
    - ¡Mañana será entonces! -exclamo entusiastamente. Y como siempre, le damos un abrazo grupal por ser tan maravillosa. Nunca podríamos hacer las tareas de verano si Wakana no nos diera una mano y debido a su amable personalidad, ella siempre está dispuesta a ayudar a sus amigas.


    ••••••••••••••••••••••••••••••

    Llego algo tarde a casa pues habíamos ido a una tienda de ramen camino a la estación. Mamá no se molesta, ella comprende que al ser el último día de clases, debía celebrarlo de alguna forma. Ya le hablé de la pijamada en casa de Alana, me da permiso como todos los años. Subo a mi habitación, tiro el bolso al piso y me dejo caer en mi cama. Creo que me había excedido un poco con el ramen...
    - todoke todoke tooku he
    ima wo kiss kaizen namida azukete
    Levanto mi cabeza por unos segundos, luego me incorporo y saco el celular de mi mochila. No puedo evitar sonreír.
    - ¡Mochi mochi! -contesto en ánimo de broma.
    - ¡Haruka! ¿Dónde estás?
    - En casa... ¿por?
    - Quería ir a recogerte... -replica algo triste. Me quedo en silencio por unos cuantos segundos.
    - No ibas a poder igual, el último día de clases siempre es de mujeres. ¡Y no se permiten polizontes! -termino de forma severa, Satoshi ríe.
    - Además ya es muy tarde, ¿cómo pudiste pensar que aún estaría en el colegio?
    - Yo recién acabo de salir.
    - ¿De veras? -pregunto realmente impresionada.
    - Sí, me obligaron a ayudar en la biblioteca... ¡pero no sólo a mí! A cada uno le asignan diferentes tareas. En mi grupo estaba Hiroshi, Imite, Shinji y otros dos tipos de cursos inferiores.
    - Ya veo...
    - ¿Mañana tienes planes? -pregunta rápidamente antes de que yo pueda ser capaz de agregar algo más. Me quedo en silencio por un momento pues me había tomado por sorpresa.
    - Sí. Tengo pijamada en casa de Alana -digo algo triste-. Es algo de todos los años.
    - Pero... -trata de explicar algo desanimado.
    - Yo también quiero verte -aseguro, sabiendo exactamente lo que él estaba a punto de decir-, pero tenemos todo un mes para hacerlo.
    - Sí, tienes razón -contesta, la voz entusiasta de nuevo presente.
    - Después de todo, yo soy una persona muy importante, Satoshi-kun -agrego haciéndome la interesante. Él ríe de nuevo: había logrado mi cometido.
    - Ya lo creo, Haruka -dice él bromeando- Ya lo creo.


