¡Vamos al campamento miliar, que la guerra empiece! (NxT,NxH,SxS,SxI,SxT,GxM)

¡Vamos al campamento miliar, que la guerra empiece! (NxT,NxH,SxS,SxI,SxT,GxM)

Hola a todos, mm bueno pss el otro dia se me ocurrio una idea xD, jaajaja mandar a nuestros jovenes shinobi a la cademia militar O.O, eso es un UA, ¿ok?, pss bueno, en este primer capi, pues no hay tanto romance, jaja apenas es el principio pero descuiden, se pondrá bueno.

Aclaraciones: En este fic, aparece Naruko, para quien no sepa es el sexy no jutsu de Naruto, ella actuará como la hermana mayor del joven rubio, ¿capich? ;), bueno, el resto de las sorpresas pues las leen ustedes :9, sale sin mas dejo el primer capítulo.



¡Vamos al campamento militar, que la guerra empiece!


Capítulo.1 ¿Debemos ir?



¡Era inaudito, era inaceptable!, simplemente ella no lo podría permitir. Furiosa caminaba haciendo que sus pasos resonaran por toda la casa; abrió la puerta con fuerza y a todo pulmón le gritó al chico que se encontraba durmiendo tan plácidamente.

—¡Naruto!


El joven rubio no se inmutó ante los gritos, cosa que causó más enojo en la chica, así que ésta se acercó hasta la cama, tomó el colchón y con fuerza lo volteó.

—¡Ah! —gritó el rubio al caer—, ¡¿pero qué diablos te pasa?! —reclamó poniéndose de pie.

—¡Eso te lo debería preguntar yo! —repuso la joven con la cara ardiendo de coraje— ¡¿qué hacían tus calzoncillos en el baño puestos como toalla!?, me he lavado la cara y sin darme cuenta me la he secado con esta asquerosidad —gritó lanzándole la prenda en la cara al Uzumaki.

—¡Auch!, pues es que los lavé y en algún lado tenía que colgarlos —se excusó el joven para después estallar en carcajadas.

—¡Naruto, tú…! —empezó a acercase amenazadoramente con la mirada en llamas.

—¡Ya basta los dos! —se escuchó el regaño de un tercero—. En vez de hermanos parecen perro y gato.

—Perdón madre —se disculpó la chica—, pero Naruto dejó sus calzones y entonces yo…

—Ya sé lo que hizo TenTen, no te preocupes, tu padre hablará ahorita con él.


Los nervios se le pusieron de punta a Naruto al escuchar el comentario de su madre; ya que… aunque su papá era muy amable, cuando se enojaba era peor que un elefante en celo, bueno así lo describía él.

—Limpien este desastre y bajen a desayunar —ordenó su madre para después retirarse.


Los chicos ya no dijeron nada, simplemente acataron las órdenes de su madre. TenTen ayudó a su hermano a levantar su cama y a tenderla, después de todo ella lo había volcado.

—Buenos días papá —saludó la joven castaña.

—Buenos días hija —respondió el señor al saludo sin despegar la vista del periódico.

—¡Hola papá! —saludó el energético Naruto.

—Hola hijo, siéntate a desayunar, que tu madre y yo queremos decirles algo —anunció el rubio para después darle un sorbo a su café.


Ambos niños tomaron asiento, Kushina, su madre, les sirvió el desayuno el cual comenzaron a devorar.

—¿Y qué nos querían decir? —preguntó TenTen con la boca llena, ya que no paraba de devorar su cereal.

—Bueno, ya que son vacaciones, Minato y yo decidimos que será bueno para ustedes ir a al campamento de verano militar —anunció Kushina con naturalidad.

—¡¿Qué?! —gritaron los dos al unísono.

—¿Qué les pasa?, ¿acaso no les agrada la idea? —preguntó Minato con una sonrisa maliciosa—. Además les hará mucho bien, ya que últimamente han estado actuando muy rebeldes, les vendrá bien algo de disciplina.

—Pero… —trató de hablar el rubio hiperactivo.

—Sin peros Naruto, además ¡alégrense!, podrán estar más tiempo con su hermana Naruko —intervino la madre de los chicos con una sonrisa.

—Se irán mañana por la mañana —concluyó el padre poniéndose de pie.


Uzumaki Namikaze, una modesta familia conformada por cinco integrantes. La cabeza era Namikaze Minato, un hombre alto, serio, ojos azules y cabello güero, él ocupaba el importante puesto como gerente de la compañía telefónica más grande de Konoha. Luego la señora Uzumaki Kushina, una mujer bella, alta, esbelta, de ojos jade y cabellera rojiza; ella, aunque no necesitaba trabajar, se aburría mucho en su casa, así que laboraba en una biblioteca de medio tiempo. Después estaba la hija mayor, Uzumaki Naruko, una bella muchacha de veintitrés años, ella era muy parecida a su padre, rubia, de ojos azules y con unas peculiares marcas en sus mejillas; ella se graduó en la academia militar con todos los honores, así que ejerció como general en batallas y como instructora en la academia. Luego está Uzumaki Naruto, él es un chico hiperactivo y extrovertido de dieciséis años, igualmente muy parecido a su padre, rubio, ojos azules y sus peculiares marcas en las mejillas, y al final está Uzumaki TenTen, ella es de la misma edad que Naruto, de hecho nacieron el mismo día, son “cuates”, pero como nació al último era la consentida de su casa.


