Ciencia ficción La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Agus estresado, 1 Agosto 2018.

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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

    Sagitario
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    Saludos. Ha sido un capítulo realmente bueno y tengo muchísimas ganas de leer el próximo, me ha dejado con ganas de saber que sigue. Pero bueno, habrá que esperar. Mientras, comentaré lo más interesante para mí.

    Al inicio del capítulo se ha visto a un Michael desesperado y furioso, cosa lógica considerando que se han llevado a su recientemente novia. Los Garak parecen superiores a los humanos, pero espero que estos logren hallar la forma de contrarrestar esa diferencia. Sé que no tiene nada que ver lo que voy a decir ahora, pero creo que Michael ha dado un paso al frente como personaje y si consigue controlar sus impulsos, podría competirle el liderazgo a Ace. Por el momento no está totalmente preparado, pero lo veo por el buen camino. Sin embargo, la estupidez que acaba de hacer, yéndose por su cuenta tras Alicia, es lo que lo descarta por el momento como potencial líder. Espero que aprenda a controlarse y piense un poco antes de actuar.

    Pasando a Black Meteor, me ha sorprendido mucho que Casey haya derrotado a Shun en una pelea, pero me ha sorprendido para bien porque ella es un personaje que antes no llamaba mucho la atención y sin embargo cada capítulo que pasa está obteniendo más estatus y un rol cada vez más protagónico, cosa que me alegra. Sin duda Casey si que está manteniendo a raya al tipo, cosa que he de reconocer, Natasha no hizo, quizá porque no conoció hasta hace poco su lado más salvaje. Además la chica parece solo concentrada en encontrar a Ace, y si no va con cuidado, alguien del Zenith podría terminar matándola. Espero que no ocurra porque ya sabes que soy fan de la pareja Ace-Natasha y me gustaría que volviesen algún día, pero he de reconocer que Natasha no debería estar fantaseando con Ace, no aún :v

    Cada vez que veo al comandante Frans hablar del plan absurdo de Abel me entran ganas de escupir la pantalla XD de verdad, que poco sentido le veo a lo que pretende Black Meteor. Sinceramente espero que ambos países se unan, pero que Zenith los derrote para que se dejen de mierdas.

    Y finalmente parece que Michael le va a poner huevos y va a irse por su cuenta. Hay que reconocerle la valentía pero también la estupidez, como he dicho antes, ha madurado pero le falta mucho para ser quién creo que puede llegar a ser. Ojalá tenga suerte y no le ocurra nada, porque Michael es uno de mis personajes favoritos también. Aunque si no me equivoco, Magnus dijo que esas naves pequeñas podían tener fallos y caer en medio del espacio o algo así. Creo que no me equivoco, por lo que no me sorprendería que Michael quedase varado en otro planeta.

    No tengo nada más que decir, espero el próximo con curiosidad. Y sobre que día publiques, me es indiferente, aunque puestos a elegir prefiero los martes XD Hasta la próxima.
     
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    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Hola.

    Paso a dejar mi opinión del capitulo, antes de que vayas a publicar el siguiente mañana.

    Te diré que te iba a dar el "me gusta" pero mejor te doy el "impaktado" XD. Es que no lo pude evitar, el capitulo estuvo muy bien, pero me ha dejado impactado las intenciones que tiene Michael en mente para salvar a Alicia. A pesar de ser un soldado entrenado, no está siendo muy inteligente, porque osea, ir hasta el planeta de los Garak, completamente solo, sin haber descasado y sin tener en cuenta la ayuda de sus compañeros, es algo que yo considero un suicidio. Debería pensar mejor las cosas, y no arriesgarse demasiado por una chica, es cierto, puede ser muy linda y muy mona pero tampoco es para matarse así tan descaradamente en un intento por salvarla. Pienso que si sus compañeros no se dan cuenta de sus intenciones, Michael la puede pagar muy caro.

    Por otro lado, tenemos a Shun y a Casey que ha dejado a Shun con la calentura al perder sin más la batalla. Es obvio que el soldado no fue con todo sus potencial y se descuidó pensando que la chica no le ganaría, pero al final terminó perdiendo la batalla y con un serio golpe en su orgullo. Esta batalla me recordó un poco a al Keith y Liz, la diferencia radica en que en la mía, ninguno de los dos combatientes se descuidó, mientras que aquí, está claro que Shun lo hizo.

    El capitulo estuvo bien, esta vez me alegro de que lográramos saber sobre el Zenith y como se sentía cada uno de ellos con la derrota que tuvieron ante los Garak, está muy claro que los chicos piensan hacerle la guerra a los Garak con tal de recuperar a Alicia, pero me pregunto si lograran salir antes de que se lleve a cabo el ataque de Black Meteor al Zenith, porque de ser así, cuando el Zenith regrese a la Tierra encontrará todo el país echo cenizas y ya me imagino el problema que se generará si las cosas resultan de ese modo. Sin embargo, queda esperar a ver como avanza la historia, así que no me atrevo a teorizar mucho.

    Para terminar, te recalco algunos errores que encontré, estos fueron los unicos que me parece haber visto, no te preocupes que no son nada graves:

    Creo que en lugar de "habría" iría "había". Y en la palabra "muerte" tenía que ser "mente", por lo que creo que ese fue un dedazo.

    Nos vemos la próxima oportunidad. Saludos.
     
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  3.  
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Gracias por haberme marcado los errores. Ya están corregidos.

    Si este capítulo te dejó así, no me quiero imaginar el que se vendrá mañana XD. Solo queda esperar para ver.

    En base a sus comentarios, he decidido que voy a mantener los días martes como días de publicación de los capítulos.

    Ya que estoy, aprovecho para decirles algo más: publicaré la historia hasta el capítulo 17, y luego de eso, haré una pausa hasta enero. Esto es porque no tengo escrito ningún capítulo de la parte IV, y con la universidad no tendré nada de tiempo hasta que me libre en diciembre. Haciendo la pausa, podré aprovechar los días de publicación de LGC III para ir adelantando capítulos de la parte IV. Creo que es mejor eso antes que quedarme sin capítulos que publicar durante mucho tiempo.

    Esto quiere decir que habrá un capítulo por semana hasta el 20 de noviembre. Desde ese día hasta el 4 de enero, no publicaré de nuevo LGC III. No es demasiado tiempo, además de que creo que el capítulo 17 (justo el capítulo que queda en la mitad de la historia) es perfecto para marcar una división. Tras la pausa, LGC seguirá publicándose desde el 4 de enero hasta el 19 de abril. Creí que lo mejor sería decírselos ahora, antes que mañana.

    Gracias por leer y seguir la historia. Nos vemos mañana XD.
     
  4. Threadmarks: La unión entre nosotros - Parte 2
     
    Agus estresado

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    Piscis
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    Título:
    La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    31
     
    Palabras:
    5946
    Hola. Llegó el momento de publicar el capítulo 12 de la historia, y también el segundo correspondiente a "La unión entre nosotros". Tal y como dije, estos capítulos se volverían mejores a medida que avanzaran, y si el capítulo anterior los dejó con la boca abierta, prepárense, porque este se viene con todo. O al menos, esa fue la sensación que yo tuve al momento de escribirlo. Ojalá les guste.

    Lo que tenía que decir ya lo dije en el comentario de ayer, así que no les quitaré más tiempo de lectura, sobre todo porque este será un capítulo algo largo. Ojalá disfruten de la lectura.


    La unión entre nosotros – Parte 2:


    Ya era de mañana en el Zenith, los soldados habían descansado bien, y se encontraban listos para la misión de rescate en la que se iban a involucrar en tan solo unos instantes. Una vez que el comandante Richard llegara, le informarían de todo lo que estaba ocurriendo y partirían de inmediato al planeta Tgarak para rescatar a Alicia. Sin importar los motivos por los que los garak quisieran tenerla cautiva en su planeta, no podían permitir que estos tuvieran acceso libre a sus recuerdos.

    Afortunadamente para ellos, apenas habían despertado, escucharon el ruido de dos vehículos llegando hasta el lugar. Los soldados salieron lo más rápido que pudieron, sabiendo que no podían perder nada de tiempo. No en un caso como ese. Cuando Richard los vio salir de forma tan desesperada, él y el conductor del otro vehículo creyeron que algo malo había pasado, y era claro que estaban en lo cierto.

    — ¿Qué ocurre? — preguntó el comandante Richard, algo preocupado — ¿Por qué tienen esa mirada en sus rostros?

    — Los garak nos atacaron y se llevaron a Alicia — contestó Ace, dado a que era el líder del equipo en ausencia del comandante.

    — ¡¿Qué?! — Richard no podía creer lo que le contaban — ¡¿Cuándo, y cómo?!

    — Ayer mismo — contestó Devlin — Llegaron en una nave muy silenciosa y de tamaño mediano. No me sorprende que no la hubieran podido detectar. Los tres garak que hablaron con nosotros salieron de ella y nos enfrentaron.

    — Portaban armaduras muy resistentes — le explicaba Thomas — Nuestra energía no fue capaz de hacerles un rasguño.

    — ¡Por Dios! — Richard sabía que la situación estaba mal.

    — Tenemos que ir a Tgarak y recuperarla en seguida — decía Agustina, mostrando preocupación por el tiempo que tenían — Ella ya estuvo en el Zenith. Si logran acceder a su mente, podrán obtener más información sobre nosotros.

    — Eso es cierto, debemos partir de inmediato — Richard les hizo un gesto con la mano para que subieran a los vehículos, pero luego notó que faltaba alguien — Un momento, ¿y Michael?

    Los seis soldados que estaban allí miraron a su alrededor y notaron que Michael no se encontraba con ellos. Ninguno se había dado cuenta antes, dado a que consideraban que él sería el primero en despertar, debido a la relación que él y Alicia habían empezado.

    — Iré a despertarlo — decía Devlin, metiéndose en el edificio.

    Richard y los demás estaban apurados por irse del lugar, por lo que subieron a los vehículos y se prepararon para irse en el momento en el que los mellizos salieran de la base en donde habían estado instalados de forma temporal. Sin embargo, se llevaron una gran sorpresa al ver que Devlin salió corriendo solo del interior del mismo. Nadie entendía lo que ocurría.

    — ¡¿Dónde está Michael?! — preguntó Erin, sin entender nada — ¡¿Por qué no saliste con él?!

    — ¡No está ahí adentro! — fue la respuesta de Devlin, que dejó a todos preocupados.

    — ¡¿Cómo que no está?! — preguntó Thomas sin entender el motivo de su ausencia.

    — ¡Maldita sea, no tenemos tiempo! — Richard no sabía en dónde podía estar, y el tiempo no les alcanzaba para ir a buscarlo — Probablemente se fue a caminar para despejar su mente, después de todo, secuestraron a su novia. El asunto es que no podemos perder más tiempo. Dejaremos a Michael atrás esta vez.

    Devlin no estaba muy de acuerdo con la idea del comandante, pero tenía razón en una cosa, Michael estaba afectado por lo ocurrido, y no podían perder tiempo. No le gustaba mucho, pero era la única opción para ellos en el momento. Además, si Michael no estaba concentrado, lo mejor sería que no participara de dicha misión. Devlin subió al vehículo y luego todos emprendieron el camino hacia la zona donde se guardaban las naves del Zenith. El conductor que acompañaba a Richard iba al frente, llevando a Ace, Agustina y Thomas. Mientras que el comandante Richard llevaba a Devlin, Erin y Gwyn.

    Nadie podía entender que era lo que estaba pasando a la perfección. El ataque de los garak los tomó por sorpresa, y la confusión se apoderó de todos ellos. Incluso aunque rescataran a Alicia, no obtendrían respuestas importantes respecto al objetivo de esa raza extraterrestre para tenerla cautiva.

    Al momento de pasar por el hangar en donde se habían guardado las naves del Zenith que no habían superado las pruebas de rendimiento, el conductor del primer vehículo bajó la velocidad, dio un vistazo al interior del mismo, y luego pisó el freno, parando el coche en un instante. Ninguno de los soldados que iba a bordo sabía que era lo que hacía, y mucho menos Richard, quien frenó de inmediato. El conductor salió del vehículo y se metió en el hangar. El comandante lo siguió, y todos los soldados también. Ninguno sabía que estaba ocurriendo ahora mismo, y cada momento, las cosas se ponían más confusas.

    — Dijiste que Michael no estaba en el edificio — el conductor estaba muy serio — Y una de las naves no está en el hangar.

    — No… — Richard se llevó las manos a la cabeza — Por favor, dime que no lo hizo… por lo que más quieras, dime que esto no está pasando.

    — ¿Qué ocurre? — Gwyn estaba muy confundida — ¿Crees que Michael se robó una de las naves y fue por su cuenta al planeta Tgarak?

    — Eso es una locura — respondió Ace creyendo que estaba equivocada — Michael no actúa de esa manera. Él no es así.

    — ¿Entonces cómo explicas que falte una nave y un soldado? — preguntaba el conductor, quien no tenía dudas de lo que pasó al respecto.

    — Ese chico idiota… — Richard recordó la charla que tuvo con Magnus el día anterior — ¡Vamos! ¡Tenemos que llegar y comunicarnos con Michael lo antes posible! ¡Si de verdad robó la nave, está en peligro!

    — ¿A qué te refieres con “si de verdad robó la nave”? — Agustina no comprendió del todo al comandante — Él está en peligro si está dirigiéndose solo a Tgarak.

    — No es eso — fue la respuesta del comandante — Estas naves no son seguras. No superaron una prueba estándar de rendimiento. Podrían desmoronarse en cualquier momento, y si ocurre mientras Michael está en el espacio…

    — ¡Mierda! — Devlin se preocupó por el bienestar de su hermano — ¡¿Por qué tenían el lugar sin custodia si las naves son inseguras?! — el mellizo se molestó un poco por ese aspecto.

    — ¡Pues justamente por eso! — contestó Richard, empezando a correr a su vehículo — ¡Las naves no son seguras, y nadie debería ser tan estúpido para robarlas! ¡Mucho menos un soldado como Michael! ¡Pero eso ya no importa! ¡Hay que llegar a la central de naves y advertirle!

    Tan rápido como pudieron, los seis soldados, el comandante y el otro conductor fueron en los vehículos hasta el edificio en donde se encontraban las naves. Magnus no se encontraba allí, dado a que él estaba esperando porque Richard y los demás se dirigieran a un edificio lejano del lugar para tomarle las pruebas a Alicia. Eso quería decir que él no se enteraría de la situación apenas llegaran. Una vez que llegaron al lugar, Richard pidió a los soldados que lo acompañaran, pidió al conductor que diera aviso a Magnus, y pidió a los encargados del edificio que le dieran acceso al equipo de comunicaciones. Richard y sus seis soldados entraron, y fue ahí que el comandante se comunicó con la frecuencia de la nave que había desaparecido.

    — ¡Michael! — gritó Richard, esperando una respuesta por parte del soldado.

    — Estoy aquí — el soldado confirmó su presencia en el interior de esa nave, dejando preocupados a todos sus compañeros — Estoy en camino a Tgarak, listo para rescatar a Alicia. Esta nave es más rápida que la que nosotros tenemos.

    — Escucha, Michael — Richard estaba nervioso al hablar — Tienes que bajar de esa nave ahora mismo.

    — Ni hablar — contestó Michael, muy serio ante la orden de su comandante — He ganado mucho tiempo, y estoy seguro de que podré alcanzar la nave de los garak apenas lleguen a su planeta. No voy a pelear contra ellos. Solamente voy a aterrizar, la tomaré, subiré a la nave y volveré a la Tierra. Sé que no podré derrotarlos solo.

    — No se trata de eso — Devlin empezó a hablar, preocupado por su hermano — La nave que te robaste no es segura. Podría desplomarse en medio del espacio. Si ocurre un accidente, morirás.

    — Hasta ahora no tuve ninguna complicación — contestó Michael, reacio a detenerse — No voy a desaprovechar el tiempo que gané.

    — Escucha, Michael, no tiene sentido que vayas tú solo y arriesgues tu vida en algo tan peligroso — ahora hablaba Ace — Dirígete a Fientlig, detente ahí y no bajes de la nave hasta que lleguemos. Te recogeremos y luego emprenderemos el camino a Tgarak todos juntos.

    — No me parece una buena idea — Michael no escuchaba a nadie — Ellos tienen a Alicia, y no puedo dejar que la lastimen. La última vez que secuestraron a alguien a quien yo quería no pude hacer nada. Esta vez es distinto.

    Todo el grupo sabía a qué se refería Michael, sin embargo, había algo que no les estaba cerrando.

    — No fuiste solo a rescatar a Julie — le decía Gwyn, que no quería que Michael muriera, y menos intentando rescatar a Alicia — ¿Por qué decidiste ir solo esta vez? Los garak son más fuertes que Black Meteor.

    — Porque cuando secuestraron a Julie yo no sabía a donde la habían llevado — Michael ya dejó en claro que no iba a detenerse o regresar — Ahora sí sé a dónde se llevaron a Alicia. Y la voy a rescatar.

    — Michael, si esa nave se desploma… — intentó decir Richard.

    — La haré caer encima del edificio de los garak — contestó Michael, irritando a su comandante.

    — ¡La puta madre, Michael! — Richard dejó escapar su enojo — ¡¿Cuántos años tienes?! ¡Pareces un niño encaprichado! ¡¿Qué demonios crees que estás haciendo?! ¡No nos sirves de nada si te matas tú solo en un accidente en el espacio! ¡Vuelve de inmediato a la Tierra, se nota que no estás en condiciones para participar de este rescate! ¡Nosotros partimos de inmediato, tú solo regresa!

    — No — Michael sonaba más serio que antes — Ya perdí a una persona a la que amaba… no volverá a pasar. Esta vez será distinto.

    Michael cortó la comunicación. Todos los demás sabían que no estaba pensando con claridad. Incluso aunque las naves estuvieran en perfectas condiciones, el haber robado una para irse por su cuenta era muy grave. Richard decidió que lo mejor sería que partieran al planeta de inmediato.

    — Tomen las armaduras y suban a la nave — ordenó el comandante — Nos han cargado un par de suministros, y sumado a lo que nos sobró, debería ser suficiente para ir a Tgarak y regresar a la Tierra.

    Sin mostrar ninguna objeción a lo que decía el comandante, los seis soldados del Zenith lo siguieron hasta la nave una vez que se pusieron las armaduras. Afortunadamente, Vigía no había sido bajado de la misma, lo que quería decir que se encontraba listo para ser utilizado en cualquier momento. Sabiendo que Michael llegaría al planeta mucho antes que ellos, estaba más que claro que el dron tenía que participar en este asalto que estaban por realizar. Al llegar a la nave, Richard la hizo despegar lo más rápido que pudo. Por tercera vez, el equipo del Zenith abandonaba la Tierra para salir al espacio, y estaba claro que esa no sería la última vez. Sin embargo, ahora no se trataba de encontrar las respuestas a la Gran Catástrofe, se trataba de salvar a Michael y a Alicia.

    La nave salió de la atmósfera terrestre en tan solo dos minutos. En dos días saldrían del sistema solar, y en cinco días más llegarían al planeta Tgarak. Las armas y los alimentos que usarían para abastecerse se encontraban a bordo de la nave, por lo que no tendrían que preocuparse por eso.

    […]

    Los días pasaron volando esta vez, y la nave de Black Meteor estaba entrando en la atmósfera terrestre. Para asegurarse de que el Zenith no pudiera detectarlos, decidieron entrar a la Tierra desde el otro extremo del planeta y luego dirigirse a su país por aire. En poco tiempo ya estaban sobrevolando el cielo patrio, y una vez que el radar les indicó en donde tenían que aterrizar, el comandante Frans procedió a hacerlo. La nave se detuvo, y una vez que se apagó, el comandante y sus siete soldados con vida descendieron de la misma. Entraron al edificio que se encargaba de regular las operaciones espaciales, un lugar amplio lleno de pasillos despejados y entradas a las oficinas, que era en donde se encontraban las máquinas que operaban y controlaban todo alrededor.

    Abel estaba allí mismo, preparado para recibir al grupo del comandante Frans. A los soldados les agradó volver a ver a su líder después de haber pasado tanto tiempo en el espacio, y este se mostró cortés con todos, estrechándoles la mano a cada uno de los suyos.

    — Sean bienvenidos de vuelta — las palabras de Abel alegraron a los soldados — Imagino que repetir lo que todos ustedes ya saben es redundante. En el momento en el que los otros comandantes regresen del espacio, daremos inicio a la operación de ataque.

    — No puedo esperar — Stuart estaba entusiasmado, lo único que quería era matar soldados del Zenith, y dado a que firmarían la paz luego del ataque, esa sería su última oportunidad — Ojalá se den prisa.

    — Todos se han mantenido entrenando cada día — Frans dijo eso sabiendo que no era del todo cierto, pero negar el entrenamiento de los soldados no tenía sentido — Están preparados para la misión.

    — Me agrada mucho oír eso — respondió Abel, encantado con la actitud de los soldados — Vengan conmigo para que pueda entregarles sus nuevas armaduras.

    Abel y el resto de su equipo salieron del edificio, para después subirse a dos vehículos. Abel conduciría el primero, en el cual también iban Xander, Claire, Paul y Stuart. Frans, Shun, Natasha y Casey iban en el otro vehículo. El edificio en donde tenían todo guardado y preparado para la misión en contra del Zenith quedaba algo lejos, por lo que tardarían unos veinte minutos en llegar.

    Durante el viaje, Shun se sentó junto a Casey, y asegurándose de que Natasha lo viera con sus propios ojos, empezó a besar a la chica con la que había estado llevándose bien en los últimos días. Casey no tenía problemas en que Natasha los viera, dado a que fue ella misma quien terminó con Shun. El soldado buscaba molestar a su anterior pareja con eso, pero ella no hacía nada más que mirarlos de forma seria. En sí le molestaba verlos así en un espacio tan cerrado como un vehículo, esa era su única molestia. Natasha había dejado de pensar en su relación con Shun hace tiempo, y solamente tenía a una persona en mente. Frans ni siquiera estaba prestándole atención a ese detalle, ya que lo único que hacía era mirar el camino.

    Una vez que llegaron, todos bajaron del vehículo y entraron al lugar. Allí había una sala grande con mucha iluminación, donde, sobre una mesa larga, había armaduras de varios tamaños.

    — Pruébenselas, y cuando encuentren una que les vaya bien, avísenme así yo las registraré para ustedes — fue la orden de Abel.

    Todos obedecieron sin rechistar. Por suerte, al ponérselas, ninguno tuvo problemas con el tamaño de las mismas. Estas entraban perfectamente y permitían una buena movilidad. Se sentían igual de pesadas que las anteriores, excepto que notaron los compartimientos para disparar balas de emergencia, además del casco el cual tenía un lente de visión nocturna. Una vez que todos confirmaron que funcionara perfectamente, Abel registró las armaduras al nombre de cada soldado, de manera que, cuando alguien se comunicara, sabrían quién era el que estaba llamando.

    — Déjenlas aquí — Abel no quería que se las llevaran — Cuando sea el momento de atacar, pasaremos a buscarlas. Ahora los llevaré al lugar en donde se quedarán hasta que lleguen los otros comandantes.

    Dicho y hecho, los soldados fueron trasladados hacia un edificio de gran tamaño, el cual estaba lleno de ventanas desde afuera. Al entrar, vieron que se trataba de una base común y corriente, con habitaciones, baño, cocina, comedor y gimnasio. La única diferencia era el gran tamaño en comparación con una normal. Abel y Frans procedieron a retirarse del lugar, dejando solos a los soldados para que se pusieran a entrenar o a descansar el tiempo que lo creyeran necesario.

    — Ojalá los otros comandantes no tarden mucho — Stuart estaba ansioso por entrar al Zenith a matar a sus enemigos — Es la primera vez que atacaremos directamente al Zenith.

    — También será la última — decía Xander, intentando motivar a sus compañeros — Procuremos que esto quede en su memoria por el resto de sus vidas. Hagámosles saber que somos nosotros los que tenemos el poder mayor, y que lo recuerden en todo momento.

    — Ese era mi objetivo desde un principio — respondió Paul, recordando la misión de recolección de recursos — Nos merecemos una revancha contra ellos. Si les soy sincero, me gustaría encontrarnos con los mismos soldados que nos vencieron una vez.

    — Estoy de acuerdo contigo — Casey reconoció que era una buena idea para tomar venganza por lo ocurrido anteriormente — Ellos mataron a Geoff y a Morris, y se llevaron los recursos. Sinceramente, ojalá nunca nos toque hacer equipo con ellos, si es que no los matamos en este ataque.

    — Yo sé que ellos sienten lo mismo por nosotros — fueron las palabras de Natasha — Pero si nos toca hacer equipo con ellos, lo tendremos que aceptar — todos, a excepción de Xander y Claire, entendían lo que ella quería decir.

    — Dime, Natasha, ¿estás lista para ver como asesino a Ace? — preguntó Shun, siguiendo con sus intenciones de molestarla — Porque después del entrenamiento que tuve, no hay manera de que él pueda derrotarme.

    — En realidad, me gustaría ver como él te da una paliza — respondió Natasha, sin caer en las provocaciones de Shun — Por segunda vez.

    Aunque Xander y Claire no habían visto ese enfrentamiento, ellos empezaron a reírse junto al resto tras las palabras de Natasha. Shun entonces supo que debía mantenerse callado, y hablar en el campo de batalla. No le gustaba que sus compañeros se burlaran, ni tampoco que lo consideraran inferior a Ace, pero todo eso cambiaría si lograba asesinarlo. Motivo por el cual, Shun se había fijado ese objetivo para cuando diera inicio su misión.

    Tras el viaje en nave y en auto, los soldados estaban cansados, por lo que todos se buscaron una habitación y se pusieron a dormir. Pese a que estaban a casi nada de llegar al mediodía, todos se encontraban durmiendo plácidamente. Sin embargo, ese podría ser el último momento para descansar de esa forma que pudieran tener. Hasta que el resto de comandantes llegara, seguro se la pasarían todos los días entrenando. Y cuando estuvieran reunidos, daría inicio el ataque. Aunque, a pesar de todo, supieron que la misión no sería demasiado complicada. Zenith no sabría lo que los había golpeado hasta que fuera demasiado tarde como para responder, cosa que alegraba a todos y cada uno de ellos.

    […]

    Seis días habían pasado, y Michael sabía que al mediados o a final del séptimo, llegaría a Tgarak y podría rescatar a Alicia. El soldado había estado replanteándose varias veces sobre si realmente había tomado la decisión correcta al ir solo, dado a que era verdad que él no estaba pensando muy bien en el momento en el que tomó la decisión. No obstante, al recordar que Alicia fue apartada de su lado, todos esos pensamientos dubitativos se alejaban. El soldado del Zenith estaba convencido de que no podía esperar por más tiempo, y que la decisión que tomó realmente fue la correcta. No iba a permitir que a Alicia le ocurriera lo mismo que le ocurrió a Julie. Si bien, no fue eso lo que derivó en la muerte de su prima, lo cierto era que él no había podido protegerla en aquella ocasión.

    El tiempo estaba pasando. Las horas y minutos avanzaban, con un Michael impaciente por llegar al planeta, aterrizar, salvar a Alicia y regresar a la Tierra con ella. Era la primera vez que sentía un sentimiento de cariño hacia una chica, y no se comparaba a lo que había sentido por Gwyn. Se juró a sí mismo que la salvaría y la llevaría a salvo al Zenith. Y si los garak regresaban, ahora ya estarían preparados para enfrentarlos.

    De un momento a otro, la nave empezó a vibrar por unos instantes, provocando que Michael perdiera el equilibrio por estar tan concentrado en sus pensamientos, y terminó cayendo al suelo. De inmediato, una alarma empezó a sonar. Michael sintió un gran terror recorriendo su cuerpo, y al dirigir su vista a la computadora principal, notó que el problema venía del motor de la misma. Aparentemente, este había perdido potencia, y era necesario que se ajustara la velocidad de la misma, o de lo contrario, podría ocasionar una falla más grave.

