A través del caleidoscopio

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Ren Zero, 15 Mayo 2011.

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    Ren Zero

    Ren Zero Iniciado

    Virgo
    Miembro desde:
    15 Mayo 2011
    Mensajes:
    25
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    A través del caleidoscopio
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    2492
    Aquella fría noche plasmada de nieve y llena de sentimientos perdidos y encerrados en lo más profundo de las raíces de los árboles del bosque cercano a la ciudad destruida, allí, se encontraba un ser misterioso, confundido, y con una mirada triste en su cara. Su cuerpo era bello como el de un humano perfecto, y en su espalda había 2 grandes alas que, si se las observaba con cuidado y concentración, se podían ver imágenes y recuerdos de ciertas personas en distintos momentos de su vida, la mayoría de éstos eran momentos difíciles, y momentos que cambiaron a esas personas, pero otros eran tan solo experiencias y recuentos de vida cotidianos y comunes. De sus ojos brotaban numerosas lágrimas, y cada lágrima derramada provocaba el derrumbe de algún árbol del lugar.​
    En realidad, no era solo un ser alado, sino varios, acercándose al bosque lentamente para conseguir un solo objetivo: Escapar.​

    Capitulo 1: Plumas (Arco de Adam)

    -¡Apresúrese, señor, la entrega es en 2 días y no tenemos mucho tiempo para redactar en detalle!- Dijo el joven Adam.​
    -Ya lo se, ya lo se... No te preocupes, todo estará bien, confía en mí.- Respondió el hombre.​
    -Es solo que todo este trabajo me pone nervioso y un tanto histérico, por decirlo de alguna forma. Es increíble que me allá vuelto tu asistente en tan poco tiempo, tal vez sea porque soy tu amigo o algo por el estilo, pero esto ya es demasiada tarea dejada para el final.​
    -Ya, ya… Relájate o te estresaras.​
    Nahuel Ulber y Adam Fraile formaban entre sí el vínculo Detective-Asistente. Aunque a Nahuel no le gustaba mucho redactar los reportes y detallar las escenas del crimen, Adam siempre se encargaba de alentarlo a seguir trabajando y ayudarlo con ésta tarea.​
    Nahuel era una persona alta y joven, de carácter tranquilo y muy inteligente. La mayor parte del tiempo, y en la mayoría de los casos que debían resolver, se la pasaba pensando intentando descubrir el culpable de los hechos en lugar de escribir la información que iban recolectaban de sus victimarios. Era una persona muy memoriosa y que guardaba la mayor cantidad de datos posibles en su mente y, rara vez, anotaba algo en su cuaderno de apuntes el cual, de 80 hojas que posee, solo 40 han sido usadas en 2 años enteros. Nahuel vivía en un departamento cerca del centro de la ciudad junto con Adam, puesto que ambos eran muy jóvenes y el dinero no les era suficiente como para comprarse una casa.​
    Adam Fraile era un extranjero, mas precisamente un ingles, que había venido de Estados Unidos a probar suerte laboral en Eternia, aquella hermosa ciudad donde ambos vivían. Allí conoció a Nahuel a través de otros amigos y estableció una relación amistosa muy fuerte. Ya hace más de 5 años de esto y, a medida que el tiempo transcurrió, Nahuel se volvió un detective y Adam su asistente, ambos trabajando para la estación de policía local y, algunas veces, incluso el gobierno.​
    Aquella era una tarde rojiza y algo brillante, de esas en las que uno solo tiene ganas de salir y observar el sol desvanecerse mientras piensa “que perfecto es el mundo y la naturaleza…”, o al menos esa es mi forma de pensar y ver las cosas.​
    El detective y su asistente habían estado trabajando en un caso pequeño de asesinato a una mujer por supuesta violencia familiar en donde se encontraba: un padre hostigador, 2 hijos (de los cuales uno era drogadicto), y una madre trabajadora que mantenía el orden y la economía del “hogar”. Francamente fue un caso un tanto difícil para Nahuel, a pesar de ser un detective muy inteligente y el caso algo simple, ya que la mujer amaba a ese hombre sin importar lo que hiciera y, sus hijos, frente a tal confusión, reaccionaban de la misma forma que ella: Simplemente amándolo a pesar de aquellos golpes que cada noche tenían que presenciar junto a los gritos de su madre. Éstos hijos se negaban a declarar en contra de su padre y, entonces, hubo que recurrir a algunos de los mejores psicólogos de la zona para confirmar los hechos y que ellos mismos aceptaran la realidad; Así, aquel hombre fue arrestado y puesto en prisión durante 5 largos años (aunque este lapso de tiempo puede considerarse una nada comparado con lo que ocurriría mas adelante). El informe del caso iba de acuerdo a lo ocurrido y con lujo de detalle, pero el tiempo y la falta de responsabilidad de Nahuel obligarían a realizar un informe rápido y vago.​
    La noche se dejo ver y, en el momento en que Adam observo el reloj, sorpresivamente, ya eran más de la 1 de la madrugada.​
    -¡No puedo creerlo, mira la hora que es!- Dijo.​
    -Y aun falta un poco mas de la mitad para terminar. La próxima vez lo haré con más anticipación.- Dijo Nahuel.​
    -Eso dices siempre, ya perdí la cuenta de las veces que entregamos los informes tarde.​
