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    Liz Blood

    Liz Blood Vanu-chan

    Aries
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    Abismo
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    Drama
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    3
     
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    1234
    Abismo

    Universo Alterno

    Esta es una historia hecha a manera de queja, viendo que determinadas personas no hacen más que dar un crítica negativa a casi todo lo que se les atraviesa por el camino y hacen el papel de Jueces, si alguna de esas personas llega a leer, sabrán a que me refiero… pero ¿No se han dado cuenta que ustedes no son personas que escriben historias y que si las escriben, no lo hacen de la manera adecuada? ¡Ustedes también se equivocan!

    Antes de juzgar a los demás autoanalícense.

    Disclaimer: Inuyasha & Co. No me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi, yo solo planteo en mis historias lo que me gustaría que pasara o algo así.

    Abismo

    Capitulo 1: Delicadeza.

    Con la delicadeza que tratas a los demás, es la misma con la que tratas a ti, entre menos sea esa fuerza que expresas a los demás, más el dolor interno que posee tu alma.

    Lo sentimos, pero usted no tiene talento —esas tal vez fueron las palabras que le dijeron las directivas de la Universidad de Vienna a Hittler cuando estaba aplicando para ser artista. Ilógico, ¿no?

    Porque todos tenemos el don para ser artistas, la diferencia es que unos son más especiales que otros.

    Y bueno, exactamente, por algo así, es que en este momento me dirigía al psicólogo, no quería resultar posiblemente como lo hizo Hittler matando a gran parte de la población que pertenece a mí patria. De alguna manera quiero controlar esa irracionalidad que surge cuando alguien viene y te arruina -frustra- tus sueños.

    ¡Porque vamos! En algún momento a todos nos afecta lo que los demás nos dicen.

    —Por favor, pase al consultorio 305 —esa fue la secretaria, que de mala gana me atendió, después de colgar una llamada importante -con su novio-; sigo mi sentido común para llegar a mi destino y golpeo repetidas veces.

    —Pase, por favor —escuchó una voz masculina tras la puerta y giro la perilla para entrar. El olor a tabaco y limoncillo entra a mis fosas nasales brindándome algo de tranquilidad—. ¿Señorita Higurashi? —me pregunta el hombre alto, de ojos dorados, ¡Sí! ¡Do-ra-dos! A lo cual asiento de manera tranquila—. Soy Taisho Inuyasha —se presenta indicándome el gran sofá vinotinto, como esos de las películas—. ¿A qué se debe el motivo de su visita?

    —Gracias, pues según tengo claro cuando no tengo un medio de desahogo, debo acudir al psicólogo... —le miro directo a los ojos y me siento de manera recta, arreglando mi falda de estilo escoses color caramelo—. Eso es lo que hago ahora, ¿no? —Le digo con algo de sarcasmo, acomodándome.

    Esto ira para largo.

    —Esta en lo cierto señorita —dice él haciendo garabatos en su agenda, ¿realmente me estará prestando atención?—. Ahora, dígame el motivo de su molestia o aquello que quiere desahogar.

    Pienso detenidamente por un largo rato, conectando las ideas que traía cuando venía en camino, recuerdo el motivo por el cual no quise contar nada a mis padres y ¡Eureka!

    —¿Algunas vez usted quiso hacer algo y le dijeron que no podía? —pregunto con expectativa.

    —Si, suele suceder muy a menudo —me confiesa, buscándole sentido a lo que cuestiono.

    —¿Alguna de esas opiniones lo llevaron a la depresión? —pregunto, y ahora los papeles se invierten, porque la psicóloga, parezco yo.

    Hace un tiempo -cuando recibí las primeras críticas destructivas- comencé a hacer un análisis del por qué sucedía eso. Y llegue a la conclusión que quien hace eso, es una persona que le falta amor -y mucho- vale aclarar. Porque aquí nadie es Dios para juzgar, ni Davinci para decir que una obra de arte no vale la pena, ni Miguel Cervantes para andar criticando que un idea esta horrible -por el solo hecho de que no le gusta-.

    Además suelen decir, si no te gusta, no mires, si crees que está loco, muérdete la lengua, si crees que sabrá feo, se decente y retírate. Porque uno nunca sabe si quien está frente a nosotros pueda ser un Albert Einstein o un Nicolás Tesla, hasta Charles Dickens.

