Long-fic de Naruto - ¡Amar a un ángel esta prohibido! ¿No?

Tema en 'Fanfics de Naruto' iniciado por SabakuNoNara, 6 Marzo 2016.

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¿Qué opinan de mi historia?

  1. ¡Mas te vale que la termines esta vez! *afila un cuchillo*

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  2. El contenido es interesante *le da un sorbo a su té*

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  3. Es buena

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  4. Me aburrió

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  1. Threadmarks: Capítulo 1
     
    SabakuNoNara

    SabakuNoNara Entusiasta

    Géminis
    Miembro desde:
    29 Marzo 2009
    Mensajes:
    88
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¡Amar a un ángel esta prohibido! ¿No?
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    3475
    Jezz, aun tengo que aprender a usar este lugar ¡Para mis nuevos lectores! Pueden saltarse este párrafo y comenzar con la historia. Espero con ansias su opinión. Puse drama en el genero porque es lo que va a causar más impacto pero es mas general. Habra de todo. Las parejas principales son ShikaTema y NejiTen pero tambien veran como nacen otras.

    Para mis antiguos lectores…Aquí vamos de nuevo… ya se. Tal vez alguna de ustedes ya me conoce, por favor no enmarquen mi foto y le claven cuchillos en ella. Se lo que hice fue terrible y que no tengo perdón. Pero más vale tarde que nunca. He mejorado esta historia desde la última vez que la publique… hace muchos años. Si, 5 años lo sé también los conté. Me da pena hasta mostrar mi rostro por acá. Por su fortuna ya casi la termino y no hay nada que me detenga en publicarla por aquí. Estaré atenta por si tengo cualquier error, me falta mejorar mucho. Para aquellas usuarias longevas de por acá, mis antiguas lectoras que tal vez sigan esta página. Verán continuación de lo que deje a partir del capítulo 12 e hice los capítulos más largos para dejarlas satisfechas.

    Para ahorrarle los problemas. Lo admito, no se mantener mis promesas y las metas al mismo ritmo. Ya volví que es lo bueno y ruego a todos los cielos para terminar esta historia y escribirles otras que tendrán el mismo impacto (espero) que esta. Sin más embrollos por favor disfrútenlo y ayúdenme también a mejorar.

    Capítulo 1: "La noche donde todo comenzó"

    Era de noche. En unos de los extremos de la mesa ovalada se encontraba un joven de 23 años. De cabello largo, tez pálida, vestido de traje y de una expresión seria. A pesar de ser tan joven ya era presidente de las empresas Hyuga tras la muerte de su padre. Escuchaba monótonas conversaciones. Era una pérdida de tiempo estar sentado ahí. Su paciencia se acortaba poco a poco.

    — Sugiero que tengamos en mente este aspecto. Los ingresos que provienen del lado este del país parece que no van en aumento, podríamos…

    — Es todo por hoy.

    — ¿Señor? —Las miradas incrédulas cayeron en el joven.

    — Que es todo por hoy. —Se levantó de su silla, tomó su maletín y camino hacia la puerta.

    Al cruzar la puerta, más miradas se impresionaron con su repentina presencia. Torció levemente la boca. Siguió con su rumbo cruzando entre los cubículos de sus empleados.

    — Todavía no es hora de su descanso.

    Tras decir eso, los botones de los teclados de sus computadoras volvieron a sonar. Llego a su oficina personal, la cual estaba amueblada élegamente y tenía una gran vista hacia la ciudad, pero había algo fuera de lugar. Un intruso.

    — ¿Qué es lo que buscas aquí, Nara? —Su presencia no detuvo su rumbo. Dejo el maletín a un lado y se sentó al borde de su escritorio.

    — Simplemente negocios. —Su típico tono aburrido no había cambiado ni un poco.

    — ¿Qué no hay nada más importante que hacer en tus bosques? ¿O debo de recordarte que nuestras empresas son rivales? —Se notaba que estaba molesto.

    — ¿Y eso significa que también seamos rivales? —Dijo serio el chico de cabello de piña—. Recuerda que aún no soy un amargado presidente como tú.

    — No estoy para tus bromas. Necesito descansar. —Comentó guardando algunos documentos en su maletín.

    — A este paso, ni en tu tumba podrás descansar —la mirada fulminante del ojiperla cayó en él—. Está bien, ya me voy. —Se levantó del sillón.

    Salió de su oficina sin decir más. Ciertamente estaba preocupado. Llamó el elevador, el cual se estaba tardando en llegar. Considerar que podía tomar las escaleras era demasiado problemático para él. Al llegar a la planta baja, salió de tan enorme edificio y se subió a su convertible. Medito un poco antes de encender el motor y empezar a conducir.

    — “Pronto tomare el mando de la empresa —pensaba sin perder de vista el camino—. Sera un reto dejar mi pereza y trabajar duro como mi padre o como Neji. Tal vez si hubiera aceptado ir de vacaciones con los demás… Espero no dormirme en plena hora laboral o me echarían sin dudarlo. Que problemático.

    Sumergido en sus pensamientos mantenía la mirada al frente. La vía estaba despejada, solo las luces de uno que otro farol la decoraban. Era una zona muy tranquila, rodeada de árboles, nada de ruidos más que de la naturaleza. Hasta que algo cayó de golpe en el asiento del copiloto. Shikamaru perdió el control del carro, haciéndolo zigzaguear con fuerza. Al recuperar el control se orilló y apagó su auto lo más rápido posible. Su respiración estaba agitada, sentía que sudaba frio, su corazón latía fuerte. Era una mujer. El joven miro alrededor, principalmente arriba. Nada. Solo el manto de la noche.

    No comprendía de donde había salido aquella chica. Exhaló alterado. Con temor agarro la muñeca de la rubia. Tenía pulso. Volvió a echar un vistazo a su entorno. Nada. Ni un alma. Estaba paralizado, casi provocaba un accidente. La contemplo un poco tratando de calmar sus latidos. Tenía cabellos dorados, amarrados por dos coletas, usaba una blusa roja y unos jeans pegados. Colocó una mano sobre su hombro y la empezó a mover con delicadeza.

    ***

    Neji se aseguraba que fuera el último en salir. Revisaba que hubieran cerrado las puertas y apagado las luces. Solo faltaba la puerta que conducía al techo del edificio. Sabía que de vez en cuando sus empleados salían a fumar y no le ponían llave al regresar. Subió los últimos escalones y posó su mano en la perilla. Abierta. Con una mueca de fastidio saco un llavero y buscaba la llave para cerrarla.

    — ¿Dónde estará? —Casi era inaudible, pero pudo reconocerla. Una voz femenina lo detuvo en seco.

    Provenía de afuera. Extrañado se cuestionó quien podría ser y el por qué estaba ahí a altas horas de la noche. Abrió la puerta dejando entrar las corrientes del aire. Gracias a las luces de la ciudad, la silueta de la fémina contrastaba. Estaba parada en las orillas del techo, buscando algo en el horizonte.

    — ¿Qué hace aquí? —Se acercó a ella con cautela.

    — Ah —notó su presencia y dio media vuelta. Algo tensa—. Disculpa, ¿no habrás visto a una chica por aquí? Es rubia, tiene el pelo amarrado en dos coletas, de ojos color aqua. Estaba usando una blusa roja.

    — No.

    — ¿Qué voy a hacer? —Se veía inquieta—. Si no la encuentro, me perderé.

    — Lo siento, será mejor que se vaya a su casa. El edificio está a punto de cerrar. —Pronunció fríamente.

    — Mm —bajo la mirada y volvió a girar hacia la orilla del techo—. Está bien, aunque no creo que esté preparada para esto. —Se le apago la voz mientras colocaba sus pies en el borde. Estaba lista para tirarse a una caída de más de 20 pisos.

    — ¡Espere! —La detuvo tomándola de la mano y jalándolo hacia él. Haciendo que volviera a la zona segura del techo— ¡¿Qué hace?! —La chica lo miró confundida y con tanta inocencia— Venga. Si quiere yo la llevo.

    — Gracias. —Ella le sonrió dulcemente.

    Estando cara a cara con ella pudo notar la belleza de la chica y esa acción provocó un leve sonrojo en él. Bajaron las escaleras para subirse al elevador. Con la luz de este pudo verla claramente. De cabello castaño, amarrado en dos cebollas, de ojos color chocolate. Tenía una blusa rosa y unos pescadores de color verde olivo. Algo no cuadraba. Claramente no trabajaba ahí, de otra manera vendría con la etiqueta que su empresa les exigía. Ella estaba muy curiosa, observando y tocando lo que podía del elevador. Al llegar al estacionamiento, Neji la guio hasta su carro. Se adelantó y le abrió la puerta. No para impresionarla, ya era un instinto debido a que su padre le había inculcado que sin importar quien fuera, si era mujer tenía que hacerlo. La castaña entro muy tímidamente al carro y fue seguida por el ojiperla.

    — Por cierto, me llamo Tenten Ama. —Dijo alegremente.

    Él se limitó con mirarla por el rabillo del ojo mientras encendía el carro.

    — Neji —espero un poco hasta que se calentara el motor—. Bien, ¿por dónde vives? —Le dio de reversa al coche para salir del cajón del estacionamiento.

    — Arriba.

    — ¿Qué parte del norte de Konoha? —Subía por la rampa que lo llevaba hacia la calle.

    — No —se rió—. Yo vivo en el cielo.

    Neji pisó el freno bruscamente ocasionando un ruido chirriante en las llantas.

    ***

    Seguía zarandeándola delicadamente hasta que vio que la chica volvía en sí. Abrió lentamente sus ojos, su visión estaba borrosa.

    — ¿T-te encuentras bien? —Preguntó asustado.

    — ¿Dónde estoy? —Intentó observar alrededor pero inmediatamente puso su mano en su frente y una expresión de dolor abundo en su rostro—. Mi cabeza.

    — ¿Te encuentras bien? —Reiteró la pregunta asumiendo que no lo había escuchado.

    — Eso creo, ¿Quién eres tú? —Enfocó su atención en él. Lo miró y poco a poco recuperaba su visión.

    — Shikamaru Nara, ¿y tú? —Encendió su auto y volvió a conducir algo veloz.

    — Temari Sabaku —volvía a ser consciente de su alrededor— ¡¿Acaso me estas secuestrando?! —Se exaltó.

    — ¡No! —Vio el rostro pasmado de la rubia—. Tú caíste en mi auto —la confusión regreso a su mente—…no sé cómo.

    — ¿Me caí? —Se quedó pensativa— ¡Tenten! —Alzó la voz de la nada.

    — ¿Q-qué pasa? —Sobresaltó con la reacción de Temari.

    — ¡El jefe me va a matar si no la encuentro! —Se agarraba el cabello— No sabe nada de cómo es aquí y si le pasa algo va a ser mi culpa. —Empezó a alarmarse.

    — Vamos no hagas un drama, problemática. —Se estacionó enfrente de un hospital.

    — ¡¿Qué no haga drama?! —Repitió incrédula— ¿Por qué te detuviste aquí?

    — Para que te revisen, al parecer se te perdió un tornillo al caer. —Dijo saliéndose del auto.

    — ¡¿Me estas llamando loca?! —Le cuestionó siguiéndolo con la mirada. Veía como rodeaba el auto y se acercaba a su puerta—. ¡¿Qué estás haciendo?!

    — Haces demasiadas preguntas. —Intentó cargarla entre sus brazos.

    — ¡No me toques! ¡No voy a ir al hospital! —Gritó histérica quitándose los brazos del muchacho de encima.

    — Bueno, —le abrió la puerta— si no tienes nada, bájate del auto.

    Temari con los ojos entrecerrados lo miraba con furia. Bajo del auto sin ninguna dificultad. Se paró enfrente de Nara y se cruzó de brazos.

    — ¿Contento?

    Todo era muy confuso para él.

    ***

    — ¿Qué? —Preguntó incrédulo.

    — ¿A-acaso eso es malo? —Su reacción fue intimidante para ella.

    — No hay manera posible que viva en el cielo. ¿No tiene algún familiar, amiga o lugar donde se esté quedando aquí?

    — No.

    — ¿Sabe quién soy? —Observó el semblante de la chica. Ella solo negó con la cabeza— ¿Sabe en qué trabajo o en qué ciudad está? —Volvió a negar con la cabeza— ¿Cómo es posible? — Hundió su mano en su cabello. Estaba abrumado. Pensaría que estaba mintiendo o haciéndole una broma. Pero lo decía con tanta inocencia.

    — Me estas asustando. — Susurró la castaña apegándose lo más posible a la puerta del auto. Neji suspiró.

    — ¿De verdad no tiene ningún lugar en donde pasar la noche?

    — No.

    La mirada del ojiperla se mantuvo en el horizonte por algunos segundos. Quito el pie del freno y siguió con su camino. Tenía un rato conduciendo, no se dijeron nada por un momento.

    — ¿A dónde vamos? — Contemplaba con curiosidad lo que pasaban por las ventanas.

    — A mi hogar. —Contesto virando a la derecha.

    Los dos llegaron a las residencia Hyuga que era una enorme mansión, de estilo moderno, de colores blancos y negros. Tenían que atravesar por un jardín que tenía el tamaño de un campo de golf. La castaña miraba asombrada tal monumento y Neji le abrió la puerta para que bajara.

    “¿Qué estoy haciendo? —Pensó—. Trayendo a una chica a mi hogar así sin conocerla. Aunque parecía inestable, si no fuera por mí se hubiera suicidado en mi edificio. No podía permitir que la herencia de mi padre se manchara de sangre”.

    Entraron y lo primero que pudo notar la joven eran unas inmensas escaleras, elegantemente ornamentadas que llevaban hasta el segundo piso. Cada rincón de la mansión tenía objetos de lujo, desde las luces hasta los muebles.

    — Qué lugar tan hermoso —Sus ojos chocolates no podían decidir que observar, pero brillaban con intensidad. Neji solo la miro de reojo con seriedad. Se aflojo la corbata y se quitó su saco—. ¿Te molestaría si exploró un poco?

    Él la miro confundido. Sus reacciones eran muy extrañas.

    — Solo no toque nada o tendrá que irse.

    Tenten asintió y se alejó de él. Se paseó como si estuviera en un museo, admirando cada pared, cada objeto de valor. El ojiperla trataba de mantenerla dentro de su rango de vista. Era muy extraña aquella chica, no se comportaba como… otras chicas que él había conocido. El joven empresario decidió hacerse algo de cenar. No se había percatado que la chica se había fugado al segundo piso, abriendo puertas y mirando el contenido de las habitaciones. Tenía cinco recamaras y tres baños. Pero una habitación le agrado más a la castaña, la cual tenía una cama King size y la decoración de esta la hacía lucir más cómoda.

    Con las luces apagadas, se acercó a la cama y se acostó en ella. Era increíblemente suave y cómoda. Su cuerpo le pesaba, suplicaba por un descanso. Su energía se drenaba poco a poco y se reusaba a levantarse de ese paraíso. Sentía como si hubieran sido años desde que había tocado una cama así. Sin darse cuenta, Morfeo se apodero de sus sueños.

    Justo había terminado con su comida y descubrió que el silencio había regresado. Sin alterarse, se aseguró de terminar su rutina cerrando la puerta con llave. Subió las escaleras, preguntándose donde estaría esa curiosa criatura. Planeaba dejar sus cosas en su habitación y buscar donde se había metido. Abrió la puerta y encendió las luces. Se quedó petrificado. Estaba en su cama. ¿Sería correcto despertarla y echarla a otra habitación? Parecía que no iba a despertar dentro de unas horas. Serio, dejo su saco en un perchero que tenía ahí. Tomo una almohada y una sábana extra y se retiró del cuarto.

    ***

    — ¡Ya te dije que no tengo nada! —Estaba aferrada al barandal.

    — ¿Dejarías de gritar? —La jalaba el castaño—. Estas cerca de un hospital.

    — ¿Por qué tu empeño de meterme al hospital? —Se soltó del agarre del Nara.

    — A menos de que me expliques como caíste del cielo, tienes que ir para que te revisen. —Espero por una respuesta.

    — Esta bien —se volvió a subir al carro—. Me rompí un ala.

    — ¡¿Qué?! —Negó con la cabeza— ¿Eso significa que te rompiste el brazo?

    — Lee mis labios —señaló su boca—. Me rompí un ala, no un brazo. Pero si quieres llevarme a un manicomio, porque estoy loca y digo tonterías —se cruzó de brazos—. Es típico que le teman a lo que no entienden.

    — Bueno, es tarde y quiero dormir —se subió a su carro e introdujo la llave—. ¿Dónde vives?

    — No vivo aquí. Si quieres dejarme en la calle no hay problema. Solamente que si me pasa algo te remorderá en la conciencia porque será tu culpa.

    — Tsk, problemática. Bueno si no vives aquí, supongo que ni dinero tienes para quedarte en un hotel, ¿verdad?

    — ¿Tengo que contestar? —Alzó una ceja.

    — Vaya, sí que haces líos en tan poco tiempo. —Encendió su auto.

    La rubia no podía irse así, no podía ir a buscar a su amiga en las condiciones que estaba. Tendría que caminar y era de noche, eso dificultaba mucho su búsqueda, pero tampoco sabía con quien se había metido. Ella no confiaba mucho de nadie. Por los alrededores algo le decía que estaban alejándose de la ciudad, ya no estaban los faroles y la cantidad de árboles aumentaba. Ella abrió la boca.

    — No te estoy secuestrado. —Contesto el joven antes de que le reclamara algo.

    Temari se sorprendió, desvió la mirada y se cruzó de brazos molesta. No sabía desde cuándo se había dado cuenta él que se le quedaba viendo, rechazándolo con la mirada. Parecía que estaban en medio de un bosque, donde había enormes árboles que intentaban tocar el cielo. La Sabaku se estaba preocupada por la dirección que la estaba llevando. Hasta que una enorme edificación apareció entre la maleza, bien iluminada, diseñada de tal manera que hacia juego con sus alrededores. El Nara se estacionó dentro de la cochera, bajo del auto sin dar explicaciones ni indicaciones. La rubia bajo al mismo tiempo que él, vigilándolo desde la distancia.

    El joven subió un par de escalones y le abrió la puerta que conducía hacia el interior de la casa. Parado con una mano en el bolsillo y otra en la perilla de la puerta, espero que la chica procediera a entrar. Lo miraba con desconfianza, negligente de aceptar su invitación, pero no tenía otra opción. Entro, caminando despacio en el interior. Solo había una luz que iluminaba el vestíbulo de la entrada principal del lugar. Aunque era suficiente notar que esa casa costaba una fortuna. Madera y el color blanco se combinaban con armonía, algunas de las paredes poseía arte que deberían de estar en un museo.

    — Genial, hubiera preferido que me atropellaran, a caer en el carro de un soberbio presidente de empresas, hijo de papi. —Dijo con fastidio Temari.

    — ¿Perdón? —Reaccionó inmediatamente al insulto.

    — Ya lo dije. —Se alejó del muchacho.

    — Subiendo las escaleras, al fondo a la derecha hay un cuarto que puedes tomar. Solo por esta noche. —Alzó la voz para hacerse escuchar.

    — Si claro, —empezó a subir las escaleras— el cuarto esta junto a las cosas que el hijo de papi no quiere. —Ese comentario no le agrado mucho al castaño.

    “No soy un soberbio presidente de empresas” —dijo en sus adentros—. Todavía. —Susurró.

    ***

    En la mañana siguiente, en la residencia Hyuga. Los rayos del sol le calaron a los ojos a la intrusa. Se levantó lentamente, frotándose los ojos y estirándose. No sabía que horas eran, pero le agrado ese amanecer. Sonriendo, salió de la habitación dispuesta a encontrarse con Neji. Bajo los escalones, imitando el sonido de un caballo galopando. Uso su olfato como guía. Moría de hambre. No tardo mucho para ver al joven, sentado en una mesa, leyendo el periódico.

    — Buenos días, Neji-kun —le sonrió—. ¿Qué haces despierto tan temprano?

    — Tengo trabajo. —Contestó tomando un sorbo de su café—. Y preferiría que me hable de usted.

    — ¿De mí? —Inclinó la cabeza confundida.

    El joven se quedó como roca al oír eso con la mirada en su café. ¿Qué sucedía con esa chica? ¿Por qué eran tan genuinas sus expresiones ante cosas como esa?

    — ¿Dónde dijo que vivía? —Puso su café sobre la mesa.

    — En el cielo. —Contestó alegremente.

    — No hay progreso alguno —suspiró y señaló un plato con panqueques en él que estaba del otro extremo de la mesa—. Tome asiento y coma algo. Supongo que desde ayer, no ha comido nada.

    Ella obedeció y empezó a comer.

    — ¡Esta delicioso! ¿Lo preparaste tu Neji-kun? —Su entusiasmo era fácil de notar.

    El ojiperla se limitó a su silencio. Estaba empeñado a leer su periódico. Dio un vistazo a la castaña esperando encontrarse con una persona muy hambrienta y con poca clase. Al contrario, ella estaba comiendo despacio, sentada apropiadamente. No tardó mucho en sentir su mirada. Lo cual lo llevo a regresar a las líneas de su periódico. Espero un poco a que terminara de comer y arrojo el periódico sobre la mesa.

    — No la puedo dejar sola en la casa, —se levantó de la mesa y se puso su saco— me tendrá que acompañar a mi trabajo. De ahí estará por su cuenta.

    — ¿Qué es trabajo? —Cuestionó la de ojos chocolates.

    El joven empresario impresionado la miro. No todos los días escucharía ese tipo de preguntas de una chica de su edad. ¿Tendría amnesia? Eso explicaría el comportamiento tan extraño de ella.

    — Se me hace tarde, nos tenemos que ir. —Tomó su llavero y camino hacia la puerta mientras se ponía su corbata.

    — Está bien, Neji-kun —Corrió detrás de él y lo agarró del brazo. No sabía que el joven no le gustaba que invadieran su espacio personal mucho menos tocarlo.

    — Señorita Ama. —Abrió la puerta principal.

    — ¿Si?

    — No me llame así cuando estemos allá.

    — Está bien, Neji-kun. —Se aferró más de su brazo.

    — Algo me dice que va a ser un día muy difícil. —Le abrió la puerta de su coche.

    — Neji-kun.

    — ¿Si?

    — ¿Qué es difícil?

    — Ya nos tenemos que ir. Después le leo el diccionario. —Se soltó de su agarre y rodeo el carro.

    — Neji-kun. —Seguía parada con una expresión muy confundida.

    — Luego le explico que es un diccionario. —Encendió el motor.

    — ¡Espera! —Se subió al auto.
     
    Última edición: 20 Marzo 2016
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    Akane leila

    Akane leila solo soy un angel negro

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    Wow me encanta no soy fanática al nejiten ni shikatema pero, me fascino espero con ansias la continuación de su encantador trabajo
    ATT: su nueva lectora Akane leila
     
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  3. Threadmarks: Capítulo 2
     
    SabakuNoNara

    SabakuNoNara Entusiasta

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    ¡Yay! Me alegro que te intereso mi fic :D respecto a las parejas, pronto aparecerán más. Espero que sean las que te agradan.

    Capítulo 2: "Reencuentro"

    Tenten observaba sus alrededores con intriga. Todo se veía muy diferente de día que de noche. Los edificios de esa zona eran enormes rascacielos que parecían competir respecto su altura entre los demás, envueltos en un sin número de ventanas de cristal y se reflejaban entre sí. A pesar de que era muy temprano había mucho dinamismo en las calles. De nuevo se dirigían a la compañía Hyuga. En la entrada de un camino subterráneo que se encontraba a los pies del edificio, el empresario pasó su tarjeta por una máquina y esta levanto la pluma dejándolo acceder al estacionamiento. El joven detuvo su auto en un cajón de estacionamiento que era exclusivo para él.

    — ¿Por qué estamos de nuevo aquí? —Preguntó bajándose del auto.

    — Aquí trabajo. —Contestó guardándose las llaves en su bolsillo y empezó a caminar.

    — ¿Qué es lo que tienes que hacer? —Preguntó de nuevo, siguiéndole el paso.

    — Soy el presidente de la empresa. Manejo a personas, tomo decisiones, y entre otras cosas. —Llamó al elevador.

    — Hyuga… ¿Ese es tu apellido? ¿Neji Hyuga?

    — Sí. —Los dos entraron al elevador.

    — Algo me había dicho Temari sobre los presidentes de empresas, pero no recuerdo que era. —Se puso pensativa detrás de Neji.

    — ¿Temari? —Fijo sus ojos en ella.

    — Ah. Si ella es quien me… ¡Ah! —gritó asustando al muchacho.

    — ¿Qué le sucede? —Se acercó.

    — ¿Dónde estará? ¿Le habrá pasado algo? —Se puso las manos en la cabeza con un semblante aterrado.

    — Tranquilícese. No puede actuar así cerca de mí. Mi reputación puede ser afectada por esto. —Puso su maletín detrás de su espalda.

    — ¡¿Cómo puedes decirme eso?! ¡¿Cómo una reputación valer más que una amiga?! —Se estaba alterando cada vez más.

    — ¡Ni se quién es! —La frustración de la chica lo obligo alzar la voz justo en el momento que las puertas del elevador se abrieron.

    Neji se percató dónde estaba. Podía sentir las miradas de sus empleados sobre él. Tomó un respiro, se acomodó la corbata y aclaró su voz. Retomó su curso hacia su oficina dejando a la castaña atrás.

    — E-espera. —Lo persiguió y lo tomó del brazo.

    Los empleados estaban perplejos. En los dos años que tenía trabajando, el Hyuga jamás había traído a una chica consigo, mucho menos que esta lo tocara. Tampoco tenía la vestimenta apropiada para el lugar. Los dos entraron a la oficina sin saber que ya había personas adentro y estaban discutiendo.

    — ¡Que problemática eres mujer! —Se refugiaba detrás de uno de los sillones.

    — ¡Y tú eres un vago que no le gusta subir escaleras! —Le gritó fuertemente, pero se contuvo al ver que habían entrado Neji y su amiga— ¡Tenten! —Su humor cambio bruscamente de histérica a alegre.

    — ¡Temari! —Corrió hacia sus brazos.

    — ¿Se conocen? —Cuestionó el Nara saliendo de su escondite.

    — Necesito contratar a una secretaria para que nadie entre sin que yo esté presente. —Caminó hacia su silla.

    — ¿Quién es ella? —Se le acercó el muchacho con peinado de piña.

    — Se llama Tenten. La encontré en el techo del edificio, a punto de tirarse de él —Tomó asiento—. Dice que no es de por aquí.

    — Bueno eso es normal comparado con ella —señaló a Temari sin que se diera cuenta—. Cayo, de no sé dónde, en mi auto en movimiento. La lleve al hospital pero luchó para no entrar y también dice que no es de aquí.

    — ¿Por qué desapareciste así, de la nada? —Preguntó Tenten consternada.

    — Estaba volando justo detrás de ti, —bajo la voz para que solo la castaña escuchara— pero me distraje y de la nada un anuncio apareció ante mis narices. Trate de esquivarlo. Creo que me rompí un ala al hacerlo y caí en picada al auto de ese vago —señaló a Shikamaru con su pulgar—. ¿Qué hiciste durante todo este tiempo? ¿Estás bien? —Colocó sus manos sobre sus hombros.

    — Me detuve tan pronto me di cuenta que no estabas. Estaba buscándote desde el techo de este edificio y Neji me encontró. —Miró sobre el hombro de la rubia.

    — ¿Neji? —Siguió la vista de su amiga hasta darse media vuelta y ver que apuntaba al Hyuga—. Hay no. Tú también te encontraste a un soberbio presidente de empresas. —Pronunció decepcionada.

    — ¡Oh, eso fue lo que me dijiste de ellos! —Se entusiasmó de pronto.

    — ¿De qué tanto estarán hablando? —Observaba de lejos como los miraban de reojo.

    — No sé, supongo que de cosas de chicas. —Contestó el Nara sin quitarles la vista de encima.

    Se sintieron incomodas al tener las miradas de los empresarios puestos en ellas. Temari giró un poco a Tenten para darles la espalda a los muchachos y que no pudieran leer sus labios.

    — ¿Ya sabe lo que eres? —Preguntó en susurros la rubia.

    — No y ¿él? —También susurró.

    — No. Odio la ley que nos obliga a no mentir —se cruzó de brazos—. Tuve que confesarle algo y ahora sospecha.

    — De seguro no te creyó. Hay que mantenerlo en secreto. Ya sabes que tenemos prohibido sacar las alas. —Hizo más quedita su voz.

    — Lo sé. De todos modos tengo que revisar la mía. Necesito ver la gravedad de la herida. —Miró por el rabillo del ojo a los chicos.

    — ¿Qué te trae por aquí, Nara? —Se cruzó de brazos.

    — Se me olvido entregarte esta carta —saco el objeto de su bolsillo, doblado en dos y se lo entrego en sus manos—. Me tienes de tu mensajero, a la próxima te lo cobrare —Se rascó la nuca—. Me tuve que traer a esa loca conmigo, quien sabe que le haría a mi casa si la dejo sola.

    — Algo me dice que es de esas personas que se ganan tu confianza, luego te dejan sin nada y se van sin dejar rastro. —Expresó con un aspecto serio.

    — Conociéndote hiciste lo mismo que yo. Sabe dónde vives, también te puede estafar. —Dejo sus ojos fijos en él esperando una reacción.

    — Sí. Pero, hay algo en ella que me obliga a creerle. —Su mirada se perdió en la silueta de la castaña.

    — ¡Dejarían de vernos como bichos raros! —Se quejó Temari.

    — ¿Quién dijo que las estamos viendo a ustedes? —Se defendió Shikamaru.

    — No sé, somos las únicas que estamos aquí. ¿O apoco la pared es demasiado interesante? —Puso sus manos su la cadera la Sabaku.

    Tenten se apartó de la discusión y se iba a cada rincón de la oficina. Leyendo los nombres de los libros y sus diferentes colores que estaban en un librero, observando los cuadros con unos paisajes. Se topó con el escritorio de cierto presidente que no le quitaba la vista de encima.

    — ¿Qué hace? —Preguntó recargando sus codos sobre la mesa.

    — Solo miraba, ¿por qué me hablas tan raro Neji-kun? Note que no me hablas de la misma manera que a ese muchacho. —Señaló al castaño.

    — Le hablo de usted. A él lo conozco de hace tiempo, es por eso que le hablo como usted me habla a mí.

    — Oh, entiendo. Y ¿Cómo se hace para que me hables… como yo? —Interrogó tratando de no confundirse.

    — Tomaría tiempo, tendría que ganar mi confianza. Aunque personalmente, prefiero que nos quedemos en ese término.

    La de ojos chocolates lo contemplaba embrollada. No entendió ni una sola palabra de lo que él le dijo. Sacudió su cabeza.

    — Entonces, ¿qué más haces en tu trabajo? —Trató de cambiar de tema.

    — Firmo documentos, contrato gente, despido gente, voy a aburridas reuniones y a juntas que no sirven para nada que están llenos de lambiscones que aspiran a ser más grandes que yo. —Contestó extremadamente seco el Hyuga.

    — ¿Cómo puedes hablar de ellos así? —Preguntó perturbada—. Son personas y hablas de ellos como si fueran basura.

    — Eso es lo que son. Basura. —La miraba detenidamente.

    — ¿Entonces toda la gente que conoces son basura? ¡Eso significa que yo también soy basura! —Se le quebró un poco la voz.

    Ese gritó silenció la discusión que tenía Shikamaru con Temari. La Sabaku reaccionó a ese repentino tono de voz, algo malo había pasado. Se apartó del Nara. Agarró la mano de Tenten y la arrastró hasta el exterior de la oficina, cerrando bruscamente la puerta detrás de ellas.

