Dead End Zone

Séptimo ​

Energía:11/20
Hambre:10/15​

Sed:8/15​

Vida:33 + 30 [vendasx2] =63​

​

Una sonrisa burlona se pintó en su rostro cuando notó cómo su rostro se ladeaba ante su golpe, aunque al ver ese número en su frente su sonrisa desapareció, era demasiado bueno que solo una murumuru estuviera allí, y ahora que sabía la razón por la cual estaban intentando matarlos tampoco estaba muy feliz que digamos.

—¿Ganarlo de nuevo? —Bufó, sentandose en el suelo para comenzar a curarse con las vendas que había dejado —¿Cuántas veces han jugado este juego, Deux? —Seguía con la teoría que Deux podía seguir con vida y la pequeña satán estaba haciendo cosas que no debían exactamente.

De nuevo, sacó su teléfono y contactó a la Scout, debían encontrarse cuanto antes... siquiera antes de que otra satán volviera.

>> ¿Scout? ¿Adivina quien está con vida y quien no?

 

Décimo

Como un trueno que impacta sin previo aviso, un nuevo sendero apareció frente a mí: Al final de este yacía una luz. A pesar del ambiente hostil, la idea figurada no dejó de hacerme gracia.

—Seguro ya me morí...

Avance a pasos pesados, desganados como siempre, hacia esa luz. En ese proceso identifiqué caminos alternos, unos silenciosos, otros no mucho. Mi curiosidad se vio aplastada una vez que me recordé indefenso. ¿Qué iba hacer yo frente a un asesino psicópata que busca ser dios? Habilidad o fuerza francamente no tenía. O peor aún: ¿qué iba hacer yo si acaso me topaba con ese bruto de Octavo?
Hasta encontrar algo que sirviese como arma (¡que me salve Deus!) buscar problemas no era mi opción favorita.

 

Cuarto

¿Qué...?

En unos segundos todo cambió a mi alrededor. Cerré los ojos y esperé a que todo pasara, me sentía mareado... Me costaba mantenerme en pie. Apreté mis puños, aferrado a mis pertenencias. Aún conservaba algo de comida, algo de bebida y algunos objetos curativos. ¿Qué estaría pasando, estaba delirando ya, sobrepasado por la situación?

Al cabo de un rato me vi en una habitación oscura, todo a mi alrededor era negro. Solo unas ventanas proporcionaban algo de luz al pasillo. Yo... tenía miedo. Tenía mucho miedo. ¿Acaso era este mi castigo por haber matado a aquel hombre...?

No, no podía ni pensarlo. No quería pensarlo. Atemorizado como estaba, comencé a perder el control de mis actos. Solo podía pensar en ocultarme. Esconderme y morir. Sí, eso necesitaba. Esconderme...

Contenido oculto

Ocultar 3+

Contenido oculto

Energía: 9/20
Hambre: 4/15
Sed: 4/15

 

Octavo

Bajé con cautela, sin saber muy bien a lo que me estaba enfrentando al bajar a aquel piso. Sin embargo, estaba convencido de que aquella había sido la mejor decisión.

Cuando llegué al piso inferior me sorprendí al ver que el causante de aquel ruido había sido un niño que se había caído al suelo. Mis hábitosme dijeron en primera instancia que le ayudase a incorporarse, pero entonces recordéen qué situación me encontraba: Con facilidad esto podíaser una trampa.

—No esperes que caiga tan fácil con esto —exclamé, poniendome en posición de combate.

Octavo:
Energía: 4/20
Hambre: 8/15
Sed: 13/15

 

Al acercarte lo suficiente, pudiste notar cómo la luz que habías estado siguiendo provenía de una linterna colocada en el suelo, como si alguien la estuviese usando para alumbrar dicha área. Incluso jurarías que habías escuchado una voz femenina hablando por teléfono, pero al oír tus pasos evitó volver a hablar. No era muy difícil entender que allí había alguien, pero, ¿dónde?

¿Deberías insistir y buscar?

