Long-fic Descubriendo la verdadera naturaleza de mi captor [Super Mario Bros]

Tema en 'Fanfics abandonados de Videojuegos' iniciado por Habieru the Kiragon, 4 Septiembre 2015.

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    Habieru the Kiragon

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    Descubriendo la verdadera naturaleza de mi captor [Super Mario Bros]
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    Bien, este es un fic que estoy escribiendo estando muy inspirado, espero lo disfruten. Si son fans de super mario mejor y si son fans de Bowser mejor todavía, sin mas preambulos aqui el primer capitulo

    =========================================

    Capítulo 1

    La maldición en el Reino y la adivina de los astros


    Muchos conocen la historia del famoso fontanero Mario y su hermano Luigi, que desde bebés han enfrentado muchos peligros. Ambos han salvado al Reino champiñón y a su princesa de muchos peligros que los han amenazado. Incluso en una ocasión Mario salvó al Reino de Sarasaland y a su princesa, Daisy, de un malvado alienígena llamado Tatanga y ha tenido su propio castillo que fue hurtado por Wario, el cual tenía envidia del héroe del overol. Pero a pesar de los desafíos que él le puso, pudo recuperarlo. Por su parte Luigi ha ayudado a su hermano y también salvado de varios peligros, una de sus más famosas aventuras fue capturando fantasmas y al temible Rey Boo, que mantuvo cautivo a Mario en un retrato en dos ocasiones. Pero esos enemigos no se comparan al mayor villano que han enfrentado una y otra y otra vez. Es nada más y nada menos que el maligno rey de los koopas, Bowser, que ha ambicionado conquistar el reino Champiñón, pero no solo eso. Otro de sus objetivos es ganarse el afecto de la princesa Peach, eterna enamorada de Mario. Bowser, junto a sus hijos los koopalings y Bowsy, además de su fiel koopa troopa han invadido el reino y secuestrado en varias ocasiones a la hermosa princesa de cabellera rubia. Sin embargo sus planes siempre eran frustrados por los dos hermanos fontaneros, en ocasiones recibiendo ayuda de amigos que han encontrado en sus aventuras.


    Pero…. ¿Y si Bowser no es tan malvado como dice ser? ¿Y si ocultara algún motivo secreto para sus viles actos? Esta es la historia de un plan malévolo. La historia del sufrimiento y redención del Rey de los Koopas.


    Mario, Luigi y los Toads amarillo y azul habían derrotado y rescatado a Peach una vez más de las garras de Bowser. Lograron devolverla a salvo a su castillo y allí decidieron celebrar una fiesta por la victoria número…. Quien sabe cuanto. Peach y algunos Toads se encargaron de preparar el pastel, Mario, Luigi, Daisy; que ya era la novia de Luigi, y el resto de los Toads colocaban los adornos.

    Mientras tanto en el reino de las Sombras, Bowser se recuperaba de las heridas del último combate al mismo tiempo que tramaba su siguiente invasión al reino para secuestrar a Peach. —Esos malditos hermanos, siempre interfieren en mis planes. Si no tuvieran fuerza para pelear yo… —En aquel instante al malhumorado Koopa se le encendió el foco y tramó un nuevo plan del que estaba muy seguro que no fallaría. Llamó a Kamek y le ordenó que junto a los demás Magikoopas causaran caos en el Reino Champiñón. El anciano Magikoopa llamó a sus compañeros y volando en sus escobas se encaminaron sin demora a la Ciudad Champiñón.


    De regreso en el Castillo de Peach, los fontaneros, las princesas y los Toads disfrutaban de la gran fiesta que habían organizado, sin mencionar la comida que allí había. Incluso se realizaron algunos concursos, uno de ellos un concurso de talentos que ganaron Luigi y Daisy interpretando a sus alter-egos Mr. L y Mrs. D. Pero en el concurso de baile la corona y las ovaciones se las llevaron Mario y Peach. Sin embargo, cuando todos se tomaron un tiempo para descansar, escucharon un tumulto afuera, proveniente de la Ciudad. Gritos y aullidos de miedo de parte de los Toads que allí habitaban se escuchaban hasta la región más lejana del reino. Mario y Luigi decidieron salir a ver lo que acontecía y cuál fue su sorpresa al observar a los Magikoopas usando su magia para causar desgracias en todo el pueblo. Sequía, lluvia de meteoritos que destruían casas, caminos y faroles y plagas de plantas pirañas que se comían las cosechas eran varias de las cosas que habían invadido todo el territorio. Adicionalmente Kamek creó una especie de domo oscuro que los mantenía aislados de todo aquel que pudiera ayudarlos con recursos.


    —No, no puede ser… Bowser, ¿Cómo puedes hacer esto? — Se preguntó Peach aterrada por las barbaridades que Kamek y sus camaradas provocaron en todo el Reino. Y casi como si fuera una invocación Bowser hizo acto de presencia montado en su Koopa-Clown.


    —Bwajajajaja, Buenas tardes champiñones esponjados, fontaneros bigotones y princesas. Veo que “disfrutan” del caos que ocasionaron mis Magikoopas— Enunció con sarcasmo al mismo tiempo que reía maniáticamente de la desgracia que invadía la Ciudad. —¡¡¡Bowser, ahora si has llegado muy lejos, te golpearía si pudiera atravesar ese domo!!! ¡Ven aquí y pelea cobarde!— Bramó Daisy, completamente encolerizada y con ganas de destruir algo. Afortunadamente Peach logró calmarla antes de que eso sucediera y decidió hablar ella misma con el rey Koopa. —¿Qué es lo que quieres, malvado reptil?— Le interrogó la princesa muy molesta por lo bajo que había caído. El maligno rey por su lado solo se carcajeo al ver la actitud valiente que dominaba a Peach en ese momento. —Es bueno que lo preguntes, princesa. Verás, quiero hacer un trato. Ordenaré a Kamek que anule todo siempre y cuando cumplan con mis demandas.


    —¿Estás loco? Primero muertos antes que obedecerte— Vociferó Mario, adoptando su ya típica pose de lucha, eso hasta que Luigi lo calmo, además de querer decirle algo. —Pero Mario, la comida ha escaseado, incluso el trigo para hornear nuestros spaghettis y ravioles favoritos— Mario, habiendo escuchado a su hermano solo soltó un grito de desesperación que podría dejar sordo a quien estuviera cerca de él.


    —Oh, Mario— susurró la joven observando a su querido héroe y luego de pensarlo con detenimiento volvió a observar al Rey Koopa. —Bien Bowser, ¿Qué es lo que quieres? — Demandó Peach con amabilidad, pero con determinación.


    El Rey de los Koopas se aclaró su garganta y comenzó a dictar sus demandas. —Solo son 3 condiciones. Primero si quieren que detenga la sequia, quiero que me entreguen la mitad de las monedas del pueblo— Daisy, Mario y algunos Toads protestaron ante esa petición del horrible reptil, pero al no tener otra opción para recuperar el agua todos la aceptaron. Inmediatamente Bowser prosiguió con su siguiente solicitud. —Lo siguiente es… oh si, para quitar el domo y detener la lluvia de meteoritos de fuego… quiero que cada mes manden una gran ración de carne a mi castillo como tributo.


    La princesa se lo pensó unos segundos y ya que no comían muy seguido alimentos provenientes de animales aprobó la solicitud, aunque Mario no pudo evitar desmayarse, ya que eso incluía también las albóndigas para sus platillos favoritos. —Bien Bowser, haremos todo eso cuando reunamos lo necesario….. y…. ¿cuál sería la tercera petición?— Cuestionó Peach con algo de miedo por la mirada lasciva de Bowser.


    —Bien…. Si quieren que la plaga permanente de plantas piraña se esfume…. Tendrán que dejar que Peach… se vaya a vivir a mi castillo… para siempre. Y no intenten nada, antes de venir ordené a otro grupo de magikoopas a crear una barrera en mi territorio que solo yo, mis hijos y mis secuaces podemos pasar sin recibir daño. Y claro, Peach también puede traspasarla sin ser lastimada. Pero si alguien más lo intenta… morirá instantáneamente hasta ser solo cenizas…. Bwajajajajaja, adiós tontos!!— Y dicho eso se marchó en dirección a su castillo, dejando muy pensativos a todos, sobre todo a la joven princesa Peach. Dicha petición del koopa la había estremecido. Sabía perfectamente la obsesión que tenía el tirano hacia ella, y el solo hecho de estar en la misma estancia que él le desagradaba. Pero… ¿Si era la única forma de salvar a su pueblo de la maldición de Bowser? No sabía qué hacer, ¿Quién regiría el reino en su lugar? ¿Cómo se sentiría Mario si no la tuviera cerca y no poder rescatarla debido a esa barrera?


    Los días pasaron y solamente habían cumplido la primera y segunda demanda de Bowser, por lo que la sequia, la lluvia de meteoritos y el domo mágico fueron anulados tal como lo había prometido el perverso koopa. Aun así las plantas piraña aun deterioraban las cosechas de los Toads y debido a que era permanente nos servía destruirlas, puesto que otras aparecían en su lugar. Mario y Luigi ya no tenían fuerzas debido a su falta de ración de spaghetti. Peach estaba devastada y confundida, no sabía qué hacer. No podía pedirle consejo a Daisy debido a que ella obviamente le diría que no fuera a vivir con esa repugnante “tortuga mutante”. Hasta que una idea le vino a la mente, debía ir con la única persona que ella consideraba completamente imparcial como para ayudarla a escoger la decisión correcta.


    Esa noche, cuando todos dormían, se escabulló por la Ciudad Champiñon hasta llegar a un misterioso cohete espacial de color blanco con delgadas líneas celestes. —Nuestra amiga nos dejó este cohete para que pudiéramos visitarla cuando quisiéramos o cuando hubiera alguna emergencia… ahora ha llegado el momento— susurró para si misma Peach. Aquel cohete funcionaba de una manera especial, podía ser activado solo con la voz de Peach. Ordenó que se abriera la compuerta de la nave y al hacerlo entró. Al llegar a la sala de mando, activó con su voz la cuenta regresiva. —10… 9…. 8…. 7…. 6…. 5…. 4…. 3…. 2…. 1…. ¡¡Despegue!! — Anuncio la computadora de la nave y en el momento en que se escuchó la palabra “Despegue” la nave comenzó a elevarse más y más hasta pasar la estratósfera, luego la mesósfera, posteriormente la termósfera y por último la Exósfera. La joven princesa hace mucho había viajado por el espacio, aunque no en la mejor nave. De todas maneras el espacio exterior se veía igual de hermoso a como lo recordaba. A lo lejos vio una edificación flotante, con un hermoso jardín, sin mencionar las pequeñas criaturas que revoloteaban alrededor de ella. Eran los Luma.


    —Rosalina, alla voy. Eres la única que puede ayudarme.


    Habiendose acercado al hogar de Rosalina, conocido como el Planetarium, la aeronave empezó a descender suavemente en la pista de aterrizaje. Al acabar de aterrizar Peach salió de su interior y, recibida por muchos lumas alegres, se dispuso a entrar en la casa de su amiga para buscarla. No tuvo que pensar mucho en donde debía iniciar su búsqueda, ya que sabía perfectamente que Rosalina es una aficionada a la lectura y a estudiar nuevos hechizos de magia estelar. Sin demora corrió lo más rápido que podía por los pasillos hasta llegar a la biblioteca y allí la encontró. Era una joven alta, de tez blanca y un cabello rubio mucho más claro que el de ella y que llevaba peinado en un flequillo que cubría uno de sus ojos, los que por cierto eran de un color azul muy bello. Vestía un hermoso y brillante vestido celeste con detalles blancos, sostenía en su mano derecha una varita plateada y delgada con una pequeña estrella amarilla en la punta. Y en su cabeza portaba una corona plateada con joyas rojas y azules. A su lado la acompañaba un Luma de color amarillo que al parecer la estaba ayudando a escoger un libro. Peach estaba a punto de hablar para llamar su atención, pero la joven fue la primera en iniciar la conversación. —Peach, me da gusto verte. No tienes porque decirme a que vienes, las estrellas me lo han dicho. — Peach quedó sorprendida ante la anticipación que ella tenía para saber las cosas que sucedían por medio de los astros y solo pudo pronunciar con voz fuerte y desconcertante “¡¡Rosalina, cada día me impresionas!!”. La princesa de los astros solo se limitó a pasearse por la biblioteca, revisando sus estantes uno por uno. Hubo un gran silencio incómodo, hasta que Peach decidió romperlo. —Dime, ¿qué debo hacer amiga?


    Rosalina observó unos instantes a su amiga y, al igual que Luma, le hicieron señas para que la siguiera. Peach al no tener otra opción la siguió. Caminaron exactamente por el mismo camino por el que vino Peach, hasta llegar al mirador, en donde Rosalina tenía un telescopio. Ella procedió a observar a través de él hacia el espacio infinito. —No puedo decirte exactamente que hacer… pero debo consultar a las estrellas para poder tomar la mejor decisión… esto tardará un rato, ten paciencia mi joven amiga, ¿de acuerdo? — Ante las palabras de la princesa, la joven Toadstool se sentó a esperar la resolución de su mejor amiga. Pasaron unos minutos, o tal vez horas, pero Rosalina al fin había acabado de mirar por su telescopio y se aproximó a la princesa. —Bien, las estrellas me han dicho lo siguiente… un rey… criado para ser malvado…. Un día… su corazón se rompió y nunca más volvió a ser el mismo, eso es todo lo que puedo decir— Peach quedó confundida ante el enunciado de Rosalina, pero tras pensarlo unos pocos segundos lo comprendió. — ¿Un rey… criado para ser malvado? Con eso te refieres a Bowser, ¿no es así? Pero… ¿un corazón roto? ¿No estarás diciendo que él alguna vez tuvo uno?


    Rosalina solamente le dio la espalda. Se mantuvo así por un rato hasta que decidió mirar a la soberana del reino champiñón otra vez. —Toda criatura tiene un corazón. Solo que algunos lo ocultan en lo más profundo de su ser…. Algunos para no ser lastimados nunca…. Otros…. Como Bowser…. Porque ya lo han lastimado una vez.


    Peach no podía creer lo que Rosalina le decía. ¿Bowser con un corazón? Y si fuera verdad, ¿quién pudo haberlo lastimado? Antes de que pudiera preguntar algo más, la princesa de los astros retomó la palabra. —Las estrellas dicen… que ha sido una criatura solitaria… que ha hecho actos viles por tristeza… y ocultar dicho sufrimiento actuando con Ira y deseos de tiranía… y solo alguien de corazón puro y bondadoso… puede curar sus heridas por completo…. Y esa persona… eres tu Peach, debes ir con él, no solo para salvar a tu reino… si no para salvarlo a él igualmente— La joven quedó sin habla, pero había comprendido perfectamente todo lo que su amiga le dijo. Aunque también en el fondo pensaba que estaba loca, pero no podía dudar de ella cuando consultaba las estrellas, ya que todo lo que ellas dicen se cumple. —Muy bien amiga, es hora de volver a tu hogar— El Luma amarillo comenzó a bailar alrededor de Rosalina a la vez que ella agitaba su varita lanzando un brillo que rodeó a Peach hasta desvanecerse.


    A la mañana siguiente, Peach estaba en su cama, durmiendo apaciblemente hasta que uno de los rayos del sol golpeó su rostro, despertando de su sueño. Bostezó y se estiró para desperezarse pero pronto recordó todo lo que sucedió. Ella había visitado a la princesa Rosalina para poder tomar una decisión de lo que haría. Aun no estaba segura de eso, pero si su amiga decía la verdad, ella sería la única capaz de sanar el corazón del Rey de los Koopas.

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    Bueno, espero lo hayan disfrutado y si llegaron hasta aqui..... significa que no les aburrió el fic XDD Acepto cualquier clase de comentarios, me serán de mucha ayuda, adiós.
     