    — ¿Qué le dijiste? —Preguntó Shikamaru atónito por lo ocurrido.

    — Solo la verdad —hizo una pausa con los ojos cerrados—. Te voy a pedir un favor. Como aun no tienes empleo y yo sí, entretenlas un rato. Tengo mucho trabajo el día de hoy. —Mantuvo su frialdad de antes.

    — ¡¿Qué?! Yo no voy a ser su niñero—se negó—. Ya basta que tenga que aguantar a una, ¡Pero dos!

    — Después te devolveré el favor. — Empezó a sacar archivos de sus cajones.

    El castaño trono la boca. Molesto, salió de su oficina y vio a Temari consolando a Tenten en la pequeña sala de espera que estaba afuera de la oficina del Hyuga. La castaña se quitaba las lágrimas de sus mejillas. La rubia notó su presencia y lo miraba con aborrecimiento. El joven solo giró los ojos y se acercó a ellas.

    — Vámonos. —Metió sus manos a los bolsillos.

    — ¿Qué? —Preguntó sin quitarle esa mirada.

    — Vamos por algo de comer, —contestó perezosamente— tráete a tu amiga.

    El Nara inició su rumbo sin ellas. Temari sentía que trataban a la de ojos chocolates como un objeto. Se levantó sin soltarla de la mano forzándola a que se levantara también y le siguieron el paso a Shikamaru. Mientras bajaban por el ascensor.

    — No entiendo como no estás gordo ¡No haces ejercicio ni siquiera bajas las escaleras! —Se volvió a quejar.

    — Otra vez con eso problemática. Ya te dije yo soy yo y tú eres tú. —Contestó ya algo cansado de pelear.

    Tenten se rió levemente al ver la cara que ponía su amiga al regañar al pobre chico, la cual sonrío al verla de nuevo feliz. Al llegar al estacionamiento, siguieron al joven a su convertible. La castaña procedió a entrar a la parte trasera del auto y la rubia iba a seguirla. Shikamaru abrió la puerta del copiloto antes de que pensara en entrar al coche. Su mirada punzante cayó sobre la rubia.

    — ¿Qué?

    — No voy a ir de chofer. —Dijo sosteniendo la puerta.

    Exhaló fastidiada y cerró la puerta trasera. Entro dejando caer su peso sobre el asiento del copiloto y se cruzó de brazos.

    — Como fastidias.

    El chico de cabello de piña le cerró la puerta. Rodeo el carro para poder entrar en el asiento del piloto.

    — Y tú como te quejas. —Insertó la llave y encendió el carro de nuevo.

    Todo el recorrido predomino el silencio. Ninguno se decía nada. Tenten pudo notar por el espejo retrovisor la cara de dolor de la rubia, quien pretendía no poder soportar la existencia del conductor para ocultarla. Llegaron a una heladería que tenía colores pasteles en su exterior. Los tres entraron a la tienda y se pusieron en el mostrador.

    — ¿Qué quieren? —Preguntó Shikamaru con sus manos en los bolsillos.

    — Uno de chocolate —se dio cuenta que Tenten no sabía de qué hablaban— y uno de fresa para ella. —Terminó por salvarla.

    — Enseguida se los traigo. —Dijo la chica que trabajaba ahí.

    Las chicas se sentaron y el Nara esperaba que le dieran los helados. Cuando ya los tenía en mano se los entrego pero sonó su celular que estaba en su bolsillo, lo saco y leyó la pantalla.

    — Espérenme aquí. —Se salió de la tienda contestado el celular.

    Temari lo seguía con la vista. La mayor parte de los muros eran de cristal. Fácilmente podía ver hacia afuera, Shikamaru se puso de espaldas a la tienda y se quedó parado junto al auto hablando por el celular.

    — Vez lo que te digo —volvió la vista a su amiga—. Están obsesionados con su trabajo. —Le dio una lamida a su helado.

    — Sí. —Soltó triste, recordando su plática con Neji.

    — A-ah, ¡pero no te preocupes! Así son ellos. —Forzó una sonrisa.

    — ¿Ah? —Volvió de sus pensamientos—. Tema-chan. Pude notar que algo te dolía en el camino hacia acá, ¿qué sucede?

    Ella se sorprendió. Checó a su alrededor para asegurarse de que ningún alma iba a enterarse de lo que iba a decir. El Nara seguía afuera, concentrado en lo suyo. Caminando lentamente, sin rumbo.

    — Es mi ala. Me duele y mucho, —susurró— ¿qué tal y si la perdí en la caída? —Su rostro mostró preocupación.

    — Ya veo, necesitas una oportunidad de estar sola —tomó su mano—. Por cierto, ¿Qué más te paso ayer?

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    En la fría oficina de aquel solitario Hyuga, este leía unos documentos. Estaba sentado en la esquina de su escritorio apoyándose con una mano en ella y la otra sostenía el fajo de papeles. Leía letra por letra, revisaba que las oraciones tuvieran sentido. Por alguna razón sus ojos se posaban sobre las palabras pero su mente no lo procesaba como debía. Estaba distraído. Tronó la boca. Caminó rodeando las orillas de su escritorio, recorriendo sus yemas de los dedos sobre su superficie. Hasta que algo húmedo sorprendió su tacto. ¿Agua? Retiró de su vista los documentos y trato de encontrar la procedencia de ese líquido.

    “¡Entonces también soy una basura!” Esa voz resonó en su mente. Tenten. No había notado que la había hecho llorar. Se quedó pensando en cómo se había comportado. Era la primera vez que se sentía culpable por algo que había dicho a una completa desconocida.

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    Reían de sus cortas anécdotas de su noche con ellos. Temari no podía creer el comportamiento de Tenten. Tan inocente y tan curiosa. Era normal, pero aún le causaba gracia. Aunque en el fondo sabía que ella no podía recordar mucho de su vida pasada.

    — ¿Y cómo se llama? —Llamó su atención la de los ojos chocolates.

    — No recuerdo bien. Shikamaru… algo. Creo. —Dijo con poco interés.

    — ¿Es igual que Neji?

    — No lo sé. Dijo que aún no tiene trabajo, no me sorprende con lo vago que es —comía de la galleta del cono—. Los presidentes de empresas son soberbios y egoístas. Solo se preocupan en de sí mismos a cuesta de los demás. Dale poder a un hombre y veras como se transforma.

    — ¿Cómo sabes eso? —Se quedó intrigada al ver la expresión de asco de Temari.

    — Viví algo parecido en mi pasado. Venir aquí con los humanos, me obliga a recordarlo con solo mirarlos, y ahora casi no lo puedo olvidar porque vivo con uno —tiró lo que quedaba del helado al bote de basura. El chico de la coleta volvió a entrar a la tienda—. Hablando del rey de Roma —dijo en susurros— y el idiota se asoma. —Terminó con una sonrisa Temari.

    — ¿Ya? —Se preguntaba en su mente el porqué de la sonrisa de la rubia.

    — Ya. —Miró a la castaña.

    Tenten se levantó y siguió a la chica de las dos coletas. Salieron de la heladería, subieron de nuevo al auto de Shikamaru para volver a la calle.

    — ¿A dónde vamos? —Preguntó la chica de las cebollitas.

    — A mi casa. —Contestó mirando por el retrovisor.

    — Ugh —Se quejó la rubia.

    — ¿Neji ya sabe?

    — No —contestó—. Después le aviso, ya es muy tarde para andar en estos lugares.

    — Uy si claro, que tarde —dijo sarcásticamente la rubia—. Todavía no se pone el sol, vago.

    — Yo no debo estar en la calle y menos a estas horas. —Dijo fríamente el Nara.

    — Pobrecito no tuvo vida social. —Se burló la chica de las dos coletas provocando que Tenten se riera.

    — Si tengo.

    — Haber, ¿dónde están tus amigos? Claro sin contar a Neji. —Esperaba con una sonrisa victoriosa.

    — De vacaciones.

    —Y ¿Por qué te quedaste? O ¿no te invitaron? —Se seguía burlando la chica.

    — Si me invitaron, —se empezó a molestar— pero no pude ir.

    — ¿Por qué?

    — Sigues haciendo demasiadas preguntas, problemática. —Contestó con un tono de molesto.

    — ¡Ya estoy harta que me digas problemática, tengo nombre, sabes! —Gritó la chica molesta.

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    — Gracias. —Colgó el teléfono de su oficina.

    Neji se recargo en la orilla de su escritorio. Su preocupación aumentaba, no había recibido noticias de Shikamaru, mucho menos sabía que si ya se había deshecho de ellas. Tal vez, si pudiera calmar sus culpas, podría concentrarse de nuevo. Estaba caminando en círculos. Sacó su celular y con solo un toque de su dedo este estaba marcando un número predeterminado. Se detuvo enfrente del ventanal que le ofrecía una gran vista de la ciudad. Se colocó su celular junto a su oído.

    — ¿Sí?

    — ¿Dónde están?

    — En mi casa pero casi choco de nuevo por esta problemática. —Dijo en un tono muy relajado.

    — ¿Qué? — Preguntó pasmado.

    — Estaba bromeando, no te exaltes.

    — Te digo que no estoy para tus bromas, Nara. Voy para allá.

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    El chico se preguntaba desde cuando había perdido el sentido del humor su amigo. Debía de ser el mismo día que empezó a considerarlo como rival. Neji había cambiado mucho tras la muerte de su padre. Ni todo el dinero del mundo pudo conseguirle un segundo más de vida. Fue el único que vio por él. Jamás pudo conocer a su madre. El parto le había costado su vida. Aunque mucha gente lo reconocía por poseer los mismos ojos que ella.

    Cambio su vista hacia las chicas, las cuales estaban sentadas en la sala. Temari por supuesto estaba molesta, ella no quería estar ahí. A pesar de insistir que era tiempo de irse el joven le preguntaba sobre su dirección y ella no sabía qué hacer. No había recibido órdenes desde la noche anterior.

    — Tema-chan, me voy a meter a bañar —la saco de sus pensamientos. Se quedó algo boquiabierta por la libertad en como lo decía— ¡No te preocupes! Le pedí permiso a Shikamaru antes. —Le regalo una sonrisa.

    — Oh —al menos recordaba sus modales—. Si es así, te espero en la habitación. No te vayas a tardar. Entre más pronto salgamos de aquí mejor.

    La castaña sonrió, le preguntó la ubicación del baño y la rubia la guio. Cuando Temari dejo el baño dejo la puerta entrecerrada detrás de ella sin querer. Se fue al cuarto donde había pasado la noche y cerró la puerta. Se paró enfrente de un espejo que la reflejaba de pies a cabeza.

    Por el rugir del motor sabía que el Hyuga había llegado. Como su hogar estaba apartado de la ciudad, era fácil saber quién se aproximaba. El empresario solo tocó una vez. Shikamaru le abrió la puerta de inmediato.

    — ¿Dónde está? —Estaba guardándose las llaves de su coche en su pantalón.

    — ¿No saludas? —Preguntó con la misma seriedad que él. Neji lo miro con desprecio—. No te enojes, no sé. Hace un rato estaban en la sala. —Contestó haciéndose a un lado para que pasara.

    — ¿Cómo pudiste perderlas de vista? —Paso a un lado de él.

    — Lo admito, —suspiró— soy un mal niñero. Más si se tratan de niñas mayores de 20 años. —Cerró la puerta.

    — ¿No crees que es peligroso, dejarlas rondar así? —Se plantó a unos pocos centímetros de él.

    — Ya que —alzó los hombros—. Ya sabes que dicen del laberinto Nara, es fácil entrar, pero es difícil salir.
     
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    Akane leila

    Akane leila solo soy un angel negro

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    espero con ansias la continuación te quedo bien a un que mi mente me dice lo que pasara a continuación :3 ;)
     
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  5. Threadmarks: Capítulo 3
     
    SabakuNoNara

    SabakuNoNara Entusiasta

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    ¡Amar a un ángel esta prohibido! ¿No?
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    Género:
    Drama
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    ¡Vuelvo con la continuación :D!

    Capítulo 3:¿Qué son ustedes?”


    Los dos empresarios deambularon por la casa. Shikamaru comenzó por buscar en la planta alta. Se podía imaginar que estaban en la habitación donde se había quedado la noche anterior. La alfombra del pasillo ahogaba el ruido de sus zapatos.

    — Auch. —Escuchó el quejido de la chica en su interior.

    Tal y como lo sospechaba. Ese sonido solo lo alentó a seguir, iba con la mayor pereza del mundo. Deseaba que ese día se acabara y poder disfrutar de sus últimos días de irresponsabilidad y dormir como nunca. Abrió la puerta.

    — Te…

    Las palabras que iba a decir se borraron completamente de su boca. Con sus ojos bien abiertos percibió algo que nunca se había imaginado. Casi no podía parpadear.

    Neji sabía de cada rincón y cada escondite de la mansión de la planta baja. Solían juntarse con Shikamaru y otros chicos para jugar cuando apenas eran unos niños. Recurrió por llamarla por su nombre, pero no recibía respuesta alguna. Subió las escaleras, recorriendo el pasillo que estaba casi oscuro a excepción de una ventana que estaba al fondo del pasillo, que anunciaba que ya se estaba haciendo de noche, y de una línea de luz que surgía de una habitación. Podía oír una voz femenina tararear. La reconoció. Decidió guardar silencio y caminar sigilosamente sobre la alfombra del pasillo.

    — Tenten yo… —Estaba atónito por lo que veía.

    — ¡Neji! —Se aferraba de la toalla que era lo único que cubría su desnudo cuerpo.

    Shikamaru estaba petrificado en su lugar. No podía dejar de ver tal anomalía.

    — ¡S-se toca la puerta sabes! —Entre el pánico y el enojo trataba de esconder sus alas detrás de su espalda, cosa que fue inútil porque una de ellas estaba mal herida y no la podía mover causando una expresión de dolor en su rostro.

    — T-tu…—seguía estático.

    No había nada que decir. Ella no podía huir, menos en el estado que se encontraba. Ese movimiento brusco que hizo solo empeoro la herida. Su ala blanca estaba manchándose de sangre. Estaba paralizada por el dolor. Sin salida.

    Al Hyuga no estaba sorprendió por atraparla semi desnuda. Poco le importó por ver lo que cubría su cuerpo. Un par de alas enormes que la envolvían. No eran de utilería, se flexionaban y se movían junto con ella.

    — Y-yo te lo puedo explicar, digo no puedo…—Se ponía más nerviosa al saber que su secreto estaba enfrente de él.

    — ¡¿Cómo es que…?!

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    Se mordían las uñas. Fueron ordenadas a irse a la sala inmediatamente. Era inútil guardar las alas, las vieron, sabían que existían. Temari tuvo que arrastrar su preciosa ala en el suelo porque era incapaz de levantarla y Tenten tuvo que vestirse como pudo. El pavor de lo que les fueran hacer a continuación las consumía. Sentadas con los nervios a flor de piel, observaban a los jóvenes empresarios. En cambio ellos buscaban respuestas lógicas en sus brillantes mentes. Nada tenía sentido.

    — ¿Qué son ustedes? —Preguntó desconcertado el ojiperla.

    — Tenemos prohibido decirlo. —Contestó con la cabeza agachada y con un tono de voz muy leve Tenten.

    — ¿Prohibido? ¿Por quién? —Cuestionó el Nara.

    — Por el jefe. —Dijo Temari, tragándose su dolor.

    — ¿Quién es su jefe? —Despertó el interés de Neji.

    — También tenemos prohibido decirlo. —Contestó nuevamente la castaña quien ahora estaba temblando.

    — ¿No van a hablar? —suspiró Shikamaru alejándose de ahí, agarro una silla y la arrastro por el suelo colocándola a enfrente de ellas—. No importa, tenemos toda la noche para escucharlas. —Se sentó en ella, recargando sus brazos en el respaldo al igual que el mentón, mirándolas fijamente. Neji no tardó mucho en imitarlo.

    — ¡¿Qué tipo de tortura es esta?! ¡¿Por qué todos son así?! —Alzó la voz Temari despreciándolos con la mirada.

    — Expliquen lo de las alas. —Mantuvo su personalidad fría el Hyuga.

    — No podemos, está prohibido. —Repitió la castaña.

    — ¿Marco a la policía? —Le pregunto el Nara al Hyuga.

    — ¡Ya me está hartando esa actitud suya! De esta manera no conseguirán nada. Cuando decimos que está prohibido es que no lo podemos decir aunque queramos confesar ¡No saldrán las palabras! —Un punzante dolor la hizo callar.

    — Está bien —razonó en su mente— ¿Son humanas? —Preguntó Neji.

    Las chicas bajaron la vista con sentimiento de tristeza

    — Éramos… —Contestaron en un pequeño hilo de voz.

    — ¿Cómo? —Se quedó extrañado el Hyuga.

    — Hace años que dejamos de serlo. Solo pasó. Dejen de darle vueltas al asunto, ya saben lo que somos. —Dijo algo seria Temari.

    — Eso es una tontería, no existen…—Se negó el chico de peinado de piña.

    — Entonces, dime una mejor explicación para las alas o de como caí del cielo. —Lo retó la rubia.

    Todos esos hechos los orillaba lo que sería muy sencillo de deducir. El hecho que estaba pasando en la vida real era lo que les dificultaba creer en esa idea. ¿En serio tenían a un par de ángeles enfrente de ellos?

    — ¿Cómo sabemos que no mienten?

    — También tenemos prohibido mentir. Es un pecado. —Agarró algo de valor la castaña.

    — Tienen demasiadas cosas prohibidas. —Expuso el Nara.

    — Ustedes tienen más prohibiciones que nosotras, pero ustedes no las respetan. —Se defendió Temari.

    — ¿Y si solo es una broma? Esto no puede ser posible. —Se quedó más confundido Neji.

    — Crean lo que quieran. Que lo hagan o no, no nos afectara en lo absoluto. —Se plantó firme ante ellos.

    El silencio gobernó en el lugar. Se estaba poniendo demasiado incomoda la situación. Los genios hacían trabajar su mente procesando la información que les habían dado. Se sentían dentro de un hueco sin salida. Cada respuesta que encontraban generaba más preguntas. Las examinaban de pies a cabeza y regresaban a su dilema.

    — ¿Temari, te ayudo con…? —Señaló con la mirada su ala caída.

    — Te lo agradecería. —Aceptó la Sabaku.

    Las ángeles partieron del lugar, Temari caminaba con cautela. No debía de hacer movimientos bruscos si no quería empeorarse. Era muy incómodo para ellas regresar al cuarto donde se había quedado Temari. No tenía opción, tendría que dejar los cielos por un tiempo. Eran perseguidas por las miradas incrédulas de los jóvenes.

    — ¿Tú crees que escapen? —Preguntó con más intriga el Hyuga.

    — Lo dudo. Una de ellas está mal herida, su dolor parecía muy real para mí. No creo que la otra la vaya a dejar atrás. —Se recargó en la pared.

    — Puede que lo hayan planeado desde un principio. Que todo esto es un teatro con efectos especiales.

    — ¿Efectos especiales en mi casa? —Bufó— Saldría una fortuna montar dicha cosa. Sin mencionar la preparación que esta requiere.

    — Dejarlas mucho tiempo juntas sería un peligro. Quien sabe, tal vez estén tramando algo ahora mismo.

    — Concuerdo que tenemos que vigilarlas de cerca —hizo una pausa—. Puedo encontrar explicación para que nos hayan encontrado de la manera que lo hicieron. Que cayera en mi auto, que la encontraras en el techo, pudieron memorizarse lo que tenían que decir y actuar su papel en esta broma… pero lo que no entiendo es: ¿De dónde sacaron esas alas? Algo así no es nada difícil de ver, ¿por qué aparecieron justo ahora? Tal vez tengan cómplices que las están ayudando a montar este teatrito.

    Las respuestas se les escapaban de las manos. La analítica de Shikamaru era buena y certera. Pero estaban resolviendo un crucigrama sin pistas ni preguntas que los guiara a las respuestas o una sopa de letras donde todas las letras eran iguales. Tenían que actuar. Harto y con un dolor de cabeza el Hyuga subió por las escaleras. Encontrar donde estaban era fácil, una habitación tenía la puerta abierta con la luz encendida. Se asomó sin pensarlo dos veces y pudo observar como Tenten le vendaba el ala a su amiga. Aunque la castaña ya no tenía sus alas expuestas, había vuelto a su forma humana. Las dos no tardaron en sentir la fría presencia de Neji, quien mantenía un semblante más serio de lo normal.

    — Nos vamos. —Su tono de voz indicó que era una orden. La de ojos chocolates estaba dudosa de que hacer a continuación.

    — No te tienes que ir con él —informó la rubia levantando su guardia—. No hay nada que te obligue hacerlo.

    La Sabaku se paró justo enfrente de ella dándole la espalda y sobreponiendo un brazo para protegerla e impedir el paso de Neji. Simplemente no sabía qué hacer. Todo se había tornado confuso en cuestión de minutos. Ella sabía que Temari la defendería a capa y espada si era necesario. La mejor solución era huir, pero Temari. No podía, no la iba a exponer así. La veía con angustia y cambio su vista al empresario, quien mantenía su posición. ¿Qué eran capaces de hacer esos humanos? Sus ojos rodaron al suelo. Sumisa, rodeo la protección de la rubia, la cual se sorprendió por la obediencia de Tenten.

    — No tienes que hacerlo —la detuvo de la mano y su inquietud se hizo notar— Te puedes quedar conmigo, encontraremos como…

    — Estaré bien, Tema-chan. —Trato de disimular su preocupación con una sonrisa.

    — Cuídate. —Dijo en un susurro llena de inquietud. La dejo ir. Sabía que no la iba a hacer desistir de su elección.

    Tenten asintió y siguió con su camino. Volvía a temblar, los latidos de su corazón no se podían callar. Al ver que se estaba acercando, el Hyuga regreso a la sala. Ella lo seguía ciegamente, sin levantar la mirada, manteniendo su distancia de él. Shikamaru estaba impactado de la decisión que había tomado Neji y se preguntaba que le habría dicho para hacer que lo siguiera. La castaña detuvo su caminar cuando se dio cuenta que estaba enfrente del anfitrión de la casa.

    — Gracias —no levanto la mirada—. Por todo. —Continuó con su camino.

    Le extraño esa actitud tan espontanea de ella. Caminaba como si la hubieran regañado, pero era fácil saber que en realidad tenía miedo. También se percató que no tenía sus alas ahora. Neji abrió la puerta principal y espero que la chica la cruzara para cerrarla tras de él. Como si estuviera programada para hacerlo, se subió al carro del empresario cuando este le abrió la puerta del copiloto. Estaba aterrada, hacia su mejor esfuerzo para no demostrarlo. Sus preocupaciones no la dejaron ver que la noche había caído. En silencio solo contemplaba el exterior a través de la ventana.

    Neji estaba concentrado en la calle, la miraba de reojo de vez en cuando. Parecía que estaba dentro de un trance y su rostro mostraba preocupación. Ya no parecía tan curiosa como antes. No lo dudo más, cambio de curso, tenía en mente ir a la estación de policía y dejarla ahí. Al estar en la misma calle que la estación fue bajando la velocidad y volvió a mirar de reojo a la castaña. No se inmuto ni un poco, estaba consciente de sus alrededores pero no le importaba estar cerca de ahí. Volvió a demostrar que no era una chica normal.

    Al llegar a la residencia Hyuga, Tenten no quería tener ningún contacto visual con él. Caminaba como zombi hacia el cuarto donde había pasado la noche.

    — Espera —su voz la detuvo en seco. Estaba a sus espaldas—. Esa es mi habitación. Puedes tomar cualquier otra.

    La castaña siguió caminando. Apresuro el paso y se encerró en la siguiente habitación. Se desplomo enfrente de la puerta. Tenía miedo, no podía pensar en otra cosa que no fuera en que es lo que le sucedería la mañana siguiente. Aunque Neji no parecía tan malo. Pero, conoció un poco de su otra naturaleza, la que actuaba enfrente de sus empleados. ¿Debería de temerle?

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    Era de madrugada, Shikamaru no podía conciliar el sueño, sabiendo que había alguien que podía apuñalarlo por la espalda en la misma casa. Seguía en su cama pensando en palabras las cuales ya lo estaban mareando. Se sentó en la orilla aun pensante de lo que debía hacer. Tres de la mañana, no recordaba cuando fue la última vez que se durmió a esa hora. Junto a él estaba un teléfono inalámbrico. Lo tomó y salió de su cuarto con pereza, caminó por un pasillo que estaba casi en penumbras si no fuera por una pequeña lámpara que desprendía una luz amarillenta y opaca.

    Vio la misma puerta entrecerrada de aquella vez. Su curiosidad de que si ella seguía ahí lo incitaba a abrirla. Con un leve toque logro abrir un poco más la puerta y se asomó por ella. Después del dolor por el que había tenido que pasar estaba exhausta. De nuevo había ocultado sus alas. Podía distinguir su silueta gracias a la luz de la luna que se infiltraba por la ventana. No podía perder esa oportunidad, estaba listo para marcar a la policía. Una simple mentira y ellos estarían en su puerta en cuestión de segundos. Echo un último vistazo a la chica.

    Todo el día se la había pasado fastidiándolo constantemente, tenía razones para hacerlo. Al igual que no las tenía. El poco tiempo que paso con ella pudo notar que lo había tenido difícil. ¿Por qué estaba bien complicarle más su existencia haciendo tal monstruosidad? Detectó un poco de movimiento de su parte. Escondido detrás de la pared temiendo a que la hubiera despertado escuchaba el infinito sonido del teléfono esperando a conectar la llamada. Tal vez odiándose a sí mismo, apagó el teléfono y regreso a su cuarto.

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    El sol había salido, Tenten tenía rato que estaba despierta. No escuchaba ni un solo ruido en la casa. ¿Podría ser que la había dejado sola? Se levantó y con temor giró la perilla de su puerta. Se asomó tímidamente al exterior. Vacío. El silencio acompañaba esa frustrante situación. Dio un vistazo dentro de la habitación del ojiperla que tenía la puerta completamente abierta. Vacía, incluso su cama estaba tendida. Caminó con sigilo, bajo las escaleras y se asomó por la cocina. Olía como si recién hubieran cocinado, pero no había rastros del empresario. Dio un suspiro de alivio que tranquilizo a su agitado corazón.

    Justo detrás de ella salió Neji, esquivándola, vestido para el trabajo. Se estaba haciendo el nudo de corbata. Un escalofrió recorrió su espalda, solo podía ver la espalda del Hyuga, que con saco en mano, miraba el reloj de su muñeca. Suspiró al vacío, colocó su saco sobre una silla y fue a servirse café. Con taza en mano prosiguió con su rutina, tomó asiento y extendió el periódico del día enfrente de él. La castaña estaba congelada, aferrada a la pared con la vista por los suelos. Mantuvieron la misma pose hasta que ya había pasado un minuto.

    — ¿No piensas desayunar? —Cerró sus ojos aperlados.

    Tenten salió de sus pensamientos quedándose sorprendida de aquellas palabras. Se despegó de la pared y camino cautelosamente hacia esa mesa. Jalo un poco una silla y se sentó en ella. Estaban frente a frente solamente que Tenten agachaba de nuevo la cabeza.

    — Así que eres un ángel. —Dijo antes de darle un sorbo a su café.

    — S-si —Volvió a salir de sus pensamientos.

    — ¿Cómo es allá? —preguntó dejando su café en la mesa. Se quedó callada y desvió la mirada. Otra sospecha más para el Hyuga— ¿También está prohibido? —supuso él. Ella solo asintió. Paso otro momento de silencio. Ninguno de los dos se preguntaba nada, sin embargo la curiosidad del empresario seguía despierta— ¿Cómo moriste? —La miró directamente a los ojos.

    — N-no recuerdo, en verdad. Temari —hizo un pausa— Temari me dijo que me tomaría tiempo recordar quien era. Me dijo que tal vez no lo recuerdo porque morir fue muy traumático para mi alma. Así que, —agacho la mirada— inconscientemente me hice olvidarlo para poder sanar esas heridas poco a poco —apretó los puños—. Es frustrante saber que tuve un pasado y no poder recordarlo —hizo otra pausa—. Solo recuerdo mi nombre, mi edad, mi nuevo hogar, alguna que otra palabra. En resumen, solo recuerdo desde que llegue allá arriba. —Se quedó seria.

    Otro silencio incomodo se precipito sobre ellos. Cada segundo aprendía algo de ella, algunas cosas tenían sentido si creía en la teoría de que ella era un ángel. Como su amnesia, su inocencia y que quería brincar de un edificio para volar. Pero, ¿por qué una criatura como tal coincidiría en su vida? Creía que esos avistamientos solo le pasaban a la gente que creía en esas cosas y que eran devotos con toda su vida. Él no era un creyente. Neji le dio otro sorbo a su café y miro de nuevo su reloj. Se levantó de donde estaba sentado para tomar un par de platos de comida que ya había preparado.

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    Seguía en la cama pensando de nuevo si ella podría llegar a traicionarlo. Volvió a sentarse en la orilla de su cama, pensando, tratando de encontrarle sentido a sus recuerdos. Era imposible concentrarse completamente porque otro de sus sentidos abarcaba toda su atención. Había un aroma que se estaba colando a su habitación. Inhalando dicho aroma trataba de reconocer que era. Se levantó fugaz, abrió la puerta de su cuarto y con mucha prisa bajo hasta la cocina.

    — ¡¿Qué estás haciendo?! —Preguntó agitado.

    — Me preparo algo de desayunar, —movía el sartén sin prestarle atención— ¿acaso no puedo? —Lo vio de reojo. Su actitud era muy áspera.

    — Sí, pero… —observó lo que hacía— ¿Cómo encontraste todos los ingredientes?

    — A pesar de ser un vago eres ordenado —apagó la estufa—. Es obvio que ni siquiera sabes lo que tienes en tu cocina.

    Como si llevara viviendo ahí toda su vida, abría cajones y sacaba lo que necesitaba. El Nara estaba más que asombrado por como con toda naturalidad ella se servía. Llevo un bocado a su boca y empezó a caminar hasta llegar al comedor. Se sentó en la primera silla que encontró y colocó el plato sobre la mesa.

    — Aun hay más por si te quieres servir. —Ofreció no muy amablemente.

    Shikamaru por poco seguía la voluntad de su estómago, pero recordó en la situación en la que se encontraba. Debía de mantener la guardia.

    — No gracias, yo nunca desayuno.

    — Ya entiendo el por qué eres tan flojo. Si no desayunas no tienes energías, pero como siempre nunca me haces caso, K…—hizo una pausa al saber lo que estaba diciéndole— olvida lo último que dije. —Siguió comiendo y desviaba la mirada.

    — ¿Qué fue eso? —Tenía una cara de intriga.

    — Te dije que lo olvidaras. —Ordenó.

    — Que rara eres. —Susurró el chico. Aun así de temprano, no hacía más que pelear.

    — ¿Dijiste algo? —Entrecerró los ojos.

    — No.

    — ¡Ha! —lo señalo con un tenedor—. Lo bueno de los ángeles es saber cuándo un humano miente. —Se burló.

    — Aún sigues siendo algo rara. —Ese comentario fue suficiente para molestar a la fiera.

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    Desde que desayuno con él ya estaba recuperando su confianza y perdiéndole el miedo de nuevo.

    — Neji —este mantuvo su expresión seria—. Ya dejaste de hablarme raro. ¿Ya confías en mí?

    — No —bajo del auto—, pero ya dejaste de ser una completa desconocida.

    — ¿Esto es normal entre los humanos?

    — ¿A qué te refieres? —Seguía sin prestarle atención. Llamó el elevador.

    Tenten sabía lo que quería preguntar, pero no tenía las palabras correctas para hacerse entender. Buscaba entre su poca memoria cualquier cosa que le funcionara.