    Pero bueno, todos tenemos derecho a opinar, criticar y otro montón de cosas; sin embargo, ese poder que tomamos, no lo usamos para ayudar a las personas, si no para deteriorar y hacer la vergüenza pública.

    Porque... ¿A quien le gustaría decir a todos que tiene piojos? ¿O que se ha manchado en su periodo? ¿O que la chica de sus sueños le ha rechazado? A nadie. Porque eso es privado y hay que mantener la raya y saber diferenciar. Ser delicados.

    —¿Y uno como afronta eso? —pregunto, deteniendo el hilo de mis pensamientos.

    —Ignorando —me comenta con naturalidad.

    —¿Y si insisten y denuncian lo que hago? —cuestiono con la voz quebrada.

    —Entonces esas personas no tienen paciencia y es lo que la humanidad le llama: destructores de sueños —me explica Inuyasha con un tono calmado, mientras me regala una sonrisa.

    —¿Y si dicen que era por hacer un bien, para que los errores no se repitan? —siempre existen muchas razones y eso lo aprendemos a medida que sabemos lo que son las mentiras.

    —Nadie es perfecto —lo que dice mamá cuando eres pequeño, pero que tú te atreves a negar, porque piensas que ella es una súper héroe, que salva a la cuidad del mal o más bien tu mente de toda esa absurda realidad que no hace más que mecanizarte.

    —¿Pero si siguen insistiendo y te quitan las herramientas? —la molestia sigue presente en mi.

    —Recuérdales que ellos necesitaron más de 2 años para aprender a caminar bien, que se orinaron en la cama pero que su madre les tuvo paciencia, que tardaran años para aprender a escribir y que su vocabulario fue diminuto, hasta que comenzaron a leer —me aconseja y mi mente se empieza a calmar.

    Tal vez cuando no hay manos amigas para ayudarte a levantar, cuando las personas en vez de darte la mano, te están criticando, acudir a alguien que entienda tu situación es la mejor sensación –o bueno, que pretende hacerlo, como lo haría un psicólogo-.

    —Gracias Inuyasha —le digo, con algunas lágrimas en los ojos, pues el peso de mi corazón había disminuido un poco.

    —¿Y qué te hicieron a ti para venir? —me preguntó el psicólogo poniéndose serio, esto iba a doler, tenía que respirar, recuperar la calma.

    —La razón de hoy: Quería ser escritora —Le confieso, y el abre sus ojos. Porque el también lo nota, estoy hablando en pasado

    —¿Significa que vendrás otros días? —me pregunta, y yo solo puedo asentir.

    Esto será algo largo. Pienso, mientras saco aire y lo miro con una sonrisa en el rostro. Inuyasha no se ve disgustado, tal vez es parte de su trabajo y entender la mente de una adolescente le puede ayudar para… Ni siquiera yo misma lo sé. Solo sé que será algo grato estar a su lado durante una temporada.

    ¿Continuara?

    Espero que les haya gustado. Esta historia tomara muchos aspectos de lo que es una sociedad destructiva, que más que ver a la personas, ve una perfeción efímera que día a día destruye la racionalidad en las mentes humanas, llevándolos a un abismo, tanto a la persona destructiva como la persona que es destruida.

    A veces, es bueno pensar menos y sentir más. Nos vuelve compresivos ante las situaciones de los demás.

    ¿Comentarios?

    21/07/2014
     
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  2.  
    Strawberry Smiles

    Strawberry Smiles CA Loquillaaa XD

    Escorpión
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    La idea sobre la que gira tu historia es algo que la sociedad no entiende. No sé como expresarlo, pero nadie parece entender que si tú tienes una idea preconcebida de como debe ser un escrito para ser bonito, a lo mejor estas equivocado. Por poner un ejemplo: Nosotros tenemos la idea de que un escrito no esta bien si tiene muchas comas, porque nosotros hemos decidido con los años que nos parece que tantas pausas no quedan bien. No es que realmente si alguien pone muchas comas lo esté haciendo mal, si no que nosotros decidimos que eso esta mal porque sí. No sé si me explico.

    Hay muchas otras cosas que hemos decidido que están mal, como la poligamia o andar desnudo por la calle. No es que estén mal realmente, si no que el ser humano ha decidido que lo sea con el tiempo.

    Bueno, amé tu escrito y estoy completamente de acuerdo con lo que tratas de expresar en él. Espero que pongas el siguiente capitulo pronto, porque este tema de verdad me interesa. ¡Hasta la próxima!
     
