Hola!!!!!!! :D Aqui traigo una historia que me ronda la cabeza desde hace mucho. Es de zombies mi favorito ;):). Hay romance, Horror. Parejas típicas de Naruto. A mi encanta el Naruhina asi que esa es la principal. Sasusaku, NejiTen, InoSai, GaMatsu, ShikaTema, SuiKarin. Son la que mas me encantan. Cap. 1 “Otoño de sangre” 7:30 am – Viernes 12 Septiembre ─ Escuela Secundaria Konoha Un rubio de ojos azules estaba apoyado con sus dos brazos en una de las barandas de la terraza de su colegio. Vea el paisaje sumamente hundido en sus pensamientos, había un sol radiante con cielo despejado y pájaros volando en sus cenid. Con las hojas de los arboles rojas y naranjas que algunas se desprendían con el viento. Su corto cabello rubio se movía al compás de la brisa relajante causando que este chico cerrara los ojos para deleitarse con el olor que siempre traída ese pequeño viento. — Otoño— dijo el muchacho aspirando hasta la última partícula de aroma de crisantemos. — Dobe otra vez aquí arriba— habló un chico con voz dura pero no de mala manera, que estaba se estaba acercando al joven rubio. El ojiazul ni siquiera volteó a verlo pero en sus labios surco una sonrisa. — No lo puedo evitar es mi estación favorita. — dijo todavía apoyado en las barandas— Eso lo sabes muy bien teme. — y giro su mirada hacia su lado derecho para divisar a un chico de tez clara, cabello negro como la oscuridad con el habitual uniforme de la escuela que era un camisa negra manga hasta los codos al final con un a entrada en “V” al revés y en cada borde era rojo cobrizo con una corbata del mismo color y pantalón de tela plomo. — ¡Hmp!— dijo levemente sonriendo con las manos en los bolsillos. — Ah por cierto me dijo el Inuzuka que no te olvides que mañana es la práctica de futbol. — comunicó en su tono de molestia. — Si claro ya me ha mandado varios mensajes— dijo también fastidiado y se enderezó para rascarse la parte de atrás de su cabeza. — Piensa que me voy a olvidar-ttebayo! — Será porque te quedas dormido y terminas llegando tarde. — se burló el azabache. — Teme que fastidioso eres. Además soy el capitán puedo llegar cinco o diez minutos tarde. — habló con autoridad. — Que mentira más grande. Siempre llegas cuarenta minutos tarde. Do-be— otra vez en sus tono para molestarlo. — Sasuke-teme me las pagas. — entonces tomó a su amigo por el cuello y con su mano libre le hizo raspaditas en sus cabeza. — Quítate de encima dobe.¡ Me despeinas usuratonkachi! Estaban pegándose entre los dos. Eran mejores amigos prácticamente desde que nacieron puesto que sus padres trabajaban juntos y siempre se reunían a jugar. Era una amistad-rivalidad ya que siempre competían y siempre querían ser el primero en todo, o al menos ganarle a su amigo. Sasuke Uchiha es un chico muy guapo y es más el numero uno de esa escuela en ese tema junto con su inseparable amigo Naruto Namikaze, un rubio delgado pero bien ejercitado con piel un bronceado y él también es todo un galán entre las féminas. Después de estar molestando y golpeándose “amistosamente” decidieron bajar porque les esperaba la segunda hora clase y no querían llegar tarde. Pero para el ojiazul ya era normal eso. Todas las chicas que cambiaban de aula para su próxima clase se quedaban viéndolos, sin disimulo, a esos dos chicos tan lindos que hacia suspirar a cualquiera. Naruto saludaba a todas las personas que se le cruzaba puesto que él es muy amigable y regalaba sonrisa a las chicas que se desmayaban de tanta ternura. En cambio Sasuke solo ignoraba a cualquiera y tenía su vista en frente hacia su destino, pero aun así al ser tan antipático, frio las chicas lo amaban y los chicos odiaban. El edificio era de cuatro pisos aparte de la planta baja y una terraza. Es un colegio sumamente grande con cancha de futbol, baseball, básquet, pista de atletismo, una piscina olímpica para natación y áreas especializadas para karate, gimnasia rítmica. Era el instituto con todas las comodidades para poder aprender y también había salas de química, física, música, arte, teatro, etc. Al llegar a su salón que estaba en el segundo piso, era la primera hora así que tocaba literatura con Kakashi Hatake un señor de unos treinta años algo perezoso y siempre llegaba diez minutos tarde. Así que esto dos tenían tiempo. Entraron al salón y se fueron a sus respectivos puestos en la quinta y última fila en las dos primeras columnas. — Si ves que te dije Kakashi-sensei se demoraba. — habló con suficiencia el rubio. — Hmp…— respondió su compañero. — ¡Naruto! ¡Sasuke –kun! Ohayio— saludó una chica pelirrosa de tez clara que se paró en medio de las dos bancas individuales de los chicos. Ella vestía de una blusa negra de tela con filos rojos cobrizo con terminación en “V” al revés de manga corta con un corbatín y una falda roja del mismo tono por encima de las rodillas(Cortas como anime) y medias negras largas que cubrían sus rodilla,. Sakura Haruno. — Hola Sakura-chan— contestó felizmente el ojiazul. El pelinegro solamente hizo un movimiento de cabeza con su vista al frente en ningún punto en específico. — Solamente quería saber ¿cuándo hacemos el trabajo de biología? — dijo cruzando sus brazos un poco mal porque siquiera el amor de toda sus vida se digna a devolverle el saluda jamás. Aunque ya estaba acostumbrada a su frialdad. — Hmmm… Noce— habló Naruto y miró a su amigo— ¿Sasuke tu que dices? — Hoy tengo algo que hacer— respondió él ahora si entrelazando miradas con las pelirrosa pero rápidamente la pasó a su amigo. — Entonces mañana— dijo el rubio. — Pero tienes práctica de futbol dobe. — aclaró el ojinegro. — O no me digas que se te ha olvidado. — No…no ¡Para nada!— mintió el chico pero realmente todos sabían que Naruto era un completo despistado y se le olvidaban las cosas con facilidad y claramente la ojijade y el azabache se dieron cuenta de ello. — Serás baka— le regañó la chica— Yo tampoco puedo mañana tengo que ir al hospital. — Estas enferma Sakura-chan ¿Qué tienes? — No nada de eso sino que ya sabes estoy haciendo mis prácticas. — contestó alegremente. El ojiazul asintió con la cabeza. — Pues entonces tendremos que hacerlo el domingo eso de las diez de la mañana. — encontró la solución el Uchiha. — ¡Estupendo! entonces el domingo como a las diez y media — habló la rosa. Se retiró de allí para sentarse en la primera fila el misma columna de Sasuke a lado de su rubia mejor amiga Ino Yamanaka una chica de ojos celeste que la mayor parte de las veces tiene el cabello recogido en una cola alta. — Que suerte tienes Sakura te tocó con Sasuke-kun— habló embelesada ella mirando a la parte trasera del curso donde el ojinegro y el ojiazul conversaban. — Creo que sí… pero de que vale si el siempre será el mismo— también lo miró en con tono depresivo pero luego regreso su vista a la pizarra su amiga también hizo lo mismo. — Es verdad…pero bueno igualmente pasaras tiempo extra con él. — le dijo dándole un golpecito en la frente de ella. Al poco tiempo el Kakashi llegó y empezaron las clases. En la hora de receso Kiba Inuzuka un chico de tez parecida a la de Naruto, en cambio él tenía el cabello castaño, ojos del mismo color pero rasgados, un poco más alto que él rubio pero con el delgado cuerpo atlético. Este chico con aires perrunos; le repetía a Naruto innumerables veces que no se olvide de la práctica y ese Namikaze le respondía: “Cálmate Kiba te aseguro que estaré ahí temprano-ttebayo!” pero el castaño no quedaba convencido ya que el capitán era muy conocido por llegar tarde, y aunque el fuera el mejor de todos también es mejor en la impuntualidad. 10: 53 am – Salón de artes En esa clase estaba los chicos del “6-A” dibujaban un paisaje de otoño. Todos estaban sentados sobre un banco alto con un tablero de dibujo en frente con sus respectivas paletas de colores. La mayoría hacia un buen trabajo pero uno destacaba maravillosamente del resto. Era un chico de tez clara y cabello negro corto sentado en la primera fila, atrás de él estaba sentada Ino, la rubia despampanante, que al echar su mirada adelante quedó sorprendida con la belleza de aquella pintura. Una especie de puente cruzaba a ambos lados del cuadro sobre un lago verde y atrás lo recubría con árboles de intenso rojo digno de la estación. Comparó sus trabajos y definitivamente él se lleva la victoria. — ¡Sai tu pintura es increíble!— alagó ya estando parada a lado de él. — Simplemente es hermosa…— le brillaron sus ojos. — La pintura es agradable…— dijo deteniendo su pincel y subir sus mirada hasta cruzarla con la chica. —…pero tú eres hermosa. — finalizó dejándola ruborizada y anonadada. La ojiceleste se quedó perdida en esos ojos negros y viceversa. — Yo… — Sr. Yamanaka a menos que haya terminado su trabajo se podría levantar— la regañó su profesora. La nombrada se giró rápidamente haciendo que su falda se levantara y que él único que pudo ver fue el pelinegro. — Lo tengo en cuenta Kurenai-sensei— volviendo a su lugar y que se ganara una sonrisa burlona de parte de la rosa a su lado. 1: 45 pm – Entrada de la escuela Salían todos los alumnos de clases unos muy felices porque era viernes a otros le daba igual como a un azabache que camina junto con su amigo, con las manos en los bolsillos. Iban directo donde estaban sus bicicletas. — Así que Itachi va a llevar a su novia a cenar— habló el rubio. El moreno asintió. — Pues deberías estar contento no serio. — dijo el ojiazul agachándose para desencadenar sus bici. — Me alegraría pero simplemente no puedo. — lo imitó el moreno. — Tu siempre tan pero tan hielo — se paró para montarse. — Da igual…— contestó con un tono frío ya echando su marcha. El rubio lo siguió de cerca, anduvieron unos quince minutos; iban conversando y riendo aunque claro el pelinegro solamente sonreía; pero Sasuke se desvió y cada uno fue por su camino. A Naruto siempre le gustaba ir por un camino especial que desde pequeño tomaba para llegar a su hogar. Era un camino empedrado que a los lados estaba en fila árboles frondosos que en época de otoño sus hojas rojas y naranjas que caían al suelo y cuando él las pisaba con la rueda de la bici salía un crujido. Es un tramo de más o menos tres cuadras, estaba alejado del ruido de la ciudad y en cuanto terminaba al final había un lago que en sus orillas había barandales de madera de robles los recubría todo y al otro lado había una casa del mismo material pero se veía claramente abandonada ya que las ramas trepadores la cubrían. Ahora que esta mayor ya no le da miedo solo lo ve como una simple casa abandonada. Después de tomarse una visión mental de ese paisaje se. Subió sus piernas para de nuevo pedalear y emprender marcha hacia su izquierda. Era un camino también de árboles rojizos pero paralelo el lago. Terminó el camino del barandal para dar inicio a otra fila de árboles que a su término comenzó una pared con longitud de cuadra entera y giró a su derecha para encontrarse con la entrada de su hogar. 2:05pm - Edificio Namikaze - Uzumaki El condominio era de siete pisos con terraza. De color blanco con amplias ventanas. De hecho era propiedad de sus padres. Este estaba rodeado por una pared de metro y medio. Abrió la puerta de rejas que necesitaba que le echaran grasa porque rechinaba. — Naruto-chan debes dejar cerrada la puerta de rejas no queremos que nos roben. — dijo un señor ya viejo vestido de una camisa celeste y pantalón pescador que regaba las flores del jardín delantero que ocupaba cada lado de la entrada. — Claro viejo…— se regresó con todo y bicicleta; puso el picaporte de metal.— ¿Y su esposa?. — Está descansando ya que estos días no se ha sentido bien. — Ah ya veo. — esas dos personas ancianas Vivian solas en el departamento del quinto piso. El rubio se preocupaba por ellos aunque no sean familia puesto que esos ancianos de setenta años antes lo cuidaban. — Si necesita que le compre alguna medicina no dude en llamar a mi departamento que estaré enseguida. — el viejo asintió con una sonrisa. El joven dejo la bicicleta en el garaje encadenándola a un tubo horizontal de metal. Entró por la gran puerta de vidrio. Se abrió paso el vestíbulo, el condominio eran un lugar acogedor en cada piso había dos departamentos. El por supuesto vivía en penhouse. Él no tomaba el ascensor, solo cuando iba apurado, pero casi siempre el usaba las escaleras. Después de llegar al último piso se encontró con que en su puerta, recostado sobre ella, un niño de doce años v se hallaba durmiendo con un libro de comics en sus manos con una fina línea de saliva resbalando por su mejilla. Tenía puesta una camisa verde manga larga que tenía en letras blanca escrito Mother Earth con un pantalón de mezclilla gris. — ¡Konohamaru!— gritó el rubio causándole un sobresalto al pequeño. — ¡Que! ¿ Qué pasó?— dijo aturdido levantándose graciosamente del piso. Y el mayor se carcajeó. — Naruto-onichan por fin llegas. — Estuviste esperándome. — Sí. Es que tú dijiste que el viernes después de la escuela jugarías play station conmigo. — ¿Lo dije?— incrédulo el ojiazul y el niño asintió a modo de afirmación. — Entonces vamos entra. El chico busco en sus bolsillos las llaves y abrió la puerta dando paso a un lindo apartamento con una gran ventana de vidrio que ocupaba una pared entera de arriba hacia abajo con cortinas doble, azul una gruesa ya la otra casi transparente, estaban recogidas así que todo el sitio se iluminaba por la luz del sol. Tenía un juego de muebles en tono café con una mesa de centro y un plasma enorme, a la derecha la cocina eran elegante con tonos gris y blanco. Tenía el comedor en medio de la gran ventana. Antes de entrar por supuesto se habían quitado los zapatos. Naruto le ofreció una soda al pequeño, este se quedó en la sala preparando todo para jugar mientras el ojiazul tomaba un baño. Al rato salió vestido con una camiseta negra con letras verdes que decía Nike y un pantalón de mezclilla verde oscuro. Pero antes de empezar sonó el teléfono. — Hola…— contestó el rubio — Naruto — dijo la voz de un hombre que al parecer se oía alegre. — Ero-sennin por fin te acuerdas de mí. — espetó molesto. El de la otra línea se rio a carcajadas. — Sabes que nunca lo haría. — Si claro… — Pero bueno solo llamaba para comprobar si no habías incendiado el departamento. — Claro que no!. Ya soy bastante grande. — Si…Si bueno Naruto. Porque si lo haces tus padres estarían molestos( el rubio cerrò los ojos) Pero también quiero decirte que todo está bien acá en Hawái, muchas chicas en bikinis y hasta sin ellos — Pervertido! Me alegro que te la estás pasando bien y que la conferencia salga bien. — ¡Vaya! ya sabes cómo se llama (rió) Mi libro se vende como pan caliente. — No sé por qué hay gente que lee tus libros pervertidos. — Algún día lo leerás cuando no sepas como conquistar a una mujer. — Yo la puedo conquistar solo. Sin ayuda de nada. — Ok niño rudo.(sarcástico) Fue un gusto saber que todavía no has causado problemas. — Otra vez con eso (tono fastidiado) — Ya que te enoja me despido. Báñate, duerme y comen bien. Ah y lo más importante cuídate Naruto. — Puedo hacer yo solo, pero Adiós abuelo( con una cínica sonrisa) — ¡Que no me digas abu- Naruto cortó enseguida porque sabía que no le gustaba que le dijera así. Jiraya es su abuelo y padre de Minato. El peliblanco se quedó a cargo de su nieto el día que los padres del rubio murieron hace seis años atrás. Después de la llamada de su abuelo, el chico fue a la cocina a comer. Y típico puso en el microondas un tazón de ramen. Con el ramen ya cocinado lo vació en una bandeja de porcelana blanca con filos azules y tomo los palillos. Konohamaru estaba ansioso por jugar en el play Soccer, quería su revancha con Naruto porque la semana pasada lo venció. Con los dos en frente de la tv, con un rubio lleno, comenzaron sus juego que duró con tres horas en la cuales todos los partidos fue victoria del joven mayor causando en el menor más competitividad. — Te volví a ganar. Nada que hacer-ttebayo!— fanfarroneó un ojiazul con una sonrisa que mostraba toda su perfecta y blanca dentadura. — ¡Otro juego más!— bramó el chico frustrado. — ¡No!. ¡No ya no más! Sino el viejo Sarutobi se va a enojar si no llegas temprano a casa. — repeló el Namikaze levantándose del mueble quitándole de las manos la palanca de play al niño y este cruzó sus brazos molesto. El mayor solo rio y comenzó a desconectar todo y poner la consola de juego en la puerta de vidrio baja del modular, hecho de mármol. El ojiazul terminó de arreglar y se dirigió hasta la puerta para abrirla y hacerle la clara señal al castaño que se retire, que aún estaba sentado frunciendo el ceño molesto, el pequeño se paró de golpe aun con los brazos cruzados. Antes de poner un pie afuera del departamento le dijo a Naruto: “La próxima vez te ganaré” con una mirada retadora y con el índice en alto, después se fue corriendo. Hacia el ascensor y se perdió detrás de la puertas del mismo. El joven solo entró con una sonrisa plasmada en su rostro de camino hacia la gran ventana para visualizar a un niño que cruzaba la calle y entraba a una casa grande rodeado con árboles de pino pequeños en tono rojizos por el otoño. Es ese el lugar donde vive con su abuelo Hiruzen Sarutobi de sesenta y nueve años porque sus padres desaparecieron en un naufragio de barco. Aunque tiene un tío que vive, a veinte minutos en auto, con su familia. Cerró la cortina azul transparente. Al rato el chico ojiazul se puso a realizar su tarea y ponerse a repasar un poco para una lección el lunes. Es raro ya que siempre ha sido un perezoso pero después de la muerte de sus padres puso su mayor empeño en estudiar ya que quería de alguna forma que ellos estuvieran orgullosos de él en donde quiera que estén. Aunque no era el primero de sus clase pero tenía un promedio bueno. Al llegar la noche pidió una pizza a domicilio y solo la tuvo que recoger en el vestíbulo. Se cambió y se puso una camisa de tira y una pantaloneta para dormir no sin antes llamar enviarle un mensaje a su mejor amigo para ver cómo le había ido en la cena. “Fue aburrido pero no estuvo tan mal”— contestó el pelinegro. “Que bien Teme y la chica es linda. “— argumentó el rubio tecleándole desde sus recamara acostado sobre su amplia cama con sabanas blancas y cobertor azul. Su cuarto tenía todo lo que un adolescente tenia, una cómoda amplia, una tv mediana de plasma, un escritorio, una computadora de mesa y demás cosas. Tenía las luces apagadas y solo se veía la luz de su celular. “Digamos que si pero no es mi tipo. Ella trabaja con Itachi. Y tuvo que salir hoy a la noche al trabajo parece que acompañarla.” “Ah entonces compañeros. Me alegro por Itachi porque nunca le había visto una novia. ” “Él es Uchiha yo soy Uchiha. Somos unos rompecorazones eso es todo lo que te digo.”— claramente se podía sentir que el Uchiha está burlándose de él. “Claro teme cuidado y una chica te rompe el corazón a ti.” “Si claro DOBE. Nos vemos mañana” “Que TEME que eres. Hasta mañana”— así el rubio finalizó el chat y como vio que eran las diez de la noche decidió irse a dormir, ya que mañana tenía que levantarse temprano porque a las ocho y media tenía que ir al instituto. Programó su alarma a las siete cuarenta y cinco, sonaba más fuerte que la alarma de su celular y así evitaría llegar tarde. 12: 38 am (madrugada) – Sábado 13 septiembre – Laboratorios HyuKaSha– Área 35(Subsuelo) En lo profundo de la tierra a unos mil metros de profundidades, debajo de un reconocido laboratorio mundial especializado en biotecnología y nanotecnología, habían cuarto de prueba donde se hacían experimentos. En un lugar en específico el cuarto número 104 estaba realizándose algo que cambiaría al mundo. Este cuarto estaba dividido en dos, separado por una pared de vidrio templado de lado derecho estaban dos personas con trajes blancos al cuerpo y un casco cuadrado con delantera transparente, manipulando unos tubos de ensayos que contenían líquidos y compuestos sobre una mesa de blanca. Una de esas personas se podía apreciar que era una mujer y un hombre de contextura gruesa. Un poco diagonal había un cuerpo masculino acostado, cubierto por una sábana blanca hasta su barbilla. — Con esto podremos comprobar que las células se pueden reconstruir. — dijo una voz grave proveniente del hombre que sostenía una jeringa con un líquido morada cobrizo, en sus interior. — Y así ser los primeros en hacer órganos. — Con esto ayudaremos a millones de personas en el mundo. — dijo la mujer que se la oía seria pero con un tono alegre. — Parece que a este cuerpo el cerebro estaba disfuncional. Y por eso fue su muerte temprana. — señaló, haciéndole una pequeña incisión su cabeza con un bisturí, el fallecido tenía unos veinte años de edad. — Tienes razón. Parece que la causa de muerte fue un derrame cerebral por un accidente de tránsito. — aclaró el hombre. — Según mi diagnostico estuvo con vida diez segundos después de aquel accidente. — Si la formula funciona podemos revivir su cerebro porque sus demás órganos están intactos. — dijo revisando cada parte de sus cuerpo. — Con las investigaciones de los otros cuerpos la complementamos y así nos aseguraremos que todos los órganos funciones bien después de la medicina. — Señor vamos a empezar. — dijo el hombre hablándole al vidrio a su izquierda. Que en señal de respuesta la luz verde encima de la puerta se prendió. Al segundo que dijeron eso la mujer tomó la cabeza del fallecido y su acompañante inyecto el líquido en su cabeza. Lentamente el líquido fue bajando a su interior. Se tenía previsto que en el lapso de tiempo de veinte segundo el cuerpo se reanimara. Pero no fue así y los dos científicos se miraron entre sí y voltearon para observar que estaban dos hombres al otro lado los veían fijamente y uno de ello hizo una seña que miraran atrás con su dedo índice. Y el cuerpo que según estaba sin vida se levantó y ellos se asombraron e inconscientemente la mujer salto de felicidad y haciendo la seña de victoria hacia sus superiores. El hombre al acercarse al recién vivo este le salto encima causando que todo los químicos se regaran por doquier y un humo rojo sangre se extendiera por toda la zona. La mujer solo vio segundos de ello y rápidamente fue hacia la puerta de salida. Las alarmas por todo el centro científico sonaron alertando a todos. La chica logro salir pero el otro hombre se quedó y las paredes de vidrio salpicaron sangre. Uno de los hombres de afuera sujetó a la mujer con fuerza que gritaba por su compañero muerto. — Mi lord debemos irnos— dijo el chico que sostenía a la mujer. Ella lloraba. — Quédate quieta. — la soltó y ella se sacó el casco dejando ver un cabello negro corto por la nuca. Salieron y después dedos minutos llegaron los de limpieza a la zona de desastre. La mujer se quedó en un piso superior a ese con su novio que la abrazaba, estando de pie. — Shizune estoy aquí. No te voy a dejar sola. — dijo él acariciándole el corto cabello. — Gracias amor pero todo fue tan rap— pero fue interrumpida porque tres personas de limpieza venían corriendo hacia ellos gritando espantados. — ¡Que hacen ahí parados! ¡Corran!— alertó uno de ellos que se detuvo un momento. La pareja al ver esto dirigió su vista por dónde venían corriendo pero simplemente vieron que cinco personas avanzaban lentamente con una nube de humo morada y un olor nauseabundo. — Creo que la contaminación se extendió. Tenemos que irnos rápido. Esto se va aponer peor. — Si claro pero déjame llamar a las personas que se están desviando. — Dijo con una mano en su boca. — Por aquí chicos ¡Por aquí!— gritó y funcionó pero parece que esas personas aceleraron el paso. — Debemos irnos se ahora nos está dificultando la vista. — al momento un hombre se abalanzó con la mujer, ella abrió los ojos y se encontró con unos ojos blancos y dientes que querían cortar su garganta. Y un espeso líquido que mojo su cabello. Sangre se dijo. A lo lejos vio a su novio que estaba forsajeando con dos pero el humo morado lo cubrió y también a ella. — ¡Shizune!— pero todo lo vio negro. Y solo se escucharon gritos en todo el centro científico. 09: 39 am – Sábado 13 septiembre – Dormitorio de Naruto – Edificio Namikaze Uzumaki. El despertador sonaba y sonaba, causando gran ruido en toso el departamento, pero el joven que dormía plácidamente en la cama ni lo oía. Pero creo que su sueño pesado termino saco una de sus manos y aplastó el botón de apagado de la alarma. Se sentó sobre su cama estiró sus manos desperezándose con el reloj en la mano, restregándose los ojos con la libre. Cuando vio la hora dio un salto tremendo. — No puede ser me quede dormido— gemía corriendo por todo su cuarto buscando ropa— Ahora llegare hora y media tarde-ttebayo! Se movía de un lado a otro se sacó la pijama de pantalón corto y camisa. Se metió rápidamente al baño a ducharse rápidamente, se puso una playera naranja con un remolino en medio del pecho, un pantalón largo de mezclilla, zapatos deportivos tommy naranjas. Busco su equipo de futbol y las coloco dentro de una maleta ploma. Salió corriendo del cuarto pero volvió a entrar porque se le olvido el celular y su billetera con todo sus documento y dinero. Bufó molesto por que olvido de ponerse medias. Rebuscó su cajón y tomó un par de calcetines blancos. Rápidamente tomó una fruta manzana verde de la nevera. Cogió una chaqueta marrón oscura que tanto le gustaba llevar, tomó sus llaves y salió disparado. En otros días iría por las escaleras pero hoy fue al ascensor. Vio sus reloj de mano eran las diez y cuarto. No ahora llegaría dos horas después. “Porque tendré el sueño pesado.” Se reclamó así mismo haciendo el típico pasito con los pies de desesperación. Se abrió el ascensor. Atravesó el vestíbulo, pasó por el jardín delantero y no vio al viejo así que pensó que todavía estaría en su departamento pero lo raro era que la manguera estuviera desenrollada y con el agua corriéndose decidió cerrarla y empezar su marcha. Tomó la puerta de rejas delanteras, estaba abierta. Extraño. En vez de ir en bicicleta optó por coger un taxi que llegaría en cinco minutos. Iba a cruzar la calle pero no fue, si encontraba a su pequeño amigo seguro lo distrajera y no quería llegar más tarde. 10: 22 am Avanzó dos cuadras y pasó por el parque que estaba a continuación pero no vio a ningún niño en ese lugar. Qué raro. Era un sábado radiante de otoño porque ningún niño del barrio había salido. Solo se oía en la leve brisa que azotaba los árboles y mecían las hamacas del aquel parque. Después de quedarse un rato viendo hecho la carrera a la calle principal en una tres cuadras. Todo estaba muy callado y al acercarse a su destino, una cuadra antes, oyó un grito de auxilio. Se quedó estático para saber de dónde provenía. Cruzó la calle hacia la derecha y vio que alguien venia cojeando agarrándose un brazo con su mano libre, por el sol que daba no podía distinguir de lejos. Detrás de aquella persona venían tres más, a un paso lento. Y allí volvió a gritar “Ayuda por favor” dijo con más claridad pero una de las personas de atrás le agarró un hombro y gritó. El rubio esta vez corrió y tomó por la nuca al atacante empujándolo al resto que venían haciendo caer tachos de basura, de metal, que retumbaron por todo el barrio que hasta ese entonces estaba en silencio, o eso pensaba él. Ayudó a levantarse a la persona salvada y lo primero que vio fueron unos brillante y temerosos ojos perlas, estos acompañados de un hermoso rostro de porcelana con mejillas y labios sonrojados, con gotas finas de sudor bajándole por el costado de la cara. Enmarcado por un cabello negro. Una chica, una hermosa chica pensó. Ella vio a su salvador un muchacho de ojos azules más claro que el mismo cielo. Un cabello más radiante que cualquier día de verano, pero toda su atención se desvió porque sus atacantes venían. — ¡Cuidado! — alertó la joven señalando con el dedo a su agresor a espaldas de su salvador. El joven giró y jamás pensó en ver lo que estaba viendo. Ojos blancos, vacíos. Piel ensangrentada, boca anormal con dientes filosos y pútridos. Caminar torpe pero por sobre todo esa sensación de miedo que nunca había sentido. Eran… — Zombies…— dijo en murmullo, los muertos se acercaban y el solamente se quedó allí parado viendo como toda su vida pasaba por su mente. Estos se acercaban más y la chica al ver que el joven no reaccionaba decidió darle una tocada en su hombro, que lo despertó. Entonces el chico hizo una ademan para empujar otra vez al muerto. Tomó de la muñeca a la ojiperla y corrieron por donde él había venido pero al pasar por la esquina vio que más de esos venían, haciendo un ruido de agonía con sigo. Su corazón latía rápido, sentía su sangre hervir y recorreré todo sus cuerpo. Ello corrían viendo atrás, de vez en cuando, en uno de esos se tropezaron con alguien y los tres cayeron al piso. Pero con el hombre que chocaron cayó a los pies de otros Zombies que venían desde la otra calle. Los cogieron al él del cuello, de las piernas y al haber como siete de esos le arrancaron las extremidades, salpicando sangre por doquier con un gritó que Naruto no podrá’ borrárselo fácilmente de la cabeza. Como ese hombre gritó los Zombies que venía detrás de ellos se abalanzaron contra él. Los jóvenes horrorizados se levantaron. La chica no pudo evitar que una lágrima solitaria le resbalara por la mejilla. El ojiazul la tomó del antebrazo y la levantó y le dijo: “No te preocupes, te prometo que te cuidaré.” En un tono sutil y una sonrisa. Èl siempre era así no podía ver a una persona sufrir, siempre era el que se preocupaba mas por sus prójimos que por el mismo. Era una desconocida pero al ver esa mirada de temor, miedo, horror en ella hizo que cogiera fuerzas per poder salir de ese caos. La chica entonces dejo que su instinto de supervivencia actuara y toda la adrenalina recorrió su cuerpo. Corrió siendo guiada por aquel desconocido que le dio confianza y un atisbo de esperanza al saber que casi moría. Pasaron cautelosos por el parque pero ahora estaba lleno de muertos que las pocas personas vivas se las devoraban. Solo le faltaban dos cuadras para llegar cruzó por enfrente de la casa de su pequeño amigo. Se preocupó por él. Donde estaría. Estaría vivo. Pero antes de que pudiera reaccionar un zombi le brincó encima suyo causando que se pegara con la pared y soltando a la ojiperla. Cogió por las muñecas al muerto y vio que no era un simple muerto. Era el abuelo del castaño. Hiruzen Sarutobi. Pero ahora mostraba sus dientes sedientos de carne humana. El ojiazul lo trataba de alejar, casi alcanzaba sus cuello. La pelinegra tenía sus manos cruzadas y rodillas juntas, estaba con un inmenso miedo. A su izquierda vio un cesto de basura, tomo la tapa entre sus manos; no lo pensó solo le propino un golpe en la espalada al atacante. El chico al oír esto con todas sus fuerzas logró sacárselo de encima. Ver a su vecino Sarutobi en ese estado lo dejo mal. Él lo quería aunque no fuesen familia. Él era su segundo abuelo aunque siempre lo hiciera rabiar. No tuvo más opción que salir de allí. — Ven… sígueme— le dijo a la chica. Logró entrar por la puerta de rejas de su edificio. La cerró con el picaporte de abajo y el de arriba. Las manos del zombi se metieron por en medio. Este muchacho se quedó viendo un momento al él tercero, era así como le decía. Con esa mirada blanca como si tuviera ceguera, esos sonidos que hacía. Movió su cabeza. Atrás venían cinco más de esas cosas. Eran sus vecinos. Las chica sexy del primer piso A-2. El hombre cuarentón y gruñón que siempre traía a mujeres diferentes a la casa del segundo piso departamento B -2. La pareja de recién casados del cuarto piso D-1. El viejo que siempre regaba las plantas, al viejo que también le tenía aprecio. Los otros vecinos creo que salieron por trabajo, suerte que en este lugar no vivía ningún niño, solo la mujer embrazada que vivía con su tía del sexto piso F-1. — Q-que hacemos — dijo con voz temblorosa la ojiperla. El muchacho la miró a ella y luego a la puerta de entrada. La chica entendió. El rubio cogió una escoba que estaba detrás de ellos mientras los muertos venían se lanzó contra ellos pegándoles con el objeto que tomó. La muchacha entonces corrió hacia la puerta otro muerto estaba del otro lado poniendo sus cabeza espantosa sobre la puerta transparente. Era señor que venía a dejar las facturas. — ¡Ah!— gritó. Naruto se alertó pero no podía con tantos. Tampoco podía matarlos… sea como sea aun creía que sus vecinos estaban vivos. Con la tomó la manguera la abrió y les echo agua, esto los descoloco un momento y aprovecho para ayudar a la ojiperla. Ella luchaba recargándose sobre la puerta de para que el muerto no pudiera pasar. — Deja que salga yo lo empujo y entramos. ¿Ok?— dijo seguro de sí mismo con el tiempo porque los otro Zombies se acercaban. — Ok— contestó la pelinegra y entonces con se hicieron para atrás el muerto salió a atacar a la chica pero rápidamente el rubio la jaló del brazo metiéndola dentro del edificio. Cerró la puerta con seguro aunque los Zombies se agolpaban sobre ella pero había una segunda puerta de rejas las junto y cerro con picaporte. De inmediato cogió el mueble amplio que había en recepción, ayudado por la joven, y los sobrepuso sobre la puerta. — Linda puedes cerrar las cortinas de esas ventanas— le dijo señalando las del costado que estaban con rejas también. Ella se sonrojó pero asintió. — Voy a ver si la puerta trasera está cerrada. — la pelinegra hizo un gesto de miedo. —Sé que tienes temor yo también lo tengo pero debemos ser fuertes además… no voy a dejarte sola. — dijo y ella se tranquilizó, y fue a hacer lo que le pidieron. El desapareció por el pasillo contrario a los ascensores. Ella fue hacia una ventana lentamente tomó las cortinas pero un zombi se asomó y la hizo brincar, lo cubrió con la cortina. Hizo lo mismo con la otra. Mientras que en ese mismo instante el rubio llegó a la puerta trasera, que es de metal, pero estaba media abierta camino lentamente y la cerró con doble seguro. Pensó que quizás se hubiera entrado uno así que regreso al vestíbulo. Encontró a la chica sentada sobre el otro sofá rojo. — Tenemos que ir a mi departamento para poder ver que está pasando. — dijo acercándose a ella. — Puede que algunos hubieran entrado pero te cuidaré. — G-gracias por salvarme la vi-vida. — habló nerviosa y temblorosa. — Está bien no fue nada. Solo te vi en aprietos-ttebayo! — habló sonriendo. Después subieron por las escaleras en vez de usar el ascensor ya que alertaría a cualquiera que estuviera por allí. Y además no sabían si todavía hay luz eléctrica. Habían subido hasta el séptimo piso, cansados ya. Todo ese correr los tenían exhaustos pero a al rubio le brillaron los ojos cuando vio la puerta de su apartamento. 11: 12 am – Departamento de Naruto — Gracias a Dios por fin llegamos. — dijo alzando sus manos con una tonta sonrisa en sus rostro. Provocando un pequeña risita a su acompañante. —Me alegro verte reír. — dijo tocándole el hombro. — Ahora veamos que está pasando. — Puso su rostro serio. Le hizo una seña a la pelinegra para que se pusiera detrás de él. Esta lo hizo Él rubio constató que la puerta estaba bien cerrada, ya que sus llaves no funcionaron, entonces pensó que se había atrancado. Mientras que la chica miraba el ascensor y el pasillo de la escalera para ver que nadie viniera. Ahora que veía bien el lugar era muy lindo con paredes en un tono crema. Viendo, ahora con la tranquilidad, se fijó que el muchacho es alto, apuesto. Se sonrojó por pensar esas cosas, pero no pudo evitarlo. Él la salvó sin siquiera saber quién era. Pensó que sí tendría la oportunidad le salvaría la vida a ese joven rubio. En ese instante el ojiazul de tanto empujar logro abrirla pero solo un poco lo suficiente para que sus mano entrara y tanteara que había un sillón. La chica se percató de esto y lo ayudó a empujar. La puerta se abrió más entonces se podían entrar uno por uno. Primero entró el rubio, tenía un poco de luz, parece que todo estaba normal sino fuese porque algo le diera en la cabeza cayendo a un lado pero de la sorpresa. La ojiperla se tapó la boca horrorizada y lo auxilio. — E-está bien— dijo intentando ver a su alrededor con poca claridad, vio hacia atrás y se topó con dos niños que la miraban con miedo pero después el chico bajo el cucharon que traía en sus manos. — ¿Naruto-onichan? — habló el pequeño castaño que corrió a abrazarlo. — Konohamaru — respondió sobándose la cabeza con su mano mientras que el niño lo tenía apercollado. — Donde estabas…pensé que iba a morir. — confesó llorando con abundantes lágrimas en los ojos. — Tranquilo. Tranquilo ya estoy aquí-ttebayo! — confortó dando palmaditas en la cabeza del castaño. El rubio vio un poco más atrás de la pelinegra que estaba con una chica de cabello naranja hacia arriba con dos lazos en la puntas, blusa café y un short de mezclilla. — ¿Moegi…?— dijo sorprendido. — Hola —saludó con la mano, también con leves lágrimas en sus ojos. — Estoy tan asustada— dijo y abrazó a la ojiperla y ella en gesto maternal también le correspondió al abrazo. Sabiendo de ante mano todo lo que tuvo que pasar por todo el caos. — Niños antes que nada me siento feliz de que ustedes estén bien pero creo que afuera no está… tan bien. — dijo levantándose del suelo, mirando a la joven pelinegra, fue hacia su gran ventana que tenía las cortinas media abiertas dejando entrar una franja de luz se asomó. Dejó perturbado lo que viò. La joven mayor se acercó también a ver, con la pequeña aun abrazándola. Sus hermosos ojos perlas se horrorizaron a ver el panorama desde tal percepción. Se podía ver toda la ciudad, humos saliendo de las casas, ambulancia de aquí para allá, haciendo ruido por doquier. En las calles personas caminando que precisamente no lo eran, devorándose a otras que intentaban salvar su vida. Choques de autos. La tan hermosa estación de otoño se estaba volviendo la más horrible de todas las cosas. Las hojas rojas ya no eran motivo de la estación sino que ahora se pintaban de sangre. Se respiraba un aire de desesperación y miedo mezclado con el horrible olor a sangre humana desparramándose por doquier. Este otoño jamás será olvidado. Ya no será el otoño que tanto le gusta a Naruto.
