Cierra los ojos, abre el corazón. No te lo preguntes, asiente. No te resistas, aguanta hasta el final. Y, sobre todo, calla lo que piensas: acepta sin rechistar. Tienes boca para quejarte ante mí de la falta de libertad, de todo aquello que quieres y no puedes hacer. Cállate y no hables sin saber, ignorante que no sabe ver más allá de sus infantiles caprichos. No sigas buscando una solución que te llevará siempre al principio, analiza el problema. ¿Te has preguntado el porqué? ¿Por qué debes de estar de acuerdo con todo lo que los demás dicen? ¿Por qué debes de callar tu opinión personal? ¿Por qué debes vivir tal y como te han enseñado? ¿Por qué no empiezas a hacer lo que tú creas mejor para ti? ¿Por qué no empiezas a abrir los ojos? Es más fácil cuando mamá te dice que te tienes que abrigar antes de salir, cuando debes de estudiar medicina porque de otro modo no podrás vivir; que no debes de preocuparte por decir con qué no estas de acuerdo, solo cumplir. Esas son las preguntas que te debes realizar, las que sí puedes responder y las que te darán la solución final. Y si aún no la encuentras, aprende esto: solo tú eres el señor de ti. Quizá no puedas cambiar todo a tu gusto pero, ahora que tienes los ojos abiertos, sabes que hay muchas cosas que puedes mejorar de ti, y de este modo conseguirás estar mejor contigo mismo. Cuando seas capaz de cumplir esto, será entonces cuando puedas cambiar todo tu entorno, cuando puedas decir no a los que una vez dijeron "no hemos pedido tu opinión". Son muchas las veces en que mentes brillantes son opacadas por bocas hipócritas y oídos ignorantes que se niegan a escuchar.
Vaya, me encantó la última frase. No sé, tiene un algo que me dejó sin palabras. Tu escrito es muy bueno, realmente me transmitió lo que en ocasiones no decía. Claro, este sería solo un impulso para que los demás avancen, de ellos depende continuar.