—Naruto, ¿puedes abrir la puerta? —preguntó su madre al escuchar el timbre.

—¡Claro!, y por cierto mamá ¿te dije que hoy te ves preciosa? —respondió el aludido amablemente con la esperanza que sus padres cambiaran de opinión respecto a la academia militar.


“Barbero” —pensó la castaña con un extraño tic en su ojo.

El chico corrió hacia la puerta y sin más, la abrió.


—Hola Naruto, ¿están tus padres? —preguntó amablemente una mujer de cabellera negra y ojos de mismo color.

—Sí, adelante —respondió el joven al tiempo en que abría la puerta por completo.

—Hola dobe —le saludó un chico de su misma edad, cabellera azabache y ojos penetrantes.

—Hola… Teme —contestó al saludo entre dientes.


La familia Uchiha, en la ciudad existía un rumor tonto que decía que los Uchiha tenían descendencia de vampiros, lo cual era mentira, pero a la gente les encantaba inventar boberías, las cuales ellos solos se creían, haciendo que en Konoha los Uchiha fueran una familia respetada. En la cabeza de ésta, estaba Uchiha Fugaku, un hombre de personalidad impotente, cabellos oscuros al igual que sus ojos; él era el jefe del departamento de policías de Konoha. Luego estaba su bellísima esposa, Uchiha Mikoto, una dulce mujer de la misma edad que Kushina, cabellera negra y ojos del mismo color. Le seguía Uchiha Itachi, un joven de veinticuatro años, cabello oscuro y ojos igualmente oscuros; él era un chico carismático, pero eso sí, contra sus enemigos nunca tuvo piedad, era bastante fuerte, y al igual que Uzumaki Naruko, se metió a la academia militar, la cual completó con todos lo honores, se podría decir que Itachi y Naruko eran el claro ejemplo de competencia, siempre habían sido rivales. Y ya por último estaba el menor de la familia, Uchiha Sasuke, tenía la misma edad que TenTen y Naruto; su personalidad era fría y arrogante, pero eso sí, muy fiel y protector a sus amigos.


—¡Oh, Fugaku, Mikoto, qué sorpresa! —anunció el señor Minato poniéndose de pie para ir a abrazar a sus amigos de infancia.

—Siéntense por favor, están en su casa, tú también Sasuke —invitó Kushina con una de sus amables sonrisas.


Todos se reunieron en la mesa, Mikoto ayudó a Kushina a preparar algo de Té y a servir unas galletas, ya que tenía bastante tiempo que no se sentaban todos juntos a platicar.

—¿Y cómo te ha ido Minato? —preguntó el señor Uchiha.

—Bastante bien, las ventas han subido, ¿y a ti cómo te va?

—No me quejo, últimamente habíamos tenido mucho trabajo, esta ciudad está llena de ratas
—respondió el Uchiha sarcásticamente.

—¿Y tienen planes para estas vacaciones? —preguntó Mikoto.

—Pues en realidad no, no tiene mucho que fuimos a la playa, así que estas vacaciones nos quedaremos aquí —respondió el rubio mayor mientras se sobaba el cuello.

—En realidad, nosotros nos quedaremos aquí, pero decidimos enviar a nuestros hijos al campamento militar de verano —agregó Kushina.

—Hmph —esbozó una media sonrisa burlona el menos de los Uchiha.

—¡¿De qué te da gracia?! —preguntó Naruto.

—Tú, tú me das gracia, pensar que te la pasarás estas vacaciones levantándote a las cinco de la mañana y comiendo engrudo me da mucha gracia —respondió Sasuke arrogantemente .

—¡Es una idea excelente! —exclamó el señor Fugaku. —Sasuke también puede ir a ese campamento.

—¡¿Qué?! —exclamó el azabache con fastidio.

—Sí Sasuke, es buena idea, tú papá y yo iremos a unas conferencias en Hong Kong, y no estaremos en casa durante dos semanas, así que en vez de que te quedes solo en la casa, irás a ese campamento de verano con Naruto y TenTen ¿no te parece una excelente idea? —preguntó su madre con una sonrisa.

—Hmph —fue todo lo que se dignó a decir, ya que sabía que no le serviría de nada discutir.

—¡Ja!, ahora quien se ríe teme —se burló el rubio para después soltarse a carcajadas.


“y lo peor del caso es que tendré que soportar todo el verano a Itachi, que seguramente será uno de los instructores… maldición, más le vale que no me haga quedar en ridículo, o me las pagará” —pensó Sasuke con clara expresión de molestia.


Las dos familias estuvieron conversando durante mucho tiempo, de hecho se quedaron todo el día en casa de los Uzumaki, se juntaron a comer y pasaron un buen rato.

—Huy, parece que empezó a chispear —anunció Mikoto al escuchar pequeñas gotas golpetear.