¡Hola! Disculpa la demora pero por fin puedo pasar a leer e.e Me gustó, es bastante original :3 Fue fácil de leer aunque se me hizo un poco largo, y noté varios errores de redacción, creo que debido a pequeñas faltas de atención. Por ejemplo, te saltas palabras, faltan o sobran algunos tildes y también varios errores de sintaxis. Aún así me pareció muy bien cómo describes los lugares y demás, y cómo narras. Por la trama, como ya dije me gustó y me resultó entretenida a pesar de que no suelo leer mucho de zombies e.e ¡Naruto es un héroe! n.n Ya quiero ver como empiezan a aparecer los demás personajes :3 Oh, y me encantaría ir a un colegio como ese, tiene de todo *-* Espero que me avises del próximo capítulo C: Saludos :)
Hola, hola perdona la tardanza :( pero vine a comentar xD, a mi la idea del apocalipsis zombie se me hace bien interesante no se no me explico lleno de acción y eso xD me agrada que sea NaruHina porque nada mejor que esa pareja salvando al mundo verdad e.e sera mejor que The Walking Dead (Ahora sonrío como Lee así mi centello y mi swag sonrisa ok no) :I bueno espero la continuación :D es que esta bien intensa xD bueno interesante vale nos leemos luego Sayonara
Hola !!!!! Aqui esta otro cap :D:p;):) Espero les guste. Cap 2 8: 30 am – Sábado13 de septiembre – Hospital Konoha En esta gran edifico, de cuatro pisos con una terraza, de mucha extensión, se encontraba recién bajando de un taxi una chica pelirrosa con el uniforme de su colegio. Su cabello que lo tenía largo hasta la mitad de su espalda, se ondeaba sutilmente por la ligera brisa. Usaba unos lentes de armazón rojo. En su espalda llevaba su maleta a cuadros negro y rosa. Caminaba a paso normal entre las personas que salían y entraban. Se encamino por la puerta principal de vidrio. Saludó al guardia de la puerta con una sonrisa. Entrando al vestíbulo se dirigió a la recepción y saco del bolsillo izquierdo de sus falda una tarjeta que al parecer era una identificación. La pasó por una maquina lectora que desplegó un línea horizontal roja de arriba a abajo sobre la pequeña tarjeta, que después se tornó verde al confirmar su nombre. — Como siempre mi ahijada tan dedica. — dijo una mujer atrás de la chica. Esta se volteó con una sonrisa de oreja a oreja. — Gracias madrina. — contestó ella sacando de su maleta una bata blanca que se la puso rápidamente. — Creo que llegue diez minutos antes pero no podía resistirme. — dijo caminando detrás de la mujer rubia de exuberantes curvas y pechos, siempre elogiados por los hombres. — Qué bueno que sea así. Me gustan las mujeres trabajadoras. — dijo colocando sus manos en ambos bolsillos. Ella era Lady Tsunade. Una rubia de ojos cafés que siempre llevaba sus cabello en una coleta baja, a pesar de tener cincuenta y tres años, se mantenía joven. La doctora más reconocida en toda Konoha y además en otras ciudades. De hecho es la nieta del fundador del hospital. Una mujer de fuerte carácter pero de gran conocimiento médico. Es lo que quería ser Sakura Haruno, quería sobre pasar a su madrina. Ese era su sueño. 9: 40 AM – Segundo piso - Hospital Konoha En una camilla es trasladado un señor de aproximadamente sesenta años de edad que tenía un brazo desgarrado y un pie mutilado. Los enfermeros y doctores estaban corriendo de aquí para acá. En seguida lo metieron a la sala de emergencia frente a tal atrocidad. No sabían exactamente las causas solo que un intento de robo. — Señorita Haruno por favor acérquese a la sala de emergencia cinco. — dijo la voz del alto parlante, que alertó a la joven que se encontraba atendiendo a un paciente del tercer piso. — Lo siento Shin pero tengo que retirarme. Vengo al rato. —habló ella levantándose, de la silla que estaba enfrente de la cama del paciente que tomaba su desayuno. — No te preocupes Sakura-san— y la joven cerró la puerta tras sí. En la sala de emergencia se respiraba un aire de intranquilidad por este atroz suceso. El hombre acostado sobre la camilla se retorcía del dolor y gritaba. Estos gritos se oían varios metros afuera. La joven pelirrosa entró la sala, se lavó sus manos con una anti-bacterial. Se puso sus guantes y gorro esterilizados para acercarse a su madrina que trataba el caso con especial cuidado. — Tsunade-sama dígame en que puedo ayudar. — habló acercándose pero al hacer esto vio la cosa más desagradable, al paciente casi se le caía una mano y estaba sin una pierna, la otra con una enorme herida. — Tenemos que cerrar todas estas heridas y extraer pedazos de vidrios de la cabeza.— ordenó haciendo todo lo posible para salvar a este hombre. — ¡Hai! Mientras la doctora hacia su trabajo la pelirrosa, junto con los otros dos enfermeros también los hacían, pero ella se percató de que el pie derecho del atacado tenía varias mordidas que la parecer se parecían a la forma de los dientes de un humano. Pronto sacudió su cabeza desechando esa idea. Después de un par de minutos, tratando al paciente con anestesia, quedó sedado y pudieron hacer su trabajo. En un momento dado la computadora que media las señales de vida se detuvo en cero. El “pi” típico retumbo la sala. 9:46 am hora de muerte— dijo el enfermero agachando la cabeza. La ojijade se quedó en shock, debido a que jamás vio una muerte. Pero se tenía que controlar, esa era la vida de un doctor, no todo los pacientes iban sobrevivir. Lady Tsunade con una mirada de pena lo cubrió con una manta blanca. Pasaron un par de minutos, de pronto el señor se levantó. — Lady-sama el paciente esta v…— pero de repente fue interrumpido ya que el señor le mordió el cuello y le arrancó un pedazo. La salpicante sangre mancho la cara de la ojijade dejándola aterrada. Mientras esto ocurría los otros dos enfermeros trataron de ayudarlo pero este hombre no se detenía, lo seguía atacando. — ¡Solicito ayuda en la sala de emergencia 5!¡Repito solicito ayuda en la sala…ahhhh!— dijo apenas gritándolo por la bocina para después ser atacado por el otro enfermero que tenía la cabeza fuera de su eje pero sin embargo podía moverse. La rubia desde hace rato que estaba parada allí viendo todo vio sus manos llenos de gotas de sangre, espesa, cobriza y salada sangre, que tanto la asustaba. Aunque era doctora nunca pudo superar su fobia a la sangre. La pelirrosa que se encontraba en shock vio como su madrina caía lentamente de rodillas con una expresión de horror en su cara. — ¡Lady vamos de aquí por favor!— dijo sacudiéndola del brazo tratando de levantarla, pero ella seguía vacía por dentro. — ¡Lady Tsunade!¡Lady Tsunade despierte!¡Por favor madrina despierte!— mientras decía esto un atacante se dirigió hacia ellas. Por instinto la rosa tomo una tijera grande, se puso en frente de su madrina, como escudo. Lentamente este hombre se acercó de ojos blancos y sangre pos todo cuerpo mutilado. La chica antes de que él se acercara más apuñaló con suma fuerza en el corazón. Pero no sucedió nada ya que el seguía moviéndose. Por la fuerza con que vino él la tumbo yéndose los dos haciéndola caer y golpearse con las rodillas se la rubia. Dejo de lado la tijera que descansaba en el pecho del atacante y con sus dos piernas los empujo hacia atrás lo que hizo que cayera sobre la camilla y la mesa de objetos médicos causando ruido y alertando los otros que ya habían sido convertidos.—¡Por favor madrina levántese! ¡Por favor! ¡No la voy a dejar aquí!— se comenzaba a desesperar. El miedo la carcomía pero no la dejaría abandonada. Los cuatro atacantes se dirigieron hacia ella. Iba a rendirse pero rápidamente recordó quien era. Se levantó y tomó un rápidamente un bisturí de cabecera ancha, del gabinete a su lado. Recordó su fuerza, la fuerza que ella poseía gracias a los entrenamientos con Tsunade de defensa personal para alejar a hombres indeseables. Tomo tres respiros . Lo primero era tratar de alejar a ello de mi madrina” “Después ir por Shin” “Entonces salir de aquí y pedir ayuda”. Fueron las tres resoluciones de ella. Los dos primeros fueron directo hacia ella, haciendo esos sonidos aterradores y mostrando sus dientes llenos de sangre, primero lanzó una patada que los hizo retroceder. Le clavó el bisturí al tercero de lleno en la cabeza, al parecer eso lo detuvo; porque calló sin más al suelo. “No creí que esto fuera a pasar” se dijo así misma. No se dio cuenta que el otro se dirigió a su madrina. Cuando lo hizo ya era demasiado tarde, el zombi le arrancó una gran parte de piel de su cuello. — ¡Madrinaaaaaaaa!— gritó tan fuerte como pudo pero no pudo hacer más porque los dos restantes ya veían tras ella. No podía más, ver morir a alguien tan especial para ella, tan importante, la descolocó. Antes que siquiera ellos se le acercaban, sus cabezas volaron. Para cuando las manos frías de ellos las tocaron, cayeron al suelo. — ¡Sakura-san!¡Ya estoy aquí! — dijo, a ella le brotó una lagrima de felicidad. Rápidamente ayudó al chico con el otro zombi, que atacó a su familia. — Madrina por favor estoy aquí todavía. No me he ido. — La nombraba jadeaba de un dolor mudo porque no emitía ningún sonido. Mientras el chico de cabellos cortos celestes y ojos negros como la noche, vestía una camisa blanca y una pantaloneta negra. Este tenía en sus manos una especie de hilo negro pero muy peligroso ya que con ello logró arrancarles la cabeza a esos seres. El chico se encargó del otro zombi que atacó a la doctora. A momento la ojijade estaba cubriendo la herida del cuello de su maestra con una venda blanca. El joven vigilaba la puerta. La chica no pudo más contener sus lágrimas al verla en ese estado de agonía. — Dé…jame aquí y… vete Sakura— dijo con dificultad la rubia, siendo levantada por su ahijada. — No lo voy hacer shishio. — dijo triste pero firme. — Parece que está libre ese pasillo ya podemos irnos— dijo el joven ojinegro por lo bajo mientras ayudaba a la muchacha con la señora. Como la mujer pesaba y necesitaban que alguien combata. Decidieron ambos jóvenes que el chico la llevaría y la chica fuera la guía- luchadora. Con la mujer casi al borde de la muerte salieron de allí. En efecto el pasillo estaba vacío pero claramente se podían oír los gritos de las personas. Doblaron a la derecha para ir a las escaleras para dirigirse a la terraza para poner a salvo a Tsunade. Llegaron sin mayores problemas, en la puerta de la terraza alguien había detrás de ella, debido a que se podía ver por el pequeño vidrio-ventana. Los dos cruzaron miradas ya faltándoles tres escalones. La joven fue ya que ella era la más apropiada. Tomó el bisturí fuertemente en sus manos, lentamente abrió la puerta. La primera vista fue de alivio pero después ya no más porque un boca voraz apareció enfrente de ella haciéndola tambalear pero se recuperó y atacó en toda la frente al zombi , toda la putrefacta sangre le salpico, ensuciándola aun más de lo que estaba. Con su manga se limpió la cara. Con la mujer mayor tosiendo dieron los últimos pasos y cerraron la puerta tras sí. Y al instante tres zombis se asomaron. Sakura señaló una especia de edificación donde se colocaban los aires acondicionados. Subieron hasta colocarse sobre esa pequeña casa. Recostaron a la mujer que ya escupía sangre. — No vayas a morir por favor…— le dijo la rosa arrodillada y en sus piernas descansaba la cabeza de su maestra. — No resisto… más. — dijo y cerró los ojos un momento para luego abrirlos. — Sakura… eres mi mayor… orgullo. —tosió. —Te quiero y deseo… que sobrevivas. — se sacó lentamente de su cabello un prendedor en forma de una babosa blanca con una raya verde vertical, de ojos y pestañas grandes. La joven con un temblor en sus manos lo tomó y la mujer encerró su puño con ella. Y sonrió. La última sonrisa de la mejor doctora. — Como usted diga Lady Tsunade—se levantó del suelo se sacó la bata pero antes de colocársela con mucha indecisión le clavó el bisturí en la frente de la mujer. Esto era mucho para una adolescente pero tenía que hacerlo porque no quería que su madrina terminara de ese modo tan atroz como un zombi. — Sakura-san la puerta no resistirá mucho. — dijo serio el muchacho que tocó el hombro de la mencionada. — Lo sé Shin. — dijo, sacó un pañuelo del bolsillo de la blusa escolar limpiando la sangre que salía por un agujero que ella le causó en la frente. Tomó la mano de la fallecida y besó su dorso. La cubrió con su bata metiendo cuidadosamente lo sobrante para que no se volara. Echo una última mirada a su rostro. Murió con una sonrisa plasmada en ella. — Adiós. Al momento que dijo eso la puerta se cayó y ellos rápidamente bajaron de allí dejando al cuerpo inerte de Tsunade. Ningún zombi podría alcanzarla donde la había dejado. Una docena de zombis venían detrás de ellos. Corrieron en toda la extensión del hospital y un par de veces saltaron ya que había tubos recubiertos de aluminio. Al término del edificio quedaba una pared inclinada que daba al parqueadero. Tras un largo toma de aire los jóvenes se deslizaron lo que eran los cuatro pisos y cayeron al suelo en forma tosca ocasionando una herida en la rodilla de la ojijade por que no llevaba la medias tan arriba, pero el otro al parecer no se hizo nada. Ese estacionamiento era otro caos porque personas eran atacadas dentro del mismo. Ellos se escondieron detrás de uno pero el peligro seguía latente ya que los zombis también se deslizaron por esa pared pero al caer al suelo, la mayoría quedaba desechos. Otros hacia sea arrastrándose lo seguían. Un auto plomo cuatro por cuatro estaba vacío. Pero para llegar tenía que cruzar a cinco zombis que estaban agachados comiéndose a una persona. Lo hicieron silenciosamente pasando por detrás de los árboles que delineaban todo el estacionamiento. El chico camino un poco más para quedar en el asiento del conductor la chica solo se quedó en la puerta del copiloto con su espalda pegada a ella para ver si no alertan a ningún muerto. El chico luchaba con abrir la puerta pero no podía, entonces arrancó la antena que estaba encima de aquel vehículo. Era fina y entraba perfectamente, al abrirlo la alarma del carro sonó y él peli celeste rápidamente se sentó y se estiró para abrirle a la pelirrosa. Ella entró y al segundo un zombi se pegó a la ventana del carro. Un segundo tarde y hubiera sido su fin, pensó la joven aterrada. El chico con la misma antena logró encender el carro y lo retrocedió chocando a varios de esos zombis y hasta creo que daño la parte trasera al chocarse con otro auto estacionado. Al salir por la puerta del estacionamiento dieron un largo suspiro. Se miraron entre sí preguntándose “¿Que está pasando con el mundo?”. 10:10 AM – Sábado 13 de septiembre – Instituto Konoha - Cancha interior de básquet. Catorce personas estaban en ese sitio, una amplia cancha de suelo apto para ese deporte y las gradas a su alrededor. Entre estas personas doce estaban en la cancha demostrando todo su potencial en aquel deporte tan demandante de agilidad y destreza. Pero por sobre todo destacaba un joven pelinegro que dominaba el balón con tal elegancia que ninguno podía estar a su altura. Tenía puesto el típico equipo de entrenamiento que consistía en una camiseta y pantaloneta verde de filos blancos. Tenía en su espalda el número diez en negro. Para que ningún cabello le tapara la cara mientras jugaba usaba una banda blanca sobre su frente. Este era el capitán del equipo, realizaban un entrenamiento entre titulares y suplentes. Después de una jugada estratégica logro pasar entre el base y el escolta (posiciones de baloncesto) logrando encestar desde media cancha llevándose ovaciones de las pocas chicas que espiaban desde la puerta y la admiración de sus compañeros de equipo. — Eso fue excelente Uchiha. —felicito el entrenador y él sonrió con suficiencia y descaro al mismo tiempo. Las chicas gritaron su nombre. — Estudiantes retírense de aquí esto es exclusivo para deportistas. — retó el hombre furioso y ellas salieron corriendo. — Todos pueden ir a ducharse. — Y al cabo de unos minutos el lugar quedó vacío. En una de las duchas de este vestidor estaba bañándose un joven alto, pelinegro después de una jornada agoradora de entrenamiento de básquet. Después de casi dos horas de entrenar con su equipo sentía su cuerpo hecho polvo pero con la ducha seguro se relajará. Mientras se enjabonaba una voz proveniente de la ducha contigua, puesto que estaban separadas por una pared, le habló. — ¿Naruto te ha llamado?— preguntó un chico con cierta furia en sus voz. — Ese dobe para nada— contestó con deje de fastidio, no le gustaba que le hablaran con tanta familiaridad. — Cuando lo vea lo mato— dijo prácticamente gritando. —¿ No sabes dónde puede estar?. — No soy su niñero para andarlo cuidando a cada momento Inuzuka — habló cortante ya enjugándose el cuerpo. — Si…si claro. — contraatacó el joven de cabello también ya terminado de su enjugue y saliendo de la ducha con una toalla alrededor de su cintura y lo mismo hizo el ojinegro. — Te atreves a desafiarme. — dijo el chico pelinegro también con una toalla alrededor de sus cintura bloqueándole el paso al castaño que salía de la ducha. — No te estoy desafiando. Pero si lo tomas de esa manera no tengo nada que hacer— dijo también encarándolo. — No juegues con tu suerte. Chico perro. — habló desafiante mientras el equipo de ambos chicos también sentían la vibra tan densa. — No lo hago. Emo. — respondió también el chico— y fue la gota que derramó el vaso porque ambos ya estaban a punto de golpearse. El pelinegro fue el primero en lanzar el golpe que pegó de lleno en la cara del Inuzuka que lo tumbó al piso de baldosas blancas. El castaño también dio un golpe al ojinegro. — ¡Uchiha! ¡Inuzuka!— dijeron los señores al mismo tiempo. Ambos se detuvieron los puños a pocos centímetros de sus caras. — ¡Vístanse ahora! Antes de ir a sus casilleros se miraron de una forma desafiante y retadora. Sasuke era observado por sus compañeros y al verlo tan furioso decidieron alejarse de él. Allí sentado sobre una banca del vestidor quedó Sasuke, sumamente molesto. “Un chico perro se atrevió a golpearme” pensó para sí. “Esta no la olvido Inuzuka”. 10: 30 am – Piscina Olímpica Después de cambiarse de ropa que consistía en una camisa negra y un pantalón negro de mezclilla y a sus espalda llevaba una mochila, se paseó por el instituto y por casualidad pasó por la piscina de la escuela, donde un chico nadaba de extremo a extremo. El Uchiha se quedó viéndolo poniendo sus manos sobre el barandal, que protegía el perímetro de la piscina, con una fija mirada. — A que debo el honor de que Sasuke Uchiha vea mi práctica. — dijo el joven, que salía de la piscina secándose con una toalla. Era de contextura delgada, alto y de cabellos cortos celeste y ojos morados, tenía una sonrisa enmarcada mostrando sus dientes afilados. — Que tenemos aquí— habló mirando expectante al joven basquetbolista que tenía un marcado moretón en la mejilla derecha. — Parece que alguien ya no es muy respetado. — dijo burlón, tapándose la boca para evitar salir una carcajada. — Suigetsu si sigues diciendo esas cosas tú acabaras con dos. — dijo con la mirada maligna. — ¡Seguro!. Pero quita esa mirada que me traspasas el alma. — habló con falso miedo. Este se fue a cambiarse mientras su amigo lo esperó cerca de la alberca, esta era al aire libre en la parte trasera del colegio junto a la cancha de tenis separado por una maya de cinco metros. Este joven estaba parado en el filo de la piscina viendo su reflejo en el agua. Y se dio cuenta de sus horrible morado en su mejilla. Se la tocó instintivamente y dolió. Ese Inuzuka tenía que pagar susurró. No podía permitir que nadie le pasara por encima, que nadie se atreviera si quiera a mirarlo a los ojos. Este chico se creía superior a todos. Creía que él era el mejor. Otra es que estaba molesto con su hermano por no avisarle que no vendría la noche anterior. Sumado con esto era lo peor. Mientras pensaba todo esto sintió que algo lo tomó por el pie, y por reflejo de sentir algo frio, lo alejo rápidamente. Pensó que era una broma de su compañero Suigetsu. Pero cuando miró atrás no se veía nada y oyó un ruido escabroso entonces vio abajo y se quedó sorprendido. Una estudiante partida a la mitad con un rostro todo dañado y de aspecto pútrido le mostraba sus dientes. Era la chica que estaba observándolo en el entrenamiento de hace minutos. Se acercaba arrastrándose lentamente dejando atrás u charco de sangre. Él retrocedía paso a paso. Lo primero que pensó fue: ¡¿Qué demonios es eso!?. Se alejó lo suficiente y pudo ver que tres estudiantes estaban arrimados a las rejas sacudiéndolas de una manera frenética sacando sus manos por los espacios. Cuando los visualizó mejor se percató de que estos también tenían la cara y partes de sus cuerpos destrozadas. “ Zo…zombi” dijo su mente impactada. Este al ver a la zombi acercarse rápidamente de manera fría y segura la pateo hacia la piscina y esta se hundió coloreando la piscina de rojo. Sintió deseos de vomitar pero se contuvo y de inmediato su compañero de ojos morados se acercaba corriendo en su dirección muy asustado y más pálido de lo normal. Saltó la pequeña rejas que rodeaba la piscina pero se regresó a cerrar la puerta. — ¡Sa-Sa-Sa-Sasuke!— dijo con una cara de extremo temor y sobándose ambos brazos.— ¡zo-zo-zombis!¡Hay zombis en el baño!. Sé que no me crees Sasuke ¡Pero es la pura verdad!— dijo temblando. El pelinegro solo lo miraba indiferente y miró a su izquierda haciéndole un movimiento de cabeza para que mirara también. Este se quedó como piedra en su sitio al ver que en la piscina había un cuerpo en lo profundo tratando de subir a la superficie. — Suigetsu si te quedas allí lo único que causaras es que te atrapen. — dijo muy serio, tenía que demostrar que no se derrumbaría ante una cosas tan banal. Tenía que mantenerse clamado y con la mente clara. Eso era un Uchiha. — ¡No no no no nooo!.— y al instante más de diez zombies rodearon las rejas de la piscinas y la tiraron. No tuvieron mucho tiempo para pensarlo, lo único que hicieron es correr. Correr como nunca lo habían hecho jamás. Sasuke con una mirada calculadora salto la cerca paralela a la otra, torpemente el chico pez lo hizo logrando caer haciendo que su camisa se rasgara al mismo tiempo que la piel de su espalda baja. — Ash!!! Sasuke atravesó la otra piscina, pero de menos extensión, y salto la otra cerca seguido muy de cerca de su amigo Suigetsu que estaba con el corazón en la boca. Al saltar esto daba a un pequeño rosal que lo dañó al pasar corriendo. Sus respiraciones aceleradas, la adrenalina corriendo fervientemente pos sus venas hacia que le dificulte la respiración. Viraron, a su izquierda, pero se encontraron con que dos mordedores estaban comiéndose a otra persona. — ¡¿Sasuke por qué te detienes?!— dijo este recién llegando, al callejón donde estaba los contenedores de basura de la escuela, este grito fue oído por los muertos que los vieron aun comiendo partes de intestinos que devoraron al instante. — Tsk— hizo el gesto el pelinegro y sin medir sus actos corrió empujando a los caminantes, el peli celeste lo siguió aturdido, todavía no lo asimilaba y quedaba asombrado con la tranquilidad de Sasuke. Si seguía junto a él seguro sobrevivirá, es lo que pensó Suigetsu.. Se subieron rápidamente los contenedores de basura para poder trepar la pared y saltar al otro lado fuera de la escuela. — ¡Aléjense de mi malditos muertos!— gritó alguien antes de que los dos compañeros saltaran que miraran a dirección y era Kiba que trataba de subir por las escaleras de incendios pero su pies estaba atrapado por las manos de un caminante. — Deberiamos ayu…— trató de decir el chico peli Celeste pero fue interrumpido por el pelinegro que ya estaba del otro lado. — Él fue el estúpido irrespetuoso. — y con esto dio pasos firmes sin siquiera ver hacia atrás y tomó una vara de metal caída, proveniente de las tuberías inservibles, la envolvió fuertemente en su manos — Sasu…ke— dijo pero el también hizo como que no vio nada. Agacho sus cabeza también a recoger una de las cuantas varas tiradas, se tomó un respiro. Sasuke con esa vara en sus manos sonrió de manera complaciente. No sabía por qué se reía, si por el hecho de que no fueron atrapados o por el hecho de que obtuvo su venganza. “Nadie se mete con un Uchiha”. Se dijo, algo cambio en el muchacho en ese momento del término de la tierra. O algo que se mantenía escondido surgió de una manera escalofriante. Sasuke se sentía como realmente, en lo profundo de él, se sentía. Y ahí de improvisto un muerto lo encaró pero él con suma fuerza le enterró la vara en el cuello sacándoselo y la cabeza voló. Su sonrisa se hizo más amplia. Parece que por fin se encontró asì mismo.
Oh ahora tendré pesadillas con los zombies aunque me gustaría saber ¿Qué se sentirá ser un estúpido y sensual zombie? Jaja ok no ignoren esa pregunta ._. bueno el capi es interesante aunque Sasuke hizo una verdadera maldad como no ayudar a Kiba-kun es cruel Sasuke... malvado me dio gracia un poco Suigetsu ^^ bien yo ya no puedo opinar nada más :( xDDDD oki espero la continuación, ya sabes que leeré con gusto este fic y lo que mas escribas :) suerte Att: La nueva Sasuki-chan:D
Hola!!!!!! Aqui otro cap. Ya lo tenia hecho pero no he podido subirlo. A màs tardar el domingo subire los otros fic que tengo en proceso. Todo lo hago por ti y Estoy aqui solamente porque tu estas. :D:D:D:D:):):) Cap 3 10: 20 am - sábado 13 de septiembre- Florería Yamanaka Un joven de tez pálida, cabello y ojos negros usando un bléiser plomo y un pantalón largo azul oscuro con unos zapatos deportivos plomos, sostenía un libro sobre su pecho mientras mirada una vitrina llenas de hermosas flores. Se oyó una campanita. — Buenos días joven ¿Hay algo en le que pueda ayudar?— dijo amablemente una señora castaña de ojos cafés claros con un chongo alto, un vestido hasta la rodilla en azul con un cinturón rojo. — Buenos días…bueno es que quiero llevar unas flores. — dijo el chico señalando la vitrina. — Entonces entre y no se quede allí — dijo con una sonrisa. Él joven la siguió mientras ella entraba al lugar. Sonó la típica campana dando paso a estantes repletos de flores de diversos tamaños, formas y clases. La señora mostro tres tipos de flores pero sonó el teléfono del mostrador y lo tuvo que contestar ya que era importante. Le dijo al pelinegro que las viera que ya lo atendía. En eso observo cada una de las flores cuando oyó una voz familiar. — ¡Mamá! ¡Mamá! — gritó alguien bajando de las escaleras que estaba cerca del mostrador, el joven vio en la dirección de donde provenía. Hay estaba una rubio de cabellos sueltos con una pijama de short corto blanco con pequeña flores moradas y su blusa de tiras finas morada, llevaba una pantuflas de con la cara de un conejo, blancas. Él sonrió al verla. — Ah visto mi celular donde lo deje. — Si no sabes tú que sabré yo hija, además no ves que estoy al teléfono. — dijo con un tono maternal pero a la vez retándola. Y salió hacia el jardín — Mamá… — dijo haciendo puchero pero no la escucho ya que estaba en el jardín trasero. — Tendré que buscarlo yo. — refunfuño molesta. Se acercó al mostrador y revisó los cajones pero no estaba. Él chico se acercó también sí que ella lo notara y vio que el celular estaba en un estante alto. Alargó su mano y lo agarró. — Aquí tienes— escuchó una voz masculina la joven ojiceleste, como estaba agachada vio hacia arriba y era nada más que su compañero de clases. Sai Shimura. Se levantó rápidamente nerviosa por la presencia de aquel muchacho. Inutilmente se trataba de cubrir pero no lo consiguió así que peinó su cabello con sus manos poniendo un lado detrás de su oreja. — H-Hola Sai, ¿Qué haces aquí? — Hola Ino, yo vengo a comprar una flores. — dijo con una sonrisa que hizo sonrojar a la muchacha un tanto avergonzada por las fachas en que la ve. — B-Bueno mi madre ya sale te atenderá con gusto. — dijo y salió por un lado del chico casi corriendo. — él rio con gusto. Después de unos segundos salió la madre de su compañera. — Gracias por esperar joven, es que mi marido me llamó para que tuviéramos cuidado al salir parece que está pasando algo extraño en el hospital central. — dijo un poco preocupada. — No se preocupe señora, pero me puede decir exactamente con los de extraño. — dijo con inquietud. — No se la verdad solo me dijo eso y que nos mantengamos seguras, aunque èl es muy exagerado. — dijo cruzadas de brazos. — Pero bueno que tiene a alguien allí. — Si es mi hermano mayor… — Para él son las flores— el asintió. — Entonces le daré un ramo de delphinium con callas. — el la miró extrañado. Ella rio. — Venga por acá. — le dijo y la siguió a cinco estantes que estaban alejados de la puerta de entrada en la pared. — Son estas. — le señaló unas flores pequeñas blancas con botón negro y unas amarillas en forma de gota con un botón parecido a un dedo. — Son lindas — Claro toma te las envuelvo en papel transparente con un listón azul y quedaran bellísimas. — dijo llevándose cinco de cada una. — además huelen deliciosas. La señora ya había desaparecido por el pasillo. Oyó las campanas de entrada mientras mandaba un mensaje a su hermano. “En diez minutos estoy allá.” Cuando de pronto oyó un grito desgarrador el reconoció la voz de la señora Yamanaka. El corrió rápidamente a través del pasillo hacia el mostrador y vio que la mujer estaba siendo ¿mordida? por dos sujetos en el hombro y otro en la pierna. Ella gritaba él se acercó rápidamente a socorrerla, sacò al que le estaba mordiendo por los hombros y con suma fuerza lo tiro causando que una estantería de vidrio se rompiera. El ruido fue sonoro. Al otro le dio una pata en el costado. Vio a la mujer ensangrentada hasta más no poder el hombro desgarrado y en la pierna le habían sacado un gran pedazo. — Señora voy a sacarla de aquí — dijo agitado los otros venían hacia a èl el los enfrento tomo una estatua de cerámica que hacía de adorno en el estante. Al verlo bien pudo notar que estab también con todos desfigurados, olían muy mal, tenía los ojos en blanco lo único que se le vino a la mente “Zombis”. Le dio al primero en la cabeza que termino por abrírsela y cayó al piso, con el otro le dio más trabajo. Pero también le inserto un contundente golpe en el cráneo. Cuando alzo la vista vio que más de eso se agolpaban en la puerta al punto de casi tirarla. Con todas sus fuerzas tiró los otros grandes estantes obstaculizando la entrada y aplastando a tres que se venían. Se vio las manos llenas de sangre y se quedó inmóvil un segundo pero al instante entro en sí porque los quejidos de la mujer mayor lo alertaron. La levanto del suelo y la llevó por las escaleras arriba allí abrió la puerta. Teniéndola en brazos hizo todo lo posible para cerrarla. La puerta no resistiría mucho pensó debido a que era de madera. Pasó por la sala y la recostó en el mueble grande pero su ropa ya estaba cubierta de sangre de la mujer. El mueble más pequeño lo sobrepuso a la puerta. — Señora Yamanaka voy a llamar a la ambulancia y a la policía para que nos ayuden. — dijo un poco cansado. La adrenalina estaba a cien. — I…Ino— logró decir. Él asintió y fue al pasillo que daba a los cuartos. Llegó a una puerta que estaba decorada con flores en el centro. Tocó la puerta tres veces pero ella no salió, descubrió que la puerta estaba abierta entró y no había nadie. Sobre la cama había una ropa. Caminó a través del amplio dormitorio lleno de afiches de cantantes y un enorme closet. Se oyó caer el agua entonces ella estaba en la ducha. — ¡Ino! ¡Ino!— gritó tocando la puerta como loco. — ¡¿Que pasa quien toca la puerta de ese modo!?— dijo notablemente molesta y abrió la puerta, se avergonzó ya que solamente tenía una toalla blanca cubriendo su desnudes. — ¡Sai que haces aquí!¿Por qué entraste a mi cuarto? — No hay tiempo tu mamá está herida— dijo saliendo rápidamente y ella lo siguió con el corazón el mano.. Cuando llegó a la sala vio a su madre en cubierta de sangre. — ¡Mamá! ¿Qué te han hecho?¡Mamá!— gritaba tomándole por la cabeza y besando su frente.— ¡Mamá! — Ino…— dijo con sus últimos suspiros. — ¡Sai que haces apresúrate y llama a una ambulancia! — Eso hago pero las líneas están colapsadas. — dijo marcando y marcando pero nadie contestaba. — Mami…— dijo con lágrimas. Cuando sintió que ya no respiraba. — ¡Mamà, mamà! ¡Despierta por favor!¡Te lo ruego…despierta!— dijo llorando sobre su frente. De pronto en la puerta se formó un hueco una mano salió de allí. Ino se paralizo al ver eso entonces sin previo aviso la puerta cedió pero se quedó un poco atrancada debido al mueble con siete zombis a la vista. Eso tal vez le daría un poco de tiempo. Los ojos de la rubia se quedaron muy abiertos. El joven sin pensárselo tomó a la mamá de la muchacha en peso cargándola y con mucha dificultad cogió a la ojiceleste de la mano. La arrastró el pasillo puso a la mamá sobre la cama de ella. Cerró la puerta del dormitorio con seguro. La joven estaba devastada su tolla tenía un poso de sangre de la madre. Lloraba a cantaros rogando que estuviera viva pero no era así. — ¡Ino ponte algo de ropa que tenemos que irnos!— dijo èl arrimado a la puerta que estaba siendo empujada por los zombis de afuera. — ¡Cómo quieres que me vaya, mi madre acaba de morir!¡Eres un insensible!— gritó dolida y furiosa a la vez. Al chico esto le molesto. — ¡Tenemos que irnos ahora mismo sino también acabaremos muertos!— dijo viendo hacia la ventana. Ella terca no quería pero se levantó y junto su ropa que estaba en el filo contrario de la cama donde su madre yacía. Sai cerró sus ojos y ella se puso sus bragas negras, por debajo de la toalla, iba a ponerse el sostén pero su madre de repente se levantó. La rubia se alegró que le durò poco ya que la mamá tenía los ojos blancos. La zombi se fue en contra de Ino ella chillò, la tiro a dentro del baño. La joven tenía a su mamá encima se le acercó al cuello pero alguien se la sacó de encima tumbándola. El joven la tomo de la muñeca y la levantó. La sacó del baño. Cuando vio hacia la puerta varios huecos se había formados y por ellos salían las manos de los zombis. Sai le dio un fuerte golpe a la mamá de Ino con el pie. Ino gritó horrorizada. El joven la levanto en peso poniéndosela a los hombros abrió la ventana antes de que la puerta cediera y la zombi se levantara. Se fue por las escaleras de incendio, con la chica en los hombros bajo rápidamente las escaleras, corrió abriendo la puerta del jardín para salir por el callejón que se hacía entre casa y casa. Ino lo último que vio de sus madre fue que se asomaba por la ventana sedienta de carne humana con otros como ella. — ¡Mamaaaaaa!— gritó. 10:00 am— Sábado 13 de septiembre - Centro de la ciudad – Farmacia Haruno En este lugar de paredes blancas y estantes llenos de diferentes fármacos. En uno de esos pasillos exactamente el área femenina, una hermosa chica de cabello color chocolate cogido en dos chongos altos, ojos cafés claros que vestía de unos pantalones bombacho que cubría sus rodillas en estampado militar, una camisa sin mangas de tiras gruesas amarilla y unos botines cafés oscuros de diez dedos debajo de la rodilla con muchos cordones. Ella estaba escogiendo jabón líquido íntimo pero estaba indecisa con un poco de vergüenza y rogaba para que ningún hombre la viera. — Buenos días señorita— dijo y ella escondió las cosas detrás de sí. Pero al ver que era una señora suspiro aliviada. Una señora con un flequillo por en medio de su frente hasta su nariz de color café dando al naranja, ojos verdes oscuros llevaba una bata blanca con una insignia de la farmacia. — Buenos días señora, lo siento pensé que era un hombre. —La mujer rio. — Te puedo ayudar en algo — Si, bueno vera es que no se cual llevar. ¿Cuál me recomienda?— dijo poniendo a delante de la señora las dos opciones. — Mmmm… bueno para tu edad este es el mejor— dijo señalándole el de la tapa morada. — Gracias…y bueno no sé cómo decirlo. — dijo apenada poniendo el producto en la canasta de compras. — Eres como mi hija vergonzosa en esos temas, seguro has de estar en tus días. — ella asintió un poco avergonzada. — Dígame su hija estudia en el instituto Konoha— preguntó ya en mostrador pagando sus cosas. — Si ¿Por què? — Bueno este semestre me transferiré allí. — Oh que no eres de aquí. — Si soy de la ciudad, sino que estudiaba en un colegio de chicas y me gané una beca de artes marciales y armas. — Qué bien. — dijo empacando todo. — Mi amor ya no hay pastillas para la diabetes. — dijo un señor de cabello morado bajo con una graciosa barba que salía de las puerta del almacén trasero. — Si están en la caja once “B”. — Oh claro Señorita ya te atendieron — Sí señor. — dijo escondiendo las fundas de tras de sì. — Veo que llevas una maleta bastante grande y una katana. — Ah esta buena están mis armas para combatir. — ¡Que eres una ratera!— dijo cubriéndose con las manos con las cejas fruncidas. — No seas tonto mi amor ella partica artes marciales. — la joven asintió feliz y se despidió de los dos y salió del lugar. “Que pareja más especial pero son muy agradables” pensó. Avanzó por las concurridas calles del centro ya estaba a tres cuadras para coger el metro hasta su nuevo departamento donde iba a vivir. Ella es una muchacha que se mantiene sola ya que su abuela falleció hace un año y los único que lo dejo con unos ahorros. Ella trabajaba de mesera en las tardes. Le pagaba lo suficiente y como se esforzaba por ganarse becas con respecto a artes marciales le alcanzó para alquilar un departamento a diez minutos de su nueva escuela. Y por ser estudiante le hicieron un descuento increíble porque el casero era un señor de unos cincuenta años muy amable. Le encantó su nuevo hogar, aunque un poco lujoso pero con ambiente familiar. A sus diecisiete años ya iba terminar su colegio., era trabajadora y sobre todo fuerte para que nadie más la pudiera humillar. Su último escalón era la universidad más prestigiosa de Konoha. Iba caminado con su maleta llena de ropa y sus cosas de entrenamiento. Cruzando la calle vio que unos tipos atacaban a una mujer y la metían para el callejón, lo primero que hizo fue correr a socorrerla. No quería que nadie más pasara por lo que ella pasó. Rápidamente saco su katana de su cintura y que por cierto tenía una cadena que la ataba a ella. — ¡Oigan aléjense de ella!¡O se arrepentirán de haber nacido!— gritó pero ninguno de los dos se movía mientras que la mujer pedía auxilio. Con la maleta todavía en su espalda y la funda de compras la amarró bien a su cinturón y prosiguió a atacar al agresor. Lo pateo y allí recién se movió pero lo que se percató era que este sujeto no tenía un brazo. Se espantó al ver que el otro le arrancaba los intestinos a la mujer que ya para entonces estaba muerta. — Son unos asesinos— y blandió sus katana contra el pecho de unos de ellos pero esta se quedó atrancado y el todavía se movía. La castaña se alarmó el sujeto estaba en estado de putrefacción con su otra pierna lo empujo y su espada quedó impregnada de sangre. No pudo más y decidió salir de ahí ya que él otro también venia. Al salir del callejón a toda prisa corrió y todo a su alrededor era un caos. Personas comiéndose a otras, autos chocados y vio una gran llamarada se dirigió hacia la farmacia pero se encontró con este era el lugar del incendio ya que un auto se le había venido encima. Pudo que los señores que atendían allí salieron pero fue pocos segundo que estuvieron con vida ya que una docena de “esos” los atacó, y después eso explotó. Se guardó la Katana en su cintura, una lagrima solitaria bajo por su mejilla y siguió su camino. Estaba corriendo y corriendo a través del caos y los que no vio fue que al cruzar la calle un auto vino a su lado derecho y la atropelló. Lo único que sintió es que primero toco el parabrisas luego el suelo, un fuerte dolor en todo su ser. Sus ojos lo último que vieron fueron un dos de “esos” acercándosele y después su vista se cerró. Gracias!!!!!! Por leer!!!!!!!!;);););) Hasta la proxima semana.
