Historia larga No te preocupes por mi, yo ya estoy rota. (Retomando la Historia)

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por estefasellan, 9 Septiembre 2016.

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    estefasellan

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    Título:
    No te preocupes por mi, yo ya estoy rota. (Retomando la Historia)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    7
     
    Palabras:
    2406
    CAPITULO 1

    A pesar de tener los audífonos a todo volumen, aun escuchaba el ruido que generaba el motor del bus. Me observe las uñas, ya sin esmalte y suspire agotada. Eran las 5:53 AM y aun no estaba a mitad de camino, estaba completamente claro que llegaría tarde. Me estremecí. Probablemente le vería, tendría de nuevo los nervios a flor de piel y estaría estresada. Algo que se había transformado en costumbre desde la primera vez que le vi. Aunque ahora mantenía el control más fácilmente que la primera vez que le había visto. Suspire en el asiento y recordé mi primer encuentro con el hombre que me quitaba el sueño, aunque no mereciese siquiera soñar con él.

    Mi mejor amiga me comento que había un curso de francés presencial al que ella quera inscribirse. Yo,- que aun no estaba estudiando nada y no quería seguir aburriendome en casa- creí que era una buena idea. Mi tía dejaría de hostigarme con preguntas y tendría algo en que ocupar la mente. A los dos días fuimos juntas a la sede a averiguar el costo del curso y los horarios.

    Mientras la recepcionista nos explicaba el modo de pago, yo evaluaba el lugar. Estaba sonriendo, pues Jesica había logrado contagiarme las ganas de estudiar con su infantil entusiasmo. María, la recepcionista, estaba anotándonos el número de cuenta del banco en donde podíamos depositar el dinero del primer modulo...fue en ese momento que le vi por primera vez, bajando las escaleras. Sentí como Jesica me pisaba suavemente el pie bajo la mesa, para que lo viera. Cosa que no era necesaria pues yo ya estaba atrapada admirándole. Su cabello era negro y estaba casualmente despeinado. Cejas oscuras ligeramente arqueadas al final. Sus ojos azul cielo bordeados de espesas y largas pestañas oscuras, eran lo más hermoso que yo había visto. Su nariz tenía un pequeño quiebre al inicio que le hacía más masculino. Sus mejillas y mentón tenían una barba incipiente. A pesar de que era alto y de constitución delgada, no se veía desgarbado. Tenía pantalón negro, camisa manga larga azul, arremangada hasta los codos, los primeros botones de la camisa estaban abiertos, algo que muy probablemente era deliberado ya que se veía más sexy de esa manera. ¿Quién era él?

    Al sentirse observado, concentro su atención en nosotras. Yo, casi de manera inmediata puse de nuevo mi atención en María, pero ella había dejado de hablar al darse cuenta de que ninguna de nosotras le estábamos escuchando. Sentí mis mejillas enrojecer ¡Qué vergüenza! Jesica trato de disminuir nuestra incomodidad.

    -¿Entonces iniciamos clase el próximo martes? Yo la mire agradecida, los nervios no me habían permitido decir nada. María había sonreído levemente, consciente del causante de nuestra distracción.

    -sí, este martes inician clases, en el folleto están los horarios, después de que paguen el modulo, tráiganme el recibo junto con dos fotografías para inscribirlas y darles los libros, ¿de acuerdo? Me miro expectante, obviamente esperando que yo respondiese. Yo asentí.
    Tenía la impresión de que él seguía allí. Levante ligeramente la vista del escritorio para buscarle, he inmediatamente me arrepenti pues él seguía de pie a tan solo unos pasos de nosotras mirándonos. Al cruzar su mirada con la mia se concentro en mí e inclino un poco la cabeza.

    -¿María ya te explico cuando finaliza el modulo y cuáles son los exámenes que se van realizar? Sentí mi pulso enloquecer, ¿Por qué tenía que preguntarme a mí?

    -No aun no me lo ha dicho, ¿Cuándo es que finaliza? Mire a María rogando porque ella me contestase, pero sonó el teléfono y ella ignorándome totalmente, contesto. Maldita sea. Volví a mirarle y él me sonrió amablemente. Se sentó en un escritorio libre y me indico la silla al frente. Rígidamente me puse en pie, ¿era recepcionista?

    -¿Tienes en que apuntar? Yo apreté la correa de mi mochila.

    -Sí. Cuando tome asiento respire. Con lo torpe que yo era, había sido un milagro no caerme al suelo. Acomode la mochila en mi regazo y entonces me puse a pensar. No tenía ninguna razón para querer impresionarlo, cosa obviamente imposible porque, ¿que podía un hombre de probablemente unos 27 años ver interesante en una chica de apenas 19? Tal vez tendría novia o algún rollo con alguien. Me estaba cohibiendo por nada. Sonríe para mis adentros, pues mis nervios menguaron un poco. Saque un cuaderno de mi mochila junto con una pluma. Pero al abrir el cuaderno se me cortó la respiración de golpe. En la hoja estaba el retrato de uno de mis actores favoritos, Robert Downey Jr. en lápiz. ¿Por qué había traído el cuaderno de bocetos? Pase las hojas rápidamente y apoye mi pluma en el cuaderno como esperando que el dictara algo y le observe. El sonrío y miro el cuaderno interesado. Yo solo quería tirar el cuaderno a la basura.

    -¿Tu los hiciste? Yo le mire sin entender presa de mi renovada verguenza.

    -Los dibujos… ¿tú los hiciste? Al escuchar su profunda voz, note lo extraño de su acento, ¿de qué país francofono vendría? La voz de la razón me reprendió ¡Concéntrate!

    -Sí.... Respondí mientras Jesica me hacia caras tratando de saber que era lo que él me estaba diciendo. Yo solo fruncí el ceño.

    -¿Puedo verlos? Si no es molestia. ¡Por supuesto que no! Lo frustrante era que eso era algo que yo no podía decir. ¿Por qué tenía que estar ese estupido cuaderno en mi bolso? Con desesperación y la vista baja, regrese algunas hojas hasta donde estaban algunos retratos y deslice suavemente el cuaderno hasta donde sus manos reposaban. Sentí bajar mi temperatura. El tomo el cuaderno y yo deje caer mis manos cerradas en puños bajo la mesa. Él deslizo sus largos dedos por las líneas de lápiz que conformaban el cabello. Entrecerró un poco los ojos y levanto la vista hacia mí. Extrañamente se me hizo un nudo en la garganta.

    -Dibujas hermoso... disculpa que me aleje un poco del tema, pero, ¿puedo ver otros retratos? Distraída por su halago, asentí tontamente. El paso hoja por hoja, boceto por boceto totalmente concentrado. Pasaron las caras de Jim Sturgess, Ralph Fiennes, Edward Norton, Jared Leto, Eric Bana, Ian Somerhalder y Leonardo DiCaprio. Actores, cantantes, todos ellos hermosos. Y entonces, llego a la mitad del cuaderno donde había un autoretrato sin terminar. Había olvidado por completo ese dibujo, el me miro y luego miro mi retrato, se me apretó el pecho y le arrebate el cuaderno precipitadamente. El se sobresalto.

    -Es igual a ti y esta tan bien dibujado que parece una fotografía, ¿por qué no lo terminaste?.

    ¿Por qué no había arrancado esa hoja? sentía la humedad en mis ojos, crei que ya habia superado la et llorar ¿Por que tenia que pasar eso? ¿Por qué ahora?, entonces le mire y entendí. Tuve la repugnante sensación de ser cubierta por la misma suciedad y podredumbre de mi niñez. Veía lo hermoso que él era mientras yo, que de niña había experimentado de primera mano la mas baja depravación que había, había crecido tratando de ignorar el sentimiento de ser horrible, de ser una persona que estaba podrida. Había actuado alegre, nunca había exigido nada a nadie, había mantenido mi fachada; gracias a que podía dibujar, me sentía un poco más bella cuando retrataba gente hermosa , podia sentirme limpia. Pero cuando decidí dibujarme, mi mascara se quebró, recordé quien era y lo indigna que era de pensar que valía la pena. No había podido enterrar los recuerdos de lo que él me había hecho, de lo que ese hombre me había hecho. Al final había logrado quebrarme el espíritu, entendí que tal vez, estaba tan podrida como él. Aunque él ya no podía lastimarme, no pude volver a dibujar.

    Levante la viste hasta él, que al ver mi expresión se había levantado un poco del asiento preocupado, estirando tímidamente su mano hacia mí. Incline mi rostro a otra parte, ese interes extrañamente sincero para alguien de su edad logró que no controlara lo que dije después.

    -yo… no es que olvidara terminarlo, la verdad...es que yo dibujaba gente hermosa, me dibuje solo… pues se podría llamar curiosidad; pero cuando complete mi rostro me di cuenta que... yo no lo era. ¿Qué estaba haciendo?, el pobre tipo debía estar pensando que tenia a una desequilibrada frente a él. –¿sabe? solo olvídelo, no tiene importancia, discúlpeme de verdad, ¿Cuándo es que finaliza el modulo?

    Él, desubicado volvió a sentarse, mientras yo sobaba las palmas de mis manos contra el jean, intentando calentarlas, ya me había permitido a mi misma recordar. Sentí la tibia mano de Jesica en mi brazo, mientras se acuclillaba a mi lado.

    -¿Qué pasa? Me miro preocupada. Luego lo miro a él de cierta manera recriminatoria. Creía que el causante de mi repentina expresión aterrada había sido él. Lo cierto era que ella no podía saber que había ocurrido. Jamás le había explicado a Jesica, porque nunca la invitaba a mi casa, porque no conocía a mi madre y porque sentía tanto terror de quedarme sola con hombres. Yo no le decía nada y ella no preguntaba. Tal vez pensaba que algún día yo tomaría el valor, confiaría en ella y se lo diría. Pero eso, era algo nunca iba a ocurrir.

    -No pasa nada, tranquila, tonterías mías. Concentre mi atención en él de nuevo. - disculpe señor, me imagino que le asuste, es que me incomoda que la gente vea mis dibujos. Finalice mirándole apenada. Él, que me miraba preocupado no parecía tragarse nada de lo que había dicho, pero Jesica si, me sonrio mientras se levantaba.

