One-shot de Pokémon - Última esperanza

Yo y el género sin sentido de mis escritos u_u casi muero tratando de hacer algo mejor, ya veré cómo salió mi plan.
Gracias a quienes lean <3
Nota: si Xerneas sabe Rayo puede significar que en su momento, hace quién sabe cuántos años, fue capturado, entrenado y luego liberado nuevamente.
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Ha pasado cerca de un siglo desde que se detonó por segunda vez el Arma Definitiva.
Me han contado que fueron unos tipos extraños vestidos de rojo que alardeaban de su estilo: el Team Flare. Su plan era arrasar con todo para crear un nuevo mundo pero algo falló en la máquina, y aunque el arma acabó con gran parte de Kalos otras regiones se vieron afectadas en menor medida. La población humana desapareció por completo pero los pokémon, más resistentes a ambientes hostiles, lograron sobrevivir en sitios totalmente ocultos. Repoblaron las regiones ahora completamente salvajes aunque les resultó complicado.

Una batalla se desató luego de que el arma lograra en parte su objetivo. Yveltal escapó, era pokémon del que habían obtenido energía para intentar acabar con todo; y débil usó las energías restantes en contra de los pokémon que no lograron refugiarse, absorbió la vida o la poca vida que quedaba en los que ya eran casi cadáveres o los que buscaban refugiarse. Así se recuperó y Xerneas, luego de mil años sumido en un profundo sueño bajo la forma de un árbol, despertó al sentir la intensidad del aura del pokémon de la destrucción.
Los pocos que lograron ocultarse luego del ataque de Yveltal aseguraban que el brilló carmesí de sus alas era mortal y se tornaba más intenso conforme aumentaban las víctimas de su poder. Observaron la llegada de Xerneas el pokémon creación, delicado pero imponente, su aura era completamente distinta, estaba débil pero podía retar a su contraparte debido a la ventaja que tenía sobre él; su naturaleza no permitiría aquella pérdida injustificada de vidas. Dicen que a su paso el césped crecía más verde que nunca y que su grito se escuchó a miles de kilómetros de distancia. Inmediatamente Yveltal arremetió contra él en picado pero fue detenido por un poderoso Rayo usado por Xerneas, el gran siniestro sufrió de parálisis y se desplomó hacia el suelo soltando un sonido similar al de un centenar de Braviary y Mandibuzz iracundos. Se levantó torpemente afectado por el ataque pero luchando contra su cuerpo entumecido a la vez que usaba Pulso Umbrío en su repentino contrincante, el pokémon creación recibió el ataque aunque no lo lastimó demasiado y casi al instante usó Fuerza Lunar, a la altura de sus astas se formó una esfera brillante de un tono rosa que fue lanzada contra su rival el cual, desesperado, lanzó una Onda Certera que falló de forma casi ridícula, dando de lleno contra el suelo.

Yveltal continuó chillando sin remedio, enfurecido y paralizado totalmente, hacía falta el golpe de gracia pero nunca llegó, su atacante estaba frente a él sencillamente observándolo, dio unos cuantos pasos al frente y el gran siniestro retrocedió con el plumaje de su cuello erizado a más no poder amenazando con lanzar un último ataque. El silencio de su contraparte era sepulcral y su mirada con pupilas en forma de equis examinaba cada movimiento de la gran criatura que ahora parecía aterrorizada, hizo un movimiento leve con su cabeza y al parecer el gran siniestro comprendió aquella señal, creo que quizás valoraba su vida o la vida que había robado y huyó, presumo que ocultarse por otros mil años o por lo menos para no regresar.



Mis pensamientos se ven interrumpidos de forma brusca, hay mucho ruido fuera mi pequeño escondite en lo que parecía ser una casa medio derrumbada. Suenan miles de pasos, como una estampida y entonces entiendo por qué aquel alboroto, a lo lejos resuena el grito terrible de Yveltal justo como lo han descrito con el pasar de los años, ha regresado más fuerte que nunca. De forma involuntaria mis orejas se aplastan contra mi cabeza y mi fino pelaje se eriza, el terror es inminente. Si lo que dicen es cierto acabaremos muertos dentro de poco, me impulso a correr aunque mis patas tardan en responder, logro salir luego de tropezar varias veces. El caos afuera es increíble, el gran siniestro está metros sobre el aire y sus alas brillan con intensidad; los demás pokémon corren casi unos encima de otros, se aplastan, se empujan y si encuentran madrigueras las utilizan como vía de escape.

Entre la multitud distingo un pequeño Eevee, tan pequeño que supongo no hace mucho salió del huevo, está temblando como una hoja y el miedo se dibuja en su mirada, no entiendo cómo no lo han aplastado. Trato de alcanzarlo, un instinto protector me llama para ayudarle, consigo tomarlo con el hocico por la piel del cuello y lo arrastro conmigo, el pequeño se queja pero no se mueve, está totalmente perdido. Avanzo evitando chocar con las patas de los otros pero en un momento todos se dispersan y un puñado caen al suelo sin fuerza alguna en sus cuerpos, están muertos, y entonces lo observo casi frente a nosotros, ahí está el pokémon de la destrucción no es una ilusión, es terrible y su aura es pesada, casi me ahoga. Suelto al Eevee y este se oculta entre mis patas sin dejar de temblar. Las alas del gigante brillan más que antes, va a atacar acabará conmigo y con el pequeño desconocido, mi pelaje vuelve a erizarse y gruño con una mezcla de enojo y miedo, suena patético dadas las circunstancias. Se le eriza el plumaje del cuello y chilla de forma casi burlona, me hiela la sangre; ataca y me lo veo venir, es un Pulso Umbrío no su ataque mortal, reacciono con rapidez y uso Protección, la esfera que se forma a mí alrededor logra protegernos a ambos y luego de cumplir su objetivo se desintegra.

Mi reacción no hace más que enfurecerlo, parece que nunca se le había enfrentado un ser tan pequeño como un simple Espeon. Entonces lo entiendo, nos matará porque esta vez su contraparte y nuestro salvador no está, se ha ido. Las gigantes alas de Yveltal brillan, cargan su ataque, su poderosa Ala Mortífera; lanzo lejos al pequeño que chilla pero por fortuna un Arcanine que se encontraba oculto acude a su rescate y lo lleva consigo, sigue chillando a lo lejos, más perdido que cuando lo saqué de la multitud. Al instante el gigante descarga su ataque, un oscuro rayo me atraviesa, el dolor es atroz y me debilita en cuestión de segundos, mi visión se nubla y en ese momento pasa lo impensable, de las profundidades de la tierra frente a mí aparece Zygarde, con sus escamas brillantes de un verde vivo y es lo último que logro visualizar antes de perderme en la negrura, no sin pensar que la salvación había llegado para los demás, su última esperanza.