A mis espaldas

Tema en 'Relatos' iniciado por OnixTymime, 16 Julio 2011.

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    OnixTymime

    OnixTymime Made of stone

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    Título:
    A mis espaldas
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    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    1
     
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    2665
    ¡Saludos!​
    Les traigo un one-shot (por así decirle) que escribí por razón a un "duelo de fics" en otro foro. Se suponía que tenía que competir contra otro one-shot, pero no hubo mucho movimiento.​
    Podría decirse que es mi primer historia corta original, así que no esperen gran cosa, aunque puse mi mejor esfuerzo.​
    Tampoco estoy muy segura si está dentro del género correcto... ._.​
    En fin, espero que sea de su agrado.​

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    A mis espaldas

    En ese momento apenas podía abrir los ojos, preguntándome en dónde estaba y cómo había terminado en aquel lugar después de haber huido hace tanto tiempo.
    Entonces recordé por qué y sentí cómo mis sentidos volvían a reducirse, tornando todo a mi alrededor tan irreal pero tan tangible que pensé que no estaba viva.
    Creí ver una intensa luz blanca intentar traspasar las gruesas cortinas de la habitación, pero la propia luminosidad de una pequeña lámpara la repelía, luchando hasta que lograba escurrirse entre las rendijas de las ventanas y lanzarla lejos de la casa.
    No sabía qué sucedía, estaba tan desorientada y harta de sentirme tan decaída e indefensa. Ya era suficiente, no podía continuar en ese estado.
    Logré sentarme, a pesar de lo pesado que mi cuerpo se sentía y que el mundo me diera vueltas estrepitosamente, aferrándome con fuerza a las sábanas para no dejarme vencer por aquellos ilusorios giros hasta que se detuvieran.
    No podía recordar cómo había llegado a la cama, o cómo logré quitarme la ropa de encima y quedar en paños menores. Estaba tan confundida, incluso por un ínfimo instante olvidé quién era yo. Pero su presencia fue más que suficiente para recuperar mis cabales.
    Allí estaba de nuevo, mirándome fijamente como lo hacía desde que tenía memoria, cubriéndose con una negra y desgarrada capa que ondeaba con cierto aire místico, cuidadoso de no dejar ver su rostro o sus macilentas manos. Que solo estuviese ahí, parado en silencio, provocaba que su alrededor se tiñera de tristeza y que quienes estuvieran cerca sintieran zozobra.
    No tenía caso intentar esconder nada conmigo, después de todo, nos conocíamos desde que yo era pequeña. Siempre ha estado conmigo, si bien yo deseaba que desapareciera y dejara de atormentarme.
    Sencillamente, era imposible olvidar aquellos ojos vacíos, completamente blancos y tan tenebrosos que podrían robar mi alma. Todo el tiempo evitaba contemplarlos fijamente, ya que si lo hacía, las peores y más espantosas pesadillas me atormentarían en la noche. Puedo decir, con mucha seguridad, que jamás he tenido sueños de verdad y a eso se deben mis marcadas ojeras.
    Después de tanto tiempo pudiendo verle en contra de mi voluntad, me acostumbré en cierto modo, desconociendo la razón de su atosigamiento y empeño de estar siempre detrás de mí.
    Le ignoré. Era la peor ocasión para que estuviera cerca de mí, le deseaba lo más lejos posible, muy lejos. Pasaba por el momento más difícil y doloroso de mi miserable vida, él era lo que menos deseaba tener.
    Pero le conocía tan bien que sabía que era a propósito. Después de todo, se llevó a mi abuela hace un mes y no me enteré hasta hace unos días, cuando lograron contactarme. Por eso había vuelto…
    Me levanté de la cama y me acerqué lentamente al baño para lavarme la cara. Al segundo, siguió mis pasos, deslizándose en silencio y con cuidado.
    Me molestó que me siguiera, mucho más que pretendiera que yo desconocía que estaba ahí, observándome fijamente a través de su capucha… Mi sangre hirvió de rabia y eso era lo que él quería.