    ••••••••••••••••••••••••••••••

    Con las demás habíamos arreglado vernos a las tres, después del almuerzo. Cada una iba a ir por su cuenta, pues todas conocíamos la casa de Alana. Me despido de mis padres y salgo de casa relativamente temprano, con mi mochila negra con lunarejos verdes, rojos y amarillos. Y tras media hora de viaje, llego a su casa. Es imponente. Tiene una entrada espaciosa, un caminito de piedras de río en el medio que guiaba hacia la casa. Y a los lados, árboles y flores de todos los colores y tamaños. Toco el timbre del intercomunicador.
    - ¡Haruka! ¡Sólo faltabas tú!
    - Habíamos dicho a las tres -protesto yo, que por primera vez en toda mi adolescencia había llegado a tiempo a una cita.
    - ¡Tranquila! No te estoy regañando -explica Alana- ¡Pasa de una vez!
    Yo me encuentro resentida pero le hago caso. Mientras más pronto empecemos, más pronto terminaremos, y eso significa que tendríamos tiempo para un par de juegos antes de irnos a dormir.
    Una joven de unos veinte años me abre la puerta. Tiene el cabello de un negro intenso, recogido en dos pequeñas trenzas. Usa unos anteojos que opacan sus bellos ojos de color verde. La nariz respingada y pequeña, y unos diez centímetros más alta que yo.
    - Midori, ¡buenas tardes! -saludo sonriente. Ella hace una reverencia y me sonríe también.
    - Alana-san le espera en su habitación -me informa - Por aquí -dice mientras señala con su mano el camino.
    - Midori, ya sé exactamente donde queda el cuarto de Alana, he venido cientos de veces...
    - Ya lo sé, Haruka-san -dice sin voltear ni dejar de caminar. La gran puerta de madera está frente a nosotras, Midori saca un manojo de llaves del bolsillo de su mandil. No tengo ni idea de como logra reconocer cual le pertenece a la puerta, pero en un segundo ya estamos adentro. Ella me indica las escaleras, hace una reverencia y se va. Doy un vistazo rápido al recibidor: dos grandes escaleras curvas a los lados, de frente la puerta de la cocina, a la izquierda el comedor y a la derecha la sala. Subo la escalera rápidamente y la tercera puerta a la izquierda es la habitación de Alana. Toco dos veces.
    - ¡Pasa Haruka! -la voz de Alana definitivamente. Entro y me encuentro con mis amigas, sentadas en el piso alfombrado, bebiendo lo que parecía ser té helado. La habitación de Alana es acogedora. Tiene peluches de conejos por todos lados, pues ella los adora. La colcha y la almohada también tienen conejos estampados. Lo único normal es la mesita de noche, la lámpara y el póster en la puerta del armario: un afiche de Maaya Sakamoto en concierto pues es su cantante favorita. No le gusta mucho la variedad, con eso les digo todo...
    - ¡Justo estábamos hablando de ti! -comenta Kanata. Yo tomo asiento frente a Alana y pongo mis manos en la mesita del té.
    - ¿Ah, si? –pregunto mirándolas de forma sospechosa: sabía que nada bueno se acercaba.
    - Sip. Nos preguntábamos que hiciste con Satoshi en Tanabata. Nunca nos lo contaste -dice ella tratando de sonar amenazante. Yo me sorprendo un poco ante tan inesperada pregunta.
    - Salí con mi familia ese día -digo sonriendo.
    - ¿De veras? -pregunta Alana, totalmente incrédula.
    - Sí. No es que tuviera un deber conmigo...
    Mis amigas intercambian miradas de preocupación por unos minutos. Wakana da dos palmadas.
    - ¡Deberíamos empezar ya! -sugiere entusiasta - ¡Hay mucho que hacer!
    - Sí, tienes razón –acuerda Alana.
    - Manos a la obra –anima Kanata, poniéndose una banda de color blanca con la palabra “esfuerzo”. Reparte bandas iguales entre nosotras. Yo ayudo a Alana a recoger los vasos para ponernos a trabajar. Lucía algo nerviosa, en realidad todas parecían estarlo. Sacudo mi cabeza de un lado para otro: probablemente solo sea mi imaginación.
    Decidimos empezar con Biología, no mi preferida, pero si empezaba por lo más difícil lo demás se me haría menos pesado. Así es como había trabajado por años, desde que tenía diez. En ese entonces aún tenía una vida tranquila y despreocupada. ¿Quién hubiera imaginado que tres años más tarde hubiera conocido a Satoshi? ¿Y quien podría haber predicho que pondría mi mundo de cabeza? Aquellos días los tengo grabados en mi mente y me parecen tan lejanos.
    - Haruka, ¿estás bien? -pregunta Wakana.
    - Ah...sí -contesto algo desorientada. Alana me pega en la cabeza con su cuaderno.
    - ¡Deja de tontear!
    - Auch –me quejo, tocándome la cabeza. Wakana se escandaliza e intenta tranquilizar a Alana. Kanata, simplemente ríe– ¡No había necesidad de hacer eso!
    - ¡Tú te lo buscaste! Estabas en las nubes.
    - Lo siento –solo me limitó a responder pues quería evitar el interrogatorio. Siempre que pensaba en Satoshi, terminaba perjudicada de alguna manera. Pero ¿cómo no pensar en sus lindos ojos castaños?
    - ¿En qué estás pensando? –pregunta Kanata de repente, mirándome de reojo.
    - O en quién… -agrega Alana, mirándome con una mezcla de enojo y curiosidad. Yo niego con mi cabeza varias veces.
    - ¡No es nada, muchachas! –exclamo en voz muy alta, y poniendo mi sonrisa más inocente. Alana se me tira encima, tumbándome al piso.
    - ¡Dínoslo! –exige mientras me despeina con su mano derecha. Kanata se une a la noble misión mientras que Wakana intenta detenernos. Es en vano, Alana tiene una fuerza brutal, pero aunque amenacen con dejarme calva, jamás les diré lo que estaba pensando. Sólo haría que me golpeen más fuerte.


