Lo mismo, el personaje involucrado, es sólo el que me pertenece. :) Está publicado en otro foro también. Contenido oculto Título: Contenido oculto ¿A qué precio? Contenido oculto Colectivo: [Original] Svastika. Personaje principal: Giselle Abendroth. Llegó de la oficina junto a su padre, moría de hambre y de cansancio. —Bajaré a comer luego de darme una ducha. —Le dijo, este asintió afirmando que haría lo mismo. Giselle subió a su habitación, se desvistió y se metió en la tina con el agua tibia; suspiró encantada y se relajó, había tenido un día largo y pesado. Después de vestirse, bajó al comedor, ya su familia estaba sentada a la mesa. Apenas se sentí, la servidumbre comenzó a servir la mesa. La tensión entre padre e hija era completamente visible, su madrastra Marianne, y su medio hermano Demian, también podían notarlo. —¿Puedo saber qué les ocurre hoy? —Inquirió la mujer irritada la mujer al ver la molestia marcada de su esposo. —Resulta que hoy cuando… —comenzó a hablar German Abendroth, Giselle chascó la lengua con molestia y le miró a los ojos. —No quiero hablar del tema, estamos comiendo. —Le cortó. —Por favor, continúa querido. —Le ignoró Marianne dirigiéndose a German. —Visitamos una familia hoy… —Papá, al parecer como estoy pintada en la pared y cuando hablo me ignoran, procedo a retirarme. Permiso, he perdido el apetito. —Dejó la servilleta con brusquedad y se levantó abandonando la habitación. Pasó a la terraza de la mansión dónde vivía, respiró profundo dejando que el aire fresco refrescara sus sentidos. Su corazón latía a mil furioso. El incidente de la mañana había sido algo muy desagradable de observar. Habían ido a la parte dónde estaban los más pobres de la ciudad, entre los montículos de nieve descubrieron escondidos a una familia judía y frente a sus ojos, le dieron muerte a sangre fría “por estar en territorio prohibido”. No se permitió llorar frente a su padre, pero ahora en soledad no pudo evitar que las lágrimas escaparan. Recordó con claridad la cara de esa mujer angustiada por el hijo que protegía con sus brazos que no dejaba de temblar y llorar asustado cuando le quitaron la vida frente a los ojos de su madre para que sufriera aún más. La discusión con su padre fue: ¿cómo pudiste autorizar algo tan desalmado? Le gritó en la oficina: Espero que al menos llores como esa mujer cuando sea yo quién esté en el lugar de ese niño. Lo que para él fue una broma de mal gusto, para ella era una verdad inminente, ¿hasta cuando su sangre pura la mantendría a salvo? ¿Y a qué precio lo lograría? El costo… serían muchas vidas.