  3.  
    Liz Blood

    Liz Blood Vanu-chan

    Aries
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    Muchas gracias Strawbery por tu comentario, me ha puesto muy feliz. En todo lo que dices, tienes razón y esta historia enfocara muchos de esos aspectos, ya sabes, siempre hay alguien que quiere expresarse y qué mejor medio que la escritura. No se que tan pronto sea esto, pero que los disfrutes mucho.

    Quiero aclarar también, que esta historia no va dirigida a los moderadores de este foro, pues he visto que su forma de expresar un disgusto es siempre respetuosa, por lo cuál me uní a este foro.

    Gracias a todas las personas que leen. Espero que disfruten este nuevo capitulo.

    Disclaimer: Inuyasha & Co. No me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi, yo solo planteo en mis historias lo que me gustaría que pasara o algo así.

    Capitulo 2: Sarcasmo
    La falta de dominio propio en nuestra lengua, abre la puerta a todo tipo de palabras ofensivas como el sarcasmo, el chisme, la maledicencia. -Jerry Bridges.

    ¿Qué creíste? ¿Qué eso era bueno? ¡Deja de soñar despierto! —Tal vez eso fue lo que le dijeron unos críticos –sin fundamentos- a van Gogh para después reírse en su cara, porqué, ese hombre de bello talento - y obras de valor incalculable en la actualidad-, no fue reconocido en su misma época, si no mucho después. Recuerda que, fue tanta la desesperación que llegó a tener, que se cortó la oreja.

    Camino con lentitud sin chocar con ninguna de las personas a mí alrededor, esquivo cuerpos, reduzco la velocidad, sin embargo no me pierdo de detallar y ver cada hermosa obra de arte con admiración, y la alegría me invade, me siento como si fuera una niña pequeña en su primer día en el museo. El olor a antigüedad y pintura se percibe en el ambiente, regalándome calma. Sonrió con algo de nostalgia y continúo con mi recorrido.

    Las obras de van Gogh suelen emocionar cada fibra de mi ser, pues cada vez que veo una de ellas es como regresar a casa; sus colores a veces vivos, a veces opacos trasmiten tantas emociones; también me recuerdan que no hay trabajo en vano, los esfuerzos valen la pena. Y me recuerda que nadie puede denigrar mis trabajos. Pues los críticos destructivos se equivocan.

    Detengo mis pasos frente a la pintura Starry Night, del pintor que tanto ha logrado cautivarme, si no las has visto antes, permíteme describirla: la obra se sitúa en un pueblo antiguo, en la parte superior del cuadro se puede apreciar un cielo color azul rey, y matices de color amarillo, naranja y blanco visto en círculos y espirales –como si de corriente de aire se trataran-, entre ellas, se ve pintada una media luna de tonalidad naranja sobre un amarillo sol ¿Interesante? ¿No? Como trasmite calor y frialdad en un solo paisaje, pero ¡Alto! Eso no es todo, en la parte inferior, hay un pueblo y en medio de todas las casas una iglesia, la cual se ve más clara que todas las construcciones, tiene un techo en punta que sobre sale, posee un color azul claro y naranja difuminado; en la parte izquierda se alza una gran montaña, está pintada en café, parece ser desierta, como donde están los grandes rascacielos, que el hombre no se atreve a explorar por temor a morir.

    Ahora ¿Notas lo fácil que es hablar bien de una obra?

    Mi recorrido se basa en ver a Pablo Picasso, Vincent van Gogh, Claude Monet, Salvador Dalí, Leonardo da Vinci, Rembrandt Harmenszoon, Michelangelo Merisi, Francisco de Goya, Pierre-Auguste Renoir y Diego Rodríguez de Silva y Velázque. Grandes inspiradores del arte y escrituras. En ocasiones cuando no lograba inspirarme y escribir, visitaba una galería de arte. Expandía y limpiaba mi mente de una manera inigualable.

    Tan distraída estaba que sin darme cuenta, tropiezo con alguien, llegando a caer de espaldas al piso de mármol.

    —Lo siento mucho —me disculpo algo apenada, mientras intento levantarme.

