Long-fic de Naruto - Cuando la vida es difícil de tragar~

Tema en 'Fanfics de Naruto' iniciado por usuratonkachii, 4 Marzo 2015.

  1.  
    usuratonkachii

    usuratonkachii ►BEHIND BLUE EYES◄

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    Miembro desde:
    6 Enero 2014
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    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Cuando la vida es difícil de tragar~
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    2004
    • Género: Drama, Psicológico, Romance.
    • Personaje principal: Naruto
    • Disclaimer: Naruto y varios personajes utilizados en esta historia son propiedad absoluta de Masashi Kishimoto. NO me pertenecen lamentablemente.
    • ¡ADVERTENCIAS!:
    1. Esta historia contiene violencia familiar, adicciones a las drogas/alcohol. Recomiendo discreción si sos sensible y/o pasaste situaciones similares.
    2. Leve OoC en algunos personajes cannon
    3. OC's
    4. Universo Alterno
    5. situaciones sexuales leves
    6. lenguaje vulgar
    ——————————————————————————————————————————————————————

    PROLOGO


    Su vejiga repleta de líquido no lo dejaba conciliar el sueño. En casos comunes uno se habría levantado de la cama, sin más rodeos, para iral baño. No, para el niño de cinco años era algo mucho más complicado, no se atrevía siquiera a abrir sus párpados.

    La luz de la luna se colaba de entre las cortinas ya gastadas y de tela barata que adornaban la habitación. Compartía pieza con otros ocho niños de su misma edad, todos durmiendo sin problema, todos solos, abandonados... huérfanos.

    Desde hacía ya un tiempo que se despertaba a mitad de la noche por diferentes razones, un mal sueño, ganas de ir al baño, frío... pero nunca se atrevía a levantarse o ir a pedir ayuda a las chicas que hacían guardia por las noches en el recinto.

    El pasillo... obscuro y largo, procuraba no mirar por aquél sector pero... cuando sus ojos se abrían en curiosidad por saber si estaba allí... se asustaba, como todas las noches desde que lo había notado hacía una semana atrás. Un animal de aspecto infernal, con el pelo sucio y ojos desviados en furia, enseñando sus dientes lo observaba a mitad de éste, crujiendo su quijada y babeando. Todas las noches, a la misma hora. Su cama daba justo a la puerta que se asomaba apenas y le daba la vista completa sin tener que moverse, solo él lo veía.

    Necesitaba ir al baño.

    Necesitaba dormir.

    Necesitaba gritar.

    No se movía del miedo.





    No durmió.





    --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


    Capitulo 1 “Frías mañanas, dulce hogar”
    ―Naruto ― llamó una de las cuidadoras del orfanato, tenía voz dulce y a la vez firme.

    «Debe ser Midori, que le den, no quiero levantarme aún», el chico se acurrucó en la cama para intentar dormir, aunque sabía que no podría, estaba muy cómoda.

    ― ¡¡Naruto!! ― Midori, la encargada de su sector, una mujer robusta y de cabello castaño estaba ya muy acostumbrada a sus berrinches por las mañanas. - Sé que estás despierto, anda, ya han venido a verte - dijo suavizando el tono de voz desde el lado de afuera de la habitación, para luego marcharse y dejar que se vistiera.

    ― Maldita sea ―refunfuñó debajo del acolchado ― ¿Es necesario venir tan temprano en una mañana tan fría? ―. A regañadientes se levantó de la cama y notó que era el único que quedaba en la habitación, seguro todos ya habían bajado a desayunar, sin darle importancia a ello se dirigió al baño.

    Cepilló sus dientes y luego enjuagó su cara con agua helada para despabilarse. Alzó la mirada, y, mientras se secaba con la toalla, observó su aspecto en el espejo. Un rostro cansado, con ojeras por las pocas horas de sueño y la piel ligeramente mas pálida de lo que era su color natural, ojos azules claros, tristes, pero con un brillo afilado que, haciendo juego con sus cejas en señal de enojo, daba la impresión que decía "vete a la mierda" sin necesidad de pronunciar palabra alguna. El cabello dorado, siempre desordenado, había crecido y algunos mechones caían a la altura de sus cejas, dos más largos a los costados de su cara llegaban a taparle las orejas.

    Salió del baño y se cambió su pantalón gastado color gris que siempre utilizaba para dormir por unos Jeans azul-petróleo, se puso una remera de color naranja apagado con el borde del cuello negro y en el pecho el logo de un cráneo infantil. Tomó una sudadera cemento y salió rápidamente de la habitación hacia la sala de entrevistas.

    Ése día una pareja iba a conocerlo, el día en que por fin los vería de frente. Ya no mas por boca de las cuidadoras, o archivos que sacaba a escondidas de la oficina del dueño. Para su lástima no pudo encontrar fotografías, lo que le ponía nervioso al imaginarse a personas muy anticuadas o un par de obsesivos a la perfección.

    ― Naruto ― habló Midori saliendo de la sala con una gran sonrisa, ― quieren adoptarte, ¡¿no es genial?! ― dijo emocionada mientras le apretaba los cachetes al pequeño.

    ― Ya, Midori. Suéltame, por favor― dijo zafándose del agarre y sobándose los cachetes. ― ¿Tan pronto? No hemos hablado aún...

    ―Eso no importa dulzura, me encargué de contarles todo sobre ti.

    ―¿T-todo? ― si sólo contaba lo bueno de él, seguro no tardarían en devolverlo.

    ― Claro que sí ―susurró con cariño, comprendiendo la preocupación del menor. ― Les he contado de casi todas tus travesuras, son conocidos de mi sobrina, y hemos tenido mucho tiempo para hablar, de verdad les has agradado.

    Un poco cohibido, miraba por la ventanilla polarizada de la puerta la sombra borrosa de la pareja.

    ―¿Crees que todo irá bien? ―escuchar que no omitió su comportamiento problemático le quitaba un peso de encima.


    Aún recordaba esa vez que se había presentado, de mal humor por una pelea con uno de sus compañeros, y dejó fluir su furia a modo verbal. La pareja había desistido de llevarlo, argumentando que no querían tratar con un niño con boca de adulto. Naturalmente él los mandó al carajo, pero también causó que se redujeran sus esperanzas de formar parte de una familia.

    ― Eso tienes que averiguarlo tú, anda, son buenas personas. Seguro te irá bien ―habló con simpleza. Sin esperar respuesta del niño lo empujó dentro de la sala para después retirarse y dejar que hablaran.

    Al entrar lo primero que divisó fue a la mujer, con un largo cabello castaño-rojizo, de contextura delgada y piel lechosa, tenía puesto maquillaje suave, sin exageración, que le daba un aspecto más elegante y hacía resaltar el color de su piel, un rosa suave en los labios y rubor en las mejillas, estaba vestida con una pollera bordo hasta las rodillas, una camisa de mangas largas blanca y botones, llevaba unas botas claras, bajas, para abrigarse los pies del frío.

    «Bella», fue el pensamiento que se le cruzó por la mente. La mirada de ambos conectó y noto sus ojos de color miel, delineados con negro, mientras ella le dedicaba una sonrisa.

    ― Hola... ―escuchó la voz del hombre y volteo a verlo ― te esperábamos, soy Akira ―se presentó mientras se paraba y le extendía la mano en señal de saludo.

    Alto, muy alto y de hombros anchos. Cabello negro de corte militar, poseía unos ojos verde-oscuro que le transmitía firmeza pero los gestos de su cara lo hacían ver una persona fácil de tratar. Vestía un traje negro, seguramente era un hombre de negocios o abogado.

    ― Naruto...― respondió correspondiendo al saludo de manos y mirando a la fémina que se ponía de pie con elegantes movimientos, era muy educada.

    ― Si... lo sabemos, yo soy Mika ―se presentó la mujer mientras se aferraba al brazo de su marido y dejaba escapar una leve risa. Era de estatura promedio pero al estar al lado de aquel hombre la hacía ver mucho más pequeña.

    ― Ahora que ya nos presentamos, hablemos un poco ―sugirió Akira sentándose junto a su esposa en el sillón de la sala y señalando un sillón pequeño al frente de ellos al recién llegado. ― Dime, Naruto, ¿cuántos años tienes?.

    *POV NARUTO*

    ― Tengo diez ― contesté directo mientras me sentaba en el sillón y ponía a un costado los abrigos de la pareja. Si supuestamente Matilde ya había hablado con ellos al menos deberían saber mi edad, es lo primero que se pregunta cuando buscan un niño.,pero supongo que debe ser para romper el hielo, yo tampoco sabía como iniciar una conversación.


    Vi que el hombre se acomodó mejor sobre el sillón y luego miró a Mika unos segundos con una sonrisa, parecía ansioso.

    ― Bien, mi esposa y yo tenemos treinta y cinco años, fuimos juntos a la secundaria donde nos conocimos, y hace trece años que estamos casados, trabajo como guardia en una prisión pequeña y mi esposa en el banco― breve y directo, no le dio vueltas al asunto de su vida o matrimonio; me había tomado por sorpresa lo de su trabajo habría jurado que parecía un hombre de las oficinas. ― ¿Hay algo que quieras preguntar? ―apoyó la mano en la pierna de ella, que me miraba expectante y sonriente.

    ― Si...― suspiré antes de tocar el tema, era un poco delicada la pregunta, no quería arruinarlo todo pero era necesario saberlo, y ya que ellos eran directos yo también debía serlo, intentando sonar lo más educado posible, hablé, ― ¿por qué adoptan? ― una pregunta sencilla que puede guardar una respuesta compleja.

    Mika se había tensado y bajó ligeramente la mirada ― Bueno...― comenzó a hablar ― Hace mucho intentamos formar una familia, pero descubrí soy estéril y... el tiempo comenzó a pasar... ― me miró nuevamente, adolorida pero ya con la situación enfrentada me sonrió de lado.

    Formulé otra... interrumpiendo sin darme cuenta y sin pensarlo bien.

    ― Pero... ¿no prefieren adoptar un bebé? ― noté la crudeza de la pregunta y me maldije a mí mismo por siempre ser tan jodidamente impulsivo e inoportuno «mierda, ahora van a pensar que no quiero...»

    ― No. Mira... Naruto, ―habló esta vez Akira ― hemos decidido que el tiempo de criar un bebé ya pasó para nosotros y tomamos la decisión de integrar un niño a la familia - se inclinó sobre su asiento y me miró con una sonrisa. ― Midori nos ha hablado durante mucho tiempo de ti y pensamos que la pasaras bien con nosotros, ¿te gustaría formar parte de nuestra familia?

    *FIN POV NARUTO*

    El silencio había reinado en la sala. La pregunta lo había tomado por sorpresa, generalmente se conocían más antes de tomar una decisión tan importante y... No era que pensara que fueran malas personas, además
    él deseaba tener una familia, lo anhelaba; pero era un sentimiento extraño, nunca se acostumbraría a las entrevistas, tampoco los conocía, pero pensándolo bien, tenía mucho tiempo disponible, ¿porqué no probar?.

    Era preferible, antes que estar en esa sala otra mañana helada, con otra pareja y en observación como si fuera un objeto al que fueran a elegir de entre muchos otros, buscando un niño acorde a sus gustos... Esperando a que pronunciaran las mismas palabras que acababan de decirle. No podía desperdiciar esta oportunidad, dejaría de lado que haya sido todo tan rápido. Ya no quería estar en el orfanato.

    Luego de una pensarlo unos minutos más, y ante la espera de la pareja, asintió emocionado.

    Ambos, ahora padres, se sonrieron y abrazaron.

    ― Veo que han acabado con las presentaciones ―todos voltearon hacia la entrada, viendo a Midori que venía con los papeles de adopción, ― ¿comenzamos? ―dijo dejándolos sobre la mesa, mirando con una sonrisa fugaz a la pareja y desordenando los cabellos dorados del menor; sabía que la actitud de él mejoraría con ellos, y ellos tendrían mucho entretenimiento con sus locuras. Todo había salido como lo había planeado.

    Siempre tan oportuna y entusiasta, amable. Colaba chocolates y alfajores para malcriar un poco a los niños que muy poco tenían. Por suerte había personas como ella para darles un poco de cariño maternal en los momentos mas difíciles. Naruto la miraba con un gesto de cariño, jamás la consideró como alguien muy cercano a él, pero fue una de las pocas que por lo menos se preocupaba un poco por su día.

    Le debía mucho...


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    Buenas!! Debo aclarar que soy principiante en el hecho de escribir fanfics, si tienen criticas con respecto a la ortografía serán bien recibidas, siempre y cuando traten con amabilidad... Otra cosa, soy nueva en el foro y si me he equivocado o me falto algo con respecto a las advertencias por favor les agradecería su ayuda. Sin mas espero les sea de su agrado y ojalà les haya llamado la atención. Nos vemos!
     
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    Pues, a mi me parece bien, me llamó la atención, y en cuanto a la ortografía, bueno ando distraída, un poco nada más, pero no me fije en eso, solo lo leí, y bueno me gusta mucho y espero que sigas pronto, ya que me he quedado con curiosidad, nos leemos pronto, bye ;)
     
  3.  
    usuratonkachii

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    Cuando la vida es difícil de tragar~
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    Capítulo 2



    Habían pasado ya 4 meses desde que se había despedido de su vida en el orfanato para comenzar nuevamente junto a Akira y Mika.

    La pasaba muy bien a decir verdad, dentro de poco comenzaría el colegio, en el orfanato daban clases pero ahora iría a una institución con gente de familia como la que ahora tenía, eso le emocionaba.

    Tenía un hogar grande, hasta con habitación y baño propio en el segundo piso; solo entraba un escritorio, un armario y su cama pero era más que suficiente para él, realmente estaba muy agradecido. La vista de su ventana arriba del escritorio daba a un barrio sencillo que amaba observar por las tardes.
    Niños en bicicleta, ancianos caminando, perros paseando, y el fondo de colores apagados con hojas caídas y secas.

    En Kirigakure el clima era frío y ventoso, mucho más en invierno, realmente no le gustaba la helada, jamás había podido acostumbrarse al ambiente de la ciudad en la que vivió toda su vida, pero ¿qué podía hacer? allí era donde había crecido... Sentía que quizás era de otro lugar y lo trasladaron para luego abandonarlo en la calle y terminar en el orfanato a los tres años. La duda le surgió cuando notó que su piel era más oscura que la de los demás -recuperando el extraño bronceado natural-, o que no encontraba otros con el mismo color turquesa de ojos.

