FanficsLandia ¡Bienvenida de nuevo Bonita-chan!

Ok, esto va a toda petición que se me hizo por parte de las chicas de FFL que conocían a Crazy of madara, sus nombres fueron usados con todo su derecho.
esto se a hecho para darle una nueva bienvenida a una usuaria que se fue por sus problemas medicos.
En fin, bienvenida Crazy of madara o anteriormente Bonita Lokita

Nota: Fernanda es “crazy of madara” o anteriormente “Bonita Lokita”

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♦*¡Bienvenida!*♦​

P.O.V Kaíza

Una noche después llegamos del hospital, la noche anterior fue una gran sorpresa, Fernanda abrió los ojos y lo primero que vio fueron los colores de la habitación, me da gusto pues eso solo llevo horas y empezó a notar las verdaderas imágenes en su mente.

Dos noches antes había despertado alarmada, después de estarle leyendo la historia de un escritor nato. “Flores entrecruzadas” ese era el nombre. La chica reacciono en cuanto nombraba las últimas líneas de la lectura, empezó a mover sus débiles y cortos dedos, después empezó a buscar quien la ayudara, terminando dándome una bofetada. Valla que tiene mi fuerza.

Conducía exactamente una hora hasta mi casa, tener un “Chevy” viejo valió la pena. Ella y Samara no pararon de hablar, me había olvidado de cuanto se parecían y a la vez eran diferentes. La naca y la fresa, Samara la fresa y Fernanda la naca. Eran dos trabalenguas que ni el mejor poeta describiría con palabras hermosas o terroríficas. Samara le venía hablando de todo lo que se divertido en el foro, también de a cuantas personas conoció y que escritos le facino mas. Se parecía a una niña en el primer cumpleaños. No digo escuela ya que Samara lloro ese día, no entro después de dos horas y que una de las maestra la jalara rompiéndose la uña. No era amiga de los libros.

En cambio Fernanda, venía observando por la ventana cada luz que trasmitía la calle, al ser transitada por un festival de un santo, el tráfico era asquerosamente abundante. Y después empezó a pelear con Samara. Llego a pensar que esas dos no saldrán solas a ningún lado.

¡Al fin! ¡Bendito sea el señor! ¡Llegamos! No las hubiera soportado más sin explotar.

Al caminar, Fernanda se pegaba con cada pared del pasillo de la casa, era el colmo. La subí a su habitación, la recosté y se quedó profundamente dormida, Samara halado de ella. Una noche tranquila de la cual mi rutina acabo.

Fin P.O.V. Kaíza

P.O.V. Fernanda.

¡Oh dios, dios de la maldad, Madara-sama esta frente a mí! ¿Es un sueño? ¡No, no! No es un sueño. Me quiere decir halgo, me acerco y ¿Qué? No le entiendo, me acerco más y… ¡oh por dios! escucho cada vez más su ronca, tosca y sádica voz diciéndome…

—Levántate…—de sus labios salen palabras inconcretas, las repite de nuevo mientras me pierdo en sus ojos — ¡que te levantes floja!

Un minuto, cambio su voz a una femenina y fresa, su voz la conozco. ¡Ay no! ¡Otra vez no!

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— ¡Levántate! — me llamaba Samara, esa era la voz de Madara, no estaba con Madara, nunca estaré con Madara.

Mis ojos se abren dejando reflejar colores amarillentos y rosas, más las manchas que veo del vestuario de Samara, su blusa del trabajo gris y unos pantalones oscuros con sus botas caqui. Esta chica siempre pasionista.

—Un minuto más…—murmure con flojera ¡obvio que tenía flojera! A pesar de no ver mi despertador, los reflejos del sol que poco veía, demostraban ser las ¡7 mugrosas horas de la mañana! ¡Están locas! Pero siento como ella se pone a acariciar mis, ahora vivos, caireles de mi telaraña de cabello. No sentí esas manos desde hace mucho tiempo, era agradable.

