Era casi como pretender que nada había pasado entre ellos dos. Aunque, si lo analizaba bien, nunca había pasado nada. Ella no estaba segura, de hecho, de que realmente hubieran sido amigos alguna vez, aunque él le había dicho que la consideraba una buena amiga y le había dado las gracias por serlo. Pero en realidad ella nunca lo sintió así. Y ahora que todo había terminado (tan mal como fuera) podía verlo con más claridad. Ellos nunca fueron amigos realmente, nunca hubo ese apoyo mutuo, en realidad, parecía que él la había utilizado para subirse el autoestima. ¿Cómo no hacerlo? ¿cómo culparlo? Ella le había dado las herramientas para ello, y él simplemente las utilizó. Le había dado el poder de destruirla. Y lo hizo. La rompió en pedazos, y cuando estaba a punto de repararse, regresó para romperla de nuevo. El momento en el que ella se lo confesó; “me gustas” le dijo, él supo que tenía las herramientas. Y las usó en su contra —tal vez de manera inconsciente— para destrozarla. Sabía que le estaba haciendo daño —era imposible no saberlo—, pero igualmente lo había seguido haciendo y ella, tonta, no se había alejado hasta el momento en el que fue demasiado tarde. En el momento en el que se dio cuenta de que no podía estar más herida y, para ese punto, deseaba haberse dado cuenta antes. Aunque, en realidad, era su culpa. Ella sabía desde un principio que él no la quería y que nunca lo haría.Lo supo incluso antes de confesarle que le quería. Aunque, en realidad, ella le mintió. Le mintió descarada y desvergonzadamente en más de una ocasión. Una vez, él le preguntó si ella se había enamorado más de una vez de alguien. Claramente ella dijo que no, aunque dijo que era de una persona que conoció en el pasado, antes de llegar a la escuela en la que ambos asistían. Además, en el momento en el que ella le dijo “me gustas”, ya era la mentira más grande que le podría haber dicho. Porque a ella no le gustaba él, le encantaba. No sabía por qué, pero adoraba sus gestos, la manera desgarbada en la que caminaba, la manera en la que la miraba cuando se saludaban, la sonrisa que le dedicaba cuando se ponían a hablar de tonterías, las estupideces que decía y cómo se soltaba para hablarle a ella. Lo amaba. Estaba perdida e irremediablemente enamorada de él desde el primer momento en el que cruzaron palabra, la había flechado con la frase más patética y asquerosamente cursi que jamás pudieron haberle dicho. Pero la enamoró, solamente para destrozarla después. Alguna vez leyó —no sabría decir en dónde— que los amores en la vida son pocos. Era el amor de temporada, esos que duran poco tiempo y solamente son recuerdos bonitos, el amor de rebaja, que entran rápido y, tal como entran, salen. Y los de fondo de armario, que están allí siempre, siempre se quedan y nunca los olvidas. Él fue los tres al mismo tiempo. Duró poco tiempo —seguramente no más de 6 meses—, pero aún así, ese tiempo había sido intenso. Demasiado. Entró rápidamente, y salió de su vida en cuestión de un sólo día, justo como llegó. Y respecto al de fondo de armario, podía perfectamente hacer alusión a la película de Submarine de Richard Ayoane, por varias razones. La primera, él y su novia eran una especie de cosplay permanente de Jordana y Oliver —es que de verdad, eran idénticos—, además de que ella decía que él era su Jordana. ¿Por qué? Era simple. Ella creía con franqueza que él y el hecho de no haber llegado a nada nunca le seguirían importando hasta que tuviera 38 años. No por nada, pero incluso cuando el amor que sentía por él se esfumó, incluso el día que pudo hablar de él sin sentir esas incesantes ganas de llorar, el día que dejó de tener unas insaciables ganas de besarlo; pudo dejar de sentirse consternada por aquello. No podía evitar molestarse porque él claramente y de frente se lo dijo, le había llamado la atención, porque le dijo que era linda y creativa, que le gustaba como persona. Seguía molesta porque él, puede que no le hubiese mentido, pero sí que le había hecho ilusionarse aunque en ningún momento hubo oportunidad. Aún así, se odiaba a sí misma, porque seguía importándole, porque no podía evitarlo. Porque en cierto punto, lo extrañaba, lo extrañaba mucho. Aunque ya no quería saber absolutamente nada de él, aunque le siguiera pareciendo un idiota de primera, no podía evitar extrañarlo. A pesar de que bien sabía que no lo extrañaba a él, extrañaba los recuerdos, por muy vagos e insignificantes que fueran. No le cabía duda. Roberto y sus escritos mal hechos, su mala postura y sus estúpidas notas de voz junto con la manera en la que la interrogaba día tras día, las terribles charlas que solían tener —y que no volverían jamás— le seguirían importando hasta que tuviera 38 años.
AHHHH ksdbsjdbj la parte en la que empezaste a hablar de que era una "mentira" fue increíble!! sjdjbsj de a ratos se siente muy textual y racional, pero lo levantas con momentos como esos en los que hablas de una subjetividad completa, de la forma en la que te sentiste y lo viviste, entonces se sieeeentee. Me preocupa que no todos entiendan la referencia a Submarine, creo que debiste describir un poco más ciertas cosas de la peli para que funcionara,pero de todos modos yo sí la vi y capté juasjuasjuas aparte de well... el hecho de conocerte irl ahah PD: está como comentario, cámbialo a "historia" creo que es.
Wow, algo así como si hubieran sido todo y nada a la vez. Por mi parte, no he visto esa película, pero a todo lo demás que entendí, fue interesante la forma como fuiste desarrollando el texto para finalmente concluir con el nombre del susodicho y parte de las cotidianidades que compartieron. Por cierto, si notas arriba el tablero de publicidad, ahí está indicado la cantidad de palabras que forman un nanorrelato, un microrrelato, un relato, una historia corta y una larga. Por si no, lo copiaré y pegaré aquí: Nanorrelato para historias de 20 palabras o menos. Microrrelato para historias 500 palabras más o menos. Relato para historias de un solo capítulo, mayores a 500 palabras Historia Corta para historias de menos de 10 capítulos Historia Larga para historias de más de 10 capítulos Entonces, de acuerdo a esto, tu escrito es un relato y debería ir en el sub-foro de Relatos pues rebasa las 800 palabras. Saludos
Espero no lo tomes a mal, pero te recomiendo tener más cuidado con las palabras repetidas en poco espacio y que trates de ser más breve al expresar cada idea. No dejes de escribir, algo tienes. :)
¡Wow! Que intensas emociones, muy duro y sentido, que me dejo un mal sabor de boca al leerlo. En si, la tristeza se siente mientras vas leyendo todas esas ilusiones que se rompen antes de empezar. Aish...aunque no entendí exactamente porqué es hasta los 38 años. Salvo eso, es perfecto. ¡Un abrazo!