    Última edición: 8 Septiembre 2015
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    J.Nathan Spears

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    Ya leí este episodio al menos 3 veces en otros medios xD (quizás con uno que otro cambio). Hoy... veamos que comento sin hacer spoiler

    1- Adoro la escena en donde Mario grita por culpa de la escasez de harina xD
    2- ¿De cuál se fuma Rosalina para ver que Bowser no es tan malito, según ella?
    3- ¿Serías capaz de dibujar a Mrs. D?
    4- Okey, esto es más técnico. Podrías mejorar un poquito la narración n_n en la parte donde Bowser hace su plan maestro y antes de que lo ejecute... sé que puedes hacerlo una constante ;P

    Bueno, compa... suerte con todos tus proyectos ;)
     
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    Habieru the Kiragon

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    Descubriendo la verdadera naturaleza de mi captor [Super Mario Bros]
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    mmm..... solo un comentario, bueno, algo es algo. Hola, hola, aqui les traigo el siguiente capitulo de este fic, espero lo disfruten. Y antes responderé a las 2 preguntas que me hizo @J.Nathan Spears

    Ejem.... No sé de cual se fumará amigo, ni modo, ella es así XDDD y tal vez, pero me tomará tiempo.

    Ahora sin mas demora.... que comience el capitulo!!!


    =======================================================================================

    Capitulo 2
    La decisión de la princesa, una propuesta indecorosa


    Peach sabía que debía irse sin que nadie se diera cuenta, por lo que, aprovechando que era la única despierta en el castillo; por el momento, se bañó, se vistió y empacó todo lo necesario en una gran maleta rosa; después de todo… sería para siempre. Las palabras de Rosalina aun resonaban en su cabeza. Pero ella no iba para curar las “heridas” de Bowser. Su único objetivo era salvar su reino. No obstante ella tenía curiosidad por saber si de verdad alguien lastimó a Bowser para que se volviera más malvado de lo que era cuando fue bebé.


    Ya estaba lista para marcharse, solo faltaba algo. Tomo un papel y un lápiz para escribir una nota. Al terminarla salió de su habitación, se dirigió a la puerta del cuarto donde se hospedaba Mario y pasó la nota por debajo de ella. La joven caminó hasta la puerta de salida, cerciorándose de que nadie estuviera para verla. La abrió con cuidado para no despertar a nadie, salió y con el mismo cuidado con el que la abrió, la cerró. Ya fuera del castillo, inició su fuga secreta y corriendo apresuradamente se alejó, sin notar que un Yoshi la observaba curioso.


    Regresando dentro del castillo, Mario empezaba a despertar. Debido a que él es muy rápido en las mañanas se levanto de golpe y se disponía a ir a los baños del castillo. Pero no pudo evitar notar algo en el suelo cerca de su puerta, era una nota. Guiado por la curiosidad, la levanto, la desdobló y empezó a leerla.


    ‘Querido Mario:

    Lamento decirte esto pero… he decidido ir a vivir con Bowser por el bien de los habitantes de la Ciudad Champiñón. Era la única manera… pero, a pesar de todo siempre te amaré. No me sigas, no vengas por mí, estaré bien.

    Por siempre tuya,

    Tu querida princesa Peach


    P.D.: Te dejaré a cargo del reino, eres el más calificado para dirigir y gobernar a los Toads, cuídalos mucho por favor, especialmente al Maestro Kinopio y dile que no se preocupe por el bien de su salud.’



    Al acabar de leer la carta no podía creer que su hermosa princesa se haya marchado directo a las garras de ese monstruo. No podía dejar que cometiera ese error, por lo que despertó a Luigi y a Daisy; por cierto que de ella recibió una paliza por despertarla, y les pidió que lo acompañaran para detener a Peach. Salieron del castillo como de rayo y allí lograron avistar un yoshi que observaba por los alrededores, posiblemente en busca de fruta.


    —Disculpa, has visto a una hermosa mujer de cabellera rubia y larga y vestida de rosa. Para más señas lleva puesta en su cabeza una corona dorada con joyas rojas y azules— Le preguntó el fontanero de rojo al Yoshi nada mas acercarse a él.


    —Te lo diré pero primero dame algo de fruta por favor— Exigió, no muy amable, el dinosaurio verde al fontanero. Mario iba a comenzar a explicarle que ya no tenían fruta por la invasión de las plantas piraña, pero en ese preciso instante Luigi se acerca y le da una fruta. Mario, furioso, le preguntó a su hermano que desde cuando tenía esa fruta. Luigi le respondió que la estaba guardando para emergencias.


    A Mario le dieron ganas de matarlo pero debía centrarse en lo más importante. Volvio a preguntarle al Yoshi si había visto a la joven que le describió al inicio. El Yoshi asintió e indicó que se fue en dirección al Reino de las Sombras. Con la rapidez de un rayo, el trío emprendió su persecución para detener a Peach de su “mala decisión”


    En el temible Reino de las sombras; el cual tenía ríos de lava por doquier, chomp cadenas cuidando algunas zonas de dichas tierras, un cielo totalmente nublado por las cenizas volcánicas y que, como recordarán ahora estaba completamente rodeado por una barrera mágica. Cerca de una de las fronteras de la barrera se hallaba Bowser, esperando pacientemente a su amada Peach. Él sabía que ella haría lo que fuera por salvar su reino de la desgracia como cualquier soberano. Esperó y esperó y esperó. Pasadas unas horas, pudo divisar a lo lejos a una hermosa mujer que cargaba una maleta rosa y además poseía una larga y hermosa cabellera rubia. Bowser podía reconocerla aun estando lejos, era su adorada princesa, con la que se casaría y serian los soberanos supremos de todo el Reino. Peach, por su parte se acercaba más y más hasta llegar cerca de la barrera. Al otro lado la esperaba el Gran Rey de los Koopas.


    —¡Vamos, entra! ¡Te he estado esperando!— Exclamo Bowser al notar que ya tenía bastante cerca a su “presa”. Pero Peach no se movió, se limitó a quedarse en el sitio donde se había detenido. Bowser, furioso, le exigió que entrara ahora mismo. —¡Primero debes jurarme que cumplirás tu promesa y retirarás las plantas piraña de mis jardines de las cosechas de mis fieles Toads!


    Bowser ya estaba perdiendo la paciencia, pero sabía que debía cumplir su palabra si quería que la princesita se quedara con él toda su vida. Ordenó a Kamek que deshiciera el hechizo y él rápidamente fue hasta la Ciudad Champiñón para exterminar la plaga y en unos minutos regresó al Castillo de Bowser. —¿Contenta? Ahora cumple tu parte del trato o si no haré que Kamek vuelva a plantarlas.


    A Peach le seguía desagradando la idea de vivir con el horrible reptil que la ha secuestrado todos estos años, pero una promesa es una promesa. Sin embargo en el instante en que decidió entrar en la barrera escuchó unas voces familiares que la llamaban.


    —¡Peach, no lo hagas! — Gritaron a la vez Mario, Daisy y Luigi, que se aproximaban hasta la joven princesa. Bowser estaba furioso por la inoportuna llegada de esos tres que venían a arruinar su perfecto plan. Mario era el que más deseos tenia de que su hermosa novia regresara con él al Reino Champiñón, la tomó de su brazo delicadamente y se disponía a escoltarla. Sin embargo ella no se movió, extrañando al fontanero, a su hermano y a Daisy.


    —Lo lamento Mario, no puedo regresar. Debo hacer esto, por el bien no solo de mis súbditos… si no también el de ustedes— Mario quedó en shock ante las palabras de Peach. No podía creer que ella dijera esas cosas, sobre todo tomando en cuenta todo el mal que les ha ocasionado el Rey Bowser. Luigi y Daisy se encontraban igual de consternados.


    —Cálmense, yo estaré bien, se los prometo. Mario, debes ser fuerte y dejar que yo haga esto. Luigi, cuida bien de tu hermano y cálmalo cuando sienta que yo le haga falta. Y Daisy…. Yo… tú… has sido una buena prima…. Mi única prima…. Y me conoces mejor que nadie, y sabes cuando yo ya he tomado una decisión. No espero que entiendan…. Pero les pido…. Que confíen en mi— El trío, acongojadamente, no les quedó más opción que asentir a lo que Peach les había dicho y Mario la soltó para que fuera con su archi-enemigo para toda la eternidad.


    Peach le dio un tierno beso de despedida en los labios a su novio y procedió a traspasar la gran barrera del Reino de las Sombras, reuniéndose con su captor voluntariamente. Bowser, por su parte, sostuvo el brazo de su ahora permanente prisionera a la vez que se mofaba de sus enemigos que lamentaban la pérdida de su estimada amiga. Mario, Luigi y Daisy, sin poder hacer ya nada, decidieron regresar al Castillo de Peach entristecidos.


    El Rey de los Koopas, alegre por su finalmente merecida victoria, cargó a Peach y se encaminó hasta una montaña en la que se divisaba a lo lejos un castillo. Finalmente al alcanzar la cima, Peach miró con asombro aquel castillo y sus alrededores. El castillo era exactamente similar al de ella, de un fino color blanco, con la punta de las torres de color rosa y una gran puerta de entrada hecha de madera. La única diferencia era que en lugar del símbolo de un champiñón arriba de la puerta, estaba dibujada la cara de Bowser. Lo que más la sorprendió era que incluso el castillo poseía unos jardines como los de su hogar. —Encontré esta enorme montaña hace muchísimo tiempo, tenía el espacio idóneo para todo esto que ahora ves. Le pedí a Kamek que construyera una réplica exacta de tu castillo aquí, incluyendo los jardines. Pensé que así te sentirías en casa.


    Peach no sabía que sentir exactamente en ese momento, si gratitud por el gesto del Koopa o inquietud al saber que él conocía todo su castillo como si fuera el de él. Pero ya que le habían enseñado a ser educada y agradecida desde pequeña, sin importar las circunstancias, únicamente se limitó a susurrar un leve: “Gracias”.


    —¿Solo un “gracias”? Bueno, como quieras. ¡Entremos de una vez!— Y una vez dicho eso entró aún cargando a Peach llevándola hasta el comedor. Dicha estancia era similar a la de su castillo, con la diferencia de que solo habían dos sillas grandes. Una de color rosa con una corona dorada dibujada en ella y otra mucho más grande con cuernos en los bordes superiores del respaldo. Bowser bajó delicadamente a la princesa y la llevó hasta su silla, invitándola a sentarse. —Es hora de comer, querida. Este castillo tiene algo especial por cierto. Solo tú o yo podemos pedir cualquier cosa y aparecerá instantáneamente en el sitio donde estés… permíteme enseñarte…. Ejem…. Quiero un plato con mucha carne para la princesa Peach— Y con aquella petición de Bowser, frente a Peach aparecieron varios platos llenos de filetes, piernas de pollo, lomos de vaca y muchos otros alimentos de carne.


    —Esto… eres muy amable… pero… yo… soy vegetariana— Explicó nerviosa, pero tratando de no sonar descortés. —Ups, mi error. Lo había olvidado completamente— El Rey Koopa se llevó los platos con carne hasta el lado de la mesa donde estaba la otra silla grande, que evidentemente era la que Bowser usaría posiblemente para hacer compañía a Peach o comer junto a ella. Al acabar de mover los platos a su sitio de la mesa ordenó que frente a Peach aparecieran platos con ensaladas, frutas, arroz, papas, entre otras comidas de origen vegetal. Por último el temible rey se sentó en su silla y exigió a la princesa que comenzara a comer. Peach se limitó a tomar un tenedor para comer un poco de lo que tenía frente a ella, pero no evitó notar los modales que tenía Bowser para comer. Devoraba sus alimentos como si se tratara de un animal salvaje, aunque era claro que técnicamente eso es lo que él era precisamente.


    El enorme reptil hizo una pausa de su “refinada” merienda y contempló a la princesa. —Peach, ¿por qué no comes? ¿Acaso no te gusta o es por el hecho de tener que comer junto a mí? — Peach ante la intimidante voz del Rey Koopa solo pudo decirle que nunca había visto tantos platillos deliciosos frente a ella y empezó a comer educadamente las ensaladas y demás alimentos que Bowser le ofreció. Al ver que su bella “futura esposa” finalmente probaba bocado, continuó devorando el resto de carne que aún le quedaba.


    Minutos más tarde Bowser ya había acabado toda su comida, dejando en los platos únicamente huesos y pequeñas migajas, a diferencia de Peach que dejó mucha de la ración de sus alimentos. El rey molesto exigió que le contestara el porqué no se había comido todo. La princesa, aterrada, le respondió que ya se sentía satisfecha y solo quería dormir.


    El gigantesco Rey no le creyó al principio, no obstante optó por seguirle el juego. —Está bien, tu habitación esta exactamente en la misma planta que en tu castillo. Pero… antes de que te vayas…. Todos los días te haré una simple pregunta, y no cesaré en preguntar hasta que me respondas lo que yo quiero escuchar— Peach ya no aguantaba estar ni un minuto más con su captor, pero se atrevió a averiguar qué clase de pregunta era. Bowser sonrío de modo siniestro, listo para hablar. —¿Te casarías conmigo?


    Peach casi se cae de la silla por la impresión que aquellas palabras le ocasionaron. Sabía perfectamente que él estaba obsesionado con ella y deseaba hacerla su esposa a como dé lugar. No quería decirle que si, ya que su corazón le pertenecía a Mario, pero temía que si contestaba que no Bowser se enfadaría bastante. Luego de pensarlo unos segundos se armó de coraje y le respondió, o mejor dicho le susurro, un tembloroso “no”. Al percibir que Bowser no reaccionaba temió lo peor, pero para sorpresa de ella Bowser se levantó de su silla sin hacer nada. —Puedes marcharte, ya es muy tarde. Que descanses mi preciosa princesa— Lentamente Bowser abandonó la habitación, dejando sola a una consternada Peach. Habiéndose recuperado del susto, sin demora se levantó de su silla y corrió a su habitación. Tal como le había dicho Bowser, se encontraba en el mismo sitio que en su morada. Habiendo entrado, corrió hasta su cama desplomándose sobre ella y por último pudo derramar las lágrimas, tanto de tristeza como del miedo que estaba soportando desde que llegó y así duró varias horas hasta que se durmió por el cansancio.


    A su vez, Bowser regresó a su castillo y caminó a su cuarto ignorando la típica bienvenida que le daban sus súbditos cada vez que llegaba. Habiendo entrado y cerrado las puertas de su recámara, destrozó muchas de sus cortinas y muebles, encolerizado. —¡No lo puedo creer! ¡Después de lo amable que fui con ella, se atrevió a responderme que no! ¡Mis planes están fracasando!— Luego de su clásica pataleta respiró hondo para lograr calmarse. —Cálmate, cálmate… muy pronto ella deberá contestarte un “si” y cuando eso ocurra, todo este mundo será mio, ¡¡Bwajajajajajaja!! Si…. Después de todo…. Ella se quedará a vivir aquí…. Por siempre…. Y para siempre!! ¡¡¡BWAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA!!!


    El maligno plan de Bowser estaba marchando a la perfección, o casi. Pero comprendía perfectamente que debía ser paciente para que la joven princesa acatara finalmente sus deseos. Sin embargo Peach estaba triste y aterrada por tener que vivir el resto de su vida con el monstruo que la ha atacado y acosado desde que tenía memoria. ¿Pero tenía otra alternativa? Claro que no, era el único modo para evitar que aquella “bestia” dañara a sus seres queridos. Ahora era una prisionera para toda la eternidad.