    A pesar del disgusto que sentía por tener que reducir la velocidad, Michael se vio obligado a hacerlo. No quería que el motor explotara y terminar provocando un agujero a la nave, por el cual podría terminar cayendo en el espacio. Su armadura no contaba con un casco, simplemente venía equipada con una mascarilla con la cual podría respirar, pero no tenía idea de que pudiera aguantar en el espacio. Al reducir la velocidad, la alarma se detuvo, aliviando al soldado. Pero ese alivio duró poco cuando la nave se inclinó a veinte grados, causando que volviera a caer al piso. No solo eso, también sintió como la nave giraba hacia la derecha, pero seguía avanzando en línea recta, con el costado izquierdo moviéndose hacia adelante.

    — ¿Qué demonios sucede ahora? — preguntó Michael levantándose como pudo y realizando un diagnóstico en el equipo.

    Tras dar la orden de diagnóstico, la pantalla le mostró a Michael que varias piezas de metal se habían soltado, probablemente producto de la primera vibración, y los soportes de la nave se habían perdido en el espacio, provocando inestabilidad en la misma. Pensando que no podía estar peor, Michael escuchó una explosión, y otra alarma sonó. Varias piezas del motor se recalentaron y explotaron. El motor no quedó destruido, pero la nave ahora perdía potencia y estabilidad. El soldado creyó que no podía estar más jodido, y fue ahí cuando sintió un tirón. Al poner la cámara exterior, se dio cuenta de que estaba acercándose a un planeta, el cual lo atraía con su gravedad.

    — ¡¿De dónde salió ese planeta?! — Michael buscaba en el mapa y no lo encontraba, lo cual no tenía sentido — ¡Se supone que estoy cerca de Tgarak, y no había un planeta a esta distancia! ¡¿De dónde mierda salió?!

    La nave se acercó demasiado, y el campo gravitatorio comenzó a hacer lo suyo. Michael sentía como la nave empezaba a caer hacia el interior, por lo que quiso ver si podía buscar la forma de tomar los controles de aviación manuales para reducir el daño de impacto. El comando de activación era similar al que Richard le mostró una vez en la nave anterior, pero el soldado nunca los había utilizado, por lo que no tuvo más opción que improvisar. La nave caía más y más, y Michael se desesperaba, dado a que no quería morir en un planeta desconocido, y mucho menos perder todo por lo que tanto había luchado.

    Haciendo su mayor esfuerzo, el soldado tomó los controles y logró mantener la nave lo suficientemente estable antes del impacto. Finalmente llegó el momento, el motor explotó por completo, volando en cientos de pedazos la zona en la que estaba. La explosión no alcanzó la sala de comandos, pero la nave se quedó sin fuerzas y cayó de golpe contra la superficie del planeta. El golpe provocó que varios pedazos de la misma salieran disparados, y que Michael se golpeara una y otra vez contra el suelo y las paredes de la misma. El soldado sobrevivió gracias a su armadura y a la mutación que la catástrofe ocasionó en su cuerpo, dado a que el daño sufrido no podría ser soportado por un cuerpo humano en su condición normal.

    A pesar de todo, estaba verdaderamente jodido. Con el motor destruido y la nave hecha pedazos, no podría salir del planeta. Se levantó del suelo con dificultad, esperando que el sistema de comunicación de la nave funcionara todavía. Accionó todos los comandos para ver que funcionaba y que no, y para su mala suerte, solo funcionaban la cámara exterior y la pantalla de visualización. Todo lo demás, incluyendo el sistema de comunicación quedó dañado. El soldado no dejaba de maldecir a todo pulmón. Se había condenado solo a quedar encerrado en un planeta desconocido, no podía comunicarse con los demás, los soldados no encontrarían el planeta en el mapa, desconocía si el planeta tenía oxígeno o algún otro gas respirable, además de que las provisiones que tenía guardadas seguro habían sido destruidas.

    Michael empezó a golpear la pared de la nave, en un intento de desquitar su furia.

    — ¡Mierda! ¡Mierda, mierda, mierda! — Michael se enojaba más cada vez — ¡¿Qué mierda hice?! ¡Me voy a morir aquí! ¡Maldición, me voy a morir en este planeta de mierda!

    Michael dejó de dar golpes para después caer de rodillas y empezar a llorar, no por él, sino porque sus compañeros probablemente nunca lo encontrarían, y su búsqueda podría derivar en más muertes. Además de que ya no podría llegar a Tgarak y rescatar a Alicia.

    Al levantarse, miró la pantalla que estaba conectada a la cámara exterior por una simple casualidad, y se dio cuenta de que dos seres estaban acercándose hacia el lugar. Michael no esperaba eso, pero decidió prestar atención para ver que ocurría. Cuando esos dos seres se acercaron lo suficiente, Michael observó que eran dos garak, lo cual dejó su mente muy confundida. Sin embargo, al pensar mejor en la situación, se dio cuenta de que tenía una esperanza. Si los garak estaban en ese lugar, quería decir que el planeta tenía oxígeno, además de que podrían tener una nave que él podría utilizar para dirigirse a Tgarak.

    Al verlos más cerca, Michael notó que iban armados, por lo que decidió esconderse en una de las habitaciones, y esperar a que ellos llegaran al interior de la misma. Claramente iban a entrar, dado a que una nave que se destruye en tu planeta es un motivo válido para explorar la misma y ver si había algo salvable allí.

    Michael permaneció oculto y callado, y de un momento a otro, empezó a oír ruidos en el interior de la misma. Estaba claro que los garak habían entrado, ahora solo tenía que esperar a que pasaran por la habitación, y emboscarlos a ambos sin darles tiempo a usar las armas. Al prestar más atención, notó que se habían separado, dado a que escuchaba pasos acercarse mientras que otros se alejaban. Michael esperó a que estuviera lo bastante cerca, y una vez que consideró que la distancia era suficiente, salió de la habitación y saltó encima del garak, tapándole la boca para que no pudiera gritar. Este no portaba su armadura, y terminó dejando su arma en el piso tras el ataque. Su complexión era muy delgada, y no tenía nada de musculatura, por lo que Michael no tuvo que recurrir a los golpes. Sujetarlo del cuello, y lanzarle un fragmento mediano de energía fue suficiente para poder asesinarlo directamente. Sin embargo, el ruido se escuchó, y el otro garak empezó a acercarse al lugar. Michael tomó el arma del garak muerto, y dándose cuenta de que se parecía mucho a un rifle de asalto común pero más liviano, decidió utilizarlo.

    En el momento en el que el garak estuvo a la vista, Michael le disparó, acertando un tiro en la cabeza, justo en la frente del extraterrestre, perforándole el cráneo con solo un tiro. A Michael le sorprendió la puntería que había tenido, pero luego creyó que a lo mejor se debía a que las armas de los garak estuvieran muy bien calibradas, y que eso fuera el causante de que hubiera tenido éxito al primer tiro.

    Tomó ambos rifles, y como no sabía cómo quitarle la munición de uno para pasarla a otro, decidió que se quedaría con ambos. Colgó el segundo en su armadura, y se quedó con el primero en brazos. Momentos después abandonó la nave y se dirigió hacia la dirección por la que vio venir a los garak, creyendo que tal vez podría encontrar un edificio o alguna nave que le permitiera abandonar el planeta y seguir con su objetivo actual. Si los dos que lo atacaron llegaron pocos minutos después de que la nave se estrelló, no debía estar lejos.

    Tal y como había pensado, había un edificio garak a pocos metros del lugar, teniendo que caminar solo unos trece minutos para llegar al mismo. La puerta estaba abierta, probablemente porque esos dos garak que se dirigieron a la nave no creían que serían atacados tras que la nave se estrellara, y confiaban en que sobrevivirían en caso de tener una pelea. Un error que benefició a Michael, dado a que entró sin activar alarmas.

    Por lo que parecía, no había nadie más en el edificio. Michael no avanzó muy expuesto, e iba apoyado a las paredes para evitar recibir un tiro. El lugar estaba casi vacío en su totalidad. No había una gran cantidad de puertas a donde poder entrar, ni tampoco máquinas. Lo único que Michael veía eran unas estructuras metálicas de tamaño pequeño en el centro, sin tener una idea de que eran ni para qué servían. Siguió caminando hasta que se cruzó con una puerta doble de gran tamaño. Creyendo que lo esperaría una emboscada del otro lado, abrió la puerta con suavidad y con el rifle garak en mano, listo para disparar a cualquiera que se le presentara. Sin embargo, nadie disparó. Michael entró a la sala, y se dio cuenta de que no había gente en su interior. De no ser por una pantalla con dos parlantes de gran tamaño en el centro, y dos computadoras extrañas a los laterales, dicha sala estaría vacía. No había más puertas, ni tampoco ventanas o conductos de ventilación. El edificio que había encontrado terminaba allí mismo, con esa sala tan simple.

    La esperanza de Michael murió de nuevo. Si los garak no tenían su nave ahí, probablemente se encontraría escondida en alguna especie de planta subterránea. De ser el caso, no tendría acceso a la misma, dado a que no conocía como funcionaba la tecnología garak, e incluso, aunque la conociera, no sabría de alguna clave para encontrarla. Michael cayó de rodillas al suelo, empezando a golpearlo con las manos, creyendo que la suerte que había tenido no sirvió de nada y que se quedaría atrapado en ese planeta, sin posibilidades de comunicarse con sus compañeros ni tampoco de poder rescatar a Alicia. Mientras más lo pensaba, más se enojaba, por lo que los golpes al suelo eran más rápidos y con más fuerza.

    Pero estos se vieron interrumpidos por un acontecimiento extraño.

    — ¡Tú! — escuchó un grito en la sala.

    El soldado del Zenith se aterró por completo al escuchar esa voz, tomó el rifle y retrocedió hasta la pared. No tenía cobertura, por lo que debía apresurarse y localizar al ser que le había hablado antes de que lo localizaran a él. Michael apuntaba con la mayor firmeza que su cuerpo le permitía. Lo cierto es que estaba temblando de miedo por ser encontrado y asesinado como si nada. Apuntaba de un lado a otro, pero no lograba localizar al dueño de aquella voz.

    — Lo habré imaginado… — dijo Michael en voz alta — Tal vez los golpes que me di, o el aire de este planeta me estén volviendo loco.

    — ¡Oye, estúpido! — la misma voz le volvió a gritar.

    Michael repitió la misma acción que antes. Sus intentos por localizar al ser que hablaba con él eran en vano. No había otra explicación posible. Debía estar volviéndose loco.

    — ¿Qué está pasándome? — Michael se asustaba, pensando que su mente estaba fallando — ¿Por qué estoy escuchando esa voz?

    — Porque te estoy hablando, inútil — la voz no gritó, pero se refirió a Michael de forma agresiva.

    — ¿Dónde estás? — preguntó Michael, queriendo saber a donde debía mirar.

    — Mira la pantalla.

    Michael obedeció sin cuestionárselo mucho, y logró ver que la pantalla tenía una línea verde en un fondo negro. Cuando esa voz hablaba, la línea se distorsionaba un poco. El contemplar eso dejó a Michael sin palabras. Una máquina estaba hablando con él.

    — ¿Eres una inteligencia artificial? — preguntó Michael muy asombrado.

    — No, no lo soy — respondió la voz, mientras se deformaba la línea mostrada en pantalla — Soy un prisionero.

    — ¿Un prisionero? — Michael no entendía a qué se refería — No sé de qué me estás hablando. ¿Quién eres? ¿Dónde estás? ¿Los garak te tienen prisionero?

    — Así es — contestó la voz, que aparentemente residía en ese ordenador — Los garak me han aprisionado.

    — No me has respondido las otras dos preguntas que te hice. ¿Quién eres, y en donde mierda estás?

    — Me llamo Orz — contestó la voz, revelando su nombre — Soy un berrod. Los garak me capturaron, trasladaron mi mente a este equipo y luego destruyeron mi cuerpo… en resumidas cuentas, soy su prisionero en esta máquina.

    Michael estaba sin habla. Recordó que Likar, Domir y Plamo les dijeron que ellos eran capaces de llevar los pensamientos de los seres vivos al interior de las máquinas; pero verlo en primera persona era impactante, al punto de que no lo podía creer. Esa clase de tecnología escapaba a su comprensión, y lo veía como una mera fantasía irrealizable. Aunque los garak no parecían conocer limitaciones en cuanto a la mente se tratara.

    — ¿Quién eres tú? ¿Qué se supone que eres? — preguntó Orz, queriendo saber más sobre el ser extraño que tenía en frente.

    — Me llamo Michael Umcali, y soy un humano proveniente de la Tierra — estaba estupefacto mientras hablaba — ¿Puedes verme?

    — Hay una cámara escondida en el techo que me permite ver toda la sala — contestó el berrod cuya mente residía en la máquina — ¿Dónde quedaron los dos garak que estaban aquí?

    — Los maté — respondió Michael, que seguía boquiabierto.

    — ¿Por qué? — Orz quería saber los motivos de Michael — ¿Por qué viniste desde Tierra hasta aquí solo para matarlos? ¿Qué pretendías con eso?

    — No vine a matarlos. No vine a buscarlos en realidad. A decir verdad, ni siquiera quise venir a este planeta. Mi nave se averió, y caí aquí.

    — ¿A dónde estabas dirigiéndote en realidad? — el berrod quería saberlo.

    — A Tgarak — respondió Michael, cosa que el berrod comprendió a la perfección — Likar, Domir y Plamo secuestraron a mi novia, Alicia y se la llevaron a su planeta. Mi objetivo era rescatarla, pero mi nave se destruyó y caí aquí. No soy un prisionero, pero estoy atrapado e incomunicado.

    — Parece que estás en dificultades — de repente, Orz empezaba a sonar amigable al hablar con el humano — Dime, Michael Umcali… ¿te gustaría formar una unión conmigo?
     
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    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola.

    Paso a comentar el capitulo.

    Tal y como imaginé, Michael ha tenido serios problemas con la nave que se robó, pero la suerte le ha sonreído en gran manera al caer literalmente a uno de los planetas de los Garak. Estoy impaktado XD por el descubrimiento que ha hecho Michael. Ahora todo tiene sentido, si no me equivoco, Orz es aquel que los Berrod quieren vengar su muerte, y si Michael acepta unirse con Orz, eso podría llevar a los Garak a realizar una alianza con los humanos cuando se enteren de lo que realmente hicieron los Garak con uno de los suyos. Llegados a este punto, pienso que las cosas pueden dar un giro inesperado, mostrándonos a los Garak como los malos de la película y a los Berrod como los buenos.

    Quiero destacar que aquí también se puede aplicar la regla de "tener a tus amigos cerca, pero a tus enemigos aun más cerca", por lo que a Michael le cae también como anillo al dedo la unión que puede tener con Orz. Me pregunto cómo le hará, dado a que Orz perdió su cuerpo por culpa de los Garak. No creo posible que la conciencia de Orz pueda vivir dentro de Michael porque eso sería algo extraño y sobretodo complicado de digerir, pero bueno, no queda mas que esperar a ver que pasa.

    Espero que ese retraso que han tenido los comandantes de Black Meteor, le beneficie al Zenith para que logren recuperar a Alicia a tiempo y puedan volver a la Tierra antes de que se realice el ataque a su patria. Quedo a la expectativa de lo que ocurrirá de ahora en adelante. No me parece haber encontrado errores y si lo fue seguro que se me pasaron por alto.

    Nos vemos la próxima oportunidad, saludos.
     
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    Poikachum

    Poikachum Gurú Comentarista empedernido Usuario VIP

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    Me imagino a Michael diciendo: esto se va a descontrolaaaarrr xD, pero bueno estaba claro no?, tomar una nave por cuenta propia y sabiendo que podía fallar en cualquier momento...es de tontos pero el amor nos hace cometer locuras y más si ya has pasado por una mala experiencia. Ha logrado matar a dos garak y me gustaría saber que pasará con su aliado, si es que se une al final. No ha hecho caso a sus amigos aunque no ha muerto, cosa que hubiera sido un giro de acontecimientos interesante la verdad.

    En cuanto a Shun y compañía se va a liar obviamente, Shun tiene ganas a Ace y yo espero que lo mate, no por Natasha sino porque daría a entender de que cualquiera puede morir en esta historia, algo similar a GOT, y tu esas cosas sabes manejarlas mejor que yo.

    En cuanto al escrito como siempre esta muy bien, no he visto errores(suelo ser malo en eso sino son muy claros)y pues espero la continuación.

    Y una cosa más: ¿sabes lo que pienso de que hagas un parón?
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    Okno, no he podido evitarlo xD
     
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  7.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Perdóname amigo, porque me voy a repetir tal y como he hecho en anteriores capítulos, pero... vuelve la línea ascendente. En serio, así lo siento. Ahora siento que hemos vuelto a esa racha de capítulos en los que el siguiente que publicas va a mejor y así durante varios capítulos. El anterior me gustó, pero éste se lo come. No voy a explayarme mucho más, comentaré lo que más me ha llamado la atención.

    Cuando el grupo del Zenith se entera de que Michael no está con ellos no esperaba que pudiesen comunicarse con su nave y ver que han podido me ha sorprendido. Además para bien, porque la conversación entre Michael y sus compañeros ha sido genial, sobretodo se ha visto a un Richard enojado y creo que Michael tendrá una penalización por la estupidez que ha hecho de irse por su cuenta.

    En lo referente a Black Meteor no tengo mucho que añadir. Una ligera mejora en sus armaduras que les da una ligera ventaja en combate y un más idiotizado Shun que en vez de concentrarse en lo suyo se dedica a intentar molestar a su ex. No he visto tipo más tonto, pero bueno. Quizá tenga suerte y no se encuentre con Ace en el ataque, porque si lo hace, estoy seguro de que lo deja inválido.

    Finalmente, la mejor parte para mí del capítulo. Solo seguíamos a Michael pero hay veces en las que un personaje tiene una trama que resalta por encima de las demás y del resto de personajes por el momento. Michael se ha ganado un puesto junto a Ace como mis personajes favoritos, ya te dije anteriormente que lo estoy viendo madurar en algunas cosas. Que la nave iba a fallar era evidente, al menos para mí, porque no había manera de que pudieses hacerlo imprevisible. También tenía la corazonada de que caería en un planeta aunque pensaba que sería el de los berrod, cosa que no ha sido así. El como ha eliminado a los dos garak ha sido genial y me lo he imaginado muy bien en mi mente XD no obstante lo más impactante es conocer a Orz. Yo pensaba que simplemente estaba muerto y los suyos querían vengarlo, pero ver que está en el interior de una máquina es genial. Te dije también que veía que Michael formaría una alianza con los berrod contra los garak y parece que así va a ser, al menos, las semillas para eso están sembradas.

    Sin más que decir, un saludo y estoy deseoso de ver que sigue.
     
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  8. Threadmarks: La unión entre nosotros - Parte 3
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Título:
    La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    31
     
    Palabras:
    8077
    Saludos a los tres. Bueno, voy a aprovechar que me han devuelto el internet para publicar el capítulo antes de que me lo vuelvan a cortar XD. Sin más nada importante que decir, les dejaré el capítulo. Les aviso que será bastante largo, pero espero que lo disfruten.

    Zurel Poikachum Resistance gracias una vez más por seguir la historia. Como ya sabrán, después de este, quedarán unos 4 capítulos antes del parón de noviembre a enero. Saludos.


    La unión entre nosotros – Parte 3:

    Michael no estaba entendiendo a lo que se estaba refiriendo el berrod que se encontraba prisionero en aquella máquina. Cuando este le habló de una unión, el soldado del Zenith no supo cómo responder. Ni siquiera sabía qué clase de reunión tenía en mente el extraterrestre.

    — ¿De qué tipo de unión estás hablando? — preguntó Michael, esperando que el prisionero le aclarara las dudas.

    — Tanto tú como yo tenemos un conflicto con los garak — le decía Orz, empezando a explicarse — Por lo que se ve, tú no puedes llegar hasta ellos porque te falta una nave, y yo tampoco puedo porque me encuentro encerrado. Si me liberas y te unes a mí, te aseguro que acabaremos con ellos.

    — ¿Cómo que te libere? — Michael recordaba la conversación que tuvo hace poco — ¿No habías dicho que tu cuerpo fue destruido? ¿Quieres que lo intente con el cuerpo de los garak que asesiné?

    — No, Michael, quiero que me des tu cuerpo — las palabras del berrod hicieron que Michael se estremeciera — Conozco el funcionamiento de esta máquina. Si presionas los comandos adecuados, podrás descubrir artefactos ocultos en esta sala. Usándolos apropiadamente, podré introducir mi mente, o, mejor dicho, los pulsos eléctricos de mis pensamientos, en el interior de tu cerebro a través de tu sistema nervioso. Una vez allí, tendré acceso a las neuronas, y, por consiguiente, al resto de tu mente. Tendré acceso a todos tus pensamientos y recuerdos, y tú también tendrás acceso a los míos.

    Michael realmente no creía que algo como eso fuera posible. Y si pudiera creerlo, lo vería como una práctica muy peligrosa de la cual preferiría no formar parte. El impacto de escuchar todo eso lo dejó helado varios segundos, al punto de que Orz creyó que lo estaba asustando, sobre todo por la expresión que este ponía.

    — No te preocupes, humano — Orz lo quería tranquilizar — Este proceso no te matará, ni tampoco modificará tu ADN, si eso es lo que te preocupa. Simplemente compartirás tu mente conmigo.

    — ¿Qué ventajas obtendría al hacerlo? — Michael se veía incrédulo ante lo que Orz le decía.

    — Los dos garak que viste y mataste tienen una nave escondida — contestó Orz, quien sabía cómo aprovecharse de la situación de Michael — Si me liberas, te diré exactamente en donde se encuentra, y también te daré información acerca de Tgarak que te será de utilidad. Yo ataqué ese planeta junto con un escuadrón, y fue así como terminé aquí. Con la información que voy a brindarte al unirme a ti, podrás recuperar a tu novia, y de paso, asesinarás a los garak que ponen en peligro la vida de mis compañeros. Tanto tú y yo nos beneficiamos con esto. Si no accedes a unirte a mí, entonces no te daré nada de información, y cuando los garak vean que no están recibiendo respuestas de los dos encargados de este puesto, vendrán aquí, y te matarán. Y luego yo me quedaré encerrado hasta que ellos decidan eliminarme del sistema.

    Michael no tenía idea sobre si esa idea era realmente buena. Después de todo, estaba hablando de otorgarle su cuerpo a un extraterrestre que ni siquiera conocía. Cabía la posibilidad de que sus mentes fueran incompatibles, de que su cuerpo no resista tener dos mentes en el interior, o de que incluso Orz pudiera apoderarse de su cuerpo. Cada una de estas posibilidades, y muchas otras más, hacía que Michael se sintiera muy nervioso respecto a esa unión. Sin embargo, era cierto que no contaba con nada más que eso para salir de allí. La armadura que traía puesta no podía comunicarse con las demás, probablemente porque Magnus habría querido probar los sistemas de comunicación de las naves, y no de las armaduras. Con la nave destruida, y la armadura offline, Michael estaba incomunicado. Tal y como decía Orz, rechazar la unión entre ambos solo sería una garantía de morir en manos de los garak.

    — ¿Qué es lo que tienes pensado hacer con mi cuerpo? — preguntó Michael, muy asustado por lo que iba a hacer.

    — Nada, tu mente nació en ese cuerpo, por lo que yo no puedo ejercer ningún control sobre el mismo, al menos que seas tú el que me lo ceda abiertamente — contestó Orz, quien sabía mucho sobre el proceso.

    — ¿Cómo sabes tanto si tú no eres un garak, y no conoces su tecnología? — Michael sabía que algo no iba bien.

    — En realidad, no lo sé. Esto que te estoy diciendo ahora es lo que los garak que estaban aquí dijeron. Si resulta siendo incorrecto, o una mentira, lo más probable es que ambos terminemos con las manos vacías. Pero yo creo que conviene arriesgarse e intentar algo, antes que quedarnos sin hacer nada.

    — Tienes razón… por más loco que parezca, esto es lo único que tengo para rescatar a Alicia y volver con mis compañeros. Pero antes quiero saber una cosa, ¿por qué quieres ayudarme si no me conoces?

    — Si matas a los garak que viven en Tgarak, cuando mis compañeros ataquen su planeta, les será más fácil ganar, y las bajas disminuirán. Eso es todo lo que quiero, que mi raza no se extinga. Ellos nos expulsaron del planeta sin motivo alguno, y nos condenaron a vivir de planeta en planeta sin poder establecernos en uno fijo, debido a la destrucción que generó esa maldita lluvia de meteoritos — Michael se dio cuenta de que Orz estaba hablando de la Gran Catástrofe, y descubrió que los berrod se llevaron una peor parte que los humanos.

    — Los garak nos dijeron que tú y tu raza los invadieron.

    — ¿Los mismos garak que se llevaron a tu novia? ¿Por qué fue que se la llevaron en primer lugar? ¿Qué interés tenían en un humano hembra?

    — No lo sé. Ella estaba prisionera en su planeta, y ellos no nos dijeron nada al respecto. Cuando la trajimos de vuelta con nosotros, ellos nos siguieron, nos atacaron y se la llevaron.

    — Los garak solo dicen mentiras — Orz sonaba molesto ahora — Ellos nos dijeron que nos podríamos quedar en su planeta mientras no ocasionáramos ningún daño. Y, aun así, nos echaron de ahí como si fuéramos basura. Condenándonos a morir en el espacio o en algún planeta hostil.

    — Ya veo. Entonces, al ayudarme, también estás ayudando a los tuyos. Supongo que es la única opción que me queda para salir de aquí. No me quedará otra más que aceptar la unión contigo, Orz.

    — A mí tampoco me gusta la idea de quedarme atrapado en tu cuerpo por el resto de mi vida. Pero quedarme en esta computadora es mil veces peor. Te diré cómo es el procedimiento.

    Guiado por Orz, Michael utilizó varios comandos en las máquinas garak que se encontraban en dicha sala. Cada comando que ejecutaba, abría un compartimiento oculto a simple vista, el cual dejaba salir un artefacto diferente. Entre esos artefactos, había una cápsula de tamaño medio con una camilla en el centro, dos muñequeras conectadas a una pared por medio de varios cables de colores diferentes, y un dispositivo que Michael no supo identificar, pero tenía dos entradas. Eso lo llevó a asumir que se trataría de una conexión entre la computadora y la cápsula.

    Con todo ya preparado, Orz le dijo cómo era el procedimiento a realizar. Dado a que Michael estaba solo, debería programar la máquina para que la conexión entre sus mentes se realizara en diez minutos. Michael obedeció a todo lo que él le dijo, mientras observaba el movimiento de toda la sala. No había visto cosas similares en Tgarak, por lo que asumió que los garak solo las pudieron instalar en un planeta como ese. El soldado del Zenith conectó la cápsula y el ordenador donde se encontraba Orz, luego de eso, entró en la propia cápsula, tendiéndose sobre la camilla, y colocándose las dos muñequeras. Al hacerlo, sintió un pinchazo muy fuerte en ambas muñecas de su cuerpo, lo que dejó escapar un grito de dolor muy fuerte.

    — Tranquilo, no te matará — le decía Orz, que había escuchado ese grito — Es la forma en la que podré ingresar a tu sistema nervioso.

    — En tanto no pierda mis manos por esto, no me quejo — respondió Michael, aunque sí se estaba quejando por dentro.

    Los diez minutos programados habían transcurrido, y comenzó la unión entre las mentes del humano y el berrod. Michael sentía como una descarga eléctrica pequeña recorría sus muñecas, adentrándose en su sistema nervioso y luego llegando hasta su mente. Una vez que pasó un minuto, el soldado quedó inconsciente mientras que la transferencia de la mente de Orz seguía su curso. El proceso duró unos tres minutos aproximadamente, todo gracias a la avanzada tecnología garak en el estudio de la mente.

    Unos quince minutos después, Michael abrió los ojos, desconectándose las muñequeras, que seguían causándole dolor. Lo que más quería saber en ese momento era si la unión se había realizado con éxito.

    — ¿Orz? — Michael salió de la cápsula y notó que la computadora donde se encontraba el berrod estaba apagada.

    — Michael, lo lograste — contestó el berrod, hablando desde el interior de la mente de Michael, como si se tratara de una segunda conciencia.

    — ¿Todo salió bien? — Michael preguntó en voz alta.

    — Exactamente, pero no tienes que hablar en voz alta — le respondió desde el interior de su mente — Estamos unidos a partir de ahora. Así que, solo te basta con pensar en algo, y yo podré escucharlo.