    — No confías en mí, pero me dejas estar cerca de ti. ¿Es normal?

    — Solo quiero comprobar algo.

    — ¿Comprobar qué?

    — ¿Por qué estás haciendo tantas preguntas? —Dijo en un suspiró el ya estresado Hyuga.

    — ¡No sé, tal vez porque me haces vivir contigo sin explicación alguna! —Gritó fuerte sin percatarse que las puertas del ascensor estaban abiertas.

    Neji miro al frente. Por segunda vez los empleados asomaban sus cabezas intrigados.

    — Siempre haces una de tus escenitas. —Susurró entre dientes.

    Su paciencia se había agotado, le tapó la boca a la castaña y llevándosela consigo camino hacia su oficina. Eran seguidos por las miradas confundidas de los trabajadores. Antes de la sala de espera había un escritorio con una chica de cabello rubio, algo desalineado y de lentes de fondo de botella. Neji se detuvo enfrente de ella aun sin liberar a la castaña.

    — Señorita, Shiho, ¿verdad? —Le llamó la atención con una voz firme.

    — Sí, señor. —Contestó nerviosa acomodándose un poco los lentes.

    — ¿Ha llamado alguien?

    — N-no señor. —Fue intimidada por su actitud.

    — Bien, ya sabe las condiciones que le puse.

    — S-sí, señor. —Observó la cara de shock de Tenten.

    El empresario muy apenas había abierto un poco la puerta, alguien tomo la delantera y entro corriendo como loco antes que él. Neji alzo una ceja y trataba de entender quien había sido, cambio su vista hacia Shiho quien también estaba sorprendida.

    — A-ah ¡Perdóneme, señor Hyuga! —se disculpaba nerviosa. La condición que tenía era: No dejar a nadie pasar sin que Neji estuviera sentado en su silla.

    — Hmp. Lo voy a pasar por alto esta vez. —Con su actitud firme entro a su oficina cerrando la puerta.

    Buscaba con la mirada al intruso que tuvo la osadía de entrar a su oficina sin permiso.

    — Nara, ¿se puede saber porque demonios entras a mi oficina de esa manera? Además, ¿qué haces de nuevo aquí? —Cuestionó irritado.

    — Esa mujer —salió bajo del escritorio del Hyuga— da más miedo que mi madre. —Se veía fatigado.

    — ¿Qué paso? —preguntó no muy sorprendido el Hyuga.

    — Bueno…

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    El chico de la coleta aún tenía asuntos que resolver. Llamo el ascensor y cuando llego entro en él. Pero la rubia seguía afuera algo pensativa.

    — ¿Qué pasa, no vas a entrar?

    — ¿Qué significa rara?

    Sorprendido porque no sabía su significado le explico de la manera más clara posible. Temari puso una cara de psicópata y el muchacho no entendía el porqué.

    — ¿Ahora qué te pasa, mujer?

    — Me llamaste rara. —Contestó entre dientes y fulminándolo con la mirada. Shikamaru recordó la pelea y se puso demasiado nervioso.

    — E-eh —fue lo único que pudo escuchar Temari porque Shikamaru había cerrado las puertas del ascensor.

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    — Considérate muerto.

    — ¿Por qué le tapas la boca? —Al fin decidió salir de su escondite.

    Se le había olvidado que estaba haciendo. La chica no había hecho ningún intento por escapar del agarre del Hyuga, tampoco luchado. La soltó, pero parecía estar en un estado de shock del cual no reaccionaba. En lo que esperaban que la chica hiciera algún movimiento, la puerta se abrió por una furiosa y jadeante Temari.

    — ¡Nara! —rugió desde lo más profundo de sus pulmones. Su vista se posó en su amiga que yacía quieta y con una expresión en blanco— ¡Tenten! —corrió hacia ella—. No reacciona —susurró para sí misma—. ¡¿Qué le hiciste?! —Preguntó brava y miró directamente al Hyuga.

    — Nada. —Contesto algo desconcertado. Temari sentó a Tenten en uno de los sillones y se puso de rodillas para estar a la misma estatura de su amiga. Parecía como una muñeca de porcelana que solo miraba al vacío— ¿Qué le pasa?

    — Algo le hiciste que le recordara su pasado. Entra en estado de shock y tal vez llegue a recordarlo. Si reacciona de esta manera es porque su pasado no fue nada bueno. —Acaricio el rostro de la castaña, quien seguía perdida. No dejaba de verla con mortificación.

    — Solo le tape la boca. —Informó con indiferencia.

    — Te sugiero que no lo vuelvas a hacer —se puso cara a cara con el ojiperla desafiándolo con la mirada—. Por lo visto, su muerte fue traumatizante. Ni siquiera yo sé que vivió, pero ese “solo” puede herir a su corazón. Revivir su muerte con frecuencia la destruye en el interior literalmente. Si un ángel vive con frecuencia su muerte

    — ¿Tema-chan? —Su dulce voz la interrumpió. Miraba confundida a su alrededor— ¿Qué paso?

    — Tenten —volvió a arrodillarse enfrente de ella— ¿Te encuentras bien? ¿Recuerdas algo?

    — L-lo último que recuerdo es que estaba con Neji en el elevador. —Contestó con un débil hilo de voz aun parecía estar perdida.

    — ¿Quieres que te traiga algo? —Le volvió a preguntar.

    — Tengo sed. —Colocó su mano en su frente.

    — Agua. —Miró a Neji con el mismo desprecio que antes. El muchacho no entendía que sucedía, le tomo un poco contestar.

    — Shikamaru, ve con ella.

    Temari bufó y se levantó del suelo camino con prisa. Fue acompañada por el Nara quien trataba seguirle el paso. Los habían dejado solos. La castaña no conseguía distinguir que era lo que había pasado.

    — Neji, —hizo una pausa— ¿qué fue lo que paso? —Veía sus manos que estaban algo temblorosas.

    — Según Temari, hice algo que te dejo en un estado de shock. —Se sentó a un lado de ella.

    — ¿Qué fue lo que me hiciste?

    — Te tape la boca. —La observaba detenidamente esperando ver un cambio de emoción.

    — No recuerdo nada —mantenía su mirada en el suelo—. Quisiera poder recordar. —Se le noto un sentimiento de nostalgia en sus palabras.

    — ¿Aunque tus recuerdos no sean muy buenos?

    — La verdad, deseo saber quién fui. Cualquier recuerdo que me diga de cómo era sería mejor que solo imágenes falsas que tengo en mi cabeza, fantasías o mentiras —dijo desilusionada—. Ninguna de ellas son reales. Siento una presión en mi pecho y no sé qué sea. Tal vez el dolor de mi muerte o el dolor al saber que no tengo un dicho pasado.

    El Hyuga se sentía incómodo, se levantó y camino hacia el ventanal de su oficina. Algo lo molestaba en su interior. Frunciendo el ceño se quedó mirando hacia su propio reflejo.

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    Se vieron forzados a bajar unos cuantos pisos para encontrar una maquina dispensadora. Con solo tocar un botón salió el agua embotellada. Odiaba sentir sus ojos sobre ella todo el tiempo. Se adelantó para llamar el elevador y trataba de ignorar la atención del muchacho. Él solo esperaba que las puertas del elevador se cerraran para hacerle sus preguntas.

    — ¿Qué sucede si un ángel vive constantemente su muerte?

    — Te lo voy a dejar así de simple. Podría haber una posibilidad de que dejara de ser ángel. —Contesto Temari ya al borde de su paciencia.

    — Suenas estresada. —Comentó el Nara notando el tono de voz que tenía.

    — Ha —bufó— ¿Cómo quieres que este? ¡¿Cómo estarías tú si supieras que un amigo pasó por un trago amargo?! —Le replicó en su cara.

    — Cálmate, actúas como si fueras su madre. —Supo que había metido la pata.

    — ¡Debo compórtame como tal! ¡El jefe me la puso a mi cargo, si le pasara algo malo sería mi culpa! —Se abrieron las puertas del ascensor, lo miraba con frialdad—. Vivir con los humanos solo trae problemas. —Dijo en un susurro pero de todos modos la pudo escuchar.

    La rubia caminaba a prisa e iba dejando atrás al joven. Él trataba de alcanzarla sin hacer un excesivo esfuerzo pero ella siempre iba dos pasos adelante que él. No lo iba a escuchar. Justo cuando llegaron a la sala de espera, corrió un poco y la tomó de la muñeca jalándola, deteniéndola para poderle protestar.

    — ¡Oye!

    Su respuesta fue una mirada de furia. Las palabras sobraban en esa situación. Intimidado por la rabia que contenía esa chica la soltó lentamente.

    — No te atrevas a tocarme de nuevo. —Le advirtió.

    Entraron a la oficina. Tenten tomó la botella de agua de las manos de Temari, quien luego procedió a sentarse junto a ella cruzándose de brazos. Neji seguía mirando al exterior aun sabiendo que habían vuelto y Shikamaru había aprendido a no colmarle la paciencia a la rubia. De repente un gran estruendo abrió la puerta de par en par.
     
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  6.  
    Akane leila

    Akane leila solo soy un angel negro

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    pobre tenten :(
     
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  7. Threadmarks: Capítulo 4
     
    SabakuNoNara

    SabakuNoNara Entusiasta

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    ¡Amar a un ángel esta prohibido! ¿No?
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    4091
    Lo siento Akane Leila jaja, pero asi va la historia. ¡Continúo!

    Capítulo 4: Viejas amistades.

    — ¡Hemos vuelto! —Gritaron a todo pulmón.

    Un grupo de jóvenes habían ocasionado tremendo estruendo sorprendiendo a los que estaban en su interior. El ojiperla cerró los ojos e inhaló profundamente. Procedió a sentarse en su silla ejecutiva colocando sus codos sobre la mesa y pensó: “A este paso voy a perder la puerta”

    — L-lo siento, señor Hyuga —se asomó por detrás de la multitud Shiho—. ¡V-venían muy rápido y no pude detenerlos a todos al mismo tiempo!

    — Tiene suerte, señorita Shiho. —Dijo tratando de mantener su alto perfil.

    — ¿Suerte de que no me despida? —Preguntó con tristeza.

    — A parte —su secretaria levantó la mirada sorprendida—. Suerte de seguir con vida. De haberse metido la hubieran arrollado. Puede retirarse.

    Su secretaria asintió y cerró la puerta al salir de ahí.

    — ¿Sigues hablando de esa manera? —Puso las manos en la cadera la chica de cabellos rosados con una amplia sonrisa—. ¡Que profesional!

    — ¿Qué hacen aquí? —Intervino Shikamaru— ¿Qué no estaban de vacaciones?

    — ¿Qué? ¿Acaso no te alegra vernos de nuevo? —Se cruzó de brazos una rubia, de coleta alta y ojos azules. Su fleco le cubría la mitad de su rostro.

    — Claro, estoy saltando de felicidad. —Soltó con sarcasmo y seriedad.

    — Amargado. —Desvió la mirada.

    — ¡Si estábamos de viaje, regresamos y volveremos a irnos! —Pronunció con una enorme sonrisa un chico de cabello rubio y ojos azules.

    — Se pueden ir cuando quieran de mi oficina. —Dijo el empresario al mismo tiempo que tomaba un fajo de documentos.

    — Neji, adivina a donde iremos. —Articuló un joven de cabello corto y oscuro, con cejas muy pobladas enfrente de su escritorio.

    — No me interesa. —Leía sus documentos.

    — Neji onii-san, ¿Te gustaría acompañarnos? —Preguntó tímidamente una chica de piel clara como él, incluso con los mismos ojos. Solo que su cabello era de color azul oscuro.

    — Vamos, iremos a la playa todos juntos. —Agregó el rubio con entusiasmo.

    — “Todos juntos” me suena a manada. —Se negó el Hyuga tratando de concentrarse en su trabajo.

    — ¿Quiénes son ellas? —Preguntó un joven de cabello y ojos azabaches.

    Atrajo la atención de sus amigos. Habían ignorado por completo a las ángeles quienes los escuchaban atentamente desde que entraron. Las miraron de pies a cabeza.

    — Oh —Shikamaru se acercó a Temari—. Ella es una prima. No de mi familia, pero es mi prima de cariño. Se llama Temari.

    La recién nombrada lo miro atónita, ¿por qué habrá dicho eso? El Nara le correspondió la mirada pidiéndole que le siguiera el juego. Claro, no podía mentirles. Le iban a hacer un montón de preguntas de otra manera. Desvió la mirada y evitó pronunciar cualquier palabra.

    — ¿Una prima? Si claro, no dudo que le tengas cariño. —Hablo la rubia que parecía conocerlo, meneándose de un lado a otro con una sonrisa pícara.

    Shikamaru solo tronó la boca y evito hacer cualquier contacto visual a la chica.

    — Ella es Tenten —se levantó de su silla y caminó un poco hasta llegar a un lado del chico de las cejas pobladas—. Es prima de Lee.

    — ¡¿Qué?! —El ya nombrado alzo la voz. Él sabía que mentía.

    Neji le dedicó una mirada amenazadora. Lee pudo interpretar sus pensamientos, sintió un escalofrió y trago saliva.

    — Q-que bueno que l-la hayas cuidado en mi ausencia. —Soltó una risa nerviosa.

    — Claro —dijo sospechosa la pelirosa—. Me llamo Sakura Haruno, encantada de conocerlas. —Ofreció una de sus hermosas sonrisas.

    — No se dejen impresionar por sus siete dedos de frente —dijo burlándose con aires de superioridad la rubia del fleco—. Ino Yamanaka, un placer.

    — ¡Tenías que hacerlo verdad Ino-puerca! —Dijo a regañadientes.

    — No podrás molestarme tan fácil esta vez, frentesota.

    — Etto —atrajo la atención de las ángeles—. Mi nombre es Hinata Hyuga. —Articuló temerosa.

    — ¿Hyuga? —Preguntó con asombro Tenten.

    — Sí, soy prima hermana de Neji. —Sonrió tiernamente.

    — ¡Soy Naruto Uzumaki! —Interrumpió su conversación—. El teme de allá —señalo al de cabello azabache— es Sasuke Uchiha y el cejas pobladas es Rock Lee. —También lo señalo.

    — Que no me digas teme, dobe. —le dijo Sasuke con tranquilidad.

    — No te dejes llevar por la primera impresión —Shikamaru uso su mano para cubrir su boca mientras le susurraba a Temari—. Esto sucede todos los días, pero son buenos amigos.

    — Bueno ¿Vienen? —Le preguntó Sasuke a los empresarios.

    Ellos se miraron un al otro. Shikamaru respondió alzando los hombros, pero Neji lo reflexionó un poco. Sabía que si decía que no, lo iban a llevar de todos modos. Recordó aquella vez que dijo que no quería ir a Europa y al día siguiente, cuando despertó, estaba amarrado a un asiento del avión. Regresó su mirada a sus amigos quienes esperaban ansiosos una respuesta, menos Lee quien parecía estar hablando por el teléfono. Tal vez bajaría un poco su orgullo para poder aceptar esa invitación. Unas pequeñas vacaciones podrían aliviar ese estrés acumulado que tenía y la llegada de Tenten solo empeoró las cosas.

    “¡Tenten!” —Pensó el Hyuga— “No la puedo dejar sola en mi casa, no sé de qué es capaz de hacer. La tendré que llevar conmigo. Necesito esas vacaciones, pero aún hay otro problema ¿Quién cuidaría de la empresa en mi ausencia?”

    — Chicos tengo malas noticias —comentó Lee sacando a Neji de sus pensamientos— No voy a poder ir me necesitan aquí en la ciudad para arreglar algunos trámites. —Se veía deprimido.

    — Que mal Lee. —También entristeció Ino.

    — Bien —Neji se acercó a Lee—. Como eres un amigo que le tengo confianza, te dejo como vicepresidente temporal de las empresas Hyuga en mi ausencia —colocó su mano en el hombro del muchacho—. Te quedaras a supervisar y solo supervisar, no tomes ninguna decisión importante sin mi autorización, ¿de acuerdo?

    — ¡¿Qué?! —Cuestionaron casi todos.

    — ¿E-enserio? —Preguntó aún más sorprendido Lee.

    — ¿E-eso significa que si van a acompañarnos? —Preguntó Sakura quien seguía sin creer lo que estaba escuchando.

    — Sí. —Contestó Neji.

    — Bien ¡Dattebayo! —Empezó a hacer un escándalo Naruto— ¡Nos vemos mañana a las ocho en punto en el aeropuerto! —Tomó rumbo hacia la puerta junto a los demás.

    — ¡Esperen! Solo hay un problema —advirtió el Nara llamando la atención de los demás—. E-ellas no tienen ropa. —Susurró.

    — ¡¿Qué?! —Se exaltarón Sakura, Ino y Hinata— ¡¿Cómo es eso posible?!

    — Perdieron el equipaje en el camino hacia acá. —Inventó una excusa Neji.

    — ¡Que horror! —dijo Ino mientras ponía sus dos manos en su rostro— No se preocupen, hay una solución. —Extendió su mano a Shikamaru.

    — ¿Qué?

    — Tarjeta de crédito.

    — ¡¿Cómo?!

    — Lo que oíste. Tenemos que comprarle ropa y nosotras las acompañaremos. Lee también necesitaremos la tuya. —Le informó Ino poniendo sus manos en la cadera.

    — Tsk, aquí tienes —entregó la tarjeta—. No vayan a gastar mucho. —Les advirtió.

    Ino agarró la tarjeta de Shikamaru. Luego fue con Lee quien mantenía un semblante de sorpresa, pero con la tarjeta en mano. Ella solo se la arrebato.

    — Gracias —sonrió—. Claro que no gastaremos mucho, nosotras nunca gastamos mucho gracias a las ofertas —sus ojos brillaban con ilusión—. De todos modos te ves desconfiado. Así que nos acompañaras, para que nos protejas y para que cargues todas las compras. —Se acercó a Shikamaru y lo tomó por el brazo.

    — ¿Qué? ¡Eso es muy tedioso! —Negó tratando de zafarse.

    — Bien —suspiró Sakura y se acercó a la de ojos chocolates— ¡Vamos Tenten y gastemos como locas! —la abrazó y alzo el puño.

    — Tsk, está bien iré, pero que me acompañe Neji. Sé que a la primera oportunidad que tengan me van a aplastar con sus compras.

    — De acuerdo —se acercó al grupo— ¿También vendrán? —les preguntó a Sasuke y a Naruto.

    — Paso. Aun me falta arreglar la maleta — se encamino a la puerta el rubio—.Tengo que empacar suficiente ramen para el viaje. —Alzo el pulgar y les guiño antes de irse.

    — Yo también paso —Se dirigió hacia la salida—. Además que tengo cosas que arreglar para mañana estar libre. —Se retiró Sasuke.

    — ¿Nos vamos? —Preguntó con una dulce voz Hinata.

    — Sí. Te encargo la empresa, Lee.

    Salieron de la oficina, cerrando la puerta detrás de ellos. Lee no se había movido ni un milímetro desde que se enteró de tan gran noticia. Estaba demasiado impactado que se había quedado mudo ni se acordaba de que habían tomado su tarjeta de crédito.

    “Y-yo… vicepresidente de una de las empresas más grandes del mundo. Alguien tan insignificante como yo… supervisor de algo tan grande —le brotaron lágrimas de felicidad— ¡Si tan solo Guy-sensei pudiera verme ahora!

    Se podía imaginar el rostro lleno de orgullo de su ex maestro quien lo alentaba a superarse siempre. Veía su gran sonrisa brillante y ese guiño tan característico de él.

    — ¿S-señor, —de lo asombrada que estaba se levantó de su puesto— a dónde va?

    — Voy de vacaciones. Regresare en cuatro días, creo. El vicepresidente temporal está en mi oficina. —Se apartó de Shiho junto a los demás para abordar el ascensor y que este cerrara las puertas.

    — ¿Vacaciones?… ¿Vicepresidente temporal? —Se cuestionaba así misma.

    Cuando llegaron al estacionamiento la castaña iba a acompañar al Hyuga a su carro, pero fue detenida por Ino de la muñeca. La ángel, muy extrañada, la contempló buscando una respuesta a tal acción.

    — No, Tenten —pronunció radiante—. Vamos, ¡tengamos pláticas de chicas!

    La jalaba con ella hacia su carro donde estaban las demás. Incluso Temari la siguió, sin avisarle ni decirle nada a su anfitrión. La castaña se despidió con una mirada muy confundida y se dejó guiar. No sabía que sucedía. Neji y Shikamaru veían como se subían a al auto de la Yamanaka y como este arrancó. También estaban desconcertados de cómo sus amigas se adaptaron tan rápido a las chicas.

    — ¡Hey! —Reaccionó Nara cuando las vio partir— ¡No han dicho en cual centro comercial!

    — ¡Centro Megurime! —Gritó Sakura por la ventana trasera—. ¡Nos vemos ahí!

    Los dos vieron como el carro, rayando llanta, lleno de chicas y la música a todo volumen se fueron del estacionamiento. No sabían si aliviarse o preocuparse de que las sospechosas se fueran con ellas. No por las que se decían ángeles, sino por sus propias amigas que eran demasiado peligrosas a excepción de Hinata.

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    — Recuérdame por qué vine aquí. —Susurró entre dientes Neji.

    — Me debías un favor. Además podremos confirmar si solo quieren nuestro dinero. —Respondió en un susurro.

    — No creo que si nos quedamos en la ruina sea por ellas dos, sino por las demás. —Observaba como las chicas les decían a las ángeles que les iba bien y que no.

    — ¿A dónde vamos ir de vacaciones? —Preguntó el Nara a las chicas.

    — Vamos a ir primero a la playa y después a las montañas nevadas. —Contestó Sakura buscando entre la ropa algún traje de baño para Tenten.

    — Váyanse a perder un rato —les ordenó Ino a los muchachos—. Nosotras los buscaremos más tarde.

    — Tsk, mendokusai. —Accedió el Nara alejándose de ahí.

    Las chicas verificaban que los chicos se habían ido lo suficientemente lejos para que no escucharan lo que iban a decir.

    — ¿Cómo es que ustedes dos se pudieron meter con esos remedos de hombres? —Interrogó divertida Sakura.

    — Con el vago y el témpano de hielo. —Se reía de aquel comentario Ino.

    — ¡Ino-chan! —La regaño Hinata por lo que había dicho.

    — Así que no soy la única que le digo vago. —Sonrío Temari.

    — ¿El témpano de hielo es… Neji? —Preguntó con inocencia Tenten.

    — Si —contestó Ino—. Le decimos así porque es tan frío que hasta la nieve le da frío al estar con junto a él —seguía buscando entre la ropa—. ¿Qué no lo has notado? —pregunto incrédula.

    — Sí. —Contestó con algo tristeza.

    — ¡Ah, pero no te deprimas! Así es siempre. Nunca ha sido dulce y mucho menos con su prima Hinata. —Trato de animarla de nuevo. Fue en vano, incluso la de cabellos azules se sintió triste por aquel comentario— ¿Eh? —Miró a Hinata deprimida— ¿Eh? —Miró a Tenten deprimida y se dio cuenta que había arruinado todo.

    — ¡Ya ves lo que haces, puerca! —Gritó enojada Sakura—. No le hagan caso ya verán que nos animaremos después de ver más ropa. —Hizo una sonrisa forzada.

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    — ¿No pudimos elegir un mejor lugar para sentarnos? —Se le estaba formando una venita en la frente por algunas risitas de unas jóvenes que estaban detrás de ellos mirándolos de reojo.

    — No, este es el lugar más cercano a ellas. Además tengo pereza de seguir caminando. —Contestó con del mismo ánimo.

    Después de un minuto, sus amigas no llegaban. Las mismas chicas se reían y seguían viéndolos de reojo. Al pasar los minutos, todavía no llegaban y ahora tenían cuatro chicas que reían y los miraban discretamente. Pasaron quince minutos, no había rastro de ellas, seguían llegando más chicas detrás de ellos ahora les tomaban fotos y lo distribuían por las redes sociales. Media hora, el número de chicas seguía en aumento pero ahora los veían directamente planeando su estampida.

    “¡Por favor lleguen!” —Pensaron los dos viéndose en apuros.

    A la hora, ya tenían la mitad de las chicas que estaban en ese centro comercial acechándolos a punto de rodearlos o de lanzárseles cuando, de puro milagro, aparecieron sus amigas. Apenas se cruzaron en su campo de vista, se levantaron de golpe y corrieron tras de ellas. Neji sujeto el brazo de Tenten con el suyo y Shikamaru se puso solamente enseguida de Temari. Esto alejo al club de fans que trataban de atraparlos.

    — ¿Qué fue eso? —Interrogó confundida la Sabaku al ver tanta gente alejarse.

    — Admiradoras. —Susurró Hinata.

    — ¡¿Por qué tardaron tanto?! —Preguntaron los dos jóvenes molestos.

    — Hay que ver la ropa con calma para poder probarla y encontrar lo mejor. Si vamos a las carreras no encontraremos nada. —Se defendió Ino.

    — Bueno ¿Ya nos vamos? —Cuestionó el Hyuga pensando que el estrés que se ganaría en cuatro años se lo gano en un día.

    — No. Tenemos que ir por la ropa de invierno. —Contestó Sakura.

    — Mendokusai. Entre más rápido mejor.

    Los jóvenes se dirigieron a la tienda con ropa de invierno.

    — Neji-kun.

    — ¿Qué sucede? —Estaba concentrado en el corredor.

    — Podrías soltar mi brazo. —Dijo algo incomoda.

    Neji se dio cuenta que aun tenia atrapado el brazo de Tenten y lo soltó inmediatamente haciendo un frío y seco “Hmp”. Las tres chicas rieron por esa linda escena.

    — Si hicieran el favor de no reír ya eh escuchado suficientes risas por hoy. —Dijo algo cansado el Nara.

    — Que humor. —Le reprochó Ino.

    — ¿Que humor tendrías si tuvieras a un centenar de locas que reían, te acosaban con la mirada y que estaban a punto de lanzarse a arrancarte la ropa? —Dijo con el mismo tono frío el genio Hyuga.

    Sus viejas amigas hicieron una cara de tedio. Siempre pasaba lo mismo.

    — E-es mejor dejarlo así. Vamos a entrar ya. —Dijo dulcemente Hinata.

    — Esta vez, entraremos con ustedes. —Dio un paso hacia adelante Neji.

    — Entonces nos ayudaran a escoger la lencería. —Advirtió con una sonrisa maliciosa Ino.

    Los empresarios iban a dar otro paso más hasta que escucharon eso. Ambos se quedaron paralizados hasta parecía que no respiraban.

    — ¿Vienen? —Cuestionó Sakura con una sonrisa mientras caminaba acompañada de las ángeles—. Lo sabía. —Siguió caminado dejando a los chicos paralizados atrás.

    — Chicas —miró hacia atrás la chica de ojos aperlados— ¿No creen que se pasaron de la raya un poco? —Preguntó mirando que los chicos aún no se movían.

    — No —contesto Ino sin mirar atrás—. Además para que estar acompañadas de dos serios que solamente nos van a estar apurando.

    — Vamos chicas, ¡hablen! Han estado muy calladas. —Dijo Sakura para “animar” a las ángeles.

    — Yo creo que Tenten está rompiendo el hielo con Neji —Susurró la chica rubia de ojos azules con otra sonrisa pícara.

    — ¿Eh? —Inclinó la cabeza con confusión— ¿Romper el hielo?

    — No actúes tan inocente, —rió por lo bajo la Haruno— sabemos que le estas coqueteando a Neji.

    — ¡¿C-cómo?! ¡No! Para nada. Pero —bajo la mirada— hay algo que no entiendo ¿Cómo que admiradoras? —Preguntó con intriga la castaña.

    — Ah eso —buscaba con la vista algunos suéteres la peli rosa—. Bueno, todos nuestros amigos son como celebridades.

    — Si, por ejemplo, el futuro novio de Sakura, Sasuke es el general de policía más guapo y esplendido en su trabajo, siempre lo incluyen en alguna revista con sus más grandes hazañas. Mientras él está en acción los paparazis lo persiguen. —Continúo Ino.

    — ¡Que no es mi novio! —Gritó molesta Sakura y se calmó un poco—. El futuro novio de Ino, Sai es un gran artista. Su arte es reconocido alrededor del mundo también tiene admiradoras.

    — ¡Como me puedo enamorar de alguien tan pálido como él! —Bramó por aquel comentario—. Naruto, que no sé cómo rayos entró a política, es abogado pero quiere ser presidente del estado. Hay un montón de chicas que se derriten por él —se acerca a las chicas—. Una recomendación, si te metes en un problema con los policías es más probable que Sasuke te ayude si Sakura le hace un baile estríper a que Naruto te saque del problema. —Susurró en vano porque Sakura la escuchó.

    — ¡¿Qué dijiste puerca?!

    Empezaron a insultarse entre ellas y a usar los ganchos de la ropa como espadas, mientras Hinata trataba de detenerlas. Tenten se acercó a Temari la cual reía de todo lo que ellas decían.

    — Oye Tema-chan. —Le susurró al oído.

    — ¿Eh? ¿Qué pasa Tenten? —Correspondió el susurro.

    — ¿Qué es lencería y estríper?

    — Ah —se acercó al oído de Tenten y le empezó a susurrar el significado de aquellas palabras y mientras lo hacía a la chica de los monitos le cambiaba la expresión del rostro.

    — ¡¿Eh?! —Se empezó a imaginar a Neji escogiendo lencería para ella.

    — ¿Qué sucede Ten-chan? —Pregunto Hinata al ver la expresión de la chica.

    — Y ¿Por qué son celebridades el vago y Neji? —Cambio de tema la chica de las dos coletas.

    — Neji onii-san es dueño de unas de las empresas más grandes del mundo al igual que Shikamaru-kun, pero su familia es reconocida por ser unos grandes estrategas en los negocios —contestó la ojiperla—. Son considerados prodigios de su generación.

    Después de un largo rato en que las demás se calmaron, eligieron las prendas que más les gustaron. Salieron con un centenar de bolsas. Se asombraron. No por el hecho que los empresarios estaban casi rodeados de las admiradoras, sino porque se quedaron justo donde mismo, sin mover ni un musculo.

    — ¡Haber zopilotes, a volar! —Demandó Ino a las admiradoras.

    Las chicas se fueron desilusionadas. Estaban a punto de arrancarles la ropa, sino fuera por ellas o tal vez de llevárselos a sus casas. Sus únicos suvenires que pudieron tomar fueron una gran cantidad de selfies. Sus amigas solo los tomaron de la solapa de su ropa y los arrastraron por el centro comercial. Cuando los chicos volvieron en sí, estaba un poco aturdidos por lo rápido que había pasado el tiempo, además de tener la ropa un poco movida. Las chicas rieron por que no se dieron cuenta que las admiradoras se los estaban peleando. Después de explicarles a los chicos que había sucedido ellos empezaron a revisar sus bolsillos para verificar que no les habían quitado algo. Por suerte aún conservaban todo. Las ángeles regresaron con sus anfitriones e Ino fue a dejar a las demás.

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    — ¿Enserio paso eso? —Aún se seguía cuestionando el Hyuga.

    — Si ¿por qué no lo crees? —Pregunto Tenten mirando la expresión que tenía en su rostro.

    — La última vez que paso eso casi nos arrancaban la ropa a Sasuke, Naruto, Sai, Shikamaru y a mí. —Contestó incrédulo. Hubo un momento de silencio—. Llegando vas a preparar tu maleta. —Cambio su tono de voz de confundido a frío.

    — Sí.

    Paso otro minuto de silencio, pero algo estaba fuera de lugar para el joven de ojos aperlados.

    — ¿Te sucede algo? —Le preguntó a la chica sin cambiar su tono de voz.

