Long-fic Año tras año (Iroha - Gakupo - Luka)

Tema en 'Vocaloid' iniciado por Ruki V, 31 Julio 2016.

  1.  
    Ruki V

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    Año tras año (Iroha - Gakupo - Luka)
    Clasificación:
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    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    7
     
    Palabras:
    1358
    22 de Octubre del 2016

    Año tras año, desde que cumplió catorce años, Iroha le pedía lo mismo a Gakupo como regalo de cumpleaños.

    —Hoy cumples 18 años de edad— le decía Gakupo, mirándola con ternura, pero a la vez con impaciencia, mientras conversaban sentados en el patio trasero de la casa de Iroha después de cenar, como de costumbre. —Y hace meses que somos universitarios. ¿Cuándo piensas darte por vencida?

    —Cuando te rehúses a presentarte en la cena de cumpleaños que organizan en mi casa cada año— le respondió Iroha bastante sonriente y confiada. —Este es el quinto año. Y tú te sigues apareciendo en mi casa, sabiendo perfectamente lo que te voy a pedir que me obsequies.

    —Y eso que otros piensan que yo he sido el abusivo contigo— rió él. —Esperando que en octubre te lo pienses dos veces, en julio de estos últimos años te he pedido que me regales algo medianamente costoso que yo podría comprar con el dinero de mis padres pero tú aseguras conseguirlo con tu propio dinero. ¡Y todo me lo has regalado! A los 16, boletos en primera fila para el concierto de mi grupo musical preferido. A los 17, una guitarra acústica nueva. Hace unos meses que cumplí 18 te pedí nada más y nada menos que la edición limitada de pastas duras de mi saga de libros favorita. ¡¿Cómo?! ¡¿Cómo me has dado todo eso?!

    —Trabajar un tiempo extra por mi persona favorita es menos sacrificio para mí que lo que un beso en los labios es para ti— dice ella con toda la calma del mundo en su voz y una sonrisa satisfecha.

    Ambos se hicieron amigos en la secundaria cuando a Gakupo le tocó hacerle un regalo de Navidad a Iroha por una actividad de Santa Secreto que organizaron en su grupo. Una vez la escuchó quejarse de que sus audífonos eran muy viejos. Se le ocurrió entonces regalarle unos, y le pareció que tal vez le gustarían unos con pequeñas manzanas rojas detrás de las gomas.

    Y sí que le gustaron. Hasta la fecha los usaba. Y hasta la fecha tenía un fijo enamoramiento con Gakupo.

    —Me quieres, ¿no?— preguntó Iroha ladeando la cabeza. Hizo a Gakupo suspirar.

    —Claro que te quiero— dice Gakupo, como si fuera obvio. —Pero… No así…

    —¿No?— dijo ella alzando una ceja, como si no le creyera, y, contrario a otros años en que Gakupo simplemente la consentía, se impacientó y fue ella la que lo besó. Se sintió mucho más forzado que los besos de otros años; como si Iroha hubiese besado una pared.

    —Iroha…— Gakupo la apartó de él con gentileza. —Lo siento. Tú sabes que tú para mí eres…

    —No te atrevas— advirtió ella.

    —Y sabes que hay…

    —No lo digas— volvió a callarlo. —No hoy, ¿sí?— dijo con un suspiro. —Es mi cumpleaños.

    —No podemos seguir de esta manera— dijo él tomando las manos de Iroha y apretándolas entre las suyas. Entonces sonó el celular de Gakupo.

    —Oh— dijo Iroha sin apartar sus manos. —Su timbre personalizado— gruñó.

    “Luka” pensó él. “¿Por qué ahora?” pensó, como si creyera que podría de una vez por todas hacer entrar a Iroha en razón.

    ____________________________________________________________________​

    En el tercer año de secundaria, Luka se apareció en el grupo donde estaban Gakupo e Iroha como una nueva alumna que venía de otra ciudad. Era una muchacha bastante llamativa a la vista, con una personalidad que contrastaba bastante; pasaba más tiempo callada, con un libro entre manos, en vez de hablando con alguien, a menos que se tratase de hablar de la escuela. Y justo bajo esas circunstancias se empezó a entender con Gakupo. Entre trabajos de clase se ponían a charlar de libros y a veces de películas o grupos musicales.

    Gakupo era la persona con quien Luka más hablaba. La única otra persona con la que “hablaba mucho” era Iroha, el 95% del tiempo por cosas de la escuela. Como poco antes de Navidad le pareció bastante claro que Gakupo comenzaba a sentir algo por Luka, Iroha intentaba tratarla lo menos posible. Se rehusaba a que fueran más que compañeras de clase por meros celos.

    Ese octubre que Iroha cumplía quince años, Gakupo se sintió preocupado de que, igual que el año anterior, Iroha le pidiera nada excepto un beso en los labios de regalo. Había accedido la primera vez porque llevaban casi un año de ser amigos y él creía que tal vez podía quererla de la misma forma. Pero no era así. Cuando pasó otro año y las cosas no cambiaron, pensó que tal vez los sentimientos de Iroha habían sido pasajeros. Al darse cuenta de que no fue así, se sintió como un mal amigo, pero ya se encontraba sintiendo algo por Luka.

    A pesar de que Iroha de todos modos obtuvo su beso a los quince años, no se sintió satisfecha. En Navidad, Gakupo le regaló Luka una copia de uno de sus libros favoritos, lo que obviamente era un detalle importante. Y, aunque hubiese recibido algo igual o más costoso, y a pesar de que ella no leyera, Iroha se molestó y entristeció.

    El conflicto de Gakupo empezó cuando se dio cuenta de cómo se había sentido Iroha. Pero, para su mala suerte, mientras se tomaba un tiempo pensando en ello, llegó San Valentín. Y, a pesar de que Gakupo no era más que el usual chico amable con todos y con todas, teniendo como amigas solo a Iroha y Luka (además de tener amigos hombres, claro), tenía admiradoras. Siempre recibía una caja de chocolates de Iroha y al menos unas cinco de otras valientes chicas con las que él apenas y había hablado alguna vez o dos. Ese año, además, para su sorpresa, recibió una caja de chocolates de Luka. Y lo feliz que se sintió con tan sencillo detalle hizo que su mente atesorara la idea de que era Luka a quien quería.

    Sin embargo, Luka entró a una preparatoria diferente al tener que mudarse de nuevo, por el trabajo de su padre, y un intento de relación entre ella y Gakupo se hizo un proceso lento. Sintiéndose ventajosa, Iroha pidió su beso por dos años más y Gakupo, con un pie estancado en la culpa por estar ignorando por completo los sentimientos de Iroha, se los concedió.

    Pero cuando llegó la hora de escoger una carrera, a pesar de que Gakupo e Iroha compartían genuinamente el sueño de estudiar una ingeniería, mientras Luka buscaba un lugar en el campo de la medicina, la pareja a distancia logró acortar dicha distancia y todo se volvió más estable entre ellos.

    ____________________________________________________________________​

    A pesar de ello, ahí estaba Gakupo en el cumpleaños número 18 de Iroha, queriendo atender su celular para decirle a Luka que al día siguiente la vería.

    —Iroha…— empezó a decir Gakupo, pero ella soltó sus manos, sorprendiéndolo, aunque el teléfono hubiese dejado de sonar y se quedara callado por otro buen rato.

    —Te adoro, Gakupo— dijo con la mirada baja. —Como a nadie en el mundo. Desde hace años.

    —Yo… yo te tengo mucho cariño, Iroha— dijo él y ella se rió.

    —No me digas esa clase de cosas. Suenan a lástima. Me hacen sentir como toda una perdedora.

    —No es mi intención— dijo con una mano sobre su hombro. Ella suspiró.

    —Por supuesto que no— sonrió. —Nunca lastimarías a nadie intencionalmente…

    —A menos que tratara de meterse con la gente que quiero— dice abrazándola, aunque ella se sintiera algo necia al principio, pero terminó aferrando sus brazos alrededor de él. —¿Debería golpearme a mí mismo?— preguntó y la hizo reír.

    —No…— dijo ella, sonriendo, volteándolo a ver. —Pero te advierto que yo la golpearé a ella si te lastima o lo intenta ¿eh?— dijo y esta vez él se rió.

    —Sé que no te gusta que te lo diga— sonrió Gakupo, —pero me alegra de tenerte de mejor amiga.

    —A mí me alegra tenerte de mejor amigo— dijo y Gakupo no pudo evitar suspirar tranquilizado, e Iroha se rió. —Anda… Ve a casa y habla con ella cómodamente— dijo, sorprendiéndolo una vez más. Iroha volvió a reír. —Pero primero llévate algo de pastel.
     
    Última edición: 3 Abril 2020
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    Yoko Higurashi

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    ¡Hola Ruki!
    Bueno, acabo de pasar por aquí para leer tu fic, que realmente me ha gustado mucho. De hecho, no sé si lo he comentado antes, pero a mí me cuesta horrores hacer escritos en tercera persona y las pocas veces que te he leído he quedado encantada con la habilidad que tienes para hacer un buen relato en tercera persona, ya que los haces ágiles, sencillos y bien estructurados.

    Sobre la ortografía no tengo quejas, no vi palabras mal escritas o acentos fuera de su lugar, de hecho la única crítica que tengo a tu escrito es en esta parte (casi al final):
    Tal vez me equivoque o esa oración tendría otro sentido, pero siento que quedaría mejor si fuera así:
    Es un error muy pequeño, de hecho es hasta ridículo, pero lo comento no más por no dejar. Igual, muchas felicidades por el escrito, ha sido precioso.
     