    -De todas formas es inútil, el hombre ya esta preso y nadie necesita esta información en absoluto.​
    -Nunca se sabe que puede ocurrir, Nahuel. Quien sabe si uno de estos días aparece algún familiar del hombre en el destacamento declarando que todo es una mentira y solo se trato de un suicidio o algo por el estilo, ya sabes, en la actualidad eso es muy típico y hay que estar preparado para todo.​
    -En eso tienes razón, la gente ve las cosas y las declara que son como ellos creen que es. Pienso que para juzgar o defender hay que tener argumentos y una manera de pensar muy abierta.​
    -“Todo es relativo, nada es absoluto”.- Recordaba Adam a su compañero.​
    -Exacto.- Afirmo Nahuel.​
    Las estrellas brillaban mucho en el cielo aquella vez, así que Adam se acerco a la ventana para tomar un descanso y observarlas. Mientras las veía, sus parpados insistían en cerrarse.​
    -Parece que me esta entrando sueño- Pensó. – Tal vez deba tomar un poco de café. Sí, eso me ayudara.-​
    Entonces se volvió para utilizar la maquina de café y disfrutar de aquella rica bebida bajo la fría noche de ese día.​
    -Ahh… Nada es mas lindo que beber algo caliente en días de frío- Dijo en voz alta.​
    -Mejor deja eso y ponte a trabajar- Le respondió Nahuel.​
    -Es irónico, porque debería ser yo quien dijera eso, ¿no crees?- Dijo Adam mientras reía.​
    Al final ambos acabaron exhaustos de tanto trabajo y solo pensaron en recostarse en aquellos cómodos (aunque viejos) sofás de la oficina, ya que no tenían ganas suficientes como para volver caminando a aquellas horas de la madrugada a su departamento.​
    -Mira lo hora que es…- Dijo Adam. Pero no hubo respuesta por parte de su amigo. -¡Ey! ¿Estas despierto?-.​
    Adam observo a la cara de Nahuel y, efectivamente, ya estaba dormido.​
    -Sí que es un buen hombre… Estoy seguro de que formara una gran familia en el futuro y será feliz- Pensó.​
    La noche transcurrió y el sueño seguía sin afectarle al asistente, entonces se levanto a beber un vaso de agua. Al caminar por los pasillos se dio cuenta de que la electricidad del edificio se había ido ya que las lámparas estaban apagadas, siendo que siempre se encuentran encendidas sea la hora que sea. Pese a esto, Adam encendió una vela y se dirigió a la cocina, pero al intentar abrir la canilla el agua parecía no salir.​
    -¿¡Que rayos pasa aquí!?- Se dijo.​
    Luego dejo el vaso que entre sus manos tenía y abrió la ventana para que entre aire fresco, pero al hacerlo, observo algo en el horizonte.​
    -¿Qué es todo eso?- Dijo casi murmurando- ¿Dónde rayos puse mis anteojos?​
    Inmediatamente tomo las gafas de su bolsillo y observo: Cientos y cientos de plumas provenientes de todas partes y conducidas por el viento se dirigían hacia el horizonte. Aquel viento se volvía cada vez mas fuerte hasta que se transformo en algo peligroso que incluso logro cerrar aquella grande y pesada ventana por la que el asistente estaba observando tal “maravilla”.​
    Adam trabo con todas sus fuerzas las ventanas de aquella habitación y se giro para volver, pero en ese mismo instante éstas volvieron a abrirse, esta vez más fuerte aún, y aquel viento que por allí ingreso logro llevarse algunos de los informes que sobre la mesa de la cocina estaban colocados.​
    -¡No, demonios! ¡Tenia que ser Nahuel quien dejara esos valiosos informes justo en ese lugar! ¿Ahora que haré? Me temo que un simple llamado telefónico a estas horas al departamento policial no les será de mucho agrado, y mas aún si les dijera que los informes se han volado por… ¡¿Qué hago perdiendo tiempo?! ¡Tengo que hacer algo!- Exclamo.​
    Sin pensarlo dos veces, Adam salto a través de la gran ventana y corrió contra viento en busca de aquellos importantes papeles. Para concluir la mala situación, comenzó a llover.​
    -¡No debería ser yo quien este aquí luchando por mi vida!- Dijo en voz alta furioso.-¡Nahuel tiene suerte de que nunca nadie me haya enseñado a decir palabrotas en Español!-​
    Al mirar hacia arriba las plumas ya no recorrían el cielo como antes y solo la lluvia cubría el lugar. Mientras corría, Adam intentaba buscar una explicación lógica de aquel suceso tan extraño que había presenciado. Miraba las casas a su alrededor y los árboles, mojados para entonces, pero no hallaba nada que pudiera indicar tal cantidad de plumas dirigiéndose hacia el horizonte.​
    Luego de 5 minutos de correr y correr llego al parque, el cual no estaba muy lejos de la oficina que Nahuel y Adam habían alquilado para trabajar (y en donde nahuel había visto aquel extraño espectáculo).​
    -¡Ya estoy harto de correr, correr y no encontrar absolutamente nada!- Exclamo en voz muy alta.​
    En ese instante oyó un ruido altamente fuerte detrás de si mismo, y una ráfaga de viento sacudió su cabello por un segundo. Al voltearse, había lo que una persona podría definir físicamente como “un ángel”. En realidad era una hermosa niña de cabello rubio que llevaba un vestido con los colores del arco-iris, pero aquellos colores estaban ubicados suavemente entre si de forma tal que la vestimenta no parecía un simple amer. Además de eso, de su espalda brotaban dos gigantescas alas (Tan grandes que incluso, para su estatura, parecian muy pesadas).​