>Buscar por la zona (Vista Lince)
>Continuar tu camino
>Robar la linterna (Robo)

Cuarto logró ordenar sus ideas y ponerts en pie lo suficientemente rápido como para echar a correr ante la presencia de un nuevo individuo. Sin embargo, tenía tanta urgencia por esconderse que Octavo no pudo alcanzar a enfrentarle en un combate, pues era extremadamente huidizo. No sería difícil para ambos entender que estaban ante uno de los aspirantes a Dios.

¿Qué debería hacer Octavo?

>Buscar al jugador (Vista Lince)
>Continuar su camino


¿Qué debería hacer Cuarto?

>Permanecer en su escondite
>Echar a correr (Huida)

 

Cuarto

Permanecí escondido unos instantes... Sentía el peligro, tenía miedo. Mucho miedo. Oía pasos a mi alrededor ¿Sería alguien acercándose? Poco tardé en comprender que se trataba de otro de los contendientes a ocupar el puesto de Deus.

¿Cómo había acabado aquí? ¿Qué capricho me hizo creer que podría ganar sin matar a nadie? ¿Qué capricho me hizo creer que podría matar a alguien, en el caso de necesitarlo? Despavorido, eché un ojo al exterior. Vi la silueta de Octavo rondando. O-octavo... No podía ser él, precisamente él. Quien más rivales había pulverizado... Mis horas estaban contadas si seguía ahí, tarde o temprano me acabaría encontrando y no tendría nada que hacer.

Aproveché un momento de descuido para salir corriendo. Quizás oiría mis pasos, pero para cuando quisiera darme caza, ya estaría muy lejos.

Contenido oculto

Huida: 3+...

Contenido oculto

Energía: 8/20
Hambre: 3/15
Sed: 3/15

 

Octavo

Sí, aquel chico era un jugador, no me cabía duda. Sin embargo, acabar con él sería condenadamente difícil, porque en el segundo en el que hizo contacto visuao conmigo, desapareció.

Le busqué durante unos segundos con la mirada, alerta, hasta que no lo soportó más y salió despavorido. En la oscuridad del lugar, me costó ver el lugar al que había escapado.

—Le dejaré ir por esta vez, supongo —me dije a mí mismo, siguiendo con mi avance por el piso.

Octavo:
Energía: 3/20
Hambre: 7/15
Sed: 12/15

 

Décimo

Mi camino continuó hasta que una voz invadió el silencio. Me detuve. ¿Hay alguien por aquí?

—¿Hay alguien por aquí?

Tras percibir la presencia, pues sin duda lo era, no dudé en tomar la linterna para posicionarme al lado opuesto de la luz. Esto ayudaría mucho a saber de una vez hacia dónde me dirigía y con quién me encontraba... si es que acaso me convenía saberlo. ¿Podría lograr dicha hazaña?

Energía: 14/20
Hambre: 5/15
Sed: 5/15

 

Séptimo​

Energía: 10/20
Hambre: 9/15
Sed: 7/15
Vida: 63

​

—Murumuru, bueno, alguien similar... nos están cazando, ni siquiera creo que quieran que alguno de nosotros gane este juego y Deux, bueno, no está muy hablador que digamos.

Ni siquiera supo si lo que había dicho había sido escuchado, ya que realmente no podía escucharla a ella y lo único que podía suponer es que ahora ella era quien le había colgado el teléfono. Suspiró y con ninguna ansia de que alguna murumuru lo viera tan expuesto volvió a guiarse sobre sus pasos, su misión seguiría encontrar a Scout y a esa tonta lámpara que ella poseía, además, tenía suerte de que ahora supiera ese camino hacia la luz, ¿no?

 

Semana final​

​

En lo alto de un edificio, una sombra se materializó a través de una de las esferas negras que estaban causando el caos en la verdadera realidad. El fuerte viento que se había desatado mecía su vestido con fuerza, mas aquello no parecía perturbar su serenidad. Observaba cada movimiento por parte de los jugadores con una sonrisa curvada, con un brillo perturbador en su mirada: parecía disfrutar verdaderamente con el espectáculo que se abría ante sus ojos. Otra sombra más pequeña caminó hacia ella hasta alcanzarla, y cruzada de brazos, analizó el panorama con la mirada.

