Ambas palabras tienen el mismo origen, pero con el paso del tiempo, cada una se especializó en una definición, así que es importante no confundirlas. Veamos. Acechanza se refiere al acto de observar con cuidado o espiar con algún propósito. Es la forma más común que encontraremos dado que su homófono tiene muy poco uso hoy en día. Se prefiere utilizar algún sinónimo para evitar confusiones. Asechanza es, precisamente, el engaño o la trampa en sí misma. Es decir, para realizar acechanzas muchas veces nos valemos de asechanzas. Por extensión, acechar referirá al acto de espiar, mientras que asechar, al acto de urdir engaños. ¡Saludos!