    -Lo lamento, he agitado mis alas muy fuerte, ¿te he hecho daño?- Dijo.​
    Adam no pudo decir una sola palabra.​
    -Hace un momento has dicho que estabas harto de correr y no hallar nada… En realidad yo también lo estoy, pero no me rendiré, seguiré “corriendo” y luchando hasta encontrar lo que busco.- Dijo la niña.​
    El asistente estaba tan asombrado ante tal ser que seguía sin poder decir una sola palabra, solo tenía su boca y sus ojos bien abiertos observando lo que ocurría.​
    -Ven.- Dijo la chica, y se acerco a Adam -Te ayudare, después de todo tu no tienes la culpa-​
    La niña abrazo a Adam y éste solo se limito a observar.​
    En ese momento comenzaron a aparecer más y mas plumas que flotaban y giraban alrededor de la niña y el joven. Mientras esto ocurría, en las alas de la chica Adam pudo observarse a si mismo saltar a través de la ventana de la oficina en busca de aquellos informes que el viento se había llevado.​
    Cuando todo se detuvo, las plumas que los rodeaban desaparecieron y la niña lo soltó.​
    -Aquí tienes- Dijo ella, y entrego de entre sus manos los papeles que el asistente tanto había estado buscando.​
    -¿Esto es…? ¡No puedo creerlo! N-No puede ser, ¿C-Como es…?- Dijo Adam.​
    -¿… Posible?- Prosiguió ella.​
    -¿Quién eres tu? O mejor dicho, ¿Qué eres tu?-​
    -Es difícil responder esa pregunta en este momento...-​
    -¿Qué quieres decir? No logro entenderlo, ¿Eres un humano o que? ¿Acaso eres un ángel?- Pregunto Adam.​
    La niña miro al cielo y sin responder su pregunta dijo:​
    -Observa la lluvia, ¿No es bonita? Al amanecer probablemente se detenga… Me pregunto porque todo tiene que acabarse en algún momento, quiero decir, en este mundo.-​
    -Tal vez porque así deba ser, si todo fuera ilimitado no habría nada que aprender.-​
    -No lo entiendes…- Dijo casi en voz baja.​
    -¿Qué es lo que tengo que entender?-​
    -Yo… Yo…- Dijo la chica mientras agachaba su cabeza.​
    Adam bajo la visto y observo los informes que en su mano tenia.​
    -No puedo creer que estén todos.-Dijo, mientras pasaba las páginas una por una. -Realmente agradezco tu… ¿Eh?-​
    Al levantar la vista, la niña ya no se encontraba allí. En su lugar, numerosas plumas aparecieron esparcidas por el suelo. Adam se acerco a observarlas y tomo una.​
    -Me pregunto de donde salieron…- Pensó.​
    Para su sorpresa, cada una de las plumas comenzaron a moverse en su lugar como si debajo de ellas el piso estuviera temblando. No paso mucho tiempo hasta que éstas se levantaron como si en realidad estuvieran flotando en el aire. Finalmente (y mágicamente podría decirse), se dirigieron hacia el cielo y desde allí hacia el horizonte norte conducidas por el viento.​
    Miles de sensaciones atravesaron la mente y el cuerpo del asistente: Miedo, sorpresa, escalofríos, confusión, etc.​
    -Debo estar soñando- Pensó. – Si, esto no debe ser más que un sueño.​
    Como todo un idiota, se acerco hasta la fuente de aquel parque e introdujo su brazo en el agua, como intentado “despertarse” de aquella extraña pesadilla.​
    -¡Ahh! Esta helada.- Exclamo en voz alta. –Supongo que soy el único estupido en toda la tierra que a estas horas de la madrugada, y lloviendo, hace este tipo de cosas.- Pensó.​
    Luego de haber notado que aquello no se trataba de un sueño o pesadilla, Adam cubrió los informes debajo de su suéter y corrió de regreso a la oficina.​
     