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    Hola, Ruki. ♥

    A mí también me ha encantado el fic, de verdad. Comparto la opinión de Yoko, narras excelente. En este caso ha sido en tercera persona y te ha quedado genial. Tampoco noté faltas de ortografía. Me ha gustado el orden y la prolijidad que tienes, te felicito.

    En cuanto a la historia voy a decir que me ha dado pena la pobre Iroha. A pesar de los años siguió amando a Gakupo e intentando que la relación funcionara pero nunca pudo. Al final queda más o menos claro que ya Luka se había quedado con el corazón del chico, pero... espero que Iroha no se dé por vencida ;_;

    Me encantaría ver otro fic sobre esto... Mucho. Quisiera saber cómo continúa, o no podré descansar en paz. También tengo curiosidad de todo lo que está detrás: sus días en el instituto y la relación de Gakupo y Luka... Digamos, lo que los llevó a estar más unidos. Necesito saber más de Luka, saber por qué la eligió a ella y no a su tan querida amiga que siempre estuvo con él. Entiendo que sintió atracción porque, como contaste, Luka era más de su tipo: callada, lectora, tímida... Bastante introvertida. Pero igual, algo más tiene que haber.

    En fin, me ha gustado todo. Además has cumplido con los pedidos de los demás participantes del juego, más no se puede pedir.

    Espero que sigas escribiendo, y ojalá puedas continuar con las historias relacionadas que te pedí más arriba. (? También será un honor tenerte en las próximas rondas de 'El Marcado'.

    ¡Un saludo!
     
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    Ruki V

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    Tal vez de hecho siga~ Pero no te prometo mucho~
     
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    Rasu

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    Sé que lo harás. Yo sé que sí ;_;

    ¿Podrás dormir sabiendo que en otro lugar del mundo Nomoe está llorando sin parar?

    No tiene que ser ya. Yo te lo recordaré de vez en cuando. :')
     
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  6.  
    Ruki V

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    22 de Octubre del 2015

    —Honestamente, ir a la escuela en la tarde es lo peor— se quejaba Gakupo con Iroha en medio de una hora libre.

    —Me lo dices a mí, la que cumple años en jueves este año— se quejaba también Iroha.

    —Bueno, pero hoy salimos a las 5:40 y podemos salir a algún lado— la animó Gakupo.

    —¿Tienes algo en mente?— preguntó ella con ilusión en la voz.

    —Bueno, tú eres la cumpleañera. Podemos ir a donde tú quieras.

    —Ow, esperaba que me sorprendieras con algún plan divertido.

    —Dices eso cuando eres tú la que puede pedirme que le compre el almuerzo de lunes a viernes, pero prohibirme pagarle siquiera el boleto del camión en su cumpleaños.

    —Traía dinero, sólo que no lo encontraba. Además, no: Ya sabes cuál es mi regalo.

    —Cada año…— susurra Gakupo e Iroha suspira, pero sonriendo.

    —Ya quiero irme de esta preparatoria— dijo ella.

    —Queda poco más de una hora.

    —¡No, es decir, para siempre!

    Estaban a mitad de su tercer semestre de preparatoria. Estaban ansiosos por tener su título universitario para poder ejercer como profesionistas, pero les quedaban varios meses de preparatoria. Se podría decir que eran “raros”: Desde la secundaria habían sido alumnos destacados y les gustaba mucho pensar en su futuro, adelantarse a todo y a todos. Ellos lo veían como una competencia contra uno mismo; una cuestión de superación personal.

    —Ya veo mi placa— sonreía Iroha. —Ingeniera Mecánica Electricista Nekomura Iroha.

    —Sin abreviaturas— reía Gakupo.

    —¡No! ¡Que todos lean, con todas sus letras, la carrera de la que me gradué con honores!

    En la preparatoria, y especialmente ese día, al menos aparentemente, Gakupo era todo para Iroha. Pero, a otras horas, otros días, Gakupo era todo para Luka, quien se había mudado para estudiar en una preparatoria de otra ciudad mientras su padre arreglaba asuntos en su trabajo. Ambos mantenían una tranquila relación a distancia por medio de mensajes, llamadas, videollamadas y visitas que se hacían al menos una vez por mes.


    ____________________________________________________________________​


    Luka era una chica en verdad extraordinaria. Sí, porque a Gakupo se le había ocurrido explicarle el capricho que Iroha tenía con él, y lo del beso de cumpleaños, y la extraña sensación de culpa que él tenía. Y Luka simple y sencillamente lo aceptó: Le dijo a Gakupo que por un beso no se iba a morir él, ni Luka, ni la relación entre ellos, y que entendía que temiera perder a Iroha porque era su mejor amiga y tenía algo especial con ella.

    —Hasta que me tuve que mudar para mi tercer grado de secundaria, yo tenía un amigo así— dijo Luka una vez.

    —No creo que haya sido la misma clase de amigo— respondió Gakupo. —Es decir, ¿dejaron de ser amigos cuando te mudaste? ¿Qué clase de amigo es ese?

    —Bueno… Evidentemente uno un poco menos aferrado que Iroha— se rió ella. —Pero… A lo que me refiero es que entiendo por qué no quieres perderla.


    ____________________________________________________________________​


    Aunque casi no se veían en persona, Gakupo y Luka se mandaban mensajes todos los días. La “ventaja”, si se le podía llamar así, de tener una relación así de exclusiva y privada, era que, aunque ninguno de los dos parecía del tipo cursi, ambos derramaban miel sobre el otro. Eran ridículos. Eran tan ridículos que, en una ocasión que Gakupo estaba hablando con Luka e Iroha al mismo tiempo, él le envió a Iroha un mensaje que no podía ser para nadie más que para Luka; e Iroha, en vez de ponerse celosa, casi se quedaba sin aire de la risa. Cada que se acuerda molesta a Gakupo con ello.

    —Ella te volvió así ¿verdad?— se rió de él Iroha justo en aquel cumpleaños. —Porque aunque tengas alma de poeta y músico, jamás te había leído algo tan cursi. Y durante años he leído todas las letras que compones.

    —Tienes toda la razón— se rió él también. —Nunca confío en mis primeros borradores. Los has leído todos y cada uno.

    —Te has convertido en un terrón de azúcar letal para un diabético recién diagnosticado.

    —Vamos, no es para tanto. Y, bueno, ¿qué? ¿Por qué sacas ese tema ahorita? ¡Es tu cumpleaños después de todo! Tú sola estás rompiendo tu regla de no hablar de Luka.

    —Oh… Pero si es para molestarte no cuenta— dice sonriendo ampliamente.

    —Mira, qué conveniente— dijo Gakupo sonriendo también.

    Esa noche fueron a pasear a una plaza comercial cerca de la preparatoria, donde compraron entradas de cine para ver más tarde una película cómica que se estrenaba justo ese día e Iroha moría por ver. Después debían ir directo a casa de Iroha para la cena que le organizaban cada año sin falta, a la que Gakupo siempre asistía como un miembro más de la familia.

    —Estamos a un año de ser adultos— mencionó Iroha una vez que cenaron y salieron a sentarse al patio.

    —No, estamos a un año de ser mayores de edad, que no es lo mismo— respondió él.

    —Ugh— sonrió ella. —Se me olvidaba que tú ya actúas como si tuvieras treinta años.

    —Ouch— se rió. —Me sumaste muchos años.

    —¿Cómo es que eres así?

    —¿Así?

    —Inteligente, artístico, maduro, amable, intelectual… cosa que no es lo mismo que inteligente— aclaró en medio de su listado y luego rió. —Eres absurdo.

    —¿Absurdo?— él también se rió.

    —Es casi como si te estuviera imaginando— dijo acercándose para pellizcarle el brazo.

    —Oye— se quejó pellizcándola de vuelta. —Te prometo que no lo estás.

    —Ouch, ya lo noté…— dijo volviendo a reír y ambos voltearon a ver las estrellas.

    —No me gusta que digas cosas como esas.

    —¿Te avergüenza?

    —Pues… sí. No lo sé, es extraño que me halagues así.

    —No tiene nada de malo reconocer y alentar la grandeza de alguien.

    —No es para tanto.

    —Sí eres para tanto— dijo ella volteándolo a ver, y él le devolvió la mirada.

    —Yo soy el que debería recordarte lo mucho que vales— dijo alzando una mano hacia Iroha, y ella la tomó, apretándola entre sus dedos.

    —No hace falta— dijo ella poniéndose de pie y sonriéndole con un leve rubor en sus mejillas, a lo que Gakupo respondió con un suspiró y levantándose también para besar sus labios.
     
    Última edición: 28 Febrero 2018
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    Hinagiku

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    Primera vez que paso por acá y me topo con tu fic de casualidad. Me dio curiosidad de que alguien escribiera sobre Iroha, una Vocaloid tan inmerecidamente ignorada a pesar de tener un agradable voicebank.


    Me gusta el ritmo que le das a la historia, no apresuras ni atrasas nada, todo va a su tiempo y se me hace bastante agradable.

    También el hecho de las personalidades que le diste a estos Vocaloid, sin ser irritantes ni nada, sino más bien normales, acorde al relato que nos estás mostrando.

    La ortografía es impecable.


    Tengo curiosidad de saber cómo sigue esto. Ojalá haya una actualización.

    Saludos
     
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    Yoko Higurashi

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    ¡Yoko-chan se reporta!
    Ahmmm... bueno, empecemos por lo técnico, la narración y la ortografía; pues ya sabes que me encanta tu narrativa en tercera persona, es algo simplemente impecable y sutil y simplemente ¡Me encanta! Al igual que tu ortografía que no es para nada mala, lo cual es de agradecer en una lectura de este tipo.

