Historia larga Los fantasmas de Michel Holmes

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Mitsuki Holmes, 29 Octubre 2017.

  1.  
    Mitsuki Holmes

    Mitsuki Holmes Escritora Ocasional

    Aries
    Miembro desde:
    24 Septiembre 2010
    Mensajes:
    33
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Los fantasmas de Michel Holmes
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    2829
    Anteriormente, hace algunos años, había publicado esta historia pero por motivos personales no pude continuarlo, ahora vengo traérselas de nuevo pero con una nueva versión, espero lo disfruten.
    Un ultimo aviso, esta historia también esta publicada en wattpad desde mi cuenta Nayiret.

    Los Fantasmas De Michel Holmes

    Michel Holmes es una joven de 18 años con una habilidad excepcional y es el poder ver espíritus, desde pequeña se acostumbró a ellos, pero desde la muerte de su padre, Darrens Holmes, estas apariciones se han intensificados hasta al punto de crear caos en su pequeña ciudad. Holmes junto a sus amigos averiguaran y buscaran solucionar este problema, ahora la pregunta es ¿Lo lograran?, Michel pasara por muchas situaciones que llevaran a su alma a desequilibrarse y quizás…perderla.



    “Siempre pude ver lo que los demás no podían ver”


    Capítulo 1: El comienzo del Fin


    Desde los inicios el ser humano se ha caracterizado por creer en lo sobrenatural, aunque hay excepciones, creyendo en entes poderosos capaces de crear vida de la nada y controlar todo un mundo, en ángeles caídos capaces de ocasionar el caos y terror, en vampiros, hombres lobos, hadas, incluso en fantasmas. Muchas de las leyendas que se han contado sobre estas criaturas, y otras más, han sido falsas, quizás ni siquiera existan porque ¡por favor! ¿Enserio estamos hablando de hombres que se convierten en híbridos con características de lobos, pequeñas mujeres que te cumplen deseos que duran hasta la media noche o sobre seres que tienen el don de la eternidad pero tienen que beber sangre humana? El mundo debe estar loco para pensar tales ridiculeces, “pero… ¿Qué hay sobre los fantasmas?”, ¡ah! Sobre eso, muchos dicen que no existen, son productos de la imaginación, otros que sí pero en verdad nadie lo sabe, o tal vez sí.


    La Familia Holmes-Di Salvo, una familia muy unida formada por cinco miembros, el hombre de la familia, Darrens Holmes, un detective proveniente de Inglaterra, con un pasado que pocos conocen, pero una persona de buen corazón, amable, y, ¿Por qué no?, atractivo también pero lastima para las mujeres solteras que buscan alguna oportunidad porque su corazón le pertenece a su compañera de vida, Amelie Di Salvo, la segunda miembro de la familia, una mujer fuerte, valiente, hermosa y amorosa capaz de defender con uñas y dientes a su familia, el tercer miembro resulta ser la madre de la hermosa Amelie, Actea Di Salvo, una veterana con mucha alegría y sabiduría, pero que no te engañe su apariencia de viejita tiene una energía y fuerza que no es común en una mujer que pasa los 60 años o más, el cuarto integrante resulta ser la gata mimada de doña Actea, Bast, un felino un tanto especial con un pelaje de color negro y ojos azules, por ultimo nuestra protagonista, Michel Rosalie Holmes, la hija de Darrens y Amelia, poseedora de una capacidad intelectual muy alta, un tanto reservada con las demás personas pero todo lo contrario con su familia. ¡Oh! que hogar tan interesante ¿verdad?, para ser sinceros, ellos eran muy felices juntos, con una que otra discusión pero nada preocupante, quizás hasta podrían ganar a “La familia perfecta” si es que hubiera este tipo de competencias, pero no la hay ¡que lastima!, y digo eran porque nuestro querido amigo La muerte se dio cuenta que el tiempo de Darrens había terminado así que fue a buscarlo en una noche lluviosa, son sus noches favoritas y piensa que dan un toque dramático a las partidas, donde las calles asfaltadas eran resbalosas y justo cuando Darrens manejaba de regreso a casa, La muerte simplemente se sentó en el lado del copiloto, obviamente Holmes no sabía que tenía pasajero, y observo a profundidad a ese hombre, su ejercitado, pero no tan exagerado, cuerpo, su piel blanca, su corto cabello de color marrón oscuro, su perfil donde se notaban esas pequeñas arrugas producto de las risas que La vida le otorgo, esos labios delgados que muchas veces besaron los labios de Amelie, las mejillas de Actea y la frente de Michel, y por ultimo sus ojos marrones que a veces daban la impresión de ser negros y que guardaban muchos secretos que muy pocos conocían, La muerte era uno de ellos, todo esto lo observo en pocos minutos incluyendo sus sentimientos, pensamientos y recuerdos.


    Lo siento, pero te tienes que ir— dijo La muerte a su acompañante, aun sabiendo que este no lo escuchaba, de pronto desapareció y el final comenzó. Holmes no sabía que sucedía, de repente el carro comenzó a fallar, intento mantener la calma y controlar el vehículo pero era imposible porque justamente estaba pasando por la parte en construcción de la carretera, aquella que no tenía la barrera de medio metro de bloques que evitaban las caídas hacia el vacío, y entonces supo que era el fin, y en esos segundos donde salió de la carretera y caía hacia el vacío pensó en su familia, en no poder decirle “Te amo” a Amelia y verla sonrojarse, en no poder volver a discutir con Actea solo porque le gustaba llevarle la contraria, en no poder acariciar otra vez el pelaje de ese curiosa gata y en no poder despedirse de Michel, su pequeña guerrera y su todo, sus lágrimas cayeron, ya veía el suelo acercarse, entonces como si fuera una película recordó el primer día de Michel en la casa con toda la familia reunida y feliz por la nueva integrante y la noche anterior.


    Perdónenme, no llegare a casa hoy—

    — ¡Papi Malo!—

    — ¡Perdón!, prometo que mañana te compro un helado de chocolate ¿ok?, Te amo princesa—

    —Ok, yo también te amo papi—

    “Perdón princesa, no te compre tu helado”, y todo se volvió oscuridad.


    — ¡Michel, baja ya o vas a llegar tardes a clases!—

    — ¡Ya voy!—

    Michel miro su habitación hecha patas arriba, chasqueo la lengua y se decidió por irse de una vez, no había encontrado su amuleto y apostaba que alguno de esos “traviesos” lo habían agarrado, la pregunta era ¿Cuál de ellos fue?, suspiro y salió de su habitación con bolso en mano, ya frente a las escalera dio un vistazo al candelabro que daba justo de frente a su cuarto y juro vengarse, el dichoso amuleto estaba colgando del candelabro, volvió a suspirar, ya después buscaría cómo bajarlo de ahí.

    — ¡Muchachita ya son las 7:00 de la mañana!— reclamo su madre al verla ya en la mesa de la cocina para después darle un plato con un sándwich.

    —Perdón, me tarde buscando algo— dijo Michel y después comenzó a comer.

    —Da igual, vamos come rápido, por hoy te voy a llevar a la academia— dijo Amelie antes de caminar hacia la puerta trasera de la cocina, la cual daba hacia el jardín— ¡Madre, Michel y yo ya nos vamos, por favor no te quedes mucho afuera y tomate tus medicinas!— grito pero la mayor de las tres simplemente siguió con sus claveles al fondo del patio sin responder— al menos un “ok” estaría bien—murmuro y volvió a la sala para encontrar a Michel esperándola junto a la puerta.

    —Estoy lista—


    Madre e hija se encontraban en el carro viendo la entrada de aquel instituto, Amelie desvió su vista hacia su hija y empezó a hablar—hija, sé que no es de tu agrado volver a esta ciudad pero sabes que necesito este trabajo y tú tienes mucha suerte el poder estudiar aquí, así que por favor solo…solo hazlo bien ¿ok?, haz muchos amigos, no te quedes sola ¿puedes intentarlo?— Michel observo aquellos ojos de un color parecido al ámbar, una característica muy común en los Di Salvo, y suspiro, lo que su madre pedía era algo un tanto difícil porque por una parte estaba su personalidad un tanto seria y sarcástica, no todo el mundo captaba o aguantaba su humor negro, y por el otro lado su pequeña habilidad que más de una vez la dejo sin amigos durante sus 18 años de vida. La joven volvió a mirar la entrada una vez más ahora detallando el letrero de mármol con el nombre de la academia en letras doradas en una de las columnas.


    —Lo intentare—dijo Michel, dándole una pequeña sonrisa a su madre—“pero no prometo nada”—pensó.


    —Buena suerte, si necesitas algo recuerda que estaré en el departamento de detectives, que te vaya bien— deseo Amelie viendo como su hija bajaba del auto y se dirigía hacia la entrada.


    Para aclarar dudas, la pequeña habilidad de nuestra protagonista era el poder ver, tocar y hablar con espíritus, ha sido así desde pequeña y siempre eso le había ocasionado problemas, porque mientras ella pensaba que era algo común el verlos, los demás no pensaban lo mismo para luego tacharla de lunática pero eso a ella no le importaba mientras tuviera a su familia, bueno no es que Amelie le agradara mucho la idea de que su hija dijera que hablaba con fantasmas pero era su hija y la amaba, mientras que la abuela Actea parecía no prestar atención a eso, pero en el caso de Darrens era todo lo opuesto, el hombre no le importaba si su hija veía fantasmas en verdad o solo era imaginación, el punto era que la niña era su todo y si, para no ver a su bebé llorar, tenía que comenzar hablar a la nada saludando al tatarabuelo de algún rey simplemente lo haría, aunque de todas formas Michel se daba cuenta de que fingía porque el tatarabuelo se encontraba al lado de ella y no junto a la pared, pero esos detalles eran los que la hacían sentirse feliz, amada y disminuía su soledad así que lo dejaba pasar.


    Claro que esos pequeños momentos se fueron cuando en una madrugada lluviosa les dieron la noticia de que Darrens Holmes había muerto por un accidente automovilístico. Ese día para la pequeña Michel de 6 años fue como si le arrancaran el corazón luego lo pisaran con las botas más pesadas y con toda la furia posible para que a la final devolvieran el corazón en su lugar con todo menos delicadeza, simplemente horrible.


    Michel camino a paso lento por el camino principal hacia el edificio, por ambos lados del camino de piedra se podría apreciar hermosos jardines con un centenar de diferentes tipos de flores y árboles, junto en frente de la entrada del edificio se encontraba una estatua de bronce con la figura de un ángel, con sus alas extendidas, con las manos formando un cuenco y con el rostro en dirección al cielo, como si estuviera esperando a que algo cayera del cielo, el ángel parecía vestir una toga y lo que debería ser el rostro del ángel no tenía nada así que al verlo no se sabía si era hombre o mujer.


