Long-fic de Naruto - Wake me up. (varios)

Tema en 'Fanfics de Naruto' iniciado por Whatsername, 23 Julio 2015.

  1.  
    Whatsername

    Whatsername Procrastinadora prodigio

    Capricornio
    Miembro desde:
    11 Marzo 2012
    Mensajes:
    98
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Wake me up. (varios)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    5785
    Fly away from here - Aerosmith.
    El débil, más no ausente reflejo de la ventana me humedeció el parpado izquierdo, que con picardía, se extendía a una delicia de sensación mortífera. Estiré mis brazos, la mano derecha se resbaló por mi cabello rosado, lo estrujó y dejó caer a un lado por encima de mi almohada. La piel me sudaba y las piernas me temblaban. Estiré el pie, recordé algo que se me venía a la mente de vez en cuando que me acordaba de alguna cosa lejana.

    El rostro...

    Cogí de la puntilla del buro un pincel.


    — ¡Sakura!

    La voz se extendió por toda mi habitación y de repente sentí que algo se me venía encima de cada mísero hombro de mí ser... De nuevo había tenido ese sueño, aquel en el que cualquier mente humana albicante, desearía yacer por el resto de una eternidad segadora.

    Tenía clases. Era lunes. 25 de Marzo. 6:03 a.m.

    — ¡Haruno Sakura! —Decía la voz depurada del coraje— ¡Necesito que bajes ahora, es tarde y tengo que irme!


    Por el cielo. Por el cielo que nunca antes había terminado en la mesa como lo hice esta mañana.

    La escuela era famosa por la libertad de expresión que poseía su eficiente sistema educativo. Me gustaba el hecho de no tener que usar telas grises y zapatos negros que se desgarrarían en la guerra al pisar tierra. Me alegraba el hecho de tener la mente de una forma irregular. Vacía o llena, pero no terriblemente controlada por otra igual.

    Cogí de una manera rápida y sin fijarme, un pantalón levis rasgado, deliberando las telillas blancuzcas que desprendía en la parte de las rodillas. La blusa más barata con sumo valor sentimental; una camisa de Nirvana. Sin elogiar a la sociedad adolescente que se viene de repente. Mis converse negras, maquillaje ligero y fugaz, sombra sencilla y picara en los ojos, no colorete. Cabello en su total horror; suelto al viento. Me sentía la reina de las mujeres valerosas por dentro al tomar todo de la silla de la ropa sucia. Me miré de manera fugaz en el espejo, y miré mis ojos verdes jade, abajo yacían las ojeras purpuras aún. Mi cabello era color rosa, un color extraño, sedoso y largo.

    Vaya a saber quién me gritaría "pelón de hospicio" a mis espaldas.

    —Ya era hora... —y nada podría darme el bajón hoy— Tengo que irme... Tu abuela ha sufrido un accidente al bajar las escaleras.

    Abrí los ojos de rebote, y aplasté un poquito la tostada de mermelada entre los dedos, la impresión me soltó el huevo de la boca.

    — ¡¿Cómo ha pasado eso?! —Exclamé salpicando la mesa de comida. Pero no me observó, me hubiera puesto una buena.

    Recogió algunos platos de la mesa de manera apresurada, y los arrojó despacio en la lava trastos. Estaba algo desesperada y con un clima asfixio, así que respiró de una manera muy profunda. Acto seguido, me miró.


    —Tranquila, se pondrá bien... Llevo prisa, deja a Marian de un jalón en la escuela —y dicho seguido, me besó dulce pero apresuradamente en la frente— ¡Te quiero! —corrió sin fin por su bolsa y los tropezones al salir se hicieron presentes.

    Sería una mañana pesada. De esas desvergonzadas y canijas mañanas en las que te va mal por un lado, pero por otro está de la ostia, como si un príncipe en España del siglo lX estuviese danzando amenamente con la clase baja, la clase prohibida para el rey, y este se divirtiera más que en el día que recibiera su herencia de millones de euros... Demasiado irreal.

    Oh, sí, mi madre se llama Gloria. Tiene 43 años, pero no parece de tal cuenta, su figura es esbelta tanto como su cara afilada. Tiene la maña se darme choros y zapes cuando canto, cuando destapo mal el tarro de leche, por las cosas triviales las cuales ella suele hacer con precisión. La adoro, adoro su paranoia. Mi abuela es Agustina, la dueña de mi vida galante mental. Me ayuda tanto, que me tiene dependiendo de un hilo. Soy tan egoísta, ¡que esté bien, por un coño! No soportaría el hecho de que se me fuera por la borda en este tiempo inesperado.


    Miesntras los pensamientos y las conversaciones mentales me invadían, miré el reloj.


    Chillé. 6:30 a.m.

    — ¡Oye, Marian! —Me levanté al gritarle un par de veces a la mujercita, que vaya a saber cómo a se ha puesto anoche. Mientras tanto, acomodé lo trastos, les di una fregadita con jabón, e hice lo que pude para dejar la cocina estable, que mi mamá se partía mucho el lomo para tener todo en orden.

    Acomodé mi mochila en el sofá color rojo que daba a la salida, la tela es increíble, tersa y suave, pero no es terciopelo u otra tela conocida. El techo es blanco y las paredes rojo oscuro, como tirándole al vino. Cuadros y pinturas que yo hice cuelgan de las paredes, al igual que el sofá, los demás sillones también son rojos. Toda aquella imagen es absorbida por unas pesadas zancadas provenientes de las escaleras que conectan tres cuartos y un baño

    Marian decidió bajar, a diferencia mía, lento y como si su vida fuera depender de la casa y no de la escuela.


    Marian tiene 20 años, es un año mayor que yo. Nos diferencian muchas cosas, como que su cabello es negro, con rayos blancuzcos, la verdad no sé de qué color es. Sus ojos son igual, oscuros. Tez exageradamente blanca, y tatuajes en la espalda, todo aquello acompañado de una personalidad chocante pero alocada y contagiosa.

    A mi hermana y a mí siempre nos trataban como niñas. A mi mamá le había entrado la enfermedad de "no quiero perder a mis niñas. Siempre serán las niñitas de mami" a pesar de ser todas unas rucas mujeres.

    En fin, después de darle la noticia mientras almorzaba e hacía un mohín parecido al mío hace un momento, salimos y subimos a mi coche, el cual era un Mustang clásico 1965 fastback, negro. Era hermoso, tenía ese fanatismo por los coches clásicos, nada de autos contemporáneos. En el camino me comentó que su amiga Raulí llevó LSD a la pijamada en la cual pasó 4 horas debido a su estado; me contó una montaña de cosas, ella estaba alucinando de nuevo y nos burlamos de aquello, pero sin saber muy bien porque, siempre le tomaba el pelo haciéndole creer que me importaba su vida social.

    La dejé en la universidad este, en la facultad de medicina forense. A ella le fascina eso, pero porque es una mujer de lo más sádica y loca. Recuerdo una vez, encontré una ranita verde en el lago que está frente a la casa de mi abuela Agustina, ella lo vio y al instante me lo arrebató para luego estrellarlo contra la pared y husmear entre sus sesos. Finta, era una finta de medico sin sentimiento.

