@Borealis Spiral como siempre, muchas gracias por seguir aquí, por volver de vez en cuando al foro. Sí, ellas se enfrentaron a una persona que resultó ser un despiadado asesino. Desafortunadamente en esta vida no es imposible que personas buenas se encuentren con las malas. Nadie está exento del peligro, aunque también reconozco que para los que vivimos en seguridad, (o quizás fuera de la realidad), una escena así nos puede parecer exagerada. Quizás lo sea, quizás no xD @Louca Bundeva qué sorpresa verte verte por aquí. No sabes lo feliz que me hizo leer tu comentario y son muy razonables esas dudas. Espero que este capítulo te aclare un poco eso, así que te invito a seguir esta historia que, como bien has dicho, terminará pronto, aunque la verdad, como escribo de improviso, no sé qué final darle, pero de que se lo daré, se lo daré. Gracias por leer, por los votos y tu apreciada opinión. A los que leen (si alguien más lee), también gracias. 12 Joana Flasback ¿Qué es todo esto? ¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy? ¡Eliza! ¿Qué hago sentada en esa silla, en este cuerto tan pequeño donde no hay nada sino solo la cama, la silla y yo? ¿Por qué me miro en ese estado tan inactivo? ¿Y cómo es posible que pueda verme ahí mientras que estoy frente a mí? Y esa que se parece a mí lo es, pero no. Su rostro inclinado no luce la más mínima emoción. Su mirada fija en el regazo carece de brillo. Sus cabellos... ¿Dónde quedó mi hermosa cabellera? ¿Quień me rapó? ¡Oh! Recuerdo todo. Esa horrible herida en mi cabeza. Eliza, mi niña ha muerto y yo no. Yo he quedado por completo aislada. Mi cuerpo físico está vivo, pero su esencia está fuera, desconectado uno del otro. Mi esencia o mi mente, no sé. Algunos lo llamarían espíritu o alma. Yo lo llamo una maldición, porque también debí morir, como mi niña, como Eliza. Pero estoy viva... o muerta en vida. No lo sé, no sé que es esto. ¡Eliza Eliza Eliza! Flasback end Así sucedió todo y tú Adriel, crees que jamás volveré a tener un pensamiento lúcido, porque eso es lo que te dicen los médicos. Soy un vegetal enclaustrado en la reducida habitación de un hospital psiquiátrico. Un vegetal que necesita que lo rieguen para mantenerlo con vida, sí, mediante líquidos intravenosos, porque ni siquiera puedo abrir la boca para comer, aunque tal vida solamente es un esbozo, porque mi cuerpo físico se ha reducido a un guiñapo humano, mientras que mi mente o mi presencia levita, desplazándose de un lugar a otro. Flotando tan ligera como el aire. ¿Cómo es posible que pueda vagar sin mi cuerpo a donde yo quiero? Puedo verlo todo, pero tú ni nadie puede verme a mí, y aunque no siento el mundo material, sí siento el espiritual, el emocional, el mental; ése que es interno. Todas las emociones y sentimientos existidos, e incluso aquellos que no sabía que existían, viven en mí. Así que realmente jamás me he ido de tu lado, Adriel, sin embargo no puedes apercibirme, pero no me canso y sigo hablándote, continúo contigo. Sin que lo sepas, te acompaño en todo momento y juntos, sí, juntos vamos al cementerio y en ese lugar lloramos y te oigo plañir de agobiante dolor, culpándote por lo ocurrido, lamentándote por no haber llegado a tiempo ese día a recogernos y siento el peso de tu gran culpa, porque me lastima, porque tú no es culpable y te lo digo. ¡No es tu culpa! Mi voz lanzada al aire se alza desesperada y quiero irme del camposanto, de ese lugar que no me sienta nada bien, porque creo que mi cuerpo se pone peor, se aisla más. Lo pierdo. Siento que me pierdo yo misma. Estar en ese triste lugar no ayuda: ni a ti ni a mí. Porque es demasiado nuestro dolor y no necesita adornarse con la lobreguez del ambiente que impera ahí, en donde yace nuestra