    -Bueno, entonces cuando salgamos ¿vamos por helado?, María me está dando el cronograma, no se demora, ¿vale?
    Mire a María, que gracias a dios no había visto la escena que había representado al lado. Le sonreí a Jesica.

    -Me parece genial, chocolate para mí. Ella se sentó de nuevo con María y yo me concentre en el. Sabía que él no creía que había sido una reacción cualquiera, eso no había sido una reacción normal. El corrió su silla más cerca de la mía y me miro totalmente serio.

    -Tus manos. Deslizo sus muñecas por el escritorio. ¿Qué pasaba con mis manos?, iba a preguntarle pero quede completamente helada cuando sentí la calidez de sus palmas en mi mano derecha.

    -Estas temblando. Dijo suavemente. Trague fuerte, el aguijonazo de repulsión a su contacto me asusto. Entendí que, incluso si el hombre que me tocaba era hermoso y me atraía, el pánico que sentía hacia su género seguía siendo el mismo. Quite mi helada mano de las suyas tibias y amables. Él me miro fijo tratando de descubrir que era lo que sucedía.

    -Estoy bien, no es nada. Apreté mis manos. ¿Por qué no podía dejar de sentir miedo?

    -Bueno entremos en la información, ¿está bien? Yo asentí y el continuo. –mi nombre es Vincent LeBlanc y soy el director de la academia, por lo que, si más adelante tienes alguna inquietud, puedes preguntarme tranquilamente. De seguro vio mi expresión de sorpresa al escuchar que él era el director. Pues una suave carcajada se le escapo, yo enrojecí. No era posible. Se veía demasiado joven.

    -Mmm... ¿director? Él me miro interrogativo aun con la sonrisa en el rostro al escuchar mi duda, trate de sonar mas convencida. - perdón, director, ¿qué examen es el que se aplica?

    -En la última semana del modulo, se hace un examen tipo DELF, para clasificar que tanto sabes de lo que deberías, consta de 4 exámenes que son: producción oral, producción escrita, comprensión oral y comprensión escrita. Me relaje un poco, la tensión abandono mis hombros, y me concentre en el término que él había usado, me era desconocido, incline un poco mi cabeza.

    -¿Qué es el DELF? Vincent no me pidió que escribiera, tomo una hoja de su escritorio y con letra cursiva escribió fluidamente “diplôme d'études en langue française”

    -El DELF es un certificado que expide el Ministerio de Educación francés y que acredita el nivel en la lengua francesa de candidatos extranjeros de países no francófonos, por el grado de importancia que este examen tiene y que se realiza solo 2 veces al año, para que se familiaricen con el DELF, a la hora de evaluar los módulos aplicamos la misma metodología de evaluación de este examen. Anoto en la hoja las fechas en que se presentaba los exámenes DELF.

    -Entonces 4 exámenes en 1. Suspire, ¿quién diría que esto sería un poco más complejo de lo pensado? El siguió explicándome mientras escribía rápidamente sobre el papel.

    -El modulo termina el 12 de marzo con el examen y el 13 se hace una corrección general y se entregan los resultados; se confirma quienes avanzan al siguiente modulo y se les entrega la fecha de inscripción, también a lo largo del año, esta academia ofrece actividades gratuitas, para que los estudiantes interactúen con la cultura francesa. Abrió un cajón y saco un folleto a color.

    -¿Qué tipo de actividades? El me ofreció el folleto. Era una exposición de arte que se realizaría en la sede en dos semanas. Esto era genial. Los trazos y las delicadas terminaciones en el cabello y los rostros eran perfectos.

    -¿Supongo que cuento con tu asistencia? Estaba sonriendo. Vincent, probablemente solo quería suavizar el ánimo. Era una persona verdaderamente considerada. Sonreí, completamente tranquila ahora que veia que era una buena persona, de seguro tendría que recordarme que él no era ninguna amenaza para mí. Que podía confiar.

    -Sí, de seguro que estaré ahí. Me puse de pie dando por finalizada la conversación. Extendí mi mano a modo de despedida y el también se puso en pie, sobrepasándome en estatura.

    -Entonces, espero que disfrutes la exposición, que tenga un buen día, ¿señorita…? Extendió su mano hacia la mia y me apretó con suavidad la mano.

    -Ah! Perdón, soy Anna, fue un placer conocerlo director. Agite su mano un poco y le solté.

    -Hasta luego Anna. Me embargo el alivio, cuando su contacto justo en ese momento, no me produjo temor, solo una placida sensación de seguridad. Sonreí de nuevo y me dirigí a la salida. Agite mi mano a modo de despedida a María, ella sonrió. Jesica ya se había puesto en pie y había bajado las escaleras de la entrada y le alcance. Al final de la tarde recupere mi energía con el helado de chocolate.
     
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    No te preocupes por mi, yo ya estoy rota. (Retomando la Historia)
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    Romance/Amor
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    7
     
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    1809
    CAPITULO 2​

    Ahora me encontraba inscrita en algo que, a pesar de llevar poco tiempo asistiendo, me encantaba. Aun faltaba 4 días para la exposición y para mi propia sorpresa ansiaba ver a Vincent entrar a la sede; pero el director tenía otras prioridades o tal vez no madrugaba. Mis clases eran solo de martes a jueves y de 6:00AM a 8:00AM. El madrugar era torturador, pero me daba la excusa perfecta para regresar hasta el mediodía a casa. Cuando salía de clases y Jesica tenía algún compromiso que atender, solia ir al parque a observar discretamente a los ancianos alimentar a las palomas. No lo hacía por ninguna razón en especial, no sentía algo especial al verles, simplemente me quedaba allí sentada en el césped durante 2 horas bebiendo te a la sombra de un árbol viejo. Cuando la gran mayoría se marchaba, me levantaba del suelo, me limpiaba el pantalón y me iba a una librería pequeña que quedaba cruzando la calle en un antiguo local atiborrado de repisas polvorientas. ¿Que leía? La verdad, sobre todo, desde historia, hasta novelas de todos los géneros , libros de matematicas, filosofia e incluso recetarios; solo cuando me gustaba mucho el libro, me lo llevaba a casa, cuando llegaba, sin dar un saludo de bienvenida de parte de nadie, ni recibir ninguno, entraba a mi habitación cerraba la puerta con llave y releía hasta que me daba hambre o me quedaba dormida.

    El médico ya me había regañado, este hábito de no tener hábito me dejaba en los huesos. Leía o escuchaba música sin parar y olvidaba comer. No lo hacia por alguna razon en especial, para ser sincera nunca había estado obsesionada con mi figura. En general, no reparaba mucho en mi aspecto. Era verdad que no llegaba al punto de no bañarme o no usar un humectante de labios, ese pequeño brillito labial medicado era una obligación.
    Jamás me había aplicado un rubor o algún polvo compacto. Todo mi dinero iba a esa pila de libros en mi habitación. Y eso estaba perfecto para mí, aunque Jesica se quejaba de que yo podría verme más linda si alguna vez utilizara sombras, aunque rapidamente se rendía con el tema -pues yo no mostraba el mas mínimo interés-y me llevaba a comer churros o galguerías.

    Le pedi al conductor del bus que se detubiera y bajé a la acera. Jesica ya estaba en la esquina de la tienda esperándome, su rostro mostraba el humor que tenia. Me quite los audífonos y paré la música. Suspire, podia notarla preparse para regañarme, esperó hasta que estuve frente a ella. y...aquí viene.

    -¿Como puedes tenerme esperando aquí parada?. Tenía las mejillas arreboladas. En un acto reflejo aprete el borde de mi camisa blanca.

    -Me acosté tarde a dormir y ...olvidé programar la alarma ¿por qué estas tan molesta si de todas formas vine? Ella me dio una palmada en el brazo.

    -Llevo 30 minutos esperándote , con éste frio de mierda , imaginándome que no vendrías, sabes que por ahora no tengo forma de comunicarme contigo, ¿Cómo iba a llamarte a confirmar que asistirías a clases? debiste llamarme al menos para decirme que venias en camino. Puse cara de cachorrito arrepentido y Jesica solo se ruborizó más.

    -¡Vamos Jess!, perdóname, sabes que no lo hago intencionadamente, jamás te dejaría soportando frio intensionadamente, lo siento ¿podemos ir caminando que ambas sabemos lo tarde que es, mientras buscamos algo de comer?, no tuve tiempo de mirar en la nevera. Sonreí conciliadoramente. Ella se giro sin decirme nada y comenzó a caminar, suspiré mientras daba una pequeña carrera alcanzándola.

    Llegamos a las 6:47 Am a clase. Ya en toda la entrada del instituto, intenté en vano acomodar los mechones desordenados de mi cabello. Jesica simplemente entro a la sede. Mientras caminaba detrás de ella tratado de no hacer ruido choque ligeramente con la espalda de jessi.

    -¿Porque te detienes? vamos tardísimo. Y entonces sentí vergüenza, el director estaba al final de las escaleras mirándonos serio. Trague fuerte. Vincent miro su reloj y elevo agraciadamente una de sus cejas.

    -Estoy totalmente de acuerdo contigo, es “tardísimo”. Se acomodo las mangas de su camisa y continuo.- podrías decirme Anna, ¿porque están entrando a estas horas?

    -Mi despertador se desprogramó Directeur, discúlpeme a mi, le agradecería que excusara a Jesica, ella sólo se quedó esperándome en el lugar de siempre para caminar juntas hasta aquí, no fue su culpa, por favor déjela entrar, yo me marchare. Jesica me miro arrepentida por su mal humor.

    -No tienes porque, ambas llegamos tarde juntas, las dos nos vamos, ¿o existe alguna sanción? ¿qué castigo debemos cumplir por esto director? Vincent paseo su mirada de Jesica a mí.

    -La verdad es que no hay ninguna sanción por llegar tarde, este curso es libre, claramente se le recomienda a un estudiante llegar temprano, son horas de su clase las que pierden señoritas, por favor pasen a su salón Henry está explicando la actividad que van a realizar en clase; ustedes no escucharon lo que expliqué sobre la exposición de este fin de semana, asi que cuando la clase termine necesito que se acerquen a mi oficina ¿d’accord?. Jesica y yo nos miramos aliviadas, Vincent sonrió. Todo había asido una broma.

    -Oui Directeur. Dijimos al unísono.

