Título: ¿Ser más como ella o solo ser yo? Solo ser yo Un día más me levanto con el estruendoso sonido de la alarma en mi mesa de noche, deslizo el brazo entre la cobija y sin levantarme de la cama la detengo… Whoa, ¿En serio Miranda no se despierta con eso? Volteo y ahí está: mi pareja en el otro lado de la cama durmiendo a sus anchas —raro que no esté abrazada a mí —. —Oye amor… Ya despierta —le digo moviéndola por el hombro. —¿Huh?, ¿Qué pasa? —Me pregunta ella despertándose confusa —Oh, ya amaneció —. —Ya levántate, floja hehe… —Le digo entre risas. —¡Qué hablas Paul? Si tú tampoco te levantas —me decía levantándose ya —iré a hacer el desayuno ya que no sabes cocinar… —. Ellas se me acercaba caminando junto al borde de la cama… —Buen día, Paul —me dijo seguido de un beso. —Buen día, amor —le respondí yo. Ella salió por la puerta de la habitación, yendo a hacer lo dicho; pensé en ayudarla, así aprendo un poco, a ver… Pero primero, algo vino a mi mente… —¿Será así? —murmuré sentándome en el borde de la cama. Flashback Ahí estaba hace unas semanas, con mi viejo amigo Thomas, conversando mientras jugábamos ping pong en su casa; siempre hablamos todo, desde niños nos conocemos y hemos sido buenos amigos… —Paul, amigo, hace poco descubrí que Elena últimamente me estuvo siendo infiel —me comentó haciéndome un firme saque cruzado. —¿Elena?, ¿Y por qué razón? Lo siento mucho, hermano —le respondí a los que también devolvía la bola de ping pong con la raqueta. —Hablé con ella y dijo que durante nuestra relación yo había sido muy “desabrido”, no muy cariñoso… Y que encontró a alguien más —decía él mientras nos devolvíamos la bola sobre la mesa. —Pues las cosas deben solucionarse hablando, eso es fundamental en una relación —le dije, haciendo mate. —Pues sí —me respondió él —, lo siento, envié la bola muy arriba y muy pronto sin que pudiéramos jugar bien; ha sido muy rápido hehe… —. —No te preocupes, sigamos jugando —le respondí sonriendo… Y así continuamos jugando… Fin del Flashback —¿Muy desabrido, eh? —Seguía murmurando yo. —¿Acaso soy yo muy desabrido? —. Si bien es cierto y lo sé nunca he sido una persona de dar mucho afecto, pero… Miranda está conmigo sabiendo eso pero, ¡Le importará? Quizás sí, quizás no. Ahora que recuerdo lo que me comentó Thomas aquella vez mientras jugábamos me pregunto: ¿Podría mi forma de ser arruinar nuestra relación? Debería cambiar mi forma de actuar, ser más como ella, ser más como cualquier joven de diecinueve años a nuestra edad. Cambié mi pijama por mi ropa de andar, fui al baño y me lavé los dientes, y bajé por las escaleras a la primera planta de nuestra casa, me dirigí a la cocina anexa a nuestro pequeño comedor y ahí estaba Diana cocinando el desayuno. —Oh, cocinas arepas, ¿En qué puedo ayudarte? —le preguntaba sonriendo. —Nada amor, ya casi están listas igual que los huevos revueltos para rellenarlas —decía ella —. Oh, ¿Pero puedes vigilarlos y apagarlos cuando estén listos? No olvides revolver los huevos… —. —Por supuesto, yo me encargo —le respondí mientras ella iba a cambiarse. Mientras revolvía los huevos en la sartén y volteaba las arepas en el budare pensaba en como cambiar y quizá ser un poco más como Miranda… ¿Cómo? —Los huevos ya están listos igual que las arepas, mejor las relleno, miranda se está tardando un poco —dije para mí. Coloqué cada una en un plato, con un cuchillo las abrí cuidando de no cortarme ni quemarme pues aún estaban algo calientes, con el mismo les puse mantequilla y con una cuchara rellené con los huevos revueltos; puse la mesa para los dos, serví jugo de naranja y coloqué los platos sobre los manteles en la mesa. —¡Paul! Serviste el desayuno en la mesa, ¿Primera vez, eh? Genial hehe —dijo Miranda entrando por la puerta de la cocina. —Hehe si… Como te tardabas lo hice —le dije yo. —Es que no conseguía qué ponerme y fui a lavarme los dientes… —Decía mientras nos sentábamos —Ya