hija. Adriel, si tan solo pudieras escucharme, si de alguna manera pudiéramos hablarnos, compaginaríamos nuestro tormento, nuestro dolor por haberla perdido y quizás, apoyándonos mutuamente, podríamos adormecer nuestra pena. Un apoyo mutuo, pero no es así. Tú luchas por separado, porque yo, ¡estoy perdida en un mundo inimaginado! Si desprenderme de mi cuerpo fue para evitar mi sufrimiento, fue un gran error, porque sigo sufriendo horrores. Por Eliza, por ti, por mí. ¿Por capricho de quién ando errante en un mundo inmaterial dentro del material? ¿Quién me ha hecho esto? ¿Fue mi dolor? ¿El shock? ¿La incapacidad de no querer aceptar la dura realidad? ¿Qué? ¿Quién? ¿O simplemente fue el daño que esa bala le hizo a una parte de mi cerebro? Tantas preguntas para las que no tengo respuesta. Pero no las quiero tener tampoco. Lo único que sí sé es que sea lo que sea que me provocó esto, hizo un mal trabajo, porque hay una actividad espantosa en mi yo interno y nadie lo sabe. Ni tú, ni ellos. Quiero que me escuches, Adriel. Aquí estoy, mirando de qué manera te vas hundiendo, perdiendo por completo la motivación para seguir viviendo. Quieres morir y esas pastillas que tan celosamente guardas para el momento en que tengas el valor de tomarlas, son tu pasaje al lugar donde reposan los restos de nuestra niña. Pero la manera como te suicidarás ha cambiado, ¿verdad? Cambió desde el instante en que llamó nuestro abogado para darte la noticia de la posible liberación del asesino. Aunque en realidad no importa cuál sea el medio que utilices, mi amado esposo, presiento que ese terrible momento que tanto temo que llegue, se acerca. Puedo sentirlo. Sin embargo, más me aterra no saber con seguridad qué es lo que harás, Adriel. ¿Qué piensas hacer? Tu gastada expresión ya no refleja tantas cosas. Pero te conozco bien y alcanzo a adivinar que tu vida será cortada por medio de una venganza que quieres cobrar. ¿Es así, verdad? Quieres vengarte de ese asesino y luego te matarás. ¿Es eso? ¿Pues sabes qué? Prefiero que correspondas al amor de la vecina. Mírala Adriel. Le gustas mucho. Perdona mis celos absurdos. Busca tu felicidad, porque Eliza y yo ya no lo somos. Te prometo que mi esencia, mente, espíritu o lo que sea esto que me hace posible venir, no volverá más. Me resignaré a vagar en este mundo lejos de ti. Sólo olvida tu venganza, por favor. Tú mereces vivir y ser feliz.
¿Quien de los dos sufrirá mas? Adriel que puede cobrar venganza y hacer pagar al culpable por lo que le hizo a su familia y a su vida. Cegado por el odio y que ya no logra ver la felicidad en este mundo o su esposa, que esta en otro plano y solamente puede observar como su amado se auto destruye a si mismo sin poder hacer nada al respecto y saber que quizás su única oportunidad de dejar todo atrás y empezar de nuevo con alguien mas se le va a escapar de las manos y ella solo lo quiere ver feliz, mientras aun siga "existiendo". va genial ;-;
Pues sí, una maldición resultó esa de no morir o más bien de no quedar en estado vegetal igual que su cuerpo. Si esto en realidad pasara sería un tortura de las más despiadadas creo yo. Aunque Adriel sufre porque ya no tiene ni a Eliza ni a Joana con él, ¿te imaginas lo que le supondría enterarse de que la esencia de ella sigue activa y viva? ¿Te imaginas la culpabilidad que sentiría de hacerla sufrir tanto por sus pensamientos suicidas o por su venganza? No sé, a veces la ignorancia es una protección xD Pero bueno, aquí la cuestión es si él realmente planea tomar castas en el asunto. Se ve decidido, ¿pero no podrá haber algo que lo ayude a entrar en razón? ¿La vecina, por ejemplo? Ya lo veré, así que espero el siguiente capítulo con ganas. Recuerda que te amo *u* Hasta otra.
