Adiós

En la noche todo mi dolor y sufrimiento se transforma en llanto, eso al menos sacia mi callar pero es en vano, solo me destruye silenciosamente.

Estoy harta de ambos, de ustedes y sus gritos, sus peleas sin sentido, sus pensamientos negativos hacia mí, sus mascotas inútiles que sólo hacen de este ¨hogar¨ un caos.

Sé que puedo aguantarlo, tengo 16 años ya me iré de casa y prometo nunca jamás verlos. No tendré hijos, no tendré animales en donde viva, solo causaría daños tanto en mí como en ellos.

Sola en mi habitación suelo pensar, escapar de mi realidad y soñar con mi vida perfecta, mi lugar dentro de este mundo tan codicioso.

-Hazlo, no tienes que soportarlos, déjame ayudarte. Acabar con todo que te hace daño y así obtener paz por una vez en tu vida – Escuchaba una y otra vez.

Esa voz tan agradable velaba por mi consuelo, decía que me comprendía, nunca me dejaría sola en este mundo tan cruel. Cada vez que la escuchaba sentía que valía la pena vivir, nadie me entendía mejor que aquella melodía en mis oídos tan cautivante.

Todos pensaban que era una chica fría y sin corazón pero esa vocecilla sabía lo equivocado que estaban al creer eso de mí, que solo soy un alma pérdida que busca cariño y comprensión en brazos de alguien.

Ella me daba eso, ella era mi verdadero hogar y dejé que entrará a mi vida.
Al día siguiente, luego de volver de un día de soledad y de falsas sonrisas escolares, me decidí a alcanzar la paz que ese hablar me prometía cada vez que lo apreciaba.

-Sin temor, sé cuanto deseas estar tranquila y cuanto odias a esta familia, piensa en todos los momentos que te han criticado, en todo lo que te han perturbado, eras una hermosa ave en vuelo y ellos te encerraron en una jaula de por vida, es hora de que te liberes – Oía a esa voz decir.

A la luz de la luna sería libre, sentía como en mí corazón abundaba la adrenalina, la duda y el miedo pero el placer era el que más se hacía notar, el placer de deshacerte de los que odias con toda tu alma era tan excitante en esa noche de luna llena.

El reloj marcó las 00:00 PM, mi corazón empezó a acelerarse y todo a mi alrededor era un estorbo. Con sigilo bajé las escaleras y abrí la puerta que daba al patio, entré a los perros y con cuidado derramé combustible por la casa, salí afuera, cerré la puerta y con ayuda de un fósforo prendido que lancé por la ventana, el fuego nació.


Esa hermosa vista jamás se me borrará de la memoria: el fulgor que las llamas desprendía y el hermoso canto en sinfonía que mis oídos captaban jamás se irá.

-Adiós – Exclame con éxtasis