[aquí es donde alguien serio pondría un título].

Ah... extrañaba hacer esto (?)
La verdad es que intento recuperar actividad y no me sorprendería que pasara desapercibido. xD
Si alguien lo está leyendo le agradezco infinitamente.

Advierto de una vez: hay lenguaje "fuerte" o que algunos puedan considerar inadecuado.

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[Aquí es donde alguien serio pondría un título].​

Apagó la televisión y se llevó la botella de Vodka a la boca, bebiendo con desespero, dejando que el líquido se le deslizara desde los labios hasta la barbilla, descendiendo luego por su cuello.
Estaba hecha una mierda, tenía todo el maquillaje corrido, el labial estaba esparcido por toda su mejilla izquierda —delatando que había pasado el dorso de su mano por allí—, y su ropa estaba rasgada. Lo que apenas había sobrevivido era su camisa y ropa interior. No traía pantalón si quiera, y sus piernas estaban llenas de rasguños y moretones.
Respiraba despacio y dejaba salir una que otra risa boba y sin sentido, incapaz de ir a verse en el espejo, sintiéndose asqueada de sí misma.

Estaba en su casa, allí todo "valía verga".

—Ah, eso no es lo más grave —dijo viendo a su acompañante, quien estaba en mejores condiciones. Mucho mejores, aunque igual de borracha—. Es... hmp... no sé... irritante.

— ¿De qué estábamos hablando?

Ella solo supo reír con fuerza.

—No sé... —ahogó un sollozo con más alcohol y soltó un gruñido, haciendo muecas—. Pero me arden las piernas. Es jodido aguantarse eso.

—Es que serás idiota.

—Ja... yo solo soy lo que... lo que soy.

—Sí, ajá.

Tan solo tres horas antes, la misma chica caminaba entre arbustos atestados de espinas, callando a alguna presencia que solo ella veía, mientras se quejaba de los puntazos que le propinaba cada rama. Tenía la cara con el maquillaje corrido, y ya se había pasado el dorso de la mano por los labios, esparciendo su labial rojo por su mejilla izquierda.
Se había deshecho de sus tacones, y se abría paso hacia la avenida principal con tropiezos y "putasos" al aire, ignorando el camino que había sido elaborado meticulosamente en el parque del centro de la ciudad. Ella crearía su propio atajo.

— ¿¡Podrías al menos caminar por donde es!? —había alegado la misma acompañante, intentando sostenerse en sus tacones de quince centímetros con plataforma, azules y llenos de taches.

—Pfff... eso es de tontos... por aquí es más rápido...

—Ah, claro.

Para ese entonces llevaban casi quince minutos de recorrido, había vomitado en varias canecas de basura, se había detenido a llorar un poco por cualquier cosa bonita que viera, corriendo su maquillaje, y había decidido quitarse el labial con el dorso de la mano cuando un pendejo de la discoteca le había llamado puta.

Pero ah, el pendejo ese estaba bueno. Lo recordaba perfecto.

Labios delgados, espalda ancha, camisa ceñida al cuerpo. Y su trasero. ¡Dios, tu trasero! Era para morirse.
En especial cuando la luz de la discoteca le daba en los ojos, que de seguro serían negros, porque cambiaban de color con cada bombillo que les alumbraba directo.

—Hola —le había saludado, sonriendo de forma galante mientras le tocaba el hombro varias veces, llamando su atención.

Ella se sintió morir escuchando la bulla que hacía su amiga desde atrás, no ayudando con su sonrojo.

—Ho-hola —respondió sintiéndose estúpida. Su voz era tan suavecita que el muchacho no la escuchó.

Se rascó la cabeza y sonrió tímida. Ella era una niña de casa. Nada que ver con todos los que estaban ahí, pero la pastillita de Éxtasis que le habían pasado hacía poco estaba haciendo su efecto.

De hecho, el cambio fue bastante drástico.

Se mantuvo sonriendo nerviosa sin saber el porque y se le lanzó encima gracias a su poco equilibrio en tacones y un empujón de algún bailarín arrebatado.

—Vaya, eso fue fácil —escuchó decir al otro en un murmullo, quien la sujetaba con fuerza—. Podría besarte.

Ella soltó una risa repetida y extraña, haciéndole entender al más alto su condición.

—Sí, podrías.

Y pasó. No había sido de película, pero era como estar en las Vegas. "Lo que pasa en las Vegas, se queda en las Vegas".

—Eeeeh, buena esa —alagó un rubio, apareciendo desde atrás del sujeto—. Bien, toma tu dinero.

— ¿Qué? —Indagó incrédula, viendo cómo el rostro adorable y tierno del que la sujetaba y recién la había besado cambiaba a uno lleno de burla.

—Novata. ¿En serio crees que con tanta belleza que hay por acá, me iba a fijar en una mocosa como tú?

Mierda, ella estaba en sus dieciséis tan solo.

—Eres una puta.

Y allí había empezado su martirio de toda la noche.

Afortunadamente su amiga había estado ahí para ayudarla como pudiera, pero ambas estaban en un estado de embriagues deplorable. Y las drogas y el olor a marihuana del sitio no ayudaban.

Si tan solo no hubiese salido de su casa esa noche.

— ¿Y bien? —Escuchó a su amiga de infancia decirle del otro lado de la línea.

—No sé...

—Oh vamos, [introduzca el nombre que crea adecuado para una "niña de casa" aquí], ¿no crees que deberías darte ese lujo al menos una vez?

—Es que... cuando mis padres me enviaron aquí de intercambio, no fue para salir de farra.

—Lo sé, pero será divertido. Además, yo te cuido. No es nada de lo que te puedas arrepentir.

Vaciló un momento y dejó salir el aire de sus pulmones en un bufido cansado.

—Bien.

— ¡Eso!

Claro, algo le decía que no terminaría bien esa noche.