Su cuerpo cada vez está más frío, su piel de por sí pálida se ha vuelvo casi como el color de la leche. La sostengo escuchando sus leves balbuceos, mientras acaricio sus cabellos, manchándolos con los rastros de sangre. Su corazón deja de latir paulatinamente mientras él observa fascinado un hecho que le parecía tan lejano y tan impropio. Para él, ella sólo había alcanzado el eterno descanso. —Duerme bien… Besó su frente de un modo casi paternal sin separarse de ella.
aww :3 Es triste pero a la vez inspira mucha ternura en un momento que solo deberia estar lleno de dolor. Me gustó como describiste ese momento.