    —Señorita Higurashi, la culpa es mía —escucho como una voz masculina pronuncia mi nombre y me siento extraña. Esa persona toma mi muñeca y me ayuda a ponerme de pie, haciendo que todas las personas desvíen su mirada curiosa en otra dirección. Rolo lo ojos molesta: chismosos.

    —No se preocupe, joven Taisho —le digo, sacudiendo mi gabardina negra. Le doy una sonrisa y con mi mano le hago una señal de despedida, pero antes de que me dé cuenta, el me ha tomado del antebrazo impidiendo mi marchar.

    —Perdón —me dice y yo solo puedo verlo con una cara de interrogante—. ¿Ya se va? —me pregunta a lo cual niego con la cabeza, aun hay muchas cosas que quiero ver—. ¿Puedo acompañarla?

    No sé por qué, pero lo único que hago es asentir. Durante el resto de la exhibición nos mantenemos en silencio –uno muy agradable- y se lo agradezco internamente, no es que sea una persona que le agrade compartir palabras con los demás. Solo cuando es estrictamente necesario. Temo que nuevamente me lastimen, siendo que cualquier herida pueda darme la muerte definitivita.

    Entonces, sin remedio, mientras observo las pinturas abstractas, comienzo a recordar el porqué acudí a un psicólogo. No se trataba de que mi madre no me prestara atención, pero preocuparla no era lo mío después de los 15 años, mis amigas, no sabía si quiera donde andaban, tal vez en una fiesta o en la cama de un muchacho y de alguna manera debía sacar la frustración que traía en mi interior-desde hace mucho tiempo atrás- antes de explotar y crear una bomba atómica, pues el gritarle a una almohada no funcionaba ¿Y se preguntaran porque no voy al punto? Antes que nada, quería aclarar mi situación.

    Tu trabajo apesta. ¿Podrías escribir algo menos meloso? . Tu ortografía es pésima. ¿A esto se le puede llamar fic? . Me da asco como muestras ese personaje. Eliminaremos tu historia.

    Esas fueron varias de las frases que usaron esas víboras. Pero ¡Hey!¿Que les costaba decir: Te ayudare a mejorar; todos cometemos errores, respira y trabajemos juntas en corregirlos? ¡Nada! Solo era cuestión de humanizarse, antes de hacer la vida imposible arruinando mi sueño de escribir algo diferente. Amenazas, humillación pública y maltrato psicológico a la persona.

    —¿Qué te sucede? —me pregunta de la nada el joven Taisho. Yo lo miro algo asustada y veo como acerca una de sus manos a mi rostro. Estoy llorando de la rabia.

    Sin embargo, antes de que pueda hacer cualquier contacto con mi piel retrocedo y salgo corriendo. Me retiro del establecimiento y huyo por las calles, aferrando mis manos a mi bufanda roja.

    —¡Higurashi! ¡Espera! —puedo escuchar su varonil voz a lo lejos, mi corazón da un vuelto y aumento mi velocidad, tropezando— ¿Estás bien? —me pregunta alcanzándome y sacando vapor en el frio ambiente de la noche.

    —Claro, no lo notas —le digo con la voz menos amigable que he usado en mi vida y veo como frunce el ceño molesto.

    —¡No seas tonta! —me regaña sacudiendo mis cabellos con energía, despelucándome—. Soy tu psicólogo ¿Lo olvidas? —me dice a manera de burla. Desvío el rostro sonrojado y siento como mis rodillas arden. Al caer, caí en mala posición lastimándome.

    Inuyasha se arrodilla de espaldas a mí y me hace señas con las manos, al principio no lo entiendo, sin embargo, él se acerca más a mí, impulsándome a su espalda para luego alzarme. ¿Qué le sucede a este hombre? ¿Está loco? Hago un poco de forcejeo.

    —No sé qué te ha hecho llorar —expresa en voz baja y con la mirada firme al frente avanzando—. Pero espero algún día seas capaz de contármelo.

    Medito en sus palabras, reposo mi cabeza sobre su espalda, sin poder evitar desear que alguien me las hubiera dicho antes. Cada palabra antes pronunciada por esas personas, había clavado miles de dagas en mi corazón. El ver sus burlas y la forma en que trataban mis escritos, poco a poco congelo parte de mi alma.

    Como lo hacia el invierno en este momento.

    Continuara....

    Cualquier comentario es bienvenido, sea porque les guste o no la historia, o por si quieren que traten cualquier problema que tiene la sociedad (aun la historia esta en proceso y a diario la edito) , hasta un enojo... o si tuve algún error.

