Este drabble/microrrelato participa en la Actividad Una canción, un drabble: Anniversary Version. Canción: The One That You Love - LP. Link: Contenido oculto: Pincha Aquí Lo amaba. Le había dado todas las pistas de hecho, pensando que de aquella manera él sentiría lo mismo. Pero había sido ingenua. ¿Y si nunca lo había amado? ¿Y si su relación sólo se había basado en la lástima? —No estás de humor —pese a su condición de no sentir ningún tipo de emoción sentimental, él podía leerla como un libro tan transparente como el agua. Sin embargo, sólo basándose en sus facetas exteriores, porque interiormente, en especial para él, era un terreno completamente desconocido —. ¿Quieres algo dulce? —Estoy bien. —Entiendo. — ¿De verdad? —él no respondió, ¿para qué hacerlo? No era una de sus habilidades el mentir —. Lo lamento —levantó su mirada mientras terminaba de comer sus vegetales —. Por todo. —No tienes que lamentar nada —aquello era verdad, sus ojos así lo expresaban. Resultaba curioso que eso fuera lo único que expresaran con tanta facilidad —. Aunque honestamente no sé qué hay para mí en una relación así. Hice todo lo que me pediste, cumplí con ello porque creí que te complacería. Dime, ¿de qué otra manera quieres que lo siga haciendo? —No puedo decirte eso —dejó los cubiertos, aún limpios, en un costado del costoso plato de porcelana blanca. La cena de su aniversario número cuatro no había logrado que la tocara siquiera. Su apetito llevaba tiempo sin aparecer —, las cosas no funcionan así. Pensé que, si te lo decía, ayudaría; lo empeoré todo —a ese punto las lágrimas escaparon de sus ojos con una dolorosa suavidad —. Yo me lo busqué, Andrei. No eres culpable de esta situación. Tal vez, lo mejor sería tomarnos un tiempo, ¿no crees? Él dejó su comida. ¿Era grave lo que estaba sucediendo? Había leído sobre esos dramas; eran el tan gastado cliché de la mayoría de las obras cinematográficas que, por lo general, nunca habían llamado su atención. Analizó la situación: la mesa con un plato casi vacío y otro lleno; las manos de su esposa, temblorosas y pálidas; su rostro. Con una expresión de tristeza, pensó. Ella atinó a levantarse y logró, en un momento fuera de su comportamiento habitual, detenerla. Sus ojos quedaron fijos en su mano sin comprender qué pasaba con esa extremidad de su cuerpo. ¿Aquello era a lo que llamaban ser impulsivo? —Está bien, estaremos bien. Es sano tomar un camino diferente —secó sus lágrimas, intentando recuperar su valor. Rodeó la mesa; necesitaba hacer aquello por una última vez y así lo hizo, lo besó. Su corazón latió frenético y dejó de hacerlo cuando lo miró de nuevo, tan inerte y silencioso —. Sé que podrás olvidar esto fácilmente, aunque yo necesitaré más tiempo. Abandonó el comedor. La puerta de la salida se abrió y cerró; él supo de inmediato que se había quedado solo. Acarició el anillo de bodas con su dedo, tan reluciente como la primera vez. Recordó haberle llevado tres horas en decidirse por los anillos perfectos esa vez, ¿debió decírselo? ¿Con eso la hubiera detenido? Nunca lo sabría.
¡Qué triste! No sé por qué pensé que habría algún giro inesperado que le daría una vuelta a la situación. Tenía la pequeña esperanza de que se iba a solucionar... Según iba transcurriendo la historia veía que quedaba poco para el final y no pintaba bien. Me he quedado con un sabor agridulce, sintiéndome como el hombre, con ganas de despertar y cambiar el final. Lo más bonito es que todo ha fluido de manera muy natural, muy real y deja una sensación de vacío y tristeza. Me ha sorprendido la temática y la redacción en si, se aleja más de lo que me tienes acostumbrada.