—Todo marcha tal cual ocurrió en el primer juego, es sorprendente —comentó la recién llegada, con cierta diversión en la voz. La mujer a su lado no le respondió, parecía absorta en sus cavilaciones—. ¿Cree que deberíamos intervenir, Diosa?

—Diosa. Suena tan... poderoso. Tan encantador. No convierte dicha palabra mi belleza exhorbitante en una aún mayor, mi querida Murumuru? —repitió, saboreando cada una de las palabras que emitió, mientras se giraba hacia la pequeña con su paragüas danzando entre sus manos. La niña se limitó en asentir, aduladora, mientras que la mujer, complacida, soltó un suspiro al aire. Volvió su vista hacia el área donde transcurría el juego, y apretó el paragüas con fuerza, molesta por algún pensamiento repentino—. Y pensar que mi yo de este mundo ha caído tan patéticamente ante las garras de otro jugador. No merece llevar mi identidad, me da asco.

>>Pero eso no volverá a pasar, mi querida Murumuru. Porque para eso estamos aquí, ¿verdad? —volvió a girarse hacia la niña, con una sonrisa brillante en sus labios—. Soy una persona inconformista, lo admito. No me sirve con uno, dos, tres juegos... ¡Quiero repetirlos todas las veces que haga falta! Sentir esa sensación recorrer cada poro de tu piel cuando ves a tu víctima caer ante tus ojos... Ah, no me importaría repetirlo cuantas veces hagan falta.

La mujer dio un paso al frente, al borde del abismo, y su mirada rojiza brilló con intensidad bajo la luz de aquel fulgor azulado que adornaba el cielo.

—Que empiece la cacería, Murumuru. No te olvides de avisar a tus... "amigas".

Y ante la vista de la niña, el cuerpo de la mujer se precipitó hacia el vacío, desapareciendo ante sus ojos como si nunca hubiera estado ahí.

​

***​

—¡Deus! ¡Deus! Por favor, ¡despierte! ¡Le necesitamos, no puede morirse aún!

Una voz masculina acabó con el silencio que invadía la Catedral de la Causalidad. Intentaba gritar con todas sus fuerzas para hacerse oír ante el dios del tiempo y el espacio, pero este, sentado en su trono, no parecía inmutarse. Su cuerpo se encontraba casi irreconocible, y varias partes del mismo se habían desintegrado por completo. Las fuerzas parecían haberle abandonado, pero aún no había muerto. Al menos, no el dios de esta realidad, de este mundo. Aún quedaba tiempo.

Poco, pero quedaba.

El joven, vencido, se dejó caer, revolviendo su cabello con desesperación. Aquella mujer... había vuelto a seguirle. Y por cada realidad en la que aparecía, se llevaba consigo a una de las Murumuru pertenecientes a dicho mundo. No entendía cómo, pero todas acababan cayendo bajo su influjo, bajo su admiración. Problemas de ser un demonio, pensó. Y con un vistazo alrededor, pudo comprender que la Murumuru de este mundo tampoco estaba aquí. ¿Habría sido ya demasiado tarde...?

Por un momento, creyó escuchar una voz en medio de un susurro. Al alzar la mirada, le sorprendió encontrarse con la mirada fija de Deus puesta en la suya. Una mirada vacía, pero que contenía un débil fuego a punto de ser extinguido. El joven se alzó, apremiante, mas el propio dos lo alzó hasta acercarlo flotando frente a él.

—Me alegra que hayas llegado... Haku —su voz había perdido la fuerza que solía emitir, mas al menos, seguía estando ahí. El joven asintió, con los ojos anegados en lágrimas.

—Lo siento... ¡Lo siento mucho! Si al menos hubiese llegado un poco antes, no habría... No habría...