    Manejé a la escuela con algo de The Rolling Stone en mi estéreo, seguido de Creed entre otras de mis bandas preferidas. Mi padre me había metido esas cumbres fantásticas, gustos y demás. Mi padre era de origen chino, el murió hace 5 años, en un accidente aéreo, no me apetece contarles del tema. Aun así, era un hombre genial, una persona buena y pura, no tenía que irse así... En fin, su nombre era Mebuki Haruno. Conoció a mamá aquí, en Inglaterra, mientras el tocaba la lira en las calles y ella tropezaba con él hasta caer… Fue una historia de amor, porque eso era, muy de película y sumamente magnífica, los adoro tanto. Él, me contó que se había enamorado de su cabello rosáceo y sus grandes ojos oscuros. Tanto, que para compensar su caída, gastó todo el dinero que había recaudado en las tocadas en una cena, en algún puesto de hamburguesas:

    Mi mamá confiesa que fue fantástico.

    Estaba ya en el salón de clases, en filosofía y letras. A diferencia de Marian, su facultad se encuentra en el ala este de la universidad Cambridge, la cual viene siendo la misma. La mía es la más vieja, es la que está en el ala central. El salón era enorme, las paredes rusticas de madera tallada, con cuadros de Da Vinci, Van Gogh, inclusive Frida Kahlo, entre otros. También había compositores y un piano en la esquina de la parte de enfrente.

    Estaba modelado en una forma de cine rústico, los asientos se extendían hacía arriba de forma exacta, cada uno tenía una pequeña tabla para apoyar libros y apuntes, constaba en 5 filas, el ambiente se sentía digno de una obra de arte. El techo era color crema, con increíbles pinturas a pincel con algo de oleo negro, se podían distinguir rostros, solo eso te bastaba para inspirarte a seguir ahí.

    En el centro había un gran traga luz, que era el que iluminaba el sitio. La pizarra se posicionaba en la pared de enfrente ocupándola casi por completo. Todo aquello me era rutinario, pero nunca me cansaría de observarlo jamás.

    Adoraba este sitio.

    —Sé que odias tanto el sitio como yo, greñas.

    Me senté en una de las angostas butacas del área casi central. No me había situado ni muy al frente, ni muy al centro. Era el lugar ideal para mí. Acto seguido, sonreí por saber quién era y el sarcástico comentario del chico.

    —Vale, hombre, que mi camino a la escuela no sido del todo bonito —le dije dándole un leve puño en el hombro.

    —No me digas, ¿qué ha pasado?


    Se colocó justo enfrente de mí y dejó su mochila color azul marino en la respectiva butaca, dejando a lado unas carpetas que contenían fácil miles de hojas… Claro, el-ensayo-de-vacaciones. ¡Ge-ni-al!

    —No mucho, Naruto, solo que mi abuela cayó de las escaleras...

    — ¡Cielo santo! ¿¡Cómo ha pasado eso?! —Me interrumpió sin querer— ¿Está bien? Dime si necesitan algo, saben que puedo...

    —Oye tranquilo hombre, está bien... —le relajé un poco, le tomé de los hombros para brindarle un breve masaje, acto seguido, le respondí: —no sé cómo diantres le ha pasado eso, pero mi madre ya fue esta mañana, creo que estará bien.

    Traté de sonar lo más serena posible, cuando debería de estar como se ha puesto él. Fue irónico.


    Naruto es esa clase de chico con un problema: es un hiper-activo de los cojones. Con las notas más bajas de la escuela, tal vez por eso está aquí conmigo. Él es Naruto Uzumaki, tiene 20 años recién cumplidos. Uno de mis mejores amigos en toda una vida adolescente, con él he pasado los momentos más locos que hayas tenido jamás, a él le contado de todo. ¡Todo! Hasta lo que no te imaginas. Es fantástico, le veo como mi hermano.

    ¿Aspecto? Cabello dorado, alborotado. Ojos increíblemente azules, profundos y confiables. Tiene físico de atleta en reposo... Es más bien un aficionado a tumbarse en la patineta y ponerles una friega a todos en tal deporte. Creo que a él casi nunca le veré rendirse ante alguna causa, tal vez por eso le quiero tanto.

    — ¿Hiciste el ensayo, greñas?

    Greñas... Verán, el conoció a mi padre, cuando yo era apenas una niñata yo ya lo conocía a él. Ambos se burlaban de mí, de mí cabello, el cual era algo crespo y corto y se esponjaba con facilidad. De ahí greñas.


    —No me digas que tú sí —flipé, estaba molesta— ¿cómo es posible?

    —No siempre soy un vago problemático que patina en las mesas de la cafetería—se rio mientras se sentaba, el profesor se avecinaba y todos entraban. — A veces… Soy listo e ingenioso.

    Me lanzó un beso. Entonces, yo le sonreí incrédula y en ese preciso instante, el profesor entró, con su aspecto de viejecillo a punto de caer dormido, con sus lentes pequeños y redondos apenas tocando la punta de su afilada y frágil nariz. Alzando lentamente el maletín al escritorio y empezando a hablar por una línea de Shakespeare...

    Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo.


    La clase flipó. Todos entre-abrimos la boca, como siempre, y él solo sonrió, y se giró a la pizarra. Tomo el gis blanco que reposaba en el pequeñito estante y comenzó a escribir de manera ágil.

    Eso admiraba de aquel hombre.

    Esperanza.

    La palabra que estaba escrita en la tabla-roca verde bandera era aquella. Todos sabíamos de por sí, que cuando el hombre escribía una palabra era por que algún acontecimiento extraño le había sucedió referente a aquella palabra, inmediatamente nos diría que quería que escribiésemos alguna historia, leyenda, reseña, moraleja, etc. de lo que creíamos que le había ocurrido.

    Muy melosamente, sonrío, y acto seguido, dijo: —La mayoría de ustedes, par de engendros desgraciados—la clase rio, porque sus palabras por supuesto que no iban enserio. —Creen que se pueden comer el mundo de un bocado enorme, cuando el descarado mundo se los puede comer a ustedes de un bocadito.

    Dejó el gis en el escritorio, después, se sentó en su silla de piel color beige. Nos miró a todos asintiendo, lo cual quería decir que continuáramos con el escrito.

    Él era una persona muy reservada y extraña. En todo el sentido de la palabra. Su nombre era Henrry McQuenzie. El profesor Henrry se caracteriza por rascar su cabeza calva, gusto en los lunares que tiene encima dé. De ajustar su pantalón de pana color café y, de comer donas con café en la clase. Tiene 66 años de edad. Mugre capo de hospicio, le guardo envidia de la buena.

    Sentía que si crecía más, me parecería a él dentro de años. No, no, no...

    En fin, la facultad de filosofía y letras se digna crear el conocimiento intelectual y a alimentar la mente mediante la literatura de siglo o informática. Regularmente, es tomada por los yonquis o drogos que salen tambaleándose de la preparatoria, con bajas calificaciones, ya que filosofía y letras no te exige más que el conocimiento, leer, escribir, etc. Te califican de una forma libre. Naruto cabía ahí e Ino, mi otra colega. Conocerán a más de mis amistades en el transcurso de esto.