    Sobre la historia, bueno, veo que nos situamos un año después del capítulo uno, lo cual es algo lindo y a la vez triste. Esta historia lleva su propio ritmo, y eso me fascina, porque mantiene su ambientación inicial a pesar de haber pasado un año entre ambos capítulos y puedes sentir ese ligero cambio entre los sentimientos de ambos personajes, aparte que de cierto modo estamos más conectados con el personaje de Luka, la cual su perfil era desconocido hasta hace poco tiempo.

    De serte franca, me identifico mucho con el personaje de Iroha; sí, aunque ella no diga nada, sé que debe estar sufriendo, como sentir que tu corazón se apachurra en tu interior mientras afrontas la realidad con una sonrisa, y a la vez, tratando de conformarte con esas migajas de amor que sabes que algún día se terminarán. Estoy segura que ella conoce perfectamente su situación, que sabe que no puede estar así por siempre y algún día deberá dejar ir a Gakupo, el quererse alejar de él antes de que le cause más daño y no poder hacerlo y buscar una excusa para lograrlo (o eso sentí cuando dijo que se quería ir de la preparatoria para siempre, o eso hubiera pensado yo :P ). Claro, quizá me estoy haciendo todo un rollo de este capítulo, pero es que he vivido una situación muy similar a la de Iroha y es así como yo me sentía en su momento.

    Entonces, aunque este capítulo fue corto, simplemente me gustó ♥ y es una bella continuación, aunque siento que no va a terminar bien para Iroha. Aún así gracias por seguir escribiendo Ruki, espero leerte pronto.

    Bye~ ♥ !
     
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    Ruki V

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    @Yoko Higurashi me dueles(?)

    Tal vez tu experiencia te ha dejado sumamente traumada(?) porque le pusiste cero atención al capítulo y a la verdadera Iroha.

    En primer lugar, es de suma importancia que notes que la historia no avanzó un año, sino que RETROCEDIÓ. Al inicio de la historia ya eran universitarios y retrocedí a hablarles de su segundo año en la preparatoria. Para obviarlo añadí fechas a los capítulos -en negritas-.

    En segundo lugar, Iroha, antes de su cumpleaños número 18, primero muerta que alejarse de Gakupo o rendirse sobre sus sentimientos por su propia voluntad. Si siendo rechazada no se ha rendido en AÑOS. Reconozco que no recuerdo y no voy a verificar pronto si lo omití pero Iroha y Gakupo estudian la misma carrera, pero aunque no fuera así definitivamente ir a la facultad no significaría del todo, no para ella, alejarse de Gakupo. Ese no es el punto de sus ansias por irse de la preparatoria.

    Gracias por leer, pero sé linda con Iroha y leela con atención, pobrecita(?)
     
  10.  
    Ruki V

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    22 de Octubre del 2014

    —Esta preparatoria no es tan exigente como todos decían en la secundaria— dijo Gakupo.

    —Casi todos en nuestra secundaria eran…— empezó a decir Iroha. —Tan... No que no fueran inteligentes sino que no eran aplicados, o bien, dedicados, ¿entiendes?— dijo y Gakupo rió.

    —Ah, ya veo— dijo él y después bostezó.

    Estaban por terminarse sus clases del día (es decir, era casi mediodía) pero Gakupo seguía bostezando. Y eso que era alguien bastante acostumbrado a levantarse temprano. A algunos de sus compañeros se les había hecho extraño, pero Iroha ya lo sabía muy bien: Gakupo se había desvelado hablando con Luka la noche anterior, ya que ella no tenía que madrugar para ir a clases ese día.

    —¿Compro una pizza y comemos en el parque?— le preguntó Gakupo a Iroha al salir de clases.

    —Sabes que no— dijo ella sonriendo y Gakupo se encogió de hombros.

    —¿Y qué me dices a mí, cumpleañera?— preguntó Kaito acercándose, compañero de clase de ambos, buen amigo de Iroha. —Aunque sea un helado debería invitarte por ser tu día especial.

    —Oh, Kaito— ríe Iroha. —Tú solo quieres una excusa para comprar helado.

    —¡Bueno, dame crédito! No quiero comprar sólo para mí— dijo muy sonriente.

    —Está bien, está bien. Vamos— dice Iroha encogiéndose de hombros.

    —Oh, y a me abandonas— dice Gakupo.

    —Sabes que no tienes permitido invitarme nada hoy— dice Iroha, y Kaito escucha la conversación algo confundido. —Nos vemos en la noche.

    Y entonces Iroha y Kaito empiezan a alejarse mientras Gakupo desea con toda su alma que sus ojos pudieran dejar en coma al chico de cabello azul. Definitivamente no eran celos, e Iroha lo sabía muy bien, pero qué divertido y encantador era ver a Gakupo preocupado por ella y aborreciendo a su ingenuo pretendiente amante del helado.

    Desde que empezó el semestre, Kaito ya tenía el ojo bien puesto en Iroha, y Gakupo no confiaba en lo absoluto en él. Y aunque tanto Gakupo como Iroha sabían que no había modo de que ella le hiciera caso, siendo su mejor amigo y conociendo a los hombres mejor que ella, Gakupo no podía evitar enfadarse cuando ella simplemente andaba por ahí con Kaito.

    Mientras tanto, Kaito no entendía nada. Porque cuando le había preguntado a Gakupo una y otra vez, había obtenido siempre la misma respuesta de que no le interesaba Iroha románticamente. Por otro lado, Iroha todo lo que le decía era que en él (Kaito) no estaba interesada de esa forma tampoco. Pero él insistía en intentar conquistarla.

    Tratando de no pensar mucho en eso, Gakupo decidió que aprovecharía la tarde para tomar una pequeña siesta y lograr hablar con Luka antes de ir a la cena en casa de Iroha.

    Cómo la echaba de menos cuando no podía ni leer sus mensajes. Cómo deseaba poder realmente expresar en una canción lo que Luka le hacía sentir, sin que sonara empalagoso o completamente estúpido. ¡Era un caso perdido! Pero Iroha no lo creía así.


    ____________________________________________________________________

    Iroha nunca pretendió ser alguien que no era. Ni por Gakupo ni por nadie más que por sí misma cambió jamás en su vida. Ella simplemente amaba la música y los estudios y se conformaba con ser esa clase de persona. Era feliz. Podía incluso no tener un cuerpo espectacular, pero tenía una muy suficientemente alta autoestima para reconocerse como una chica muy bonita a su estilo.

    Iroha era perfecta a su modo. Y una de las dos únicas razones por las que no hacía prácticamente nada por conquistar a Gakupo, o hacer menos a Luka, o interferir de algún modo en esa relación, era porque si en verdad podía sacar a relucir los sentimientos de Gakupo por ella sería precisamente siendo ella.

    La otra única razón era lo que separaba el “hacer nada” del “hacer prácticamente nada”: el beso de cumpleaños. Antes de su cumpleaños número catorce, Iroha nunca había besado a nadie. Sin embargo, con el paso de los meses después de aquella Navidad en que empezó a conocer bien a Gakupo, se moría de curiosidad. Y, como dicen, la curiosidad mató al gato. O, en este caso, le dio sed. No precisamente por nada que se le pudiese acercar en lo más mínimo a la lujuria, sino porque, de algún modo, la sensación de los labios de Gakupo contra los suyos eran como si estuviese en su hogar.


    ____________________________________________________________________

    A pesar de que, en la tarde, Iroha podía imaginarse fácilmente a Gakupo hablando toda la tarde con Luka, ella sabía que lo vería esa noche; cenarían juntos, junto con la familia de Iroha, y saldrían a charlar al patio trasero, como cada año, y ella obtendría su regalo de cumpleaños de siempre.

    Y así, puntualmente, como siempre, a las seis y media de la tarde, Gakupo apareció frente a la puerta de su casa. Sus padres y sus tíos lo recibieron con los brazos abiertos y siempre con un tema de conversación preparado en la punta de la lengua.

    La cena, igual que cada año, fue abundante y deliciosa, con todo el sabor casero y el ambiente familiar que te invitaban siempre a seguir comiendo aunque estuvieras lleno. Y cuando dieron las nueve de la noche, Iroha y Gakupo salieron a contemplar las estrellas recostados en el césped.

    —Amo el otoño— dijo Iroha.

    —Es una estación del año bastante agradable— respondió Gakupo.

    —El aire está fresco, llovizna de vez en cuando, las hojas de los árboles tienen un color hermoso, se festeja noche de brujas, y también acción de gracias…— se puso a enlistar Iroha y suspiró.

    —El clima puede ser bastante engañoso— dice él. —Podría lloviznar o podría granizar.

    —¿Te imaginas?— ríe ella. —Que empezara una tormenta justo ahora.

    —No podría volver a casa.

    —¿Sería eso tan malo?

    Gakupo la volteó a ver, con toda la intención de responder algo, pero no lo hizo a darse cuenta de que Iroha le sonreía con toda calma al cielo nocturno. Gakupo se vio orillado a sonreír también.

    —Alguna vez me interesó la astronomía— dijo Gakupo una vez que lo intranquilizó el silencio.

    —¿Ah sí?

    —Cuando tenía diez años pedí un telescopio de regalo de Navidad.

    —¿Te lo regalaron?

    —No— dijo riendo. —Me aseguraron que no lo iba a usar, y decidieron regalarme una bicicleta en su lugar. Y así me hice los mejores raspones de mi vida— dijo sonriendo como un niño pequeño, y fue cuando Iroha lo volteó a ver pero él no a ella.