—Es verdad, pronto se arreciará el agua, Naruto ¿no olvidaste quitar la ropa tendida verdad?
—preguntó la pelirroja esperando obtener un “no” por respuesta.

—¡Rayos, dattebayo!, iré ya mismo antes de que se moje más —gritó el rubio para después salir corriendo al patio.


Pero al momento en que se levantó, empujó con su mano la jarra de agua fresca, la cual fue a dar encima de Uchiha Sasuke.

—¡Idiota! —gritó furioso el azabache al tiempo en que se ponía de pie, pero fue demasiado tarde ya que Naruto se había ido sin percatarse de lo que había hecho.

—Hay, como lo siento Sasuke, ese Naruto… —replicó el apenado Minato—, TenTen, lleva a sasuke a la habitación de tu hermano y préstale una playera seca.

—Sí —respondió la castaña—. Ven Sasuke

—Hmph.


TenTen escoltó al azabache por las escaleras, luego por un amplio pasillo hasta llegar a una habitación.

—Disculpa el desorden, pero ya conoces a Naruto como es de tocho y cochino —comentó TenTen algo apenada por los cerros de ropa que había por toda la habitación.

—No importa, ese dobe no va a cambiar —respondió a secas.

La chica rió un poco y luego de entre la poca ropa limpia que había en el closet, sacó una camisa negra con unos adornos rojos.

—Aquí tienes —le entregó la prenda.

—Gracias —respondió sin más.


La chica se iba a salir para que Sasuke se pudiera cambiar a gusto, pero ésta fue detenida cuando el Uchiha la agarró por el brazo.

—¿Qué… sucede? —preguntó un tanto nerviosa.

—Quiero que me hagas un favor… TenTen —susurró al oído de la susodicha.


El chico le dijo en secreto lo que le apetecía, ella lo escuchaba atentamente con un toque de nerviosismos.

—Pero Sasuke… es verdad que tú y yo tuvimos algo en el pasado, pero… —intentó decir la castaña, pero ésta fue interrumpida por el azabache.

—Vamos, sólo hazlo.


A la Uzumaki se le subió un poco el color, la petición de Sasuke la hacía avergonzar, pero terminó accediendo. Lentamente se acercó hasta él, y con delicadeza deslizó hacia arriba la playera mojada del azabache; dejando al descubierto el bien torneado cuerpo del Uchiha.

—Haber, estira tu brazo —le dijo la castaña.


Sasuke de inmediato obedeció y ella le colocó con rapidez la camisa de su hermano para después abotonarla.

—Listo.

—Gracias —contestó.

—Podrías haberlo hecho tú solo, no entiendo porqué me pediste que hiciera esto —comentó la Uzumaki.

—Simplemente quería que lo hicieras —respondió con su típica frialdad.

—No pretendes nada, ¿verdad?

—Hmph.

—¿Eso es un sí?

—No, no pretendo nada, después de todo eres mi mejor amiga —concluyó el Uchiha con una media sonrisa para después salir de la habitación.


La lluvia cesó y pronto la familia Uchiha se despidió, había sido un día maravilloso, pero era hora de marcharse.


—¡Vuelvan pronto! —gritó la señora de Namikaze cuando el auto de los Uchiha comenzó a caminar.

—Bueno, vayan a hacer sus maletas, la levantada será a las cinco, ya que deben estar en el campamento a las 7 y nos queda un poco lejos —ordenó Minato.



Los chicos no dijeron nada, solo asintieron resignados con la cabeza, al parecer irían a ese campamento sí, o sí.

La noche pasó con la naturalidad de siempre y pronto un nuevo día estaba por nacer, así que el señor Minato, sacó una trompeta que tenía y fue a despertar a sus hijos sonando la típica canción que suenan en las tropas para despertar.

—¡Ah! —gritaron ambos chicos para después salir de sus habitaciones todos consternados.

—¡¿Qué significa esto dattebayo?!

—Sí papá, ¿por qué suenas esa cosa, no ves que aturde? —se quejó la castaña.

—Es para que se vayan ambientando, así se despertaran todos los días —rió divertidamente el señor.


El padre de los chicos se retiró, TenTen y Naruto tenían cara de pesadez, pero pronto un pensamiento se vino a la mente de ambos, uno que los hizo exaltarse y mirarse mutuamente. Sus miradas eran fijas, ninguno decía nada, pero se podía ver en su rostro clara rivalidad y cómo cada uno analizaba los movimientos del otro.

—Naruto… —habló seriamente la castaña.

—TenTen… —dijo el rubio de ojos azules.


Y después de tres segundos ambos hermanos comenzaron a correr rápidamente, ¡era una gran carrera!, pero Naruto logró adelantarse pocos segundos antes de entrar corriendo al baño y encerrarse con llave.

—¡No es justo Naruto! —reclamó TenTen del otro lado de la puerta.

—¡Ja!, sí lo es dattebayo —se pavoneó con aires de triunfo—. Soy más rápido que tú hermanita.


En fin, a TenTen no le quedó de otra más que esperar a que su hermano se bañara para después poderse meter ella.