eres un poco más como yo, supongo —. —Ser más como tú… —Murmuré. —Oh, ¿Qué dijiste? —Preguntó Miranda. —¿Eh? Ah, no nada… —Balbuceaba yo en respuesta. —Oh, bueno —respondía mi pareja —… Por cierto, hoy Lucy organizará una fiesta en el club cerca de su casa para celebrar, todos irán ¿Vienes? —. —Ah sí, si no me quedo hoy escribiendo quizás vaya —le respondí sonriendo. —Ah, claro… —Respondía ella. El día pasó muy rápido luego de ese desayuno para pasar el tiempo me puse a escribir en mi escritorio en la pequeña oficina de la casa y cuando se hizo de tarde mi pareja nuevamente me preguntó: —Paul, ¿Me acompañarás a la fiesta? —Oh claro, ya he estado escribiendo todo el día —le respondí yo —veo que ya estas lista, iré a bañarme y a vestirme… —. Así como le dije me di un buen baño y al salir busqué ropa para ponerme: una camisa azul a cuadros, un blue-jean oscuro y zapatos negros, muy sencillo… Me peiné el cabello y bajé por las escaleras hasta la sala… —Whoa Paul… ¡Luces muy bien! —Exclamó Miranda. —Tú también, luces hermosa —le respondí. —Heh… Gracias —me respondió sonriendo. Ella vestía con una blusa rosa bajo una chaqueta sin abrochar, una falda y tacones, también muy sencilla, aparte de su maquillaje y accesorios… Abrimos la puerta de la casa, salimos y la cerramos muy bien con llave; ya era de noche. —¿Iremos en la motocicleta? —Me preguntó mi pareja. —Sí, yo manejo hehe —le respondí acercándome a la motocicleta fuera de la casa y encendiéndola, una Panhead negra. —Bien —dijo mi novia sonriente mientras se subía a la motocicleta y se sujetaba de mí. Nos colocamos los cascos y arrancamos hacia el club y como siempre era increíble conducir esa motocicleta, me encantaba hacerlo; y más pronto que tarde llegamos pues no estaba tan lejos, además, no había mucho tráfico; cosa rara en esta ciudad, siempre hay tráfico. Llegamos y bajamos de la motocicleta, en la entrada estaban Lucy y algunos amigos —entre ellos Thomas —. —Oh, Paul, Miranda ¿Cómo están? —Preguntaba Lucy saludándonos con un abrazo y un saludo de mejilla. —Hola hermano ¿Cómo estás? —Saludé a Thomas estrechando su mano. —Bien Paul, vine para distraerme hehe… Y claro por no faltar al cumpleaños de Lucy —me respondió él. Entramos al lugar de la fiesta y la música electro se escuchaba en cada rincón; había mucha gente, amigos y familia de Lucy, supongo… Además de los que conocíamos. Jack uno de nuestros amigos se acercó con un par de cervezas exclamando: —¡Paul, Miranda, vinieron!, ¿Qué tal algo para beber? —Oh claro, una estará bien —le respondió Miranda tomando la bebida, sonriente. —Lo siento Jack, yo no bebo hehe… —Le respondí yo. —¡Vamos Paul! De lo que te pierdes —Exclamaba Jack. Ella bebe, pero sabe hacerlo… Pero yo no, aunque podría intentarlo. Jack se volteaba diciendo que nos vería luego y que iría por otra bebida… —¡Jack! Puedes darme esa cerveza, la tomaré —le exclamé antes de que se fuera. —Oh Paul, genial —me dijo Jack dándomela, a lo que yo la tomé. —Bien Paul, supongo —dijo Miranda. Pasamos un rato hablando entre amigos, en grupo, sentados en una de las mesas del club; Lucy —que iba y venía —, Diana, Jack e incluso Thomas me decían que no era malo beber de vez en cuando, que así era más como ellos… Pensé que quizá debería ser más abierto en este aspecto, formaría parte del ”ser más como mí pareja”, más afectuoso, más amigable, abierto, todo eso. —Thomas, ¿Te importaría acompañarme a la barra por algo de beber? —Le pregunté a mi amigo que estaba frente a mí en la mesa. —Claro Paul, vamos —me dijo él. Así nos levantamos de la mesa y nos dirigimos a la barra que no estaba muy lejos; durante el corto trayecto pudimos apreciar mejor el ambiente del club; un lugar algo oscuro con iluminación, mesas con personas, bebidas, comida y por todos lado personas bailando y bebiendo, divirtiéndose. Llegamos a la barra y Thomas le midió al mesonero: —Yo tomaré una “Jagger Bomb” por favor. —Ehm