Cap 4 9: 35 am – Parque forestal del sur de Konoha En este amplio lugar llenos de árboles de hojas naranjas y rojas con una laguna en su centro. Era un sitio apartado de dos kilómetros cuadrados. Lleno de naturaleza y diversos juegos para niños. Una resbaladera inflable, muchos lugres donde se comprar dulces en los kioscos. Pero pro sobre todo infantes de auqui y allá que corrían, gritaba y se divertían en un día soleado. Pero en un lado debajo de un árbol estaban tres persona y un bebe haciendo un picnic. Una mujer de cabello negro y ojos rojos con un vestido largo floreado con un lindo sombrero de paja toquilla con un listón verde. Ella servía unos emparedados y se los daba a un chico de complexión mayor de cabello castaño en puntas y ojos pequeños negros que tenía una pantaloneta ancha por debajo de la rodilla color roja, una camisa rosa pálida a rayas negras verticales. Se metía uno tras otro emparedado mientras la señora sonreí feliz. — Choji-kun veo que te gustan mucho los emparedados. — dijo ella sacando más ingredientes para hacerlo otro. — No solo me gustan los que usted hace porque tienes una salsa muy buena. — dijo con la boca llena. — Shikamaru debería comer unos, están deliciosos. — le dijo al chico que estaba recostado sobre el verde césped que al parecer estaba durmiendo. — Mmmm… estoy descansando Choji, como después. — dijo este chico que traía puesto un jean de color celeste y una camisa negra y por debajo una blanca. Su cabello negro recogido en una coleta .Tenía sus brazos como almohada. Su paz se vio otra vez interrumpida porque algo le jalo de la parte inferior de su camisa. Le abrió un ojo y vio que un bebe castaño de unos seis meses se le trepaba en la barriga. — Kurenai-sensei mire Asuma-chan se está durmiendo encima de Shikamaru — dijo gracioso el gordito. — Claro por qué es como su hermano mayor. — le dijo también al vez que cogía al pequeño pero este se aferraba con sus pequeñas manos a la camisa del joven Nara y lloraba a cantaros. — Lo siento Shikamaru pero Asuma te quiere mucho así ahora dormirá contigo. — Mmmmm…— pronunció dándose por vencido el Nara volviéndose a dormir con el pequeño encima. Las dos personas rieron ante tal ternura del bebe. — ¿A qué hora viene hora Asuma-sensei?— preguntó el Akimichi a la mujer. — Dijo que terminaba un papeleo en el instituto y venia. Aunque ya debería estar aquí. — dijo y su celular sonó. — Hablando del rey de roma y mira quien se asoma. — Si… ser el director no es nada fácil — dijo el chico tomándose un jugo. Cuando la mujer termino de hablar se levantó. — Parece que Asuma dejo unos papeles importantes en la casa así que tengo que pasar a verlo y después ir al instituto para entregárselo. Supongo que me tomara cuarenta minutos en ir y venir, claro sin tanto tráfico. —dijo y se tomó su cartera y las llaves del auto. — Shikamaru cuida de mi bebe— a lo que él medio asintió. — Nos vemos en un rato mi amor bello ya traigo al papi. — dijo y beso la cabeza del infante. — Choji no te comas todo hay que dejarle a mi esposo. — ¡Hai!—Y así se fue alejándose dejando los dos adolescentes y a su hijo. Pasó una hora y no llegaban. — Shikamaru no crees que están tardando— dijo mientras jugaba con él bebe con su pequeña pelota roja. — Ha de haber mucho tráfico así como dijo ella. — habló terminándose un emparedado. Vio su reloj de mano y era las diez y cuarenta, más de una hora. — Voy a llamarla. — tomó el celular de su bolsillo y le marcó pero no contestaba. — Capaz y paso algo de imprevisto. La mayoría de las veces él siempre iba de picnic con Asuma y Kurenai ya que eran bastante allegados incluso él era el padrino del hijo de ambos. Adoraba los sábados ya que eran frescos y despejados para dormir y ver las nubes. Ese bebe le tiene mucho afecto al Nara. Y pues él también. Cuando se levantaba para desperezarse notó que las personas cerca del lago corrían despavoridos y otros atacaban a otros. El gordito también hizo lo suyo y observo el panorama a unos cincuenta metros lejos de ellos. — Shikamaru…— dijo mirándolo. Las personas atacadas claramente se les veía con mucha sangre así sea de lejos. “Esto no es bueno” Pensó el pelinegro. — Choji coge la pañalera lentamente y yo a Asuma. — dijo en voz baja e hicieron eso. El joven Nara se ponía el cangurito para cargar al bebé pero mirando cuidadosamente a aquel atroz espectáculo. El gordito se colgó la pañalera blanca y la pelota. Shikamaru tomó al niño sin hacer movimientos bruscos lo colocó dentro del canguro pero un música sonó. Era la alarma del chico con peinado de piña para tomar otra siesta. La pagó de inmediato pero ya era tarde los “atacantes” miraron en su dirección y avanzaban hacia ellos. Par un chico tan inteligente como èl que ya había deducido lo que ocurría. No podía creer lo que su mente maquino “Zombis”, estaba noventa por ciento seguro en esa hipótesis. Lo primero que haría es… — Corre— le dijo el pelinegro a su mejor amigo. Tras unos momentos de espasmos volvió en sí. Empezaron sus marcha velozmente hacia la salida del lado este del parque. Llegarían en unos cinco minutos si corrían con todo. Atrás veía como se iban sumando más de esas cosas. El Nara con una mano sostenía al bebe para que no se mareara. Choji también corría a todo lo que podía. Atravesaban y esquivaban a los zombis. La mayoría de los autos ya no estaban y los que quedaron sus ocupantes estaban siendo atacados. Iba hacia la puerta de salida pero venían más de ellos. Estaban atrapados. El Nara abrazo fuertemente al pequeño y se topó espalda con espalda con su amigo. Pero antes de que se acercaran más los atacantes una camioneta negra doble cabina se puso frente a ellos. Se abrió la puerta trasera al del piloto y de la ventana del mismo salió alguien con gafas negras y una capucha gris. — Shikamaru que estas esperando sube. — dijo una voz inconfundible. Choji entro en la parte trasera y el pelinegro en el asiento del copiloto. El carro arrancó aplastando a su paso a todos eso zombis, salieron del parque. — Te debo una grande Shino. —dijo el chico amante de la nubes. 11:46 am - Departamento de Naruto — Así es eso lo que sucedió. — dijo el rubio, sentado sobre el sillón de la sala apretando fuertemente sus puños sobre su pantalón. Konohamaru le contó todo sobre cómo murió su abuelo Sarutobi y que él lo había defendido para que pudieran escapar. También que su mejor amigo Udon se quedó encerrado en la casa del árbol. Y que el motivo por el cual estaban allí era que aunque el abuelo había resultado herido hizo el mayor ruido posible para atraer a los zombis hacia a él. Y como Naruto siempre dejaba una llave de repuesto debajo de la alfombra de entrada pudieron ingresar pero anteriormente habían entrado al edificio por la puerta trasera ya que al frente estaba atestada de zombis. — Esto es mi culpa si yo hubiera cruzado la calle antes y verlos, lo hubiera salvado y no tenía que pasar por todo esto. Que idiota me siento. Gritó el rubio impotente, la ojiperla se sintió muy mal porque él la salvó a ella siendo una desconocida y perdió a alguien especial. Se contuvo un poco ya que tenía a la niña en sus brazos que temblaba. Konohamaru todavía lloraba al recordar el rostro ensangrentado de su abuelo siendo devorado por esos caminantes. — ¡Ya no llores voy a salvar a Udon y voy a destrozar a cada maldito zombi!— se levantó decidió sin medir las consecuencias. — Espera Naruto-kun…— habló ella pero después se dio cuenta que lo había llamado por su nombre. Este se volteó extrañado con la mano en la perilla de la puerta. Nadie, absolutamente nadie lo había llamado así, con es “kun” al final. Y su voz fue tan suave y delicada que hizo que su corazón palpitara. Por ese instante su furia se tranquilizó. La chica nerviosa, levantándose del mueble en donde tenía a la pequeña en sus brazos. Se dirigió tímida donde él, porque al parecer le molestó que lo llamaran así. — N-no podemos salir así s-sin anticipar un plan. — dijo. El rubio se la quedó viendo un instante y no había notado que ella vestía de una blusa lila de algodón manga larga cuello de tortuga hasta debajo hasta la mitad de sus muslos y una licra azul bajo hasta sus tobillos. Usaba sandalias de canasta y guantes en sus manos. También vislumbró sangre pero al parecer no eran de ella y por su caminado tenía el tobillo torcido. — Si tienes razòn…ehh…— dijo con una mueca resignado, no había pensado en esa alternativa ya que sería muerte segura. — ¿Cómo te llamas? — Onichan es tu novia y ni siquiera sabes cómo se llama. — dijo calmado el pequeño castaño inocente. — No es mi novia, la conocí hoy. — dijo con una extraña sensación en su pecho. — Mi nombre es Hy…— iba a decir su apellido pero lo tenía prohibido— Hinata— agilitó. — Bueno Hinata, tú no me vas a acompañar, ni nadie. Voy a ir solo. — recalcó. — No quiero que nadie más muera por mi culpa. Dicho se fue a su cuarto a cambiarse de camisa por una café ya tenía demasiada sangre, pensó en un plan ideal. Salió de allí y vio que Hinata estaba en la cocina con los dos pequeños dándole de tomar un poco de agua para calmarlos. Los niños se fueron a la sala. — Ven déjame revisar ese tobillo. — le dijo indicándole que lo siguiera al baño. Ella lo hizo, sonrojada. Entraron, ella se sentó en una silla que estaba allí cerca de la ducha. El rubio por tanto sacó el botiquín de la repisa. Él se arrodilló frente a ella. La muchacha se embelesó por ese chico tan amable que tenía enfrente. Sin previo aviso le sacó las sandalias haciendo un leve contacto con su piel, una corriente llegó a su espina dorsal. — Te duele mucho— dijo por qué levemente la había sentido vibrar, pero no era del dolor. — N-no tanto. El rubio vio aquel piel tan blanquecina se sus pies, consumo cuidado aplico una crema y luego envolvió una venda en su pie. — Ahora estarás mejor— sonrió. — deberías quitarte esa blusa— dijo sin pensar. La joven se sonrojó al máximo llevando una mano a su pecho porque su corazón quería salírsele. — E-espera no quería decir eso, s-solo que te puedo prestar una camisa para que no lleves esas que están con sangre. — habló con atropellos. — C-claro Ambos salieron de allí con un poco de vergüenza, los niños se encontraban todavía un poco confundidos. Entraron al cuarto del rubio y enseguida el abrió su armario y sacó una camisa blanca para ella. — No tienes a-algo como un buzo— dijo cuando ya tenía la prenda en sus manos dudosa. — Eh si claro, toma ponte esta. — y le entregó un buzo negro con un zorrito en el centro naranja. Salieron de allì y vieron que los niños estaban asomados a la ventana. — Konohamaru, Moegi ya no vean más. — les dijo. Se les acercó y como ellos estaban bien concentrados a cualquier cosa que estuvieran observando. — ¡Naruto-onichan! Udon está vivo— gritó feliz el castaño y se abrazó a su amiga. — ¡Qué alegría!— mencionó ella. Y en efecto era que el niño se los podía ver ya que estaba en la terraza de la casa del árbol. Se lo podía ver saludar emocionado y llorando. Pero de un momento a otro la casa creo que ya no soportó más su peso y colapsó, lo que atrajo a los zombis de alrededor. Todos veían como los muertos se acercaban a su amigo debido a que al otro lado la puerta principal estaba abierta. — ¡Udon!— gritó el rubio sin medir salió de allí lo más rápido. La morena sintió su corazón estrujarse al ver tan escena, si no llegaban a tiempo el chico seria devorado. GRACIAS POR LEER!!!!! =)
Holisssss. Aqui reportandome. =) Cap 5 10:12 am - Calles del centro de Konoha Una chica de cabello chocolate dormía plácidamente sobre el asiento trasero de un auto cuatro por cuatro en movimiento. Recién abría sus ojos, no se hallaba en sí pero pudo ver que su cabeza reposaba sobre algo. Lo primero que quiso hacer es levantarse rápidamente pero al momento de moverse un dolor punzante la tumbó. Jadeó de dolor. — Por favor no te muevas, vas a causarte más daño. — dijo una voz femenina. Cuando vio quien era la joven, lo primero que destacó fue una cabellera rosa y una sonrisa sincera. Se tranquilizó porque parecía que no la iba a hacer nada malo. Después los recuerdos previos inundaron su mente colapsándose por un segundo. — Zombis…— dijo sentándose con cuidado ayudada por la chica rosa. Se tomó la cabeza entre las manos como tratando de que así resolviera algo. Miró a su acompañante y ella también estaba con la ropa con salpicas de sangre. — Si yo todavía pienso que es una terrible pesadilla — habló la chica con melancolía en sus ojos. Y la rosa giró u cabeza hacia la ventanilla de su lado. El caos estaba latente pero ellos trataban de escapar de aquello. — Yo…que me pasó…— bramó la chica castaña. — Fue un accidente, tratábamos de esquivar a unos zombis y de repente de cruzaste y te atropellamos, no fue nuestra intención así que perdónanos. — habló una voz masculina proveniente del asiento del piloto. La castaña por un momento se sobresaltó pero después sintió una mano sobre el dorso de la suya como para que se calmara. El chico la miró por el espejo retrovisor. Era un chico de piel blanca y ojos negros con un cabello celeste oscuro. Una sonrisa pero ojos profundos, peor de igual manera no se sentía amenazada. — No te preocupes, él es Shimura Shin un amigo mío y yo me llamo Haruno Sakura. — dijo presentándose, el chico asintió a modo de saludo. “Haruno” rápidamente pensó la chica castaña pero no podía ser…no…, sacudió su cabeza y ella también se presentó. — Soy Tachibana Tenten — dijo. — No te preocupes Sakura es ayudante de doctora por sus excelente dotes así que te dio los primeros auxilios. — habló nuevamente el chico. — No es para tanto Shin, pero no te preocupes Tenten no es tan grave. — dijo y la nombrada se miró que estaba vendada en su tórax en su parte inferior. No tenía sus cosas. — No te preocupes por tu maleta y bolsa están acá. — señalándole la parte trasera de los asientos. Sakura seguía examinándola — Tienes la sexta costilla derecha lesionada pero no está fracturada, no debes hacer movimientos bruscos ni fuerza. — Gracias por no dejarme allí afuera con esos…— dijo la ojichocolate. — Es mi deber además es algo inhumano el haberte dejado abandonada. Después de estos la rosa le platicó todo lo que había sucedido en el hospital. Ella se horrorizó al saber que no era una pesadilla, era real. Luego empezaron las preguntas de hacia donde se dirigían. Entonces la pelirrosa contó que iba a ver a sus padres pero no pudo porque al parecer había un incendio. La castaña iba a decirle que ella los vio por última vez pero no pudo. — Espero que estén bien. — Sakura hay mucho tráfico adelante. — aclaró el chico y en efecto había un columna interminable de autos. — Tendremos que caminar e ir a un lugar seguro. — ¡Qué lugar seguro hay! ¡Lo hay!— dijo feliz la castaña. — No lo sé, lo supongo. Al cabo de un minuto empezaron los gritos vieron mucha gente corría con sus cosas atravesó de los carros, con niños en brazos. Cuando Sakura vio, su cara palideció. Una oleada de zombis venía. — ¡Arranca Shin, tenemos que irnos! — gritó la ojijade. — No puedo Antes que sea demasiado tarde decidieron salir de allí aunque por seguridad de la castaña no podían. — Vamos chicos déjenme aquí yo me las arreglaré, váyanse — dijo desafiante la chica castaña pero la rosa rápidamente la tomó por los hombros. — Eso ni siquiera lo pienses, eres una paciente mía y yo lo cuido bien. — dijo cortante. — Si es muy buena en eso. La pelirrosa tomo la maleta de Tenten y su funda y la metió allí mismo, pero cuando lo hizo vio que había armas y recordó que ella traía una katana consigo. La propietaria de aquella mochila le explico que ella practicaba artes marciales. Que ella iba a luchar si tenía que hacerlo. Shin tomó algo una especie de daga y así también lo hizo la pelirrosa, aunque nunca había tocado un arma en su vida. — Es muy cortante, directo a la yugular. ¿Cómo se matan a esos?— preguntó Tenten. — Bueno cortándoles la cabeza como en las películas. — dijo el chico. — Nos arriesgaremos. — pronunció Sakura. Alistaron todo en menos de un minuto y prepararon que correrían a subiendo la colina. Sakura le apretó bien las vendas para que ella se moviera un poco. Shin cargo con el inmenso morral. Los tres salieron por la puerta de piloto. Un zombi salió por debajo del carro y tomó por el tobillo a Tenten, ella gritó alertando a otros cercanos, la ojijade enterró la daga en la mano del caminante y la cortó. Caminaron entre tres columnas de autos con las demás personas que iban despavoridas, subieron a la colina, y por un segundo visualizaron todo a su alrededor. Paro solo fijarse que el mundo cambió y ellos tenían que “adaptarse”. — No sé qué vamos a hacer de ahora en adelante pero lo único que podemos hacer es luchar. — dijo Sakura viendo su daga ensangrentada con olor a muerte. 11: 28 am Dos jóvenes iban caminando por las calles turbias del de Konoha. Ellos eran cautelosos tenían sus ropas con salpicas de sangre espesa de rojo cobrizo. Uno de ellos el de mirada lejana y seria tenía una vara con su punta cubierta de sangre. “Tengo que buscar a Itachi” dijo para sí apretando con fuerza el objeto que tenía en sus manos. — Sasuke…dos vienen atrás. — dijo por lo bajo el chico de cabello celeste, estaba temeroso, sudaba más que nunca, no por el hecho de haber corrido por casi por una hora sino que el miedo lo carcomía. El nombrado sonrió y fue contra ellos, mientras el otro ayudaba algo. El apuesto pelinegro dio un patazo en el vientre del muerto lo tiro al piso y le encestó en toda la frente la vara de acero. El otro zombi iba a atacar a Sasuke que estaba sobre el otro zombi pero su amigo fue le clavó en la espalda la vara pero se le atoró. El muerto se volteó directo a comerlo él se quedó entre la pared pero antes el ojinegro le clavó en la cabeza la vara. — Te la debo Sasuke… — Exacto me la debes— dijo sacando la vara del muerto. — Hacia dónde vamos. — No sé a dónde vas tú pero yo voy al centro. — se encaminó al lado contrario de donde estaba parado su amigo. — Vas ir en busca de tu hermano— no oyó respuesta. — entonces aquí nos separamos tengo que ir a mi casa y saber de mi primo. Nos vemos. — pero antes de que el pelinegro doblara la esquina el hizo una seña de manos despidiéndose de él. — No mueras…— susurró para que no lo oyera el chico pez. — Los dos se separaron, cada uno tomo su celular para llamar a sus familias pero nadie contestaba. Las líneas estaban colapsadas. Sasuke después de una media hora corriendo, escondiéndose y luchando había llegado a hasta unas seis cuadras de donde está el centro científico donde trabajaba su hermano. Estaba escondido por un carro. Todavía había personas q corrían asustadas, otras siendo devoradas. Parece que hay es donde empezó todo porque había mayor cantidad de zombis. Era la zona 0. Tenía que llegar, él era su única familia. Quería demasiado a su hermano. Sin medir nada golpeo al carro y activo la alarma, esto dio aviso a las docenas de zombis alrededor. Este se escabulló por el lado contrario y de allí corrió lo que le faltaba pero llegó hasta la parte trasera del edificio. Vio por las rejas y no había nada. Iba a saltarlas pero estaba electrificada arriba. Él recordó que su hermano le dijo que siempre tenía un punto ciego. Lanzó piedras y en una de ellas la piedra no hizo chispa. Entonces por ese lado trepó las rejas de tres metros y pudo llegar al otro lado. Con su vara en mano se puso en posición de ataque pero solo había como tres autos, aparentemente vacíos. Antes de entrar decidió examinarlos. Primero fue al auto rojo vio a través del espejo y estaba vacía. A los dos que estaba estacionado a cinco metros se percató que era el de su hermano y el de su novia. Corrió y se apegó a los vidrios, en el auto negro grande. Adelante estaba su hermano ensangrentado con la cabeza hacia atrás. Quiso desesperadamente sacarlo de allí. Su hermano mayor saco el seguro del carro y el pelinegro abrió la puerta su hermano tenía una herida en el brazo. — Itachi…te mordieron. — dijo con un dolor en su corazón. — No…solo me corte al salir. — el menor se sintió aliviado. Alguien se removió atrás, se puso alerta. — Tranquilo es Shizune. — y en efecto era ella, también estaba herida en su pierna. — Tenemos que salir de aquí y los llevaré al hospital a lo mejor Sakura me ayudará y entraran rápido. — dijo y ayudó a su hermano a ocupar el asiento del copiloto. — Si…solo espero que ese lugar no se haya plagado A lo que el menor de los Uchiha se subió al auto y cerró la puerta del mismo, un poco más de veinte zombis con el mismo traje que su hermano venia sedientos de carne. Puso en marcha el auto. Arroyò a más de uno, la puerta del estacionamiento estaba abierta pero había muchísimos de ellos. — Ponte el cinturón, va a ser turbio. 12:00 pm Suroeste de la ciudad de Konoha. — Eres un tonto… ¡Eres un completo tonto! ¡Te odio! Te odio…te odio…te odio Sai. — exclamaba una rubia indignada, golpeando contra el pecho del nombrado una y otra vez. Derramaba gruesas lágrimas, cargadas de olor e impotencia. — Aléjate de mí, no quiero verte cerca, ¡No quiero!— el golpeó a su madre. Ella se encaminó, enojada sosteniendo su toalla pero una mano la detuvo al instante. El joven la miraba con la mirada apagada. No podía dejar que ella estuviera sola en este mundo que se tornó cruel. Desde que llegó al colegio fue el chico raro pero ella con la sonrisa radiante en su hermoso rostro lo animaba a que se juntara al grupo y así conoció a grandes amigos. La comprendía estaba dolida por haber perdido a su madre. — ¡Suéltame Sai, te dije que me dejaras sola…— dijo haciendo ademanes para soltarse pero él era fuerte. El chico la tomó por las dos manos levantándoselas al aire. — No te dejaré sola Ino, no lo hare. Ódiame si quieres. — Pero ella seguía forsajeando, su toalla cayó. Estaba casi desnuda frente a un hombre que la miraba con sorpresa y un cierto tiño de rubor en su pálida piel. Se sintió invadida pero no le importó mucho su dolor era más grande que la vergüenza. Él la soltó y ella pudo taparse con las manos en cruz. — Ino comprende tenemos que irnos a un lugar seguro. — dijo siguiéndola ya que ella estaba caminado sin medir las consecuencias. — No me voy a quedar aquí contigo, mataste a mi madre…— y lloró a un más. — No la maté ella ya estaba muerta. — ¡No es cierto!— y cayó de rodillas al piso. — Mamá ¡mamá!— puso su frente en el suelo. Sus llantos eran muy escandalosos y por los alrededores estaba muchos zombis que se acercaban al centro del ruido. Por su parte el pelinegro la veía su fina espalda seguramente de piel tersa, se sentía un poco culpable pero en realidad no era su culpa de que las cosas pasaran. Oyó gemidos raros, volteó y vio que seis zombis venia doblando el callejón. — Ino vamos levántate, tenemos que correr sino moriremos. — dijo a lado de ella a punto de tocarla. — No, quiero quedarme aquí y morir, no quiero quedarme sola en este mundo. — dijo susurrando. — Quiero estar con mi madre. — El chico empezó a preocuparse porque estaban a ocho metros de ellos y se iban acercando. — Recuerda que tienes a tu papá o no. Esa fue la chispa o la luz que hizo que no fuera tan doloroso, todavía tenía a su padre. “Papá” pensó feliz. El muchacho se sacó su camisa y a la fuerza se la puso a la chica que estaba todavía en un estado de colapso. La cogió en brazos y corrió de nuevo. La joven vio que muchos zombis venia de tras de ella. Vio hacia el frente en donde había más. Estaban acorralados. El joven sabía que no había escapatoria, en medio de la calle se encontraban sin salida. La rubia tenía una lágrima solitaria en su rostro. Pero todo pasó de repente una nube de humo los cubrió. Una joven rubia apareció frente a ellos y arrastro literalmente a Sai hacia una puerta. Vio todo oscuro el joven al principio pero después… distinguió una silueta. — Casi eran devorados…me tienen que agradecer— dijo la muchacha con un arma en la mano. — Y tu deja de llorar, ¡qué estas viva!. — le habló cortante. — Temari déjalos que acabaron de ver el comienzo del fin. 11: 57 am Edificio Namikaze El rubio bajaba por las escaleras a toda velocidad, no le importaba nada. Quería salvar a su pequeño amigo. Al parecer en el edificio no había zombis. En la puerta delantera no estaban abarrotados pero estaba rondando. Estaba mirando pero de repente algo le tocó la espalda. Saltó del susto. — Konohamaru me diste un buen susto. — dijo el muchacho tomándose el pecho como si se le fuera a salir el corazón. — Que haces aquí abajo, ¡vete!.— le gritó. — No lo haré, quiero rescatar a mi mejor amigo…— lo encaró, el rubio pensó “que chico tan cabeza dura” pero él también hubiera hecho lo mismo. — Está bien, pero en cuanto haya peligro tu huyes… ¿de acuerdo?— le dijo el ojiazul. — Entendido onichan. Se paró firme y el joven rio por lo bajo ante tal pose. Su mirada se tornó seria. Entonces el chico preparo un plan. Para esto tenía que tener algo con defenderse. Los dos decidieron salir por la puerta trasera y allí ir al desván por cosas que se usaban para la limpieza. Antes de poner un pie afuera, Naruto asomo por la pequeña ventana parece que el lugar estaba despejado. Mientras que Konohamaru fue a la recepción a ver las llaves sino se quedaban afuera. Abrieron la puerta y el mayor fue el primero en salir, no había nada. Entonces el castaño lo siguió y entraron al desván y cerraron la puerta tras su paso. Encendieron la luz. Era un cuarto diez metros cuadrados donde estaban apiladas cajas y otras cosas. Konohamaru vio que había un arco metálico y las flechas estaban en una bolsa. — Naruto-onichan, mira lo que hallé — se sorprendió porque de hecho era de su vecina “la chica sexy” — Pero no puedes manejarla es muy difícil así qué déjala y busca otra cosa. Debemos rescatar a Udon. Siguieron buscando y Naruto encontró una especie machete los que utilizaba el jardinero para cortar la mala hierba. El pequeño solo encontró un trompo de eso que hace ruido cuando le dan cuerda y unas tijeras grandes de unos veinte centímetros. Fueron saliendo del desván y se apresuraron a salir que olvidaron cerrar la puerta. Caminaron un poco y el pequeño estaba temblando, el joven mayor se dio cuenta y el acaricio la cabeza. — Konohamaru vuelve ahora yo te cubro. — No, quiero salvar a mi amigo. Después el castaño le entrego el trompo al rubio el dio vueltas y lo lanzó a otro extremo del edificio. Allí comenzó a sonar, los zombis se empezaron a seguir el ruido y ellos aprovecharon esto y fueron a la puerta delantera, salieron del edificio, pero se encontraron con tres zombis, entonces el Namikaze corrió hacia ellos con la furia en sus ojos. — No voy a permitir que asesinen a mis amigos — y de uno solo le voló la cabeza a uno de ellos. A los otros le dio una patada que los mando al suelo le incrustó el machete en uno de sus brazos. Venían más así que llamó al castaño y como él no se movía lo jalo del antebrazo. El rubio un poco con sangre de zombis cerró la puerta de entrada. Konohamaru estaba un poco ido pero pudo volver en sí. No había visto matar y mucho menos a su onichan. Pero aunque fuera pequeño él sabía lo que se tenía que hacer. Como el rubio estaba de espaldas vio que unos cuatro zombis venían a su paso. — ¡Cuidado!— y el muchacho rubio volteó pero el zombi ya estaba sobre él. GRACIAS POR LEER!!!!!!!!!!!!!!!!;):)
HOLAAAAA AQUI EL OTRO CAP :);):D Cap 6 11: 10 am sur oeste de la ciudad. Tres adolescentes y un bebe iban en un auto atravesando la ciudad que esta infestada de muertos vivientes. Él bebe lloraba y Shikamaru le daba el biberón para que se calmara. Los jóvenes veían con asombro el estado en que estaban las cosas. Más adelante estaba un congestionamiento, es decir por la mayoria de las calles. No sabían dónde ir…o donde ocultarse. — Por donde vayamos hay destrucción…y la policía también ha caído en pocas horas. — dijo repentinamente Shino que lo había de la radio antes de que los rescataron. Los chicos estaban con el corazón latiendo a mil. — Entonces mi padre, madre…— pronuncio Choji que ya se le salían varias lágrimas de los ojos. — Choji no te preocupes seguro que se habrán salvado, y también espero que mi madre se encuentre bien. — ¿Y tú papá?— pregunto Shino. — Pues esta le toco trabajar al norte de la ciudad hoy además creo que él está salvo porque él es parte de la inteligencia policial junto al padre de Ino.— dijo el castaño mientras veía a su pequeño ahijado quedarse dormido otra vez. — ¡Ino! Shikamaru ¡Ino!— dijo el gordito abriendo los ojos del par en par. — Tenemos que ir a verla. — Shikamaru se quedó cerró sus ojos por un momento para pensar que seria los más prioritario hacer. — Primero vamos a mi casa que queda más cerca después a la Ino, la tuya — señalando a su mejor amigo— y por ultimo a la tienda de insectos de Shino que queda a tres cuadras de tu casa Choji. — ¿Qué va a pasar con Kurenai-sensei? — Pues lo que sabemos es que fue al instituto eso vamos a ir después. — Y así con el plan de Shikamaru para poder salvar vidas. — Shikamaru siempre tan listo…— expresó el joven de la capucha. — Problemático Condujeron unos veinte minutos más y llegaron a la casa del chico peinado de piña. La calle estaba desolada y su casa cerrada. Por lo que su corazón se tranquilizó ya que existía la posibilidad de que su madre estuviera viva. — Choji tú te quedas en el auto si necesitamos salir rápido, cuidas al niño. Shino y yo entraremos. — Pero antes…— dijo el de gafas. — Necesitaremos algo para defendernos — y sin más se levantó y se fue a la parte trasera de su camioneta negra tomo como una especie de cuchillo pequeños. — A veces los bichos están en lugares muy difíciles y tengo que lograr sacarlos. Entonces se prepararon para salir, él bebe se quedó en el asiento del copiloto dormido. Los dos jóvenes salieron empuñando su arma blanca. Treparon la pared de un metro y medio por la parte delantera. Con cuidado se adentraron a la casa, Shikamaru sacó las llaves de su casa y al abrir la puerta todo estaba en orden. Revisaron la planta baja pero no había nadie. Fue por las escaleras hacia la planta alta. Pero Shikamaru diviso una gota de sangre en el pomo de la puerta del baño, asintió la cabeza mirando a su amigo. Shino mientras se fue a llamar a Choji. — ¡Mamá!— dijo el castaño — ¡Mamá!— y entró al cuarto de ella que compartía con su padre. Vieron a la madre dormida de espaldas. Shikamaru fue directo a abrazarla se sentía aliviado de que su mamá estuviera bien. La abrazó y vio su mano vendada y con pintas de sangre. Lentamente el deshizo el vendaje y vio una gran mordida, su dedo gordo ya no estaba. — ¡Mamá! — ella despertó lentamente tenía los ojos con un tono amarillo. — Mi querido hijo…sabía que vendrías. — dijo acariciándole la cabeza con su mano buena. — Madre…extrañare tus gritos…— dijo con espesas lágrimas. — Encontraras a alguien más gritona que yo…— dio un último parpadeo de ojos— Te amo…mi genio perezoso. Y así ella dejo de respirar, pasaron cinco minutos. El cuerpo frio de la madre se empezó a mover lentamente, hizo ruidos como que se ahogaba. Apretó fuertemente la mano del castaño. — Shikamaru…— dijo por lo bajo su mejor amigo. — Lo sé. Cuando la madre del castaño se levantaba, él le encestó el cuchillo en toda la frente matándola de una vez. El castaño lloró como nunca lo había hecho en su vida. Quizás después de esto seguía más muertes. 12:00 pm Casa de Konohamaru — ¡Cuidado!— y el muchacho rubio volteó pero el zombi ya estaba sobre él. Pero antes que siquiera lo pudiera morder el volteo y con el machete le voló la cabeza. Venia unos tres zombis más peleo con todas sus fuerzas, hasta que llegaron a donde se encontraba Udon debajo de planchas de zinc y madera. — ¡Udon! Mi amigo miedoso — gritaba el pequeño castaño. — ¡Haz menos ruido Konohamaru!— también explotaba en grito el rubio. Desde lo alto los veían una joven de ojos perlas y una de cabello naranja que saltaban de felicidad al ver que ya rescataban al pequeño de gafas. Pero Hinata vio algo que la asusto. Gritó el nombre del rubio como tres veces pero no lo oyó. Se alarmó si no hacía algo su salvador moriría. — Moegi escúchame por favor. — dijo la joven tomándola por los hombros. — Tengo que avisar a Naruto-kun que una docena de zombis se acercan y después quedaran atrapados. — dijo lo más rápido que pudo— tú serás mis ojos de panorama pequeña. — Pero Hinata-chan tú no puedes, vas morir y no quiero que nadie más muera. No vayas, Naruto-onichan lo solucionara, él siempre lo hace. — dice abrazándola por la cintura. — Lo sé, sé que Naruto-kun es fuerte pero el también necesita que alguien lo ayude. — Dice tranquilizándola. — Además soy tan mala en una cosa. Le explico a la menor que ella vigilaría desde el portón principal, para que le avise cuantos zombis hay alrededor. La niña le dio unos boquitoquis que usaban ello para jugar con Naruto. La chica ojiperla decidió sacarse las sandalias ya que no podía correr bien. Usaron el ascensor para llegar más rápido, afortunadamente no habían zombis. Salieron por la puerta trasera y localizaron el cobertizo. La joven vio un arma muy familiar para ella. La tomó junto con una bolsa de flechas y se la puso al hombro. Moegi veía desde adentro de la puerta por la ventana de vidrio. — ¡Hinata-chan Cuidado!— gritó cuando ya salió apresuradamente y lanzó una piedra a la cabeza del zombi que se acercaba a ella hambriento — Señor Kizuki, soy yo la pequeña Moegi— decía como para que entrara en razón. Ya estaba cerca de ella cuando en eso cayó. La niña gritó, pero no le hizo nada. Cuando levantó la mirada vio a su nueva amiga que sostenía un arco, parecía pesado, y vio la flecha incrustada en la parte occipital del señor ahora muerto. — Eres grandiosa… Y de allí Hinata acababa con todos los zombis que se atravesaban en su camino. Es el resultado de toda una vida de entrenamiento con su primo. “Neji-nisan… ¿estarás bien?” pero tomó más fuerzas y limpio el patio delantero. Mientras Naruto y Konohamaru estaban adentro de la casa recogiendo, ropa, comida y una que otra cosa importante para él. Estaban en la sala y Konohamaru tomó una fotografía que estaba él y su abuelo muerto, y otra de su tío Asuma y su esposa con su pequeño primo. Tomo las dos fotos y las guardo en la maleta. El pequeño Udon tenía cortadas en todo el cuerpo. Naruto salía cargado de dos maletas y Konohamaru tenía una. La segundo cosa era salir de allí. Antes de eso cerraron todas las puertas, ventanas y cortinas para que nadie más entrara. Pusieron seguro a todo. Salieron con un Udon cojo, el rubio lo trepo a la espalda, en cuanto salieron por la puerta delantera y el castaño cerró tras sí. Pero se quedaron helados ya que una docenes de zombis lo esperaban en la puerta. Estaban encerrados. — Naruto-onichan ¿Qué hacemos ahora?— dijo triste el pequeño Sarutobi. — Yo no quiero morir— habló el niño de anteojos. — ¡Udon yo los protegeré! Buscaré la forma de sacarlos. — y así pensó en algo rápido. Pero antes que diera un paso hubo un ruido de una alarma de auto, entonces los muertos vivientes fueron allá. Se despejo la puerta principal y entonces poco a poco salieron de la casa de Viejo Sarutobi. El niño de bufanda azul miro hacia atrás, tantos recuerdos que no quería olvidar. Pero ahora en lo que se ha convertido el mundo será fácil hacerlo. — ¡Konohamaru de prisa!— al decir esto corrió hacia el rubio pero se cayó y se raspó la rodilla. Se aguantó un gritó, pero los zombis regresaron estaban a no más de seis metros y al niño le faltaban dos metros para llegar al otro lado. El rubio dejo a Udon en el suelo, también con el temor de que los zombis que estaba a las afuera del edificio salieran. Decidió acabar con todos ellos. Era muy arriesgado, pero no quería que sus dos pequeños amigos murieran. Encaró a esos muertos con su machete lucho y apenas pudo acabar con tres, ya estaba cansado, desde hace horas que estaba en este trajín. Dos iban por el castaño pero se pararon porque cuando vieron dos flechas incrustados en su cabeza. Naruto no supo de donde vinieron, pero reconoció esas flechas. Sin perderse de vista siguió acabando con ellos, sus caras tan pútridas pero reconocía a algunos de sus vecinos de barrio. Cuando volteo a ver vio a Moegi que ayudaba a Udon a caminar junto con Konohamaru. — ¡Qué haces abajo Moegi, es peligroso!