    — No —contestó Tenten algo extrañada—. ¿Por qué la pregunta?

    — Porque normalmente me preguntas el significado las palabras y de seguro con ellas escuchaste palabras que ni conocías. —Dijo sin quitarle la vista al camino.

    La castaña soltó una pequeña risa.

    — Si, creo que ya te acostumbraste a eso. Eso pasara muy pocas veces ahora porque, después de que quede en shock, he recordado el significado las palabras. No te voy a mentir, si tuve dudas sobre dos palabras que le pregunte a Temari su significado. —Dijo con una sonrisa que inmediatamente borró al recordar aquellas dos palabras.

    — ¿Cuáles eran? —Mantenía su vista fija en la calle.

    — Eh… —se puso roja al volverse a imaginar a Neji con la lencería y soltó una risita nerviosa—. M-mejor olvídalo solo eran tonterías.

    — Esta bien, te creeré —esas palabras paralizaron a la joven—. De todos modos, no puedes mentirme. —Finalizó con una diminuta sonrisa.

    La chica no notó la sonrisa del Hyuga. Desvío la mirada por sentirse algo apenada, aunque por dentro estaba feliz porque ya confiaba en ella.

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    Temari sola cargo el montonal de compras que tenía y se metió a lo que ya podía considerar su cuarto. Shikamaru revisaba los recibos que le exigió a Sakura. A pesar de que había comprado mucho, no había gastado tanto como se lo esperaba. Él mismo chico se gastaba más del cuádruple de lo ella lo hacía. Como si un foco se encendiera en su cabeza recordó lo que podría estar olvidando. Subió y buscó entre sus cosas sacando una maleta vacía que tenía disponible. Unos suaves golpes en la puerta resonaron en los desolados pasillos.

    — ¿Si? —Se escuchó la voz ahogada de la chica.

    — Tengo algo que vas a necesitar.

    Debía de estar loco. Llevar a una desconocida con él a un viaje de lujo, tener que mentirle a sus amigos e incluso tener que hacer un par de llamadas para que pudieran tramitar un pasaporte en menos de un día. Era autentico, sin embargo la información era falsa a excepción de su nombre y edad. En el gobierno tenía gente que le debía favores a su familia. La rubia se dignó abrir la puerta pero solo asomó su cabeza. Expiraba una actitud orgullosa.

    — ¿A que debo honrar el hecho de que tuvo los modales de tocar esta vez? —Hablo con un tono divertido.

    — Toma. Tu maleta. —El joven frunció el ceño. No sentía que fueran las palabras apropiadas.

    — Gracias. —La tomó y volvió a cerrar la puerta.

    Se asombró un poco con la acción de la chica ¿Cómo podía permitir eso? Un día podría arruinarlo, otro día iban de vacaciones. Eso de ser hospitalario con ella para poder encontrar sus verdaderas intenciones estaba yendo muy lejos. ¿Seguía siendo un buen plan? Neji no le había dicho nada más de que acciones tomar o que evitar. Estaba tan sumergido en sus pensamientos que no había notado que había vuelto a la sala. Seguía tratando de conectar sus ideas e idear planes en su mente. Tres horas habían transcurrido y un bostezo lo regresó a la realidad. Checó la hora en su celular.

    — Mendokusai. —Arrastró cada letra en su boca.

    Volvió a la puerta de la Sabaku para invitarla a cenar. Tenía que ser hospitalario con ella aunque no se lo inspirara de corazón. Dio un par de golpes suaves con sus nudillos y esperó una respuesta. Se veía que la luz seguía encendida en su interior. Volvió a tocar. Silencio.

    — ¿Temari? —Estaba atento aguardando para escuchar el más mínimo ruido.

    ¿Podría ser? Que tonto había sido al haber bajado la guardia. Podía imaginarse que se había escapado. Claro, tenía todo. Le había despejado el camino para que se fuera, pasaporte, vuelo, maleta... Abrió la puerta bruscamente solo para confirmar sus sospechas. No. Estaba profundamente dormida en la cama. En una esquina había dejado la maleta, al parecer ya lista. El joven se golpeó la frente con la palma de la mano. Se estaba volviendo paranoico. Avergonzado apago la luz de su habitación y volvió a cerrar la puerta. Deseaba que no la hubiera despertado, en otro caso ya tendría razones para matarlo por haber entrado a la habitación de esa manera.

    “Y dice que el vago soy yo” —tomo la libertad de pensar después de volver en sí.

    Se dirigió a su cocina y abrió el refrigerador. En verdad no tenía ganas de preparase nada, pero si tenía hambre. Sus ojos se toparon con lo que había preparado Temari en la mañana. Antes de cuestionarse de que si lo que hacía estaba bien o no, sacudió su cabeza un poco para sacarse esos pensamientos. No debía de ser así de paranoico o terminaría loco.
     
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  9. Threadmarks: Capítulo 5
     
    SabakuNoNara

    SabakuNoNara Entusiasta

    Géminis
    Miembro desde:
    29 Marzo 2009
    Mensajes:
    88
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    ¡Amar a un ángel esta prohibido! ¿No?
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    4725
    Capítulo 5: “Primer viaje, primeros problemas”.

    Se levantaba con pereza, el sol estaba a punto de salir. Su cuarto tenía una vista espectacular del exterior, era como un lienzo que cambiaba gradualmente y constantemente. Podía vigilar las hectáreas del bosque que ahora estaba bajo su responsabilidad. Sus sentidos se prendían, podía oler aquella fragancia que desprendían los árboles y los pájaros comenzaban a cantar. Su alarma comenzó a sonar. Dejo caer su cabeza en la almohada.

    — “Volví a hacerlo —la apagó con un toque de sus dedos—. No sé porque me esfuerzo en programar mi alarma si siempre me despierto unos segundos antes de que suene… Al menos comprobé que la comida no estaba envenenada.”

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    Como costumbre, estaba listo y arreglado al primer rayo de sol. Esta vez estaba vestido casual con una camisa para salir de color gris oscuro y unos simples jeans. Se sentía raro. Tenía tiempo que no se vestía así. Estaba sumamente relajado, fue a recoger su correo junto con su periódico diario. Entró a la casa y su café ya estaba listo y humeante. Cogió la primera taza de porcelana que se encontró, se sirvió, fue al sillón y extendió el periodo con una mano. Con el control remoto encendió la televisión de LED que tenía tiempo sin ver. En lo que se encendía decidió tomar un sorbo de su relajante, tranquilo y nada estresante café.

    — ¡Tremendo escándalo se originó cuando vieron a Neji Hyuga, uno de los más importantes empresarios del mundo, y Shikamaru Nara, hijo del reconocido estratega Shikaku, con sus desconocidas novias en un centro comercial! —Al oírlo Neji, escupió un poco de su “relajante, tranquilo y nada estresante” café.

    — Ahg —dejo rápidamente la taza en la mesa— ¡Maldición! —Gritó algo molesto limpiándose con el dorso de su mano la comisura de sus labios los cuales tenían unos pequeños ríos de aquel café. Soltó el periódico y con la mano disponible tomo el control de la televisión y le subió al volumen para escuchar que iban a decir.

    — De la nada aparecieron esos dos importantes empresarios —continuó la anunciadora del escándalo— en el centro comercial acompañados de dos jóvenes que nunca hemos visto antes. ¿Cuánto llevara su relación? ¿Cómo se conocieron? ¿Estarán saliendo? —Neji apagó el televisor harto de lo que decía la reportera.

    — Consígase una vida. —pronunció el Hyuga mientras se levantaba con su café y el periódico muy molesto.

    Se fue a la cocina y abrió el periódico pero al enfocar su mirada solo pudo leer “¿Quiénes serán ellas?” en la portada con letras enormes que hasta una persona con vista pobre podría leerlo junto una foto de ambas parejas. Tronó la boca, se acercó al bote de basura y tiro el periódico. Después de aquel acto se revisó su camisa para ver si había ensuciado su pulcra limpieza con el café. Seguía impecable. Para calmar su ira tenía que volver a tomar su ex-relajante, turbio y muy estresante café. Solo faltaba que Tenten le colmara los nervios y estallaría en mil pedazos.

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    En el aeropuerto estaban Sasuke y Naruto esperando por los demás en el vestíbulo.

    — Son las siete con cuarenta minutos —bostezaba el rubio— ¿Qué no pudiste esperarme al menos cinco minutos, teme? —Se frotaba el ojo. Lo único que lo mantenía en pie era su maleta. Traía una camiseta de color naranja y unos jeans negros que estaban combinados con sus tenis de color blanco con negro.

    — No me importa. Si no te traía, llegarías tarde cómo siempre, dobe. —se defendió el Uchiha con su típica pose. El venía con una camisa de blanca y unos jeans azul oscuro y de zapatos negros.

    — Pero te aprovechaste de tu experiencia de policía. —Dijo Naruto con los ojos entrecerrados aun sufriendo por mantenerse despierto.

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    Sasuke tiro la puerta de una patada y se fue escabullendo hasta llegar a la puerta de la habitación de Naruto.

    — ¡Levántese, este es un asalto! —Gritó desde el exterior de la habitación, cambiando el tono de su voz para que no lo reconociera.

    — ¿Eh? —dijo el recién levantado quien seguía en su cama, debajo de sus colchas y el cabello desbaratado— Ah, está bien. Llévese lo que quiera solo no haga mucho ruido. —articuló con una somnolienta voz y volvió a acurrucarse en su cama.

    — ¡Estoy armado! —Estaba mintiendo, lo único que tenía una caja de unas diminutas cebollitas de papel que tenían pólvora adentro. Agarró una y la arrojó al suelo provocando un ruido similar al de un disparo.

    — Que estoy durmiendo, ¡no haga ruido! —Ordenó el rubio cubriendo su rostro con una almohada.

    — ¡Lo voy a matar! —Volvió a amenazarlo tratando de espantarlo.


    — Claro, pero en cinco minutos más. Deje dormir. —Su sueño lo hacía decir incoherencias.

    Sasuke dio un suspiro y pensó en otra cosa. Entonces se recargo en la puerta.

    — Bueno. Usted gana, no le hare daño ¡Pero me voy a llevar todo el ramen de esta casa! —Habló lo más fuerte y lo claramente posible mientras dibujaba una sonrisa en su rostro.

    — ¡¿Qué?! —Se levantó veloz y cayo de la cama recibiendo un golpe en las rodillas y de todos modos se arrodillo— ¡Por favor no se lleve mi ramen! ¡Hare cualquier cosa que me pida! —Imploraba el chico.

    — Cualquier cosa eh… vístase decente, tome sus maletas, salga de la casa y se sube al primer carro azul metálico que vea.

    Apenas pasaron cinco segundos y Naruto salió disparado de su cuarto ignorando completamente la presencia del Uchiha. Estaba agitadó dentro del carro y sus maletas las había aventado en el asiento de atrás. Poco a poco empezaba a reconocer el automóvil y confirmó sus sospechas cuando vio que su “asaltante” no era nadie más que Sasuke Uchiha, quien se subió al carro sintiéndose arrogantemente victorioso y no le dio más explicaciones.

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    — Me mataste la ilusión de que iba a ser recordado como el gran héroe del ramen cuando supe que eras tú. —Estaba al borde de las lágrimas con solo recordarlo.

    — Imagínate que hubiera sido un asaltante real. Ya te hubiera dejado la casa vacía y, con suerte para mí, te hubiera matado. —Expusó sobriamente.

    — H-hola chicos. —Saludo con una tierna sonrisa la chica de cabellos azules que acababa de llegar. Tenía puesto un vestido corto y holgado de color azul y debajo de este unos pescadores de color beige.

    — Hola Hinata-chan —Le devolvió el saludo Naruto un poco más despierto.

    — Y ¿los demás? —Miraba a su alrededor para verificar que no los había pasado por alto.

    — Voy a ir a comprar mi boleto. —Comentó el Uchiha dejándolos solos.

    — Esta bien —observó como se alejaba el de cabello azabache—. Que bueno que nos acompañas Hinata. —Terminó con una amplia sonrisa.

    — ¡¿Eh?! ¿P-por qué dices eso, Naruto-kun? —Tenía un leve sonrojo y sus nervios la consumían.

    — No sería lo mismo si tú no vinieras —Sonrió el chico—. Ya sabes, se siente su ausencia tal como Lee. —Rodó su mirada al suelo y se rascó la cabeza.

    — Ah —suspiró decepcionada— Si, tal como Lee. —inmediatamente recordó algo—. Por cierto Naruto-kun —llamó la atención del chico—, ahora que lo mencionas, me dijo que iba a venir alguien más en su lugar.

    — ¿Alguien más? —Se cuestionó el rubio tratando de imaginar quien iría con ellos de vacaciones.

    Un pequeño grupo de personas corrieron en su dirección. Eran Sasuke, Sakura e Ino quienes se veían agitados. La pelirosa se aferraba con todas sus fuerzas a un periódico que tenía en mano.

    — Hola Sakura, Ino. ¿Qué pasa? —Estaba intrigado por las expresiones de sus rostros.

    — ¡¿Como que “qué pasa”?! ¿Ya leíste esto? —Dijo Sakura enseñándole el periódico con el artículo de la portada. Traía puesto una blusa roja que se ataba en su espalda y cuello junto a unos shorts blancos.

    — ¡No puede ser…! —Exclamó el rubio.

    — ¡Ves! —Cruzó los brazos Ino. Portaba un top de color amarillo con una falda blanca y unos zapatos de tacón amarillos.

    — ¡¡Hay una nueva receta para ramen!! —Transpiraba su emoción por cada poro de su piel.

    — ¡¿Qué?! —Gritaron los tres al unísono.

    — ¡Sí que estas ciego, dobe! —Le arrebató el periódico a la pelirrosa y se lo puso en la cara a Naruto— ¡Lee lo que está escrito en letras grandes!

    — Ya entendí —Se quitó el papel de su rostro algo fastidiado—. No sé por qué se ponen así. —Leyó lo que estaba en letras grandes y su semblante se llenaba de asombro poco a poco.

    — ¿Ya lo leíste? —Cuestionó la Yamaka para confirmar.

    — Si, —mantuvo esa expresión por unos segundos más hasta que la borro por completo. Miro hacia arriba y coloco una mano en su mentón pensando— pero no veo lo interesante que valla haber una lluvia de estrellas pasado mañana.

    — ¡¡Baka, contigo no se puede!! —Sakura le arrebato el periódico de las manos y citó en voz alta— “¿Quiénes serán ellas? Tremendo escándalo se dio cuando vieron a Neji Hyuga y Shikamaru Nara con unas jóvenes totalmente desconocidas, pero parece que hay algo entre ellos.” —Lo enrolló y lo golpeo con fuerza en la cabeza con el.

    — ¿Qué yo que? —Una voz surgió detrás de ellos.

    — ¡Shikamaru! —Se sorprendieron todos por no sentirlo llegar. El traía una camiseta verde con unos janes y unos mocasines cafés.

    — Perdón por la tardanza, este vago nos retrasó. —Dijo en un suspiro Temari. Ella venía con una blusa larga morada sin mangas con unos jeans de mezclilla de 3/4 y unas sandalias moradas que tenían tacón.

    — Hola Temari ¿Ya supieron lo del “escándalo”? —Preguntó Hinata.

    — Como no saberlo —bufó el Nara— si esta en todos los medios. Incluso en la radio. —manifestó molesto.

    — A Neji-oniisan no le agradara nada esa noticia. —Susurró tímidamente Hinata.

    — Si y para acabar nos va a echar la culpa a nosotras. —Puso sus manos en su cadera Sakura.

    — Es su culpa.

    El ojiperla salió a sus espaldas quien era seguido por un hombre que estaba cargando las maletas de Tenten y de él. Tenten estaba dormida entre sus brazos.

    — ¿Qué le pasa a Tenten? ¡¿Por qué la traes así?! —Pregunto preocupada Ino.

    — No le pasa nada, solo está dormida. Al parecer se desveló anoche. —Pronuncio con seriedad.

    De nuevo las sospechas surgieron en el dúo de las entrometidas Haruno y Yamanaka. Pasaron de la sorpresa a una sonrisa pícara y expresiones tontas. Aunque todas las flechas apuntaban a esa dirección nada de eso había pasado. Neji pudo leer sus pensamientos, intento limpiar su nombre de inmediato.

    — Hinata ¿Lee no te dijo quién iba a venir en su lugar? —Preguntó con curiosidad Naruto.

    Al decir eso atrajo la atención de todos. Hinata se dio cuenta que esa persona ya había llegado así que solo lo señalo, siguieron con la vista a donde ella apuntaba y vieron cómo se acercaba una persona. De tez pálida, de ojos negros y de cabello corto del mismo color. Estaba vestido con una camiseta blanca que se abotonaba, unos shorts largos cafés y unos Toms rojos.

    — ¡No, aléjenme de ese loco! —Naruto se refugiaba detrás de Hinata.

    — ¡Aah! ¡Demasiado extraño para ser un pintor! —Chilló Ino refugiándose detrás de Sakura.

    — Me da gusto verlos de nuevo. —Regaló una cálida sonrisa.

    — ¿Qué le sucede a esos dos? —Alzo una ceja tratando de descifrar la situación Temari.

    — Al conocer a Sai se quedaron con un trauma, pero es tarde para que hagamos el trabajo de psicólogos. Tenemos que tomar nuestro vuelo. —Dijo Sakura zafándose del agarre de la Yamanaka y empezó a caminar.

    — Es mejor que despierte a Tenten. —Comentó el Hyuga.

    Suavemente la movió entre sus brazos, abrió la boca para pronunciar su nombre de nuevo.

    — ¡Ah! ¡Me raptan! —Gritó la chica de los moñitos golpeando en la cara al Hyuga.

    — ¡Ah! —Giró su rostro un poco para ocultar su expresión de dolor. No tanto por el daño sino para recuperar la compostura. Se aseguró que ella pusiera sus dos pies en el suelo y que se mantuviera en equilibrio antes de explotar enfrente de la castaña— ¡¿Qué te pasa?!

    — ¿Uh? —Sus ojos estaban entrecerrados. Empezó a frotárselos para aclarar su vista— ¿Dónde estoy?

    — Buenos días Tenten, estas en el aeropuerto. —Dijo Hinata recibiéndola con una de sus dulces sonrisas.

    — ¿Acaso tenías una pesadilla? —Le preguntó Ino.

    — No recuerdo —su semblante demostraba que aún no se despertaba del todo— ¿Por qué la pregunta?

    — ¡Porque me golpeaste la cara! —Rugió Neji ocultando el área del impacto con su mano.

    — ¡Ah, l-lo siento! —Su reacción la regreso al mundo real.

    — Por cierto Tenten —interrumpió Sasuke—. Él es Sai, nos acompañara en nuestro viaje.

    — Hola mucho gusto. Mi nombre es Tenten Ama. —Extendió su mano y sonrió amablemente.

    El muchacho tomó su mano, pero se acercó a ella y le beso la mejilla. Lo que la sorprendió. Ninguno de los amigos de Neji la había saludado de esa manera. ¿Era normal ese comportamiento?

    — Sai, un placer. —Sus ojos negros de clavaron en ella por un instante. Su rostro era muy inexpresivo pero embozaba una diminuta sonrisa para ella.

    Agarraron sus maletas y caminaron hacia el área donde revisaban sus maletas. La castaña tomo su maleta y miro de nuevo a Neji quien ya no tenía intenciones de regañarla. En cambio su expresión era seria y la miraba fijamente. Esa mirada era diferente a todas las otras miradas que le había dedicado.

    — ¿Sucede algo? —Inclinó la cabeza con inocencia.

    — No. —Desvió la mirada y tomó su maleta también.

    Documentaron sus maletas y después de cruzar el detector de metales podían vislumbrar la puerta que los conduciría directamente al avión.

    — ¡Hey Neji! Te pusiste celoso de Sai, ¿verdad? —le daba unos suaves codazos, los cuales acompañaba con una sonrisa pícara. Jamás podría ser discreto, su tono de voz era muy alto.

    — Sai —se mantuvo inexpresivo— ¿Recuerdas el día que conociste a Naruto?

    — Claro Neji —se acercó dispuesto a iniciar una conversación. Se le veía algo contento. Cada paso que daba era un paso que el rubio de retiraba de ahí.

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    Era una tarde como cualquier otra, donde se pudieron reunir y salir como lo hacían en la preparatoria. Hinata, Ino, Naruto, Sakura y Sasuke estaban platicando de lo que sea que se les cruzara en la mente.

    Cuando de la nada un individuo de tez pálida, tan blanca como la porcelana y cabellos oscuros como la tinta, caminaba a su dirección, muy confiado puesto sabía que lo esperaban a pesar que la mayoría de ahí no reconocían su cara. Intercalaron miradas confusas a excepción de Sakura quien levanto un brazo y lo movió de un lado a otro para hacerle saber que ya lo había notado.

    — ¿L-lo conoces Sakura-chan? —Preguntó tímidamente Hinata.

    La pelirosa se levantó y lo saludo con un beso en la mejilla y se colocó junto él.

    — Si, él es Sai ¿No han escuchado de él? Sai es un reconocido pintor me lo encontré en una galería de arte y… —Sakura seguía contando como lo conoció.

    Mientras seguía con su relato el desconocido observaba directamente a los dos rubios y se aproximó a ellos. En vez de hacer algo habitual para presentarse, caminó alrededor de ellos bajando la mirada, haciendo pausas, tratando de ver en otros ángulos. Los examinaba meticulosamente causando nerviosismo e inconformidad entre ellos.

    — ¿Q-qué haces? —Soltó Ino al ver como actuaba.

    — Ustedes tienen buenos cuerpos. —Contestó el chico deteniéndose enfrente de ellos y analizando con una mano en el mentón.

    — ¿Qué? —Naruto dio un paso atrás. Estaba sintiendo miedo de ese tipo.

    — ¿Quisieran ser mis modelos para posar desnudos? —Cerró los ojos y les sonrió.

    Esa propuesta y esa expresión aterro a los dos. Ino chilló y le propinó tremenda cachetada que lo dejo en el suelo, antes de echarse a correr junto a Naruto. Hinata, Sakura y Sasuke quedaron extrañados ante aquella pronta reacción de los dos. Sus miradas se juntaron en el pintor quien seguía en el suelo con una mano en su mejilla. Con lo blanco que era se podía distinguir cada dedo de la mano de la Yamanaka en ella. Sai estaba tan confundido como ellos.

    — ¿Acaso… dije algo malo? —Aun quería comprender que había sucedido.

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    Neji se alejó un poco de Sai al oír la conclusión de esa historia y lo miraba con cautela. Un escándalo que brotó en el fondo atrajo su atención. Paparazis. Un grupo grande de personas con cámaras preparados para tomar la mejor foto de las celebridades. Se empezaban a colar por los pasillos, como ríos avanzaban y se dirigían a su dirección. Esta ola de gente fue detenida por una barrera de policías que les impedía el paso y los mantenía a una distancia considerable para que sus fotos fueran irreconocibles. Sus voces empezaron a llamar nombres, rogaban y bombardeaban con preguntas tratando de conseguir respuestas a todo costo. Los flashes de sus cámaras empezaron a disparar. Shikamaru cambio su vista a Sasuke el cual sonrío por haber anticipado aquella avalancha de entrometidos.

    — Corran. —Ordenó Neji.

    No tuvieron que pensarlo dos veces, apresuraron el paso y se alejaron del destello de las cámaras. Un poco alterados empezaron a abordar el avión. Conforme fueron llegando, compraron sus boletos haciendo que terminaran en parejas. Unas debido a un complot, otras porque no tenían de otra y otras pura casualidad. Las ángeles desconocían que era lo que estaban abordando y se dejaron guiar por sus acompañantes.

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    — No sabía que también controlabas a la policía de los aeropuertos. —Dijo impresionada la de los ojos jade. Se sentó cerca de la ventana.

    — Hmp, eso es obvio. — Sopló fríamente el Uchiha sentándose a un lado de ella.

    —Tampoco lo dije para que te subieras el ego. —Frunció el ceño.

    — Calla molestia. —Mantenía sus ojos cerrados. Pretendía dormir.

    — Ha —Bufó— ¡Lo siento su majestad! —Dijo con cierto sarcasmo haciendo una diminuta reverencia.

    Sakura se cruzó de brazos y miro hacia la ventana pensando que Sasuke era un idiota.

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    El avión avanzaba, pero sus movimientos extraños ponían muy nerviosa a Tenten. Para su corta memoria era la primera vez que se subía a uno.

    — ¿Qué te sucede? —Preguntó el Hyuga con aires de seriedad. Se limitó por verla por el rabillo de su ojo.

    — N-no estoy muy acostumbrada a esto. —Se aferraba de su asiento con fuerza.

    — Supuse que deberías estar acostumbrada a volar ¿No? —Ya estaba dudando de aquel hecho.

    — Lo estoy, pero no a estos movimientos bruscos.

    El avión tomó impulso aumentando su velocidad. El corazón de la castaña se alborotaba con cada segundo. Trataba de mantener la calma, repitiéndose una y otra vez que todo estaría bien. El avión se despegó del suelo, dejando caer la gravedad en sus tripulantes en su ascenso. No podía más, se aferró del brazo del muchacho con mucho pavor, pegando su frente a este. No quería ver.

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    — ¡¡Hinata-chan!! ¡Por el teme de Sasuke olvide mi ramen! —Sus lágrimas no cesaban mientras abrazaba a su acompañante en busca de consuelo.

    — Na-naruto-kun… —Estaba más roja que un tomate.

    Su corazón no dio más. Se desvaneció entre los brazos del rubio, quien se dio cuenta al sentir la pérdida de fuerza en el cuerpo de Hinata. Dejo de lamentarse al verla inconsciente y se asustó. Buscaba entre los botones de arriba alguno que pudiera sacar una máscara de oxígeno. Comenzó a probar con cada uno de ellos.

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    — Ino.

    — No voy a posar desnuda para ti. —Lo reprimió al instante.

    — No, no. No iba a pedir eso. —Dijo con su usual cara inexpresiva.

    — ¿Entonces?

    — Te iba a preguntar si me podrías cambiar de lugar. Soy pintor. Necesito inspirarme. Dudo que ver a gente seria y dormida me ayudara.

    — S-sí, claro.

    Espero a que se saliera de su asiento. Ni en sueños se iba a cruzar enfrente de él, en un espacio tan reducido, era imposible no tener contacto físico en cualquier momento. Le cedió su lugar sin protestar y tomó el suyo. Entre menos contacto tuvieran era mejor.

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    — ¿No extrañas tu anterior vida? —Preguntó al ver que Temari estaba perdida en el claro azul.

    Solo bajo la mirada, tratando de ignorar sus palabras. Aunque sus recuerdos empezaban a surgir en su mente.

    — A veces desearía que esto fuera un mal sueño —hizo una pausa y se abrazó así misma—. No hay nada más que hacer.

    — ¿Porque dices eso? —Preguntó pero no obtuvo respuesta alguna. Tronó la boca y lo único que pensó fue: “Mujeres.”

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    — Tenten, cálmate. Me estas cortando la circulación. —Informó tratando de recuperar su brazo. Utilizaba su orgullo para disfrazar sus emociones.

    — ¿Seguro que no pasara nada? —Se abrazaba más al brazo del Hyuga.

    — ¿De qué te preocupas? —Susurró— tienes vida eterna, ¿no es así? —Otra vez volvió a sospechar de ella.

    — S-sí, pero no sé qué les sucederá a todos ustedes. —Su tonó de voz cambio a de preocupación.

    Neji se tragó sus palabras. En eso tenía un punto.

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    — Sasuke.

    — … —Tenia los audífonos puestos. Parecía dormido.

    — Sasuke. —Alzo un poco la voz— ¿No me oyes? —Lo miró detenidamente para ver si podía leer sus emociones. Nada. Se veía tan tranquilo. La pelirosa hizo un puchero— Bien ya que no me oyes podré decirte que eres un idiota, dizque policía ¡Ja! Solo tienes la influencia de tu padre que te cedió el trabajo así de fácil. Imbécil, sin sentimientos, más frío que el Everest, un estúpido pobre diablo, aunque otras te vean sexy créeme que para mí estas del asco.

    Pronuncio cada palabra con tanta emoción. Se sentía como si hubiera ido a terapia por todo un año y sus cargas se habían ido. Exhaló relajada.

    — ¿Les puedo ofrecer algo? —Cuestionó una amable sobrecargo que estaba junto a Sasuke.

    — ¡Ah! —Se sacó un susto y se sintió avergonzada— ¡¿De-desde cuando llego?!

    — Desde el “No me oyes”. —Contestó ella con una sonrisa.

    Las mejillas de Sakura tomaron un color carmesí. Deseaba protestar que no se metiera en lo que no le incumbía. Pero era imposible no escucharla, ella simplemente estaba haciendo su trabajo.

    — Me trae un café, por favor. —Dijo el “supuestamente” dormido Sasuke.

    — Claro Señor —asintió y fue en busca del café.

    — ¡¿Co-cómo la oíste?! ¡¿No estabas dormido?! —Lo bombardeo con preguntas mientras moría de nervios.

    — No —hizo una pausa quitándose sus audífonos—. ¿Así que soy un asco?

    No era necesario mirarla a los ojos. Sonreía arrogantemente mientras que Sakura se escondía detrás de su corto cabello rosado. No iba a permitir que la viera así. Era claro que había escuchado como se desbordo enfrente de él.

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    Naruto presionaba todos los botones como loco. Uno por uno. Si se le acaban las opciones volvía a comenzar a presionarlos todos. Para ese punto se le había olvidado la razón principal de porque los estaba presionando. Incluso que Hinata se había desmayado. Una sobrecargo se aproximaba por detrás de él, harta de escuchar el mismo botón que la llamaba una y otra vez.

    — ¡¿Qué quiere?! —Una expresión de muerte se presentó ante el rubio.

    Naruto al ver su rostro se congeló. Le causaba el mismo miedo que cuando hacia enojar a Sakura. Por suerte la ojiperla iba despertando de su desmayo. Se veía a kilómetros que se encontraba algo mal.

    — Hay cariño —su voz se convirtió en un tono angelical al igual que su semblante se llenó de preocupación—. Perdóname, te desperté. Te veo algo pálida —se agachó un poco—. ¿Quieres que te traiga algo de tomar? —Le ofreció con una sonrisa.

    — S-si… gracias —Contestó mientras trataba de recordar que había ocurrido.

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    Para mantenerse alejada lo más posible, le dio la espalda al muy entretenido al pintor, quien grababa cada tono en sus ojos del cielo azul. La rubia pensó.

    “¿Cómo habiendo miles de pasajeros me toco el más raro de todos? Me pudo haber tocado un hombre grande y repulsivo que roncara todo el día, o un hombre muy guapo, o una fanática de la moda como yo. Pudo ser peor… Talvez me hubiera tocado con… Sakura” —Hizo una cara de repulsión pero después miro de reojo a Sai— “Digo, mírenlo: flaco, escuálido, pálido, serio, extraño… No lo soporto ni a esta distancia.”

    Sai sintió la punzante mirada de Ino así que la miro y le sonrió, al hacer esto la chica le dio un escalofrió que hizo que sus huesos se estremecieran y se abrazó a sí misma.

    “¡¡Estoy maldita, maldita!!” —Temblaba— “¡¡Un fantasma me sonrió!! No puede ser. Fue una alucinación, si lo fue, no me pudo haber sonreído… ¡ya se! esta es una pesadilla. Si, en unos segundos despertare en mi cama.” —Intentó tranquilizarse.

    — Oye Ino, ¿estás bien? Te noto algo nerviosa ¿Acaso le temes a las alturas? —Preguntó el chico acercándose un poco a ella.