    -Vallan. Jesica se encamino de inmediato, pero yo me demoré un poco y tímidamente me gire a verle. Él hacia exactamente lo mismo.

    -Pardon par assister à la clase tard. Yo no quería decir eso, lo que realmente quería era saber si él iba a asistir a la exposición.

    -No hay ningún problema, solo trata de que no se repita. Hablo dulcemente y mi ritmo cardiáco aumentó; asentí y entre a clase.

    La actividad fue fácil, el profesor Henry nos dio una rápida explicación de lo que nos habíamos perdido, lo que teníamos que hacer era leer el poema que él nos diera en francés, así vería como estamos con respecto a la pronunciación. Cuando me toco a mi sentí nervios de repente. Odiaba que la gente pusiera su atención en mí.

    -Comienza Anna. El profesor me invito a ponerme de pie. Tome aire y dije:


    "Tu ne sais pas qu'il fait mal, que tu me tends la main, que tu veuilles m'aider pour ce, que tu désires me protéger, que tu veux être mon ami; parce que je n'ai pas de salut, parce que je n'ai pas de coeur , ne te préoccupe pas de moi, je suis déjà brisée."


    (No sabes que duele que me tiendas la mano, que quieras ayudarme, que desees protegerme, que quieras ser mi amigo; porque yo no tengo salvación, porque ya no tengo corazón, no te preocupes por mí, yo ya estoy rota)



    Había apretado el pequeño librito, el poema me tenia fría, ¿así que era eso, yo ya estaba rota? Entonces note que el salón estaba en completo silencio y el pánico me entro. ¿Tan mal había leído? Cerré el librito y evalué la sala. Todos me miraban embelesados y el profesor sonrió a alguien tras de mí con orgullo. Mi gire un poco asustada. Vincent era una mezcla de sorpresa y de tristeza. ¿Qué había hecho? El profesor aplaudió y el resto de compañeros lo acompaño.

    -Esa fue una muy buena lectura, ¿antes habías estudiado francés? Yo no podía dejar de mirar a Vincent.

    -Nunca, pero se me facilitan los idiomas ¿Por qué? Vincent quito su mirada de mí y entonces verdaderamente me preocupe.

    -Porque leíste perfectamente y con el sentimiento correcto, a todos se nos puso la piel de gallina. Vincent salió del salón dejando a todos confundidos, incluyéndome.

    -Ah..¿entonces lo hice bien? El profesor asintió sonriente y me señalo mi puesto. La clase paso demasiado lento para mi, Jesica no paraba de felicitarme y yo solo quería salir de allí para ver si podía hablar con el director. Cuando dieron las 8:00 Am fui la primera en salir. Vincent estaba en su escritorio, concentrado en su portátil. Me senté incomoda frente a él, y ¿si estaba ocupado?. Enfocó su azul mirada en mí. Y mi estómago se volvió un nudo, pero no era una sensación desagradable, la verdad diría que me sentía eufórica, el miedo constante desaparecía cuando estaba en su presencia. Era tan refrescante no sentir ese miedo constante.

    -Disculpa necesitaba terminar ese documento, con respecto a la exposición, se debe ir de traje, es a las 8:30 Pm y se realizara aquí; yo junto con otras 4 personas estaremos como supervisores del evento, asi que si tienes una pregunta puedes acercarte a alguno de nosotros y pues…eso es todo, bueno, eso es lo que debían saber, yo…no ce muy bien como preguntarlo…olvídalo. ¿Qué tanto piensas?

    -No tengo mucho afán director,asi que... ¿Qué iba a decir?
    Quiero saber, ¿Qué había hecho en el salón que lo tenía tan extraño? El miro el suelo. Entonces Diana, una de mis compañeras de clase, -la única que no me agradaba- se acerco al escritorio.

    -Disculpe director si ya terminaron, le agradecería mucho que me aclare una duda. Me miro despectivamente, mientras se apoyaba en el escritorio de Vincent exponiendo de manera sugerente sus pechos ¿Qué le pasaba a esta tipa? Pero la mirada no paso desapercibida por él.

    -No, aun no hemos terminado y te agradecería que te retiraras hasta que finalice la conversación con Anna. La impresión de Diana no tenia precio ¡ojalá Jesica estuviera viendo!, apostaría lo que fuera a que debía estar partiéndose de la risa. Entonces, una risita sonó al fondo de la sala. Jesica había escuchado todo. Me obligue a concentrarme solo en Vincent, él aun tenia el entrecejo fruncido, bueno, ya tenia anotado que a él le molestaba que le interrumpieran...o que le interrumpieran cuando estaba conmigo. No, no debía empezar a darme ideas sola.

    -¿Director? El suavizo la expresión.

    -Lo siento, bien, sé que no tiene nada que ver conmigo Anna pero, el poema ¿sabías lo que estabas diciendo? ¡Ah! El poema. Eso era. Y ¿ahora qué?

    -Sí, ya lo había leído antes ¿Por qué, hay algún problema con el poema? El entrecruzo las manos.

    -No es el poema Anna ni la pronunciación del mismo, porque lo hiciste perfecto, lo que quiero decir es que, cuando lo leíste, en verdad sentí que lo que decías era lo que sentías, tu…simplemente no sé, ¿Por qué nunca sé lo que está pasando contigo? No sé si te agrada estar aquí, la verdad no creo que debería estar preguntandote todo esto.
    Lo último que dijo, pareció estar dirigido solo a si mismo. Se recostó en la silla con el rostro cansado. ¿porque estas preocupado por mí Directeur, si soy solo una de las tantas estudiantes? . Y aún así, me sentía feliz porque se interesaba por mi, pero triste, porque solo estaba perdiendo el tiempo. ¿Qué podía hacer? Más importante aún ¿que iba responder?
     
    Última edición: 9 Septiembre 2016
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    No te preocupes por mi, yo ya estoy rota. (Retomando la Historia)
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    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    7
     
    Palabras:
    1785
    CAPITULO 3​
    -De verdad estoy feliz de estar aquí, me encanta el idioma y el profesor es bueno, queria disculparme si por mis acciones genero problemas, no era realmente mi intención. Aunque pareciera que esa era mi especialidad.

    -no causas problemas, eres básicamente la mejor estudiante que Henry a tenido, a lo que me refiero es… no tengo la menor idea de cómo decirlo, hay varias cosas que quiero saber, pero no sé cómo darme a entender. Suspiro y se paso las manos por el rostro. La mayoría de estudiantes se había marchado, solo quedaba Jesica que había decidido dejarme hablar a solas con Vincent y el profesor que calificaba exámenes de su otra clase.

    -¿Qué es lo que no entiende acerca de mi? Solo soy otra estudiante, todo el mundo tiene problemas, usted ha de tener también los suyos y yo no me quedo atrás. Entonces Vincent me miro completamente serio.

    -es cierto, todo el mundo tiene problemas, pero nunca he visto a nadie con tu mirada. La respiración se me quedo atrapada en el pecho.

    -¿Qué tiene mi mirada? Sus ojos azules parecieron oscurecerse.

    -se ve tan triste y vacía, cuando te miro a los ojos solo veo desesperanza, ¿Por qué alguien de tu edad tiene esa clase de mirada?

    Me puse en pie, no podía decirle, porque él no debía saber, ¿Qué podría hacer?, no podía borrarme la memoria y yo no quería su lastima.
    -no sé de que está hablando, pero ya es tarde y tengo asuntos que atender, muchas gracias por su tiempo, que tenga un buen día Director. Me coloque la mochila en el hombro.

    -si sabes de qué estoy hablando, no quiero ser entrometido y tampoco quiero quitarte tiempo, pero…

    -eso es exactamente lo que está haciendo, me tengo que ir. El corazón se me fue al piso ¿Cómo pude decir eso? La manera en que me miro en ese momento hizo que se me hiciera un nudo en la garganta.

    -si es así, lo lamento mucho, no la retendré mas, que tenga una buena tarde. Vincent se giro y subió por las escaleras sin dirigirme la mirada. Las lagrimas se desbordaron por mi rostro, ¿Por qué había hecho eso? El no había sido grosero, solo estaba preocupado. Probablemente jamás volvería a dirigirme la palabra. Cuando salí de la sede y vi a Jesica se me escaparon los hipidos ahogados. ¿Cómo podía darle la cara después de lo que le había dicho? Aunque sabía que jamás seriamos amigos, ya ni siquiera tendría sus buenos días o su saludo de bienvenida en la exposición.

    -¿pero que te paso, que sucede Anna? Tenía el pecho tan oprimido que no era capaz de hablar, me sentía terriblemente ahogada.-tranquila, respira, vamos trata de respirar, llora lo que quieras pero trata de respirar. Otros 3 compañeros se pararon alrededor. Todos ellos hombres.

    -¿Qué le paso? No miraba a nadie, las lágrimas me habían nublado la visión. Me encogí aterrada cuando sentí la mano de uno de ellos en mi espalda y me abrase más a Jesica.

    -apártense, déjenla respirar, no es nada grave yo me la voy llevando, nos vemos en la exposición, ¿vale? Entonces Jesica me susurro. -cálmate, ellos ya se alejaron, vamos caminando, no quieres que Vincent te vea, esto tiene que ver con él, ¿cierto? Asentí mientras volvía a llorar con fuerza. Después de caminar 2 cuadras con llanto y con la gente mirándonos preocupados, las lágrimas pararon. Seguí hipando durante unos minutos más. Jesica me detuvo.

    -ahora dime ¿Qué fue lo que paso? No podía decirle la verdad completa. De nuevo tenía que mentirle a ella.

    -metí la pata y hasta el fondo, no sé porque pero fui muy grosera, básicamente le dije metido ¿puedes creer que le dije metido al director? Jesica tenía la boca abierta.

    -¿al director? Tenía los ojos desorbitados.

    -sí. Dije como si fuese una sentencia de muerte.

    -¿pero porque? tú no eres agresiva sin razón. Apreté mis manos en puños, lo siento mucho jessi, por verte la cara cada que te miento.

    -nada, solo me estaba felicitando por el poema y yo simplemente le trate mal, no sé qué es lo que me esta pasado jessi, yo no soy así, tal vez sea estrés, pero eso no me da el derecho de ofender a la gente.