    =======================================================================================

    Bien, eso es todo por ahora, espero lo hayan disfrutado. Acepto cualquier comentario o duda al respecto, hasta pronto, este Kiragon se marcha. *abro uno de mis ya conocidos portales, entro en él y el portal desaparece*
     
    Última edición: 5 Octubre 2015
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    J.Nathan Spears

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    Nuevamente... detecto muy pocos cambios respecto a lo que ya leí en otros lares -w-U. Pero aún así, me gustó como quedó. Y también tu despedida xD

    Y bueno, para Bowser es re difícil ser amable, pues... bueno, la realeza villanezca casi siempre es así de "maleducada" n_nU.

    ¿Y por qué Peach es vegetariana? Debe ser que la educaron así

    A todo esto, ¿Qué rayos pasó con los padres de ésta? o_O. ¿Cómo reaccionarían al ver a su "pequeña" atrapada ahí? Y peor aún... por decisión propia

    Como sea, a ver qué nos deparan los siguientes episodios
     
  5.  
    Ichiinou

    Ichiinou Amo de FFL Comentarista destacado

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    Bueno, aunque ambos capítulos eran un poco largos, he de admitir que me gustaron mucho. Me ha enganchado verdaderamente este fanfic. Aunque ahora me intriga qué hará Bowser para ganarse verdaderamente a Oeach y qué es eso que le pasó en el pasado para convertirse en alguien tan temible.

    La redacción, el vocabulario, la gramática y la ortografía son exquisitos, muy bien todo, te felicito por ello y por llevar tan bien el fanfic, que es difícil enganchar a alguien, pero conmigo lo has hecho.

    Espero leer más pronto.

    ¡Un saludo! :)
     
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  6.  
    Habieru the Kiragon

    Habieru the Kiragon Soy el Kiragon más poderoso que existe

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    Bueno, bueno, bueno, bueno..... ni tanto, ni tanto, ni tanto LOL. En fin, primero que nada, responderé las preguntas de @J.Nathan Spears y de @Ichiinou que han sido dos de las personas que han comentado, lo que agradezco bastante. Bien... Peach es vegetariana porque me inspiré en algo que sucedió en Bowser's Inside Story, no daré Spoilers para los que no hayan jugado aún el juego, pero tiene que ver con Zanahorias XDD. Y a tu segunda pregunta Nathanoso, ya lo sabrás a su debido tiempo, paciencia. Y a la pregunta de mi nueva amiga y seguidora Icchii.... ya tambien sabrás eso a su debido tiempo, pido a todo mundo que tengan paciencia. En fin, sin más preambulos, he aquí el capítulo 3!!!

    ============================================================

    Capitulo 3

    Discusión, reconciliación y un hermoso presente


    Pasaron muchas semanas desde el primer día de Peach en su nuevo castillo. Y todos los días cenaba junto a Bowser, la mayoría de las veces debiendo soportar los deplorables modales del Rey Koopa, quitándole el apetito. También recibía muchos presentes de parte de él: Joyas, vestidos, accesorios, la mayoría hermosos pero ella conocía las intenciones del reptil. Y todas las noches después de cenar le hacia la misma pregunta “¿Te casarías conmigo?” y la respuesta de la princesa era siempre un “No”.


    Incluso todas las noches al dormir tenía aquella pesadilla recurrente. Ella se hallaba sola en un frondoso y tétrico bosque. Aún así sentía que los arboles del lugar la observaban de forma acosadora. Muy aterrada corría y corría deseando encontrar la salida, al mismo tiempo que huía de algo que la acechaba. No fue hasta que le ganó el cansancio que aquel hostigador la atrapó. No era otro más que Bowser, con la diferencia que este era mucho más monstruoso que el original sus púas y cuernos eran exageradamente enormes, sus garras eran afiladas cual navajas y sus ojos, hubiera deseado no haberlos visto en primer lugar, eran completamente rojos como la sangre. Aquel temible monstruo la capturó entre sus zarpas, aproximándola hasta su rostro. —Peach…. Muy pronto… tú serás solo mía…. ¡¡MÍA Y DE NADIE MÁS!! — La princesa horrorizada, temblaba del miedo a causa de la apariencia y el tono de voz atemorizante que la criatura poseía. Sentía que era su fin, ya que Bowser lamía lujuriosamente sus mejillas con su bífida y repugnante lengua, saboreándola en el acto. —B-basta…. ¿P-por qué me haces esto?


    No recibió respuesta alguna y únicamente tuvo la fuerza de abrir uno de sus ojos. No pudo moverse debido al horror que experimentó al notar que Bowser abrió sus fauces muy cerca de ella, dispuesto a devorarla. Y siempre despertaba aterrada y sudorosa por lo escalofriante que era aquella pesadilla. Sin embargo una noche esa pesadilla fue interrumpida justo antes de que ese maligno Bowser la capturara. Un misterioso haz de luz emergió de los cielos, atravesando por completo el pecho de aquel Bowser de pesadilla, desintegrándolo totalmente. Peach se sintió anonadada ante aquel extraño suceso, pero al instante se sobresaltó al oír una voz detrás de ella. Al voltearse notó que era su amiga, Rosalina. —No te asustes, solo he venido a ver cómo te encuentras. No es necesario que digas nada, ya lo sé. —Peach se aproximó ante la princesa de los astros y le preguntó cómo pudo adentrarse en sus sueños. Rosalina le recordó que ella podía visitar de vez en cuando los sueños de otras personas o criaturas e intervenir si lo creía necesario. —Ya sabes lo que debes hacer, no te rindas tan fácilmente querida amiga. No debes temer, los espíritus estelares te protegerán, hasta pronto princesa Peach, es hora de despertar— Ella agitó su varita circularmente y una intensa luz brillante rodeó a la hermosa princesa.


    Peach por fin había despertado no tan aterrada como en noches anteriores. El temor que la invadía se había esfumado por unos instantes, al menos hasta que escuchó que alguien llamaba a su puerta. Ella, a pesar de que sabía perfectamente quien llamaba a su puerta, educadamente preguntó quién era.


    —Soy yo, mi hermosa Peach, tu elegante caballero en brillante armadura. Traigo conmigo un hermoso ramo de flores y chocolates como regalo para la más hermosa del mundo— Bowser, tal como había mencionado, estaba vestido con una brillante armadura de color morado, en su mano izquierda llevaba el yelmo del mismo color que la armadura y en la derecha los regalos antes mencionados. Adicionalmente en su ojo izquierdo se podía apreciar un monóculo, según él para mantener la elegancia.


    —¡No quiero nada, márchate ahora mismo! — Le gritó Peach, en estos momentos no quería la compañía de alguien como él. Bowser se sintió indignado de que ella fuera capaz de echarlo como si fuera una criatura desagradable. —¡ABRE AHORA MISMO ESA PUERTA, O LA TUMBARÉ!


    —¡Pídelo de una manera más amable! — ordenó la princesa, aún con su tono molesto.


    —Agh! Te voy a…. — El rey Koopa respiró profundo y contó hasta 10, logrando calmarse. —Serías tan amable de abrir la puerta…… por favor—Pidió de mala gana.


    —Perdona, no te escuché.


    —Dije, si podrías ser tan amable de abrir la puerta, por favor— Repitió esta vez fingiendo un tono amable.


    —¡No eres sincero, no abriré la puerta!


    El Rey de los Koopas ya había perdido la paciencia, y sin pensarlo dos veces abrió la puerta de un solo golpe y se abalanzó sobre Peach, acorralándola en su cama. —¡Ya me cansaste! ¡Recuerda que yo soy el señor de estas tierras y aquí se hace lo que yo ordeno! — Bramó Bowser, completamente furioso, al mismo tiempo que sostenía firmemente las muñecas de Peach contra la cama.


    La princesa se agitaba con fuerza tratando de librarse del agarre bestial del Koopa. Y no solo eso, también adquirió la suficiente valentía como para defenderse con palabras. —Tú no eres mi rey. Si estoy aquí es solo por mi pueblo, no es por nada más. ¡Nunca acepté obedecer tus mandatos egoístas ni aceptar ser tu esposa! — Y por último, la princesa logró zafarse del agarre de Bowser y le ordenó, levantando la voz, que la dejará sola.


    —¡Bien, te dejaré sola! ¡Pero te quedarás sin cenar esta noche!


    —¡Por mi está bien, no quiero tener que volver a comer con una bestia maleducada como tú! ¡Además puedo pedir lo que quiera incluso comida para desayunar, almorzar y merendar aquí mismo!


    Bowser al escuchar eso se arrepintió de haber hecho que Kamek usara el hechizo de que cualquiera, en este caso él y Peach pudieran pedir lo que quisieran sin importar el lugar ni las circunstancias en las que se encontraran.


    —¡Bien! ¡Pues quédate aquí para siempre!


    —¡Bien!


    —¡Bien!


    —¡Por mi está bien!


    —¡PARA MI TAMBIÉN! — Bowser salió de la habitación de Peach y cerró las puertas dejándolas con cerrojo. Se dispuso a marcharse malhumorado pero no pudo evitar escuchar a Peach sollozar. Al oírla llorar de esa forma, su ira se desvaneció y se transformó en una sensación que hace mucho tiempo no experimentaba, remordimiento. Se alejo del cuarto y en la planta baja del castillo se puso a pensar.


    —¿Cómo puedo ganarme su corazón? ¡¡Se pone tan difícil, agh!! Me dan ganas de…. Pero…. Creo que fui muy duro con ella. Espera, ¿Qué cuernos estoy diciendo? Tal vez…. Necesite un consejo…. Recuerdo que hace tiempo mandé a Kamek construir una réplica exacta del cohete que esa tal Rosalina le dio a Peach y a sus amigos para poder atacarla y así volver a conquistar la galaxia…. Pero ahora…. No estoy seguro…. Pero no tengo opción.


    Así Bowser se encaminó hasta el sector más recóndito del reino de las sombras y allí se encontraba la nave espacial que mencionó, similar al que Rosalina le dio a Peach y sus amigos, con la diferencia que era de color morado y se apreciaba el sello de Bowser en el fuselaje. Kamek le explicó que funcionaba igual que la nave de sus enemigos, pero esta solo se activaría solamente con su propia voz. Ordenó que se abriera la compuerta, entró al cohete, llegó hasta la sala de mando y activó con su voz la cuenta regresiva para despegar.


    Mientras tanto, en el Planetarium, Rosalina estaba limpiando todas las salas, recámaras y demás sectores de su hogar con ayuda de los Lumas. Se detuvo en seco al oír que alguien llamaba a la puerta.


    —¿Vísitas? ¿A estas horas de la mañana? — Se aproximó hasta la puerta y sin dudarlo ni un minuto la abrió entrando como Mario por su casa el mismísimo Rey Bowser Koopa.


    —¡Buenos días, princesa Rosalina! No vine aquí a charlas, solo vine por consejos.


    —Oh, sí, predije que vendrías pronto…. Aunque fue mucho antes de lo que esperaba… ven, te serviré una taza de té y hablaremos.


    —¡Ah, no, que yo ya conozco ese truco de ver “la fortuna” de uno con las hojas de té y yo no creo en esas cosas!


    Rosalina al ver que no le era de interés saber su fortuna con las hojas de té tomó una de sus manos, para sorpresa de Bowser y las observó detenidamente. —Ya veo, estas teniendo problemas últimamente. Incluso lo he confirmado con antelación con los astros…. Tu vida está llena de problemas y…


    —¡Oye, ya, que yo no tengo problema alguno! — Gritó apartando fuertemente su mano del agarre de la princesa de los astros.


    —¿Estás seguro? ¿Acaso no son problemas con…. La princesa Peach?


    —¿Pero como cuernos puedes saber eso?


    —Ya te lo he dicho, los astros me lo han contado… pero lo que no me han querido decir es lo que te preocupa. Dime, puedes confiar en mí.


    —Grrr, si no hay remedio. ¡Lo que me preocupa es que no sé cómo complacer a Peach! He sido amable con ella: Le di de comer, le di un hogar casi similar al suyo, le regalé flores y chocolates. ¿No crees que ya he sido muy atento con ella?


    —Mmmmm…. ¿Estás completamente seguro de que has sido amable con ella? Además Peach no es de las chicas que gusta recibir solo halagos, flores y chocolates. Ella es más una chica de sentimientos; amable, amorosa, maternal; que se preocupa de los que ella quiere. Y agrego que a mi amiga le agradan las personas amables y según lo que me han contado las estrellas no has sido totalmente cordial con ella, sobre todo porque la estás presionando a casarse contigo.


    —¡Oye, oye, ya basta! ¡¡Y dile a tus amigos estelares que dejen de espiarnos!!


    —Yo no soy quien los controla, ellos solo me dicen lo que ven y te has portado como un ogro con ella o al menos eso es lo que me han dicho.


    —Bueno… la verdad es que hace poco nos peleamos… y si, lo acepto. Fui muy grosero con Peach.


    —Podrías empezar disculpándote con ella.


    —Bueno…. Pero mis disculpas suenan tan falsas…Mejor regresemos al anterior tema…. ¿Qué debería regalarle para que me quiera?


    —Piénsalo tú mismo, tal vez algo que sea de su interés. Algo que cambie su tristeza a algo que la haga completamente feliz— Al acabar de hablar bebió un poco de su taza de té que le trajo un Luma para aclarar su garganta.


    —¿¡Y cómo quieres que lo sepa!? Ni que supiera que a ella le importa la jardinería y siempre le gusta cuidar las flores acompañada de unos pequeños y molestos animalitos y que también les gusta alimentarlos y…. Un minuto… ¡eso puede funcionar! — El koopa sujetó las manos de Rosalina, agradecido. —Muchas gracias princesa del cosmos, ahora debo retirarme, adiós— Totalmente agradecido abandona la morada de Rosalina y retorna a su nave para así lograr regresar al plantea Champiñón.


    Rosalina observaba como la astronave de Bowser se alejaba cada vez más y más del Planetarium. —Pude haberlo transportado de vuelta a su hogar yo misma. Bueno, no importa supongo. Cada quien viaja como quiere— Y al ya no tener nada que hacer por Bowser, retomó sus actividades de antes que él llegara.


    En el Castillo, Peach aun lloraba en su cuarto, lamentándose de su cruel destino. Debía soportar los maltratos y humillaciones que Bowser le hacía pasar. Solo pensó en una idea, huir, más si lo hacia el rey Koopa volvería a azotar su reino con las mismas calamidades de hace unos días o quizá peores. Ella ya no podía controlar su llanto, tanto así que sentía que se ahogaría en sus propias lágrimas tarde o temprano.


    Lo que más le molestaba es que Rosalina estaba equivocada, Bowser es y siempre será un monstruo sin corazón, incapaz de sentir amor por alguien. En medio de sus pensamientos un ligero golpe en la puerta la sobresaltó.


    —Peach…. ¿se puede pasar?


    —¡No, vete! — Gritó la joven hundiendo su cara en la almohada. Bowser en el exterior maldijo en silencio, pero luego respiró hondo para calmarse. —Yo… venía a…. pedirte… una dis… una dissssss…..



    —Perdona, ¿Qué?


    —Quería decirte que yo… lo… sssssssssien…


    —No te escucho.


    —Lo… ¡¡¡LO SIENTO!!! — Aquello llamó su atención. Esa debía de ser la primera vez que él pronunciaba esas palabras. —Fui muy grosero contigo y… no debí tratarte así.


    —Sí, lo fuiste, pero la verdad es que no te creo.


    —No me sorprende que no me creas pero… al menos… te dejaré abierto por si deseas salir— El rey Koopa quitó los cerrojos de las puertas de la habitación. —Adiós Peach y… lo lamento…. No te molestaré más— Se dispuso a marcharse y dejar sola a Peach absolutamente. Sin embargo apenas dio tres pasos escuchó que se abrían las puertas y notó que Peach se asomaba levemente por ella. —Espera ¿De verdad lo sientes?


    —Pues…. Si… ya sé que es difícil de creer pero… Es la verdad… —La princesa contemplo fijamente los ojos de Bowser y por primera vez pudo notar la sinceridad y el arrepentimiento en sus ojos. —Está bien, acepto tus disculpas…. Pero… yo también debería disculparme… tampoco me porté muy bien contigo.