@Louca Bundeva esa pregunta que haces al inicio de tu lindo comentario es muy interesante, yo no me la había hecho xD Tal vez en este corto se vea quién de los dos sufre más. Muchas gracias por el apoyo. Tus comentarios me animan mucho, agradezco también por los me gusta. Saludos. @Borealis Spiral dices bien, una gran tortura vivir en el estado en el que ella vive. Gracias por leer y seguir aquí, siempre a mi lado. TAM 13 Aquí estás y no lo sabes, pero te acompaño, camino a tu lado sin dejar de ver tu rostro. Quisiera poder tocar tu frente y desvanecer el ceño que tan fruncido lo tienes, despejar la tristeza de tu mirada, levantar tus labios en la sonrisa que perdiste. Siento mucha ansiedad, porque sé que quizás esta sea la última visita que me hagas. Y no quiero llegar a mi reducida habitación, ahí donde me verás sentada como siempre frente a la ventana, algo por demás inútil. No sé qué piensan los médicos al ordenarle a las enfermeras que me sitúen frente al magnífico panorama que hay afuera, desprendiéndose del colorido jardín, del verdor de los árboles y pasto, del cálido sol que atraviesa el cristal llegándome. Y sin embargo, sin poder otorgarme el calor que me ha abandonado junto con el poder de hacer reaccionar mi cuerpo. Es en vano que me pongan ante tal belleza. Simplemente no puedo ver nada. Mis ojos físicos, aunque están abiertos, han quedado ciegos, porque no ven, no reconocen, no escudriñan el entorno y están ahí, solo fijos en la nada. Aun así lo sé todo. Bien que veo como la enfermera te recibe dejándote solo con mi cuerpo y tú, como siempre, te acuclillas frente a mí para quedar a mi altura. Con manos suaves y temblorosas levantas mi rostro que siempre yace sobre mi pecho. Sostienes mi barbilla y buscas mi mirada. Ojos muertos es lo que ves de nuevo. Los tuyos se llenan de lágrimas y yo... ¡También lloro! No, no puedes verlo. Del cadáver que es mi mirada física no se desprenden lágrimas, pero lloro, un torrente, grito incluso que no es justo tanto dolor. ¡Es tan injusto lo que nos está sucediendo! Adriel, mi amado Adriel. ¿Qué puedo hacer para ayudarte? —Joana, cariño —me dices con voz ronca, trémula por el esfuerzo de no romperte en sollozos—, sé que si pudieras escucharme, te alegraría saber que se hará justicia. Por Eliza, por ti y por alguna otra víctima, ese asesino nunca más volverá a dañar a nadie. No permitiré que burle la ley de ninguna manera. Merece la pena de muerte, ¿verdad que sí, querida? Pero esa ley ha sido abolida aquí y quieren ser suaves con él, así que, mi amor, alguien debe darle lo que se merece, porque la sangre de nuestra Eliza clama a mí que la vengue. No estoy realmente convencido de que tú estarás bien aquí sin mí, pero no te preocupes, mi cielo. He hecho arreglos para que tu estancia en este lugar sea cubierta por el resto de tu vana vida. No te faltará nada. Te cuidarán lo mejor que puedan por mí ¡Dios, Joana! No quiero dejarte, pero debo hacerlo. Perdóname, mi amor, perdóname por no ser tan fuerte. Perdóname por no haber llegado a tiempo aquél terrible día. Perdóname porque por mi culpa, perdimos a nuestra amada hija y te puse en esta horrible encierro. Te amo. ¡No Adriel! ¡Por favor, no me dejes! ¡No lo hagas! ¡No tengo nada qué perdonarte! ¡Mira que nunca te he culpado porque tú no eres culpable! ¡No vayas allá! ¡Por favor, por favor! ¿Puede alguien devolverme a mi cuerpo? ¡Mírame como trato de volver a mí! ¡Ayuda! ¡Alguien ayúdeme! No me abraces como si esta fuera la despedida. ¡No te atrevas a irte! Narrador Adriel, abrazado a su pasiva esposa, derramó sus lágrimas mientras que Joana se arrojaba sobre ella misma una y otra vez con desesperación, intentando quedarse dentro de su cuerpo, pero fue en vano. Vociferó sin que Adriel la escuchara y cuando él se levantó, ella intentó sujetarlo, pero al igual que otros intentos, su mano lo traspasó. Quiso abrazarlo, pero también fue inútil y nada de lo que hizo le funcionó. Adriel salió de la habitación sin mirar atrás. Su pensamiento era solo uno. Visitar en la cárcel al asesino de su hija y matarlo. Y después... Ya no le importaba el después.