    Michael cada vez le encontraba menos lógica a lo que acababa de hacer. Aparentemente, podría comunicarse con Orz sin tener que hablar en voz alta. Pero luego creyó que eso sería una ventaja, dado a que podría hablar con él sin que nadie más en el Zenith lo supiera. Ya tenía decidido que no diría a nadie una sola palabra respecto a esto. Después de todo, él seguía teniendo el control de su cuerpo.

    — Michael, intenta acceder a mis recuerdos — le dijo Orz — Yo lo he intentado, y no puedo acceder a los tuyos. Los garak dijeron que no deberíamos tener problemas en esto. Es por eso que querían hacer esto que yo hice contigo.

    — Lo voy a intentar — Michael se esforzó todo lo que pudo, pero lo único que podía ver eran sus recuerdos — No lo estoy logrando. Quizá los garak sobre estimaron su tecnología.

    — Bueno, eso no es importante ahora — Orz había conseguido lo que quería — Pero ya habrá tiempo para ponernos al corriente. Ahora lo mejor será darnos prisa, porque si no me equivoco, tenemos una chica que rescatar.

    […]

    La nave del Zenith recorría el espacio. No faltaba mucho para que llegaran al planeta Tgarak. Lo más probable según el comandante era que en unas diez u once horas estuvieran en la atmósfera del planeta. Michael había salido con mucha ventaja, y en una nave que era más pequeña y por ende más rápida para moverse en el espacio. Eso los llevó a asumir que su compañero ya habría llegado al planeta en donde estaba Alicia, lo que los dejaba algo preocupados. Si eso resultaba ser cierto, Michael estaría solo en un planeta de seres hostiles. Incluso podrían capturarlo vida e intentar robarle información a él también.

    El comandante estaba reunido con Ace, Agustina, Erin y Devlin en la sala de comandos. Ninguno de los cinco estaba tranquilo respecto a la situación.

    — Le calculo unas diez horas y media más — decía el comandante a todos ellos — Cuando queden ocho, quiero que todos ya hayan comido y se vayan a dormir. De esa forma dispondremos de mayores cantidades de energía para utilizar en el combate.

    — Lo bueno es que ahora portamos las armaduras y las armas — Ace confiaba que esta pelea no saldría como la última — No vamos a perder esta vez. Solamente tendremos que tener cuidado de que no nos disparen en la cabeza y estaremos bien.

    — Magnus debería construir cascos para las armaduras — sugería Agustina, creyendo que les vendría muy bien contar con algo así en su armamento.

    — Me ha dicho que ha estado analizando prototipos, pero que lo más probable es que los realicemos cuando Black Meteor se una a nosotros — le respondió el comandante Richard.

    — ¿Cuánto falta para que eso ocurra? — preguntó Agustina, con mucha curiosidad — Por lo que entendí, Abel y Magnus hablaron hace más de dos semanas.

    — Es imposible saberlo con certeza — respondió Ace — Se trata de Abel. Lo poco que lo conocí no me dejó la impresión de ser alguien al que le gusta negociar tan fácilmente.

    — Probablemente por eso lo eligieron como su líder — añadía Erin, que ahora iba a cambiar de tema — Pero eso no es importante ahora. Lo importante es sobrevivir y regresar a salvo con Michael y Alicia.

    — Si tan solo Michael no hubiera ido solo… — Devlin no podía creer las acciones de su hermano — No es normal en él hacer esta clase de cosas. Lo siento como si no se tratara de mi hermano, como si se tratara de alguien más.

    — Michael se enamoró por primera vez — Erin se sentía afortunada de que Gwyn no estuviera en la sala — Y supongo que eso lo ha confundido mucho. Por lo que me dijiste, Alicia debe ser su primera novia. Y tres extraterrestres se la llevaron a un planeta lejano. Imagino que es demasiado para Michael.

    — Aun así… — Devlin no lo entendía — Esa no es la forma de actuar de Michael. Espero que se encuentre bien. Ahora mismo está solo.

    — Es por eso que nosotros estamos yendo a ese planeta — respondió Ace, poniendo su mano en el hombro de Devlin para tranquilizarlo — Para asegurarnos de que se encuentre bien. Si Michael se las arregla para sobrevivir más tiempo, te aseguro que nada le pasará. Y que mañana a esta misma hora, todos nosotros estaremos emprendiendo el viaje de regreso a la Tierra.

    Las palabras del líder del equipo tranquilizaron mucho a Devlin. Ace se sentía aliviado de haber podido cumplir con su rol como líder, de mantener la moral de sus compañeros lo más alta posible. Richard admiraba esa actitud de su soldado, y creyó que fue una buena elección por parte de sus compañeros. El comandante supo que, si a él llegaba a pasarle algo en el planeta Tgarak, el resto del equipo estaría en buenas manos. Era imposible saber con certeza sus probabilidades de morir, pero sabía que eran altas, y más aún al no conocer las características de la tecnología garak. Sin embargo, no estaba decidido a morir el día de hoy. Motivo por el cual tenían a Vigía preparado para utilizarlo. La visión aérea que les pudiera proporcionar el dron sería una clave en la victoria de su equipo.

    Los soldados se marcharon de la sala para pasar tiempo entre ellos. Erin se encargó de tranquilizar a Devlin lo más que podía. A pesar de los esfuerzos de Ace, el mellizo seguía nervioso, aunque en menor medida.

    — Escucha, Devlin — Erin se acercó a su novio y le dio un abrazo — Sé perfectamente lo importante que es tu hermano para ti. Por eso voy a luchar junto a ti en todo momento para evitar que muera.

    — Te lo agradezco mucho — Devlin correspondió el abrazo, y le dio un beso a su novia — No sé qué haría sin ti, Erin. Eres una excelente persona. Aunque me hubiera gustado evitar que Michael fuera solo.

    — Lo hizo mientras todos estábamos durmiendo — Erin quería consolarlo — No pudimos hacer nada para evitarlo. Después de todo, él actuó como ninguno de nosotros esperaría que lo hiciera. Era imposible de prevenir. No tienes que comerte la cabeza con esto.

    — Tienes razón — Devlin agradeció las palabras de Erin — Cuando lo rescatemos, regañaré a Michael por lo que hizo. Supongo que podré devolverle todos los que me dio a mi antes.

    Tras esas palabras, Devlin dejó escapar una pequeña risa que lo tranquilizó un poco. Tanto a él como a Erin.

    Mientras tanto, Ace se encontraba junto con Agustina. Los dos soldados estaban repasando posturas de pelea cuerpo a cuerpo, aunque estaban seguros que la primera parte de su combate sería simplemente ponerse tras una cobertura y disparar. Aunque después de eso, sabían que sería el momento de enfrentarse a los garak en una lucha cuerpo a cuerpo.

    — Esta vez no volveremos a perder — Agustina estaba muy decidida a vengarse del garak que la derrotó — Le devolveremos la paliza que nos dio.

    — Lo malo es que no recuerdo quien de los tres fue el que luchó contra nosotros — respondía Ace, estando de acuerdo con su novia.

    Tras haber terminado de repasar las posturas, el soldado líder del equipo se acercó a su novia y le dio un abrazo muy fuerte. Agustina se sintió bien al recibirlo, y correspondió de la misma manera.

    — Ten mucho cuidado — le decía Ace, hablándole suavemente — Esta es la primera misión de este estilo que vamos a llevar a cabo. No tenemos experiencia en algo como esto. No quiero que nada malo te pase.

    — Mientras me quede contigo, sé que no me pasará nada — Agustina recordó el enfrentamiento contra los hostiles en el planeta Fientlig — Luchemos juntos en todo momento. Es nuestra apuesta si queremos sobrevivir.

    Ace estaba totalmente de acuerdo con su chica. Ambos habían estado entrenando juntos por mucho tiempo. Si combatían juntos, sus enemigos lo tendrían muy difícil. Sobre todo, ahora que portaban las armaduras e iban en igualdad de condiciones que los garak en aquel día.

    Gwyn se encontraba en su habitación. Lo único que hacía era mirar el espacio exterior a través de una pantalla. Con los nervios que tenía, esa era su única forma de relajarse. En ese momento, alguien llamó a su puerta. Ella se levantó de inmediato y vio a Thomas fuera de la habitación.

    — ¿Qué pasa, Thomas? — Gwyn creyó que Richard quería verla — ¿Hay una reunión importante?

    — No, no la hay — contestó el soldado — Yo solamente quiero hablar contigo. Me quiero asegurar de que estés preparado para la misión. Richard dijo que en diez horas llegaremos a Tgarak… y también quería decirte una cosa.

    — ¿De qué se trata? — preguntó la chica, muy intrigada por la actitud del soldado.

    — Es sobre Michael. Sé que no es el mejor momento para hablar de esto, pero lo tienes que escuchar para darte cuenta. No me interesan sus motivos para haberlo hecho, pero lo cierto es que él actuó de la manera en que yo te dije que lo haría. Encontró otra chica que le gustaba más que tú, y te dejó por ella. Sé que no quieres escucharlo ahora, pero…

    — Tienes razón — la respuesta de Gwyn sorprendió a Thomas — Michael no me amaba — un par de lágrimas empezaron a caer de los ojos de Gwyn — Fui una tonta por creer que podría forzarlo a hacerlo. Él nunca sintió nada por mí, y simplemente fui una diversión para él. Tuviste la razón todo este tiempo, Thomas… siempre la tuviste. Eso me hace pensar que me enamoré de la persona equivocada. Tú mismo me habías dicho que me querías, y también lo demostrabas. Recuerdo cuando atacaste a Stuart en nuestra primera pelea — Thomas también recordó ese momento luego de que Gwyn lo mencionó — Te has estado preocupando por mí todo este tiempo, y yo no me di cuenta. Solo porque estuve mirando a alguien que no me veía igual que tú. Me gustaría pedirte perdón, pero después de la forma en que te hablé no lo merezco.

    — Estás perdonada — Thomas no le dio más vueltas al asunto — No te puedo culpar por tus sentimientos. Una persona no puede elegir de quien se enamora. Además, yo no tengo derecho a juzgar a nadie — Thomas seguía recordando sin parar a Harold y a Julie — Te perdono, Gwyn. Tú nunca quisiste causarme ningún daño. Y no estoy enojado contigo. De hecho, vine a decirte que siempre estaré para ti cuando lo necesites.

    — Gracias — Gwyn abrazó a Thomas, cosa que hizo que el soldado se sonrojara — Ahora mismo lo necesito.

    Thomas sabía que Gwyn no se encontraba del todo bien, después de todo, Michael había ido solo a un planeta desconocido. Cualquiera estaría preocupado en una situación así, pero Gwyn había sentido algo por Michael, y estaba claro que una mezcla de sentimientos se apoderaba de ella ahora mismo. El soldado abrazó a la chica y le dio un beso en la mejilla, haciendo que ella se sintiera apreciada, con la diferencia de que ahora era de verdad. Gwyn tenía ganas de estar con Thomas, pero creyó que lo mejor sería esperar un tiempo para olvidarse por completo de Michael. Además, con la misión de rescate a menos de doce horas, no era el mejor momento para empezar algo.

    — ¿Qué es lo que vamos a hacer ahora? — Gwyn no tenía idea de lo que ocurriría en unos momentos.

    — Nuestro deber como soldados — respondió Thomas muy seriamente — Rescatar a nuestros compañeros. Llegaremos a Tgarak, encontraremos a Michael y a Alicia y los traeremos de vuelta con nosotros. No dejes que las emociones te dominen, o podrías terminar haciendo algo de lo que te arrepentirás. Concéntrate en sobrevivir y en proteger a los tuyos. Un soldado no debería pensar en nada más que eso durante una misión — desafortunadamente fue una lección que tuvo que aprender por las malas, pero ahora lo sabía perfectamente.

    Gwyn supo que Thomas tenía toda la razón. Nunca había notado la actitud de su compañero, probablemente porque nunca apartó la vista de Michael. Pero ahora sabía a quién debía mirar en realidad. Hubiera deseado darse cuenta mucho antes.

    […]

    Gracias a la ayuda de Orz, Michael logró encontrar la nave garak, y la usó para dirigirse al planeta Tgarak. Aunque eso último tuvo su dificultad, debido a que ni él ni su nuevo compañero tenían conocimiento sobre el funcionamiento de las mismas. Afortunadamente para ambos, los controles no eran muy complejos, y el sistema de navegación estaba programado para ir a Tgarak.

    Al hablar un poco con el berrod, Michael descubrió varias cosas que aclararon sus dudas. El planeta en el que había caído era Sgarak, un planeta cuya órbita se aleja de vez en cuando de los otros dos planetas controlados por la raza que ambos despreciaban en ese momento. Eso explicaba la razón por la que no lo habían visto la primera vez que pasaron por allí. Sin dudas, el universo era un lugar muy extraño, y de seguro habría más especies además de los humanos, los garak y los berrod que fueron afectados por la Gran Catástrofe. Orz descubrió que la humanidad le puso ese nombre al trágico evento que ocurrió hace dieciséis años.

    A medida que charlaban, Michael y Orz se iban conociendo cada vez más.

    — ¿Tienes familia? — preguntó el soldado del Zenith.

    — Tras la muerte de mis padres, lo único que me queda ahora son mis dos hermanos — contestó Orz, decidiendo compartir esa información con el humano — Deren y Keren. Un berrod macho y un berrod hembra — así es como Orz diferenciaba el género de sus hermanos — Ambos nacieron casi al mismo tiempo. ¿Y qué hay de ti? Estoy seguro de que hay otras personas que te importan además de tu novia.

    — Tengo un hermano llamado Devlin — Michael veía a Orz como una compañía extraña, pero agradable al mismo tiempo — Y había una chica llamada Julie, a la que yo quería como una hermana.

    — ¿Qué pasó con ella? — preguntó Orz, aunque por la forma en que Michael hablaba, asumió su muerte — ¿Los garak tuvieron algo que ver en su muerte?

    — No — Michael sentía mucho el recordarla — Fue asesinada por otros humanos.

    — ¿Los humanos luchan entre ustedes? — preguntó Orz, que quería saber más a fondo sobre ese asunto.

    — La Tierra está dividida en países — Michael quería resumir varios años de historia en pocas palabras — Y los líderes de esos países no siempre suelen llevarse bien. Muchas veces se produjeron guerras para solucionar los conflictos. Tras la catástrofe no hubo tantas guerras, pero los conflictos seguían estando. Y Julie murió en ese conflicto.

    — Los berrod no nos matamos entre nosotros — Michael envidiaba ese aspecto en la especie extraterrestre — Cuando había un conflicto entre dos o más personas, si estás de acuerdo en llamarnos así, lo solucionábamos con una competencia de caza. La ley principal desde que tengo memoria siempre fue la misma: “si hay que matar, no mates a los tuyos”. La aplicábamos en todo momento.

    — Si me preguntas, una competencia de caza es una forma estúpida para arreglar un conflicto entre dos personas — Michael lo veía como un sinsentido.

    — Si ustedes arreglaran los conflictos de esa forma, tal vez esa chica a la que querías como una hermana estaría viva el día de hoy.

    Al soldado no le gustó que le hablaran de esa forma, pero tuvo que reconocer que Orz tenía razón. Sin embargo, la raza humana nunca entendería ese pensamiento en ellos. Y aunque lo hubieran entendido, preferirían matarse entre ellos antes que matar a otras especies. Michael se dio cuenta de que los berrod probablemente no eran tan malos como los garak se lo hicieron creer. Después de todo, ellos mintieron respecto a Alicia, y nada les impedía mentir sobre los berrod. El soldado del Zenith consideró que una unión con ellos sería de mucha ayuda si es que ellos podían apoderarse del planeta de los garak. Otro motivo más por el cual creyó que su alianza con Orz había sido una buena decisión, a pesar de ser un ultimátum.

    La nave llegaría dentro de poco a Tgarak, y Michael podría ajustar cuentas con ellos.

    […]

    Las horas pasaron en Tgarak, y varios habitantes encargados de manejar el planeta estaban trabajando en sus respectivas tareas. Likar veía como la cápsula en donde Alicia se encontraba ya estaba funcionando. Para evitar problemas, ahora las decisiones las tomaría él, y restaría valor a lo que Domir y Plamo dijeran. Después de todo, sus problemas se originaron a causa de que sus dos compañeros no escucharon sus advertencias. Ahora mismo, Likar era el único líder en el planeta, dado a que Domir y Plamo acordaron llevar la nave silenciosa que Asmir les había concedido.

    Para obtener acceso a la misma, debes entregar tu nave principal. La nave silenciosa era muy importante para los garak, y por eso el protocolo dictaba que el procedimiento para obtenerla fuera ese mismo.

    Likar estaba relajado, dado a que creyó que no volvería a ver a los humanos nuevamente.

    — Con Alicia, la guerra contra los berrod se terminará muy pronto — Likar estaba satisfecho por haber cumplido su cometido, aunque le hubiera gustado matar a uno de los humanos por las molestias causadas — Dentro de poco eliminaremos un mal del universo.

    En ese momento, uno de los trabajadores dio un aviso a su líder.

    — Likar, detecto una nave garak aproximándose — tras decir eso, Likar se acercó y miró la pantalla.

    — Creo que Plamo me había dicho que planeaban enviar a dos soldados a Sgarak y ver si podían obtener información sobre ese tipo al que capturé hace tiempo — Likar hacía referencia a Orz — Vayan a recibirlos. Si están aquí, es porque han tenido éxito.

    Un equipo de diez trabajadores salió de las instalaciones para ir al encuentro de la nave. Likar creyó que las buenas noticias no dejaban de llegar. Desde hace mucho tiempo habían intentado obtener información sobre el berrod que capturó, pero no lo habían logrado. Lo que los llevó al intentarlo de nuevo fue el hecho de que Sgarak estaba aproximándose a los otros dos planetas. Y, aparentemente, el éxito fue absoluto.

    — Con la información que obtendremos de ese insolente, sumando a que tenemos a Alicia con nosotros, la guerra contra los berrod ya se decidió — Likar no podía esperar a terminar ese conflicto.

    Con los diez trabajadores que salieron, los únicos que quedaban ahora eran Likar y otros veinte más.

    […]

    Michael y Orz ya entraron en la atmósfera del planeta. Por medio de una cámara externa, Michael fue capaz de ver que había diez garak esperándolo a pocos metros del edificio principal. Probablemente ellos se llevarían la nave para que los otros dos soldados garak que se suponía que iban a viajar en ella, pudieran brindarles información acerca de Orz.

    — Escucha, Michael, es tu oportunidad — decía Orz, motivándolo a realizar algo peligroso — Haz de cuenta que pierdes el control de la nave, aplasta a esos diez garak y estrella la nave en el edificio. Infiltrarse será más fácil de esa forma.

    — Es cierto — Michael estaba asombrado con la estrategia de Orz — A mí no se me habría ocurrido algo como eso.

    — Considéralo como una ventaja de nuestra unión — le contestó el berrod.

    Michael buscó la forma de hacer creer que la nave controlada perdía el control, lo cual no fue muy difícil, dado a que se trataba de una nave extraterrestre para él. En realidad, le costaría más trabajo mantener el control que la misma que perderla, de no ser por el sistema de navegación automática. Michael lo desactivó, y luego la nave se tambaleó en el aire mientras descendía despacio. Los diez garak no tenían idea de que estaba ocurriendo, y cuando supieron lo que ocurrió, ya fue muy tarde para hacer algo. La nave impactó contra el piso, cayendo encima de los diez garak, aplastándolos al instante, y luego incrustándose directamente en el interior del edificio. Causando un gran agujero y el derrumbe de esa pared.

    Likar y los otros garak que quedaban vieron esa escena, y creyeron que algo grave había ocurrido. Dos de los trabajadores entraron corriendo para ver si dentro de la nave había sobrevivientes, porque estaba claro que los otros que fueron aplastados estaban muertos.

    La nave garak era resistente, motivo por el cual Michael apenas recibió un golpe por el ataque. Ahora no había forma de mantener el secreto. Cuando disparara en contra de los garak que se acercaran, terminarían descubriendo lo que ocurría. Su única opción era pelear. Pero antes, Orz habló con él.

    — Escucha, Michael, dame el control de tu cuerpo — sus palabras confundieron al soldado — Yo pelearé contra ellos.

    — ¿Por qué quieres hacerlo? — preguntó Michael, algo confundido.

    — Tengo un asunto personal contra los tres tipos que dirigen este lugar — respondió el berrod — Pueden que se hayan llevado a tu novia, pero mi cuerpo fue destruido. Quiero venganza por mí mismo.

    — ¿No habías dicho que no tenías el control sobre mi cuerpo? — preguntó Michael, queriendo saber si Orz se había equivocado o le había mentido.

    — Dije que no lo tendría, salvo que tú me lo cedieras — le respondió Orz, queriendo que Michael se apresurara — Soy un peleador experimentado, y creo que tus poderes de lanzar energía me servirán más a mi teniendo el control que a ti mismo escuchando mis indicaciones.

    Tras haber introducido la contraseña para desbloquear una puerta del hangar en donde los garak guardaban la nave, Orz decidió pedirle algo a Michael.

    Escucha, Michael, lo mejor será que destruyas estas máquinas — le sugirió Orz a su nuevo compañero — No quiero imaginarme a mis compañeros siendo traídos a este lugar. Y supongo que tú no quieres que les pase lo mismo a los tuyos.

    Tienes razón al respecto — fue la respuesta del soldado.

    Lo malo es que gastarás toda tu munición.

    No lo creas así — Michael levantó las manos y empezó a liberar energía.

    Orz era testigo de cómo Michael desprendía fragmentos de energía de sus manos, los cuales les causaban daños irreparables a todas las máquinas, debido a la poca resistencia de las mismas. Con pocos disparos, las máquinas fueron destruidas una por una, quedando todas inservibles. Orz no sabía cómo reaccionar ante eso. Para él era insólito que alguien pudiera hacer eso.

    ¿Las leyendas eran ciertas? — preguntó el berrod recordando las viejas leyendas de su planeta.

    ¿Qué leyendas? — Michael no sabía de qué hablaba.

    Existen leyendas que afirman la existencia de seres capaces de lanzar energía, y que la pueden usar para crear o destruir cosas — Orz nunca estudió las leyendas, por lo que no recordaba si lo que decía era exacto.

    Esta habilidad no es natural — respondió Michael presumiendo un poco — Solamente yo, mis compañeros, y un par de soldados más la poseemos. Lamentablemente, tiene su límite.

    Después de haber visto a Michael controlando la energía, Orz decidió que lo quería intentar. Michael creyó que cederle el control a Orz sería muy arriesgado, pero no había dudas de que su experiencia podría serle de utilidad. Después de todo, él fue quien tuvo la idea de estrellar la nave e incrustarse en el edificio.

    — De acuerdo, pero ten cuidado de no lastimar a Alicia si la encuentras — advertía Michael — Yo ya te dije sus características. Y recuerda que la energía es limitada. Usa las armas garak lo más que puedas.

    — Lo haré — contestó Orz, ansioso por probar esa habilidad — Tú solo dame el acceso a la misma.

    Michael cerró los ojos y relajó todo su cuerpo, al mismo tiempo que Orz intentó concentrarse al máximo. El berrod tenía entendido que esa era la única forma en que podía tomar el control de Michael. Al ser un huésped en su cuerpo, le tocaría a Michael ceder el control completo. Afortunadamente, lo lograron. Orz abrió los ojos y se dio cuenta de que estaba moviendo el cuerpo de Michael. Una sensación extraña le llegó de repente. Sentía un peso muy ligero en el interior, quizá por el hecho de que su mente estaba dentro del cuerpo de otra especie.

    — Ahora observa como rescato a tu novia — Orz quiso avisarle a Michael de que se prepare para ver su combate.

    Sin embargo, Michael no emitió una respuesta a sus palabras. Orz no sabía que ocurría, por lo que intentó ver si todo estaba bien. Al concentrarse un poco, varias imágenes mentales se le aparecieron. Luego se dio cuenta de lo ocurrido: eran los recuerdos de Michael. Cuando Michael tenía el control, este no podía acceder a los recuerdos de Orz; pero por algún motivo, el berrod no tenía dificultades en hacer lo mismo. Esto llenó de felicidad al extraterrestre mientras recibía toda la información que los recuerdos de Michael guardaban. Todas las personas, lugares y conocimiento que el soldado obtuvo se transfirieron a su propia mente en cuestión de segundos. Orz se dio cuenta de que esa información le sería de mucha utilidad para más adelante.

    Sin embargo, su felicidad se interrumpió cuando escuchó algunos pasos en el interior de la nave. Claramente se trataba de los garak que habían entrado a buscar sobrevivientes. Orz, quien ahora dominaba el cuerpo de Michael, tomó uno de los rifles y fue a su encuentro cuando se acercaron lo suficiente.

    — ¿Quién eres? — preguntó uno de los garak al ver a Michael frente suyo.

    — Un viejo amigo — Orz presionó el gatillo de su rifle.

    Las balas salieron disparadas con precisión, y los dos garak que entraron a la nave fueron acribillados a balazos por Orz. Sin oportunidad de defenderse, sus cuerpos quedaron tendidos sin vida en el suelo. Desafortunadamente para el berrod, estos no tenían armas. Desde afuera, se oyeron los disparos, algo que alertó a Likar.

    — ¡¿Qué mierda fue lo que ocurrió?! — preguntó el líder garak.

    — ¡Disparos! — gritó uno de los garak alertando a su líder, que cada vez entendía menos.

    En ese momento, del lugar por donde habían entrado los otros garak, Orz salió con su rifle en alto, vaciando su cargador con cinco garak que estaban al frente. Ahora solo le quedaba un rifle en su poder. Likar vio a Michael al frente suyo, reconociéndolo directamente.

    — ¡Tú! — Likar no supo cómo fue que el humano había logrado obtener la nave y los rifles de sus dos compañeros de Sgarak — ¡Tomen las armas y asesínenlo!

    Con el otro rifle, Orz disparó con precisión a los otros garak que iban en el lugar, quienes empezaron a correr hacia el depósito de armas tras la orden de su líder. Solo cinco de ellos lograron escapar y ponerse a salvo tras una cobertura. El resto fue asesinado. Orz vio a Likar en medio de la sala, y lo reconoció. Apuntó contra él y empezó a disparar una lluvia de balas sobre él. Likar se cubrió el rostro con los brazos, dado a que era la única parte de su cuerpo que su armadura no protegía. Las balas rebotaron contra la armadura, sin hacerle ningún daño. Finalmente, Orz se quedó sin balas. Aunque no era un problema para él. Deseaba eliminar a Likar con sus propias manos por lo que le hizo a su cuerpo hace tiempo.

    — ¡¿Cómo mierda llegaste tan lejos?! — preguntó Likar, confiado en que lo vencería otra vez, pero asustado de ver el progreso del humano.

    — Me las arreglé con lo que tenía… amiguito — las palabras de Michael y el tono en que las dijo hicieron que Likar recordara una conversación tenida hace ya varios años.

    Varios soldados garak estaban golpeando a los berrod hasta hacerlo retroceder. Reinor, el líder de la especie que encontró asilo en Garak, se acercó a Likar, quien era el que iba al frente. A su lado iban Orz y Cair.

    ¡¿Qué mierda pretendes?! — Reinor quería explicaciones al ver a los suyos siendo golpeados.

    ¡No finjas sorpresa, Reinor! — Likar le gritó al líder de los berrod — ¡Descubrí tu plan de querer adueñarte del planeta y exterminarlos!

    ¡Eso es una locura! — Cair habló en defensa de su líder — ¡Llama a Asmir y arreglemos esto!

    ¡Asmir no se enterará! — respondió Likar, muy agresivo ante las palabras de Cair — ¡Yo seré el que tome la decisión!

    Será mejor que guardes la calma, amiguito — Orz quiso detener a Likar con palabras.

    ¡¿Amiguito?! — Likar lo tomó como un insulto — ¡¿Ustedes están intentando matar a mi gente! ¡Y no lo pienso permitir!

    Orz sonreía al ver como Likar, a pesar del tiempo, aún recordaba ese momento. Likar se llenó de furia. No supo cómo fue que Michael logró llegar hasta Sgarak, ni tampoco como fue que Orz terminó con su cuerpo, pero luego empezó a sonreír de felicidad.