—Cariño, si no te levanto, vendrá Kaíza a hacerlo, no quiero que el primer día tu colchón este del otro lado de la terraza. —por favor, Kaíza a mí me la… ¡ups! Cierto, Kaíza vendrá a voltear mi colchón con todo y ser viviente que este sobre él, ósea yo. Mi cuerpo tiembla pero no es suficiente para demorarme, me paro lo más rápido que pude.

Sentí como mi cuerpo reacciono a mi acto brusco, mis pies temblaron, mi cabeza dio vueltas y me sentía en la tercera dimensión. Samara me sujeta por la espalda y me ayuda a ponerme mis pantuflas del increíble “Mushu” de la película “Mulan” era única esa película. Por cierto, mi pijama de dos piezas era un asco, nunca se cómo he dormido, pero a pesar de que mis colchas están en el suelo, la almohada esta mojada y mi blusa de pijama morada esta siempre desabotonada, parece que paso un huracán.

Bajo las escaleras de mi casa con ayuda de mi prima Samara, están resbalosas. Al bajar a la primera planta de la casa, veo los colores del patio con las verdes plantas y las masetas de barro, al parecer Kaíza cuido mis rosas blancas.

La cocina naranja con sus puertas blancas parecía estar en su estado normal, ósea, impecable de toda bacteria. Gracias a Kaíza, Samara no es capaz ni de bailar con la escoba, se le romperían las uñas.

Puedo ver a mi hermana cocinando, a pesar del olor a panques de triple chocolate, puedo oler a otra cosa. ¡Ah! Su perfume de lilas, nunca me gusto ese olor, pero ella era la única con ese aroma embriagante.

Ella voltea a mirarme con sus ojos chocolateros, su media sonrisa está más que puesta, en pocas palabras, la chica feliz que le rompió la nariz a una cirujana y a una enfermera, volvió a ser la misma chica fría y seria estudiosa.

—Pensé que tenía que ir a levantarte fea durmiente. — ¡Arg! A Kaíza siempre le dije pitufina ya que siempre bestia de azul, pero ahora se vengara diciéndome fea durmiente ¡la detesto!

— ¡Manita, no me quieres! —dije mirándola feo con voz actuadamente quebrada, Samara me abrazo como forma maternal y tranquilizadora, después volteo a ver a Kaíza enojada con el señor fruncido

— ¡Kaíza eres muy mala! — la regaño Samara para después abrasarme dándole la espalda a Kaíza ¡ja! gane.

—Hmp. — ¡valla! Sigue con su semi frase. Parece Seshomaru o Sasuke.
Mi horriblemente mañana fue más que tranquila, ellas se fueron a trabajar, dejándome con

Candy, mi hermana mayor, la dueña de ojos mieles y pelo rubio cenizo. Ella era bonita, igual que mi mamá. Yo, en cambio, soy la viva imagen de mi jefe de jefes, Ramiro, era robusto, ojos oscuros, moreno, chaparro y chino ¡me paresco a él! Samara no, ella era hermosa, de pelo negro marino y ojos azules fuertes, parecían de caricatura pues era muy poco existentes, tenía un cuerpazo. Kaíza, era bonita, sus ojos eran marrones pero brillosos, morenita pero no al límite, bella figura de 90, 60, 90 y con su pelo lacio y sedoso castaño oscuro. ¡Pero no lo aprovecha! No ha tenido novio en sus 15, muy pronto 16.

Como sea, me informaron que me tenían una sorpresa por mi salida del hospital. ¡Amo las sorpresas! Esta será única, por lo que me pondré mi mini vestido floreado azul, pegado al cuerpo y entablado debajo de mi cintura, también mi tenis de vestir. Sé que no combinan pero jamás ¡jamás! usare tacones, en mi boda iré con tenis si me llego a arrepentir. Mi pelo, pues ese ya se lo dejo a Kaíza, ¡je, je, je! si lo hago yo, romperé el cepillo ¡ja, ja, ja!

Dieron las doce y ellas llegaron de trabajar, Kaíza como siempre, venia hecha un desastre, mientras que Samara venía hablando por teléfono bella como siempre. Kaíza se acercó a mí a regañadientes, yo puse mi sonrisa de oreja a oreja.