Chan, chan, chan. No pues al final Adrial sí que optó por la venganza... Y es cierto que el hombre ese merece el más alto de los castigos, pero si Adriel se lo da perderá todo lo que tiene... Y quedará en el lugar de él, sino es que le va peor todavía y a él si que le dan la condena de muerte, cosa que de pronto no dudo por la corrupción de la que se hace referencia ¬¬ Me dio mucha pena ver los inútiles intentos de Joana por hacerse escuchar, por volver a su cuerpo, por hacer lo que fuera con tal de detener a su esposo de cometer una locura :( Si supiera que ella no lo culpa de nada, sería la libertad que necesitara de su atormentado espíritu que lo acusa sin piedad, porque eso es lo que pienso; que está atado a esa falta que cree es suya y por lo mismo se obliga a efectuar esa venganza. Qué triste de veras. Pero nada, bonita historia... bueno no, porque es muy trágica, pero saber que a mí me encanta el drama y la tragedia, por lo que se me hace bonita xD Espero el siguiente capítulo. Me despido por el momento y te cuidas mucho. Te amo ❤❤❤ Hasta otra.
@Borealis Spiral pues sí, puede decirse que el que se quiere vengar es él, pero... ¡sorpresa! Ya sale aquí el "peine" del porqué ella vaga en tal condición y bueno, así resulta que fue Tal como sigue. Esto está chulo ewe @Louca Bundeva gracias por esos me gustan. A los demás que alguna vez leyeron esta locura, también gracias. 14 Narrador A Joana el corredor, pese a ser muy largo y ancho se le hizo corto, angosto y sumamente sofocante. Ahí estaban, en la enorme cárcel donde estaba prisionero aquél asesino y en donde ella no había dejado su empeño de que Adriel la percibiera. Lo atravesó una y otra vez, vociferó en su oído. Le lanzó puñetazos y todo en balde. Él continuó su camino, sumido en un terrible mutismo, la expresión amargada y decidida. El guardia que lo había conducido hasta ese pasillo que lo llevaba directamente a la celda del prisionero, le había dado un arma de fuego, de esa manera cuando pasó la zona de revisión, lo habían encontrado limpio. Joana le gritó al guardia un sin fin de insultos cuando vio como le entregaba la pistola. De corrupto, mal agente, malnacido, fraudulento y demás no lo bajó y hasta lo “golpeó”, pero el hombre del uniforme ni en cuenta e inmutable dejó solo al visitante para que éste pudiera cumplir con su misión. ¿Cuánto le cobró el guardia a Adriel por el “favor”? Ella supuso que una fortuna, pero eso era lo de menos. Lo importante era impedir que su amado se manchara las manos de sangre. Entonces, a punto de perderse para siempre por la desesperación de no poder contenerlo, de no poder ayudarlo a razonar, llegaron frente a la celda y ella miró al hombre encerrado ahí. Y al ver su rostro, fue como si un velo cayera de sus ojos, de sus sentidos, de su incomprensión. ¿Por qué estaba ella ahí? Una pregunta que estuvo cuestionándose todo ese tiempo. Necesitaba estar a esos insignificantes pasos del asesino para comprenderlo. Él, ese hombre que les disparó a ella y su niña era la razón. El malvado ser que se levantó del duro camastro y miró, pero no a Adriel, quien le apuntó con el arma, sino a ella y su expresión se desencajó, su boca se abrió varias veces para hablar y cuando lo hizo, pudo decir algo que para los oídos de Adriel sonó extraño. —¡Tú! ¡Yo te maté! El asesino la podía ver. Era el único que podía hacerlo. Joana comprendió y recordó otro momento de ese día en que ese canalla matara a su hija, ya cuando estaba agonizando en el suelo con la enorme herida de bala en la cabeza. El instante en el que aquella luz que la cegó estallara en su mente, pero antes de que la total oscuridad la sumiera en la nada. Un pensamiento clamando justicia. Unas palabras olvidadas y recordadas ante la presencia del sujeto y ésas mismas fueron el puente tendido para seguir en el mundo material, reacia a irse. “¡Muerte al asesino! ¡Vida