    Estaba mucho más alegre, vivaz, el poco tiempo de adaptación hizo que se diera cuenta del terrible autoestima en el que estaba y su actitud de buscapleito.

    Toc... toc..

    El sonido de la puerta lo saco de los pensamientos mañaneros sin sentido.

    ― Maldita sea ―se acurrucó en la cama y se tapó hasta la cabeza con la colcha. «ignórala, ignórala, ignórala»

    Toc... toc...

    volvieron a golpear y luego se escuchó el sonido de la puerta al abrirse.

    Podía escuchar perfectamente todo lo que sucedía en la planta baja, ya habían ido a despertarlo y dejaron abierta la puerta de su habitación para que no pudiese conciliar el sueño; realmente se le complicaba al matrimonio levantarlo por las mañanas.

    ― ¡Alice!, que bueno volver a verte ―oyó la voz de Mika, al parecer ella había atendido, luego escuchó el molesto sonido de los tacones de la invitada que caminaba hacia la sala a la par que se cerraba la puerta.

    ― ¿Está tu marido? ―preguntó sin devolver el saludo, tosca.

    Esa mujer... Al principio no le caía bien pero luego entendió la razón de su actitud fría y denigrante. No quería hacer vínculos con los padres para no ponerse de su lado y olvidar su primera prioridad, "por el bienestar del niño" ése era su lema.

    ― Sí, enseguida lo llamo ―respondió sin darle importancia a su falta de educación, dirigiéndose a la cocina.

    ― Ah querida, ¿Naruto ya se ha levantado? ―suavizó el tono de voz, como si fuera lo único que le importase, y no estaba equivocado realmente a esa mujer le gustaban los niños.

    ― Si, voy a buscarlo... ―

    ― ¡Ahora bajo! ―gritó desde su habitación para que Mika no hiciera dos viajes.

    *POV NARUTO*

    Tirando las sabanas al suelo salí corriendo al baño para enjuagarme rápido la cara y los dientes, sin verme al espejo. Me dejé el pantalón de pijama puesto, los mismos que usaba en el orfanato aún me quedaban y una remera negra que saque improvisada de arriba del cesto de ropa limpia, rápidamente me calzè con unas zapatillas negras sin ponerme medias y sin atar los cordones para bajar corriendo por las escaleras.

    Alice, la trabajadora social que me habían asignado, baja, como de metro cincuenta, aún con tacos parecía una muñequita, rubia de pelo ondulado hasta los hombros y una sonrisa que únicamente era sincera cuando me veía. Siempre vestía con el mismo traje gris de pollera que llegaba dos dedos más arriba de las rodillas y un saco del mismo tono sobre de su camisa blanca bien planchada, sin un pelo fuera de su lugar.

    Estaba en sus 50 y era muy estricta con mis padres. No me agradaba mucho por el hecho de que siempre era tajante con los adultos pero, no podía culparla del todo. Mis padres se tomaron la molestia de explicarme el porqué de su actitud y, admito que a veces es gracioso ver cómo pone a Akira en su lugar cuando éste intenta ponerse amistoso con ella.

    ― Mi niño ―habló dulcemente ya sentada en el sillón de la sala principal de la casa.

    Se acomodaba sola.

    ― Buenos días Alice ― la verdad no tenían nada de buenos, yo quería seguir durmiendo y hace un frío horrible afuera, el viento no ayudaba, realmente un día de pacot...

    ― Naruto ―interrumpió mis pensamientos Akira que estaba en la puerta de la cocina. Me hacía gestos señalando sus cejas.

    ¿Y ahora que le pasa...?, oh claro, mi cara

    Era común ver mi gesto fruncido en las mañanas, no me gusta despertarme temprano, mucho menos en invierno, pero tenía que disimularlo delante de la trabajadora social. Si ella pensaba que mi gesto era por estar inconforme o enojado, sería una razón suficiente para sacarme de aquí y llevarme de vuelta al orfanato.

    ―¿Café? ― Mika llego con una bandeja con 3 tazas pequeñas de porcelana y una taza más grande encima (seguramente para mí la de leche), también había un plato pequeño de porcelana con una variedad de galletas. Dejo la bandeja sobre la mesa y se sentó al lado de la mujer mientras le ofrecía la tacita. Tenía puesta la ropa de trabajo, en un rato tendría que salir para atender un asunto en el banco.

    ― Si, Gracias ― La mujer mayor la recibió con gusto y tomó un sorbo.

    Me senté en uno de los sillones individuales al lado de ella. Akira había hecho lo mismo pero al lado de su mujer, tomando una de las tazas de café.

    ― Bien. Iré al grano, ―interrumpió el silencio que se había formado, acaparando toda nuestra atención ― ésta es mi última visita... ―todos la miramos para que siguiera, Mika por poco se atraganta con el café. ― Generalmente duran un año aproximadamente, pero todo ha ido bien y tengo ordenes desde arriba para que termine la rutina de visita, además Naruto debe comenzar la escuela dentro de poco...

    Mika me sonrió fugazmente y luego a Akira que se mantenía calmo sorbiendo su café.

    ― Pero... ― Alice me miro seriamente, mis padres se tensaron y le prestaron toda la atención.

    ― ¿Pasa algo? ―preguntó mi madre.

    ― Naruto, si hay algún problema debes llamarme ―ignoró olímpicamente a Mika y me extendió su tarjeta ― no la pierdas por ninguna razón y no dudes en llamar.

    Recibí el pequeño papel blanco con su nombre y un número telefónico redondeado con tinta de lapicero negra y una pequeña anotación "llámame si hay algún problema" y el dibujo chibi de ella señalando su número, eso me causó una leve risa.

    ― Tranquila, estaré bien, si te llamo va a ser para preguntar cómo estás ― Si claro. La miré con una sonrisa plasmada en mi rosto para tranquilizarla, ella suavizó su cara y me sonrió con una expresión maternal.

    Volteó a ver a mis padres con el ceño fruncido ― Debo irme ― dijo con su voz nuevamente tajante, ― les enviaré los documentos que los califican como aptos para cuidar de un niño por el correo y... ―se puso de pie, dejando la taza sobre la mesa y tomando su maletín -espero no tener que volver por las malas aquí― su voz se había puesto ronca y los miro dejando en claro que no debían meterse con ella. Pasó por mi lado y me acarició los cabellos.

    ― La acompañamos hasta la puerta... ― Akira se había levantado junto a Mika haciendo el amague de acompañarla pero ella los detuvo con un gesto de la mano.

    ― No se molesten, sé dónde queda. ―comenzó a caminar hasta la entrada, aún podíamos verla desde la sala mientras la abría ― nos vemos ―dijo sin más cerró y la puerta con fuerza, dejándonos con cara de pòker y en silencio, era la visita más corta que habíamos tenido por parte de ella, y sin dudas la mas incomoda. Seguramente tenía mucho trabajo para ese día, aún así pasamos muchas tensiones, más que todo mis padres.

    ― Al fin se fue la dragona ―habló mi padre lanzándose de sentón al sillón.

    Dragona. Ese era el apodo que le había puesto cuando no estaba presente y la imitaba desde la cocina cuando no miraba, haciéndome reír y ganándose una mirada fulminadora por parte de ella. Aumentando mis carcajadas.

    Con una suave sonrisa observaba a Mika regañando a Akira por el apodo hacia la mujer mayor; me hundía en mis pensamientos, sintiendo el suave tacto de la seda del sillón por las palmas de mis manos y el olor a lavanda impregnado en el aire, con todo en su lugar, limpio, cálido, mi hogar... pensaba sobre la vida en el orfanato que dejaba atrás, un futuro lleno de posibilidades por delante me esperaba.

    Ahora que oficialmente tenía una familia.




    Holas holas, para responder a los que me han preguntado, los primeros capítulos parecerán acelerados, pero eso tiene una explicación gente... Simplemente no son mi especialidad los primeros capítulos, sino que mi historia central comienza a partir del capitulo 4 o 5. Les pido paciencia hasta mas adelante y espero les sea de su gusto. Muchas gracias de antemano por su apoyo y repito... Agradezco sus criticas con respecto a la ortografía y todo lo que me quieran corregir... Si tratan con amabilidad se les responderá de la misma manera... Saludos!!
     
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    Hola, por lo general, yo no vi ni un solo error de ortografía, me gusta mucho como va, la dragona, sinceramente eso me mató de la risa jajaja, bueno amiga espero la conti pronto y con ansias ^^
    Bye
     
  5.  
    usuratonkachii

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    Capitulo 3 “Recuerdos”


    1º día de clases


    Los nervios lo comían por dentro mientras observaba lo que sería su colegio: el portón principal daba la bienvenida con las puertas abiertas de par en par a la imponente estructura de concreto que estaba pintada de un color grisáceo y con un reloj de números romanos pegada a la pared que atravesaba la mitad del recinto, a la altura del segundo piso; debía recorrer un corto camino de tierra, con arboles secos por el frío en los bordes, para poder llegar a la pueda de vidrio e ingresar.


    Había caminado por los pasillos vacíos para llegar a la sala de maestros y ahora esperaba en la puerta para hablar con la maestra; no se había encontrado con ningún niño, ya todos estaban dentro de los salones: podía oír el eco de sus voces que resonaban en las paredes y estar allí sólo lo hacia sentir mas inseguro, no sabia muy bien como funcionaba un colegio normal, era la primera vez que asistía a uno...


    « Que fastidio, no me puedo calmar»ya llevaba un tiempo esperando y se estaba exasperando, pero, a pesar de todo, estaba emocionado.


    Debía resaltar que su uniforme se lo habían mandado a hacer y aun no llegaba « maldición, así voy a llamar mucho lo atención»se observó la vestimenta: consistía en unos pantalones de jeans azules y su campera anaranjada favorita. «Debería por lo menos haber traído algo un poco mas disimulado...»Suspiro pesadamente al darse cuenta tarde del pequeño-gran detalle.


    ―¿Necesitas algo...? ―escucho la voz de una mujer detrás suyo.


    ―Emm... si, estoy esperando a...


    ―¡Oh!, ¿de casualidad eres Naruto? ―interrumpió emocionada mientras juntaba las manos.


    ―Ahaa... queria saber si...


    ―¡Genial! entonces yo soy la persona a la que andabas buscando ― le cortó nuevamente mientras ponía una sonrisa y se señalaba con el dedo indice. ―Seré tu maestra titular, se me paso el tiempo organizando unos documentos así que luego hablaremos por que ahora debemos ir al aula así te presento a tus compañeros. ―Comenzó a caminar a paso calmado con el menor siguiéndola de cerca.


    Era una mujer alta y delgada, vestía una polera verde cuello de tortuga y un pantalón blanco, en los pies llevaba unas sandalias de corcho no muy altas; a simple vista su cabello largo y lacio parecía ser castaño pero con el movimiento se podían notar unas mechas rubias, nariz pequeña y ojos negros, definitivamente era una mujer joven y bella.


    ― Llegamos ―abrió la puerta del salón invitándolo a pasar, cuando unos gritos llamaron la atención de ambos.


    Lo primero que vieron fue al grupo de niños formando un circulo alrededor de dos chicas sujetadas de los cabellos; todos quedaron estáticos al ver a la profesora con el ceño fruncido y la vena de su frente hinchada.


    ―¡¿Que creen que están haciendo?! ― Su grito resonó por todo el salón asustando a los infantes que a una velocidad inesperada regresaron a sus asientos, dejando a las dos chicas en medio del salón.


    ―¡¡Ella empezó!! ― fue la contestación en sincronía de ambas que se pararon y se señalaron con el dedo.


    La risa de una muchacha rubia con dos coletas se escuchó al verlas con los cabellos hechos un desastre, mientras el resto aguantaba las ganas de seguirle la acción.




    MINUTOS ANTES EN EL SALÓN



    Se ve a todos los alumnos que esperaban pacientes la llegada de su profesora, hasta entonces se juntaban en pequeños grupos y charlaban de nimiedades.


    ―Yumi-sensei aún no llega, ojalá hoy no tengamos clase ―comentó una chica a su grupo de amigas ―la verdad es que estoy muy cansada como para aguantarme sus gritos ―terminó y tiró su peso sobre el banco: tenia el cabello castaño atado en dos coletas cortas bajas y ojos café.


    ―Tu nunca tienes ganas de hacer nada Nanami-chan ―contestó otra con voz altanera. ―Además no creo que falte, había dicho que tenia una sorpresa para nosotros hoy.― Ésta tenia cabello rubio atado en dos coletas como su amiga, a diferencia que su fino cabello era largo y poseía unos ojos verde oscuro.


    ―Ya, ya Hikari, no tienes que ser tan dura con Nanami. ―le regaño una que tenia el cabello negro largo, atado en una coleta alta y ojos marrones ―Pero.... creo que tengo una idea de lo que puede tratar la sorpresa


    ―¡¿En serio sabes que es?! ― la castaña levantó el rostro entusiasmada del banco y miro a su amiga con estrellas en los ojos ―cuenta, cuenta, cuenta ―repetía sacudiéndola del hombro.


    ―Nanami-chan cálmate y déjala contar santo cielo.... siempre tan impaciente ―dijo la rubia con el ceño fruncido ―y bien Yumiko-chan, ¿que es lo que nos traerá la profesora hoy? ―interesada apoyó los codos en el banco.


    ―Bueno, hoy llegaba tarde así que lo vi de casualidad, pero había un chico rubio parado en la entrada de la escuela ―relataba en un tono alto para llamar la atención de los que se encontraban alrededor ―se lo veía nervioso, así que me escondí para ver que hacía. y.. ingreso al colegio, fue hasta la sala de los profesores pero se quedo esperando en la puerta... puede ser que...


    ―Puede ser, ¡¿ un chico nuevo?! ―Gritó emocionada una chica que estaba detrás de ellas, levantandoce de su asiento: su cabello crema estaba suelto y era largo hasta la cintura, tenia una nariz respingona y ojos violetas que resaltaban gracias al color blanquecino de su piel. ―¡Por que no me lo habías dicho antes Yumiko-chaaaan?! ―se acercó a su compañera y la agarró por los hombros, sacudiéndola.


    ―¡¿Ehh?!... Sh-shion, p-por favor... ―balbuceaba «¿Por que siempre termino siendo sacudida?»pensaba mientras lloraba graciosamente.