    ••••••••••••••••••••••••••••••

    Tras varias horas de trabajo, decidimos bajar por unos bocadillos. Yo me ofrezco a acompañar a Alana a buscar las galletas y la leche fría. Bajamos en silencio por las escaleras y nuestros pasos hacen un eco espeluznante en toda la casa. Creo que nunca llegaré a conocer del todo la casa de Alana. Llegamos a la inmensa cocina. Las paredes blancas, el piso de losetas negras y blancas, asemejándose a un tablero gigante de ajedrez. Una mesa de madera para ocho personas se halla al fondo cerca de un gran repostero de pino.
    Mi amiga me indica en que parte de la despensa puedo encontrar las galletas, le hago caso y en la segunda división encuentro el amor de mi vida: deliciosas galletas con chispas de chocolate. Decido llevar el six-pack considerando que yo estaba presente. Saco un plato grande y pongo el paquete encima.
    - ¿Lista? -pregunto a mi amiga.
    - Ya casi -dice mientras pone los vasos en una bandeja. Yo me acerco a ella para ayudarle.
    - Mejor lleva dos -dice al verme, refiriéndose al paquete de galletas. Le obedezco, pero me decido a sacar tres paquetes más, solo por si acaso. Salimos de la cocina y subimos las escaleras. Cuando estábamos a punto de llegar al pasadizo, Alana lanza una pregunta.
    - ¿Es verdad que no has besado a Satoshi todavía? -dice de forma casual. Yo me sonrojo y me quedo inmóvil. Ella avanza unos cuantos pasos antes de darse cuenta que estoy en shock y regresa a ver como me encuentro.
    - ¡¿E-e-e-eso quién te lo dijo?! -digo completamente roja, el plato moviéndose peligrosamente en mis manos.
    - ¡Era tan obvio! -exclama sonriéndome- Cada vez que alguien mencionaba la palabra "beso" te sonrojabas y actuabas de forma extraña.
    - ¡Las chicas deben estar cansadas de esperarnos! -digo en voz más alta de lo habitual, mi voz resonando en el desolado pasillo. Y dejo atrás a Alana caminando a paso rápido. No puedo creer que me hiciera una pregunta de ese tipo.


