Nuevo amor

Este es un desafío que me puso @niña Elric completamente casi imposible para mí dado el hecho de que no he visto el primer anime, solo Brotherhood, pero bueno, algo es algo. El desafío era hacer una historia que explicara cómo Hohenheim se enamoró de Trisha después de lo ocurrido con Dante. Sin más, a leer.
Los personajes no me pertenecen son propiedad de Hiromu Arakawa.
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Se sentía cansado, aún arrepentido de lo que le había hecho a su hijo y por haber dejado a Dante, por quien aún tenía sentimientos, después de todo, Hohenheim de la luz era humano... o algo así.

Pronto llegó a un pueblo, Rizembul, ahí vivía una más o menos vieja amiga, Pinako Rockbell.

Llegó a la pequeña casa en la cual la mujer vivía. Tocó la puerta esperando a una mujer de edad avanzada. Aunque para su sorpresa, quien abrió la puerta fue una bella mujer de largo cabello castaño y unos lindos ojos chocolate, de tez blanca y se veía que era sencilla.

Por alguna razón la chica se sonrojó.

—B-Buenas tardes, ¿p-puedo ayudarle en algo? —preguntó amablemente, no entendía, pero por extraño que pareciera se sentía nerviosa.

—Ah, eres tú Hohenheim, así que vienes de visita después de todos estos años —apareció de pronto Pinako, de como la recordaba Hohenheim, ahora era más bajita y además se notaba cómo le había afectado el paso de los años —. No has cambiado nada... Pero adelante, pasa—

Así lo hizo. Una vez adentro, Pinako le dio un té a Hohenheim, después fue a la cocina, no sabía realmente a qué.

—Y... ¿quién eres tú? —preguntó Hohenheim mostrando un leve interés en la joven.

—¡Oh! Sí. Disculpe, mi nombre es Trisha Elric, un placer —luego de decir su nombre, Trisha hizo una reverencia.

—Mi nombre es Hohenheim, el placer es mío.

—Muy bien, ya que se conocen ¿Qué proponen que hagamos? —sin nada Pinako salió de la cocina.

—Te ves bastante bien Pinako... —la mencionada enmarcó una ceja, sabía que no era del todo en serio —. Aunque ahora que lo pienso ¿Dónde están Urey y Sarah? —tal vez no había ido en años, pero habían estado en contacto, contándole Pinako acerca de su hijo y su nuera, a quienes él había conocido de pequeños.

—Trabajando, ya ves que les encanta —

Y así, estuvieron hablando entre los tres lo que restaba de la tarde. Trivialidades, lo que Hohenheim tenía curiosidad de saber es qué hacía Trisha ahí.

—Y dime Pinako ¿cómo es que esta linda joven está aquí? —preguntó Trisha se sonrojó y Pinako habló.

—Llegó al pueblo hace poco, como no tenía dónde quedarse le dije que podría estar aquí hasta que consiguiera algún lugar para estar.

—Comprendo.

—¿Y qué me dices tú Hohenheim? ¿piensas quedarte? —preguntó Pinako, Hohenheim sonrió.

—Tal vez unos días, tú sabes —la mujer dió un suspiro.

—Bueno, basta de charla, lo mejor es ir a dormir —los tres se levantaron. Pinako le dió a Hohenheim lugar para dormir.

Aunque realmente dormir se le dificultaba. Ya eran siglos. Realmente extrañaba a Dante, y sentía remordimiento hacia él mismo por lo de su hijo. Pensando en ello finalmente pudo conciliar el sueño.

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Se levantó muy temprano y salió a caminar. Quería despejar su mente al menos unos instantes.

Pasó a lo mucho una hora sentado no muy lejos de la casa, cuando vió que Trisha se le acercó.

—Disculpe señor Hohenheim, la señora Pinako me mandó a decirle que el desayuno está listo —anunció la joven sonriente.

—Gracias, pero no me llames señor, y no es necesario que me trates de usted, me haces sentir viejo —Trisha sonrió y él también —. Aunque sí esté viejo... —

—De acuerdo.

—Y... ¿de dónde vienes? —

—Pues, soy originaria de un pueblo pequeño, si es que se le puede llamar así, era nada más un conjunto de pequeñas casas, más al este. Me fui porque mis padres fallecieron y creí que ya no había nada que hacer ahí —al terminar el relato sonrió tristemente.