por vida!” —Muerte al asesino. Por eso estoy aquí, para matarte —susurró atravesando los barrotes y el hombre retrocedió visiblemente espantado, porque el aura de Joana destellaba de manera impactante. Él podía verla envuelta en una luz cegadora, por lo que su apariencia resultaba aterradora. —No —dijo Adriel acercándose también a las varillas sin dejar de apuntarle—. ¿Qué dices? No fue a mí a quien mataste, sino a mi hija y mi esposa... ella está muerta en vida y por eso debes morir. El dedo de Adriel tembló en el gatillo, pero no disparó porque el hombre parecía ajeno a él. No lo miraba y se dio cuenta que ni siquiera lo escuchaba, así que de manera incomprensible lo miró con la vista puesta en un punto, un lugar donde no había nada, pero el tipo susurraba y retrocedía cada vez más espantado. Lo vio levantar las manos en un gesto de precaución, como si algo fuera a golpearlo y después de eso, el alarido que lanzó lo hizo estremecer y también retroceder cuando el sujeto cayó de rodillas al suelo, luego se recostó retorciéndose, como si le hubiera dado un ataque epiléptico. Adriel no pudo percatarse de qué manera Joana entraba en el hombre, produciéndole un tremendo dolor. Saliva y gemidos de agonía brotaban de su boca sin dejar de retorcerse. Los ojos le rodaban en las cuencas y su cuerpo se golpeaba contra el duro suelo de manera desquiciada. Adriel retrocedió más pasos sin comprender qué sucedía. Quizás al hombre le había dado un derrame cerebral. Temblando por la impresión de observar al poseso, porque eso parecía, Adriel se guardó el arma. Podía terminar con su sufrimiento disparándole, pero ¿acaso no merecía sufrir así? Luego de repente, el sujeto se quedó quieto e indeciso, Adriel no supo qué hacer, si darle de una buena vez el balazo antes de que volviera el guardia. Éste sólo le había concedido pocos minutos advirtiéndole que la interrupción de la grabación de la cámara de ese sector no duraría mucho y él no quería involucrarse más de la cuenta. En el ambiente podía sentirse un tremendo suspenso que, cuando el sujeto de la celda se sentó de manera repentina, saltó de susto y luego una voz, la tan añorada voz de Joana se escuchó brotando de aquella maldita garganta, cuyo dueño se volvió a mirarlo y bien que pudo notar que el movimiento del cuello fue anormal. —Vete de aquí, Adriel, yo me encargo de este asesino.
El suspenso aumenta a cada paso que se acerca al final de esta historia tan triste pero con tintes esperanzadores. Y llegamos a una antesala de dolor y panico. ¡Joana por fin puede comunicarse, pero que desgracia de hacerlo solo a traves del hombre que les causo tanta pena a ella y a su familia! La amargura de Adriel lo tiene cegado, pero ¿como reaccionara a este evento? pensara que cayo en locura insana o en verdad creera lo que sus ojos ven y sus oidos escuchan, a su mujer hablar a traves de un hombre enjaulado. Esperando el proximo :D
¡Qué! ¿Qué clase de giro de acontecimientos es este? xD De acuerdo, en realidad esto no me lo esperaba para nada. Digo, ¿Joana estaba como estaba para ser ella quien tomara venganza por la muerte de su hijita? Ay, pobre asesino... lo sé, no debería compadecerme de él dado lo que hizo, ¿pero te imaginas que terror debió producirle ver a la víctima que supuestamente había matada allí enfrente de él? Y luego que lo poseyera de esa manera para retorcerlo así y lo del cuello O_o De acuerdo, eso fue sin duda tenebroso. Adriel se salvó de manchar sus manos de sangre perturbarse la mente de más... ¿o no? Es que ya de plano tampoco sé qué vaya a pensar él después de semejante escena y de escuchar la voz de su amada a través del hombre. Ah, insisto, un giro que no esperaba pero interesante. Me pregunto cómo es que culminará todo este asunto. Bueno, espero la próxima actualización para ver que sigue. Te cuidas mucho y no olvies que te amo mil *u* Hasta otra.
