Drama Fantasmagoría de una vida escrita

Contenido oculto: Nota del autor

Este es el primer relato que subo a FFL, aunque no es el primero que escribo. Espero que os guste. :3

Gira y gira y gira… La bola seguía girando descontroladamente por la ruleta, decidiendo el destino de aquellos ignorantes que estaban a mi alrededor. Dicen que hay que tener suerte para ser un ganador, pero no comparto esa idea. Solo los idiotas vienen con ese planteamiento, esperando a que con eso consigan cambiar su patética vida.

Gira y gira y gira… La bola continúa girando, pero ahora su velocidad va disminuyendo. De pronto suena un zumbido y por una milésima de segundo mi vista se nubla. Lo he visto, sabía que no podía fallar. La bolita se detiene.

- ¡Rojo 36! –sentencia el crupier dictaminando la pérdida de muchos miles de euros en esa absurda apuesta. No importa, ellos eran los que se arriesgaban a perder. Las probabilidades de una victoria al apostar un único número son de 2.7%; pero eso no se aplica a mí. Mi posibilidad de acierto es de un 100% indiscutible.

- Jugamos la siguiente ronda. Hagan sus apuestas –invita el crupier recogiendo mi fruto del Edén.

Espero al zumbido que dará la señal de mi aplastante victoria y me aproximo a la mesa.

- Negro 17 –aclamo con una seguridad impasible apostando todas mis fichas.

Los espectadores sueltan una exclamación de asombro. Se está jugando mucho dinero, estaríamos hablando de siete hermosas cifras. Todos parecen intimidados por semejante apuesta. Ellos se lo pierden. El crupier, viendo que nadie más se une a esta ronda, inicia la tirada.

Gira y gira y gira… Esta vez la bola metálica hace mucho más ruido para los presentes. Resulta casi ensordecedor, nuestras almas se retuercen con cada giro en la ruleta. Ya está frenando, todos se acercan tanto que parece que estén a punto de caerse. Debo de ser el único que mantiene la compostura. Ya sé el resultado, o mejor dicho, lo he visto. La bola se detiene. Estupefacción, eso es lo que dicen sus caras.

- ¡Negro 17! ¡Tenemos un ganador!

La gente aplaude. Ni me molesto en mirarles, no vale la pena. Recojo mi dinero y me marcho de este antro de estafas. Fuera hace frío y es de noche. El vaho sale de mi boca. No tengo guantes así que meto mis manos en los bolsillos de la gabardina. Justo cuando doy el segundo paso oigo un zumbido y mi vista se nubla. Rápidamente giro a la derecha en lugar de ir a la izquierda, donde se encuentra mi coche. Qué molesto, voy a tener que dar un largo rodeo, todo por dos idiotas que querían atracarme. Pues hoy no será su día.

Entro sin ningún altercado a mi BMW y arranco el motor. Estoy algo cansado, espero llegar pronto al hotel. Conduzco por una ancha autopista bien iluminada. El ambiente está bastante tranquilo, no hay ni un solo coche y el motor ronronea con un sonido casi imperceptible. Resulta hasta hipnotizador… Repentinamente, un zumbido me despierta.

Abro los ojos y doy un volantazo. Por poco no me estrello en una curva. ¡Buf! Ha faltado poco, casi me quedo dormido. No me gustaría ser partícipe de la escena que acababa de ver, creo que me ha subido la adrenalina lo suficiente como para permanecer despierto lo que resta de viaje.

Por fin he llegado. Es un hotel modesto, algo pequeño y nada llamativo; justo lo que quería. Subo a mi habitación y entro sin encender la luz. La estancia solo está alumbrada por la escasa luz que entra por la ventana. Dejo mi gabardina en el perchero y me enciendo un cigarrillo. Exhalo una bocanada triunfal de humo. Por fin ha servido de algo esta incordiosa habilidad. Ya ni recuerdo cuándo apareció. ¿Fue en aquel viaje a Suecia? ¿Durante mi estancia en Alemania? ¿Quizás ya la poseía desde el instituto? Bah, da igual. Lo importante es el presente y mi yo actual es rico, y mucho más que podría serlo si quisiera. Enciendo el móvil. De fondo está la foto de mi mujer con mis dos hijos. Sara… ¡Qué alegría vas a tener cuando vuelva!

Mientras acaricio el rostro de mi mujer en la pantalla, oigo un zumbido y mi vista se nubla. No… ¿Qué es esto? Es imposible… ¿Qué he hecho? ¿Cómo voy a llegar a eso? Esto no era lo que quería. Yo… yo… El móvil se escurre de mis manos y cruje al impactar contra el suelo. Entro en pánico. No puedo hacer nada, no hay escapatoria. Una vez que aparecen las imágenes, no se pueden cambiar. Da igual lo que haga, da igual adónde vaya. Al final todo acabará tal y como lo he visto, siempre es así. No puedo darles ese futuro, no se lo merecen. No se puede burlar al destino, ella siempre vence, da igual las veces que hagas girar la ruleta, el número ya está marcado… No, hoy será distinto. Hoy destruiré el futuro y venceré al propio destino. Hoy seré yo quien se burle.

Abro la ventana, entra un aire gélido que atraviesa mi alma. Me subo al borde. Oigo un fuerte zumbido, mi vista se nubla mientras miro los varios metros de vacío que me separan del suelo. He visto mi futuro, acabo de verme estampado contra el suelo rodeado de un charco de sangre. Río amargamente mientras las lágrimas caen a mi destino. Este nuevo futuro es el que he elegido, que así sea... Cariño, te quiero.