    ―¡Shion, la mareas! ― un grito la detuvo ― es solo una teoría, no creo que ingrese alguien hoy, estamos a finales del semestre.― Una chica de cabello corto negro con ojos de igual color y una hebilla verde en el lado derecho del flequillo se acercaba cruzada de brazos.


    ―¿Y tu por que te metes Naomi?, no estamos hablando contigo ―respondió la reprendida imitando su postura.


    ―Tu también te metiste... ―susurraron en sincronía sus compañeras con una gota de sudor.


    ―Humm... Si lo andas gritando de esa manera le estas hablando a todos. ―sonrió de lado ― Ademas, si hoy entra un chico seguro que se asusta al verte la cara y sale corriendo.


    ―¿¡Jeeee?!. A mi me parece que en realidad la única que lo puede asustar eres tu Naomi ―puso cara burlona.


    Toda la clase se había reunido alrededor de ellas para escuchar con mas atención, después de todo sus peleas siempre eran interesantes.


    ― Sigue soñando, ¿de que podría asustarse?, no tengo nada malo ― de modo orgulloso agitaba su cabello corto.


    ― Seguro que se asusta de tus brazotes de gorila y tu actitud de militar... ― la tomó de sus extremidades, estrujándola ― ¡mira estos músculos!, ¿quién no se asustaría y saldría corriendo? ― se divertía viendo las caras de su amiga: colorada y enojada.


    ― ¡¿D-de que estas hablando?! ― se zafó del agarre. ― El que haga un poco de ejercicio no significa que tenga unos músculos enormes...


    En un movimiento rápido tomó la tomó de la panza ― ¡¿Y qué me dices tú?!, ¡aun tenemos 10 y ya estas hecha una vaca, no quiero ni imaginarte dentro de unos años! ― por reírse no alcanzo a notar la expresión ensombrecida de Shion.


    Todo el curso dio un paso atrás, las peleas terminaban mal.


    ― ¡¿Que dices?! ― en un movimiento rápido tomó un mechón de su cabello y la jaló hacia abajo.


    ― ¡Kyaa!, ¡¿Que haces?! ― de la misma manera reaccionó la morocha: agarrándole del cabello la hizo a caer con ella al suelo mientras mordidas y patadas volaban, largando insultos tontos como “Gorila” o “Vaca”. Sus compañeros divertidos las alentaban y comentaban sobre quién ganaría la pelea, hasta que notaron una presencia en la puerta del salón.


    Llegando a la situación actual.


    --


    Ya mas calmadas las cosas, la profesora como castigo las hizo abrazarse al frente de todos y pedir perdón; la clase tenia tenia una gota de sudor al notar como, sin que la profesora lo notara, se decían insultos al oído e intentaban asfixiarse la una a la otra en el agarre.


    ― Bien ya, regresen a su asiento- se frotaba la cien la profesora ―siempre lo mismo con ustedes dos...bien, ¿que iba a hacer ahora?...


    ― Sensei ―habló Shion


    ―¿Y ahora que sucede?


    ― ¿Quien es él? ―le dijo señalando a Naruto que aún estaba en la entrada con una leve sonrisa y una mirada de pena.


    ― Oh Naruto, cierto jeje ― se apenó al cuenta de su despiste. ―Pasa... ―lo agarro de los hombros y lo puso frente a la clase ― Chicos desde hoy tendrán a un nuevo compañero, su nombre es Naruto, sean buenos con él ¿si?


    El curso que miraba curioso al nuevo integrante.


    ― Te sentaras detrás de Shion ― le dijo al oído mientras le señalaba el lugar que estaba al final de la fila al lado de la ventana. ―tranquilo no es mala, si tienes alguna duda le preguntas a ella ― de un empujón lo mando a sentar.


    «Menuda clase me ha tocado»pensó intentando ignorar los murmullos y miradas de sus compañeros. Al llegar a su asiento su compañera se dio la vuelta y le dedico una sonrisa radiante él le devolvió el gesto pero mas débil.



    La clase transcurrió tranquila, había compartido libro con su compañera de al lado que se había presentado como Nanami: era muy graciosa y enérgica, de vez en cuando la profesora se daba vuelta y los retaba por hablar alto.


    La verdad es que le había hecho muchas preguntas, una tras otra y como podía intentaba evitar las personales, pero era alguien agradable.



    Al toque de timbre el rubio se levantó con intención de salir a conocer el lugar y comer algo pero fue rodeado por la clase que venia a presentarse, lo habían recibido con una sonrisa y eso lo hizo sentir mas cómodo; charlaba tranquilamente hasta que sintió un jalón del brazo.


    ― Lo siento, pero debo llevármelo ― Shion lo tomo del brazo y lo arrastró fuera del curso, dejando a todos con una expresión de desconcierto.


    ― E-eh, puedo caminar solo ― el rubio se soltó del agarre de manera brusca.


    ― Lo lamento, es que estaba muy emocionada, me tomo por sorpresa el tener un compañero nuevo ― con una sonrisa se paró al frente suyo.


    Naruto suavizo el gesto, la chica era alterada pero no era su culpa –bueno gracias, la verdad estaba muy nervioso pero me han caído bien todos- sonrió rascandoce la mejilla -son muy amables-.


    La fémina imitaba su sonrisa cuando se percató de algo.


    ― Oye... que extraño color de ojos tienes ― se acercó a su rostro, poniéndolo nervioso.


    ― No es tan raro, tu sí tienes un color extraño, nunca había visto ese tono.


    ― ¿Te gustan? ―pestañeó y dio una vuelta sobre sí misma ― los heredé de mi madre; he visto otras personas con el mismo color que el mio, pero nunca uno tan claro como los tuyos ― nuevamente se le volvió a acercar ―¿Tu papa y tu mama tienen el mismo tono?.



    «mierda»



    ― N-no... emmm bueno...


    ― ¿Ya lo estas molestando Shion?, dios déjalo respirar, mira lo pálido que se ha puesto ―Nanami interrumpió la conversación acercandoce a paso calmado y su típica postura de brazos cruzados.


    Olvidando la charla con el rubio la de ojos lavanda observó a su rival con un puchero.


    ―Ya vienes a molestar, ¿por que no te vas por allí a comer bananas?, Mono subdesarrollado... ―dijo lo ultimo en un murmuro audible.


    Ignorando la provocación de su compañera (pero con una vena palpitante el la frente) se acerco al nuevo con la mano extendida y una sonrisa.


    ― Soy Nanami Uchiha, un gusto


    ―Naruto... ―hizo una pausa mientras le devolvía el gesto ― Kamikuro...―aún no se acostumbraba a decir el apellido, antes no tenia así que simplemente era Naruto.


    ― Pssst Naruto-kun, te recomiendo que no te dejes engañar ―Shion se le acercó y le susurro al oído mientras miraba de reojo a la pelinegra ―puede que no lo parezca pero es muy mandona y cuando se emociona saca un látigo y te... ¡Auch!, ¡¿Que haces?!.


    Le había dado un coscorrón en la cabeza.


    ―¡Deja de decir tonterías! Ejemm... ―se aclaró la garganta ―¿no quieres ir a comer con nosotras? Dudo que quieras comer solo.


    ― ¡Cierto!, hay muchas cosas que queremos saber de ti ― la mas agitada lo tomó nuevamente del brazo, acarreandolo por el pasillo. ― Con Nanami siempre vamos a la terraza con las chicas en los descansos, deberías ir también


    ― ¿Son amigas? ―preguntó desconcertado ―pensé que se llevaban mal...


    ― Peleamos mucho, pero nos conocemos desde los 3 años y nuestros padres son amigos ― la de cabellos cortos los seguía de cerca ―por eso estamos acostumbradas a estar casi siempre juntas


    ―Digamos que es... una amistad de rivales ―soltó su brazo cuando llegaron a una puerta de metal que abrió de golpe ―¡chicas, misión completa!


    Naruto pudo ver en la terraza que daba la vista a gran parte del campus, tres chicas: una de cabellos rubios en coletas, otra castaña con el mismo peinado pero corto y finalmente una pelinegra de coleta alta.


    ― Naruto-kun, ya conoces a Nanami-chan, ellas dos son yumiko y hikari, de ahora en adelante comerás con nosotras ― Naomi empujo suavemente al rubio hasta el grupo que lo esperaba con una sonrisa.





    Luego de haber sido invitado a sentarse tomo saco su almuerzo y charlaba con las chicas, le había gustado la familiaridad que tenían las y admitía que era gracioso ver las peleas que tenían Shion y Naomi por cualquier pequeñez; Yumiko le había llamado en especial la atención por que era amable y calmada, ademas de que era muy bella, pero Hikari tampoco quedaba atrás, era una rubia muy dramática y graciosa, «un grupo desordenado»pensó.


    Nanami había dado charla al principio y luego se durmió «¿Como hace para dormir con semejante griterío?, seguro gastó mucha energía...»veía la escena con gracia; luego su gesto se suavizo y tomó la pequeña caja de jugo que se había traído. «Realmente... va a ser interesante»



    -----



    ― ¡¡Estoy en casa!! ―Naruto entró y se dispuso a sacarse las zapatillas.


    ― ¡Bienvenido! ―Gritó su madre desde la cocina ―¿como te ha ido en tu primer día?


    ―Muy bien, conocí mucha gente y no es una cárcel como pensé que seria, puede que me acostumbre rápido a esto... ―entrando a la cocina pudo percibir el olor atrayente del chocolate ―¿que estas cocinando?, ¡huele delicioso!.


    ―Estoy haciendo una torta de chocolate, dentro de un rato Akira vendrá y merendaremos con una chocolatada... ¿quieres


    ―¡Claro que quiero!, pocas veces he podido comer algo así, en el orfanato solo teníamos la oportunidad cuando alguien cumplía años o en los eventos de caridad ―dijo emocionado y nostálgico al recordar el lugar del que hacía poco había salido.


    ―Bueno... ya no tienes que preocuparte mas por eso, ahora puedes tener todo el chocolate que desees ―tomó uno de los cachetes suaves y lisos del rubio y lo apretujo hasta dejarlo rojo.


    ― Df-dhuele... M-mika


    ― Ya te dije que me digas mamá ―le soltó la torturada mejilla y le revolvió los finos cabellos con una sonrisa ―ahora ve a bañarte, esperaremos a tu padre.


    Con una sonrisa, mientras se sobaba el costado de su cara, subía las escaleras para llegar a su habitación y coger ropa.


    El agua tibia le recorría cada centímetro del cuerpo en desarrollo mientras reflexionaba: nunca había sido tan alegre, casi se sentía culpable y pensaba que se la estaba robando a alguien mas; aún le quedaba la sensación de ser una persona que no podía depositar la confianza en nadie, que debía valerse de sí mismo y pelear para hacerse respetar... Pero en los últimos meses pudo sentir el sabor de la confianza, le había gustado, sus ojos habían adquirido el brillo de la alegría, y además ahora había conocido el colegio, una de las cosas mas interesantes que experimentó hasta el momento, a pesar de haber asistido solo un día: tantos chicos de su edad, sin preocupaciones, sin caras largas (solo por los exámenes) y llenos de felicidad correteando por todos lados, nunca se permitió pensar que tendría el permiso para formar parte de ello.


    Solo para no darse ilusiones.


    Se estaba enjabonando la espalda cuando notó una irregularidad en el camino, una cicatriz que se dividía en tres lineas; abrió los ojos de forma calmada y miraba al vacío, su brillo se perdió y volvió a tener una luz filosa y ausente: con el dedo indice y corazón trazaba una de ellas que comenzaba en la espalda baja hasta la costilla, aquella marca le recordaría siempre su pasado y el terror que vivió al ser hostigado por una pesadilla viviente.



    -FLASH BACK-



    ―¿De que tienes miedo mocoso? ―una mujer demasiado delgada y de aspecto viejo apretaba el brazo del niño de aproximadamente 8 años. ―¡Es la 4º vez que me despiertas esta semana!, siempre gritando a mitad de la noche, ¿no puedes simplemente callarte y dejar de joderme el sueño?


    ―P-pero... no quiero volver ahí, hay un perro en el pasillo y... ―sollozaba


    ―¡Que no hay nada te dije!- la mujer aplico mas fuerza en el agarre, sacando un gemido de dolor al menor. ― ésta noche te quedaras en el cuarto de castigos y no te quiero oír gritar ¿de acuerdo?, sabes lo que pasará si sigues molestando


    El rubio simplemente bajó la cabeza, conteniendo las lagrimas, se dejo guiar por la cuidadora que seguía susurrando insultos; el cuarto de castigos quedaba al lado contrario de los cuartos, en el trayecto el niño pensaba que quizás su pesadilla no se movería de los cuartos y podría estar un poco mas tranquilo.

    Estaban llegando cuando notaron que la puerta estaba asomada.


    ―Que extraño... ―susurró la mujer. ―Bueno, seguro alguna de las chicas se le olvidó cerrarla, no importa, ahora entra.


    Abriendo totalmente la puerta, le hizo espacio para que pasara, pero el pequeño no se movió, se había quedado mirando el interior con un gesto de terror.


    ―¿Que te pasa?, ¡Entra de una vez! ―le dio una patada leve a modo de empujón.


    ―¡N-no quiero entrar allí! ―comenzó a gritar y se le prendió del uniforme. ―¡está dentro, no quiero ir allí!.


    ―Maldito crío...- con el ceño fruncido prendió la luz de la habitación ―no hay nada, ¿ves?, ¡ahora entra de una vez quiero quiero dormir!.


    Al parecer la mujer no podía verlo y saber eso lo asusto aun mas: él podía ver claramente a ese hórrido animal, lleno de rabia, le dedicaba una sonrisa burlona desde el centro de la habitación; era tan grande como un lobo y sus garras y colmillos sobresalientes le daban un aspecto mas amenazador, pero lo que mas le asustaba eran sus ojos, un par de rubíes que tenían la capacidad de verse en el cuarto mas oscuro, transmitían locura y odio. Odiaba esa mirada... le aterraba.


    ―¡Que entres!- habían estado forcejeando en la puerta hasta que la fuerza de el adulto ganó y lo lanzó al suelo de la habitación ―ahora intenta dormir, y si no puedes espera hasta que amanezca, aquí no te pasará nada.


    Cerró con fuerza la puerta y pudo escuchar como se alejaba por los pasillos, no quería levantarse, por que apenas lo dejaron solo sintió la respiración pesada y caliente en su cuello. «Es solo un sueño, es un sueño, es un sueño...»repetía de manera frenética en su cabeza, intentando convencerse a sí mismo de lo que decía.