— gritó eufórico el rubio. — ¡Todo es seguro onichan! — gritó también cuando ya estaban adentros todos. — ¡Ven entra rápido! Él observo un momento pero después la siguió camino y en cuanto lo hizo uno de ellos lo tomo del hombro y casi le arranca la oreja pero otra vez ese cayó. — ¡Naruto-kun!— otra vez lo nombra de esa manera que lo hace sentir bien, su tono de voz suave pero al mismo tiempo de preocupación. Cuando la vio parada sobre la pared, con su buzo negro de un zorro en medio, su sonrisa brillante, y con el arco en una de sus blancas manos. Él fue donde estaba ella, la vio desde abajo y ella le dijo “Me alegro que estés bien” con una sonrisa tímida y sonrojada. Ella dio dos pasos a su derecha pero le falló uno de ello y resbaló. Cerró sus ojos para sentir el fuerte golpe. Pero no llegó cuando levanto la mirada otra vez fue descubierta por los ojos azules. — Hinata no me gustaría que esa sonrisa bella se apagara, así que para la próxima más cuidado. — dijo el muchacho Namikaze, entonces caminó hacia la puerta de entrada con la ojiperla en sus brazos. Ella estaba súper sonrojada y sintió que su corazón latía desbocado, de repente la firmeza que tuvo al atacar a ese zombis se le fue. Nervios, sentía ganas de desmayarse, eso era lo que tenía en eso momentos. Hasta que sintió sobre sus pies descalzos el piso frio de la estancia. — ¿Porque tiemblas?— le preguntó el joven ya que sintió que la chica estaba con un temblor en su cuerpo. Cuando se fijó que estaba descalza y levemente sangraba. — ¿Te has herido…? — No es nada…— le dijo agachándose para medio quitarse un poco de sangre. — ¡Naruto, Hinata!— llamó la niña y con señas le dijo para que vieran a Udon. Habían cerrado la puerta de afuera, la principal y la trasera. Ya no había zombis en el perímetro del edificio. Eso lo mantenía calmados. Todos los cinco chicos se encontraban en el departamento del rubio. Udon ya había sido atendido por la ojiperla, solo tenía cortadas en todo el cuerpo superficiales, pero una que estaba profunda en la parte baja de la espalda del chico. La joven dijo que tenía que verlo alguien que supiera más de eso porque se le iba a infectar y pasaría a mayores, ya que se había herido con una estaca de la casa del árbol. — Sakura — dijo el joven de ojos azules. Y los niños asintieron felices. Hinata no entendía muy bien quien era la chica que acaba de nombrar. &&&&&&&&&&&&&& 12:00 pm Sur Este de la ciudad — Tenten, seguro que tu departamento queda por aquí. — Si Sakura El hecho era que llevaban casi dos horas caminando desde el centro para poder llegar a donde están. Habían cambiado como tres veces de auto ya sean porque una calle estaban tan atestada de otros autos o simplemente los sorprendía zombis y lo que quedaban eran esconderse. La rosa reconocía esta zona era por donde vivía…y de pronto su celular sonó, asustándola. Ahora iban a pie y muy lento porque la castaña tenía costillas rotas y Shin la llevaba en su espalda. — Naruto, eres tu Naruto — dijo contenta la chica. —Estoy cerca de tu casa — ya que le faltaba una cuadra para llegar al edificio Namikaze y levantaba el cuello por encima de un auto rojo convertible y veía que estaba lleno de zombi pero la calle a donde iban estaba despejada. — Estoy bien, gracias por preguntar. Y gracias por estar con vida. — Dijo y unas lágrimas salieron inquietas de sus ojos. — Ya no lloraré, sí. Estoy a una cuadra, ok te espero. — y así colgó con un alivio en su pecho. Tenten le contó a los chicos sobre la farmacia Haruno y si resultó ser que eran los padres de la ojijade. Ella lloró pero se reprimió un poco. Solo se quedó vacía por cinco minutos en lo que pensaban en todo lo que paso con sus padres, en el esfuerzo que puso su padre en poner esa farmacia, en las noches frías en que iba al cuarto de sus padres. Mil recuerdos le vinieron a su mente. Pero el brillo de los ojos se apagó un poco. La castaña le había pedido disculpas pero ella dijo que no era necesario. Su corazón dejó de latir por varios segundos. Sakura le regaló a sus dos acompañantes una sonrisa falsa. Con los ojos cristalinos siguió adelante. Naruto cumplió y fue en busca de la pelirrosa. Fue en compañía de la ojiperla, también distrajeron a los zombis con ruido de un auto más lejano que lo activaron tirándole una piedra. La pelirrosa cuando vio al muchacho de ojos azules su sonrisa se ensanchó y su amargura disminuyó. — Sakura-chan— le llamó, el con un machete en mano. La nombrada se paró y camino dos metros hacia su amigo. Lo miró y le tocó el rostro con una de sus manos. Lo hacía para sentir si era real y no un sueño. Porque hasta ahora ha perdido en un solo día a tres personas que amaba. No quería ver a otra más que muriera. — Mi tonto chico, me alegra ver que tu sonrisa no se ha apagado. — le dijo la rosa y puso la cabeza del joven en su hombro. Él asintió feliz. Después ella se alejó y fue por los dos amigos. La pelinegra vio esa escena y se quedó helada, entonces si tenía novia pensó con un dolor en su pecho. Extraño se dijo para sì. Le dijo lo mismo que le había dicho a ella. Luego el rubio les enseño el camino por la puerta trasera, llegaron y los recién llegados vieron a un castaño que les abría la puerta. Y así llegaron al piso de Naruto. Los otros dos niños se sintieron felices de ver otra cara conocida. Sakura presentó a la castaña y al joven Shin. Naruto si lo conocía ya que era el hermano mayor de Sai. — Sakura ayuda a Udon tiene una herida grande en la espalda. — dijo la pequeña Moegi y la joven fue a revisar al nombrado. Tenten se recostó sobre el sillón más grande, le dolía el cuerpo mucho. Hinata les ofreció vasos con agua a los recién llegados. Que se veían más cansados que ellos. Konohamaru encendió la televisión pero no había señal así que se decidió por la radio. Y lo siguiente que oyó fue: “La ciudad es un completo caos, según informes del comando especial de policía de la ciudad el virus se originó en los laboratorios HyuKaSha del centro de la ciudad. El virus se había estado propagando desde la madrugada pero recién como a promedio de la ocho y media de la mañana se han registrado ataques de personas a otras personas…las últimas tres horas la ciudad está repleta de muertos vivientes. Al parecer los científicos que estaban allí murieron…pero hay ciertos que se salvaron y están buscando la forma de acabar con esto. El científico Orochimaru y su ayudante Kabuto Yakushi ha desaparecido y no se sabe su paradero, ello supuestamente son los causante de esta grave epidemia que se extiende por toda la ciudad y conllevaría a una pandemia…le pedimos a todos los ciudadanos que guarden refugios en sus casas que los militares se encargaran de ello. ¡Que Dios nos proteja a todos…!” Y así después de pasar a varias estaciones más que decían prácticamente decían lo mismo apagaron el radio. Todos escuchaban con atención. Hasta que Naruto rompió el silencio. — Pues deberían quedarse aquí, es seguro…— todos asintieron con una leve sonrisa. 12:15 pm Centro de la ciudad — Tsk…— pronunció un joven de cabello negro. — Maldito Hospital. — y golpeo el volante con sus manos, iba conduciendo por el puente elevado cuarenta y dos. — Sasuke, ve más despacio que después chocaremos, además tranquilízate un poco. — Le dijo calmado el muchacho mayor. — Pero tú y tu novia están mal. Y esos hijos de p**a acabaron con todo. — Nunca te he enseñado a insultar. — y rió. — Itachi no es nada gracioso que te desangres y mueras — y lo miro con seriedad. Pero callaron cuando oyeron que la pelinegra de cabello corto tosía sangre. El mayor de los Uchiha se giró para verla. Le acaricio el cabello y se sonrieron. Sasuke solo sonrió de medio lado. Por fin su hermano lo veía feliz después de lo mal que lo pasó cuando vio como asesinaron a sus padres. Porque Itachi sonreí pero no con todo feliz. — Y tu amiga, Sakura donde podemos hallarla — le dijo acomodándose en su asiento y cogiendo su brazo que parecía lesionado. Sasuke no podía creer como fue que pudo salir de allí y rescatar a su novia. — Estamos a diez minutos de su casa pero no sé si estará allí, voy a llamarla. — y le marcó aunque demoro más de lo normal porque había un cruce de líneas. . — Si soy yo. Si, si estoy bien. — Con una mano conducía. — Así que estas con el dobe. ¿ Dónde estás?. Ah ya, que bueno que vives. — y cerró, guardó su celular en el bolsillo. — Entonces… ¿A dónde? — Al edificio de Naruto. Y así después se desviaron y pasaron por la farmacia Haruno en humo, después pasaron por la florería Yamanaka. Todo estaba destrozado, si mal no recordaba por aquí también queda la tienda de insecto del raro de los insectos. Y en un momento sin que se diera cuenta un auto azul se vino en contra de él. Todo paso rápido, los dos autos hicieron una colisión que sonó fuerte. El parabrisas se rompió junto y los vidrios de las ventanas se agrietaron pero no faltaba mucho para que se quebraran también. Cuando levantó la cabeza del volante, con el labio partido. En la frente tenía un pequeño vidrio incrustado que se lo sacó y se tapó con la mano, pero la sangre le recorría por toda la cara. Vio a su derecha, y a su hermano si le había caído gran parte del vidrio en el estómago. Era como de unos treinta centímetros. Sus ojos se agrandaron hasta más no poder se desabrochó rápido el cinturón y trato de ayudar a su hermano. — No… puedes hacer nada Sasuke— le dijo lento pero siempre con una sonrisa en su rostro. — No llores pequeño, el Sasuke que yo conozco no lloraría. — lentamente alzó su brazo y le acaricio el cabello y fue bajando hasta llegar a su frente. — Lucha y perdón por no ser un buen hermano. — No, tú eres el mejor. Tú siempre ves lo mejor de mí, aunque yo sea un engreído e insolente como dice el dobe. —decía con muchas lágrimas en sus ojos. — A Naruto tu mejor amigo, se también bueno con él ya que te entiende como yo lo hago. Y a Sakura no la dejes ir, sino después te arrepentirás. — Porqué dices todas esas cosas estúpidas, parece que te estas despidiendo. Y no vas a morir yo te salvaré. — le dijo sacándole eso del estomagó. Y el pelinegro mayor se quejó de dolor. — Además salvare a tu…— mencionó mirando hacia el asiento trasero pero vio que la chica estaba con los ojos abiertos sin parpadear entonces con cuidado se acercó y la toco, estaba helada. — Shizune a…— le trataba de decir a su hermano. — Lo sé, antes del impacto la sentí fría. —Itachi le brotó una lágrima. El menor se acercó de nuevo y el otro puso un dedo en su frente. — Vive por mí y por Shizune, no te dejes arrebatar la vida como me paso a mí. Y recuerda…siempre te amaré. — y así el dedo se deslizo por la frente de Sasuke hasta llegar a su nariz. Fue el último en ver la sonrisa de su hermano, tan pacífica y llena de bondad que él no tendría jamás. Así era Itachi, su hermano. Él se acomodó en su asiento y vio que zombis se acercaban, cerró sus ojos esperando la muerte a no más de cinco metros venia esos muertos, entonces sin más su celular sonó. Lo tomó y lo puso en voz alta. — ¡Sasuke-kun! — dijeron al otro lado, sonrió de medio lado aún con los ojo cerrados. — ¡Teme! Apúrate sino te ahorcaré con mis propias manos-ttebayo. — esa voz chillona la reconocería en todos lados. Dirigió su mirada a su hermano pensando “como siempre teniendo la razón nissan” — Idiotas…—dijo y colgó. Se quitó la sudadera que traía y cubrió a su hermano con ella. También se sacó la camisa y se la puso a Shizune. Cuando volteó su rostro un zombi golpeaba fuertemente el vidrio del auto. Entonces con cuidado se deslizó hasta el asiento trasero y salió por aquella puerta. A su hermano le quito la cadena que usaba él. Se la puso. Y del bolsillo de su nissan sacó un encendedor. Se agachó y vio que la gasolina se regaba y los del auto de frente también. Prendió el encendedor y así corriendo mirando atrás vio y escuchó como el auto de su hermano explotó ardiendo en llamas. — Nos veremos pronto — empezó su huida por unas cuadras, metiéndose por un callejón y trepando rejas. Sin querer al tratar de bajar, cayó estrepitosamente haciendo sonar botes de basura. Atravesó el patio de aquella casa e iba a trepar otra reja para salir. — Uchiha…— le llamó alguien, y esa voz era conocida para él. — Humph— y volteó — Por lo menos eres tú. :D;):):D:D:D Gracias Por Leer
Cap 7 12:30pm Restaurante Sabaku-No Tres chicos estaban conversando en la terraza del edificio de planta baja y primer piso. Veían con asombro como la ciudad se atestaba de muertos que gruñían y olían fatal. Ese edificio era de puro ventanas de Cristal ya que era un restaurante famoso la decoración estaba increíble, en tono rojizos y blancos. Los chicos dueños del local habían puestos las mesas y silla como soporte de las grandes paredes de vidrio aunque eran resistente pues tenían que protegerse. Ino ya tenía una ropa que le prestó la rubia de coletas que consistía en una jean negro y una blusa amarilla de tiras gruesas. El cabello se lo agarró en una coleta alta con un flequillo. Se miraba al espejo del tocador de ese restaurante. Todo esto había sido tan doloroso. Su madre había muerto, no sabía nada de su padre. Se arrodilló en a lado del lavabo. Lloraba amargamente. — Otra vez llorando como niña pequeña. — le dijo la rubia molesta. — Déjate de ser tan idiota que allá hay un chico que esta súper preocupado por tì y tú aquí haciéndote la víctima. — Sai les había contado que les había pasado. — ¡Que decepción!.— y la tomó por el brazo y la alzo. La jaló por las escaleras hasta arriba y la puso en frente de todos los demás jóvenes presentes. Ese edificio pertenecía a tres hermanos. Temari y Kankuro eran chef profesionales mientras que su hermano menor se hacía cargo de lo financiero, además por ley le pertenecía a él ese local. Gaara es un muchacho pelirrojo, de ojos aguamarina, ojeras bien acentuadas, esbelto aunque era el más bajo de todos los presentes es muy guapo de 16 años. El otro hermano es una castaño, alto, el cabello era despeinado de 17 años. La mujer era una rubia bien proporcionada, largas piernas y mirada seria, penetrante y segura de sí misma de 19 años. Ino pudo apreciar todo el caos, aunque solo tenía una vista parcial ya que el edificio no era alto. Vio autos en llamas, personas que todavía vivían y corrieran por preservarlas. Lo peor cientos de muertos que se atestaban contra los edificios aledaños en busca de más presas. Sai había agradecido por haberlo rescatados pero el pelirrojo dejó bien en claro que se tenía que ir porque entre más personas, atraerían a más zombis y las puertas cederían. Temari iba a refutar pero su hermano aunque fuera un frio sin corazón tenía razón. Ya que en el restaurante solo tenía una escopeta que era de su padre. Después lo hermanos bajaron a seguir poniendo más refuerzos en las puertas y ventanas grandes. Los dos jóvenes nuevos se quedaron solos. Después de diez minutos de completo silencio. — Lo siento, Sai. —Dijo la rubia de coleta alta a unos treinta centímetros del pelinegro. Él nombrado se volteó mirándola tranquilamente con esa sonrisa característica pero esta vez era verdadera. — Estaba dolida por la muerte de mi madre y…y no sabía que con mis palabras te hacía daño. Si quieres puedes odiarme, lo entenderé. — Tranquila— Le dijo colocándole una mano en el hombro. —Yo no sé qué decir en estos casos porque no se expresarme, pero de algo si estoy seguro —ella lo miraba expectante— y es…que… no quiero que mi musa se aleje de mí. Esto causó que la rubia abriera los ojos de par en par.. Ella lo abrazó y como él era más alto que ella, su cabeza dio en su pecho y pudo oír los latidos rápidos del muchacho. — Te debo mi vida y prometo no dejarte. — susurró suavemente pero lo suficiente para que la oyera. Y se levantó de puntitas y le plantó un beso de no más de cinco segundos. Él se quedó estático. — Debería llamar a mi padre a ver si me contesta. — le dijo separándose de él. Él parpadeó asintiendo con la cabeza y también decidió hacer lo mismo. Marcó a su hermano pero había demasiada interferencia y no contestaba pero finalmente pudo comunicarse con él, le dijo que estaba en casa de Naruto, estaba a salvo. Suspiro de alivio aunque no eran hermanos de sangre sino que fueron adoptados por un empresario adinerado. Pero se querían demasiado. Él tenía 16 años y su hermano mayor 20 años. No quería perder a nadie. Su padre adoptivo estaba de viaje de negocios en Europa. Su hermano mayor tenia leucemia por eso que frecuentemente tenia recaídas y casi su casa era el hospital. — Mi padre no contesta…— pronunció la chica triste. El muchacho le comunicó sobre lo sucedido con su hermano y la chica se alegró de que su mejor amiga estuviera viva. Sonrieron ambos. Temari los llamó y les dijo lo que hermano menor dijo. Pero ellos ya tenían a donde ir. La cosa era como llegarían. Pero saldrían más tarde hasta que no haya muchos zombis alrededor. — Nunca pensé que el pronto ver a la frente de marquesina me alegraría un montón. 1:00 pm Tienda de Insectos Aburame — En serio este lugar me da escalofríos. — dijo un castaño con un bebé dándole su biberón. — No te preocupes Shikamaru, todos están domados. — explicó mientras cogía unos entre sus manos. — Es raro no verte con Aquimichi. — de pronto la voz del pelinegro se hizo escuchar mientras Salía del baño con un vendaje en el abdomen bajo. — Al pasar por su casa la mamá estaba allí, iba con maletas y todo. Se iban a la finca que tiene un tío de él. — y recordó la despedida de su amigo. Después de ello Shino ya había revisado el lugar y no había nadie más que ellos tres y el pequeño Asuma. Él en su cuarto encontró una nota de su padre. “Hijo, vinieron los policías y otras entidades y nos trasladan a un lugar seguro. No quisimos irnos pero nos obligaron, hasta golpearon a tu padre que se impuso. Les dijimos que faltabas tú pero no quisieron escucharnos. Ojala te podamos encontrar. Te quiere, mamá.” Si efecto parece que se los llevaron ellos y a las personas que estaba en la tienda porque todo estaba hecho un desastre. Tendrá que buscarlos después. — ¿A dónde van a ahora?— preguntó el de la capucha. — Supongo regresaré a mi casa. — dijo el joven Nara. —Estaba fuera de peligro y no conozco un sitio más seguro que ese. — Pero mi tienda es segura. — No, en cualquier momento las rejas van a ceder si muchos zombis se arriman a ella ya que es muy fina. — explicó el perezoso viendo a su alrededor. El de la capucha asintió. — ¿Y tú Uchiha?— preguntó Shino. — Humph, voy a la casa del dobe. Entonces Shikamaru medito eso, el edificio Namikaze – Uzumaki era seguro porque es una construcción con paredes altas que la rodean y la puerta era de rejas de acero resistente. Lo malo que no había traído nada consigo de la foto de su madre, ni de su padre. “Por lo menos tengo una cuantas fotos en mi celular” se dijo reconfortándose. El Uchiha ya iba a salir por la puerta trasera cuando lo detuvo Shikamaru que con la mirada sabía lo que él pensaba. “Vamos contigo”. Él asintió. Shino mientras tomaba a su insecto favorito y los ponía en una jaula de die por diez centímetros. Estaba por la estantería principal que estaba por la puerta buscándolo. En ese momento una mano lo atrapó. Él la apartó antes que le clavara las uñas. Tomo al insecto y las rejas cayeron y con ello muchos zombis. El joven pelinegro con el bebé en mano le llamó. A la de gafas lo atrapó un zombi y para escapar de ello tuvo que sacarse esa pesada capucha dejándolo tan solo con una bibidi gris. Sasuke abrió paso para los otros dos compañeros, no contaban con que más de esos muertos se colaran al patio, dejándole la única salida la cerca de manera de la parte de atrás que daba hacia un callejón. El primero en cruzarla fue Shikamaru con el bebé, después Sasuke y al final Shino ya estaba por saltar pero al parecer algo lo tomó por el pie y cayó la cerca junto con cinco zombis. — Vamos váyanse, yo me las arregló. — así pateó al muerto y llamó la atención de la manada de zombis. Shikamaru pensó que lo mejor era huir porque si no morían todos, al final lo vieron a Shino correr con muchos zombis corriendo tras él. El joven peinado de piña dio un paso para ayudar al Aburame. — Con el bebé no llegaras a ningún lado vivo— dijo el Uchiha, esto trajo en sí al Nara que vio que tenía en sus brazos. — él lo decidió así y tenemos que respetar su decisión. Shikamaru siguió al otro pelinegro. “No mueras Shino” se dijo para sí. Emprendieron una huida, el Nara abrazaba fuertemente al niño entre su pecho. Sasuke se encargaba de apartar a cualquier muerto que lo sorprendiera. Si iban a pie a casa del rubio le tomarían como dos horas y tras esos la ciudad infestadas de zombis. O también cuando la suerte es les acabara. Vieron una moto negra tirada a un lado de la calle, después de haber corrido cuatro cuadras estaba exhausto. Y más el Uchiha que su costado le dolía mucho. — Sabes conducir eso— dijo el pelinegro de coleta. — Humph— dio por respuesta el otro muchacho. Miró hacia los lados y parece que esa calle estaba vacía. Levantó la moto, se subió a ella pero no tenían las llaves. Cuando vio que a unos cuantos metros estaban tiradas las llaves pero en cuanto siquiera le faltaban para agacharse y tomarlas, salieron zombis de la tienda de dulces. — ¡Maldición!— y tomó las llaves, corrió como nunca. El de la coleta esperaba cerca de la moto. Sasuke se subió otra vez tratando de encenderla pero no lo hacía. Al cabo de tres intentos encendió. Shikamaru se subió y arrancó hacia el sur. 1:00pm Departamento de Naruto. La joven ojiperla se encontraba en el baño curándose la herida de la planta de pie izquierdo. Se había incrustado un pedazo de vidrio. Ella pensó que al tener a una ayudante de doctora sería un completo alivio porque así ella los atendería en cualquier emergencia. “La novia de Naruto-kun es muy inteligente y hermosa” se dijo para sí vendándose por fin la herida. Comparado con el tobillo que le dolía no era tanto. Cuando fue hacia la sala, también vio a un Udon curado y repuesto. Los tres niños estaban sentados en el mueble conversando con Sakura. El otro chico llamado Shin también estaba con ellos. Mientras que la castaña charlaba con el rubio ya que resultó ser que ella alquilo un departamento del cuarto piso. Por lo que sabíamos no había zombis en el edificio porque los vecinos ya estaban muertos. Naruto, Sakura y Shin iban a revisar todo el edificio. Ella fue a la cocina a beber algo de agua y el rubio fue tras ella. — Te sientes mejor Hinata— le dijo el ojiazul. Que también tomó un vaso para tomar agua del refrigerador que tenía un pequeño dispensador. — Hai…— contestó bajando la mirada bebiendo rápido su agua. — No sabía que sabias disparar eso, me sorprendiste muchísimo-ttebayo!— ella le sonrió. — donde aprendiste a hacer eso. — B-bueno…lo practico desde niña — ¿Por qué? — inquirió el Uzumaki acercándose a ella, debido a que hablaba muy bajo. — P-porque pasaba la mayoria del tiempo e-en mi casa pues fue algo que m-me distrajo. — finalizó un tanto nerviosa. — Y… ¿por qué no salías de tu casa?— le dijo un poco extrañado por lo que le dijo la joven. Ella se sentía invadida pero no porque él le preguntara todo eso, sino que estaba solo dos paso de ella. Demasiado cerca…otra vez…pensó ella. — P-pues eso era porque…según los doctores— comenzaba ella lento tratando de no mirarlo a la cara sino tenía el presentimiento de que se desmayaría. — mi c-cuerpo es muy débil y no r-resisto la luz del sol. — Por eso ibas bien cubierta con toda esa ropa. — razonó. — Pero ahora porque saliste, corriste en el sol. — Supongo que es p-porque tomo medicinas para resistir un p-poco más. — contestó. — Ah… y ahora que las traes contigo. — ella le negó con la cabeza. — ¿Se te cayeron?— y ella asintió. — ¿Dónde? Para ir a buscarlas. Ella le explicó que las perdió en el accidente que tuvo en el auto en que iba. Resultó ser que ella se salvó porque su chofer hizo lo que pudo para que ella escapara. So voz conforme iba hablando se escuchaba melancólica. La maleta que tenía su medicina estaba dentro de una limosina volteado a como siete cuadras de su edificio. — Entonces cuando te encontré ya habías corrido bastante. — resolvió el joven. — Y que pasara si no tomas tu medicina…Hinata. — él pareció sentir que la muchacha dejó de respirar por un segundo. — Etto…pues me la tengo que t-tomar diario antes del d-desayuno— dijo siguió y el rubio estaba sorprendido sintió un peso en su pecho. Desde que nació se enfermaba con frecuencia, desde los cinco años que le diagnosticaron esa rara enfermedad que le impedía recibir mucho sol, se cansaba rápido, una cortada más mínima perjudicaría su salud. Y como frecuentemente se desmayaba casi todos los días, ella estudia en casa. Desde su primaria hasta el quinto año de colegio lo estudio en casa por docentes que tenían doctorados y masterados. Su familia es muy rica, y por eso tenía acceso a medicinas eficaces, antes tomaba cinco pastillas diarias e igual tenía que salir cubierta cuando medio salía al jardín. Pero podía correr y jugar sin cansarse tanto. Por eso es que para no volverse loca encerrada, se destrezaba practicando desde los ocho años, el arco y sus diversas presentaciones. Claro siempre acompañada por una enfermera personal y dos guardaespaldas. Y qué decir de su inseparable primo que le hacía compañía y jugaba con ella. Ahora hace dos años tomaba una medicina que le permitía disfrutar los rayos del sol y hacia que sus defensas fueran normales. Pero no por el hecho de tomarlas podía hacer lo que quisiera. Y hoy se excedió como nunca en su vida, por eso que con una cortadita le dolía más de lo que debía de dolerle. Por eso estaba tan débil y tenía unas inmensas ganas de desmayarse, su cuerpo le pedía descanso. Él rubio la veía con ojos de preocupación. Pero porque ella estaba tan calmada si sabía que su vida corre en peligro. Y con su mano derecha le levantó el rostro a la joven, y se sorprendió que estuviera pálido, sudaba frio y sentía un ligero temblor. Ella lo miró con un poco de culpa porque no quería contarle su trágica vida dependiente de medicinas. — Y que pasa si no la tomas…— dijo. Ella se la veía dudosa de seguirle contando, no quería que él sintiera pena por ella. Pero él se acercó más — Si no la tomo s-sufriré un desmayo que me dejaría i-inconsciente hasta que se me aplicara la m-medicina. — habló la joven. El rubio más se preocupó y como que faltaba de contarle más temiendo que fuera algo peor. — ¿Qué pasara después de eso…Hinata? — Si n-no la tomo dentro de t-tres horas sufriré muerte cerebral…— terminó con una lagrima rodándole por el rostro de porcelana, nunca había sido capaz de contárselo a nadie más, viene un extraño y le suelta la sopa completa. Pero con ese joven se sentía en confianza. Él se llevó una mano a su cabeza como no digiriendo la situación de la hermosa chica que tenía enfrente. Le dio la espalda y se giró. Para abrazarla como impulso frenético y necesario, su corazón estaba intranquilo, desesperado, abrumado. La ojiperla se sorprendió con la reacción de aquel guapo chico. La mano del chico presionaba cada vez más su espalda. — Recuperaré esa maleta, te lo prometo Hinata. — le dijo a su oído. Los bellos de la nuca de la muchacha se erizaron al sentir tan cálido aliento del chico. Se separó de ella viéndola directo a los ojos. Estaba sonroja, los ojos brillosos y labios tan rosados como nunca lo había visto en una chica. No supo como pero frenó un gran impulso de besarla. Agitó su cabeza levemente. Se giró para irse. Pero lo detuvo la voz suave de la Hyuga. — Arigato… Na-Naruto-kun— a lo último le salió un suspiro exquisito a los oídos del muchacho. Salieron de la cocina, primero tenían que revisar el edificio para estar seguros. La pelinegra quería acompañarlos pero el rubio la detuvo diciéndole que se quedara para cuidar de los niños y de Tenten si surgiera alguna emergencia. Y se fueron los tres. Ella se quedó parada en la puerta sorprendida por el tono tan..tan… protector que utilizó. Se parecía al que usaba su primo Neji. Pero se llevó una mano al corazón para controlar los latidos. Salió del trance cuando Moegi le decía a Konohamaru que se bajara de allí que se caería después. Cuando lo vio estaba trepado en el mesón de la cocina tratando de alcanzar la última puerta de la alacena. Pero el niño le decía que tenía una feroz hambre. — Konohamaru-chan, baja de allí. — Le dijo amablemente con una sonrisa, y tras ella vino Tenten que se levantó para ver el alboroto. La ojiperla se agachó a nivel del pequeño que tenía los brazos cruzados y un puchero. Le acarició el cabello con ternura. — Quieres que prepare algo de comer— le dijo levantándole la mirada así como hizo el rubio minutos antes. El castaño sonrió feliz de oreja a oreja. — ¡Gracias Hinata!— y le dio un beso en la mejilla para después salir corriendo. — Hinata al parecer tienes otro un admirador…— le dijo la de chongos parada en la puerta con una sonrisa. La otra joven también sonrió pero luego medito lo que dijo. — ¿Otro…? — Es que contaba con el rubio. — le dijo bromeando, consiguiendo un fuerte rubor en la chica. — N-no, no, no…— repito nerviosa tapando su cara roja. La castaña se acercó a ella. Hinata se encargó de preparan todo mientras que la castaña descansaba porque tenía costillas rotas. Los niños esperaban junto a ella mientras jugaban cartas. Y con un Udon acostado de pecho en al sofá por su herida pero a aún así jugaba. Ya han pasado veinte minutos desde que los tres chicos ya revisaron el piso sexto, quinto piso. Estaba libre todo. Al cabo cuarenta minutos más terminaron de revisar todo el edificio. Tomaron el ascensor de regreso hacia el penhouse. — Naruto no me habías contado que tenía una novia. — le dijo la pelirrosa codeándolo. — ¡Estas equivocada Sakura-chan! La conocí hoy-ttebayo. — y también rió abrazándola por la nuca. — Me causa una inmensa felicidad que estés viva— le dijo y se volteó sonriéndole a la otra persona. — Y Shin me también me alegra verte con vida. — él sonrió. Estando a fuera de la puerta del departamento del rubio, Shimura reveló que Sai lo había llamado que venía para acá. El rubio saltó de la emoción y entro gritando. Pero dejo de gritar “Que felicidad” porque so olfato percibió un aroma exquisito. — ¡Ya regresaste Naruto-onichan!— dijo Konohamaru. — ¡Hinata está cocinando! El rubio se quedó sorprendido pero siguió el olor junto con los dos recién llegados. Que al sentir el aroma se les abrió el apetito. Naruto entró y vio a la morena sirviendo para los tres pequeños. Cuando Udon paso con su plato a lado de él se vio sumamente delicioso. — ¡Arigato!— gritaron al unísono los niños. El rubio se acercó a la mesa junto con los otros dos recién llegados. En sus caras se les veía lo hambrientos y cansados que estaban después de revisar todo el edificio. — E-enseguida les sirvo— dijo la morena sonriendo, cojeando un poco pero no le importaba ya que ellos lo estaban aún más. Todos ya habían comido, Hinata iba a lavar los platos pero la detuvo la voz de la chica pelirrosa que le dijo que le ayudaría, así era más rápido. Después de ello el rubio decidió salir a buscar el maletín de Hinata y Sakura también fue con él, no sin antes prepararse con armas blancas. — Puedo c-cubrirlos, si quieren…— dijo la ojiperla. — ¿Cómo podrías? Tienes el pie lesionado— habló la pelirrosa — ¡Ella es una excelente arquera!— intervino Moeggi feliz. La aludida sonrió aún más. — ¡Eso es maravilloso! Seguro lo harás bien Hinata— entusiasmó la rosa. — Vamos. — ¿Pero no puedes correr rápido…?— cuestionó el ojiazul. La morena meditó eso era el punto era lenta…los metería en problemas y seguramente morirían por su causa. Sakura mientras ello maquinó un plan. — ¿Hinata cerca del lugar donde tuviste el accidente había un camión? — H-hai — Como sabias que era había un camión Sakura— dijo el rubio confundido. — Según donde dice ella tres cuadras antes hay un importador de telas y ello siempre utilizan eso carros para transportar sus cosas. — Hinata y Shin ya parecían tener alguna noción del plan de la joven— El caso es que ella puede subirse allí, va a estar en un lugar alto donde puedas lanzar tus flechas y cubrirnos también pude despejar el camino para regresar a salvo. Todos analizaron y era de por si había una posibilidad enorme hacerlo y salir con vida. La morena asintió y también el rubio. Tomaron el ascensor hasta llegar abajo. Después de recurar energías el muchacho Namikaze estaba más despierto que nunca. Atravesaron el patio delantero. Pero Konohamaru y Moegi los siguieron y fueron regañados por el rubio que les dijo que no salieran más allá de la puerta de rejas principal. — Esperaremos aquí por si necesitaban algo Onichan— refutó el castaño sobándose la cabeza tras el golpe que le dio el mayor. — Déjalos Naruto que de aquí no van a salir sino se las verán conmigo— y la Haruno cerró su puño amenazador con una mirada penetrante y cejas alzadas — ¿O no niños? — ¡S-si s-si Sakura-chan!— dijeron al unisonó. Antes de abrir la puerta de rejas Hinata de subió ayudada por Naruto en la pared de 20 cm de grosor se puso en posición de tirar las flechas. Ellos irían así Naruto al frente después Sakura y atrás Hinata. Salieron los dos chicos primero el joven mató a dos zombis que se le abalanzaron y al tercero no lo pudo alcanzar pero primero llegó la flecha de Hinata a unos 12 metros de donde estaba ella. Y así Sakura lo seguía topándose con algunos pero acabándolos en el acto y unos dos por Hinata al ver que los chicos caminaron ya tres cuadras el rubio el hizo de la mano para que continuara. Ya que había lanzado un bote de basura para hacer ruido en la dirección contraria. La morena brincó esa pared y cayó de puntas al suelo sintiendo una punzada pero no el importó, corrió hasta llegar a la tercera cuadrada y dobló la esquina a derecha vio a los chicos luchando a una cuadra de ella con siete zombis, tomo su arco y flecha dándole a dos. El rubio sonrió al verla, continuaron una cuadra y vieron el camión y los conductores estaban despedazados. El muchacho ayudó a subir a la chica y ella se arrodilló en posición para disparar las flechas. Le indicó como era el la limosina. Fueron para las próximas cuadras pocos zombis pero no tardaban en venir más. Los dos amigos de infancia divisaron la limo y la chica reconoció en la parte delantera el símbolo que decía Hyuga en dorado. El auto estaba volteado, el maletín estaba en el portamaletas y se haría difícil sacarlo. Sakura ayudó a Naruto a jalar la cajuela la abrieron pero Naruto fue atacado por un zombi por la espalda; el muchacho hacia lo que podía para evitar que le mordiera. Pero una flecha fue más rápida que Sakura en salvarlo que se estancó en el ojo izquierdo. Después de unos veinte minutos los tres chicos habían vuelto no solo con el maletín sino que otra maleta que era de la morena. Pero este fue el rubio que insistió en traerla para que la ojiperla podría haber algo preciado. Estaban en la entrada pero oyeron llantos de un bebé, entonces Naruto con su hacha en la mano salió y vio que después de un sonido de moto. Apareció frente a sus ojos su mejor amigo Sasuke Uchiha con el Cataño perezoso y su ahijado. — Te veo fatal dobe — Tú te ve peor teme— pero cuando el pelinegro bajó de la moto el rubio lo abrazó — Humph… — Shikamaru me alegro que tu pereza no te haya matado. — y dijo también abrazándolo. — No más que tú. — ¡Asuma-chan!— gritó el pequeño Sarutobi corriendo hacia su primo llorando por verlo. Así se adentraron al edificio porque a pesar del caos apocalíptico sus amigos estaban vivos y parecían no rendirse. Porque esto recién estaba empezando.
