Do Young amaba mucho a Ren Jun. La manera en la que se vestía, la manera en la que sonreía, la manera en la que caminaba, la manera en la que callaba, la manera en la que hacía todo en sí. Todo en él era perfecto. Ren Jun era perfecto. Y Ren Jun amaba mucho a Do Young. Nunca le dijo porqué, sólo sabía que Ren Jun lo amaba mucho. Do Young hablaba mucho de Ren Jun y Ren Jun, en cambio, no hablaba de Do Young. Pero el mayor aún así lo amaba, con todo y su silencio. Se encargaba de que todas las noches use su pijama favorita, que todos sus osos estuvieran sobre la cama junto a él, e incluso procuraba que su piel estuviera perfectamente hidratada al igual que sus labios. Do Young amaba a Ren Jun y Ren Jun amaba a Do Young. El mayor se encontraba acariciando los cabellos del chino mientras este dormía. Se acercó lo máximo que pudo hasta el oído contrario y le susurró. —No puedo vivir contigo, pero no quiero vivir sin ti. Sonrió con dulzura mientras seguía acariciando las hebras, empezando a tararear una canción al azar. « Quiero sentir lo que es pudrirse en el infierno, tocar con deseo la lava hirviendo, beber la sangre del inocente y tragar con satisfacción la carne de niños que pisaron estas tierras. Quiero saber lo que es tocarte sin permiso, lo que es abusarte con mi pequeño tacto. Quiero erizarte la piel del miedo, que llores por piedad y que tu voz no vuelva a sonar si no es para soltar sollozos, jadeos y gemidos de sufrimiento. Quiero que seas mi muñeco, aquella parte de mí que murió contigo ese día. Quiero que estés conmigo para siempre, aunque eso signifique destruirte. » Do Young se miró en el espejo, observando cada pequeño detalle de su deformada cara. Su ojo derecho había desaparecido, su nariz abierta, la mitad de su boca derretida. Luego observó a Ren Jun a la lejanía, sentado frente al televisor y sonrió con arrogancia. Se acercó con sigilo hasta quedar tras él, posando su mano sobre el hombro contrario. —Quiero jugar contigo, hermanito. Comentó en lo que tomaba el control remoto y apagaba la televisión, tomando la mano del menor y llevándolo a la habitación. Lo recostó sobre la cama y lo vistió como de costumbre; portando siempre aquel bello traje de gala, el que iba a usar en su casamiento. Qué lástima que haya muerto antes de tiempo. La puerta principal se abrió y Do Young entró, y todo desapareció. Porque, al fin y al cabo, todo estaba en la mente de Do Young cuando olvidaba tomar su medicación. « Nadie está cuerdo y no soy la excepción. La diferencia entre ellos y yo es que yo no me oculto. Tengo pensamientos comunes, en donde todos están muertos y yo bailo en lo que dibujo con mis pies y su sangre un bello paisaje. Soy normal, claro que lo soy. Bailo con tu cuerpo desmembrado mientras tarareo una canción al azar en tu oreja, la cual se encuentra sostenida por mis labios en lo que mis manos continúan tocando y masacrando cada parte de tu repugnante cuerpo. No soy el diablo, soy sólo un ser humano con pensamientos comunes. Quiero que te pudras en el infierno y que me tengas como tu fiel amigo en lo que las cenizas del olvido te consumen como si de marihuana se tratase. Así que por favor, permíteme disfrutar de tu cuerpo mientras cada pedazo de tu carne se cocina en las llamas que me otorga el diablo. » ------ Un especial de Halloween atrasado y extraño (?) Espero haberlos asustado (?) Ahr.