    “¡¿Jihh, por qué no he despertado?! —Le siguió dando la espalda al pobre Sai pero ahora temblaba más— ¡¡Se ha acercado a mí, ya no aguanto!!” —Cerró los ojos fuertemente y se pellizco el brazo— Auch… —abrió los ojos pero seguía en el mismo lugar—. No es un sueño… —dijo en un susurro.

    — Ino… ¿Por qué no contestas? —Le tocó el hombro a la chica.

    — ¡¡Ah, aléjate de mí maldito pervertido!! —Salió corriendo hacia el baño.

    Todos los pasajeros al oír el grito voltearon a ver a Sai el cual al percatarse alzo los hombros.

    — Le teme a las alturas. —Saco una de sus sonrisas falsas.

    Los pasajeros volvieron su vista al frente.

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    —Siendo lo que eres supongo que tienes otras cosas que hacer, ¿por qué aun nos sigues acompañando? —Interrogó el Nara tratando de desenmascararla.

    — El jefe nos mandó aquí y si aún no nos ha dicho nada es que estamos bien donde nos encontramos —contestó Temari sin despegar su mirada de la ventana—. El motivo por el cual estamos aquí es para que Tenten aprenda sobre de este mundo y que pueda recordar su pasado… —Calló en ese instante.

    — Que coincidencia que se toparan con empresarios de mucho dinero y que coincidencia que tendrán que viajar con nosotros. —Pareció ignórala aun tratando de desenmascararla.

    Temari no pudo creer lo que había escuchado, miro la cara del joven para luego soltar algo molesta.

    — Bueno si quieres me aviento ahora mismo del avión junto a Tenten y te dejo de molestar. —Se levantó.

    Shikamaru la sujetó haciéndola perder el equilibrio y que se volviera a sentar en su lugar.

    — ¡¿Qué haces, estás loca?! —Susurró.

    — Tú eres el que quiere que me vaya. —Lo desafío con la mirada.

    — ¡Yo nunca dije eso! —Se defendió el Nara que no quería que un suicidio se quedara en su conciencia.

    — ¡Pero eso me diste a entender! —Reclamó Temari.

    — ¡No! —Tomó un respiro hondo—. Mira estamos por aterrizar y lo único que necesito es descansar. Si te vas ahora, ellos empezaran a hacer preguntas y yo tendré que decirles la verdad. —Suspiró sabiendo la reacción que haría Temari.

    Temari lo vio con los ojos muy abiertos

    — ¡No te atreverías! —Susurró impactada.

    — Claro que puedo y me haría más famoso, ¿sabes? —Terminó con una sonrisa victoriosa.

    Temari rugió a lo bajo, no quería ni sostenerle la mirada. Odiaba que tuviera razón, tenía que dejar su orgullo a un lado para mantener su secreto intacto.
     
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  10. Threadmarks: Capítulo 6
     
    SabakuNoNara

    SabakuNoNara Entusiasta

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    ¡Amar a un ángel esta prohibido! ¿No?
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    Capítulo 6: "La playa"

    Habían aterrizado sanos y salvos. Salieron del aeropuerto y fueron transportados en un hibrido de minivan y una limosina. Desde ciertos puntos de la carretera podían ver el mar turquesa que proyectaba su color con tanto esplendor. Cielo azul y despejado, una brisa húmeda que se llevaba consigo los suspiros del propio mar. El ambiente atravesaba sus pieles hasta llegar a sus músculos y desataba poco a poco cada nudo de cada uno de ellos. A excepción de dos personas que permanecían sumergidos en sus prisiones portátiles o más bien: Celulares. Acababan de llegar a casi la entrada del Hotel, que para aquellos que quisieran podían tomar el recorrido caminando sobre un camino de madera del cual estaba sobre el mar. Por supuesto el grupo de amigos eligió esa opción sin importarles que se tardarían un poco más en llegar, la vista lo valía. De nuevo, un par de empresarios ignoraba lo que los rodeaba por estar atendiendo llamadas.

    — Ya van a empezar. —Resopló.

    — ¿Qué pasa Sakura? —Preguntó confundida Tenten.

    — Una vez que agarran esas cosas, no hay quien los separe de ellos. —Contestó Ino después de un suspiro y se cruzó de brazos.

    — Si tanto problema son esas cosas, solo hay una solución. —Dibujó una sonrisa confiada y saco su pecho con orgullo.

    — ¿Qué planeas hacer Temari-chan? —Cuestionó Hinata.

    — Solo obsérvenme —Emprendió su caminar hacia ellos.

    Con paso seguro se les acerco, seguida por las miradas curiosas de las chicas. Shikamaru y Neji ignoraban por completo la presencia de la rubia. Estaban muy concentrados en “resolver sus asuntos” sin importar que esto les tomaría todo el día. Ella los contemplaba con esa sonrisa que ocultaba su misión. Esperó un poco y con un movimiento veloz les arrebato sus celulares y los arrojó al mar. Al ver que el trabajo estaba hecho se sacudió las manos.

    — ¡¿Que te sucede mujer?! —Gritó Shikamaru corriendo a la orilla del muelle para ver su celular descender a la profundidad acompañado de Neji.

    — Hmm… Digamos que fue… Justicia divina. —Le guiño el ojo y volvió a reunirse con las chicas.

    Las chicas corearon a la victoriosa Sabaku No que tuvo el valor de hacer tal hazaña, la recibieron entre aplausos y risas para después envolverla entre sus brazos. Juntas siguieron su camino, cargando con sus maletas. Neji daba vueltas en el mismo lugar, se sujetaba el cabello con desesperación. No dejaba de martirizarse viendo la actual tumba de su celular inteligente. Lanzo un gruñido.

    — ¡¡Controla a tu chica!!

    — ¡¿Crees que eso es malo?! —Gritó enojado— ¡Vive con ella un día a ver qué me dices!

    — Ya chicos cálmense, son vacaciones —trató de suavizar las cosas el Uzumaki—. Estar al pendiente con el trabajo no son vacaciones.

    La mezcla de las miradas fulminantes de Neji y Shikamaru fueron suficientes para intimidar al joven hiperactivo.

    — Después podrán matar a Naruto. Primero hay que llegar al hotel. —Siguió con su rumbo el Uchiha.

    El camino hizo que la furia de los dos se calmara gradualmente y el mar al fin pudo filtrarse por los sentidos de estos. Que más daba que habían perdido esos celulares, de todos modos ya estaban obsoletos, tenían una buena excusa para renovarlos. Pero recordar que habían perdido toda su información con ellos los tensaban un poco más. El hotel los recibió con su ambiente, el lobby poseía un enorme acuario donde se podía admirar a los exóticos peces pasearse de un lado a otro. Ino se excusó diciendo que se iba a polvear la nariz mientras hacían los trámites para registrarse.

    — ¿Cómo nos acomodaremos esta vez? —Inició Sasuke.

    — ¿Cómo? ¿No va ser como siempre: chicos en un cuarto y chicas en otro? —Preguntó Naruto.

    — No, porque nos echarían del hotel por tu culpa. —Siguió el azabache.

    — ¿Mi culpa? —Se señaló así mismo.

    — Piénsalo Naruto, estarías en el mismo cuarto que Sai. —susurró Neji para que Sai no los escuchara.

    — ¿En el mismo cuarto? —Observó a Sai el cual estaba dibujando recargado en la pared.

    Naruto se imaginó dormido mientras Sai se le acercaba con una risa macabra, unas tijeras en mano y una cámara fotográfica. El rubio siguió mirando a Sai, cuando de repente este cambia su vista hacia Naruto y provocando que un escalofrió recorriera su espalda.

    — ¡Y-yo duermo con Hinata! —Gritó alzando el brazo.

    — ¡¿Qué?! —Gritaron todos al unísono excepto Sasuke.

    — Yo con Neji. —Dijo Tenten con el mismo entusiasmo que Naruto.

    Esta vez todas las miradas cayeron en la castaña. Temari también se asustó y golpeo su cara con su mano. Aún era muy inocente.

    — Bien en ese caso —rompió el silencio Sakura chocando sus palmas juntas—. Hinata con Naruto, Tenten con Neji, Temari con Shikamaru, yo con Sasuke e Ino con Sai.

    Nadie más protesto al respecto, así que fueron con el recepcionista por la llave de cada respectivo cuarto.

    — ¿Sakura, qué haces? Me pusiste con ese vago. —Se cubrió la boca y dijo entre dientes Temari.

    — Créeme Temari yo no me puse con la mejor persona del mundo, pero es para que dos personitas quedaran juntos. —Contestó en un susurro mientras reía.

    — ¿Dos personitas? —Citó confundida Temari.

    Ino salió del tocador caminando con singular alegría y con una linda sonrisa— ¡Que tal chicas! ¿En qué cuartos nos vamos a quedar? —Preguntó abrazando con un brazo a Hinata y con el otro a Tenten.

    — Pues Ino… tu —Intentó confesar Hinata pero inmediatamente fue interrumpida por Sakura.

    — ¡Tu despreocúpate Ino! Solo goza del viaje —Dijo entre risas nerviosas.

    — ¡Bien! ¡Vamos todos a la playa! —Vociferó muy alegre la Yamanaka.

    — ¡E-esperen! ¿Y las maletas? —Preguntó Naruto haciendo que todos se detuvieran en el camino.

    — Ah, es cierto —recordó Ino—. Creo que tendremos que…

    — ¡N-no se preocupen por eso! —Comentó Sakura con temor de que su plan se arruinara—. Los botones se encargaran de eso ¡Así que vamos a la playa! —Imitó el anterior ánimo de Ino al decir eso.

    — ¡Si, tiene razón! ¡Vamos! —La apoyo Temari con entusiasmo aunque no tenía ni la menor idea de que era la playa.

    Estaban ya vestidos desde que salieron de sus casas para tirarse primero al mar, solo sacaron sus toallas y tomaron rumbo a la playa privada del hotel.

    — ¡Es hermoso! —Dijo Temari totalmente impresionada por lo que veía.

    — ¡Es enorme! —La acompaño Tenten mirando a su alrededor.

    — ¿Bueno que esperamos? ¡Entremos ya! —Dijo totalmente entusiasmado e hiperactivo Uzumaki.

    Todos se quitaron su ropa dejándolo en un lugar que escogieron. Tenía camastros en la arena y varias sombrillas. Los jóvenes pues ya tenían sus trajes de baño solo se tenían que quitar sus camisas y sus pantalones. Pero al hacerlo podían oír gritos de chicas emocionadas por lo que veían. Los chicos estaban bien ejercitados así que alteraron al todas las chicas de ahí… excepto a sus acompañantes.

    — Hey chicos, creo que no estamos solos. —Expresó Naruto tirando su camisa por ahí.

    — ¿Dijiste algo, Naruto? ¡Creo que de tanto grito me quede sordo! —Dijo en una mezcla de sarcasmo y de fastidio Sasuke.

    — Todas son iguales. —Trono la boca Shikamaru con su típico tono perezoso.

    — ¿Y las demás? —Miró a su alrededor Neji.

    Buscaban con la vista hasta que sus ojos se posaron en sus cuerpos. Se paralizaron. Las chicas lucían sus hermosos trajes de baño de dos piezas que les delineaba muy bien sus cuerpos; el de Sakura era rojo con estampado de flores hawaianas blancas, el de Ino era morado y tenía escrito en una parte de la pieza superior “Love me” y en la parte inferior en los lados solo estaba adherido por un hilo, el de Hinata era de un azul marino y una franja blanca estaba simétricamente acomodada en la parte superior y en la parte inferior, el de Tenten era rosa pastel y lo decoraban tres pequeños moños blancos: uno entre su pecho y los otros dos a los lados de la parte inferior y el de Temari era lila y tenía aros en vez de tela que unía las partes en los mismos lugares que Tenten tenía sus moñitos. Los chicos estupefactos por lo que veían, tenían años de no verlas en trajes de baño. Estaban inmóviles posando sus ojos en solo la chica que les llamaba la atención.

    — Bueno chicas ¿qué dicen, entramos ya? —Preguntó orgullosa Ino.

    — ¡Sí! —Dijeron todas al unísono.

    — ¡La ultima en entrar es la más fea del mundo! —Dijo la rubia de ojos azules corriendo con dirección al mar pasando enfrente de los chicos.

    — ¡Vamos Tenten! —Corría la Sabaku detrás de Ino y jalaba a la castaña de la mano obligándola a correr.

    — ¡Pero Temari! ¿No crees que mi traje de baño esta algo pequeño? —Cuestionó un poco apenada.

    — ¡¿Qué?! No, está bien ¡vamos!

    Al último del camino iba Hinata quien era empujada a esa dirección por Sakura pero la chica de cabello azulado iba con la cabeza agachada y con timidez. Se cubría su enorme pecho con sus brazos, no podía ver a los ojos a su primo.

    — L-lo siento, Neji, nii-san —Se disculpó con timidez cuando paso a su lado.

    — Luego te disculpas. Vamos chicos, ¿se van a quedar ahí asándose todo el día? —Dijo la chica de cabellos rosados que ya estaba muy lejos de ellos.

    No movían ni un musculo, solo las seguían con las miradas. Escuchaban sus risas y las veían divertirse entre ellas. Salpicando agua, mojándose entre sí. Con sombrilla en mano, se les acerco Sai quien decidió mantener su camisa puesta pero abierta y cargaba con sus útiles para pintar.

    — ¿Se encuentran bien? —Nadie le contestaba y cambio su vista hacia las chicas— ¡Oh! ¡Que hermosas están las chicas! Están tan lindas que no dudo que pronto llegaran unos extraños a acompañarlas. —Dijo muy alegre el muy directo. Parecía causarle alegría esa idea.

    Los chicos despertaron de su trance y miraron a Sai mientras procesaban en su mente lo que acababa de decir.

    — ¡E-espera Hinata-chan! ¡N-no me dejen atrás! —Salió corriendo el hiperactivo.

    — Es mejor que vigilemos a Naruto o sino va a hacer una tontería. —Sugirió el chico de ojos aperlados aclarando su voz.

    — Si —Le siguieron los otros dos.

    Todos se metieron al mar menos Sai que estaba debajo de la sombrilla retratando lo que cautivaba su atención, haciendo trazos largos y cortos. Deseaba capturar a la perfección su belleza. Los demás se divertían saltando o esquivando las olas. Haciéndose guerras con agua.

    — ¡Ataque de agua salada! —Bramó el rubio utilizando su brazo como una catapulta de agua para que golpeara en el rostro del Uchiha.

    “Es solo agua” pensó para sus adentros el orgulloso Sasuke. Era mejor ignorarlo. Al recibir el choque con su rostro descubrió que no solo era eso al sentir una bofetada en su rostro. Se quitó la arena mojada de los ojos y los entrecerró frunciendo el ceño. En ese lanzamiento de agua también había arrojado una bola de arena. Naruto se reía a carcajadas.

    — ¡Mira Sakura-chan! Con la arena blanca que tiene en la cara se parece a Sai —se sujetaba el estómago por el dolor de sus carcajadas—. ¡Ahora si te di, teme!

    Tenía que pagar.

    — ¡Ataúd de agua! —Su furia arrojo su orgullo por un pozo y se abalanzó sobre Naruto. Tomo su cuello y lo sumergió en el agua. Se colocó encima de el para que no pudiera salir tan fácil.

    — Basta ustedes dos. Se están comportando como unos niños. —Los regañó el Hyuga que no hacía nada para ayudar al Uzumaki.

    El rubio pudo salir a tomar aire y tocio un poco. Tan pronto se recuperó empezó a forcejear con el azabache para sumergirlo también.

    Se aventuraba poco a poco entre los mantos del agua. Sentía como su corriente la jalaba y la empujaba. Quería saber hasta dónde podía llegar. Era una tarea difícil ya que la arena subía y bajaba como las dunas de un desierto. Hasta que sintió que dio un paso en falso y el agua le llego hasta el hombro. Había caído en un pequeño hueco.

    — ¡Temari-chan! —Viró la cabeza y noto que se había alejado mucho de ellos. Era Hinata quien la había llamado—. ¡No te alejes mucho! ¡Es peligroso!

    Ella asintió. Estaba regresando hasta que sintió algo que había frotado su pie. Esa cosa estaba atrapada en esa trampa en la que había caído. Su curiosidad volvió a despertar. Se sumergió para poder tomar aquel objeto. El mar estaba agarrando fuerza debido a que una lancha había pasado cerca de ahí. Salió a la superficie, se quitaba el agua de su rostro con su mano libre. Estaba dispuesta a contemplar ese objeto. Era una almeja. Estaba observando los detalles de esta.

    — ¡Temari! ¡Cuidado! —Gritó Sakura al ver que la rubia no se daba cuenta.

    Como una gran presencia estaba a sus espaldas. Una ola de gran potencia se acercaba a ella velozmente. El chillido de la pelirosa atrajo abruptamente la atención de los demás. Temari giró el rostro para notar la ola que estaba sobre ella.

    La ola cayo, girando y alterando el agua por donde había pasado. No se veía rastro de ella. Shikamaru se tensó y nado lo más rápido que pudo a la antigua locación de la chica. Aunque sabía que el mar se movía en diferentes direcciones. En cuestión de segundos la chica volvió a emerger a la superficie. Quitándose de nuevo el agua de la cara.

    — ¿Temari, estas bien? —Preguntó agitado el Nara apenas llegando donde estaba ella seguido por Hinata y Sakura.

    — Si —contesto ella extrañada—. ¿Por qué no debería de estarlo?

    — No sabes lo horrible que se siente que te arrastre una ola. —Dijo preocupada Hinata.

    — Escuchen, estoy bien. No me pasó nada, me sumergí a tiempo. Voy a la orilla, tomare un poco de sol —se hizo paso entre ellos—. Diviértanse.

    La Sabaku salía de los brazos del agua. Las gotas de agua se resbalaban en su piel y la recorrían con libertad. Los surfistas que pasaban por ahí se le quedaron viendo y le lanzaron miradas coquetas. Ella solo bufó con una sonrisa. Escogió un camastro y lo saco de la sombra. Le llamaba la atención como la arena cambiaba de consistencia cuando estaba seca. Hundió sus dedos en ella, grababa cada sensación en su mente. Jamás había tenido esa oportunidad.

    — Eres perceptiva —esa voz la saco de su asombro. Había ignorado al muchacho que seguía en la sombra con libreta mano—. Disfrutas de tu alrededor. No te sientes conforme con lo que te dicen que es, así que lo experimentas también.

    — Sai, ¿cierto?

    — Perdona si te asuste. No era mi intención. —Seguía con sus ojos puestos en su objetivo.

    — N-no, no me asustaste. —Decidió poner su camastro junto a él. Se sentó y contempló lo que había rescatado en el mar.

    — ¡Una almeja! —Sonrió entusiasmado el muchacho. Ignorando lo que estaba haciendo.

    — ¿Es muy especial? —Le sorprendió su reacción.

    — ¿Puedo? —Extendió su mano, esperando a que le prestara la almeja. Ella se la dio—. Sabes, cuando era niño siempre buscaba una de estas. Mi padre me dijo que las almejas a veces albergan perlas y que estas toman años en formarse. Así tan pronto encontraba una, la abría para encontrarla. —Su mirada se había vuelto nostálgica.

    — ¿Tuviste suerte? —Preguntó intrigada. Sai le devolvió la almeja.

    — Lamentablemente no —Suspiró, hizo una pausa y agarro su cuaderno de nuevo—. Claro que, las perlas tienen un valor en el mercado. Aunque siento que esos números no se pueden comparar con la belleza de la naturaleza. Una almeja toma un grano de arena y la vuelve en una obra maestra. Así como un artista toma un lienzo y lo vuelve en una pintura —seguía dibujando sus trazos y reacciono como si volviera a la realidad—. Lo siento, creo que me exprese de más. —Se rasco la cabeza.

    — Para nada. Es un bonito pensamiento. —Dijo la rubia abrazando sus piernas mientras miraba el horizonte sonriendo al sentir esas palabras.

    Sai volvió a sonreírle y se enfocó de nuevo en su trabajo.

    — No sé cómo funciona el amor sinceramente, muy apenas creo entender la amistad. Antes de conocerlos a ellos, no tuve personas que de verdad quisieran ser mis amigos. Jamás me molesto. Pero de pequeño me prometí, que si algún día me encontraba una perla, se la daría aquella que me robara el corazón. Para conmemorar que a pesar del tiempo, algo hermoso puede salir de algo tan simple. —También dejo que su vista se perdiera en el océano.

    — Yo tampoco entiendo esas cosas muy bien —confesó Temari—. Pero siento que eso es una buena manera de demostrar tu amor por alguien. No por el valor del dinero, sino por el valor que tú le das.

    — Gracias por escuchar —Le regaló una sonrisa sincera.

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    — ¡Oye Shikamaru!

    — ¿Qué quieres? —La voz del rubio arruinaba su tranquilo flotar sobre el agua.

    — Creo que Sai no pierde el tiempo con tu prima. —Dijo el rubio entre risas.

    — ¿Mi prima? —El chico puso los pies en la arena y vio que Sai y Temari platicaban. Ella le estaba poniendo realmente atención y se notaba que no lo trataba como lo trataba como a él— ¿Si, y? —preguntó como si no le importara y percibió que Sai le estaba dando algo a la rubia.

    — No. Solo digo, para que sepas que puede ser parte de tu familia. —Contestó Uzumaki mientras Sai se levantaba dónde estaba sentado y se despide de Temari para irse a otra parte.

    — Mejor deja de estarme molestando quieres. —Dijo para volver a flotar en el agua.

    — ¡Hola, Naruto! —Sai lo saludaba desde la orilla.

    — Ahí te hablan. —Señaló el Nara.

    Naruto con un trauma se hundió debajo del agua para que ya no lo viera. Ino y Tenten salieron del mar para acompañar a Temari y tomar un poco de sol.

    — Ah, esto es vida —Suspiró la rubia acostándose bocabajo en un camastro con unos lentes de sol.

    — Que divertido es aquí. —Dijo la castaña sentándose junto a ella.

    — Si, yo nunca había venido a la playa. —Añadió Temari.

    — ¿Nunca? —Ino recargó los codos en la toalla y se quitó los lentes—. Te voy a dar un concejo, aquí hay muchos chicos guapos pero si te invitan a un lugar tienes que decirles que no.

    — ¿Ah, sí? ¿Por qué? —Preguntó con curiosidad la chica de los moñitos.

    — En la playa los chicos no tienen límites así que tengan cuidado. —Se volvió a poner los lentes de sol.

    No paso mucho tiempo en lo que unos chicos que estaban jugando voleyball y fueron a invitarlas a jugar con ellos. Los rechazaron tal y como Ino les había dicho, pero no se daban por vencidos y decidieron quedarse a platicar con ellas.

    — Vengo enseguida —dijo Tenten levantándose de donde estaba—. ¿Saben dónde está Neji-kun?

    — Ah claro, estaba en el muelle pescando. —Le señalo la dirección de este. Era muy fácil de ver desde donde estaban.

    — ¡Gracias! —Pronunció contenta caminado hacia esa dirección dejando solas a las dos rubias con esos muchachos.

    A Tenten no le molestaba que se le quedaran viendo y le dijeran cosas bonitas al pasar. En su percepción no veía que estuviera mal, seguía siendo tan inocente. Pero en su mente solo quería llegar a donde estaba él. Tal vez aprendería cosas nuevas como siempre. Cuando Tenten llego al muelle vio a Neji, Sasuke y a Sai pescando en la orilla de este.

    — ¿Qué haces Neji-kun? —Se inclinó un poco hacia al frente.

    Neji no dijo nada solo recogía la línea de la caña de pescar. Se veía muy concentrado en lo que hacía. Estiraba y recogía su línea, luego aflojaba un poco y repetía el proceso. Al fin había juntado el otro extremo con un pez sacudiéndose, luchando por librarse del anzuelo. Se notaba que no podía respirar. La castaña gritó horrorizada por lo que veían sus ojos. Simplemente la ignoraron.

    — ¡Wow! Es el más grande que has pescado últimamente. —No podía ocultar su asombro Sai.

    — ¡¿Neji, no crees que el pez está sufriendo!? —Cuestionó más alterada la chica moñitos.

    — No te preocupes, no será por mucho. —Comentó el Uchiha.

    — ¿A qué te refieres? —Preguntó la chica aun sin cambiar el tono de voz.

    — Pues… —se levantó el ojiperla de donde estaba sentado y se puso a un lado de Tenten aun sin soltar la caña con el pez—. Pensábamos en comerlo.

    Apenas la chica escucho esto sus ojos se abrieron completamente. Se negaba en su mente que esas palabras provinieron de él. Sus impulsos actuaron antes que su razonamiento. Le soltó una cachetada sin pensarlo dos veces dejando al chico atónito. Se marchó del lugar, no podía seguir presenciando tal crueldad. Los tres estaban perplejos tratando de encontrar la razón de tal acto.

    — ¿Que mosca le pico? —Preguntó el muy desconcertado Sasuke.
     
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  11.  
    Akane leila

    Akane leila solo soy un angel negro

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    xD espero la continuación :3 con ansias seré sai si no la continuas
     
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  12. Threadmarks: Capítulo 7
     
    SabakuNoNara

    SabakuNoNara Entusiasta

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    ¡Amar a un ángel esta prohibido! ¿No?
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    Total de capítulos:
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    Palabras:
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    Akane leila: ¡Claro que lo continuare! Aún hay mucho más por leer ;) jaja Sai es solo un pobre artista incomprendido

    Capítulo 7: “Presa en la mira”

    Nada en el mundo podía detener al furioso volcán que había despertado, el cual iba a calcinar y consumir lo que sea o quien sea que se interpusiera en su camino. Así es, no era nadie más que Neji Hyuga buscando a la chica que lo había bofeteado. Empujaba a la gente que tuviera la osadía de interponerse en su ruta. Lamentablemente la dulce y tierna Hinata apareció en su campo de visión. Ella fue muy prudente al quedarse donde estaba al ver la expresión de muerte que tenía su primo. Primero el Hyuga paso cerca de ella como si nada, pero a solo dos pasos de distancia se detuvo.

    — ¡Hinata! —Al oír ese tono de voz le dio un escalofrió.

    — S-si N-Neji nii-san —Tartamudeó de los nervios. Ya se anticipaba lo que venía.

    El ojiperla dio media vuelta y se acercó a la chica. Sus ojos no necesitaban llamas para demostrar lo furioso que estaba.

    — Te voy a hacer dos preguntas: Primera ¿Tú decidiste ese traje de baño para ti? —Preguntó en una mezcla de enojo y de autoridad.

    — P-pues s-si… digo… n-no… e-es que… l-las chicas m-me dijeron q-que me veía bien c-con esto y… —La pobre moría de nervios pero fue interrumpida por su primo.

    — ¡Ah, ellas! ¡Son muy mala influencia para ti! ¡Ya te lo he dicho! —Estalló sin previo aviso el muchacho.

    — ¿T-te s-sucedió a-algo n-nii-san? —Preguntó con mucha timidez sabiendo que su actitud era consecuencia de algo.

    — ¡¡No!! ¡¿Por qué me debería de suceder algo?! ¡¡Ah!! ¡¡Claro, es solamente que me han golpeado la cara dos veces en un día y aun no sé por qué!! —Resaltó el “por qué” y ya había llegado a su límite de furia— ¡¿Dónde se fue Tenten?!

    — A-ah, n-no se… c-creo que s-se fue por allá. —La pobre intimidada señaló el mismo rumbo por el que iba anteriormente su furioso primo.

    — ¡Gracias! —Masculló con rabia antes de partir a paso apresurado por el mismo rumbo de aniquilación que tenía.

    En eso llegan jadeantes Sasuke, Sai y Shikamaru. Muy cansados por el camino recorrido y parecía que venían siguiendo a Neji en su camino al “infierno”.

    — ¡Hinata! ¿Sabes por donde se fue Neji? —Preguntó jadeante el Nara.

    — S-si se fue por allá… b-buscaba a Tenten y se veía muy enojado. —Contestó señalándole el mismo lugar que a su primo.

    — ¡Si y lo está! Estaba tan enojado que tiro su propia caña de pescar de cinco mil dólares al mar. —Siguió el jadeante el dibujante.

    La de orbes aperlados se cubrió la boca horrorizada.

    — Tenemos que detenerlo antes de que haga una locura. —Demandó Hinata.

    Los cuatro corrieron siguiendo el transcurso del Hyuga, en eso Shikamaru se detiene y ve un grupo de hombres rodeando a Sakura, Ino y a Temari. Tenía que hacerle saber en qué lio se había metido.

    — ¡Temari tienes que venir ahora! —Se asomó por donde pudo solo para que ella pudiera identificar quien le hablaba.

    — ¿Qué? ¿Por qué? —Preguntó como si le estuviera arruinando la fiesta y llamando la atención de sus dos amigas.

    — Solo te diré que si no vienes, Tenten se meterá en un gran lío. —Dijo haciéndose paso entre los hombres y extendiendo su mano.

    — Oh no… —Susurró la rubia— ¡Chicas vengan!

    Ellas se disculparon con los muchachos de ahí y corrieron hacia “el problema”. Mientras que un singular chico caminaba muy tranquilo con un tazón de ramen en mano, su sonrisa brillaba al saber que iba a poder comerlo y su felicidad no se podía contener… hasta que el Nara en el camino lo jala y lo obliga a correr provocando que el tazón de ramen se resbalara de las manos del rubio.

    — ¡Ah! ¡Mi ramen! —Gritó el rubio viendo tal escena del crimen. Como en cámara lenta, los fideos esparciéndose en el aire, cada ingrediente volando sin control, el líquido siguiendo el curso de la gravedad. Hasta que todo se esparció en el suelo.

    — Tsk, luego te consigo otro. Esto es una emergencia. —Le informó el chico de cabellos castaños.

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    Tenten estaba sentada en una roca pensando en lo absurdo que había sido Neji al decir eso como si nada. Ella se lo tomó muy apecho esa frase… pero no podía enojarse con el Hyuga. Absolutamente no podía, aunque suene increíble, los ángeles no conocían tal sentimiento y no podrían conocerlo nunca. Ese sentimiento fue totalmente borrado desde el día que en que se volvió uno. Para distraerse, miraba cuantas plantas tenía cerca, ese lugar tenía mucha vida lo que alegraba a la chica.

    — ¡Ahí estas! —Dijo una voz masculina saliendo de la maleza.

    — ¡¿Neji?! —Se sorprendió la chica pues no creyó que la encontrara tan fácil.

    — ¡Espera Neji! —Todos los chicos le saltaron encima impidiendo que este diera un paso y las chicas solo observaban.

    — ¡¿Q-qué?! —Se sorprendió el Hyuga— ¡Suéltenme! —Parecía que el solo podía lanzarlos al aire en cualquier momento.

    — ¿Tenten, te encuentras bien? —Preguntó Temari poniéndose entre ella y Neji.

    — S-si pero no entiendo lo que sucede. —Articuló confundida la castaña.

    — ¡He dicho que me suelten! —Gritaba más histérico el chico de los ojos aperlados y forcejeaba para poder seguir avanzando.

    — ¡Cálmate amigo! ¡Cuenta hasta diez! —Sugirió Naruto aferrado de la pierna de Neji.

    — ¡¿Naruto?! Te juro que cuando arregle esto me encargare de ti. —Su tono de voz fue aún más bajo y tenebroso, pero totalmente audible para el rubio.

    — Eh… —Espantado se dio cuenta que toda su furia se iba a proyectar sobre él.

    — ¡Neji solo cálmate un poco! ¡A este paso vas a querer “encargarte” de todo el mundo! —Le advirtió Sai.

    — ¡Esta bien!… —Dio un suspiro y tomó un tiempo para volver a hablar—. Suéltenme… solo quiero hablar con Tenten. —Regresó su típico tono frío.