— ¿Se encuentra bien manita? — le dije como niña de seis años, sin uso de la “R” para hacerla enfurecerse. Me miro cansada, pobre, lo más posible es que ella haiga cargado las cajas toda la mañana y Samara se la pasaba hablando por teléfono. Por esa razón amaba a Samara.

— ¿Te dejo sin pelo? — pregunto mi hermana, borre mi sonrisa pues si es capaz de dejarme sin un pelo, o como Omero Simpson. Fue a la cocina, dejo su morral negro y volvió conmigo con su cepillo plata en la mano. ¿De dónde carajos lo saco? Como sea, se pone a peinar mi telaraña personal. Duro una hora mientras me oponía agua. Era increíble lo que hacía Kaíza, sin uso de cremas, aerosol, gel, o algún otro producto me dejaba linda, mi pelo parecía peluca mientras ella fuese mi estilista.

Después encamino a una vasija de cobre donde depositábamos las llaves y tomo las del chevy, volteo y me miro.

—Vámonos. —como siempre, cortante. Si hacen otra serie, ella debería hacer la vos de la chica fría.

Minutos pasaban mientras conducía Samara, Kaíza se durmió en el asiento del copiloto pues estaba cansada, yo por mi parte, miraba las nubes y pensando, ¿Por qué carajos tengo u nombre tan feo simple? María Fernanda era corto y parecía de abogada o secretaria. En cambio mis hermanas, mi madre, mis abuelas, mis primas, hasta mi intento de padre tenían nombres ¡padres! María Kaíza del mar, Samanta Janet Samara, María Candelaria Marisol,
Alejandra Ana Belén, José Ramiro Félix. ¡Todos! ¡Absolutamente todos! Tenían increíbles nombres, ¡¿Por qué chinitas yo no?!

Mientras debatía en mi mente, no note cuando llegamos a un especie de salón, sus paredes eran negras, el portón blanco y estaba tapado con tejas de barro. Parecía algo extraño, como en el videojuego “rosales sangriento” ¡oh por dios! ¡Moriré! Debo ponerme lista, mi cuerpo debe estar preparado para todo tipo de ataque sorpresa.

—Camina niña — me aventó Kaíza, no note su presencia detrás de mí. Valla que estaba alerta.

Samara abrió la puerta del portón y note que todo estaba oscuro ¡oh por dios! ¡Fredy viene por mí! Siento como hay gente, pero no veo ni papa. Poco a poco se van encendiendo las luces y veo que es un salón de paredes negras y al fondo un mega poster de Uchiha
Madara. Mi ídolo del mal. También una mesa de regalos con manteles azules eléctricos, vasos y platos con imágenes mías y bolsas de dulces con imágenes de Madara, globos de mis cuatro colores favoritos; azules, negros, morados y verdes
¡oh por dios! Un minuto ¿que veo? Son mujeres, chicas que no conozco. ¿Oh si?

— ¡Bienvenida Bonita-chan! — gritaron fuerte y aventaron serpentina de colores, también globos de mis colores favoritos… un minuto ¡Bonita-chan?! Solo en un lugar me conocen así ¡oh por dios! Las conozco… ¿pero de dónde? Tengo la palabra en la punta de la lengua….

Mientras hacia un intento de acordatorio, las jóvenes presentes pusieron una sonrisa con una gotita anime en su nuca. Escuche el murmullo de una de ellas.

—Esta no está mas, porque no puede.— una de las jóvenes que no sabía cómo era ya que la luz me segaba de nuevo, pero su apariencia china y joven me recordó a alguien… ¡es ella! ¿Oh no? ¡Si es ella! ¿Quién es ella?

— ¡Ya se! ¡Son las niñas de Fredy Kruguer! — grite desesperadamente y a todas les invadió una aura oscura. No son ellas. Pero después me gritaron.

— ¡Fanficslandia! — las chicas gritaron con enojo, unas más que otras, me quería caer de vergüenza pues eran del mundo de FanFicslandia.

—Gomen, gomen, pero saben que soy despistada. — fue lo único que se me ocurrió mientras aleteaba con mi mano torpemente. Las chicas dieron su último suspiro y se volvieron a su posición actual. Después una de ellas corrió en mi dirección encimándose en mí.