    —“Curioso”—pensó Michel para al fin adentrarse al edificio. Si se impresiono con el exterior con el interior se quedó sin palabras, el recibidor era algo maravilloso, te hacía sentir como si estuvieras en un palacio—“¿Quién dice que no lo es?”— nuestra chica observo su alrededor, a un lado de la entrada se encontraba un mostrador que ocupaba una mujer de unos veinte y tantos, de cabellos castaños ondulados sueltos, como los de Michel, pero de un tono más apagado, una cara libre de imperfecciones, con unos ojos oscuros y labios delgados pintados de un color rojo oscuro, vestía un traje oscuro muy sencillo, pero que con su porte daba una buena imagen, simplemente…—“Hermosa”—miro hacia el otro lado donde se encontraba un largo mueble de tres puestos de madera con cojines de color marrón con detalles dorados, frente al largo sofá se encontraban dos sofás individuales con las mismas características y por último en el centro una mesa de café de madera con un mantel dorados, al frente de la entrada se podría apreciar dos escaleras que se unían y aparecía otra escalera que daba hacia el primer piso donde a cada lado de las escaleras había un pasillo y en el medio había un ventanal con la imagen de la estatua de la entrada, justamente debajo de la unión de ambas escaleras había una entrada de dobles puertas y arribas de estas decía “Dirección”, lo siguiente que Michel noto es que a ambos lados de las escaleras, en la planta baja, se encontraba un pasillo, volvió a mirar hacia el mostrador y luego hacia los muebles y en ambos lados también habían pasillos—“Genial, puedo asegurar que me voy a perder unas cuantas veces”— pensó con fastidio solo con recordar la mala orientación que solía tener— “solo porque digan que soy un genio no significa que recuerde por donde voy”— Michel se decidió por pedir ayuda a la joven del mostrador que parecía ser amable, tuvo que esperar porque al parecer no era la única desorientada en ese momento así que se decidió por detallar el uniforme del alumnado. Las mujeres llevaban una camisa de mangas largas blanca con una corbata roja, el saco era un color beige con dos líneas marrón oscuro al final de las mangas y en el lado izquierdo en colores marrón oscuro y dorado el emblema de la academia, la falda era marrón oscuro, muy sencillo, normalmente las estudiantes llevaban largas medias blancas o negras y por ultimo zapatillas negras, mientras los hombres también utilizaban los mismos colores así que no había mucho que detallar, lo que si notaba Michel es que la mayoría daban la imagen de ser provenientes de familias acaudaladas, eso sería un dolor de cabeza para nuestra castaña.

    — ¿Se te ofrece algo cariño?—Michel se sobresaltó al escuchar aquella voz, se dio cuenta que se había distraído mucho observando a la gente y no se había dado cuenta que la hermosa mujer del mostrador la estaba llamando.

    —Disculpe, soy Michel Holmes, soy nueva y quisiera saber cuál es mi grupo— la mujer le regalo una amable sonrisa y empezó a buscar en el computador.

    —Cariño, estas en el grupo A1, es en el salón 105, subes las escaleras mano izquierda— señalo. A Michel le costó un poco salir del trance en que la suave voz de esa secretaria la hizo caer.

    —Gracias—agradeció Michel caminando hacia las escaleras— “Peligroso” —lo mejor era no estar muy cerca de esa mujer.

    Este instituto era algo especial ya que solo prodigios podían lograr entrar, y también jóvenes de familia con mucho dinero pero no lo griten mucho es un secreto a voces, por esta razón se hacía llamar APJE (Academia Para Jóvenes Elite), digamos que al crearla no tuvieron mucha imaginación con el nombre, el instituto constaba de dos edificios, uno de dos pisos y el otro de tres, el primero, el de dos pisos, era donde se encontraban las aulas, salas de profesores, dirección, enfermería y los baños, este edificio se conectaba con el otro, el cual tenía las diferentes salas para cada club existente en la academia, mediante pasillos que atravesaban el patio principal que quedaba en medio de ambos edificios, en el patio se encontraba una pequeña cafetería y alrededor de esta varias mesas y sillas, también estaba repleto de árboles y pequeños jardines que lo decoraban, por último, detrás del edificio de tres pisos, se encontraba los espacios para los clubes que requerían estar al aire libre. Este era la APJE una academia que solo aceptaba lo mejor de lo mejor.


    Gracias a todos los dioses Michel no se perdió durante el camino hacia el aula así que pudo llegar antes de que iniciara la clase, observo el aula y se dio cuenta que ya la mayoría habían formado sus grupos y hablaban entre ellos. Se decidió por el penúltimo puesto que se encontraba justo al lado de las ventanas, al menos así nadie la molestaría, para cuando se sentó en su puesto y empezaba a hurgar en su maletín en busca de sus cuadernos una sombra la cubrió—“nuevo record, ni siquiera he abierto la boca”— pensó, así que, dispuesta a espantar a esa persona, levanto su rostro y se llevó la sorpresa de su vida.

    — ¿Michi? — la persona frente suyo era Alice Watson, la única persona en su infancia que no la alejo.

    —Por favor, no me llames así— dijo con cara inexpresiva, simplemente odiaba ese apodo

    — ¡Si eres tú! ¡Mira James te dije que si era ella!— justo al lado de la rubia se encontraba James Dunccan, quien en su infancia fue su peor pesadilla.

    —Hola fenómeno— sin duda alguna el volver a esa ciudad fue la peor decisión que alguna vez pudieron haber tomado, desde el punto de vista de Michel, volver a esa ciudad significaba volver al pasado y eso era lo que durante 11 años trato de evitar. Por alguna razón Michel tuvo la impresión de que todo iba a terminar en desastres y ella iba a estar en el medio.
     
    Última edición: 4 Noviembre 2017
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    Mitsuki Holmes

    Mitsuki Holmes Escritora Ocasional

    Aries
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    Escritora
    Título:
    Los fantasmas de Michel Holmes
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    5
     
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    2993
    “Estoy en paz con Dios, mi conflicto es con el hombre” – Sir Charles Spencer Chaplin.


    Capítulo 2: Empecemos otra vez


    Los únicos amigos, del plano terrenal, de Michel fueron su familia y la pequeña Alice Watson. En verdad fue algo curioso ver como ambas niñas de 4 años iniciaban su amistad, por un lado Alice aún estaba en el proceso de aprendizaje del “A, E, I, O, U” junto a las demás letras del abecedario e intentando dibujar sin salirse de la línea, pero por el otro Michel ya empezaba a leer libros infantiles y su caligrafía, para su edad, era un poco entendible y estable, Watson era el ejemplo perfecto de una muñeca de porcelana, con su piel blanca con pequeñas pecas esparcidas por debajo de sus ojos, los cuales eran de un verde esmeralda; sus rubios cabellos arreglados en dos perfectas coletas altas, cortesía de su nana, y por ultimo sus esponjosos vestidos bastante coloridos decorados con lazos; Holmes era esa niña con una piel un tanto más oscura que la de Alice, que, aparte, prefería vestirse como un niño porque…—“no soy un juguete”— y sus cabellos ondulados siempre sueltos, así es como la diferenciaban de los niños pero era horrible cuando quería utilizar gorros. Ahora seguro tendrán sus dudas de cómo fue que inicio su amistad, les diré una palabra que caracteriza a todo niño y esa es la curiosidad.


    Y esa curiosidad provenía de la muñequita de porcelana, porque nuestra niña/niño ni pendiente de ella, si nos ponemos en la pequeña cabeza de la muñeca sabríamos que para ella era extraño que hubiera una persona que no la tratara como si con el mínimo toque se quebraría o como una princesa, así que un día en el jardín de niños durante el recreo, después de ver como un grupo de niñas ignoraban la petición de Michel de jugar con ellas, cosa que su madre ordeno que hiciera, se acercó.

    ¿Quieres jugar conmigo?— pregunto despacio Alice con temor, se le entendía que sintiera miedo ya que habían rumores de que la castaña era una mini bruja, entre otros apodos de esa índole, pero es que la curiosidad era tan grande, ella quería saber si Michel hacia hechizos y si era así sería perfecto para ella, ya sabía a quién acudir cuando rompiera algún objeto valioso en la casa.

    La pequeña Holmes iba a negarse, la princesa no le caía muy bien, pero recordó lo que le pidió su madre y acepto, jugar un rato con la princesa no iba a ser tan malo ¿verdad?.

    La tía Betty dice que eres una bruja, ¿eso es verdad?— y por eso la tía Betty no fue la favorita de Michel en la familia Watson.


    — ¿Comemos juntas?— Holmes observo a la rubia con confusión plasmada en su cara, miro a su alrededor, al parecer la hora del almuerzo había llegado y ella se había perdido en su mente— ¿trajiste tu almuerzo?, si no lo hiciste puedes comprar en la cafetería, ellos tienen un excelente menú que—

    —Si lo traje—interrumpió la castaña mientras agarraba su maletín.


    Ambas chicas después de dejar el salón caminaron a lo que sería la recepción, el lugar donde se unían todos los pasillos y se encontraba la oficina del director, y al bajar de las escaleras atravesaron el pasillo que quedaba del lado izquierdo de la dirección. Durante el camino Michel detallaba el pasillo, el cual en un comienzo las paredes estaban cubiertas de ventanales que llegaban a la mitad pero ha cierto punto del camino pasaban por un arco de piedra llena de flores y dar paso a un camino de piedra que se dividía en diferentes direcciones, las chicas tomaron uno de esos caminos y en pocos minutos llegaron a la cafetería, que más bien parecía un restaurante de cinco estrellas con meseros incluidos.


    Holmes y Watson se sentaron en una de las mesas más alejada, al parecer Watson aun recordaba que a su amiga de la infancia le gustaba comer en lugares así. La rubia, después de hacer su pedido a uno de los meseros, centro toda su atención a la castaña que ya había empezado a comer.

    — ¿Entonces después de 11 años has vuelto?— pregunto Alice detallando a Michel, aún seguía quitando y haciéndole muecas al pimento de sus comidas como lo hacía de niña.


    —bueno… estoy aquí así que supongo que si—respondió Michel mientras tomaba del vaso de agua que había traído en ese momento el mesero junto al almuerzo de Alice—pero no será por mucho tiempo—

    — ¿Por qué?—Alice se impresiono por eso, pensaba que su querida amiga, porque para ella seguía siendo su mejor amiga, se quedaría por muchos, bastantes, años.

    — ¿Acaso no lo recuerdas?—Sonrió con burla, este era el momento en el cual vería si Alice seguía siendo esa pequeña muñeca o si ahora era igual que los demás que se encontraban en otras mesas y murmuraban las miles de mentiras que había de ella.

    — ¿Aun te siguen molestando?—pregunto con miedo.