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    A través del caleidoscopio
    Clasificación:
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    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    3
     
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    Aclaracion: Posiblemente no encuentren relacion alguna con este capitulo y el anterior, pero pronto entenderan de que se trata exactamente. En el tercer capitulo, ambos arcos se relacionaran de manera directa.

    Capitulo 2: Primer fragmento (Arco de Alexandra) - Parte 1

    -8 de la mañana en todo el país, la temperatura es de 12 grados centígrados. Parece que hoy será un buen día para quedarse en casa y permanecer en cama mientras escuchamos radio acompañados con un buen café ¡Jajaja!- Sonaba la radio.​
    -Ana, hija, ¿qué estas haciendo despierta tan temprano?- Dijo la madre mientras encendía las luces de la cocina de aquel hogar.- ¿Y que haces con la radio encendida a estas horas? Hace mucho frío, hoy no iras a la escuela.​
    -Esta bien, mamá. – Dijo la pequeña- Es solo que Duby tenia miedo así que vine a buscarle un vaso de agua.​
    -¿Duby? Oh, es ese peluche tuyo, ¿cierto? ¿Y porque tenia miedo Duby?- Pregunto la madre.​
    -Oyó un ruido extraño fuera y eso lo asusto bastante.-Dijo Ana.​
    -¿Un ruido?, ¿y te dijo Duby que clase de ruido era?​
    -Sí, sonaba como la sirena de la policía…-Respondió la niña.​
    -¿La sirena de la policía? ¡Jajaja!, de seguro ha sido la patrulla. Normalmente pasa por aquí a estas horas, hija. No hay de que preocuparse. –Explico la madre.- Aunque es extraño que hayas oído la sirena, tal vez solo te pareció.​
    -¡Yo no la oí, fue Duby, él fue quien estaba asustado!- Exclamo la niña.​
    -Esta bien, esta bien…- Respondió la madre entre risas.​
    En ese momento, y desde el living, se oía que alguien golpeaba la puerta principal fuertemente; Entonces, la niña rápidamente corrió hacia allí y se coloco frente a la puerta mientras la madre, corriendo detrás de ella, intentaba detenerla a gritos.​
    Entre manotazos y quejas, eventualmente la niña y la madre comenzaron a llorar.​
    -¡Ana!, ¡Vete a la cocina!, ¡Ve a la cocina!- Exclamaba la madre mientras intentaba tomarla de los brazos.​
    -¡No quiero!, ¡No quiero dejarte con ese hombre malo!- Gritaba la niña cada vez mas fuerte.​
    Finalmente una voz se escucho al otro lado de la puerta:​
    -Ana, no deberías tratar así a tu madre, después de todo ella te quiere mucho.-Dijo un hombre amablemente.​
    En ese instante las dos mujeres quedaron paralizadas y los gritos cesaron mientras observaban hacia la puerta. Transcurridos unos segundos, la mujer miro a la hija con ojos lagrimosos y le hizo seña de que se retirara de la habitación y esperara en la cocina. La niña, entonces, rompió a llorar con todas sus fuerzas mientras se alejaba de su madre, quien le sonreía para intentar, de alguna formar, disolver esa atmósfera de miedo y despreocuparla. Luego de esto, Ana entro a la cocina y se encerró en ese lugar.​
    -¿Vas a abrirme de una vez?- Dijo el hombre.​
    -¡¿Qué es lo que buscas esta vez?!- Gritaba la mujer con desesperación.​
    -A ti… ¿A quien mas sino mi amor?- Respondía aquel hombre con tranquilidad.​
    -Se que no me amas… Los vecinos ya comentan que tienes a otra… ¡¿Acaso creíste que iba a permanecer callada por toda la vida y dejar que nuestra relación continúe así sin mas?! ¡Claro que no!- Gritaba la mujer.​
    -Ábreme, por favor…- Decía el hombre amablemente.​
    -¡No!, ¡Vete de aquí por favor!, nos haces mal a mi y Ana.​
    Después de eso hubo un silencio de unos 10 segundos.​
    -Se habrá ido… Que alivio…- Pensó la mujer.​
    Entonces, la puerta comenzó a estremecerse como si la estuvieran golpeando fuertemente del otro lado, mientras las paredes parecían vibrar. A todo esto, la mujer comienzo a gritar mientras se arrodillaba en el suelo y lloraba.​
    -¡Ya déjalo!, ¡Por favor, deja todo esto y vete!- Decía la mujer en voz semi-baja, nerviosa y con miedo.​
    Por otra parte, al otro de la puerta el hombre no respondía y parecía estar empedernido en abrirla sea como sea.​
    La mujer comenzó a marearse y sintió que su estomago estaba por explotar cuando, de repente, callo al suelo.