    — Creo que me has hecho un gran favor — decía Likar, preparado para pelear — He querido eliminarte, y también he querido eliminar al humano al que le robaste el cuerpo. Es la oportunidad perfecta para matarlos a los dos por el precio de uno.

    Likar cargó contra Orz. El soldado garak recordó los movimientos que este usó la última vez que pelearon, por lo que decidió ajustar su estilo de combate a esos recuerdos. Likar lanzó un puñetazo contra Orz, que lo esquivó con facilidad agachándose, y luego le lanzó un puñetazo rápido a la mandíbula inferior del enemigo. Likar retrocedió unos pasos hacia atrás. El golpe fue realmente fuerte, y el movimiento fue ágil e impropio de Orz. De esa forma, decidió luchar de la misma forma que con los humanos hace una semana. El garak corrió hacia él dando un salto antes de llegar, e intentando golpearlo con el antebrazo. Orz levantó sus dos brazos en horizontal para bloquearlo. Interceptó el ataque, y luego le encajó un rodillazo en el pecho a Orz. Ahora que contaba con la armadura, Likar no tenía la ventaja que usó antes.

    — Eres un maldito — Likar no quería que Orz siguiera respirando tras matar a los suyos — Voy a eliminarlos a ambos.

    — Inténtalo, amiguito — Orz sabía que esa palabra en particular lo hacía enojar.

    Ambos corrieron cerca el uno del otro, dando inicio a una batalla brutal con intercambio de golpes. Likar golpeó en la cabeza a Orz, quien le respondió con un puñetazo similar. El garak movió su brazo lanzando un codazo imposible de esquivar en la cabeza, seguido por un rodillazo en el estómago. La armadura soportó ese golpe, y cuando Likar quiso dar otro codazo, Orz lo interceptó con los dos brazos. Aprovechándose de la distancia, le dio otro rodillazo en el estómago a Likar, y luego liberó una de sus manos para lanzarle energía al rostro de Likar. El impacto dio en parte en la armadura, pero la cantidad de energía que logró alcanzar su rostro le ocasionó quemaduras leves al garak, que acabó retrocediendo un metro. Orz levantó las manos y le apuntó de nuevo a la cabeza, logrando darle tres impactos de energía en el rostro, donde cada impacto quemaba el rostro de Likar cada vez más, al punto que este se volvió totalmente negro. Likar había cerrado los ojos tras el primer impacto, y al abrirlos, se dio cuenta de que ya no podía ver nada con el izquierdo. La energía de calor que Orz desprendía a través del cuerpo de Michael le hizo perder la visión de forma parcial.

    Likar se enojó y activó el dispositivo de liberar calor de sus manos. Estaba decidido a fundirle el cráneo a Michael de una vez.

    — ¡Debí haberle fundido el cráneo a ese humano cuando pude! — decía Likar, avanzando con rabia por el daño recibido.

    — Creo que sí debiste — Orz recordaba ese momento a través de la mente de Michael.

    Likar se acercó hasta Orz arrojando golpes con la palma de la mano abierta, en un intento de quemar a Orz. Dada la visión reducida del garak, y el enojo que tenía en ese momento, los movimientos que realizaba eran imprecisos. Orz los esquivaba retrocediendo varios pasos con mucha agilidad. El cuerpo de los seres humanos era más ligero que el de los berrod, por lo que esquivar todos esos ataques le era más fácil con el cuerpo humano que lo que sería con su propio cuerpo. Likar gritaba de frustración viendo como ninguno de sus golpes impactaba el Orz, así que tiró un rodillazo al estómago del mismo. Orz lo recibió, y pese a que llevaba la armadura, el golpe hizo que se incline y sintiera algo de dolor por el mismo.

    Likar atacó directamente a Orz, esperando matarlo, dirigiendo el ataque a su cabeza. Orz veía que sería su fin si lo golpeaba, por lo que decidió levantar la mano mientras acumulaba energía con la misma. El calor del guante de Likar chocó contra el calor desprendido de la mano de Michael. Ambas energías eran calor puro, y ninguna podía imponerse sobre la otra. Likar decidió utilizar su otra mano, pero Orz imitó su acción anterior. Ahora, ambos enemigos forcejeaban en un intento de hacer que el oponente pierda el equilibrio, dado a que ambas energías estaban empatadas. De un momento a otro, Orz empezaba a sentir un calor en el interior de sus manos, dándose cuenta de acumular energía le estaba haciendo daño. Sabiendo que sería peligroso, decidió arriesgarse. El berrod hizo que el cuerpo de Michael retrocediera, separándose de Likar, y luego, sin soltar su energía, acercó ambas manos al rostro de Likar, y liberó toda la energía de golpe. El gran impacto del calor, más la energía acumulada por varios segundos, provocó que Likar diera un fuerte grito de dolor muy breve, que terminó cuando su cráneo explotó en pedazos tras haber recibido tanta energía de cerca. Al destruirse, la sangre salpicó a Orz, quien veía satisfactoriamente como el ser que le causó tantos problemas y provocó la destrucción de su cuerpo original terminara muerto. El casco de Likar se soltó tras el golpe.

    Por alguna razón, los guantes del garak dejaron de liberar calor. Orz no sabía si se debía a su muerte, o al descomponerse tras la caída. El berrod no tuvo mucho tiempo para celebrar la victoria, dado a que escuchó como los cinco garak restantes, ahora acobardados tras haber visto morir a su líder, salieron de su escondite y empezaron a disparar. Dada la distancia, y el miedo, las balas impactaron en la armadura de Michael. Orz se arrojó al suelo y se cubrió la cabeza con las manos antes de que las balas pudieran darle en la cabeza. Se movió a rastrones hacia el cadáver de Likar, tomó su casco y se lo puso. Siguiendo en el suelo, el berrod disparó energía con la esperanza de que no se deshiciera hasta llegar a los garak que lo atacaban, pero para su sorpresa no fue así. Michael sabía que la energía debía usarse a cortas distancias, pero nunca experimentó que tan cerca debía estar, por lo que no pudo depender de los recuerdos del humano.

    Orz se cubrió el rostro con la armadura humana, se puso de pie y se acercó corriendo hacia ellos. Las balas garak impactaban en la armadura de Michael, lo cual le sirvió a Orz para acercarse. Al quedar lo suficientemente cerca, embistió a un garak, el cual no lo pudo esquivar por el miedo que sentía. Orz lo derribó y luego le lanzó energía en la cabeza, haciéndosela explotar también en varios pedazos mientras la sangre salpicaba su casco y parte del rostro. Se agachó para tomar el arma del soldado muerto, mientras que los cuatro restantes seguían disparando. Uno de ellos logró apuntar al mismo punto de la espalda, y las balas terminaron por romper su armadura en esa parte, y una de ellas logró impactar en la piel de Michael. El daño de la bala afectó a Orz, quien dio un grito de dolor al sentir ese disparo. Se volteó rápidamente disparando ráfagas de tiros contra los garak, quienes, al no portar armaduras, terminaron recibiendo los balazos. Sus cuerpos no soportaban el daño de sus balas, y tras ser acribillados, cayeron muertos al piso. Orz se levantó del suelo y les metió un tiro en la cabeza para asegurarse de que nadie estaba intentando engañarlo.

    La pelea había terminado. Su estrategia fue impecable, y consiguió terminar con todos los garak que trabajaban en ese lugar, incluyendo al que ocasionó la destrucción de su cuerpo. Ya no quedaba nadie, por lo que tomó las armas de los garak muertos, y procedió a descargar una lluvia de balas sobre cada equipo electrónico que había en el lugar, asegurándose de dejarlos totalmente inservibles a todos. Las balas no fueron suficientes, por lo que Orz debió buscar el lugar donde eran almacenadas las demás armas. Una vez que lo encontró, terminó lo que empezó. Cada máquina de ese edificio en Tgarak quedó totalmente irreparable. Para cuando los berrod decidieran atacar, contarían con la gran ventaja que su compañero les había cedido.

    Tras haber terminado, Orz se sentía raro, y notaba como su cuerpo se movía solo. Fue entonces que perdió el control, el cual pasó a manos de Michael otra vez. El soldado humano estuvo inconsciente durante toda la pelea. Al recuperar el control y el conocimiento, sintió una herida de bala en su espalda, debajo del hombro, aunque no creía que sería tan grave, aunque le molestaba mucho. Luego miró a su alrededor para ver todos los cadáveres de garak que estaban allí. Orz no le dijo nada, por lo que Michael asumió que, así como él perdió el conocimiento, ahora fue turno de su compañero. El funcionamiento de dos mentes unidas en el mismo cuerpo era un misterio que él no podría resolver.

    Luego de ver que no había nadie más con vida, fue a buscar a Alicia. Tras una breve búsqueda, encontró la cápsula donde Alicia se encontraba. Michael no sabía cómo abrirla, y como Orz había destruido las demás máquinas, le sería imposible hacerlo a mano. El soldado se acercó al garak que tenía armadura, tomó sus guantes y se los puso, y luego de recordar cómo era el mecanismo para activar las funciones de liberación de calor, lo encendió. Se acercó con a la cápsula, y fundió con sumo cuidado el vidrio que la cubría. Tras considerar que había hecho un hueco lo suficientemente grande, apagó el calor de los guantes y rompió los cristales restantes con los mismos, sin sufrir daños en las manos. Tras haberlo hecho, Michael se sacó los guantes y luego tomó a Alicia para sacarla de esa cápsula con mucho cuidado. El soldado del Zenith la veía, totalmente inconsciente, pero podía sentir su respiración, cosa que lo tranquilizó mucho.

    — Lo logré, Alicia — Michael le dio un abrazo a su novia, quien no tenía idea de lo ocurrido por estar inconsciente — Todos ya están muertos… Ahora te llevaré de vuelta a casa conmigo.
     
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    Manuvalk

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    El mejor capítulo de ésta tercera parte hasta el momento, al menos para mí. Ya lo dije anteriormente, a veces la trama de un único personaje interesa mucho más en cierto punto de la historia que la trama general, y así está siendo desde mi punto de vista. Fíjate si es así, que Black Meteor no ha tenido ni que aparecer en el capítulo y casi que ha valido la pena. Era comprensible que apareciera un poco el resto del grupo del Zenith, pero éste capítulo ha sido de Michael... y de Orz. No me esperaba ni de lejos que planeases unirlos de la forma en la que lo han hecho, y pese a que tengo dudas y me preocupa que Orz no sea de fiar, creo que la unión es más para bien que para mal.

    Es una ventaja increíble tener una segunda conciencia consciente de sí misma que te da indicaciones, te da conversación y además te puede dar una gran variante en combate adueñándose de tu cuerpo para pelear. Ahora mismo creo que Michael, gracias a Orz, es el humano más peligroso de todos. Basta con dejar que Orz pelee, y ya. Además, si Michael pudiera copiar los movimientos de su huésped, ni sería necesario el cambio de control, pero claro, eso dejaría a Orz en un segundo plano y ahora mismo no tendría sentido. Así como está, es increíble. Lo único que me preocupa es que Orz pueda tener acceso a los recuerdos de Michael y con ello a toda la información de éste, mientras que el humano no puede hacer lo propio con la mente de berrod. Solo espero que Orz no sea un capullo y quiera joder con eso.

    La pelea ha sido espectacular y Likar a muerto. Su muerte me es indiferente, la verdad, porque no le había cogido apego ni rencor, pero se ha podido notar las ganas que Orz le tenía y han hecho que leer el combate fuese muy intenso. Parece que la armadura de Zenith es bastante resistente y eso es bueno saberlo, pues un solo humano se ha cargado a treinta garak, que no es decir poco. En definitiva, ha sido increíble.

    Añadiré el hecho de que parece que Thomas y Gwyn van a intentar empezar algo en el futuro, y me alegra por ellos. Sin embargo, aún está pendiente lo que hizo Thomas que provocó la muerte de Harold y la captura de Julie en la parte uno. Sé que eventualmente confesará o se sabrá, y quizá eso joda el intento de relación que pretende con Gwyn.

    Sin nada más que decir, esperaré al próximo con entusiasmo. Un saludo, amigo.
     
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    Poikachum

    Poikachum Gurú Comentarista empedernido Usuario VIP

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    No me esperaba esa última pelea, la verdad es que ha sido una gran pelea, la he escuchado con música de dbz y todo xD. En todo momento me he podido imaginar los movimientos de ambos, la muerte de Likar se veía venir y ahora tiene a Alicia. Orz ha demostrado saber como pelear, como hacer el mayor daño, no me esperaba lo de la nave y luego contra el edificio.

    Ahora que ya la tiene toca volver a la Tierra aunque creo que cuando vuelva pueden ser atacados por sus compañeros al no usar una nave de la Tierra, o que vaya por otro camino cuando sus amigos vayan por otro diferente y no se crucen. No se...haya tantas posibilidades.


    En cuanto a Orz, creo que puede ayudar mucho en el futuro a Michael y a los demás. No hay mucho que destacar ya que te han comentado todo en el comentario anterior y este capítulo ha sido especialmente sobre un personaje.

    Sin más que decir, hasta la próxima :D
     
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  11. Threadmarks: La misión de rescate
     
    Agus estresado

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    Muy bien, ya es tiempo de publicar el capítulo 14 de la historia. Luego de este, y de los siguientes tres capítulos que vendrán después, voy a hacer la pausa hasta enero. No tengo demasiado que explicar, y lo que menos quiero ahora es quitarles tiempo de lectura. Así que procederé a dejarles el capítulo.

    Agradezco a todos los que lean la historia, ya sea que comenten o no. Ahora, aquí tienen el capítulo.



    La misión de rescate:


    La nave del Zenith finalmente estaba acercándose al planeta Tgarak. Todo el equipo del Zenith tenía puesta las armaduras, y llevaban las armas de asalto listas para un enfrentamiento. Todos ellos supusieron que los garak les iban a dar una pelea intensa, pero eso no los detendría. Para ellos, rescatar a Michael y a Alicia, y evitar que los garak pudieran tener acceso a la información que ellos tuvieran era la prioridad principal. El comandante los reunió a todos en la sala de comandos. Estaban por llegar al planeta, y en nada más de cinco minutos, entrarían en su atmósfera.

    — Me encargaré de alejarme lo más que podamos de aquel edificio — les informaba el comandante Richard a los soldados, quienes estaban muy atentos a las órdenes que iban a recibir — No podemos arriesgarnos a que derriben nuestra nave. Ya la conocen, y tras habernos llevado a Alicia, estoy seguro de que intentarán derribarnos apenas nos vean. Vigía ya está preparado, solo conéctense para poder ver todo lo que pueda capturar desde el aire.

    Los soldados del Zenith obedecieron, y conectaron las pantallas de sus armaduras a la cámara de Vigía. Una vez que descendieran en el planeta, el dron volaría alto y lo utilizarían para reconocer el terreno. Desde la vez en que las criaturas hostiles los atacaron, Vigía nunca más fue utilizado en una exploración. Aunque con los pocos planetas habitables que habían encontrado, no era ninguna sorpresa.

    Todos los soldados estaban esperando por el momento de aterrizar para rescatar a Michael y a Alicia. Más que nada Devlin, quien se notaba muy nervioso porque su hermano pudiera haber sido asesinado. Erin lo notó, y lo que menos quería era que Devlin se sintiera de esa forma, ya que podría afectar su rendimiento en la misión.

    — No te pongas nervioso — le decía la chica, tomándolo de los hombros — Encontraremos a Michael a salvo, y lo traeremos de vuelta con nosotros.

    — Gracias por estar a mi lado, Erin — Devlin apreciaba cada vez más la conducta de su novia — Desde el primer momento has estado conmigo.

    — Todos nosotros estaremos ahora contigo, Devlin — decía Ace, sabiendo lo mucho que significaba Michael para él — Michael y Alicia son nuestros compañeros, y es nuestro deber ayudarlos en todo momento. Si los garak intentan lastimarlos, lo pagarán caro.

    — Es importante que todos mantengan la calma durante la misión de rescate — informaba Thomas, con un doble sentido para sus palabras — Si dejan que los sentimientos los dominen, podrían terminar tomando una decisión que lamentarán toda su vida.

    Gwyn ya había escuchado esas palabras. Si bien, no le interesaba que Alicia sobreviviera, consideró que eso no hablaba muy bien de ella. Desearle el mal a una chica a la que le mataron a toda su familia y que luego tuvieron cautiva en otro planeta era algo que le repugnaba. Ella no era así. Estaba enojada con ella por interferir en su relación con Michael, pero, al fin y al cabo, Alicia era una humana, y los garak eran una especie muy peligrosa y llena de mentiras. No podía permitir que sus sentimientos le afectaran. Además de que Michael se sentiría devastado si le quitaran a alguien a quien quiere mucho otra vez. Por el amor que ella tuvo antes de esa situación, ella juró que haría lo posible por salvarlos.

    Thomas veía a Gwyn, y lo que más deseaba era que sobreviviera. Ahora que ella se había dado cuenta de la clase de persona que era Michael, él tendría una oportunidad para estar con ella. No sería de la forma en la que él lo hubiera querido, pero eso era mejor que nada. Michael se había fijado en alguien más, y ahora Gwyn se dio cuenta de que era Thomas quien siempre se preocupó más por ella. En cierta forma, era lo mejor para todos. Sin embargo, antes de pedirle a Gwyn que ella y él pudieran empezar algo, debía confesar la verdad. No era correcto seguir ocultando algo que todos debían saber.

    Agustina se acercó a Ace desde atrás, tocándole el hombro derecho. El soldado se dio vuelta, y antes de que se diera cuenta, su novia le dio un beso apasionado en la boca. Ciertamente estaba preocupada por él, y no quería dejar pasar un momento sin mostrarle el afecto que le tenía, en caso de que esa fuera la última vez.

    — Ten mucho cuidado — le decía Agustina, susurrándole al oído para que nadie lo escuchara — No te pongas en peligro para salvarme. No quiero que te pase lo de la última vez.

    — No volverá a pasar — Ace contuvo a su novia — Esta vez seré más precavido con lo que hago. Y no tienes que preocuparte por mí. No voy a dejarte sola.

    — Soy tu novia, es mi trabajo preocuparme por ti — Agustina no se sentía muy cómoda con el exceso de confianza en las palabras de Ace.

    — Y yo soy tu novio, y tu líder — respondió Ace, muy seriamente — Mi trabajo es preocuparme por todos, y especialmente por ti. Si algo te pasa, mi deber es morir por ti. Es para eso para lo que me elegiste.

    — Te elegí para que dieras ordenes al grupo en caso de que a Richard le ocurriera algo, no para que te mueras — Agustina le dio un abrazo, pensando que no podría convencer a Ace de no ponerse en peligro — Prométeme que no morirás.

    — Te lo prometo — Ace correspondió el abrazo — Te prometo que ninguno de los dos morirá.

    Ace realmente apreciaba la preocupación que Agustina le mostraba. Sin duda alguna, era la primera persona que se preocupaba tanto por él en toda su vida. Después del incidente en Fientlig, Ace supo que ella no estaría tranquila con facilidad ante una misión como esa. El soldado la abrazó con fuerza, para hacerle saber que la quería mucho, y que no tenía intención en apartarse de su lado.

    Richard estaba feliz de ver el espíritu de unión que había entre sus soldados. Hubiera deseado que Michael no hubiera sido tan imprudente de ir solo al planeta Tgarak. Si se hubiera quedado con el grupo, sería un miembro más en el equipo de rescate, y no un objetivo más que rescatar. Después de que todo estuviera solucionado, Richard hablaría con él para darle un castigo ejemplar.

    La nave aterrizó, y no hubo rastros de ninguna clase de disparos dirigiéndose hacia ellos. Se sintieron aliviados, pero ahora les tocaría la lucha en contra de los garak, algo que no sería muy sencillo.

    — ¡Todos preparados! — ordenó Richard preparando la nave para la salida.

    La compuerta de salida se abrió, y el dron Vigía fue el primero en entrar en contacto con el lugar. Richard lo programó para que se adelantara poco a poco, de manera que podrían ver el entorno mientras avanzaban. El comandante bajó de la nave, seguido por el líder del equipo. Agustina y Thomas fueron tras él. Y al fondo fueron Erin, Devlin y Gwyn. Los soldados y el comandante caminaban por el planeta con la guardia siempre en alto. Ante cualquier cosa sospechosa que Vigía pudiera detectar, ellos dispararían sin pensárselo dos veces.

    Para sorpresa de todos ellos, el camino hacia el edificio, el cual se veía a lo lejos, estaba despejado. Sin saber por qué no enviaron a un grupo de soldados a su encuentro, el grupo empezó a sospechar que algo raro estaba pasando. La situación era favorable, pero sospechosa al mismo tiempo. Richard y el resto avanzaban con cautela, sin embargo, no había motivos para seguir avanzando de esa forma.

    Tras varios minutos de recorrido, Vigía llegó a la entrada del lugar. Todo el equipo del Zenith vio manchas de sangre y restos de cuerpos de garak en el suelo, junto con una nave estrellada en el edificio. Era una nave que ellos no conocían, y creyeron que no sería de los garak, esto debido a que nunca habían visto una, excepto la nave silenciosa.

    — ¿Qué demonios ocurrió? — preguntaba el comandante, sin entender nada.

    — Pudieron haber sido atacados por los berrod — supuso Agustina, apresurando conclusiones y temiendo lo peor — ¿Qué tal si los atacaron y no pudieron detenerlos?

    — ¡Maldita sea, no! — Devlin estaba muy preocupado por su hermano — ¿Y si están luchando ahora mismo y es por eso que no han atacado nuestra nave, o a nosotros? ¡Tenemos que ir ahí y salvar a Michael y a Alicia!

    — Si los garak y los berrod están luchando entre sí, es una oportunidad perfecta para asesinarlos a ambos — dijo Ace, creyendo que sería lo mejor — Por lo que hemos aprendido, no nos conviene que ninguno de ellos gane el enfrentamiento.

    — Ace tiene razón, hay que mantenerlos a todos alejados de la Tierra — Richard estaba de acuerdo con su idea — ¡Pasemos al ataque y matémoslos a todos! ¡Ellos no estarán esperando un ataque sorpresa!

    Richard y el resto del equipo comenzaron a correr hacia el edificio. Habrían deseado contar con alguna clase de vehículo terrestre que pudieran usar, pero en planetas donde las gravedades son muy diferentes a la de la Tierra, los vehículos no serían muy eficientes. Además, con la resistencia que obtuvieron tras haber recibido la primera exposición a la radiación, podrían soportar una corrida hacia el edificio, y luego un enfrentamiento contra los garak y los berrod. Después de todo, al tomarlos por sorpresa, eliminarlos sería muy fácil.

    Tras varios minutos de correr, el equipo del Zenith llegó hasta el edificio. Ahora quedaba decidir la estrategia de entrada. El lugar estaba muy tranquilo, y no se escuchaba ninguna clase de disparos. En caso de que hubiera habido un enfrentamiento, este ya había terminado.

    — Yo entraré primero y avisaré por radio a los demás — se ofreció Ace, sabiendo que era su deber como líder.

    — Iré contigo — Agustina se rehusaba a dejarlo solo — Entramos juntos, y en caso de que algo salga mal, nos cubriremos mutuamente.

    — No es una mala idea, Ace — Gwyn apoyaba la idea de su compañera — Deja que ella te acompañe.

    — Solo quédate cerca de mí, y si algo sale mal, corre a una cobertura — decía el líder del equipo.

    Para permitir la entrada, Devlin disparó su arma contra la puerta, de esa forma, se asegurarían de que podrían derribarla en caso de que estuviera protegida con algún mecanismo. Ace cargó contra la puerta, dándole un fuerte golpe, y derribándola con facilidad dado al estado en el que estaba. Agustina entró inmediatamente tras él. Mientras ellos dos exploraban el interior del edificio, Richard, que no dejaba de mirar lo que Vigía captaba desde las alturas, les dijo unas palabras a los soldados.

    — Escuchen, no veo la nave que Michael robó por ningún lado — Richard ponía una expresión seria al seguir viendo su pantalla — Y Michael no se ha vuelto a comunicar con nosotros.

    — ¿Qué está queriendo decir con eso? — Devlin no sabía a lo que se refería el comandante.

    — Que hay posibilidades de que la nave se haya destruido en el espacio — a Richard no le gustó esa posibilidad — Y que Michael haya muerto.

    Todos ellos quedaron horrorizados al escuchar algo así. Aunque no les agradaba la idea, la posibilidad estaba. Devlin apretó el puño con fuerza, sintiendo mucha impotencia por el accionar de su hermano. Ya sea que estuviera vivo o muerto, Michael fue muy imprudente, y eso no le gustaba. Ignoró por completo el hecho de que eran un equipo, y decidió actuar por su propia cuenta. Ahora solo quedaba la esperanza de que Michael estuviera dentro del edificio de alguna forma, pero mientras Richard vigilaba el sitio con el dron, esas esperanzas se reducían.

    Ace y Agustina vieron que la mayoría de las luces estaban apagadas, pero no por un corte de energía, sino por haber sido destruidas. Ante la poca iluminación, los soldados encendieron las linternas que venían equipadas en las armaduras. Lo primero que vieron al entrar fue varios cadáveres de garak en la sala. Sabían que habían sido atacados por alguien, y lo más lógico de pensar es que eran los berrod. En consideración con esto, ambos se acercaron a la pared y se mantuvieron pegados a la misma mientras avanzaban. En caso de ataque, lo mejor sería no avanzar por el medio. La pareja de soldados se hablaba en voz baja para evitar ser detectados.

    — Son muchos cadáveres — decía Agustina, mirando la masacre que había en el lugar — ¿Crees que quede algún garak con vida? No escucho más disparos.

    — Ojalá se hayan matado entre todos — Ace expresaba sus deseos — Pero lo dudo mucho. Los tres que nos atacaron a nosotros no morirán tan fácil.

    — Creo que uno de ellos lo ha hecho — la chica señaló a un cuerpo que estaba tirado en el medio del lugar.

    Cuando Ace lo miró, reconoció la armadura que portaba. Claramente era uno de los tres que habían atacado la Tierra para llevarse a Alicia. El soldado no sabía si sentirse aliviado porque ahora solo deberían lidiar con dos de ellos, o preocupado porque existiera alguien capaz de matarlo.

    — Los cuerpos terminan aquí — Agustina observó que él era el último cadáver en el lugar.

    — Mira las máquinas — Ace miraba a su alrededor, contemplando la destrucción del lugar — Todas están destruidas. Esto tiene que ser obra de los berrod. Nadie más le haría esto a los garak.

    — ¿Qué crees que haya ocurrido con Michael y Alicia? — preguntaba Agustina, queriendo saber la opinión de su novio.

    — Si los berrod o los garak se los llevaron a otro lugar, me temo que no tendremos formas de salvarlos — Ace expresaba preocupación — Ni siquiera sabemos en donde se encuentran sus planetas principales, y para cuando lo descubramos, podrían estar muertos.

    Los dos soldados se hicieron la idea de que no podrían encontrar a sus amigos con vida, al menos no en circunstancias como esa. Sin embargo, su suposición cambiaría en minutos. De pronto, empezaron a escuchar pasos acercándose. Ambos soldados decidieron que lo mejor sería no acercarse, y dejar que quien fuera que estuviera caminando se acercara a ellos en su lugar. Los pasos iban despacio, y cuando tuvieron al frente al causante de los mismos, se llevaron una sorpresa muy agradable al ver que Michael estaba frente a ellos. El soldado portaba un arma extraña, y una armadura que era casi de su tamaño. Ace y Agustina estuvieron muy felices de ver a su compañero con vida.

    — ¡Michael! — Agustina corrió y abrazó a su compañero, aliviada de encontrarlo con vida.

    — ¡Sobreviviste al final! — Ace estrechó las manos con su soldado — ¡¿Qué fue lo que pasó aquí?!

    — Lo que ustedes han visto — respondió Michael, sin saber qué era lo que debía decir, pero improvisando una declaración creíble — Vine a este planeta y asesiné a los garak para salvar a Alicia.

    — ¿Dónde está Alicia? — preguntó Agustina, preocupada por la chica.

    — Está inconsciente — respondió el soldado — Apenas hace diez minutos que terminé mi pelea contra ellos. Quería esperar a que despertara para irme de aquí, pero cuando escuché que le habían disparado a la puerta, decidí entrar en alerta.