    — ¿te molesta que aun los siga escuchando, viendo?—

    —Me molesta el hecho de que no te dejen en paz— sí, ahí estaba la Alice que conocía, la que siempre la defendía y aunque no sabía cómo se sentía su mejor amiga respecto a ese problema siempre intentaba comprenderla y hacerla sentir que estaba de su lado, sonrió, al parecer no todo estaba tan mal—pensé que después de irte tanto tiempo de aquí, al volver no te molestarían…al menos no tanto—

    —pues no, más bien se ha intensificado, o así lo sentí este último mes que estuvimos arreglando la casa—suspiro del cansancio. La razón de irse de esa ciudad no solo fue por el hecho de la muerte de su padre, aunque fue una buena excusa, sino fue que el último año antes de irse varios accidentes le habían pasado a Michel, muchas de ella cerca de la muerte, la niña por primera vez en su corta edad sintió miedo, no solo por los accidentes sino también por las sombras, el sentimiento de peligro de que algo te quiere lastimar y eso su familia lo notaba, pensando que eran secuelas de la despedida del hombre de la familia, que equivocados estaban.

    —Pero cuando estabas fuera, ¿los sentías?— obviamente Alice estuvo al tanto de todo y no quería que su amiga pasara por eso otra vez.

    —lo normal, nada que ver con lo que sucedía aquí— silencio, ambas chicas estaban analizando la situación.

    Holmes y Watson después de comer, y por decisión de la rubia, empezaron hablar de esos años de estar separadas, por lo visto la familia de la rubia ahora eran dueños de una línea de moda y ella era una de las modelos principales, pero el modelaje lo tenía como pasatiempo ya que su pasión era el diseño de ropa. Mientras ambas amigas conversaban, por la entrada de la cafetería aparecía un grupo de adolescentes, a los cuales la mayoría de los estudiantes los saludaban o les daban el paso como si fueran de la realeza—Patético— a ninguno de ese grupo de siete, cuatro mujeres y tres hombres, los conocía, a excepción de James Dunccan.

    A pesar de que las familias de ambos jóvenes se llevaban bien, ellos jamás lo hicieron, en cada momento en que el niño de cabellos azabaches y la castaña se encontraban, no importaba quien empezaba, terminaban por el suelo peleando como los niños que eran, no pregunten el porqué de esto ya que ni ellos lo sabían, y no sería una sorpresa para Michel que ambos continuaran con esa tradición y mucho menos ahora que veía como el grupito se acercaban a su mesa— aquí vamos—

    —lo lamento chicas pero este es nuestra mesa, así que muévanse— hablo la que al parecer era la líder, una chica con los cabellos teñidos de un rubio, ojos azules, piel blanca y muy, para el gusto de Michel, muy delgada. La castaña la miro a los ojos con aburrimiento, ¡esto era muy cliché hasta para ella!

    —y… ¿Dónde está tu nombre que no lo veo?— ok, sigamos con el cliché.

    — ¿Quién te crees para hablarme así?— la rubia cruzo sus brazos sobre su pecho en una posición prepotente.

    —La nueva— sonrió con obviedad, ¡joder! Era la nueva en ese instituto y no conocía ni al conserje ahí, y aun si no lo fuera le seguiría hablando así porque Michel Holmes no se deja dominar por nadie.

    —Querrás decir el fenómeno— Michel arrugo el entrecejo y miro hacia Alice quien negó con la cabeza respondiendo a la silenciosa pregunta, volvió a mirar a la rubia, no la recordaba de su infancia y la ciudad no era tan pequeña como para que los acontecimientos de su niñez llegaran a los oídos de todos, después miro hacia Dunccan y su pregunta se respondió sola.

    Bastardo—Michel lo mataría.

    —Ya basta Kristina, ya nos íbamos—interrumpió Alice al ver por dónde iba la situación, conocía a su amiga y si ella aún tenía la misma personalidad de antes, o peor, lo mejor era evitar cualquier conflicto, agarro sus maletines y a Michel por el brazo y salieron de la cafetería. Michel forcejeaba para volver y partirle la cara a la boca floja de James— ¡Ya basta Michel!—Grito Alice al ver como forcejeaba e insultaba su amiga al joven Dunccan.

    — ¡Ese maldito no tuvo que decirle nada a esa rubia oxigenada!—berrinchaba Holmes

    —tal vez no fue él, recuerda que no les caías muy bien a muchos niños— un punto para Watson, Holmes en su infancia no fue muy querida por sus compañeros.

    — ¿Por qué lo defiendes? Antes no lo hacías, siempre me dabas la razón…traidora—La castaña veía a su amiga con sospecha y esta se sonrojo.

    — ¡No es lo que piensas! ¡Simplemente he madurado!—se defendió la rubia.

    —claro, eso ni tu misma te lo crees—refuto Michel, pero después de recordar el rostro de James una duda apareció.

    —si no me quieres creer no me creas, no me importa—desvió su cara en una clara señal de indiferencia esperando que Michel le volviera a gritar algún insulto pero lo único que consiguió fue silencio—Michi, ¿Sucede Algo?— volvió a mirar a su amiga y esta estaba mirando hacia un lado con el ceño fruncido.

    —Watson, ¿Qué le sucedió a Dunccan en el rostro?—lo que Holmes había notado en el rostro de James había sido dos cicatrices en ambas mejillas del joven, desde la comisura de los labios hasta la mitad de las mejillas, a simple vista no se notaban pero para Michel fue fácil percibirlo a pesar del posible maquillaje que utilizaba el chico para cubrirlas.

    — ¡Ah! Sobre eso, ocurrió antes de que llegaras, hay una asesina suelta desde hace tres meses, esa mujer les corta el rostro a sus víctimas, todos hombres, y James fue una de las primeras víctimas pero lo encontraron antes de que fuera muy tarde y logro sobrevivir—Alice recordó todo lo que tuvo que pasar el chico, al menos al estar en el grupo de Kristina nadie lo molestaba por sus cicatrices.

    — ¿Tres meses?—por alguna razón sentía haber escuchado sobre eso en alguna otra parte, pero no sabía dónde.

    —sí, hasta ahora no se sabe nada de ella, no deja pista en las escenas, tal vez por eso han llamado a tu madre, ella es genial— alago Alice al recordar a la madre de Michel— pero desde hace un mes no ha aparecido, quizás se fue a otro sitio—

    Michel miro hacia el vacío pensando en por qué no podía pensar lo mismo que su amiga y en el presentimiento de que había algo más oscuro detrás de esos asesinatos.


    Después de esa hora de descanso todos los estudiantes volvieron a sus salones hasta la hora de salida, Alice quería acompañar a su Michi hasta su casa pero esta se negó, ella ya no vivía cerca de la rubia y era mejor que se fuera de una vez a su casa. Una hora después llego a su casa, subió hasta su habitación y se lanzó a la cama, tal vez descansar unos minutos no estaría mal, y ese iba a ser su plan pero había mucho ruido, demasiado.

    — ¡Ya cállense malditos parásitos!—grito a la nada y volvió a hundir su rostro en la almohada, pero volvieron los ruidos, suspiro con frustración, agarro la almohada que utilizaba y la tiro hacia la puerta, se volvió a acostar pero ahora boca arriba, los ruidos se habían detenido, el silencio duro unos minutos hasta que escucho una risa infantil, volvió a suspirar y se decidió por sentarse, al hacerlo miro hacia la puerta, frente a esta habían tres niños, tal vez de unos seis años, todos ellos vestían ropas del siglo pasado y estaban demasiado pálidos—en lugar de estar fastidiando, deberían bajar mi amuleto del candelabro—dijo Michel mirando con fastidio a los niños que se miraban entre ellos sonriendo por la travesura de la mañana.

    —Eres aburrida—hablo uno

    —Antes me caías mejor—dijo el otro

    —Si nos hubieras hecho caso, seguirías siendo una niña para siempre— se quejó el ultimo

    —Si les hubiera hecho caso a ustedes, en este momento estaría muerta—debatió Michel caminando hacia su armario, los tres niños sonrieron mirándose entre ellos con malicia.

    —Que lastima que no quisiste jugar en el lago con nosotros—dijo uno, Michel no se tomaba la molestia de saber quién hablo, todos ellos tenían el mismo timbre de voz.

    —Bajen mi amuleto del candelabro, ya no soy una niña para jugar con ustedes, asi que bájenlo… ¡ahora!—grito Holmes viendo como dos de ellos salían corriendo del cuarto pero uno se quedaba viéndole— ¿Qué?

    —Ya no eres una niña, pero hay muchos que quieren jugar contigo—dijo el niño antes de salir del cuarto. Michel pensó en lo que el pequeño había dicho, se hacía una idea pero no sabía el peso de esas palabras, de repente se sintió observada y miro la ventana que daba hacia la calle del vecindario, había salido a las tres de la APJE y entre su llegada a la casa y el alboroto con los duendes parásitos se habían hecho las 6 y en estos meses anochecía rápido, por lo tanto al mirar hacia la calle lo único que vio fue nada, no había nadie por ahí, suspiro, eran paranoias suyas. Se decidió por terminar de cambiar su uniforme por ropa más cómoda y bajar a hacer la cena, su mamá no tardaba de llegar del trabajo y su abuela debía de despertar en unos minutos.


    Horas después en la madrugada, entre alguno de esos oscuros callejones de la ciudad un hombre borracho se encontraba caminando hacia su casa, pero por su inestabilidad lo más seguro es que dormiría en alguna banca, entre tropiezos se sentó en una y miro hacia la noche estrellada, todo estaba silencioso.

    — ¿Soy Hermosa?— el hombre se extrañó al escuchar una voz femenina, desvió su mirada hacia su derecha y observo a una mujer con un vestido estilo japonés de color blanco, cabellos lisos negros, a medida que el hombre subía su mirada noto que en el rosto de la mujer había un tapaboca.

    —una mujer como tú no debería estar sola a estas horas ¿no crees?—dijo con coquetería el borracho levantándose de la banca y acercándose a la mujer de aspecto asiático.

    — ¿Soy hermosa?—volvió a preguntar la mujer.

    —Claro que si—respondió el hombre, sin duda alguna se había ganado la lotería esa noche.

    — ¿Y ahora?— la mujer se destapo la cara, mostrando lo deformada que esta las partes cercanas a la boca, el hombre se paralizo del miedo y respondió.

    — ¡no!—

    El hombre se había sacado la lotería, y vaya lotería fue esa.