    Continuando con esto, la clase pasó. El profesor no checó ensayo de vacaciones y nadie terminó el escrito de la palabra en la pizarra... Pero yo le había escrito una tipo moraleja de ello, incompleta, no les atormentaré la lectura con eso. Como pueden observar, mi vida es una especie de libro repetitivo, pero si te pones a re-leer y re-leer, te darás cuenta de que encontrarás cosas nuevas, cosas en las que no pusiste atención al re-leerlo. Y entonces, ahí dirás lo fracasada que es mi vida.

    No cuento mucho de mí, porque quiero que ustedes se creen una expectativa de mi misma.

    Terminó la clase, y ahora me dirijo al patio, el cual es enorme, tiene pinos enormes y un zacate extenso. Todos salen y se recuestan en él, es bello. Recuerdo que Naruto tiene pendiente una plática con la directora y le comentó, entonces él se cabrea y sale corriendo con su patineta en manos. Yo por mi parte, camino sola hasta llegar al pino al que siempre vamos, nos tumbamos en el césped y charlamos.


    — ¡Hey!


    A veces llega Hinata, una chica cuya hermosura le escurre por las manos. De ojos perlas, tan claros y bellos, transmite una sensación de armonía en sol. Cabello azulado y largo. Algunos pensarán que me he vuelto lesbiana de un momento para otro, pero sería así. Te darías cuenta al verla. La conocí en una tienda de Frappes, llamada "Hyuu-pé" por su apellido Hyuuga. Es de mi edad, somos amigas desde secundaria, al igual que Ino.

    — ¿Qué pasa Hina? Creí que estarías con Ino. —le respondí sin mirarla, leía un libro: El mundo como yo lo veo de Albert Einstein.

    —No lo sé, se fue —me dijo. La miré. — Al parecer su madre le ha llamado... Necesito un cigarro.


    Le pasé uno de la mochila de Naruto. Antes de irse, le había alcanzado la mochila para que no le estorbara, además de que sabía que guardaba los cigarrillos ahí. Si lo hubieran cachado, malo.


    Hinata se sonrojó con furia, pues si, ella y Naruto, bla... bla.

    Hubo una vez una fiesta creada por Ino y Temari, Temari es una chica la cual conozco apenas 6 meses. En esa fiesta sucedieron acontecimientos ilógicos e innecesarios, era el cumpleaños de uno de los hermanos menores de Temari, la fiesta fue realizada a las afueras de la ciudad, en una granjita con árboles y cabañas. Hubo alcohol, cigarros, tal vez drogas y mucha comida. A Naruto se la había pasado el grado de alcohol y Hinata estaba inconsciente. Temari les ofreció muy dulcemente su habitación para que se repusieran, lo cual, resultó de una manera llena de albur.

    Ajá, sus mentes pervertidas los llevaron al caso. Se acostaron esa noche.

    Todos estábamos conscientes de aquello y solo reíamos por ese hecho. Nos posicionamos fuera de aquella habitación y escuchábamos los gemidos agudos de Hinata y los gemidos roncos del patán. Lo peor era que Hinata si quería ir enserio, pero a Naruto le costaba tener una chica, según él, el estar soltero era un regalo que había que aprovecharlo.

    Hinata le tomó algo de odio justificado. Lo cual servía para ocultar su amor y furia por él.

    — ¿Estás bien?

    Le pregunté dejando el libro aun lado y pude observar su expresión, las ganas de patear algo y molerlo a golpes. Lo sé porque me sucede muy a menudo.


    Ella solo se irguió y frunció el ceño, seguido de darle una larga calada al cigarrillo. —Solamente desearía que aquello nunca hubiese ocurrido. —Me espetó en un suspiro acompañado de humo.

    Aplaste mi labio inferior con el superior, creando una mueca de desagrado. No tenía las palabras perfectas para hacer que Hinata se sintiera bien y olvidará aquello.

    Así que solo le palmeé la espalda y le sonreí. Ella me miró y lo hizo también.


    —Gracias por no decir que soy un asco. —musitó con la voz quebrada.

    —Fúmate ese cigarrillo.

    Y sonrió de nuevo.


    ~o~


    Pasé la tarde recortando entre revistas. Leyendo, y usando el pincel de hebras plásticas color negras y base de madera de encino. Tenía que terminar una pintura, era otra de mis pasiones ocultas. El chiste era crear un collage de recortes y óleo, algo de creatividad y mucha dedicación acompañado con perseverancia. Era para la señora que vendía placas dentales en la farmacia de la esquina, se llamaba Adelina.

    — ¡Hermana! —Escuché un grito solemne desde el pasillo de las habitaciones.

    — ¡Oye! —Abrió mi puerta— Necesito decirte algo…

    — ¿Qué cosa? —contesté de manera molesta.


    Se tumbó en mi cama, pero no dijo nada. Yo estaba enfrente de mi cama sentada en una silla de madera color crema. El lienzo estaba frente a mí y la ventana a lado izquierdo. Debajo de la ventana había un mueble, manchado de pintura de varios colores, pues era en donde guardaba toda clase de pinturas y pinceles. A un lado estaba un estante repleto de libros, todos los que utilizo para la universidad y los que son por gustos propios. El estante tiene cajones abajo, en donde guardo carpetas y cuadernos viejos, me da pánico deshacerme de todo aquello.


    Tengo un armario con fotos pegadas en las puertecillas, de mí cuando pequeña, de Marian, Mamá y papá. Naruto, Ino y Hinata entre otros amigos. A lado está el espejo con su respectivo mueble, en el cual tengo utensilios de maquillaje y todo aquello. Las paredes están repletas de posters, naturalmente son color blancas. Mis pinturas están en un gran beliz.

    Entonces, después de ver todo aquel sitio que me ofrece tranquilidad y armonía, me giro para mirarla a ella y adivinar qué es lo que va a decir:

    —Sabes, el otro día anduve recorriendo la ciudad —alcé una ceja acechante, mientras ella volcaba por la cama— Y, entonces, vi una gran tienda de artesanías, y luego pensé…—hizo una breve pausa y de su bolcillo sacó un papel bien doblado.


    —Pensaste. —me lanzó un cojín con fuerza, el cual por fortuna no estropeó el lienzo. — ¿Qué es eso?

    — ¡Exacto! —Lo distendió y era un cartel de tamaño mediano, acto seguido, alardeó: — bien, estaba husmeando por ahí pensando en comprarte algún pincel, ya que utilicé uno para aplicarme rubor hace una semana.

    ¿Qué había hecho… qué?

    — No, espera, lo repuse. De hecho ahora mismo lo estás usando, de nada. —la miré exhausta de emociones, sin embargo le sonreí como “aceptando” que había sido una buena jugada— luego de cogerlo, me fui al mostrador a pagarlo y encontré varios de estos volantes y te tomé este.

    (T.A.C)
    TALENTOS ARTÍSTICOS CAMPAMENTO

    Hace un cordial saludo a la ciudadanía adolescente, invitándolos brevemente a nuestro campamento anual 2015.

    Esto consiste en 4 etapas, los participantes deben destacar sus talentos artísticos dependiendo en que sea bueno:


    *Teatro y dramatización.

    *Poesía estructurada y otros.

    *Ámbito musical.

    *Artes plásticas y esculturas.

    *Danza (varios)

    *Talentos Triviales.