    ....
     
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    2372
    Capitulo 2: Primer fragmento (Arco de Alexandra) - Parte 2

    En ese momento pudo observar, con los ojos entrecerrados y tumbada, que la ventana que estaba junto a la puerta se abría rápida y bruscamente mientras un hombre intentaba ingresar en la casa a través de ella y, detrás de él, alguien mas intentaba detenerlo a puñetazos y gritos. Eso fue todo lo que la mujer pudo presenciar antes de desvanecerse por completo.



    -¿Sra. Bright?.. ¿Sra. Bright? – Dijo el enfermero.
    -… ¿D-Donde estoy…? – Respondió la mujer lentamente y en voz baja.

    -Usted se encuentra en el hospital Liberty, a veinte cuadras de su casa. Tuvo que ser traída hasta aquí junto con su hija luego de haberse desvanecido en su propio hogar.
    -¿Desvanecido? ¿A que se refiere? – Pregunto la mujer.
    -¿Enserio no recuerda que fue lo que ocurrió? Digamos que tuvo suerte, su hija Ana la salvo. Usted se encontraba allí, en su casa, cuando llego la ambulancia.
    -¿Qué fue exactamente lo que ocurrió?
    El enfermero tomo aire y suspiro, luego comenzó a relatar los hechos:
    -Hace aproximadamente 2 horas recibimos una llamada de una niña, Ana, su hija, pidiendo auxilio por su madre, hablamos de usted. Inmediatamente, apuntamos la dirección que nos fue dada y acudimos al lugar lo más pronto posible. Al llegar allí, nos encontramos con su marido, el Sr. Esteban Rodríguez, y el detective Nahuel Ulber, quien se encargo de examinar la escena a fondo e interrogar al Sr. Rodríguez. – Explico el enfermero a su paciente.
    -¿M-Mi marido…? – Pregunto la mujer con tono nervioso – Usted querrá decir… ¿Mi ex?
    -Mmm… ¿Estamos hablando de la misma persona? El Sr. Rodríguez declaro ser su marido. – Afirmo el enfermero.
    -Pe-Pero… El no…. ¡El ya no está conmigo! ¡Nuestra relación se acabo hace mucho tiempo! ¡Ya no quiero volver a hablar de ese hombre! Después de todo, el arruino nuestras vidas, la mía y la de mi hija. – Dijo la mujer.
    El enfermero, confundido, permaneció en silencio y de pie a un lado de la cama, con expresión pensativa mientras miraba a su paciente. La mujer, por otro lado, estaba ya enderezada sobre la camilla con ambos brazos apoyados a sus costados y sus puños cerrados. Boquiabierta y sorprendida, mientras miraba al enfermero, no lograba recordar la situación que la había llevado a ese lugar con exactitud, y se veía incapaz de retener la información que el pobre hombre intentaba darle.
    Pasados unos segundos, el enfermero tomo una silla que había en la habitación y la movió hasta al lado de la cama de la mujer. Luego se sentó sobre ella y, cabizbajo, hizo un silencio. La mujer miro a la alta ventana por un momento, como si su memoria fuera a descender a ella desde allí.
    -Ana… – Murmuro.
    -¿Qué dijo? – Le pregunto el hombre.
    -¡Ana! ¡Mi hija, Ana! ¡¿Dónde esta?! – Comenzó a gritar. - ¡Tengo que protegerla, ella me necesita! ¡Ese hombre va a…! – Exclamo fuertemente.
    Fuera de la habitación 401, en donde la Sra. Bright se encontraba hospitalizada, el pasillo se encontraba muy tranquilo. Había una mujer con un atuendo algo sucio que se encontraba fregando tranquilamente los pisos del lugar mientras tarareaba, casi murmurando, una canción que estaba muy de moda en las radios del lugar en ese momento.
    El silencio se interrumpió con la apertura de la puerta de la habitación 401 y los fuertes gritos de la Sra. Bright, quien, desesperadamente y con los ojos llenos de lágrimas, intentaba huir de aquel lugar mientras el enfermero corría detrás de ella intentando detenerla.
    -¡Regrese aquí, señora! ¿¡A donde cree que va!? – Exclamo el hombre fuertemente mientras perseguía a la mujer. – Aun necesita ser atendida, ¡Sufrió un grave golpe en la cabeza al caer al piso!
    La mujer corrió y corrió hasta llegar al ascensor donde, para su suerte, se encontraba abierto y listo para ser utilizado. Ésta ingreso rápidamente en él y comenzó a presionar el botón frenéticamente para llegar a la planta principal mientras repetía rápida y nerviosamente en voz baja:
    -Tengo que ayudar a Ana, tengo que ayudarla, tengo que salvarla de ese loco, no puedo permitirme el abandono de mi hija, no, no puedo permitírmelo, el no va a poder conmigo, no esta vez.
    El ascensor se cerró y el enfermero no consiguió llegar a tiempo para detenerla.
    -¡Rayos! ¡Tendré que tomar las escaleras! – Pensó el hombre. – ¡Usted! – Grito a la empleada que estaba allí - ¡Llame a recepción desde ese teléfono y dígales que bloqueen la entrada! ¡No podemos dejar huir a esa mujer! – Dijo frustrado mientras señalaba una pequeña cabina telefónica que se encontraba en uno de los rincones de aquel pasillo.
    -¡Si, señor! – Respondió la empleada.
    Inmediatamente, el enfermero se apresuro y se dirigió hacia las escaleras.
