[Drabble] ¿Patética?

Fandom: The Prince of Tennis
Tipo de relato: Drabble
Personajes: Si los menciono ya no tendría sentido la historia, ¿a qué no?
Palabras: 456

¿Patética?​

Hoy era el Festival de Primavera de Seigaku.

Todo el elenco se había preparado realmente para este día y no era para menos que detrás del telón se hubiera personificado el caos en cada persona. Habían unos gritando por aquí y otros corriendo por allá. La directora no paraba de dar órdenes y decapitar cabezas en cuanto se cruzaba con algún inocente, y obviamente había de ser yo la que tomará, nerviosamente, las riendas del asunto.

Me senté en la tarima sin dañar la escenografía y traté de llamar la atención de todos en un pobre intento. Suspiré, siempre había sido invisible ante los demás. Pero este día había sido diferente, porque en un segundo todo el personal y los actores habían posado sus ojos en mí. Me sonrojé violentamente y miré hacia arriba, donde la silueta imponente de mi mejor amiga sonreía con suficiencia y asentía para sí. Ella era como el megáfono que yo necesitaba en estos momentos.

Totalmente avergonzada y con los nervios de punta, les pedí que se sentarán en el suelo y me escucharan. Yo sabía que ellos no deseaban escuchar un tonto sermón de lo bueno que les saldría la obra y que el arduo trabajo se paga con la gratitud de los demás, no. Así que solo les dije que sabía que lo harían bien y que les deseaba suerte.

Miré hacia el techo y lancé una plegaria al cielo. Acto seguido todos me imitaron y aplaudieron con las ganas rebosando en cada poro de su piel. Me sentí feliz.
Aun cuando no sería yo la que aparecería en la obra y besaría al encantador príncipe valiente, podía sentir una enorme alegría estallando en mi pecho.

Miré la obra con calma y sonreí hasta el último segundo, hasta que el último personaje salió del escenario y el telón se cerró. Había sido una obra estupenda. ¡Y el príncipe había actuado con total naturalidad y realeza! Solo él podía lograr cosas así, después de todo él era el pilar de Seigaku.

Caminé con la cara sonrojada por mis soñadores pensamientos y me senté en una silla. Él era genial, y yo sólo era la torpe nieta de la entrenadora. ¿Qué tan patético sonaba eso, huh? Aun así no podía controlar mis sentimientos hacia él, tomaban vida por sí solos. Suspiré, era ridícula.

—Ryusaki —nombró mi nombre y alcé la vista seguramente sonrojada —. Hmph, Mada Mada Dane.

Sonreí por inercia. Él me hacia sonreír por inercia.

—Bu-Buen trabajo —felicité bajando un poco el rostro, pero sin perder sus ojos de mi vista. Era vergonzoso.

Volteó su rostro y soltó un bajo bufido. Pero aun así, yo había captado ese leve sonrojo en sus mejillas.

Después de todo no sonaba tan patético…