    Se lo imaginó; a Gakupo de niño, en una carrera montando bicicleta, sin ruedas entrenadoras, alrededor del parque, con sus amigos de la niñez, creyéndose capaz de hasta ganar una carrera de verdad, pero fallando incluso en un parque. “Gakupo fallando” pensó divertida. “Las fallas también nos hacen perfectos”.

    Esa noche que cumplía 16 años, cuando Gakupo, como cada año, le regaló un beso, la devolvió a aquella vez cuando apenas cumplía catorce años. Cuando su corazón albergaba la mayor y más pura de las esperanzas de ser correspondida, sin tener que preocuparse por ningún tipo de obstáculo ante esa posibilidad. Era como un recordatorio de que no se rindiera. Porque, después de todo, ahí estaba Gakupo, besándola una vez más. Y eso no era poco que decir.
     
    Última edición: 24 Septiembre 2019
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    Año tras año (Iroha - Gakupo - Luka)
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    Romance/Amor
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    22 de Octubre del 2013

    Ese octubre que Iroha cumplía quince años, Gakupo se sintió preocupado de que, igual que el año anterior, Iroha le pidiera nada excepto un beso en los labios de regalo. Había accedido la primera vez porque llevaban casi un año de ser amigos y él creía que tal vez podía quererla de la misma forma. Pero no era así.

    —Gakupo me quiere— se decía Iroha a sí misma todos los días al recordar el beso del año anterior.

    Cuando pasó otro año y las cosas no cambiaron, Gakupo pensó que tal vez los sentimientos de Iroha habían sido pasajeros. Al darse cuenta de que no era así, se sintió como un mal amigo, pero ya se encontraba sintiendo algo por Luka.

    —Gakupo me quiere— repetía Iroha la mañana de su cumpleaños número quince, tratando de sonreír como sonreía todos los días al recordar el beso del año anterior.

    Gakupo la quería, pero no de la misma forma que Iroha lo quería a él.


    ____________________________________________________________________​


    —Nuestra compañera recién llegada, Luka, es muy bonita— admitió Iroha en agosto de ese año.

    —¿Te lo parece?— le peguntó Gakupo con aparente indiferencia. —No me he fijado mucho.

    Probablemente no pasó ni siquiera un mes para que Iroha se diera cuenta de que, si Gakupo en verdad no se había fijado mucho en Luka antes de que ella opinara sobre su apariencia, ya se estaba fijando.

    Para antes de mediados de octubre, saltaba a la vista que Gakupo y Luka tenían mucho en común. Ambos eran amantes de la lectura, los grupos de rock alternativo y las películas animadas clásicas. Es decir, Iroha y Gakupo también tenían gustos en común, pero Iroha era una chica algo menos admiradora del arte y más seguidora de las novedades (lo que no precisamente era algo malo); como por ejemplo, prefería leer cómics y manga, escuchar música pop y ver películas de terror y ciencia ficción de los años recientes.

    Iroha y Luka ciertamente eran muy diferentes. Ninguna era mejor que la otra, solo eran distintas. Y eso no era precisamente algo a lo que Iroha prestara atención. No creía que eso significara en lo absoluto que ella compitiera con Luka por la atención o el cariño de Gakupo en lo más mínimo.

    Dentro de la mente optimista de Iroha, conocer a Gakupo de dos años ya y tener una relación asombrosa con sus padres (al igual que Gakupo con los de Iroha) le daba un lugar irreemplazable e indiscutible en la vida de su adorado amigo. Y la verdad es que, al menos en la secundaria, nadie lo dudaría sabiendo la manera en que ella lo mira y cómo él ríe cuando están en confidencialidad.


    ____________________________________________________________________​


    Ah, pero cómo le temblaban las piernas a Iroha al levantarse de su cama aquel 22 de octubre; como si la noche hubiese succionado todo el optimismo de su corazón y la hubiera abofeteado con una fuerza cruel. Aunque había despertado con el alma llena de Gakupo como de costumbre, Luka ahora bombardeaba sus pensamientos, estando todo el tiempo junto a él.

    —Gakupo me quiere— dijo Iroha una tercera vez, sonriéndose a sí misma en el espejo de su tocador y bajando a desayunar con su ánimo de chica enérgica de toda la vida.

    …​

    —¡Feliz martes!— gritó Iroha al llegar a clases ese día.

    —Hey— sonrió Gakupo ampliamente al verla. —Es la que odia la canción de cumpleaños— dijo como advertencia, volteando a ver a sus pocos compañeros que habían llegado igual de temprano.

    —¡¿Quién no la odia?!— preguntó ella con incredulidad acercándose a él. —¿Cena esta noche?

    —Oh— dijo él aún sonriente. —¿Igual que el año pasado?

    —Exactamente igual o mejor— dijo ella ruborizándose un poco de la mera alegría.

    —¿Ah sí?— preguntó Gakupo riendo. —Sí que quiero probar algo mejor que el curry de tu madre.

    —Sé que sabrá sorprenderte— dijo Iroha prácticamente dando saltitos hacia su asiento.

    —Quien no te conociera no sabría que no te comportas así porque es tu cumpleaños, sino porque así eres— dijo él sentándose en el pupitre al lado suyo, como siempre.

    —Bueno pero eso no quiere decir que no esté muy entusiasmada por esta noche.

    —Luces solo medianamente entusiasmada como de costumbre.

    —No luciré igual cuando reciba el regalo de cumpleaños que espero con más ansias.

    —¿Y qué regalo es ese?

    —El tuyo— dijo Iroha encogiéndose de hombros, como si fuera obvio.

    —No sabes qué voy a regalarte— dijo él alzando una ceja.

    —Claro que sí. Lo mismo que el año pasado— dijo dejando a Gakupo boquiabierto. —Y nada más.

    Ese octubre que Iroha cumplía quince años, Gakupo se sintió preocupado de que, igual que el año anterior, Iroha le pidiera nada excepto un beso en los labios de regalo.

    Había accedido la primera vez porque llevaban casi un año de ser amigos y él creía que tal vez podía quererla de la misma forma.

    Pero no era así.

    Cuando pasó otro año y las cosas no cambiaron, pensó que tal vez los sentimientos de Iroha habían sido pasajeros.

    Al darse cuenta de que no era así, se sintió como un mal amigo, pero ya se encontraba sintiendo algo por Luka.

    Cuando asistió a la primer cena por el cumpleaños de Iroha en su casa, no se había imaginado a sí mismo convirtiendo el cumpleaños de su amiga en un día rutinario (y mucho menos esperaría que eso fuese a continuar por años, o al menos no la parte del regalo de cumpleaños). Hablar con Iroha por la mañana y tarde; llegar a la casa de Iroha poco antes del anochecer; socializar un tanto con los padres, tíos y primos de Iroha, que lo adoraban; cenar como parte de una de las familias más acogedoras del mundo; salir al patio trasero a contemplar las estrellas con Iroha hasta que fuese lo más aceptablemente tarde para que Gakupo la besara como regalo de cumpleaños y luego se fuera a casa.

    Así fue el año anterior y así fue ese año. Pero esta vez cada paso del día hacía a Gakupo desear que el día no llegara a su fin por razones completamente opuestas a las que tendría Iroha para desear lo mismo.

    “Gakupo me quiere” pensaba Iroha con la mirada sonriente y decidida clavada en las estrellas, aunque también con las manos echas puño y descansando sobre sus rodillas, sentada al lado de él en una banca de jardín. Tras pensar aquello, volteó a ver a Gakupo sonriendo y con un leve rubor en sus mejillas, más de alegría que de vergüenza. Él también le sonrió, y también se sonrojó un poco, pero con vergüenza y hasta un tanto de inquietud.

    —Te quiero, Gakupo— dijo ella mirándolo a los ojos y cerrándolos inmediatamente después de decirlo.

    Gakupo no pudo decirle lo mismo. Todo lo que pudo hacer fue acariciar gentilmente su mejilla y plantarle un pequeño beso en los labios mientras la culpa le punzaba el cuerpo de pies a cabeza.
     
    Última edición: 28 Febrero 2018
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    Año tras año (Iroha - Gakupo - Luka)
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    22 de Octubre del 2012

    Ya había pasado casi un año de que Iroha y Gakupo se habían convertido en los mejores amigos. Durante el resto de su primer año de secundaria y comienzos del segundo, fueron inseparables. Y no porque no tuvieran más amigos, pero tenían una conexión y una química increíbles, obvias para sus compañeros de clase, y hasta para sus maestros.

    Sí, conexión y química increíbles, obvias para todos menos para Gakupo.


    ____________________________________________________________________

    Ah, cuán sorprendida estaba Iroha de la alegría que sintió cuando Gakupo le regaló aquellos audífonos para la Navidad del año anterior. Cuán sorprendida estaba de la furia que sintió cuando luchó por regalarle a Gakupo chocolates caseros en San Valentín, y del desagrado que le causó ver a un buen puñado de chicas regalándole chocolates caros. Y, ah, el miedo y la tristeza que le dio de pronto, en pleno abril, pensando que al año siguiente podrían estar en clases diferentes.

    ¡Bendita su suerte la de estar junto a él los primeros dos años de secundaria! Y no lo sabía aún pero lo estaría el último año, y los dos años de preparatoria, y algunos semestres de la universidad.

    Conexión y química increíbles y obvias, sí, pero incluso a Iroha le tomó unos meses convencerse a sí misma de que estaba verdadera y perdidamente enamorada de Gakupo.

