[Gremio] Salón Principal

Daardendrian Baltazar

Saludó con una mano a los dos jóvenes que se dirigían hacia la ventanilla de recepción, con una sonrisa afable.

— ¡Espero lo mismo! ¡Hasta entonces!— exclamó, y volvió a sumirse en su libreta, con una sonrisa en el rostro y los lentes sobre el morro.

 

Bruma

No permitió que la decepción se filtrara en su expresión y asintió una vez, desviando la mirada a la puerta indicada y agradeciendo la información con un gesto de cabeza.

La búsqueda de su padre tendría que esperar pero, por suerte, era paciente.

Una persona enmascarada se acercó a la mesa y la rubia lo saludó. Bruma se limitó a levantarse y marcharse sin mediar palabra.

Tres son multitud. - Pensó. Antes de levantarse y dirigirse a la puerta indicada, no sin antes pasar a curiosear por el Tablón de anuncios.

Quizás allí encontrara algo interesante.

 

Goltas

Regresó de aquella sala soporífera con el manual del aventurero, su chapa y varias manchas de tinta sobre su piel verdosa, producto de todas aquellas plumas que había partido en dos mientras intentaba escribir en el folleto de inscripción. Por suerte las atentas recepcionistas acabaron ayudándole a comprender lo que aquellos garabatos querían decir y firmaron por él, dado que no deseaban que continuase acabando con su arsenal de plumas cada vez que quería sostener el instrumento entre sus enormes manos. Una vez creyó finalizar con las indicaciones que se le habían dado, se quedó mirando a la multitud congregada en la sala con una mirada ausente y la mente en blanco. Ya se le había olvidado qué debía hacer ahora.

Pero cuando su mirada se movió ligeramente... ¡Oh, sí, el papel de colorines!

Caminó con una determinación tan palpable que retumbaba con sus pisadas en la dirección del tablón de misiones, haciendo que las criaturas más pequeñas abriesen paso si no querían ser aplastadas. Normalmente tenía precaución, pero su mente no podía estar en más de una cosa, y lo único que ocupaba ahora su cabeza eran los papeles de colores. Sobre todo el que aquel hombre de antes tenía entre sus manos. Y tras acercarse de nuevo a la cosa cuadrada pegada en la pared donde reposaban varios papeles brillantes, encontró al mismo humano de antes allí, quien al parecer no se había movido ni un ápice. Goltas señaló el papel entre sus manos con sus pequeños orbes dorados brillando de interés.

—¿Goltas poder coger ahora papel de colores? Tener cosa redonda aquí —y le mostró la chapa, que en comparación con el tamaño de su palma, era minúscula. El semiorco le observó esperando una respuesta afirmativa por parte de Hando.

 

Hando "Puño de Hierro"

El monje observó la figura con capucha que había visto en la sala de iniciación pero no tuvo tiempo de entablar comunicación ya que el gigantesco Goltas volvía luego de unos breves minutos con su chapa de aventurero. Hando asintiócon la cabeza en señal de confirmación y le entregó el papel al gran semiorco. Luego miró a Bruma que estaba allí a unos pasos de ellos.
—Estoy con deseos de emprender una misión. Es probable que se necesite músculo para deshacerse de unos globins, aunque también hay otro camino sin violencia. En caso de resolverse la misión sin ningún tipo de derramamiento de sangre nos pagarán más. El oro podría servir para equipamiento mejor y así continuar el camino más preparados. —detuvo sus palabras y los miró alternadamente; el gigante y el ser misterioso. —Para que puedas tener el papel debes cumplir lo que dice, Goltas. En caso contrario tendrás que devolvérmelo.

 

Bruma

Se acercó al tablón de anuncios donde un hombre de aspecto familiar descansaba en silencio ( rapuma ). Lo reconoció por ser quien iba ante ella en la recepción y le dedicó una inclinación de cabeza para después centrarse en aquel enorme tablón lleno de letras.