—Lo lamento.

—No importa... —de la nada recordó a lo que había ido —. P-pero de momento hay que ir a desayunar —

Hohenheim asintió y ambos tomaron rumbo de nuevo a la casa. Durante el camino hubo un silencio, aunque para nada incómodo.

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Así pasaron dos meses sin que nadie se diera cuenta, Hohenheim y Trisha cada vez socializaban más, y hasta el momento se llevaban bastante bien.

—Bueno y ¿tú de dónde vienes? —preguntó Trisha, ella ya le había dicho, y realmente quería saber. Ahora mismo estaban en la sima de una colina.

—Pues, es una complicada y muy larga historia...

—Tenemos tiempo... —Hohenheim dió un largo y pesado suspiro y empezó a contarle su pasado.

Trisha sería la segunda persona a quien le contaba sobre Dante y su hijo. Y ciertamente, en aquel momento no le importaba, había empezado desde hace un tiempo a confiar en Trisha, y no se arrepentía.

Una vez terminada la historia se pudo ver sorpresa en la cara de Trisha. Necesitaba unos minutos para asimilar todo lo que había escuchado.

—E-Entonces ¿dices que abandonaste a Dante y le hiciste la transmutación humana a tu hijo? —Hohenheim asintió.

—Y realmente me arrepiento y siento culpa.

—No creo que haya sido tu culpa —Hohenheim volteó sorprendido ante las palabras de Trisha —, dejaste a Dante porque estabas arrepentido y no te atrevías a mirarla a los ojos, y en cuanto a tu hijo... nada más buscabas verlo de nuevo, estabas triste y por eso tomaste medidas desesperadas.

Una agradable brisa agitó un poco los cabellos de Trisha; un toque que hizo resaltar su belleza.

Entonces comprendió.

Llevaba no mucho sintiéndose extraño cuando estaba con ella. Un sentimiento de paz que, por unos momentos, se olvidara de Dante casi por completo. Y ahora entendía ese sentimiento.

Era claro, se había enamorado por segunda vez...

Tenía claro que nunca olvidaría a Dante. Ella había sido la primera mujer que, le daba cierto sentido a su vida, quien le había dado un hijo y lo había querido y aceptado ser como él.

Pero, si bien él había desarrollado sentimientos hacia la joven que, inesperadamente, le dió un giro a su vida... ¿Qué pensaba ella?

No creía posible que se interesara en él, menos después de que le había dicho todo acerca de su pasado. Seguro pensaba que era un monstruo.

—Tal vez, pero ciertamente es algo que no me deja estar tranquilo —dijo. Trisha empezó a caminar hacia él, pero sus pies la traicionaron y tropezó.

Cayó torpemente llevándose a Hohenheim consigo. Ambos rodaron colina abajo, cayendo en una no muy cómoda posición.

De todos los posibles resultados cayó Hohenheim sobre Trisha. En esta última había un muy notable sonrojo, pero no objetó. Tampoco intentó apartarlo y él tampoco intentó hacerlo. No pensando del todo claro, Trisha pasó sus brazos alrededor del cuello del hombre encima suyo y lo atrajo hacia ella, uniéndose con él en un tierno beso.

Tal vez no duró mucho por el famoso oxígeno — que es muy jodidamente necesario para seguir vivos—, pero para ellos significó mucho. Aunque Hohenheim aún necesitaba saber algo antes de decidir si llevar eso a algo serio o dejarlo así.

—¿No te importa nada de mi pasado?

—En lo absoluto —Hohenheim se quitó de encima de la castaña para dejarla hablar, y además ya llevaban un tiempo así —. No es que no me sienta un poco extraña, pero estoy dispuesta a pasarlo por alto.

Hohenheim sonrió, era lo que necesitaba.

—Entonces ¿te atreverías a intentarlo?

—¡Sí! —respondió una sonriente Trisha.






Aunque ese "intentarlo" había llevado a una boda y el nacimiento de dos pequeños niños...

Fin.
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Pésimo final :'v no es lo mío eso de los finales, y realmente sentí muuuy raro todo esto XD x/
En fin
Sayonara