yo beberé lo mismo que él —le dije inseguro. El hombre se volteó hacia las botellas de alcohol en una repisa que tenía detrás, sacó un par de botellas e hizo los tragos. —Aquí tienen —nos dijo entregándonoslos. Agradeciéndole los tomamos y comenzamos a beber. Pasamos el resto de la noche integrados al grupo conversando entre amigos, de vez en cuando pedíamos o íbamos por algo para beber… Vodka, bailábamos, conversábamos, pasaban las horas, Cerveza Michelada, compartíamos, hablábamos; Whisky a las rocas ¿Ya les dije que nos divertimos toda la noche? Ron, Jagger, algunos Smirnoff y pasaban las horas, ya poco más de media noche, ni siquiera sé cómo sé el nombre de todas esas bebidas hehehe… —Paul, Paul —me decía Jack —¿Te sientes bien? Estas algo inquieto, eufórico… —. —Uohh, pool’ supuesto, estoy muy bien —le respondía yo. —¿Así es! —Exclamó él mientras chocábamos nuestros vasos en brindis. ¿Estaría ebrio, borracho? No lo sé pero todo se sentía muy bien hehehe… Estaba súper feliz, a la vez torpe, ¡Sentía que nada podría pararme hehe! El más mínimo hecho me causaba risa… Chistes malos, conversaciones, personas, todo. —Paul, ¿Acaso bebiste demasiado? —Dijo Miranda apareciendo de la nada, eso creo… —No, no, todo estar muy bien, ¿Pol’ qué? —le decía —tooh’ bien —. —Porque eso parece, ¿Qué tal si vamos a casa? —Me preguntaba. —Noo, noo… ¿Ahora que soy más cómo tú? Que puedo beber y ser más afectuoso… Ahora que puedo cuidar más nuestra relación —balbuceaba —, quedémonos en la fiesta —. —¿Ser más cómo yo? Así que si eso era lo que murmurabas esta mañana… Paul, te quiero tal y como eres, no necesitas beber o tratar de ser más cariñoso, te quiero así —me decía ella —, pero, ¿Debo estar con alguien que hace algo tan inmaduro sin darse cuenta de la realidad? No lo sé… —. —Pero… P-Perooo… —Balbuceaba... Molesta Miranda se dio media vuelta y comenzó a caminar en dirección a la salida ¿Se iría? No lo sé, yo no quería… La había embarrado, había metido la pata… —¡Mirandaa, mi amor! —Gritaba… —Paul, ¿Qué sucede, qué pasó? —Me preguntaba un amigo acercándose a mí pero, ¿Quién? —Oooh… Paul dos eres tú —decía a mi amigo —Paaul, miranda se fue, ¿Y si acaba con nuestra relación? —. —¿”Paul dos”?, ¡De qué hablas? Soy yo, Thomas —decía él. —Ah si, Thomas —le respondía. —Paul, amigo… Será mejor que te lleve a casa; has bebido demasiado —me decía el Paul dos hehehe… De pronto aquella sensación tan genial comenzó a tornarse algo totalmente distinto, mis ojos se cerraban, me daba sueño y comenzaba a sentirme un poco mal; veía a mi amigo caminar junto a mí mientras me ayudaba a hacer lo mismo, ¿Hacia donde íbamos? No podía más con mis ojos y la intensa sensación hasta que estos finalmente se cerraron venciendo la poca voluntad del momento . Un día más me levanto con el sonido de la alarma en mí mesa de noche, deslizo el brazo entre la cobija y sin levantarme de la cama la detengo. —Oye amor… Ya despierta —digo volteándome hacia el otro lado de la cama. Veo la cama vacía del otro lado y recuerdo lo que pasó la noche anterior seguido de un increíble dolor de cabeza… —Jamás volveré a beber —murmuro. Thomas debió traerme a casa pues me levanto con la misma ropa de la noche anterior, camino hacia la ventana del cuarto y puedo ver la motocicleta estacionada, me cambio de ropa y me lavo los dientes mientras intento luchar con la fuerte migraña; bajo a la cocina y me preparo el desayuno… La casa está sola, al parecer Miranda decía muy en serio lo de anoche, caminé hacia la nevera para servirme algo de jugo y antes de abrirla veo una nota pegada a ella con un imán: “Paul, en verdad; prefiero que nos tomemos un tiempo. —Miranda”. —Era en serio… —Murmuré para mí. Pasan las horas, días y las semanas… Soy consciente o inconsciente si me lo pienso, un esclavo del arrepentimiento, ¿Fui tan tonto? Tan tonto como para no darme cuenta de que mi pareja me quería tal y como soy, tal y