Dejó escapar un largo suspiro y comenzó la ardua tarea de descifrar aquella información, dedicando furtivas miradas a aquel individuo a medida que sentía humear su cabeza por la vergüenza y la frustración.

Reconocía fácilmente la palabra orco en lenguaje escrito, pero ninguna de las misiones parecía mencionarlos. Así que miró con fijeza los otros papeles en busca de Uleared, algo más dificil de lograr pero, aún así, era más rápido buscar palabras sueltas en aquella marea de garabatos que tratar de descifrar los anuncios uno a uno.

 

—Eso fue...extraño—Decia Fern volviendo al salón principal, luego de haberse "inscrito"

Ella se sentía completamente rara, dudaba en si ir a por una misión o esperar un poco, hasta que esta sensación desapareciera de su cuerpo, se sentó en una mesa y ordeno una comida a un mesero.

En eso, mientras esperaba la comida, observó al resto de seres interactuar, observando en ellos a una gran cantidad de especies, una atmósfera de alegría, y de compañía involuntaria, muy diferente a esa extraña habitación obscura y sombría.

—¿En serio era parte de este lugar ese cuarto?—En ese momento llegó el camarero con el plato ella lo tomó y procedió a degustarlo.

 

Hando "Puño de Hierro"

Hando miró de pies a cabeza a Bruma. No reaccionó a las miradas inquisitivas y tampoco se preguntó en su mente si estaba en conflicto con la lectura. Sin más se acercó para preguntarle:
—Estoy en busca de compañeros que me ayuden a emprender la primer misión como aventurero. Una forma de salir y explorar esta parte del mundo que desconozco. Goltas, aquí presente lo está pensando. —el monje miró al enorme semiorco y luego a la semiorco hembra. —Quizá te interesa acompañarnos en esta sencilla misión. Conseguir apaciguar una treta con globins. —le quitó lentamente el papel a Goltas y se lo enseño a Bruma. —Si se consigue detener el conflicto con paz el tributo será mejor para nosotros.

 

Linch

Entre suave mente lo suficiente para no llamar mucho la atención , me quite la capucha y me acomode el cabello con mi mano ,el lugar era bastante grande a decir verdad mas de lo que esperaba a decir verdad ,pero lo mejor es que había de todo ,tipos peleando ,tipos bebiendo ,bellas camareras y aventureras ,lo cual me hizo levantar una sonrisa ,sin contar los bandidillos de poca monta y las incautas victimas ....digo noble a los nobles que recorren el lugar , este lugar definitivamente me gustaba,respire profundamente los olores que venían del salón—aaaaa me encanta el olor a cerveza y sangre por la mañana —dije riendo levemente ,camine por el lugar y empece a familiarizarme un poco antes de pasar ala recepción ,obvio con mucha cautela y escabullendo me sutil mente para no llamar la atención lo cual a beses suele ser algo difícil por la particularidad de mis facciones ,pero logre ganar cerca de la mesa donde se encontraban dos dragonborn y una tiefling ,me senté cerca de ellos para es cuchar su conversación y así obtener algo de información extra sobre este lugar,al cabo de un rato se levantaron así que decidí seguirlos .

 

Bruma

El hombre se dirigió a ella para proponerle formar equipo. Lo evaluó con la mirada, calculando sus opciones y apreció el enorme tamaño de sus puños a pesar de su aspecto pacífico.
Finalmente, le dedicó una sonrisa irónica.

- ¿Tengo pinta de ser una persona diplomática? - Inquirió, inclinando la cabeza sutilmente.

No obstante la idea no era mala. Bruma trabajaba mejor sola, pero acudir a su primera misión junto a otros miembros del gremio le ayudaría a entender más rápido cómo funcionaban las cosas en lugar de tener que pasar horas tratando de leer papelitos escritos.

- De todos modos te acompañaré.- Añadió, tomando el papel que el hombre le tendía y mirándolo un par se segundos, para que pareciese que lo había leído. Acto seguido miró al tal Goltas apreciativamente y sacudió la cabeza, divertida. - Tu amigo tampoco parece muy diplomático.