    Necesitaba urgentemente recuperar la calma y el agua fría no ayudó mucho, solo me espabiló y él se volvió mucho más nítido a mis ojos.
    De inmediato, acabé de quitarme la poca ropa que tenía y me metí a la ducha, girando el grifo rápidamente; ni siquiera me importó el agua helada, todo por no prestarle la más mínima atención.
    No desperdicié tiempo. Al salir de la ducha, entré al cuarto y escogí algo de ropa en mi maleta para colocarme, bajé a prepararme un rápido desayuno y salí de la casa con prisa.
    Apenas coloqué un pie en la calle, lancé una mirada a mí alrededor y no pude evitar suspirar, después de todo, había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuve en aquel lugar.
    Hace muchos años, cuando era pequeña, mis padres y yo nos mudamos, dejando a mi abuela atrás en esta vieja casa. Fue más una mudanza por necesidad que por gusto, premurosa debo decirlo. Mis padres, cuando les hablaba de él y del miedo que me daba, creyeron que era un cuento creado por una gran imaginación y reían, pero cuando notaron el tremendo efecto que él y mis recurrentes pesadillas tenían sobre mí, tuvieron que tomar medidas extremas. Por supuesto, a pesar de las pruebas, jamás me creyeron, pensaron que se debía a algún trauma, cosa absurda para una niña que era tratada como princesa.
    La única solución fue el único psicólogo que (pensaron) me ayudaría, pero estaba al otro lado del país y, después de contarle todo mi cuadro, les dijo a mis padres que las consultas tendrían que ser estrictamente diarias. Adiós a mi hogar.
    Pasaron muchos años y las visitas al psicólogo jamás rindieron frutos. Es más, él siempre estuvo junto a mí perturbándome, y yo rogaba porque nuestras miradas no se encontraran.
    Cuando me di cuenta de que aquel simpático señor, por más bondadoso y buenas intenciones que tuviese, no podría ayudarme jamás, comencé a actuar, fingiendo que tantos años de consulta comenzaban a surtir efecto. Me sentía mal por mentir, pero mi situación solo hizo daño a mis padres y frustró por mucho tiempo a un buen hombre… Y a pesar de tantos dilemas y llantos, él seguía ahí, como si nada.
    Mientras caminaba sin rumbo conciso, rememoré aquellos breves años de niñez en aquel pueblo, muy distinto al lugar lleno de bondad y brillo que recordaba. Debo admitirlo, antes el sitio me parecía más bonito, ahora solo podía ver a un pueblo sombrío, lleno de personas malhumoradas, mezquinas y de mal corazón.
    ¿Qué negra maldición habrá infectado a tan hermoso lugar? ¿Sería, acaso, que mi inocente cabecilla solo retuvo cosas que en realidad jamás existieron? ¿O es que después de tanto tiempo siendo perseguida y espantada, atesoraba cualquier rayo de luz y pureza?
    Justo en ese momento llegué a un terreno baldío, sin cercado, con la maleza alcanzando alturas increíbles y con apenas dos esqueléticos árboles. Decidí sentarme al pie de uno de esos árboles un rato.
    Caminando hacia el que más adentrado estaba, me sorprendí de cómo me absorbían mis divagaciones, mofándose del tiempo al dejarlo como algo superfluo y sin valor real. Me senté y lancé una mirada alrededor desde aquel modesto escondrijo, las calles estaban desérticas… ¡¿Y cómo no?! Con el cielo casi tan negro como la noche desde tan temprano, ¿quién quisiera arriesgarse?
    A pesar de eso, no estaba sola, él aún seguía conmigo, sentándose descaradamente cerca de mí. Esa cosa realmente comenzaba a molestarme.
    No debía sucumbir a la rabia, como me dije más temprano. Si iba a pasar un rato en ese lugar lo mejor era que lo usara para pensar… o recordar.
    Era incapaz de despegarme de los recuerdos de la niñez, el pueblo me los devolvía, como si los hubiera guardado tanto tiempo que le estorbaban. El más fuerte reconstruía para mí el rostro del primer mejor amigo que tuve en mi vida.
    Éramos tan pequeños e ilusos. Fue al primero con el que me atreví a contarle sobre la figura encapuchada que me acosaba, y en vez de censurarme o asustarse me brindó apoyo.