    —No, no digas eso. Yo soy el único culpable, me porté como un ogro… ya ves que… actuar en este tipo de situaciones no es sencillo para mi…. Pero… una disculpa no me es suficiente. Quiero que seas feliz, y haré lo que sea para que eso suceda. Por lo tanto quiero compensarte dándote… un obsequio de disculpas, pero primero, cierra los ojos.


    Ella arqueó una ceja, pero lo obedeció y él hizo un gesto con su mano delante de ella para asegurarse de que no veía nada. Sonrió emocionado, le tomó ambas manos y la llevo hasta la puerta de salida.


    Peach no sabía que esperar. Ella se sorprendió por la ternura con la que el Koopa sostenía sus manos. A la vez trataba de mantener el equilibrio mientras caminaba a ciegas, más su toque le aseguraba que si ella tropezaba él la atraparía. Sintió una leve brisa mientras salían al exterior, respiró hondo, ya que era su primera cantidad de aire fresco en el día.


    —¿Ya puedo abrirlos? — Preguntó con mucha curiosidad.


    Él le dijo que esperara un poco más llevándola con cuidado aun sosteniendo sus pequeñas y delicadas manos. —Muy bien, ¡puedes abrirlos!


    Peach abrió sus ojos y lo que vio la dejó sin habla. Los jardines que rodeaban a su nuevo castillo se hallaban repletos de animales y criaturas que le hacían compañía cuando cuidaba de sus jardines.


    —Pedí a Kamek que transportara a todos tus amiguitos que te hacían compañía cuando trabajabas en labores de jardín. Así no les haría daño la barrera. La razón por la que mandé a incluir unos jardines aquí fue por eso, para que te sintieras en casa. Pero faltaba algo la compañía de los animalitos y criaturas que por allí pasaban. Y eso no es todo, también mandé a algunos de mis secuaces que plantaran mas árboles y arbustos y por último que construyeran madrigueras para muchos de ellos. Y una cosa más, yo personalmente construí esto. —Bowser señaló una extraña maquina con muchos recipientes que contenían gran cantidad de alimentos para animales. —Se de buena fuente que adoras darles de comer a estos animalitos y pues instalé este dispensador de comida que trae consigo todo tipo de alimentos para cualquier animal.


    —Yo…. Realmente no sé qué decir.


    —Pues…. Con un simple “gracias” me sentiría satisfecho.


    De repente la joven princesa hizo algo inesperado. Ella se abalanzo alrededor de la cintura del gran Koopa con un dulce abrazo. Bowser tensó su cuerpo y abrió sus ojos ante su toque. Ninguna persona o criatura lo había abrazado así durante mucho, mucho tiempo. Dicho gesto le traía recuerdos gratos de su pasado.


    —Es lo más maravilloso que hayan hecho por mí— Exclamó, totalmente feliz y emocionada— Muchas, muchas gracias.


    Él bajo la vista para observarla, finalmente había conseguido lograr que ella sonriera. Era lo que más deseaba ver durante los últimos días: Una verdadera sonrisa en aquel hermoso rostro.


    Su corazón había comenzado a latir con mucha fuerza, tal vez por primera vez en milenios.


    Lentamente, pero con algunas dudas, envolvió sus brazos delicadamente alrededor de su pequeño y frágil cuerpo y murmuró un leve y afectuoso “de nada”

    ============================================================

    Uf, bien, eso fue todo en este capítulo, espero les haya encantado. Y nada, como siempre agradeceré cualquier tipo de comentario, dudas, sugerencias, etc. Ahora me retiro hasta la próxima. *Me marcho volando hacia unas montañas rocosas de por ahí* Digo, no siempre usaré los portales XP



     
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    J.Nathan Spears

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    Sip, como imaginé, el episodio está igual de bien que la vez pasada que leí... ese Bowser se pasa a veces. Pero bueh, entiendo que para mucha gente sea ABSOLUTAMENTE DIFÍCIL pedir disculpas y mostrar remordimiento aunque sea en los ojos ._. es algo triste, pero así es el cerebro del ser humano -w-U

    De momento no se me ocurre preguntar nada que no haga spoiler... el Bowser de la pesadilla al inicio, me imagino quién puede representar xD

    ¿Cómo definirías la relación entre Rossy y Bowser? Digo... al menos con ella él no se muestra excesivamente grosero como con otras mujeres o_oU (aparte de su propia hija, claro xD)

    Vamos a ver cómo avanza todo -w-
     
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  8.  
    Habieru the Kiragon

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    Volví con nuevo capítulo, en fin. Empezando respondiendo a la pregunta de @J.Nathan Spears pos.... diría que Rossy y Bowser se respetan mutuamente. Bowser por un lado no le importa mucho Rossy, peor tampoco la ve como una enemiga, por lo que sería neutral hacia ella. y Rosalina pues sabe más de Bowser de lo que imaginamos ewe. En fin, sin mas dmeora..... AQUI ESTÁ EL CPAITULO 4!!!!

    ============================================================

    Capítulo 4
    Un tiempo de calidad con la princesa


    Bowser observaba desde el balcón de su recámara como la joven princesa cuidaba de sus nuevos arreglos florales y alimentaba a todos los animales que se le acercaban. Él se había distanciado, ya que su presencia aterraba a las criaturas. Además no quería que ella se diera cuenta que la contemplaba.


    Estaba fascinado por la forma en que era capaz de dominarlos, calmarlos y acariciarlos. Incluso observó cómo se acercaba con suma confianza a un Gao, criatura perteneciente al Reino de Sarasaland similar a una esfinge y generalmente muy feroces, sin embargo la princesa se había hecho amiga de uno.


    ¿Cómo lo hacía? ¿Incluso la más feroz de las criaturas quedaba encantada con ella? Irónicamente, eso era lo que él pensaba de la joven en aquel instante: encantadora. Aquello le recordaba un poco a alguien, alguien que fue muy especial para él.


    —Pero, ¿Qué me está sucediendo?


    En ese momento, en un gran espejo que se encontraba en la habitación del rey, el reflejo de un koopa parecido a Bowser; solo que completamente marrón y mucho más enorme, apareció. —Te estás convirtiendo en un bobo, y todo por esa princesita cobarde.


    —¡Padre! —exclamó Bowser, mirando al espejo. —¡No hables de ella de esa forma! — Para explicar, hace muchos años después de que el padre de Bowser, Morton Sr. Muriera, de alguna forma su alma quedó atrapada en ese espejo y de vez en cuando él aparecía frente a Bowser en momentos que él creyera necesario, generalmente cuando veía a su hijo portarse como alguien “débil”.


    —¿Ya ves? Tú incluso has caído tan bajo como para defender su “honor”. ¿Y te haces llamar el Rey de los Koopas? Te has enamorado al igual que con ella…. De esa patética Koopa. Ella era igual que tu débil madre.


    —Eso no es verdad, yo solo…. Da la casualidad de que mi nueva futura esposa me parezca atractiva, ¿Tiene algo de malo eso?


    —Oh, vamos. Tu solo te enamoraste de ella porque te recuerda a tu difunta esposa. A parte de ella nunca has encontrado a nadie más que pueda amarte. Incluso si tuvieras que empezar de cero, ¿Por qué ella? Es decir, mírala.


    Bowser observó una vez más desde su balcón a la princesa. —Sí, ¿y?


    —Ella es tan… santita. No hay ninguna pizca de maldad en ella. Es tan…. Tan….


    —Perfecta.


    —Iba a decir nauseabunda, pero eso también funciona. ¡Es demasiado perfecta! Tienes que cambiarla. ¡Ordena a ese inútil de Kamek que convierta su cabellera en muchas serpientes o algo así!


    —Tienes razón, ella es demasiado perfecta. Tal vez eso es lo que la hace… interesante.


    El reflejo de Morton Sr. Gruño con furia. —¡Escucha lo que dices! ¿Dónde está tu orgullo Koopa?


    —¡Oh, cállate! — Tomo una gran manta y cubrió el espejo con ella. Ya habiéndose deshecho temporalmente del estorbo volvió su atención a Peach. Tenía que estar más cerca, pero él no quería asustarla. Así que sacó algunas botellas con polvo mágico que le dio Kamek desde bebé y escogió una con polvo mágico de color verde que le permitía convertirse en cualquier cosa por unos instantes. Se roció un poco de aquel polvo mágico encima convirtiéndose en una pequeña ave de aspecto intimidante de color verde con ojos rojos. Aún conservaba la melena roja de su forma koopa y el brazalete con pinchos en el cuello. Voló hasta un árbol y se posó sobre una de sus ramas a pocos metros de distancia de la joven, asustando a otros pájaros en el proceso. Su sonrisa se ensanchó. Ella sin duda era más interesante de cerca.


    —No te muevas pequeño conejito, ya casi acabo— Dijo con voz dulce mientras le esponjaba la cola al conejo —Listo— el pequeño conejo saltó de alegría a los brazos de la princesa y esta río ante el gesto del animalito. El corazón de Bowser revoloteaba cuando la escuchó reír por primera vez.


    —Si, yo también te echaba mucho de menos pequeño conejito—. El conejo hizo señas, como tratando de decirle algo a Peach, y claramente ella lo entendió, ya que frunció el ceño. —Oh, ya ves, hice un trato con Bowser y pues… ahora debo vivir con él.


    Los demás animales y criaturas escucharon eso e hicieron ruidos frenéticos. Ella trató de calmarlos. —Lo sé, lo sé, no se ve muy amable que digamos…


    Bowser estaba comenzando a arrepentirse de traer a esos apestosos animales. —Pero… no es tan malvado como pensábamos— Aquellas palabras ocasionaron que sus ojos se abrieran bastante. ¿Sería posible que ella no lo odiara, después de todo? ¿Podría ser que finalmente habría conseguido que ella lo quisiera? Los animales por su parte gritaron en señal de protesta. —No, de verdad— Peach les aseguró — Él no me ha hecho nada malo, sin embargo tengo que admitir que aun me asusta un poco. Pero el haberlos traído a todos aquí me hizo muy feliz.


    A continuación, comenzó a cantar junto a los pájaros que entonaban una melodía a modo de respuesta. Bowser cerró sus ojos, relajado por escuchar aquella dulce y melodiosa voz. Aquella voz le recordaba a esa koopa de la que alguna vez se enamoró. La hubiera escuchado por todo el día de no ser porque el efecto del polvo mágico especial se agotó devolviéndolo a la normalidad y provocando que la rama en la que estaba posado se resquebrajara. Al caer dejo escapar un grito cuando el impactó contra el suelo, los animales se espantaron y se dispersaron. Peach chilló del susto y se dio la vuelta. Su terror se desvaneció cuando notó el estado del Koopa. —¡Santas estrellas! ¿Estás herido? — Le preguntó ella, corriendo hacia él. El rey Bowser se estremeció al sentir que ella acariciaba amorosamente su pata. —Oh, no te preocupes por mí, estoy bien. — Le respondió para calmarla al mismo tiempo que se levantaba.


    Peach pudo ver la rama rota a lo lejos. —¿Estabas espiando?


    —¡No! Bueno, yo… si— Sonrió nerviosamente— Yo… yo no quería molestarte y pues… lamento haber espantado a tus amigos animales.


    Ella suspiró —Bueno, mientras tú estés bien. Por lo menos podrías ayudarme a alimentarlos. Hay tantos de ellos y se está haciendo tarde— Señaló hacia el cielo, el cual se había vuelto más anaranjado y rosado por la puesta de sol.


    —Claro, puedo cuidar de ellos— Él le menciono que el hechizo de mayordomo invisible funcionaba también en las cercanías del castillo y ordenó que todos los animales tuvieran su ración diaria de alimento.


    —¡Ya está! Ahora, ¿Qué tal algo de cenar? —Él estomago de Peach gruñó ante la mención de los alimentos, sonrojándose levemente. —Ahora que lo pienso, no he comido mucho hoy…


    Bowser río un poco y ordenó que apareciera una manta de picnic, junto con una botella de champán y dos vasos. El rey le ofreció una copa a la que ella se encogió ligeramente. —Oh, no, gracias. Yo no bebo.


    —Ya lo sé— mencionó con indiferencia — Descuida, es solo jugo de uva— Aún con su actitud sospechosa, Peach aceptó la copa y tomo un pequeño sorbo. Él había dicho la verdad. El Koopa, para iniciar una conversación, le preguntó si disfrutaba del jardín que él había creado para ella. Peach asintió con una sonrisa, confirmándole que estaba contenta. Sin embargo ella miro hacia el cielo y le mencionó el hecho de que algunas aves que trataban de volar lejos se detenían antes de topar con la barrera mágica. —Oh, como ya sabes, esa barrera mágica es una mera protección. No es nada personal pero no puedo correr el riesgo de que se escapen o alguien venga a rescatarte. En tu caso tu solo podías entrar pero no puedes salir al igual que tus pequeños amiguitos. Nada sale, ni entra sin que yo lo mande— La princesa al oír aquello lo observó con ojos angustiados. —Así que los animales… ¿están atrapados como yo?


    Al notar que su hermosa sonrisa desapareció, Bowser se dio cuenta que había cometido un error y debía corregirlo inmediatamente. Levantó suavemente su barbilla para que lo mirara y le dijo que se animara, que ellos ya están aquí con ella y para acabar le preguntó si acaso eso no era lo que importaba. Peach, todavía no sonreía, pero le respondió un tenue “Supongo”. Bowser no se iba a rendir, él debía conseguir que ella sonriera otra vez, por lo que ordenó que frente a ellos apareciera un enorme pastel de melocotón, dos pequeños platos, dos tenedores y un cuchillo para cortarlo. La boca de Peach se abrió. —¿Cómo sabes que me gusta ese sabor de pastel? — Le preguntó. El Rey Koopa únicamente se limitó a decirle que en todos estos años, además de secuestrarla no tenía nada mejor que hacer que espiarlos y que era completamente natural que se enterara de ciertas cosas. Habiendo finalizado su explicación, sostuvo el cuchillo y rebanó un pequeño trozo del pastel para dárselo a Peach. La princesa, sin demora sostuvo un tenedor y empezó a comer su porción. Bowser se sintió muy contento al escucharla decir lo más fuerte que podía que este era el mejor pastel de melocotón que había probado jamás. —Solo lo mejor para mi princesa favorita— Señaló él a su vez que también comenzó a comer su respectivo trozo. Peach se sonrojó, pero luego lo miró con seriedad.


    —¿Por qué estabas espiándome de todos modos? Ahora mismo quiero saberlo— Bowser no sabía que responder en ese momento, pero luego de pensarlo, le dijo que no espiaba, solo observaba y que después de todo, ella era alguien muy interesante. Ella no mencionó una sola palabra durante algunos segundos, miró sus manos y su cara se puso extremadamente roja. —Y debo aclarar que nunca he mentido cuando te he dicho que eres hermosa— Peach miró hacia otro lado, agradeciéndole por aquel cumplido, para acabar diciendo que ella no era tan atractiva. El gran Rey soltó una leve risa por la modestia de su preciosa princesa, y la cubrió con más halagos. —Solo mírate, eres una belleza natural, y eso es decir mucho viniendo de mi. Por lo general, cuando observo algo muy bello lo aplasto o le hago algo peor. Pero en serio, yo esperaría que alguien como tú estuviera acostumbrada a todo tipo de alabanzas.


    —En realidad… no… la única persona que me decía esa clase de cosas era Mario… pero… por lo general mis súbditos y otras personas solo me lo dicen por formalidad.


    —Oh, ya veo…


    —¿Qué cosa? — Ella se volvió hacia él y notó que la contemplaba con una mirada traviesa y desconcertante en su rostro. —B-Bowser, ¿Qué estas…?— Ella gritó frenéticamente cuando el Koopa la atacó con un abrazo. No podía evitar patalear completamente exaltada. —¡Bowser, déjame ir!