Cap. 8 15:00 pm Edificio Namikaze- Uzumaki - sur oeste de la ciudad Un viento fresco propio del otoño sacudió las hojas rojizas naranjas de los árboles frondosos que cubrían en un hermoso paisaje la parte trasera del edificio que pertenecía a los padres del rubio. El silbar de lo pájaros se alzaba pero era opacado por los ruidos del mundo exterior, lleno de gritos desgarradores, incendios y demás cosas horribles que le pasaba a la gente que todavía yacía a fuera. En medio del hermoso bosque se podría ver desde lo alto de la terraza de aquel edificio, una casa abandonada que muy conocía el Namikaze. En el aire a pesar de estar tan alto se olía a sangre, dolor y miedo esto hizo que la piel blanquecina de la joven se erizara en un temor leve. — Es hermoso verdad— dijo una pelirrosa que se acercaba a la chica ojiperla y se colocó a su lado para ver lo que ella veía, mientras colocaba su mano sobre el barandal. — Naruto y Sasuke cuando eran niños siempre hacían competencia por ver quién podía resistir una noche en aquella casa. —recordó con una sonrisa— pero nunca podían y yo siempre les ganaba. — alzó su puño victoriosa. Su acompañante le dedicó una sonrisa leve. — Debió haber sido muy divertido. — y vio a esa casa. — ¿Se conocen desde niños, Sakura? — Si, la mayoria de los que asistimos al mismo instituto somos amigos de pequeños. — Qué bueno… — Y tú Hinata, ¿tus amigos? — le preguntó curiosa. Mientras seguía viendo el paisaje con la sonrisa en su rostro. — Yo, bueno…me crie con mi primo que es mi mejor amigo. Nunca salía de casa hasta hace un poco más de un año. — añoraba la compañía de su primo, su hermano su todo. — ¿Por lo de tu enfermedad, verdad?— ella asintió. — Sabes soy ayudante de médico y sé un poco de lo que tienes aunque es hereditario. — Si mi madre la tenía por eso no pudo soportar el segundo parto cuando nació mi hermana menor. — dijo con tono melancólico. La Haruno bajo la mirada apenada iba a decir algo pero la ojiperla la interrumpió. — No te preocupes Sakura, ya pasó además me dio una gran hermana, un poco peleona pero la amo. — ambas sonrieron. Después bajaron hasta el departamento del rubio donde estaban los otros con la televisión encendida donde pasaban las noticias de aquella catástrofe, todo lo que decían era que se mantuvieran dentro de la casa ya que los militares se preparaban para eliminar a todo muerto. Sasuke y Shikamaru después que llegaron tenían estaban agotados, así que comieron algo de la cocina del rubio. Los chicos trataban de comunicarse con sus familiares pero por la interferencia no podían además bien sabido por las noticias que no se podían porque habían colapsado. Los padres de los amigos de Konohamaru estaban en el trabajo en el caos ya que ellos hicieron una pijamada la noche anterior. Y lo peor que estaban en el centro de la ciudad donde habían demasiados zombis. La madre de Moegi seguro estaba en casa que estaba a quince minutos, de la casa del rubio, en auto. Tenten no tenía con acudir ella estaba sola, al igual que Sasuke ya que su hermano había muerto y cuando lo supo su mejor amigo este se entristeció ya que Itachi era como su hermano mayor también. Sakura también estaba sola, Shikamaru tenía su padre y no sabía si seguía vivo todavía ya que estaba en el norte. Shin solo tenía a su hermano y su abuelo Danzo Shimura que debería estar en casa temía por su seguridad pero era un viejo duro. Todos mi amigos han perdido a alguien importante en tan solo unas horas, Sasuke a su hermano, Sakura sus dos padres, Shikamaru a su madre, Konohamaru a su abuelo y no sabía de su tío. — pensó impotente el rubio, sentía dolor ajeno. Sabía lo era perder a seres queridos recordando a sus padres. — ¿Naruto- onichan crees que mi tío y tía estén vivos?— le preguntó Konohamaru triste— sin tan solo mi tío estuviera aquí…yo podría ser más fuerte. — señaló sollozando. — No te preocupes Asuma- sensei seguro estará vivo, y para que te quedes tranquilo voy a buscarlo. — dijo decidido, estoy sorprendió al niño. — Pero no puedes allá afuera es peligroso, hay demasiados muertos. No quiero que mueras. — expresó abrazándolo. — Naruto no vas a ir— dijo una voz sonora. — y si vas voy contigo. — Dijo la persona pasando por le portón de la puerta del cuarto del rubio ya que los dos estaban sentados en el borde de la cama dándole la espalda. — Sakura tú te quedaras aquí, además la escuela está cerca. Volveré. — aseguró de pie frente a ella. Se miraron ambos. Ella bufó cuando algo se le mete en la cabeza no podían sacárselo eran tan pero tan testarudo así que decidió no reclamar más pero ella igualmente iría. Todos los chicos estaban en el patio trasero del edificio de rubio ya que iban despedirse pero a decirle hasta pronto no un adiós. Entonces a Shikamaru se el ocurrió un plan para poder salvar a los familiares de sus amigos pero a excepción de los que estaban al norte en centro. Estaba lejos y peligroso respectivamente. Primero irían a la casa de Moegi que quedaba en a diez minutos, después a la de Shin y darían vuelta hacia la izquierda para ir a la escuela ya que dijo que así tenían más probabilidades de venir salvos y sanos ya que iban a tomar el camino que tomaba Naruto cuando regresaba a su casa. Todas la direcciones estaban en un rango de área de la región 32. Los que iban a buscarlo eran Sakura, Sasuke, Shikamaru y Naruto. Konohamaru quería ir pero después pasaría lo peor. — ¡Pero quiero ir!— espetó el castaño. El rubio sonrió pero se arrodillo en frente a él. — Konohamaru tienes que quedarte aquí sino quien protegerá a Asuma-chan. Tu deber será quedarte a cuidar aquí además no estarás solo Hinata va a estar contigo y no te olvides de tus amigos, Tente que esta todavía acostada y Shin— el nombrado asintió. El niño se limpió las lágrimas con sus dedos. — ¡Hai onichan! Shikamaru también había pensado en la seguridad de lo que se quedaban así los dejos a Shin que estaba en buen estado pero se agitaba rápido ya que era un paciente con cáncer de estómago que le diagnosticaron hace más de un año y en este mes iba a someterse a la quimioterapia. Aunque los médicos dijeron que su caso estaba muy avanzado. Y por otro lado Hinata que también estaba enferma tampoco podía agitarse ya que la corrida de hace poco le costó todas sus energías y tenía su pie todavía lesionado hasta se le había empeorado. Pero tras la seguridad de las paredes solo tenían que estar alerta a cualquier cosa. — Según los cálculos de Shikamaru vendremos antes de que se ponga el sol. — habló Naruto con su hacha a la mano. — Si, aunque Naruto solo un hacha y pequeños cuchillos no nos servirán mucho así que traje esto. — hasta ese momento el ojiazul no se percató del maletín negro que el Nara llevaba consigo. En cuanto este se agachó a abrirlo dejo ver muchas armas de fuego. — Lo tomé de mi padre, aunque se molestará después. Escojan una con su cartucho, esto solo es si las cosas se ponen feas porque mejor será ir en silencio, pero mejor son estas dagas con más filos que chuchillos de cocina. Entonces empezaron con la pistolas automáticas Sakura cogió una arcos 98 DA, Sasuke una SIG P226 y Naruto una Tanfoglio T95 mientras que Shikamaru tomó un rifle semi- automático. Naruto bufo ofendido él tenía una pequeña. — Yo si se disparar una de estas y todas la del maletín. — después de aquello les indicó consejos para usarlas. — Los que se queden aquí no deberán por ningún motivo abrir el maletín ya que si usan un arma vendrán más de esos. Y así partieron. Hinata le brindó una sonrisa esperanzada al rubio y una amistosa a los demás. “Cuida de los pequeños” le oyó decir a Naruto. El camino hacia la casa de Moegi fue un poco tranquilo. Los chicos tenía sus armas a la cintura y las dagas en mano, a la chica le temblaban las manos pero no por el hecho de matar a un zombi sino que tenía a Sasuke atrás de ella y sentía que su mirada la tenía en la espalda. La sentía tan aguda y firme. Ella volteo el rostro para verlo y se topó de lleno con la mirada de él. Este alzò una ceja. Se detuvieron los. — Porque me miras tanto Sasuke. — Pues si fueras menos torpes hubieras notado que tienes una cortada en la nuca— le dijo levantando su brazo dándole un toque en la nuca y estaba a tan solo veinte centímetros de la joven, y como le era una cabeza más alto. La Haruno miraba hacia arriba. Y así ella había notado un poco de ardor su nuca y sintió un líquido recorrerle la espalda. Sangre. Rompió una franja inferior de su blusa y envolvió su cuello pero parecía que llevara un adorno. Los otros dos muchacho ya había girado la esquina y estos dos se quedaron en medio de la calle, el joven pelinegro observaba a todos lados. — Sakura, Sasuke que hacen ya falta una calle— le señaló el ojiazul sacando la cabeza por un poste. — Si Naruto. — dijo su mejor amigo y tomó por el brazo a la chica haciéndola caminar mientras ella lo veía sorprendida. Cuando llegaron vieron que Shikamaru y Naruto estaban acuclillados en la esquina viendo para la derecha. — Hay siete zombis en esa calle todos atrapados en esa colisión de autos— advirtió el Nara cargando su rifle. — Entonces tenemos que ir por la puerta trasera. — dijo Sakura con su daga en mano y verificando si tenía aun su pistola en señal de temor pero que raro hasta ahora no lo sentía tan latente. — Si ustedes vayan Sasuke y yo distraeremos a esos. A ver quien acaba con más. — competitivo como siempre pero para respuesta el pelinegro se le dibujo una sonrisa. Entonces los otros dos cruzaron la calle pero un zombi lo vio pero antes de que fuera a ellos, Naruto le encestó una puñalada en la cabeza y asì fueron llegando los otros caminaban tan lento. — Preparado miedocito. — Siempre Uchiha. El Nara abrió la puerta de atrás cuidadoso y entraron pasaron por el patio trasero vieron que había sangre en el pomo de la puerta que daba a la cocina. Ellos se miraron y asintieron. El muchacho se paró en frente de la puerta mientras Sakura la habría de golpe este se preparó disparar pero no pasó nada. La joven tocó la puerta para hacer ruido pero no pasó nada. Caminaron a travez de la cocina y nada, revisaron al sala y todo el piso bajo. Subieron las escaleras con cuidado la joven ojijade al frente. Revisaron cada cuarto y nada solo le faltaba el baño que estaba al final del pasillo. Abrieron la puerta lentamente y vieron a la madre de la niña tirara en el piso con un pequeño charco de sangre alrededor de su muñeca. Sakura enseguida le tomó el pulso y estaba viva le sonrió a Shikamaru que le pasó el botiquín fue ayudar a los chicos. La joven la tomó entre sus piernas vendándole la herida, ella abrió los ojos. — Mi pequeña Moegi esta salvo, ¿verdad?— dijo en tono débil mientras se ponía de pie con ayuda de la chica. — Si, Naruto la salvó y ahora está segura vamos a llevarla con ella. — la mujer sonrió y brotaron una lagrimas espesas. Ella podía caminar sino que estaba débil porque perdió sangre. Bajaron por las escaleras, le dijo que se sentaran en el mueble mientras veía por la ventana hacia el patio delantero pero todo estaba callado. Iba a abrir la puerta cuando de repente se chocó cabeza con cabeza. — ¡Ah Naruto que haces! Fíjate por donde vas. — Sakura tu que tienes la cabeza más dura que la piedra— le dijo inocente pero se arrepintió porque el puño de Sakura el dio justo en la mejilla. — Porque te demoraste tanto— le dijo Shikamaru a Naruto pero le vio la mejilla roja con los ojos acuosos, mientras cargaba a la señora en brazos y una Sakura más atrás furiosa de brazos cruzados cerrando la puerta que daba a la calle de un portazo. — Vamos súbanse al auto. — Espero que no apeste a muerto— dijo Sakura. El auto lo tomaron porque estaba estacionado en la calle. Así fueron en dirección a la casa de Sai, sentaron a la señora en el asiento del copiloto mientras que los tres amigos iban atrás. El auto era un Spin Chevrolet blanco. Sakura iba a una ventana y el rubio a otro. Sasuke en medio molesto, parecían que no tuvieran dieciséis años se comportaban como niños. Los chicos veían atravez de la ventana a muchos muertos que se apresuraban a ellos. Muchas personas todavía corriendo de aquí allá pero luego eran devorados por los zombis. Unas tres veces Naruto habría intentado bajarse del carro para ayudarlos pero siempre Sasuke lo detenía fuerte por el antebrazo y le decía que estaba loco si piensa morir en vano. Llegaron a la casa de su otro amigo pelinegro entraron Sasuke y Sakura pero vieron que no había nadie solo encontraron una nota. “Shin, Sai me han llevado a un lugar seguro fuera de la ciudad ya que dicen que aquí es el foco de infección. Escuche que nos llevan a un refugio que quedaba a seis horas de la ciudad hacia el este, al parecer es muy grande. Espero sigan con vida nietos míos.” — Entonces damos por sentado que está vivo— dijo Shikamaru al volante en dirección a la escuela. Todos asintieron, la señora estaba como dormida, había perdido bastante sangre. — No te preocupes después de perder sangre se siente débil, déjala que descanse un poco. Llegaron a la escuela pero se estacionaron al lado oeste de la misma para tener mayor salida. Sakura se quedó en auto viendo a la señora. Los tres chicos estaban parados con la respiración tranquila, seguro el instituto estaría infestado de estudiantes muertos. Entraron con cautela atravez del campo de futbol unos que otros zombis estaban allí pero se escabulleron detrás de las gradas. La dirección está en el último piso “problemático” dijo el Nara pensar en todo lo que tenían que correr le daba pereza por tres segundos dirigió su mirada hacia el cielo pero luego la bajó, entraron por lo vestidores de chicas. — Al parecer también está vacío — dijo alto el rubio sin pensarlo y al instante una chica le agarró por el cuello pero cayó a sus pies al segundo. — Cierra la boca dobe— habló demandante el pelinegro de cabello corto. El aludido se rasco la nuca en señal de vergüenza, que torpe había sido. Se deslizaron hacia el ascensor y al abrirlo salieron dos zombis pero acabaron con ellos. Llegaron al cuarto piso, caminaron a paso lento solo dos puertas y llegaban a la dirección. El rubio se puso de un lado de la puerta y los otros dos del otro. Intentaron abrirla pero estaba asegurada. — Será como en las películas— dijo el Namikaze que la quiso derribar con el hombro. Pero se tragó un grito de dolor parece que se lo había dislocado. — Claro a excepción que es madera de roble y otra cosa hay una ventana a lado para poder abrirla. —dijo serio el Uchiha y logró abrirla. —Dobe. — Que paso por tu cabeza Naruto. — bufó aburrido el Nara siguiendo al otro pelinegro. El rubio con su hombro dislocado se quedó cuidando la puerta con pequeñas lágrimas en los ojos debido al dolor y una rabia completa que Sasuke lo hizo ver como un tonto. Ingresaron al lugar pero estaba vacío sin ninguna gota de sangre, limpio, intacto. Cuando salieron no encontraron al rubio afuera. — Dobe, exclamó Sasuke. Caminaron dos aulas más y antes que salieran zombis cerraron las puerta de las mismas. — Chicos por aquí— dijo en susurro el rubio que se metía por una puerta. Al entrar vieron al director y a su esposa Kurenai transformados en zombis. Cuando se dieron cuenta estaban en la sala de profesores. Muchos otros también estaban allí. En cuanto los muertos olieron el aroma a humano se atestaron contra las ventanas y de tanta fuerzas la rompieron y los vidrios sonaron en todo el piso atrayendo a más. Pero el rubio se incaba de puntas parecía ansioso y nervioso. — ¿Qué haces? Vámonos ya. — replicó su mejor amigo agitado con el sudor en su frente viendo a todos lados donde se avecinaban los zombis. — Kakashi-sensei, no lo veo. Eso significa que puede estar vivo. — se puso feliz. — Claro pues será porque tuvo libre— añadió el Nara, entonces empezaron a correr, venían de todas las direcciones. Corrían recto pero de frente venían tres los evitaron girando a la izquierda por las escaleras. Cuando Sasuke miró hacia atrás vio que le caia un zombi por los pies ya que la parecer “esos” no tenían control sobre sus cuerpos. Entonces empezaron como una avalancha de más de veinte zombis. Otros zombis se lo encontraban al final de las escaleras. Se encontraron atrapados y Naruto no podía por su hombro dislocado. — ¡Maldiciòn!— dijeron los dos al unísono. Un zombi se le vino encima a Naruto le hizo caer la daga y con la mano que podía mover lo tomo al zombi por la cara con cuidado de que no lo muerda, la sangre del muerto de recorría por los dedos y le cayó en la cara. “Voy a morir” se dijo para sí. Y entonces se oyeron tres disparos. Uno de ellos que le voló la cabeza al zombi que estaba encima del rubio. Cuando vio que era Shikamaru con su rifle. — Pero dijiste que sin ruido. — Problemático, ya nos vieron igual. —dijo relajado y matando a otro zombi pero con la daga. El Uchiha también hizo lo mismo pero disparo cinco veces y así se abrieron paso hasta que llegaron a la planta baja y salieron por donde entraron pero cuando fueron al lugar donde se habían estacionado vieron a lo lejos que el carro estaba con las puertas del copiloto abierta. Los tres chicos se pusieron alerta cuando se acercaron por la parte trasera vieron que todavía estaba la señora. Se acercaron pero al instante sintieron ganas de vomitar, vieron con el estómago desgarrado con todos sus órganos afuera y abúndate sangre. — Crees que haya muerto sin sentir nada— dijo con la mirada llena de tristeza el rubio. — No te lo aseguro ya que había sido mordida en su mano cuando la encontramos. Ella abrió los ojos he hizo un sonido muy agudo, supieron entonces que ya se había convertido. Naruto cerró los ojos un momento y con su mano buena le dio con la daga en la frente. Ahora lo que importa ahora es en donde esta Sakura porque el asiento del piloto también estaba empapado de sangre. — No debí dejarla sola, no debí. — se reclamaba el rubio, arrodillado y dando golpes el suelo. — Naruto, Sakura es fuerte. — le dijo Sasuke no viéndolo sino hacia el horizonte pero se podía ver una pizca de impotencia y estaba enojado porque tensaba la mandíbula. — Pero eso no significa que deje de ser una mujer. — le aclaró el nombrado. A esto hizo que el corazón de Sasuke se contraiga de dolor igual como se le contrajo cuando murió su hermano. GRACIAS POR LEER
Cap 9 17:15 pm Edificio Namikaze — Crees que ya estén regresando— dijo Konohamaru preocupado parado mirando fijo al puerta que daba a la calle. — Si, de seguro ya estarán de vuelta antes de lo que te imaginas — se acercó a él. — Además no dices que Shikamaru es muy listo. — Si tienes razón. Debes en cuando zombis se avecinaban a la puerta pero y sacaban sus brazos a través de los espacios de la varas de metal. Entonces Hinata y Shin con la dagas atravesaban sus cabezas en total habían acabado con diez muertos. Después con mucho cuidado salían para quitarlos del camino. Todavía se sentía incómodo para la ojiperla matarlos pero recordó que ya no eran personas solo muertos. Ellos tres estaban abajo mientras que Tenten y los dos niños amigos del castaño estaban arriba cuidándola y vigilando al horizonte. Consiguieron cuatro walkies tokies con los cuales jugaban con Naruto. Hinata estaba encantada con el rubio ya que jugaba con ello a pesar de tres años mayor que ellos. La Hyuga también pensaba en su familia pero sabía que ellos están a cientos de kilómetros al sureste de la ciudad de Konoha. Estaría a salvo ya que tenían un espacio de varios kilómetros a la redonda que les pertenecía a la poderosa familia Hyuga unas de las pocas de todo Japón. Ella seguía intentando con su celular pero se enteraron a través de la radio que no funcionaban los celulares porque todo eso era contralado por unas de la sucursales de energía del laboratorio que de donde se originó todo la catástrofe que ella muy bien conocía.. Su padre ya habrá mandado a sus hombres para rescatarla…por cierto solo esto es en Konoha o en el resto del país y si…en todo el mundo, porque esto habría ocurrió en la madrugada de hoy, ya pasaron más de doce horas. Si era así no hay lugar donde escapar…tembló ante ese pensamiento. Por lo menos solo han dicho una epidemia tenía por la palabra pandemia. 17:45 pm - Louis Tattoo - centro oeste de la ciudad. — Este es el lugar — susurró bajo Uchiha detrás de unos botes de basura rectangulares verdosos. Atrás de él Naruto y más atrás Shikamaru todos estaban en cuclillas alertas a todo movimiento. Estaban en un callejón angosto que si estiraban la mano podían tocar la pared del otro edificio. — Esos malditos voy a golpearlos a todos por haberse llevado a Sakura— resopló el rubio empuñando su daga con fuerza pero su brazo derecho no lo sentía bien a pesar de que Uchiha de muy buena manera le puso el hombro en su lugar. “Teme me las pagarás” le había dicho a su amigo por lo cual el solo le sonría. — Tranquilo Naruto, tenemos que hallar la forma de entrar y corroborar que Sakura está allí dentro. — dijo el Nara con su habitual todo dándole la espalada ya que cuidaba la retaguardia. — Me estas jodiendo ¿Verdad?. Mira la asquerosa gorra con el emblema de ese lugar — señaló el ojiazul ya que ese objeto lo encontraron dos cuadras a la izquierda de donde estaba el Spin, y más a delante marca de llantas motos que parecía que habían pegado la carrera como si lo hubieran atacado. — Conozco al dueño del lugar eso señor de ochenta años pero su hijo de veinticinco juró que se vengaría de mí porque le gane una carrera callejera, y los vez la estúpida moto esta allí, esa Cruiser rojo y gris. — dijo molesto pero por lo bajo. — Por más que Naruto sea un tonto tiene razón porque lo acompañaba a esas carreras y ese tipo miraba de forma melosa a Sakura cada vez que ella nos sacaba a puños de esos lugares. — replicó su mejor amigo siseante, parecía que le hirviera la sangre. — Necesitamos más que una simple gorra y una riña para saber si tienen a Sakura. Si entramos de seguro moriremos. — advirtió Shikamaru mientras se paraba y de un patazo le partiera la cabeza a un zombi. — Lo más inteligente es irnos y buscarla cerca del instituto donde nunca debimos alejarnos. — Te olvidas que eso es lo que le falta a Naruto— dijo con tono burlón Sasuke y Shikamaru volteó y vio el rubio ya había cruzado la calle e intentaba entrar por atrás. — Problemático. — y lo siguieron después de haber apartado a un muerto más. Cuando llegaron a la parte trasera de lugar que era de diez metros cuadrados con varia silla dañadas arrumadas y múltiples piezas de motos en todo el patio de adoquines negruzcos. — Apesta demasiado a…a aceite quemado. — señaló el coleta arrugando la nariz. Los otros dos ni se inmutaron. — Conozco este lugar bien solo hay dos entradas la delante y esta. Podemos subirnos por aquella escalera a la terraza. — dijo el rubio. El edificio solo era una planta. — Buena idea pero solo uno va arriba para gritar cualquier peligro. — intervino Sasuke. Los dos mejores amigos se quedaron abajo escabulléndose adentro ya que oyeron como unos tipos reían al parecer eran cinco. El Nara estaba arriba acostado boca abajo viendo al horizonte y alerta. Los muchachos estaban detrás de unos grandes estándares de madera mientras que a cinco metros estaban esos hombres sentados en torno a una mesa de juego de poker, fumando y con botella de cervezas tirados por doquier. Era un lugar de cinco de ancho y doce de largo, solo un poco más grande que el patio trasero. Los muchacho a la oscura se miraron, ellos tenía armas y balas pero sabían muy bien que ello también las tenían ya que eran vándalos y apostadores. Pero contaban con el factor sorpresa. Que estúpidos fueron en dejar la puerta trasera sin seguro. — Salgan de allí huérfanos idiotas— gritó uno de los hombres. Ambos amigos se miraron sorprendidos y de repente sintieron… miedo. — Estos estúpido creen que no los vimos cuando la rubia entro. — y el segundo hombre se carcajeó. — Salgan ya. — replicó una vos que ambos conocían bien. Le hicieron caso pero se pusieron el arma en la parte trasera del pantalón. — Ya yo decía porque se tardan tanto a averiguar si su hermosa amiga estaba con nosotros. — arrastró las últimas palabras con deseo en su voz grave. — Te refieres a la perra que me mordió la oreja y apuñalo de Dereck. — dijo con rabia contenida el gordo del grupo. Naruto y Sasuke solo escuchaban con labios apretados. El líder, el rival de carreras del Namikaze se levantó y se acercó a ellos. — No saben las cosas que le iba a hacer a Sakurita— la nombró de una forma que los asqueó. — Pero olvidaba que era cinta negra y muchas otras cosas más, hasta a ustedes ha vencido. — declaró y los otros hombres también se levantaron y notaron que el más bajo entre ellos tenía el antebrazo vendado. — Lamentable que la golpee hasta cansarme y la deje tirada a unas…tres o cuatro cuadras más atrás. Esa tonta se enojó porque le toque el trasero y apretuje sus pequeños senos. — dijo en tono tan repulsivo que Sasuke tuvo que coger al rubio por el brazo, aunque tenía ganas de abrirle el pecho con la daga a ese tipo. — Te mataré…te mataré— le dijo el rubio y en sus ojos tenía un brillo en sus ojos azules. — Tiene agallas la princesa con ese pelo rubio y ojos azules tan bien cuidados, que usas para bañarte — se burló el gordo haciendo ondas en su barriga ya que andaba sin camisa y los otros se carcajearon. — Y tu señorito Uchiha estas triste porque no pudiste tenerla a la regalada esa. — y más rieron todos. Los dos ya estaban tan llenos de ira que no les importó nada, sacaron su arma tan rápido y dispararon a sangre fría le dieron a tres, se escondieron tras una mesa de cemento que era donde estaba el lavabo. A Sasuke ya se le habían acabado las balas y Naruto solo tenía cinco. — Buena jugada señoritos, estamos heridos pero os juró que le atravesaré una escoba por su trasero hasta su boca de dientes perfectos. — advirtió el líder detrás de los muebles donde antes se sentaban a esperar lo clientes. Cuando se dieron cuentas la parte delantera del aquel sitio se amontonaron los zombis podían ver las sombras a pesar que había cubierto la ventana con telones. Esas ventanas no tardaban en ceder ya que no tenía barrotes. — Ganar o morir— dijo Naruto que pegó su dos últimas balas a aquellas ventanas que colapsaron enseguida y los zombis entraron a comerse todo ser vivo. Empezaron la carrera y salieron por donde entraron pero no sin antes toparse con tres zombis que los apartaron del camino pero uno se le vino encima a Naruto pero una bala lo apartó. — Divise un carro que al parecer está vacío — gritó Shikamaru desde lo alto, cuando cargaba su arma otra vez. Otra vez lo había salvado pensó el rubio. Bajó y presuroso se fue por el otro lado pro donde habían entrado, ambos los siguieron. Caminaron veinte metros y hay estaba un auto compacto negro. Ya se subían todos pero algo tomó a Sasuke por el cuello y lo derribó. Para cuando ya lo vio era el líder de los que había disparado. El le daba puñetes pero Sasuke era más joven y veloz. Ya en el suelo tirado el hombre con la cara ensangrentada el pelinegro seguía dándole de patadas hasta que sintió que le quebraba costillas. — Ya vámonos — le dijo Naruto tomándole por el hombro. Este se limpió la sangre de la boca con el dorso de su mano. Se apresuraron a salir de esa calle que estaba repleta de zombis, vieron al hombre tirado pidiendo ayuda pero “eso” ya le devoraban su pierna y el arrancaban la cabeza. Fueron al lugar donde esos hombres habían dicho que estaría Sakura pero nada solo su blusa desgarrada ensangrentada. Esto dejó al rubio descolocado, furioso pero sobre todo tan triste como la vez en que perdió a sus progenitores. Shikamaru también tocado por el tema que había perdido a Sakura el vio a su alrededor observo nueve cuerpos de zombis y todos muertos por puñaladas y algo de alcance como una espada. — La encontraré, así sea lo último que haga. — juró Naruto de pie con la cabeza en alto. — A una posibilidad del cinco por ciento de que Sakura siga con vida…— dijo el de coleta arrodillado frente a un cuerpo inerte. — Pero puede que también haya sido raptada por alguien más porque hay dos pares de pisadas más que no cumplen con las de ella. — explicó con la mirada fija en ellas. — O el noventa y cinco por ciento de que se haya levantado como…uno de esos. No se habían dado cuenta pero ya estaba oscuro seguro ha de ser más de las seis. Ya tenían que regresar pero el testarudo del rubio quería buscarla. Pero le hicieron reaccionar ya que cansados, heridos no iban a llegar lejos a pesar de que no fueran tan graves. Habían corrido luchado con zombis el resto de la tarde, habían matado a personas quieran aceptarlo o no, habrían tenido odio en su corazón como nunca han sentido pero sobre todo habían perdido a su mejor amiga…o eso es lo que negaban. 18:57 pm – Edificio Namikaze Konohamaru le saltó el corazón de su pecho cuando vio a su rubio amigo entrar por la parte trasera del edificio. Corrió a abrazarlo pero se detuvo a un metro porque vio la mirada vacía en sus ojos. Los ojos enrojecidos pero le dedicó una débil sonrisa. — Hola…— le saludó el castaño a Naruto pero este asintió, más atrás venia Shikamaru con su andar desanimado pero ojos melancólicos, Sasuke más atrás furioso que cerró aquella puerta de barrotes de dos metros resonando en todo lado. Habían dejado el auto estacionado a un lado del camino por donde venía Naruto del instituto si se acercaban más harían ruido y no querían atraer a más muertos. Ya al llegar por la puerta principal entraron y se quedaron en el vestíbulo. Los otros dos niños los recibieron con una sonrisa en su rostro. — ¡Naruto-onichan! Mi mamá, la salvaste verdad. Tú siempre lo haces. — le dijo Moegi tomándole una mano sin importarle la sangre seca. Este se arrodilló a su altura. Y le negó con la cabeza. — Cuando llegamos ya había sido atacada, pequeña. — y la estrechó entre su pecho. Naruto hizo una seña a Hinata para que se encargara de la niña. — Konohamaru, tu tío y Kurenai-sensei no lograron sobrevivir. — el niño iba explotó en llanto siento reconfortado por su mejor amigo de lentes. — Naruto y mi abuelo— habló Shin sin esperanzas ya sabía que había muerto. — Él logró ser rescatado, Shimura. — y le entregó la carta. Este se llenó de felicidad. — Naruto-kun…y ¿Sakura?