    Para la Sra. Bright, el viaje en ascensor fue terriblemente largo, no solo por el hecho de que tenía que “salvar” a su hija, sino también porque, para su infortunio, sufría de claustrofobia. A un rincón del ascensor se había sentado mientras esperaba, desesperada y adolorida, poder abrazar y tomar de la mano a Ana con al esperanza de cruzar la calle y salir de aquel horrible ambiente que tanto la aterraba. Aunque, en lo profundo de su corazón, sabia que nada volvería a ser igual. Se retorcía en el lugar mienta respiraba agitada y miraba, con sus ojos bien abiertos y sin sentido alguno, la puerta del ascensor.
    -¡Entendido! … ¡Entendido! – Dijo la recepcionista al teléfono. - ¡Ya mismo trabo la puerta! – Exclamo y corto la llamada sorprendida.
    Inmediatamente, ésta tomo las llaves de la entrada del hospital que tenia detrás de si misma y se dirigió hacia dicho lugar. Al mismo tiempo, el ascensor se abría mientras la Sra. Bright salía de éste y corría impacientemente hacia la acera del hospital sin ningún objetivo mas que el de encontrarse con su hija, aunque ella no sabia en verdad si Ana estaría allí o no. La locura la había dominado y comenzaba a volverse cada vez mas violenta.
    Al alcanzar la puerta principal se encontró con un problema.
    -Tendré que cerrar esta puerta y usted tendrá que volver a su habitación. – Dijo la recepcionista mientras introducía las llaves en la cerradura de la puerta principal de aquel hospital.
    La desesperada mujer se quedo helada, estaba temblando y no podía dejar su mandíbula quieta de tan nerviosa que estaba. De repente, se abalanzo sobre la pobre empleada y le arrebato las llaves que ésta poseía, abrió la entrada y se dirigió hacia la calle.
    -Al fin… Al fin… - Dijo agitada mientras sonría.
    Pero lo que le esperaba afuera, contrario a lo que ella deseaba, no era nada bueno. Su extraña sonrisa desapareció de su cara, parecía como si su alma se hubiese ido de su cuerpo. Lo que vio fue a su hija que estaba siendo llevada en un patrullero junto con el Sr. Rodríguez, su ex esposo.
    -¡¡¡Ahhhhhhhhhh!!! – Grito desesperada mientras tironeaba de sus pelos y caía de rodillas al suelo como si sus piernas hubiesen dejado de sostenerla. - ¿Por qué? … ¿Por qué? – Repetía mientras lloraba cabizbaja. -
    Paso un instante y, de repente, como si todo se hubiese solucionado, dejo de llorar y se quedo paralizada.
    -Jeje… - Rió en voz baja. – Todo… Todo es su culpa… - Dijo lentamente mientras alzaba su mirada con la boca abierta y una sonrisa de oreja a oreja mirando al cielo - ¡TODO ES CULPA DE ELLOS! – Grito fuertemente - ¡TODO ES CULPA DE ESOS MALDITOS DOCTORES QUE INTENTARON DETENERME! – Exclamo. Luego comenzó a susurrar mientras repetía a toda velocidad. – Su culpa, su culpa, su culpa, su culpa, su culpa, su culpa, su culpa, su culpa, su culpa, su culpa… ¡TODOS MUERANSE! ¡¡¡MUERANSE!!! -
    - ¡Alexandra Bright! ¡Calmese! – Dijo el detective Nahuel Ulber, quien salía del hospital. – Así que al final ha desistido… Me temo que no puede hacer nada, lo mejor es dejarnos el resto a nosotros. – Explico. – El enfermero no tardara en llegar, ¿Por qué no se relaja y…?
    Inmediatamente, la mujer, que estaba de rodillas al suelo, se levanto a toda velocidad y comenzó a correr agitada directamente hacia la calle. Su ropa se había desgastado y ensuciado, mientras que las vendas que estaban en su brazo derecho estaban casi por deshacerse pese a la brutalidad con la que intentaba escapar desde el primer momento en el que recobro la conciencia dentro del hospital y le mencionaron a su hija.
    Atravesó un semáforo en rojo, esquivo dos autos, ya que corria en mano contraria, e incluso empujo a varios ciudadanos que transitaban por el lugar.
    -¡Pase lo que pase te salvare, Ana, tesoro, mi amor! – Decía.
    Pero a pesar de dar su mejor esfuerzo, su recorrido no duro mucho…
    -¡Alto ahí! ¡Usted esta detenida! – Exclamo un policía.
    Inmediatamente, Alexandra dejo de correr y se detuvo: Tenía en frente de si misma 4 autos patrulleros que habían bloqueado la calle.
    Los policías la rodearon y lograron capturarla mientras uno de ellos le inyectaba un calmante.
    -Ustedes… No lo entienden… - Dijo mientras caía presa de los efectos de la droga.
    En ese momento, cientos de imágenes pasaron por su cabeza: El hospital Liberty, su hija Ana, el enfermero que había intentado detenerla, el momento en el que aquel patrullero se había llevado a Ana junto con su ex marido, y otro tanto de escenas pero que no lograba distinguir.
    Y así fue, todo acabo en menos de un segundo. Su mente ya se había desvanecido y no podía mover absolutamente ni un solo músculo. Su piel estaba ahora pálida y sus ojos entreabiertos. Parecía una muñeca de trapo que se había resquebrajado toda sobre los brazos de aquel policía que la dejaba descansar. Sereno y calmo, su ser dejaría de lado toda clase de problemas ya… O al menos por un rato.