    —¿Qué sucede querida? — Se burló sin tener intenciones de soltarla —¿No es suficiente la atención que te estoy dando?


    —N-no, yo…— Su voz se desvaneció cuando sintió que él recorría su espalda delicadamente con su garra— ¡¡N-Noooo!! Deja de… hacer eso… jaja… ¡¡¡me haces cosquillas!!!… ¡¡¡ajajajajaja!!!


    —¿De verdad? Entonces, ¿qué sucedería si hago esto? — Se apartó de la princesa y para su sorpresa comenzó a darle cosquillas en su vientre. Ella no pudo evitar reír mucho más fuerte que antes. —Bowser, por favor… ¡¡Jajaja!!! ¡¡Basta!!


    —¿Segura? Porque tal parece que lo estás disfrutando, jeje— Esta era la primera oportunidad que él tenía de escuchar aquella hermosa risa tan de cerca, y fue cautivante.


    —¡¡Jaja!! ¡Por favor! Tengo que… jaja… terminar mi pastel… jaja— Bowser, al no poder negarse a su petición se detuvo en seco, dándole un tiempo a ella de respirar para recuperar el aliento y la soltó para que pudiera acabarse sin pérdida de tiempo su trozo de pastel. Para sorpresa del Koopa, Peach se abalanzó sobre él. —Espera, ¿Qué estás…? ¡¡AJAJAJAJAJAJA!!


    Peach estaba usando sus delgados y suaves dedos para hacerle cosquillas como venganza por lo anterior. Sin embargo, ella no tenía la ventaja de tamaño. Él gran reptil la tomó suavemente en sus brazos antes de que ella lo torturara mucho más. —Buen intento, pequeña cosita retorcida. —Exclamó riéndose de una forma divertida— Que esto te sirva de advertencia. Aquí yo soy el único torturador de cosquillas, ¿Entendido?


    Peach soltó una pequeña risita ante la expresión del rey de los Koopas, nunca lo había visto así. Era completamente diferente a la visión del “Monstruo” que ella conocía. —Comprendo.


    Inmediatamente Bowser la bajó suavemente. —¿Sabes? Deberías reír más a menudo. La risa te hace muy bien— Peach al escuchar aquel comentario proveniente del Rey Bowser, se sonrojó con más intensidad que en las anteriores ocasiones y pronto se dio cuenta que era la primera vez que reía desde que vivía en el Reino de las Sombras.


    Habiendo ambos terminado de comer, Peach se sentía cansada. Ella no había podido dormir por todo lo que había sucedido, por lo que se despidió de Bowser; la verdad es que él también se sentía cansado. El Rey de los Koopas le deseó dulces sueños a la princesa y ambos se marcharon a sus respectivos castillos. Cuando Peach entró a su habitación se miró unos momentos en el espejo que estaba allí. Tal como había dicho, nadie más que Mario le había llamado hermosa y por alguna razón se sentía bien de que alguien más pensara eso de ella, aun siendo la criatura que la ha raptado y querido conquistar su reino todos estos años. Habiendo acabado de mirarse, se puso su pijama y se tendió en su cama, acurrucándose en las sabanas. Pero inmediatamente antes de dormirse se dio cuenta que a Bowser se le había olvidado hacer su pregunta aquella noche, pero no le tomó mucha importancia, este había sido uno de los mejores días de su vida.

    =========================================

    En fin, el resto ya lo saben, blabla bla, adiós *me voy volando a una montaña*
     
    Última edición: 14 Octubre 2015
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    J.Nathan Spears

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    Detecté cambios sutiles con respecto a lo que leí en la otra fuente... pero igual no recuerdo mucho xD. Pero sí te digo que el episodio te quedó muy lindo.

    No te mencioné esto antes, pero la parte en que Morton Koopa Sr. intenta usar la palabra "Nauseabunda" para definir a Peach me pareció graciosa... aparte la forma en que Bowser lo mandó al cuerno, o sea, poniendo una manta sobre el espejo, fue muy "LIKE A BOSS" xD *imagina unos lentes oscuros cayendo sobre Bowser y dando con sus ojotes*

    También recuerdo que una vez ilustraste a Bowser en su modo "ave" xD. Sería genial que mostraras dicha ilustración acá mismo... realmente espero que los lectores la aprecien tanto o más que tu servilleta ;)

    Y por cierto, espero más dudas del pasado de Peach y Bowser sigan siendo revelados con cada episodio n__n

    Nos vemos, mi pana xD
     
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    Habieru the Kiragon

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    Hola a todos, he vuelto con nuevo capitulo. Pero antes a petición de mi amigo y colegilla @J.Nathan Spears el dibujo de Bowser en su forma ave.

    [​IMG]

    En fin, sin más demora he aquí el nuevo capítulo de esta fascinante historia!!!


    =====================================================================================================================


    Capítulo 5

    La noche estrellada


    Aquella noche, Peach se despertó con un grito, había tenido nuevamente la misma pesadilla. Habiéndose calmado escuchó algunos pasos aproximarse y pudo ver que Bowser entraba velozmente a su cuarto, con una expresión preocupada en su rostro.


    —¿Qué pasa? ¿Qué sucede? ¿Alguien te ha hecho daño? — Preguntó con furia. Peach lo tranquilizó diciéndole que no se preocupara, que solo había sido un mal sueño. —Oh, ya veo— El Koopa se sonrojó por la vergüenza e incomodidad del momento— Discúlpame, yo… solo creí…


    —¿Qué yo estaba en peligro? — Terminó de mencionar Peach. Ella tuvo que admitir que era muy dulce de su parte el que se preocupara por su bienestar.


    —Si, pero… ya veo que te encuentras bien. Será mejor que me marche.


    —¡Espera! ¿Podrías… quedarte? aunque sea… por un rato— Él la miró perplejo, ¿de verdad ella quería su compañía? Pero ya que se lo había pedido tan cortésmente, se sentó en el borde de la cama. —Entonces… esa pesadilla ¿de qué se trataba? —Le preguntó con curiosidad e interés a la princesa. Peach estaba a punto de decírselo, pero entonces recordó que estaba hablando con el causante de sus pesadillas y escondió su rostro bajo las sábanas. Bowser estaba confundido por la reacción de la joven. Entonces recordó algo y frunció el ceño. —¿Era… sobre mi?


    —¿Cómo puedes saberlo?


    —Una vez que la princesa Rosalina los visitó a tu castillo las escuché hablar sobre tus pesadillas recurrentes buscando alguna solución— Ella escondió su rostro otra vez por la vergüenza. —Lo lamento, yo…


    —Dime.


    —¿Qué cosa?


    —Dímelo a mí.


    Peach era reacia al principio, pero luego de pensarlo con más detenimiento decidió contarle sin omitir detalle alguno. Bowser escuchaba atentamente como eran sus pesadillas cada noche, y la manera en cómo lo describía le hizo sentir algo de tristeza en su interior. —Entonces… ¿es así como me ves?


    —Yo… pues… yo…— El Koopa comenzó a levantarse. —Tal vez lo mejor sea que yo no esté aquí—. Pero antes de que pudiera marcharse Peach lo tomó delicadamente de sus garras. —¡No! Por favor, yo… yo no sé porque sigo soñando con eso…


    —Bueno, yo soy un monstruo, es así de simple— Bowser trató de zafarse del delicado agarre de la joven, pero ella no lo soltaba. —Por favor, Bowser. No te vayas. Yo… yo no quiero estar sola— Él se volvió hacia ella con frialdad. —Bueno, no creo que sea buena idea que te haga compañía la criatura que te causa miedo en tus sueños.


    —Pero tú no eres la criatura de mis sueños, puede que se parezca a ti. Pero no es el verdadero tú. Y… sería grato tener tu compañía— Cuando él la observó a sus ojos suplicantes, su frialdad se desvaneció. No podía dejarla sola en ese estado. —Muy bien, me quedaré contigo hasta que te duermas— Ella sonrió en señal de agradecimiento. —No estoy segura si pueda volver a dormir.


    —Tal vez pueda ayudarte.


    —Pero, ¿Cómo…?


    Antes de que pudiera terminar de preguntar él sacó un cetro mágico de su caparazón, muy similar a los que tenían sus hijos y Kamek, solo que esté se diferenciaba por ser un poco más grande, y la gema que poseía en el extremo superior era de color morado. Bowser usó aquel cetro para transportarlo a él y a Peach hasta una nube por encima del Bosque del Hoyuelo. Peach no pudo evitar preguntarle el por qué estaban aquí. —Es una noche muy hermosa y despejada— mencionó el Rey de los Koopas al mismo tiempo que acomodaba su espalda sobre la esponjosa nube. —Pensé que podríamos echarle un vistazo a las estrellas— Ella levantó la mirada hacia el cielo y asintió con la cabeza, dejándose caer a su lado. —Son hermosas.


    —Sí, lo eres— Murmuró Bowser. Peach levantó una ceja desconcertada ante el comentario del Koopa. —Quiero decir… las estrellas… tal como dices… Hermosas.


    Peach soltó una pequeña risita y volvió su atención al cielo estrellado. El Rey Koopa por su parte, estaba más interesado en ella que en las estrellas.


    —¿Sabes? Rosalina siempre nos visitaba para enseñarnos todo lo que sabía del cosmos. Nos sorprendía el cómo podía recordar el nombre de cada planeta, estrella y constelación. Todos y cada uno de ellos. A Mario, a Luigi, a Daisy y a mí nos costaba un poco de trabajo comprender y memorizar todo pero… — Su sonrisa vaciló ante la idea de su novio, su cuñado y su prima. Bowser percibió aquello y sabía que debía distraerla. —Las estrellas son bastante aburridas cuando están atrapadas de esa manera, ¿no? Pero Kamek me enseño un truco para hacerlas más interesantes— Bowser usó nuevamente su cetro mágico y lanzó un enorme destello hacia el cielo. Peach jadeó al ver que las estrellas se juntaban y formaban a una princesa, claramente similar a ella. —Bowser, tu prometiste que…


    —¿Qué? Yo dije que no iba a usar magia para ocasionar daño a tu Reino. Y no creo que al hacer esto le haga daño a alguien, ¿No lo crees?


    —Bueno, si… pero… no creo que a Rossy le guste que juegues así con sus estrellas.


    —Oh, ella lo entenderá seguramente y apreciará que yo ponga algo de emoción esta noche con sus estrellas. Además debes de admitir que esto es impresionante.


    Peach observó a su "yo" hecha de estrellas y se sorprendió al ver que comenzaba a bailar y mientras lo hacía era rodeada por corazones y melocotones formados igualmente de estrellas. —Bueno… debo admitir que… es hermoso…


    Bowser se río triunfalmente al apreciar que su sonrisa regresaba a su rostro.—¿Ves? La magia de los Koopas puede ser muy útil.


    —¿Reorganizar las estrellas te parece útil?


    Él sonrió y movió mas estrellas con su cetro para deletrear un mensaje. Los ojos de Peach se abrieron hasta quedar del tamaño de platos grandes cuando lo leyó:¿Me amas? Marque Si o No.Por debajo se formaron dos casillas marcadas “Si” y “No”


    Cuando se volvió hacia él, se dio cuenta que tenía esa mirada emocionada en su rostro. Le entregó su cetro aun apuntando hacia el cielo. Luego de pensarlo lo tomó y marcó con él la segunda casilla. Bowser frunció el ceño y borró el mensaje antes de que alguna otra persona pudiera verlo. Peach lo miró con una expresión apenada. —L-Lo lamento… de verdad… es solo que yo… no siento lo mismo por ti y…


    —No, está bien. No debes preocuparte— La calmó dulcemente, regalándole una sonrisa. Aún así ella se sentía mal por él. Ya lo había rechazado con anterioridad, pero por algún motivo, le dolía en ese momento.


    Él se puso rígido al sentir un suave toque. Al bajar su mirada notó que Peach se acurrucaba en su pecho. —Pero… estoy dispuesta a aceptarte como amigo.


    —¿Cómo amigo?


    —Claro. Creo que es justo.


    Él no sabía que decir. —Oh, bueno…. Yo… nunca he tenido un amigo antes.


    —¿Nunca? — Él asintió con su cabeza con una expresión dolida, y Peach al verlo así lo abrazó con ternura. —Bueno, ahora tienes una amiga. Y… lo lamento.



    —¿Por qué?


    —Me había equivocado contigo. No eres un monstruo— Cerró sus ojos y se acurrucó más sobre él.



    Bowser comenzó a mirarla con asombro, no podía creer que alguien como ella pudiera ser tan bondadosa con alguien como él. Incluso si ella no le había dado la respuesta que esperaba, la sola idea de tener una amiga hizo que su corazón se estremeciera. ¿Momento? ¿El aún poseía un corazón?


    Él aproximó su pata hacia ella con inseguridad y comenzó a jugar con su largo y rubio cabello. La princesa abrió sus ojos con sorpresa y lo miró. Él retiró su pata rápidamente, no sabía porque de repente se comportaba tan titubeante. —L-Lo siento, yo… ¿no te importa?


    Ella lo miró por un momento y luego sonrió cerrando sus ojos. —No, está bien. Adelante, siempre y cuando no vuelvas a hacerme cosquillas.


    Él se río entre dientes mientras se sentaba, apoyándose sobre su brazo. —No te preocupes, amiga. Voy a ser amable— Sin perder un segundo de esta oportunidad, puso su pata en la zona superior de su cabeza y lentamente pasó sus dedos por su cabellera. Suspiró internamente al sentir la suavidad de su pelo y Peach a su vez se volvió a sorprender con su toque tierno. Ella abrió sus ojos exaltada al sentir esta vez que él empezaba a acariciar su espalda, pero pronto se relajó y los cerró nuevamente. Su tacto era tan relajante que incluso no pudo evitar dormirse profundamente. Al darse cuenta de esto el rey de los Koopas no sabía qué hacer. No quería despertarla, por temor a arruinar el estado de paz en el que se encontraba. Incluso dormida era fascinante. Él podría observarla así para siempre, no se atrevía a moverla o dejarla sola.


    Por lo tanto acercó su cola a ella y la enroscó alrededor de su delgado cuerpo. Continuó observando su rostro, y sería lo último que vería antes de quedarse dormido igualmente.


    Esa misma noche en el Castillo de Peach, Mario se encontraba en la biblioteca del reino Champiñón con muchos libros junto a él. Buscaba una forma de eliminar la barrera que rodeaba el reino de las Sombras para poder rescatar a Peach. Por su aspecto se notaba que no había dormido en días. —Peach… debo… salvarla… si tan solo… pudiera usar la nave espacial…. para ir con…. Rosalina… y que ella me dijera el método para romper esa barrera… pero… solo Peach puede activarla..... debo..... seguir..... buscando.


    En aquel instante la puerta de la biblioteca se abría y entró Luigi vestido con su pijama a rayas verticales (de color verde) sosteniendo una vela. —Hermano, ven a dormir. Sé que estás preocupado por Peach, yo también lo estoy. Pero necesitas dormir, solo mírate, pareces un maldito zombie.


    Al no recibir respuesta de su hermano se resignó y se marchó para dormir otra vez en su habitación.


    —Debo…. Salvarla… Peach… no me rendiré— continuó hojeando un libro y así se mantuvo por el resto de la noche.


    ================================================================================================

    Ya saben todo lo demás, yo ya me voy de aquí LOL *me marcho volando a las playas de Viña del Mar XDD*


     
  11.  
    J.Nathan Spears

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    A ver, primero comentaré sobre tu intro y despedida xD. Pasa que me encantó tu dibujito (creo que ya lo había visto... pero espero que los demás lo disfruten :D ) y me reí con tu "despedida", mencionando a Viña del Mar. La verdad que le gana a Valparaíso en todo... menos en el fútbol LOL (y las universidades -w-)

    En fin, el episodio me gustó. Al fin Peach se abre un poco a Bowser, y él revela que jamás tuvo un amigo de verdad... awww... pobre. Pero al menos Kamek es su padre sustituto nwnU... no, no basta ._.