Una vez listos, bajaron a desayunar, luego se lavaron los dientes y con toda la pesadez del mundo bajaron sus maletas para después subirlas al carro y acto seguido subirse ellos.

—¿Ya se pusieron todos sus cinturones? —preguntó Kushina quien ocupaba el lugar del copiloto.

—Sí —respondieron todos los presentes.


Minato encendió el auto y pisó el acelerador, ¡ya estaban retrasados!, debían apresurarse si querían llegar a tiempo; pero bueno, el señor Namikaze Minato era un hombre serio y formal, nunca llegaría tarde a nada, así que metiéndole velocidad lograron llegar al campamento militar, y hasta con tiempo extra.

—Bueno hijos, aquí se quedan, nos veremos en dos meses —anunció el padre de los chicos mientras bajaba las maletas de éstos de la cajuela.

—De acuerdo —respondió TenTen con una mueca de desagrado.

—No se pongan así, ya verán que se divertirán dattebayo —agregó felizmente la madre de los jóvenes.


Los chicos dieron un abrazo de despedida a sus padres, no querían quedarse, pero opción no tenían. Pronto los señores se disponían a entrar a su auto, pero una voz muy familiar los detuvo.

—¡Mamá, papá!

—¡Naruko! —gritó Kushina emocionada al ver a su hija, ya que hacía tres meses que no se habían visto.


La joven mujer se acercó y felizmente abrazó a su madre, su personalidad era parecida a la de Naruto, ya que tenía una energía inagotable.

—Papi, cuanto si verte —volvió a decir mientras besaba la mejilla de Minato para después abrazarlo.

—Hola muñeca, ya te extrañábamos mucho —respondió con una sonrisa el Uzumaki mayor.

—Sí yo igual —respondió—,¡ y también a ustedes hermanitos! —gritó la chica para después abalanzarse sobre los pobres niños, abrazarlos y apretarlos, ellos odiaban que hiciera eso.

—Ya… está bien Naruko… nos asfixias —logró gesticular Naruto.

—Ups, lo siento —se disculpó mientras los soltaba—, bueno váyanse tranquilos, yo cuidaré muy bien a mis hermanos, y no se preocupen, cuando acabe el campamento yo los llevaré devuelta a casa, ya que me dieron vacaciones y me quedaré un par de semana con ustedes.

—Estupendo hija, bueno pues los esperaremos —anunció la madre de los tres chicos para después subirse a su auto.


El carro avanzó dejando atrás a los jóvenes. Su hermana los encaminó adentro, y una vez ahí se separó de ellos.

—Bueno… ¿y ahora qué se supone que hagamos? —preguntó TenTen.

—Y yo que voy a andar sabiendo —contestó el Uzumaki mirando a su alrededor.

Aquel lugar estaba lleno de militares, todos hacían actividades diferentes, unos corrían, otros practicaban en unas barras que tenían ahí puestas, otros marchaban, y así… hacían muchas actividades.

—¿Ustedes vienen al campamento no? —escucharon que alguien les preguntó.

Se giraron y vieron a una preciosa mujer, ella tenía cabello negro, un poco quebrado, ojos rojizos, y vestía una falda color verde militar, una blusa blanca con un saco negro , medias, zapatillas negras y portaba una gorra del mismo color que la falda.

—Sí, pero no sabemos en donde estamos —dijo TenTen con naturalidad.

—Bueno, antes que nada me presento, soy la teniente Kurenai, vengan conmigo, les mostraré sus habitaciones para que dejen sus cosas y ya en un rato más comenzaremos el campamento, mientras podrían conocer a sus compañeros —explicó Kurenai mientras comenzaba a caminar.

Los chicos la siguieron, atravesaron un gran caminito que estaba rodeado por vegetación, luego en cierto punto la mujer se detuvo.

—Bueno, a la izquierda está la habitación donde duermen los chicos, y a la derecha la de las chicas, vayan y escojan una cama y ya dejen sus cosas ahí, si no alguien más llegará y se las ganará —concluyó la teniente para después retirarse.


Naruto se fue por donde le indicaron al igual que TenTen. Todavía hubo que recorrer un buen tramo más antes de poder divisar una construcción de un piso, que más que una habitación parecía una enorme bodega.

TenTen abrió temerosa la puerta, y vaya que se sorprendió. Aquel lugar era bastante grande, era rectangular y había muchas literas una tras otra, todas bien enfilada de los dos lados del lugar, dejando en medio un amplio pasillo.

—Esto es… raro —susurró.

Había muchas chicas, todas diferentes, güeras, morenas, altas, bajas, flacas, gordas, de todo. De alguna manera a TenTen le pareció increíble. Las chicas que iban entrando normalmente se intimidaban, pero la castaña más que intimidarse, se emocionó. Recorrió con la mirada el lugar y sin pensarlo más escogió una litera que se encontraba casi hasta el final de “la habitación”


—Parece que la cama de abajo ya está ocupada —habló Tenten al ver unas maletas.

—Sí… pero la cama de arriba… está disponible —escuchó que alguien le dijo.