    Si tú posees y controlas alguno de estos talentos, ¡no lo dudes! Estás hecho para esta sobrevivencia de arte. El campamento se llevará a cabo en el Parque Nacional Tiveden en Suecia. Del 01 de Abril al 4 de Mayo.

    -La prueba de admisión se realiza el 27 de Marzo en el auditorio estatal a las 5:00 P.M.


    INSCRIPCIÓN GRATUITA.

    ¡No faltes!

    No recuerdo cuantas veces fue que re-leí el papel psicodélico que incitaba en ir a participar en esa prueba. La habitación se quedó en silencio, Marian estaba aún acostada jugando con sus manos, de vez en cuando me preguntaba si iría o me animaba. No recuerdo el lapso que paso, ni el tiempo, solo veía inaudita el papel, porque sabía que era buena en pintura y que amaba la literatura tanto como un bebe a su biberón, y entonces, pensé en todas las oportunidades que tenía de ganar, lo que mis pinturas valían y delo que era capaz de demostrar, las arduas prácticas que había tenido que llevar para poder vender un cuadro a un doctor, una peluquera, el amigo empresario de papá y una farmacéutica, era sin duda algo que merecía una recompensa, al menos una mínima, porque no era tanto labor como el de un profesional.

    Después de pensar todo aquella con cierta calma de todo aquello, me fui por el lado fácil y pensé: yo ya soy feliz así; en mi alcoba pintando con Marian en la cama rodando hacía mí una y otra vez. Preparando la cena en las noches para Marian y mamá. Pero rayos, no dejaba de sentir aquella parte tan profunda que me decía que quería ir, gozar de aquello como nunca antes. No estaría mal, nunca hay una segunda vez más excitante que la primera vez…

    Era algo descabellado— No. Lo siento, no me siento lista para esto.

    Al escucharme, se le abrieron los ojos de golpe. — ¡¿Qué!? Has esperado esto por años —exclamó histérica, como si le fuese afectar a ella de alguna u otra forma. Yo negué rotundamente y me volví al lienzo. —Aunque lo niegues ambas sabemos que es verdad. Quieres algo por todo tu trabajo, por Dios, eres bastante buena.

    —No, Marian, no es algo que se toma a la ligera. —Le respondí algo tajante— No es como decir “iré a concursar con mis pinturas” en un corto lapso. Nadie lo tomaría así de pechazo.


    Hizo un gracioso mohín, y yo reí tímida de lo que me fuera a responder: — ¡Caray! —Chilló.— Naruto estará flipando… —Hubo un largo y dudoso silencio cuando un escalofrío decide recorrer mi espalda al escuchar su nombre.


    — ¿Es obra de Naruto? —pregunté con una sonrisa acechante.

    Vi su cara de disgusto al torcer a cejas y escuché un quejido de arrepentimiento seguido de un “paz” ligero. Se había golpeado levemente en la frente a causa de su comentario. Me eché a reír hacía atrás, hasta caer en la cama, después la miré.


    —Sí, él estaba ahí comprando un lienzo para su padre. —Resopló cayendo a mi lado— No te lo tomes a mal, pero él me dijo que tu entrarías, que estaba seguro, que anhelabas esto en el fondo y que te convenciera de ir. El irá, tiene harto talento con la patineta.

    —Oh... —le dije de manera seria, al escuchar todo aquello, mientras estaba mirando a la nada.

    Medité por un momento ante lo que dijo, y notó mi cara de seriedad y supuso que estaba analizando lo sucedido. Entonces, seguido de eso, sonrió con malicia y me dijo que iría a prepararse un sándwich mientras decidía que cosa hacer en la prueba; obviamente le negué riendo con la cabeza porque no iría a esa prueba.


    ¿Qué se supone que haga? ¿De verdad soy tan buena como todos ellos dicen? ¿Debería ir a deleitarme un poco? ¿Qué haría papá en una situación así? ¿Qué me diría él? ¿Qué pensará él? ¿Qué pasará si acepto? ¿Y si no? Mi mente era un enorme signo de interrogación acompañado de un “qué” en cada cuestión.

    Decisiones, decisiones…

    *Ring Ring*


    Fue así cuando se hizo presente el timbre de mi celular opacando todos los pensamientos de mierda que estaban ahora en mí. Me giré lentamente al buró y estiré la mano izquierda. Miré la pantalla y vi una foto de una Ino pequeña cubierta de pastel mientras parpadeaba una y otra vez.

    —Hola. —dije algo aliviada de que la llamada me salvara.

    —Irradias felicidad. —dijo la voz de manera juguetona.

    —Tú me haces ser así de feliz. —soltó una amena carcajada por del otro lado de la línea. — Tú no eres Ino, ¿qué hiciste con ella?


    Volvió a reír— Que lista eres, claro que no soy, ella está haciendo pizza, llamaba para avisarte ¿quieres venir?

    —No, gracias Temari, no me siento de ganas.

    — ¿Qué pasa? —al parecer le había causo cierta preocupación, pero me sonaba más bien a que tenía curiosidad.

    —El concurso.

    — ¿Qué concurso? —no supe que decirle después, así que dudé un poco con monosílabos.


    —Pues… Naruto quiere que vaya con él al ¿Tac? —Hubo una larguita pausa, entonces se escuchó un “Oh”.

    —Claro, el Tac, todos están de broma con el Tac —alardeó divertida— ¿Tienes miedo de ganarles o qué pasa?

    Sonreí— No quiero ir, pero él anhela que vaya. No sé, ¿Qué piensas de eso?

    —Que mi hermanito irá y me muero por saber que es realmente el Tac. ¿Sabes? Soy muy buena en la danza, me dan hartas ganas de ir.

    Maldita sea la… Está bien, está bien, Sakura, todos irán porque tienen las suficientes agallas para ir y tú no porque eres una maldita cobarde de mierda en los cojones. —Por una mierda, ¿hablas enserio? —le alardeé echándome a mirar el lienzo de nuevo.

    —Síp. ¡Ve! Vamos, será divertido —canturreó la palabra divertido y de pronto me imaginé todo en persona, ella me estaría picoteando el estómago hasta sangrar y aceptar. Pero ahora no sería así.

    —Venga, no habrá otra oportunidad así… Tal vez la haya, cada año, ¡pero la primera siempre será sabrosa! —Sonó de una forma tan asquerosamente convencida— Ino se lanza a buscar chicos…


    —Vete al carajo, tú e Ino, todos.

    Se escuchó un estruendo de carcajadas— Eras tan graciosa, adoro tenerte como amiga. Vale, vale, pero ella solo va por los chicos, se meterá a Música porque ahí es a donde ellos van, como moscas a la mierda.

    Después de eso me despedí de manera radical. Le respondí que lo pensaría bien, porque no quería seguir hablando con ella, ni con nadie.

    Ahí es cuando comencé a reírme, porque era tan cobarde y niñata que no entendía que era hora de crecer más y darlo todo sin medir. Miré a mi alrededor y me di cuenta de que no estaba más que aislada en mi propio mundo, feliz de que nadie me criticara y me hablara de acerca de cómo es la vida andando por ahí sin parar. Marian tenía razón cuando me decía “Rata de biblioteca” o una “anti-social de mierda”. Me daba risa aquello, pero de pronto sentí pena por mí. Me enderecé y miré mi figura sentada en la cama desde el espejo, daba asco.