—Hubiera sucedido lo mismo —sentenció el dios, sin dejar de mirarle—. No es la primera vez que esto sucede, y tú lo sabes mejor que nadie. Desde que ambos ganásteis el primer juego, no has dejado de intentar frenar los pasos de esa mujer, has hecho todo lo que has podido.

—Pero yo... —compungido, secó con su brazo las diminutas lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos, y decidido, volvió a mirar al dios—. Dígame, ¿qué debería hacer? No sé dónde está ella, ni los chicos. Ni siquiera Murumu...

—Descuida, lo sabrás en seguida. Pero debes darte prisa, o será demasiado tarde para mí... Y para todos. No dejes que ella...

Pero su voz se vio apagada de nuevo, incapaz de seguir hablando, y el joven a su lado lo comprendió. Era hora de marcharse. Con un chasqueo de sus dedos, desapareció del lugar, decidido a ayudar a los jugadores de dicha realidad a acabar con su nueva amenenaza.

Esperaba llegar a tiempo...


Tiempo restante: 8 días.

*Por cada post, a partir de ahora, deberán lanzar un dado extra de encuentro:

1.- Nada
2.- Murumuru
3.- Nada
4.- Murumuru demonio (solo para quienes no se la hayan encontrado)
5.- Nada
6.- Diosa
7.- Haku

​

 

Pudiste alejarte lo suficiente de tu enemigo como para estar tranquilo: de todas formas, no parecía que fuese a seguirte por el momento. No comprendías del todo el lugar donde te encontrabas, pero lo que sí sabías era que necesitabas descansar. O si no, de un momento a otro, acabarías desplomado y sin fuerzas para continuar. No obstante, los caminos seguían ahí, y tenías la vía para subir o bajar de planta a tu lado.

¿Qué deberías hacer?

>Buscar un lugar donde esconderte (Ocultar)
>Descansar
>Continuar arriba
>Continuar abajo

Al igual que Cuarto, tu avance por el piso, completamente vacío, solo te daba lugar a varias opciones. Podías aprovechar para descansar, o quizás comprobar el resto de pisos. Tu enemigo no parecía querer seguirte.

¿Qué deberías hacer?

>Buscar un lugar donde esconderte (Ocultar)
>Descansar
>Continuar arriba
>Continuar abajo

Conseguiste robar con éxito la linterna, dejando completamente a oscuras a quien sea que estuviese escondido allí. Con ella en tu poder, sería más fácil salir de allí y tu rango de visión aumentó considerablemente. Mientras avanzabas, podías ver potenciales huecos donde esconderte si se daba el caso, a pesar de que por el momento aquel individuo no parecía querer llegar a salir.

Tras un tiempo caminando, logras sentir una corriente de frío helar tu piel. Buena señal, la salida debía estar cerca. Pero las encrucijadas abundaban.

¿Conseguirías encontrarla, o tendrás que dar un rodeo? (Acierto)

Mientras avanzabas, la suerte pareció estar de tu parte, puesto que viste una luz al fondo brillar con muy poca intensidad. Parecía estar alejándose. Sin embargo, a pesar de que echaste a correr para alcanzarla, al acercarte lo suficiente pudiste comprobar que desde tu posición, aquella definitivamente no era Tercera. De hecho, ni siquiera parecía una chica. ¡Pero tenía la linterna de Tercera, la reconociste al instante!

¿Qué estaba pasando? ¿Qué deberías hacer?

>Seguir al ladrón y alcanzarle (tú decides si luchar o hablar)
>Buscar por los alrededores (Vista Lince)
>Seguir tu camino (Acierto)

 

Séptimo​

La suerte parecía sonreirle al mostrarle ese pequeña fuente de luz en movimiento, sus pasos al parecen lo habían guiado bastante bien por la cueva y le podrían permitir acercarse a su compañera, apresuró su paso con la intención de no perderla de vista, hasta que, lo más obvio parecía relucir en esa poca iluminación.

Esa no era Tercera.

Pero esa sí que era su lámpara, y una de las cosas que había ido a buscar era esa cosa...