    Nota: en algunos capítulos le responderé las curiosidades que tengan de algún fantasma secundario, como los niños de hoy, o creencias que posiblemente saque de diferentes culturas, en este caso los niños que hablaron con Michel en este capítulo. En Venezuela, no sé si en otro lugar es igual, hay una creencia de que cuando un niño no es bautizado y muere antes de serlo, su espíritu queda vagando por este mundo. La razón de porque se le tiene tanto miedo a estos “duendes”, así es como se les llama aquí, no es por las travesuras, características de un niño, sino por el hecho de que estos suelen ser los “amigos imaginarios” de los niños, también no bautizados, y llegan a un punto en que estos “Duende” engañan a los niños con juego y se los llevan a lugares lejos de la familia, ya cuando los padres o representantes del niño se dan cuenta de su desaparición y después los encuentran, estos ya están muertos. Para evitar esto los padres llevan a su niño a bautizar y hacen que el niño, creo que antes o después del que el Padre/Cura lo bautice, les de nombre a “su amigo” y el Padre/Cura repita el mismo proceso con el niño pero ahora con el nombre del duende, en algunos casos, como los que viven en pueblos o que no tienen los medios para pagar e ir una iglesia para un bautizo, dicen que el niño debe ir bastante lejos de la casa y con un tazón de agua bendecir al “niño” dándole un nombre y después irte, si en dado caso llegas a escuchar que te llaman no voltees y sigue tu camino pero si la curiosidad te gana y quieres ver hacia atrás lo que tienes que hacer es agacharte y mirar entres tus piernas pero jamás volteándose completo. Como dije antes pueden hacer preguntas de sobre lo que tengan curiosidad, si siento que esa información no la podre decir dentro de la historia o que la necesitan para entender se las responderé pero si es en el caso contrario entonces tendrán que esperar.
     
    Última edición: 4 Noviembre 2017
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    Mitsuki Holmes

    Mitsuki Holmes Escritora Ocasional

    Aries
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    Los fantasmas de Michel Holmes
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    Misterio/Suspenso
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    5
     
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    2005
    “Es usted la mujer más bella que he visto en mi vida, lo cual no dice mucho en su favor”— Groucho Marx (1890-1977) actor estadounidense.


    Capítulo 3: ¿Soy hermosa? - ¡No contestes! (parte 1)


    No solo en la familia Darrens era un detective también Amelie era, y es, una detective, ambos se conocieron durante una investigación sobre un asesino serial, cuatros años antes de tener a Michel, en ese entonces Holmes era líder del equipo de detectives mientras que Di Salvo era la novata del grupo. Damas y caballeros no crean que su historia de amor inicio a primera vista y que todo fue miel sobre hojuelas.

    No, para nada, quítense eso de la mente, ¡Shu, shu!, ¡Sale perro!

    Darrens y Amelie se ODIABAN, así con mayúscula, no se soportaban, Holmes era un prodigio por su inteligencia, astucia y fuerza, era un hombre muy orgulloso de sí mismo, egocéntrico, poco emocional, muy gruñón y eran muy pocos los que pasaban sobre él, solo su padre, mientras que Amelie aunque también era la mejor de su generación a comparación con su líder no lo era tanto, aparte de que era todo lo opuesto a él, la mujer era inteligente pero no un prodigio, era valiente y no todo el mundo se atrevía a retar al jefe Holmes, era leal, el castaño tenía que darle puntos en eso, no era gruñona, Holmes la quiso matar cuando le dijo que era un viejo gruñón cuando apenas se llevaban 3 años de diferencia, y era muy emocional— que alguien se apiade de mi — decía Holmes.

    A pesar de sus diferencias y mientras pasaban los días ambos empezaban a aprender a coexistir y resultaron ser un equipo excelente, algunas veces se necesitaba la inteligencia de Darrens y otras veces se necesitaba la picardía de Amelie. Ambos eran el equipo perfecto, resolvieron cientos de casos, su amistad creció y obviamente Darrens no era de piedra y Amelie demostraba ser un mujer ejemplar, una cosa llevo a la otra dando como resultado un matrimonio dos años después de haberse conocido para luego de dos años de matrimonio tener a Michel.

    — ¿Hora de muerte?— pregunto la pelirroja.

    —Según la temperatura y el rigor mortis del cadáver, fue entre las 2 y 3 de la noche— respondió el forense, un hombre de cabellos canosos y de lentes ovalados.

    — ¿Causa de muerte?— volvió a preguntar viendo como envolvían el cuerpo de un hombre en una bolsa negra.

    —A simple vista y por las heridas en su rostro puede que por desangramiento, investigare más en el laboratorio— respondió el hombre observando alrededor— es un lugar lleno de galpones, ¿Qué haría un hombre como él aquí?

    —cerca de aquí queda un bar/prostíbulo, ¿Qué cree usted que hacia aquí?, y apuesto a que en ese momento estaba borracho hasta el cuello como para saber por dónde iba— dijo Di Salvo— al parecer nuestra ignoto no se fue, ¿no lo crees, Rodríguez?—pregunto hacia su compañero quien tomaba fotos de la escena.

    —es verdad es el mismo modus operandi, la víctima es un hombre, cortes desde la boca hasta las orejas, el acto fue hecho durante la noche y en un lugar alejado de espectadores— Rodríguez se acercó a su compañera mientras le daba la cámara a otro agente.

    —el jefe no estará muy feliz al saber que esa mujer no se fue— dijo el hombre canoso.

    — ¿Qué padre estaría feliz al saber que el agresor de su hijo sigue libre y en su ciudad?—pregunto Amelie caminando hacia su auto.

    —al menos James no tuvo el mismo final que las demás victimas— dijo Rodríguez ayudando al forense con su equipo.

    Tuvo suerte.


    —entonces si Y es igual a X y se le suma…—una de las cosas que más odiaba Michel eran las clases de matemáticas, ella era buena en esa materia pero simplemente le fastidiaba lo poco interesante que las hacían ver los profesores, en especial el regordete que escribía sin parar en la pizarra mientras nadie prestaba atención.

    Tan aburrida estaba Michel que decidió seguir el ejemplo de sus compañeros y empezó a distraerse con su alrededor. El salón tenía un total de 15 estudiantes, quedaba un asiento vacío y quedaba al lado de ella y era el último de esa fila, el asiento de Michel era el último y quedaba justo al lado de la ventana que daba hacia la entrada de la academia.

    Es mejor que estar viendo los kilos de grasa del Profesor Smith— pensó Holmes mirando al regordete profesor para después desviar la vista hacia la estatua del ángel— ¿Qué demonios?— justamente a espaldas de la estatua se encontraba una mujer con vestimentas japonesas— ella no estaba ahí antes — Michel no se daba cuenta pero mientras observaba a la mujer de rasgos asiáticos se iba levantando de su asiento, la castaña mientras se acercaba a la ventana veía como la mujer con unas tijeras ensangrentadas señalaba a su lado derecho y luego directamente a ella, Michel extrañada siguió la dirección del primer punto y esta daba justamente en donde James se encontraba, entre el segundo y cuarto pupitre jugando con su teléfono, rápidamente volvió a mirar donde estaba la mujer pero esta ya no se encontraba. Michel después de 11 años volvió a sentir miedo.

    — ¿Señorita Holmes, se le ofrece algo?—Holmes despertó de su trance y miro la cara enojada del profesor Smith, había interrumpido la clase.

    —…yo…no…—las palabras no le llegaban a Michel.

    — ¿Michi, estas bien?— esta vez Holmes miro la cara preocupada de su rubia amiga— ¡estas pálida!

    —Señorita Holmes, si usted se siente mal lo me—

    —Estoy Bien—lo interrumpió—estoy bien—dijo mirando ahora a su amiga.

    No, no lo estaba.

    — ¡Michi!— Michel se detuvo y espero a que Watson llegara a su lado— ¿Qué sucede contigo? Has estado actuando extraño desde la clase del señor Smith.

    —Estoy bien—no lo estaba pero esto se había vuelto su mantra y no sabía si se lo decía a Watson o a ella misma.

    —no, no lo estás así que más te vale decirme que sucede—ok, si Holmes era terca, su amiga lo era aún más.

    La castaña suspiro del cansancio y miro alrededor verificando que nadie les prestara atención, era la hora de salida así que no había nadie que no se interesara más que en salir de la academia—creo saber quién es la persona que ataco a James y a los demás.

    — ¡¿Qué?!—las pocas personas que quedaban alrededor se giraron a verlas al escuchar el grito de la rubia—perdón—susurró.

    —vamos a mi casa, ahí te explicare mejor.

    Después de decir eso ambas adolescentes se fueron en dirección a la casa de la castaña.


    —Esta casa…—mientras Alice entraba a la casa miraba el alrededor, se le hacía conocida.

    —Era la casa de mis abuelos—respondió Michel a la muda pregunta mientras subía las escaleras.

    —pensaba que la habían vendido cuando tu abuelo murió—

    —Pues no, a pesar de que mi abuela después de la muerte de mi abuelo se mudó con mis padres jamás pudo venderla — decía Holmes dirigiéndose a la última habitación del pasillo—espera aquí—y entro, al parecer ese lugar era la oficina de su abuelo pero en lugar de sentirse cómoda en ese lugar en verdad se sentía todo lo contrario. Decidió buscar el libro que necesitaba con rapidez e irse, lo encontró entre un montón de libros sobre el escritorio y salió de la habitación.

    —vamos a mi habitación, te contare todo—

    Al entrar ambas chicas se sentaron en la cama frente a frente y con el libro en el medio.

    —Este es un libro sobre mitos japoneses—dijo Michel mientras abría el libro y buscaba entre sus páginas. Nadie en esa casa entraba a la oficina del abuelo de Michel, y la castaña mientras pudiera evitar entrar ahí mejor; la forma en que encontró el libro fue algo curioso para ella, el primer día que llego a la casa y subía directo a su cuarto para acomodar sus cosas encontró en frente de su puerta ese mismo libro, como si alguien lo pusiera allí a propósito, ante esto Michel decidió llevárselo a su abuela a preguntarle sobre el libro, lo único que gano ese día fue un regaño de parte de su abuela por haber entrado a la oficina del abuelo cuando el libro estaba justamente al frente de uno de las primeras habitaciones.

    — ¿Qué tiene que ver un libro de mitos japoneses con el asesino?—pregunto Alice extrañada.

    —Tiene que ver porque el asesino es mujer y no precisamente humano—respondió Michel encontrando la página que buscaba. Claro que se le hacía conocido todos estos asesinatos cuando en un momento de curiosidad decidió leer un poco el libro.

    — ¿dices que el causante de todo esto es un…?

    —un fantasma con cientos de años de antigüedad, solo escucha esto:

    "Hace cientos de años vivió una hermosa joven casada con un samurái.