    ¡Qué absurdo! Iroha desde los cinco años se burlaba de sus amigas y compañeras de escuela que dijeran tener novio, diciendo “¡Eso es de adultos!”. Fijarse en un chico de esa manera no estuvo en sus planes durante años; por eso, incluso, tuvo muchos amigos durante su niñez, y amaba jugar deportes con ellos.

    Sin embargo, se tuvo que alejar de todos esos amigos, y amigas. Iroha sabía que eventualmente iba a llegar el día de mudarse, e incluso no le pareció que once años fuera un periodo de espera muy largo; aquel que tomaron sus padres para dejar de rentar e irse a vivir a una casa propia. Habían comprado una muy parecida a la que rentaban, pero algo más grande y bonita, y la tenían lista desde que Iroha tenía ocho años, pero esperaron a que ella concluyera la primaria.

    Ya que ella sabía que se iría y que probablemente no mantendría contacto con nadie, no se encariñó y mantuvo su vista en el futuro desde muy niña.

    Aún así, llegó a la secundaria y se convirtió en la niña que nunca fue por pretender que era fuerte, madura, inteligente, y que no tardaría en convertirse en adulta sin problemas. Se convirtió en una chica tímida, que de pronto no se animaba a acercarse a alguien y empezar una conversación; en una chica a la que no la entusiasmaba la escuela como para alzar la mano en las clases; en una chica con miedo al rechazo.

    Si le hubieran dicho que más temprano que tarde volvería a ser el tipo de chica que siempre había sido, irradiando alegría y energía por doquier, haciendo amigos cuando se pudiera, triunfando a su manera en la vida, probablemente les hubiera creído.

    Pero nadie se lo dijo. Se manifestó en forma de un regalo de Navidad.

    Nunca es demasiado tarde para ese tipo de señales.


    ____________________________________________________________________

    Una vez que decidió que dos semanas de anticipación eran suficientes antes de invitar a alguien a una cena de cumpleaños, Iroha se lo contó a Gakupo, desbordando emoción con la voz, como siempre.

    —Oh, sí— respondió Gakupo. —Ya me habías dicho que es una tradición de tu familia, ¿no?

    —Exacto— dijo ella sonriendo ampliamente. —Mamá nos sorprende cada año con la cena.

    —Lo apuesto, pero— decía encogiéndose de hombros con cierta vergüenza. —Es algo familiar.

    —No no no no no— respondió Iroha negando con la cabeza. —Es mi cumpleaños, al que obviamente puedo invitar a quien yo quiera— añade sonriendo. —Conoces mi casa y a mis padres por trabajos de escuela, y ellos te adoran. Mis tíos y primos también te adorarán.

    —Si tú lo dices— dice él algo sonrojado. —No me hará daño ir.

    —¡Te haré daño si NO vas!— dijo Iroha alzando un poco la voz y ruborizándose después, riendo.

    —¿Debería llevar algo?

    —Oh no. Ni siquiera regalo.

    Gakupo miró a Iroha con profunda confusión. Cuando él cumplió años, Iroha le regaló un brazalete hecho de varias cuerdas delgadas de cuero. Había sido un detalle encantador, y Gakupo llevaba meses usándola, y quería hacerle también un obsequio a Iroha. Se lo dijo, pero ella continuó diciéndole que no le regalara nada.

    —Estás tan obligado a no regalarme nada como a ir a la cena— dijo Iroha. —Te haré daño.

    Gakupo, confundido, se resignó a hacer caso y no consiguió ningún obsequio para Iroha.

    Fue extraño para él pensar en llegar a casa de los Nekomura con las manos vacías, así que como mínimo decidió llevar un pastel, aclarando que no era un regalo para Iroha sino para la cena. Vaya que no se esperaba que el padre de Iroha le dijera: “Te lo paso este año porque los que siempre traen el pastel no pudieron venir este año. Pero eres invitado de Iroha. Si en otra ocasión traes algo a la casa siendo un invitado, ¡te haré daño!” y luego se echó a reír.

    De ahí en adelante no escuchó sino conversaciones e historias que llegaban de algún modo u otro a las risas. Toda la familia de Iroha tenía ese aire de tener siempre energía positiva dentro de ellos, lista y dispuesta para compartirse y contagiarse. Aunque Gakupo amaba a sus parientes, juraría que los Nekomura eran la familia más acogedora que podría conocer en toda su vida.

    Gakupo ya había estado también en el patio trasero de la casa de Iroha, pero esa noche el cielo se veía distinto: Estaba completamente despejado y no era muy difícil distinguir que era de un color azul oscuro y no negro, salpicado de estrellas.

    —Yo sabía que el resto de la familia te iba adorar— le dijo Iroha con una sonrisa satisfecha.

    —Y yo no esperaba menos que adorarlos de vuelta— respondió. —Eres bastante como ellos.

    —Todos somos bastante como todos— rió. —Mi mamá no tenía hermanos pero era vecina de mi papá y mis tíos. Todos crecieron juntos. Y yo crecí junto con mis primos. Somos muy unidos.

    —Imaginé que una chica maravillosa tendría que ser criada por una familia maravillosa.

    Iroha no pudo evitar ruborizarse y reír con cierto nerviosismo, jugando con su cabello entre sus dedos. Lo llevaba suelto, como en pocas ocasiones. Había pasado el día entero nerviosa y no podía dejar de enredarlo entre sus dedos, así que no pudo mantenerlo recogido.

    ¿Por qué estaba tan nerviosa exactamente? ¿Porque de pronto no tenía el valor de confesarle sus obvios sentimientos a Gakupo? ¿Porque él la ponía nerviosa y así de simple? ¿Por lo que iba a pedirle como regalo de cumpleaños? ¿Sería una completa locura ahora que lo pensaba?

    —Gakupo… ¿Recuerdas que no te pedí ningún regalo?— él asintió. —Quiero uno como este.

    Y entonces Iroha le dio un pequeño y algo torpe beso en los labios. Gakupo se sonrojó a más no poder, al principio algo confundido. Un momento después, la sorprendida fue Iroha cuando Gakupo de hecho la besó de nuevo, durante unos segundos más.

    Sí, tal vez Iroha no le confesó nada a Gakupo explícitamente, ni él a ella; y tal vez siguieron siendo amigos por un silencioso acuerdo mutuo que nadie entendía, pero Iroha confirmó que conocía a su verdadero amor al cumplir catorce años. Y eso nadie, nadie, se lo iba a quitar, jamás.
     
    Última edición: 28 Febrero 2018
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    Año tras año (Iroha - Gakupo - Luka)
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    Romance/Amor
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    7
     
    Palabras:
    1415
    22 de Octubre del 2017

    —Gakupo…

    Iroha y su mejor amigo y enamorado de años atrás estaban de pie en medio del patio trasero de casa de ella. Él le daba la espalda a ella y a la casa, y ella se encontraba un par de metros lejos de él. Gakupo tenía la mirada perdida en las estrellas, mientras Iroha, como siempre, solo podía concentrar sus ojos en él. Y las miradas de ambos estaban cargadas a más no poder de tristeza.

    —Ya han pasado nueve meses— dijo Gakupo sonriendo después de dejar salir un largo suspiro. Después su sonrisa se convirtió en una risa desquiciada y triste. —Nueve meses…

    —Lo sé...— dijo Iroha dando un paso tembloroso hacia él, tratando de mantener la calma.

    Y es que ella no tenía razones como él para perder la calma.

    —Estaré pagando algún karma, ¿no?— dijo Gakupo volviendo a reír con cierta locura, empezándosele a quebrar la voz. —Porque… no es… justo… Iroha…

    —Por supuesto que no lo es— dijo ella dando otro paso más, y otro, hasta que se decidió a abrazarlo por la espalda con todas sus fuerzas.

    ____________________________________________________________________​

    En la noche del 25 de diciembre del año anterior, Gakupo había organizado en su casa una cena especial para Luka, mientras sus padres estaban de viaje por unos días. Debía de ser, y fue, la velada más romántica que ninguno de los dos había tenido jamás: Una estupenda cena elegante, a la luz de las velas, con música romántica de fondo, los dos solos, con vestimentas más cautivadoras de las usuales.

    Sin embargo, aunque nadie se lo creería, Gakupo no había planeado hacer más que cenar, conversar, tal vez bailar un poco. Y fue bastante su sorpresa cuando Luka le dijo que estaba lista para entregarse a él. Por supuesto, no porque él no quisiera; su sorpresa fue más bien porque se había imaginado proponiéndole matrimonio a Luka cuando ella estuviese terminando su arduo camino en una carrera en el campo de la medicina, y convirtiéndola en su mujer espiritual y físicamente en su noche de bodas. Seguro todo eso suena tan empalagoso como Gakupo era, supuestamente nada más y nada menos que por y con Luka; pero, de hecho, no pudo evitar confesárselo a su amada cuando ella demostró tener una idea bastante distinta en mente, en especial en esos momentos.

    Mientras Gakupo era cursi y tradicional al pensar en su noche de bodas, Luka le dijo que aquella velada la había puesto de humor: Que estaba lista y (con palabras muy sutiles, y acciones no tan sutiles) que no le perdonaría si la dejaba simplemente deseando estar con él.

    Luka era bastante atractiva, pero Gakupo ni en sueños se la había podido imaginar tan seductora como en ese momento. Así que al romanticismo de la noche le siguió la pasión. Y Gakupo se consideraba en definitiva como el hombre más afortunado en el mundo.