    -está bien, todo el mundo se equivoca, ¿pero le pediste disculpas, porque saliste llorando?

    -no tuve ocasión, el solo se disculpo por ser según lo que yo dije, un entrometido y se marcho, no sabes la manera en que me miro jessi, se veía tan triste y decepcionado, que me sentí miserable, no creo que me vuelva a dirigir la palabra. Jesica suspiro pensativa.

    -no creo que sea tan grave, tu lo ves irreversible porque eres una niña, los adultos no toman rencor tan fácilmente, el va a estar en la exposición y tu vas a disculparte allí, ¿vale? Era una idea genial y funcionaria, si yo no fuera tan cobarde. Escasamente era capaz de hablarle, ahora sabiendo que estaba descontento conmigo, no me saldrían las palabras cuando le viera. Aun así asentí al plan de jessi.

    -tienes razón, en la exposición me disculpare con él. Ese día Jesica y yo acordamos encontrarnos a la mañana siguiente en el centro comercial, necesitábamos ropa adecuada para la exposición. Jesica logro convencerme de que usara algo de maquillaje, todo porque Vincent volviera a ser amable.

    Al llegar a casa aun tenia los audífonos a todo volumen, por lo que, cuando me tomaron del brazo con fuerza casi se me sale el corazón. Me giraron con violencia. Era samantha, mi prima. La veía gesticular, pero solo cuando me quite los audífonos deliberadamente lento supe que era lo que me decía.

    -…esta no es tu casa, solo te veo entrar y salir a vagabundear, no me interesa que mierdas haces, por mi bien puedes estar durmiendo con la ciudad entera, pero aquí, por lo menos ayudaras a ordenar la casa, nunca te veo hacer nada en agradecimiento de que te demos de comer y un techo bajo el que dormir…

    -samatha ¡cállate! Mi tía Sofía miraba roja de ira a mi prima, ella no obedeció.

    -¿Por qué no puedo decirle lo que pienso, decirle que es un estorbo, que no sé quién diablos se cree que es para que no haga nada… la bofetada resonó en la sala de estar. Asustada vi a mi tío Carlos bajar el brazo después del impacto.

    -no puedes decirle lo que piensas a una persona si no la conoces, ni sabes su historia, acabas de demostrarme lo inmadura y irrespetuosa que eres Samantha, ya has hecho lo suficiente, puedes subir a tu habitación. Samantha miro con ojos llenos de lágrimas a sus padres para luego mirarme con odio a mí. Subió las escaleras corriendo. Mi tía se giro con pena hacía mi.

    -de verdad lamento todo esto Anna, ella no sabe lo que dice. Mi tío suspiro.

    -aun así, desde cuando se volvo tan ofensiva, ella siempre ha sido una niña muy dulce. Estaban siendo muy duros con ella.

    -yo creo que samantha tiene razón, usted cuidan de mí y yo no aporto nada, en verdad siento que las cosas se hallan transformado en esto, lo mejor será que regrese con la abuela. Mi tía me tomo del brazo.

    -Anna, tu abuela ya no puede cuidar de ti, ella necesita que la cuiden y nosotros no queremos que te vayas, Samantha está en la adolescencia sabes que en esa etapa todo les disgusta, y para aclarar una cosa nosotros no te mantenemos, tus padres pagan tu manutención, lo sabes.

    Lentamente me embargo el resentimiento, si, era completamente cierto, ellos pagaban todo lo que me ponía y lo que me comía, pero los que en verdad se preocupaban por mi eran esas dos personas paradas frente a mi avergonzadas. La culpabilidad que mi madre tenia no la dejaba verme a la cara y mi padre no soportaba recordar lo ocurrido, por lo que la manera en me veían y me trataban me convenció de alejarme, no podía vivir con ninguno de los dos. Fue en ese momento en que encontré a mis protectores, el hermano de mi padre y su esposa me habían dado lo más parecido a un hogar. Samantha aunque no me tratase, era para mí como mi hermana menor. Porque casi no veía a mis verdaderos hermanos, Sebastián quien vivía en el exterior y era el que llamaba regularmente a preguntar por mi era al que yo mas quería; Liam que era el mayor de los tres vivía en otra ciudad y casi no trataba conmigo, sabía que el tenia hijas pero nunca me había dejado visitarlas. Yo sabía que era lo que ponía a Samantha tan agresiva, ella sentía que le quitaba la atención de sus padres y aunque esa jamás había sido mi intención, tenía razones suficientes para detestarme.

    -sí, ellos me mantienen, ¿pero dime en donde están?, es casi como si estuviesen muertos tía, jamás los veo, ¿de que me sirve este dinero si no siento aprecio por quienes me lo dan? Ustedes son mi familia y Samantha es la persona más importante, ella ahora necesita de su atención y protección, ustedes ya no tienen de que protegerme, lo peor que podría pasarme ya lo viví, yo no importo, su hija es quien debe ser lo más importante, con que me dejen vivir aquí es más que suficiente para mí. Tía Sofía empezó a llorar y la tristeza en los ojos de mi tío Carlos me hizo entender el porqué me dejaban vivir aquí. Ellos sentían pena por lo que me habían hecho, les dolía mi miedo diario a la gente y creían que si vivía aquí lo deshecho de mi alma se redimiría. Esperaban algo imposible y me sentí culpable de sus esperanzas, porque sabía que algún día entenderían que eran vanas.

    -siento mucho todo esto, en verdad lo siento, mañana tratare de explicarle las cosas a Samantha, ¿de acuerdo? Mi tío se irguió aterrado.

    -no tienes porque hacerlo, sabemos lo que significa para ti hablar de lo ocurrido, déjala estar ella abandonara su enojo pronto. Me sentí agradecida.

    -no, ella no dejara su enojo amenos que le explique las cosas o me marche, la situación puede empeorar, las personas pueden guardar mucho tiempo el rencor y eso solo cansa, yo lo sé de primera mano, que tengan buena noche, mañana saldré de compras, la exposición de las que les hable es dentro de poco, hasta mañana. Mi tía se dejo caer al suelo entre hipidos, mientras que el tío Carlos me deseaba buenos sueños. Cosa que funciono, no tuve ninguna pesadilla.
     
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    No te preocupes por mi, yo ya estoy rota. (Retomando la Historia)
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    Romance/Amor
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    7
     
    Palabras:
    1848
    CAPITULO 4​



    Suspire completa y avasalladoramente agotada, Jesica me había arrastrado por todo el centro comercial, para al final, comprar el primer vestido que habíamos visto.

    -¿Entiendes que hemos desperdiciado dos horas de mi vida buscando ropa? Jesica me miro como si acabaras de profanar la tumba de su familia.

    -¿Por qué diablos eres tan aburrida? Y ahí venia toda la cháchara acerca del arreglo personal, puse cara de pocos amigos y Jesica detuvo su perorata. Aun así, sonrió dulcemente y con suficiencia.

    -No hemos perdido el tiempo, mientras visitábamos todos los almacenes, vi el vestido perfecto para ti, junto con unos tacones de muerte. Me reí.

    -Si son de más de 5Cm si van a ser de muerte… para mis pies. Jesica no se rio del chiste y puso sus brazos en jarras.

    -No son muy altos, y tú con tacones te has de ver espectacular, ven conmigo, se que incluso para tu monótono estilo va a ser hechizante este vestido.

    Y así fue, llevaba 10 minutos en el vestidor y aun no podía dejar de mirarme. El insistente toque en la puerta me obligó a abrirle a Jess.

    -Deja de molestar, me tienes de los nervios. Pero Jess no respondió nada, una sonrisa radiante se extendió por su rostro.

    -Si fuera un chico caería rendido a tus pies, definitivamente soy la mejor, ¿vas a negarlo? Entorne los ojos con sarcasmo mientras Jesica seguía caminando a mí alrededor.

    -Si, eres la mejor, ¿ya me puedo cambiar?

    -No, aun falta ver cómo queda con los tacones. Jesica pidió a la encargada algo y la señora se fue rápidamente al mostrador. Las zapatillas eran una obra de arte. A pesar de ser aterradoramente altos, eran cerrados, se podría decir que era un diseño bastante sencillo, pero la manera en que unos hilillos rojo oscuro en forma de enredadera trepaban por la punta del tacón hasta el talón del zapato, haciendo intrincadas formas le daba un toque elegante y vanguardista. Eran perfectos. Y congeniaban con el vestido. El vestido de color vino tinto quedaba solo 4 dedos arriba de la rodilla. Una bendición para mí, porque Jess amaba las cosas aterradoramente cortas. El escote estilo corazón no era muy pronunciado y las mangas eran de 3 cm de ancho. Tenía una faja delicada de tela más oscura que enmarcaba mis pechos, desde donde el vestido caía libremente. Me encantaba.

    La dependienta sonrió igual de deslumbrada que Jesica, quien era felicitada por una de las empleadas del local.

    -Entonces ¿nos lo llevamos? ¿Acaso se había vuelto loca? Eso era obvio.

    -Definitivamente eres la mejor, por supuesto que nos lo llevamos. Jess salto encantada. Cuando entre de nuevo en el vistiere, sonreí emocionada, nunca me había visto tan bella. Era una lástima que tuviera que esperar hasta el domingo para ponérmelo. Cuando salí de nuevo con mi pantalón negro de vestir y mi blusa blanca, Jesica me dio las bolsas con las compras. Las empleadas nos despidieron sonrientes.

    -No puedo creer lo increíblemente guapa que te veías y ¡ni siquiera tenias maquillaje ni el cabello arreglado! Si el director no acepta tus disculpas por el simple hecho de que esta arrepentida, contigo vestida así no vas a tener que decir nada para que te perdone. Bufé.

    -No exageres, incluso si descrestara a todo el mundo en la exposición, el director es francés, ya te puedes imaginar la cantidad de bellezas aterradoramente superiores a mí que debe haber visto, es mayor que yo como por 10 años y aunque él se vea de 21, yo solo soy una niñita a comparación con las novias que habrá tenido, si es que se es suertuda y a un no sé a casado, hay que ser realistas Jess no tengo oportunidad y… ¡¿Quién carajos te ha dicho que yo aspiro a algo con el director, a mí que me importa con quien anda él?! Jesica empezó a reírse.