    Pero al fin, es super raro... que Bowser se haya ido a la Friendzone... Y ESTE FELIZ xD

    Y bueno, pobre Mario... parece todo un zombie -w- alguien dele sus ravioles al menos, y que los acompañe con cafecito uwu

    Espero el próximo episodio man -w-
     
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  12.  
    Habieru the Kiragon

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    Hola a todos, bueno, después de un tiempito vengo a subir el nuevo capitulo. Que lo disfruten.
    =====================================================================================


    Capítulo 6
    ¡Día de nieve!


    Cuando Bowser despertó Peach seguía durmiendo. Sonriendo le acarició la cara. —Esto es mejor de lo que yo imaginaba— pensó. —No solo tendré una hermosa novia, será una que me gusta mucho. ¡Y será una gran reina! — A continuación tuvo una fantasía de si mismo sentado en un trono, con una vista hacia el Reino Champiñón rodeado de lava y aguas termales, y en un trono más pequeño al lado de él, vestida con un traje negro con detalles amarillos y una corona de bronce con joyas en su cabeza, se encontraba Peach. No pudo evitar pensar que se vería radiante.


    Peach se agitaba, comenzando a despertar. Bowser aparto su pata y cerró sus ojos fingiendo que dormía. Cuando ella se desperezó completamente lo primero que vio fue la cara del Rey Koopa, supuestamente dormido. Notó que su cola se había enroscado alrededor de su cuerpo. Poco a poco trató de apartarse de él sin despertarlo, pero Bowser, decidido a pasar un buen rato usó toda la fuerza de su cola para acercarla más. Peach estaba atrapada. Consideró el despertar a Bowser, pero no quería ser grosera. Además su cuerpo era suave contra su espalda. De manera que no tenía más opción que ponerse cómoda. Al hacerlo escuchó una risa baja. Se volvió hacia Bowser, que abrió sus ojos súbitamente. —¡Buenos días!


    Ella dejó escapar un grito y del susto saltó fuera de su agarre. —¿Has dormido bien, querida?


    La joven princesa se tranquilizó y respondió un tímido “Si”


    —¿No hubo pesadillas?


    —No… en realidad, no he dormido tan bien en años— Y así fue, no hubo más pesadillas. Pero si había soñado algo hermoso que involucraba al Koopa, sin embargo decidió mantenerlo para sus adentros.


    —Genial— Luego él con su cetro convocó una bandeja con muffins de arándanos para que comieran. Cuando ella tomó uno pensó en su prima, Daisy; ellas siempre hacían muffins juntas.


    —Estaba pensando— Pronunció él al masticar— Mis hijos, en especial Bowsy, quieren pasar tiempo contigo pero no se los permitía hasta que te hubieras acostumbrado a vivir en nuestro Reino. Ahora que ya parece que no tienes problemas ¿Qué te parece si hacemos algo que te guste?


    Peach lo pensó por un momento, la verdad no le agradaban mucho los hijos del Rey Koopa, pero si ellos querían pasar tiempo de calidad con ella no podía negarse. Ahora solo debía decidir la actividad que realizarían juntos. —¿Qué tal… patinaje sobre hielo?


    Bowser casi se atragantó con su muffin al oír eso. Él nunca fue bueno para el patinaje sobre hielo y por esas razones nunca invitaba a sus hijos a pasar un día en la nieve. Además temía que, por su peso, el hielo se rompiera y cayera al agua fría. Cuando él era niño su madre, Clementine Koopa, le quiso enseñar a patinar ordenándole a Kammy, la madre de Kamek, crear un estanque congelado. Desafortunadamente al no tener mucha practica el cayó y rompió el hielo hundiéndose en el agua fría y flotando en un cubito de hielo. Por suerte su madre lo sacó y descongeló a tiempo, pero nunca más quiso patinar debido a ese horrible suceso. —¿Dijiste patinaje sobre hielo?


    —Claro, ¡Es divertido! ¿O prefieres hacer algo más?


    —N-no… patinaje sobre hielo…. sería… agradable. Es solo que… mira… tenía una cita con Kamek para estudiar.


    —Tranquilízate, de seguro lo comprenderá.


    —Pero… ¿cuál es la prisa?


    —Yo… realmente quiero ir a patinar— Él no sabía cómo decirle que no, por lo que derrotado aceptó.


    Cuando acabaron de comer usó una vez más su cetro para regresar al Reino de las sombras. Ordenó a la princesa que fuera a cambiarse mientras él iba a buscar a sus hijos. Peach obedeció al koopa y en él armario de su habitación buscó algún vestido y logró divisar uno que era perfecto. Era completamente rojo, se veía cálido y perfecto para un clima frío. Incluso tenía un par de guantes con él. Sin demora entró a su baño con el vestido para lavarse y al terminar salió usando aquel hermoso vestido. Por último se miró unos momentos en su espejo, la verdad es que le quedaba y era muy cómodo.


    Posteriormente se marchó de su cuarto, salió al exterior y se sorprendió al ver que todo estaba cubierto de nieve y hielo, exceptuando las cercanías del Castillo de Bowser. Muchos de sus amigos animales jugaban o se revolcaban sobre la blanca y suave nieve y otros se refugiaban del frío. A lo lejos pudo ver a Bowser y a sus ocho hijos con él, vestidos con ropa de invierno. Notó además que todos los niños koopas llevaban gorros de lana de sus respectivos colores favoritos. El de Larry era celeste, el de Morton era púrpura, el de Wendy era rosa, el de Lemmy era anaranjado, el de Iggy era verde limón, el de Morton era negro, el de Ludwig era azul y por último el del pequeño Bowsy, verde claro. No pudo evitar reír al notar a Bowsy con el suyo, se veía gracioso y lindo al mismo tiempo. Bowser se acercó a ella. Quiso hablarle pero al verla tan hermosa con ese vestido rojo las palabras no le salían. —Bowser, ¿te encuentras bien? — Preguntó la princesa preocupada.


    —No, nada. Es solo que… te ves muy hermosa con… ese vestido.


    —Jiji, gracias. Por cierto… dime, ¿Cómo hiciste esto?


    —Pues… le pedí a Kamek que cubriera todo de nieve con excepción de las cercanías de mi castillo, además de congelar el lago para que tú y mis hijos patinaran— Al decir eso sacó de su caparazón nueve pares de zapatos para patinar.


    —¡Qué bien! Pero… solo hay nueve… ¿Acaso… no patinarás?


    Bowser se amedrentó ante esa pregunta, claro que le hubiera gustado patinar con ella pero no podía. ¿Cómo podía explicarle su trauma que no le permitía patinar? Antes de decirle algo ella tomó su pata y lo arrastro a la fuerza hasta el estanque. —Descuida, puedes hacer aparecer otros con tu cetro. Me encantaría que patinarás con nosotros, será divertido.


    Bowser al ver que no tenía opción convocó otro par de patines de su talla. Al llegar al estanque todos se pusieron sus patines y Peach fue la primera en comenzar a patinar seguida de Bowsy y los koopalings. El Rey Koopa sin embargo, aun estaba indeciso. Él veía a su hermosa princesa patinando con gracia y elegancia dando vueltas en el estanque. Incluso sus hijos que, habían aprendido a patinar con su hermana Wendy en una habitación secreta del castillo donde usaban sus cetros mágicos para invocar un clima nevado además de agregar un estanque de hielo, patinaban como campeones. Un día él descubrió ese escondite y quiso castigarlos debido a que estaba terminantemente prohibido patinar en hielo. Sin embargo al ver la gracia con que su hija maniobraba sin siquiera tropezar, le ordenó usar esas habilidades contra Mario y compañía.


    Él dio un paso hacia el hielo y trató de equilibrarse, pero cayó súbitamente por el pánico que sentía. Peach al notar eso patinó rápidamente hacia su amigo para auxiliarlo, al igual que Bowsy y los koopalings. —¿Te encuentras bien? Fue un golpe muy duro. Déjame ayudarte— Ella, con ayuda de los hijos del Rey Koopa, lo levantaron. Él solo bajó su cabeza avergonzado. —Lo siento.


    —¿Por qué? No has hecho nada malo. Solo te caíste, eso les pasa a muchos.


    —No es eso. Es solo que… —Bowser trató de decirle, pero no quería que sus hijos escucharan también. Peach, de algún modo entendió que él Koopa quería hablar a solas con ella.


    —Niños, vayan a patinar, hablaré con su padre a solas, ¿de acuerdo? Volveremos con ustedes después.


    Sin cuestionar la orden los ocho pequeños koopas se alejaron de ambos y volvieron a patinar felices, de vez en cuando realizando difíciles y complicadas piruetas.


    —Ahora dime… ¿Qué te sucede?


    —Verás… yo no…. — el resto era inaudible.


    —¿Qué? Dilo de nuevo.


    —Yo no…


    —¿Si?


    —Yo… yo…


    Ella sujetó suavemente su barbilla y lo miró comprensivamente. —Vamos, tú puedes decirme cualquier cosa.


    Él la miró por un momento y respiró hondo. —Nunca aprendí a patinar de niño y siempre quise. Un día mi madre me quería enseñar pero…. Ocurrió un accidente, rompí el hielo y quedé congelado hasta los cuernos. Desde ese día tengo… miedo de patinar


    —¿Eso es todo?, creí que era algo peor. No debes tener miedo, yo te ayudaré a aprender y a olvidar ese tonto trauma. Pero… ¿Por qué no lo dijiste antes?


    —Pensé… que creerías que era un cobarde...


    —No seas tonto, nunca pensaría eso de ti. Además, todos tienen miedo de algo. ¿Y sabes qué? Tienes suerte de tener ahora una buena instructora de patinaje sobre hielo— Él se animó y aceptó la propuesta de Peach. La princesa entonces sujetó dulcemente sus manos y lo guió por el estanque congelado, sin soltarlo.


    —Empecemos, básicamente debes caminar sobre el hielo. Da un paso hacia adelante y…—Se detuvo cuando escuchó que Bowser gruñó asustado. Trató de hacer lo que le había dicho, pero su pierna se tambaleó y estuvo a punto de caer. Afortunadamente sus hijos vieron eso y ayudaron a Peach a mantenerlo en pie. Él notó esto y se ruborizó por la vergüenza. La joven pudo ver claramente su rubor y le dijo que no había de que avergonzarse. Bowser miró a sus hijos, ellos sonreían al mismo tiempo que le daban ánimos a su padre gritándole un animoso “¡Puedes hacerlo!”


    —Tal vez debería mostrarte primero, Wendy, tengo entendido que tu sabes patinar perfectamente. Enséñale a tu padre como se debe hacer.


    —Está bien, si es por mi papi— Ella patinó frente a su padre. —Prueba de esta manera, papi. —Se deslizó en un solo pie y pronunciaba rítmicamente: “Uno, dos, tres”. Posteriormente cambió al otro pie. —Uno, dos, tres. Ves, es fácil. ¡Inténtalo!


    Bowser dudó un segundo pero Peach y sus hijos lo animaron a hacerlo. Trató de dar un paso delante de nuevo solo para volver a perder el equilibrio. Si no hubiera sido porque Peach, Bowsy y sus demás hijos estaban cerca habría caído y posiblemente roto el hielo.


    —Tal vez en tu caso, debas deslizarte con ambos pies a la vez. Vamos a ver, um… prueba empezando con tu pie izquierdo y luego el derecho. Eso te ayudará a mantener tu equilibrio. No te preocupes si caes, nosotros te atraparemos. Bowser tragó saliva y siguió sus instrucciones, contando en voz alta. —Uno, dos, tres…. Uno, dos, tres.


    Peach lo felicitó muy contenta, lo estaba logrando. También Bowsy y sus hijos vitoreaban a su padre. —Mira mamá Peach, papá ya lo está logrando — Manifestó Bowsy, viendo como su padre patinaba mejor a cada segundo.


    Ella se desconcertó al oír a Bowsy llamarla de esa manera. Aún cuando el pequeño sabía que no era su madre, seguía llamándola así, pero esta vez no le molestó. Se sentía feliz de que él fuera tan apegado a su padre. Lo acarició dulcemente en su cabeza sin dejar de mirar a su alumno.


    Con cada deslizamiento, el Rey Koopa se sintió más confiado. Sin embargo su temor volvió cuando se acercaba a la orilla del estanque. —¡Peach! ¿Cómo me detengo?



    —¡Oh, santas estrellas! — Gritó preocupada Peach. Igualmente sus hijos observaban alarmados a su padre.— ¡Apunta hacia dentro los dedos de los pies!


    —¿Cuál de los pies? — Él ya estaba aproximándose al borde. —¡Por lo menos dime como dar la vuelta! —Bowser cerró sus ojos y se preparó para el impacto. En cambio, el sintió que algo lo detuvo. Abrió sus ojos solo para ver que Peach sostenía tiernamente su brazo, sonrojándose por el gesto de la joven. —¿Sabes qué? — dijo el Rey Koopa con una sonrisa. —Me gusta más cuando lo hacemos juntos.


    Peach suspiró aliviada de que estuviera bien, les dijo a los pequeños que pasaría más tiempo con su padre para enseñarle a patinar mejor. Les aconsejó que mientras tanto se fueran a jugar a una guerra con bolas de nieve o a hacer un muñeco koopa de nieve. Los ocho asintieron y se separaron: Ludwig, Iggy, Bowsy y Larry se fueron al lado este para crear su propio muñeco koopa de nieve y Wendy, Lemmy, Morton y Roy por su parte decidieron jugar a la guerra de bolas de nieve dividiéndose en equipos, Wendy con Roy y Lemmy con Morton.


    La princesa entonces dejó que el Rey Koopa patinara nuevamente, esta vez, manteniendo sus manos sobre sus hombros. —Ahora para acelerar, mantén las piernas paralelas entre sí. Para reducir la velocidad, apunta ligeramente hacia atrás. Piensa en ello como….mmmm… ¡Papas fritas y Pizza! Papas fritas para ir más rápido, pizza para frenar.


    Le tomó un tiempo para comprender lo que le decía. Si las cuchillas se mantenían rectas, como las papas fritas, él se deslizaría más rápido. Si lograba hacer una forma triangular con ellas, como una pizza, eventualmente debería detenerse. Peach le advirtió no frotar los patines juntos, de lo contrario tropezaría. Pronto, el Rey de los Koopas ya patinaba con facilidad. Se estremeció al sentir que Peach se acercaba a él agarrando su brazo dulcemente, para patinar junto a él y acompañarlo.


    Ellos patinaron juntos durante horas, siendo observados por Bowsy y los koopalings, que se encontraban junto a los muñecos Koopa de nieve y claro…. Lemmy y Morton estaban algo aturdidos debido a que habían perdido la guerra de bolas de nieve. La princesa le enseñó algunos trucos, pero él solo trató los que hizo junto a ella. En un momento, trató de girar, solo para caer hacia atrás junto con Peach en dirección hacia los niños Koopa. Al no poder hacer nada colapsaron sobre los hijos de Bowser y destruyendo los muñecos Koopa de nieve, aunque gracias a toda esa nieve, la caída fue suave. Todos rieron al mismo tiempo que se revolcaban en la nieve.


    —Eres genial, Bowser— Exclamó la joven, que había quedado encima de él. —Te falta un poco más de práctica, pero no obstante lo hiciste bien.