    — ¿No hay más berrod o garak en este lugar? — preguntó Ace muy asombrado — ¿Tú mataste a todos estos garak por tu propia cuenta? — Michael asintió, dejando confundido al soldado — ¿Cómo lo hiciste? ¿Y en donde dejaste la nave humana que robaste?

    — Ayúdenme a llevar a Alicia a la nave y les explicaré todo — pidió el soldado.

    — Agustina, avisa a los demás que vamos a salir — ordenó Ace — Michael seguro estará cansado, así que ayúdalo a caminar si lo necesita. Yo cargaré a Alicia hasta afuera.

    — Habla Agustina — respondió la chica comunicándose con sus compañeros — Michael y Alicia están vivos. Los garak están muertos. Vamos a salir y a regresar a la nave.

    — También deberíamos llevarnos esto — Michael les mostró a sus compañeros los guantes garak — Estudiarlos y aprender a crearlos nos vendría muy bien.

    Los dos soldados asintieron. Michael estaba bien para caminar, por lo que no necesitó ayuda. De esa forma, Agustina y Ace tomaron a una inconsciente Alicia y empezaron a llevársela hacia la salida del edificio. Estaba claro que Michael debería explicar un montón de cosas.

    […]

    Frans y su grupo se encontraban en la base militar. Los siete soldados estaban a punto de tener un combate muy similar al que los soldados tuvieron hace un año atrás. Todos se enfrentarían con todos, con la diferencia de que ahora lucharían con las armaduras y los cascos puestos. Sería una forma de probar su resistencia. Ya habían estado practicando su puntería, y ahora les tocaba el combate, en caso de que los soldados de Zenith opusieran resistencia cuerpo a cuerpo. Dado a que las balas comunes eran más fuertes que las que estaban hechas de calor, los soldados portarían esa clase de rifles en la misión. Y como esa munición se les podría terminar tras un enfrentamiento, lo mejor sería entrenar la lucha cuerpo a cuerpo en caso de necesitarla.

    Dado a que ahora iban a luchar con las armaduras puestas, los golpes en cualquier parte del cuerpo eran válidos. La forma de perder era caer al piso, por lo que la habilidad en la batalla sería muy importante para mantenerse en la pelea.

    Cada uno de los soldados analizaba en silencio para elegir su objetivo antes del combate. No sabían quién estaría de pie a medida que el combate se desarrollara, por lo que simplemente podían elegir a su primer objetivo. La elección correcta podría determinar quién seguía o no en el combate.

    — Shun me las va a pagar por creer que soy más débil que él — Stuart tenía decidido atacarlo primero — Finalmente tengo la oportunidad de darle una paliza.

    — Es hora de que te devuelva el trato que me diste — Natasha miraba con rabia a Shun — No puedes golpearme y luego salirte con la tuya.

    — Paul no se atreverá a pelear conmigo — Casey pensaba que él sería indicado para empezar a pelear — Será fácil.

    — Shun es un soldado fuerte — Xander reconocía el potencial de su compañero — Pero sé que Natasha quiere tener una venganza por lo de antes. Es un desperdicio atacarlo a él o a ella primero. Claire será mi objetivo. Será una forma de analizar si ella realmente está preparada para esto.

    — Xander debe estar pensando en venir por mí — Claire podía leer la mente de su novio con solo mirarlo al rostro — Seguro que nadie irá contra él de entrada por ser el más fuerte. Así que creo que me toca a mí.

    — Le mostraré a Casey que ya no me importa lo que haga — Paul eligió a la chica como su objetivo — La derrotaré a ella, y luego veré que hago por mi cuenta.

    — Natasha, estoy deseoso de darte una paliza otra vez — Shun atacaría a su ex novia — Sé que vas a venir a buscarme apenas de inicio el combate. No dejaré que ganes. Esta vez no voy a ser gentil.

    Frans los miraba atentamente. Sabía que todos ya habían terminado de decidir, por lo que decidió dar inicio al combate. El comandante dio el grito de inicio, y los siete soldados marcharon uno contra el otro.

    Shun fue corriendo contra Natasha, mientras que la chica hizo lo mismo con él. El soldado estaba feliz por eso, y decidió dar inicio a la pelea. Shun arrojó un puñetazo con su mano derecha, el cual fue bloqueado por Natasha, que utilizó su codo. Acto seguido, la chica lanzó un codazo con su otro brazo, el cual Shun interceptó con su otra palma. Antes de poder realizar otra acción, Shun recibió una patada en la espalda, la cual fue cubierta en parte por su armadura. Al voltear rápido su cabeza, vio a Stuart detrás, quien le lanzó un codazo. El soldado reaccionó a tiempo y atacó a Stuart de la misma forma, provocando un choque entre sus codos. Natasha se aprovechó de su distracción, y le encajó un puñetazo en la cabeza, el cual no le dolió mucho a Shun por el casco.

    — Mierda, los dos vinieron por mí — Shun lanzó un puñetazo al abdomen de Natasha.

    La chica recibió el golpe, pero no fue tan duro, y solo terminó retrocediendo un paso. Stuart vino desde atrás de Shun y le dio dos puñetazos a la cabeza, para después intentar derribarlo con una patada a los tobillos. Shun se arrojó al suelo con un salto para evitar que la patada de Stuart lo derribe, e inmediatamente se levantó y le dio un golpe de puño en la mandíbula, que apenas le causó algo de daño a su compañero. Stuart atacó a Shun con una lluvia de puñetazos, los cuales Shun esquivaba moviendo sus piernas como la rutina de Frans lo indicaba. Tras su derrota contra Casey, Shun repasó esos movimientos, y le estaban sirviendo para esquivar los ataques de Stuart. Sin embargo, Natasha llegó corriendo desde atrás de Stuart, pasó a su lado con rapidez y después le lanzó una patada al pecho que no pudo ser bloqueada ni esquivada. Shun la recibió, y ahora retrocedió más que antes. Natasha y Stuart simplemente querían derrotarlo, y no les importaba cooperar para hacerlo. Shun se dio cuenta del problema en que se había metido, por lo que se fue a atacar a Xander y a Claire. Si sus compañeros lo querían ver derrotado, tendrían que esforzarse y derrotar a los más fuertes primero.

    Casey tenía planeado tomar a Paul por sorpresa, pero la sorpresa terminó llevándosela ella al ver que su compañero se acercó hacia ella. Al no esperar algo como eso, Paul le encajó un codazo en la cabeza, el cual la hizo retroceder varios pasos. Luego de eso, el soldado arrojó una patada al estómago de la chica. Nuevamente retrocedió ante los golpes. Casey no sabía que ocurría, pero decidió que lo mejor sería pelear. Ella le lanzó un puñetazo a Paul, quien lo esquivó inclinando el cuerpo hacia un costado, y luego respondió con otro puñetazo al cuello. Los golpes apenas dañaban a Casey, pero estaba impacientándose por no poder golpear a su compañero en el combate. Paul sabía que tenía la pelea ganada, por lo que empezó con una lluvia de golpes, que la chica bloqueaba de forma rápida, pero no efectiva, porque cada golpe abría una brecha que Paul estaba aprovechando. Finalmente, el soldado le dio una patada en el estómago a su compañera, quien no podía creer la fuerza que tenía, y su habilidad en combate. Viendo que estaba siendo acorralada, decidió confundir a Paul. La chica corrió hacia él y luego le sujetó el cuello con ambos brazos. Paul no esperaba un ataque de ese estilo, por lo que terminó atrapado por su compañera.

    Teniendo a Paul a casi nada de distancia, Casey comenzó a darle patadas en la boca del estómago, de la misma forma que hizo contra Shun cuando lo enfrentó. Sin embargo, los golpes que estaba dando causaban un daño medio contra el soldado dado a la armadura que tenía. Paul sufría un poco con cada golpe al estómago, pese a la gran resistencia de la armadura, por lo que decidió evitar recibir más daños. El soldado usó sus brazos para hacer que Casey lo soltara, y luego levantó su pierna dándole una patada en la cabeza, lo que aturdió a Casey por breves momentos. Aprovechando su oportunidad, le dio una patada en el estómago y luego juntó ambas manos para darle un golpe en la cabeza, con lo cual ella terminó cayendo al suelo.

    — Casey queda fuera — indicaba el comandante Frans, indicándole que debía moverse del campo de batalla.

    La chica no entendía lo ocurrido, dado a que creyó que Paul no iría por ella. Sin embargo, esto la llevó a pensar que tal vez Paul se enteró del trato que ella había tenido con Shun, y que decidió dejar de intentar llamar su atención a cada rato. Esa actitud despertó un poco el interés de Casey en su compañero. La chica ni siquiera estaba enojada por lo que ocurrió, y decidió ver hasta donde era capaz de llegar Paul en esta batalla real.

    Shun atacó tanto a Claire como a Xander, sin lograr acertar un golpe contra ninguno de los dos, pero claramente había llamado la atención de ambos. La pareja de soldados quería luchar entre ellos en paz, por lo que decidieron que ambos sacarían a Shun del medio. Natasha y Stuart vieron eso, y decidieron intervenir para evitar que Shun fuera eliminado por ellos.

    — Lo siento, chicos, pero le debo una paliza a Shun — Natasha fue contra Claire.

    — Maldición, ¿qué es lo que están haciendo? — pensaba Xander mientras veía como Stuart iba contra él.

    Shun vio como Stuart y Natasha atacaban frenéticamente a Xander y a Claire. En un principio, la pareja de soldados no estaba teniendo el control de la batalla. El pasar de luchar entre ellos, a enfrentar brevemente a Shun, y ahora a sus otros dos compañeros fue algo confuso, y estaban teniendo dificultades. Stuart logró darle un golpe en la cabeza a Xander, y luego empezó a lanzar varios puñetazos, los cuales el soldado se esforzaba por bloquear. Stuart lograba hacer que Xander retrocediera, pero con cada ataque interceptado, Xander iba recuperando el control de la pelea. Shun decidió sacarlo del medio antes de perder esa oportunidad. El soldado se puso detrás de él y corrió a gran velocidad. Al acercarse, se deslizó en el suelo mientras levantaba sus dos piernas para dirigirlas contra el soldado más hábil del escuadrón. Shun pateó ambas piernas de Xander desde atrás, y un golpe de Stuart logró terminar el trabajo, y provocando que este cayera al suelo.

    — Xander queda fuera — el comandante Frans no podía creer que el mejor soldado del equipo fuera el segundo en caer.

    Claire estaba en la misma situación. Dada la confusión del combate, la chica se veía acorralada por Natasha. Esta última le lanzó una patada al costado, la cual Claire bloqueó levantando el brazo. Sin embargo, Paul imitó las acciones de su compañero, llegando corriendo desde atrás de Claire y dándole una patada igual a la que le dio Shun. La chica cayó al piso, y ahora dos de los mejores soldados habían quedado eliminados de la pelea.

    — Claire queda fuera — Frans no dejaba de sorprenderse a medida que avanzaba el combate.

    Natasha quedó cara a cara contra Paul, mientras que Shun quedó cara a cara con Stuart. Casey miraba con asombro la forma en la que Paul empezaba a luchar, mientras que Xander y Claire estaban furiosos por no haber podido terminar su combate.

    La última chica que quedaba de pie empezó a pelear contra Paul, quien había recibido algo de daño en su pelea contra Casey. Natasha y su rival empezaron un intercambio de golpes que estaba cansándolos a ambos. Un golpe de parte de uno, y una patada de parte del otro estaban haciendo el trabajo. Fue así que a Natasha se le ocurrió algo. Tomó su mano y apuntó al tobillo de Paul para después dejar salir un fragmento de energía. El soldado no esperó un ataque así, por lo que retrocedió desesperado procurando que la energía no lograra alcanzarlo. Natasha se aprovechó de eso y se acercó a él rápidamente, encajándole un rodillazo en el estómago que provocó que se inclinara, para después tomarlo del cuello y lanzarlo a un lado. Paul cayó al suelo, lo que quería decir que había perdido.

    — Paul queda…

    — ¡Esperen! ¡Ella usó energía! ¡Eso no estaba permitido! — Paul interrumpió al comandante.

    — Nunca dijimos que la energía estaba prohibida en el combate — Frans decidió no hacer caso al reclamo de Paul — Además, ella no logró golpearte con su energía. No has corrido peligro. Así que es un movimiento legal.

    — Es bueno saberlo — Shun se puso feliz de enterarse.

    Teniendo cuidado de no lastimar mucho a su compañero en lo que era un entrenamiento, el soldado disparó un fragmento de energía contra su estómago. Este dio un golpe contra la armadura, provocando que se hundiera un poco y lastimara de forma leve el estómago de Stuart. Shun corrió hacia él, saltó al acercarse y le dio una patada en la cabeza. Stuart cayó al piso por el golpe.

    — Stuart queda fuera — Frans admiraba la forma de pelear de Shun.

    Nuevamente, todo se reducía a Shun y a Natasha. Ambos soldados volvían a ser los últimos en pie para enfrentarse. Pero ahora ellos ya no eran pareja, y no tenían intensiones de ser blandos uno con el otro. Ahora no usarían energía y lo resolverían todo a los puños. Los soldados se acercaron mutuamente para empezar el combate final.

    Shun lanzó un golpe, el cual Natasha logró interceptar con su mano, para después lanzarle una patada a la espinilla. Shun la recibió, pero no le causó un mayor daño. Aprovechando que Natasha lo tenía agarrado desde muy cerca, Shun le encajó un rodillazo al estómago, y luego una patada en la espinilla similar a la que ella le dio. Natasha se cansó un poco por la pelea contra Paul, por lo que no estaba en las mismas condiciones que Shun. El soldado atacó dando un codazo, un rodillazo, y luego un golpe de puño, todos dirigidos al estómago de Natasha. La chica se inclinó un poco por el dolor de ambos ataques. Shun agarró su cabeza con ambas manos y luego le pegó un rodillazo en la misma, aturdiéndola momentáneamente. Para terminar rápido, se agachó y dirigió una patada a ambas piernas de la chica, las cuales la terminaron derribándola.

    — Parece que Shun vuelve a ganar — Frans se sorprendió de que Shun lo consiguiera, pero luego se dio cuenta de su estrategia — He visto que él ha vuelto a usar los movimientos que yo detallé en la rutina. Tal vez les vendría bien repasar un poco antes de que demos inicio al ataque al Zenith.

    Shun estaba orgulloso de sí mismo por haber logrado encontrar una estrategia para poder ganar el combate. Estaba seguro de que ahora podría eliminar a Ace cuando se enfrentara a él, y eso era lo que más quería. Natasha y Stuart se frustraron al no haber podido darle una paliza a Shun, que era lo que esperaban conseguir en esta batalla.

    Paul supo reconocer que su compañero era merecedor de la victoria, aunque no le agradara del todo. Mientras tanto, Casey empezó a mirar a Paul de una forma distinta. El soldado ya no actuaba como antes. En realidad, llevaba varios días sin dirigirle la palabra, y ahora fue ella a la que atacó por primera vez. Ciertamente le agradaba ese cambio en la actitud de Paul, pero antes de decidir cualquier cosa, evaluaría su desempeño en la misión contra el Zenith.

    Xander y Claire se sintieron humillados de que una estrategia tan simple como la de Shun fuera capaz de desconcentrarlos y hacerlos perder. Sin embargo, les serviría de lección para no bajar la guardia nunca al estar enfrentando a un enemigo. Después de todo, desconocían el punto en el que realizarían el ataque contra el Zenith, y era probable que sus enemigos intentaran una estrategia similar a esa. Pronto llegaría el momento del ataque, y descubrirían si realmente pasaría de esa forma.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos, amigo. Pese a no ser un capítulo tan frenético e interesante como el anterior, parece que sirve de precedente para lo que se avecina: la batalla de Black Meteor vs Zenith. O al menos, así lo veo.

    No tengo mucho que comentar, simplemente tengo curiosidad por ver como Michael explica a su grupo que ahora comparte cuerpo con Orz, si es que lo termina diciendo. Además, me gustaría ver que sensaciones tiene Orz, que a través de Michael, podrá conocer un poco más a la humanidad y en especial al grupo del Zenith.

    Por otra parte, la pelea de entrenamiento entre los miembros de Black Meteor ha estado muy bien. Me ha entretenido y me ha sorprendido que ganara Shun. También me ha alegrado que Paul haya subido su nivel y eso es señal de que por fin ha dejado de centrarse en ligar con Casey. Ahora parece que Casey tiene curiosidad por ese cambio de actitud de Paul, y quiero ver como evoluciona eso. Me ha agradado que Natasha fuera contra Shun y no esperaba que lo hiciese Stuart, pero ha estado bien.

    Nada más que añadir, espero al próximo con mucho gusto. Hasta el siguiente.
     
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    Poikachum

    Poikachum Gurú Comentarista empedernido Usuario VIP

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    Como bien ya te han comentado todo arriba solo tengo que decir pocas cosas, este capítulo ha sido más explicativo para seguir con la trama ademas de prevenir la guerra entre ambos bandos, con Alicia a salvo de momento no hay nada que tenga que preocupar a las personas de la Tierra aunque algo me dice que interrumpirán en la guerra haciendo que hagan una alianza contra los invasores.

    Las peleas de entrenamiento han sido descritas muy bien y vemos que Shun va mejorando, esperemos que siga así y pueda matar a Ace aunque él muera en el intento, me gusta como va pasando cosas con giros inesperados como que haya un nuevo aliado en la mente de Michael.

    No hay mucho que destacar salvo que tengo muchas ganas de leer lo que esta por venir.

    Un saludo amigo :D
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Título:
    La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo
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    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    31
     
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    Bueno, es el momento de publicar el capítulo 15 de la historia. Con este capítulo ya publicado, solo quedan dos capítulos más para que luego venga la pausa hasta enero. No creo que sea la gran cosa. La mitad de noviembre y todo diciembre deberían pasar rápido por el tema de las fiestas. Cuando menos se den cuenta, LGC volverá y lo seguirán disfrutando.

    Resistance Poikachum agradezco el apoyo y el seguimiento de ambos a la historia. Ojalá disfruten de estos capítulos.

    Por ahora eso será todo. Los dejaré leer tranquilos.


    Mantente escondido:

    Alicia estaba abriendo los ojos. La chica tenía un leve dolor de cabeza tras haber estado inconsciente por un largo tiempo. Una vez que recuperó el conocimiento del todo, miró a su alrededor y vio que estaba tendida sobre una cama, y que Michael, Devlin y Erin la estaban vigilando. La chica estaba muy confundida, dado a que no tenía idea de cómo había llegado hasta ese lugar. Apenas recuperó el conocimiento, Michael la tomó con suavidad y le dio un abrazo con mucho cariño, alegrándose de tener de vuelta con él a su novia. La chica correspondió el abrazo, mientras veía como Erin se retiraba de la habitación. Aún estaba algo cansada, por lo que no hizo preguntas. Unos minutos después, Erin y el resto del equipo del Zenith aparecieron para poder hablar con ella.

    — ¿Cómo estás, Alicia? — preguntó el comandante Richard, queriendo saber su estado.

    — Estoy bien, aunque algo cansada — contestó la chica, intentando hacer memoria — ¿Qué fue lo que pasó? Lo último que recuerdo es que los garak me tomaron y me llevaron a su planeta. ¿Cómo fue que llegué aquí? ¿Acaso ustedes me trajeron?

    — No fuimos nosotros — contestó Thomas, algo intrigado, al igual que ella — Todo esto fue obra de Michael.

    — ¿A qué te refieres? — preguntó Alicia, mirando a Michael sin poder creer lo que escuchaba — ¿Cómo que todo fue obra tuya?

    — Michael llegó a Tgarak, mató a los garak que estaban allí, y luego te rescató para traerte aquí — respondió Ace, explicando la situación — Ahora mismo todos estamos en una nave que va de regreso a la Tierra. Íbamos a ir a rescatarte todos juntos, pero Michael se nos adelantó, tomó una nave y lo hizo por su cuenta.

    — ¿Cómo fue posible? — Alicia miraba a Michael sin entender lo que ocurría.

    — Eso es algo que me gustaría saber a mí también — el comandante Richard increpó a Michael — Michael, cuando lucharon en la Tierra, tengo entendido que eran solo tres garak contra el resto de ustedes, y perdieron. Ahora, tú solo fuiste capaz de matar a todos los que estaban en ese edificio. Quiero que me expliques cómo es posible. No le veo lógica a esto.

    Michael sintió la presión al ser observado por todos sus compañeros. Lo cierto es que él no había luchado contra ninguno de los garak. No podía decirles a sus compañeros que hizo un trato con un berrod para rescatar a Alicia, y mucho menos que lo había dejado entrar en su cuerpo. Si lo hiciera, el Zenith lo analizaría para ver qué tan peligroso era. Además, no sentía la necesidad de hacerlo. Desde que él recuperó el control de su cuerpo, no volvió a escuchar la voz de Orz. Esto llevó a Michael a pensar que su mente reconoció a Orz como un ser externo a su propio cuerpo y lo eliminó. Probablemente no lo volvería a escuchar más. Sin embargo, eso quería decir que debería inventar una historia que fuera convincente.

    — Nosotros no teníamos las armaduras al luchar contra ellos — respondió el soldado del Zenith, sabiendo que todos esperaban respuestas — Ahora que porté una, la lucha fue equilibrada y gané. Y créanme, los garak que estaban en la base no tienen la misma habilidad de pelea que los tres que nos atacaron. De hecho, matarlos fue muy fácil. Con energía suficiente, y portando un arma de asalto cada uno, podríamos eliminar a doscientos de ellos por nuestra cuenta.

    — Pero no encontramos los cuerpos de los tres que nos atacaron — Agustina recordaba ese detalle — Uno de los cadáveres usaba la misma armadura que usó durante ese ataque. Los otros dos no estaban en ese planeta.

    — Creo que eso también influyó en mi victoria — respondió Michael, quien ni siquiera conocía todos los detalles de su batalla — Si los tres hubieran peleado, probablemente yo habría muerto.

    — Escucha, Michael — Richard quería la historia completa — Necesito que me digas que fue lo que ocurrió. Porque no vimos la nave que robaste del Zenith en Tgarak. Y había una nave extraña estrellada en ese edificio. Por un momento creímos que los berrod habían atacado el lugar. Así que quiero que me digas todo lo que pasó.

    Michael sabía que no tenía opción. Afortunadamente, el soldado sí recordaba todos esos detalles, y supo exactamente qué era lo que debía decir. Todos, pero Devlin más que ninguno, esperaban ver cuál sería la respuesta.

    — La nave se colapsó en el espacio — Michael empezó a contar la historia — Tal y como usted lo dijo, comandante Richard. Yo me equivoqué al actuar de esa forma tan imprudente. Por suerte, caí en el planeta Sgarak, el que ellos mismos dijeron que tenía una órbita lejana a Pgarak. Según parece, ese planeta se acerca y se aleja de Pgarak y Tgarak cada cierto tiempo. Tuve suerte de caer ahí. Cuando me atacaron dos garak, matarlos fue sencillo. Robé sus armas y una de sus naves y la estrellé en el edificio para desconcertarlos. Ellos no tenían idea de que era lo que ocurría, y eliminarlos fue más fácil.

    — Así que eso explica cómo fue que los mataste — Devlin estaba asombrado — Creí que sería imposible que un soldado solo fuera capaz de eliminar a todo un grupo de soldados en un edificio. Pero tú lo lograste sin problemas, Michael. Solo recibiste una herida y no fue nada grave.

    — ¿Saliste herido, Michael? — Alicia se preocupó al instante al escuchar a Devlin decir eso.

    — Sí, pero ya está curada — contestó Michael, haciéndole ver que se encontraba bien — No hace falta que te preocupes por esto.

    — Michael, ¿te das cuenta de que vas a tener que explicarle esto a Magnus? — le preguntaba el comandante Richard — Él va a querer saber por qué te robaste una nave, y no va a estar contento cuando le digas que está destruida. Por suerte para ti, era una nave que no estaba en buen funcionamiento. Pero ahora que fue destruida, los recursos que se utilizaron fueron desperdiciados.

    — Magnus entenderá que lo hice para salvar a Alicia, y evitar que los garak obtuvieran información sobre nosotros — Michael se veía tranquilo, sin considerar varios detalles.

    — Pero podríamos haberlo hecho sin destruir una nave que podría haber sido utilizada más tarde — Richard no estaba contento con Michael — Espero que esto no cause que te retiren del equipo, porque eres un soldado muy fuerte.

    — Igualmente, dentro de poco formaremos una alianza con Black Meteor — contestó Erin, viendo el lado positivo — Ellos podrían ayudarnos a construir mejores naves.

    — Eso no justifica la destrucción de una nave — Richard estaba dispuesto a irse del lugar — Pero ya veremos qué opina Magnus al respecto.

    — Esperen un poco — Thomas llamó la atención de todos los presentes — Quiero aprovechar que estamos todos juntos, y que es un momento de tranquilidad para poder confesar algo.

    Las palabras de Thomas captaron la atención de todos sus compañeros. El soldado decidió que no podía dejar pasar más tiempo para poder confesar su secreto. Era el momento perfecto, y ahora que todo había salido bien, ignorando la nave destruida, lo más probable es que no estuvieran demasiado enojados con él. Los más intrigados por la confesión de Thomas eran Richard, Ace y Alicia. La chica no lo conocía mucho, y creyó que sería una oportunidad para tener un acercamiento a la forma de ser de su nuevo compañero. Ace tenía curiosidad de que Thomas decidiera confesarlo a todo el equipo, en lugar de hablar primero con él. Sin duda debía ser algo importante. Mientras que el comandante recordó una charla que tuvo con él en el pasado, y creyó que se referiría a eso. Pero todo estaba por verse.

    Las miradas de todo el equipo se centraban en Thomas, quien podía sentir a todos sus compañeros juzgándolo. Sin embargo, eso no lo asustó, no como antes, y decidió liberar su conciencia de una vez por todas.

    — Esto fue mucho antes de que Ace y Alicia se unieran al equipo — Thomas los puso en contexto — Yo siempre dije que un equipo no debería tener secretos, pero lo cierto es que yo estuve ocultando algo desde hace muchísimo tiempo — todos sus compañeros estaban impacientes por saberlo — Puedo entender que ustedes se enojen conmigo, y la verdad es que tienen todo el derecho del mundo para hacerlo… Yo causé las muertes de Harold y Julie.

    Las palabras de Thomas dejaron helados a todos los presentes. Richard recordó que Thomas le dijo que sentía culpa por la muerte de Harold, pero no entendía por qué ahora había agregado a Julie. Alicia no conocía a ninguno de los dos, pero recordó que Michael le contó que Julie era su prima. Ace no tenía idea de a qué se refería Thomas, por lo que ahora su curiosidad había aumentado. Michael y Devlin estaban a la espera de que Thomas se explicara mejor. Si él realmente había causado la muerte de su prima como decía, se encargarían de hacérselo pagar.

    — ¿A qué te refieres con eso, Thomas? — Gwyn no entendía por qué salió con ese tema de repente.

    — En la primera misión, Richard eligió a Michael como líder del equipo — contestó el soldado del Zenith, recordando con vergüenza sus acciones — Yo no lo podía tolerar. Yo quería ser el líder del equipo, porque me consideraba el mejor soldado de todos. Y como Richard no me daba el puesto, creí que lo que mejor podía hacer era sabotear a Michael. Cuando estábamos buscando un microondas apropiado para poder despertar las bacterias sin matarlas, noté que había soldados de Black Meteor siguiéndonos… Y envié a Harold y a Julie directo hacia ellos. Sabía que les tendrían una emboscada, y aun así los envié hacia ellos. Como consecuencia, Black Meteor capturó a Julie. Harold murió intentando recuperarla, y luego tuvimos un soldado menos para luchar cuando nos atacaron. Si Harold hubiera estado con vida en ese momento, habríamos tenido una ventaja numérica superior, y Julie podría haber sobrevivido. En otras palabras, mis acciones les costaron la vida a dos de nuestros compañeros...

    Todos vieron como Thomas se cubrió el rostro con las manos, dando a entender a todos los demás que sentía mucha vergüenza por lo que había hecho, al punto de no poder mirarlos a la cara. Nadie tenía palabras acerca de eso. Después de que hubiera pasado tanto tiempo desde las muertes de ambos soldados, no sabían cómo debían reaccionar. Aún estaban procesando lo que Thomas les había dicho.