    Gracias por leer!!
    Les leo pronto.
     
    Última edición: 29 Julio 2014
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  4.  
    Strawberry Smiles

    Strawberry Smiles CA Loquillaaa XD

    Escorpión
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    Me ha gustado mucho este nuevo capítulo. Ahora se ha aclarado que lo que ella escribe son fanfics, no libros (o eso creo haber entendido XD)

    Solo vi una falta en el escrito, a lo mejor hay más, pero estaba demasiado sumergida en el capítulo para fijarme bien: Desvió el rostro sonrojado y siento como mis rodillas arden. Al caer, caí en mala posición lastimándome.

    Toda la historia está en presente menos los recuerdos pasados, así que en lugar de desvió debería ser desvío, supongo que fue sin querer y pusiste el acento en la otra letra por error :)

    Nada más que recalcar, de momento me gusta el rumbo que está tomando, y espero con ansias el capítulo 3 :D
     
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  5.  
    Liz Blood

    Liz Blood Vanu-chan

    Aries
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    Drama
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    Me he pasado por 12 minutos, por estar pendiente de algo de la U. Muchas gracias Strawbery por tu comentario, me alegra mucho que te este gustando la historia, ya he corregido el pequeño error que tuve, en cuanto al giro de la historia, veras que ella comenzó a escribir (fics/historias/novelas) por una razón, la cual tratare más adelante (también la historia tiene sus misterios).

    Disclaimer: Inuyasha & Co. No me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi, yo solo planteo en mis historias lo que me gustaría que pasara o algo así.

    Capitulo 3: Autocritica

    De todas las críticas que pasamos en nuestra vida, ninguna es tan importante como la que nos otorgamos a nosotros mismos. - Nathaniel Brande


    Mi escritura es un fracaso sin sentido —fue una de las tantas cosas que pudo pensar Wallace para después suicidarse ¿Cómo? Un 12 de septiembre de 2008 apareció ahorcado en su domicilio de Clermont, en California. Escritor que vivía en la depresión y que se fue aislando lentamente, tras recibir una fuerte crítica: No sabía nada más que escribir cuentos ¿Con que fundamentos le dijeron eso? ¿Qué tiene de malo con que una persona solo escriba un género literario? Y aunque tal vez él ya venía sufrimiento de esto tiempo atrás, las habladurías de las personas sobre sus escritos y su baja autoestima lo llevaron a una decisión. La final.

    Y eso es lo que pensaba yo en este mismo momento, ¿Qué pasa si quienes me criticaron tienen razón? ¿Realmente no sirvo para esta clase arte? Pero, yo no quiero resultar como ese escritor o cómo muchos otros, no tengo el suficiente valor para acabar con mi vida ¡Tengo tantas cosas por hacer! ¡Tantas cosas por vivir! ¡Tanto por aprender! Aun hay libros que quiero comprar y obras de arte que admirar. Ni siquiera he dado mi primer beso o encontrado mi príncipe azul.

    ¡Eres una vergüenza para tu país!

    ¡Oh, maldita sea! No sé ni siquiera que pensar al respecto ¿Qué está bien? ¿Qué está mal? ¿Soy tan pésima como dicen? ¿Por qué nadie me alienta? Me gustaría seguir escribiendo, expresándome como antes, pero cada vez que lo hago, mis historias son eliminadas, denunciadas.

    ¿No sirvo para esto?

    Respiro profundo y enfoco mis vista en el techo de madera, realmente permanecer sola en mi cuarto me hace pensar lo peor de mi, quiero despejar mi mente, olvidar por un momento lo que hay a mi alrededor, las palabras, las miradas, el desprecio, pero a cada intento más lagrimas se acumulan en mis ojos y escurren por mis mejillas corriendo mi maquillaje con el cual tanto he tratado de cubrir mis ojeras los últimos días.

    No deseo la lastima de nadie.

    Nuevamente una ola de soledad me invade, mezclada con reproche. Si tan solo escribiera mejor, en este momento podría estar hablando con alguien que le gustara mis historias, sin tan solo fuera más inteligente, mis historias tratarían de algo más allá de lo que ellas hablan es común. Si tan solo fuera más perfecta, mi vida sería diferente.

    ¡Aun puedo mejorar!