—Y claro que lo voy a conseguir... —Sin detenerse a pensar más de la cuenta, corrió para alcanzarle y recibirle de la única manera que parecía estar recibiendo a sus visitantes últimamente, con su espada.

- Stats -
Fuerza: 13
Defensa: 10
Agilidad: 8
Constitución: 1
Corpulencia: 4
Salud: 63

13 fuerza + 10 espada + 10 [ataque normal x2] = 33 – 12 + 5 [corpulencia]
16 de daño​

 

Octavo

Estaba agotado.

No era un asunto de hambre o de sed, simplemente, estaba agotado.

Mental y físicamente había llegado a mi límite hace mucho, y las veces que me había detenido a descansar habían sido, en verdad, muy escasas. Una sola, de hecho. Y ahora, tal y como décimo en su momento, me encontraba débil y susceptible al medio que me rodeaba.

No quería caer, quería mantenerme de pie un poco más, pero no era máquina. Aunque el juego me había endurecido y con dificultad se me podía llamar ser humano, lo cierto es que tampoco era una maquinaria autómata.

Era, al final de todo, un simple ser humano que había llegado a su límite.

Descanso (1/4)

Octavo:
Energía: 8/20
Hambre: 6/15
Sed: 11/15

 

Décimo

Mi hurto fue exitoso y de repente la luz estaba de mi lado, del lado de lo que pronto concluiría en la nada absoluta... ¡La negación de todo sufrimiento a cargo del más brillante aspirante a dios... Bastian, el Décimo!

Ahora solo restaba continuar mi camino, seguir la sensación del frío progresivo lo más rápido que pudiese y entonces...

Reconocí esa voz de inmediato, tan joven y llena de energía bruta. A pesar de manifestarse más agotada, persistía en su esencia audaz, ¡qué maravilla por fin verte...!

—¡Séptimo!

Y tras esto, el brillo de la linterna iluminó a la figura del joven, quien liberó un potente golpe con su espada hacia. Lo recibí sin inmutarme mucho. Pelear ahora mismo significaría mi muerte: tendría que hablar o decirle adiós a este trayecto.

—Amigo, amigo Séptimo, yo entiendo que la luz es un recurso escaso y necesario en estos días tan apocalípticos pero... ¿En serio vas a atacar a un pobre desarmado?— empecé, con un tono de voz sobre todo amigable. Mi primera impresión debía serlo, por lo que no dudé en mostrar el contenido de mis bolsillos. Ningún arma, solo mi diario y ciertos objetos inútiles para esta ocasión. Tras este acto de fe, presenté un rostro mas bien firme —. Si quieres la linterna está bien. Supongo que no importa quien la lleve, ambos queremos salir de aquí, ¿verdad?

Extendí la linterna hacia él, esto era sin duda arriesgado, pero, aparte de mi vida, ¿qué tanto arriesgaba en la realidad inmediata? Tenía todas las de perder. Antes de continuar, deshice un fuerte nudo en mi garganta y tomé una sutil postura de guardia.

>>Séptimo, oh Séptimo, he estado recordándote todo este tiempo... Qué lastima que nuestro primer encuentro sea de esta forma, ¿no lo crees? Te lo repito: no tengo ninguna intención de pelear ahora mismo, movámonos juntos para saber qué demonios está ocurriendo allá afuera, ¿qué dices?
Adelanto que no seré mezquino, te aseguro que si salimos de esto y... digamos, logro salir de esta posición tan... vergonzosa en cuanto a desventaja... te daré un espectáculo sorprendente, ¡a la altura de un aspirante como dios tan intrépido como tú!


- Stats -
Fuerza: 10
Defensa: 12
Agilidad: 7
Constitución: 3
Vida: 100 - 16 = 84

 

Séptimo ​

Estaba cansado, sí, pero eso no impedía en lo absoluto que se mantuviera firme con sus manos fuertemente agarradas en el mango de su espada, en un espacio tan reducido y con lo único que le interesaba frente a él no podía darse los lujos de dudar, aunque en el momento que notó que ese hombre parecía conocerle más de la cuenta lo confundió un poco.