    ____________________________________________________________________​

    —Pudo haberme dicho si la había lastimado— se lamentaba Gakupo, olvidándose por completo de que era el cumpleaños de Iroha; aunque a esas alturas ni a ella le importaba. —No lo sé, tal vez yo… Fui muy rudo con ella— decía con un leve sonrojo en el rostro. —O tal vez simplemente yo… le causé… asco…

    —¿Có-cómo puedes decir eso, Gakupo? Tú...— Iroha estaba más sonrojada que él. —Te… te conozco. Eres un caballero para todo, e-estoy segura de que no serías rudo y… ¿cómo puedes en verdad considerar la posibilidad de que te tuviera asco? ¡Por supuesto que no!

    —No lo sé… Es que… ¿Por qué otra razón pisotearía así nuestra relación de ya casi tres años si nunca antes habíamos tenido ningún problema?

    —Gakupo…

    —Nueve meses, Iroha…

    ____________________________________________________________________​

    Casi dos meses después, en el día de San Valentín, una vez más por iniciativa de Luka, ella y Gakupo tuvieron una segunda noche bastante apasionada (después de, igual que antes, una cena romántica planeada por Gakupo).

    Después de la primera vez, Gakupo había decidido no presionarla. Y es que, de hecho, Luka había estado algo sensible en cuanto a sus reacciones al tener a Gakupo cerca, y a él le pareció de lo más normal que quisiera su espacio y su tiempo luego de aquella nueva experiencia. Y fue respetuoso con ella como siempre había sido.

    En ambas ocasiones habían tomado las precauciones posibles para antes, durante y después de lo que sea que hicieran. Sin embargo, a menos que te abstengas, siempre corres riesgos; y Gakupo estaba tan consciente de ello, y se sentía tan preparado para lidiar con cualquier adversidad.

    Aunque… tal vez no cualquiera realmente.

    —Gakupo...— una semana después del día de San Valentín, Luka estaba temblando de pie frente a él, con lágrimas empezando a desbordar por sus mejillas. —Estoy embarazada…

    Gakupo en primera instancia reaccionó muy sorprendido; porque por muy preparado que creyera estar, era una noticia dura de digerir.

    Pero Luka no había terminado de hablar.

    —...pero no de ti.

    ____________________________________________________________________​

    Todo, alrededor y dentro de él, empequeñeció y se oscureció: En ese frío invierno, que menos de diez palabras acabaron con su vida, y de nuevo en ese agradable otoño, cuando Iroha lo abrazaba por la espalda.

    Gakupo hizo que Iroha lo soltara y se dejó caer de rodillas al suelo, temblando y respirando pesadamente un par de veces antes de dejar que las lágrimas corrieran por su rostro.

    —Debió decirme que había cometido un error— dijo entre lágrimas, con la voz temblorosa. —Debió decirme que me amaba y que quería criar a su bebé a mi lado. Lo hubiese querido como a mi propio hijo o hija y no me hubiera importado… Que el verdadero padre fuera otro...

    Iroha no pudo evitarlo y también dejó salir las lágrimas en silencio, aún de pie a espaldas de Gakupo, destrozada por verlo a él, la persona más importante para ella en todo el mundo, destrozado de esa manera.

    —Yo sé que sí, Gakupo— dijo yendo a arrodillarse frente a él para abrazarlo mejor. —Yo sé que habrías permanecido al lado de Luka, amándola, cuidando de ella durante el embarazo, velando por ella cuando diera a luz, adorando a su bebé como tuyo, protegiéndolo como al ser más delicado y valioso en el mundo…

    Gakupo envolvió sus brazos con fuerza alrededor de Iroha y lentamente se tranquilizó, hasta que su llanto se convirtió en sollozos y el apretón del abrazo dio paso a que ambos acabaran recostados en el césped, Iroha prácticamente encima de él. Parecía ser el mejor lugar y el mejor momento para los dos en ese instante, sobre todo para Gakupo.

    —Qué hermosa noche— dijo él.

    —Sí… como pocas veces nos dio más de media noche.

    —¿Qué?— preguntó incrédulo, dándose cuenta de que la luna estaba justo sobre sus cabezas. —Cielos… Olvidé por completo tu regalo de cumpleaños, lo siento.

    Iroha lo volteó a mirar con una confusión profunda en su rostro. No pudo ni sonreír, ni sonrojarse, ni llorar. Solo parpadeó varias veces.

    —Bueno, continúa olvidándolo.

    —Bueno, pero, aún puedo dártelo, aunque ya no sea 22 de octubre.

    —Shh— dijo ella. —Mañana me llevas a comer a algún restaurante y estaremos a mano— dijo riendo. —Digo, si quieres. Ya podría empezar a cobrarte de verdad los últimos regalos que te he hecho, ¿ah?— añadió completamente en broma pellizcando levemente una de sus mejillas.

    Gakupo fue el que entonces mostró una confusión absoluta en su mirada. Decidió reírse y pellizcar sus mejillas de vuelta, sonrojándose un poco al verla sonreír a pesar de todo.

    —Me pasé los últimos momentos de tu cumpleaños llorando— dijo Gakupo.

    —Y yo me los pasé tratando de no llorar contigo— dijo Iroha mirándolo con una sonrisa tranquila.

    —Lo siento.

    —No, no lo sientas. Me hubiese sentido peor si te hubieses ido sin haberme dejado tratar de consolarte— dijo recargando la cabeza sobre su pecho. —Es grato haber logrado que sonrieras y que tu corazón dejara de estar cerca de detenerse…

    —Es increíble— murmuró Gakupo, más para sí mismo, pero Iroha lo escuchó.

    —¿Qué es increíble?

    —Que lleves siendo mi mejor amiga después de todos estos años. Después de cómo me porté el año pasado…

    —El pasado es pasado— lo interrumpió. —A mí lo que me importa es que sigamos juntos.

    —Soy el peor.

    —No— ella rió. —Definitivamente no. Eres muy importante para mí.

    —Y tú para mí— dijo volteando al cielo. —Lo sabes, ¿verdad?

    —Por supuesto que lo sé— dijo ella aferrándose de las ropas de Gakupo.

    —Feliz cumpleaños atrasado, Iroha.

    —Gracias, Gakupo.
     
    Última edición: 3 Abril 2020
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    Palabras:
    1874
    22 de Octubre del 2018


    —Aún me cuesta trabajo creer que mis padres accedieran a cancelar mi cena de cumpleaños este año— dijo Iroha, quien estaba en un restaurante medianamente elegante, sentada en una mesa para dos junto a la ventana, que ofrecía una vista de lo más espectacular. —De noche y desde tan alto, la ciudad se ve tan hermosa— dijo.

    —No tan hermosa como tú— dijo Gakupo tomando asiento frente a ella, sonriendo ampliamente al contemplarla, con su algo corto y modesto, pero hermoso vestido rojo sin mangas y su elaborado peinado que parecía de salón pero se había hecho ella misma.

    Iroha le regresó la sonrisa con el rostro sonrojado. Gakupo no se quedaba atrás en cuanto a vestimenta, con pantalón negro, camisa blanca y corbata que combinaba con el vestido de su acompañante.

    —¿Cómo convenciste a mis padres, Gakupo?

    —Me quieren mucho— dice con una sonrisa llena de autosuficiencia.

    —Nunca antes había salido de casa justo en la noche de mi cumpleaños.

    —Es grato saber cuánta confianza me tiene tu familia como para que me dejen romper sus tradiciones.

    —Por supuesto que te tienen confianza— dijo ella sonriendo y tomando la mano de Gakupo por encima de la mesa. —Te adoran casi tanto como yo.

    —Yo te adoro a ti— dijo él alzando la mano de Iroha para besar sus nudillos.

    —Te ves tan apuesto como siempre.

    —¿No es demasiado formal?

    —No para todo un hombre como tú.

    Gakupo pensó, y solo pensó, sin decir, porque no era el día ni el momento adecuado para decirlo: “Y pensar que hace casi dos años te burlabas de lo ‘cursi’ que yo era”.

    _________________________________________________________________________​

    La Navidad del año anterior inevitablemente fue muy gris para Gakupo, e Iroha entendió perfectamente bien que desde noviembre fuera muy difícil para él mantenerse en pie emocionalmente. Trató de darle el mejor apoyo que nadie jamás le hubiera dado antes en cuestión académica, pero además de eso no pudo hacer nada por él.

    Cuando llegaron las vacaciones de invierno, Gakupo y sus padres fueron de vacaciones con unos parientes que vivían en el extranjero. Estuvieron fuera del país por tres semanas e Iroha nunca intentó comunicarse con Gakupo porque quería darle su tiempo.

    Tiempo. ¿Cuánto se necesita para superar algo así? ¿Por qué tuvo que pasarle precisamente a él, de todas las personas? ¿Qué tan común era que una mujer que pareciera amar con el alma a su pareja lo traicionara de esa manera?

    “Se necesita más de un año” pensó Iroha con tristeza al ver a su querido amigo volver de las vacaciones igual de decaído.

    Sin embargo, Gakupo tenía toda la mentalidad de salir adelante para cuando empezó el mes de febrero de ese año. Se concentró en la escuela y se hizo de nuevos libros para leer, nuevas series para ver, nuevas canciones para escuchar.

    Aún así, a Iroha le tomó un mes más acercarse a él e intentar seguir con su amistad como si nunca se hubieran distanciado.

    No se esperaba tener tanto éxito en ello. Marzo fue un mes lleno de energía y trabajos escolares. Iroha, como siempre, se mantenía al ritmo de las actividades escolares de Gakupo y trataba de sacarlo de la casa pocas veces porque, aparentemente, al menos durante esos meses, ese estilo de vida parecía perfecto para Gakupo, e Iroha deseaba que todo ese entusiasmo durara.