Se giró y se encontró con una preciosa niña, ella tenía una cabellera larga y azulada, que contrastaba con sus aperlados ojos, se veía que era algo tímida, pero a Tenten le agradó.

—Gracias, pues en ese caso creo que me quedaré aquí, —respondió felizmente.

—Sí, está bien —contestó con una leve sonrisa aquella chica—. Soy… Hyuuga Hinata.

—Y Yo soy Uzumaki Tenten, un gusto Hinata-chan.





¿que les pareció? bueno pues les dije que no habría mucho romance, jeje esque no me gusta que las cosas vayan demaciado rapido D:! en fin pronto la conti, (si les gusta si no ya no subo D:) bueno

ja ne! LALALA

 

Re: ¡Vamos al campamento miliar, que la guerra empiece! (NxT,NxH,SxS,SxI,SxT,GxM)

Hola a toodooss aa les DOY LASS ETERNAS GRACIIAS a tooddss los que leyeron mi capii, espero que tambien les guste este, y bueno, el romance apenas empieza un poquititititio en este capi, jeje esque como ya dije no me gusta que las cosas vayan tan rapido @...@ asi que tengan paciensia jejej n__n pronto veran más. :9





Capítulo dos. “¡Qué la competencia empiece!




Algo nuevo empezó, la idea de un verano en un campamento militar no había sido agradable para los Uzumaki y mucho menos para el Uchiha, sin embargo, la vida siempre te coloca en el lugar justo, cosa que tal vez descubrirían pronto.

—¿Es la primera vez... que vienes a este campamento, verdad? —preguntó la Hyuuga con una dulce tonalidad.

—¿Tanto se nota? —contestó con otra pregunta entre ricillas.

—Eh... no, no quise decir eso —murmuró Hinata avergonzada.

—No te preocupes, te entendí bien —respondió la Uzumaki con una gran sonrisa—. Pero eso quiere decir que tú ya has estado antes aquí.

—Sí... bueno, esta es la tercera vez que vengo.


Ambas jovencitas entablaron una conversación de lo más natural, se acababan de conocer pero la simpatía inmediata fue mutua. Pasó tiempo, no mucho en realidad, cuando por fin, alguien se encargó de romper el ambiente de la habitación.

—¡Muy bien pequeñas pestilentes, todas salgan y formen una fila, pero ya! —gritó una mujer de impotente personalidad. Su cabello oscuro, lo llevaba sujeto en una coleta alta, ojos marrón oscuro y sonrisa maliciosa.


De inmediato todas las chicas acataron la orden; aquella mujer daba escalofríos con tan sólo mirarla.

—Mi nombre es Mitarashi Anko, este año me han elegido como guía femenil en el campamento. Y quiero dejar algo muy claro, ¡no toleraré el fracaso!, no espero de ustedes nada que no sea lo mejor ¿quedó claro? —pausó la azabache mirando tenebrosamente a las intimidadas niñas.


Todas miraban con atención a la líder, ella, portaba un pantalón camuflajeado verde, bien pegado al cuerpo, una blusa negra con malla encima, botas militares, una chaqueta larga de color crema, guantes y lo más importante, en su mano derecha envainaba un fuete.

—¡No escuché respuesta!, pregunté ¡¿quedó claro?!.

—¡Sí capitana! —gritaron todas las presentes a voz alta y clara.

—Está mucho mejor. Ahora, este año tenemos nuevas reclutas, en su mayoría debo decir; es por eso que explicaré brevemente un poco acerca del campamento.


Ni un murmullo podía escucharse, nadie se movía, había tensión; por la mente de la castaña pasaban miles de preguntas, como: ¿Qué estoy haciendo aquí?, ¿Quién demonios es esta mujer tan horrible?, ¿sobreviviré a esto?, y cosas por el estilo.

—Prosigamos —anunció la Mitarashi—, Ahora haremos algo de calentamiento y unas cuantas prueba para ver su resistencia, y así decidiré quienes serán las capitanas de los equipos, ¿entendido?

—¡Sí capitana! —gritaron todas.

—Pues en ese caso comencemos, ¡todas al suelo, quiero cincuenta lagartijas! —ordenó la mujer mientras tomaba asiento en un tronco que por casualidad estaba ahí.


Inmediatamente acataron las órdenes, había muchas niñas, y todas ellas hacían su mayor esfuerzo. ¡Uno dos, Uno dos!, sermoneaba la mujer, la mayoría de las presentes no pudieron aguantar más de diez bien hechas, ya que Anko Mitarashi no toleraba las porquerías.


—Cuarenta y tres... cuarenta y cuatro... cuarenta... —contaba una cansada Tenten, ella tenía buena condición física, pero estaba agobiada.


Poco a poco empezaron a caer, la capitana exigía mucho.

—Ya no... puedo —susurró Hinata para después caer desplomada al suelo.

—Pero Hinata... sólo te faltaban, diez más —articuló con trabajos la castaña, ya que seguía haciendo el trabajo.

—Ya sé, pero no podía más —contestó con la respiración entrecortada—, pero tú sigue.

—Sí, cuarenta y ocho... cuarenta y nueve y...
—daba sus últimos esfuerzos, pero...