— dijo la ojiperla extrañada de no verlas y con deje de preocupación. Él nombrado no pudo mirarla a los ojos. Pero lo leyó en cuanto la miró con esos ojos azules tan apagados. Ella se llevó una mano a la boca sorprendida. — Ella murió así como mi hermano. — dijo tan frío Sasuke que desconcertó a todos en la sala pero molestó al rubio. — Solo está desaparecida, teme. — le dijo tomándole por el cuello de la ensangrentada camisa. — Ella está viva me oíste. Lo está. — con la mirada fija sobre los ojos negros de él. — Pelearse no hará que regrese. — los detuvo Nara poniendo ambas manos en los amigos. El pelinegro se la sacó de mala gana. — No vuelvas a tocarme— advirtió pero dejó en duda a quién. Y salió por donde entró, quien sabe a dónde. Shikamaru tranquilizó a Namikaze pero veía que él era afectado más que todos por la desaparición o muerte de la pelirrosa. Todos subieron al departamento de Naruto. Estaban reunidos todos a excepción de Sasuke. Hinata les tenían algo preparado para comer. Pero para sorpresa de todo Naruto no había tocado bocado, al igual que Moegi y Konohamaru. Ella comprendió a todos, tantas muertes en un solo día. Recogió todos los platos. Como el departamento es un penhouse era bastante espacioso, demasiado para una sola persona. Un cuarto lo tomaron las chicas, había una cama de dos plazas y una de una plaza que era plegable, ya que era la de huéspedes. Shin decidió que el estaría bien en la sala de juegos, que era como un pequeño cuarto, en el sofá cama. En el otro cuarto los tomaron los chicos restantes junto con él bebe que no se despegaba de Shikamaru. Tuvieron que meter un colchón para los niños del otro departamento. Naruto compartiría el cuarto con su mejor amigo, de tantas veces que jugaban play hasta el amanecer, pero su cuarto tenía también un sofá cama. Dieron las nueve de la noche después que todos se habrían bañado y quitado todas las ropas que tenía sucias y llenas de sangre. Tenten tenía su propia ropa. . Shin y Shikamaru de la ropa del joven que vivía en el quinto piso con su madre. Hinata el segundo maletín que trajo Naruto había un par de ropas. Los niños si tenía ropa porque habían llevado para la pijamada de la noche anterior. Hinata ayudó a Shikamaru a prepararle la leche al bebé y lo hizo dormir después de una baño caliente que le dio ella misma. Nara le agradeció mucho por haber hecho eso a lo que ella solo le sonreía. — Yo cuide a mi hermana desde bebé así que me gustó volver hacerlo. — respondió. — A las mujeres sí que les gustan los bebés. — dijo a modo de broma y se retiró con el Asuma en brazos tan dormido también está cansado, es tan pequeño que ni sabe que perdió a sus padres pensó la ojiperla con melancolía. Antes de ir a la cama ella fue a la cocina por una manzana verde, uvas. Se las llevaría a Sasuke ya que no ha comido nada y ni siquiera se a der ver cambiado esa ropas ensangrentadas. Ella vestía una blusa celeste pastel manga corta y un short hasta las rodillas del mismo color de algodón. Bajó por el ascensor hasta la planta baja con las frutas en una bandeja pequeña de vidrio. El vestíbulo estaba a oscuras ella encendió la pequeña lámpara que estaba en la mesa rodeado de muebles rojos. No había nadie. Hasta que sintió un frió y se percató que la puerta trasera interna estaba abierta. Le recorrió rápidamente el miedo por su columna. — Pero es imposible no pudo haber entrado zombis ya que Naruto-kun dijo que tenía un sistema de alarma cuando alguien forzaba una de la puertas o si alguien entraba a los dos patios trepando las paredes activándolo también. — se dijo internamente más relajada. Dejó la bandeja sobre la mesa. Cuando salió al patio trasero sintió un frió que la heló completa. Hasta esa noche recién notó que atrás había una piscina, sería que por el miedo no lo había notado o porque estaba cubierta con una capa grande del color las baldosas cerca de esta. No era muy grande de unos cuatro de ancho y ocho de largo. Camino a lo largo de la piscina y se sentó junto al muchacho que había metido sus pies en el agua dejando ver un claro a la luz de la luna. — Entra o te refriaras — dijo sin verla mirando al otro lado de la piscina. — Tú también te resfriaras y más así. — y sonrió. El chico también le sonrió por fin mirándola. — Se suponía que llegarías mañana Hyuga. — Lo sé Sasuke-kun pero mi padre dijo que viniera lo más pronto posible— explicó. — Siento mucho la pérdida de tu hermano…— sus palabras apenas salieron sin quebrársele la voz. — Ya pasó. — Recuerdo que él me decía princesa Hyuga— sonrió débilmente ante este recuerdo. Sasuke tensó la mandíbula. — A cuando me enseño a nadar, ya que tenía miedo de ahogarme. Esas dos semanas al año que ustedes iban eran las mejores. Y también cuan- — Cállate sí, Hyuga. No soporto. — le dijo frió y cortante. Esta solo le tomó una de sus manos envolviéndoselas con las suyas. — Calma, estoy aquí para tì. — se soltó de su mano y lo abrazó poniendo su cabeza en su hombro acariciándole el cabello negro todo revuelto. El chico solo se dejó caer en un leve llanto que solo se podía escuchar al oído de la joven ojiperla que también lloraba. — Uchiha— le dijo bromeando. Ambos rieron y la risa cantarina y dulce de la chica lleno los oídos del pelinegro. — No sabe de lo que se perdió mi hermano al rechazar ser tu prometido ahora lo soy yo. — le susurró al oído. Ella se sonrojó. — P-pero siempre me decías que te habías enamorado de una chica pero no querías lastimarla. Y pensé que era Sakura ya que la viste de una forma que jamás vi. — Y lo es, pero por mi culpa ella murió. — y bruscamente se alejó de ella. — No es tu culpa, además ella está viva. Se la veía que era fuerte, aguerrida e inteligente. Tú mismo me la describías. — Eres tan positiva o más que el dobe. — resopló y sacó los pies del agua y cerró la cubierta. Se puso de pie y le tendió la mano a la hermosa pelinegra. — Ojala fuera así. — ella asintió. — Tendré que protegerte ahora Hyuga— a pesar de conocerla desde los cinco años siempre la llamaba Hyuga.— ¿Estas bien?¿Te sientes cansada?¿Tomaste el suero?— a todo esto ella asintió tres veces. — Sasuke-kun me alegro haberte encontrado. — Más bien alégrate porque el torpe de Naruto te encontrara — ya se había dado cuenta que cada vez que hacía referencia a su amigo ella sonreí automáticamente. — Le has dicho tu apellido…porque ya sabe lo tu enfermedad. — No le he dicho mi apellido. — el asintió. — Lo haré mañana ya que estas aquí. No quiero guardarle secretos. — Me parece bien. Y otra cosa más pase lo que pase no te alejes de mí. — le dijo cuándo le abrió la puerta para entrar al edificio, cerró la puerta tras sí y sonó un “clic” — También creo que deberíamos hablarle de que tú y yo nos conocemos desde hace años Sasuke-kun. — Si eso también. Si no me hace un alboroto por no haberle contado. Bueno creo que lo único que no sabe era con quien yo iba a estar pero si le decía las cosas que hacíamos para divertirnos en esas dos semanas cada año. — recalcó llegando al vestíbulo. Sasuke encontró las frutas sobre la mesa y se la comió con calma pero estaba hambriento. Tenía los dedos de los pies tan arrugado que parecían pasas, pasas blancas. — ¿Me llevaras a casa?— le dijo Hinata sentada al frente de él del otro lado. — Sì. Pero no ahora, ya que tienes que recuperarte del pie. — ella bajó la mirada. — ¿Y tus amigos…?— él se encogió de hombros mordiendo el ultimo bocado de su manzana. — Sasuke-kun por favor no seas así con tu capa de frialdad. — Solo sé que te llevaré y ya. Ya que quiera o no, estoy comprometido a tì. Hinata. — ha ya lo recordó le decía Hinata cuando quería dar por terminada una conversación que no le agradaba o no quería tocar el tema. Se levantó de la mesa enojado y se fue por las escaleras. La chica se apresuró darle el alcance tomo la bandeja y apagó la lámpara quedando a oscuras. Solo pequeños focos estaban alumbrando a lo largo de la escalera. Subía rápidamente, a pesar de su pies lesionado, mientras veía la espalda del chico al parecer se había bañado y cambiado ya que tenía una camisa roja y una pantaloneta de jeans negra. Al subir se tropezó y cayó de cara golpeándose con las escalones en la nariz. Sasuke al oír el sonido seco se volteo y bajo tres pasos hacia ella. “humph” se le oyó decir a modo de molestia. El tomo por el mentón para revisarla le sangraba la nariz y tenía el labio partido que también chorreaban en sangre. Ella le sonrió. El joven se sacó la camisa dejando ver su trabajo cuerpo. — Toma— y le tendió su camisa, sin previo aviso ni delicadeza la tomo en brazos, ella dio un pequeño gritito de sorpresa. Subió unos cuantos escalones y se dirigió al ascensor y llegaron al último piso. — Veo que te duele más el tobillo, no tenía por qué seguirme. Hyuga. — Pero igual rieron los dos. — Sasuke— pronunció el rubio cuando vio a los dos chicos caminado por el pasillo. — Hinata. — Que pasa dobe no ves que se ha caído de las escaleras— le dijo rápido, y enseguida el rubio se acercó. — ¿Te encuentras bien?, ¿Le hiciste algo teme?— y quedaron frente a frente con la joven entre los dos, todavía en brazos de Sasuke. — ¿Te hizo algo Hinata? Si así lo hizo déjame y lo golpeo. Tiende a ser agresivo. — le dijo muy cerca de la cara de la ojiperla que se sonrojó pero el ojiazul no se percató de eso por tenía la camisa roja cubriéndole. — N-no pasa nada, Sasuke-kun ha sido muy bueno conmigo. — explicó, cosa que dejó aun más desconcertado al chico, «Como que Sasuke-kun». Frunció el ceño. — Muero de frio — y sin previo aviso colocó a la chica en brazos de su amigo que por reflejo lo hizo. Mientras que el pelinegro pasaba a su lado de largo y entro al departamento. Los dos quedaron estáticos viendo como los dejaron solos. El chico bajo la mirada y se topó con la mirada la Hyuga. — Te llevaré adentro… Entonces cuando dejó a Hinata en el mueble central fue hacia su cuarto y encontró a su Sasuke rebuscando en sus cajones. — Ah encontré esta camisa, la había dado por perdida. — dijo poniéndose la camisa negra que el pectoral izquierdo tenía el símbolo de sus familia. — Si claro como si yo me pondría eso. — Se sentó sobre su cama. — ¿De dónde conoces a Hinata? ¿ Porque te ha llamado Sasuke-kun? Y peor aún tú no has puesto cara de ogro. — el acusado estaba de espalda a él pero surcó una sonrisa. — A ella es mi prometida — dijo seco mirándolo burlón. Esa mirada que tanto odia el Namikaze. — No me jodas con eso— espetó. Él se encogió los hombros, y fue hacia el baño por el botiquín, tenía que vendarle el pie a Hinata. Con su caminada tranquila paso por delante del rubio, salió de la habitación. Él lo siguió después de un momento estaba tan extrañamente molesto que no quería ni verlo. Y cuando salió a la sala apenas iluminada por una lámpara y allí estaba Sasuke arrodillado ante la chica vendándole el tobillo. « Tan sínico» pensó Naruto. — Antes que digas otra cosa siéntate y escúchanos. — advirtió Sasuke. La joven lo miró con dulzura y el cedió, se sentó a lado de ella. Le contaron todo. Pues estos dos jóvenes se conocían desde los cinco años, sus familias eran muy amigas y poderosas de Japón, bueno hasta eso sabia el rubio pero como nunca se interesó en eso. Resulta que cada año de visitaban a la familia Hyuga aun cuando murieron sus padres. Su hermano Itachi estaba comprometido con Hinata hasta que ella cumpliera la mayoria de edad. Ambos lo habían aceptado porque se llevaban bien pero su hermano mayor se enamoró y rechazó la oferta. Así que Sasuke quedó comprometido a ella. Y todo esto para unir a las familias poderosas y hacerla aún más. Además le convenía a Sasuke hacerlo ya que él era el último de los Uchiha (ahora que su hermano murió) y para sobrevivir y estar todavía al poder tenía que casarse con una chica de más o igual poder que su familia. «Ahora eso ya no importa, el mundo se acaba. Solo tengo el deber de llevarla sana y salva. Nunca me casaría con Hinata, ella no me gusta por muy hermosa que sea. Se habría casado estando en condiciones normales, en cuestión si no hubiera un apocalipsis zombis. » Pensó el Uchiha pero calló solo quería que Naruto se enojara. Y calló a Hinata con la mirada sabía que iba a desmentirlo. — Vaya estos de la familias poderosas…pero con todo este caos. — empezó Naruto. — Claro tengo que llevarla a Hinata a su casa, yo no tengo nada aquí. Solo espero que se recupere por completo. — ¿Y yo?— le dijo el rubio. Hinata solo se limitaba a escuchar. — Tú ya tienes compromisos, como velar por esos niños y las otras personas. — No me refería a eso, soy tu mejor amigo, Sasuke. — el nombrado no respondió. — Además tendremos que buscar a Sakura, ¿recuerdas? La chica pelirrosa que moría por tì. Y ahora tú quieres escapar como si nada. Cobarde. —Ambos se levantaron y se miraron fijo. — No hagas que me enfade Naruto. El Nara dijo que no hay posibilidad de que ella este con viva, no tengo poderes para saber dónde está. — el rubio frunció el ceño. — Por eso tenemos que buscarla. — La vida sigue dobe, ahora solo tengo que llevar a Lady Hinata a su casa que está muy lejos de aquí. Por si no los has notado en cuanto a ella se le acaben los medicamentos decaerá y solo tiene un maletín que le durará dos semanas. — contestó frió como el hielo, el ojiazul volteó hacia la ojiperla que bajo la mirada apenada. — No sabía…Hinata. —Todo que quedó en un silencio incómodo. — Sasuke-kun…mientras me recupero podríamos buscar a Sakura, yo creo que ella sigue con vida. — habló dulce la joven mirando a Sasuke. — Tardará un par de días, así que por favor busca a Sakura. — le dijo tomándola de la mano. — Humph…— y se retiró saliendo del departamento. Ambos jóvenes se miraron, sabía que eso significa un sí. — Él considera a Sakura su mejor amiga también por eso está dolido y desea irse para no tener ningún recuerdo de ella. — empezó con vos tenue. — Sasuke-kun están complicado. Pero me siento culpable ya que si no fuera por mí el estuviera con ella. — ahora todo tenía sentido, por eso alejaba a la muchacha tan drásticamente, por eso siempre le decía que eso no va a poder ser, y tenía un rencor profundo a su hermano por haberse enamorado pero a la vez se sentía feliz por él. “Quisiera pero no puedo” le había dicho decir a su mejor amigo cuando le preguntó si sentía alegría por su hermano. — No tienes por qué sentirte así, Hinata. — Le sonrió tomándola por lo hombros suavemente. — Ese teme guardándose todo para él, haciendo el duro pero no es más que un niño mimado de su hermano mayor. — le dijo muy cerca del rostro. — Si para que Sasuke pueda estar con ella me casaría contigo. — estalló feliz. Y de repente le besó la frente. Esta se quedó quieta y sonrojada. — Venga que te llevaré a dormir. Y sin más. La llevó a su cuarto y pero la dejó en la puerta por disposición de la ojiperla ya que lo veía tan impaciente por hablar con Sasuke. — Duerme bien— le dijo y corrió donde su amigo. Ella sonrió. Jueves 18 de septiembre - 11:20 am - Algún lugar al más extremo norte de Konoha. Una joven yacía recostada sobre una cama, poco a poco fue abriendo los ojos algo borroso pero después se aclaró. Vio el techo razo blanco con una lámpara, paredes de color gris. Había un sofá al lado de ella de color verde agua. Parecía que estaba en una habitación, con los roperos vacíos y cómodas, un espejo grande donde podía ver su reflejo acostada al otro lado de la habitación. No recordaba nada, solo lo que ha visto recién. Había una ventana iluminando el cuarto la puerta estaba cerrada. Se levantó sentándose sobre la cama tocando el frio piso de baldosas verdes con detalles de flores. Notó que tenía vendada la cabeza, el hombro derecho con su muñeca, varias vendas que le cubrían el pecho hasta su ombligo. Sentía dolor pero no tanto. Tenía un suero en su muñeca izquierda pero se lo sacó sorprendiéndose de que no sangrara. Se asomó a una de las ventanas al oeste, vio un pequeño jardín de rosas blancas, constató que estaba a solo un primer piso. Sacó al cabeza por la ventana y vio otras cinco a su izquierda y dos a su derecha, observó hacia arriba y solo unas barandas, terraza se dijo. Miró de frente y estaba separada de otro edificio similar a unos siete metros pero notaba que ese estaba vacío. — Por fin despertaste — dijo una fémina voz, tan fría. — ¿Cuál es tu nombre?— no sabía ni cómo se llamaba. La mujer frente a ella de cabello cortó morado y ojos naranjas. Vestía un blusa negra manga que le cubría los pechos y un pantalón jean rasgados. — Nagato— de pronto gritó y entro un joven de un poco más de veinte años. Vestía una camisa naranja y pantalones de mezclilla. — Hola — dijo aquel pelirrojo de ojos lilas. Él se acercaba con cautela. — Te explicaré todo. — ¿Pero no sé qué hago? ¿Qué pasó? ¿Tuve un accidente?— preguntó temerosa, pero parecía que ese joven no le haría daño. — Calma niña, todo a su tiempo. Mi nombre es Konan tengo veintiún años igual que él. — dijo de brazos cruzados pero con la mirada sincera y una leve sonrisa en su blanco rostro. «Es linda» pensó la ojijade. — Konan, Nagato. Los podridos…— dijo un joven que apenas lo vio pero enseguida los nombrados se miraron nerviosos. — Quédate aquí pequeña— le dijo Nagato poniéndole una mano en la cabeza. Y salieron corriendo y sacando de la parte trasera de sus pantalones…armas. « Podridos, que será…se sentía intranquila y peor que no recordara nada. » Entonces con valor se colocó una pantuflas negras y hasta ahora notó que solo llevaba una blusa blanca manga cortas y un short de lino plateado a cuadros. Abrió la puerta cautelosa, miro hacia ambos lados y no había nadie. Al lado izquierdo había un gran ventanal con balcón. A la izquierda estaba el comienzo de las escaleras hacia la terraza o a la planta baja. Camino a la derecha y paso por cinco puertas también cerradas. Se fijó que todas las paredes eran de un tono gris. Bajo las escaleras y se encontró con otro ochos hombres jóvenes que pasaron presurosas hacia la puerta principal. Era una estancia grande. Siguió a los hombres, abrió la puerta de madera de roble que era tres veces su estatura. Se cubrió los ojos con el brazo ante la repentina luz. Cuando pudo abrirlo se quedó petrificada. El patio delantero era de veinte metros y como puerta principal era una mallas de doce metros de alto y quince de ancho que solo eran perímetro por las otras casas que eran pequeñas consideradas a la que ella estaba. Muchos hombres ayudaban a un camión a entrar por la puerta de mallas mientras que luchaban con algo. Cuando vio que un hombre le arrancó la cabeza a otro se le helaron las manos. Pero enseguida otro le clavaba algo en la cabeza y se derrumbaba. Los chicos que estaban con ella también luchaban y al fin el camión entro pero las cosas que parecían hombres podridos y ensangrentados entraron en número de nueve. Cerraron las puertas mayas pero unos treinta se avecinaban y las mecían. La joven veía todo el espectáculo mientras golpeaban a los “podridos”. Un grupo de tres conformados por Konan, Nagato y otro de cabello naranja peleaban con los que se habían entrado mientras que los otros con cuchillos le acestaban en la cabeza a los que peligraban las mallas. Ese grupo de tres se movía rápido y parecía que sabían lo que hacían. Ya habían acabado con todos y ella seguía allí. Nagato se acercó a ella con las manos manchadas de sangre y un olor propio de un muerto. — Creo que esto explica mucho mejor. — le dijo. Al cabo de una hora se había reunido en “su” cuarto ya cambiados para darle explicaciones. — Bueno, me presento soy Yahiko, el líder de este grupo. — empezó el chico de cabello naranja vestido de una camisa azul con un símbolo de cuervo y un pantalón de mezclilla. Todos estaban en la estancia, él estaba de pie en el centro y las otras personas que contaban como veinte estaban alrededor sentados sobre sillas, habían mujeres, niños, ancianos y más que todo hombres. Ella vio alrededor y parecía uno heridos con igual vendaje que ella. Una mujer tenía a su hijo abrazado. En el aire había algo como miedo. Todos estaban atentos al joven atractivo que tenía un pircing en el labio, en la ceja derecha y en ambas orejas. — Logramos tomar un camión con alimentos enlatados. — en la multitud se dibujó una sonrisa. — Pero perdimos a un hombre, leal y valiente. Mi sentido pésame por su hermano. — se dirigió hacia una niña de diez años que estaba abrazada a Konan y ella la consolaba. — Pero estará segura. — le prometió. — Han pasado casi seis días desde que la epidemia se hizo pandemia. Ya no solo lo hay en Konoha sino que se ha extendido por todo Japón y el mundo a pesar de que lo tiene controlado es cuestión de tiempo para que también se haga el caos como lo tiene esta ciudad. — la pelirrosa lo escuchaba absorta. Pandemia…y de pronto quería saber si ella tenía familia entre todas estas personas. — Este es un lugar seguro ya que esta en lo alto de las colinas pero como salimos a buscar alimento y agua nos siguieron los podridos.. — Todos lo presenten inclinaron la cabeza en señal de respeto y ella también lo hizo. Esto dictó el término de la reunión. Más tarde Konan le había explicado que la pandemia era de muertos vivientes ella no podía creerlo todavía. — Cuando te encontramos al suroeste de la ciudad muy lejos de aquí estabas a punto de ser devorada por esos podridos. — dijo Yahiko sentado desde el sofá del cuarto. — ¿Recuerdas algo? — No— habló con deje melancólico. Ni su nombre sabía. — Quizás recuperes la memoria o no. — siguió el líder. — Pero aquí te ofrecemos techo y seguridad eres libre de quedarte. — habló en tono extrañamente familiar. Y le brindó una sonrisa. — ¿Pero había alguien conmigo? — No, estaba sola y no había ni rastro de que si ibas acompañada lo que si sé es que estabas bastantes golpeada. — señaló la otra chica. — estabas armada y con una daga. — Toma— Le dijo Nagato dándoles las cosas ya limpias. Ella las tomó y de repente una ráfaga de vagos recuerdos azotaron su cabeza. Solo se vio a ella siendo atacada por unos hombres en moto y después por muertos. — Descansa un rato. — le dijo Yahiko cuando la vio temblar. — Tenemos muchas cosas que hacer, ven conmigo Nagato. — y salieron los dos chicos despidiéndose. La joven de cabello morado se quedó con ella para contarle como es que llegaron aquí. — Sucede que este es un pequeño orfanato en las colinas del norte de Konoha, alejado de ruido. Nosotros tres Nagato, Yahiko y yo somos huérfanos que crecimos aquí. — la ojijade la miró sorprendida. — Pero nunca nos adoptaron o más bien nunca quisimos separarnos. Al llegar a la mayoria de edad decidimos enlistarnos en el ejército. — ella sonrió, a los recuerdos de aquellos días que no eran más que solo simples chicos de dieciocho años aferrados el uno a otro. A también recordó que fue bastante difícil el entrenamiento pero que al fin fueron los mejores de la promoción. Ella era una chica y los chicos siempre la protegían pero ella también era fuerte y ruda. — Y hace seis días nos enviaron a evacuar esta zona pero todo se complicó y perdimos muchos compañeros pero algunos están con nosotros. Para sobrevivir tomamos este lugar que ya te darás cuenta esta abandonado porque el orfanato lo cerraron hace dos años. Los niños, mujeres y ancianos que ves aquí son de los que viven en esta zona remota o a los que pudimos salvar. — ella bajó la mirada como recordando algo triste. — Pero Yahiko hizo de este lugar un refugio y cada día buscamos gente, comida y agua. — ¿Pero cómo fue que…como me salvaron? — Es que en ese día era el comienzo de todo y nosotros estábamos ayudando a evacuar el sur pero nos dieron otro lugar de evacuación y te encontramos a tì cuando veníamos hasta acá. — ¿Pero y los otros militares?— ella estaba tan inquieta el mundo se acababa… — El martes salimos para reunirnos con otros agentes que evacuaban y también hacia lo mismo con la personas, las protegían. Un agente mayor de la milicia nos ordenó seguir salvando personas en las colinas y nos entregó un comunicador para avisarnos cuando vendríamos con todas las personas para sacarlas de la ciudad. — la ojijade tragó saliva. — Nunca llegó la información y ayer nos adentramos a la ciudad pero la mayoria de los lugares de refugio, así como el nuestro han sido devastados y los que se salvaron iban en helicóptero. — ¿Por qué no intentan salir de la ciudad?— Konan negó con la cabeza. — Y eso es lo que hacemos, el camión nos servirá de transporte para las personas y salir de aquí. — Ah ya veo. — pero eso no le servía, quería saber quién era ella en realidad. « Solo me queda sobrevivir» pensó con tristeza. — Me encantaría ayudarles. Viernes 19 de septiembre - 16:00 pm – Edificio Namikaze — Ya deben de estar regresando. — dijo Tenten que estaba de pie sobre el muro que le da perímetro a la casa del rubio. Sostenía en sus manos unos binoculares, usaba un pantalón hasta las rodillas holgadas y una camisa militar de cuello en “v”. — Tenten-san ¿Crees que habrán encontrado a Sakura-chan?— preguntó Moegi con clara tristeza. — Que así sea, ella me ayudo cuando yo casi moría…a pesar de que me chocó indirectamente. — dijo en dirección hacia abajo, una sonrisa débil le dibujo el rostro. — Naruto no ha dejado de buscarla, pensé que era un chico tonto pero es muy valiente. Ya había pasado casi una semana desde que desapareció y nada, la habían buscado cerca del lugar donde se había perdido, rastros vagantes es lo único que tenían. Recorrieron la ciudad de Norte a Sur, este a oeste sin resultados. Habían hallado a personas vivas que estaban en refugios. Sujetos malos que mataban a gente inocente. Pero nada de Sakura. La ciudad era un caos. Las salidas también las aprovechaban para abastecerse de alimentos. Aunque Shikamaru dijo que no tendrían por qué buscar tan lejos. Ponían hojas de papel con el nombre de Sakura para que sepa que la estarían buscando. No querían llamar a personas indeseables. El día domingo pasado habían dado con Ino y Sai, la rubia al saber lo de su mejor amiga se puso a llorar incontenidas veces. Amaba a su amiga. — ¡Hay vienen!— gritó Tenten. Ella bajó con cuidado apoyándose en un banco. Ella ya estaba curada debido a que bebió un frasco del medicamento que bebía Hinata para sobrellevar su enfermedad. Ese medicamento ayudaba a reconstruir lo que estuviera dañado por dentro y ella sentía claro como sus costillas se reconstruían era un dolor insoportable pero hace dos días que ya está mejor. «Claro esa compañía hacia milagros» pensó la castaña. Hinata se aguantó un reprendòn de parte de Sasuke. La ojiperla también intento dárselo a Shin pero este la rechazo no serviría de ayuda a èl que ya está en etapa terminal, eso dejó a la ojiperla intraquila pero él le brindó una sonrisa cálida. Habían encontrado otro auto el lunes, era un Trailblazer negro. Lo metieron al garaje que estaba a la derecha del edificio junto con el otro auto. Los recién llegados tenían no tenían felicidad ni tampoco estaba un cabello rosa. — Bienvenidos…— dijo Tenten. Los recién llegados asintieron. — Traemos tarros de leche para Asuma-chan, medicamentos múltiples— dijo el rubio, pero con un tono sombrío. Habían salido para la búsqueda los cuatro jóvenes. Dejando a las chicas con los niños y Shin. La búsqueda de Sakura no daba frutos. Hinata les dio a cada uno un vaso bien helado de jugo de limón. Ella tenía una camisa manga larga celeste y un pantalón de mezclilla azul claro. — No hemos podido hallarla— soltó brusco el rubio acabándose por completo su vaso de limonada, se limpió la boca con el dorso de la mano. — Tan solo si buscáramos más a fondo y por más tiempo. Pero… — Ya basta Naruto— espetó Sasuke que usaba una camisa blanca con el collar de su hermano enmarcándole el cuello y un jeans. — Cada vez que salimos arriesgamos nuestras vidas, a Shimura casi le arrancan el brazo, ni decirlo que a tì casi te matan uno estúpidos ladrones para robarnos el carro. — siguió, todos los miraban y Naruto con la cabeza gacha impotente. Tenten le dijo en silencio a los niños que fueran adentro. — Aceptémoslo Sakura está muerta y morir nosotros no cambiara ese hecho. — furioso pasó junto a él chocándole el hombro. — Naruto, Sasuke tiene razón. Esta búsqueda se terminó. — Shikamaru también entró al edificio. Y todos entraron a excepción de Tenten que le tocaba guardia. Hinata preocupado siguió a Naruto que no había entrado sino que se fue hacia la parte trasera del edificio y lo vio salir. Y de esto pasaron ya diez minutos.Temerosa salió por la puerta trasera exterior y la cerró tras sí. Se recostó sobre la puerta viendo hacia ambos lados, en su mano derecha tenía su daga y la empuñaba con fuerza. Su corazón latía, y si venían zombis por aquí. «Estaré loca» pensó, cerró sus ojos fuertemente. Miró hacia al frente y el paisaje fue hermoso. Los árboles frondosos de alzaban alto con sus hojas rojas, naranjas y cafés propias de la estación. Sus sandalias de canasta hacían sonar las hojas caídas en un crujido y esto la ponía nerviosa. Con cada paso le temblaban las piernas pero sabía que Naruto estaría por aquí. Desde lo alto de la terraza se ve un lago brillante de aguas claras. Caminaba a través de los frondosos árboles con la respiración entrecortada. «Fue una estupidez, fue una estupidez» se repetía. Entonces oyó unas pisadas que se acercaban pero no sabía en qué dirección. Apoyo su espalda contra un árbol podía escalar y lo intentó, alzó su mano y tomo una rama se impulsó y ya tenía su torso sobre la rama pero una mano fría le envolvió el tobillo. Ella quería gritar pero después alertaba a más. Forcejaba con la mano del muerto pero ella perdió el equilibrio y cayó, la daga se le soltó. No fue muy alto pero el miedo le nubló la vista. El zombi se le tiró encima tratando de arrancarle la oreja. No podía más y vio a su derecha que otro se acercaba. Cuando de repente algo le arrebato el zombi de encima. Una mancha naranja es lo único que pudo captar. Y al otro muerto cayó a un lado. — Hinata, ¿te han mordido? — dijo Naruto al tiempo que ayudaba a levantarla y la miraba de arriba hacia abajo buscando heridas. Ella negó con la cabeza. Se oyó un sonido de algo desgarrándose, ella vio algo que la dejó pasmada una especie de zorro del tamaño de un gato adulto, color naranja brillante y cuando la notó la miró con esos ojos naranjas oscuros penetrándole en su ser. Pero pudo notar claramente que era un cachorro por sus ojos grandes. — No te lastimará. Yo lo salve estaba atrapado en una trampa cerca de la casa abandonada. — le dijo cogiendo en peso al animal. Hinata se dio cuenta que tenía rasgada su camisa en el borde inferior. — Tiene herida la pata trasera pero no le impidió correr hasta aquí para avisarme. O no pequeño. — le dijo rascándole la mandíbula y el animal se le acercó más a él. Hinata pensaba que regresarían al edificio pero la llevó al lado contrario. Le dijo que iban al lago. Ella lo siguió con el animal en brazos pero veía que tenía la mirada distante y los ojos enrojecidos. Caminaba a su lado es más estaban topándose sus brazos y hasta se tocaron accidentalmente los dedos. Ella se sonrojó, a pesar de haber pasado una semana conviviendo con él, la trataba como una amiga de infancia y también había notado que era valiente, terco, alegre, hiperactivo, le encantaba comer, los niños le decían su hermano mayor, alentaba a los demás, pero sobre todo nunca se daba por vencido. — Llegamos— dijo Naruto. La vista de la chica se deslumbró ante tanta belleza, el agua tan clara, un muelle de madera que estaba por la casa abandonada. Corría una brisa refrescante que alborotaba los cabellos negros azulados de la joven acariciándole exquisitamente el rostro. Se acercó un poco hasta posar sus blancas manos en la baranda de madera lisa. — Es muy bello, Naruto-kun. — y le brindó una sonrisa con las mejillas arreboladas de color carmesí, ojos perlas que le brillaban maravillada. Este se perdió en los pozos blancos de su mirada. — Sí. — Lamento lo de Sakura— le añadió viéndolo directamente aunque el rubio era mucho más alto que ella. — Sé que ella es muy importante para tì. — él la miró y se acercó mas a ella. El pequeño zorro estaba sobre la baranda, atento al peligro circundante. — Ella fue la que me dio ánimos, me gustan sus ojos jade. — él sonrió. — Hablas en presente— ella asintió. — Es que no creo que alguien como ella haya muerto, con el poco tiempo que la conocí me pareció una persona amable además de hermosa. — y ella miró hacia el lago. — Si, muy hermosa. — señaló— Pero me siento impotente de no poder salvarla, a ella mi mejor amiga que aunque yo siempre me metía en problemas hacia todo lo posible para que nada malo me pasara. — si eso ella ya sabía de memoria la gran amistad de los tres. Hinata noto que la voz se le quebraba. — Recuerdo que cuando teníamos doce años Sasuke y yo habíamos peleado hasta dejarnos un ojo morado, ella se enojó tanto que nos golpeó a aun más fuerte y nos esposó de manos— una lágrima resbalaba por su mejilla dorada. — Nos las quito cuando hicimos las pases y nos hizo prometer que no nos hiciéramos daño de esa manera. — el rubio cerró sus ojos un momento para luego abrirlos. — Ella después nos abrazó a ambos a pesar que Sasuke se resistía pero la mirada de ella bastó. Pese aunque en el último año el teme se mostró mucho más distante a ella. Ahora se la respuesta…cuanto quisiera encontrar a Sakura y contarle, ella sería la chica más feliz del mundo. Sin tan solo…sin tan solo no la hubiera dejado sola. — y rompió a llorar, apoyó su frente el baranda. La ojiperla estaba tan atenta al relato del joven que también se le vidriaron los ojos. Entonces ella recordó las veces que eso dos grandes amigas estaban a punto de golpearse pero algo siempre los detenían. Era Sakura. El zorrito le estaba lamiendo la mejilla del muchacho pero este seguía llorando. Hinata dudosa le acarició el cabello muy despacio, como temiendo que se rompiera. Con sumo cuidado busca la mano del joven que la tenía vagante a lado de su cuerpo. La tomó y entrelazó sus dedos con él. Eso era lo que hacía con su hermana menor cuando se culpaba de la muerte de su madre. Entonces el rubio sin previo aviso se irguió, la miró y la abrazó con la mano libre. Ella se quedó quieta pero el joven apretó más el agarre de los dedos, lo imitó. El pequeño cachorro se metió entre los cuerpos haciéndose un espacio. Los dos soltaron las risas. No se apartaron, solo se acomodaron mejor. — Ella fue mi mejor amiga, es hora de dejarla partir. Pero la seguiré queriendo. — susurró suave al oído de la muchacha. Un aire cálido le recorrió por la oreja de Hinata. — Estoy segura que ella también te seguirá queriendo.