    ¡Ah! – Reacciono. - ¿D-Donde estoy…?
    Alexandra había despertado, estaba sana y salva. No lo comprendía muy bien pero se sentía en perfecto estado, como si nada hubiese ocurrido. Al dirigir la mirada hacia su brazo derecho descubrió que estaba sano y las vendas que lo cubrían ya no estaban allí. Al parecer aquella fractura que había sufrido al desmayarse durante la última discusión con su ex esposo había sido curada.
    Se encontraba, aparentenemente, en lo que parecía su dormitorio, de nuevo en su hogar dentro de su cama calida y apacible. Pero había algo extraño allí, algo que ella podía sentir que era distinto. Algo que, si bien no sabía que era, estaba segura que había cambiado en aquel lugar.
    Comenzó a enderezar lentamente su cuerpo y bajo los pies de la cama.
    -¿Cómo llegue a mi habita - Se detuvo - … Un momento… - Pensó al tocar la superficie con sus pies. – Esta alfombra no estaba aquí, y no recuerdo haber comprado nunca una parecida.
    Al ponerse de pie sintió frió, realmente no entendía lo que estaba ocurriendo, esa temperatura no era para nada propia de la época.
    -¿Qué rayos? – Se dijo a si misma. – ¿Acaso no estamos en verano?, ¿no se supone que debería hacer mas calor?
    En silencio, camino por toda la casa recorriendo cada una de las habitaciones en busca de alguna pista o de alguien que la llevara a deducir porque se encontraba alli en ese momento, pero lo único que encontró fueron cambios… Literalmente.
    -Primero la alfombra en mi habitación, luego ese extraño cuadro en la sala de estar, ¿y ahora el color morado en la pared del cuarto de Ana? ¡Se supone que era amarillo! ¿Qué diablos ha pasado aquí?- Pensó.
    -¡Alex!- Dijo una voz.
    En ese instante, la mujer se paralizo y sus piernas comenzar a temblar.
    -N-No puede ser… - Susurro. – E-Es imposible… El estaba…Estaba… S-Se lo llevaron y-y yo lo vi.
    -¡¡Alex!! ¡He llegado de trabajar! ¡Por la mañana salí muy apresurado y no pude tomar las llaves, ábreme por favor! – Dijo una voz que provenía desde la vereda de la casa.
    -Es una broma. – Dijo en voz baja la mujer.
    Ella se encontraba en la habitación de su hija, Ana, en el primer piso de la casa. Rápidamente, comenzó a correr y descendió por las escaleras para luego pasar por el corredor en dirección a la cocina. Al llegar allí revolvió de forma desesperada todas las revistas y los periódicos que había sobre el refrigerador en busca de algo, pero no lo encontró, e inmediatamente prosiguió hacia su cuarto nuevamente. Abrió la puerta de la habitación bruscamente y, respirando agitada, se apresuro por encender la televisión y sintonizar el canal de noticias. Pero Alexandra no tenia intenciones de ver alguna noticia en particular, mucho menos quería ver el reporte meteorológico, sino que su objetivo era otro.
    -El esta allí fuera esperando a que lo haga pasar porque no llevo las llaves consigo en la mañana… Esto no puede ser, yo…
    Su atención fue dirigida hacia la fecha de aquel día que mostraba el canal:
    “10/8/8”.
    -10 de Agosto de 2008… ¡Es una broma, este programa debe ser de hace un mes!-Dijo.
    -¡¡¡Alex!!! ¡¡¡O me abres de una vez o bajare la puerta a patadas!!! – Dijo el hombre.
    -No puede ser…- Pensó.
    Aquella televisión estaba ubicada sobre una pequeña mesa de madera con algunos cajones donde Alex no guardaba casi nunca nada, pero ahora había algo que le interesaba de allí: Un reloj digital de mesa que jamás había usado pero que aun conservaba, y que hasta inclusive ese momento seguía funcionando con las mismas baterías de cuando lo compro.
    -Esto no puede ser posible. Este reloj… - Se quedo pensativa. - ¡Este reloj tiene como fecha 10 de Agosto también! – Exclamo, e inmediatamente se tapo la boca con la mano derecha al darse cuenta de que lo había hecho demasiado fuerte.
    No lo comprendía y estaba confundida, ¿acaso había retrocedido 1 mes en el tiempo?, ¿era esto posible? Definitivamente no le gustaba la idea e intentaba pensar que todo era una broma o una coincidencia extremadamente increíble. Sentía como si recordara perfectamente esa situación, sabia de antemano que su esposo olvidaría las llaves por la mañana ese 10 de agosto y sabia lo que ocurriría después, o al menos eso creía.
     