    Pasábamos juntos tardes enteras escondiéndonos entre los arbustos, él me decía que era para esconderme del encapuchado, pero le decía que era inútil porque siempre estaba atrás de nosotros.
    Cuando no nos escondíamos, nuestra tarde la dejábamos para cazar mariposas. Prefería un millón de veces esto, era mi juego preferido. Solíamos apostar nuestras meriendas, quien cazara la mariposa más grande y bonita ganaba, pero no importaba mucho porque igual compartíamos nuestras golosinas al final del día.
    Eran tardes maravillosas, mi sustituto idóneo de los sueños que me eran robados en la noche, no importaba si solo retozábamos en la grama recién cortada, yo abrazaba aquellos momentos con fervor, apreciando el particular aroma, el frío de la tierra o las infinitas siluetas que formaban las nubes. Éramos los amigos más felices que existían.
    Pero el recuerdo más adorado por una niña atormentada, fue cuando su mejor amigo le prometió que estaría siempre con ella, combatiendo a la sombra de su terror hasta lograr que le devolviera sus sueños, porque era una bajeza arrebatarle a una niña pequeña el placer de crear un mundo en el que todo lo que la hiciera feliz la rodeara.
    Cuando me hizo esa promesa, mis ojos no contuvieron las lágrimas y lo abracé fuertemente, no conocía palabras suficientes en ese entonces para expresarle mi gratitud. Nunca he vuelto a tropezarme con nadie que tenga un corazón tan grande como el de aquel niño, ese que jamás quiso dejarme sola y huir despavorido para no saber de mi triste realidad.
    Lamentablemente, su promesa no duró demasiado.
    A la semana siguiente, murió en un espantoso accidente de tráfico junto a toda su familia, él quedó completamente aplastado, casi no pudieron identificarlo.
    No me enteré al instante, yo seguí yendo a la puerta de su casa a tocar tres veces antes de irme, decepcionada y triste por no poder jugar. Pasó una semana entera y como seguía llamando a la puerta, mis padres se dignaron a contarme lo que le sucedió a mi amigo.
    El dolor que sentí fue inmenso y las lágrimas no tardaron en acudir. Tal sufrimiento era imposible que cupiera en un cuerpo tan pequeño. Perdí en un abrir y cerrar de ojos al único compañero de juegos y al único que estuvo dispuesto a pasar una vida entera desafiando a mi fantasma encapuchado…
    En los días que estuve encerrada en mi habitación, llorando hasta que el día se desvanecía, pude escuchar el leve susurro de una risa malévola. Sentí rabia, odio, repulsión… cosas que para una niña deberían ser imposibles. Me lo había arrebatado y sin derecho a patalear, lo hizo y de una de las maneras más horribles.
    Pasó un mes para que me repusiera y asimilara su partida, pero su recuerdo y su promesa vivían todavía en los latidos de mi corazón. Esperaba despierta, esperanzada de que su palabra fuera cumplida de alguna forma u otra, durmiendo hasta que la luz desapareciera y rogando que me permitieran soñar aunque sea una vez. No importaba que fuera una mera ilusión, solo quería saber qué se sentía no ser tan desdichada.
    Hasta el día de hoy, su pérdida lastimaba mi corazón, como si pequeñas agujas se clavaran una y otra vez, soñando con los ojos abiertos y queriendo tener el poder de retroceder en el tiempo y enmendar tantas cosas… porque no fue la única vez que me arrebató a alguien.
    Me levanté y eché a correr. Aquellos eran mis peores recuerdos… los de todos. Pero me detuve de sopetón, era inútil correr, no podría escapar jamás de nada. Pero, por lo menos, podría hacer algo por quienes amé.
    Después de unas horas de caminata, llegué a mi destino, la parte más antigua y abandonada del pueblo.
    El muy modesto cementerio me rodeaba, con lápidas que iban desde las más recientes hasta las que con solo tocarlas se volverían polvo. Comparado a otros en los que había estado, éste era muy pequeño y excesivamente solitario.