    -Con lo que acabo de escuchar es más que suficiente para confirmar mis sospechas, deja de ser pesimista, te veías hermosa vestida así, él de una o de otra manera lo ha de notar y aunque si puedes ser considerablemente joven en comparación con él, no eres una niña Anna.

    -Bueno ya, dejémonos de tonterías, dijiste que mi cabello necesitaba ayuda urgentemente… a mi me parece que no está mal. Jess me miro como si estuviera loca.

    -No está mal, para ser sincera tu cabello es bellísimo, es brillante, es abundante y esa variedad de castaños es increíble, pero tu corte es muy común, no le da forma a tu cabello, hay que cambiar eso y yo sé cómo hacerlo. Sonrió con malicia y yo lamente no haberme quedado en casa desde un principio

    -Bien, bien, show me the dark side.

    -¿acaso crees que hare un desastre de tu cabello, dudas de mi?

    -Sabes que jamás lo haría. Recibí un golpe en el brazo a cambio de mi sarcasmo.

    El sábado paso rápidamente, y no pude encontrar el momento adecuado para hablar con Samantha, ni el valor. Mis tíos se sorprendieron al ver mi cabello más corto que la última vez, siempre lo había llevado en los hombros, ahora era un log bob desenfadado. El corte había sido decisión mía, en contra de todo pronóstico dictado por Jesica, que no estaba de acuerdo con el tipo de corte, me había quedado genial. Incluso ella había querido cortárselo de esa manera, pero el estilista le había dicho que a su rostro tan fino le iba mejor el cabello largo.

    El domingo me había despertado con el estomago lleno de nervios, no pude comer por temor a devolverlo todo. ¿Qué si el director no aceptaba mis disculpas, o si yo no era capaz de decirle nada y hacia algo estúpido como desmallarme?

    A las 6:30 PM tome un taxi con mi vestido nuevo y otras cosas hacia la casa de Jesica. A las 8:27 PM Jesica se daba sus últimos toques de labial frente al espejo. Me había arreglado a mí primero y al final se había jactado de nuevo de ser la mejor asesora de imagen del mundo. Con mi cabello recogido de manera casual, dejando un poco sueltos algunos mechones, me sentía fantástica. Me daba un poco de valor.

    Valor que se esfumo en cuanto puse el tacón en el remodelado salón de la recepción. No se parecía a la sede a la que asistía en las mañanas. La mayoría de las miradas se posaron en nosotras, pero al cabo de unos segundos quedaron centradas en mí. Trague con dificultad cuando Lucas, uno de mis compañeros del curso, se acerco a saludar. Cuando dijo “Hola” note que tenía la intención de dar el común “beso en la mejilla”, por lo que antes de que se acercara demasiado extendí la mano lo más despreocupadamente posible. El sin rendirse en el intento de ser encantador, se inclino y beso mi mano. El asco, casi me hace empujarle. Sentía que me estaba poniendo verde, lo despedí rápidamente y entre a ver algunas pinturas en la pared del fondo.

    Mientras caminaba escuchaba los cuchicheos de las mujeres, y los piropos susurrados de algunos chicos –muchos de ellos compañeros de clase, que rara vez reparaban en mí, lo quede verdad agradecía, entre menos me hablasen mejor para mi-, asentí a una que otra sonrisa y al llegar al solitario salón respire tranquila. Jesica se había separado de mi seguramente con la firme intención de encontrar a Vincent. La misión de disculpa se había convertido en un tema de gran importancia para ella y yo no sabía si reírme de la tontería o preocuparme de los extremos que podía llegar a tomar, porque en verdad era aterrador cuando ella se metía algo entre ceja y ceja.

    Y el aire se corto en mi garganta cuando pude ver a Vincent al otro lado del salón en traje completo y chaleco observándome. Se veía asfixiantemente hermoso. ¿En verdad estaba mirándome? Resistí el impulso natural de mirar a mi alrededor para cerciorarme.

    Entonces llego Niní tratando de reclamar algo de atención. Y mi frustración se elevo a niveles nunca antes registrados ¿cómo demonios iba a pedirle disculpas? No podía hacerlo frente a todos los invitados, que ascendían a la suma de 200, sería demasiado vergonzoso.

    Entonces me reprendí de nuevo. ¿Acaso no había planeado venir aquí principalmente por la exposición? Eso era lo que iba a hacer, ver la vía de expresión más bella que había en el mundo. La cantidad delirante de pinturas de paisajes y retratos era abrumadora. Tantos sentimientos a conglomerados en una habitación era algo sorprendente. Me detuve frente a la pintura de un niño en una canoa mirando al rio. Se veía tan extasiado allí, que casi podía sentir el agua humedeciendo mis dedos. La artista que había hecho todo esto era increíble. Había cuadros abstractos. Cubismo y surrealismo. Reprimí el deseo de tocar con las yemas de los dedos las firmas en el extremo inferior derecho de cada pintura grabados con violencia o delicadeza.

    Me sentía volar, siempre había querido asistir a una exposición de arte y ahora que estaba en una, no podía de la emoción. Cada cuadro me inundaba de sensaciones y sentimientos, todos ellos la representación del alma de cada artista. Era sublime.
    Este era el mismo sentimiento de paz que solo lograba experimentar al dibujar rostros de gente hermosa… y al ver el rostro del Director.


    -Un poco aburrido ¿cierto? Me crispe inconscientemente mientras me giraba a ver a un tipo completamente desconocido parado junto a mí.

    -¿Disculpe? El tipo sonrió relajadamente, pero solo consiguió enterrar una punzada de pánico en mi pecho. Odiaba tener esta constante sensación de desconfianza, le miraba y solo podía imaginar que ese hombre no tenía buenas intenciones. ¿Por qué sentía que tenía los mismos asquerosos ojos de Jhon?


    -Había dado esta estúpida exposición por perdida, no creí que encontraría nada interesante que ver aquí pero me equivoque, me alegro de haber venido; me llamo Alex ¿te importaría acompañarme a beber algo mas relajante por aquí cerca?. Me aleje de su proximidad. Retrocedí con torpeza.

    -No gracias, no le conozco. El tipo sonrió.

    -Eso dulzura, se puede arreglar. Se acerco rápidamente a mi y me tomo del brazo con dureza.

    -He dicho que no, por favor ¡suélteme! Quería gritar por ayuda pero ¿de verdad la necesitaba o solo iba a causar un revuelo innecesario? El seguía sonriendo mientras yo continuaba tratando de soltarme; ya no podía escuchar lo que ese tipo me decía mientras sentía que era arrastrada de nuevo a ese oscuro sótano en mi casa, atrapada en el mismo asqueroso colchón rodeado de su rancio olor a cerveza y sudor, tratando de quitarme sus manos de encima. Lloré pidiendo auxilio. -Por favor ¡alguien que me ayude! ¡Mama! Por favor ayúdame, te lo ruego…por favor, - sentía que me ardían los ojos y que el aire no entraba a mis pulmones- sácame de aquí…

    -¡Quita tus malditas manos de ella! ¿Quien dijo eso?

    -Solo estamos habl...

    Entonces, la presión en mi brazo desapareció y me sumergí en un oscuro pero cómodo lugar.
     
    Última edición: 21 Septiembre 2016
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    No te preocupes por mi, yo ya estoy rota. (Retomando la Historia)
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    CAPITULO 5

    No supe cuanto estuve en el limbo, ni me importaba, me sentía tan plena y segura que no quería despertar; pero la insistente suavidad con que me pasaban un pañuelo por la frente me alarmo ¿Dónde estaba y porque me sentía tan tranquila, estaba a salvo?

    -Hey, hey ¡calma!, Anna no te levantes aun, te vas a caer. Abrí los ojos desorbitados por el miedo cuando escuche la voz de un hombre. Me puse de pie algo mareada esforzándome por enfocar mí vista en él hombre frente a mí.

    Pero perdí el equilibrio, sentía las piernas como gelatina y no soportaban mi peso. Vincent me atrapo a medio camino contra el piso.

    -Cálmate, te juro que no te hare daño, te dije que no te pusieras en pie aun estas débil, aun no consigo que tu fiebre baje…no, Anna calma por favor…por favor para de temblar, no te hare nada. La suplica me hizo reaccionar, me mire las manos y comprobé que temblaban sin control y estaban heladas. Observe de nuevo esos preciosos ojos azules, que siempre se miran claros y pacíficos, pero que ahora se veían oscuros y preocupados como mar en tormenta.

    Él me había ayudado. El me había traído de vuelta de esa cueva oscura bajo tierra en la que había soportado cosas que había jurado no volver a recordar.

    -No llores por favor. No controle lo que hice después. Me abrase a él tan desesperadamente como si mi vida dependiera de ellos y el correspondió el abrazo; me cubrió con su calor y su natural tranquilidad. Yo lloraba y el continuaba diciéndome que parara de hacerlo, que estaba a salvo una y otra vez. No recuerdo cuanto tiempo estuve acurrucada entre sus brazos. Pero cuando los hipidos se detuvieron, tomo mi mentón y elevo mi rostro, -que probablemente era un desastre- a la altura del suyo y me limpio las lágrimas restantes.

    -¿Mejor?

    Asentí, mientras mi sentido común regresaba y una sensación pesada e incómoda se acentuaba en mi estomago. Aunque era una situación extraña tenía que disculparme. Era mi oportunidad de decir “Lo siento” Carraspee.

    -Director, yo…quería decirle que lo siento mucho. El me miro confundido por unos segundos y entonces sus enormes ojos azules se opacaron con tristeza.

    -Está bien, no importa.

    -No tengo muy claro lo que ocurrió, dime que nadie se dio cuenta de mi ridícula reacción. El suspiro agotado.

    -Vi tu expresión cuando ese tipo se acerco a ti, estabas tan aterrada antes siquiera de que te tocara, pensé que tal vez sería algún conocido desagradable y cuando iba hacia ti y ese hombre te apretó el brazo en verdad me asuste. Sentí que un temblor me sacudió el cuerpo, si él no me hubiese visto ¿Qué habría pasado?

    -Ese tipo, cuando yo… me desconecte… ¿Qué hizo?