Adoro este fic, tiene zombies y Naruto y ya si le metes Nejiten me hago tu fan número uno de verdad. Tu fic está muy entretenido la verdad tiene muchos giros que me encantan y la verdad espero con ansias la conti escribes bastante bien a mi parecer, ánimo y sube esa ansiada conti ^^
Cap 10 Viernes 19 de septiembre - 21:30 pm –Edificio Namikaze Dos jóvenes estaban sentados sobre unos de los peldaños de la escalera que daba al tercer piso del condominio. — No puedo aceptarlo todavía…que mi padre, mi madre, Sakura…estén muertos. ¿Acaso no lo entiendes? — replicaba Ino, lloraba ruidosamente. En vano evitaba cubrirse el rostro con sus blancas manos. El día miércoles habían ido a la policía en donde trabajaba su padre y el de Shikamaru pero se encontraron con que estaba tan infestado de zombis por doquier, pero buscaron los suficiente para encontrarlos…pero ya muertos y hambrientos carne humana. Rondaban el parqueadero de aquel lugar, sacaban sus manos podridas por las rejas. Ellos al otro lado mirando. Decidieron sacarlo para enterrarlos como se merecían. Eso terminó por destrozar el frágil corazón de la rubia, que antes del apocalipsis era la chica más sonriente y coqueta. Ella estuvo a punto de morir ese dia porque se quedó paralizada cuando un podrido se le acercaba, no podía…no podía. — Preciosa…que hacer para volver a ver esa sonrisa tan linda que hacía que yo también sonriera. Dime…dime tan solo que debo hacer— dijo Sai acariciándole el largo cabello lacio de la joven. — Si pudieras regresarles la vida…eso sería genial. — contestó fría y sarcastica. — Tú no sabes cómo me siento perdí a tres personas…tan preciadas que quiero que esto sea un maldito sueño. — sonrió melancólica viéndolo a los ojos al chico de cabellera negra como la noche y tan blanca como la nieve. — que digo, es una maldita pesadilla. — él la abrazó a pesar de la empujones débiles de la rubia. El joven a pesar de los cambios de humor de la chica, a veces tan antipática, sarcástica y molesta, otras veces parecía una niña llorando desconsoladamente, temblando de miedo, pidiendo una sorda suplica que la ayudaran. En efecto todos en la casa la trataban bien, la comprendían pero solo Sai era el que se quedaba hasta las dos de la mañana hasta que se durmiera en sus brazos, ellos dos dormían en el sexto piso junto con su hermano Shin. — Voy a quedarme contigo…te lo prometo, mi muza. ∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞ — Apenas salga el solo partiremos Hyuga…no hay reclamos, ya nos quedamos demasiado tiempo aquí y tú necesitas esa medicina. — dijo firme Uchiha sentado al borde de la cama de su amigo rubio. — Lo entiendo…Sasuke-kun. — habló la chica desanimada pero tenía que irse sino…no volvería a despertar. El pelinegro estaba más serio que de costumbre no era para más ya que él era el primero en levantarse para salir a buscar a la chica de cabello rosa he incluso el último en dormir preparando todo y señalando los lugares posibles donde la chica pudiera estar. Hasta se habían topado con varios refugios militares en toda la ciudad pero nadie la había visto. Era como arar en el mar. Ella se había tomado afecto a cada uno de los chicos que hasta hace una semana era unos desconocidos y ahora no puede evitar quererlos como si se conocieran de toda la vida. Iba a extrañar todo de ellos…la rebeldía y picardía de Tenten que era tan buena con las armas de fuego y tenía una sombrosa puntería. Extrañaría a los niños que con su inocencia hacia que este lugar cobrara vida y nos olvidáramos de un momento que el mundo se cae a pedazos. Al bebé también le había tomado bastante cariño, ella lo bañaba, le daba de comer, lo hacía dormir, era como una madre. A Ino que estaba tan destrozada, había llorado con ella y rezaba cada noche por el lama de sus padres y Sakura que desea estuviera viva donde quiera que esté, también la Yamanaka se había mostrado cariñosa con él bebe y eso le mantenía la mente ocupada. . A Shin y Sai también les tomo afecto aunque más hablaba con Shin pero igualmente le agradaban. Un par de ocasiones había hablado con Sai sobre pinturas y dibujos, ella observaba mientras pintaba junto con Ino. — él pinta demasiado bien, incluso la pintura parece tan real como una foto— había mencionado la rubia cenizo. A Shikamaru también lo extrañaría, ella admiraba su inteligencia aunque era perezoso pero cuando era hora de actuar se ponía tan seria como Sasuke y siempre que decía la palabra “problemático” ella sonreía. Pero al que sin duda lo extrañaría con todas sus fuerza era al rubio ojiazul. Siempre le hacia sonreír a pesar de que estaba en una búsqueda exhausta de su mejor amiga. Y la hacía sonrojar cada vez que le alababa lo bien que cocinaba. Cada vez que se le acercaba su corazón latía y era más tímida de lo normal pero hacia el esfuerzo por darle ánimos. Nunca va olvidar que él le salvó la vida. Y la pequeña reciente mascota del muchacho había causado revuelo, pero no era más que un simple zorrito huyendo de los muertos que reinaban en la ciudad. Eran muy comunes en los bosques del sur. Ella concluyó que había hecho amigos y que se enamoró de Naruto. «Si mañana muriera, moriría feliz porque al fin tengo los que tanto anhelé» pensó sonriente la ojiperla. ∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞ 23:08 pm — Vamos pequeño toma un poco más. — rogaba Shikamaru que sostenía en brazos al bebé sentado sobre el sofá de la sala sosteniendo una biberón ante la mirada de los niños. — Quizás si no le hicieras esa cara de aburrido, Asuma-chan se tomaría toda la leche. — replicó Konohamaru conteniéndose las ganas de reír por los intentos fallidos del Nara. — Míralo de forma dulce como la hace Hinata— señaló Moegi— seguro que así comerá. — Problemático — dijo derrotado el chico. Y una risa sonó en toda la sala haciendo que ellos miraran a ver de quien se trataba y era Ino la que reía sin parar, para sorpresa de todos que se miraron confundidos. Aún tenía los ojos rojos pero no tanto, esto alegro al chico perezoso. — ¿Practicando? — dijo Sai que acompañaba a la chica — Como se va Hinata se complicará el cuidar al bebé — Ni lo menciones…no sé como haré. — Dámelo — habló Ino con voz suave, ella tomó al bebé en sus brazos, lo acunó y se sentó al lado de su amigo. Asuma tomó el biberón encantado. Ella empezó a cantar tan dulce y agradable que todos la miraron y se deleitaron con aquella voz que muy bien conocía el Nara. El pequeño se acababa la leche y se dormía. Su voz era como un beso de madre antes de dormir, como un chocolate caliente después de haberte empapado bajo la lluvia, los llenaban de vida…y hacia que recobraran la esperanza. On a dark desert highway Cool wind in my hair The warm smell of colitas Rising up through the air Up ahead in the distance I saw a shimmering light My head grew heavy and my sight grew dim I had to stop for the night There she stood in the doorway I heard the mission bell And i was thinking to myself This could be heaven or this could be hell Then she lit up a candle And she showed me the way There were voices down the corridor I thought i heard them say Welcome to the hotel california Such a lovely place, such a lovely face There's plenty of room at the hotel california Any time of year, you can find it here Her mind is definitely twisted She's got her mercedes benz She's got a lotta pretty, pretty boys That she calls friends How they dance in the courtyard Sweet summer sweat Some dance to remember Some dance to forget So i called up the captain Please bring me my wine He said we haven't had that spirit here since 1969 And still those voices they're calling from far away Wake you up in the middle of the night Just to hear them say Welcome to the hotel california Such a lovely place, such a lovely face They're livin' it up at the hotel california What a nice surprise, bring your alibis Mirrors on the ceilling, the pink champaign on ice And she said we are all just prisoners here of our own device In the masters chambers they're gathered for the feast They stab it with their steely knifes but they just can't kill the beast Last thing i remember, i was runnin' for the door I had to find the passage back to the place i was before good night said the night man we are programmed to receive You can check out anyytime you like, but you can never leave (Nota: No me pertenece la letra de esta grandiosa canción) Letra Hotel California. Artista: Eagles Álbum: Desperado Fecha de lanzamiento: 1973 Después cuando termino de cantar, el bebé estaba plenamente dormido y con una sonrisa. Ella le acariciaba el rostro y dejó escapar una lágrima solitaria. Sintió que se había limpiado el alma, no sabía si porque veía la cara tan llena de paz del niño o que se alegraba de poder seguir con vida. — Tienes una voz realmente hermosa, Ino. — dijo Tenten tocándole el hombro, la rubia alzó sus mirada y vio que todos la miraban, no se dio cuenta desde cuando habían llegado. — Me alegra que ya te sientas mejor, si hasta hiciste que se durmiera el pequeño Asuma. — habló contento el rubio Namikaze que sonreía espléndidamente. — Ya decía yo que Shikamaru la vería negra tratando de hacerlo dormir. — y todos rieron, incluso Sasuke. — Gracias a todos por soportarme— declaró sonrojada la chica, aun con el niño dormido en sus brazos. — Ni tanto, es peor soportarlo a Sasuke. — dijo de nuevo el rubio, todos rieron a carcajadas que hasta el bebé se removió en los brazos de Ino. Sasuke estaba furioso y le tiró un cojín en la cara al ojiazul que lo tomo como si nada. « Todos están felices, eso me pone aun más feliz» pensó Naruto. Y todos se retiraron a dormir, Shikamaru cogió al bebe en brazos llevándoselo a su cuarto junto con los otros niños. Shin y Sai se fueron al departamento del piso anterior ya que Ino quería dormir con las chicas porque era la última noche que vería a Hinata. Sasuke ya estaba dormitando en el cuarto del rubio. Naruto cito a escondidas a la chica ojiperla para verse en la terraza. — Me encantó conocerte— dijo el joven tras un largo minuto sin decir nada. Hacia frió a esas horas, un viento helado. Hinata tenía su pijama puesta que era un pantalón y una blusa en estampados de flores lilas y llevaba una gruesa chompa con capucha que le cubría hasta la mitad del muslo. El chico también tenía puesto un abrigo en el mismo estilo, era de color naranja. — A mí también. — le contestó mirando hacia el bosque en penumbras con el lago brillando debido al resplandor de las estrellas. — Cuando ya no puedan seguir aquí por favor vayan a mi casa, que Sasuke deja todo señalado en el mapa. Hay mucho espacio…— dijo pero al ver que Naruto parecía no prestarle atención, lo miró preocupada. — ¿Sucede algo? — Sí, bueno no, bueno sí pero no es nada malo. — se le atrancaban las palabras. Ella lo miró confundida y él se acercó más. Le levantó el rostro con una mano. Le acarició la mejilla y posó su pulgar en el labio inferior de la chica. La miró tan fijamente que la ojiperla ya estaba tan roja. — Eres muy hermosa. — mencionó antes de juntar los labios con lo de ella. La muchacha solo se quedó helada. El en su sed por probar más de ella le mordió el labio y ella abrió ligeramente la boca. Ella no sabía que hacer solo sentía los labios del chico moviéndose contra los suyos. Pero en un instinto humano y con el acelerar de su corazón los movió despacio con temor de que el joven se alejara porque ella no sabía besar es más era su primer beso. Pero consiguieron estar al mismo ritmo, no acelerado. Se separaron por falta de aire. Se miraron pero la chica apartó la mirada avergonzada. El hizo que lo volviera a mirar. — Seré claro, me vas hacer muchas falta y el teme también. Tù a pesar del poco tiempo de haberte conocido has entrado a mi corazón a pesar de que el mundo se ha encargado de destrozarlo con la muerte de Sakura — suspiró para ver a la belleza de mujer que tenía enfrente. — Me gustas, me gustas Hinata. No sabía si estar feliz o triste, ella también sentía lo mismo pero por su salud tenía que irse y quizás nunca verlo. — T-También me gustas Naruto-kun — No quisiera que te fueras pero…si no lo haces tú vas a…— no podía decirlo. — No te preocupes. Entonces se miraron como tratando de descubrir que pasaba por la mente de cada uno. Sin decirse nada, sonrieron. Él la atrajo así sí. Enterrando su cabeza en el ángulo del cuello blanco de la joven, ella tenía un aroma dulce y agradable. De pronto un ruido los hizo separarse. — ¡Ah! Eres tú Kurama, ven acá muchacho— gritó Naruto y el pequeño zorro salto a sus brazos y empezó a lamerle la cara. — Tranquilo, tranquilo. Parece un perro— y rió por las cosquillas que le causaban el animalito. — Creo que te quiere, ya que lo salvaste…y Kurama, ¿ese es su nombre? — Si, se me ocurrió. Después de un momento de jugar con el pequeño zorro, se fueron a descansar no sin antes darse un beso largo. Kurama no se quiso alejar de Hinata así que lo llevó a dormir con ella. — ¡Traidor!— gritó Naruto a modo de broma. Sábado 20 de septiembre - 5:50 am — Teme un poco más y te ibas a la medianoche— dijo un somnoliento rubio ojiazul, tallándose el ojo para poder despertarse. — No sale el sol aún. — Eso lo sé dobe, pero es mejor así. — Sasuke, recuerda que debes tomar la carretera principal y de allí en el auto llegaras en dos días si no pasa nada. — esta vez hablo Shikamaru pero después bostezó, él se moría del sueño. Si no fuera porque Ino le dio un codazo en las costillas. — Hinata, cuídate por favor. No sé cuándo te vea otra vez…pero espero no me olvides, ni a nadie,. — sonrió y después abrazó a la ojiperla que usaba un abrigo gris de cuello de tortuga y un jean. Traía sus zapatos de canasta. — Y también no te preocupes por Asuma-chan, lo cuidaré con mi vida. Te lo prometo. — él bebé que hasta ese momento estaba callado y envuelto en una cobija le extendía las manos para abrazarla, ella lo hizo y después deposito un beso en la frente. — Gracias Ino. Y yo sé que vas a cuidar al niño mucho mejor que yo. — días anteriores Naruto le había contado que Ino, Shikamaru y otro joven llamado Choji eran bien unidos a su director del instituto casi desde la escuela cuando el solo era un practicante. — Hinata, no te olvides de mí tampoco. — habló enérgica Tenten abrazándola por sorpresa. — Tú tienes más puntería de lejos que yo que solo es a media distancia. Como me encantaría conocer a tu primo, que dices que es mucho mejor. — con aquella castaña que era trabajadora, alegre, habían hecho una maravillosa amistad. — Mi querida Hina. — ¡Hina!¡Hina!¡Hina!— gritaron los tres niños eufóricos con las lágrimas en los ojos mientras cada uno la abrazaba.— Te vamos a extrañar un montón, ahora mi onichan no me dejará hacer nada…ni siquiera las guardias. — comentó Konohamaru. La ojiperla sonrió. — Vamos Konohamaru-chan…solo lo dice porque quiere protegerte, a tì y a tus amigos. — le dijo y esto lo tranquilizó. — Pero ahora que vamos a comer…— dijo Udon. — Seguros las chicas lo harán. — los tres niños miraron a sus espaldas a la castaña y a la rubia cenizo que le sonrieron. — Ellas no saben cocinar…— dijo con miedo el pequeño Sarutobi. Esto hizo reír a todos los presentes. Sasuke solo miraba al horizonte por donde saliera el sol. — Hinata, toma. — dijo Sai que se le acercó y le entregó un sobre blanco, ella iba a abrirlo. — No lo abras aún, cuando ya salgas de la ciudad lo haces. Ella confundida asintió. — Nos vemos luego. — Shin le dio un abrazo amistoso y Shikamaru solo le dio la mano. — Suerte Hinata. — le dijo el Nara. Solo faltaba que uno se despidiera. Pero Naruto estaba hablando con Sasuke y vio que se habían dado las manos pero después el rubio lo jaló y abrazó al pelinegro que lo empujó al instante. Igual eso no evitó que se le borrara la sonrisa al rubio. — Cuídate teme. — Eres como una chica, dobe. Pero aún así chocaron sus manos y la cerraron en un puño. Kurama le lamio la mejilla y saltó en brazos del rubio. Hinata y Sasuke salieron por la puerta exterior principal ya con el auto compacto afuera. El joven se entró al asiento del piloto. Hinata se montó al del copiloto. Naruto antes de que cerrara la puerta él le dio un beso casto sobre sus suaves labios frente a todos los presentes. — Cuídala bien. — le advirtió a su amigo. —Hinata…no te rindas, se fuerte. — le dijo al oído, le dijo tan bajo y suave que ni Sasuke escucho. — Te esperaré. Y ella se quedó sin aliento, y entonces el sol salió y Sasuke arrancó. Naruto la viò partir y rogaba por volverla a ver. Martes 22 de septiembre – 9:00am – norte de la ciudad — Toma querida, para el dolor de cabeza— ofreció Sakura a una mujer de treinta años. Estaba en uno de los cuartos del Orfanato. Ella descubrió que tena destreza en la hora de suturar, sanar y tenía conocimientos del área de medicina. — Un talento natural…o diría yo que antes era enfermera. — dijo Konan. Ellas dos estaban en las afueras del orfanato pues llegó la hora de partir. — No sé, supongo. — ¡Bueno, bellas damas!— gritó Yahiko, acercándose a las dos. Y les pasó los brazos a los hombros de las chicas. — Espero que todos estén completos, no vaya a ser que alguien se quede. — la mujer atendía se levantó del banco y se dirigió hacia las demás personas que estaban subiendo al camión. Las dos jóvenes se miraron entre sí, con una apenas sonrisa visible. — No tengan temor, lo lograremos. — le animó, dio un beso a cada mejilla. Konan frunció el ceño molesta pero sonrojada. «Se quieren» la pelirrosa se mordió el labio. El chico se fue. — No sé porque es…tan, pero tan…odioso. — expresó la de cabello morado. Nagato le dijo que ya subieran al camión, él conduciría mientras que Yahiko iría en la parte de atrás del camión junto a Konan para controlar. Sakura estaría con él en el asiento del copiloto. Entonces cuando ya todos estaban dentro del camión, salieron. Como estaban por encimas de la colinas no había muchos zombi. En el camino veía a algunos muertos. Decidieron que pasarían por la ciudad para ver si no había más supervivientes. Al cabo de tres ya estaba a un kilómetro fuera de Konoha. La chica pelirrosa asomó su cabeza por la ventana del carro. Su cabello se ondeaba con el viento. «Solo espero que si alguna vez llegue a tener familia, amigos o novio tal vez…me encantaría poder recordarlos, y que estén bien. » pensó. Vio la carretera y notó que había muchos carros congestionados y decidieron tomar una vía alterna. — Tomará más tiempo llegar a nuestro destino. — dijo Nagato. — Si…¿Y cuál es nuestro destino?— el suspiró. — Por ahora ya salimos del foco de infección, quizás más adelante encontraremos respuestas. —ella asintió. Y fijo su vista al frente. 13:00pm sureste de la ciudad — ¡Maldición!— espetó un muchacho de ojos perlas. Estaba a un lado de la calle, en una especie de parque. Iba a patear el auto pero después empezaría a sonar la alarma. Al parecer se había quedado sin gasolina. — Faltaba poco y podía encontrarla. — se reclamaba. Se metió al auto a coger una mochila en los asientos de atrás. Se abrochó el reloj a su muñeca. Era blanco pero de marco negro. Cerró su Mercedes azul marino y se encaminó hacia la última dirección GPS donde había estado su prima. — Hinata-sama…— él tenía en su poder armas y municiones. Neji Hyuga era el encargado de proteger a su prima-hermana, pero el día en que ella partió hacia su nuevo instituto, estaba ocupado con cosas que su tío le había encargado. El día que comenzó todo, el chico jugaba tenis con el hijo de un empresario. Era un almuerzo de trabajo, acompañaba a su tío. Todo iba a bien hasta que en nos comunicaron que había una epidemia zombi en Konoha y que se extendía. El lugar donde estaban se encontraba muy lejos de la ciudad y también lejos de su casa. Primero tenía que llevar a su tío a la mansión, los muertos vivientes ya estaban atacando el edificio. Esa ciudad fue la segunda en infectarse. Su tío lo quería enviar con más hombres pero él lo rechazo, pues se necesitaban que reguardara el territorio ya que muchas personas habían sido rescatadas y tomado refugio en el amplio terreno de la Familia Hyuga. Estaba hambriento, así que busco en su mochila una funda de papas. Caminaba por la sombras, evitando todo contacto con los zombis. Según con la última ubicación del carro en donde iba su prima era mucho más al noroeste de la ciudad, después ya no se supo más. Tenía que encontrar gasolina para su auto. Llegó a una estación Gasolinera. El sol era incesante y le hacía sudar. Tapaba su vista con las manos. Al parecer estaba vacía. Viò a su pasó un zombis que se arrastraba sin la mitad de su cuerpo. Gruñía con voz rasposa. Tomó del piso un envase de galón de agua y lo vacío por completo. Del piso salió vapor, pues hacia demasiado calor. Mientras llenaba el recipiente, veía para todos los lados con arma en mano con un silenciador. Iba por la mitad y tres muertos salían de la tienda de la gasolinera. Su cabello castaño oscuro lo tenía atado en una coleta baja pero un mecho sobresalía y le molestaba. Ya casi estaba llena y uno de ellos se le abalanzó, de una vez le disparó en el cuello haciéndole volar la cabeza. Se agachó a tomar la tapa de la botella, empujó a un zombi que venía desde su izquierda. El acelero el paso, pues ya lo perseguían más de esos. A estas horas el olor a muerte era insoportable, debido al incandescente sol. Encontró su auto, llenó rápidamente y al fin tuvo gasolina suficiente. Arrancó enseguida y atropello a unos cuantos. Después de una hora, por fin llegó al lugar donde la limosina negra de la familia Hyuga estaba volteada. Se bajó de su auto azul marino, él estaba empapado en sudor. Su jeans y su camisa gris no ayudaban a aplacar el sol. Revisó el auto y vio al que antes fue Ko, estirando sus manos podridas hacia él. Su cuerpo sobresalía de una ventana. Pero ni rastro de Hinata. Le dio un disparo a su cabeza de guardaespaldas. « ¿Dónde está Hinata-sama?» Notó un camión y se subió a él. Miraba hacia el horizonte. «A pasado tanto tiempo, nueve días exactamente. ¿Estará viva? Y si lo está, ¿Dónde se ocultara? Sus medicamentos ya deben haberse acabado. ¿Estará en coma? Hinata-sama…Solo espero que esté bien. Tengo que sacarla de aquí cuanto antes, sino…comenzaran.» Entonces vio a su izquierda, un edificio que se alzaba en esta zona siendo el más alto. Entrecerró sus ojos para ver mejor, le pareció ver a tres personas moviéndose en la terraza. «Es lo único que hay». Solo estaba a siente cuadras, pero eran estrechas, solo un metro de cada lado lo liberaba de las paredes exteriores de la casas. Andaba lento y esa zona no haya muchos zombis. Cuando pasó el garaje del aquel edificio, una vos lo hizo detenerse. — ¡No avances más, o dispararé.!— una voz masculina. El detuvo el auto, tomó su arma firmemente. Miró hacia tras y no viò ningún zombi. — Sal con cuidado…queremos saber quién eres. — y así lo hizo, pero antes guardó su arma en la parte trasera de su pantalón. Salió con las manos arriba. Notó que el muchacho era de cabello corto muy negro. Usaba una camiseta blanca y jean negros. Estaba parado en la pared que delimitada el terreno del edificio. — Deja de apuntarme— le dijo serio. — No puedes ordenarme nada. — el chico pelinegro volteó un rato su mirada. — Naruto, aquí tengo al desconocido. — Vamos, camina hacia la puerta. — el castaño resopló molesto. Dos jóvenes más salieron, un castaño con coleta alta y otro de cabello medio celeste plomo. — Déjanos tus armas. — dijo el castaño con rastro de sueño en su voz. Neji se dio cuenta que le habían arrebatado el arma. Una rubia pasó a su lado. — Va a traernos tus cosas. — señaló el perezoso. — Sus ojos…— susurró Shin y Shikamaru asintió. Shin usaba un jeans azul y una camiseta celeste con un león en el centro sus zapatos deportivos. Shikamaru usaba una chaqueta de cuero y pode bajo una camiseta negra, sus jeans era de color mostaza, con zapatos de deportivos de talle alto en gris. Cuando estuvo adentro, cerraron la puerta de rejas tras sí. El chico de cabello celeste se quedó vigilando. — ¿Cuál es tu nombre? — dijo un muchacho rubio, vestía una camiseta de celeste arriba de sus pectorales y abajo azul oscuro con un bolsillo blanco a la altura de su corazón. — No tengo porque decírtelo. — el rubio frunció el ceño. «Todos son jóvenes igual que yo, algunos de mi edad y al parecer este rubio es el líder. Cuidado…tengo que sacar información.» — No estás en posición de decir eso. —advirtió Naruto. — Solo queremos evitar problemas. Tú eres un desconocido aquí. — Lo sé, solo he venido buscando a alguien. — Shikamaru se adelantó antes del Namikaze. — Has venido a buscar a Hinata— afirmó el castaño. Pues este reconoció de inmediato al Hyuga, porque su padre le había hablado de los poderosa que es esa familia. Todos los jóvenes presentes se miraron entre sí . En especial Naruto que al ori el nombre de la joven en voz alta, su corazón palpitó. Y de la puerta principal salió una chica , tenia un short jeans hasta la cintura y una blusa hasta su abdomen blanca con palabras. “Eat, sleep, beach, repeat.” Ella lo miró indagando con su mirada. Su ojos chocolates y pálidos se encontraron. Se adelantó hacia a él. — ¡Tù! ¿¡Eres Neji!?— gritò. — Lo conoces, Tenten— preguntó Naruto. — No, solo de nombre. Hinata me hablaba de él. Es su primo. — el ojiazul se acercó a èl para mirarlo de cerca. Neji se sintió incómodo. Y retrocedió un paso. — No se acerquen. — espetó. — Si, si lo ès. Ella me dijo que le gustaba agarrar su cabello en una coleta baja, y siempre te miraba con dureza pero con ella era diferente. Además son casi gemelos. — Ella había tomado su el cabello del muchacho entre sus manos. Este le apartó la mano bruscamente. — Y le falto decir que era un bruto. — dijo viéndolo con mala cara. Neji la observó molesto. «Como se atreve a tocarme sin siquiera conocerme. Que quisquillosa» — Entonces eres alguien confiable. Pero Hinata ya se marchó hace dos días. — dijo Naruto. Hyuga se sorprendió. — ¿Con quién, y a donde se fue? — Se fue con Sasuke, y al parecer a su casa con su padre y hermana. — explicó Shikamaru. — Con Uchiha...¡Maldición!— « No me los cruce…Había varios caminos por donde ir…» — Me dijo que la llevaría a salvo. — dijo Naruto. Kurama para eso ya se había puesto a los pies del rubio. — Seguro lo hará, pero lo que me preocupa son sus medicinas. — Ante estos todos entendieron la situación. Ino que se mantenía callada había terminado de revisar todo el bolso, estaba agachada al lado de Sai. — Esta limpio y además tiene medicamentos para Hinata— la rubia alzó el maletín que contenía los envases transparentes con el líquido verde. — Si fue por donde le indique ya deberían haber llegado. — habló Shikamaru. Tres niños habían llegados . — ¿Onichan, quien es el intruso? —dijo el niño castaño, usaba una pantaloneta verde y una camiseta amarilla que decía London. — Es el primo de Hinata— le respondió Sai. — ¡De Hina-chan!— exclamaron los tres niños. — Como sé que Hinata-sama se fue yo también lo haré. — Es lo mejor— dijo Shin. Oyeron un llanto de un bebé. Ino fue enseguida a ver al niño. «Parece que ya está mejorando» pensó Shikamaru con una leve sonrisa perezosa, al ver a su amiga recuperándose. — Pero antes toma un descanso. — dijo amable el rubio. Neji lo miró extrañado pero accedió. Tenía mucha hambre y Tenten lo guió hasta el último piso. Le sirvió unos sanduches de atún y gaseosa. Ino con el bebé. y Sai se quedaron de guardia, mientras que el grupo restante estaba en aquel departamento. Naruto Miraba por la gran ventana. Su mirada vagaba. «Hinata…Sasuke, espero se encuentren bien. No dejes que la hieran, Sasuke» Alguien le acaricio los pies. «Kurama» y tomó al pequeño zorro naranja-rojizo. Le acarició detrás de la orejas. Todos se presentaron ante el primo de Hinata. — Parece que Hinata se empeña en estar en tu vida. — le dijo el Nara, parado a su lado. También viendo atreves de la ventana. Naruto rió. — Sí, creo que sí. — Sus ojos se abrieron ante la sorpresa. — ¿Qué es, un helicóptero? — Shikamaru negó. — ¡Son aeronaves de descarga!— gritó Neji, con algo de temor en su voz. —Se adelantaron, debía ser mañana. — ¿En que se adelantaron, Hyuga?— preguntó Tenten a su lado. — Al exterminador...Escucha Namikaze…tú y tus amigos deberían irse ya de esta ciudad antes que eso se extienda. — No veo… — No hay tiempo, si quieres morir hazlo pero yo no voy a morir. — hablo cortante, sus ojos perlas miraban por la ventana con furia. Tomó su mochila y armas. — Eso se expandirá por toda la ciudad y matará a los caminantes y a los vivos los ahogara hasta morir. — Moegi dio un gritito de susto. Tenten apretó sus labios temerosa. Naruto se pasó a la mano por la cara frutado. Y en unos minutos todos estaban corriendo por todo el departamento, llevando provisiones, agua, medicinas y una poco de ropa. Naruto fue a su cuarto y guardo la foto de su familia, y tomó su cámara instantánea. «Padre, madre, abuelo…voy a proteger a todos mis amigos » Los niños tomaban todas sus cosas muy asustados. Udon lloraba. Shikamaru tomaba las cosas del bebé, para este entonces Ino y Sai estaban arriba. Shin preparaba el auto. A parte del Spin que tenían encontraron un Captiva Sport. —Deberían ponerse bufandas o algo para cubrirse la cara. — aconsejó Neji cuando estaban bajando hacia el ascensor. — Eso está hecho para entrar en cualquier rincón. Entonces oyeron un gran estruendo y en instante una nube de humo verde espeso se extendía por toda la ciudad a una velocidad increíble. Todos estaban el patio delantero. — Vamos todos al auto, Tenten sube con Neji. — ordenó. Ella iba a refutar pero no era tiempo de ello. Kurama ya estaba en el auto, gruñía, al parecer sintió el peligro. — Los niños y yo en un auto. Shin, Sai, Ino y Shikamaru en otro. — su voz fue demandante. «Por lo menos sabe dirigir.» pensó Neji. Cada uno se subió como dijo el rubio. Pero Ino antes de subirse salió del auto . — ¿Dónde vas?— preguntó Sai, angustiado y se bajó del carro. Zombis se acercaban a los carros. Naruto no quería seguir hasta que todos estuvieran en su respetivo carro pero ya se avecinaban zombis y aparte esa nube de humo está a poco menos de diez cuadras. Mató a algunos. El rubio se subiò.. Iban a salir por el camino favorito de él. — Se acercan— dijo Tenten temblorosa, en el asiento del copiloto. — Ya lo sé. Si Namikaze no se mueve, todos moriremos. — Naruto, solo se preocupa. —defendió Tenten al su amigo rubio. Zombis golpeaban sus ventanas. Naruto iba al frente y arrancó, Neji también lo hizo. El carro donde iban Shin y Shikamaru con el bebé, estaba rodeado de zombis. Azuma lloraba. — ¡Sai!. Donde se irían. — Shin apretaba el volante, entre preocupado y nervioso. — Shin, tenemos que salir de aquí. Nos matan los zombis o nos mata ese nube verde. — dijo Nara, estaba en la parte trasera del carro en el lado izquierdo. El castaño trataba de callar al niño. Más zombis venían. Con sumo pesar el joven de cabello celeste arrancó. «Hermano» La nube verdosa ya estaba pisándole los talones. Siguieron el camino del lado izquierdo del edificio. Pasaron por el lago. Mientras que Ino ya estaba en el departamento de Naruto, corrió lo más que pudo y bajó. Estando en el vestíbulo se chocó con Sai que siquiera dio tiempo de explicarse porque docenas de muertos lo seguian. El pelinegro agarró de la mano a la rubia cenizo. Corrieron a través del pasillo, salieron por la puerta trasera. El chico tuvo que encestarle en la cabeza a un muerto. Los atravesaron el bosque, la nube verdosa ya los alcanzaba. — Preciosa, espero sepas aguantar la respiración. — dijo el pelinegro. Ino se sorprendió, y sintió que la jalaba al lago de aguas claras. Ella tomó suficiente aire y saltaron desde el muelle. « No te dejaré sola ». Lo único que se oyó fue el sonido el chapuzón de ambos. — ¡Maldición, maldición!— gritaba Naruto. Estaba tan furioso porque Shikamaru le dijo por medio de los Walkie-talkie que Ino y Sai no lograron salir. — Porque rayos se bajaron…porque rayos…— no podía, perdió a dos amigos más. « No sirvo para esto…Sakura.» — Naruto-onichan…— susurró Konohamaru, estaba sentado en el asiento del copiloto. Ya habían salido de la ciudad desde el lado sur oeste. La nube solo se extendió un par de kilómetros. Se detuvieron. Se estacionaron a un lado de la carretera. El primero en bajar fue Naruto. Los niños por disposición de él se quedaron en el carro. El sol estaba tan fuerte. Los cinco jóvenes veían lo que alguna vez fue su ciudad. La cubría una espesa capa de humo que se convirtió de color verde a un verde ennegrecido. Naruto sintió un picor en los ojos y en la nariz. El aire que entraba a su boca hacía sentir billis en su garganta. Pero solo fueron nausea, sin embargo Shin y Tenten vomitaron. Shikamaru tuvo que volver al auto. Neji se acercó a Naruto y se puso a su lado, ambos miraban al horizonte. — Siento la pérdida de tus amigos…pero muchas personas también murieron. — dijo el ojiperla. — Por què… ¿Por qué no avisaron antes?— habló con furia contenida. — Era secreto, igual las personas de esta ciudad ya estaban condenadas porque fue el foco de infección. Ese lugar ya no es habitable. — esto enfureció más al rubio. Naruto le lanzó una mirada desafiante y le tomó de la camisa. — ¡No sabes nada! ¿Cómo se atreven ustedes a decir quien merecería vivir o morir? Acaso tienes idea de cuantos niños, mujeres, hombres, ancianos murieron. No sabes lo que esas personas tuvieron que pasar para poder sobrevivir a este mundo más cruel que antes. — espetó en voz alta. Neji le sujetaba también la camisa. — Cualquier posibilidad que tenia de encontrar a Sakura fue borrada. Ino y Sai ya están muertos, crees que eso es fácil para las personas que le estimábamos, ¿Crees que es fácil seguir adelante pero viendo poco a poco que tus amigos mueren?— Entonces el rubio lanzó en primero puño a su cara. — Tú y todos los que hicieron esto son unos egoístas. —Naruto pensaba en volver pero el Hyuga lo golpeó en el estómago. Empezaron a pelear. Shin con sus pocas fuerzas trataba de separarlo. El pequeño zorro rasgaba el vidrio del piloto del auto donde iba Naruto, gruñía y gruñía. Quería salvar a su amo. — ¡Ya basta!