    Necesitaba un cambio, conocer gente y salir del bucle hermoso al cual estaba acostumbrada a vivir:

    Levantarme las mañanas por alguna noticia buena o mala de mamá, llevar a Marian al colegio y escuchar una de sus historias turbias y divertidas. Deleitarme en la Universidad y hacer diversas tareas domésticas en la tarde. Pasar el finde con Ino, Temari, Hinata y a veces Naruto, viendo películas o saliendo a los mismos lares de siempre. Ver a la abuela algunas tardes, y salir al campo de su casa a platicar y recibir todo ese conocimiento que ella tiene, y hablando de ella, mamá llego esta tarde, antes de todo esto, y me dijo que ella estaba bien, que tenía un pie fracturado pero que se compondría pronto. Me alivié mil veces al escuchar eso y le dejé un mensaje en el teléfono para cuando estuviera en casa, lo escuchara, ya que no podía ir a visitarla por reglas del hospital...

    Ella me preocupaba en exceso, era una de los tantos familiares que tenía que realmente me importaba, no sé muy bien porque, pero no es por favoritismo ni degradar a los demás, tal vez lo primero sí… Me he dado cuenta que conforme voy creciendo, me moldeo a situaciones en las cuales no quiero enrollarme. Sin embargo, de eso es lo que se trata, de hacer lo que crees que no puedes hacer hasta cambiar una perspectiva de ti.


    Era tan irónico. A veces la gente habla pura mierda, pero muy remotamente puedes llegar a escuchar algo de lo cual tienen razón. Es el día en que la humanidad se lanza a ser quien realmente es y ama todo a su alrededor. Tal vez eso me faltaría, alguien…


    Nuestras esperanzas y sueños están
    Fuera de allí en alguna parte
    No dejaremos que el tiempo nos pase por encima.



    ~o~
     
    Última edición: 27 Julio 2015
  2.  
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    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    2
     
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    All apologies - Nirvana.
    —Eres una maldita perra dormilona. —Escuché a Sasori gritar desde el baño despertándome de un arduo sueño.

    El techo se situó frente a mí en posición vertical. Desgarrado, grisáceo y con manchas apenas visibles de grasa. Mi respiración era agitada, más que confundido, estaba consciente de que últimamente me va mal con los sueños y todas esas cosas.

    —Buen día. —Le respondí al fin con la voz echa un hilo.

    El agua del baño se escuchaba claramente fluida, aun así sentía que mis pensamientos podían atravesar en una ráfaga las paredes de la habitación. Filtré mis manos a los costados de mi cabeza, revolviendo el cabello y suspirando. Llevé mi mirada al brazo derecho; tenía un pinchazo.

    —Esta noche tocan la Wolfcat’s en el Reddine. —la grave voz perteneciente a apenas un chico, me terminó de volcar. Sacudí la cabeza varias veces, tallé mis ojos, y enderecé la cabeza. Al mismo pensé que desearía con todas mis ganas estar ahí, en el Reddine.

    —Bien por ellos… —respondí de mala gana, fingí indiferencia. —Pásame eso, idiota. —señalé una maleta.

    — ¿Estás bien? —preguntó un confuso e inocente Gaara.

    Le miré absorto y no le respondí. Arrojé una maleta negra sobre la cama, después de ponerme de pie y estirar los brazos pinchados y terriblemente adoloridos. Gilipollas, nos habíamos puesto una loquera de las de antes. En el piso pude observar con claridad el polvo blanco y al mismo tiempo, la nariz irritada de Gaara. No estaba seguro de como terminó todo pero…

    Itachi iba a matarme, de eso sí estaba seguro.

    — ¡Whoa! Debieron permanecer conscientes el resto de la noche... —alardeó Sasori saliendo de la ducha, estirando sus brazos al aire. Entonces, me miro: — Oh, hola Sasuke. —bostezó sonriendo.

    —No sé qué pasó, ¿qué pasó? —preguntó Gaara mirando al techo. ]El sujeto tal vez había estado ingiriendo cocaína apenas hace un hora, la razón de su confusión era aquella, sin duda.

    Mecí mi cabeza a los lados, negando la situación en la que estábamos.

    —Saben, a mí no me interesa eso —musité, fue lo suficiente para que ambos me miraran. — Volvió a suceder, y esta vez con más ganas.

    De los dos, Sasori era con el que más tiempo me llevaba. Tal vez sea porque ambos nos entendemos lo necesario para leernos los ojos. Lo conozco desde secundaria, en una pelea. Tiene 23 años, es de mi edad. Cabello rojizo, piel bronceada y ojos del mismo color de su cabello. Tiene esquizofrenia, lo único que le mantiene cuerdo es ser adicto a cualquier tipo de droga. Su mente procesa todo de una manera brillante y clara. Él mismo, me miro y dijo:

    — Tienes que dejarlo. Yo lo necesito, pero tu no. —dijo de una manera que pudiera entrar en mi ser y sacudir mis sentidos.

    — Sí. —Fingí demencia y permanecí insensible.

    Pero en cambio, negaba dejarlo. No sé, esto era ser adicto, ¿no? No lo necesitaba por otra cosa, como él. Simplemente quería hacerlo, hacen falta drogadictos en el mundo, la balanza de la humanidad hace falta.

    Sasori negó con la cabeza, no me creía. Él lo sabía, así que solo alzó los brazos en señal de “te lo dije”. Me lo ha dicho cientos de veces. Pero realmente él no lo entendía, era paradójico. Se dispuso a vestirse y sacar ropa de la maleta. Gaara se levantó del sofá oscuro, repleto de salsa de tomate, cajas de pizza y polvo. Pateó una botella y esta se estrelló con la pared grís y mugrienta. Gaara era un sujeto que me sorprendía bastante, su talento y su visión me hacían querer exprimir todo su talento.

    —Nos iremos mañana por la mañana. Se harán 7 horas, al llegar comeremos en los curris.

    —No habría otra manera de hacerle. —intervino Gaara mientras se colocaba una camisa de cuadros café. —Mi hermana no sabe que ando por estos lares y creé que sigo con el abuelo… Esto es malo.

    —Tranquilo, llegarás a salvo.

    —Claro —cogí mi maleta y la puse aún lado del sofá— mientras te mantengas alejado del perico, tu nariz está totalmente fuera de forma. —Gaara rio.

    A diferencia de Sasori, Gaara era un chico de 17 años, andaba con veteranos. Y no era que me considerara uno de esos sujetos que llevan una vida dura y llena de problemas, lo cual su único escape son las drogas, tener una banda de rock y sentir la adrenalina en las carreras clandestinas de motos. Exceptuando que sí lo era, más no por plagio.

    Acomodamos la habitación lo mejor que pudimos, a decir verdad solo tratamos de limpiar la droga, demonios, me siento tan mal pronunciando o pensando toda esa sílaba. En fin, el espacio era pequeño, solo una habitación de hotel, situado en Madrid, España. Veníamos de visita, la mercancía y el trabajo son muy dados por estos lugares.