    Los chicos al escuchar de nuevo ese tono sabían que ya había recuperado la calma. El Hyuga, libre de cualquier agarre, fijo su mirada en Tenten quien solo lo observaba muy confundida.

    — ¿Puedo hablar contigo? —Preguntó el ojiperla con caballerosidad—. A solas.

    Tenten no dijo nada solo asintió con la cabeza, Neji les lanzó una mirada a los demas haciéndoles entender que iba muy enserio ese “a solas”. Así que se retiraron sin protestar nada. Temari fue quitada por la misma Sakura, quien la jalaba de la mano para que la siguiera.

    — ¿Creen que será buena idea dejarlos solos? —Cuestionó la Sabaku mirando hacia atrás.

    — Sí. No te preocupes, el peligro ya paso. —Contestó Sakura.

    — ¿Ah, sí? —Volvió a preguntar la rubia.

    — Sí. No pasara a mayores —Suspiró Ino—. No sabes cómo se pone Neji cuando se enoja de verdad. Deja de ser racional y lo que le digas no te prestara atención.

    — ¿Y cómo saben que se calma? —No salía de la duda Temari.

    — Por la expresión de su rostro, —aclaró el chico de la tez pálida— veras, Neji no suele demostrar emoción alguna pero cuando la hace notar es porque realmente siente eso.

    — Ya veo. —No podía dejar de ver hacia atrás. Temía por la seguridad de su amiga.

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    Neji siguió en su lugar observando a Tenten de la misma manera, ella se sentía muy incómoda y desviaba su mirada constantemente, no soportaba que él la mirara así. Cansado de estar ahí parado, el ojiperla caminó hacia la castaña parándose enfrente de ella.

    — ¿Puedo sentarme?

    Ella siguió sin decir nada. Se movió un poco para dejarle un espacio en esa roca para que pudiera sentarse. El Hyuga prosiguió en sentarse y mantuvo su mirada por los suelos.

    — Ahora, ¿por qué me golpeaste? —Preguntó ya más calmado el joven.

    — ¡Es que querías quitarle la vida a un ser vivo! ¡Eso no lo puedo permitir!— Confesó la chica de los moñitos. Ese ambiente equilibrado que tenían entre los dos se volvió a agitar.

    — ¡¿Solo por ese pez me golpeaste?! ¿Hay muchos de esos lo sabias? —Se volvió a alterar Neji.

    — ¡Si lo sé! P-pero… —hizo una pausa— Como hay peces en el mar hay personas en la tierra. Si mataran a una persona, afectaría a los que conoció. Lo mismo pasa con los animales, ellos también tienen emociones y saben lo que es la familia. Cuando pierden a un pariente no se necesita derramar lágrimas para saber que esta triste. Y tampoco se puede igualar las personalidades que tienen cada uno. Absolutamente todas ellas son diferentes y ninguna se podrá igualar a otra.

    El Hyuga guardó silencio. Esa chica que decía no recordar nada tenía una perspectiva muy diferente a la suya. Aunque su punto de vista parecía ser más profundo que los suyos. No quería admitir que ella estaba en lo correcto, tampoco quería afirmar que se equivocaba. Solo tenía que aceptar que le había afectado haber hecho tal cosa enfrente de ella. Tenía que decirlo. Si su orgullo no le impidiera pronunciar esas palabras podría decirlas enseguida. Abrió la boca esperando que estas se deslizaran por voluntad propia de su lengua.

    — Perdón.

    Neji se sorprendió, no se suponía que ella dijera eso. Estaba desconcertado.

    — No te disculpes fue…

    — No Neji, —volvió a interrumpir sus pensamientos— si tengo que pedirte perdón. Me enfoque en salvar una vida, que no me di cuenta que te había herido. —En su semblante se podía notar su arrepentimiento. Mantenía sus ojos chocolates en el suelo.

    Ahora si el Hyuga se quedó muy extrañado. Tenten, la chica alegre y llena de vida, que a cada momento sonreía y preguntaba demasiado, estaba muy seria, reflexiva y triste. ¿Qué sucedía con el ángel que vivía positivamente?

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    — Sabía que solo estar cerca de ti me atraería problemas. —Masculló la chica al sentirse acorralada.

    Las fanáticas lo habían reconocido al instante. Lo rodearon dándole un poco de distancia por respeto. Gritaban a todo pulmón y comentaban sus pensamientos sin vergüenza, se abrazaban a sí mismas, brincaban, chillaban y tomaban fotos. Eran demasiadas, hasta el más tonto entendería que no había escapatoria alguna. El fastidio se podía notar entre los dos, tanto ruido y escándalo los estaban sacando poco a poco de sus casillas.

    “Maldita sea, no pensé que me siguieran hasta aquí” —Pensó la acosada estrella—. Ellas deberían estar ciegas ya que no ven que soy un “asco”. —Sonrío arrogantemente el Uchiha para dañar el orgullo de la chica.

    — ¡Ya cállate y déjame en paz! —Refunfuñó la chica de los cabellos rosados.

    Sakura le lanzó una mirada desaprobatoria a la muy arrogante celebridad. No lo soporto más. Caminó para alejarse de él. Justo en el momento que se estaba acercando al muro del club de admiradoras solo dio media vuelta y…

    — Te dejo solo para que disfrutes de tus fans —Las chicas solo gritaron más fuerte al escuchar eso—. No me importa lo que digan, para mi sigues siendo un asco andante.

    Todas callaron al instante y procesaron la información en sus alocadas mentes. La Haruno estaba dispuesta a irse.

    — ¡¿Escucharon lo que dijo?! —Comentó una incrédula entre la multitud.

    — ¡Como puede pensar eso de Sasuke-sama! —Le siguió otra fanática.

    — ¡Obviamente, no entiende la grandeza de Sasuke-kun!

    Los alterados comentarios aumentaron rápidamente y ese grupo de gritonas se volvieron en una revolución contra aquella que había insultado al atractivo muchacho. Una chica de la multitud tomó a Sakura del brazo y la recién agredida solo la contempló algo abrumada.

    — ¡No te atrevas a repetir eso, entendiste! —Ordenó enfurecida otra fanática.

    Otra chica apareció y jaló fuertemente el cabello de la pelirosa

    — ¡Si, porque te las veras con nosotras!

    Sasuke notó que esta discusión se empezaba a acalorar y era mejor poner un alto, porque si ellas podían dejarlo casi desnudo no sabía que podrían hacerle a Sakura. Rápidamente corrió hacia ellas y apartó a las furiosas chicas de la Haruno la cual ya le habían alborotado su hermoso cabello. La ventaja de tener experiencia como policía era que ya tenía práctica sobre los criminales que tomaban un rehén y él podía liberarlos sin lastimarlos. Las fanáticas se quedaron estupefactas con la acción del Uchiha.

    — Descuiden, solo es una amiga que tiene celos porque soy más famoso que ella. —Dijo Sasuke aun sin soltar el brazo de la protegida.

    — ¡¿Qué?! ¡¡Claro que…!! —Apenas iba a protestar la chica de los ojos color jade pero fue interrumpida ya que Sasuke le había tapado la boca.

    — Mira ya no te metas en problemas, —susurró lo más bajo posible para que solo ella escuchara pero aun así no podía ocultar lo molesto que estaba y esa terrible mirada fría— solo me has metido en un gran lío por comentar esa estupidez así que vete de aquí y ya no seas una molestia —volvió a cambiar su tono de voz a uno más amable—. Bien solo dejen que ella se vaya y les firmare lo que me pidan.

    — ¡Wa! ¡Qué grande es Sasuke-sama! —Gritó una chica.

    — ¡Sí! ¡Aunque tenga amigos envidiosos, él los sabe perdonar! ¡Qué kawaii! —Concluyó otra emocionándose.

    La actitud de la multitud de chicas regreso a ser escandalosa, Sasuke solo jaló el brazo de Sakura guiándola a la pared de fans y estas inmediatamente fueron empujándola fuera del grupo. Sakura simplemente no lo entendía, esa actitud del Uchiha la había congelado al instante y podía ver su expresión de disgusto. Cada vez se iba alejado, el grupo se estaba cerrando más a la celebridad negándole el contacto visual a ambos, hasta que la pelirosa pudo tener su propio espacio. Veía las espaldas del grupo de chicas, y sí que eran bastantes, que gritaban con más fuerza que antes. Al pobre azabache lo estaban obligando a firmar autógrafos como loco solo para que la liberaran. Era una pérdida de tiempo quedarse ahí, así que se dispuso a buscar a sus amigas.

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    Sai seguía dibujando detalles en un dibujo que deseaba perfeccionar. Neji estaba sentado a un lado de él. Se percató que el Hyuga estaba muy pensativo, mucho más de lo normal. Cerró su cuaderno de dibujos y lo miró detenidamente.

    — ¿Te fue bien con Tenten? —Preguntó el colocando su cuaderno en la arena.

    — Sí —hizo una pausa—. Resulto ser ecologista.

    Sai soltó unas cuantas carcajadas al aire.

    — Fue por eso que te abofeteó.

    — De todos modos le afecto mucho. —Cerró los ojos el Hyuga.

    Una sonrisa se dibujó en el rostro del muchacho de tez pálida, una solución inmediata y que ya tenía planeada desde que supo que iba a viajar con ellos reapareció en su mente.

    — Tengo una idea de cómo animarla —Neji lo miró esperando la respuesta pero no la iba a conseguir—. Reúne a todos, nos veremos en la entrada del hotel.

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    Todos estaban en el lugar designado. Los jóvenes que iban a salir se pusieron sus camisas, y las chicas tenían puesto ropa playera, algo descubierta para seguir luciendo sus trajes. Pero las cosas no estaban del todo bien: Tenten estaba algo decaída, Sasuke estaba muy molesto de tanto firmar autógrafos, Sakura seguía abrumada por como la había tratado, Naruto estaba sufriendo porque no había comido nada de ramen desde que el viaje comenzó, Temari había notado que su amiga también estaba decaída, Shikamaru no dejaba de sospechar, Ino estaba molesta porque habían interrumpido una interesante charla con un supermodelo, Neji no le gustaba que Hinata estuviera tan “descubierta” y esta estaba nerviosa por la punzante mirada de su primo, y para terminar Sai aún no llegaba. No parecían para nada a unas hermosas vacaciones como se lo habían imaginado. Hasta que al fin el pintor decidió hacer su gran aparición y todos lo seguían con la vista esperando lo que él había planeado.

    — ¿Qué hacen todos aquí? —Cuestionó este.

    El grupo no pudo evitar tener ganas de aniquilarlo, ya que era muy obvio. Él había hecho que desperdiciaran media hora de sus vacaciones por esperarlo. Y las cosas no eran de color de rosa para tolerar las espontáneas bromas del artista.

    — Esta bien, no es necesario que me maten con la mirada. Estaba jugando —saco una de sus típicas sonrisas forzadas—. Vamos que el transporte nos espera.

    Ahora la expresión asesina cambio a confundida, los jóvenes siguieron el mismo camino que él y encontraron un tipo de carrito de golf pero con mucho mas asientos y un conductor en él.

    Cuando bajaron del transporte terminaron en un tipo de muelle que tenía una caseta y al final del muelle había unas escaleras para poder bajar al mar.

    — ¿Qué planeas, Sai? —Preguntó confundida Sakura.

    — Cuando lleguemos a la caseta les digo. —Sonrío.

    Nadie sabía lo que sucedía pero Sai estaba más feliz que lo de costumbre y eso era muy raro en él. Sabiendo que se trataba de él, sabían que debían de prevenirse. Cuando llegaron a la caseta Sai tomó unos chalecos salvavidas y se los entregó a cada uno. Después les indicó que se los pusieran y cuando ellos le obedecieron él decidió hablar.

    — Muy bien, seguramente se preguntan qué hacen aquí, —hizo una pausa— p ero decidí que sería muy bueno que nadáramos con delfines.

    — ¡¿Bromeas?! —Le interrumpió Ino— ¡Eso es de niñitos!

    — Claro que no —siguió este—. El nadar con delfines es muy bueno para todos sin importar edad. Es incluso considerado como terapia. Además reserve este lugar así que es imposible que los fans vengan aquí y también los relajara un poco porque a todos se ven muy… Bueno el punto es que podrán convivir con ellos. —Finalizó con otra sonrisa.

    Casi todos se quedaron con cara de fastidio a excepción de las ángeles y de Neji que entendía que esa era la mejor solución para animar a Tenten. Empezaron a caminar hacia la orilla del muelle, donde estaban unos entrenadores con silbatos y les daban indicaciones a los delfines para hacer trucos.

    — Aun creo que es muy aniñado. —Se cruzó de brazos la Yamanaka.

    — P-pero si son muy lindos. —Comentó Hinata mirando los trucos que hacían.

    — ¡Oh vaya! ¡Yo jamás eh nadado con uno esos! —Una chispa de emoción surgió en el rostro de Tenten, cosa que relajo al Hyuga.

    — ¡Yo tampoco, pero se ve divertido! —Añadió Sakura.

    — ¿Así que no habrá fans? Hmp, que alivio. —Suspiró Sasuke.

    — ¡Ya quiero entrar, dattebayo! —Gritó Naruto.

    — Oye vago —le llamo la atención a este—. Dime si el agua esta fría.

    Antes de que Shikamaru reaccionara fue empujado por Temari con una sola mano y como se encontraba a la orilla del muelle… Cuando salió del agua solo pudo ver la amplia sonrisa victoriosa de la Sabaku acompañada de unas risas de sus amigos. La idea de que la rubia ya lo había agarrado como su juguete ya empezaba a alterar al muchacho y la miraba con fastidio. Saltaron al agua, unos seguidos de los otros, esperando a que los entrenadores dieran las indicaciones para que los delfines salieran. Cuando estaban listos solo sonaron sus silbatos. Los delfines saltaron de la nada por encima de los espectadores y entrando al agua de nuevo. Había uno para cada uno y ellos se acercaron con sus chirriantes sonidos.

    Tenten estaba más que feliz, acariciaba el lomo de la criatura con una sonrisa pintada en sus labios. No podía contener su emoción. Neji solo observaba algo aliviado ya que el plan de Sai había resultado, pero el delfín que estaba con él lo empujaba un poco con su hocico ya que no le prestaba mucha atención. Sasuke y Sakura no se dirigían la palabra con nada, el Uchiha solo le daba la espalda a la pelirosa y eso ya le estaba incomodando así que nado hacia a él.

    — Sasuke… —Apenas pudo articular.

    Se escuchó otro silbatazo. Todos los delfines se sumergieron por esa señal. Sasuke aún le daba la espalda a la Haruno. Lo que no se esperaban era que dos de los delfines con sus hocicos empujaran sus plantas de los pies de ambos sacándolos del agua y simular que estaban como esquiando sobre el agua. Solo que ese inesperado hecho asusto a ambos y Sakura para no perder el equilibrio se abrazó del azabache mientras que este trataba de recuperar el equilibrio para no caer.

    — ¡Lo haces muy bien, Sakura! —Animaba el rubio con los puños al aire.

    — ¡Kya! ¡¡Que se detengan!! —Gritó abrazándose aún más de Sasuke.

    Se escuchó otro silbatazo y los delfines que los estaban empujando se sumergieron de nuevo, haciendo que la pareja se cayera en el agua. Ambos gritaron antes de caer. Los demás rieron por la graciosa escena. El azabache salió a la superficie para tomar aire. Pudo escuchar las risas de sus amigos y sumergió solo su boca en el agua, pero casi se podía ver que el agua alrededor de él hervía. Después salió Sakura mirando al grupo y luego al que se estaba cociendo en su jugo. Los entrenadores les dijeron que se acercaran a un tubo que estaba en medio del lago. Ellos asintieron y se acercaron con un poco de ayuda de los delfines a ese alargado tubo blanco con una raya, que iba en espiral, roja. Se dio otro silbatazo y todos los delfines saltaron por encima de este… menos el de Naruto que se quedó junto a él.

    — ¿Qué sucede con ese delfín? —Se cuestionó uno de los entrenadores.

    — No lo sé —empezó a contarlos con la vista la entrenadora— ocho… nueve… ¡¿Diez?!

    — ¿Diez? ¿Qué no eran solamente nueve? —Se cuestionó el entrenador— Oh no… —Una presencia fría recorría su espalda.

    — ¿Qué sucede? ¿Por qué no saltas delfín de pacotilla? —Lo golpeo en el lomo al no obedecer.

    — ¡No! ¡No lo golpees! —Chilló la entrenadora muy nerviosa.

    — ¿Eh?

    Nadie entendía lo que sucedía, todos miraron muy extrañados a Naruto y este cambio su vista a la criatura que tenía a su lado. No tardo mucho para que el rubio se diera cuenta que no había golpeado a un delfín sino a un…

    — ¡¡Tiburón!! —Gritó al ver que este ya había sacado su cabeza para lanzarle una mordida.

    Se paralizaron al oír esa palabra. Había un depredador demasiado cerca ellos y ni siquiera se habían dado cuenta. Naruto empezó a nadar a todo lo que podía mientras que el tiburón lo perseguía.

    — ¡Naruto-kun! —Hinata ahogó su grito entre sus manos.

    — Mendokusai. —Se empezó a rascar la nuca el Nara.

    — Ya se había tardado. —Comentó con fastidio Neji.

    — ¡¿Qué no deberíamos de ayudarlo?! —Se alteró Tenten al ver que sus amigos no hacían nada.

    — No te preocupes estas cosas le suelen suceder a Naruto. —La calmo Sai.

    — ¡Pero podría morir! —Protestó Temari.

    — Sí —afirmó el Uchiha—. Para mi desgracia nunca lo ha hecho.

    — Siempre le pasa algo que lo podría matar y siempre se sale con la suya. —Se cruzó de brazos la Yamanaka— Por ejemplo aquella vez que quiso saltar en bungie y se enredó a medio camino.

    — O esa vez que vistió de rojo en España. Cuando era el día de liberar a todos los toros por la ciudad. —Suspiró la pelirosa.

    — También está el día en el que se le cayó una moneda por las vías del tren subterráneo y decido recogerlo a las once diecinueve mientras que el tren de las once veinte ya estaba llegando —siguió el Hyuga.

    — No se olviden cuando gritó a los cuatro vientos en Alaska y provoco una avalancha de la cual apenas pudimos salir vivos. —Recordó con una sonrisa nerviosa el de tez pálida.

    — Y así podremos seguir contándoles todos los intentos de homicidio que hizo Naruto, pero será mejor salir de aquí antes de que el tiburón se canse de perseguirlo y nos empiece a perseguir a nosotros. —Sugirió Shikamaru mientras empezaba a nadar hacia el muelle.

    — ¡¡Ayuda, me quiere comer!! —Gritaba el rubio mientras nadaba a todo lo que sus brazos le permitían.

    Todos ya habían salido del agua excepto el Uzumaki que solo gritaba desesperado. Las ángeles no estaba muy seguras de dejarlo ahí sin ayuda. Era demasiado cruel. Hasta que Naruto se trepo como un gato, pudo llegar al muelle y evitarse una mordida del tiburón. Se abrazó a la primera persona que se encontró.

    — ¡Trágate eso tonto! —Reía con nerviosismo el rubio— ¡Nunca me atraparas y ¿sabes por qué? ¡Porque eres muy lento! —Volvió a reír— ¿Y sabes que voy a hacer contigo? ¡Te convertiré en ceviche! ¡Sí! ¡Y cuando te coma te voy a escupir en el suelo por lo asqueroso que eres! —Decía en un tono de burla.

    — Que bien que estés a salvo Naruto, —comentó una voz masculina— pero si me sigues apretando de esta manera creo que no voy a poder respirar.

    El abogado se dio cuenta que no estaba abrazando a la chica de cabellos azules como deseaba sino a Sai.

    — ¡¡Ahhh!! —Gritó con más fuerza mientras lo soltaba y empezó a correr— ¡¡Prefiero irme con el tiburón!!

    — Ni lo creas, dobe —lo sostenía del hombro para que no saltara de nuevo del muelle—. Ya causaste demasiados estragos en tan solo diez minutos ¡Vámonos!

    Lo jalaba en la dirección contraria del muelle y los otros chicos agradecieron la atención de los entrenadores. Después de la situación de vida y muerte que les hizo pasar Naruto, todos regresaron a la playa cuando el sol estaba a su mayor esplendor en el cielo.
     
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    Akane leila

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  15. Threadmarks: Capítulo 8
     
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    Akane Leila: Muchas gracias por seguir leyendo mi fic :D

    Musume Sato: ¡Bienvenida! Espero que te siga agradando lo que estoy escribiendo :)

    Capítulo 8: "Sentimientos ocultos".

    — ¡Al fin! —Exclamó con felicidad el chico que veía su obra maestra.

    Miraba cada detalle con satisfacción. Solo le faltaba escuchar una opinión diferente a la suya antes de entregárselo a esa persona especial. Examinaba con la miraba a todos lados, se le hacía difícil ver una cara conocida por ahí. Mientras tanto, en otra parte, Naruto estaba dentro del mar disfrutando la ausencia del tiburón y en eso la Hyuga se armó de valor para poderle hablar.

    — Ah. —Se le escapo un relajado suspiro.

    — N-Naruto-kun. —Empezó a jugar con los dedos la de ojos aperlados.

    — ¿Eh? Hinata, no te había visto. Dime ¿Qué sucede? —Le regalo una de sus simpáticas sonrisas.

    — Ah, es que… y-yo t-te q-queria d-decir… —se le empezó a apagar la voz y el tono rosa de sus mejillas iban subiendo de color.

    — ¿Te encuentras bien, Hinata? —Notó el nerviosismo de la chica.

    La de cabello azulado trago saliva y asintió con la cabeza, pero aun sentía como si su corazón iba a reventar.

    — ¡Naruto-kun! ¿E-ese tiburón no t-te hizo d-daño? —Preguntó con los nervios a flor de piel.

    — ¡Ah no! ¡Claro que no, nadie puede conmigo! —Empezó a reírse el joven y se señaló con su propio pulgar.

    — P-pero el tiburón casi t-te m-mata. Yo n-no p-pude h-hacer n-nada y…

    En ese momento Naruto poso su mano en el delicado hombro de Hinata la cual se quedó estática al sentirlo y su sonrojo aumento.

    — No te preocupes Hinata. No dejare que nada me pase si eso te hace feliz y también cuidare a ti sin importar que sea ese Neji el que te está molestando. —Dijo con seguridad y la miraba directamente a los ojos.

    El rubio ya se había hartado de estar en el agua. Decidió salir del mar, pero antes se le ocurrió decir algo.

    — Ah y otra cosa más. No dejes que tu primo te intimide. Para mi te ves muy linda. —Sonrío de la manera más dulce y siguió con su rumbo.

    “Naruto dijo que yo soy linda” —Se sorprendió la Hyuga.

    La pobre estaba recibiendo una dosis de choque emocional, su simple sonrojo se había apoderado de todo su rostro y sus latidos resonaban en su cabeza. Era demasiado para la chica. Apenas llevaba unos pocos pasos de distancia de ella y escucho que algo había caído al agua. Cuando el joven abogado volteo no vio a nadie.

    — ¿Hinata? —Vio que unas burbujas salían del mar— ¡Hinata!

    El Uzumaki se sumergió en el agua lo más rápido que pudo, justo en el lugar donde provenían las burbujas. Saco del agua salada a la chica de cabello azulado a la vez que la movía un poco para ver si reaccionaba. No abría los ojos sin importar lo que este hiciera. Naruto se empezó a espantar y buscó a su alrededor para pedir ayuda, pero lo único que sus ojos pudieron captar no era lo que esperaba.

    —¡¡Chicos ayúdenme!! —Gritó desesperado el rubio con Hinata en brazos mientras luchaba contra la corriente del mar para llegar a la orilla.

    — Oye Neji, ¿qué no es Hinata? —Preguntó con curiosidad la chica de ojos chocolates al mismo tiempo en el que los señalaba.

    — ¡¿Qué?! —Se levantó de la silla de un respingo dirigiendo su vista hacia el mar.

    — Creo que sí, ¿qué le habrá pasado? —Cuestionó Temari.

    — Naruto le debió de haber dicho o hecho algo. —Contestó el Uchiha.

    —Sí, es que Hinata está perdidamente enamorada de Naruto y este idiota aún no se da cuenta. —Aclaró Ino.

    El Nara se sorprendió y atrajo la atención de los demás

    — ¿Es mi imaginación o algo los está persiguiendo?

    No entendían a lo que se refería el chico de la coleta hasta que se enfocaron bien en el mar. Definitivamente los gritos del Uzumaki no eran solo porque la tímida chica se había desmayado, claro que no. Sus gritos de auxilio eran porque el mismo tiburón que se lo quería devorar anteriormente los estaba persiguiendo. Obviamente al percatarse de esto, corrieron al socorrer al de ojos azules. El único que se destacaba por su velocidad debido a su físico y situación era el Hyuga. Con un poco de su ayuda, pudieron salir de ahí ilesos y el rubio coloco a la chica sobre la arena.

    — ¿Qué deberíamos hacer? —Preguntó el rubio mientras recuperaba el aliento.

    — Deberías darle respiración boca a boca. —Aconsejo la pelirosa con una sonrisa lasciva.

    Por algún motivo o razón Naruto miró a Neji que estaba arrodillado junto a Hinata y solo pudo percatarse de una mirada que amenazaba más que solamente asesinarlo. Por fortuna la chica de los ojos aperlados despertó tosiendo un poco de agua. Al darse un respiro se dio cuenta que todos estaban rodeándola.

    — ¿Hinata, te encuentras bien? — Tenten la estaba ayudando a levantarse.

    — S-sí. —Contestó en un leve tono de voz tratando de recordar lo que había sucedido.

    — Vamos a que tomes algo. —Dijo la Yamanaka mientras guiaba a Hinata hacia la barra de bebidas y fuera seguida por las demás.

    Todos abandonaron a Naruto en la playa ignorando por completo que había sobrevivido a un segundo ataque del mismo tiburón y claro que el tiburón aún no se había ido. Solo daba vueltas esperando a que el Uzumaki entrara en sus dominios para así terminar con su cometido. Aunque el rubio tuviera fama de ser un tonto impulsivo, por nada en el mundo volvería al agua.

    — ¡Naruto, que alegría de encontrarte! —Pronunció con alegría el chico de la tez de porcelana—. Quisiera preguntarte algo. —Dijo mientras se dirigía hacia a él.

    —“¡Oh no, es Sai!” —Pensó mientras se paralizaba el joven abogado— “¡¿Que debo de hacer?!” —Miró al mar— “Tiburón” —Miró al chico que caminaba con singular alegría con un papel en mano— “Sai” —Retornó su vista al mar para poder ver de nuevo una aleta del cazador— “Tiburón” —Cambio hacia aquel que lo quería retratar desnudo — “Sai… Tiburón… Sai… Tiburón, Sai, tiburón, Sai, tiburón, Sai…”

    — Naruto necesito pedirte un favor. —Comentó ya que estaba a su lado.

    — ¡Tiburón! —Se metió al mar para ser perseguido por su preferencia.

    — ¡E-espera! —Sus esperanzas de una opinión se esfumaron al ver que su amigo era perseguido por su hambriento cazador—. Bueno, creo que tenías otras cosas importantes que hacer. —Dijo decepcionado.

    El joven pintor fue empujado sin querer por una persona que iba muy distraída ocasionando que su gran obra de arte se le deslizara de sus dedos. Por desgracia esta voló por el aire y aterrizo sobre el mar empapándose por completo.

    — ¡No! —Gritó mientras fue a recoger su obra.

    — Discúlpame —se escuchó una voz femenina que enseguida se percató que había hecho algo malo—. ¿Sai?

    — Rayos… —mustió al ver como su arte se deshacía entre sus manos.

    — Perdón, no quise que tu dibujo se arruinara… ¿Era muy importante para ti? —Preguntó la chica acercándose a él y sintiéndose culpable.

    Sai la contemplo detenidamente y después vio los húmedos restos de su dibujo. En realidad si valía mucho para él, ya que había dibujado a la persona de la que se había obsesionado, pero cayó en cuenta que no necesitaba ese dibujo si la tenía cerca de él.

    — No —articuló mientras que una involuntaria sonrisa se dibujaba en sus labios—. ¿Qué haces aquí? ¿Qué no habías llevado a Hinata a que tomara algo? —Preguntó dejando que la corriente del mar se llevara su ex-obra maestra.

    — Olvido su toalla y tuve que venir por ella —contestó mientras se agachaba para recoger dicho objeto—. ¡¿Otra vez lo está persiguiendo ese tiburón?! —Se dio cuenta ya que el rubio ya había rebasado a una lancha que surcaba las olas.

    — Sí. —Salió de la orilla del mar.

    — Pobre, se va a morir de hambre. —Se cruzó de brazos la chica de ojos azules.

    — ¿Naruto?

    — ¡Claro que no! El tiburón. Nunca lo podrá alcanzar. —Suspiró al decir lo último.

    — Cierto —afirmó. Estaba contento, su obra de arte no tenía comparación con la realidad—. Tienes un bonito cuerpo.

    La Yamanaka se había petrificado al oír eso. Su teatrito de tratarlo bien porque había perdido una apuesta con Sakura ya se había ido por el caño. El tono de color en sus mejillas se hizo un poco notable y su tolerancia hacia él se había roto como un cristal.

    — ¡Pervertido! —Le lanzó una bofetada que hasta le dejo marca de sus huellas digitales en su piel.

    Ino se fue muy enojada de ahí mientras gruñía por el atrevimiento del artista. Lo único que había conseguido fue meterse más al hoyo en el que se había caído.

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    Las chicas estaban en la barra de bebidas esperando ver el resultado de aquella apuesta. Todas se echaron a reír al visualizar a su amiga que venía echando humo y se pasó de largo para no ver sus risueños rostros.

    — ¿A dónde vas? —Preguntó muy divertida.

    — ¡¡A que te importa frente de marquesina!! —Exclamó a lo lejos mientras se perdía de la vista de sus amigas.

    — Ah, —exhaló contenta— al fin pude cobrarme todo lo que me ha hecho esa puerca —meneaba un poco su piña colada—. Solo falta que se entere que dormirá con Sai. ¡Eso si debo de verlo! —Cerró el puño con emoción imaginándose tal escena.

    En ese momento paso Neji enfrente de ellas.

    — Neji-kun —le llamo la atención la chica de los moñitos—. ¿A dónde vas?

    — Voy con los demás al jacuzzi. —Respondió llevándose una toalla al hombro.

    — ¿Jacuzzi? —Preguntó con curiosidad la chica de las dos coletas.

    — ¡Si vamos! Es tiempo de relajarnos. —Insistió Sakura levantándose de donde estaba sentada.

    Siguieron al empresario y de paso se encontraron con Ino que aún seguía muy enojada. Si no fuera por Hinata esta nunca hubiera escuchado su invitación. Llegaron al designado jacuzzi donde solamente estaban Shikamaru y Sasuke.

    “No puede uno descansar a gusto sin que otros lo interrumpan. Mendokusai”. —Los visualizó a lo lejos.

    — ¡Caliente, caliente, caliente! —Se quejaba Ino al entrar muy despacio al jacuzzi. Vio a un joven que pasaba por ahí, que tenía pinta de modelo—. Caliente. —Ronroneo con una sonrisa mientras lo seguía con la vista.

    — Digo lo mismo. —También lo tenía en la mira Sakura mientras se sentaba a un lado de ella.

    —Tch, mujeres. —Se molestó Shikamaru mientras se llevaba las manos detrás de la nuca.

    — Vamos vago, no seas aguafiestas. —Dijo Temari quien decidió hacerle compañía para darle un codazo.

    — Y ¿N-Naruto-kun? —Preguntó la de ojos aperlados notando su ausencia.