 

Goltas

Goltas se rascó la mejilla mientras observaba al humano hablar con otra criatura que se había acercado, o al menos, eso aparentaba. Su mirada solo se encontraba en el papel que el hombre le había quitado de las manos, el que había conseguido después de un enorme esfuerzo. ¿Qué le había dicho? Meneó su cabeza, tratando de hacerla reaccionar. Inclinó su cuerpo hacia un lado, y con una rodilla alzada, comenzó a dar saltitos con la otra pierna, retumbando todo el suelo de su alrededor. Solía hacer eso cada vez que se quedaba en blanco. Uhm...

¡Ah, sí! Tenía que cumplir lo que el papel de color decía para poder quedárselo. Goltas ladeó la cabeza, intentando leer el papel que Hando sostenía ahora en una postura ilegible desde su posición. Tampoco podría haberlo comprendido si lo tuviese frente a él, en verdad, pero al menos quería intentarlo. Observó a ambas criaturas allí presentes con una expresión boba en el rostro, asintiendo de vez en cuando mientras intentaba hacerles creer que atendía a lo que decían. Pero entonces, de un momento a otro, la semiorco dijo algo que hizo abrir los ojos a Goltas por completo, y dirigió su atención hacia el monje, sorprendido.

"Tu amigo tampoco parece muy diplomático".

"Tu amigo tampoco parece...".

"Tu amigo...".

"Amigo".

—¿¡Tú ser amigo de Goltas!? —exclamó, señalando al humano con su dedo gordo y verde, mientras un brillo de ilusión se dejaba ver en sus diminutos orbes dorados. Goltas, en su inocencia, había creído literalmente las palabras de la semiorco, y su afán por tener un amigo le llevó a ver a Hando de una manera completamente distinta. Ahora había dejado de ser el tipo que sostenía un genial papel de colorines. Ahora era su amigo (según Bruma, pero a él le vale). Y Goltas creía ciegamente en sus amigos, aunque lo conociese desde hace cinco minutos—. Goltas hacer todo lo posible por cumplir misión de amigo, ¡Goltas querer ir!

De alguna forma u otra, Hando se había ganado gracias a Bruma una especie de fiel guardaespaldas. O algo así...

 

Hando "Puño de Hierro"

—Las apariencias siempre pueden engañar a la primera impresión. Además la diplomacia es una de las dos opciones para elegir, de una u otra manera nos irá bien, confío en ello. —luego miró a Goltas y el monje pestañó una vez. Él no estaba muy al corriente de la palabra amigo, pero sabía a ciencia exacta lo que significaba. —Amigos de aventuras. No veo porque no. —afirmó a las palabras del enorme semiorco pensando que un amigo es alguien que ayuda al otro. Bueno, en teoría esto sería algo parecido. —Bien. Supongo que sin el papel sobre el tablón de anuncios acabamos de reservar la misión para nosotros. ¿Les parece bien dirigirnos a la sala de entrenamiento para medir fuerzas? De este modo podremos comprobar que tal nos vendría bien la diplomacia en caso de fallar la fuerza.

 

Bruma

Sintió acercarse al gigantón por las vibraciones del suelo y puso los ojos en blanco ante el pequeño pero emotivo intercambio entre ambos hombres.

- Conmovedor.- Murmuró, irónica, mientras sopesaba la proposición del humano.

Finalmente, asintió en su dirección y se encaminó a la sala de entrenamiento, donde debía encontrar a Dadalan.

- Entrenemos pues, amigos de aventuras.- Añadió, arrastrando las palabras y haciendo especial hincapié en las dos últimas, con tono burlón.

Aquello prometía ser interesante.

 

Ankaeri

Miró a Argus y al grupo de tres personas que estaba en el tablón de anuncios respectivamente.