    No es cierto, ya no puedo y temo pedir ayuda, tal vez si lo hago sería bueno, pero ¿Se burlarían de mí? ¿Se aprovecharían? Solo puedo pensar cosas malas, siempre las personas tienen una razón -una ambición… y la mayor parte de las veces se trata de poder, engrandecerse- para tratar mal y aplastar los sueños de los demás.

    Como los míos.

    Me levanto con pesadez de mi cama, acomodando el cubre lecho blanco que me abriga en las noches más frías, necesito airar mi mente y dejar que algo claro entre en ella. Una vez término me dirijo al espejo a mirar mi reflejo, me veo horrible, extremadamente pálida y con el cabello alborotado.

    ¿Más patética puedo ser?

    ¿Cómo espero hacer una buena historia si ni quiera puedo mantener mi presentación personal? Sonrió triste e intento hacer una de mis mejores caras, cepillo mi cabello y aplico algo de polvos alrededor de mis ojos. Siempre debo verme como alguien feliz, sonriente. Y recuerdo, esta noche tengo una cita.

    Mis pensamientos se detienen al escuchar el insistente tono de mi celular, corro a mi pequeña maleta y revuelco todo para obtenerlo, me están llamando de un número desconocido. Sin vacilar y aclarando mi voz contesto.

    —¿Aló? —Pregunto, se escucha una respiración lenta del otro lado de la línea—. ¿Aló? —vuelvo a decir por si la otra persona aun no me ha escuchado.

    —Lo siento, Higurashi —puedo reconocer la voz masculina al otro lado de la bocina ¿Qué quiere decir con ese lo siento? ¿Qué ha pasado? Las preguntas se quedan a toradas en mi garganta al escuchar unas -muchas- risas al fondo y voces diciendo: ¡Hazlo ya! ¡Dile la verdad! —. No eres mi tipo y no quiero salir contigo ni hoy, ni nunca.

    Sin decir una sola palabra, simplemente cuelgo y me caigo de rodillas a la alfombra de la habitación. Ya debía haberlo sabido. Todo se trataba de una broma, aquella larga charla, la invitación de la nada, eran claros indicios de que las cosas no andaban bien, porque ¿desde cuándo el chico más popular te invita a salir a comer? ¡Nunca! O si pasa, es una probabilidad en un millón. Me paro sin muchas ganas, y vuelvo a tirarme en la cama sin ganas de nada y me tapo completamente con las cobijas.

    Ya no me dan ganas de salir del confort que me da mi cama.

    ¿Qué puedo hacer? Escribir no es una opción, nadie lo entendería. Romper algo o gritar solo preocuparía a mi familia y no tengo deseos de dar explicaciones. ¿Desaparecer? No es una opción que quiera considerar. Solamente siento como mi vida se está volviendo un caos completo y ya no se qué hacer con ella. Mi voz no pretende salir, las lágrimas se han agotado y ni siquiera la música puede consolarme. El celular nuevamente comienza a sonar, pero esta vez, no quiero ver quién es. No quiero otra humillación, no quiero que vuelvan a pisotear mis sentimientos. No quiero ser usada.

    Lentamente me sumerjo entre mis sueños, dejando que la melodía de piano interpretado por Chopin, nocturne in e minor de fondo se pierda entre el vacio de mi mente. Solo quiero descansar y antes de perder completamente el conocimiento de mí alrededor, al cerrar mis ojos, puedo ver a Wallace frente a mí, llorando y colgando una soga en las barandas de las escaleras. La desesperación y el dolor se pueden ver en su rostro. Quiero ayudarlo, me acerco, comienzo a correr en su dirección, deseo alcanzarlo…. Pero entre más lo intento más lejos me siento, es como si una fuerza me jalara en sentido contrario.

    —¡No lo hagas! —Le grito afligida, sin embargo no me escucha—. ¡Detente! —Le suplico ya con algunas lágrimas en mis ojos, uno de los mejores escritores de cuentos que he leído, se está quitando la vida frente a mí y yo no puedo hacer nada—. ¡No es la solución! —vuelvo a insistir y siento sus ojos sobre mí ¿Me puede ver?

    —Ya es demasiado tarde —susurra con una sonrisa triste en sus labios saltando sin titubear a los brazos de la muerte. Esas palabras perforan mis oídos y atraviesan mi corazón como dagas filosas.

    ¿También se está volviendo tarde para salvarme de mi misma?

    Continuara...
     

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