    — Lo sigue persiguiendo el tiburón, es todo un suicida. —Informó la Yamanaka mientras se relajaba.

    — Espero que lo alcance. —Se recargo en la pared el de cabello azabache.

    — Ya somos dos. —Siguió el Hyuga que se sentó a un lado de su prima.

    — ¡N-Neji o-onii-san! ¡¿P-porque quieres que l-le pase a-algo a N-Naruto-kun?! —Preguntó algo molesta Hinata.

    — Porque —Hizo una pausa y la observó muy fríamente—. No quiero que se te acerque y mira ahora te estas revelando, ¿ya ves lo que te provoca?

    — ¡Neji, no deberías de controlarla de esa manera! —Lo regaño Tenten la cual estaba junto a Sakura.

    — ¡Si, es su vida! ¡No tuya! —Tomó una actitud defensiva la pelirosa.

    — ¡Bien, ahora soy el malo de la historia! —Se molestó el regañado.

    En eso llega el recién abofeteado con la marca en su mejilla. Todos se le quedaron viendo para después mirar a la Yamanaka. Esta al sentir sus miradas solo desvió la mirada y diciendo “Hmp” acompañado de un leve sonrojo que se presentó en sus mejillas.

    — Que tal chicos. —Se sentó junto a la castaña, pretendiendo que no había pasado nada.

    Tenten no pudo evitar preocuparse por él y le empezó a prestar toda su atención cosa que al Hyuga no le agrado del todo. Se hizo una charla entre esos dos. El Jacuzzi hacia su trabajo. Con sus burbujas y vapores empezaron a relajar a todos de sobremanera, incluso a la más incontrolable fiera.

    — Saben, —habló la Haruno— deberíamos de ir por un helado.

    — Buena idea, Sakura-chan. —Soltó la de cabellos azules.

    Desearon pasar un poco más en las deliciosas aguas del jacuzzi. Al salir de este, se volvieron a poner su ropa playera sin importarles que aún estuvieran algo empapados. Antes de irse a su nuevo destino decidieron ir a la orilla del mar una vez más, solo para checar en qué condiciones estaba el hiperactivo rubio. Se encontraba acostado en la arena y las diminutas olas aun podían tocar sus pies. Estaba tan fatigado que no podía arrastrarse más lejos de los dominios de su futuro asesino. El Hyuga tomó el pie de Naruto y lo arrastro sin piedad detrás de él.

    Llegaron a la heladería. Se podía notar que les iba muy bien por toda la dedicación que le habían puesto al lugar. Según sus antojos pidieron lo que más les apetecía del menú que se encontraba colgando del techo.

    — ¡Esta delicioso! —Estaba fascinada la chica de los moñitos mientras le daba una lamida a su helado de vainilla.

    — El helado siempre es una perfecta combinación con la playa. —Continúo la pelirosa, satisfecha de su decisión.

    — De que te sirve tener vacaciones si no te diviertes y te la pasas de vago. —Se cruzó de brazos la Sabaku.

    — Vine aquí a descansar, no a que me regañaran todo el tiempo. —Contestó el chico de la coleta mientras se comía un poco de su sunday.

    — ¡Pero tú te pasas del límite! No haces nada más que estar acostado u holgazaneando en otra parte, ¿qué no puedes hacer algo mejor con tu vida? —Alzó un poco la voz.

    — Puedo hacer muchas cosas, pero es mi decisión no hacerlas. —Se dispuso a mirar la cuchara.

    — ¡Eres peor que un soberbio empresario! ¡Eres…! —Trataba de encontrar las palabras adecuadas en su estampida de furia.

    — ¿Y qué sabes tú de los empresarios? Digo, se nota que tienes mucha experiencia. —La interrumpió el Nara aun con su insistencia de desenmascararla.

    — ¡Sí! Porque viví con uno antes y solo me trajo muchos problemas. —Confesó por lo enojada que estaba.

    — ¿Qué tipo de problemas? —La miro directamente a los ojos.

    — No es de tu incumbencia. —Se dio cuenta de que le estaba sacando información.

    — Cierto, tu vida debió de ser muy aburrida. —Anticipaba el futuro movimiento que ella iba a hacer mientras se levantaba de la silla.

    — ¡Ya me hartaste! No sé cómo el jefe nos dejó con ustedes. Solo estas desperdiciando tu vida dormido, no siendo más que un flojo, vago que no quiere enfrentar las cosas de la vida y…

    La rubia no pudo continuar con su regaño. El Nara calculando con cuidado la situación, con la cuchara tomó un poco de nieve para después dejarlo en la boca de la Sabaku. Esta se sorprendió porque no lo vio venir. Un ligero rubor se presentó en sus mejillas el cual disimulo muy bien con su expresión enojo. Se había pasado de listo. Sostuvo la cuchara que permanecía en su boca mientras analizaba la sonrisa victoriosa de Shikamaru. Él se había alejado lo más pronto posible después de su acción, pero se detuvo un momento para pulir su orgullo.

    — Ese es un punto para mí. —Articuló como si solo se tratara de un juego.

    Una combinación de enojo con vergüenza apareció en ella. Eso no se iba a quedar así. Como ángel no podía tomar venganza pero si se trataba de un simple contrataque, tal vez podría tomar justicia.

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    Regresaron a la playa. Faltaba como una hora para que fuera la puesta de sol. El cielo se teñía de colores junto a las pocas nubes que divagaban por ahí. Aun les quedaba una actividad que podían hacer antes de que anocheciera. Que era subirse a la banana. De tres en tres se fueron subiendo.

    — ¡Vamos Naruto! —Le ordenaba la pelirosa mientras lo intentaba jalar hacia el mar.

    — ¡No! ¡Ya tuve suficiente con ese tiburón! —Se aferraba como podía de la arena.

    — ¿Qué sucede? ¿Por qué no han subido ya? —Preguntó con fastidio Sasuke.

    — Este tonto que no se ha querido meter por el maldito tiburón. —Contestó Sakura mientras lo seguía jalando de los pies.

    — Entonces si no quiere venir, haremos que valla —dijo el azabache mientras miraba hacia cierta persona—. ¡Sai! ¡Ven!

    — Claro. —Contestó el recién mencionado mientras se llevaba una cámara instantánea en sus manos. Quería capturar el amanecer.

    El Uzumaki, con tan solo escuchar su nombre, se echó a correr hacia la banana, pero al hacerlo hizo que Sakura perdiera el equilibrio y se abrazara a Sasuke el cual apenas pudo evitar que lo tirara.

    — ¿Qué sucede? —Miró la comprometedora pareja que cruzaron sus miradas—. Ah, ya entiendo. Quieren una foto.

    El pintor sonrió y preparo la cámara para capturar dicha escena. Se dieron cuenta que era demasiado tarde cuando Sai tomó la foto recién impresa y la agitó en el aire. Los dos se soltaron rápidamente y tenían un rubor bastante notable. Mientras que otro joven contemplaba el horizonte, dejándose llevar por el sonido del mar.

    — No entiendo —dijo Tenten quien le hacía compañía— ¿Por qué Ino y Naruto siempre huyen de Sai?

    — Porque Sai les da miedo. —Respondió no prestándole atención.

    — ¡¿Por qué?! Sai es una buena persona, hasta Temari me dijo lo mismo. —Se sorprendió por completo.

    — ¿Ah? ¿Qué te dijo?

    — Sai le había contado una bonita anécdota de que si encontraba una perla se la daría a la dama que se robó su corazón. Alguien que piense así no puede ser tan malo. —Reafirmo lo que decía con una sonrisa.

    — ¡Tenten ya seguimos nosotras! —Vociferó Ino que estaba en la orilla del mar.

    — ¡Voy! —Se levantó de la arena—. Nos vemos.

    La chica se reunió con Ino para después subirse con Hinata a la banana. La Hyuga estaba entretenida ayudando a Naruto a superar su taquicardia de que no se había topado con el tiburón de nuevo. El Nara decidió dormir sobre la arena hasta que se hiciera de noche. Sus planes no pudieron continuar. Una cantidad de agua cayó sobre él de la nada. Al quitarse el agua de los ojos, pudo distinguir una figura femenina que estaba parada junto a él y con una cubeta en mano.

    — Vago, se está haciendo de noche y quisiera dormir —dejo la cubeta en la arena y retomó su rumbo hacia el hotel. Se detuvo en seco y lo volteo a ver—. Y ese es un punto para mí. —Continúo con su camino.

    — Tch, Mendokusai.

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    Casi arrastrando los pies, fueron a la recepción a pedir la llave de sus cuartos. Tomaron el elevador para llegar al piso donde se encontrarían sus habitaciones. Era el momento de la verdad.

    — Ah —bostezó la Yamanaka—. Bueno chicas es hora de dormir. Vamos Hinata nos haremos pedicura y… —se abrazó a la recién mencionada.

    — I-Ino no v-vamos a dormir en el m-mismo cuarto. —Comentó apenada por la situación.

    — ¡¿No?!

    — No. Las habitaciones son de dos. —Aclaró la Sabaku.

    — ¡¿D-dos?!… Ah se refieren a d-dos mujeres en un cuarto y dos hombres en otro ¿N-no? —Empezó a tartamudear pues temía que terminara como pensaba.

    — Lo siento, Ino. —Dijo Tenten antes de irse con Neji a su cuarto.

    — N-no… ¡¡Sakura!! —Gruñó la rubia.

    — ¡Dulces sueños! Ino-puerca. —Pronunció en un tono muy dulce la pelirosa antes de entrar a su cuarto.

    — N-no, chicas… —decía en un débil hilo de voz mientras veía como se quedaba casi sola—. No pueden hacer esto, es una broma, ¿v-verdad?

    Estaba ahí, indefensa en el corredor, justo en frente de la puerta que tenía los mismos números que su tarjeta. Frente a la puerta que sería su perdición, no tenía el valor para insertar la tarjeta en la ranura que estaba arriba de la perilla. Se quedó estática al ver que una mano surgió desde sus espaldas y que una presencia le hacía compañía. Esta mano la ayudo a insertar la tarjeta y después giró la perilla al momento de sacarla mientras que otra mano se posaba en su hombro desnudo. Sintió un cálido aliento en su oído.

    —Vamos Ino, ¿qué no dijiste que era hora de dormir? —Dijo la voz masculina provocándole a la chica que un choque eléctrico le recorriera de pies a cabeza.

    Ella solo trago saliva mientras era empujada hacia la habitación donde seria condenada por dos noches. La puerta se cerró.

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    Sakura no dejaba de reír. Estaba viendo todo desde un orificio que tenía su puerta. Sasuke solo la escuchaba como si estuviera loca. Después de divertirse un poco, fue a su habitación y se sentó en la cama disponible. Esa sonrisa se le fue borrando lentamente al repasar todo lo que había hecho con el joven policía.

    — Oye, Sasuke —este no volteo. Estaba concentrado en arreglar la ropa de su maleta—. De verdad, lo siento no quería que firmaras tantos autógrafos.

    — Eso me pasa por defenderte.

    — No debiste hacerlo —mantenía la mirada en el techo—. Sé que eres policía y que tienes que rescatar gente, pero aun así…

    — Por ahora no soy policía. Estoy de vacaciones así que solo soy una persona común y corriente. —La interrumpió mientras cerraba la maleta.

    — “Una persona común y corriente” que me ha salvado de caer muchas veces. —Citó mientras sentía como se sonrojaba con solo pensarlo.

    — No importa, solo deja de ser una molestia. —Se tiró a su cama.

    A Sakura le dolía que Sasuke pensara que ella era una molestia. Siempre se peleaba con Ino por él, y ahora que estaba Sai podría entretenerla. Esas vacaciones no estaban resultando como se lo esperaba.

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    A Hinata le estaba dando un ataque de nervios. Dormiría en el mismo cuarto que el rubio que le robaba los pensamientos. Compartiría su mismo espacio y el mismo aire. Acostada en posición fetal, trataba de ocultar el notable color carmesí de sus delicadas mejillas. No dejaba de pensar en lo que había dicho el rubio en tantas ocasiones, pero aun así él no sentía nada por ella o eso pensaba.

    Un peso diferente se sintió en la cama de la Hyuga. Esta se asustó y se quedó quieta. Se debatía si debía de voltear o no. Tenía que hacerlo. Temblaba, pues solo había una respuesta en su mente y esa respuesta era el Uzumaki. Definitivamente era él. Estaba tan cansado porque el tiburón lo tenía nadando como loco que cuando toco la suave cama cayo dormido inmediatamente. La tímida chica estaba presa entre el peso del joven y entre la sabana que estaba trabada debajo de la cama. Quería escapar, pero el rubio se había acostado sobre la sabana y no quería despertarlo. Así que lentamente empezó a jalarla poco a poco para poder salir de esa prisión… hizo un movimiento en falso e hizo que el rubio se moviera.

    — N-Naruto-kun. —Se escuchó un quebradizo susurro.

    Ahora era presa de los brazos del rubio. En esa quietud pudo sentir como su corazón se aceleraba y el calor de su rostro aumentaba. Lo tenía muy cerca, que hasta pudo captar el aroma del muchacho. ¿Estaría bien si lo despertara? O ¿Así pasaría la noche?

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    — ¡Te dices ser un ángel pero todo el día te has comportado como un demonio!

    Temari no se iba a dejar comparar con esa peste, solo se hizo indiferente al insulto y tomó su ropa mientras le miraba fijamente.

    — Déjame te informo que no todos los ángeles son inocentes y gentiles como Tenten, también tenemos personalidad y eso nadie no lo va a cambiar. Si no fuera por el jefe ya no hubiéramos ido y si tanto te molesto mejor inventa una excusa y déjame aquí. —Dijo con un tono de voz totalmente firme.

    Su expresión estaba en blanco, pero no le agrado mucho la idea que él la comparara con ellos. Con el silencio del joven como respuesta se desesperó y se metió al baño azotando la puerta. Shikamaru se sentó en su cama mientras pensaba. Él no era así, no solía alzar la voz por una discusión, pero había muchas cosas que no entendía y todas ellas eran sobre la rubia. Su vida iba bien hasta que ella llego a hacer todo un embrollo.

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    “Voy a estar bien, voy a estar bien…” Se repetía constantemente la rubia mientras se abrazaba de sus piernas y se mecía de adelante y hacia atrás. Era una pesadilla que hecha realidad. Estar con tu acosador, solos, sin nadie quien te defienda, en una habitación de hotel. Él solo se la pasaba dibujando trazos en su libreta y de vez en cuando la miraba de reojo. Era una situación muy incómoda que no podía soportar.
     
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    Akane leila

    Akane leila solo soy un angel negro

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    :0 p*** sasuke no es policía es un ladrón que se robo el corazón de sakura y a un así la hace sufrir con sus estupidos comentaros hacia ella :'(.
    Espero la continuación :o esta super buena pobre sai.... u.u
     
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  17. Threadmarks: Capítulo 9
     
    SabakuNoNara

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    ¡Amar a un ángel esta prohibido! ¿No?
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    Normalmente publicó los domingos, pero estaré ocupada. Así que aquí va la conti.

    Akane leila: es que Sasuke-kun no se sabe expresar… ¿podrá este capítulo enmendarlo? Oh tal vez… jejejeje

    Capítulo 9:Del amor nacen los celos y los celos nace el amor.”

    Una nueva mañana se presentaba radiante ese día, con el sonido de las olas que traspasaba las paredes y llevaban su relajante melodía a los oídos de los durmientes. La chica que apenas estaba despertando, se levantó un poco de su cama y se froto delicadamente sus ojos azules para poder admirar aquellos rayos de luz que se filtraban por la enorme ventana. Su mañana perfecta se arruino de inmediato al ver que el dibujante obstruía su espléndida vista hacia el mar. Reaccionó enseguida y empezó a revisar su ropa para comprobar que todo estaba en su lugar.

    — Buenos días, Ino. —Sonrío este percatándose de la punzante mirada que ella le dedicaba.

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    — Temari —La llamó mientras movía un poco su hombro. Esta se despertó de un golpe, se veía algo agitada y desconcertada—. ¿Te encuentras bien? Parece que estabas teniendo una pesadilla. —Preguntó confundido Shikamaru.

    Se le quedo viendo por un rato, como si tratara de volver a la realidad. No dijo nada, solo se levantó y tomó su ropa para poderse cambiar en el baño con mucho apuro. Fue ignorado totalmente a lo que este dedujo que ella estaba enojada.

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    — ¡Hinata! —Tocaba la puerta su primo con voz seria y fría—. Es hora de levantarse.

    — Neji, no hagas eso. Debe de estar dormida. —Dijo Tenten mientras se llevaba sus manos a la cadera.

    Definitivamente estaba dormida, más bien, estaba en su sueño más anhelado de toda su vida. Dormida junto al rubio, pero los constantes llamados de su primo la habían despertado. Se dio cuenta que estaba muy cerca del rostro de Naruto, tan cerca, que podría besarlo sin el menor esfuerzo, pero como se trataba de la dulce e inofensiva Hinata su rostro se tornó rojo como tomate.

    — ¡Ah! —Gritó a todo pulmón, golpeando al Uzumaki para que se alejara de ella.

    — ¡¿Hinata, qué sucede?! —Preguntó la castaña desde el exterior de la habitación.

    — ¡Te ordeno que abras esta puerta inmediatamente! —Siguió golpeando la puerta pero con más fuerza el Hyuga.

    — ¿Qué demo…? ¡Ah! —Se quejaba Naruto que se estaba levantando del suelo. Se sobaba la frente cuando decidió abrir la puerta.

    — ¡Hinata! ¿Estás bien? —Entró Neji golpeando al rubio con la puerta. Tenten fue a socorrer a la hiperventilada chica que solo se abanicaba con su mano y se recargaba a la pared ya que sentía que todas sus fuerzas se habían ido.

    — ¿Qué paso? —Entró la pelirosa que se veía un poco alborotada.

    — Escuche el grito desde mi habitación. —También apareció Ino que ya estaba cambiada y que fue a ayudar a la de cabellos azules.

    — ¡Habla! ¡¿Qué le hiciste?! —Neji, furioso, agarró al rubio del cuello de la camiseta.

    — ¡N-nada! ¡Yo solo estaba durmiendo! ¡Y de repente me golpean! ¡D-dattebayo! —Se excusó el chico totalmente nervioso pues no entendía que sucedía.

    — ¿Por qué solo hay una cama destendida? —Cuestionó inocentemente la chica de las cebollitas. Ambos miraron a la cama y si tenía razón, el pobre chico ya había cavado su propia tumba.

    — ¡N-no N-Neji! ¡¡N-no es l-lo q-que c-crees!! —Sudaba por doquier la víctima.

    — Ahora si no te salvas Uzumaki. —Masculló el futuro asesino.

    Naruto salió huyendo del Hyuga y era perseguido por él mismo. Tenten quiso ir a calmarlo, pero fue detenida por su tutora.

    — Tenten tenemos que hablar. —Dijo ella impidiéndole el paso con su brazo.

    — ¡Pero Temari…!

    — De verdad, es urgente. —Por su semblante se notaba que era de algo muy serio.

    La castaña no podía protestar y el ojiperla ya no estaba al alcance de su vista. Asintió obediente con algo de preocupación por lo que le fuera a pasar al abogado. Temari la tomó del brazo y se la llevo a un lugar donde pudieran hablar en privado.

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    — Vamos Shikamaru quiero ver como asesinan a Naruto. —Lo apresuraba el Uchiha que corría al elevador.

    — Voy. —Dijo con ansias mientras tomaba con rapidez una toalla que estaba en la cama para secarse la cara.

    Estaba tan listo para salirse del cuarto que no notó que había algo encima de la toalla. Un hueco estruendo lo hizo parar en seco. Sabía que había roto algo, pero desconocía el que. Caminó sobre sus pasos buscando el objeto. Eran fragmentos de algo que se parecían a una concha. Se agachó para recoger los pedazos uno por uno. Hasta se habían regado debajo de la cama. En lo que maldecía por la interrupción en su mente porque lo retrasaba, usaba su mano para atraer todos los trozos y una cosa muy diferente a los demás rodó hacia su dirección. Tuvo que parpadear varias veces para poder creérselo. Era pequeña, semi-redonda y con múltiples gamas de colores, era una cosa que tomaba años en formarse y con un alto costo podia conseguirla: una perla.

    “Sai le había contado una bonita anécdota de que si encontraba una perla se la daría a la dama que se robó su corazón. Alguien que piense así no puede ser tan malo”. No pudo evitar recordar el comentario que le había dicho Tenten. Su mente estaba tomando la situación por otro lado, cuando recordó que vio a Sai entregándole algo a la rubia. No era nada más que esa concha que ya había hecho añicos.

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    — ¿Te sientes mejor, Hinata? —Le entregaba un vaso con agua la chica de cabellos rosados.

    — S-sí. —Susurró mientras tomaba el vaso y le dio un sorbo.

    — ¿Segura? Aun sigues un poco roja —comentó la Yamanaka torciendo un poco la boca para después cambiar de entusiasmo—. ¿Y dime que te hizo? ¿Algo pervertido? Si es así, ahorita ayudo a Neji con su liquidación. —Enseñó su puño mientras acumulaba fuerza.

    — ¡N-no I-Ino, no e-es eso! E-es s-solo q-que… que… —se le apagaba la voz y su tono carmesí se hacía presente en sus mejillas—. Que N-Naruto-k-kun d-durmió c-conmigo. —Confesó cerrando con fuerza sus aperlados ojos.

    — ¿Qué? Dilo más fuerte. —Exigió Sakura.

    — ¡Que Naruto durmió conmigo! —Gritó a todo pulmón Hinata mientras que el sonrojo se apoderaba de todo su rostro.

    No se sabía que era más sorprendente. Que dejara de tartamudear al hablar sobre ese tema o que lo gritara enfrente de ellas. La cara de asombro no se les borraba a sus amigas incrédulas.

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    Las cosas ya se habían calmado un poco. Disfrutaban su último día en la playa. Por cosas del destino Neji no alcanzó a Naruto. Las ángeles ya habían terminado su charla y Tenten se mantenía inexpresiva a lo que le había advertido Temari. En eso llega jadeante el suertudo rubio que dio toda una carrera y posó su mano en el hombro del Uchiha.

    — Ni creas que te voy a salvar porque no lo hare. —Articuló anticipándose la petición del abogado.

    — Nada de eso… —se negó en un jadeo mientras se apoyaba en sus rodillas. Tomó un respiro. El azabache alzó una ceja al no entender que iba a decir—. Oficial… oficial… —reiteró tratando de pronunciar algo, pero el cansancio se lo impedía. Tragó saliva y se reincorporó— ¡Oficial vengo a denunciar un crimen! ¡Él es el asesino! —Señalo con descaro a Shikamaru.

    — ¡¿De qué demonios estás hablando?! —Reclamó el acusado.

    — ¡El asesino mi ramen! —Lo incriminó para después susurrar—. Te veré en la corte. —Entrecerró sus ojos y lo señaló con el dedo con mucha seguridad.

    — ¡Ya basta dobe! —Lo golpeó en la cabeza ya que empezaba a decir incoherencias —. Cálmate ya, vamos a ir a comer. —Se cruzó de brazos.

    — ¿D-dattebayo? —En sus ojos tenían una chispa de esperanza— ¿Podre comer mi adorado ramen? —Sus ojitos tenían ese brillo que tiene un niño al saber que le compraran el mejor juego del mundo.

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    — Esto no es ramen. —Exhaló decepcionado el rubio.

    Estaban en un restaurante que se encontraba en la costa, donde el menú consistía exclusivamente en mariscos.

    — N-Naruto-kun. —Lo miraba con compasión la delicada chica.

    Solo se escuchó el celoso carraspeo del Hyuga que la obligo apartar su vista del rubio.

    — Neji, ya déjala en paz. —Lo reprendió la chica de ojos chocolates.

    — No sé a qué te refieres. —Empezó a comer un totopo.

    Las órdenes ya estaban listas y se las sirvieron los amistosos meseros.

    — No puedo creer que me hayas pedido esto… —dijo la castaña mientras veía su coctel de camarones—. Eran seres vivos.

    — Eran. —Repitió Neji.

    Al ver que a Neji no le importaba eso, se trató de auxiliar con su compañera

    — Tema-chan. —Pedía una opinión con su voz dudosa.

    — No esta tan mal. —La devasto con el comentario la rubia que disfrutaba como nunca su platillo.

    La contempló incrédula casi diciendo “se supone que me pones el ejemplo” en su mirada, pero la concentración de Temari estaba en otro lado. Sentía la constante e intensa mirada del Nara que la mayoría del tiempo se la apartaba, pero cuando retornaba la ponía un poco nerviosa. Si no hubiera tenido ese sueño no se sentiría tan incómoda. Ella lo ignoraba por completo aunque siempre volvía a caer en sus ojos. Ino se sentó a lado de Sasuke y le coqueteaba disimuladamente y a la vez muy directa.

    Lo hacía tan intencionalmente que ya estaba poniendo muy celosa a Sakura, pero como el Uchiha es una barrera de hielo, todas esas acciones solo se resbalaban y no le afectaba de ninguna manera. Naruto comía como zombi por no haber probado ni un fideo de ramen. Estaba tan distraído que no le importaba que el de la tez pálida estaba a su lado platicando muy felizmente y diciendo cosas que normalmente lo alterarían. Tenten seguía sin probar nada de su platillo, solo lo miraba con lastima al ver tantos camarones en ese vaso cristalino.

    — ¿No vas a comer? —Preguntó sin prestarle mucha atención.

    — Es que… está en contra de mis principios. —Contestó sin apartarle la vista a su comida.

    — Anda, pruébalo. —Tomó un camarón con la cuchara que tenía a lado del platillo.

    Tenten no pudo contener un leve sonrojo que fue provocado por la expresión de empresario. Era inexpresiva pero aun así de alguna manera… se veía lindo. Miró la cuchara por un rato y después lo probo. Se le hacía muy difícil ya que era un cadáver de algo que vivía felizmente en el mar hasta que lo cocinaron. Apenas se lo había puesto en su boca y tenía una cara de desagrado.

    — Que lastima que esta tan rico. —Tomó la cuchara de la mano de Neji y siguió comiendo. Era un cambio radical a su modo de vida no podía parar, le había gustado.

    Neji quiso regresar a su tranquila comida, pero las punzantes miradas y acusadoras de sus amigos lo utilizaron como objetivo. Con sonrisas que proyectaban sus pensamientos. El Hyuga, tronó la boca y los ignoró.

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    Salieron satisfechos de aquel delicioso restaurante, excepto Naruto que solo aclamaba el ramen y su hiperactivismo fue cambiado por una tranquilidad muy extraña. Apenas salieron y les ofrecieron un tour por las áreas verdes y diversas de aquella playa. Todos aceptaron pues era su último día y tenían que hacer cosas diferentes, un carro de turismo los llevo al lugar indicado y ellos empezaron con su caminata.

    Era muy pacifico, los cantos de las exóticas aves abundaban el aire y el lugar estaba decorado con los diversos tipos de plantas. Todo estaba tranquilo, muy tranquilo. Tan sereno que podían escuchar sus propios pasos.

    — ¿Y Naruto? —Preguntó Sai percatándose del enorme silencio que los rodeaba.

    Miraron hacia atrás. No había rastro alguno del joven rubio. Se había perdido.

    — Mendokusai, vamos que tener que buscarlo. —Dijo con pereza el chico de la coleta.

    — ¿Escuchan eso? —Preguntó Temari que buscaba de dónde provenía tal ruido.

    — Se escucha como si una mujer cantara. —Añadió Sakura mirando alrededor.

    — Creo que viene de por allá, vamos tal vez haya visto a Naruto. —Ordenó Sasuke.

    Siguieron esa tonada que cada vez se hacía más fuerte y clara. Detrás de una planta muy densa y alta estaba la propietaria de esa voz que no dejaba de tararear. Al apartar las ramas de dicha planta de su vista, todos se asomaron al identificar a la persona. Sus ojos se abrieron completamente y casi zafaban sus quijadas de sus bocas. Esa persona vestía como una toga blanca con decoraciones doradas que le cubría desde su pecho y hasta los pies. Tenía una guirnalda sobre su cabello dorado. Los animales parecían juntarse a su alrededor al escuchar su melodía. La mujer que tarareaba era ni más ni menos que Naruto Uzumaki.

    Unos seguían sorprendidos, otros apenados por la ridiculez que les estaba haciendo pasar y otros seguían sin creer que pudiera cantar como una mujer. Al parecer estaba en el borde de la locura por no haber probado ni un solo fideo de ramen.

    — ¡¿Naruto?! —Preguntaron todos al unisonó.

    — ¡Oh amigos! Qué alegría de encontrarlos. —Incluso su tono de voz había cambiado a uno más suave.

    — ¡¿Qué te paso?!¡¿Y qué le hiciste a tu ropa?! —Lo miraba de pies a cabeza la Sabaku.

    — Oh, esto —se dio un vistazo a sí mismo—. Saben, en el momento que me perdí pude convivir con la naturaleza y cambio mi forma de ser. —Sonrió el rubio.

    — ¡Bakka! ¡Solo te perdiste diez segundos! —Le informó la chica de ojos esmeralda.

    — Espero que no sea el mantel del restaurante, dobe. ¡Nos van a fichar por eso! —Acusó Sasuke.

    — El poder de la naturaleza es tan potente —pronunció como si estuviera en las nubes y miró a Tenten—. Gracias a ti cambie mi impulsividad por la paz y la tranquilidad.

    — ¡¿Eh?! —Preguntó incrédula por el extremo cambio del chico.

    — Sí. Amas la naturaleza que hasta la protegerías con tu vida —miró a Hinata—. Y mi dulce Hinata, tan gentil, tan noble, tan buena... —tomó las manos de la de cabello azulado provocando que su tono se elevara.

    — ¡Uzumaki! —Masculló el de ojos aperlados.

    — No quiero pelear. Solo amar a todas las criaturas de este maravilloso mundo. —Se alejó de la Hyuga y empezó a dar vueltas hasta llegar a un tipo de risco que por su peligrosa altura se podía admirar el horizonte que se dividía entre el cielo y el mar.

    —Ya es oficial… lo perdimos. —Notificó Ino mirándolo con un tipo de trauma.

    El cabello de Naruto se meneaba por la brisa que golpeaba aquel risco, y unas cuantas partículas de agua que habían llegado hasta ahí brillaban a su alrededor. Se podría enmarcar ese momento y decir que era un cuadro romano. Neji caminó con paso firme hacia al rubio que solo admiraba el hermoso más allá.

    — ¿Naruto, te puedo pedir un favor? —Con una fuerza sobre humana trataba de mantenerse tranquilo.

    — Dime, hermano Neji. —Embozó una sonrisa pacífica.

    — Podrías fijarte abajo del acantilado y decirme si hay mar o si hay rocas.

    — Mm —se acercó lo más que pudo a la orilla del precipicio y se agacho un poco para observar mejor—. Si hay mar, pero no hay rocas.

    — Bien —pronunció antes de empujarlo con una patada—. Te dije que me encargaría de ti.

    — ¡Naruto! —Gritó aterrorizada Hinata por tan cruel acto.

    — ¡Dios mío! —Se sorprendió la Yamanaka.

    — ¡Neji! —Chilló la chica de las cebollitas.

    — Hmp, se lo merecía. —Mustió el azabache.

    Las chicas corrieron al acantilado y miraron hacia abajo.

    — ¡Neji! ¿¡Cómo pudiste hacer eso!? —Lo enfrento la castaña.

    — Estaba delirando. Tenía que hacerlo despertar. —Contestó como si fuera lo más natural.

    — N-Naruto-k-kun… ¿E-está muerto? —Se le rompía la voz a la Hyuga.