Sintió cómo un calambre se apoderaba de su brazo, no era muy fuerte pero el dolor se iba intensificando poco a poco.

—No... —susurró.


Empezó a sudar frío, y mucho, varias miradas estaban sobre ella, aunque eso no significaba ningún problema. Era un último esfuerzo, el todo o el nada.

—¡Bien! —gritó Anko—. Al parecer solo tres personas pudieron hacer bien las cincuentas lagartijas... Sabaku no Temari, Haruno Sakura y Uzumaki Tenten, pero esto no quiere decir que ya serán líderes de tropa, aún faltan más pruebas, y no sólo para ustedes, ¡todas tendrán que hacerlas!

—¿Qué?, hay no, que horror —se escuchaban quejas, por lo que la azabache dio un fuerte golpe en el suelo, logrando recobrar el orden.

—¡No les pregunté si quieren!, es más, déjenme dejarles bien claro la regla principal de la academia y campamento militar, ¡yo les digo que hacer, y ustedes lo hacen! —amenazó la mujer.


Nadie tuvo el valor de pronunciar palabra alguna, permanecieron en total silencio escuchando a la intimidante señora.

—Bien tropa, otro punto importante de aquí, es que no pienso perder ante los hombres, como sabrán el campamento se dividen en dos: el femenil y el masculino, sé que el año pasado los viejos nos ganaron así que ahora, conmigo al mando les aseguro que saldremos ¡campeonas! —alardeó la Mitarashi.


La mujer siguió gritoneando y dando órdenes, puso también, una serie de retos más, entre ellos: hacer abdominales, saltar algunos obstáculos, salto de longitud y carreras. Fueron muy suaves y fáciles, según Anko; algunas chicas eran buenas y resistentes, demasiado cabe decir, pero como seres humanos terminaron agotadas.

—Bueno, parece que son todas unas debiluchas, pero no se preocupen eso cambiará, bueno ahora... —pausó la líder haciendo un gesto de estar pensando—, no nos queda mucho tiempo, dentro de poco nos tendremos que reunir con los chicos, así que es hora de formar los equipos.



Mientras tanto, en un extremo del campamento había un gran grupo de chicos, todos formados en fila, callados y viendo de manera extraña a su líder.

—¡El guapo y sexy Maito Gai, ese es mi nombre! —se presentó e líder, quien vestía un tradicional traje militar—, este año hay nuevos reclutas, parece que no son muchos así que dejaré que pasen al frente y se presenten.


Nadie movía ni un solo músculo, no querían, sin embargo no les quedó de otra a unos pobres chicos más que pasar ante la mirada amenazadora y ridícula del hombre a cargo de ellos.

—¡Preséntense! —ordenó Gai con una sonrisa a diente limpio.

—Bueno, yo soy ¡Uzumaki Naruto!, el tipo más guay que existe, ¡ah!, y tengo dieciséis años.

—Uchiha Sasuke, misma edad que el tonto anterior —prosiguió la presentación.

—¡¿Qué dijiste imbécil!? —se enfadó el agredido.

—Hmph.

—¡Bueno basta!, continúen las presentaciones —ordenó Maito.

—Yo soy Sai, tengo diecisiete.

—Sabaku no Gaara, dieciséis años.

—Bien parece que sólo son cuatro novatos, les pondré unas pruebas para integrarlos a un equipo de acuerdo a su nivel —anunció el líder—, ¡ah!, ¡¿ya es tan tarde?!, es hora de reunirnos con el lado femenil del campamento... me temo que no habrá tiempo de pruebas, los asignaré al azar a un equipo.



Un clima cálido y caluroso se hacía presente, aunque ligeros vientecillos refrescaban los rostros de ambos escuadrones del campamento, quienes en fila y marcha se aproximaban al área de entrenamiento y combate, para un encuentro predestinado por el destino.

—¡Bienvenidos sean todos al campamento militar de verano!, soy la supervisora y encargada de este lugar, Tsunade —anunció una mujer de exuberante busto.


Era un campo enorme, con algunas barras y equipo de entrenamiento; del lado derecho estaban enfiladas de forma horizontal las muchachas, y al izquierdo, la fila de los muchachos; todos ellos prestando suma atención a las autoridades que yacían frente a ellos.

—Bien jóvenes, aquí formarán una fuerte integridad, aprenderán a valorar todo lo que tienen, y créanme... extrañarás a su camita como nunca lo han hecho. Bueno, quiero decirles que aquí tendrán que valerse por sí mismos, aprenderán a luchar y les aseguro... que nadie responderá por ustedes —concluyó la rubia mujer, Tsunade.


Absoluto y perfecto silencio, muchos rostros se mostraban confiados, puesto que no era la primera vez que escuchaban aquellas palabras, sin en cambio hubo varios que sentían que su estómago daba de giros, de alguna manera todas las autoridades se veían intimidantes.

—Bueno alumnos, yo soy la teniente Yuhi Kurenai, estaré encargada en el área de la escolta, es un gusto —se presentó una de las dirigentes.

—Mi nombre es Sarutobi Asuma, encargado de puntería, un gusto.