    Ace supo que Thomas estaba sintiéndose mal por eso, y decidió contar su propia versión de la historia para que no se sintiera de esa forma. Después de todo, él también tuvo su parte de responsabilidad en ese conflicto.

    — Thomas, entiendo que te sientas culpable — Ace le habló al grupo, ganándose las miradas de todos ellos — Pero lo cierto es que no es todo como tú lo piensas. Yo elegí a Julie para que fuera nuestro objetivo. Y puedes estar seguro de que no nos íbamos a ir de ese lugar sin capturarla. Incluso aunque no hubieras enviado a Julie y a Harold hacia nosotros, todo habría salido exactamente igual. Tus acciones solo nos hicieron el trabajo más fácil, pero no habrías cambiado nada al no haberlo hecho. Natasha, Stuart y yo éramos claramente más fuertes que ustedes, así que habríamos capturado a Julie de todas formas. Puedo entender que tú creas que eres el culpable de esto, pero te estás equivocando al culparte. En realidad, yo me atrevería a decir que eres inocente.

    Las palabras de Ace tomaron por sorpresa a todo el equipo del Zenith. Thomas se alivió un poco de que Ace hubiera dicho eso, dado a que ya no se sentía del todo responsable por las muertes de sus compañeros. Supo que su comportamiento no fue el adecuado, y nada lo iba a cambiar, pero al menos ahora podría volver a dormir tranquilo por las noches, sin recordar ese momento cada día.

    Devlin sentía algo de furia contra Thomas en un principio, pero luego creyó que no podía criticarlo. Él nunca tuvo una charla de amistad con Harold, y tampoco estuvo con él en el momento de su muerte. No le gustaba admitirlo, pero no le importó mucho que Harold muriera. Y cuando se refería a Julie, Devlin se quedó en su habitación junto con Erin en lugar de ir a pelear con el resto del equipo. Si hubiera tenido el valor de haber peleado, probablemente su prima estaría viva. La realidad era que él se veía más responsable que Thomas y que el mismísimo Ace. No podía enojarse con Thomas por lo que hizo.

    En cuanto a Michael, él sí sentía furia contra Thomas cuando él se confesó. Pero luego de escuchar a Ace, se dio cuenta de que la muerte de Julie fue inevitable. Además, él se robó una nave e incluso hizo un trato con un ser al que apenas conocía para rescatar a Alicia. Él supo que sus acciones fueron imprudentes, y que, si quería criticar a Thomas sin quedar como un hipócrita para él mismo, debería confesar que él y Orz se habían unido, cosa que no veía muy conveniente. Orz debía permanecer escondido a los ojos del equipo entero.

    Erin, Gwyn y Agustina no se vieron muy afectadas por la confesión de Thomas tras las palabras de Ace. Supieron que lo que ocurrió con Julie y con Harold estaba destinado a ocurrir, y que no tenía sentido en buscar culpables ahora. Agustina recordó que, en el momento en el que eligieron a un líder para el equipo, ella eligió a Ace porque sabía que Thomas y Michael no eran aptos para el puesto, y ahora se dio cuenta de que su decisión fue más que acertada. Incluso aunque Thomas no hubiera causado las muertes de Harold y Julie, ese comportamiento no podía esperarse de un líder.

    Alicia, por su parte, estaba intentando pensar las cosas desde su perspectiva. Ella no conoció a Harold ni a Julie, y tras escuchar las palabras de Ace, ya no sabía que debía pensar. Ni siquiera podía imaginarse la situación. Sin embargo, la confesión de Thomas no le importó mucho. Si bien, se sentía mal por Michael dado a que él estimaba mucho a su prima, al no haberla conocido en persona, no podía sentir algo más que eso, pena por otra persona.

    Richard por un momento pensó en que debía castigar a Thomas por lo que hizo, pero luego se dio cuenta de que no tenía sentido. Su soldado ya había aprendido la lección, e incluso, lo ocurrido no fue del todo su culpa, por lo que decidió que solo mantendría una charla para que ya nunca volviera a guardar secretos. Ni Thomas ni nadie más.

    — Escuchen, tal y como dijo Thomas, un equipo no debería tener secretos — las palabras del comandante Richard iban dirigidas para todos — Si alguien tiene algo que confesar, lo mejor será que aproveche este momento para eso.

    El silencio reinaba en el equipo. Nadie tenía un secreto que contar, al menos no consideraban tener algo importante que mereciera la pena ser contado. Pero en ese momento, algo ocurrió dentro de la mente de Michael.

    — Así que estos son tus compañeros — la voz de Orz solo fue escuchada por Michael, quien sintió un escalofrío instantáneo al escucharlo — ¿No vas a presentarme?

    — Orz, ¿qué fue lo que te ocurrió? — Michael podía comunicarse con Orz a través de sus pensamientos, por lo que no era necesario hablar en voz alta — ¿Por qué no hablaste antes? Creí que algo te había pasado.

    — Ni siquiera yo sé que fue lo que ocurrió — contaba Orz, quien le hizo saber que no se había ido a ningún lado — Cuando me otorgaste el control, yo no pude comunicarme contigo. Supongo que pasó lo mismo cuando lo recuperaste. Dime, Michael… no quieres que ninguno de tus compañeros sepa lo que hiciste, ¿verdad?

    — No — Michael fue directo con el berrod — No deben enterarse. Al menos no todavía. Por eso lo mejor será que te mantengas oculto.

    Orz estaba aliviado de que Michael no decidiera revelar el secreto a sus compañeros. Las cosas le resultarían mucho más sencillas si lo dejaba todo como estaba. Justo cuando Michael creía que no tendría que preocuparse más por él, las cosas le cambiaron de repente. Richard y los demás empezaron a retirarse, dado a que estaban en la habitación de Alicia. La única que se quedó fue ella, quien veía que Michael estaba con la mirada perdida.

    — Michael, ¿te pasa algo? — Alicia acarició el rostro de su compañero.

    — No, estoy bien, Alicia — Michael le dio un beso en la mejilla a su novia — Ya no te preocupes por mí. Es más, soy yo quien debería preocuparse por ti. ¿Recuerdas que fue lo que te hicieron los garak? El comandante Richard iba a preguntártelo después, cuando te sintieras mejor. Pero yo no quiero esperar tanto. ¿Tienes idea de qué pudieron haberte hecho?

    — No, no recuerdo nada — Alicia se esforzaba para intentar recordarlo, pero no podía — Sé que me dejaron inconsciente tras haberme subido a su nave, y hasta ahí llega mi memoria.

    — Lo bueno es que nosotros nos encargamos de ellos — Orz hablaba con Michael — ¿Verdad, amiguito?

    — Lo bueno es que ya están muertos — Michael abrazó a su novia, mostrándole que podría contar con él cuando lo necesitara — Dudo que los otros dos vengan a buscarte otra vez. Y si lo hacen, ahora ya no dejaré que te separen de mí.

    […]

    El grupo de Black Meteor estaba reflexionando acerca de los combates que habían librado durante el día. Frans no se encontraba en la base, dado a que había salido para irse a tomar algo, por lo que los soldados se quedaron sin supervisión, aunque no es que la necesitaran en realidad. Xander y Claire estaban en una de las habitaciones. Ambos tenían la mirada en el suelo, y estaban muy frustrados al recordar el combate.

    — No puedo creer que nos hayan derrotado — Xander apretaba los puños con furia — Lo peor de todo es que no usaron una estrategia difícil de adivinar. Sigo intentando descifrar cual fue nuestro error.

    — Nuestro error fue subestimarlos todo este tiempo — le contestaba Claire, apoyando su mano en el hombro de su novio — Siempre les dimos una paliza al pelear contra ellos, y creíamos que éramos los mejores. Supongo que eso afectó nuestro entrenamiento, y fue por eso que nos sorprendieron con una estrategia tan simple.

    — Si nos hubiera pasado en la misión de ataque al Zenith, estaríamos muertos — Xander tomó la mano de su novia — Eso es lo que más me molesta. Hicieron que me imaginara siendo derrotado por nuestros enemigos.

    — Bueno, tuvimos suerte de que aún falta mucho tiempo para que dé inicio esa misión — Claire no era una buena perdedora, pero lo cierto era que podían aprovechar ese momento para mejorar — Así que creo que tenemos tiempo de sobra para entrenar y prepararnos para las estrategias que Zenith va a usar en contra nuestra.

    — Dudo mucho que Zenith nos la complique mucho. Los vamos a atacar por sorpresa. Ni siquiera lo van a ver venir. Antes de que se den cuenta de que están siendo atacados por nosotros, tendrán a cuatro soldados rodeando a cada uno de ellos.

    — Igualmente, lo mejor será no subestimar a nadie más a partir de ahora — Claire supo que era momento de aprender de los errores — Recuerda que creímos que luchar contra las bestias que atacaron al Zenith sería fácil, y mataron a Brandon. Creímos que con la energía no tendríamos problemas con nadie más, y una especie desconocida mató a Grace. Y hace poco, nuestros compañeros a los que creíamos como más débiles pensaron en una estrategia simple y lograron vencernos. Es el momento perfecto para poner los pies sobre la tierra, y empezar a pensar que siempre puede haber alguien mejor que nosotros.

    — Tienes toda la razón, Claire — Xander se asombraba del pensamiento de su novia — A partir de ahora, entrenaremos sin descanso. Nos aseguraremos de que nadie pueda volver a vencernos. No si luchamos juntos.

    Mientras la pareja estaba teniendo esa charla reflexiva, el resto del equipo se encontraba reunido en una de las habitaciones. Shun, Casey, Paul, Natasha y Stuart estaban manteniendo una charla tranquila sobre lo que iba a ocurrir luego de que tuviera lugar la misión que iban a realizar, y de que tanto Zenith como Black Meteor se unificaran en un solo país. Todos creían que Magnus y Abel trabajarían en conjunto para tomar las decisiones a partir de ahora, y se imaginaban que la primera orden que deberían cumplir sería integrarse a uno de los equipos del Zenith para explorar el espacio. Lo cierto es que algunos estaban preocupados por ese detalle.

    — Díganme, ¿qué es lo que ocurrirá si tenemos que formar equipo con los mismos soldados del Zenith a los que enfrentamos hace más de un año? — preguntó Paul, quien quería saber la opinión de sus compañeros — Recuerdo que le corté el rostro a Devlin con un vidrio en un enfrentamiento. Esa herida ya debe haber cicatrizado, pero probablemente me guarde algo de rencor.

    — ¿Crees que Devlin te guarda rencor por eso? — preguntó Stuart, de forma retórica — Después de lo que yo le hice a su hermana, Michael y Devlin probablemente quieran darme una paliza.

    — Julie se lo merecía — Natasha sorprendió a todos con ese comentario dicho en forma tan fría.

    — ¿A qué te refieres con qué se lo merecía? — Shun no entendía lo que su compañera quería decir.

    — ¿Qué cosa se merecía exactamente? — Casey estaba igual que Shun.

    — Que Stuart la tratara de la forma en que lo hizo — contestó Natasha, sin contestar exactamente lo que sus compañeros preguntaban.

    — ¿Por qué consideras que Julie merecía eso? — preguntaba Paul — Entiendo que ella fuera nuestra enemiga, pero, ¿por qué merecería un trato así?

    — Julie quiso tener algo con Ace — explicaba Natasha — Cuando le modificamos los recuerdos, lo primero que quiso fue llamar su atención. Y cuando Ace pasó al Zenith, intentó hacer que se fuera con ella.

    — ¿Qué es lo que pasa, Natasha? — preguntó Shun, burlándose de ella — ¿Ya estás pensando en tu príncipe? Dime, ¿Qué pasará si te encuentras con Ace y resulta que tiene una novia? ¿Qué vas a hacer si pasa eso?

    — Yo sé que Ace sigue pensando en mí — Natasha estaba convencida de eso.

    — No te ofendas, Natasha — Stuart iba a decirle algo — Pero si tengo que decirte la verdad, todas las chicas del equipo del Zenith eran más bonitas que tú. Así que creo que Ace no debe estar demasiado aburrido.

    Natasha no se tomó muy bien esas palabras por parte de Stuart, por lo que se puso de pie y lo encaró de frente. Stuart no estaba esperando que ella respondiera de esa forma ante una de sus provocaciones, por lo que se sorprendió un poco.

    — Escucha, Stuart, no estoy de humor para soportar comentarios como ese — Natasha lo tomó del uniforme — Y te recuerdo que tú no te quedaste con Julie porque quisiste jugar con ella en lugar de dejarla inconsciente. Yo no seré una estúpida como tú, y no me distraeré con Ace si él se aparece en la misión.

    — Cometiste un grave error, Stuart — Shun ahora se burlaba de él — Las chicas, o al menos Natasha, odian que les digas que otra chica es más bonita. Así que creo que no has elegido bien tus palabras.

    — ¿Y qué hay de ti? — Natasha le dirigió la mirada a Shun — Te estás burlando de mí ahora, pero hace varios días estabas preocupado por estar conmigo.

    — Es verdad, pero tú decidiste terminar con eso — Shun sonreía, sabiendo que no caería en el juego de las provocaciones — Ya te he superado. Encontré a una chica más linda que tú, y la tienes en frente — Shun se refería a Casey.

    El comentario del soldado dejó muy molesta a Natasha, quien decidió soltar a Stuart y retirarse antes de empezar una pelea. Ella sabía que sus ganas de volver a ver a Ace la estaban dejando impaciente, y que lo mejor podría hacer era calmarse. Stuart ya no quería seguir hablando con ellos. Estaba cansado, y tras lo que hizo Natasha, sus ganas de pelear habían aumentado, por lo que se despidió del grupo para irse a dormir.

    Paul se enojó un poco con Shun, dado a que los comentarios que estaba haciendo no le ayudaban en nada al grupo. Incluso llegó a pensar que el hecho de haber ganado el enfrentamiento que tuvieron le había subido los humos.

    — ¿Por qué haces esos comentarios? — Paul increpó a Shun — Solo divides al grupo.

    — No los estoy dividiendo, los estoy poniendo en su lugar — Shun respondió seriamente, aparentemente, creía en que eso era cierto — Ahora vamos a realizar una misión importante, y lo mejor es que cada uno sepa bien en donde están parados.

    — Llámalo como quieras — Paul no estaba nada contento con él — Pero estás dividiendo al grupo. E incluso aunque realmente estuvieras haciendo lo que dices que estás haciendo, esa no es la manera.

    Paul se levantó y se retiró del lugar, dejando en claro que estaba molesto. Casey lo miró y escuchó atentamente sus palabras. Ella se dio cuenta de que Paul había cambiado en este último tiempo. Ya no estuvo tras ella de forma tan frecuente como antes, y desde que había dejado esa actitud, empezó a creer que Paul había mejorado su actitud como soldado. Y el más claro ejemplo de eso fue cuando él luchó contra ella en el combate. Eso era algo que no estaba esperando, y que claramente la tomó por sorpresa. Ahora, Paul seguía demostrando que estaba cambiando su comportamiento, y eso hizo que Casey se interesara un poco más en él. Sin embargo, aún estaba muy lejos de estar atraída en lo más mínimo por él.

    Shun se acercó a la chica, y ahora que habían quedado solos, decidió hablar de otro tema con ella.

    — Casey, ¿recuerdas la pelea que tuvimos en la nave hace unos días atrás? — preguntó el soldado, sabiendo que ella sí lo recordaba.

    — ¿Te refieres a la pelea que te gané, y la que te dejó con las ganas? — Casey quiso burlarse de Shun, cosa que él estaba esperando.

    — Veo que sí lo recuerdas — contestó el soldado — ¿Recuerdas que me dijiste que yo debería reconsiderar si realmente era el segundo mejor del equipo después de que me ganaras?

    — Sí, lo recuerdo.

    — Bueno, lo he reconsiderado. Y creo que después de la pelea de hoy quedó demostrado que no soy el segundo mejor, sino el primero. ¿Qué te parecería pasar un buen momento con el mejor soldado del equipo?

    A Casey le interesaba la propuesta de Shun. Había pasado mucho más de un año que ella no mantenía relaciones con alguien, y en estos últimos días, lo había estado pasando muy bien con Shun, por lo que no veía con malos ojos lo que él sugería. El soldado vio que ella estaba pensándolo demasiado, por lo que pensó que debería esforzarse un poco más para convencerla.

    — Vamos, tú y yo no tendremos nada serio ni ahora ni probablemente nunca — Shun intentaba que aceptara — No hay razón para que esto dure más tiempo. Es más, si luego de esto ya no quieres tener nada más conmigo, lo aceptaré. Pero al menos hagámoslo una vez.

    — Si realmente eso es lo que quieres… — Casey se acercó a Shun, y empezó a hablarle en un tono provocativo — ¿Y quién dijo que no querré tener nada contigo? La verdad es que me caes bien.

    Shun y Casey decidieron empezar sin darle más vueltas al asunto. Ambos se recostaron sobre la cama, y una vez allí, empezaron a desvestirse para comenzar de una vez. Aunque ninguno de ellos quería nada cuando iniciaron sus conversaciones, lo cierto era que en estos días lo estaban pasando muy bien entre ellos.

    Los dos soldados creyeron que sería una buena forma de pasar el tiempo mientras esperaban que la misión de atacar al Zenith diera inicio.
     
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    Poikachum

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    Cáncer
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    Cuando lees la última parte y ves que Rey solo lo describe por encima....en fin...ha sido un buen capítulo, no ha tenido acción pero si conversaciones y revelaciones por parte de Thomas, Orz se quedara en el cuerpo durante un tiempo y sin ser revelado, me parece que alguien ha visto la saga de Baby de DBGT para hacer esto eh....jajaja. En cuanto a Shun ha hecho un TDFW en toda la cara a Natasha(aún espero su muerte y me estás fallando amigo).

    Yo siendo sincero se que Ace es un personaje importante pero matarlo en esta parte de la historia(la 3) puede dar lugar a muchos cambios en el futuro, en comportamientos de sus amigos, que se vuelvan más fríos o les afecte mas en un futuro...da para mucho.

    No hay mucho más que decir, ha sido un capítulo relajado y muy bien narrado.

    Esperare al próximo :D
     
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  16.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    No pude comentarte hace dos días, cuando leí el capítulo, pero ahora he encontrado el momento y voy a dar mi opinión acerca de éste. De todas formas, tranquilo, esto no será frecuente en mí. Sin más que añadir, destacaré lo que más me ha llamado la atención.

    No esperaba ni de lejos que Thomas fuese a confesar su secreto en éste capítulo, en ésta situación. Y mucho menos esperaba que la culpa terminase repartida entre varios. Lo has manejado de una forma que no esperaba y que ha quedado bien, pese a que inicialmente yo pensaba que el grupo se la guardaría a Thomas, especialmente Michael y Devlin. Sin embargo, parece que el pasar del tiempo de las muertes de Harold y Julie y el hecho de que Thomas lo haya confesado en la parte 3 cuando todo ocurrió en la 1, ha provocado que ya sea algo irrelevante. Y esa jugada le ha salido bien.

    Por otro lado, lo de Michael y Orz debe ser cuestión de tiempo. Comprendo que no quiera revelar ese secreto a sus compañeros pero tengo la sensación de que si el comandante Richard no es tonto, sabrá que algo esconde. Además, tengo curiosidad por conocer el castigo que le vayan a poner a Michael.

    Hablando de Black Meteor, lo que más me ha llamado la atención es el hecho de que Natasha se está centrando totalmente en encontrarse a Ace. No digo que sea malo, de hecho, tú sabes que yo soy partidario de que se reúnan, pero pienso que debería tener los pies en el suelo y ser consciente de que quizá Ace ha pasado página en lo referente a ella.

    No tengo más que añadir, ha sido un capítulo normal pero no por ello me ha desagradado. Espero al próximo, saludos.
     
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  17. Threadmarks: Nueva adición al equipo
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Saludos. Ya es momento de publicar el capítulo número 16 de la historia. Con este, y luego el número 17 que será publicado la semana que viene, la historia entrará en pausa hasta enero o febrero. Mi idea es poder escribir un par de capítulos de la parte IV antes de poder empezar a publicar la historia nuevamente. Esto lo hago para poder tener algunos capítulos ya avanzados antes de continuar con la publicación de la parte III.

    Sin más que decir, los dejaré leer tranquilos el capítulo. Gracias a todos aquellos que siguen la historia.


    Nueva adición al equipo:

    Domir y Plamo iban en la nave que tenían asignada. Debido a que habían devuelto la nave silenciosa, Asmir les devolvió la nave que ellos tenían, y ahora ambos estaban regresando al planeta Tgarak a continuar con sus trabajos. Con Alicia otra vez con ellos, ambos soldados garak sabían que la guerra en contra de los berrod podría ser ganada por ellos. Ya habían logrado debilitarlos con los últimos ataques que ellos realizaban, pero nunca podían completar la victoria. Ambos soldados sabían que solo sería cuestión de tiempo a que esa raza enemiga volviera a aparecer para intentar apoderarse de su planeta, y cada minuto que tenían antes de ese momento no podía ser desperdiciado.

    Al acercarse a la atmósfera, Plamo dirigió la nave para que se dirigiera al único edificio del lugar. Todo marchaba bien para ellos, hasta el momento en el que vieron una de sus propias naves estrellada contra una de las paredes del edificio, junto con manchas rojas que adornaban el lugar. Ambos soldados se aterraron de que algo pudiera haber pasado, por lo que decidieron descender, dejando la nave a una distancia prudente del edificio.

    — ¿Qué fue lo que ocurrió? — Domir no podía creer lo que estaba viendo — Esa es una nave garak.

    — Será mejor que nos demos prisa y revisemos que todos estén bien — respondió Plamo, empezando a correr hacia el edificio.

    Ninguno de los dos portaba armas, por lo que solo tendrían sus armaduras para protegerse, y en caso de ataque, deberían valerse de sus habilidades cuerpo a cuerpo. La puerta estaba abierta, por lo que ambos entraron corriendo sabiendo que sería muy difícil que cualquiera que estuviera allí dentro pudiera acertar un disparo a su rostro, la única parte del cuerpo que no estaba cubierta por las armaduras.

    Al entrar, observaron lo que parecía ser una pesadilla para ellos. Todos los hombres a su cargo, sus compañeros de trabajo, y los que luchaban junto a ellos para asegurar la supervivencia de su especie se encontraban muertos. Los cadáveres estaban acompañados de varias manchas de sangre rodeándolos, algo que llenó de temor a ambos garak.

    — Pero… ¿cómo? — Domir dejó salir unas lágrimas al ver esa escena tan trágica — Nuestros compañeros… fueron asesinados.

    — ¡¿Quién hizo esto?! — Plamo gritó con furia — ¡Likar, ¿dónde estás?! ¡¿Quién fue el que hizo esto?!

    Plamo empezó a marchar furioso hacia el interior del lugar, pidiendo explicaciones a quien tenía más autoridad que él, a pesar de compartir el mismo puesto dentro del rango garak. Plamo era caracterizado por poseer una conducta muy pacifista, la cual solo dejaba de lado cuando su propia gente estaba en peligro, o era asesinada. El solo hecho de ver ese escenario fue suficiente para que la furia que habitaba dentro de él se despertara.

    Domir, por su parte, era el más joven de los tres líderes, por lo tanto, el menos experimentado y quien tiene menos autoridad de los tres. Sus habilidades de soldado estaban más que probadas, pero el ver ese escenario tan trágico y tan aterrador lo dejó temblando de miedo. El soldado garak seguía a Plamo, esperando encontrarse con Likar y tener una explicación a este suceso.

    — ¡Maldita sea, Likar, ¿en dónde estás? — Plamo creía que su compañero no estaba en ese lugar — ¡Si estás en problemas dinos en donde estás, así podremos ir en tu ayuda!

    — ¡Plamo! — Domir señaló a uno de los garak muertos en el suelo — ¡Aquel lleva una armadura!

    — ¡Likar! — Plamo empezó a correr, creyendo que su compañero podría estar en peligro.

    Al llegar hasta su cuerpo, un escalofrío total recorrió a Plamo por completo. Likar estaba ahí, con su cuerpo tendido sin vida en el suelo del edificio, y su cabeza destrozada en varios pedazos. De no ser porque llevaba esa armadura particular que le corresponder a los líderes, Plamo y Domir no habrían podido reconocerlo. Pero sin dudas se trataba de él.

    — Likar… — Plamo cayó de rodillas junto al cuerpo de su compañero, empezando a llorar tras su muerte — Esto no puede ser…

    — ¿Hay alguien… — Domir estaba aterrado de solo imaginarlo — ¿Capaz de asesinar a Likar? Pero él es nuestro soldado más fuerte junto con Asmir ¿Quién lo mató?

    — No lo sé — respondió Plamo, poniendo su mano sobre el cuerpo de su compañero, en señal de despedida — Pero ya se fueron. De lo contrario, nosotros dos ya estaríamos muertos.

    — Todos nuestros compañeros fueron asesinados, y las máquinas fueron destruidas — Domir seguía estupefacto — ¿Crees que fueron los berrod?

    — No lo creo — Plamo no creía que se tratara de sus enemigos — Si ellos los mataron a todos, ¿por qué destruirían máquinas que les podrían ser de utilidad? Piensa que ellos podrían haber esperado a que una nave garak viniera a este lugar y derribarla con esta tecnología. Tal vez no tengan el conocimiento para poder usarla, pero al menos deberían haberlo intentado. Esto no fue obra suya. Ellos querían matarnos a nosotros, no destruir nuestra tecnología sin razón. No sé quién lo hizo, pero no fueron los berrod.

    — ¡La humana! ¡¿Dónde está Alicia?!

    Con esa vista tan trágica de la muerte de sus compañeros, ninguno de los dos se dio cuenta de revisar lo que había ocurrido con Alicia, por lo que fueron hacia la cápsula en donde Likar había sugerido ponerla. Al acercarse a la misma, vieron que esta estaba destruida, y que Alicia no estaba con ellos. Esa era prueba más que suficiente para ambos soldados. Los humanos a los que habían enfrentado en la Tierra hace una semana fueron los causantes de todas las muertes que había en ese lugar.

    — Fueron ellos… — Plamo sentía una mezcla de ira mezclada con miedo — Vinieron aquí para recuperar a Alicia, y mataron a todos nuestros compañeros en el proceso.

    — ¿Pero cómo? — Domir no lo podía entender — Nosotros tres logramos vencer a siete de ellos por nuestra cuenta. Ellos contaban con las armas, y Likar luchó para detenerlos. ¿Cómo fue posible que los mataran a todos?

    — No lo sé, pero tal vez podamos revisar las grabaciones de emergencia — Plamo recordó que habían instalado cámaras que grababan el lugar en caso de un ataque como ese.

    El soldado garak se dirigió al compartimiento oculto en donde se almacenaba una memoria sólida con las grabaciones de las cámaras del lugar. Dichas grabaciones no las podrían mirar en ese momento, dado a que todas las máquinas del lugar estaban destruidas, por lo que deberían regresar a Pgarak para poder observar su contenido. Plamo y Domir decidieron abandonar ese lugar. Sin tecnología útil que rescatar, ya no tenía sentido que se quedaran allí. Lo habían perdido. El único edificio de defensa construido en Tgarak fue destruido, lo que quería decir que podían considerar a Tgarak como un planeta perdido. Con lo ocurrido hace poco tiempo, y el problema que existe con la órbita del planeta Sgarak, Pgarak se convirtió en el último lugar en donde esta raza podría tener una ubicación fija. Alicia ya no estaba, y uno de los planetas que usaban para protegerse había quedado inservible para ellos. Cuando creían que la guerra con los berrod se les volvería más fácil, resultó que solo se obtuvo el resultado opuesto.

    Domir y Plamo estaban por regresar a su nave, pero antes de eso, Plamo observó la nave que estaba incrustada en una de las paredes del edificio. Domir no le dio mucha importancia, pero su compañero sí.

    — Creo que esta nave es la que estaba designada a ir a Sgarak — Plamo hacía memoria para recordar — Como Asmir se dio cuenta de que la órbita de Sgarak estaba cerca de Tgarak y Pgarak, envió una nave con un equipo de dos a ese lugar e intentaran obtener más información del berrod que tenían como prisionero.