No sabía de que hablaba en lo absoluto, de hecho, ni siquiera sabía el por qué estaba tan entuciasmado en verle incluso de haberle atacado.

—¿Recordándome? ¿Debería acaso sentir que nos conocemos de algún lado para que estés diciendo esas cosas? —Gruñó, haciendo algo bastante similar a él, colocandose en una postura defensiva, algo amenazante con la espada que tenía en manos en este momento, si daba un paso en falso, volvería a atacarle sin duda.

Sus ojos se pasearon múltiples veces entre la lámpara que le tendían y aquel hombre, hasta que finalmente, la tomó. —Yo ya viajo con alguien, lamentablemente. Y esta lámpara solo me guiará al objetivo que quiero, a la... estrategia que quiero. ¿Qué me asegura a mí que no vayas a robarme algo mientras viajamos? Yo ya vengo de afuera, se qué y quien está pasando...

>> ¿Por qué no vas y caminas recto hasta encontrar la salida? Te aseguro que así la encontré yo. Así tan siquiera vivirás un minuto más.

- Stats -
Fuerza: 13
Defensa: 10 + 10 = 20
Agilidad: 8
Constitución: 1
Corpulencia: 4
Salud: 63

Postura Defensiva x2
​

 

Aquel ser de ojos rojos que apareció de repente ante él solo le miraba, como si estuviese analizando a través de sus siniestros ojos rojos. ¿Acaso esa era Murumuru?

Cuando quiso darte cuenta, se movió a toda velocidad hacia él.

>>Fuerza (15) + Ataque de carga (Dos acciones, +10 fuerza) + Ataque normal (Una acción, +5 fuerza) = 30.




Murumuru Demonio
Salud: 100/100
Fuerza: 15
Defensa: 7
Agilidad: 15
Constitución: 0

 

Décimo

Tras instantes de tensión, Séptimo cedió ante mi gesto, y con mucho de su lado, tomó la linterna de mis manos. ¿Eso bastaba para tener su lealtad? Hablar de lealtades era desatinado en un contexto como este, eso lo tenía claro, como solo un aspirante a dios lo puede tener.

​

¿Ya viaja con alguien? Mi corazón no tardó en agitarse ante la idea de alguien más aquí en mi contra. ¿En serio esto no podía ser peor para mí? Entonces idea de tomar su espada y aplastarla contra mis sesos dejó de parecerme tan terrible después de todo. Maldito seas una vez más, Octavo.

—Veo que a estas alturas ya forjaste una alianza de lo más firme, no puedo negar que estoy sorprendido, estimado Séptimo...— Me acerqué a él, sin descuidar mi postura de guardia. Sabía que esto era arriesgado, un movimiento incorrecto y estaría en el suelo —. Pensé que andar en solitario haciendo caos por ahí era más tu estilo, ¿por qué no le decimos a tu aliado que venga a hacernos compañía?​

No había obviado los gestos de Séptimo, claramente estaba algo confundido ante mi forma de hablarle. Si bien no lo conocía, no mentía al decir que lo recordaba de la catedral, con esa maldita imprudencia y torpeza propia de la juventud que me ocasionaba querer estrellarlo contra una pared a la vez que erigir un altar en su nombre.

—Admito ahora mismo que estoy algo ofendido, mi querido Séptimo. Creí que recordarías al menos mi voz aquella vez en la Catedral, cuando todo esto empezó. Déjame refrescarte la memoria: "Mucho en que pensar, ¿no lo crees?"— Esas fueron las palabras que dirigí hacia él, cuando solo una silueta era—. "Si alguien, incapaz de matar, está dispuesto a acabar con esta pesadilla, por voy contacte conmigo. Estaré agradecido"

Tras otra risa, aún más cercana, casi podía sentir el aliento agotado de Séptimo. Sus facciones eras más delicadas de lo que pensé, y su fuerza se lucía sin esfuerzo alguno.

