Self-insert [Actividad] Una conversación en el auto

Una conversación en el auto​

Market Basket 4:30 p.m

—¿Entonces quién va a ir por las tortillas? —preguntó mi madre cuando se estacionó.

Afuera estaba haciendo un frío tremendo, había caído nieve y yo no quería salir e ir a comprar lo pedido porque temblaba de frío a pesar de que el auto estaba calientito. Estaba consiente que a pesar de que mi madre pregunto quién iba a ir, era obvio que yo lo iba a hacer, pues siempre soy la que me bajo. Pero esta vez mencioné en tono decidido aplastándome más en el sillón del lado del co-piloto.

—Yo no voy a ir, eso es seguro —giré un poco mi rostro para ver la parte de atrás y notar a mi hermana —Bore tiene botas de nieve, que ella vaya.

—Está bien, yo voy —contestó y mi madre le dio el dinero, ella abrió la puerta y salió, mi madre y yo solo nos limitamos a mirarla caminar a la marqueta por el vidrio, en seguida ella se voltea y me mira.

—A veces no tiene ganas de hacer ciertas cosas, como a todo el mundo que a veces no tiene ganas de hacer algo, pero ella lo hace por mí, porque piensa en mí.

—Yo lo sé —le dije, estaba consiente que lo decía porque yo suelo negarme a acompañarla a las compras o a lugares a donde ella va y mi hermana siempre se presta para acompañarla. Ella siempre ha mostrado su amor con esos hechos —Estoy consciente de eso. Ella te quiere mucho.

—No estoy tratando de decir que no me quieres —mencionó —Es solo que tu hermana se sacrifica mucho por mí. Estoy muy agradecida a Dios por ella, porque recuerdo como mi madre solía decirme que: “muchos hijos, uno tiene muchos hijos, pero solo uno —recalcó uno — te va a cuidar cuando llegues a la vejez” Tu abuela tuvo siete, y ni uno de sus hijos, ni uno solo, se sacrificó por ella. Por esa razón estoy muy agradecida porque yo sí tengo a uno.

Yo sentí como mis lágrimas quisieron brotar, sentí como mi garganta me dolió al igual que mi pecho y es que todo eso era verdad. Esa conversación me hizo entender que era egoísta y sí, mi madre me lo hizo saber cuándo la volví a escuchar, ya que yo me mantuve callada y asintiendo porque tenía miedo de que escuchara mi voz quebrada.

—Yo te comprendo Natty, cuando era joven yo era egoísta y solo pensaba en mí misma. Ahora que ya no tengo a mi madre he comprendido que debí de haberle demostrado cuanto la apreciaba y cuanto la amaba. Quiero demostrarle que me sacrificaría por ella, pero ahora —guardó un ratito de silencio mientras yo tragaba saliva con dificultad—, es demasiado tarde.

En eso, escuchamos como mi hermana abría la puerta e ingresaba a la camioneta. Así la conversación dio por terminado y en todo el camino me mantuve en silencio, reflexionando en las palabras de ella. Auto-evaluándome y notando mis faltas, y es verdad, soy una persona egoísta que sobre todo pienso en mí y que si no hago nada por mejorar y demostrar a los otros que de verdad me importan, algún día me lamentaré cuando ya no los tenga presente. Llegaré a estar sola, eso porque aunque sea “feliz” en pensar en mí, no hay nada más alegre que cuando piensas y haces las cosas por alguien más. Y eso lo he comprobado.