    Iroha fue ante todo un gran apoyo moral. Una gran amiga. La mejor amiga de Gakupo. La única persona en la que Gakupo tenía depositada toda su confianza y todo el afecto indescriptible que no podría ser para nadie más.

    Afecto. Sí. Durante años, Gakupo vio a Iroha como su hermana menor a pesar de ser solo meses mayor que ella. Iroha era su confidente; era ella y nadie más quien guardaba sus pocos secretos; era también quien estaba para él incondicionalmente, en las buenas y en las malas; eran tan iguales para algunas cosas y tan distintos para otras que eran como piezas de un rompecabezas de diferente color que embonan a la perfección.

    Cómo deseaba Gakupo haberse dado cuenta antes: sin embargo terminó de darse cuenta el 22 de marzo de ese año que le pidió a Iroha “la oportunidad que no se merecía”. Y así empezaron a salir.

    —¿Crees que no me mereces sólo porque me has hecho esperar por seis años?— le había respondido Iroha con una carcajada y un par de lágrimas que no pudo retener.

    _________________________________________________________________________​

    Siete meses después, en el cumpleaños número veinte de Iroha, ella y Gakupo eran tan felices que costaba creer que hubo algún periodo en que alguno de los dos no lo era. Ya no tenían necesidad de mirar al pasado y preguntarse “qué hubiera sido”, pues lo único que en verdad era importante para ellos era su presente.

    Y su futuro.

    —Por nuestro futuro— ofreció Gakupo como brindis después de llenar su copa y la de Iroha con champaña.

    —Por nuestro futuro— repitió Iroha juntando su copa con la de Gakupo antes de beber de ella.

    —Hablando del futuro…— empezó a decir Gakupo, viéndosele algo (muy) emocionado.

    —De momento, lo único que me importa realmente del futuro es lo que ordenaremos de entrada— le dice Iroha con una enorme sonrisa tomando el menú, ajena a la emoción de Gakupo, que solo le sonrió derrotado.

    —Me parece justo— dice él tomando el menú igual que ella.

    —En verdad muero de hambre— admite ella mientras sopesa sus opciones.

    —Date gusto: Este año me dejas pagarte todo lo que quieras, sin peros— le dice Gakupo con una sonrisa llena una vez más de autosuficiencia.

    —Está bien, está bien— rió Iroha poniendo los ojos en blanco.

    Ordenaron sus platillos de entrada y, para cuando estos les llegaron, ordenaron también el plato fuerte de una buena vez. Estuvieron hablando entre bocados durante al menos dos horas, riendo y suspirando nostálgicamente por los pocos días a los que valía la pena darles una recordada.

    —¿Cómo es que siempre has sido tan… ansiosa por el futuro? — le pregunta Gakupo.

    —¿Ansiosa?

    —En un buen sentido, claro— se ríe él. —¿Recuerdas que desde la secundaria morías de ganas por ser ya una alumna de preparatoria?

    —Ah, sí— se ríe Iroha. —Y cuando finalmente llegué a ese punto, me sentía totalmente lista para la universidad. Y estaba muy impaciente.

    —Y cuando llegaste a la universidad querías tener listo tu título en un semestre.

    —Y no era porque no quisiera estudiar.

    —No, no, lo sé de sobra— dice Gakupo sonriendo. —Al contrario; te desvivías de ganas por experiencias más demandantes. Es algo que siempre he admirado de ti.

    —Dices eso pero…— empieza a decir ella y se ríe por lo bajo. —Tú siempre has estado para ser la dosis de calma de esta loca acelerada.

    Aprovechando que habían terminado su plato fuerte, Iroha volvió a tomar la mano de Gakupo por encima de la mesa y simplemente se quedó a observarle un momento.

    En ese momento, a Iroha le pareció que era simplemente ridículo: ¿Cuántas veces antes le habían dicho que eran increíblemente raras las ocasiones en las que las personas que se aferraban por años a sus sentimientos terminaban por ser correspondidas después de un lapso tan largo? ¿Cuántas veces le habían dicho que sus probabilidades de ser feliz con el que ella insistía en llamar el amor de su vida eran casi nulas? ¿Cuántas veces había tratado de deshacerse de esos sueños en el último par de años antes de que empezaran a volverse realidad?

    ¿Cuántas veces intentó dejar de repetirse a sí misma “Gakupo me quiere” cada mañana?

    Ya no le hacía falta preguntárselo. Ahora él mismo le decía que la quería cada mañana.

    —Señorita— se acerca un mesero a sacar a Iroha de su ensoñación. —Su postre.

    —Pero si no hemos ordenado postre…— empieza a decir Iroha antes de voltear a ver el plato que dejaban frente a ella en la mesa. Se trataba de un pequeño pay de queso sin más decoración que una vela color rojo en forma de manzana cuyo tamaño cubría casi toda la circunferencia del pequeño pay.

    —Oh, Gakupo— suspiró Iroha con una gran sonrisa, apenas comparable a la de Gakupo.

    —Pay de queso— es todo lo que él le responde en un principio. —Manzana. Color rojo.

    —Mis tres cosas favoritas— dice ella sonriendo.

    —Feliz cumpleaños número veinte, Iroha.

    —Gracias— dice levantándose un momento a besar la mejilla de Gakupo.

    —Agradéceme cuando empieces a comerlo.

    —Bueno, ¿qué estamos esperando? — dice Iroha retirando la vela y encontrando que entre esta y el pastel se hallaba un pedazo de papel circular con una “sencilla” pregunta escrita en él, con una letra algo pequeña que obligó a Iroha a acercarse un poco al pastel para leerla.

    “Iroha, ¿me concederías el honor de convertirte en mi esposa?”

    En el momento que le tomó a Iroha leer aquello y levantar la mirada, Gakupo ya estaba sobre una rodilla en el suelo junto a ella, tendiéndole la caja abierta con el anillo dentro. Iroha se llevó las manos al rostro, sorprendida a más no poder, sonrojada y con los ojos llenos de lágrimas, de felicidad, obviamente. El anillo era plateado y tenía un hermoso pero modesto diamante cristalino. Gakupo le sonreía buscando con su mano libre tomar una de las de ella.

    —¿Me lo concederías?— le pregunta con una pequeña risa

    —¿Bromeas?— le responde ella con un hilo de voz en medio del llanto y la risa.

    —No— le dice Gakupo acercándose a secar las lágrimas de sus mejillas.

    —Yo… Estoy impactada…— le dice ella mientras trata de dejar de llorar, riendo.

    —¿Oh? No debería sorprenderte tanto— le dice con un gesto algo confundido.

    —Bueno…— balbucea y se encoge de hombros. —Llevamos siete meses de noviazgo.

    —Y siete años de conocernos— le responde Gakupo con cierto escepticismo. —Wow, de todas las respuestas posibles, ciertamente no me esperaba esto— dice poniéndose de pie.

    —Oh, por favor, no me malentiendas— le dice tomándolo del brazo. —E-es solo que, no sé, en verdad no me lo esperaba. Aún estamos estudiando…

    —Oye— dice dejando el anillo en la mesa y tomándole el rostro por las mejillas. —Estar comprometidos no significa que nos casemos en un año o menos.

    —Oh…

    —Es decir, yo encantado— dice riéndose. —Pero por supuesto que quisiera pagar la fiesta más importante de nuestras vidas con mi propio dinero.

    —Suena bastante propio de ti— dice riéndose también.

    —Simplemente pensé que era el momento de dártelo— dice volviendo a tenderle la caja con el anillo.

    —Me encanta…— dice observándolo un segundo. —¿Por qué no me lo preguntas de nuevo?— sugiere y ambos se ríen mientras Gakupo se arrodilla de nuevo.

    —Iroha… ¿te casarías conmigo?

    —Sí.

    Iroha no puede evitar volver a reírse mientras lágrimas de felicidad bajan por su rostro. Incluso se bajó de su silla, arrodillándose también frente a Gakupo, rodeándolo con sus brazos y besando sus labios. Él también reía un poco, abrazándola de vuelta, incluso con los ojos llorosos también.

    —¿Ya te felicité por tu cumpleaños?— le pregunta Gakupo riendo.

    —Sí, y me diste el mejor regalo que pude haber pedido.

    —No— niega con la cabeza, sonriendo. —Más bien tu “sí” es mi regalo— añade y ambos ríen.

    FIN
     
    Última edición: 3 Abril 2020
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    Syel

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    Hola :3/

    Debo decir que fue una historia linda de leer y sobretodo con mi vocaloid favorito <3 (Gakupo for ever /._./).
    Para comenzar con lo técnico debo decir que no noté errores ni nada por el estilo, la narración es buena y fluida pues en sencillas palabras, plasmas tus ideas y eso es algo que se agradece a la vista.
    En cuánto a la historia debo decir que por alguna razón no me siento feliz :c A pesar de que al final estuvieron juntos como Iroha quería hay algo que no me termina de cuadrar pero no sé decir con precisión el qué es.
    Sin embargo, el manejo de los personajes fue espléndido: Una Iroha confiada en sus sentimientos, un Gakupo confundido por algo que creyó era amor y una Luka que apareció en el momento oportuno (aunque de verdad esa frase de: "Estoy embarazada... pero no de ti" puff, me dejo impactada D:).
    Gracias por tan linda lectura :3

    Nos vemos :3/
     
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    Hygge

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    Lo cierto es que ya leí esta historia en su momento, como indican mis ratings, pero al regresar por la zona y volver a ver el título de esta historia decidí que no iba a estar tranquila hasta que te comentase, y heme aquí. Volví a releer capítulo a capítulo para refrescar las cosas y darte un comentario adecuado, así que iré comentando poco a poco <3

    Capítulo 1:

    Con solo leer los primeros párrafos de la historia, ya le vas cogiendo cariño a la curiosa pareja que hacen Iroha y Gakupo. Se nota que se tienen muchísimo cariño, y sus charlas te sacan una sonrisita y todo. Pero luego llega el momento incómodo y triste de saber que la pobre Iroha no es correspondida, y que año tras año solo le pida para su cumpleaños un beso refleja el enorme valor que estos tienen para ella. Lo cierto es que el que más pena me llegó a dar en este capítulo fue Gakupo, la verdad. Es un increíble amigo aceptando año tras año dicho pedido, dolido por no ser capaz de corresponder aunque lo intenta, dado que ya tiene los ojos puestos en alguien más. Con esa introducción, ya tienes claro que esto puede ser un perfecto angst, pero por suerte continuaste la historia :'D Así que a ver cómo avanza la cosa (aunque yo ya lo sé, pero shh (?)