    Sus orbes aperlados se llenaron de lágrimas que empezaron a desbordarse sin control alguno. Estaba desmoronándose enfrente de él. Su primo se había pasado del límite con eso. Como odiaba verla así. Cerró los ojos y puso su mano encima de la cabeza de Hinata.

    — No te preocupes, Hinata —hizo una pausa —. Aunque intente asesinarlo muchas veces, él siempre regresa. —Hizo un sobrehumano esfuerzo al decir esas palabras dejando a las demás boquiabiertas.

    — O-onii-san… —sus lágrimas no cesaban. Por impulso lo abrazo y sollozó en su pecho.

    — ¡¿Q-qué demonios estás haciendo?! ¡Suéltame! —Trataba de quitársela de encima ya que no le gustaban ese tipo de demostraciones de afecto.

    — Aw, qué bonito es ver a los primos abrazarse. —Dijo emocionada Ino envolviendo su rostro con sus manos.

    — ¡¡N-no es cierto!! ¡¡Hinata lo digo muy en serio, suéltame!!

    — Neji.

    — ¡¿Qué quieres?! —Preguntó histérico ya que no se la podía quitar.

    — Este letrero dice: “No tirar basura”. De seguro la policía te infraccionara. —Comentó divertido el Nara señalando un letrero que estaba en el borde del risco.

    — ¿Quieres ser el próximo, verdad? —Lo amenazó ya que también estaba harto de sus comentarios—. ¡¡Hinata, ya es suficiente!! —Al fin se pudo alejar de ella.

    — L-lo s-siento, Neji onii-san. —Se limpiaba las lágrimas con el dorso de su mano y dibujaba una hermosa sonrisa en sus labios.

    — Sera mejor que bajemos para ver si Naruto sigue vivo. —Sugirió el artista.

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    Llegaron al pie del risco donde era playa. Miraban el horizonte y Neji estaba más que fastidiado de que la chica de los moñitos lo mirara orgullosa por lo que había hecho. Lo incomodaba demasiado que su única escapatoria era desviar la mirada. Y desde lo lejos se podía divisar al chico del “amor y paz” que estaba gritandó y armando un alboroto donde estaba.

    — Miren ahí está. —Les llamo la atención la pelirosa.

    — ¡Si es cierto!... esperen… no me digan que lo está persiguiendo el mismo tiburón. —Un tono de fastidio se presentó en la voz de la Yamanaka.

    — ¿Cómo es posible que siempre lo encuentre? —Soltó incrédula la Sabaku.

    — ¿Volvió a ser el mismo de siempre? —Cuestionó Tenten.

    — Solo escucho que dice maldiciones… si, volvió a ser el mismo. —Suspiró el de la tez pálida.

    — ¡¡Calambre!! —Vociferó el rubio.

    — Tsk, mendokusai… te toca a ti Sasuke.

    — Vamos Sai, a sacar a ese idiota antes de que se lo coman. —Se quitó la camiseta y se dirigió al mar.

    — Sí. —Corrió detrás de él imitándolo.

    Los dos se metieron al mar e iban en dirección donde Naruto solo chapoteaba tratando de no ahogarse y por un milagro el tiburón no estaba cerca.

    — ¡Deja de moverte, dobe! —Le exigió porque le dificultaba nadar hacia la costa.

    — ¡No puedo es que me duele mucho! —Se quejó el abogado.

    — Déjame te ayudo Sasuke. —Se ofreció voluntariamente el pintor.

    — ¡¡No!! ¡¡Suéltame!! ¡¡Prefiero ahogarme!! —Forcejeaba el chico de ojos azules.

    Los que se quedaron en la orilla solo escuchaban la discusión que estaban formando. Todas sus palabras se enmudecieron al ver que una aleta sobresalía del agua y que daba vueltas alrededor de ellos.

    — ¡¡Maldita sea, ya regreso!! —Gritó el abogado poniéndose atrás de Sasuke— ¡Comete al teme! ¡Es más nutritivo que yo!

    — ¡Ni que estuviera loco, dobe! ¡No vine a hasta aquí para que me comieran! —Se puso detrás de Naruto.

    — Tranquilos chicos, tal vez es inofensivo. —Dijo el sereno Sai.

    — ¡No le veo lo inofensivo a doscientos veinticinco dientes afilados! —Exasperó el Uchiha.

    — Si tienes razón —pensó un poco el artista—. Entonces estamos perdidos.

    Ya era increíble estar viendo tan ridícula escena que estaban encabezando. La mayoría de las cosas que se podían escuchar que decían eran regaños, maldiciones y gritos. Eran tantas palabras que Neji le tapo los oídos a Tenten sabiendo que después podría preguntarle qué significaba cada una de ellas y realmente que no estaba de humor para estarle contestando las incoherencias que decían. Las chicas empezaron a reír ya que la vergonzosa situación se tornaba cómica, cosa que le llamo la atención al Nara, ya que jamás había escuchado que la rubia se riera, no enfrente de él.

    Apenas pudieron salir vivos de aquella persecución y jadeaban aliviados de estar en tierra firme. Estaban tan cansados que Sasuke ya no quiso reprocharle nada al chico que lo había metido en todo en ese embrollo, pero Sakura golpeó al rubio ya que por sus incompetencias solo empeoraban sus vacaciones.

    Decidieron seguir con su turismo por el lugar. Lejos de los acantilados. Caminaban por las calles viendo sus múltiples puestos de recuerdos, accesorios, ropa y demás. De vez en cuando las chicas entraban a alguna tienda que se viera interesante. Para los hombres era tedioso estar ahí siguiéndolas, deteniéndose a cada rato porque veían algo. Pero cierta chica se perdió de la vista del Nara, se separó un poco del grupo para buscarla en las tiendas anteriores y no tardó mucho en encontrarla. Estaba de espaldas de él viendo una cosa en especial.

    — ¿Qué haces?

    Temari brincó porque le había salido de la nada, además de que estaba sumergida en sus pensamientos. Soltó un pequeño grito mientras se aferraba a lo que tenía en su mano.

    — Tonto, —suspiró tratando de recuperarse— me asustas.

    — ¿Qué tienes ahí? —Fijo su mirada a la mano de la chica.

    — Ah, no es gran cosa… —Su voz se escuchó un poco nerviosa.

    Shikamaru tomó el objeto de la mano de la chica sin permiso y lo observó detenidamente. Era una simple pulsera de metal con objetos brillantes incrustados en ella. Sí que no era la cosa más especial de todo el mundo, podía haber hasta millones de cosas mejor que esa pulsera. Se delimito a mirarla de reojo.

    — ¿Te gusta? —Trato de aclarar su duda.

    — ¡¿Qué?! Yo solo estaba viendo. Eso es todo —rió nerviosa—. Me atrajo la atención y ya. —Se excusó tratando de recobrar su actitud fría.

    Como solo se estaban viendo uno al otro, los segundos se tornaron molestos y Temari quería evitarse más preguntas de él. Suspiró y le dijo que se reuniría con las chicas dejando solo al chico de la coleta en esa tienda que miraba constantemente al objeto que tenía en mano.

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    Algunas de las chicas estaban felices con sus compras. La tarde se aproximaba anunciándoles que su día acabaría, pero Sakura tratando de disfrutar su día al máximo les comentó que si se tomaban fotos por todo el hotel para tener al menos algún buen recuerdo. Todas posaban a la cámara y hacían locuras, hasta a Hinata que en cierto modo la obligaban a posar igual que ellas.

    — ¡Vamos Temari, al lobby! —Le dijo a gritos la Yamanaka mientras corría lejos de ella.

    — ¡Sí! —Dijo con entusiasmo siguiéndola.

    Jamás se había sentido así de feliz, en su vida pasada nunca había tenido amigas por las condiciones que vivía y no podía darse el lujo de tener al menos una. Ahora todo había cambiado en ese momento. Aunque su misión solo era acompañar a Tenten hasta que recordara su pasado, disfrutaba el tiempo que había de por medio. Una fuerza espontanea tomó su muñeca y la detuvo. La rubia solo miró extrañada a la persona que se había atrevido pararla.

    — ¡¿Shikamaru?! ¡¿Qué haces?! —Forcejeó un poco para que la soltara.

    Cuando este la soltó ella se dio cuenta que tenía algo amarrado en su muñeca y lo miró fijamente para remarcar su sorpresa en su rostro.

    — No debiste comprarlo. —Trato de quitárselo.

    — No —la detuvo otra vez sosteniéndola de la mano haciendo que ella le mirara directamente a los ojos—. Tómalo como un regalo de parte de nosotros. —Mostró una pequeña sonrisa.

    No entendía sus acciones. ¿Por qué le estaría regalando algo a ella? Era demasiado confuso, aunque buscara algún motivo era imposible el hallar la respuesta. ¿Por qué se estaría comportando muy extraño?

    — ¡Temari, vamos! —Insistió la castaña.

    Tenten jalo a Temari para poderse reunir con las demás, evitando que la rubia le devolviera la pulsera.

    Ignorando el acontecimiento, la fotos siguieron tomándose, hasta les tomaron a los chicos ya que no estaban cooperando del todo. El sol bajaba cada vez más solo para zambullirse en el ancho mar, pero las exigencias de la pelirosa aún no se habían terminado. Tomó al Sasuke de cómplice y lo llevo hacia un paisaje especial que tenía esa playa. En uno de sus límites había unas rocas que estaban apiladas por la misma naturaleza y donde las olas rompían al chocar con ellas. Definitivamente era un lugar perfecto para tomarse una foto.

    — ¿Por qué tengo que tomarte la foto yo? —Cuestionaba el azabache sosteniendo la cámara mientras que la chica subía por las rocas.

    — Porque las demás estaban muy ocupadas con otras cosas. ¡Anda! Solo tómala. —Presionó la de ojos color jade ya encima de las rocas mientras posaba.

    — Hmp, bien. —Contestó mientras apuntaba la cámara hacia ella y miraba por la pantalla. Presionó el botón y examinó la foto con cautela.

    — ¿Salió bien o me tomó otra? —Preguntó aun sin bajarse de las rocas.

    Antes de que Sasuke pudiera contestar pudo ver como una ola que rompía bruscamente en la roca donde estaba parada. La fuerza de la ola la hizo caer de sentón sobre las rocas y en el trayecto raspaban su piel.

    — ¡Sakura! —Gritó al ver en el peligro en el que se había metido.

    Otra ola se precipito sobre las rocas obligándola bajar por las rasposas rocas que seguían rasguñando su piel. El azabache entró en un arranque de desesperación y trató de ir a rescatarla, pero su pie cayó en una trampa de filosas rocas que no se podía distinguir por lo turbio que estaba el mar. Sakura apenas se pudo poner a gatas, deseando llegar a la orilla para salir de tremenda pesadilla y esas recientes heridas fueron bañadas por el agua y la sal le provocando una sensación de ardor. Al fin el policía pudo llegar con ella. La cargó entre brazos para alejarla del peligro y la llevó hacia la orilla. Apenas toco la suave arena, la dejo sobre ella para revisar sus heridas.

    — ¿Sakura, estas bien? —Preguntó entre jadeos contando sus heridas con la mirada.

    Tenía toda su pierna izquierda rasguñada, sus rodillas que no cesaban de sangrar, su brazos tenían unos ligeros cortes, pero se notaba que en uno de sus dedos tenía una herida poco profunda que solo desbordaba su sangre. Le daba miedo revisar su espalda.

    — S-Sasuke y-yo… —se abrazó a sí misma y empezaba a temblar —y-yo n-no sé qué paso… —solo se martirizaba mirando sus incontables heridas.

    — ¡Sakura! ¡¡Escúchame!! —Tomó entre sus manos el aterrorizado rostro de la chica. — ¿Estás bien? ¿No te golpeaste la cabeza?

    — N-no…

    — Bien. Tranquila, vamos al cuarto y allí te atenderé ¿está bien? —Le sugirió el azabache.

    — S-sí. —Fue lo único que pudo pronunciar antes de ser cargada de nuevo por los fuertes brazos del Uchiha.

    Aunque el peligro ya había pasado, el miedo aun abundaba en ella. Tenía su mirada perdida, no entendía nada de lo que sucedía, todo le había cambiado en un segundo. El miedo era demasiado que la tenía privada de lo que sucedía alrededor… hasta de los frecuentes latidos del orgulloso Sasuke.

    En la caminata de Sasuke hacia su cuarto, sus amigos se enteraron de lo sucedido con solo verlo. Cuando apenas pudo poner un pie en el cuarto acompañado de los demás, Ino y Tenten ayudaron a Sakura a que pudiera caminar hacia la bañera para que se limpiara todas sus heridas. Estando ella ahí adentro la dejaron sola para que se relajara un poco ya que seguía muy tensa y las gotas de agua fresca caían sobre su muy lastimado cuerpo.

    Todos se reunieron en la sala. Ino se percató de la herida que tenía el joven policía en su pie y había dejado un trazo de sangre detrás de él. Le pidió que se sentara y espero a que el personal de hotel le trajera un kit de primeros auxilios para tratarlo. Había un ambiente muy tenso en esa habitación que sabían muy bien que muy pronto iba a estallar. La Yamanaka casi terminaba de curar las heridas de Sasuke.

    — ¡¡Habla teme!! ¡¿Cómo le sucedió esto a Sakura?! —Estaba a punto de golpearlo el Uzumaki.

    — C-cálmate, Naruto-kun. —Dijo con temor la Hyuga de que las cosas siguieran yendo mal.

    — ¡¿Dónde estabas cuando esto le paso a Sakura?! ¡¿Por qué dejaste que esto le sucediera?! —Su furia se colaba cada una de sus palabras.

    — Cállate. —Ordenó fríamente.

    — ¡¡Teme!! —Rugió el chico de ojos azules.

    — No es necesario que te pongas así, Naruto. —Comentó el Nara que se encontraba sentado en el sillón.

    — Es verdad, recuerda que él fue el que la saco de ahí. —Indico Ino que también quería calmarlo mientras se levantaba del suelo para guardar el alcohol y las vendas.

    — ¡¡Pero aun así fue incapaz de evitar que esto le sucediera!! ¡¡La razón de que Sakura está como esta es toda su…!! —Hubiera terminado su acusación si Sasuke no se hubiera levantado y lo tuviera agarrado de las solapas de su camiseta.

    — ¡¡Cierra ya esa puta boca!! ¡¡Si hubiera podido hacer algo para que esto no sucediera, hubiera dado lo que sea por ello!! ¡Pero solo estas de charlatán diciendo cosas de más! Ahora dime… ¡¿Cómo estarías tú si a Hinata le hubiera pasado algo igual?! ¡¿Eh?!

    Simplemente estalló de rabia acumulada que sentía. Miraba con tanto odio al rubio, que el silencio se hizo una ley en esa habitación. Hasta podía sentir como su sangre hervía por sus venas. La recién nombrada, de lo tenso que estaba el momento ni siquiera presento sus típicos sonrojos, solo se quedó callada mirando con tristeza la desesperación del azabache. Al Uchiha ya le repugnaba el tenerlo tan cerca que lo soltó con desprecio y se fue de aquella habitación.

    — No deberías de presionar tanto a Sasuke, —rompió el silencio el de la tez pálida que estaba recargado en la pared— puede que no lo muestre pero él también estaba muy asustado por lo que sucedió. —Dijo como siempre sus frías palabras.

    Sasuke se pegó a la puerta del baño donde solo se escuchaban los sollozos de la pelirosa. Pudo haber muerto en ese momento. Todo eso paso por una maldita foto.
     
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    Capítulo 10:Del amor nacen los celos y de los celos nace el amor (2da parte)”.

    — ¡Eres una tonta! ¡¿Cómo se te ocurre hacer tal estupidez?! —La regañaba la Yamanaka poniendo ambas manos en la cadera.

    Sakura no tenía mucho tiempo que había salido de la regadera, con solo una toalla que la cubría. Su mirada seguía perdida, comprendía muy poco que había sucedido. Sus heridas eran su única prueba de aquel acontecimiento.

    — ¡Ino! No seas tan ruda con Sakura-chan. —Dijo Hinata que sostenía un tarro de ungüento entre manos.

    — ¡Claro que debo de ser ruda! ¿Por qué no nos avisaste que ibas a hacer semejante locura? ¡¿Acaso es mucho pedir?! —Tomó un algodón que estaba bañado de agua oxigenada.

    — Lo siento, —dijo para al fin defenderse— pero todas estaban muy ocupadas y no quise molestarlas.

    — Realmente a mí no me hubieras molestado, al contrario, me hubieras salvado de ese maldito pervertido. —Comentó aun con su enojo pintado en el rostro cuando aplicaba con delicadeza el algodón sobre una herida muy profunda que tenía en la espalda. Sakura solo se quejó ya que ardía aún más que antes.

    — Pero… es un alivio que estés a salvo. —Sonrió la Tenten con dulzura.

    — Si, además solo fue un accidente, estas cosas suelen pasarle a todo el mundo. —Le siguió la ojiperla.

    — Gracias, chicas. No sé qué haría sin ustedes. —Devolvió la sonrisa la pelirosa tratando de vencer el miedo.

    — No deberías de agradecernos a nosotras, si no a Sasuke. Él fue el que te saco de ahí, ¿recuerdas? —Comentó Temari cruzándose de brazos.

    La Haruno regreso a la realidad de golpe, ¿cómo pudo ignorar a su héroe? Estaba muy ofuscada en su miedo que se volvió una total egoísta ante las acciones del Uchiha. Otra vez su humor decayó. Hinata le tendió su mano con ropa limpia y nueva ofreciéndole una de las más tiernas sonrisas.

    — Ya estas curada, será mejor que te cambies. —Ladeó un poco su cabeza.

    Sakura solo asintió y agradecía en su mente el haber encontrado unas muy buenas amigas. Ya cambiada, se revisó en el espejo del cuarto. Su ropa le cubría una gran cantidad de heridas que hacia parecer como si solo tuviera unos cuantos pequeños rasguños. Sus orbes esmeraldas examinaban con cuidado su silueta, no podía dejar de torturarse cada vez que sus ojos se topaban con los rasguños trazados en su piel. Un par de golpes huecos atrajeron su atención. Ella misma fue a atender la puerta del cuarto y detrás de ella se encontró con su rescatista. Con solo hacer su aparición fue suficiente para que las demás abandonaran la habitación inmediatamente. Sasuke entró y se sentó en la cama, la Haruno no tardó mucho en seguirlo. Por iniciativa de Ino, sacaron a los chicos del lugar para poderlos dejar completamente solos. El joven policía espero a que el silencio retornara a su alrededor y mantenía sus ojos fijos en el suelo.

    — ¿Cómo te sientes?

    — Estoy bien, —hizo una pausa— gracias a las chicas ya no me duele tanto —no podía ni verlo a los ojos. Emitió una pequeña risa—. En este aspecto ya no podré usar traje de baño —el silencio predominó entre ellos por un rato—. Sasuke… l-lo siento.

    — ¿Por qué te disculpas?

    — Es solo que… por un capricho mío, solo fui una carga para ti. —Seguía perdida en el suelo.

    — No te tortures así —ese comentario hizo que sobresaltara un poco. Buscaba una explicación en la expresión del rostro del joven policía—. Sé lo que dije. Me es inevitable el querer protegerte pues solo sabes meterte en problemas —esas palabras le dolían a la pelirosa, como siempre el Uchiha no tenía nada de tacto. Estaba tan sumergida en lo negativo que no se percató que el azabache estaba acortando la distancia entre ellos—. Aun así. No me gusto para nada lo que paso —tomó el mentón de la chica para que sus miradas chocaran— y hare lo que sea para que nada te lastime de ahora en adelante.

    Millones de preguntas brotaron en los pensamientos de la pelirosa, aquella seriedad con que lo dijo, lo cerca que estaban, toda su atención para ella, la tenía completamente paralizada. A Sasuke le agrado ver como reaccionaba, su corazón ya no se sentía tan pesado al ver que la Sakura que conocía seguía ahí y pudo silenciar todos los pensamientos de ella cuando juntaron sus labios.

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    Sai había regresado a su cuarto. Estaban las luces apagadas y comenzó a dejar sus cosas sobre sus muebles. Tenía que arreglar su maleta para el día de mañana. No tardo en notar que estaba solo en la habitación, cosa que le extrañaba demasiado porque normalmente su compañera de cuarto estaría preparándose para dormir ya que si no dormía por lo menos diez horas se pondría fea, bueno eso decía ella. Caminó hacia su ventana que tenía vista al mar donde los disimulados rayos de la luna se escabullían iluminado lo que podían con su tenue luz. El artista se limitó con observar su inmensidad y su contraste en medio de aquel manto de azul marino que era adornado con sus hermosas estrellas. La brisa del mar era cálida con su suave aroma mezclado de arena y sal. Con ese tenue brillo, el mar parecía ser de un lago oscuro con reflejos plateados que atacaba constantemente a la pálida arena. Mientras sus ojos se grababan la belleza de tal escena en sus pupilas, una pequeña silueta entro a su lienzo. Era una persona que caminaba sobre la arena, acercándose al vasto mar hasta detenerse a una prudente distancia. Esa persona solo hizo que ese vivo recuadro se volviera perfecto.

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    — ¿Dónde estará? —Preguntó la chica buscando entre sus cosas.

    El muchacho permanecía acostado en su cama, con sus parpados cellados, tratando de obligarse dormir lo más pronto posible y así evitar el tremendo regaño que le propinaría la rubia si se enteraba. La culpa era cruel con él y no le daba oportunidad de acariciar la idea del sueño. Un profundo y lleno de desesperación suspiro irrumpió en el ambiente. Ella escarbaba y escarbaba entre su memoria la ubicación de tal objeto. Aunque le diera mil vueltas a su cabeza no hallaría la respuesta, tenía que encontrar alguna fuente que la ayudara con su búsqueda. Le echo un vistazo al joven empresario quien pretendía dormir.

    — Shikamaru.

    Se preguntaba que si su expresión de intranquilidad lo había delatado, ya sabía que seguía despierto. Estaba entre la espada y la pared, no tenia de otra más que responderle con un tipo de quejido desde lo más profundo de sus cuerdas bucales.

    — ¿No has visto una almeja por aquí? —Se detuvo a un lado de su cama—. Estaba muy segura que lo deje arriba de mi cama, pero no está.

    — ¿Una almeja? —Se hizo el indiferente y abrió solo un ojo— ¿Qué no hay un montón allá afuera, en la playa?

    — Sí, pero necesito encontrarla. La deje aquí y debería estar aquí arriba de una toalla. —Señalo su cama.

    — No sé de qué hablas. —Volvió a cerrar los ojos.

    Ella levantó una ceja al sentir que la estaba evitando. Agarró una almohada y se acercó a él. Con un rápido movimiento lo golpeo con ella haciendo que el Nara se sentara en un respingo al recibir el impacto. Él la contemplaba lleno de culpa.

    — ¿Dónde está? —Mantenía la almohada en el aire para preparar su segundo ataque.

    — La —pronunció en un leve tono de voz— rompí.

    — ¡¿Qué?!

    — Fue un accidente —se levantó para estar lejos de su alcance y salvar su pellejo—. No sabía que estaba ahí. Quise tomar la toalla y se cayó.

    — ¡Con razón me compraste la pulsera! —Alzo más la almohada— ¡Solo para suavizar las cosas! —Resignada volvió a exhalar y se sentó en la orilla de su cama—. Y supongo que no había nada dentro.

    Shikamaru desvió la mirada, no podía mentirle. Ella sabía cuándo lo hacía. Su silencio solo despertó el interés de la Sabaku, seguía ocultándole algo. Se volvió a levantar y se plantó enfrente de él cruzándose se brazos y con una actitud muy rígida.

    — Dámela. —Ordenó con voz firme.

    — ¿Qué cosa?

    — La perla. Dámela, es importante. —Extendió su mano esperando aquel objeto.

    — ¿Acaso a los ángeles les importa lo material? —Decidió confrontarla ya que su interés crecía.

    La rubia no entendió el comentario. Frunció el ceño y lo examinaba con la mirada.

    — No, no es para mí. Es para Sai.

    Ese nombre desencadeno una extraña sensación en el joven empresario. Poco a poco se apoderaba de él, aunque ante su pensamiento no se cuestionó la razón de esto. Ese nuevo instinto empezó a opacar su mente y ser directo era lo único que podía razonar.

    — ¿Por qué para él?

    Ella lo miró perpleja, ¿por qué estaba poniendo tantas barreras solo por esa perla? No tenía tiempo para darle importancia a eso. Volvió a suspirar.

    — Créeme es para algo importante.

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    Ino miraba hacia el horizonte, sus ojos se habían perdido entre las turbias y agitadas olas que se originaban a lo lejos. Aquella brisa húmeda acaricio su piel tratando de demostrar su existencia, pero ella estaba tan sumergida en sus sentimientos que ninguno de sus sentidos la haría reaccionar. Sentada en la arena, abrazándose a sus piernas, que eran su único consuelo, trataba de lidiar con su tristeza. Unos pasos se acercaban a ella y se detuvieron por un rato para poderla contemplar bien. Como no hacia reacción alguna decidió acompañarla sentándose a un lado de ella para disfrutar del paisaje junto a ella.

    — ¿Qué haces afuera? Mañana partiremos a primera hora. —Le recordó sin apartar su vista del horizonte.

    — Lo sé. Solo… quería ver la playa una vez más antes de irnos. —Contestó la chica que se mantenía inexpresiva.

    El suave sonido de las olas avanzando y retrocediendo fue lo único que se podía escuchar en ese momento. A pesar de que lo quería ocultar, él podía notar el estado en el que se encontraba la Yamanaka.

    — Siempre me peleaba con Sakura —dijo rompiendo aquel silencio—. No me importaba lo que fuera, me encantaba hacerlo. Por maquillaje, moda, puesto, belleza y cosas así por el estilo, pero aun así no dejábamos de ser amigas. Hasta… que decidí pelearme con ella por alguien solo por diversión. Sin darme cuenta me fui creando una ilusión en mi mente que parecía perfecta y me aferre a ella —unas gotas de agua se escabullían por su piel—. Por mi tonta ambición, me duele ahora que es el momento de despedirme de ese sueño —bufó—. Nunca fue mío, nunca se fijó en mí, era obvio que las cosas terminarían así.

    Estaba lastimada. El joven se dedicó a escucharla, no podía evitar ver como lloraba. Podría ser mal momento para decir lo que iba a decir, pero no había mejor oportunidad que esa y ya tenía lo último que le faltaba para tener aún más valor para confesarlo. Ese era su lienzo perfecto con la protagonista perfecta, pero en sus pensamientos tenia alguien más y no había hecho más que alejarlo de ella, ¿estaría bien ser egoísta en ese momento? ¿Estaría bien decirle lo que sentía? Metió su mano en su bolsillo, saco un pequeño objeto y empezó a jugar con él entre sus dedos.

    — Eres sorprendente Ino, —trazó una sonrisa empática en sus labios— al tomar las cosas así. En vez de interponerte, decidiste que era lo mejor para los dos a pesar de tus sentimientos. Una chica como tú podría tener a cualquier chico que quisieras, pero mereces a alguien que te valore por quien eres en verdad —hizo una pausa cuando sus ojos se posaban en aquel valioso objeto—. Sabes, dicen que las perlas representan las lágrimas y la tragedia de los inocentes, —el llanto de la chica iba disminuyendo y comenzó a prestarle toda su atención a Sai— otros la comparan con la misma luna o conmemoran el romance que lleva una relación por su pureza. Ino… ¿me dejarías mostrarte lo que vales ante mí?

    Los ojos turquesas de la Yamanaka se toparon con los orbes obsidianos del joven pintor. Su mirada era tan profunda y penetrante la mantuvieron cautiva por un segundo Un segundo… que paso a un beso robado por él. El cual duro mucho más que unos simples minutos.

    o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

    El alba pintaba el cielo advirtiendo que el sol no tardaría mucho en salir. Las nubes estaban dispersas en ese gran manto.

    —Bon voyage, amigos —decía el rubio agitando un pañuelo con su mano mientras se despedía a lo lejos de un enorme crucero que se adentraba al océano—. Los voy a extrañar. —Empezó a sonarse la nariz escandalosamente.

    — ¡Ya déjate de tonterías, Naruto! —Lo regaño muy molesta Sakura agarrándolo de la oreja y jalándolo lejos del muelle de donde se estaba despidiendo.

    — ¡E-espera, Sakura-chan! D-duele…

    Los demás ya estaban listos para partir, el único que faltaba era el abogado, pero gracias a la pelirosa ya no tuvieron que esperar más. Pidieron varios taxis para poder llegar al aeropuerto. Después de largos caminos, algunos semáforos y una que otra curva al fin llegaron a su destino. Una vez dentro esperaban que fuera hora para que ya los dejaran pasar al avión. Se escuchaba la voz en el alto parlante que decía que vuelos ya estaban listos para partir en varios idiomas.

    — ¡Temari!

    — Sai, ¿Qué sucede? —Cuestionó esta.

    El pintor la envolvió entre sus brazos. Temari se sorprendió, pero no tanto como lo había hecho el Nara, quien miraba de arriba abajo aquella escena. Era muy raro que el pintor diera demostraciones de afecto… o al menos con una chica como Temari. Algo había pasado en esa pequeña escapada nocturna que hizo la ángel después de haber conseguido lo que quería. Al fin él se alejó de ella y tomó sus manos entre las suyas.

    — ¡Gracias por lo de la perla! de verdad no sé qué hubiera hecho sin ella. —Se notaba que estaba tan feliz que apenas podía contenerse.

    Temari le correspondió con una sonrisa llena de ternura.

    — No hay problema.

    Sai se apartó de su lado y fue de nuevo con su bella musa que aguardaba en el interior del avión. Ese fue un buen momento para que, el muy confundido, Shikamaru se acercara a la ángel.

    — ¿Qué fue todo eso? —No dejaba de mirar su inusual expresión.

    — Algo que no podrás entender. —Dijo ella algo divertida.

    Una voz femenina aviso que ya era hora de su vuelo, ella se alejó del empresario sintiéndose bien consigo misma y arrastrando su maleta. El muchacho seguía confundido, ¿debía preocuparse?... En primer lugar, ¿por qué debía de preocuparse?

    — Vamos, Tenten —la jalaba el Hyuga ya que la recién nombrada no se resignaba a avanzar—. Nos van a dejar.

    Estaban en el corredor los otros pasajeros pasaban a su lado ignorando el forcejeo entre ellos.

    — No quiero volver ahí. —Se soltó del agarre del joven.

    O Neji no debió soltarla con tanta facilidad o Tenten no debió de poner tanta resistencia, no importa cuál fuera la situación la chica estaba perdiendo el equilibrio. Un par de brazos la sostuvieron evitando su caída.

    — ¿Ah? —Cuestionó ella al ver que no había tocado el suelo y alzo su mirada— Oh, Sai gracias. —Embozó una sonrisa para después reincorporarse.

    — Ten más cuidado, Tenten-chan —dijo el azabache—. ¿No han visto pasar por aquí a Ino?

    — Sí, ya está adentro del avión. —Contestó amablemente la chica de las cebollitas.

    — Gracias. —Sai al oír eso solo se apresuró a entrar al avión.

    — Y bien… —comentó Neji atrayendo la atención de la castaña—. ¿Vas a quedarte aquí o ya vas a subirte al avión?

    Tenten no contestaría esa pregunta. Cambio su mirada varias veces y en dos segundos se acercó al empresario y lo tomó del brazo para tener valor. El chico de los ojos aperlados rodo la mirada y guío a la joven hacia el avión.
     
    Última edición: 6 Abril 2016
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    Akane leila

    Akane leila solo soy un angel negro

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    :3 Hermoso como siempre
    Siempre espero con ansias y deseos el siguiente capitulo...
    espero sigas con tu buena trama que siempre me atrae
    nwn
     
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  1. NualaCristal
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