como ella me quería y que para eso no tenía que “parecerme más a ella”; no tenía que tratar de ser más cariñoso —cosa que tal vez ni hice hehe —o beber para ser más como ella y nuestros amigos… Como dije han pasado las horas, días y las semanas y yo sigo sintiendo cada día como se repite un lunes. Hoy es viernes y así se siente. Salgo a caminar desde mi vecindario hasta la ciudad; visto con un sweater gris sobre una franela negra, un blue-jean y zapatos negros; camino hasta la ciudad, tal vez sin saber a donde ir, camino mirando al suelo y sin darme cuenta estoy en la ciudad. Camino sin vr al frente, camino por caminar, por el centro de la ciudad… —¡Paul, cuidado por donde vas! —Me exclama una voz conocida luego de tropezarla. —Lucy… Eres tú. Lo siento, no vi por donde iba —le respondo alzando la mirada. —¿Cómo está todo? —Me pregunta a lo que me pongo a caminar junto a ella. —Bueno, ahí voy, heh —le digo. —¿Es por lo de Miranda, no? Me comentó lo que sucedió aquella noche… Tranquilo, ya se arreglarán las cosas —me dijo Lucy sonriente. —Heheh, supongo —le respondí —, gracias —. —Paul… —Me decía Lucy deteniéndose —, Miranda está esperándome para almorzar. ¿Por qué no vas, hablas con ella y esta vez eres tú mismo? —. Justo como una ultima oportunidad… —¿Lo dices en serio? —Le pregunté. —Si, quiero que las cosas entre ustedes se arreglen… —Me respondió. —Bien, ¡Muchas gracias por ofrecerme esta oportunidad, Lucy…! —Le agradecí. En ese momento comencé a caminar, rápidamente pasé por una floristería que estaba cerca y pedí un ramo de hermosos geranios, las flores favoritas de Miranda; de ahí me dirigí al restaurante desesperado, ¿Qué haría al llegar?; y al entrar noté el ambiente tan elegante, apenas entré pude ver a Miranda sentada en una mesa de una esquina junto a una ventana, lucía hermosa: su hermoso cabello castaño, sus ojos cafés y su bella sonrisa pintada en su rostro delicadamente; vestía de amarillo. —Oh, ¡Mesonero!, ¿Puede colocar estas flores en un buen jarrón y colocarlo en aquella mesa? —Le pregunté acercándomele y señalando la mesa —¿Hehe? —. El mesonero solo me miraba con una cara increíblemente seria que lo decía todo: “¿Está usted bromeando?”. Así que saqué un billete y con un sonrisa inmensa e increíblemente fingida se lo ofrecí: —¿Hehe? —Oh, por supuesto señor, en un momento —me dijo tomando las flores y el billete. Nervioso me dirigí hacia la mesa en qué Miranda estaba sentada, temeroso de lo que pudiera ocurrir me acerqué, saqué la silla de la mesa educadamente y me senté. —Paul… —Dijo Miranda al verme. —Señor… —Dijo el mesonero acercándose y colocando las flores en la mesa en un hermoso jarrón. —Miranda… —Le decía —. “Se me hace duro pensar que exista otro ser vivo al que valga la pena entregar mis latidos. Ese alguien eres tú y estoy dispuesto a entregarlos”. Discúlpame por ser tan tonto y hacer lo que hice… No pensé en que me querías tal y como soy, no pensé en que por eso me querías, por como soy y de verdad me arrepiento de todo. Miranda, lo siento —. —Paul… Mis flores favoritas, lo que dijiste el día que nos hicimos novios. La verdad es que sí, te quiero tal y como eres, no necesitas ser más cariñoso como los demás o beber si no quieres porque solo con la mitad de lo que acabas de hacer, con ser tú mismo basta para sustentar nuestra relación. Paul, te perdono —. —Miranda… Muchas gracias —le respondí. Ella se levantó de su asiento y acercándose a mí me besó y luego me dijo: —Ahora podremos estar juntos y felices, vamos a estar muy bien… —¡Si! —le respondí yo, luego volví a besarla. Así sería... -Bueno, este fue mi regalo para el amigo secreto, para @PokemonLoveShippings, algo tarde pero aquí está :D Espero entiendas el mensaje que quise dejar en la historia y me disculpes lo malo de la "comedia" si así se le puede llamar hehehehe aunque si traté de meter romance. Felíz año :D —Te ha hablado Paul y te desea felíz año(? :D