—Deben de ser aventureros como nosotros—dijo con la mirada perdida en ellos—. ¿Quizá deberíamos ir con ellos? Aunque también podríamos ir a la sala de entrenamiento, después de todo estaría bien practicar antes de aceptar alguna misión. Incluso podríamos quedarnos aquí un rato y simplemente charlar—mira directamente a Argus—. ¿Tú que prefieres?

 

Hando "Puño de Hierro"

Afirmó a las palabras de Bruma y caminó lentamente hacia la sala de entrenamiento, viendo de que su cuerpo no tenga contacto con el resto del gentío del salón. Podría ver de qué serían capaces sus nuevos compañeros y de lo que él mismo era capaz ahora que poseía una fuerza mayor a la anterior.

 

Fern.
La chica había tenido su tiempo para analizar con calma lo que había ocurrido, se dio una bofetada volviendo a la realidad, notando que su pedido ya había llegado, y ademas...estaba frió.

—¿Cuanto tiempo me quedé pensando?—Dijo para si misma mirando el plato, intentando comerlo, pero sin embargo, al enfriarse perdió el toque que a ella le gustaba, en pocas palabras ya no le llamó la atención y abandonó la mesa dispuesta a irse a buscar una misión, para probar su...¿Poder aventurero?, sin embargo, en lo que caminaba al tablón, escuchó algo que llamó su atención de parte de una Tieffling llamada Ankieri.

—¿Sala de entrenamiento?, ¿Hay una sala de entrenamientos?—Gritó de la sorpresa y corrió rápidamente a la derecha, pero sin embargo, recordó que no sabía donde estaba, dándose un auto FacePalm, volviendo a donde estaba esa Tieffling, y le preguntó.

—Hola, escuché que hablaban de una sala de entrenamientos, ¿Pueden decirme dónde está esa sala de entrenamientos?—Dijo con una cara que denotaba un poco de vergüenza.

 

Ankaeri

—¡Por supuesto!—exclamó llena de alegría sin realmente notar que la otra chica sentía algo de vergüenza al hacer esa pregunta—Está en la puerta derecha de roble. Por cierto, yo soy Ankaeri y mi compañero es Argus—se señaló a si misma y a él respectivamente—. Tú eres una aventurera como nosotros, ¿no? ¿Cuál es tu nombre?

 

Fern
—Vale..—Le respondió con alegría para proceder a girar para irse a la sala, para probar sus nuevas habilidades, en lo que se percató de las otras preguntas.

—Oh, ¿Yo?, si, soy aventurera., y me llamo Fern, pero mis amigos me dicen...bueno, no tengo amigos, pero me gustaría que me llamen Fern—Soltó una pequeña risa luego de hacer ese comentario, volviendo a girar hacia la chica —¿Ankaeri?, creo haber escuchado ese nombre hace un rato....quizás...neh, ¿Tú eres un aventurero?—

 

Aquella experiencia fue... no podría describirla. Seguía asombrado aún de vuelta en el salón principal cuando apareció una humana mientras Ankaeri me preguntaba qué podríamos hacer. La humana, tras preguntar por la sala de entrenamientos, se presentó como Fern.

— Quizás podamos arreglar lo de los amigos —dije con una sonrisa—, si quieres.

Me detuve un momento a pensar. Quizás no estaba aún preparado para enfrentar una misión, así que propuse:

— ¿Por qué no vamos los tres a la sala de entrenamiento? Nos servirá para probar... lo que quiera que nos haya dado aquella esfera.

 

Fern
—¿A ti también te apareció esa esfera?...es extraño, mmm—En eso se dedico a pensar de manera brebe, colocando su pulgar y su anular en su barbilla, pero cómo no encontró una respuesta en los primeros 10 segundos lo dejó.

—Me parecería una buena idea entrenar, además, quién sabe si aparece algún dinomago de nivel 100 con inmortalidad en la primera misión y no hay forma de hacerle frente...¿Qué?, ¿Por qué no podría pasar?—En eso hizo una pose de "Why not?" mirando con duda a ambos seres.