    ••••••••••••••••••••••••••••••

    Hacía unas dos horas habíamos cenado, los chef nos deleitaron con un gran banquete de pastas, lo cual sorprendió a todas, incluida Alana. Ella había pedido específicamente algo simple, y habíamos terminado con una cena tipo restaurante italiano. Alana estaba abochornada, pero nosotras la animamos devorando la lasaña y los ravioles en poco tiempo y recalcándole que nunca en nuestra vida habíamos probado una pasta igual. Con eso se le pasó un poco la vergüenza. El postre fue gelatina, nosotras podíamos elegir los sabores: piña, fresa o naranja. Tras meditarlo unos cuantos minutos, decidí quedarme con los tres, ninguna de mis amigas se sorprendió en lo más mínimo por mi decisión. Luego del postre, subimos para seguir trabajando. Y después de aproximadamente media hora solo nos faltaban dos tareas, pero eran sencillas así que las dejamos. Habíamos trabajado toda la tarde y estábamos realmente exhaustas. Mi cerebro estaba totalmente exprimido, y sabía que las demás también se sentían así, a excepción de Wakana, por supuesto. Alana nos dirige al cuarto de huéspedes, quedaba a tres puertas de su cuarto. Era una habitación alfombrada espaciosa, con dos camarotes y una mesita de noche de pino con una elegante lámpara en encima. También contaba con un armario inmenso y una gran ventana, con cortinas color melón. En un camarote se acomodó Alana en la parte de arriba, por ser dueña de casa no se le podía retar, así que jugué janken con Kanata pero salí perdiendo, por lo tanto a mí me tocaba abajo. Wakana se conformaba con cualquier lugar, así que le cambié de cama, pues estaba molesta con mi amiga por haberme ganado.
    Después de cambiarme en el pijama, que era un polo largo y holgado, con pequeños tazones de ramen estampados, mis amigas y yo decidimos jugar a algo antes de dormirnos. Alana y Wakana van por los snacks. Kanata pasa su brazo por mi cuello, y me regala una sonrisa que significa: no te molestes por bobadas. Yo la perdono en silencio.
    - ¡Ya llegamos! –anuncia Alana con una bolsa plástica en las manos. Y vacía el contenido en la alfombra. Era el paraíso de la comida chatarra: chocolates en barra, toffees, caramelos, chicles, papas fritas, chupetines y galletas de todos los tamaños y sabores. Me apresuro en tomar un paquete de galletas con relleno de fresa, Alana por su parte toma una bolsa de papas, al igual que Kanata. Wakana se decide por el chocolate y sin darnos cuenta nos hallamos sentadas en un círculo, rodeando nuestras provisiones.
    - ¡Juguemos “Verdad o Reto”! –sugiere entusiastamente Kanata, nosotras asentimos con la cabeza. Hacemos janken para ver quien empieza primero, yo gano.
    - Kana-chan, ¿qué eliges? –la tomo desprevenida. Ella piensa por unos cuantos minutos.
    - ¡Verdad! –dice al fin. Sabía que lo haría, debido a su tímida personalidad. Sin mencionar que era una persona muy honesta, era algo obvio que escogería verdad, ya que está entre amigas.
    - Bien –pronuncio suavemente, una sonrisa maliciosa dibujándose en mi rostro- ¿Qué es lo que te gusta de Shuu?
    Las mejillas de mi amiga se ponen tan rojas como su cabello y mira al suelo. La observamos con interés, yo especialmente que no logro descifrar el por qué del enamoramiento de mi amiga.
    - Pues… -comienza dubitativa- Shuu es inteligente, atlético, temerario, genial y amable. Además él-
    - ¡Espera, espera! –Interrumpo a Wakana, lo que ocasiona que mis amigas me miren molestas- Entiendo lo de inteligente y atlético, pero ¡¿amable?! –Cuestiono mirándola fijamente- ¿Segura que hablamos de la misma persona?
    - ¡Por supuesto! –Wakana alza un poco la voz- Muchas veces me ha ayudado a cargar los libros que llevo a la biblioteca…
    - ¿En serio? –preguntamos todas al unísono: es algo realmente increíble.
    - Sí. No deberían ser tan prejuiciosas –nos regaña algo molesta. Yo me quedo pasmada por la información recién revelada. Shuu solía ser áspero cuando estaba a su lado. ¿Sería que solo es descortés cuando se trata de mí? Es lo más probable, después de todo, no nos llevábamos bien. Pero en vista de los eventos ocurridos en el parque acuático, me comenzaba a plantear seriamente de donde venía mi apatía hacia él. Satoshi era el que había provocado que todas esas preguntas inundaran mi cabeza.
    - Bien, Haruka. ¿Verdad o reto? –inquiere Alana, mirándome fijamente. Yo observo a mis amigas por unos minutos y comprendo la situación. Por regla, la cuestionada debía elegir a alguien que me cuestione a mí, así todas teníamos la oportunidad de preguntar. Hasta ahora no sabía si era una regla inventada u oficial.
    - ¡Reto! –me decido a arriesgarme. La última vez me retaron a comer diez tazones de ramen, solo para ver que tan grande era mi estómago. Cumplí el desafío de forma fácil y rápida, y con ello concluyeron que mi estómago es una dimensión desconocida para cualquier ser humano normal.
    - Te reto a… -hace una pausa para mantenernos expectantes- ¡que beses a Satoshi en presencia de todas nosotras! –dice señalándome con su dedo índice. Wakana se sonroja con solo pensarlo y Kanata echa unas risitas por lo bajo.
    - ¡¿P-p-por qu-qué debería hacer eso?! –protesto tartamudeando, y mis mejillas adquiriendo un color rojo.
    - Te estoy haciendo un favor –declara Alana-. Necesitas que te presionen para que hagas las cosas.
    - Eso es muy cierto –agrega Kanata, asintiendo con la cabeza y cruzando los brazos. Wakana me mira con compasión.
    - ¡No tienen derecho! –alego subiendo el tono de mi voz ligeramente.
    - Sabes que el reto es sagrado –dice Alana, dando el asunto por acabado- Y ya no hay vuelta atrás una vez que has elegido –termina mecánicamente, como si se lo hubiera aprendido de memoria.
    - Además, ¿por qué no lo has besado hasta ahora? –Dice Kanata clavando sus pupilas violáceas en mis pupilas- No es normal…
    - ¡No soy anormal! –protesto haciendo un puño y moviéndolo de arriba abajo. Wakana intenta tranquilizarme, pero es en vano.
    - Ambos los son –concluye Alana- Es decir, ¿qué diablos están esperando?
    - Ya llevan dos meses juntos, ¿qué han estado haciendo?
    - Bueno, no nos vemos mucho, por eso…
    Kanata me mira con terror, Alana hace una mueca de “Ésta no tiene remedio” y Wakana está algo nerviosa por la situación.
    - No me digas que… ¡lo has rechazado! –Dice con dramatismo, yo me encuentro desconcertada- Porque los hombres mayormente son los que dan el primer paso –afirma, perdiendo el tono dramático.
    - En eso tienes razón. Haruka es tan tonta que probablemente no se dio cuenta que rechazó a Satoshi –plantea Alana cruzándose de brazos. Kanata asiente con la cabeza.
    - ¿Cómo podría no darse cuenta? -pregunta con interés Wakana.
    - Muy buena pregunta, Kana-chan. Los hombres como Satoshi tienden a ser más sutiles que el promedio, sin mencionar el hecho de que es un adolescente. Probablemente percibió el rechazo y está esperando a que la lenta de Haruka dé el primer paso.
    - ¡Qué buena hipótesis! Pero… ¿esto no sería una gran crisis en su relación? –pregunta Kanata, Wakana se acerca más a Alana para escucharla mejor.
    - Por supuesto. Si no lo hace pronto–
    - ¡Ya basta! –grito amenazadoramente a mis amigas, levantándome de mi asiento y mirándolas con rencor.
    - ¡Haruka-chan da miedo! –dice Kanata aparentado estar asustada mientras abraza a Alana.
    - ¡Dejen de comentar sobre mi vida como si fuera una novela! –las reprendo. Tomo un cojín que estaba cerca de mí y se lo lanzo con fuerza a Alana, quien había comenzado todo esto. Ella se queda estática, con una expresión de asombro en su rostro. Y todas nos callamos. Me arrepiento de mis acciones pues tal vez me tomé las cosas muy en serio.
    - Lo sien-
    - ¡Esto es guerra! –Me interrumpe mi amiga de cabellos verdes, levantándose estrepitosamente – ¡Al ataque, mis valientes! –ordena a mis amigas, quienes divertidas cogen los cojines y me los tiran. Lo único que puedo hacer es correr.