— ¡Bonita-chan! — esta chica era fácil de reconocer, no nos caímos porque su peso no fue lo suficiente para tirarnos, pero no me dejaba de abrazar.

— ¡Naomi-san! — le dije con toda la felicidad del mundo, Naomi fue de las primeras amigas que me soporto en la página web. Pero también estaba una más, mi maestra.

— ¡Bonita-chan te extrañamos! — me llamada, ahora la recuerdo, la joven que murmuro entre todas de apariencia china era Imortaliti, o antes, Abril. Después muchas más se me acercaron, una de ellas fue Nagiza-chan que me pego y luego abrazo, después siguió Kal-sempai la cual lloraba de felicidad como una madre a su hija, seguida por Ren-chan y también por AmyCrazy-onesan, michí-chan con otro nombre, Karla, Danielita, Argentina Hakake, Trini-san, Yuuki-san también estaban presentes, lunabetz me abrazo muy fuerte dejándome sin aire, Modie-chan también estaba a punto de matarme por asfixia. Fer del desierto, Mitsuki, George Asai, Selene-chan y otras no estaban, pero si me mandaron sus regalos y buenos deseos.

Trataba de reconocerlas por el tacto, ya que por el mareo de la mañana volví a ver borroso y manchas, no sé cómo describirlas, pero si sé que todas son bonitas. Pero me sorprendió otra cosa, una carta de parte de Heros, líder de foro que al parecer me daba sus buenos deseos y unas flores, no lo conocía, me pregunto por qué el me conocía a mí.

Pero eso sería después, ahora me tomo la libertad de estar en una “ciberfiesta” el título que colocaron mis amigas escritoras, todas se divertían, hasta que llegó el momento del pastel, pero antes de eso, tocaron a la puerta.

Kaíza fue a abrir.

—Llegas tarde. — escuche decir a mi hermana, ¿de quién se trataba? No lo sé, pero alcance a distinguir un vestido azulino de pastelones y tacones, un pelo algo largo y tenía colores en él. No se exactamente de quien se trataba, pero sí que era joven y una de mis compañeras. Lo supe porque también se me encimo.

— ¡Bonita-chan, mala me hiciste pasar un sufrimiento! ¡Vengo desde la Republica Dominicana solo por ti! — la chica parecía estar llorando pero me abrazo de otra manera, a todas las distinguí por su forma de hablar y actuar, y esta era la más gentil, aparte de Kal-sempai. BellaLuna.

—Hola, Luna-san. — no dije más pues Luna estaba a punto de llorar ¡si llora yo igual!

Después de saludar y recibir una regañada por parte de Inmortaliti, Kaíza se acercó con el pastel sobre una mesa movible, se veía enorme y pesado. Aparte de ser buena estilista, administradora, cocinera, poética, bailarina, cantante, actriz, y guitarrista, Kaíza, era buena repostera y junto con Samara que tenía buen gusto, apuesto que el pastel se veía delicioso y sabría. Pero el pastel empezó a temblar y me pare de la silla donde me encontraba. Para mi sorpresa mis “valientes” amigas se escondieron detrás de mí esperando lo peor, yo me acerque y lo que salió del pastel fue…. ¡nada más y nada menos que Uchiha Madara en su juventud!

¡Oh mi dios! ¡Oh mi dios! ¡Es el! ¡No exactamente el pero si es el! ¡Oh mi dios, se ríen igualitos! Apuesto que es un muñeco electrónico, no traerían al verdadero Madara sin pagarle a Matashi Kisihimoto. ¡Oh mi dios! Es maravilloso.

Después resulta que sale un Elmo bailarín detrás de Madara, ¡ja, ja, ja! está muy bonito pues bailo alrededor del pastel. ¡Qué bello!

Así me pasare la tarde, jugando, platicando, pasándome el rato con el nuevo Madara electrónico y limpiándonos el pastel que callo sobre mi ropa, y las de mis amigas. Kaíza siempre hacia lo mejor para mí, ella y Samara eran las mejores. Y ahora con mis nuevas amigas ¡más!

Fin​

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