>>Pues efectivamente, nada te lo asegura... En una situación como en la que nos encontramos es casi imposible solicitar confianza, aunque al parecer para ti no ha sido muy difícil, ¿me equivoco?— Tras una risa cínica, busqué nuevamente en mi bolsillo y extraje mi diario del futuro —. ¡Parece una simple agenda! Verás, soy profesor, en el oficio se hace imprescindible una de estas, ¿sabes? Pero si acaso esto cuesta mi vida... Déjenme mostrarles el camino de escape más rápido. ​

Ahí estaba yo, buscando entre páginas con la esperanza de encontrar un futuro prometedor.

Contenido oculto

No sé si con esto ya cuenta que salimos del combate Nekita pero por si las dudas, lanzo mis dados de guardia (?)

 

Octavo

Recién había comenzado a sumirme en el mundo onírico cuando recibí un potente golpe que hizo un severo daño. Las lágrimas brotaron de mis ojos, mientras trataba de entender qué era lo que había pasado. Me encontraba en el suelo, desorientado por aquel golpe tan sorpresivo, y cuando al fin pude levantar la vista para enfocar algo, el terror se adueñó de mí.

Unos potentes ojos rojos me miraban, y el ser que estaba frente a mí parecía sacado de un cuento de terror. Algo en ella se me hacía, sin embargo, demasiado familiar. Era a caso... ¿Murumuru?

—A-Así que al fin muestras tu verdadera forma, ¿no es cierto? —la cabeza me zumbaba, y con dificultad pude ponerme de pie—. Supongo que tendré que acabar contigo ahora mismo.

Tomé los Nunchakus del difunto segundo y me preparé para luchar.

>>Fuerza (12) + Ataque rápido (20) + Nunchakus (10) - defensa (5)= 42-7 = 35

Fuerza: 12
Defensa: 10
Agilidad: 8
Corpulencia: 3

Vida: 70/100

 

Séptimo​

Energía: 10/20
Hambre: 9/15​

Sed: 7/15​

Vida: 63​

​

Frunció su ceño al momento en que escuchó que le sorprendía que viajara con alguien, o quizás lo frunció por el simple hecho de que volvió a escuchar que le llamaba "estimado", como si por el simple hecho de estar en esa competencia les hiciera cercanos o le hiciera conocerle más en algún sentido extraño.

—¿Pero que piensas de mí? Sería estúpido ir yendo por allí haciendo destrozos sin ninguna estretegia —finalmente bajó su espada para hacerle saber que por el momento, no le mataría, tan siquiera si mantenía la palabra que le había dado —. A mi compañía le robaste la lámpra, claro que tengo que decirle que venga...

Chasqueó su lengua y se cruzó momentáneamente de brazos, por el momento no encendería la lámpara, debía ahorrar eso y la verdad, no lo desperdiciaría si lo podía ver claramente en esos momentos.

Aunque en el momento que se explicó sus ojos parecieron haberse iluminado, claro que lo recordaba ahora, se había quedado frente a él justo después de que había tomado su celular y recordó exactamente la línea que le dijo en ese entonces, que por obvias razones, repetería en ese momento, aunque no exactamente con las mismas palabras.

—¿Ya me admiras más en persona? Estoy seguro que puedes ver más de mí ahora que estoy justo frente a ti... sin ninguna sileta que me esconda...—Su mirada estaba fija en los ojos de Décimo, confiada e igual de arrogante que la primera vez que se encontraron, luego le dedicó la más galante de sus sonrisas y rió después de unos segundos de seriedad para volver al tema que estaban tratando, estaba claro que se daba lujos de desvariar cada cierto tiempo.

—Claro que no ha sido difícil, se jugar mi juego...—Al sacar su diario, la atención fue puesta en eso, ahora ya también sabía que destruir si se atrevía a faltarle a su palabra —Bien, mostrarás el camino, una vez que estemos completos. Creo que al final tu serás el afortunado de tenerme cerca... con todo lo que está pasando.

Sin más, le entregó su espada sobrante de manera temporal, sabía que no le mataría, y de igual forma, pronto serían dos para darle la vuelta a las cosas si algo pasaba.