    No es un sueño...―


    ¿Acaso había oído bien?, ¿aquella cosa había... hablado?


    Es una lastima que no te crean ¿no?, pobre idiota. ― el Ser rió con petulancia, su voz era rasposa y grave, le calaba hasta los huesos al aterrado niño que no podía salirse de su posición: estaba pálido y con lagrimas en los ojos.


    Ooooi ―


    ― ...


    ¡Te estoy hablando, levántate! ― su grito solo sirvió para asustarlo aun más, temblando se sentó sobre su trasero, evitando mirarle a los ojos.


    ― ¿Que quieres? ―sentía que se estaba volviendo loco, hablando con su peor pesadilla, en el mismo cuarto, sin escapatoria.


    Ahora respondes ―crujiendo los dientes en una sonrisa cínica se acerco a su “presa” ―solo quiero divertirme un rato, y tu eres el indicado para hacerlo


    Levanto la mirada asustado y enfrentó al par de gemas.


    ― T-tu... no eres real ― aún lloraba y sentía que estaba a punto de hacerse encima del miedo.


    ¿Eso crees? ―carcajeó con fuerza ―déjame demostrarte... que las pesadillas pueden volverse realidad...


    Avanzaba a paso lento hacia él hasta que lo acorraló contra la puerta, le depositó un pata en la parte baja de la espalda: un frio le recorrió la columna, se paralizó.

    «Habría jurado que solo era un...un...»cerró con fuerza los ojos al sentir sus garras incrustandoce en la piel «Maldita sea... ¡¿por que me pasa esto?!», intentó salir corriendo y el monstruo le rasgó la piel al momento en el que se levantó para llegar al otro lado de la habitación.


    ¿Ves?, te lo dije, soy 100% real, ―su lengua comenzó a lamer sus garras, degustando el sabor metálico de la sangre. ―y... no podrás escapar de mi.


    -FIN FLASH BACK-





    Cerró la llave de la ducha aun con la mirada ausente, aquella noche supo lo que era el miedo a morir, no quiso pensar que es lo que hubiera pasado si no lo hubieran escuchado gritar de la manera en que lo hizo.


    Desesperado.


    Cuando las cuidadoras llegaron lo encontraron en un rincón llorando y sangrando, no le creían, pensaron que se había hecho daño él mismo y decían que se había vuelto loco; para empeorarlo, la cuidadora que lo había dejado en aquella habitación estaba furiosa y lo había castigado a mano bruta.


    Pero... prefería eso antes que estar de nuevo con aquella bestia.


    ―¡Naruto baja!, ¡tu padre ya llegó!


    El grito de su madre lo hizo volver a la realidad y se termino de vestir para bajar las escaleras, «Solo debo olvidarme de eso, ademas hace tiempo que no aparece... mejor dejo el pasado en el pasado, ya no estoy solo...»Pensaba mientras iba llegando a planta baja para recibir a su padre.



    El rubio no notó que un par de gemas rojas lo observaban desde el pasillo, sonrió ampliamente y al cerrar los ojos... desapareció.
     
    Última edición: 1 Diciembre 2015
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  6.  
    Mary Dragneel

    Mary Dragneel Temporalmente fuera de servicio :'v

    Piscis
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    Vaya, vuelvo a quedar intrigada ;_;, la trama sigue interesante, jejeje esa Shion, vaya que es bonita su relación con Naomi XD
    Zorro O_O hoy no duermo jejeje broma, pero como siempre quedé intrigada, espero conti ^^
    Bye
     
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  7.  
    usuratonkachii

    usuratonkachii ►BEHIND BLUE EYES◄

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    Cuando la vida es difícil de tragar~
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    Tragedia
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    -claro...- hablando
    >>que fastidio<< pensamientos
    -oooooi- demonio



    Capitulo 4


    Llegó agotado a su casa luego del colegio, extrañamente esta tenía un aire raro. No se notaba a nadie a simple vista y había papeles esparcidos por todos lados.

    ― ¿Mamá?, ¿Papá?.

    La sala estaba a oscuras y nadie respondió a su llamado, restándole importancia se dirigió a la cocina a buscar algo de comer, quizás salieron de compras y no tardarían en llegar.

    «Creo que quedo un poco del estofado de anoche...»

    se dispuso a buscar en la nevera dicho platillo hasta que escuchó un fuerte sonido fuera de la cocina.

    «Que fue eso...»

    En silencio se encaminó fuera de la sala, siguiendo los golpes y gemidos que podía oír, éstos se intensificaban a medida que se acercaba a la habitación de sus padres.

    La puerta estaba entreabierta, dejando ver sombras que se reflejaban en la pared amarillo-opaco.

    ― ¿Akira?

    En un susurro apenas audible llamó desde el otro lado, algo no iba bien, parecía estar furioso, lanzaba cosas por todos lados y se escuchaba el llanto bajo de una mujer dentro de la habitación.

    Agarro el pomo de metal algo temeroso cuando...

    No entres chico.

    Rápidamente se dio la vuelta, jurando que alguien le había susurrado esas palabras al oído.

    Pero no encontró a nadie, solo la habitación en penumbras y él frente a la puerta era lo único que había.

    ― Vete ― la voz de la mujer se oyó pegada a la puerta; los ruidos habían cesado.

    ― Vete... ― volvió a repetir con la voz ahogada ― Si te ve... ― ésta calló y enseguida escuchó fuertes pisadas que se dirigían a su dirección ― te encontró, vete, corre...

    Se había asustado por el tono desesperado con el que se lo había dicho; pero antes de que pudiera reaccionar la puerta comenzó a abrirse lentamente.

    ― ...to

    Intento caminar hacia atrás, pero las piernas se movían en cámara lenta, como si estuviera sobre arena movediza.

    ― ...ruto

    El sudor caía de su frente y tragó duro, la puerta ya iba por la mitad; en un movimiento brusco ésta se abrió de golpe dejando ver...

    ― ¡Naruto!

    ― ¡¿Que quieres?! ―Se levantó del asiento gritando y mirando a todos lados.

    Todo el curso se sorprendió por el grito unos segundos y luego se echaron a reír.

    ― ¿Que qué quiero? ― esa voz... esto no tenía buena pinta- ― ¡Que prestes atención!

    Solo pudo atinar a esquivar el libro que voló por su cabeza y sentarse rápidamente en su asiento.

    Había cabreado a la profesora... de nuevo.

    ― Disculpe Sensei... ―se rascaba la nuca apenado y riendo tímidamente.

    ― Que sea la ultima vez ―dejó la tiza a un lado y apoyo ambas manos en el escritorio.

    «Aquí viene el sermón del día...» pensó rodando los ojos.

    ― ¿Que dirían tus padres si te ven durmiendo en clases?, no pagan una cuota para que te recuestes sobre madera e ignores las enseñanzas que...

    Triiiiinnn

    Y... bendita campana.

    La maestra dio un respingo de frustración, dejando el regaño al aire, ya estaba cansada y no tenia ganas de terminar mal el día.

    ― Muy bien clase, nos vemos el lunes. ― sin más tomó su portafolios e abrigo y se dirigió a la salida mientras recibía saludos de parte de sus alumnos.

    El muchacho se recayó sobre su asiento perezosamente, intentando analizar lo que había pasado: se había quedado dormido, ¿que había sonado? No recordaba...pero qué importaba, lo que sí importaba es que le gritó a la maestra... de haber sido alguien mas seguro se reía, pero esas cosas siempre le sucedían a él.

    Después de todo, era el payaso de la clase.

    El colegio había sido lo mejor que experimentó desde su primer día, ya estaban a final de año y todo estaba en orden, intentaba mantenerse con los promedios, era bueno en los deportes, de vez en cuando se quedaba dormido en clase o hacía payasadas, pero es que estaba tan feliz que era imposible para él no expresarlo, también había hecho un grupo de amigos y estaba a poco de comenzar el secundario. Todo iba bien y estaba mas feliz que nunca... Pero también había algunas cosas que le dejaban un mal sabor en la boca.

    -Tienes un don especial para hacer enojar a Yumi-sensei.

    Escuchó una voz varonil y dirigió la mirada a su costado. Y ahí estaba, el único sabor amargo que debía aguantar, su compañero Hayate, siempre recordándole lo obvio con esa sonrisa burlona, era el único chico capaz de sacar la personalidad seca que tenía antes de tener una familia. Un verdadero fastidio, y no podía entender como a la mayor parte del sector femenino le atraía tanto éste chico, no era alguien tan genial como decían, solo por ser el capitán del equipo de fútbol era popular, ni siquiera su atractivo era de resaltar: castaño claro, con ojos del mismo tono... Quizás alas chicas les gustaba su actitud tan indiferente y brillante aire de pequeño príncipe; realmente le molestaba que siempre se metiera en sus asuntos o que encubra su verdadera personalidad.

    Para él solo era un niño malcriado que hacía berrinche cuando no conseguía la atención que, según él, merecía.

    ― … ― se quedó mirándolo a los ojos unos segundos con el ceño fruncido para ver si se marchaba, pero nada. Seguía ahí con su boba sonrisa, esperando una respuesta ― ¿que quieres?

    ― Oye yo sólo quiero charlar un rato, no me tires veneno desde tan temprano

    ― Ya deja de actuar, no queda nadie.

    El castaño comprobó que sí eran los únicos que habían quedado allí. Así que relajó el rostro y luego lo miró desafiante.

    ― Muy bien idiota, me enteré que elegiste la misma escuela que nosotros, deberías haber elegido otra y así podrás estar con los de tu clase. Así que dime, ¿Por qué rayos no lo harás? ―habló enojado.

    ― ¡Oh!... Disculpe alteza, pero... ¿por qué debería? ―le preguntó poniendo sus brazos detrás de su cabeza.

    ― No te hagas el tonto, eres una mala hierba entre nosotros, simplemente no encajas.

    ―¿Te molesta que llame tanto la atención? ―dijo riendo levemente.

    ― No me jodas idiota, sabes a lo que me refiero.

    ― Oh... ¿como puedes tratarme así?, estoy tan triste, creo que necesito un abrazo... ―fingía estar herido mientras apretaba su pecho. ― Podría pedirle a Shion uno, después de todo ella...

    ― ¡No metas a Shion en esto! ―interrumpió enojado. ― Sabes bien que estamos juntos ― quiso dejar en claro.

    ― ¿Te refieres a la relación imaginaria que inventaste? ―sonrió mostrando sus colmillos ― primero deberías decirle que es tu pareja.

    ― Eres un imbécil, si no hubieras aparecido nosotros...

    ― ¡Chicos! ― la dulce voz de su amiga resonó en el aula ― ¿que hacen aquí?, las demás ya salieron.

    ― ¡Shion! ― el "príncipe" le envió una última mirada al rubio y luego sonrió a su amiga.

    ― ¿Ocurre algo? ―preguntó inocente.

    ― Oh, nada importante... ―se levantó del asiento ― mejor vamos que se hace tarde. ―terminó de decir y pasó su brazo por los hombros de la chica, guiándola a la salida. ― ¿nos acompañas Hayate? ― le encantaba hacerlo enojar, y... ¿por qué no?. El niño mimado necesitaba de alguien que le bajara los humos.

    ― … ― a espaldas de su amiga lo insultaba silenciosamente.

    ― ¿Hayate? ―preguntó ésta volteando a verlo.

    ― ¡Claro que voy! ―le dijo emocionado.

    ― ¡Genial!.

    ---

    Los tres se dirigían a una cafetería cercana, el día estaba ventoso y frío, el clima de aquella ciudad no cambiaba nunca a un poco de calor y todos iban siempre abrigados con bufandas y guantes. Sino... un buen resfriado los esperaba.

    ― Aaaaah, que horrible está afuera. ―entró Shion apresurada, frotando sus manos cubiertas con guantes blancos; enseguida entraron sus amigos escondiendo la nariz en la bufanda.

    ― Jamás me voy a acostumbrar ―decía tiritando Naruto.

    ― ¡Ooooi!

    Levantaron la vista y observaron que sus amigas los llamaban desde una mesa al final del local, en el mismo lugar de siempre: el gran ventanal a su costado daba al jardín lleno de Coles ornamentales de diferentes colores que estaban organizadas en macetas de cerámica y grandes arbustos de membrilleros florales con hermosas flores rojas;el sol iluminaba perfectamente la mesa de madera gastada, dándole un aspecto de calidez. Pequeñas tazas con decorado de flores violetas descansaban sobre la superficie acompañadas con platos con diferentes masas.

    ―¿Que cuentan? ― Hayate se sentó entre Naomi y Shion mientras Naruto del lado contrario de la mesa junto a Hikari.

    Yumiko y Nanami se encontraban de espalda al ventanal.

    ― Tardaron mucho ―comentó Hikari mirando su celular con el gesto fruncido.

    ― Fue culpa de este par ―dijo la recién llegada señalando a los chicos del grupo -estaban en el curso perdiendo el tiempo...

    ― Yo solo quería saber si Naruto estaba bien, después de haber gritado de esa manera a la profesora... ―comenzó a hablar con fingida preocupación.

    ― Ya déjalo ahí Hayate ―dijo cortante mientras le arrebataba el celular a su amiga y ésta lo miraba manteniendo el gesto enojado ― solamente me quedé dormido

    ― Pfff ¡ahora tengo un compañero para dormir en clases! ―exclamó emocionada Nanami con una masita en la mano y el cachete manchado con crema.

    ― Nanami límpiate ― Yumiko le limpiaba la mejilla con una servilleta.

    ― Oigan... ¿ya han decidido que harán cuando terminen las clases? ―preguntó de repente Naomi al grupo mientras tomaba una taza de té verde tranquilamente.

    ― Estaba pensando en ir contigo a esa reunión de tu familia ―decía su rival ― creo que mi mamá piensa quedarse aquí, seria muy aburrido pasar las vacaciones sin a quien molestar ―terminó y enseguida llamó a una camarera para que tomara los pedidos faltantes.

    ― Como te habrás dado cuenta Shion, es solamente la familia Uchiha y obviamente no puedes venir ―contestó dejando la taza en la mesa.

    ― Eres mala ― le respondió haciendo un puchero ― ¿Ustedes que harán? ― preguntó al aire mientras observaba a la camarera aproximarse.

    ― Yo puedo quedarme si quieres Shion ― Hayate rascaba su mejilla avergonzado, sin percatarse que no le prestaban atención ― después de todo mi familia no tiene nada importante que hacer estas vacaciones.