    Le gustaba andar con otros hombres a pesar de su celoso esposo. Cuando el samurái se dio cuenta, la mato cortándole la boca de oreja a oreja mientras le gritaba: “¿Quién pensara ahora que eres bella?”, desde entonces el espíritu de la mujer vaga en las noches, especialmente nublosas, con el rostro cubierto por una máscara de cirugía. Cuando alguien tiene la desgracia de encontrarse con ella, la mujer pregunta: “¿watashi wa kirei?” (¿Soy bella?). Si la persona responde que sí, ella se quita la máscara y, mientras muestra la cara deformada, pregunta: “¿y ahora?”. Si la victima vuelve a responder afirmativamente, la mujer le cortara el rostro. Si responde que no, se enfadara y lo matara."

    —Pero nosotros estamos muy lejos de Japón para que eso venga para acá— dijo Alice después de escuchar la historia.

    —eso es lo extraño, por lo que sé un fantasma jamás deja su lugar de muerte, es su zona es el lugar donde se siente más cómodo—

    —entonces… ¿Por qué esta aquí?—

    —No lo sé pero hay algo mas—dijo Michel mientras dejaba a un lado el libro.

    — ¿Qué cosa?—

    —durante las clases de matemática la vi—

    —Por eso estabas así—menciono Alice al recordar la actitud de su amiga en ese momento.

    —Y no solo eso, al parecer va detrás de James y creo que es para terminar lo que empezó—

    — ¡Oh por dios!—la rubia ante tal noticia preocupada por el joven Dunccan.

    Obviamente Michel no le diría a nadie que el fantasma también iba detrás de ella, por ahora se concentraría en salvarle el pellejo al de cabellos azabaches y ya tenía un plan en mente, lo que faltaba es que James cooperara con ella, cosa muy difícil de lograr según Holmes.


    Ya era de noche y la familia Dunccan ya había cenado así que después de que la mujer de la familia limpiara, con ayuda de su hijo menor, los platos James se ofreció a cerrar las ventanas y puertas y apagar las luces. Su madre se había ido a dormir y su hermano pequeño también, su padre aun no llegaba del trabajo mientras que a él solo le faltaba cerrar las ventanas y apagar las luces de la sala. Cuando James estaba por cerrar una de las ventanas que daban hacia la calle la vio, vio a la mujer que lo había intentado asesinar al otro lado de la calle, el chico se paralizo, ella no debía estar ahí, ella debía estar en otro lado, ¡eso era lo que le habían dicho!

    —James, ¡James!, ¿Qué haces ahí?— estaba tan metido en sus pensamientos que no se había dado cuenta cuando la mujer desapareció y que su padre llevaba varios minutos llamándole, cuando el señor Dunccan vio que su hijo le estaba prestando atención decidió hablarle—hijo te tengo algo que decir, la mujer que te hizo eso…ella—

    —No se fue…lo sé—por alguna extraña razón en ese momento le llego como un recuerdo fugaz la imagen de Holmes a la mente, necesitaba hablar con ella.
     
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    Confrontador

    Confrontador Last cup of Sorrow

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    Holas. Me pareció curiosa la ligereza con que Alice le cuenta a Michel sobre lo de la asesina que atacó al joven (le conto en poquitas lineas algo que es todo un acontesimiento xD). Estaré pendiente de más caps.

    Saludos.
     
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    Mitsuki Holmes

    Mitsuki Holmes Escritora Ocasional

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    ¡Hola! aquí les dejo una imagen de como seria el fantasma, creo que la imagen es basada en una pelicula japonesa que trata sobre la leyenda de nuestro fantasma protagonista de este capitulo, sin mas que decir ¡Adiós! y disfruten del capítulo.

    [​IMG]





    “Es cierto que el amor conserva la belleza y que la cara de las mujeres se nutre de caricias, lo mismo que las abejas se nutren de miel.” — Anatole France (1844-1924) escritor francés.

    Capítulo 4: ¿Soy hermosa?... ¡No contestes! (parte 2)


    Una semana transcurrió desde el día en que Michel y James se encontraron con la mujer asiática; una semana donde ni James ni Michel pudieron encarar al otro, uno no sabía el porqué de querer hablar y la otra sí que sabía de qué hablar mas no como hacerlo, y no es que ambos jóvenes se estuvieran evitando, era imposible ya que ambos pertenecían a los mismos grupos de estudiantes, pero en toda esa semana todo el mundo desde sus compañeros hasta el coordinador del instituto los mantuvieron ocupado.

    señorita Holmes necesito su ayuda en el laboratorio de química después de clases” dijo la profesora de química.

    Dunccan te necesito en la cancha, los novatos deben saber cómo jugar” dijo el entrenador de Baloncesto.

    Holmes, me avisaron que agredió físicamente a la señorita Kristina” dijo el coordinador.

    James, te quedas una hora después de clase como castigo por jugarle una broma a un consejero” dijo el consejero cubierto de restos de basura.

    Holmes”

    “Dunccan”

    “¡Holmes!”

    “¡Dunccan!”

    “¡¡HOLMES!!”

    “¡¡DUNCCAN!!”

    ¡Joder!, no eran los únicos en esa academia.

    Dunccan estaba frustrado y Holmes quería golpear a alguien.

    Inhala…exhala.

    Aparte de eso cabe mencionar que durante esa semana ocurrieron dos asesinatos más, esto preocupaba a Michel y los detectives a cargo del caso estaban que buscaban hasta por debajo de las piedras pero no conseguían ninguna pista, sino conseguían atrapar a la asesina iban a estar en muchos problemas.

    Era viernes y ambas amigas estaban en uno de los jardines del instituto, Michel estaba que se arrancaba los cabellos del estrés, el fantasma asiático, a comparación de los meses antes de la llegada de la familia de la detective Di salvo, estaba matando más rápido y esta mañana al ver salir apurada a su madre se enteró que habían encontrado un tercer cuerpo.

    ¡Tres muertos en una semana!

    Ya Holmes no sabía que pensar, la única solución a este embrollo era atrapar esa mujer pero necesitaba atraerla y que mejor carnada que el chico que no había muerto ante el ataque de esta mujer, la cual resultaba interesada en terminar lo que empezó pero todo el mundo se antojó de llamarlos, reprenderlos, castigarlos y por ultimo matarlos con discursos sobre el buen convivir, el por qué deberían ser agradecidos con su don (ellos se referían a la parte no sobrenatural obviamente) y el poder pertenecer a la academia .

    Si o si hablaba hoy con James Dunccan.

    —terminaras haciendo un agujero si sigues caminando en círculos, ya siéntate y come— ¿y quién creen que soporto a Holmes durante toda esa semana?

    Watson.

    Ambas chicas estaban en el receso y habían decidido ir a uno de los jardines apartados de la academia, justamente debajo de la sombra de un viejo roble, era primavera así que todo ese espacio estaba en todo su esplendor natural, casi mágico. Holmes al escuchar a su amiga decidió empezar a comer su almuerzo.

    — ¿Entonces?— pregunto Alice observando a su amiga comer.

    — ¿Entonces qué?— pregunto Michel de vuelta con la boca un poco llena de comida.

    Parecía ardilla.

    —No seas bestia y traga antes de hablar—reprendió Alice quitándose los restos de comida que cayó en su uniforme— y estoy hablando de cómo vas a hablar con James y convencerlo de que te ayude.

    —“Nos ayude”—dijo la castaña para luego terminar de comer.

    — ¿he?

    Michel sin responder dejo el envase de su almuerzo a un lado y miro con burla a su amiga— ¿qué?, ¿creías que no me ibas a ayudar en esto?—preguntó con sarcasmo y antes de que Alice abriera la boca— de todas formas hablando sobre James, simplemente esperare a que salga de su entrenamiento…

    “sé que el siempre sale de ultimo así que cuando todos se vayan le pondré una bolsa en la cabeza y lo asfixiaré hasta que se desmaye, luego tú me ayudaras a cargarlo a la camioneta de mi hermanos que nos esperaran en el estacionamiento, cuando estemos en la camioneta ellos nos llevaran hasta los almacenes del puerto lugar en el cual lo amarraremos a una silla y lo despertaremos con un balde de agua fría, en el momento en que despierte le explicare sobre el espíritu de esa mujer y del plan que tenemos para capturarla; en el caso de no aceptar cooperar con nosotras dejare que Marcos y Carlos lo golpeen hasta que acepte, buen plan ¿no crees?”

    — ¿Qué? ¿Por qué esa cara? —Holmes tuvo que morderse la lengua ante la cara que puso Watson al escuchar semejante plan.

    — ¿hermanos?, ¿Carlos?, ¿Marcos?, ¿Asfixiar a James? ¡¿Acaso estás loca?!—supongamos que si no fuera su amiga no creería a Holmes capaz de hacer eso, supongamos porque si creía a su amiga capaz de hacer eso.

    —no, no lo estoy, ¿acaso no los recuerdas? Son mis primos los hijos del tío Adolfo, los que siempre iban a mis cumpleaños y me regalaban esos lindos osos de peluches, les gusta que les diga hermanos.

    — ¡claro que los recuerdo eran esos adolescentes que siempre que íbamos a tu casa los encontrábamos con su pandilla a unas cuantas calles y también son hijos de tu tío Adolfo “El Mafioso”! ¡¿Estás hablando enserio?!

    —en verdad es el tío Adolfo “El Noble Lobo” o “El Jefe”.

    — ¡MICHEL!

    — ¡¿Qué?!

    — ¡No vamos a Asfixiar ni a golpear a nadie y mucho menos llamar a la mafia rusa!

    —no es rusa es italiana y no se dice mafia sino famiglia, sabes que los Di Salvo vienen de Italia

    — ¡MICHEL!

    —ok, ok, ya cálmate no voy a hacer nada de eso, ¿acaso me crees capaz de eso?

    —viendo tu historial desde que llegaste a la academia y que te faltan algunos tornillos…sí, si te creo capaz.

    —oye lo de los tornillos fue un golpe bajo.

    — ¿Enserio?—pregunta Alice con una cara y tono de “no te creo”.

    —Es enserio, mira sé que soy perfecta pero aunque no lo creas también soy un ser humano con sentimientos.

    —Michel…—ya el nombre de la castaña parecía un mantra de tanto repetirlo.

    —además sobre lo de Kristina, qué iba a saber yo que justamente cuando pasaba por su mesa, ¡su experimento explotara de repente!.

    —Holmes…—Alice conocía a su amiga, la cual en ese momento está divagando.

    — ¿sabes cómo se le llama eso? En verdad no lo sé pero me imagino algo tipo “no sé qué coño hago en esta clase y pongo en mi experimento un líquido inflamable sin saber que lo es”, en otras palabras es una negligencia de parte de los profesores poner a tan estúpidos estudiantes a hacer experimentos de ese tipo.

    —Michel, cariño hablemos de Dunccan.

    —oh cierto…

    — ¿Entonces?—pregunto la rubia ante la ausencia de respuestas.