Contenido oculto: Louca y Bore Antes que nada, Louca Bundeva, gracias por tu presencia aquí en este tema tan disparatado y a cómo reaccionará, pues quizás no como esperábamos =) Lo que sí es que este es el capítulo final. También muchas gracias linda Bore-chan por seguir la lectura durante todo el tiempo que duró esta corta historia. En este sabrás cuál es el final, pues es el último. No esperes mucho, por favor :3 A los demás que leyeron, muchas gracias. 15 Adriel No podía negar que me sentia aterrado. La situación era de miedo y también de fantasía, pues ¿cómo es que de ese asesino salía la voz de mi amada? Miré al tipo sintiéndome aterido, sin atinar a mover ni una sola parte de mi cuerpo. Incluso los ojos parecían haber quedado muy abiertos sin que los párpados bajaran para lubricarlos en ese momento que pareció durar una eternidad. Sabía que mi expresión mostraba la incredulidad y mi boca se abrió más cuando ella volvió a hablarme en un tono impaciente. —¡Muévete, cariño! ¡Sal de aquí, Adrisol! Fue entonces que parpadeé repetidas veces a la vez que me alejé un poco más de la celda, completamente mudo, porque no podía pronunciar palabra alguna ¿De verdad Joana estaba ahí? ¿Cómo? ¿Por qué? En medio de mi estupefacción rememoré todas esas veces que en nuestra intimidad Joana me decía Adrisol, porque según ella, yo era su sol, el que iluminaba su vida, el que radiaba su existencia con felicidad y era la única que me había nombrado así, nadie más y aunque en un principio le repliqué airado porque el apodo me parecía de lo más femenino, terminé aceptándolo porque me convenció de que sí era su astro. Mis lágrimas no pudieron faltar en ese momento que mis pasos me alejaron todavía más del prisionero, quien continuaba inmóvil sentado en el suelo sin poder moverse, sus orbes destilando pavor. Aún con los metros que había puesto entre él y yo miré el brillo de sus ojos. Su expresión transformada en una súplica silenciosa que pedía ayuda porque no sabía qué le estaba sucediendo. Pero yo tampoco lo sabía exactamente. Por eso quise quedarme. Deseaba saber por qué Joana estaba ahí, si todo esto no era más que un sueño. Así que sometiendo mi propio temor y sí, también mi escepticismo porque todo me parecía tan irreal, me detuve. Mas en eso hizo su aparición el guardia, el que miró al prisionero de manera fugaz para luego concentrar toda su atención en mí y anunciarme su inquietud. —¡Lo siento, señor! Le dije que actuara rápido y veo que no lo hizo. Debe irse ya. El tiempo que le di a las cámaras para su disfunción ha terminado y ahora están grabando todo de nuevo. Al escucharlo, recordé que con lo sucedido había olvidado por qué motivo estaba ahí. Se revolvió mi espíritu de inconformidad cuando el guardia me tomó del brazo para arrastrarme con él a la salida. No quería irme sin darle su merecido a ese asesino. Seguramente ese hombre había actuado todo el teatrito para confundirme cuando vio que iba a matarlo. Sin embargo, a nuestras espaldas se escuchó la voz del hombre, temblorosa y tartamuda, como si hiciera un esfuerzo enorme para poder hablar. —Por… favor… guardia... no me… deje con… ella. Ambos nos detuvimos al escucharlo y en armonía nos volvimos a ver al prisionero en el justo momento en el que el rostro del hombre, el que nos veía de frente, giraba de manera espantosa para mirar ahora de espalda. La descomunal fuerza rompió el cuello en un crujido espeluznante que nos estremeció a ambos. Pude sentir a mi lado el sobresalto del guardia. No lo miré. Mi atención estaba puesta en el asesino cuyo torso había caído al suelo sobre su costado derecho, con su cara mirando debajo de su camastro. Por un instante desee ver qué semblante le había dado la muerte… o Joana. Entonces, mientras el guardia sacaba su radio comunicador para pedir ayuda, yo sentí como una ligera brisa pasaba por mí, no sobre mí, sino a través de mí y lo supe, que era ella. Después de tanto tiempo de no sentirla, lo hice en ese instante e incluso pude percibir su aroma. No sé cómo fue posible tal cosa, pero era real y fue la gloria. En ese instante también murió mi escepticismo porque de verdad Joana había estado ahí. Debí sentir un vacío espantoso cuando mis sentidos ya no pudieron percibirla, pero no fue así. Al salir de aquella institución penal me sentí liberado. Por primera vez después de muchos meses me