    — ¿Qué es lo que estás tratando de decir? — Domir se hacía una idea, pero quería esperar y ver qué era lo que decía su compañero.

    — Que probablemente podremos encontrar más información si antes vamos a Sgarak — contestó Plamo — Así que eso es lo que vamos a hacer.

    Los dos últimos garak con vida de ese lugar subieron a la nave que los había traído hasta allí. Nunca creyeron que deberían abandonar su planeta, y mucho menos que algo así pasaría. Pero el triste acontecimiento que contemplaron los obligaba a hacerlo. Ninguno de los dos creyó que sería posible que los humanos pudieran hacer algo así, pero sabían que si iban a Sgarak podrían encontrar una explicación lógica a ese problema. Su guerra contra los berrod se acababa de complicar mucho más, y todo era por culpa de los humanos.

    […]

    La nave del Zenith continuaba avanzando hacia la Tierra. Con Alicia y Michael sanos y salvos, y sin tener que lamentar una tragedia, los soldados se dedicaban a descansar. Dado a que no tendrían que luchar hasta nuevo aviso, nadie sentía la presión o la necesidad de entrenar, por lo que aprovechaban el tiempo para hablar entre ellos.

    Gwyn había ido a hablar con Michael y Alicia, y pidió tener una charla con los dos soldados, quienes aceptaron sin cuestionárselo demasiado. Los tres se reunieron en la habitación de Gwyn, donde todos se encontraban de pie para hablar frente a frente. Alicia no tenía idea de lo que Gwyn quería decir, pero Michael se hacía una idea.

    — Escuchen, quiero dejar esto en claro — Gwyn hablaba algo desanimada a sus compañeros — Alicia, en un principio estaba furiosa contigo por haberte acercado a Michael, aun cuando yo era quien estaba con él — esas palabras tomaron por sorpresa a Alicia, que nunca imaginó que Michael y Gwyn tenían algo.

    — Espera, yo no sabía eso — Alicia se defendió de las acusaciones en su contra — Michael nunca me dijo que él y tú eran novios.

    — Eso es porque ella y yo no éramos novios — Michael decidió aclarar las cosas — Yo me sentía feliz de pasar el tiempo con ella, pero nunca me sentí atraído de verdad. Por ese motivo nunca le pedí que empezáramos una relación oficial.

    — ¿Y qué pasa conmigo? — Alicia no estaba feliz de descubrir ese aspecto de Michael — ¿Qué es lo que sientes por mí?

    — Alicia, yo te quiero — Michael tomó las manos de su compañera ante la vista de Gwyn — Me pareces una chica muy linda, y cuando me contaste todo lo que los garak te habían hecho, y como habías perdido a tu familia, pude verme a mí mismo reflejado en ti. Yo también perdí a un familiar muy importante. Creo que la empatía que sentí por ti hizo que me terminara de enamorar de ti. Fue por eso que decidí cortar mi “relación” con Gwyn. En un principio yo quería ayudarte a recuperarte de ese dolor, pero mientras más te conocía, más me gustabas. No pude evitarlo.

    — ¿Es eso cierto, Michael? — la voz de Orz se hacía presente en la mente de Michael, algo que puso incómodo al soldado.

    — Es la verdad — Michael no se dio cuenta de que respondió la pregunta de Orz en voz alta, pero afortunadamente, Gwyn y Alicia no tenían el contexto completo de esa frase.

    — Puedo entender que nunca estuvieras enamorado de mí — decía Gwyn, algo triste por recordar el momento en que descubrió la verdad — Entiendo que encuentres a Alicia más atractiva. Pero Michael… yo estuve a tu lado desde la primera misión que hicimos juntos, estuve a tu lado en el entierro de Julie. Estuve a tu lado varias noches, entregándome completamente a ti. Y cuando te enamoraste de Alicia, no me hablaste directamente de lo que estabas pensando hacer. Lo mantuviste en secreto. Me siento utilizada. Incluso aunque no me hubieras amado nunca, no merecía que me trataras así.

    — No es todo como tú lo crees — Michael quería inventar algo para no verse tan culpable en la historia — Me estaba enamorando de Alicia, pero no podía olvidar los momentos que pasamos junto a ti. No te dije nada hasta que no estuve del todo seguro de lo que quería. Perdóname si te traté de esa forma, Gwyn. Eres una chica maravillosa, y aunque no esté enamorado de ti, sería un mentiroso si lo negara. Debí haberte hablado de frente desde el principio, y no esperar hasta que la decisión ya estuviera tomada.

    Gwyn le dio dos golpes a Michael, ambos con la palma de su mano, y no fueron golpes muy fuertes. Alicia agachó la mirada. No le gustara que Michael fuera tratado así, pero estaba consciente de que lo que Michael le hizo a Gwyn no estaba bien. Orz, por su parte, sintió cólera al recibir esa clase de trato. Al estar dentro del cuerpo de Michael, ese golpe se lo habían dado a él, y deseaba responder, pero sabía que Michael no haría nada de eso.

    — Creo que te merecías eso — Gwyn estaba por derramar un par de lágrimas, pero las contuvo para no verse débil ante ellos — En un momento sentía furia por lo que tenían ustedes dos. Pero Thomas me hizo entrar en razón. Mis sentimientos me hicieron olvidar que ustedes dos son mis compañeros, y me di cuenta que no podía odiarlos por tener sentimientos que no coincidieran con los míos. Así que espero que ustedes disfruten de estar juntos. Si eso es lo que quieren, espero que sean felices.

    — ¿Eso era todo lo que tenías que decirnos? — Michael esperaba que Gwyn no le preguntara nada más.

    — Hay otra cosa — Gwyn sorprendió tanto a Michael como a Alicia — Michael, ¿hablaste de esto con Devlin?

    Michael se dio cuenta de la pregunta de Gwyn. Él había acordado con su hermano que mantendrían la conversación en secreto. Si le decía la verdad a Gwyn, y ella hablaba con Erin, probablemente Devlin tendría problemas con ella. Michael pensó en su hermano en todo momento cuando llegó la hora de responder.

    — No — Michael fue muy cortante — No podía dejar que Devlin se enterara de esto. Él se lo contaría a Erin, y Erin te lo contaría a ti. Él nunca se enteró. Tenía ganas de decírselo, pero no lo hice. Sabía los problemas que traería si lo hacía.

    — Ya veo — Gwyn se dio cuenta de que Devlin no tenía nada que ver en eso — Erin es afortunada de tener a alguien que es cien por ciento sincero con ella.

    — Gwyn, mi intención no era meterme en medio de ti y Michael — Alicia quiso decir algo — Solo quiero que lo sepas. Y que no me guardes rencor. Sé que debes estar algo furiosa conmigo, a pesar de tus palabras.

    — Descuida, Alicia — Gwyn tomó la mano de su nueva compañera, haciéndole saber que no tenía problemas con ella — Esta no fue una experiencia bonita para mí. Pero al menos me hizo darme cuenta de varias cosas. Entre ellas, lo que es mejor para mí.

    Sin que ninguno de sus compañeros entendiera el significado verdadero de esas palabras, Gwyn se retiró. Michael y Alicia también se retiraron, dado a que esa no era su habitación. Aunque el haber recibido esas palabras de parte de su compañera no era algo que ellos querían, podían entender que ella quisiera dejar salir sus sentimientos. Michael tomó a Alicia en sus brazos, la acercó hasta él y la besó apasionadamente, haciéndole saber que realmente sentía algo por ella. Alicia en un momento tenía dudas al respecto, pero tras recordar como Michael la ayudó a entrenar para que ella pudiera unirse al Zenith, la forma en que Michael la había tratado, y el reciente rescate en solitario, sus dudas se despejaron por completo.

    — Alicia, eres la primera chica de la que me enamoré — Michael le hablaba con una voz suave — Gwyn me resultaba atractiva, pero mi opinión sobre ella no iba más allá de eso. Créeme. Cuando te digo que te amo, lo digo en serio.

    — Yo sé que dices la verdad — Alicia apoyó su cabeza sobre el pecho de su compañero — Tus acciones lo han demostrado. Te prometo que pasaré el examen, y me uniré al Zenith. De esa forma podré permanecer junto a ti en las misiones.

    — ¿No es una dulzura, amiguito? — Orz volvió a hablar desde el interior de la mente de Michael — Ya veo por qué estabas tan desesperado en rescatarla.

    — Te dije que te mantuvieras escondido — Michael se cuidó, y ahora su comunicación con el berrod fue a través de su mente — No me hables cuando estoy acompañado por alguien más. Podría terminar revelando el secreto por accidente.

    — No podemos dejar que eso ocurra, ¿verdad? — Orz preguntaba esa pregunta tanto para él como para Michael — Entonces me mantendré callado. No quiero que nadie se entere que yo estoy dentro tuyo. Eso podría meternos a ambos en problemas.

    Tras haber dicho esas palabras en la mente de Michael, Orz guardó silencio. El soldado del Zenith, junto con su novia fueron a buscarse algo para comer. Si algo positivo podían rescatar de esta situación, era que tenían más tiempo para preparar a Alicia para que pudiera dar la prueba y unirse al Zenith.

    Ace se encontraba con Agustina en la habitación de la chica. Ambos estaban recostados juntos sobre la cama, simplemente manteniendo una charla entre ellos. La chica quería hablar sobre un tema con su novio. Era un tema que no tenía nada que ver con su relación, sino con uno de sus compañeros.

    — ¿Qué opinas de Thomas? — Agustina quería conocer el juicio de Ace sobre la situación — Lo que él hizo para intentar quitar a Michael del puesto de líder fue algo muy estúpido de su parte. Solo perjudicó al equipo con sus acciones. Sé que dijiste que Black Meteor no iba a detenerse, pero Thomas tuvo parte de culpa en lo que ocurrió.

    — Eso fue algo que pasó hace mucho tiempo, Agustina — Ace tomó por sorpresa a su novia cuando dijo esas palabras — Fue mucho antes de que yo me uniera a ustedes. Entiendo que fue un error, y que Thomas esperó mucho para comunicarlo a sus compañeros. Pero ahora es un soldado totalmente diferente. Si te fijas bien, él fue el primero en elegirme como líder. Quiere decir que maduró, aprendió de su error, y se tragó su orgullo para impedir que este se interpusiera ante su juicio.

    — Entiendo que creas eso, pero, ¿qué es lo que opinas de su acción? — Agustina quería saber la verdadera opinión de Ace respecto al tema.

    — Opino que estuvo mal, y que no debió hacerlo — Ace decidió responder la pregunta — Por más que las muertes de sus compañeros no fueran su responsabilidad, lo que hizo no es algo propio de un soldado. En cierta forma, me recuerda mucho a Shun. Él varias veces intentó quitarme el puesto de líder. Pero a diferencia de lo que sucedía con Thomas, había una motivación más detrás de él. Quería a Natasha, y creyó que si me quitaba el puesto de líder podría tenerla.

    — ¿Qué crees que haya ocurrido con ambos? — las últimas palabras de Ace despertaron la curiosidad de su novia.

    — Shun demostró que podía ser un soldado confiable cuando estaba dispuesto a cooperar — explicaba Ace, sin darle mucha importancia — Sin embargo, lo que haya ocurrido con ellos no es algo que me importe. En lo personal, preferiría que estuvieran vivos, porque son soldados excelentes. Pero si ellos dos tienen una relación ahora mismo o no, no es algo que me quite el sueño. Yo soy el líder de este equipo, y te tengo a ti conmigo. Tú me haces feliz, y no necesito ponerme a pensar en el pasado.

    Las palabras de Ace hicieron que Agustina se sintiera mucho mejor. Ella estaba feliz de ver que Ace tuviera una opinión similar a ella respecto a Thomas, y de que no tuviera en mente a Natasha. Claramente, con cada día que pasaba, el soldado justificaba cada vez más su puesto como líder del Zenith. Agustina se acercó a él y le dio un beso apasionado, cosa que Ace correspondió.

    Ambos soldados se besaron durante unos cinco segundos, apartándose al escuchar como la puerta de la habitación se abría. Erin y Devlin entraron sin haber golpeado primero, cosa que molestó a ambos soldados, quienes estaban teniendo un momento íntimo.

    — Sabes que debes llamar antes de entrar — Agustina estaba molesta con Devlin.

    — Lo siento, pero ustedes pueden tener intimidad en cualquier momento — respondió el mellizo de Michael — Y ahora mismo quiero hablarles de algo. Algo importante que solo puedo hablar con ustedes.

    — ¿De qué se trata? — preguntó Ace, sentándose sobre la cama para después ponerse de pie.

    — Devlin cree que algo pasa con Michael — decía Erin, llamando la atención de la pareja — Y quiere que nosotros tres lo mantengamos vigilado.

    — ¿Por qué? — preguntó Agustina, sin entender lo que ocurría.

    — Desde que conocimos a Alicia, Michael ha estado actuando algo raro — Devlin explicaba su punto de vista a sus compañeros — Él nunca había estado enamorado antes, y entiendo que la primera vez lo debe haber afectado. Pero eso no justifica su comportamiento reciente. Él decidió irse por su cuenta a Tgarak a salvarla, algo que no es propio de él. Y eso no es todo, a pesar de luchar solo, Michael los derrotó sin salir herido de gravedad. A pesar de que los tomó por sorpresa, los garak estaban en guerra contra los berrod. Es imposible que un ataque sorpresa de Michael fuera suficiente para desconcertarlos y matarlos a todos.

    — ¿Cuál es tu punto? — Ace quería saber lo que proponía Devlin.

    — Creo que algo le pasó a Michael — Devlin se mostró preocupado al decir eso — Soy su mellizo, y lo conocí desde toda su vida. Él no ha estado actuando como suele actuar, y me llama mucho la atención. Estoy pensando que me equivoqué cuando dije que creía que algo le había pasado. Es evidente que algo le pasó, y quiero que ustedes lo mantengan vigilado y me digan que pasa.

    — ¿A quién más se lo dijiste? — Ace quería saber si todos los demás estaban enterados de eso.

    — Solo a Erin y a ustedes dos — respondió el soldado — Michael podría sospechar si Richard, Thomas, Gwyn o Alicia lo mantienen vigilado. Pero él no suele hablar mucho con Agustina ni con Erin, y no le parecerá sospechoso que seas tú Ace. Por eso quería pedirles que lo observaran. Al menos por unos días.

    Ace y Agustina asintieron, haciéndole saber a Devlin que podría contar con ellos para esa tarea, la cual era muy sencilla. Aliviado de haber obtenido esa respuesta, el soldado y su novia salieron de la habitación de Ace. Una vez fuera, Devlin se apoyó en la pared. Claramente estaba preocupado por su hermano. Lo sentía diferente desde hacía varios días, y tal vez el resto del grupo no lo notaba porque no lo habían conocido desde siempre tanto como él.

    Erin, quien notó la preocupación de su novio, apoyó ambas manos sobre los hombros del chico, para luego mostrarle una sonrisa. Devlin supo que era afortunado de tener a una chica como ella junto a él. Además de ser una joven hermosa, era una compañera inigualable. No iba a encontrar a una chica que lo quisiera tanto como ella. El soldado abrazó a su novia, mostrándole su gratitud, y luego la besó con pasión.

    Thomas se encontraba en su habitación. El soldado estaba recostado sobre la cama mirando el universo a través de la pantalla. A pesar de que esa era una actividad frecuente en él, no se aburría de hacerlo. Se consideraba afortunado de poder ver las estrellas y planetas del espacio exterior más de cerca. Millones de personas murieron sin haber podido verlo, y miles de personas más también tendrían esa misma suerte. De pronto, se vio interrumpido cuando alguien llamó a su puerta.

    — Puedes entrar — dijo Thomas, a quien fuera que estuviera tocando.

    Fue entonces que Gwyn entró en la habitación. El soldado se sorprendió al verla, pero fue más la sorpresa cuando la chica se sentó en el borde de su cama. Thomas no entendía a qué venía su visita en ese momento.

    — ¿Qué puedo hacer por ti? — Thomas se sentó para estar al mismo nivel que ella.

    — Ya has hecho mucho por mí — respondió la chica, poniendo su mano en el rostro de Thomas, quien se sonrojó enseguida — Me protegiste varias veces en la misión de saqueo de recursos, y has demostrado tu preocupación por mí en varias ocasiones. Me dijiste la verdad acerca de Michael, incluso cuando yo me negaba a aceptarla, y me hiciste dar cuenta de que mis sentimientos no deben interponerse en esta misión. Thomas… — Gwyn se acercó al rostro de su compañero.

    El soldado estaba sin habla en ese momento. Siempre deseó tener un momento así con Gwyn. Desde que la había visto por primera vez. Y ahora que estaba ocurriendo, no supo cómo reaccionar. La chica le dio un beso, en el cual Thomas se quedó quieto por completo hasta que terminó. Al finalizar, el soldado quiso hablar con ella.

    — Es… ¿estás segura de que esto es lo que quieres? — Thomas no lo podía creer — ¿Después de lo que hice? — dijo haciendo referencia a su confesión más reciente.

    — Eres una buena persona — Gwyn no se alejó de él — Has cometido errores, pero los has aceptado y has aprendido de ellos. No solo eso, has hecho que yo también aprendiera varias cosas. No puedo creer que estuve ignorándote tanto tiempo, cuando tú eras la mejor opción para mí. Supongo que, tal y como dices, los sentimientos pueden confundirnos.

    — Gwyn… — Thomas empezó a acercarse a ella, sin poder contener sus ganas de besarla — Gracias.

    — No, gracias a ti.

    Ambos soldados se dieron un beso en la boca, el cual duró mucho más que el primero. Para ambos soldados, ese momento marcaba el inicio de una nueva etapa en sus vidas. Una etapa que de seguro sería mucho mejor que las anteriores.

    […]

    Una semana después de los acontecimientos ocurridos, el comandante Frans estaba en la base militar, parado en el medio de la sala más grande, mientras que sus siete soldados estaban en línea recta detrás de él. El comandante miraba fijamente a sus soldados transmitiéndoles confianza para la misión que se les acercaba, pero haciéndoles entender que tenían una responsabilidad gigante que cargar sobre sus hombros.

    Abel le había enviado un comunicado. Los comandantes que estaban en el espacio finalmente habían llegado a Black Meteor, habiendo llegado ayer el último de ellos. Con todo el tiempo que Abel les había dado para que se prepararan, ya no había necesidad de seguir esperando. Era tiempo de que Black Meteor juntara a varios de sus mejores soldados y atacara al Zenith. Ese ataque sería un golpe muy fuerte al Zenith, el cual usarían para mostrar su superioridad militar antes de que ambos países se unificaran en uno solo.

    El deseo del líder del país era alimentar el orgullo suyo y de sus soldados, brindándole a sus enemigos una última humillación. Y estaba claro que sus soldados deseaban lo mismo. Especialmente Shun, Natasha, Casey, Paul y Stuart. En todo el tiempo que pasó, ellos no habían olvidado las muertes de Geoff y Morris, y la derrota que sufrieron contra el Zenith, pese a que ellos tuvieron la ventaja por más tiempo.

    Frans veía la determinación en Xander y en Claire, pero también la podía ver en los otros cinco soldados. Dado a que él era el mejor comandante en la actualidad, Abel le encomendó encargarse de la misión. Era obvio que él esperaría lo mejor de todos, pero principalmente de los soldados a los que él entrenaba.

    — ¡Mis soldados! — era la primera vez que Frans hablaba con ellos de esa forma — ¡Es momento del ataque que hemos estado esperando realizar por mucho tiempo! ¡Nuestro último enfrentamiento terminó en derrota en contra de esa raza extraña! ¡Es hora de emparejar esa balanza! ¡Y no hay mejor manera de emparejarla que aplastar al país que nos ha quitado muchas cosas! ¡Desde mucho antes de la Gran Catástrofe, el Zenith nos ha robado muchos recursos! ¡¿Pero saben una cosa?! ¡Hay una gran diferencia entre lo que hicieron ellos y lo que vamos a hacer nosotros! ¡Vamos a recuperar los recursos que nos quitaron cuando ambos países se unifiquen! ¡Pero no habrá una unificación que les permita recuperar el orgullo que nosotros les vamos a quitar hoy! ¡Les daremos un golpe en donde más les duele! ¡Un golpe que dolerá más que todo el daño que les hemos causado! ¡Ellos descubrirán cuál de los dos países tiene a los soldados más fuertes, y ustedes serán los que les muestren esa realidad! ¡Habrá varios soldados junto a nosotros en esta misión! ¡Como comandante designado, espero un gran esfuerzo de todos ellos, pero espero el mejor esfuerzo de ustedes, mis soldados! ¡Lleven al Zenith a la vergüenza, y llenen a Black Meteor de orgullo!

    — ¡Sí, comandante! — todos los soldados gritaron al unísono, aceptando de buena forma las palabras de Frans para todos ellos.

    — Esta es mi última oportunidad de matar a soldados del Zenith — pensaba Stuart para sí mismo — Mataré a la mayor cantidad de soldados que pueda.

    — Con este golpe recuperaremos la confianza que perdimos — Xander pensaba en su desempeño en la misión, igual que su novia.

    — Xander y yo nunca volveremos a ser derrotados — Claire estaba decidida a no dejar que los pasaran por arriba.

    — Es hora de cobrar venganza por no haber podido obtener una victoria cuando fui el líder — Shun recordó sus combates como líder de Black Meteor.

    — Un último enfrentamiento — Natasha estaba decidida a sobrevivir — Eso es lo único que me separa de ti Ace.

    — Por Geoff, y por el comandante Morris — Paul sentía deseos de vengarse, y lo que más quería era satisfacerlos.

    — Esta misión decidirá quién es el mejor soldado de todos nosotros — Casey quería demostrar sus capacidades — Es mi oportunidad perfecta para superarlos a todos. Ya estoy harta de perder — Casey recordó sus derrotas en los entrenamientos con sus compañeros y los encuentros con especies de otros planetas — A partir de ahora, solo serán victorias para mí.

    Frans y los siete soldados salieron de la base militar. En las afueras de la misma, había diez soldados de Black Meteor esperando la llegada de todos ellos. Seis eran sobrevivientes de una unidad y los otros cuatro pertenecían a otra. Los soldados de esas unidades que no sobrevivieron, murieron tras haber sido infectados por un virus desconocido cuando se vieron expuestos a la segunda exposición a la radiación. Cada unidad tomó esa exposición en un planeta distinto, y no todos habían corrido la misma suerte que aquellos que se vieron expuestos en Fientlig.

    A pesar de que los soldados veían a la unidad de Frans como superiores, no se dejaron intimidar por ninguno de ellos, manteniéndose firmes en todo momento. Ahora mismo, ellos se unirían al equipo de ataque de Black Meteor, y se aseguraron de dar una buena primera impresión.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Un buen capítulo que es claramente el preludio a un desenlace que pinta increíble. Sé que no será un desenlace completo en sí porque solo se trata de un parón y no termina la parte 3, pero sí creo que perfectamente podría ser un final (el próximo capítulo) y estoy deseando ver como se desarrolla.

    Parece imposible evitar que Domir y Plamo se enteren de lo ocurrido con Michael y Orz y cuando sea así no tengo dudas de que irán a por la humanidad, o aunque sea a por el Zenith. Aunque la unión Michael-Orz parece haberles causado miedo, él solo no podrá con todos y creo que los garak van a ir con todo, sobretodo sabiendo que Alicia está de nuevo con ellos.

    Me ha gustado ver un poco de cada miembro del Zenith. No me esperaba que Gwyn reuniese a Michael y Alicia para expresar sus sentimientos pero creo que es lo mejor que podría haber hecho, cerrando un capítulo triste en su vida y abriendo otro con Thomas (me parece que ha sido un poco precipitado, pero aún así me gusta que se hayan juntado). Devlin no es tonto y conoce bien a su hermano, en su lugar yo hubiese hecho lo mismo. Estoy deseando ver como vigilan a Michael y si este se da cuenta.

    Finalmente, Black Meteor se va a lanzar al ataque. Cada soldado tiene un objetivo específico, aunque solo sea matar a soldados del Zenith (Stuart :v). Tengo la sensación de que morirán varias personas en el próximo capítulo en el que creo que desarrollarás la pelea al completo. No me atrevo a decir nombres y tengo miedo de que alguno de mis favoritos termine su andadura pronto.

    No tengo nada más que añadir, nos vemos en el próximo. Un saludo, amigo.
     
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    Poikachum

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    Como bien ya han dicho, este capítulo es la introducción a la batalla por el territorio, también pienso que va a morir mucha gente o por lo menos algunos muy importantes cofNatashacof o tal vez Ace. Tengo intriga por saber como van a desarrollarse los combates, las emociones al ver morir a alguien, si aumentara mucho el poder por la ira...hay tantas cosas...

    Creo que pronto Michael tendrá que contar que no esta solo y pienso, pienso que encontraran una manera de transmitir a ese ser a un nuevo cuerpo, quien sabe xD. El parón no se me va a hacer eterno porque tendré tantas cosas que cuando me de cuenta me llegara la alerta de que continuas jajaja.

    Sin mas que decir, espero el siguiente ^^
     
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    La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo
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    Saludos. Llegó el momento de publicar el capítulo 17, el cual, como ya he venido anticipando desde hace tiempo, será el último hasta que retome la historia en enero o febrero. Luego de que se anunció por primera vez en el capítulo 4, el ataque de Black Meteor ya debía tomar lugar, por lo que este capítulo se centrará en dicho ataque. Espero que queden satisfechos con el resultado, y que este capítulo los deje impacientes para el regreso de la historia el año próximo. Sin más que decir para no quitarles tiempo, les dejaré el capítulo.


    Invasión agresiva:

    Frans, y el resto de soldados de Black Meteor que iban a participar del asalto al Zenith, acudieron a una base militar de gran tamaño, la más grande que se encontraba en el país. Dicha base abarcaba varias manzanas, y contaba con varios edificios, destacando entre ellos una armería y un garaje en donde se guardaban vehículos con capacidad de poder trasladar a varios soldados. Dichos vehículos eran los mismos que habían utilizado para infiltrarse en el país al que habían saqueado los recursos originalmente.

    Abel se encontraba allí, junto con varios de sus escoltas personales, los cuales iban armados con rifles de asalto estándar, los cuales son más potentes que los rifles de calor, aunque cuentan con la desventaja de que deben ser recargados con frecuencia, mientras que el único cuidado a tomar con los rifles de calor era que no se sobrecalentaran. El líder del país decidió que se utilizaran los rifles estándar para esta misión, por lo cual había provisto varios vehículos con rifles y munición para todos ellos. En total, a este asalto acudirían el comandante Frans, y los diecisiete soldados que habían sido enviados al espacio originalmente. Todos ellos eran los mejores del país, motivo por el cual Abel quiso que fueran ellos los que tomaran parte del asalto, en lugar de otros soldados menos efectivos. En total usarían cinco vehículos. En cuatro de ellos se transportarían los soldados, mientras que otro lo conduciría el comandante Frans para llevar las armas. Para ahorrar tiempo, Abel ordenó a sus soldados que se pusieran las armaduras y los nuevos cascos en ese momento, por más que fuera incómodo viajar en auto así. Eso les ahorraría mucho tiempo. Una vez que todos ya estaban cambiados, Abel se les acercó a todos.

    — Como pueden ver, no tienen la opción de echarse atrás — les explicaba el líder del país — El ser los mejores en su campo no es solo algo de lo que puedan estar orgullosos y nada más, también exige compromiso y responsabilidad. Y esta será la última misión en la que participaremos bajo el nombre de Black Meteor. Sé que Magnus no aceptará que conservemos nuestro nombre una vez que ambos países se hayan unificado, pero yo tampoco permitiré que nos quedemos bajo el nombre del Zenith. Por lo tanto, espero que esta misión salga bien. No perdonaré el fracaso por parte de ninguno de ustedes. ¿Me han entendido?

    Los soldados asintieron haciendo una reverencia, mostrando respeto ante el líder del país, aunque ese puesto estuviera por cambiar dado al reciente resultado de la misión. Claro está que ninguno de ellos se acobardó, o sintió deseos de retirarse de la misión, debido a que la veían como algo sumamente sencillo. Abel se maravilló al ver el respeto de sus soldados, y estaba impaciente porque los soldados del Zenith lo conocieran en persona, y así poder demostrarles su verdadera capacidad de líder. Una vez que ya estaba todo listo, repitió el plan en caso de que alguno de los soldados lo hubiera olvidado.