    Durante un viaje al centro de la ciudad, el cual hicimos en el moderno y práctico auto de Sasori, fue uno de esos viajes en los que el paisaje no luce respecto a la “resolución” de tu vista. Te mareas y sientes que vuelas, que el auto nunca parará debido a lo que ingieres horas atrás. Gaara estaba girando la cabeza en capa árbol o letrero que avecinaba. Estaba ido, fue malo dejarlo venir.

    Gaara tenía un aspecto “casi” similar a Sasori, pero tenía unos ojazos azules. Se había se le habían caído las cejas accidentalmente en una broma pesada con Cloruro de potasio, un poco más abajo y se queda sin vista. Estaba tatuado, del lado izquierdo en la frente. Cargaba unas inmensas ojeras. Tenía la pinta de un solitario que había cargado una vida de muchos años, pero, solo era un simple chico. Tenía más visión que yo para mi edad.

    No era algo nuevo hacer este tipo de tur’s cada día que se le pasaba por la mente a Sasori. Era el trabajo, y más que trabajo le consideraba un escape. En el camino Sasori solo hablaba delas chicas que habían estado con él en el baño agasajándose. Según afirma que sus senos eran enormes, y que en sus calzonsillos guardaban bolsitas de hierba. Él estaba alucinando e hacía señas estúpidas con las manos.

    —Oh, ya veo… —Suspiré— me da gusto aquello, pero bien, ¿Qué me pasó? ¿Por qué dormí tan temprano?

    —Ya te lo dije, solo caíste a la cama.

    Lo miré con la ceja alzada sin expresión alguna.

    —Oye, amiguito. —Miró al retrovisor para encontrarse con un Gaara inconsciente pero consiente mirando por la ventana— ¡Hey! ¿Qué le pasó a Sasuke?

    Él no sucumbía— Te creo, déjalo. Esto es el colmo.

    Llegamos al destino. Sasori estacionó el auto fuera del bar Carmencita, un local con pinta de prostíbulo y fachada de cafetería; este lugar tenía años brindando servicio a las personas que se dedicaban a llegar de otros lares. Sin duda, era mi lugar favorito para ir. Tenía tejada café, en el techo, por encima de la entrada estaba el logo; una mujer vestida de apache montando un jabalí. Las paredes estaban totalmente en descomposición estructural, parecía que colapsaría en nuestras cabezas en cualquier instante.

    — ¿Qué es este sitio?

    —Quédate callado niño. Sasuke, mantenlo en silencio.

    Alardeó la egocéntrica de Sasori mientras este se fumaba un cigarrillo número 5. Le dio una larga calada y luego observó el pequeño callejón que estaba a un lado. — Vengan.

    —Estás imbécil, no venimos a eso. —Le dije para luego tomarle el hombro. — No vamos a meter a Gaara en esto. Venimos al área abierta, no a esta.

    La mirada de Sasori se tensó. Sentí las ganas de callarme la boca de un puñetazo. La verdad es que estaba alterado, lo disimulaba bien, entonces, me dio una mirada de auxilio. Él no podía con eso. Su ceño se suavizó y en sus ojos se podía reflejar el deseo de correr de ahí sin tener que sostenerse ahí. Gaara no entendía nada, solo observaba pretendiendo reservarse y actuar normal. —Mira viejo, debiste hacerlo antes; si vas y compras ahora lo tendrán en la mira a él. Es solo un chico.

    A las duras ganas entró al lar sin mirar de nuevo el hueco entre edificios y me alivié de que terminara, por un momento. Lo que venía sin duda sería un pase a lo que queríamos. Al menos, lo que yo deseaba con todo.

    A veces Sasori podía actuar como un perfecto imbécil, sin afecto amigable. Ser un completo bastardo, o el peor de los humanos sin escrúpulos. Había sido arrestado más de 5 veces por robos, una vez por asesinato, pero resultó que había sido una farsa. Está sin duda en la mira de los güaros, otro intento o tratar de llamar la atención de más personas, como Gaara, y no volvería a ver su estúpida cara. Aun así, tenía un corazón de coñazo. Era grande persona, sabía perfectamente las palabras para hacerte sentir el rey del mundo, la persona más feliz y completa del mundo. En fin.

    Nos adentramos, una ola de oscuridad con luces rojas y blancas allanaban las esquinas y el escenario del lugar.

    — ¡Se han dignado a aparecer! —Giré mi mirada para luego toparme con unos ojos afilados, pareciera que fueran unas pequeñas navajas incrustadas en su rostro.

    — ¿Se notan mis ganas? —respondí de manera altanera.

    —Viejo, te he echado de menos. —me da una gran palmada en la espalda. —Te ves del asco, pero siempre cumples.

    Como respuesta, le sonreí a medias.

    — ¡Hey, hey! Que tenemos aquí. —alardeó alegre. — Gaara Sabaku no, Temari y Kankuro te han dejado salir de la cuevecilla, ¿eh? —le golpeó el hombre de manera amigable, pero para él amigable era disclocarte la espalda, hombros o rostro.

    —Algo así. —su respuesta entro cortada me hizo saber que ya había descubierto la fuerza de aquel hombre. Le sonreí y el también, en señal de "entendimiento".

    En ese momento, Sasori aventó la colilla a un cesto.

    —Hey, Sasori, ¿cómo va todo? — Sasori agitó la mano izquierda en señal de “más o menos” — ¿Y los demás? ¿Vendrán enseguida, no?

    Le negué, y acto seguido, me senté en la mesa en la estaba situado nuestro amigo cleptómano. El lugar era bastante mi gusto. Paredes de ladrillo, a la mitad se dividía en madera. Había fotografías de varias celebridades, como el maldito Alice Cooper, Hendrix, Halen, Morrison, Lennon, Joplin… Dylan, el descarado de las entrevistas. Las mesas estaban deterioradas, de madera, con sillas igual. El humo de los tabacos estaba flotando entre la gente, olía a cerveza, tequila, todo alcohol.

    En el escenario sonaba Blues, uno ligero y contagioso, te hacía querer fumar hasta infestar tu cuerpo de humo. Katherine rasgaba esa guitarra como Dios le mando a hacer. Su cabellera rubia y sedosa se extendía ante un manjar; su cuerpo. Era un hombre, me daba cuenta cuando una mujer valía la pena. Ella no.

    —Y bien. —Suigetsu rompió el hielo. — ¿Van a darle?

    —Por supuesto —la respuesta de Sasori sonó más morbosa que asertiva.

    —Serás imbécil. —Gaara aprende rápido. Miró a la linda Katherine en su show.

    — ¡Vamos! Sasuke, también la veías. Admite que tiene más talento que tu… Tal vez en la cama…

    Le lancé una colilla en el ojo. Sus quejidos eran como el de un perro dejado con las ganas. Suigetsu solo rio atragantándose de cerveza, y Gaara igual, pero en una forma inocente y más decente. Amaba a estos imbéciles.

    —Bueno… Pienso que tienen todo. Talento, de sobra. Letras, son maldita creativos y más con esas manías enfermas que se cargan. —se refirió a Sasori, este lo fulminó. —Y bien, ¿tu Sasuke?

    — ¿Yo qué?

    — ¿Qué me dices? Oh, vamos, ¿solo has venido a cumplir con el acto de presencia?

    —Deberías de estar complacido, me tomó tiempo volver en sí esta mañana.

