¡no me dejes!

-Yuky... despierta amiga, por favor -mis ojos comenzaban a humedecerse lentamente. Cada segundo que pasaba sin recibir un gesto de vida suyo era como una apuñalada en el corazón, un dolor inmenso que me daba asco- ¿Yuky...? -sin esperanza. La habían mordido cuando estábamos buscando provisiones en una farmacia cerca de nuestro campamento...¿Por qué di la idea de ir? Fue una mala idea...

-Mei... -fue casi un suspiro lo que soltó

-¿¿Yuky?? -levanté el rostro de mis manos, me estaba lamentando y odiando en ese mismo momento, se me dibujó una pequeña sonrisa al ver que estaba bien...o podría despedirme de ella antes de que se valla. No soportaría no despedirme de ella.

-¿Te... te encuentras bien? -abriendo poco a poco los ojos, en su gesto se podía notar que estaba dolida aunque no lo dijera.

-Yo no importo en este momento... -le respondí amargadamente- Lo único que quiero es morirme, quisiera ser yo la que se encuentra en tu situación Yuky, gracias a mí te paso esto...si yo te hubiera hecho caso y no hubiera ido... -la voz se me empezaba a poner aguada, las lágrimas estaban por salir.

-No es tu culpa, de algún modo esto sucedería... ya se que me voy a morir... ya lo sé y quiero que sepas que no me siento dolida o triste, en este momento sería un alivio para mí ¡Irme de este mundo de mierda! -con una sonrisa, esa sonrisa suya que te decía que estaba hablando enserio y que la decisión que estaba tomando era la mejor.

-No... ¡NO ME DEJES! -mis lágrimas comenzaron a salir sin permiso, mi voz se entrecortaba gracias al llanto, gracias a la pena de saber que iba a perder a mi mejor amiga ¿Qué digo? A mi hermana del alma.

-No grites... no te enojes... esto debía suceder -tan tranquila como podía, ¿Cómo podía estarlo? ¡Estaba al borde de la muerte!.

-NO ME DIGAS QUE ME CALME -gritando con lo más que podía dar mi garganta, no me importa que mis amigas y mi grupo de sobrevivientes me mirasen con una cara de "Esta es una loca" porque...en este momento me importa Yuky y mi último momento de estar junto a mi mejor amiga- NO TE ATREVAS A IRTE DE MI LADO PENDEJA, TE JURO... TE JURO... te juro... -no pude terminar de hablar, me quebré completamente. Las lágrimas salían sin control de mis ojos y los gemidos ahogados que salían de mi garganta me estaban quemando por dentro.

-Jajaja. Me dice pendeja y soy más grande que ella... -soltando una pequeña risita. No importaba cual era la situación siempre me iba a jugar en contra.

-Ni al borde de la muerte te puedo vencer... -continué con su juego con una sonrisa, pero seguía llorando...seguía quemándome por dentro.

-Quiero que me prometas algo -me tomo de la mano y me miro fijamente a los ojos, era este, este era su ultimo momento conmigo.

-Lo que quieras -asintiendo con la cabeza.

-No me olvides y... vive -cerrando los ojos. Seguía respirando pero con dificultad.

-¿Olvidarte? Yo... ¡Nunca podría hacerlo! Eres mi mejor amiga, mi remedio cuando estoy dolida... la que me apoya cuando me encuentro en una situación sentimental horrible. ¡Eres mi hermana! Te amo Yuky. Eres mi mejor amiga, vivimos juntas desde niñas y seguimos juntas hasta ahora... espera... ¿Por qué hasta ahora? ¡Seguiremos juntas siempre! Te lo prometo Yuky, te lo prometo -gritando del dolor, este dolor era insoportable. Ya había pasado por muchas pérdidas pero esta me dolió más; más de lo que alguien puede imaginarse. Nadie sabía lo que era este dolor, este dolor al saber que mi compañera de aventuras me estaba abandonando en el momento en que más la necesitaba.

-Re lesbi era la gila -con tono burlón. Seguía con sus bromas, nunca iba a cambiar pero eso era lo que admiraba de ella. Que nunca cambiaría, ni en la muerte lo haría.

-Cagaste el momento -respondí sin mucho ánimo.

-Lo sé... lo sé... yo también te amo Mei... -dando su último suspiro.


Comenzó a lloviznar. Era bueno que llueva, en especial en ese momento para que mis lágrimas se confundan con la lluvia... para que mi dolor se valla con el agua de la lluvia.
Vi el cuerpo desvanecido de mi amiga, se la notaba tan tranquila y serena que me dio una sensación de paz.
Embocé una pequeña sonrisa mientras las lágrimas seguían confundiéndose con el agua caída del cielo. Tomé entre mis brazos el torso de Yuky y lo presioné fuertemente contra mi pecho, para darle el último abrazo. Aunque físicamente no sea correspondido yo sabía que desde el cielo, su alma, me estaría correspondiendo el abrazo.
Ahí fue cuando lo solté todo, cuando mis gritos salieron sin control... cuando mis gritos de dolor retumbaron por todo el bosque ¿Me importaba traer errantes hacia mí? En ese momento no, en ese momento quería liberarlo todo...

-¡¡YUKY, YUKY...NO ME DEJES AMIGA...NO ME DEJES AMIGA!!

Era lo único que se podía escuchar en la inmensidad del bosque...

Yui se acercó por atrás y comenzó a separarme lentamente del cuerpo.

Me llevó hasta el campamento; pude notar que Kei, un miembro de nuestro grupo, se acercaba con una pistola hacia el cuerpo de Yuky. Una desesperación me empezó a recorrer todo el cuerpo, quise detenerlo pero Yui me agarró de la cintura impidiendo que lo haga. Grité, pataleé pero nada dio resultado. Yui me encerró en mi carpa, se paró en frente de la puerta para evitar que valla...
Todo fue silencio por un momento hasta que lo escuché, el esperado disparo. Listo, se había ido, Yuky no volvería como un errante... es momento... lo voy a dejar salir...

-¡YUKY! -fue el mayor grito que dí, estaba loca, estaba loca de rabia. No podía evitar no culparme de su muerte... si le hubiera hecho caso y no hubiera ido a la farmacia habría posibilidades de que siga con vida. Que siga junto a mí.
Es una mierda, todo esto es una mierda.

-¿¡Dónde mierda estás Dios!? ¿¡Por qué has permitido todo esto!?


Es un hecho. Dios no está de nuestro lado.
Desde ahora estamos solos...