    —Es que tuve una buena maestra. A parte de hermosa eres una gran atleta— Ella se sonrojó ante aquel comentario del Rey. —Gracias… Fue muy divertido. Todos los días de nieve patinaba junto con los Toads y mis amigos y…. — Ella se desvaneció al pensar en sus amigos. Bowser notó que su sonrisa desaparecía y apretó los dientes. —¡Oh no, no está vez! — Se tumbó en la nieve, extendió los brazos y las piernas y los movió arriba y abajo contra la nieve. —¡Mira mi dulce Peach!— Dijo levantándose. —¡Un ángel en la nieve!


    Peach y los hijos de Bowser echaron un vistazo a su trabajo. Los ocho jóvenes koopas saltaban y reían felicitando a su padre por su perfecto “ángel de nieve”. Peach por otra parte notaba que la figura quedó algo distorsionada y no se parecía en nada a un ángel. El Rey Koopa se encogió ante esto, pero dijo alegremente: —Bueno, los ángeles están muy sobrevalorados.


    Todos rieron muy felices ante aquel comentario y comenzaron a jugar en la nieve hasta que cayó la noche, ya debían irse a dormir. Todos se despidieron y la familia Koopa se marchó al castillo de Bowser y la princesa a su Castillo en la montaña. Peach llegó a su cuarto, se tumbó en su cama y muy contenta se durmió, este había sido el día mas divertido de todos en el Reino de las Sombras. Bowser por otro lado, estaba en su balcón viendo como Kamek quitaba la nieve y descongelaba el lago. Debía aceptar que fue un día espléndido y le alegraba ver a su bella Princesa tan contenta, por esa razón decidió no hacerle su pregunta habitual. —Princesa Peach… tal vez… ella ya me quiera— Debido al cansancio entró a su habitación y se acostó en su cama para finalmente dormirse.

    =================================================================================================================


    Bueno, eso fue todo, si llegaron hasta aqui pues que bien y espero puedan comentar o algo y bla bla, hasta pronto XDDD


     
    Última edición: 4 Noviembre 2015
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  13.  
    J.Nathan Spears

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    Awwwww... el capítulo divertido por excelencia. Yo también tendría miedo a patinar sobre hielo si hubiese caído a esa agua super helada si fuese un Koopa pequeño... o un niño pequeño, como de siete años apenas.

    Es una lata, la verdad... pero al menos Bowser superó ese miedo n__n. Me burlaría, pero no tengo derecho .w.

    Mi personaje PokéTrainer tiene miedo a una cosa mucho más ridícula: La Gelatina Verde xD

    Y en la vida real tengo un miedo peor... que es ver gente y animales morir de hambre. Ya te lo conté, ¿Verdad?

    Bueno, en general no detecté ninguna falta de ortografía... y dejo una sugerencia en lugar de crítica: Podrías usar diálogos un poquito más elaborados n_n... pero no tienes por qué. Quizás es porque muchos lectores podrían confundirse xD... me ha pasado mil veces y creo que seguirá pasando con mi estilo -w-. Tú has visto cómo escribo y nunca te has confundido, por lo que deduzco que eres una persona casi a nivel BRILLANTE :L

    Como sea, a ver qué más pasa...

    Por último, ese movimiento de Bowser, de enroscar a Peach con su cola... es tan AAAAWWWWW *3*. Muero x////x

    ==Nathancito estuvo aquí °3°==
     
  14.  
    Habieru the Kiragon

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    Descubriendo la verdadera naturaleza de mi captor [Super Mario Bros]
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    Ok, primero quiero aclarar algo que olvidé en el capitulo anterior. Sé perfectamente que oficialmente los Koopalings ya no son hijos de Bowser. Pero bueno, vivi toda mi vida creyendo eso asi que amntendré ese pensamiento. Ahora sin mas demora, el nuevo capitulooooooooooooooooooo!!!

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    Capítulo 7
    El espejo mágico y el secreto de Bowser


    Los siguientes días estuvieron sin problemas. Ahora que Peach no tenía miedo de Bowser, él dejaba que sus hijos, especialmente Bowsy, jugaran con ella y los animales. Al principio las criaturas no confiaban en ellos pero se fueron acercando paulatinamente. En el único en el que no confiaban aún era en el rey Koopa, por lo que esté se mantenía a la distancia viendo como sus seres queridos jugaban. También mantenía su rutina habitual de preguntarle a la joven si se casaría con él. Aunque a Peach le empezaba a agradar el Koopa, no tenía sentimientos románticos hacia él, sin embargo odiaba decepcionarlo tan a menudo después de lo atento que ha sido con ella.


    A la vez en su mente vagaban recuerdos de los amigos que había dejado atrás. Apenas podía ver las margaritas de su jardín porque le recordaban a su prima Daisy. Apenas podía leer un libro sin acordarse del Maestro Kinopio, que siempre la observaba para asegurarse que no se distrajera en la lectura. Y cada vez que veía una flor de fuego recordaba a su amado héroe, Mario.


    Todos los días se preguntaba que estarían haciendo sus amigos sin ella en sus vidas.


    Un día los Koopalings y Bowsy estaban emocionados por saber que desayunarían con la princesa Peach en su nuevo castillo. Bowser los obligó a vestirse bien, además de enseñarles buenos modales para no incomodarla. Cuando repasaron todo lo que debían y no debían hacer una vez más, salieron del castillo y caminaron hasta el Castillo de la montaña. Habiendo entrado se dirigieron directamente al comedor y se sentaron a la mesa en sus respectivas sillas a esperar a la joven monarca. Pasaron segundos, luego minutos y después horas, pero la princesa no llegaba. Bowser supuso que estaría durmiendo así que ordenó a sus hijos que comenzaran a comer y luego fueran a realizar sus actividades diarias. Todos comieron muy decepcionados, en especial Bowsy que quería desayunar junto a su “mamá” y mostrarle que ya era un niño bien educado.


    Horas más tarde Bowser recorría el castillo de Peach como habitualmente lo hacía para asegurarse que todo estaba en orden. Cuando pasó por la habitación de la joven, agudizó su oído para confirmar si ella ya había despertado, sin embargo se preocupó al escucharla sollozar. Sin pensarlo dos veces, llamó a la puerta.


    El llanto de la joven cesó, y con su voz entrecortada le permitió entrar. Él se asomó para ver a Peach sentada en su cama, dándole la espalda. Podía escuchar perfectamente la respiración agitada proveniente de ella.


    —¿Está todo bien, querida? — preguntó, acercándose cautelosamente a ella. —No apareciste para el desayuno.


    —Yo… estoy bien— con voz ahogada, frotándose los ojos. —Solo…. No tenía hambre.


    Al notar que el Koopa se acercó y pasó alrededor de la cama, trató de ocultar su rostro surcado en lágrimas, pero él ya lo había notado. —Has estado llorando— manifestó. ¿Por qué estaba llorando? Él pensaba que las cosas entre ellos estaban bien. Había traído a sus animalitos y criaturas que la acompañaban en sus jardines, la trataba con respeto, dejaba que jugara con sus hijos, y sin embargo seguía siendo infeliz.


    —No— negó Peach. —Yo… estoy bien... de verdad.


    El Rey Koopa posó sus manos sobre sus hombros y con delicadeza la volteó para que ambos pudieran mirarse. —No me mientas Peach, ya sabes que se perfectamente lo que es eso. Por favor, no mientas— Ella dejó escapar un pequeño gemido. Bowser se dio cuenta que usó un tono de voz demasiado rudo y acarició su cabeza en forma de disculpas. —Lo siento— La joven se apartó de él mientras se sentaba a su lado. —Vamos, mi hermosa princesa. Dime que he hecho mal.


    Sin dejar de mirar hacia abajo, ella giró lentamente la cabeza en dirección a Bowser. —¿Tú… no te enfadarás?


    Él alzó su cabeza con una de sus garras y con la otra cepilló cariñosamente sus dorados cabellos para apartarlos de su rostro. —Lo prometo… solo dime que te preocupa, querida. Así sabré como poder hacerte feliz nuevamente— Ella lo miró a sus ojos y al verlos llenos de preocupación y amabilidad, una mirada que nunca habría esperado del Rey de los Koopas, ya no podía ocultarle la verdad. —Yo… echo de menos a mis amigos— espetó.


    La ceja izquierda de Bowser se crispó y su boca se retorció en una línea curva. —¿Acaso… no eres feliz aquí?


    —¡No! — Ella insistió, colocando su mano en una de sus patas— ¡No, no es eso! Has sido muy amable conmigo y lo aprecio mucho, pero… —Ella miró hacia otro lado, debido al miedo de pensar cómo él reaccionaria. No obstante tenía que decirlo. —Dijiste que harías cualquier cosa para hacerme feliz.


    —Sí, lo hice— Murmuró Bowser con aire de culpabilidad.


    —Entonces, vamos a ver a mis amigos, por favor… aunque sea solo unos instantes— Ella lo miró con ojos suplicantes, llenos de muchas lágrimas. No soportaba verla tan miserable, pero él no podía darle lo que deseaba. Si él dejaba que se fuera, aunque sea por unas horas, podría aprovechar la oportunidad para escapar. Aunque claro está que ella sabía que aun si escapaba el podría traerla de vuelta de una u otra forma. Sus amigos, sin embargo, en especial Mario, tratarían de alejarla de él. Ella era su única amiga, no quería perderla. Pero tampoco quería decepcionarla. Si tan solo hubiera una manera de concederle su deseo, sin el riesgo de perderla. Hasta que una idea se le vino a la mente. —Bien, voy a quitarte esa tristeza.


    Una tenue luz de esperanza apareció en el rostro de la joven. —¿Quieres decir que me dejarás ver a mis amigos?


    —Pueeeeeessss….. Algo así—Sacó de su caparazón su cetro y con él creó un pequeño y brillante espejo plateado que le regaló a Peach. —Se trata de un espejo mágico, solo debes decirle lo que quieras ver y te lo mostrará.


    Peach frunció el ceño mientras sostenía el espejo con ambas manos. —Oh… yo… yo pensé…


    —De esta manera puedes ver a tus amigos sin molestarlos. No pienses que serás una entrometida. No lo sabrán. Anda, pruébalo.


    —Oh, está bien. Me gustaría ver… a mis amigos— Esperó, pero no había nada en el espejo, solo su propio reflejo.


    —Debes ser más específica, querida— Explicó el Rey Koopa.


    —Oh, um… quiero ver… a mi primita Daisy— La imagen comenzó borrosa y pronto su prima y amiga princesa estaba delante de ella, preparando un pastel en la cocina de su Castillo en Sarasaland. Su estado de ánimo se elevó al verla. Luego observó a su amigo un instante. —Gracias, eres muy dulce— pronunció en voz baja.


    Bowser observó su rostro expectante. —¡Vamos, querida, dame una sonrisa! — La que obtuvo fue una sonrisa vacilante e insegura, no obstante era una sonrisa. Por lo menos ella había dejado de llorar. —De nada, querida Peach. Ahora… ¿deseas comer algo? — La princesa le respondió que no tenía hambre por ahora y se encontraba bien. Bowser se dirigió a la puerta de la habitación y antes de salir se volteó a observarla una última vez y preguntarle si deseaba comer más tarde, recibiendo un si por respuesta. Él le sonrió y se marchó no sin antes cerrar la puerta de la estancia. La joven se reincorporó en su cama mientras observaba la escena del espejo. Daisy ya había acabado de hacer el pastel y lo llevaba al comedor, en donde estaba sentado a la mesa nada más y nada menos que Luigi.


    —Ten cariño, este pastel lo hice solamente para ti. Espero que te guste— Sin decir nada, Luigi agarró un cuchillo, cortó un trozo para servírselo en su plato y comenzó a comer. La princesa esperaba impaciente la opinión de su novio.


    —¡Me encanta! La verdad es que cocinas muy bien, mi florecita— Daisy se alegró de que su pastel le encantara a su novio. Él se lo había pedido hace mucho debido a que sentía celos de su hermano por siempre recibir pastel de parte de Peach. Pero al recordar a su prima ella se entristeció y ocultó su rostro para que el fontanero de verde no notara su tristeza. Sin embargo, el ya se había percatado.


    —Estás pensando en Peach, ¿No es así?


    —Sí, desde que se fue a vivir al Reino de las Sombras… no he dejado de pensar en mi prima. Me pregunto si estará bien.


    Peach no evitó sentirse mal por Daisy, quería decirle que se encontraba a salvo pero sabía que no podía escucharla desde el espejo.


    —No te preocupes, ella es fuerte. Además Rosalina nos dijo telepáticamente que ella estaría bien. Pero debo decir que el que más me preocupa es mi hermano… no ha dormido tratando de encontrar la manera de traspasar o deshacerse de esa maldita barrera.


    —Sí, la verdad a mí también me preocupa. Pobre Mario… nos pelearemos mucho pero…. Pero incluso yo lo comprendo, ama demasiado a mi querida prima.



    —Así como yo te amo a ti— El fontanero de verde rodeó la cintura de la princesa y acercándola a él la besó apasionadamente. Peach estaba conmovida ante aquella escena, luego pensó ver a su otra mejor amiga, aquella que conoció hace algún tiempo. —Quiero ver a Mona.


    La escena cambió a un gran edificio con un logo que poseía una gran “W” y debajo de ella un gran círculo azul con bigotes en zig-zag y una enorme sonrisa “malvada”. Aquella era la compañía Wario Ware en dónde muchas personas trabajaban creando videojuegos y el presidente y fundador de aquella compañía no era otro que el ex némesis de Mario, Wario. En un gran escritorio se encontraba una hermosa chica de cabello largo y anaranjado y de ojos azules abrazando al ya mencionado ex villano. Aunque nadie lo crea, ambos son novios desde hace un buen tiempo. Ni Peach ni sus amigos podían creerlo, pero era cierto. De algún modo ella había visto algo bueno y hermoso en aquel extraño hombre.


    —Mona, soy tan feliz a tu lado— Pronunció Wario abrazando a la muchacha. Él vestía con su ya característico traje de motociclista que constaba en: un casco amarillo con una franja roja vertical en medio y sobre ella una “W” celeste, una camiseta color azul oscuro, encima una chaqueta de mezclilla del mismo color que la camiseta pero más claro y con las mangas rasgadas, un pantalón rosa, un cinturón rojo con hebilla plateada y zapatos azules. Sobre el casco llevaba unos goggles con una banda anaranjada.


    La joven vestía una ombliguera roja que dejaba al descubierto su abdomen, una falda corta y zapatos del mismo color, en su cabeza llevaba puesto un casco marrón en la zona inferior y roja en la superior y, al igual que Wario, llevaba unos goggles con la banda marrón y de la misma manera llevaba puesto un cinturón anaranjado con hebilla celeste. Por último traía puesto un abrigo con capucha de color blanco. La joven princesa sabía desde que la conoció que ella desde pequeña admiraba a Wario y quería ser una gran motociclista igual que él.


    Volvió a observarlos y ella correspondió aquel abrazo a la vez que besaba la respingada nariz de Wario. —Yo también, mi dulce osito panda— Mona le puso ese apodo al motociclista debido a que le recordaba a un tierno y cariñoso oso panda, además de que adora a esos animales. Peach observó un poco más y notó que su amiga estaba preocupada por algo.


    —¿Qué sucede, cariño? — Preguntó preocupado Wario a la joven.


    —Ya sabes que… hace poco recibimos la horrible noticia de que… Peach se fue a vivir con ese tal Bowser. No lo conozco personalmente pero… por palabras de tus amigos… sé que es un ser monstruoso y malvado.


    Wario tomó el rostro de Mona e hizo que lo mirara. —Lo sé, cariño. Pero no te preocupes, ella es valiente y de seguro estará bien. El que me preocupa es Mario, he sabido que no ha dormido ni comido nada en días. La razón pues, por lo que escuché, es que ya no puede rescatarla por una barrera que creó el Rey de los Koopa.


    Mona abrazó a su novio, apoyando su cabeza en su pecho y comenzó a llorar. Wario sabía que ella y Peach ya habían comenzado a ser buenas amigas, y comprendía la tristeza de su amada novia. Al no saber que decir en ese momento, solo la abrazó con más dulzura.


    Peach no pudo evitar soltar algunas lágrimas al ver dicha escena, incluso Mona, que hace poco tiempo era ya su amiga, la echaba de menos y se preocupaba por ella.



    —Muéstrame a Mario, por favor— Imploró al espejo. La escena cambió a su propio castillo, más específicamente en su biblioteca y logró confirmar lo que sus otros amigos dijeron, Mario estaba rodeado de libros y completamente somnoliento. A su lado se encontraba su fiel ayudante el Maestro Kinopio y algunos Toads.


    —Maestro Mario, todos los Toads y yo también estamos preocupados por la princesa. Pero, ¿no cree que debería descansar un poco? Necesita descansar para buscar con más calma como quitar esa barrera— Exclamó el anciano.


    —No, debo… seguir buscando…. La manera…. De salvarla.


    Un Toad azul se acercó a él muy preocupado. —Mario, por favor, hazle caso al Maestro Kinopio. Aun si encontraras la manera de quitar la barrera, si no descansas no tendrás las fuerzas suficientes para rescatar a la princesa.


    —Por favor…. Déjenme solo…


    El Maestro Kinopio y los Toads, al ya no poder hacer nada, se fueron dejando al fontanero completamente solo en la biblioteca. Peach observaba preocupada el estado de su amado “Caballero en brillante armadura”


    —Mario… ojalá pudiera decirte… que estoy bien…


    Mario cerró un libro, lo hizo a un lado y tomó otro, comenzándolo a leer. —Oh, Peach— Susurró, suspirando profundamente. —Las cosas no han sido lo mismo sin ti. Debo…. Encontrar la manera de salvarte. Rosalina dice que estás bien pero… no puedo evitar preocuparme. Te… echo mucho de menos.


    La joven se afligió ante las palabras de Mario. —Yo también te echo de menos… mi dulce héroe. Los extraño a todos ustedes— A continuación, colocó el espejo en su mesa de noche y hundió la cara en la almohada, sollozando.


    Mientras tanto, Bowser estaba tendido sobre su cama, preocupado. En el gran espejo de su cuarto había estado observando a Peach viendo a sus amigos a través del espejo que él le obsequió, pero decidió dejar de hacerlo al verla llorar, no quería invadir su privacidad demasiado. Furioso dio un fuerte puñetazo sobre su cama.


    Había intentado todo para hacerla feliz, solo para verla triste una vez más. Él no lo entendía. Había seguido el consejo de la Princesa de las estrellas a la perfección, se tragó su propio orgullo para complacerla, y aun así, ella era infeliz.


    Fue entonces que el reflejo de su padre se materializó en el espejo una vez más, riéndose de la imagen de Peach que se desvanecía poco a poco. —¡Qué maravilla! Y yo que pensaba que te habías vuelto blando, hijo mío. Pero aun te las arreglas para traer miseria a esos cabezas de champiñones, a los fontaneros y a las princesas, ejejejeje.


    —¡Cállate!— Gritó el rey Koopa, lanzando una almohada hacia el espejo, que de alguna forma pasó a través de él. Pero él reflejo esquivó el almohadazo.


    —¡Oh, vamos, hijo! ¡No me digas que estas sintiendo simpatía por esa princesita! ¿Acaso no ves que ella solo es una niñita llorona? — Él se agachó cuando otra almohada fue arrojada.


    —¡¿Cómo te atreves a insultar a la joven que pretendo hacer mi Reina?! — Bramó Bowser, y su padre se río. —¿Esa muchacha cobarde, tu reina?


    El Koopa se levantó de su cama y miró al reflejo de su padre directamente a los ojos. —¡Tú la llamas así una vez más e irás directamente al depósito de chatarra! ¡¿Oíste?!


    —¡Ja! ¿Crees que deshaciéndote de este espejo harás que me vaya? ¿No lo ves, hijo mío? ¡Yo nunca desapareceré! ¡No importa lo suave que trates de ser, no importa cuántos “amigos” creas que vas a tener, siempre serás el maligno Rey de los Koopas! ¡Y yo viviré siempre dentro de ti!


    Bowser golpeó el espejo con su puñetazo rompiendolo en mil pedazos al mismo tiempo que dejaba escapar un furioso rugido. La imagen de su padre había desaparecido, pero podía ver su reflejo distorsionado en el cristal agrietado. Era cierto. Él era el maligno Rey de los Koopas. ¿Cómo podía pensar que haría a alguien feliz, cuando estaba en su naturaleza causar sufrimiento y terror? Cubrió su mirada ante aquella imagen horrorosa y cayó al suelo. Por último recordó sus días con aquella joven Koopa nuevamente, ni si quiera a ella pudo hacerla feliz aun en su lecho de muerte. Lo que más le atormentaba era el no haber podido cumplir la promesa que le había hecho hace años debido al dolor que sintió al perderla.


    Al encontrarse perdido en sus pensamientos, no escuchó la puerta abrirse o las pisadas delicadas de unos tacones. Fue un ligero toque en su melena el que lo sacó de su trance.


    —¿Bowser?


    Giró su mirada y pudo observar a la hermosa princesa de pie ante él. Rápidamente fingió una sonrisa. —¡Oh, hola, Peach! ¿Qué puedo hacer por ti, querida?


    Ella enarcó una ceja. —Creo que la pregunta es ¿Qué puedo hacer yo por ti?


    —¿Eh? Pero… ¿Por qué dices eso? — Preguntó el Koopa. Peach le dijo que lo había escuchado gritar y aparentemente discutir con alguien desde su habitación y corrió lo más rápido posible a ver si se encontraba bien.


    —Pues… no era nada, querida. Solo hablaba conmigo mismo, no debes preocuparte por mí, además tu felicidad es más importante que la mía— La princesa se acercó a él y puso su mano sobre su garra. Él bajó la mirada hacia ella, y sintió que un nudo se formaba en su estómago. Ella sabía que algo estaba mal, pero no lo cuestionó, pues ella ya lo había adivinado. —Ya sé por qué siempre me secuestrabas y querías que viniera a vivir contigo.


    El rey Koopa se mordió el labio. —Um… ¿Por qué estaba aburrido?


    —Tú estás solo.


    Bowser se mofó. —¡¿Qué?! ¡No seas ridícula! ¡Yo soy el Gran Rey Bowser!— Él la miró con nerviosismo. —Tengo a mis hijos, a Kamek, a mis secuaces….. ¿Por qué iba yo a estar solo?


    —A pesar de tener a tus tropas, a Kamek, que fue como tu padre, y tus hijos, nunca has tenido un amigo de verdad con quien charlar y que te haga compañía. Cualquier persona estaría sola en esas circunstancias.


    Bowser desvió la mirada con tristeza. —Yo no soy una persona.


    —Eso no debería importar. Todas las criaturas tienen sentimientos.


    —No pierdas tu piedad en mí. Yo no merezco la misericordia de nadie— Él miró a los ojos de la princesa, y su corazón se cayó dentro de su pecho. Aquella mirada le pareció muy familiar, era una mirada que solo una criatura le había dado hace mucho tiempo: una mirada de simpatía.


    Suspiró. Ya no podía mentir más. —Tengo que admitir que es bueno tener a alguien con quien hablar. Y… —Él sujetó su rostro en sus manos. —Me alegra mucho que… hayas decidido quedarte conmigo.


    Ella le dio una cálida sonrisa. —Estoy algo contenta también.


    —Aunque— se dio la vuelta, acariciándose la barbilla. —Creo que debí haber escogido a Daisy desde un principio para secuestrarla.


    Peach se sorprendió. —¿Qué?


    —Bueno, ella vive en un lugar cálido, además que en su Reino hay un desierto. Compartimos el mismo gusto por los climas calurosos aparentemente. O tal vez… secuestrar a Rosalina…


    —P-pero…


    —¡Es broma! — Él se río mientras agitaba traviesamente los rubios cabellos de la joven. —¡Debiste ver tu cara! ¡Estabas tan celosa!


    —Yo… yo no estaba celosa. — tartamudeó.


    —¿En serio? ¿Y si te dijera que te cambiaría por otra princesa?


    —Bueno, no… quiero decir, yo…


    —¿Ves? ¡Estás celosa! En el fondo adoras que te secuestre y no quisieras que nadie más ocupara tu lugar— Dijo Bowser en tono de broma a la vez que la cogió en brazos. —No te preocupes, querida. Eres la única princesa para mí.


    Peach se quedó muda cuando él de repente le dio un abrazo. No importaba el gesto, a pesar de que la sorprendió. Fue la última frase la que había causado su mutismo. Lo había dicho con tanta alegría, pero no en forma de broma. Y la manera en que la sostenía ahora, tan fuerte y tan suave, como si él no quisiera abandonarla ni dejarla ir, como si fuera algo precioso. Mientras lo hacía, no podía dejar de sentirse…. Segura, como si él no permitiría que algo malo le sucediera.


    Bowser no parecía pensar nada raro de aquella acción, a pesar de que tenía dudas sobre soltarla. Peach podría jurar que él tenía una mirada soñadora en sus ojos cuando la observaba.


    Ella, sin embargo, siempre se preguntaba por qué él la secuestraba todo este tiempo y nunca a otra princesa para que se casara con él. Por lo que se armó de valor y se atrevió a preguntar.


    —Dime… ¿por qué fui yo a la que decidiste secuestrar toda tu vida? ¿Y por qué razón quieres que sea tu esposa?


    El Rey Koopa se estremeció ante aquella pregunta, más sin embargo, estaba decidido a algún día decirle la verdad. Y quizás ese momento había llegado ahora.


    —Verás… No he sido completamente sincero contigo. Te lo iba a decir algún día y creo que ha llegado el momento— Respiró profundamente para relajarse— Yo… tuve solo una amiga… y… terminamos casándonos.


    —¿Q-qué? — La joven princesa se sorprendió ante la respuesta del Koopa. ¿Él había estado casado? Aunque no debería de sorprenderse, ¿de qué otra forma podría tener tantos hijos? —Y dime, ¿cómo era ella? ¿Cuál era su nombre?


    Bowser bajó su mirada algo triste. Nunca había olvidado a su esposa, la recordaba con toda su alma, pero hubo ocasiones en que le dolía hacerlo. —Ella era muy hermosa, tan amable, dulce y gentil. Siempre veía el lado bueno de las cosas, sin importar lo terribles que fueran. Digamos que… ella fue la primera que vio algo bueno en mí. Su nombre… era Clawdia Koopa.


    —¿Clawdia Koopa?


    Bowser metió su mano en su caparazón y de él sacó una foto, entregándosela a Peach. —Esta foto la he guardado por siempre conmigo. Esta es la primera vez que la saco después de mucho tiempo.


    Peach observó la fotografía con curiosidad, percibiendo cada detalle. Era diferente a otras koopas hembra que ella conocía. Era más alta y delgada. Usaba tacones rojos, su caparazón era algo pequeño y de color rosa y su color de piel era de un marrón claro. Lo que más llamó su atención fueron su rostro, sus ojos azules y su cabello rubio como el de ella. —Ella…. Ella…. ¡Se parece a mí!


    —Si… cuando te vi la primera vez que te secuestré… pensé que mi esposa había resucitado. Me enamoré perdidamente de ti, y lo único que quería era casarme contigo.


    —Y-Ya veo… y dime… ¿Qué fue de ella? — Ella notó que ante esa pregunta Bowser bajó más su mirada y además se sorprendió con lo que vio. Una pequeña lágrima brotaba de uno de los ojos de Bowser, era la primera vez que lo veía llorar. —S-si no quieres contarme no lo hagas, lo comprenderé.


    Bowser abrió sus ojos y la miró. —No, está bien. Mereces saber toda la verdad. Fue poco después de que ella pusiera el huevo del que nacería Bowsy. Pasaron algunos días y ella enfermó repentinamente. No supimos como ni cuando…. Pero… aquella enfermedad no tenía cura. La perdí para siempre. Al nacer Bowsy… nunca le dije nada sobre su verdadera madre y ordené a sus hermanos y a mis secuaces que nunca jamás mencionaran algo sobre ella.


    —¿Ya veo… entonces… por eso le dijiste que… yo… era su madre?


    —En cierto sentido… si. Sentí… que necesitaba una figura maternal en su vida y… tú eras la indicada. N-no me siento muy orgulloso de eso. Pero, por favor, no le digas nada de esto al pequeño. No quiero que sufra lo que yo he sufrido todos estos años.


    Peach sujetó su mentón con ambas manos y lo miró directamente. —No te preocupes, no le diré nada. Además… ya me he acostumbrado a ser una figura materna para él.


    Bowser le dio las gracias a Peach y ahora se sentía un poco mejor. Era la primera vez que hablaba sobre esto con alguien desde hace años. No obstante ella tenía una cosa más que decir.


    —Pero Bowser, dime. ¿Vale la pena el casarte conmigo solo porque te recuerdo a tu esposa?


    El rey Koopa lo pensó cuidadosamente. Por primera vez pudo comprender que aún casándose con Peach, aquellas heridas no se curarían completamente. —Tienes razón…. No vale la pena pero… aun así… ¿puedo tenerte… como amiga?


    —Claro que sí, siempre seré tu amiga— Ella lo abrazó con cariño siendo correspondida por él.


    —Bueno, tengo hambre— Dijo de pronto. —¿Por qué no almorzamos con mis hijos afuera?


    —S-seguro. Solo dame un momento para estar lista.


    Sus ojos brillaban de emoción cuando ella aceptó. —¡Maravilloso! ¡Vamos a estar esperando afuera! No tardes— A toda prisa se marchó de su cuarto para buscar a sus hijos y preparar todo para el almuerzo al aire libre. Peach se quedó allí, tratando de procesar lo que acababa de suceder. El corazón le latía a una velocidad que desafiaría a la de una estrella fugaz, algo que no creía posible. Su rostro estaba tan caliente, estaba segura que se había vuelto rojo. Y todo era debido a como la había abrazado el Rey de los Koopas. Además también pensaba en lo que le dijo él sobre su difunta esposa, aquello la hizo preocuparse por su captor. Pensar que todos estos años él la había secuestrado por ser la viva imagen de Clawdia Koopa, y por esa razón deseaba casarse con ella. Ahora que lo sabía, ya no estaba segura si abandonarlo algún día, ya no quería dejarlo solo. —Oh, Bowser.


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    Ok, eso fue todo...... me puse demasiado swentimental escribiendo este capi, lo sé..... pero bueno, asi soy yo. En fin, hasta el proximo capitulo, nos vemos y solo diré.... se vienen mas y mas SORPRESAS!!!!!
     
  15.  
    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

    Libra
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    Uuuuuh... Morton Koopa Sr. es un viejo fantasma choto ewe. Pobre de su hijo T-T

    Al menos Bowser le enseñó modales en la mesa a sus niños. En otros tiempos eso seria IMPENSABLE O-oU

    ¡Ahora sabemos algo de Clawdia! *0* awww... lastima que muriera x_x pero asi es la vida (?) Pero está bien... es una teoría excelente xP

    Y todo mundo preocupado, menos Rosalina xD (razones obvias), y Mario... OMG!! Ahora si parece un zombi x_x. Jeje... y luego dicen que él no se interesa por su princesa -3-. ¿Qué saben? ewe...

    Ojalá se venga pronto el próximo capi x3
     
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  16.  
    Habieru the Kiragon

    Habieru the Kiragon Soy el Kiragon más poderoso que existe

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    De aqui en adelante todo será diferente.... y habra un par de revelaciones de parte de ambos protagonistas de este fic......... ewe

    Y gracias Nathanoso por comentar desde que este fic empezó nwn
     
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  17.  
    Habieru the Kiragon

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    Leo
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    Oh, y algo más, dejaré esto para que sepan como represento a Clawdia Koopa, nos vemos ewe

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