sentí bien y corrí al hospital para estar a su lado. ºººººº Joana Está todo muy oscuro. Me siento pesada y no puedo moverme. Es curioso como ya no puedo flotar como antes. Antes era ligera y me trasladaba por toda la ciudad como si fuera un rayo, pero ya no puedo. ¿Dónde estoy? ¿Acaso ahora sí he muerto? Recuerdo todo lo sucedido en esa prisión. La muerte del asesino no me causó gozo, pero sí un tremendo alivio al ver que salvaba a Adriel. Pude sentirlo por primera vez después de tanto tiempo de no poder hacerlo y fue la gran dicha para mí, pero después de eso ya no recuerdo. ¿Qué sucedió después? ¿A dónde me fui? ¿Por qué no puedo moverme? Creo que… parece que estoy en la semi inconsciencia. Mis ojos pesan, pero sé que puedo abrirlos, ya antes me he mirado con ellos abiertos. ¡Un momento! ¿Es que acaso he vuelto a mi cuerpo? Al instante pude sentir como latía mi cuerpo entero. La actividad en él aumentando, deseoso de salir del letargo y supe que podía hacerlo. —¡Joana! —escucho la voz de Adriel a mi lado y es entonces cuando me doy cuenta que me he sentado aún sin abrir los ojos. Los abro de golpe y ahí está él a un lado de la cama. Me mira con ojos luminosos por las lágrimas y el gozo. Miro luego a mi alrededor y me doy cuenta que estoy en el pequeño cuarto del hospital psiquiátrico. —¡Joana! —dice Adriel abrazándome. Siento cómo se estremece por la emoción, de qué manera derrama besos por toda mi cabeza, mi frente, mi rostro y boca. No me deja hablar, ni pensar, ni casi respirar porque sus brazos oprimen fuertemente— ¡Has vuelto! Volver a sentirte allá en esa prisión me dio la esperanza de que volverías a mí y prometí no perderla jamás. Siento ahora sus tibias lágrimas empapando ya mi rostro y cuello y no puedo evitarlo, yo también lloro. Permito que me recueste sobre la almohada agradeciéndolo. He regresado, sí, pero me siento muy débil. Mas sé que mis recuperadas capacidades físicas pronto le darán a mi organismo la habilidad para ponerme fuerte de nuevo. Adriel se recuesta a mi lado. Ambos bien juntos a causa de lo estrecho de la cama, pero así queremos estar. En eso recuerdo algo y lo digo. —No más amistad con la vecina. Lo veo ruborizarse al momento de responder. —Ella cocina muy bien. —Adricruel. Besa mi frente, sonríe y musita. —No más amistad con la vecina. No decimos más. Hay mucho qué decir, pero la mayoría son cosas que no entendemos, como mi experiencia extra corporal. Estamos seguros que lo hablaremos después, pero por el momento lo único que deseamos es sentirnos uno al otro porque eso es lo relevante y cuando minutos más tarde la enfermera nos encuentra ahí, abrazados en esa cama, no sé qué le sorprende más. Si mi regreso a la vida activa o al hecho de que Adriel comparte mi lecho. Su expresión nos divierte mucho y nos reímos de ella. Nuestras risas abiertas muestran que finalmente el sufrimiento ha pasado. No la nostalgia por nuestra hija que siempre estará presente así como su recuerdo, pero tengo la esperanza de que la vida nos ofrecerá la dicha de ser padres de nuevo. No para reemplazar a Eliza porque ella es irreemplazable. Solamente quiero que nuestro amor de un nuevo fruto porque tenemos demasiado para compartir. F I N
Wow, y digo "wow" porque me quedé sin aliento casi toda la lectura. ¿Qué puedo decir? Tienes un estilo muy prolijo y eso se agradece un montón. También has explotado un género dramático, angustioso, de tal forma que no resulta pesado de leer. Me gustó mucho porque pude disfrutar a pesar de sentir mucha tristeza, pues la historia es bastante trágica. Creo que Adriel y Joana serán capaces de sobrevivir a la pérdida de la pobre Eliza, pero ella continuará en sus vidas para siempre. Al principio no sabía qué pensar , porque manejaste muy bien el hilo argumental, develando los secretos y la verdadera situación de a poco. Eso hizo que me mantuviera expectante en cada capítulo. Como no hay botón de llanto, tuve que poner "me gusta" a casi todo x'D Pero cuando empezaste a explicar qué había ocurrido, pues, me dio mucha tristeza. No obstante, estoy encantada de haber leído la historia; es realmente buena y debo felicitarte. ¡Estupenda lectura!
¡Ooh! Yo soy la que digo ¡Wow! Agradezco tu hermoso comentario. En serio que tus palabras alegraron mi día =) ¡Muchas gracias por leer, darle me gusta y dejarme tu valiosa impresión! Un abrazo ._.