    —Solo esperaremos a que salga de su entrenamiento y hablaremos—respondió Michel alzando desinteresadamente los hombros— y tranquila no habrá secuestro, ni asfixia ni mucho menos golpes—menciono la castaña ante la cara de advertencia de su amiga.

    —Davvero?

    —Davvero

    Dicho y hecho, ambas amigas después de que sus clases terminaran se acercaron al segundo edificio de la academia, donde se encontraban los clubes escolares, y esperaron a que el equipo de baloncesto de James terminara su entrenamiento.

    Después de una hora y media de espera al fin los chicos empezaron a salir del establecimiento, ambas chicas esperaron a que todos se fueran y apareciera el de cabellos oscuros.

    Cuando este salió la rubia y la castaña se interpusieron en su camino, James, quien mientras caminaba revisaba su teléfono, las miro extrañado ante su repentina aparición.

    — ¿Qué quieren?—pregunto con fastidio James. Es cierto que el sentía esas ganas de hablar o acercarse a Michel pero él no sabía para qué ni porque de esto, no conseguía una razón coherente para ese sentimiento así que decidió actuar con indiferencia.

    —Necesito hablar contigo—dijo Holmes cruzándose de brazos, Alice notó que Dunccan también hacia lo mismo.

    “Ambos están a la defensiva”—pensó la rubia quien estaba justamente entre ambos jóvenes.

    En verdad nadie de quienes los conocían de pequeños sabían el porqué de sus riña, ambos chicos no podían verse porque a los minutos ya los veías discutiendo y ellos no decían mucho, solo que no se soportaban, esa era la única respuesta que recibían aquellos que osaban preguntar, aparte de una mirada mortal.

    —Pues ya lo estás haciendo ¿no crees?—sarcasmo, Dunccan uso el sarcasmo contra Holmes, empezamos mal.

    Michel ante la respuesta de James tuvo unas increíbles ganas de irse de ahí y dejar que la mujer asiática le terminara de destrozar la cara.

    Pero Michel, recuerda a las otras posibles víctimas.

    La castaña respiro y dejo a un lado esos pensamientos negativos— lo que quiero decir es que te tengo que hablar sobre la mujer que te hizo eso en la cara—ante esto James frunció el ceño y dirigió su mirada hacia Alice, quien ante esto bajo la suya intimidada.

    —oye no te atrevas a mirarla así idiota, ¿acaso te olvidas quien soy o quien es mi madre?— hablo Michel—solo con saber lo que está sucediendo y ver las marcas en tu cara no es muy difícil para mí conectar los puntos.

    —es cierto se me olvida que mi padre es el jefe de tu madre—dijo el de ojos azules con aires de superioridad.

    —no me hagas terminar el trabajo de esa mujer Dunccan, sabes que soy capaz—dijo entre dientes la castaña acercándose más a James.

    —James, Michel, ya basta, en verdad necesitamos atrapar a esa mujer— intento separarlos Alice al ver como los chicos ya estaban con el plan de pelear.

    — ¿Atrapar?, ¿de qué estás hablando Watson? ¿Qué sabes tú sobre todo esto Holmes?— James no entendía de que trataba todo eso, ¿atrapar a esa mujer?, si no mal recordaba para algo los padres de ambos trabajaban día y noche en esos últimos meses.

    —Esa mujer no es lo que todo el mundo cree que es—empezó a hablar Michel separándose un poco de James.

    — ¿Qué? ¿Ahora me vas a decir que la mujer que me ataco no es una asesina serial o qué?

    — ¡No es eso!— respondió la castaña, no le gustaba ese tonito de burla que utilizaba Dunccan contra ella.

    —¿Entonces qué?—pregunto James harto de la situación, ya estaba atardeciendo y faltaba poco para que la noche cayera sobre ellos y aunque se hiciera el fuerte ante los demás en verdad sentía miedo de caminar a casa tan tarde, no es fácil de olvidar lo que esa mujer le hizo.

    — ¡Entonces deberías callarte y escuchar de una vez!—grito Holmes harta de la situación, enserio que está dudando de si salvarle el pellejo a Dunccan o no. James decidió callar y esperar a que Holmes hablara, ante esto la chica decidió proseguir— tal vez no me creas pero esa mujer es un fantasma.

    —sí, tienes razón, no te creo, ¿sabes? Es más creíble si me dijeras que la mujer es inocente pero tú y yo sabemos que eso no es verdad—dijo James dispuesto a irse.

    —tienes que creerme, sabes perfectamente cuál es esa habilidad que tengo—Michel agarro del brazo a James.

    — ¡oh! ¿Hablas de esa habilidad de estar loca y hacer que los demás crean que no lo estás? Haznos un favor Holmes y termina de ir al manicomio, tal vez te curen de tu esquizofrenia—James agito su brazo para alejar a la castaña de él, tal fue la fuerza y la rapidez del movimiento que la chica de la impresión no pudo mantener el equilibrio y se cayó.

    —“Listo, que se muera”—pensó Holmes mientras se levantaba siendo ayudada por su amiga, ya buscaría una forma de encontrar y atrapar a ese fantasma.

    —Michi…—Michel miro a los ojos de la rubia y vio lo preocupada que estaba por el de cabellos oscuros, lo entendía, esos dos se conocían prácticamente de bebés y seguramente en su ausencia se hicieron más cercanos.

    No podía dejarlo así, era alguien preciado para su mejor amiga.

    Un último intento.

    — ¡James!

    El chico se detuvo y bufo arto de la situación— ¿ahora qué?— pregunto fastidiado dando media vuelta y encarando a la castaña.

    —Solo respóndeme algo—James asintió para que preguntara de una vez— ¿Cómo se sintió volver a ver a tu posible verdugo?—preguntó Michel con una media sonrisa viendo como la cara del chico palidecía— antes de que respondas o preguntes algo solo te diré que se cómo hacer que esa mujer no vuelva más por aquí pero necesito de tu ayuda, ¿aceptas?

    Esta era la definitiva y estaba en manos de James el resultado final.


    — ¿Qué hacemos aquí?— pregunto James al ver que habían terminado en la parte más solitaria del parque de la ciudad.

    A la final James había decidido ayudar, así que ante esto y sin decir mucho Holmes empezó a caminar en dirección al parque que no quedaba muy lejos de la academia y llegaron a ese lugar ya cuando el sol se había ocultado completamente y la luna estaba en todo su esplendor. Mientras tanto Alice observaba alrededor, no había nadie en esos lugares a excepción de ellos.

    —es cierto Michi, ¿Qué hacemos aquí?—pregunto extraña y un tanto asustada Alice, no era bueno estar en esos lugares ya que mayormente ahí iban los delincuentes a drogarse o cosas así.

    —Leí el informe del caso que tiene mi mamá, al parecer ataca a sus víctimas en lugares solitarios que este lejos de grandes grupos de gente— explico Michel mientras saca una muñeca de trapo de su bolso y se quitaba su amuleto del cuello para enrollarlo en su mano izquierda, dicho amuleto era un rosario de plata y en la cruz solo habían pequeñas líneas decorativas de un color dorado.

    — ¿Para qué es esa muñeca?, ¿Qué hacemos aquí?, ¡habla ya Holmes!— en verdad toda este misterio y silencio de parte de la castaña le daba algo de repelús, no era un cobarde pero ya estaba harto de toda esa situación.

    —El plan es este, tú te quedaras aquí parado mientras Alice y yo nos ocultamos en esos matorrales de allá— dijo Michel mientras señalaba hacia su derecha— esperaremos a que esa mujer aparezca, en el momento en que la mujer intente atacarte y toda su atención este completamente en ti es entonces que saldré y la sellare en esta muñeca.

    — ¿Estás loca?, ¿Sellar?, ¿de qué estás hablando? Pero quitando eso ¿Qué pasa si antes de que la selles esa mujer logra matarme?— pregunto un tanto ansioso ante ese plan que no le gustaba para nada.

    —Bueno, tu muerte no será en vano al menos— dijo sin expresión alguna Michel, lo decía como si estuviera hablando del clima.

    — ¿es enserio?— pregunto incrédulo.

    —Claro que no estúpido, la sellare antes de que algo así pase—respondió Michel sonriendo ante lo ingenuo que podía ser James, quien simplemente se quedó callado observando la sonrisa de Holmes, a pesar de que el plan lo ponía en riesgo, sentía que tenía que quedarse ahí y ver que nada le pasara a Holmes, Dunccan iba a decir algo pero fue interrumpido por Alice.

    — ¿Y yo que hare?—pregunto la rubia al no saber que hacia ahí.

    —ah cierto, en el momento en que me acerque a el fantasma ayudaras a James a alejarse mientras intento sellarla ¿ok? Bien comencemos— ambas féminas se escondieron tras los arbustos mientras James esperaba mirando a todas las direcciones posible.

    “Jamás vuelvo a ser la carnada”— los tres adolescentes esperaron bastante tiempo pero la mujer no daba señales de aparición, ante esto James esta por sentarse en el piso, estaba cansado, pero en el momento que empezaba a agacharse sintió a alguien a sus espaldas.

    — ¿Soy hermosa?—todo su cuerpo se paralizo del miedo, no podía moverse— ¿Soy hermosa?— ¿era idea suya o la voz de la mujer sonaba irritada?, no sabía qué hacer, qué decir, tenía que admitirlo él tenía miedo.

    Michel

    James decidió encarar a la mujer, la cual se había quitado la máscara mostrando su horrible cara y alzaba las tijeras listas para apuñalar al de cabellos azabaches. En el momento en que el fantasma estaba dispuesto a apuñalar al chico, Holmes salió de su escondite y se abalanzo contra la asiática, James no se movía de la impresión así que Alice también salió del escondite e intentaba alejar a James de las dos mujeres que se forcejeaban en el suelo, Michel le había explicado durante esos momentos de espera que era mejor que estuvieran alejados lo más posible de ellas cuando el sellado se iniciara ya que podían perjudicarlos.

    Alice logro hacer que James se decidiera por alejarse ya que este en un momento tuvo la intención de ir hacia Holmes, pero la rubia le aviso que era peligroso acercarse. Mientras tanto, Michel forcejeaba con la asiática quien al verse atacada intentaba clavarle las tijeras a la castaña, esto se estaba tardando mucho y Holmes sabía que no podía perder mucho tiempo así que decidida de un golpe aparto la mano con las tijeras y lo más rápido que pudo coloco el amuleto en el pecho de la mujer y la muñeca de frente a su rostro a una corta distancia, pero el golpe que Holmes había dado no fue suficiente para apartar las tijeras y la mujer con fuerza dirigió el arma hacia el cuello de la castaña pero, a poco centímetros del impacto, su brazo se paralizo y el amuleto empezó a brillar en su pecho.