—Hatake Kakashi, los instruiré en supervivencia —se presentó el tercero.

—Yo soy la teniente Uzumaki Naruko, estaré encargada de las chicas en el área de entrenamiento en general, un gusto —se presentó la rubia giñando un ojo a su hermanita.

—Soy el teniente Uchiha Itachi, estaré encargado de los chicos, igual, entrenamiento general, —el joven líder hizo una pausa, miró de reojo a Naruko, aunque cabe decir que su mirada estaba llena de frialdad, pero al tiempo tristeza.


Por alguna razón el ambiente se tornó algo tenso, una sensación melancólica se sintió en varios corazones, era raro, pero se contagiaba con solo mirar el cielo.

—Bueno... yo soy Shizune, estaré a cargo en el área de enfermería —interrumpió el silencio con algo de nerviosismo.


Las presentaciones continuaron, aunque no duraron mucho, así que la líder principal Tsunade, prosiguió tomando la palabra.

—Bueno, la mayoría de los entrenamientos, chicos y chicas, estarán juntos, pero habrá casos en que serán por separados... recuerden analizar todo ya que al final se hará el torneo tradicional para coronar al mejor lado del campamento, ya sea masculino y femenino, —pausó la rubia, aclaró la voz y continuó—. Pero también, este año he decidido agregar un campeonato más... se coronará al mejor equipo, ya sea femenino o masculino.


Otro momento de silencio apareció, aunque esta vez no se hizo esperar quien lo interrumpiera.

—¡Muy bien cucarachas asquerosas, acomódense en quipo!, que un pequeño entrenamiento está por comenzar —dijo la líder Anko, susurrando con malicia las última frase.


Todos acataron, de inmediato se acomodaron en sus respectivos escuadrones; la mayoría nerviosos, no sabían ni qué rayos hacían parados en ese lugar.

—Bien hecho alumnos, ahora... por turnos, pasará un equipo femenil contra uno masculino, será... una competencia amistosa —explicó Maito Gai.


Tsunade, y el resto de las autoridades se marcharon, con excepción de Mitarashi Anko y la “bestia verde del campamento militar”, como se hacía llamar Gai.

—¡Bien, en ese caso, escojo al equipo femenil tres! —gritoneó la azabache con suma seguridad.


Tenten sintió un gran escalofrío, ya que, por mala, pero muy mala suerte ella estaba en ese equipo, y no nada más era una integrante, si no que también era la capitana de éste. A paso nervioso e inseguro se acercó al centro de la cancha, junto con las otras dos chicas que conformaban su equipo: una de ella, la primera amiga que hizo al llegar al campamento, Hyuuga Hinata, y la segunda, una mujer ruda, candidata a haber sido capitana de otro equipo, Sabaku no Temari.

—Vaya, se ve que estas chicas son buenas —articuló el líder masculino—, en ese caso... yo escojo ¡también al equipo masculino tres!, pasen chicos y demuéstrenles su llama de la juventud.


Para pronto tres chicos se posaron al centro, en medio, el capitán del quipo: un chico serio, tez blanca, cabellera castaña y larga, unos ojos alusivos a la luna, y una no desaprensiva sonrisa arrogante, Hyuuga Neji. A su derecha, un chico igual serio, piel pálida, ocelos azulados, un cabello rojizo y expresión serena, Sabaku no Gaara. Por último el tercer integrante, un chico de tez morena clara, un cabello negro atado de tal forma que le hacía parecer una piña, ojos oscuros, y lo más característico de éste, era su clara fachada de un “vago” soñoliento, Nara Shikamaru.

—Bien engendros, el reto es simple —comenzó Anko a Hablar—, al silbatazo, por cada equipo uno por uno comenzará a salir corriendo y atravesará el campo de obstáculos; al final hay dos banderas, tomará la que le corresponde y regresará rápidamente a entregarla a su siguiente compañero; este proceso se repetirá hasta que el último del equipo le toque correr, aunque éste último, tendrá un pequeño obstáculo más... deberá tirarse al lago que está por allá y nadar hasta la pequeña islita del medio y allí enterrar su bandera, el primer equipo que lo haga será el ganador, y... se le entregará un insignia.


El silencio prosiguió, el reto no parecía gran cosa, pero el pensar que todos te estarían viendo y el hecho de que estabas compitiendo contra otro equipo, bueno... era algo que causaba mucho nerviosismo en el equipo tres femenino. Los líderes dieron un lapso de un minuto a ambos equipos para ponerse de acuerdo y si querían, elaborar un plan.

—Bueno, hay que ver como competimos —dijo Tenten a sus compañeras.

—Pues yo opino, que tú, por ser la capitana te enfrentes al otro capitán, y bueno, yo no quisiera competir contra mi hermano así que yo correré con el vago ese de Shikamaru, y por lo tanto Hinata lo hará contra mi hermano Gaara —solucionó Temari el problema en menos de dos segundos.


La Hyuuga y la castaña se miraron mutuamente, se habían quedado bastante sorprendidas ante la actitud de la rubia, sí que era una líder natural.

—De acuerdo —aceptó la Uzumaki.