    -Parte de ese salón se lleno de gente y a él lo sacaron de la exposición, María llamo a la policía mientras varias estudiantes evitaban que ese infeliz escapara, repetía una y otra vez que no trataba de hacerte nada “solo la estaba invitando a unas copas” esa basura… -Seguro mi lívida expresión le hizo calmarse, porque sacudió un poco la cabeza, suspiro y me miro con ternura- tu amiga, Jesica, logró que todos tus compañeros te dieran espacio para que yo pudiera levantarte de ahí; dijo que el susto y el hecho de no haber comido nada durante el día causo tu desmayo; yo te traje al salón de enfermería. Me sentí enrojecer.

    -¿Tú me cargaste hasta aquí, cuánto tiempo llevo dormida? El sonrió y el corazón se me acelero. Arrastro una silla hasta la camilla y se sentó frente a mí.

    -Tranquila, agradece que tu vestido no era como el de la mayoría de las chicas aquí, porque habría sido un verdadero problema traerte; la exposición continuo sin ningún otro contratiempo, abajo solo quedan algunos artistas, son las 11 Pm si crees que eres capaz de caminar aun puedes disfrutar de la exposición, si te apetece. Aun roja de vergüenza sonreí, si, definitivamente bajaría a mirar las pinturas que no había podido apreciar.

    -Me encantaría, hay por aquí algún par de tenis, tiemblo de pensar en ponerme esos zapatos otra vez. Dije aburrida. Vincent soltó una carcajada.

    -Me temo que no, no creo que importe si bajas descalza. Cuando iba a bajarme de la camilla el me detuvo. De repente estaba completamente serio. ¿De todas maneras cómo lograba transmitirme tanta tranquilidad?

    -Anna, sabes que puedes confiar en mí ¿verdad? ¿Podrías explicarme que es lo que pasa?, en verdad me importa que es lo que sucede ¿alguien te hace daño? Porque Si es así, me hare cargo del asunto sin que nadie se entere si tu lo deseas.

    Pálida y fría me entraron ganas de lanzar todo y de gritar ¡¿Para qué quieres saber?! no puedes ayudarme. Ayuda fue lo que necesite tiempo atrás. Pero ahora ya no hay nada que salvar. El me miro totalmente embargado por la tristeza y lo supe, supe que iba a decirle todo, aunque tal vez el dejara de ser sincero y alegre conmigo. De hablarme con normalidad. Porque, al final, los que lo sabían no volvían a mirarme de la misma manera.

    -No quiero tu lastima, de verdad que no la quiero, si tu manera de tratarme cambia, no volveré a dirigirte la palabra Director, nunca más, y por último… Jesica ella jamás debe saberlo. El me miro preocupado.

    -¿Jesica no lo sabe? Creí que…ella…la manera en que ella manejo tu desmallo, estaba terriblemente preocupada, pero hizo que todos te dieran espacio como si esta situación fuese de lo mas común. Me sentí miserable y sonreí avergonzada.

    -Supongo que algo se imaginara, pero yo no le digo nada y ella no pregunta, es algo que le agradezco… ¿puedes cerrar la puerta? Él se puso de pie y con suavidad aseguro la entrada, volvió hasta mí y se sentó.

    -Bien, -Tomé aire y luego lo solté ruidosamente- fue hace tiempo… es solo que aun no lo olvido, no creo poder olvidarlo para ser sincera; mis padres discutían demasiado –rei- si trato de recordarlos siendo más pequeña, siempre los recuerdo peleando, se separaron cuando yo tenía 10 años, tengo dos hermanos mayores, Liam el mayor, se quedó con papá y Sebastián y yo fuimos con mamá; simplificamos nuestra vida y aunque no disfrutaba de todas las comodidades que tenía antes, teníamos una buena vida; entonces, al pasar un año mi madre conoció a alguien, -trague con fuerza el nudo que se me hizo en la garganta- …él, era amable con mi hermano y conmigo , nos invitaba todo el tiempo a cenar y en muy poco tiempo se gano el cariño de los tres, las cosas fueron bien, él se mudó con nosotros e incluso ayudaba a sostenernos. Apreté la sabana de la camilla en mis manos, ¿Cómo arrancarme de la piel la desoladora sensación de sus manos en mis muslos? ya no estaba encerrada en el sótano. Vincent tomo una de mis manos y la apretó con suavidad. Sonreí con tristeza.-Cuando cumplí 13 años, John perdió su trabajo y aunque se esforzaba por no perder la alegría, conforme pasaban las semanas se volvió amargado y empezó a beber; no golpeaba a mi mama, pero a veces reñía con mi hermano, que para entonces tenía 20 y quería independizarse; fue un viernes en la noche, mi madre aun trabajaba y mi hermano había salido con algunas chicas a cenar sin pedirle permiso a mi mama. Ya mis palabras no salían con fluidez, mi voz era ahora un ahogado susurro. -Él de nuevo estaba borracho, irrumpió en mi habitación y me tomo con fuerza de los brazos, me lastimaba y se lo dije, pero él solo respondió “ya que eres toda una linda mujercita, no tengo que esperar más, te voy a enseñar algo divertido, papi te enseñare algo que te hará sentir muy...bien”, recuerdo el resto de manera errática, me arrastró escaleras abajo al primer piso, yo no sabía que en la casa había un sótano, mi mama de seguro no había querido que yo jugara ahí, estaba oscuro y tenía miedo, le pedí que me dejara ir… que si había hecho algo mal no lo repetiría, pero no me escucho, me lanzo a algo que parecía un colchón, pero olía a humedad y vi junto al colchón, una caja llena de fotografías mías, ropa que yo creí haber lanzado a la basura, peluches… sentí más miedo que al principio; el solo rasgo mis jeans rosa, se bajo la cremallera y luego…

    -Detente…Anna, está bien… no tienes que seguir, no sigas. Vincent se puso de pie y lanzo la silla contra la pared, salte en la camilla ante el ruido. Se quedo de pie frente a mí, mientras se pasaba los dedos por el cabello casi halándolo con violencia. Yo, que jamás había contado lo que había sucedido esa noche, me sentía repentinamente liviana, como si la carga que llevaba a cuestas se hubiese hecho menos pesada; entre mi extraña calma me baje de la camilla y camine hasta él, cuyo estado era todo lo opuesto al mío. Se detuvo cuando sintió mis manos en sus hombros.

    -Tranquilo Director, todo está bien… eso ya paso, justo ahora, lo que más me dificulta la vida es el terror que le tengo a tu genero. Él mirándome deshecho puso sus manos enmarcando mi rostro, mientras gruesas lagrimas se desbordaban de esos hermosos posos azules.

    -¿Cómo pudo hacerlo? Eras una niña, no sabias nada…no podía saber, cuánto daño tuvo que haberte…-Entonces frunció el ceño horrorizado. -¿Ese malnacido infeliz esta muerto? dime que está muerto. Y en ese momento me asuste, nunca había visto tanta ira en un rostro tan hermoso…pero las lagrimas seguían bajando. ¿Por qué lloraba? Lo sucedido no había sido su culpa.

    -No, él está vivo, está en prisión, mi hermano fue detenido también; cuando regreso de su fiesta a casa y me encontró tirada en el sótano se volvió loco, encontró a John bebiendo en una tienda cerca de nuestro vecindario y lo golpeo, tanto que dejo su rostro irreconocible, le liberaron unos pocos días después al saberse lo que había ocurrido. Sonreí restándole importancia.

    -No tienes que sonreír, no tienes que ser fuerte frente a mi Anna. Me atrapó entre sus brazos y en ese preciso instante sentí que era el lugar más seguro en toda la tierra. Pero sorpresivamente puso distancia. -Lo lamento Anna, dijiste que nosotros…no te agradamos, ¿te asuste?

    Yo que sentía la distancia desabrida y empezaba a devanarme la cabeza tratando de darle sentido al hecho de sentirme incompleta con su lejanía, solo atine a responder con la verdad.

    -Eso es lo curioso mon Directeur, usted es el único que no me asusta. Me miro confundido a la par que el deslizar de las lágrimas por sus mejillas se detuvo.

    -¿No te asusto? Me encogí de hombros.

    -No, por el contrario su presencia me tranquiliza.

    -¿Por qué crees que es? Sonreí. Él se atrevía a sentirse menospreciado como hombre. ¡Yo era la que me sentía inferior como mujer ante él!

    -No estoy segura, tal vez porque creo que no me ves como mujer o porque eres bueno, bueno de verdad, creo. El entrecerró los ojos y me miro de pies a cabeza. Sentí traicioneras mariposas en el estomago.

    -No es que no te vea como mujer Anna, se lo bella e interesante que eres, pero también sé que eres una estudiante, me alegra saber que no te causo temor, y espero que de ahora en adelante me tengas en cuenta si necesitas alguien con quien hablar o necesitas ayuda con algún imbécil pesado, ¿está bien?

    ¿Porque sentía que se había distanciado de mi?

    -Está bien, muchas gracias por todo, perdone las molestias Director. El negó con la cabeza.

    -Perdóname por hacerte recordar cosas que te hieren. Se giró y comenzó su camino de salida hacia la puerta. Yo, que estaba con todo a flor de piel en un impulso, le alcancé y jalándole hacia mí le detuve.

    -¿Qué sucede? Antes de que él se plantare completamente frente a mí, me estiré y parándome en la punta de los pies le di un corto beso en la mejilla.

    -Gracias. Me incliné y tomando mis tacones acomodados al lado de la puerta baje lo más rápidamente que pude las escaleras. ¡Estaba loca! Pero no me arrepentía. Si no estaba equivocada, probablemente me estaba enamorando de él.

    [​IMG] ( vincent)
     
    Última edición: 1 Octubre 2016
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    No te preocupes por mi, yo ya estoy rota. (Retomando la Historia)
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    2009
    CAPITULO 6

    Al llegar al salón central de la exposición de arte, Jesica se arrojó a mis brazos. La abracé de vuelta, ella me apretaba tan fuerte que apenas si podía respirar. Estaba empezando a luchar por oxigeno,

    -Jess vas a hacer que me desmaye de nuevo tontarrona. Me soltó de repente y sujetándome por los brazos me escaneo de pies a cabeza.

    -¿Estás segura de que te sientes bien? De no ser porque había tan poca gente seguro que dé el susto habríamos llamado a una ambulancia. Si pensé que quitarme el sonrojo iba a ser tarea imposible, me equivoqué, de seguro estaba blanca como el papel. ¿Ambulancia, acaso quería que mis tíos jamás me dejasen volver a salir de noche?