    ― ¿Que tu familia no pensaba ir a visitar a tu abuela? ―preguntó el rubio intentando evitar que su compañera le sacara el celular de las manos.

    ― ¿Y tú como sabes eso? ― lo miro con un tic en la ceja.

    ― Hablé con tu mamá la vez que fui a tu casa para hacer el trabajo de Naturales.

    ― Maldito rubio metiche ―comenzó a murmurar entre dientes y con la vena hinchada.

    ― ¿Dijiste algo? ―preguntó Shion volteando a verlo nuevamente después de que la mujer le tomara el pedido.

    -No, nada...-dijo recobrando su sonrisa.

    ― Ahh okay, por cierto te pedí un té verde con dos anpan y a ti Naruto ― le dijo arrebatándole el celular de las manos, devolviéndoselo a su dueña - te pedí un latte de leche con una rebanada de pastel.

    ―¿De chocolate? ―preguntó sonriente.

    ― Sip.

    ― Tu siempre recuerdas nuestros gustos Shion. ― le dedicó una sonrisa su enamorado.

    Chupamedias ―susurró Hikari causándole risas a Naruto.

    ― No es para tanto... son mis amigos,¿como olvidar esas cosas?

    ― Exacto Hayate, somos sus a-mi-gos ― le molestaba el azulino mencionando la palabra lentamente para que se le grabe en la cabeza.

    «A éste lo mato» pensaba e intentaba pisarlo por debajo de la mesa.

    ― Naruto ya deja de molestarlo ―decía Hikari intentando no reírse, ella sabía de los sentimientos del príncipe hacia su amiga y de su doble personalidad.

    Una vez lo descubrió insultándolo y también escuchó sus múltiples amenazas para que se aleje de la institución y de Shion. Aunque al principio no le agradó, comprendió que era parte de su personalidad y no podía simplemente dejarlo después de haber sido amigos durante tantos años; por suerte el agredido se lo tomaba con mucho humor, así que muchas veces, juntos, buscaban formas para molestar al castaño.

    ― Ya tiene suficiente con que no le esté escuchando ―le susurro en el oído y ambos rieron.

    ― ¿Naruto tu que harás? ― Shion retomó la conversación anterior, apoyando los codos en la mesa.

    ― Mmmh, creo que me iré al campo de mamá, dice que quiere un poco de tranquilidad antes de volver a la ciudad y trabajar como loca.

    ― Así que también vas a dejarme ―decía achicando los ojos ― traidor...

    ― ¡Hey! ¿Que me dices de ellas?, ―señaló a Nanami, Hikari y Yumiko ― pueden salir y nose, hacer cosas de chicas, como pijamadas o algo así...

    ― A mi no me mires ― La rubia tomó una masita y la engulló totalmente, hablando con la boca llena ― mi papá quiere ir a la estúpida casa de campo de mis abuelos- decía con el gesto enojado.

    ― Vamos, no puede ser tan malo ― Yumiko intentaba tranquilizar su actitud.

    ― ¿Eso crees?, intenta pasar un día con las historias de mi abuelo mientras insulta a la juventud de hoy y a mi abuela y mi mamá viendo fotos viejas de mí y mis primos... ―tomó otra masa y la masticó con enojo. ― Y para colmo mi papá nos levanta todas las mañanas a las siete para ir a pescar a un lago oloroso y morirnos de frío... simplemente no lo soporto.

    ― Jajajaja, pobre damisela, de verdad no es algo de tu estilo ―reía el rubio ― pero vamos, no es tanto tiempo y seguro debe haber algo lindo en ese lugar. ¿No?

    ― ¡Siii!, tiene razón, las veces que fuimos todos juntos nos quedábamos mirando las estrellas por las noches alrededor de una fogata, quiero ir otra vez ― Nanami feliz relataba revoloteando la cuchara. ― O hacíamos enojar a su abuelo, robándole la dentadura o los trajes de militar que tiene guardados.

    ― Creo que por eso odia tanto a la juventud de hoy- reía nerviosamente Yumiko.

    ― Si, es divertido cuando vas con tus amigos, ¡pero yo voy sola con mi familia! ―lloriqueaba la de mirada verde.

    ―¿Por que no nos invitas la próxima vez? Naruto no ha ido nunca y tiene que conocerlo ―decía Yumiko intentando que vea el lado positivo.

    ― ¡Es cierto!, eres el miembro mas reciente del grupo ―dijo frenando su drama para mirarlo.

    ― ¡Muy bien! ―gritó la oji-violeta ― haremos tu iniciación la próxima vez que vayamos al campo de Hikari. ―finalizó orgullosa de su idea.

    «tsk... otra vez de metido»pensaba Hayate mirando a su rival con enojo.

    ― Ustedes se invitan solos... ―decía la rubia observando al grupo.

    ― ¿Que, prefieres pescar tu sola en un charco sucio?

    ― Noooo, por favor ― inmediatamente se retractó y se agarro del hombro del rubio ― tu iniciación será en mi campo. ― se señaló con una media sonrisa.

    ― Emm, esta bien por mi, pero...

    ― ¡Listo!-exclamó nuevamente Shion juntando las manos. ― esta decidido entonces, ahora come y calla

    Justo llegó la chica con los pedidos de los tres. Pasaron el resto de la tarde entre indirectas hacia Hayate por parte de los cómplices rubios, tonteras que hacía Nanami y peleas entre Shion y Naomi hasta que finalmente los fueron a buscar para regresar a sus hogares.

    ...

    El resto de semana de clases que les quedaba aprovecharon para salir casi todos los días a la cafetería o dar vueltas por el centro de la ciudad, realmente no había mucho para ver por esa zona,así que simplemente paseaban hasta que era hora de regresar a casa cuando el sol comenzaba a ocultarse.

    El día viernes el grupo se despidió de Naomi que se iba a la mencionada reunión de su familia y al siguiente de Hikari, que llorando, no se quería separar de Yumiko para no tener que ir al campo sola.

    El castaño había buscado formas para convencer a su madre y no ir de visitas a la casa de su abuela, no logrando los resultados que esperaba.

    Shion se juntaría con Nanami y Yumiko a pasar sus vacaciones,así que tranquilamente el rubio pudo salir de viaje con su familia a conocer el campo de su madre.

    .*.*.

    ― ¿Empacaste todo lo necesario? ―preguntó Mika desde el asiento de copiloto, mirándolo de costado con una sonrisa.

    Akira estaba enfocado en el camino, conduciendo.

    ― ¡Claro! ―exclamó emocionado mientras veía el paisaje de la ventanilla izquierda: Podía ver un extenso valle verde y mesetas a lo lejos del mismo color, una laguna estaba situada en un extremo de éste hasta el camino de concreto y casas enormes, bastante alejadas unas de otras, daban el toque final de tranquilidad a el paisaje.

    Habían estado conduciendo desde hacía horas para llegar a un pueblo bastante alejado de la ciudad, ya estaba atardeciendo y eso que partieron temprano de su hogar. Por esa zona no llegaban los fuertes y fríos vientos característicos de Kirigakure, la gran cantidad de arboles y muros naturales impedían el paso de éstos, así que el clima era más agradable y cálido.

    ― Te aseguro que te gustará, la casa era del abuelo de tu madre y solíamos venir a menudo de jóvenes. ― Habló su padre mirándolo por el espejo retrovisor.




    A los pocos minutos entraron a un largo camino de tierra, con árboles a los costados, que hacía tambalear levemente el auto. El niño abrió la ventanilla cuando disminuyó la velocidad y sacó la cabeza, aspirando el aire fresco que el lugar le ofrecía.

    ― ¿Es esa? ―preguntó emocionado mirando una casa al final del camino.

    ― Si, ¿te gusta? ―dijo la fémina mientras descendía del vehículo cuando finalmente se detuvo.

    ― ¡Waaaa, es enorme! ― emocionado bajó del auto para poder observar mejor la estructura del recinto: Era una bella casa hecha de madera y piedra, de dos pisos y con grandes ventanales para poder ver el exterior. El techo estaba cubierto con tejas de pizarra oscuras,dándole un toque moderno.

    El interior estaba hecho también de madera, así como los muebles, que se notaban a simple vista que eran antiguos pero sin ningún rasguño, como si hubieran sido preservados con mucho cariño.

    Un gran piano de cola negro estaba a un costado del living: éste estaba humildemente amueblado con un extenso sillón de flores frente a una enorme chimenea y dos individuales a su costado, una mesa ratona rustica estaba en medio de éstos con un florero de cerámica vacío.

    En una sala contigua se encontraba la cocina-comedor, con una mesa de madera clara en medio de la sala y sillas de mimbre a juego con almohadones verde pistacho claro que combinaban perfectamente con los muebles de la cocina; Una ventana con cortinas bordadas estaba arriba del fregadero hecho de piedra natural, y para terminar una cocina a gas y una heladera de grafito.

    Un gran ventanal frente al comedor dejaba ver el paisaje en su totalidad, y debajo de éste un sillón en forma de L con varios almohadones tejidos y de arpillera bordados daban el aspecto de comodidad y sencillez en el lugar.

    ― ¡¿Puedo ir a ver las habitaciones?! ―gritó a mitad de las escaleras, causando risa a sus padres.

    ― ¡Claro que puedes!, esta también es tu casa- le respondió Akira con una gran sonrisa. ― Las habitaciones que puedes usar están del lado izquierdo, elige la que mas te guste.

    Al terminar de hablar su hijo ya se había encaminado como una bala por el pasillo, sin aguantarse las ganas de ver todo.

    ― ¿Está muy emocionado no crees? ― Mika apareció por la puerta con una caja con todos los víveres.

    ― Es su primera vez aquí, era de esperar ― su marido se aceró y le quitó la pesada carga de las manos para llevarla a la cocina.

    ― Gracias... Estoy muy feliz de que forme parte de nuestra familia ahora ― con pasos lentos se acercó al ventanal y se quedó viendo al exterior unos segundos, pensando. ― ¿Crees que nos quiera por siempre?, ¿seremos felices todos los días como hasta ahora?

    El gran hombre se acercó y la abrazó por detrás, pasando sus brazos por la cintura de su mujer.

    ― Tú querías un niño y ahora lo tienes ― le planto un beso en la mejilla y apoyó la barbilla en su hombro ― seremos muy felices los tres, solo debemos mantenernos unidos.

    ― Yo pienso que eres un buen padre ―dijo girando su rostro mientras reía levemente y le sostenía la mirada.

    ― Y yo pienso que eres una buena madre ― la apegó mas a su cuerpo y comenzó a acariciar su nariz contra la suya.

    ― Y yo pienso que eres un padre muy atractivo ― se dio la vuelta y pasó ambos brazos por el cuello de su pareja.

    ― Y yo pienso que...

    ― ¡Waaaaa!

    Un grito seguido de un golpe los interrumpió, haciéndolos volver a la realidad y sacándoles un suspiro.

    ― Voy a ver que pasa ― Mika, frustrada, se desató del abrazo y fue a ver que había hecho el rubio problemático.

    ― Espero que no haya roto nada ―dijo Akira riendo por la personalidad acelerada de su hijo mientras se encaminaba a buscar las maletas que estaban en el auto.

    ...

    ― ¿Hijo? ― con lentitud comenzó a abrir la puerta de la habitación ― ¿estas bien?

    Al ingresar totalmente no pudo encontrarlo por ningún lado, pero pudo ver que su bolso estaba encima de la cama individual en medio de la habitación, los cajones de la mesa de luz a su costado estaban abiertos al igual que las puertas del ropero y la ventana.

    Extrañada se dirigió a la habitación contigua, encontrando todo en el mismo estado.

    ― Que extraño...

    Quizás estaba en la habitación matrimonial, hurgando todo, así que comenzó a caminar por el pasillo hasta que escuchó un ruido proveniente del baño.

    ― ¿Naruto? ―golpeó dos veces y apoyó el oído en la puerta, de repente un gran movimiento de cosas se escuchó del otro lado y el menor salio de éste rápidamente.

    ― ¡¿Pero qué te sucedió?! ― quiso sonar preocupada, pero lo único que salió fue una pregunta intentando contener la risa al verlo en ese estado.

    ― ¡No te rías! ―empapado de pies a cabeza con líquidos viscosos de colores crema, verde y rosado, hacia un gracioso puchero.

    ― P-pero no entiendo... ―decía intentando quitar la sustancia de su rostro con las manos ― ¿Que estabas haciendo? ― cuando logró quitarle la mayor parte y ver su cara de fastidio, solo atinó a tapar su sonrisa con las muñecas para no mancharse la cara y evitar reír.

    ― ¡Que no es divertido-ttebayo! ―contagiado por la risa de su madre intentaba no seguir su reacción, al no poder evitarlo se le ocurrió una mejor idea. ― ¿Así que te es gracioso?

    Lo miro a la cara y ésta tenia su característica gran sonrisa y los ojos con un brillo peligroso.

    ― No iras a...

    Antes de que pudiera reaccionar, se le tiró encima y en un abrazo opresor comenzó a restregar su cabeza contra su estómago.

    ― ¡P-para! ―intentaba contener las risas ― ¡M-me estas empapando toda la ropa! ―decía retorciéndose e intentando hacerle cosquillas a los costados a su hijo.

    ― ¡Esto es por reírte!

    Ambos largaban risotadas, se restregaban el liquido por la cara ajena y se hacían cosquillas, hasta que oyeron una voz grave a sus espaldas.

    ― ¿Que están haciendo?

    Akira con dos maletas en las manos y una mochila colgándole del hombro, veía con asombro como su familia estaba cubierta por un líquido extraño mientras estaban abrazados graciosamente.

    Ambos, se miraron con complicidad y se enderezaron mirándolo peligrosamente.

    Con un mal presentimiento comenzó a retroceder.

    ― Q-que...

    Antes de poder huir, se le abalanzaron encima, repitiendo el juego.




    ...

    ― ¿Y? ― Akira estaba restregando una toalla en su cuello mientras veía a su hijo recoger envases de shampoo y fragancias esparcidos por el baño ― ¿que hiciste para terminar en ese estado?

    ― Mooo, fue un accidente... ―decía inflando los cachetes.

    ― Ya sabemos que fue un accidente amor, pero lo que queremos saberes qué estabas haciendo ―habló su madre tiernamente.

    ― Quise ver que había en la alacena del baño,y cuando abrí la puertas pues... se me cayó todo encima ―bajaba el volumen con cada palabra.