    — ¿De nuevo? —dejó el tarro de cerveza sobre la mesa de un sopetón, observé el acto, luego, me encontré con unos ojos violetas en exceso; gay’s.

    Como respuesta; asentí.

    Sin saber muy bien por qué, me hice amigo de Suigetsu hace 4 años. Y ya era un amigo ejemplar al igual que los otros dos. Este sujeto era solitario, casi no se andaba con nadie, o al menos eso nos hacía creer. Siempre le había visto como un pequeño al que había que cuidar. Él tiene 24, es irónico. Su cabello estaba blanco, lo había decolorado por gusto. Tocó con nosotros una temporada. Así es, ¿creían que mi trabajo era el de un traficante de drogas? Teníamos una banda desde hace tiempo, no muy conocida, al menos en Madrid sí. Consistía en 5 integrantes con Suigetsu pero el imbécil nos cambió por su noviecita Tayuya, a los cuales no les queda mucho tiempo de noviazgo. Luego de eso, metimos a Gaara La banda estaba conformada actualmente por Gaara, quien acababa de ingresar, era sumamente bueno con la guitarra 2. Sasori, era obvio, es el baterista estrella del grupo. Shikamaru, es un sujeto el cual le guardo harto aprecio por su paciencia y madurez, siempre tiene una palabra clave para mí, el toca el bajo de manera arriesgada y ventajosa. Estaba un tío groso de nombre Deidara, personalidad sarcástica y de alguna manera de madera anarquista; su propiedad era el teclado o el Cello. Y yo, pues, era el oportunista vocal y guitarra 1.

    Nos hacíamos llamar Balaclava. Larga historia, les contaré en un momento más fijo.

    En fin, desde pequeño había tenido esa fachada; tuve una guitarra pequeñísima a los 3 años, obviamente la rompí al tercer día, me gustaba estrellarlas. A los 5 años tuve una Yamaha clásica, según mi padre quería que fomentara algo de educación a mi vida. Lo extrañaba en exceso, larga historia. Después, mi madre y mi hermano mayor se dieron cuenta de que tenía algo con la música. Yo no lo sabía, era demasiado flexible para entenderlo. Solo disfrutaba, a los 7 ya había descubierto acordes, claro está, tenía un instructor, el cual siempre se sorprendía sin comprender por qué.

    La música es algo que tenía inculcado al nacer, no lo sé, suena algo fantasioso y farsante, pero lo creía así. Siempre he creído que la gente nace con algo, con una vibra increíble, un talento significativo que había que apreciar y sacarle provecho. Hacerlo crecer y mostrarlo al mundo sin esperar nada a cambio, por ejemplo, mi madre Mikoto, era una excelente pintora, sus pinturas eran increíbles, empresarios pagaban miles por sus pinturas, pero nunca acepto tales cantidades de dinero. Recuerdo que tenía un estudio de pintura el cual estaba prohibido el paso. Ella amaba estar ahí, melosamente solo me permitía entrar a mí de pequeño, decía que le gustaba el sonido de mi guitarrilla. Me elogiaba y sonreía, pero irónicamente no sabía lo que hacía, era un nene que experimentaba del sonido. A ella le gustaba todo esto, la familia que poseía dotes artísticos sin exagerar mucho.

    Me gustaba aquello, aquel ambiente. Sin embargo, no todo fue alegría y tranquilidad...

    Mi padre murió a los 54 años, su nombre era Fugaku Uchiha. Dueño de las empresas más “potentes” de Europa. Era una persona con parentesco a mí, solo que no era lo que yo esperaba. Era demasiado demandante y dominador. Severo e impulsivo por naturaleza. Aun así, era un enorme pilar para nosotros, él nos dio de todo, hasta lo que no podía. Era un buen hombre, era el mejor debajo de esa capa dura. Cuando aquello pasó, mamá entro en una crisis de depresión, no podía soportarlo, sus pinturas entraron en aquella depresión tan oscura, obligándola a deliberarse ahí. Todo lo que ella sentía lo plasmaba tan fácilmente en el lienzo, pero ya no de una manera alegre y espontánea. Los llantos siempre estaban ahí, en esa habitación. Itachi, quien se le otorga el puesto de el hermano mayor, siempre trató de sostener a la familia en la misma cosa que papá; la empresa, pero nada remplazaría a papá. Ni miles de euros, nada. Itachi se dio cuenta de que no era bueno en aquello, que era un asco, la empresa te chupada todos los sesos. Las emociones se hacían nulas y el estrés siempre estaba ahí, tentando en contra de tu voluntad.

    Itachi creó una teoría lógica para mí; la empresa había matado a mi padre.

    Me contó todo aquello de una manera tan clara, creía que estaba delirando, solo tenía 10 años para aquel entonces. Pero, comprendía todo de una manera anómala. Él estaba frustrado, tenía 17 años en ese entonces, siempre se jalaba el cabello, lo mantuvo largo, siempre tenía unas enormes ojeras en los ojos. Empezó a drogarse. Todo se desmoronaba de repente, y ese día en que me contó aquello, se pinchó el brazo frente a mí. Creí que la misma droga le causaba eso, crear una teoría sumamente lógica pero demasiado delicada sobre la muerte de mi padre. Le negué y me golpeó. Mamá quien había escuchado todo, salió de la sala en un mar de llanto. Itachi reaccionó, pero mamá no. Ella se había entregado tanto a sus obras para sacarnos de aquello hasta hartarse de sí, y un jueves 10 de Abril del 2002 se quitó la vida en la terraza de su estudio de pintura.

    Mi hermano actuó maduro ante eso, y decidió que continuaríamos una vida plena en Washington, Estados Unidos. Fue un cambio tan drástico, horriblemente me adapté.

    Sasuke, Sasuke, Sasuke… La dulce voz de mi madre retumbaba en mi mente aun.

    Sasuke, despierta… Era tan abrumador.

    — ¡Sasuke, por un coño, despierta!

    Alcé la vista gorda a un mar de imágenes borrosas. Parpadeé un par de veces, lleve mis manos a la cabeza. Me dolía. Las arrastré hasta mis ojos, encajándome las uñas en la piel, me enderecé en la silla de madera y resoplé cientos de veces.

    Aclaré la mirada.— ¿Qué ha pasado? ¿En dónde estoy?

    —Que buen chiste chico bonito, ándate a tocar.

    Sacudí mi cabeza, Suigetsu alzó un caballito. Lo tomé sin pensarlo y de un golpe lo bebí.

    — ¿Suigetsu? ¿Cuánto tiempo dormí?

    —20 minutos, no fue una siesta cualquiera, caíste de golpe y todos nos asustamos. —se llevó la mano a la nuca.

    Negué un par de veces mientras me acariciaba bruscamente la cara hacía adelante y hacía atrás. Coloqué mis manos en el mentón, y puede observar que ya no éramos tres en una mesa.

    —No has cambiado nada desde hace una semana. —Éramos 5.

    Frente a mí estaba situado un muy preocupado y ebrio Suigetsu, a mi lado estaba Gaara, quien se había entendido con un muy estúpido Deidara, a lado de este, estaba Sasori, el cual hablaba con Shikamaru de manera seria, el de ojos pardos, me miró a mi esperando respuesta, mientras mantenía conversación con Sasori.