— gritaba Tenten. — Están asustando a los niños más que ver zombis. — Y Shikamaru cogió a Naruto por los hombros. Neji se quedó de pie limpiándose un hilillo de sangre que rodaba por su labio. Shin estaba dentro del auto con Azuma que lloraba más fuerte. Esto atrajo a varios zombis de unos pocos autos que estaban volcados o abandonados. También salieron de entre los bosques que rodeaban aquella carretera. — Eres un idiota y perdedor…una pequeña cantidad de personas muertas para salvar al mundo entero es un precio muy bajo. — declaró el ojiperla. Naruto se lanzaba otra vez a golpearlo, pero diez zombis aproximándose lo hizo poner en alerta. Cada uno alistaba su arma blanca ya que no querían atraer a más. Shin se metió al auto y puso al niño en la parte trasera, lo posicionó en un asiento con correas que se ajustaba a asiento propio del carro. — ¡Naruto-onichan! — gritó Konohamaru, tenía abierta la ventana del piloto, un muerto lo tomo por la camisa, el niño forsajeò y logró escapar. Moegi le ayudó a subir el vidrio y al hacerlo cortaron la mano del brazo del zombi. Los chicos que estaban afuera luchaban con los zombis. A Tenten la derribó uno y otro le tomaba de la pierna, Neji logró sacarle el muerto de encima y la ayudó a levantarse no sin antes disparar al que la tenía atrapada. Pero solo se oyó un leve pitido ya que tenía silenciador. Kurama ayudaba al rubio, a pesar de ser pequeño como un gato adulto, él pudo arrancarle algo de carne podrida de un muerto. Shikamaru logró entrar al auto con Shin. Neji y Tenten también lo hicieron. Habían acabado con todos pero se aproximaban más. Naruto agarró al zorro y corrió hasta el auto. Disparó al que estaba en su camino pero le dio en la pierna. Y otro le encestó en la cabeza. Abrió la puerta y arrancó, dando alcance a los otros. 13:33pm – Lago de la casa Abandonada. Dos chicos emergieron de las aguas frías de aquel lago de aguas claras, tras dos minutos de mantearse sumergidos bajo el agua helada. Sai llegando al minuto treinta segundo ya o aguantaba más. Ino estaba agarrada a su cuello pues el chico tenía las manos altas en la parte inferior del muelle para no flotar. Pero todavía el humo verde se reflejaba. Muchos zombis caían al lago y pasaban a su lado pero ya no se movían. El pelinegro tenía los ojos cerrados y pequeñas burbujas salían de su nariz. La rubia cenizo tenía los ojos abiertos y notó lo que le sucedía a su amigo. Entonces unió sus labios con los de él, para preservar el aire en sus pulmones. Hizo lo posible por no dejar entrar agua a través de sus bocas. El chico abrió sus ojos ante la sorpresa. Pasaron los treinta segundos que para Shimura se hicieron eternos. Cuando ya salieron del agua sus respiraciones eran muy dificultosas, tosían y tosían. Sai se acostó boca abajo sobre el muelle de madera. Ino estaba boca arriba. Su blusa de tiras gruesas en color amarillo fuerte dejaba notar más sus pechos, que subían y bajaban rápidamente por el sobreesfuerzo. Al parecer la chica solo usaba una top por debajo pues sus pezones, erguidos, se notaban…demasiado. Sai se sonrojó ligeramente pero no apartó la vista. Dirigió su mirada más abajo. Ella usaba una falda corta. Èl sintió una mirada sobre sì. Cuando subió su vista, se encontró con los ojos celestes de la chica. No lo miraba a modo de reprensión, más bien una mirada que pocas veces o nunca vio en ella. Timidez. — Lo si-siento — empezó el chico, ella solo negó con la cabeza. — Gracias…Gracias por no dejarme sola. — ojos negros y celeste se contemplaron. Sai no reconoció si lo que bajaba por la mejilla de chica era una lágrima o una gota de agua. Ella temblaba y otra vez se confundía, si era por el agua helada o por miedo. Ella se incorporó hasta quedarse sentada. Él también lo hizo. — No vas decirme porque fui una tonta e irresponsable por haber salido de esa manera, sin decir nada. — él la miró un rato, y negó con la cabeza. Ella sonrió levemente. — Eso es lo que diría Sakura e incluso me hubiera jalado de la orejas pero después me abrazaría. — Yo puedo abrazarte…— vaciló y ella rió sonoramente para sorpresa del joven pelinegro. Ella sacó algo del bolsillo delantero de su falda jeans. Un lazo rosa, eso fue lo que le puso en frente para que lo viera. Él no entendió. — Esto es lo único que me queda de Sakura…puede que para cualquier persona diga que fue una estupidez arriesgar mi vida solo por esto…pero para mí no lo es. — entonces él reconoció las lágrimas. — Esto representa mi amistad con ella. Este fue el regalo que ella me hizo cuando solo teníamos siete años…yo el dì uno celeste. — Yo nunca había tenido amigos hasta que llegué a esta ciudad y conocí a Naruto en el instituto. — empezó Sai. — Sé lo que significa apreciar a una persona y más si ella de algún modo te ayudo a superarte. — Y la abrazó. Fue todo lo que tenía que escuchar ella. Fue tan poco pero fue inmensamente reconfortarte saber que para la persona que casi muere por tu culpa haya entendido… El significado de la amistad. Se pusieron en pie, sus ropas estaban tan empapadas que cada paso pesaba a un más, tiritaban del frió del agua pero gracias al sol tan incesante podrían secarse rápido. Tenían que encontrar rápidamente un auto para dar alcance a sus amigos. Tenía sus manos como protector para nariz y boca. No había forma de regresar al edificio, así que fueron por donde se habían ido sus amigos. Ellos desconocían por completo esa zona en la que vivía el rubio. Pero seguirían hasta salir de la ciudad. Tiritaban a cada paso, y cada paso veía a muertos tirados en el suelo. La sangre abandonaba sus cuerpos, una sangre espesa y negra. El sol hacia que surgiera un olor repugnante. Y después de quince minutos andando un carro se interpuso entre ellos. Una camioneta doble cabina roja. El camino se cruzaba con otro que iba horizontal. Se bajaron los vidrios polarizados de su derecha. — Buenas piernas y sonrisa falsa, veo que sobrevivieron. — dijo una voz burlona y molesta. La rubia frunció el ceño. — Hōzuki…
Por fin aparece NEjiiiiiiiiiii!!!1 me encantó el capitulo pero pobre Naruto solo se lleva disgustos jajja espero la conti pronto^^
CAP 11 14:00 pm – Carretera 34 En una cabaña en algún lugar a setenta kilómetros al noreste de la ciudad de Konoha. Se encontraban dentro tres jóvenes resguardándose del peligro de afuera. Era una cabaña de piso alto en medio de la nada. Rodeado por árboles frondosos y un río que estaba a cinco minutos de paso que terminaba en una cascada de treinta metros. — Hinata…cuando despertaras— dijo quedamente el joven pelinegro. Miraba por la ventana del cuarto de aquella cabaña. Dio tres pasos y entonces vio a la chica que yacía recostada en la cama de tamaño personal. Casi lo recordaba todo. La primera noche cuando habían salido de la ciudad de Konoha la habían pasado sin mayores percances. Al amanecer emprendían la marcha pero cerca de las once de la mañana se detuvieron porque vieron a una persona correr hacia ellos y pidiendo auxilio. Él no iba a parar pero Hinata le suplico que lo hiciera. Cuando ya hubieran detenido el carro, la persona que al parecer era hombre se acercó corriendo. Los vidrios estaban bajos para poder entrar el aire. — Se los agradezco mucho, joven pareja. — dijo el hombre de unos cuarenta años, con ropa toda gris y de un bigote espeso. Sus ojos verdes parecían cálidos. Pero Sasuke llevó su mano hacia su pistola. Pero en cuanto lo hizo un chuchillo se puso en su garganta. El pelinegro sintió algo frio alrededor de su cuello. Hinata era agarrada por el cabello del hombre obligándola a abrirle la puerta del carro. Sasuke tan quieto bajó del auto. Estaban en medio de la carretera. Hinata le salían lagrimas por el dolor causado, ya que le tenía fuertemente agarrado el cabello con una mano. El hombre de cuarenta la tomó por la cintura y le hacía para atrás la cabeza. El que tenía amenazado al pelinegro le dio un fuerte patazo en la parte posterior de la rodilla haciéndole caer. — Que belleza…es demasiado buena para tì niño. Nos quedaremos con ella y con el carro. — dijo el mayor de ambos. — Aléjate de ella en este mismo instante, imbécil. — espetó Uchiha que se había levantado, su mirada era tan oscura que el que el desconocido que estaba atrás de él sintió un leve miedo. El señor lo miró con repugnancia y mordió el hombro de Hinata que dio un leve gritito. «Naruto-kun» pensó temerosa. — Mira maldito estúpido, voy a matarte. Pero antes vas a ver como mancillo a esta hermosa chica…— dijo con ojos verdes llenos de lujuria. Pero Sasuke golpeó la chico de desconocido con un cabezazo en su barbilla, tomó la pistola en sus manos y disparó de llenó en la pierna del señor que asediaba a la joven. Este hombre gritó y empujó a Hinata al suelo, pero rápidamente el pelinegro la tomó fuertemente del brazo. El chico al que golpeó reaccionó y también disparó pero no le dieron a ninguno de los dos. De entre los arboles alrededor salieron muchos zombis, casi dos docenas. Los dos jóvenes se montaron al auto que ya estaba rodeado de muertos, luchaban por cerrar los vidrios. Un disparo que afortunadamente no le dio a la Hyuga en la cabeza pues pasó hasta la capa protectora. Y entonces los zombis metieron sus manos. — ¡Sasuke-kun!— gritó la joven. El chico disparaba su pistola dentro del carro por el lado de Hinata, unos cuantos se cayeron al piso. El vidrio de Sasuke también le fue roto. — Quiero que me la dejes, déjamela a esa hermosura para hacerla feliz. — gritaba con voz roncosa y llena de odio, el señor que después le fue arrancado un brazo de un tirón por parte del zombi. Eso le dio tiempo y arrancó. — Hyuga— le llamó, ella lo miraba con miedo y asco pero por lo que tuvo que pasar. — No te preocupes, ya estaré mejor pero…tengo…una — y allí se dio cuenta. Hinata tenía una mordida de muerto en su muñeca de sus finos dedos, que ahora estaban llenos de sangre propia de ella. Él no podía parar hasta que ya no vieran la manada de zombis atrás de ellos. Sasuke le tomó la mano izquierda de la chica, ella le dirigió una mirada apagada pero una sonrisa presente. — Hyuga…no me hagas esto…Hinata no puedes irte y dejarme. — dijo por lo bajo lo último pero la chica ya había cerrado sus ojos. Y así fue que después detuvo el carro, se acercó a ella. L a recostó en la parte de atrás, le limpio la herida...«Pero vivirá » « Eres unas de las personas que más aprecio tengo…una más que se escapa de mis manos» Estaba más pálida, y cada vez más fría. — No…no te puedes transformar…no. Hinata. Ella se removió, y abrió sus ojos perlas. Sasuke pensó que lo atacaría pero no fue así. — Escapamos…— el asintió. — me alegro. ¿Me convertiré? — No lo harás…no lo hagas. — Y ahora… — Ahora tenemos que buscar un lugar donde quedarnos. — y otra vez ella se desmayó, sus respiración era muy lenta. Y así fue como llegaron a esa cabaña. Alejada y al parecer solitaria. Pero grande fue la sorpresa que la ocupaba un joven de cabellos rojos y lentes negros. Esbelta. Los habían dejado entrar con dudas…pero al final lo hizo. Ella les había dicho que era la casa de su bisabuelo que murió hace años y siempre iba una vez al año. — Gracias por dejarnos pasar — dijo Sasuke, la chica de short cortos se había sonrojada “Que guapo es” pensó. —Nos iremos en cuanto ella se levante. — Tranquilo, además solo los dejé entrar porque la ví demasiado mal. — Ella se acercó más a la chica que estaba recostada en la cama. Notó su herida que se había encargado de vendarla. — Sabes que es una mordida de muerto, no sé cómo sigue con vida. Y normal…— susurró por lo bajo. El joven tampoco sabía la razón. Solo sabía que Hinata siempre había sido enfermiza. — Todavía no le baja la fiebre, sigue en cuarenta. Sasuke se sorprendió de la amabilidad de la chica, parecía tan ruda por fuera. Le recordó a alguien en particular. A su mejor amigo, el más idiota para él. El muchacho se puso de pie y cerró la ventana a pesar ser la tarde estaba haciendo viento fuertes, típico del otoño. Puso uno pañitos húmedos a la chica en su frente y salió del cuarto. —Ya está en su límite, es lo más lejos que puede soportar. Sino la mata su enfermedad la mata la mordida. Pensó el pelinegro. Percibió aroma a comida y se dirigió para la cocina. Vio a la joven preparando pasta. En si la cabaña es muy bonita, amplia y muy iluminada. En la sala tenía una ventana en la parte de arriba sobre sus cabezas. Después de pasar por la cocina vio un estante una foto de la chica cuando tenía aproximadamente 3 años junto a un rubio de su misma edad. En otra foto estaba junto a dos señores. Y el de la derecha era el abuelo de Naruto, al otro no lo reconocía. Claro ambos más jóvenes. Esto sorprendió de sobre manera al Uchiha. — Que haces viendo mis cosas chico lindo. — reclamó la chica. — Son mis recuerdos de infancia. Él no le hiso caso, y lo quitó de enfrente de sus fotos. —Dejo quedarte, pero no toques mis cosas, ni mi cuarto. — ordenó fríamente. El solo elevó los hombros. Pasó la tarde y entonces ella tenía que conseguir comida. Ya se le había acabado todo. Cocinó lo último que era esa pasta. Había pasado allí casi un mes. Era costumbre visitar esa casa y quedarse allí a relajarse. La casa de su abuelo. Ella había vivido escondida de su otra parte de la familia por seguridad. O eso decía su madre que ya había muerto. Karin Uzumaki estudiaba en el instituto de otro país, y ella era mantenía por alguien misterioso que la única condición era visitar la cabaña. Recuerdos del pasado volvieron cuando otra vez observó la foto que compartía con el pequeño rubio de ojos azules. Su primo. Hace 12 años que no lo ve. Y no lo verá. Es más creo que él ya se olvidó de ella. Vio que eran ya las 6 pm, muy tarde para salir. Además los árboles de manzana estaban a un kilómetro de su cabaña. Tenía bicicleta, nada más. Pero igual era peligroso. Ella le iba a acomodar el mueble a Sasuke en la sala pero él se negó. Le dijo que el cuidaría de Hinata. — Está bien, veo que quieres mucho a tu enamorada. — le dijo tocándole el hombro, este la miro en forma de reprensión. — AH que frió, ni que te descolocara el brazo. En fin, hasta mañana. Para el pelinegro la noche se le hizo eterna. Vio su reloj, eran las 11pm. Hinata ya no tenía fiebre pero seguía dormida. Su color habitual ya lo recuperó. Solo está en letargo. El ya pronto cayó en sueño. Miércoles 23 de septiembre 10:00 am Nagato estaba en un río cercano tomando un baño. No sabían en parte estaban exactamente. Pero era un valle alto, con árboles de roble. Habían hecho campamento con todas las personas. Que en el transcurso del viaje quedaban no más cinco. Y contando con Konan, Yahiko y Sakura eran no más nueve personas. Fue desastrosa su primera salida. Ya estaban a cinco horas de la ciudad y una soga con púas hiso volcar el camión. Eso mató a dos personas de golpe. El resto estaba herido. Salieron como pudieron, Sakura sufrió un golpe con la ventana de enfrente del carro, eso hiso que tuviera flash back de su infancia y solo puedo ver un listón celeste. Toda herida ayudo a los niños. Después de eso no se supo quién puso esa soga. En la noche que tuvieron que acampar el mismo día, fue una masacre. Una noche de gritos, sangre y sobre todo llanto y dolor. Los atacó una horda zombi que venia del norte de donde estaban. Su mejor amigo se sentía tan devastado, se culpaba que el los llevó a la ruina que los mató. Estaba tan deprimido que siquiera los abrazos, tan raros en Konan, lo hacían reaccionar. Tomò ese baño como un purificador. — Nagato— lo llamó Sakura desde el otro lado del río. — Problemas— eso fue suficiente, apenas se puso sus pantalones y la camisa sobre el cuerpo mojado. Llevaba sus zapatos en las manos. Corrió dos minutos y se encontró con que un hombre parte de su grupo estaba golpeando a Yahiko. Se había armado un golpiza en el improvisado campamento con los tres hombres que quedaban dejaron a Yahiko muy herido. Konan trataba de sepáralos y Sakura golpeo a un hombre y lo mandó al piso, sorprendiéndose de su fuerza. — Todos ustedes son unos malditos y yo que pensamos que no rescatarían. Ustedes montón de mocosos nos llevaron a la ruina. — dijo el más corpulento de los tres. — No sirven como militares. — dijo una mujer que acompañaba a esos tres hombres junto con su hermana. — Viviremos muchos más si nos alejamos de ustedes. — Ojala se vayan al infierno, mataron a mi esposa. No se los perdonaré jamás. Y asì las cinco personas se retiraron del campamento llevando unas cuantas armas y comida. Los cuatro jóvenes quedaron callados sin que decir. Pero más lo hacía por Yahiko para que no siguiera escuchando los que decían las personas ya retiras del lugar. El joven no se contuvo más y lloró de la ira y la decepción sobre sí mismo. Daba fuertes puños al árbol cercano y al instante, de la fuerza que uso, se lo fracturó. Y soltó un grito de dolor. — Yahiko, no te comportes como un niño. Hicimos lo mejor que pudimos. — dijo Konan tan dura. Sakura lo fue a socorrer con unos vendajes pero él no se dejaba. — Dejen que se me caiga la mano, para que la tengo si no pude proteger a esas personas que prometí hacerlo. — Nagato se acercaba pero le diò un empujón. — Soy un fracaso, no sirvo como militar. — y él quería abrir paso entres sus tres amigos pero no lo dejaron. — Déjenme — Yahiko, deja que Sakura te revise la mano y te haga el vendaje. — hablaba calmado su mejor amigo. El chico de cabello naranja se calmó un poco he hiso lo que le dijo Nagato. Después de unos minutos el joven ya estaba vendado. Y se fue. Konan lo siguió de cerca con su rostro súper enojado. — Ten cuidado Konan, ¿llevas un arma? — le dijo Sakura y la nombrada asintió y desapareció entre los árboles. — ¿Qué haremos ahora? ¿Dónde iremos? — Eso quisiera saber yo, nuestra única misión aquí era proteger a esas personas. Nosotros somos huérfanos así que no tenemos donde ir o a quién buscar. — comentó Nagato. — Lo único que me interesa ahora es que recuperes tu memoria. ¿Has recordado algo ya?— Tomaron asiento sobre unas rocas. Pero no bajaron la guardia. Estaban alejados de los muertos pero siempre andan por allí unos que otros. La pelirrosa suspiró, lo único que ve en sueños es un lazo celeste y ella tenía un lazo rosa en su muñeca derecha. — No mucho. Yo también quiero recordar. — Sabes me gustan muchos tus ojos…reflejan mucha responsabilidad suena raro pero así es. — y como palabras mágicas, como un recuerdo tardío vino a su mente. Se tomó su cabeza entre las manos. Sintió que su sien arder y vino un pequeña imagen de una mujer rubia frondosa que le decía las misma palabras. FLASH BACK — Mi querida ahijada, vas progresando mucho. No pierdas nunca esa responsabilidad tan arrolladora que reflejan tu ojos jade. — decía sonriente mientras le daba palmaditas en su cabeza. La mujer estaba con una bata de medico igual que ella. — Y ya no llores por ese… FIN FLASH BACK Entonces recordó los recuerdos que giraban en torno a esa persona. A su madrina a Tsunade-shishio. Lagrimas espesas salían del rostro de la joven. Nagato la observaba con preocupación, la abrazaba por lo hombros. — Sakura, estás bien. Dime algo. Pero ella no escuchaba, se sumergía en sus recuerdos. El más doloroso fue cuando la vio morir. Tenía a alguien más alado pero su rostro todavía era borroso. En un momento sus lágrimas pararon un poco su corazón se llenó de gozo porque tuvo alguien especial en su vida. — Nagato…Tuve un trabajo en el hospital de Konoha donde era muy buena…lo mejor tuve una madrina…— dijo con una sonrisa apagada. — Entonces vamos a buscarla…no estaba tan lejos de Konoha. Tenemos auto, tenemos gasolina y así Yahiko tendrá un motivo por el cual luchar. — la pelirrosa lo miro. — Qué más quisiera yo que Yahiko no se sintiera tan mal pero mi madrina…murió en el día de la aparición de los Zombies. — Entonces…no tenemos por qué luchar…o seguir. — decía pesimista el pelirrojo. Ambos se quedaron pensativos. — Por ahora tendremos que conseguir un lugar muy seguro para quedarnos…después veremos qué hacer. — dijo Sakura, recuperar sus recuerdos tan bruscamente le causo un dolor de cabeza y mareos. Después de una hora Konan trajo a Yahiko de vuelta, venian tomados de la mano. La pelimorada le prometió a Yahiko morir por él, Estar con èl y matar por èl. El joven se quedó un poco sorprendido pero igual él la amaba desde antes de esto. Tomaron sus cosas, lo más importante y emprendieron el camino. Tenían a su cargo dos armas para cada y municiones no muchas. Así que decidieron solo disparar en caso necesarios, lucharía mano a mano. 1:40 pm Caminaron unos seis kilómetros hacia el este. Encontraron un gran paisaje de árboles frutales. Un paraíso para Yahiko que le encantaban de sobre manera las manzanas rojas o verdes. Por un momento se olvidó de lo que pasaba a su alrededor. Eran grandes columnas de árboles de manzano en toda su extensión bajo el fuerte sol. El territorio estaba cercado pero una altura de un metro nada más. — Deberíamos tomar algunas manzanas para el camino que es largo. El próximo pueblo queda a 40 kilómetros. — habló Konan. — Tienes razón — completo Sakura. — Igual no bajen la guardia, pueden aparecer zombis en manada. — dijo Yahiko, sus tres amigos asintieron y se fueron en pareja. Cada par se fue por su parte para conseguir más manzanas e investigar. Nagato estaba todo el recorrido en silencio, pensaba en todo lo que tuvo que pasar. No sabía si su familia seguía con vida y mato a muchas personas a su cargo. No servía para nada. Volvía a ser el niño del que todos se burlaban en la secundaria. — No te mortifiques — habló Sakura — Hay cosas que no podemos evitar. Traté con todas mis fuerzas para salvar a mi madrina pero no pude y casi muero en el intento. — Le puso una mano en el hombro al chico — Pero tus mejores amigos están aquí, contigo y no te dejaran solo. Si eso es lo que piensas. — el muchacho iba a decir algo pero la joven se adelantó — Mira, hay una cabaña. En efecto, en medio de los árboles de manzano estaba una casa de color blanco de dos pisos y un pequeño balcón. Era en la parte inferior de ladrillos pero es su piso superior de madera. Ambos se acercaron con cautela con armas en mano. Tenían una pequeña resbaladera de plástico de varios colores. Al parecer vivían niños. Entraron por la puerta trasera, estaba abierta. Eso no es nada bueno. — Registremos todo, es un buen lugar para refugiarnos. — dijo el joven, la chica asintió. Respiraron hondo y entraron. Revisaron toda la casa estaba desordenada como sí hubieran robado. En el piso de arriba en la habitación principal encontraron sobre la cama a una familia completa. Madre, padre y un niño de unos diez años tendidos. Se habían disparado en la cabeza antes de ser mordidos. — No me imagino quien tuvo que morir al final. Lo más doloroso seguro. — dijo Haruno. Con solo ese imprevisto la casa había sido inspeccionada. Era segura y además estaba cubierta por los árboles. Decidieron ir en busca de sus amigos. 5 pm — Llevamos estos días conduciendo, no hemos encontrado ningún refugio. Cada pueblo que pasamos ya ha sido arrasado. — habló Tenten preocupada. — Solo quiero parar… — Si tan solo me dejaras conducir— dijo Neji autoritario. — No te conozco lo suficiente. Serás primo de Hinata pero no eres como ella. — Sólo no te quejes. — con eso él dejé terminada la conversación. Es verdad, no habían parado de conducir salvo para ir al baño o dormir pero nada más. Están bastante alejados de la ciudad, incluso entrado en otro estado (provincia). Al parecer estaban en la carretera 36. El plan era ir a la casa de los Hyuga pero siempre tenían que desviarse por los zombis así que les tomaría un día más. Naruto seguía con sus conflictos internos. Perdió a sus amigos, a su mejor amiga. No quería perder a nadie más. — Naruto-nichan tengo ganas de hacer del dos— dijo Udon con la cara sudorosa, se había aguantado mucho. — Por favor ya no puedo más. — Está bien, deja llamar a los chicos con el bokie tokie. — eso hizo, comunicó al par de autos y se detuvieron a un lado de la carretera. — Está claro aún así que no hay problema. Sólo no te alejes mucho. — El niño asintió y salió del auto pero fue acompañado de su mejor amigo. — Naruto deberiamos buscar un refugio o un lugar para pasar la noche. Faltan dos horas para que anochezca. — comunicó Shikamaru con el bebé en brazos. — No es bueno movernos de noche. — el rubio lo estaba pensado pero tenían que llegar rápido a su destino. — Esa no es una opción — interrumpió Neji, que tenía sus jeans y su buso ligero de color café. — Es mejor conducir de noche, tenemos que llegar rápido. La casa de mi tío es muy segura y además tiene guardias. — Pero no podemos, acasos quieres matarnos a todos— le replicó la de ojos chocolate. — Estoy cansada, deberías parar. Piensa en los niños, Naruto. — argumentó. Naruto miró sus compañeros y decidieron parar. Mientras en los bosques estaban los dos niños que se dirigían de vuelta con sus amigos pero un zombie los sorprendió y salieron corriendo. Gritaron de la desesperación que fue oído por los mayores. Naruto, Tenten y Neji corrieron al llamado de auxilio. El grito atrajo a más. Se adentraron en el bosque en busca de los niños. Seguian los gritos. Que llamaban por el nombre del rubio. Naruto iba con el corazón tan acelerado, que idiota fue dejarlos solos. Era un completo idiota, pensó el Namikaze de sí mismo. Los tres iban combatiendo a Zombies que se atravesaban en su paso. — ¡Naruto-nichan!— gritaban una y otra vez. Eran niños corrían más rápidos pero siguen siendo niños asustados. — Udon quédate escondido aquí, yo los distraigo y tú ve con los mayores. — dijo Konohamaru. — ¡No, claro que no!. Que va a pasar contigo Konohamaru…no te vayas. — replicaba llorando su mejor amigos de lentes. — No te preocupes, no me daré por vencido. Recuerda que Naruto no está viniendo, él siempre nos salva. — Esto tranquilizó al pequeño. El lugar del escondite era un árbol caído que se creaba una curvatura para una persona y las ramas lo cubrían. Udon se sentó y quedo en posición fetal, conteniendo su llanto. Mientras el castaño corría con una docena de Zombies atrás. Konohamaru llegó hasta un rió un poco correntoso, no había salida. Los Zombies lo tenían atrapado, el temblaba de miedo, lloró en silencio. Se le acercaban y lo único que pudo hacer fue lanzarse al rió nadó unos cuantos metros pero no pudo más, no tocaba fondo y la corriente se lo llevaba. — ¡Konohamaru!— gritaban una y otra vez los chicos. Naruto con todas sus fuerzas acabó con algunos. Neji y Tenten se cargaban a otros también. — Ve a salvarlo, nos encargaremos de esto. — dijo la chica de chongos, aunque tenía desventaja ella sólo tenía ventaja a media distancia, igual que Neji así que no dejaban que se acercaran demasiado para así poder atacar. El rubio se tiró al rio pero ya había perdido de vista al niño, en que momento pasó no se sabe. Se lo llevó la corriente pensó para sí. «No puede salvarlo…no pude salvar a Konohamaru» salió del agua con las ultimas fuerzas que le quedan. Golpeo la tierra con sus puños, lloraba a mares y gritaba de enojo. Un zombie venia por él pero de pronto el zorro se interpuso y le arrancó la garganta. Ambos castaños observaban a Naruto, no lo conocían del todo. Tenten intentó acercarse y le tocó el hombro. — Naruto…todavía tenemos que buscar a Udon. Además los ríos siempre desembocan en un lago. — dijo para que se calmara. — Shikamaru ha de saber, vamos que eres fuerte. — no sabía si lo estaba haciendo bien, nunca ha sido buena con eso de consolar. — No te puedes rendir. — el rubio se levantó. — Gracias. Es lo único que dijo y siguió con su búsqueda del otro pequeño. Nada le salía bien. Toda las decisiones que hacia moría uno. Estaba lleno de enojo por dentro. Mojado, enojado y triste mala combinación. No habían podido encontrar a Udon pasado la media hora. — Al parecer alguien estuvo escondido aquí. — dijo Neji, señalando el lugar donde antes estaba el pequeño. — Udon estuvo escondido, es lo suficientemente pequeño para que un niño entrara. Por qué habrá salido. — decían Tenten. — Un caminante lo encontró y el huyó. Diablos, no soy bueno con las pistas. — dijo frustrado Naruto. Pero pensó en un amigo que si era bueno. En la carretera esperaban Shino y Shikamaru preocupados por sus amigos. Kurama hasta entonces estaba dentro del carro. Arañaba el vidrio de las ventanas para poder salir. Los chicos sólo lo dejaron ser. Se habían tardado demasiado. No se podían quedar tanto tiempo a la vista, podrían encontrarse con una hora o con humanos no muy amigables, pensó el Nara. — Deberíamos ir a buscarlos. — dijo Shino. — Sería arriesgado, tenemos que esperar aquí a ver quién vuelve. — Tienes razón, pero no bajemos la guardia. — Desde que empezó todo esto no lo he hecho. — dijo el joven amante de la nubes. Después de unos quince minutos más volvieron sus amigos, pero sin los pequeños. Moegi lloraba con intensidad…sus dos mejores amigos ya no estaban. — Maldición, no sirvo para esto. Todo lo que hago es que hayan más muertes…— se decía el rubio, Shikamaru no entendía nada. — ¿Dónde están los niños? — preguntó Shino, se extrañó de ese hecho. Él observó los rostros de sus amigos y no decían nada bueno. — El niño de lentes está perdido y el otro cayó al río. — dijo Neji, y recibió un golpe en el hombro de parte de Tenten. — Se sutil, tonto. — Si seguimos el cauce del rio podemos encontrarlo. — expresó Shikamaru en tono demandante. — Si te hechas a llorar no encontraremos al niño, Naruto. Todos empezaron a planear la manera de cómo encontrar a ambos niños, Naruto después de calmarse reaccionó. Entonces idearon un plan. Neji y Tenten se quedarían en la carretera esperando a Udon si regresaba y también dejando pistas en el bosque. Naruto, Shino y Shikamaru iban en busca de Konohamaru. — Es peligroso detenerse a mitad de la pista, en medio de Zombies y lo peor que estar aquí no es mi problema. — dijo el Hyuga seriamente. — Tengo que buscar a mi prima y es lo único que me importa — los presentes se quedaron pasmados por sus palabras. — La llevaré devuelta donde mi tío. — Eres un imbécil, puedes largarte. No te necesitamos. — gritó enojado Naruto. — No pareces el primo de Hinata, ella es mucho mejor persona que tú. — El acusado sólo lo miró, tomó su bolso y se encaminó sin mirar atrás. El plan tomó otro camino, Shikamaru se quedaría con Tenten. 10pm — Yamanaka puedes pasarme ese alambre. — dijo Suigetsu Después de que Ino y Sai fueran salvados por Suigetsu quien estaban acompañado por su primo y Kiba. Estos 3 hombres habían sobrevivido porque se escondieron también en la piscina de la escuela. Y por casualidad se encontraron con Kiba que estaba atrapado en la terraza de la escuela. Estos jóvenes estaban acampando dentro una gasolinera. Era muy tarde en la noche y como dijo Kizame estaban en la carretera 34. No sabían por qué tomaron esa o por dónde ir. Pero mientras tanto se mantendrían a salvo. Después de veinte minutos de asegurar ese lugar con alambres que tenía colgados latas que funcionaban para mantenerse alerta. Si alguien se acercara, sonaría. Tomaron guardia, Sai e Ino lo hicieron primero. — Cariño, crees que hasta ahora nuestros amigos sigan con vida. Han pasado dos días. — dijo la rubia cenizo preocupada. Es algo que no la dejaba dormir tranquila. — Y algunas carreteras están obstaculizadas y hay muertos por doquier. — Los encontraremos, nena. Mañana tomaremos nuestro propio camino. — dijo Sai. Estaban sentados junto a la puerta de vidrio de la parte de al frente del local de la gasolinera. Ino tenía su cabeza recostada en el hombro del muchacho y este la abrazaba por la cintura. — Pero… ¿estaríamos bien? No quiero perderte— después de todo ella estaba aún con gran temor por esos muertos, muy dolida por la muerte de sus seres queridos. Por eso siempre estaba junto a Sai, no se alejaba de èl en ningún momento. — Sí lo lograremos, además sé dónde está la casa de los Hyugas. — la rubia se alejó un poco con cuidado, estaba sorprendida. — Oí una conversación entre Sasuke y Hinata. Pero fue sin querer. — Ambos sonrieron—Nos hemos desviado un poco hacia el este pero si seguimos por esta carretera tomamos el lado izquierdo en la interjección que está a uno cinco kilómetros estaremos en camino. — ¿Conoces mucho? — Sí, siempre he tenido que cambiarme casi cada año y me gustan los mapas. — Ino rió en tono suave. — ¿Que es tan gracioso? — No puedo creer que te guste algo tan aburrido, cariño. Es todo. — ella entrelazó sus dedos con los de él. — Pero te seguiré a donde quiera, me quedaré contigo siempre, Sai. — habló con ternura, y lo besó. Un beso tan sincero y lleno de pasión que necesitaban aire. Él con la mano libre le acariciaba la espalda de arriba hacia abajo en movimientos circulares a su vez. Se soltaron las manos, y con sus ambas manos masculinas la tomó por el cuello para acercarla más a él. El muchacho se detuvo en seco. Eso sorprendió a la chica. — ¿Qué sucedió? — Si me sigues besando de esa forma no podré controlarme. — ella entendió al instante. — No quiero que nadie más te vea que tan solo yo. — ella lo abrazó fuertemente. — De acuerdo, será en el momento adecuado. Pero yo…— el joven notó duda en su voz. — Quiero confesar que, a pesar de haber tenido citas con chicos, jamás he tenido novio. Entonces yo nunca…— Sai estaba atento, esperando hasta que ella se liberara. — Mi nena es virgen— dijo el chico pelinegro sin ninguna gota de tacto. Esto sonrojó de sobremanera a la chica que le golpeó el hombro. — ¿Por qué te pones roja? Es algo inusual, pero me gusta. — Ya deja de decir cosas tontas— Ino el golpeaba el pecho suavemente. Sai la tomó por las muñecas. — Déjame tonto. — Este solo puso la cabeza de la chica en su pecho, ella oía los latidos de su corazón a mil por sobre su piel. — Me alegra que vaya a hacer el primero en tú vida, mi hermosa Ino. — la abrazó más a su cuerpo. — ¿Quieres ser mi novia?— le dijo, mientras aspirada el aroma del cabello de la joven. Ino se tensó, estaba roja por toda la cara y la piel se le puso de gallina. Y lágrimas caían por sus mejillas. Ella recordó el momento en que Sai llegó a la escuela, los cumplidos que le hacía, cuando le salvó la vida y soportó su ataque de ira hacia él. Él es un gran hombre. «Pienso que hija mía, debes quedarte con aquel hombre que no sólo te diga lo linda que eres, sino que se quede contigo cuando muestras tu peor parte de la personalidad misma. También que sientas paz y seguridad cuando estés con ese hombre. Y ese hombre será el indicado» Eran las palabras de su madre, las recordaba tan vívidamente como si hubiese sido ayer. El calor de ella seguía latente en su corazón. Sonrió para sus adentros. —Si quiero, cariño. Gracias. — en un segundo beso se dio y de repente empezó a llover. Pero eso no los inmutó.