    ― Y te caíste del banco... ―dijo Akira seriamente.

    ― E-es que me sorprendí ―comentó avergonzado rascando su nuca.

    ― Ten mas cuidado la próxima vez ―suspiró y le acarició la cabeza ― sé que estas feliz pero te puedes lastimar

    ― Dejaste un desorden en las habitaciones ―recordó su madre.

    ― Pensé que encontraría cosas viejas o algo así ―confesó tímido.

    ― No cielo, las cosas del abuelo están en un pequeño depósito separado de la casa

    ― Pero no puedes entrar sin permiso, hay cosas que no son para los niños ― le advirtió Akira.

    ― Listo, ahora por favor, entra y báñate por que tienes una mezcla de olores que me está matando ― le ordenó la de ojos miel ― y apúrate que yo estoy igual

    ― Jajaja okay ―reía divertido.

    -

    Luego de que todos se dieran un baño, fueron a sus respectivas habitaciones para desempacar.

    Cuando Naruto acabó pudo escuchar que sus padres se dirigían ala planta baja, seguramente para preparar la cena; fijó la vista a la ventana, había anochecido, ahora el verde campo solo era oscuridad. Esa noche no había luna y por lo tanto le daba un aspecto mas aterrador al paisaje, sombras mas oscuras se notaban si te concentrabas, eran los arboles que daban la sensación de ser venas negras intentando desesperadamente tocar el cielo estrellado con sus puntas.

    Apoyado en el marco de la ventana, con una leve brisa acariciandole los cabellos, pensaba «No puedo entender como a Hikari le resulta aburrido pasar tiempo con su familia» cada día que pasaba siempre había risas y juegos en su casa, «o quizá es que la mía es muy divertida» rió ante ésto.

    Eran muy felices, aunque claro, también lo regañaban cuando rompía cosas, no usaba un lenguaje apropiado o se comportaba mal en el colegio, pero eso era algo normal entre padres e hijos.

    ― ¿Vas a bajar a comer?

    La voz de Akira resonó por la habitación.

    ― Claro... ―contestó el rubio sonriente.





    Al llegar a planta baja encontraron a Mika dejando una olla en medio de la mesa.

    ― ¿Que hay para cenar mamá? ―decía acomodándose en la silla de mimbre.

    ― ¿Cuál es tu comida favorita? ―preguntó ésta sonriendo.

    ― ¡¡Ramen!!



    La cena transcurrió tranquila, para el rubio había estado deliciosa y repitió su ración, a pesar de que no era casero él nunca desperdiciaba la oportunidad de comer más.

    ― Realmente eres adicto a esa cosa ―reía Akira.

    ― ¡Oye!, no es cualquier cosa ― le decía apuntándolo con los palillos ― es lo mejor que se pudo haber inventado ―terminó mirándolo fijamente.

    ― Bien bien, tienes razón ― le decía para calmarlo ― pero ya acaba que tenemos que irnos...

    ― Ya acabé ―decía dejando el tazón vacío sobre la mesa ― ¿Adonde iremos?

    ― Que rápido...―reía el pelinegro con sudor en la nuca.

    ― Hay un lugar aquí cerca que deber conocer cuanto antes ―respondía su madre mientras le limpiaba la mejilla con una servilleta.

    ― ¿A-afuera? ―preguntaba nervioso

    ― Ahaa...

    ― ¿Y... no puede esperar hasta mañana? ―se encogió en su asiento. Sus padres se miraron extrañados.

    ― No me digas que le tienes miedo a la oscuridad... ― Akira, divertido, comenzó a provocarlo.

    ― ¡No es eso! ―respondía ruborizado, poniéndose de pie ― e-es que... está muy oscuro y no podremos ver el camino.

    ― No importa, llevaremos linternas ―dio la solución Mika recogiendo los platos.

    ― P-pero...

    ― Oh vamos, no pasará nada, vamos a ir todos juntitos. ¿si? ― su padre rodeó la mesa y le pasó un brazo por los hombros. ― Vamos a buscar las linternas, ¿quieres?

    ― Está bien... ―suspiró resignado.



    -

    ― Emm... Naruto.

    ― ¿Si?.

    ― Ya se que dijimos que iríamos todos juntos, pero... ¿es necesario que aprietes tanto?

    ― Sip.

    Los tres iban por un camino de tierra en medio del bosque, Naruto, en medio de ambos, miraba nervioso para todas direcciones, apuntando a los arbustos o árboles con la linterna apenas escuchaba un ruido.

    ― Naru, tienes que alumbrar el camino... ―decía su madre al sentir que el brazo de su hijo contraerse con el suyo.

    ― S-si, pero me parece que hay algo por aquí.

    ― No hay nada, es solo tu imaginación ―decía divertida.

    ― Ya casi llegamos y seguro te olvidarás del miedo ―habló Akira también riendo.

    ― ¿P-pero y si no llegamos? ―decía aterrado ― ¡¿y-y si aparece un fantasma?!

    ― Naru.

    ― ¡¿O un asesino?! ―apretaba más el agarre.

    ― Naruto...

    ― ¡¿Que fue eso?! ―gritó dándose la vuelta.

    ― ¡¡Naruto!!! ―gritaron al unisono para que reaccionara.

    ― Tranquilízate, ya llegamos.

    ― ¿Ah? - confundido miró alrededor ― ¿ya llegamos?, ¿Y que venimos a ver?

    Su padre lo tomó por los hombros y lo giró sobre su cuerpo.

    Quedó sorprendido al observar frente suyo un gran lago calmo quedaba la sensación de ser un segundo cielo, con la vía láctea atravesándolo, estaba rodeado de arboles altos y frondosos, un río desembocaba en un extremo de éste, con corriente tranquila. La forma de una montaña se observaba detrás, imponente y oscurecida. Todo cubierto por una leve niebla, pudo ver el camino del viento cuando atravesaba y levantaba levemente el agua de la orilla.

    Se aceró lentamente y observó su reflejo pasmado; cerró los ojos e inspiró profundamente, intentando absorber la calma del lugar: la brisa, el movimiento del agua, el clima ni frío ni cálido,los sonidos, extrañamente sentía que estaba completo. Metió las manos en los bolsillos de su campera y echó su cabeza atrás,mirando a las estrellas que se reflejaban en los ojos azulinos,sonrió con melancolía.

    ― ¿Es hermoso no crees? ― la voz de Akira rompió silencio y volteó a verlo.

    ― ¿Naru, estas bi...? ― Mika frenó su pregunta al ver que la expresión de su hijo cambiaba a una de pura alegría, una gran sonrisa floreció mostrando todos sus dientes y su mirada emitió un brillo de emoción.

    ― Es... increíble ― fue lo único que contestó.

    ...




    ― ¡¡Me voy!!! ― Naruto gritaba desde la puerta de madera con una mochila en la espalda; unas bermudas deportivas grises con una franja blanca a los costados, una remera negra con detalles en gris, y unas zapatillas azul oscuro conformaban su vestimenta.

    ― Esta bien pero... ¿Por donde vas a estar? ― Mika apareció por el umbral de la cocina con un trapo secando sus manos.

    ― Voy a estar a la orilla del río ―contestó terminando de atarlos cordones de sus zapatillas.

    ― ¿Otra vez?, de verdad te ha gustado ¿verdad?

    ― Si, pero esta vez quiero llegar mas lejos, hasta la casa cerca de allí

    ― Está bien cielo, pero no molestes a los vecinos. ― Se acercó y con una mano intentaba peinar los rebeldes cabellos dorados. ―Pórtate bien y no regreses tarde.

    ― No lo haré, ya me voy... ―revolvió sus cabellos dejándolos en el desorden de siempre y rápidamente desapareció por la puerta.

    Mika suspiró frustrada.

    ― Algún día lo peinaré, lo juro ―apretó su puño con un gesto de determinación.

    .

    .

    ― Bien, traje la comida, el abrigo, una botella y... ¡¿y?! ― con impaciencia revolvió el interior de la mochila, sentado en una piedra. ― No puede ser ―lloraba graciosamente ― ¡las olvidé de nuevo!

    Los días que había estado caminando por las orillas pudo encontrar partes de cañas para pescar: anillas, punteros, mangos. Lamentablemente no encontró más, pero estaba seguro que si se fijaba bien aparecería un sedal o un anzuelo.

    Quiso llevar algunas herramientas para entretenerse si encontraba las piezas faltantes, unirlos con alguna rama que le sirva de momento e intentar pescar algo.

    ― Bueno ya qué... estoy muy lejos para volver, mejor sigo caminando y mañana las traigo

    Se acomodó nuevamente la mochila en un hombro y siguió su camino con una botella en la mano.

    El sol estaba en su punto mas alto, pero los árboles impedían que le diera directamente, escuchaba la relajante corriente a su costado y fijaba la vista en los distintos tipos de flores, arbustos,pájaros y piedras. Todo muy colorido, cálido, calmo.

    Estaba a unos metros de la casa mencionada: la había notado una mañana cuando observaba por el ventanal de su habitación, el techo azul se veía apenas asomandoce entre las copas de los árboles;corriendo le fue a preguntar a sus padres, y éstos le dijeron que era de unos ancianos que vivían cruzando el río, pero que hacía años no hablaban con ellos. según parecía eran bastante reservados y cortaron lazos con ellos al fallecer el abuelo de Mika.

    Tomó una rama que estaba tirada en el suelo e iba golpeando el suelo, rocas o ramas que se atravesaban en su camino, limpió el sudor que caía de su frente. Abrió la botella, y cuando quiso dar un sorbo notó que no le quedaba ni una gota.

    ― Mierda.

    Se quedó observando unos segundos el río, dudando si recoger agua o no, el agua se veía bastante clara, así que se acercó y comenzó a cargar.

    Aprovechó también para refrescarse la cabeza «¡¡Está helada!!»

    Al alzar la vista notó que algo brillaba debajo del agua.

    «¡Eso es un...!»apresurado dejó la botella a un costado, se sacó la mochila y el calzado.




    Entre dos piedras, a la mitad del arroyo, un anzuelo de metal resplandecía, amagando con irse en cada sacudida de la corriente.




    ― No no, por favor quédate ahí ―rogaba, el agua le llegaba hasta las pantorrillas, pero corría muy fuerte y si no tenía cuidado podría caer y empaparse todo o darse un buen golpe, eso seguro dolería por que estaba lleno de piedras.

    ― ¡Te tengo! ― triunfante esbozó una gran sonrisa ― no siento los pies, mejor me vuelvo

    Estaba por regresar cuando sintió un sonido a sus espaldas, una rama partiéndose, dio la vuelta y vio a una chica que parecía tener mas o menos su edad, con el cabello corto lacio de color azul y ojos ámbar; usaba un vestido lila que le llegaba por arriba de las rodillas y unas zapatillas blancas. Lo observaba sorprendida asomada desde un árbol.

    ― ¿Tu quién eres?- preguntó viéndolo de pies a cabeza.

    ― ¿Uh?, a-ah... soy Naruto ―contestó reaccionando ― vivo en una casa un poco más lejos de aquí ―señaló la dirección. ― ¿Y tu eres?

    ― Konan ― le dijo acercándose a la orilla ― mi casa está aquí cerca...-

    ― ¡Oh!, tu vives ahí? ―emocionado comenzó a buscar con la vista la casa oculta entre los árboles.

    ― Ya te dije que sí ―dijo cortante ―¿eres sordo o qué?

    ― ¡Oii!, no seas tan grosera. ― La miró enojado y apoyó sus manos en sus caderas.

    ― Como sea, ¿se puede saber que haces en medio del río? ―señaló a sus pies.

    ― Cierto... ―miró abajo y haciendo movimientos extraños quiso volver por el camino por el que había llegado ― el agua está helada, casi no siento los pies.

    ― Obvio que no tonto, viene de la montaña, es hielo derretido

    ― ¡Ya te dije que no seas tan grosera! ― se dio la vuelta bruscamente apuntándola con el dedo.

    ― O-oye ten cuidado, te puedes caer ― la chica se acercó un poco más, preocupada.

    ― No pasa nada, si ya vine hasta aquí, no soy tan torpe como crees ―cruzó los brazos sobre su pecho, aún enojado.

    ― No te confíes tanto niño tonto, en serio puedes hacerte mucho daño

    ― ¡No me digas niño tonto, y no eres mi madre para darme lecciones! ―comenzó a caminar en su dirección ante la chica que comenzaba a preocuparce, frenando con cada golpe que le daba la corriente. ― Ya veras, puedo llegar al otro lado sin proble...

    Pisó una piedra cubierta de musgo y cayó al agua de costado.

    ― Idiota... ―murmuró Konan quitandoce rápidamente las zapatillas con los pies y enseguida se adentró al río.

    El cuerpo inerte de Naruto se tambaleaba levemente con las corrientes, se había dado un fuerte golpe y había perdido la conciencia.

    ― ¡Oi! ― gritaba la chica con el rubio entre sus brazos, se había arrodillado, mojando el vestido ― ¡reacciona, ¡Naruto! ―golpeaba sus mejillas, agarró su cabeza con una mano y ― mierda... ―murmuró al verla manchada de sangre.

    -*-




    El olor a fruta dulce inundó sus fosas nasales, comenzó a abrirlos ojos lentamente, intentando enfocar la vista a lo que parecía ser un techo de madera, pero... era desconocido.

    ― ¿N-naruto?

    Sintió que la cama a su costado se hundía levemente, giró su rostro y quedó pasmado al ver dos hermosos ojos càrabe, con un brillo de preocupación, muy cerca de su rostro.

    ― ¿D-donde estoy? ― se sentó en la cama despegando la vista algo avergonzado y observando alrededor.

    ― Estás en mi casa, ¿recuerdas? ― le habló observando su perfil ― te caíste y te diste un golpe muy fuerte en la cabeza...

    Sintió una puntada en la parte de atrás de su cabeza y palpó la zona con dos dedos, emitiendo un quejido al tocar y confirmando lo dicho por Konan.

    ― Es mejor que no te toques, salió algo de sangre pero por suerte no es nada grave.

    ― ¿Y tú eres...? ―le interrumpió con un gesto curioso, dejándola muda unos segundos.

    ― ¿Eh?, ¡¿Ehh?!! ― se levantó de la silla en la que estaba sentada, gritando ― ¡¿No recuerdas?!, me viste en el río ―fue hasta el pié de la cama y comenzó a caminar de un lado a otro.