    Dejando a un lado la historia, quiero señalar cosas de la gramática que los users de arriba no te comentaron, y te hará pulir el escrito aún más. El guión largo no lo usas bien, colocas el punto en el lugar que no es. Mira:

    ¿Ves la diferencia? Imagínate el guión como un paréntesis: No lo digas (volvió a callarlo). ¿Se ve mejor así? No te preocupes por ello, yo lo estuve haciendo mal mucho tiempo y por suerte me corrigieron, es confuso xD Por otro lado, hay diálogos donde usas "dijo", en pretérito perfecto, y otros donde pones "dice", en presente. Cuidado con los tiempos, si estás usando el pasado, todo debe estar en pasado. Por último, señarlar que "rió" está mal escrito, dado que es un monosílabo como dio y no lleva tilde. Son pequeños detalles que nunca vienen mal señalar.
     
  17.  
    Hygge

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    Capítulo 2:

    Así que aquí nos adentramos un año antes del anterior capítulo, para conocer cómo vivieron el cumpleaños de Iroha en aquel entonces. Debo admitir que también me resulta muy linda la relación de Gakupo con Luka, son tal para cual y entiendo por qué se atrajeron tanto. Pero claro, eso me deja en una disyuntiva porque amo a la linda Iroha y su relación con Gakupo, pero como también amo la otra relación, ¡también le estoy haciendo daño a Iroha! *Le explota el cerebro* (?) Haces que con cada diálogo sean más y más entrañables, really <3 Como para no cogerles cariño. Me gusta mucho tu forma de escribir, resulta muy dulce y amena, lo cierto es que le da el toque perfecto a esta historia. Y bueno, ya tuvo su beso de nuevo, forzado el pobre Gakupo pero al menos la niña fue feliz :c Ay, qué difícil para ambos todo esto.

    Por último, me gustaría señalar de este capítulo esto:

    Cuando se colocan los dos puntos, la siguiente letra no va en mayúscula. Lo vi en varias ocasiones, así que te señalo este detalle por aquí.


    Capítulo 3:

    Y con cada año que retrocedemos, podemos ver cómo la esperanza de Iroha por conseguir que Gakupo se enamore de ella no desaparece. Me gusta mucho la personalidad que le diste a Iroha aquí, tan positiva, que no se rinde a pesar de todo lo que le está ocurriendo, y aún así se permite sonreír con sinceridad. Eso de "no voy a cambiar, voy a tratar de conquistarle tal y como soy", lo amé. Así es como debería ser siempre <3 ¡Y oh, la aparición de Kaito me ha gustado mucho! Me ha hecho mucha gracia ese momento "celos" de Gakupo, que su querida amiga le deje para ir a comprar helados con el conquistador de turno. ¡Pero Gakupo, si tú ya tienes novia, deja que se divierta! (?) Me resultó algo egoísta eso por su parte, no le da bola pero le pone celoso que salga con otros. ¿Será eso una pequeña señal de que en verdad le gusta? Aunque tiene sentido sentirse dejado de lado por tu mejor amiga por ello, y querer ser protector y tal, así que se lo dejo pasar (?)

    También me resultó muy tierno cómo describiste esa curiosidad que Iroha sintió con los besos, y el por qué se volvió tradición pedirle cada año a su mejor amigo que lo hiciera. Aquí no vi nada que destacar, así que perfecto :3 ¡Me está gustando mucho la historia!
     
    Última edición: 25 Julio 2018
  18.  
    Hygge

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    Capítulo 4 y 5:

    Este capítulo, el 4, me ha resultado bastante triste, la verdad. Quizás me llegó cómo Iroha se obligaba a sonreír cada día mientras ocultaba sus dudas en su pecho. Verla autoconvencerse para evitar deprimirse te deja con esa sensación desde el principio hasta el final del capítulo. También me preocupa cómo el pobre Gakupo lleva todo eso, es el segundo año después del beso y está confuso, no sabe cómo reaccionará si vuelve a pedirle lo mismo. Y a pesar de continuar intentando ver si siente algo por ella, la llegada de alguien más le despejó todas las dudas de la cabeza.

    Luego, al fin llegamos al capítulo donde todo surgió. Donde Iroha tenía plenas esperanzas en aquella persona de la que se había enamorado por primera vez, su primer amor. Estaba esperando especialmente este para ver cómo fueron las reacciones de cada uno, y ay xD Todos ven la buena química que hay entre los dos como algo más, pero Gakupo es incapaz de verla como su querida mejor amiga, por desgracia. ¡Ellos se merecen ser felices de una vez por todas!

    Eso sí, pero continuar viendo cómo se tratan me hace morir de amor. Cositas, y la familia de Iroha me hizo mucha gracia también xDD Quiero ir a cenar a esa casa yo también (?)

    Eso último me sacó una carcajada de lo inesperado que fue, JAJAJA.


    Capítulo 6:

    ¡No, no, no! ¡Noo! ¿Cómo pudiste hacerle eso al chico más amable y caballeroso del mundo, Luka? ¿¡Por qué!? Wow, este capítulo te deja con las emociones a flor de piel, qué duro todo. La verdad es que que esté embarazada después de cómo narraste los sucesos era algo de esperarse, pero ese último "pero no de ti" fue tan inesperado que me quedé sin palabras. Si ya había sido una noticia difícil de digerir lo del embarazo, Gakupo ya se estaba preparando mentalmente para cuidarla todo lo que hiciese falta. ¡E incluso iba a cuidar del bebé como si fuera suyo luego de enterarse de la verdad! ¿Y va Luka y desaparece de su vida? Agh, de verdad, por qué existe gente así en el mundo. No tienen corazón.

    Pero esa escena con Iroha en su propio cumpleaños intentando soportar el dolor de su amigo y aliviarle como mejor pudiese, fue aún más doloroso de leer. Sin duda, Iroha es la mejor amiga que Gakupo pude tener, y duele ver cómo se equivocó de persona a la hora de enamorarse. Pero supongo que eso no lo elige nadie, solo pasa. ¡Pero pobrecita, solo mírala!

    Cuando dejó de pedir su beso de cumpleaños fue la guinda del pastel, auch. Gakupo, vas a tener que hacer mucho para recompensar todos esos años atrás y el dolor de la friendzone (?)
     
  19.  
    Hygge

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    Capítulo 7:

    Dios, este capítulo. De verdad, no pudiste dar un final más hermoso a esta historia, casi se me saltan las lágrimas y todo. Después de lo ocurrido con Luka, Gakupo se dio el suficiente tiempo como para reflexionar, y final pudo darse cuenta de la persona que no se había separado de él en siete años, y que aún cuando estaba enamorada de él y lo sabía, le apoyaba como la que más. Y de verdad, cuando finalmente se dio cuenta de que en verdad estaba enamorado y le pidió salir al fin, esa escena...

    Qué bonito <33 Es que ambos son tan lindos, se merecen lo mejor, y lo mejor es estar al fin juntos. Al fin, Iroha, al fin. Luego de tantos años convenciéndose de ello sin tirar la toalla, lo conseguiste. Este fic te enseña incluso a ser tan positivo como Iroha en la vida, y que todo el esfuerzo acaba mereciendo la pena de una forma u otra, seguro :<3:

    Qué puedo decirte que no sepas ya, lo amé de principio a fin. ¡La pedida de matrimonio fue hermosa! Como Gakupo la conoce tan bien, esos tres detalles en la tarta y todo fueron geniales. He disfrutado un montón leyendo esta historia por segunda vez, sin duda es una de mis favoritas por aquí <3 Sigue así, Ruki, espero leer más cosas tuyas.

    ¡Hasta otra!
     
  20.  
    Ruki V

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    Si vamos a hablar de quién le saca lágrimas a quién (?)

    No tienes idea de lo mucho que te agradezco que no solo leyeras esta historia dos veces, sino que además me dejaras estos comentarios tan.. ¡ah! (/u\) Me encanta el hecho de que verdaderamente haces notar que transmití justo lo que quería con lo que escribí (excepto tal vez por la interpretación de la reacción de Gakupo ante Kaito como celos; no lo llamaría así). Y ahora que escribo ese paréntesis, gracias por el consejo del punto después del guión largo, y la minúscula después de los dos puntos: lo tomaré en cuenta ;)

    Terminé encariñándome más de lo que se suponía con esta historia y me da mucha alegría cuando vengo y me encuentro con que alguien más la ha leído.

    Una vez más, te lo agradezco mucho. :/*-*\:
     
    • Fangirl Fangirl x 1

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