    Decidí dejar de dar mi opinión de todo por un momento y comencé a caminar, sosteniendo un ramo de flores que pasé buscando por la florería del cementerio. Serpenteé entre las tumbas, cuidando no pisarlas y leyendo las lápidas hasta que encontré las que buscaba.
    Me senté con cuidado, contemplando con tristeza a quienes yacían ante mí en su sueño eterno. Aquí, enterrados frente mío, estaban mis amados padres, mi adorada abuela y, algunas lápidas más adelante, estaba mi querido amigo junto a sus padres. Dejé unas cuantas flores a cada uno hasta que me quedé sin una en la mano, luego me regresé y me volví a sentar frente a las tumbas de mi familia.
    Mis amados padres… Aún en su ignorancia y en lo poco que creían en mi, los adoraba como cualquiera ama a sus padres. A pesar de todo, ellos me hicieron feliz, brindándome todo el amor que se le da a un hijo único. Mi madre no pudo tener más hijos después de mí, creo incluso que fui un pequeño milagro, por eso tanta adoración para una pequeña princesa ojerosa.
    Cuando fallecieron en extrañas circunstancias, igual que mi abuela y muchas de las personas que entablaron amistad conmigo, supe que uno de sus deseos al morir era que fueran enterrados en nuestro pequeño pueblo. Al traerlos de vuelta, no pude asistir al funeral, su muerte me impactó más de lo pensado y estuve en cama muchos días sin poder levantarme, por lo que solo di mi aprobación para que los transportaran antes de que comenzaran a descomponerse.
    Y hace poco mi abuela… ¡Mi querida abuela! La única persona que me quedaba en el mundo. Falleció hace un mes, sola en la casa. “Fue algo natural” me dijeron los médicos, cosa extraña en una señora que gozaba de una excelente salud, mejor incluso que la mía. Como ya había dicho, no me contactaron hasta hace unos días, de nuevo no pude asistir a un funeral y darles mi “hasta luego”.
    Envuelta en memorias, no me preocupé por el paso del tiempo, simplemente estuve ahí, pensando en las tristes muertes que experimentaron y lo triste que me dejó la partida de cada uno hasta que comencé a llorar.
    Lo sentí a mi lado, disfrutaba el verme ahí, contemplando a quienes se llevó así sin más, relamiéndose de placer por mis desgracias.
    No me molesté, tuve tiempo suficiente para pensar en ciertas cosas en las que jamás puse cuidado, no hasta que me percaté de lo sola que estaba ahora.
    Me armé de valor y volteé, encarándolo para darle a entender que no me importaba y que no tenía el mismo efecto en mí como antes.
    Desde hace mucho, incluso antes de que yo naciera, existieron muchas personas condenadas a estar solas, mayor prueba que tumbas descuidadas o abandonadas no había. Probablemente, él estuvo presente en las vidas de esas personas, igual que conmigo, quitándoles a sus seres queridos y esperando ansiosamente por llevarse a los afligidos por su compañía. Solo era diversión para él.
    O quizás, ni siquiera lo hacía para entretenerse… Si lo pensaba un poco más, recordando cierto folklore, podría señalarlo de resentido, más desdichado que cualquiera que haya pisado la faz de la tierra. Esa sería una posibilidad del por qué, en contra de nuestra voluntad, a los elegidos les hacía saborear la soledad eterna.
    Jamás conocería sus verdaderas razones para estar aquí, destrozando mi vida con tan sádica lentitud. Podría elaborar miles de teorías y todas serían incorrectas.
    Lo único que podía hacer era tomar una decisión: dejarme vencer por el temor y entregarle mi vida, o intentar vivir con la mayor plenitud que pueda...
    Frente a lo que quedaba de quienes me amaron, escogí desafiarlo y vivir.
    Sentí un cambio brusco en la atmósfera, todo se tornó más pesado y la brisa dejó de jugar con mis cabellos. Pude ver, entonces, aquellos espeluznantes ojos a través de la capucha, pero en vez de huir le sostuve la mirada.
    Le había desafiado y le molestó mi osadía. Pero no me importaba ya. No importaba, estando tan sola como lo estaba, que por siempre fuera a estar a mis espaldas.

    ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------​

    [D.A.A.]

    Pokiu!
     
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  2.  
    Cygnus

    Cygnus Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    Wooow!!!
    Me gusta, me gusta, me gusta, me gusta!!
    Blufff... sí, me costó un rato leerlo, ¡un rato totalmente provechoso!
    Cuando lo vi por primera vez dije... "uff, ¿podré leerlo todo hoy?" y cuando empecé con la primera frase, y la segunda, y la tercera... ¡no pude detenerme! Jajajaja
    Me gustó mucho, mucho, el enfoque psicológico que le das de principio a fin. En sí, la trama ocurre en el pasado, y el presente sólo sirve para rememorarlo, en donde no sucede gran cosa, más que el tormento de los recuerdos que la atosigan para donde quiera que vaya, además de ese ser encapuchado (bueno, ¿no era su propia sombra? xD). Además, está narrado en forma de crónica progresiva en ocasiones, me gustó mucho el espacio que le das al "mejor amigo de la infancia", ése que fue el único que la entendió, que no se burló de ella cuando le contó que vivía perseguido por un ser maligno y que le prometió apoyo. Lástima que no lo pudo cumplir, el ser hizo de las suyas y nuevamente se llevó a su ser más querido... te quedó muy tierna esa escena (jo, raro para la sádica escritora que conozco xD). Y luego continuó acabando con su felicidad, se llevó a sus padres, y cuando lo único que le quedaba era su abuela, también... Entonces, das a entender que ciertas personas en el mundo son perseguidos por este ser que les causa tanta paranoia y que por eso se sienten tan solos, porque si sus seres queridos los abandonan, ¡es por causa de el ser encapuchado! Umm, sí, da mucho a qué reflexionar, y aún sigo pensando exactamente quién era (¿podré comprenderlo?).
    Por último, gran tinte que le das a la protagonista. La haces dueña de un carisma único. Seguro, los lectores se sienten identificados con ella al instante. No es una persona fría y distante en tu narración, sino que le inyectas tantos sentimientos tan humanos, que nos sentimos como con actitud de apoyarla en su estado mental.
    Aww, bueno, lástima de no haberlo leído antes... Te felicito mucho, me ha encantado ^^

    PD. Sí, seguro me ganabas en el duelo. Esto aplastaba a mi One-shot de las muñecas xDD

    Saludos.
     
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  3.  
    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

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    Es un excelente one-shot dedicado a la figura de "La Parca"... o al menos eso creo. La describes un poco distinta al folklore típico mexicano o gringo xD

    Pero equis, me encantó este pequeño relato. Si uno pudiera asignarles el género de forma normal y no mediante una lista bastante limitada como nos ofrece FFL (lo siento, gente. Tenía que decirlo :) no por eso quiero menos a FFL :3 )... yo lo pondría como Suspenso y un poco de Angst.

    A propósito, NO me gustan esas historias... no me gusta sentirme triste. Pero valió la pena, puesto que al menos ahora disfruté de una buena lectura ligera :) y bueno, la niña fue muy valiente al encarar a la muerte así en plan "¡Estoy hasta los ovarios de que me estés arrebatando a la gente que más estimo! ¡Pienso estrangularte y luego darle a tu cráneo contra la pared hasta que tu rostro quede desfigurado, como mínimo, idéntico al del negrata que salía en Breaking Bad!

    En serio que si existe un ser superior gobernando ese universo, es un completo hijueputa :/

    Pero equis, es una historia pulcra y bonita. Mis felicitaciones :)

    ¡Mucha suerte y "Pokiu!" para tí también!
     

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