    El rubio divertido observaba a la chica, notó que tenía el cabello mojado y ropa diferente. ¿se había metido al agua para ayudarlo?. Ahora que lo notaba él también traía ropa diferente.

    ―Esto es culpa mía... ―dejó de prestarle atención a sus pensamientos cuando Konan se paró a su costado y vio sus ojos llorosos. ―No debí provocarte,en serio... disculpa.

    ― O-oye, no llores, solo estoy bromeando ―dijo riendo nerviosamente, levantando las manos.

    ― ¿Que? ― lo miró con un gesto de sorpresa y enseguida se restregó las muñecas en sus ojos para limpiar las lágrimas que amenazaban con salir ― ¡¿Eres idiota?!, ¡en serio me tenías preocupada! ―gritó.

    ― Lo siento jejeje...― se llevó la mano detrás de la cabeza,queriendo rascar como cuando estaba nervioso, pero su herida le ardió y emitió otro quejido de dolor.

    La chica relajó su rostro y lo miró unos segundos, en parte había sido su culpa, él fue quien se enojó y no quiso hacerle caso, pero ella lo trató mal desde un principio, y producto de la terquedad de ambos surgió un accidente.

    Suspiró resignada y se sentó nuevamente en la silla al costado de la cama.

    ― Yo...Lo lamento ―dijo en un susurro.

    ― Que tú qué? ―preguntó sorprendido.

    ― ¡Que lo lamento! ―gritó levemente ruborizada.

    ― Pero...¿por qué?

    ― P-por mi culpa estás así, y... ―hizo un puchero, se sonrojaba cada vez más al ver que a el rubio se le iba formando una gran sonrisa con cada palabra. ― ¡No me hagas decirlo!

    ― No te preocupes, solo fue un accidente. ― le contestó sin quitar su sonrisa.

    ― P-pero...

    ― No importa en serio, estoy bien... así que, ¿que te parece si empezamos de nuevo? ― le dijo extendiendo la mano.

    ― ¿Eh? ― sin entender miraba al chico, ¿ya está?, ¿la había perdonado tan fácil?, ¿además le pedía que fueran amigos?... era raro pero parecía ser buen chico así correspondió al apretón de manos.

    ― Mi nombre es Naruto, un gusto. ¿Y tú eres?

    Le parecía un poco tonto volver a presentarse, pero ¿ya qué? Le seguiría el juego.

    ― Konan...

    ― Konan... ―sonrió mostrando los dientes y tiró de su mano, quedando a centímetros de su rostro ― un gusto ―tenía los ojos achinados de la gran sonrisa.

    ― E-ehh... ―confundida se quedó mirándolo unos segundos ― I-igualmente.

    ― ¡¡Yeey!!! ― el ojiazul, feliz, la abrazó, y ella aún sin entender del todo.

    De pronto la puerta de la habitación se abrió de golpe y el rubio deshizo el abrazo. Mika entró junto con Akira preocupados, seguidos de los que parecían ser los padres de la chica.

    ― ¡¡Naru!!! ― su madre prácticamente se le abalanzó encima en un abrazo y luego le agarró la cara por los cachetes, con una mueca de angustia ― ¡¿Estás bien?! ―decía revisando cada centímetro dela cabeza de su hijo. -Me dijeron que te tuviste un accidente en el río y ... y... ― las lágrimas amenazaban con salir.

    ― Mamá tranquila, estoy bien ―dijo sonriente, no me pasó nada grave.

    ― ¿S-seguro? ― lo miraba fijamente para ver si la estaba engañando.

    ― ¡Seguro-ttebayo!... ―contestó levantando el pulgar.

    Su madre sólo seguía mirándolo.

    ― Así que no fue nada grave ¿eh? ―suspiró aliviado Akira a un lado de su esposa ― Nos tenías preocupados hijo...

    ― Que diablos... ―murmuró Mika con los ojos tapados por el cabello.

    ― ¿Eh?, ¿dijiste algo? ― Naruto la tomó de un hombro y notó que estaba temblando. El ambiente en la habitación tensó por unos segundos.

    ― C-cariño, ¿estás bi...?

    ― Que diablos... ―levantó la vista a su hijo, lagrimas corrían por sus mejillas mientras su rostro reflejaba una mezcla entre ira y tristeza ―¡¡Que diablos estabas haciendo en medio del río con la corriente que había!!!

    El rubio tardó unos segundos en reaccionar.

    ― Y-yo, ¿lo siento? ― no sabía que responder. Konan se golpeó la frente con la mano «si será estúpido»

    ― ¡¡¿Lo sientes?!! ―gritó sacudiéndolo de un lado a otro,llorando y mareandolo. ―¡¿Sabes lo preocupada que me tenías?!, ¡¿Y tú sólo lo sientes?!

    Los dueños de la casa tenían una gota en la nuca al ver la escena de Naruto intentando calmar a la alterada madre, con los ojos en blanco por el mareo, y a Akira riendo con los brazos en jarra diciendo: ―¡Todo está bien!

    ....




    Luego de esa escena, era hora de regresar a su cara, Mika y Akira hablaban con los padres de la niña, pidiendo disculpas por el momento que les hizo pasar su hijo y por las molestias causadas.

    Mientras, los chicos estaban un poco más alejados, charlando animadamente.

    ― Mira como hiciste preocupar a tu madre- le decía riendo ― se nota que te quieren mucho.

    ― Si... supongo que si, pero ahora me espera un castigo seguro ―dijo con una nube de depresión alrededor.

    ― Y... ¿vendrás a visitarme de nuevo? ―preguntó la chica observando sus uñas - es muy aburrido pasarme sola las tardes en vacaciones.

    ― ¡Ah, cierto! ―exclamó- ¿qué aquí no vivían un par de ancianos?

    ― Si... mis abuelos, pero ellos ya fallecieron hace mucho, ésta es mi casa ahora ―dijo observando la estructura de cemento blanco.

    ― Bueno, en ese caso apenas regrese lo primero que haré será visitarte ―habló sonriente ― pero... no creo que me anime a cruzar el río y si vengo por la ruta tengo que dar toda la vuelta jejeje

    ― Realmente eres tonto ―suspiró con una sonrisa.

    ― ¡Oye!

    El rubio frenó su berrinche al ver que la mano de Konan señalaba a la parte trasera de su casa, al río y...

    ― Oh, no lo había visto...

    En efecto, unas escaleras improvisadas de madera marcaban el camino desde la puerta trasera de su casa hasta un pequeño puente de madera desteñida que permitía el paso de una orilla a otra.



    ― ¡Hijo nos vamos! ―gritó Mika desde el auto estacionado frente ala casa, hablando aún con los padres de Konan por la ventanilla.

    ― Bueno... creo que podemos vernos mañana, tengo un par de días más antes de regresar a la ciudad ―dijo comenzando a caminar con la peliazul ― eso si tengo suerte de que no me encierren ―bromeó.

    La chica le sonrió: la puesta de sol se veía detrás de ella,pensaba que era hermosa, pero de la nada, le pegó en la espalda con la mano abierta. El rubio la miró divertido, al parecer le gustaba molestarlo.

    ― Te estaré esperando, y esta vez espero no tener que salvarte y cargarte como princesa ―rió. ― Pesas mucho.

    El rubio rió también ― No te preocupes, no pasará de nuevo

    -

    En el trayecto a la casa de campo, su madre aprovechó para regañarle un poco más, luego le contó que se había llevado de maravilla con la madre de la chica y comenzó a hablar de las cosas que tenían en común y proyectos que habían organizado para juntarse en vacaciones. «Al parecer no fui el único en hacerse un amigo» suspiró y apoyó la cabeza en la ventana, ajeno a la charla de sus padres, viendo los arboles que pasaban en un borrón verde y su reflejo sonriente en el cristal.



    ---------------------------------------------------------------------

    LOL plis no me maten ni me tiren tomates, se bien que me tardé pero bueno... ¿qué puedo decir? la vida es muy cruel a veces, (además de que no tenia compu para subirlo) pero ya está todo bien YAAY *tira confeti*

    Bueno bueno, también quería decir que la vida del rubio comienza a mejorar cada vez más, pero... siempre hay giros inesperados ¿verdad? y nada.. unos capítulos más y comienza el verdadero DRAMA.

    Así que BESOS, gracias por leer, espero les haya gustado aunque sean cortos o poco interesantes, pero bueno. Mejoraré con el tiempo.

    Nos vemos! :3
     
    Última edición: 1 Diciembre 2015
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  8.  
    Mary Dragneel

    Mary Dragneel Temporalmente fuera de servicio :'v

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    Yo quisiera ir a un lugar así T.T

    Mmmmm hola? XD

    Como siempre me ha gustado mucho este capítulo, es linda la amistad entre naruto y konan, y hubieron muchas partes graciosas XD como la rivalidad entre Hayate y Naruto.

    No te preocupes por la tardanza me pasa todo el tiempo e.e

    Tú puedes sentir corto el capítulo pero a comparación con los que yo hago los míos no son nada TwT

    Saludos y espero conti ^^
     
  9.  
    usuratonkachii

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    Cuando la vida es difícil de tragar~
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    ― Claro...―hablando
    «que fastidio» pensamientos

    ― Oooooi ―demonio

    Capitulo 5


    Sábado 8 de octubre, 7:40pm

    Estación de Policía - Kirigakure





    Estaba cansado, suspiró aliviado al reparar en la hora: tan solo 20 minutos más y se podría largar a su hogar. Debía ayudar a su esposa con los preparativos para la fiesta de su hijo pues en unas horas su casa estaría abarrotada de chicos, con griteríos, olor a frituras y música.



    Ansiaba relajarse pero no importaba, ya habría tiempo de sobra para ello, le dieron tres días de franco y se los merecía, después de todo era de los trabajadores más puntuales y prolijos.



    ―¡Akira!



    ―Cielos, que mal humor tenemos hoy ―la puerta del salón de descanso se abrió de súbito; se agarró el puente de la nariz intentando darse paciencia, esperaba que no lo llamaran en lo que le quedaba del turno.



    ―No es mal humor, no te encontraba por ningún lado y no puedo perder el tiempo buscándote, tengo trabajo que hacer, ¿sabes?



    Rodeó con cansancio los ojos. El secretario de su jefe era siempre tan carismático -nótese el sarcasmo-, un pobre hombrecillo que tiene que lidiar a diario con las quejas de su mujer reclamándole lo gordo y calvo que se ha vuelto con el paso de los años; pocas veces cruzaron palabras por el hecho de que siempre portaba un semblante de puto hastío grabado en el rostro, justo como el que tenía en el momento, un incómodo silencio se formó entre ambos.



    ―¿Qué necesitas?



    ―La próxima semana tienes una misión de asalto, debes firmar los papeles ―puso sobre la mesa los papeles de que admitía la misión y algunas indicaciones. Se trataba de un atentado en los barrios bajos para detener algunos distribuidores de drogas. Luego de firmar se retiró murmurando algunas barbaridades.



    Akira se quedó con los papeles en manos analizando los detalles, quienes serían sus compañeros y demás, la puerta nuevamente se abrió para dar paso a tres personas que se alegraron de ver al morocho.



    ―Oye, Akira, vamos por unas cervezas ¿quieres?



    ―No, esta vez paso ―dicho esto se levantó y buscó en el casillero algunas pertenencias suyas, no soportaba más estar allí y se iría antes.



    ―Oh vamos, hoy hay partido, quédate por lo menos hasta el medio tiempo.



    Se detuvo a pensar unos segundos viendo el reloj, solo media hora, un tiempo de relajación con sus amigos lo ayudaría a pasar bien lo que restaba del día, además se había olvidado que había partido, su mujer no lo dejaría tocar la televisión y él se la pasaría perdido pensando en eso. Mejor se quitaba las ganas.



    ―Está bien, solo media hora, no insistan más.



    Los hombres sonrieron aun más por la poca resistencia que puso, habían tenido suerte; tomaron sus cosas también de los casilleros y salieron para pasar un buen rato.





    ...



    ―¿Dónde rayos estabas? ―la voz de Mika denotaba molestia, aun así no levantó la voz, no quería que su hijo los escuchara.



    ―Estaba... con los muchachos en el bar, solo fue un momento y... ―Akira restregaba la mano por la cara, la cabeza le dolía horrores. Lo que pretendía ser solo un rato se habían convertido en cinco horas fuera.



    ―¿Y tuviste que elegir justamente hoy para emborracharte? Cielos, ¿qué te ocurre? ―estaba consternada, el hecho de tener que recibir a su marido en lamentable estado justo en el cumpleaños de su retoño era desesperante.



    Gracias a Dios había mucha gente abajo, oía las risas y la música que tapaba perfectamente su conversación.



    ―Lo lamento...



    Extraño en él era que faltara a un compromiso, justamente se destacaba por ser un tipo de gran porte y determinación, fuerza de voluntad y demás atributos que lo califican como alguien respetuoso a los demás. Sin embargo, durante la celebración del partido se habían incluido más compañeros de trabajo, unos de los cuales generalmente evitaba porque... simplemente no les agradaba, por la agencia rondaban rumores de que eran corruptos; todo cambió en el momento en que entablaron conversación, si antes le parecían malas personas ¡Sorpresa! Eran agradables, personas con familias, felices y trabajadoras.



    Charlaron durante horas, no pudo negarse, celebraban por las cosas que tenían en común y por su equipo, que terminó ganando y en honor a esto aumentaron los tragos y al final... Regresó en taxi, pasando por la puerta de la cocina para no crear un desastre en la sala.



    ―Increíble ―Mika rodó los ojos por sexta vez y abrió la puerta de la habitación, antes de marcharse de detuvo en el marco y miró a su marido con la cabeza gacha, aspiró profundamente relajando la mirada. No podía enojarse con él, había llegado después de todo―. Tómate unas pastillas para la jaqueca y ve a saludar a tu hijo, más tarde comeremos pastel.



    Observó con media sonrisa a su mujer salir rápidamente de la habitación. Mika no era de pasar mucho tiempo enojada, apreciaba su comprensión y calma.



    Levantarse de la cama fue algo divertido a su parecer, el piso le daba vueltas, pero debía procurar llegar al baño, el agua de la tina le serviría para despabilar.



    Comenzó a quitarse la remera, los zapatos y el pantalón, palpó ligeramente sobre la superficie del bolsillo y se dio cuenta de que tenía algo dentro; observó extrañado que se trataba de un frasco de medicamentos e intentó hacer memoria... ¿Dónde lo había conseguido? Ah, cierto, sus nuevos amigos. Negó divertido y lo escondió hasta el final de la caja de medicamentos en el baño. No necesitaba de esas cosas...