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  4.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

    Acuario
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    Gracias por la invitación.

    Si me permites, seré directa -w-

    Tienes una muy mala presentación, todo está demasiado junto, no se puede leer con fácilidad. Añadiendo los errores de ortografía que presentas, utilizas los puntos suspensivos en casos dónde no deben ser utilizados de esa manera.

    Los verbos en pasado llevan acentuación el la última sílaba. "Exclamó, susurró, cantó" y sus derivados.

    Espero no me lo tomes a mal, me gustó un poco la trama. No te desanimes, la mayoría también tiene errores ^^U

    Esperaré el próximo.

    Adiós y buen día.

    At:Fer-chan.
     
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  5.  
    Ren Zero

    Ren Zero Iniciado

    Virgo
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    Ok, gracias Fer-chan tratare de corregir todo eso :)
    Sobre los errores de ortografia: Lo sé, estoy utilizando Microsoft Word 2002 (Sí, 2002!!) asi que es normal, tratare de corregirlo.
    Y sobre la trama: Sí, es que es muy al estilo Higurashi no naku koro ni y Clannad. Son recuentos de vidas con una trama de fondo que por ahora todavia no está muy a la vista... Es mas, la parte principal, ni siquiera comenzó :/
    ¡Gracias por tu comentario, tratare de mejorar!

    PD: Perdon por las faltas en este mensaje, estoy apurado -.-'
     
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  6.  
    Erzabeth

    Erzabeth Fanático

    Tauro
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    Vale más tomarse el tiempo, a subirlo así nada más.

    Tienes una muy mala presentación, todo está demasiado junto, no se puede leer con fácilidad. Añadiendo los errores de ortografía que presentas, utilizas los puntos suspensivos en casos dónde no deben ser utilizados de esa manera.

    Los verbos en pasado llevan acentuación el la última sílaba. "Exclamó, susurró, cantó" y sus derivados.

    Espero no me lo tomes a mal, me gustó un poco la trama. No te desanimes, la mayoría también tiene errores

    Te digo lo mismo que FernandhO xD. Espero mejores, se ve el entusiasmo ^^
     
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  7.  
    Kotomichinn

    Kotomichinn Usuario común

    Escorpión
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    Escritora
    Muchas gracias por la invitación.
    La trama esta muy interesante, aunque no le encuentro mucho sentido en la historia, me atrapó y como tu dijiste esto esta recién empezando ^v^
    Sobre tus errores ortográficos, creó que te mencionaron la mayoría más arriba, lo único que me quedaría por agregar es que se usa el guión largo (—) y no el corto (-) ^v^ y que después de poner el guió el verbo que le sigue se escribe en minúscula.

    ¡¡¡Alex!!! ¡¡¡O me abres de una vez o bajare la puerta a patadas!!! dijo el hombre.
    Espero pronto el próximo capítulo y por favor acuérdate de avisarme cuando subas la continuación.

    Nos vemos... Sayonara!!
    Kotomichinn
     

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