    —lo siento Miss Sonrisas pero hoy no me toca morir—Dijo Michel con una sonrisa al ver que su plan había funcionado. La pequeña luz que iniciaba donde estaba el amuleto se extendió hasta el punto de cubrir a la castaña y a la asiática.

    Ante la potencia de esa luz, Alice y James, quienes se habían ocultado detrás de unos arbustos, tuvieron que cerrar los ojos, cuando los volvieron abrir solo captaron a Michel arrodillada, con el rosario aun en su mano izquierda, la muñeca de trapo, la cual había tomado la imagen del fantasma, en la derecha y su rostro hacia el cielo con los cerrados mientras al parecer, por el movimiento de sus labios, decía algo.

    — ¿Michi?/ ¿Holmes?—ambos chicos la llamaron pero la castaña no les respondió hasta unos segundo después que termino de susurrar unas palabras, la castaña los miro y le sonrió.

    —Ya todo termino.


    Después de todo ese evento los tres fueron a la parada de auto bus para esperar a que Alice se fuera a su casa, después de que esta se fuera Holmes y Dunccan, al vivir en el mismo vecindario, se decidieron irse juntos a sus respectivas casas, no estaban muy lejos y podían ir caminando.

    —Gracias— dijo James unos minutos después de haber empezado a caminar.

    — ¿De qué hablas?—pregunto Michel haciéndose la desentendida.

    —Por haberme salvado de esa cosa y lamento haberte dicho todo eso—dijo mirando el perfil de la castaña por un segundo.

    —no importa, en verdad no lo hice por ti, lo hice por mi mamá, ya estaba frustrada por todos esos asesinatos y si no conseguía atrapar a esa mujer iba a quedar como una inútil en su nuevo trabajo.

    —pero tu madre no atrapo a alguien, no hay un culpable ahora.

    —en verdad sí, no todos eso asesinatos en esa semana y en estos mese fue culpa de ese fantasma.

    — ¿No?

    —no, la otra asesina es la mujer de la primera víctima, al parecer lo mato por su dinero y como que le agarro el gusto por así decirlo.

    —pero no hay ninguna pista que demuestre que esa mujer sea la culpable.

    —No, no las había hasta que decidir meter las manos en el asunto—empezando a balancear a la muñeca de trapo.

    — ¿Qué quieres decir?—pregunto extrañado James.

    Michel se detuvo, habían llegado a su casa—lo único que necesitas saber es que la mujer mínimo recibirá cadena perpetua por las 10 muertes provocadas en estos últimos meses— dijo para luego empezar a caminar hacia la puerta de su casa.

    —Holmes

    Se detuvo— ¿Ahora qué?—pregunto con fastidio dando media vuelta, ya se quería ir a dormir, se sentía como si la hubieran atropellado.

    — ¿Cómo supiste que había vuelto a ver a esa cosa?—eso era algo que llevaba preguntándose desde hacer rato.

    — ¿Sabes James? Hay cosas en este mundo que no es necesario saber, entre ellas está el cómo conseguí esas pistas que faltaban y lo que me acabas de preguntar—volvió a dar media vuelta, llego a la puerta y antes de entrar a la casa dijo— Dulces sueños James, ya no habrá más pesadillas—y entró. James duro varios minutos impresionado ante las palabras de Holmes.

    ¿Cómo supo que desde el ataque tenia pesadillas si no le había dicho a nadie?

    “Hay cosas en este mundo que no es necesario saber”

    Sonrió y decidió ir a su casa, tal vez empezar a tolerar y acercarse un poco más a la castaña estaría bien, quizás y solo quizás empezar a hacerle caso de vez en cuando también les haría bien aunque aún no entendía ese sentimiento de protegerla que estaba haciéndole un poquito de ruido en sus pensamiento, pero qué más da no iba a volverse loco por esas cosas.


    Dunccan no lo sabía pero Watson también tenía ese sentimiento de proteger a Holmes de algo muy, muy malo pero eso era tan leve y no tenían el conocimiento suficiente para saber en el peligro en el que la castaña se encontraba, el otro lado estaba inestable y eso no traería buenos resultados.
     

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    Última edición: 17 Noviembre 2017
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    Mitsuki Holmes

    Mitsuki Holmes Escritora Ocasional

    Aries
    Miembro desde:
    24 Septiembre 2010
    Mensajes:
    33
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Los fantasmas de Michel Holmes
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    3110
    En verdad, si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco” – Piotr Ilich Tchaikovski (1840-1893) compositor ruso.

    Capitulo 5: Divina comedia.


    Tiempo había pasado desde el enfrentamiento de Holmes con el fantasma asiático y tal como lo dijo, otra mujer fue la que recibió cadena perpetua por haber asesinatos cometidos y haber atentado contra el hijo del jefe del Departamento de Policías, obviamente la mujer negó haber cometido los demás asesinatos pero fueron las pruebas contra su palabra, la cual no tenía mucho valor en el estrado.

    Dunccan aun se seguía preguntando cómo la castaña logró manipular las evidencias, pero cada vez que se atrevía a preguntar recibía un “cállate” o la chica se encargaba de distraerlo con cualquier tema banal o se distraía ella misma a propósito.

    Al final, se rindió y dejo el tema por la paz.

    Como se ha dicho, tiempo había pasado y el otoño ya estaba en todo su apogeo, toda la ciudad se encontraba entre los colores característicos de esa estación del año, los habitantes vestían sus abrigos con sus paraguas a la mano por si llovía, cosa que no sabias cuando sucedería al ver el cielo siempre gris y oscuro, y los niños estaban preparándose para la noche de brujas.

    Con este ambiente se te antojaba comer una deliciosa y caliente tarta de calabaza, que por cierto nunca faltan en estas temporadas.

    Nuestro tres “mosqueteros” siguieron asistiendo a la academia, Michel ya conocía a todos sus compañeros de salón — desgraciadamente Kristina era una de ellos — y demostró que estaba a la altura de la academia, así que todos, a pesar de su personalidad un tanto difícil, llevaban una buena relación con ella —ayudaba también que su madre trabajara en nombre de la ley, eso asustaba un poco—.

    Mejor para ella.

    En cuanto a la relación entre los tres, Michel y Alice se pusieron al día y retomaron esa amistad de la niñez y la reforzaban día tras día. Mientras que la relación entre Michel y James era…

    Agradezcamos que puedan estar en un mismo sitio sin intento de homicidio.

    Está bien, la relación no era tan mala pero tampoco eran los mejores amigos que se agarran de las manos y corren saltando por una pradera llena de flores. No eran amigos pero tampoco enemigos, aunque si eran muy competitivos entre ellos.

    Si James respondía una ecuación difícil, Michel respondía una aun más difícil.

    Si Michel ganaba una carrera de 100 metros, James ganaba una de 100 metro y con obstáculos.

    Y así iban, nadie se atrevía a meterse entre ellos cuando —también— empezaban a discutir sobre temas tanto serios como estúpidos. La única que les ponía un alto era Alice cuando veía que la situación se estaba poniendo acalorada o demasiado ridícula.

    Y la mayoría de veces muy infantil.

    Pero todo estaba bien y en paz, tanto en la academia y la ciudad como también en la aparición de espectros en la vida de la castaña.

    Holmes no conseguía forma y manera de sacar a los duendes de su casa. Pero sobreviviría.

    Todo era paz y tranquilidad…hasta hoy.

    Era lunes y los chicos tenían cuatro materias que ver ese día, geografía, música, matematica y química. Eran más de las 9 de la mañana así que nuestra castaña y sus amigos se encontraban terminando de recibir la lesión de geografía por ese día.

    — Y recuerden traer un ensayo sobre los Mokana y su falta de territorio, sin más que decir adiós—

    — ¡Adiós Sra. Blondet!— ni cortos ni perezosos al salir la profesora de geografía todos en ese salón se levantaron de su pupitres para empezar a hablar de su fin de semana con sus compañeros y amigos hasta que llegara el profesor de música.

    Adolescentes.

    En cambio, Holmes lo único que hizo fue poner sus brazos en su pupitre y la cabeza encima de estos deseando que el profesor se tardara lo suficiente para que ella tomara una pequeña siesta. Todo aquel que la viera la entendería de querer hacer eso un lunes, el primer día de escuela de la semana después de dos días de descanso, en parte era cierto pero también era de preocuparse, en especial para Alice y — un poquito, solo un poquitito — para James porque la castaña llevaba así dos semanas enteras, la misma para quitarle peso al asunto decía que los nuevos vecinos tenían un perro que le sobraba mucha energía y no paraba de ladrar y aullar en las noches, cosa que no era mentira pero tampoco era la razón principal. Lo que sucedía en realidad era que en las noches cuando todas las mujeres en la casa se encontraban en la cama Holmes antes de caer en un sueño profundo empezaba a escuchar música, específicamente producidas por un piano; al principio creía que era su abuela, quien tenía un gusto por la música instrumental, pero al levantarse e ir a la habitación de su abuela, al llegar a la puerta se daba cuenta que la canción de la noche se detenía y al ver por la rendija de la puerta notaba que las luces estaban apagadas.

    El origen no era su abuela.

    Y así siguieron las noches, su madre no era — a veces la mujer no se encontraba en casa por trabajo y cuando estaba no necesitaba de música para caer como un tronco a la cama— pensó que era los vecinos pero tampoco podían ser ellos ya que el sonido venia desde muy cerca, como si alguien tocara el piano a un lado de su cama.

    Ok, era momento de investigar.

    Lo que encontró en internet un viernes por la tarde fue que algunas personas síquicas lograban recibir señas del futuro mediantes sonidos y luego los enlaces la llevaban a leer información sobre las Banshees, criaturas mitológicas de origen irlandés que anunciaban la muerte. Estaba clara que no era ni Banshee y no sabía si llamarse síquica ya que ella no veía el futuro, al final la única conclusión en la que terminaban todas esas páginas era meramente esperar a ver que sucedía. Lo único que tenía claro era que tenía sueño y el bendito piano no se detenía.

    Sueña, sueña…

    James aun a pesar de estar hablando con sus compañeros de vez en vez desviaba su vista hacia Holmes y en una de esas ocasiones noto que la muy inteligente no había llevado suéter ese día y temblaba del frio aun a pesar de haber caído rendida sobre su pupitre de forma rápida. Así que en un momento de distracción, el de ojos azules se separo de su grupo quitándose su suéter para ponérselo encima a Michel.

    Es molesto tener a una Di Salvo enferma a tu alrededor.

    Eso era lo que decía su padre, él solo seguía un consejo, nada más.

    Aunque Alice a pesar de también estar ocupada con su grupo notó el gesto del Dunccan y no pudo evitar sonreír pero no dijo nada y siguió con lo suyo, mientras nuestra protagonista ya andaba dándole un gran abrazo a Morfeo para darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor, lo único que noto fue lo cálido que estaba su espalda pero lo atribuyo al excelente trabajo del dios de los sueños.