    ―¿Y?



    Hayate no respondió, meditó unos segundos antes de mirar alternadamente a cada uno de los individuos en la sala, buscando a alguien en particular.



    Casi todo el curso había asistido al cumpleaños de la persona con la que se llevaba de muerte, él se encontraba en una ronda con algunos de sus compañeros, jugando un estúpido juego en el que no quería participar, sólo por ella, aun así de un momento a otro, ya no estaba.



    ―Demonios, Hayate, decide de una vez ―bufó indignado uno de sus compañeros, ansioso por seguir el juego.



    ―Me aburrí. Mejor paso, sigan ustedes.



    ―Vaya, que decepcionante. ―habló su querida amiga con aires altaneros―. No pensé que fueras un gallina Haya-kun ―sonrió victoriosa cuando el otro frenó en seco su huida para volver a sentarse y mirarla con determinación.



    Si había algo que el otro no soportaba era que lo llamaran gallina, no era ningún cobarde, quien osara desafiarlo tendría que soportar su competitividad enfermiza por obtener el puesto de ganador.



    ―Escojo reto.



    Hikari dejó escapar un suspiro de alivio, realmente le estaba costando distraerlo, divisó a Shion y Naruto dirigirse al patio de la casa, esos dos no se atrevían a dar un insignificante paso y confesar que se gustaban, claro, Naruto era un cabeza hueca y la otra muy orgullosa para admitir que poseía sentimientos que la volvían idiota.



    En el último año habían pasado por varias situaciones: la iniciación del rubio en su campo, que fue un completo desastre, no es que la pasaran mal pero el abuelo de Hikari podría escribir una lista con todas las bromas que le jugaron y cosas que rompieron.



    Su ingreso a la secundaria, que incrementó el odio-amistad que tenía el rubio con Hayate.



    Por su parte Yumiko había dado un cambio drástico, pasó a formar parte del consejo estudiantil, llevándose con ella a su alterada mejor amiga Nanami, que era la capitana del club de atletismo.



    Por ultimo estaba la Uchiha, que en las últimas semanas mostraba una clara muestra de celos por la atención de su amiga. ¿Cuál fue su idea para superarlo? Aislarse en la biblioteca, seguro su orgullo le decía que en cualquier momento llegaría llorando, pidiendo perdón. Ella ahí con su imaginación.



    Generalmente Hikari, Shion, Naruto y Hayate estaban juntos, aunque este último tenía que prestar sus servicios como voluntario al consejo estudiantil, por lo que estaba ausente muchas veces.



    Hikari observaba la relación de los dos restantes del grupo, se habían unido bastante, mas bien pegoteado. Disfrutaban de la mutua personalidad alegre y en constante movimiento, gracias a su hiperactividad habían formado un vínculo especial, muchas veces quedaron solos participando en algún juego por la falta de entusiasmo de sus amigos, y además cansarse de invitarlos.



    Era normal que teniendo tantas cosas en común, tantos momentos compartidos surgiera la palabra amor, estaban iniciando la adolescencia y el concepto de amistad llegaba a quedar en un segundo plano.



    «Espero todo salga bien» pensó viendo como su amigo se preparaba para el reto, mientras tanto, ella no desperdiciaría la oportunidad de divertirse.









    Alejados del gentío se encontraban dos rubios, una chica y un chico, conversando amenamente en el último escalón de concreto del pequeño balcón que daba al patio. Soltaban risas cada tanto, se podía percibir un leve rubor en ambos rostros, después de todo la brisa que se colaba por los espacios de la ropa invernal estaba helada, o eso es lo que ellos usaban de excusa.



    Pov Shion~



    Todo era tan cursi, jamás pensé que terminaría en la situación de llegar enamorarme de mi mejor amigo, era tan Argg, las miradas, las risas. Me sentía idiota.



    ―Indignante ―suspiré, habíamos quedado un rato en silencio en el que me perdí divagando en mis pensamientos, cubrí rápidamente mi bocota al darme cuenta que lo había dicho en voz alta. Naruto me veía interrogante y no pude evitar sonrojarme un poco más de la cuenta. Aparté la mirada.



    «Perfecto, cada día eres más tonta Shion, bravo».



    ―¿Te pasa algo? ―inquirió él ocupando más de mi espacio personal.



    Había veces que maldecía totalmente la personalidad de mi amigo, impulsivo, más que todo ahora que ya no soportaba estar dos segundos a su lado que comenzaba a sentir su olor, no se asimila a ningún otro aroma que haya sentido, sino que se trataba de su propio aroma, era atrayente, me sentía tranquila cuando tenía a mi disposición algún abrigo suyo (olvidado en mi habitación o en el curso) y me moría de la vergüenza a la hora de devolverlo, ¿cómo no hacerlo cuando pasaste las siestas con eso prendido al rostro? Era tan... raro.



    ―S-sí, no te preocupes ―me levanté rápidamente para volver a la fiesta, el corazón me latía a mil y seguro después no podría ocultar mi nerviosismo.



    ―Shion, espera ― Naruto se levantó casi al instante y me tomo del codo, me detuvo a escasos centímetros de la puerta y me hizo encararlo, le rehuía la mirada, si no lo hacía me terminaría delatando.



    Fin Pov Shion~



    ―¿Qué te sucede? ―el semblante del chico notaba nerviosismo e inseguridad, no entendía lo que ocurría con su amiga últimamente.



    El muchacho sintió un nudo en el estómago al reparar que quizás se había enterado por boca de Hikari de que sentía cosas por ella… Cosas que no sentía generalmente por sus amigos. No, ella no haría eso, mas bien él era muy obvio. Se golpeó mentalmente al reparar en la expresión de su amiga, tal vez estaba exagerando las cosas.



    ―Yo creo que... ―lentamente bajaba la mirada para fijarla en sus propios zapatos, como si eso fuera lo más interesante del momento― Creo que debemos volver a la fiesta...



    ―No quiero volver ―espetó serio y algo dolido―¿Ya.... No quieres estar conmigo? ―terminó por soltarla y dio un paso atrás, escondiendo las manos en los bolsillos.



    Es que ya no lo soportaba, tanto tiempo reteniéndose. Acciones simples que antes tenían, como tomarse de las manos en un simple juego, abrazarla por sorpresa de los hombros o incluso un leve roce inconsciente lo ponía a pensar demasiado.



    Rondaba por su mente la idea de cómo sería estar con ella si fueran pareja, y luego lo descartaba para actuar como comúnmente lo hacía... o bueno, intentaba.



    ―¡No es eso! ―Shion se apenó al levantar la voz, se sentía una mala persona por hacerle sentir de esa manera, no podía seguir así, cada vez era más difícil ocultar lo que sentía, estaba cansada y era algo nuevo todo esto de retener emociones, siempre fue de las que dicen sin vueltas las cosas, con orgullo, seguridad y ahora... Todo se iba al carajo― Es que, no he estado muy bien, solo es eso.



    Suspiró, «Estúpida, estúpida, estúpida», repetía en su cabeza.



    ―¿Y por qué no me dices? ―nuevamente se frustraba, odiaba tener que hacer tantas preguntas, pensaba que se tenían total confianza entre ellos. Quiso añadir “somos amigos...” pero le sabían amargas las palabras, ya no era simple amistad para él.



    ―No entiendes, no es algo que pueda contarte así como así, es realmente difícil para mí ―la chica comenzaba a inquietarse, con cada segundo que pasaba los nervios aumentaban, haciéndola temblar levemente, y el frío de la noche no ayudaba demasiado, estaba rígida y no creía aguantar mucho más en una situación así.



    Si terminaba confesándose no estaba segura de lo que pasaría, probablemente lo tomaría como una broma... ¿Y luego qué? Cuando se diera cuenta que en verdad su amiga estaba enamorada de él, ¿se alejaría? ¿lo dejaría pasar para seguir como hasta ahora? No estaba segura de querer averiguarlo.





    ―¿Y tú crees que no lo es para mí también? ―apretó los labios para retener alguna maldición y un movimiento impulsivo de su parte― Todos los días es lo mismo ¿hice algo que te molestara? ―el miedo al rechazo aún persistía en su interior y de vez en cuando regresaba para mortificarlo.



    Shion por fin levantó su rostro para encararlo, el tema se estaba convirtiendo en pelea y era lo último que quería.



    ―Me haces sentir extraña ―admitió con un leve sonrojo, hacia un esfuerzo increíble para sostenerle la mirada y transmitirle que decía la verdad.



    ―¿Como que extraña? ―dijo, esperando paciente a que hablara, solo unos segundos permanecieron en silencio, mirándose uno al otro.



    ―Siempre que estamos juntos... ―cerró los ojos con fuerza, dándose valor para continuar, ya no había marcha atrás, era ahora o nunca y debía arriesgarse, así era ella― Me haces poner nerviosa, siento que todas mis acciones son torpes y...



    ―Tú eres torpe. ―corrigió el rubio, segundos después se arrepintió al ver el puchero enojado que le dirigía su amiga― Y-ya lo siento, sigue.



    ―Idiota... ―murmuró por lo bajo, luego sonrió levemente, el ambiente se había vuelto menos tenso con ese estúpido comentario― Bueno... es como un constante cosquilleo en el estómago, no puedo pensar bien, me invaden los nervios cuando te veo, pero igual... quiero estar contigo... ―con cada palabra agachaba la cabeza, se mecía suavemente sobre sus pies y restregaba con insistencia sus manos envueltas en sus guantes detrás de la espalda.



    ―Yo también quiero estar contigo ―dijo el rubio y sonrió dulcemente, estaban sincerándose uno con el otro, y con ello sentía aflojarse el nudo en su interior, como si pudiese respirar bien luego de meses con las fosas nasales obstruidas.



    ―Es que no es lo mismo... D-digo, es como algo más fuerte, ¿entiendes? Como gusanos retorciéndose, quizás estoy mal del estómago o esté por enfermar, ¿no crees? ―rio apenada, los nervios terminaron por hacerle decir cosas sumamente infantiles, quería justificar el sentimiento, no quedar en ridículo― Mejor no me hagas caso, yo...



    ―No, no lo creo ― la seriedad del chico la hizo levantar la vista preocupada, su expresión se había tornado seria y luego la relajó al instante, dando dos pasos a ella― Después de todo siento lo mismo... ―le tomó de la mano izquierda y acariciaba levemente los dedos cubiertos con los suyos a través de los guantes helados de la chica, una caricia para tranquilizarla o simplemente para estar unidos― Y no creo que sean gusanos ―continuó con tranquilidad.



    Shion abrió más los ojos, sentían lo mismo, se sentía desfallecer, pero aun así buscó la mirada azul que tenía frente a sí, chocando su nariz con la de él, no se llevaban mucha diferencia de altura y eso los hizo quedar frente a frente. Apretó la mano del azulino y tiró levemente, con timidez, sonrió y se sonrojó. Alivio y una sensación parecida a un leve cosquilleo se centró en su sistema. Estaba muy a gusto con el ambiente, a pesar de decir tantas cosas -a su parecer- bochornosas, y pretendía extenderlo por unos minutos más.



    Naruto estaba dispuesto a arriesgarse a dar el paso de besarla, solo levemente, no tenían experiencia en ese campo y apenas habían podido admitir lo que tanto los torturaba.



    La acción de su compañera, aquel permiso imperceptible lo animó a acercarse con lentitud, ambos entrecerraron los ojos al sentir el suave roce proveniente de los labios del otro; Shion sonrió como una pequeña haciendo una travesura, y rehuyó de él, inclinándose hacia atrás, solo para que el otro sonriera siguiendo su juego y le rodeara con sus brazos por la cintura, evitando que escapara, en unas ansias se acercaron para poder sentir finalmente al otro y...



    ―¡Chicos!



    Se separaron rápidamente al momento que la puerta era azotada y una tentada de la risa Hikari saliera buscándolos con la mirada.



    ―Oh... ―reparó en la expresión incomoda de ambos y rio― Lamento interrumpirlos tórtolos, pero les anuncio que tu mamá está buscándote como loca para soplar las velas ―cubrió su boca con una mano, evitando mostrar una enorme sonrisa― pero supongo que prefieren que los deje a solas...



    La pareja se sonrojó violentamente y con rapidez pasaron para dirigirse a la sala.



    ―Demonios, Mika me trata como a un niño ―murmuró con un puchero pasando entre algunos de sus compañeros reunidos alrededor de la mesa, aún abochornado.



    ―Es porque te comportas como uno ―le dijo Hikari divertida para después acercarse a su oído y murmurar: ― Agradece que haya sido yo y no ella la que los fue a buscar. O peor aun, Hayate. ¿Te imaginas la escena? ¡Oh, drama!



    Naruto miró con vergüenza las expresiones de su amiga, seguro ya se había hecho toda una novela dramática en la cabeza. Buscó con la mirada a su compañero que estaba con brazos cruzados y... ¿sin camisa?, además tenía algo escrito en el pecho que no quiso leer. A su alrededor algunos reían y otras se sonrojaban. «Hikari» fue la única respuesta que encontró a la situación del castaño.



    Ahora se preguntaba, ¿qué pasaría con el grupo si se ponía en pareja con Shion? Esperaba que las cosas siguieran bien, seguro Hayate se enojaba pero... «Que le den»,pensó sin remordimiento, él veía a la rubia platinada como un trofeo, además nunca se había animado a dar un solo paso, ¿qué quería? ¿Que lo hiciera ella? Ni siquiera estaba enterada de lo que el otro sentía.



    Dejó de pensar en el momento en que sintió una mano posarse en su hombro derecho, Akira estaba con los ojos enrojecidos y con una sonrisa, dejó escapar una risilla y enfocó la vista al frente, maravillado, en el bizcocho que colocó su madre, delicadamente decorado y con unas cuantas velas. Comenzaron a cantar y apoyó las manos en la mesa, pensando en qué deseo pedir.



    Fijó la vista a su alrededor, sus amigos, sus compañeros, sus padres...



    ¿Qué importaba? Todo iba bien.



    No todo dura para siempre, pequeño.



    Se paralizó unos instantes y descartó de inmediato lo que escuchó sacudiendo la cabeza, seguro fue su imaginación.



    Aspiró profundo y sopló fuertemente.



    Sin pedir un deseo.
     

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