—Bueno... aunque tu hermano... me da algo de miedo —comentó Hinata en susurro.

—Descuida, es sólo un niño con apariencia dura, estarás bien —calmó Temari mientras le daba a Hinata una palmada en la espalda.


“Así que... mi oponente será ese chico... Hyuuga Neji, ¿qué clase de persona eres tú? —pensó Tenten con intriga.




Por otro lado se veía al grupo de los jóvenes, ya listos y preparados, parecía que sólo aclaraban lo acordado.

—Es como dijo Gaara —anunció Shikamaru—, su hermana no correrá contra él, así que lo más natural es que yo me enfrente con esa problemática, tú Neji lo harás con la nueva capitana de ese equipo y pues es lógico contra quién competirá Gaara.

—Hmph —fue todo lo que se dignó a expresar el Hyuuga.


El tiempo otorgado concluyó, ambos equipos se enfilaron, listos y atentos para correr. Los primeros que encabezaban las filas, eran: Hinata y Gaara, por tanto se enfrentarían en la primera ronda.

El viento sopló ligeramente; el resto de los espectadores miraban con ansias a los equipos, deseosos de ver la competencia. Hinata respiró hondo, no sería la primera vez que compitiera en aquél campamento, de hecho ese campo de obstáculos ya lo había completado un par de veces, bueno, como era un curso nuevo el campo tenía una que otra cosa diferente, pero a pesar de todo eso no podía evitar sentir un terrible nudo en la garganta.

Gai esbozó una gran sonrisa, tomó aire y... ¡dio el silbatazo! Al instante ambos chicos salieron corriendo. La carrera iba a la par, ambos eran muy veloces, pero pronto llegaron al primer obstáculo, que consistía en un túnel de alambre de púas; Gaara sin problema alguno comenzó a arrastrarse por debajo de éste, mientras que Hinata tuvo complicaciones ya que se atascó en el lodo que había, aparte de que sus largos cabellos se atoraron entre los alambres.

—¡Vamos Hinata no te rindas! —animaban sus compañeras y otras espectadoras.

—No... puedo zafarme —murmuraba para ella misma.


Después de varios intentos logró cruzar el túnel, siguió corriendo y para pronto llegó a una gran pared, la cual debía cruzar, con la ayuda de una cuerda que estaba tirada en el piso. Ágilmente tomó la soga y con rapidez la lanzó hacia arriba lográndola atorar el tubo que yacía en la cima. Gaara llegó hasta arriba del muro en cuanto la Hyuuga empezó a escalar, y sin pensarlo dos veces saltó para aterrizar perfectamente en el pasto y seguir corriendo.

—¡Eso hermanito, demuéstrales quien eres! —animaba un chico de entre los espectadores, alto, castaño y con pintura en su rostro... Sabaku no Kankuro.


Hinata subió con facilidad el muro, siempre se le había dado bien el rapel; saltó al pasto y continuó corriendo. Gaara llegó al tercer obstáculo, se trataba de unas barras, las cuales tenía que saltar; empezó a hacerlo, eran seis barras y justo en la de en medio su pie se atoró, lo que causó que se cayera de inmediato. Hinata al ver esto, apuró más su paso, rápidamente brincó las primeras barras, y casi logró alcanzar al Sabaku no, de no haber sido por una caída que recibió en la cuarta barra.

—¡Vamos tú puedes, levántate! —se escuchó un grito de entre el público masculino.

Todos a su alrededor voltearon a ver al dueño de dicha voz, era extraño que un chico animara al enemigo.

—¿Qué?, hay que apoyar a todos, dattebayo —farfulló Naruto.


La pequeña Hyuuga se quedó sorprendida, no tenía idea de quién era aquél chico pero apreciaba mucho sus ánimos; así que... se puso en pie, saltó las barras que le faltaban y prosiguió la carrera. Gaara llegó a la cuarta fase, en la cual debía treparse a un árbol, y una vez arriba debía colgarse de manos y pies de una soga que estaba amarrada en una de las ramas, y la cual cruzaba unos diez metros hasta otro árbol. Hinata llegó y sin problemas trepó el árbol, pero la parte de cruzar se le dificultó un poco, sin embargo su fuerza de voluntad hizo que cruzara toda la cuerda, llegando a estar a menos de un metro de Gaara.

Pronto llegó la fase final, la quinta; una vez que cruzaran la soga y llegaran al otro lado, se encontrarían con una tirolesa, en la que debían aventarse, para esperarles al final... la meta.
Fue cuestión de dos segundos, ambos se enredaron en la tirolesa y se aventaron, solo qué...

—¡Por unos segundo, Sabaku no Gaara es el ganador de la primera carrera! —anunció Gai con mucho furor.


Todos los chicos celebraron, bueno todos con excepción al mismísimo ganador, el cual no mostraba emoción alguna por su triunfo.

—Estuviste muy bien Hinata, no te preocupes —dijo Tenten con una dulce sonrisa.

La Hyuuga no gesticuló palabra alguna, no porque se sintiera mal por haber perdido, si no porque no podía evitar dejar de mirar al chico que sin importarle la opinión de los demás la había animado.