    ••••••••••••••••••••••••••••••

    Me encuentro camino a casa, algo cansada. Tras la guerra de almohadas, sacamos los juegos de mesa y jugamos Monopoly. Wakana ganó debido a su talento natural para las inversiones. Luego, decidieron contar historias de terror, por suerte yo me dormí antes de llegar al nudo de la historia de Alana, por lo tanto no me asusté mucho. Es que Alana es la mejor para contar historias llenas de suspenso, tiene un gran talento narrativo. Muy temprano en la mañana habíamos tomado en típico desayuno americano, huevos y jamón, acompañados de leche fría. No hace falta agregar que estaba delicioso.
    - ¡Ya llegué! –anuncio mientras entro a casa.
    - ¡Justo a tiempo! –dice mi padre y me invita a pasar al comedor. Noto que recién acaban de tomar el desayuno y ambos, mamá y mi hermano, lucen muy satisfechos, pero no estoy muy segura que sea por la comida…
    - Haruka, tú eres la única que falta –me dice mi padre.
    - ¿Ah? –pregunto desconcertada, mirando a papá y seguidamente a mi mamá. Ella sonríe.
    - Nos vamos de viaje a Londres.

    Fin Del Capítulo 2
     
  8.  
    Israel_Leo

    Israel_Leo Iniciado

    Leo
    Miembro desde:
    10 Septiembre 2007
    Mensajes:
    25
    Pluma de
    Escritor
    Re: [Advance/Orange] Four Seasons

    Excelente, que bueno que ya posteaste el 2do. capitulo, aunque el color de la letra no ayuda mucho que digamos, en fin, insisto me gusta mucho la dinamica que manejas, ya quiero saber que pasara, hasta entonces, saludos.
     

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso