Microrrelato Salida.

Gracias por leer, acepto sus críticas constructivas, opiniones de buena fe, boletos del metro, comida, cualquier regalito que tengan para ofrecerme o un “me gusta”, de antemano gracias por tomarse la molestia de leer, y disfrutar un pequeño escrito o ayudarme a crecer como escritora un poco más. Tengo tamales, por cierto. :3




Salida.



No sabría decir con exactitud lo repugnante que era ese ser, me asqueaba todo lo que él implicaba, ¿Por qué debería ser lo contrario?, Esa molesta presencia tan repulsiva todo el tiempo, su felicidad arruinaba la mía, un poco de misericordia debería tener, un poco de lástima hacia mí. Pero ni siquiera de eso se compadecía. Sus ojos profundos me analizaban desde lejos con intriga cada paso que daba, con miedo aun si no tenía idea de lo que implicaba para mí, un enemigo.

Un paso, dos, sin llegar al tres.

Porque el tres era muerte, la muerte tan esperada para él y para el sentido que yo le daba a su existencia ahora mismo, tan irritante y molesta. Él era un monstruo, mi reflejo pasado. Yo.

Y yo era egoísta, lo odiaba hasta el alma, aunque suponía que su pequeño cuerpecillo no aguantaría tanto rencor de mi parte, por eso me compadecía unos minutos, dejando su felicidad chillar un poco más, sólo un trino más y acabaría hundido, podrido. A mí me daría placer exterminarlo, con mucho gusto y con toda elegancia le daría el final digno a su existencia.

Pobre y miserable ente, yo no sería una víctima más de los débiles encantos de la infancia. Nunca.

Un pequeño disparo, casi silencioso y por fin…