    Todos los jóvenes se encontraban en sus asuntos hasta que finalmente la puerta del salón se abrió, pero quien apareció por ella no era el profesor Esposito sino el coordinador de la academia.

    Aunque todos estaban confundidos decidieron sentarse en sus lugares.

    Michel seguía por quinto sueño.

    —Buenos días queridos estudiantes— el hombre esperó a que todos se sentaran y lo saludaran— hoy estoy aquí para informarles que el profesor Esposito no podrá seguir impartiendo clases debido a problemas de salud— al decir esto en el salón se escucho un gran lamento, era una lástima, el viejito era uno de los mejores en la academia— si lo sé, para nosotros es una lástima el no poder seguir teniendo la presencia del Sr. Esposito por aquí pero no se preocupen, su querido profesor mandó a alguien de su confianza para suplantarlo. Por favor Sr. Di Salvo pase adelante.

    Al momento de entrar esta persona, todos en el salón, en especial las jóvenes, empezaron a murmullar sobre el buen parecido del joven profesor parado frente a ellas. Tanto ruido hicieron despertar a Holmes pero aun así la misma decidió seguir en la posición de descanso.

    Lo que sea que estuviera causando ese alboroto no era de interés.

    —Buenos días, mi nombre es Dante Di Salvo, pero me pueden decir profesor Dante, profesor Di Salvo era mi abuelo.

    Olviden lo que dije, esto si era de su interés.

    Michel, al escuchar aquella voz, se levantó de su posición tan rápido que se mareo pero dejo ese malestar a un lado para enfocarse en el joven frente a la pizarra.

    — Sé que me veo muy joven, pero también he sido pupilo del Sr. Esposito y tengo confianza de saber compartir mis conocimientos con ustedes —Di Salvo al terminar de decir esto sonrió y posiblemente más de una jovencita se enamoró mas del joven profesor— También quiero avisarles que el profesor Esposito me habló de la visita a la Mansión de Apolo y no se preocupen el plan sigue en pie.

    Después de esto el coordinador decidió irse y dejar al joven seguir con su clase, la cual esta inusualmente callada y centrada en todo lo que su profesor decía.

    El joven músico demostraba ser un digno estudiante graduado de la APJE y del Conservatoire de Paris, aparte su apariencia no te dejaba apartar la mirada de su persona. Dante era dueño de una cabellera castaña oscura pero con la luz adecuada tendía a tener matices rojizos, su cabello era corto pero lo suficiente largo para notar pequeñas ondulaciones que a veces caían sobre su cara, su color de de piel estaba entre lo blanco y bronceado, sus ojos eran de un marrón claro que a veces daban la impresión de tener reflejos dorados — las personas lo atribuían al reflejo de la luz—, sus labios eran delgados pero lo que más llamaba la atención era ese lunar que se ubicaba por debajo del ojo izquierdo.

    Muy atractivo el amigo.

    Obviamente su forma de vestir demostraba que venía de un lugar donde la moda y elegancia se destacan. Dante, ese día, vestía un conjunto de tres piezas, camisa manga larga blanca, un chaleco masculino negro y pantalón del mismo color, sus zapatos eran unos Oxford lisos negros que parecían nuevos de lo brillantes que eran, su gabardina negra se encontraba sobre su silla y por último, y lo que más llamaba la atención en sus alumnos, era el pendiente de plata de cruz en su oreja izquierda y que no temía de ocultar.

    Ahora que lo pensaban bien, ¿no habían visto ya una cruz similar?

    Como había dicho, todos se encontraban entretenidos. A pesar del poco interés de los varones del salón de saber sobre su competencia no podían no admitir que el tipo sabía atraer la atención de todos.

    No dudaban que hasta los animales lo adorarían.

    A James no le molestaba si el nuevo profesor era atractivo o no, lo que le interesaba era que hiciera su trabajo como debía — y lo estaba haciendo—, no había molestia alguna hasta que se dio cuenta que Holmes no apartaba la vista de Di Salvo. Claro, él sabía que Holmes aunque no lo pareciera siempre prestaba atención a sus profesores.

    He ahí el problema.

    Holmes no estaba durmiendo, ni distrayéndose con un libro o viendo por la ventana; nada de eso, todo lo que hacía era mirar al nuevo ese con los ojos brillando de emoción, aunque su cara no demostrara nada. Dunccan bufó.

    Hasta Holmes podía caer por una cara bonita.

    James decidió centrarse en escribir lo que había en la pizarra, sin darse cuenta que a veces se acariciaba las mejillas, justo donde se encontraban sus cicatrices ocultas con maquillaje.

    Después de la clase de música siguieron las demás que faltaban, aparte del receso, y en todas ellas podías ver a una castaña impaciente porque se terminaran las clases ese día. Todos se dieron cuenta que su compañera a comparación de la mañana estaba con más energía y con un buen humor que no tenía desde hace semanas.

    Aunque Alice sabía la razón, no le iba a decir a James el porqué.

    Las clases terminaron y la primera en desaparecer fue Holmes.

    Michel estaba confundida y un tanto irritada a pesar de saberse feliz por el regreso de Dante.

    Su querido hermano mayor.

    ¿Michel no era hija única?

    Si, lo es. Resulta que Dante es el hijo de un primo de Amelie quien junto a su esposa murió en un incendio, la Di Salvo triste por la situación del niño y por el gran cariño hacia su primo decidió, junto a su esposo, adoptarlo, aunque el mismo niño pidió seguir con su apellido. Aun a pesar de ser adoptado y apenas conocerse después del proceso de adopción, Michel y Dante, que era 5 años mayor, congeniaron de una forma espectacular que era un poco difícil separarlos. La única forma de separar a Michel de Dante era cuando Darrens se quejaba de que su hija lo dejaba por otro hombre.

    Los celos eliminaban en Darrens Holmes todo indicio del hombre orgulloso y de porte firme.

    Holmes llego a su casa y fue directo a la sala donde se encontraba el que ahora en adelante seria su profesor junto a su madre y abuela y con Bast en sus piernas, la cual no paraba de ronronear.

    Los estudiantes tenían razón.

    Dante al ver en la entrada a Michel, sonrió de forma cariñosa y se levanto con el fin de abrazar a la castaña, quien no se dejo a la muestra de cariño.

    —Antes de que empieces a reclamar, ni madre ni la abuela sabían que venía— susurraba el hombre aun sin dejar el abrazo— ¡Sorpresa!... ¡Auch!

    El amor duele.

    —Eso te pasa por no avisar— dijo Holmes después de golpear en la espalda a su hermano, se separó de él y se decidió por sentarse en el sofá largo donde anteriormente se encontraba el castaño.

    —Sin duda, cada día te pareces a mamá aunque digan lo contrario —dijo al recordar que la mujer después de los besos y abrazos de bienvenida decidió por convertirlo en su saco de boxeo por no haber avisado antes— Ahora ¿Cuál será mi habitación? Después de un largo viaje, empezar a trabajar y después de cumplir mi papel como objetivo de sus golpes, me encantaría dormir hasta, si es posible, que el invierno toque nuestras puertas.

    — ¿no estás un poco mayor para vivir con tu madre?— pregunto la pelirroja detective con intención de burlarse de su hijo adoptivo.

    — Si quieres puedo ir ahora mismo a una agencia y buscar un apartamento de soltero y dar rienda suelta a mis jóvenes hormonas, si entiendes lo que quiero decir, madre.

    — No te pases de listo

    — Perdón

    Madre e hijo se sonrieron, como extrañaban esas pequeñas bromas entre ellos.

    Hogar dulce hogar.

    —Utiliza la habitación de huéspedes por hoy, esta al fondo del pasillo — dijo la anciana del grupo, quien ya se encontraba en dirección a la cocina — mañana en la mañana organizare la habitación al lado de la de Michel para ti.

    — ¡Gracias abuela!, oye… ¿te ayudo con tu tarea?— pregunto Dante a Michel, quien ya iba en dirección a su habitación; la emoción había pasado y ya lo que quedaba era el cansancio de esas semanas sin dormir.

    —No, gracias, ya hice toda mi tarea y debes estar cansado— dijo subiendo las escaleras junto al castaño.

    — Es verdad, aun así, si hubieras tenido tarea no me hubiera molestado ayudarte— al decir esto no puno no evitar acariciar el ondulado cabello de su hermana. Al llegar al final de las escaleras se decidió por apartar un mechón de cabello del rostro notando algo que le causo preocupación — te ves cansada…

    — ¿oh? Si, no he dormido bien en estos días, por eso me saltare la cena y tratare de dormir un poco, hasta mañana— la castaña conocía a Dante y sabia que si se quedaba un poco más el joven le iba a sacar más información así que decidió aprovechar que habían caminado y estaban enfrente de su habitación para encerrarse en ella.

    Dante, por esta vez, decidió ignorar esa actitud de su hermana y siguió su camino hasta la habitación de huéspedes. En el camino de las escaleras hasta la última habitación tenía que pasar enfrente de cinco habitaciones, la primera y la segunda eran de su madre y de su abuela, la tercera era la de Michel, la cuarta vendría siendo su futura habitación y la quinta era la oficina de su difunto abuelo. Pero al momento de pasar por el frente de ella no pudo evitar quedarse postrado y mirar la puerta de roble; frunció el ceño y seguir su camino. Se sentía muy cansado para prestar atención a una habitación con olor a libros viejos.

    La noche había caído, Amelia le tocaba turno esa noche por lo tanto no se encontraba en casa, la abuela después de cenar y dejar el desayuno del día siguiente listo se fue a la cama, mientras Dante y Michel del cansancio tuvieron que dejar sola a su abuela durante la cena y ya se encontraban por el quinto sueño.

    Todo estaba bien, hasta que la música volvió a sonar.

    Michel se despertó y no pudo evitar soltar una maldición al ver que la bendita canción se repetía, iba a llegar a un punto que se volvería loca, intento taparse los oídos con la almohada pero ni eso funciono.

    Otro día sin dormir.

    Dante se despertó, reviso la hora y vio que eran más de las 12 de la noche, no escuchaba nada más que el sonido de los grillos pero tuvo la impresión de haber escuchado un piano.

    Posiblemente un sueño.

    Tenía sed así que se decidió por ir a buscar un vaso con agua. Al salir de la habitación notó que la puerta de la oficina estaba abierta, cosa extraña ya que había visto que a su abuela no le gustaba dejarla abierta y que mucho menos entrara alguien a la oficina; cerro la puerta y siguió su camino hacia las escalera pero se encontró con Bast sentada en frente de la puerta de Michel, con la cabeza inclinada hacia un lado y su cola hacia un movimiento parsimonioso.

    Eso no le gustaba para nada.
     
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