    — El comandante Frans Badir los llevará hacia la frontera con el Zenith — Abel contaba la forma de proceder — Cerca de la frontera hay una base militar, no muy grande pero tampoco es poca cosa. Imagino que habrá alrededor de veinte soldados protegiéndola, o tal vez menos. Después de todo, Magnus no espera nuestra visita, por lo que dudo que el número incluso pueda superar los diez. Partirán de inmediato, llegando al anochecer. Lo que van a hacer será dejar los vehículos en la frontera de nuestro lado, lejos del alcance del Zenith. Una vez allí, procederán a pie hasta la base militar y asesinarán a todos los soldados que puedan encontrarse allí. Deben matarlos rápido, antes de que puedan comunicarse con el resto del país, o de lo contrario, Zenith podría enviar refuerzos. Si logran matarlos antes de que den la alarma, pasarán una noche tranquila. Al amanecer, quiero que se dirijan a una zona poblada cercana y maten a varios residentes de ese lugar, y que también destruyan varios edificios con explosivos. Claro está, que para evitar que Zenith pueda tener acceso a los mismos, el camión que trasladará dichos explosivos no se acercará al país hasta el día siguiente. Dicho camión también llevará munición, la cual usarán para reabastecerse y eliminar al equipo del Zenith que sea enviado para contenernos. Es imposible que la destrucción de edificios y la muerte de varias personas pueda pasar desapercibida, pero Magnus se llevará la desagradable sorpresa de ver a varios de sus soldados siendo asesinados. Como pueden ver, será un ataque sorpresa, por lo que tendremos la ventaja en todo momento. No la desperdicien, y no fallen en esta misión.

    Para darles un poco más de confianza, Abel se acercó a cada uno de los soldados para estrechar sus manos, como si se tratara de una arenga entre compañeros. El líder sabía que cualquier cosa que sirviera para motivarlos debería ser usada, por lo que esa fue su decisión al momento de actuar.

    Una vez terminado, el comandante y los soldados se subieron a los vehículos, y con Frans a la cabeza, emprendieron el camino hasta la base militar que habían fijado como objetivo. Tras verlos desaparecer a la distancia, Abel decidió retirarse de nuevo hacia su base submarina, y esperar pacientemente los primeros resultados, aunque ya sabía que se iba a tratar de una victoria.

    […]

    Shun conducía uno de los vehículos, con Paul sentado en el asiento del copiloto, y con Natasha, Casey y Stuart colocados en los asientos de atrás. Para no estar tan incómodos, se quitaron los cascos, dejándose solo puestas las armaduras. Los cinco soldados miraban las calles del país a través de las ventanas de los vehículos, ansiosos de que llegara el momento, por lo que se pusieron a hablar entre ellos para mitigar esa ansiedad.

    — Díganme, ¿Cuál es el último ataque terrorista registrado en la historia de la humanidad? — preguntó Paul, incapaz de recordar ese detalle.

    — No lo sé, pero te aseguro que es el primero desde que tuvo lugar la Gran Catástrofe — respondió Shun, quien no le daba importancia a nada de eso.

    — ¿No estarás arrepentido de querer hacer esto? — preguntó Stuart, en un tono burlón — No suenas demasiado convencido de querer hacerlo.

    — Quiero venganza por Morris y por Geoff — contestó Paul, recordando a los caídos — De hecho, eso es lo único en lo que pensaba desde que me enteré de esta misión, y hasta la mañana. Pero vamos a ser los primeros en causar un atentado terrorista en más de dieciséis años, y vamos a matar a gente inocente en el proceso. Gente que no tiene nada que ver con los asesinos de nuestro compañero y nuestro anterior comandante.

    — ¿Y qué más quieres, Paul? — preguntó Natasha, sin poder entender del todo la actitud de su compañero — Una vez que nos unamos al Zenith, nos integraremos a un equipo de soldados suyo. No podremos matarlos en ese momento, porque ya formarán parte de nuestro mismo país. Esto es lo único que tenemos, y lo tendremos que aprovechar.

    — Lo sé, lo sé — a Paul no le gustaba que le dijeran esa clase de cosas — Pero no me gusta del todo mancharme las manos con sangre de gente inocente que no está relacionada con mi venganza. Si me preguntan, eso nos haría peores que a las personas de las que me quiero vengar.

    — Se lo hubieras dicho a Abel — le dijo Shun — Después de todo, la oportunidad la tuviste.

    — No seas así, Shun — Casey defendió a su compañero — Él tiene razón en lo que está diciendo.

    — ¿Qué tienes, Casey? ¿Acaso Paul está ganándose tu interés? — Stuart buscaba divertirse un poco en el viaje.

    — Solo estoy diciendo que tiene razón, es todo — Casey miró hacia otro lado.

    A Paul le llamó la atención el comentario que hizo su compañera. Si bien, eso no quería decir que ella tuviera alguna clase de interés en él, estaba claro que ahora ella había dejado de ser tan distante como antes. Sin embargo, unas palabras así no iban a provocar que Paul abandonara su decisión de no intentar nada más con Casey. Si ella quería, no iba a negarse, pero él consideró que ya había recibido suficiente de parte de ella, por lo que no lo iba a volver a intentar. Si algo terminaba surgiendo entre ambos, sería porque Casey quisiera, y no por su insistencia.

    Casey, en estos últimos días, había estado mirando a Paul con una vista diferente. Desde el momento en el que él se enfrentó a ella directamente, hasta hoy, el soldado se mostraba como alguien distinto. Alguien a quien, en cierta forma, admiraba. Después de que ella y Shun tuvieran relaciones sexuales, el soldado ya no se había acercado a ella en la forma en que hizo antes, dejando en claro su punto de que él no quería nada serio desde el principio, aunque eso alegró un poco a Casey, quien no tendría dificultades para distanciarse de él y acercarse a Paul. Sin embargo, que eso ocurriera dependería de la conducta que el soldado mostrara durante la misión.

    Natasha, por su parte, no dejaba de pensar en que ya estaba muy cerca de reencontrarse con Ace. Lo más probable era que las negociaciones de unión entre Abel y Magnus llevaran tiempo, sobre todo después del ataque que iban a realizar, pero supuso que volvería a ver a Ace en menos de dos semanas. Aunque eso no le sacaba la concentración de esta misión. Ella quería matar a varios soldados del Zenith, y no le interesaba que fueran o no personas inocentes. Solo había un soldado en el Zenith que se llevaba su interés, y era probable que dicho soldado ni siquiera estuviera en esa base, cosa que alivió a Natasha.

    Shun miró a Natasha y logró ver en qué estaba pensando. Había sido su novio durante mucho tiempo, y la podía entender muy bien. Sabía que su ex pareja estaba pensando en alguien particular en ese preciso momento. A Shun ya no le importaban los pensamientos de Natasha, no obstante, tenía dos deseos en mente.

    — Ojalá Ace tenga una novia en este momento — pensaba Shun para sus interiores — Eso te dolería más que su muerte. Hará que te arrepientas de haber cortado tu relación conmigo, y voy a disfrutar de ver cómo te quedas sola. Y ojalá tenga la oportunidad de tener una revancha con él. Ahora mismo, ya no me interesa su muerte, pero si voy a ser su compañero, quiero que él sepa quién es el superior en todo momento.


    Por otro lado, Stuart apoyaba sus manos sobre ambas piernas, las cuales estaban temblando de la emoción. El soldado solo quería asesinar a la mayor cantidad de enemigos del Zenith como pudiera. El odio que sentía por ellos era algo que le habían inculcado desde que era pequeño, y había aumentado mucho después de que perdieran la misión. Si bien, Paul tenía razón cuando decía que no era lo mismo vengarse de desconocidos que de aquellos que mataron a sus compañeros y los superaron una vez, pero se tendría que conformar, porque era lo único que podría conseguir.

    — Ojalá sean muchos — Stuart no se quería imaginar matando solo a dos o tres soldados — Por favor, que haya cincuenta soldados en aquella base. Es todo lo que pido.

    Por otro lado, Xander y Claire se encontraban en otro vehículo distinto, el cual iba al frente del de sus compañeros. La pareja iba al frente, con Claire tomando el volante mientras que Xander iba en el asiento del acompañante. En la parte de atrás iban tres soldados, todos varones, quienes querían hablar con ellos.

    — Disculpen, creo que yo escuché hablar de ustedes dos — dijo el que estaba sentado en el centro — ¿Sus nombres son Xander y Claire?

    — Supongo que otro comandante les habrá hablado de mí — contestó el soldado, con aires de grandeza — Así es, somos nosotros.

    — ¿Es cierto que ustedes tienen el promedio más alto en la historia de Black Meteor? — preguntó ahora otro de ellos.

    — Claire tiene el tercer promedio más alto, y yo tengo el primero de todos — contestó el chico, quien veía que a Claire no le importaba presumir.

    — ¿Quién tiene el segundo lugar? — fue la pregunta del tercero.

    — Un soldado que traicionó al país, su nombre es Ace Grant — respondió Xander — O, mejor dicho, era su nombre.

    — El comandante nos habló sobre el soldado traidor Ace, pero nunca nos dijo que era el segundo mejor promedio. Supongo que es algo vergonzoso de admitir.

    — ¿Por qué lo enviaron a él a la misión de saqueo de recursos, y no a ustedes dos? — uno de los chicos lo quería saber.

    — Porque Xander y yo estábamos registrados en la base de datos militar mundial — contestó Claire, quien decidió unirse a la conversación — Si alguien nos veía, seríamos descubiertos e identificados, y todo el plan se vendría abajo. Además, el niño adoptivo del comandante Morris Grant tenía que demostrar su valía como soldado.

    — Y lo demostró, matando a su padre adoptivo, y dándole la victoria al Zenith — Xander pensaba con desprecio al recordar eso — Si yo hubiera ido a la misión con Claire, les aseguro que habríamos obtenido la victoria. Pero bueno, ya pasó y no lo podemos cambiar. Solo queda afrontar esta última misión que nos queda.


    El viaje prosiguió por varias horas más. Los cinco vehículos avanzaban por una zona rural de Black Meteor, acercándose a una zona montañosa, cerca de la cual se encontraba la frontera con el Zenith.

    Tal y como Abel les había dicho, al momento de llegar a la línea de frontera, ya estaba anocheciendo. Aún les quedarían un par de minutos o quizá una hora de luz solar, cosa que todos aprovecharon para bajar de sus vehículos, ponerse los cascos, y tomar los rifles que utilizarían. Tras haberse preparado, el comandante Frans, quien era la única autoridad allí, se puso en el medio del grupo e inició las órdenes.

    — Ya hemos llegado hasta aquí — les decía el comandante — Es el momento de dar inicio a la misión. Tal y como Abel lo dijo, nadie puede echarse atrás ahora. Entraremos al Zenith, encontraremos esa base, y mataremos a todos los soldados que se encuentren allí, tal y como habíamos planeado. Ahora síganme. El camino a la victoria está esperando que nosotros caminemos por él.

    Acompañado por los mejores soldados del país, el comandante de Black Meteor cruzó la frontera armado con su rifle. Cada uno de ellos sentía la emoción a flor de piel, orgullosos de poder participar en una misión de este calibre.

    […]

    Pocas horas después del anochecer, tres soldados de Zenith se encontraban reunidos en una habitación en una base militar cercana a la frontera. Uno de los tres sostenía un sable afilado, forjado hace muy poco, y con una escritura que decía “Zenith” en el mango; mientras que los otros dos soldados lo miraban impresionados.

    — Es genial — dijo uno de los que contemplaban el arma en persona por primera vez.

    — Mi padre lo hizo y lo envió — dijo quien empuñaba el arma — Me dijo que el nombre de esta arma es “sable”. Y que fue un arma creada para atravesar al enemigo cortándole el cuello y el corazón, permitiendo al usuario retirarla muy rápido del lugar, para poder matar a otro. Sé que no es competencia para las armas de fuego, o para la energía que pueden materializar los demás soldados, pero a mi padre le gusta la historia, y cuando leyó sobre un arma como esta, quiso aprender a hacerlas.

    — Y ahora te ha regalado una — decía el otro chico, quien creía que el concepto del arma era interesante — A mí me gustaría tener un padre así.

    — Lástima que la usarás más como arma de colección que como arma de combate — el primero de ellos sentía algo de envidia de un regalo así — Pero no se puede negar que es fantástica.

    — Me pregunto qué ocurrirá si una bala de fuego impacta contra su filo — el portador dio unos pasos adelante y blandió el arma en horizontal, cortando el aire en el momento.

    — Deberíamos probarlo mañana — decía el último de los tres.

    Antes de que la conversación entre los amigos pudiera continuar, un golpe potente pudo escucharse en contra de la puerta de la base, y luego de eso, empezaron a sonar varios disparos de armas de fuego. Por el sonido, los tres chicos supieron que se trataba de rifles, lo que no sabían era quien era el responsable de esto. Sin embargo, la respuesta a sus preguntas llegó más temprano que tarde.

    — ¡Black Meteor nos está atacando! — gritó uno de los soldados del Zenith — ¡Diríjanse a la armería! ¡Mátenlos y defiend…

    No se escuchó la finalización de esa frase, lo que le dio a entender a los soldados que lo habían asesinado antes de continuar. Los tres soldados se encontraban en una habitación con una ventana al exterior, de las cuales solo había cinco en toda la base. En total, la base contaba con dos pisos. La planta baja consistía de una sala de entrenamiento inmediata a la entrada de la base, cinco habitaciones donde los soldados podían dormir, y salas de cocina y baño. En la planta de arriba había veinte habitaciones más, además de tener la armería al fondo de un corredor, bastante lejos de la escalera que diera acceso a la misma, además de que no había forma de disparar desde la planta baja, porque la planta alta estaba cubierta por una pared sólida.

    Black Meteor lo desconocía, pero el diseño de esa base que estaban atacando fue hecho justamente para que los ataques enemigos fueran fáciles de contrarrestar, permitiendo a los soldados llegar fácilmente a la armería y tomar las armas.

    Los tres soldados del Zenith que estaban en dicha habitación quisieron salir y correr hacia la armería, teniendo que pasar primero por el lugar por donde se encontraban las escaleras. Sin embargo, cuando vieron que dos de sus compañeros que pasaron por allí fueron fusilados, se dieron cuenta de que había soldados subiendo las escaleras y disparando. No les quedó más opción que retroceder y esconderse en la habitación.

    — ¡¿Qué vamos a hacer ahora?! — uno de ellos estaba aterrado — ¡Si no podemos llegar a la armería, estaremos muertos!

    — Habrá que esperar a que algunos de nuestros compañeros lleguen y despejen el lugar — dijo el portador del sable, quien tenía una idea — Escuchen — dijo señalando a sus compañeros — Salten por la ventana y vayan corriendo hacia una base cercana para informar sobre este ataque. Sus huesos deberían resistir el salto. No sabemos cuántos soldados están atacando ahora mismo, y solo somos veinticinco soldados, y varios ya han muerto.

    — ¿Tú que harás? — otro de los chicos se preocupó por su compañero.

    — Parece que al final de cuentas, podré usar mi sable para una pelea — el chico tomó el arma firme en sus brazos, listo para usarla en pelea — Dentro de poco, imagino que un soldado de Black Meteor entrará a esta habitación. Le cortaré sus manos y robaré su arma. Luego llegaré a la armería y sobreviviré como pueda.

    — ¡Estás loco! ¡No vas a sobrevivir!

    — Ahora no es tiempo de discutir. Salgan ahora mismo. Con ese grito que diste, de seguro vendrán aquí en poco tiempo.

    Tal y como su compañero lo ordenó, los dos soldados abrieron la ventana, saltando de la misma y dándose un fuerte golpe contra el suelo. Gracias a la mutación obtenida por la Gran Catástrofe, no se quebraron ningún hueso ni tampoco recibieron heridas importantes. Pero eso no evitó que la caída los aturdiera y doliera un poco. Tras recuperarse rápidamente, empezaron a correr hacia la base militar más cercana.

    Una vez que ya se retiraron, el portador del sable se paró cerca de la puerta de entrada a la habitación, a la espera de que alguien entrara. Tal y como lo predijo, un soldado de Black Meteor entró a la misma. Dudando del filo de su sable, decidió no correr ningún riesgo y darles una patada a los brazos del enemigo, tirándole su rifle al suelo, y luego le pateó los pies con su otra pierna para poder tirarlo al suelo. Al ver que llevaba un casco y armadura, tuvo que arriesgarse con su sable.

    — Debe haber una zona donde el casco y el resto de la armadura se unen, algo que el sable pueda atravesar — dijo él mientras lanzaba un ataque con su arma.

    Sorprendentemente, logró dar con el lugar indicado. Una zona de la armadura que se cruzaba con el casco, la cual no llevaba nada de protección, por lo que atravesar al enemigo con su arma blanca nueva no fue difícil. Una vez que provocó que este empezara a sangrar, y a atragantarse con su propia sangre tras atravesarle el cuello, retiró rápidamente el arma del mismo, para agacharse con rapidez y tomar el rifle.

    Supo que no sería el último en llegar a su habitación, por lo que esperó con paciencia por la aparición de alguien más. Mientras tanto, varios disparos de armas de fuego sonaban en toda la planta alta. Imaginó que varios de sus compañeros estaban siendo asesinados cruelmente por los enemigos, dado a que dudó que pudieran llegar tan rápido a la armería. Sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando otro soldado de Black Meteor logró entrar a la habitación. Sin pensarlo dos veces, el soldado del Zenith lanzó una lluvia de balas en contra del visor del casco, el cual era el único lugar vulnerable de la armadura. Aunque el casco contaba con un visor blindado, la ráfaga de disparos, sumada a la distancia tan corta que había, terminó rompiéndolo y dándole varios impactos de bala en la cabeza. El soldado atacante terminó con el cráneo totalmente destruido por las balas. Su rifle se descargó por completo, lo que lo obligó a tomar el del soldado recién asesinado. Con el rifle en ambas manos, el soldado del Zenith tomó su sable y empezó a caminar hacia el frente, dirigiéndose hacia la armería.

    Sintió mucha lástima al pasar por al lado de los cadáveres de dos de sus compañeros, los cuales fueron asesinados sin que tuvieran la más mínima oportunidad de defenderse. No tenía idea de por qué había pasado algo tan horrible como eso, pero estaba claro que no dejaría que Black Meteor se saliera con la suya. Incluso aunque fracasara, dos de sus compañeros habían escapado, y llegarían con refuerzos para terminar con esta locura.

    […]

    El comandante Frans, los siete soldados de su escuadrón, y otros cinco soldados más estaban tiroteándose en la armería en contra de unos ocho soldados del Zenith, quienes eran los últimos sobrevivientes del ataque, sin mencionar también al sobreviviente de una de las habitaciones, quien se acercaba velozmente hacia la armería.

    Los soldados del Zenith tiraron varios muebles donde se guardaban las armas, y los estaban usando como cobertura contra los soldados de Black Meteor, pero algunas balas estaban atravesando la madera de los mismos, lo que quería decir que solo sería cuestión de tiempo a que terminaran asesinados.

    Stuart estaba feliz al disparar, e incluso lanzaba varias carcajadas. En el momento en que uno de los ocho soldados se levantó para disparar, logró darle un tiro en la cabeza, atravesándole la frente y matándolo al instante salpicando mucha sangre. Dos soldados del Zenith, ahogados en la ira de ver caer a su camarada, se levantaron y dispararon al mismo tiempo contra Stuart, quien se cubrió el rostro con los brazos. Las balas impactaban contra la armadura, y no podían perforar el metal de la misma, terminando rebotando y cayendo al piso.

    Xander y Claire aprovecharon eso y terminaron disparando contra ambos soldados, fusilándolos por completo, pero agotando sus cargadores. Con tres muertes, solo quedaban cinco soldados más con vida. Uno de ellos tomó una caja de granadas, la cual solo contaba con seis en total. Aunque tenían órdenes de no usarlas en el interior de la base, no pudo soportar ver a sus compañeros asesinados. Abrió la caja de granadas, y tomó una, sacándole el anillo a la misma. Posteriormente, salió corriendo de su cobertura para acercarse al enemigo, asegurándose de explotar cerca de ellos, y de que no escaparían del impacto de la misma. Sin embargo, Shun, Natasha y Paul lo fusilaron de inmediato, agujereando su cuerpo por completo y salpicando sangre en todas las direcciones. Aunque el comandante Frans logró divisar la granada que había caído al suelo.

    — ¡Granada, atrás, atrás! — gritó el comandante.

    A la orden del comandante, todos retrocedieron sin voltearse cuando escucharon el grito. El plan del soldado del Zenith fue desesperado, y no funcionó como lo esperó, dado a que la granada explotó sin haber matado a nadie, pero logró levantar una gran cantidad de humo.

    — Esperemos un poco antes de volver a entrar — señalaba Shun — Podrían tener más granadas para nosotros.

    — Es una buena idea — respondió Stuart, quien estaba de acuerdo — No quiero explotar ahora.

    Sin embargo, como todos mantenían la vista puesta en la entrada a la armería, no notaron que alguien se les acercaba por atrás. Un soldado del Zenith clavó el sable en el cuello de un soldado de Black Meteor, quien empezó a ahogarse en su sangre y a gemir como podía por el dolor. De inmediato, el soldado del Zenith apoyó el rifle en el hombro del soldado que había matado, mientras sostenía su cuerpo con la otra mano tras soltar el sable, y empezó a disparar contra el equipo desde allí. Cuando un soldado de Black Meteor se volteó, las balas impactaron contra su visor, rompiéndolo y asesinándolo.

    Aunque ese plan le funcionó en principio, no fue una buena idea en contra de tantos enemigos. Shun y Paul, cubriendo sus rostros con los brazos, se abalanzaron sobre el soldado enemigo, logrando taclearlo y tirarlo al suelo. De inmediato, Paul lo contuvo, mientras que Shun quitó el sable del cuello de su compañero caído, para después acercarse al enemigo.

    — ¡Pedazo de mierda! — gritó con furia — ¡Esto te va a costar muy caro!

    Shun empuñó el sable y se lo enterró en un ojo, llegándole al enemigo un golpe directo al cerebro, quitándole la vida en un instante. Sin embargo, aquel soldado del Zenith no sintió miedo ni angustia al momento de morir. Había logrado matar a cuatro soldados enemigos, y sus dos compañeros traerían refuerzos, lo que quería decir que su muerte no fue en vano.

    — Es un arma bastante interesante — Casey se acercó a Shun, quien la había retirado sin problemas del ojo destrozado del soldado del Zenith — Es una espada, ¿verdad?

    — Es un sable — contestó Stuart, demostrando que tenía conocimiento respecto a las armas de varios tipos — Fue muy inteligente de su parte atacar con algo así. Una espada se habría atascado en el cuerpo de nuestro compañero.

    — ¡Basta de distracciones! — gritó Xander a sus compañeros — ¡Hay que terminar el ataque!

    El soldado, junto con el comandante Frans, su novia Claire, Natasha, y los otros tres soldados sobrevivientes, entraron en la armería nuevamente. Abriendo fuego contra los soldados del Zenith sobrevivientes, quienes estaban totalmente aterrados y no podían hacer nada por defenderse de un ataque como ese. Los disparos atravesaron los muebles, impactando contra dos soldados del Zenith, quienes se empezaban a desangrar.

    — ¡¿Qué hacemos ahora?! — gritó uno de los que estaba intacto mientras los otros dos gritaban de dolor hasta quedar inconscientes.

    — ¡Mierda, no podemos dejar que nos maten y obtengan las armas! — gritó otro de lo que no recibió un disparo, tomando las granadas — ¡Tómenlas y destruyan las armas! ¡Si vamos a morir, nos aseguraremos de que no las obtengan!

    Los soldados de Black Meteor no pudieron escuchar esos gritos dado a los ruidosos disparos de sus rifles. Shun, Stuart, Casey y Paul se unieron a ellos, y dispararon intentando perforar los muebles que usaban como cobertura por completo, asesinándolos en el proceso. No se preocupaban por quedarse sin munición, dado a que tendrían acceso a las armas no usadas del arsenal de la base. Finalmente se agotaron las balas que habían traído.

    Al mirar los muebles, se dieron cuenta de que estaban agujereados por completo, lo que quería decir que los soldados enemigos fueron asesinados, y que las armas serían suyas. Sin embargo, ese pensamiento se esfumó cuando cinco explosiones tuvieron lugar en el fondo de la armería. Dichas explosiones fueron producto de las granadas, las cuales explotaron y arrasaron con la pared y parte del suelo de la armería, destruyendo las armas, causando que varios pedazos de concreto y ladrillos salieran volando al piso desde la parte alta. Algunos escombros y fragmentos de ladrillo se dirigieron hacia el equipo de Black Meteor, quienes no recibieron daños mayores dado a la protección de las armaduras, y les bastó con cubrirse un poco para evitar ser golpeados en la cabeza.

    Más ese ruido no podía significar buenas noticias para ellos. En cuanto el polvo se disipó, Shun y otros tres soldados fueron corriendo hacia el lugar, con la esperanza de encontrar armas que hubieran resistido a esa explosión, pero no había nada. Dicha explosión fue tan fuerte que los cadáveres de los soldados del Zenith no se encontraban en el lugar, dado a que fueron consumidos por la explosión, junto con las armas. Shun miró a su comandante, haciendo un gesto de negación con la cabeza.

    — ¡Maldita sea! — Frans arrojó su rifle con furia al suelo — ¡Se aseguraron de llevarse las armas y la munición con ellos al puto infierno!

    — Además, hemos perdido a siete soldados en este ataque — Paul se frustraba por el resultado obtenido — Conté a veintitrés soldados del Zenith. Si comparamos veintitrés contra siete, no es una diferencia despreciable, pero fue un ataque sorpresa, y nosotros teníamos armaduras.

    — Hey, relájate — Stuart apoyó su mano en el hombro de su compañero, algo raro en él — Al menos nosotros hemos sobrevivido. Y hemos logrado cumplir el objetivo de tomar la base.

    — Stuart tiene razón — Natasha estaba de acuerdo con eso — La primera parte fue un éxito, a pesar de las bajas. Me siento mal por las pérdidas de nuestros compañeros, pero el Zenith se ha llevado la peor parte.

    — Aun así, estamos desprotegidos — Shun analizaba la situación con más calma — Sin munición para re abastecernos, solo nos queda la energía. Además, siete bajas en el equipo no es algo para tomar a la ligera. Comandante, sugiero que usted vaya a buscar el camión con explosivos y que traiga refuerzos junto a usted junto con más munición.

    — Es una idea muy buena, Shun — respondió Frans, quien seguía enojado, pero sabía que no podía dejar que la frustración lo dominara — Xander, tú te quedas a cargo del equipo hasta que regrese. Mientras tanto, saquen los cadáveres de aquí. Descansen un poco, pero tengan cuidado. Es probable que esa explosión haya sido escuchada por alguien. Mantengan vigilancia en todo momento. El plan acaba de cambiar de momento.

    — Entendido, comandante — respondió Xander, llevándose su mano al pecho — Nos mantendremos alerta hasta su regreso. Esperemos que no lleve mucho tiempo.

    Una vez que la orden fue dada, Frans se retiró de la base. Ahora que se habían quedado sin munición, no les quedaba más opción que pedirle a Abel que enviaran un suministro nuevo de inmediato. En ese momento, estarían vulnerables si el Zenith decidía enviar un ataque en su contra, contando solo con la energía para poder defenderse. Energía que no sería ilimitada. Otro motivo más para darse prisa.

    Mientras tanto, Xander se encargaba de mantener la guardia en el exterior de la base, mientras que el resto de sus compañeros retiraban los cadáveres. Los cuerpos fueron llevados a varios metros de distancia de la base, para que el olor no fuera algo molesto para ellos.

    Aunque el resultado no fue el esperado, habían obtenido la victoria en la invasión que realizaron. Los soldados del Zenith fueron asesinados, y su base fue conquistada por todos ellos. En el momento en que Magnus se enterara de lo acontecido, todo el Zenith recibiría un golpe a su orgullo. Sin embargo, lo que ellos no sabían era que sus enemigos se enterarían del ataque mucho antes de lo que ellos esperaban que ocurriera.
     
    Última edición: 20 Noviembre 2018
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