    -Gracias al cielo que eso no pasó, ¿sabes lo que habría pasado si mis tíos reciben una llamada a las 10 de la noche del hospital diciéndoles que me vallan a recoger? ¡Pandemonio! Jess. Ella me miró acusadoramente.

    -¿Qué rayos está pasando entre tú y nuestro amado Directeur que yo no me di cuenta? y si…empalidecí un poco más. ¿Qué fue lo que pasó mientras estuve ida?

    -Absolutamente nada Jess, la verdad es que ni siquiera entiendo a que te refieres, por favor dime que ese hombre no está aquí. Se me crisparon los nervios, había olvidado por completo ese enorme detalle, inconscientemente me acerque a mi amiga asustada. Ella suspiró y tomo del rostro.

    -La policía se lo llevó, el Director mismo lo entregó…Anna ¿de veras él no te ha dicho nada de lo que ocurrió después de que te desplomaste? ¡Estuviste como una hora en su oficina! Cuando negué con la cabeza, ella me tomó de las manos y me obligo a sentarme en uno de los tantos muebles frente a la obra central de la noche, -una mujer que desnuda y de espaldas se abrasaba a si misma mientras veía a un hombre a lo lejos- al fijarme en la oficina contigua a la del director note salir a María y a Henry con el rostro algo preocupado. –Anna, él se abalanzo contra ese tipo cuando vio que te tenía en sus brazos… ¿sabes? A menudo decía que el director se parecía a Henry cavill, ese actor que con una sonrisa podría lograr resucitar a un cachorrito, bueno…ya no lo veo así; el Director enojado ¡es aterrador!, creo que fue lo mejor que la policía llegara pronto, fue lo mejor para ese imbécil que se llevaran.

    No pude terminar de digerir lo que acababa de oír porque María se acerco al lugar en que nos encontrábamos. No con muy buena cara.

    -Cariño, ¿cómo te sientes? Y yo quede en blanco. Jess me dio un suave codazo cuando vio que pasaban los segundos y yo no respondía nada.

    -Am me encuentro mucho mejor, gracias, lamento lo sucedido María, de verdad que lo único que he querido hoy es apreciar a mis anchas la galería ¿sería imposible que lo hiciera ahora? Supongo que no esperaba esa respuesta, porque pareció reconsiderar lo que fuera que iba a decirme, su expresión se suavizo y suspiro.

    -Mi cielo, me temo que necesitamos que de alguna declaración, el hombre que se llevaron está en custodia provisional por parte de la policía bajo sospecha de acoso y disturbio en propiedad privada, pero no durará mucho allí, así que Henry y yo pensamos que si tu quieres, alguno de nosotros dos puede acompañarte a poner una denuncia ¿ese hombre es alguien que te ha molestado regularmente, te ha hecho daño?

    No… esa era precisamente la pregunta que quería evitar. La respuesta era no, es la primera vez que le veo y aunque si me sentí amenazada, realmente no alcanzo a hacerme daño –si es que esa era su total intensión y por lo visto Vincent evito que sucediera- entonces, evidentemente la siguiente pregunta surgiría “¿hay algo en que podamos ayudarte, tu reacción no fue normal, alguien te ha hecho daño?” y esa pregunta no tenia respuesta.

    -María, creo que ha sido suficiente por hoy, lo mejor es que ellas vayan a casa, es tarde. Si Vincent no era mi héroe hace un par de minutos, ahora definitivamente lo era. Antes de que María se girase a replicarle me guiño un ojo y yo aumente tres tonos en la escala del rojo. Ah, y la cara de Jess no tenia precio, esta vez fui yo la que tuvo que codearla.

    -Director, esto es serio, a pesar de que fue un incidente poco visto, los estudiantes murmuran, sabes lo rápido que se “comunican” los jóvenes hoy en día. Vincent nos dio la salida al tomar a María por los hombros y dirigirla a la zona de administración. No pude reprimir una pequeña punzada en el pecho al verle actuar tan familiar con ella. ¡Me estaba volviendo loca! María tenía mínimo 45 años –bien llevados- pero 45 al fin y al cabo…y estaba casada por lo que sabía. Y ¿a mí que me importa lo que él haga?

    Jess no me había arrastrado más de un par de metros calle arriba cuando Vincent nos alcanzo. En su auto.

    -¿Puedo acercarlas a votre maison misses? Jess me miro acusadoramente y sonrió al director.

    -La verdad Directeur, se lo agradeceríamos enormemente, son más de las 11 Pm y Anna debía estar en casa antes de las 10:30 pm, ya verá usted, ella está en problemas. Si tan solo pudiese abrirse la tierra y ser engullida por ella…

    -En verdad lamento lo sucedido, no sé cómo consiguió ese pedazo de merde entrar a la exposición, las cosas no debían ser así, pero…no se preocupen, yo las llevo, así que si sus padres o familiares se molestan yo puedo intervenir ¿les parece? Jess abrió la puerta trasera del auto y yo solo estaba atónita.

    -No puede ser en serio Jess, bájate del auto ¿Director si alguien nos ve, va a malinterpretar sus acciones y si le creamos más problemas? Jess saco la lengua y me hizo malos gestos, mientras el Director sonreía cálidamente…definitivamente tenía que dejar de mirarme así. Sentía mi estomago raro, seguro estaba enferma

    -Vincent. Dijo sonriente.

    -¿Perdón?

    -Anna, no estamos en el instituto, me haces viejo llamándome “Director” además, -puso su expresión más dolida- no soy el tipo de persona que cede a los comentarios de la gente, creí que éramos amigos. Si el Direc…ha no, si Vincent no me estuviese mirando probablemente habría dicho lo mismo que Jess “holy shit”, aun así me las arregle para conservar mi usual expresión serena y le mire.

    -Si…si lo eres, por ello me preocupa perjudicarte. El suspiro y me miro fijo.

    -No pasara nada Anna, sube, mas sospechosa te ves tú ahí de pie en el medio de la calle a estas horas.

    Así que me subí. Y esos fueron los 25 minutos más largos y tensos de mi vida, nadie pronuncio una palabra y Jess decidió –de manera inoportuna- quedarse callada por primera vez en su corta existencia de principio a fin de su trayecto después de dar la dirección de su casa; porque si, a ella la acercaron a su casa primero.

    -Hasta mañana Anna cuídate y escríbeme al llegar a casa; Vincent, muchas gracias por el aventón. Vincent solo se inclino afirmativamente y siguió calle abajo.

    -¿Estás segura que te sientes bien?

    No me sentía insegura, porque Vincent no me generaba temor, gracias al cielo por la novedad, pero tenía las manos húmedas y el estomago hecho un nudo; como si de repente estuviese más consciente de que estábamos uno al lado del otro…solos.

    -Anna…

    -Estoy bien, pero…yo…me preocupa que lo que ocurrió hoy se convierta en un problema mayor ¿de verdad tengo que explicar lo sucedido frente a Henry o María? no quiero explicarlo, Vincent no quiero hablar de esto, ¡solo el 20% de toda mi familia sabe esto!... y ahora tu también. El redujo la velocidad y alternaba su vista entre la carretera y mi rostro cada pocos segundos, que de seguro se veía descompuesto, casi enfermo.

    -Nadie te hará hablar de nada que tu no quieras, con mi declaración es más que suficiente si te parece bien; ¿quieres que hable por ti con tus padres sobre el incidente?

    -¡NO! Grite y apreté su hombro, el brinco en el asiento del copiloto pero no perdió el control del auto, me miro estupefacto.

    -No voy a tocar el tema Anna, aprecio que confiaras en mi al decirme…lo que paso, no voy a continuar removiendo cosas que te duelen porque si, pero no quiero que tu madre…

    -No vivo con ella…

    -Yo…no lo sabía. Ahí Vincent detuvo el auto. Sonreí quitándole hierro al asunto.

    -Antes de que te preocupes de más, si, si vivo con adultos responsables, y si, son familia, es el hermano de mi madre y su esposa, créeme cuando digo son lo mejor que hay…y bien, ¿Por qué no vivo con mi madre o mi padre? Es simple, ella no puede mirarme a la cara sin sentirse culpable,-parece que le recuerdo una y otra vez lo que alguien que ella amo me hizo- y mi padre, bien él es aun mas difícil de manejar, siempre está dolido conmigo se ha hecho responsable de lo sucedido a tal grado que prefiere darme dinero a atreverse a ayudarme a manejar el desastre en que ese monstro me convirtió; así que decidí que no tenia porque soportar eso, ya tenía suficiente conmigo misma…en pocas palabras podrías decir que solo hui, no tengo rencor hacia ellos, es solo que me siento incapaz de manejar el estado de ánimo de una familia que esta tan rota como yo. Me encogí de hombros y cuando me di cuenta estaba envuelta entre sus brazos y su delicioso aroma a menta y hombre. Era un soplo de aire fresco.

    -Eres demasiado pequeña y todo esto, lo que soportaste nunca debió ocurrir, debías estar protegida, ellos debieron cuidarte mejor, como quisiera pode…Anna ¿puedes prometerme algo? El se separo levemente de mí mientras aun me sostenía de las manos.

    -Si… Respondí aun estupefacta. El acomodo un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

    -Cuentas conmigo jamás olvides eso, no estás sola y ahora me tienes a mí, no importa la hora que sea, el problema o la situación, estaré ahí si es lo tú crees que necesitas, debo saber que estas bien ¿podrías llamarme siempre que sientas que no puedes con algo?

    -Está bien. Estaba segura de que si abría más los ojos se me caerían de las cuencas y Vincent solo se soltó a reír. Y me apretó las manos –increíblemente pequeñas en comparación a las de el- entre las suyas. – pero no entiendo porque quiere molestarse haciendo eso, ¿y si le tomo la palabra y empiezo a fastidiarle seguido? Él sonrió y sentí una punzada en el corazón.

    -Eres demasiado transparente Anna, deseo ayudarte, lo hare sin ninguna extraña segunda intención…además, no lo hago tan desinteresadamente, lo único que exijo de tu parte es que seas la mejor del instituto, que obtengas las mejores notas, las mejores exposiciones y que portes la sonrisa mas orgullosa y alegre que hallas hecho en toda tu vida en tu día de graduación; yo te ayudare en todo lo que necesites, pero quiero que seas la mejor, que seas tú misma y logres volverte tan fuerte y poderosa que nadie jamás pueda volver a dañarte ¿entendido?

    Asentí inclinando un poco la cabeza, porque tenía un nudo en la garganta y el alma tan cálida como un día de verano. Vincent derretía a pasos agigantados los muros y torres que rodeaban mi maltrecho y manchado corazón, ¿Cuánto tiempo más le tomaría derrumbar todo la máscara que había erigido a mí alrededor? ¿Cuándo lograse ver lo arruinada que ese monstro me había dejado, seguiría hablándome, tratándome igual, con esa sonrisa radiante y acogedora que me confundía?

    Porque si no lo hacía, jamás volvería a permitirme hablar con alguien como lo hacía con él. Nunca más lo haría.
     
  7.  
    estefasellan

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    Título:
    No te preocupes por mi, yo ya estoy rota. (Retomando la Historia)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    7
     
    Palabras:
    1548
    CAPITULO 7​

    -Gracias por traerme vincent. Estaba frente al porche de mi hogar…y no quería bajar del auto.

    -No es nada, ve, puedo ver desde aquí si necesitas algo de apoyo con tus tíos… por la hora a la que llegas, solo has algún gesto, lo entenderé ¿vale? Sonrió confortadoramente y yo suspire resignada, tenía que bajarme no había nada que hacer, desprenderme de la burbuja protectora que despedía vincent era deprimente. Pero devolví la sonrisa.

    -De acuerdo. Baje del auto y camine hacia la puerta mientras buscaba las llaves en mi bolso, las luces estaban apagadas; raro. Pero me obligué a no mirar hacia el auto en el que Vincent esperaba, gire el pestillo y cruce la reja del porche que como era usual soltó ese desagradable chirrido típico de algo oxidado y viejo; me acerque a la puerta principal de madera e introduje las llaves con especial cuidado – si mis tíos en serio estaban molestos por la hora…no iba a poner a Vincent como carne de cañón para evitar o prolongar un regaño- cedió con facilidad y al mirar la sala de estar vacía, suspire aliviada. Me gire a mirar a Vincent que se estiraba por encima del asiento de copiloto para observarme mejor por la ventana y sonreí ya cansada, agite mi mano a modo de despedida y él respondió imitando mi gesto.

    Encendió el auto y mientras yo pasaba el pestillo de la reja frontal del porche se marchó.

    Cerré la puerta tras de mí y arroje mi bolso al sofá más cercano, bostezando me dirigí a la escalera, no me quitaría nada, estaba exhausta, aun tenía esa desagradable sensación de suciedad en la piel…pero bueno, ese tipo de suciedad no desaparecía con jabón.

    -Eres una total farsa Anna. Tiré una lámpara al suelo del susto, gracias al cielo que mi tía pone alfombras al pie de la escalera o habría hecho un desastre.

    -¡Carajo! ¿Samantha podrías dejar de hacer eso? Sales de algún lado y me tomas de golpe. Ella en pijama me miraba furiosa…desde hacía varios meses ya, que esa era la única expresión que tenía cuando me observaba a mi ¿en qué momento todo se convirtió en esto? Ella solía adorarme…cuando se decidió que vivirá con ellos, Sam era la que estaba más feliz; pero ya no y por mí culpa.

    -¿Ahora tengo que obedecerte a ti? Y una mierda Anna, mis padres todo el tiempo “no seas así con Anna”, “¿por qué no eres más amable con Anna?”, “deberías ser más centrada como Anna y dejar de juntarte con chicos que no sirven para nada” ¿y que veo yo? A la perfecta Anna todopoderosa llegar a media noche con un tipo que es mayor en su auto, ¡no eres sino una zorra agazapada!

    Grito mientras me empujaba. ¿Por qué tenía que ser en este momento?

    -Samantha…por favor ¿podemos hablar mañana sobre esto? Estoy cansada, no fue precisamente un buen día y solo quiero dormir. Estaba derrotada, solo quería llegar a mi cama.

    -¿”Cansada”, “un mal día”? Abrírtele de piernas a ese tipo y dejar que haga lo suyo no debe de ser un gran problema para ti ¿Que acaso no te pago el tío bueno por el “trabajo”? No pude detenerme cuando ya Samantha estaba en el suelo, la mano me escocía horrores y las lágrimas no dejaban de caer de mi rostro. Ella estaba ya poniéndose de pie, - con la obvia intención de devolverme el golpe- cuando vio mi rostro y se quedo quieta de pie frente a mí.

    -No tienes ni idea…Sam, lamento que te sientas molesta conmigo, no es mi deseo, no es lo que quiero, que te sientas así por mí; porque te amo y eres como mi hermana menor, pero no tienes el derecho de hablarme así ¡jamás vuelvas a decir algo como eso sobre mi!…discúlpame por golpearte; juro que nunca lo volveré a hacer, me cortaría las manos antes que intentar pensar en volver a golpearte…sabes bien que ustedes son mi familia ahora y lo único que quiero es que todos estén bien…

    -Entonces ¿porque parece que desde que tú llegaste, la persona que vive como invitada en esta casa soy yo? ¿Tú eres lo único bueno que les ha ocurrido a mis padres, donde quedo yo? Nunca soy lo suficientemente perfecta como para robar un poco de la atención de ellos, atención que siempre está enfocada en ti ¿Quién demonios eres tú y que has hecho para merecer ese afecto especial y condescendencia que yo no he recibido jamás? Ahora era Sam la que lloraba. Tragué fuerte el nudo en la garganta…y sintiendo el estomago vacio, hecho girones me acerque un poco a ella.

    -Nunca he querido decirte lo que “hice” para merecer ese atención especial de la que hablas, - trate de reír, pero solo salió un suspiro tembloroso- porque es tan horrible que daría todo lo que poseo ahora y tendré en el futuro para no haber vivido lo que viví…Sam, cada madrugada que me despiertan las pesadillas, esos… sucios recuerdos, ruego a Dios que nunca te pase algo como lo que me paso a mí, porque quiero que seas feliz; porque yo no soy feliz…no desde ese día. Sam bajo la guardia, su expresión dejo de ser violenta; ahora solo estaba confundida.

    -¿De qué estás hablando Anna? Tome suavemente sus manos y me deje caer en el suelo, ella imitó mi postura y quedamos sentadas frente a frente en el piso.
    No soltó mis manos de principio a fin. Y lloró tanto, que pensé que mis tíos bajarían por las escaleras a revisar cual era el alboroto, pero no sucedió. No sabía cuál era mi expresión, pero no lloraba, agradecía el contacto con las manos de Sam, eran mi polo a tierra de esa dolorosa pesadilla, evitaba que mi mente quedara atrapada de nuevo en los recuerdos.

    -… la policía y la ambulancia llegó primero que mi madre, ella primero había sido notificada del arresto de Sebastián por agresión – me reí- le dijeron que por “violencia intrafamiliar”…supo por boca de mi hermano lo que me había ocurrido a mí y con ello corrió al hospital…

    -Dios santo…Anna... Dijo Sam mientras las lagrimas se derramaban por su precioso rostro. La interrumpí.

    -Voy a contarte el final de todo esto Sam…lo hare contigo, porque jamás le he dicho todo esto a nadie, tus padres saben lo que paso, saben porque ya no vivo con ninguno de mis padres, pero no saben “todo”…en serio lamento llenarte con una carga pesada como la mía, pero –apreté sus manos- siento que voy a estallar a cada momento que contengo esto, se que ustedes están ahí para mí, pero no logro dejar de sentirme profundamente sola, tan desgarradoramente sola como me sentí en ese sótano cuando él termino conmigo y se marcho a seguir bebiendo… ¿puedes ser tan amable de escucharme hasta acabar?

    -Estaré aquí tanto como tú lo quieras… siempre. Tenía la nariz roja de llorar, parecía una niña pequeña y sonreí.

    -Gracias Sam… bueno, estuve en coma inducido por 10 días mientras me recuperaba y el equipo médico me reconstruía, aun era muy pequeña en ese entonces y él…bueno era un hombre adulto de 1,85 m, -Samantha se encogió frente a mí, tuve escalofríos- supe después que papá era el que había estado entrando y saliendo de mi habitación, cuidándome y haciendo todas las diligencias, firmando consentimientos y cosas así, porque mi mama no era capaz de verme, no era capaz de entrar a enfrentar a su hija hecha girones por culpa del tipo que ella no había sido capaz de dejar, aun cuando ya era evidente que se había convertido en un peligro para sus hijos; mis hermanos también se quedaban en el hospital turnándose para cuidarme, físicamente me recupere rápido, el hecho de ver a mi familia completa reunida en un mismo lugar y la amnesia temporal, me permitió disfrutar ese mes de recuperación, pude caminar por mis propias fuerzas bastante rápido también; pero las peleas regresaron, la tregua entre mis padres terminó cuando papá le dijo a mi madre todo lo que había callado desde que me vio en cuidados intensivos…entonces, todo volvió a mí, comenzaron las pesadillas, las nauseas, los dolores de cabeza, el pánico constante, las visitas al psicólogo, abogada, declaraciones y chequeos, fue un infierno para mí; pero a ese monstro lo enviaron a prisión y eso ayudo un poco…deje de vivir con mama y mi abuela se quedo con mi custodia, el resto tú lo sabes ya Sam…

    -Perdóname Anna, ¡Dios santo! he dicho cosas infinitamente horrendas, lo siento, no hay excusa aunque no lo supiera…solo tire sobre ti mis rabietas y te herí, ¿sabes que te amo verdad? Aunque sé que no lo estoy demostrando como debería porque soy una idiota celosa, de ti, que eres maravillosa Anna, lo siento mucho.

    Sonreí tranquila, Sam estaba arrepentida, pero no me miraba con lastima; así que solo pude suspirar agradecida y la aplaste en un abrazo rompe huesos, ella se reía entre hipidos por mi reacción mientras se acomodaba entre mis brazos.

    -No hay nada que perdonar, gracias por escucharme. Nos quedamos completamente dormidas.
     

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