    Flipé.— No, la verdad es que ha sido mucho tiempo —respondí exasperado. — Te echo de menos, me gusta estar junto a ti. Me siento más guapo.

    Bromeé. Todos rieron.

    — Esto es genial, estamos todos juntos sin estar drogados o ebrios. —dijo lleno de recelo del bueno el rubio. Que en cierta parte, tenía razón.

    Me causaba molestia y repulsión, pero, era de fiar y un genial comediante.

    —Bien dicho Deidara —suspiró Shikamaru bebiéndose una Coca.

    — ¿Enserio? —resoplé riendo. El asintió sonriendo. —Whoa, la verdad es que… Me han dejado sin palabras, creí que no vendrían.

    — ¡Hemos dejado sin palabras a Sasuke! —Gritó de manera sarcástica Deidara— Bravo, no seas imbécil, ¿creíste que te dejaríamos toda esta gloria?

    —Ah decir verdad esperábamos más —carraspeo Sasori. Era cierto. —Nos han pillado el pelo, el bar empezará a lanzarnos sillas y terminaremos lisiados. La gente aquí se pone ruda después de dos copas.

    — ¿Viajamos hasta acá para no tocar? Debes estar pinchado, Sasori.

    —Deidara tiene razón —insinuó Suigetsu, quien había ido al baño después de 5 minutos. — Digo, dejé de ser parte de esto, pero no implica que les deje de decir que lo hagan. Sería genial que entraran hoy, viajaron kilometros.

    Sasori pensó en un largo lapso, no por las palabras del peli-blanco, era por él peli-blanco. Porque le ardía en el alma saber que no tenía un control para partirle la cara. No se caían nada bien. Hubo un largo silencio incomodo. Suigetsu, después de hablar, se quedo mirando la copa, pensando en que Sasori estaba algo cabreado, sin saber el hecho o porque. Shikamaru solo veía a la nada, y carraspeaba de vez en cuando.

    Nadie decía nada.

    —Chicos. —Gaara finalmente rompió el hielo, quien en alguna vez nunca habló en la conversación, dejó la copa en la mesa. Todos lo miramos, me sacó una gran sonrisa en el fondo, este chico tenía algo.— Soy nuevo en esto, no sé qué mierdas hacen, o que tiene de especial este asqueroso sitio. —miró confundido y gracioso a Sasori. — Nadie me ha querido dar una buena explicación de todo este rollo. El mío, lo sé. Voy en la guitarra y la hago sonar, todos ríen y lloran, bla, bla. ¿Quiénes son? Conozco a Sasuke y Sasori lo suficiente para tirarles gases en la cara, y lo único que hago ahora es verlos “discutir” o hablar sobre que se echarán para atrás por algo que no he hecho ni sabré si seré capaz de hacer más adelante. Solo han pensado en lo estúpidos que se verían ahí arriba, o en lo que les pueda pasar. Ya son estúpidos, ¿qué quieren esperar a cambio?

    Deidara comenzó a reír— ¡Quién invito a este capazo! Me caído genial en todo desde que hablé con él, es la bombita que nos hacía falta, ¿no Sasuke?

    ¡Lo saco de su ser de una forma tan déspota y criminal! Todo lo que había escupido tenía su parte cierta, la otra, era resentimiento por hacerlo a un lado, pero que lo ha hecho bien; ¡a flipado! Puede tener un puesto seguro de aquí hasta la muerte de Balaclava. Me volteé a mirar a Shikamaru, quien no había hablado durante rato, estaba teniendo la misma sensación que yo. La media sonrisa en su rostro me era suficiente para pensar que quería que este chico estuviera por la eternidad en la banda. No saben lo feliz y tripiante que me hacía esto. Después de una larga charla con mis viejos amigos, llegamos a un maravilloso punto, embriagarnos hasta noche. La gente aún estaba ahí, gritando o hablando, disfrutando de la música que se avecina de repente a tu oído, se adentra a tus neuronas y las estruja tanto que dejas de pensar que tienes una vida miserable.

    Mi mirada estaba clavada justo en el suelo, y la vista s eme hacía borrosa. Juré ver unos hermosos pies blancos pasear por el suelo, de repente se iban. Reía sin parar, hablaba, veía a los demás reírse de lo que decía, ¿qué coño decía? Estaba feliz, y no me importaba nada más. La música cada vez aumentó, nos paramos, estabamos entre la gente. Yo veía todo en escenas, en fotos, todo cortado. Vi como Sasori sacaba jeringas.

    No recuerdo nada después de ese momento...

    Solo me dejé llevar. Un Suigetsu desde la mesa, aplaudiendo. Sasori sentándose detrás de una hermosa batería roja Yamaha. Todos observando a la gente en una disputa, yo me sentía en el cielo. No quería bajar, quería estar ahí, sentir la pasión de hacer esto por mí mismo y por nadie más. Alcé la guitarra, tenía una guitarra, era un maldito sueño desde la mañana que me levanté. Estaba perplejo, me giré a Gaara, estaba parado con una Fender negra, me miraba con asentimiento, estaba listo.

    ¿Listo para qué? Caí al suelo. La gente se volvió loca. Caí en la profundidad de luces, estaba caminando entre la gente llena de extásis, una luz iluminaba mi cara. La chaqueta de cuero negra que traía se había desvanecido. Estaba en camisa blanco, deshabotonada, en pantalones negros y calcetas. La gente bailaba, chicas me tomaban de la cara, eran demasiadas manos.

    ¡No! Desperté, y vi a la gente frente a mí, esperando algo. ¿Qué era?

    I'm in a vest.

    ..

    La batería de Sasori y el bajo de Shikamaru acompañaron aquel soprano de manera exquisita. Sin saber muy bien porque, supe que canción estaba destinado a tocar esa noche. Si no puedes con la anarquía, con el sistema, con alguna contra, únete a ello.


    Library pictures, of the quickening canoe…

    Mi guitarra hizo un rasgueo duro y estruendoso, quería hacer sentir mi frustración, quería compartir todo lo que sentía, me estaba matando lentamente.


    The first of its kind to get to the Moon.
    Trust some ellipses, to chase you round the room…
    Through curly straws and metaphors and goo.


    Todo explotó. La batería de Sasori fue Gloria pura, la gente observó lo que queríamos. Queríamos caos, y lo hizo. Los dedos de Shikamaru se veían ágiles, me acerqué a él con la guitarra para inyectarle una dosís de requintos hermosos. Gaara estaba de luto, estaba muerto de extásis, todo estaba genial. Era abrumador. De un deliberado rasgueo, todo se suavizo la gente quedó abrupta. Drogada auditivamente, quedaron con más. La melodía se extendía a algo frustrante mente sordo.


    Been watching all the neon blossom flickering…


    You look like as if you've all forgotten where you've been.
    Going riding through the thundersuckle, fuzz canyon…

    Ten, nine, eight, seven, six, five, four…
    Three, two, one.


    Todo volvió. Estalló fenomenal, la luces se apagaron, y el estruendo grito de la gente se escuchó por todos mis sentidos. Sentía que lo lograba, sentía que transmitía todo.


    Library pictures, of the quickening canoe…
    The first of its kind to get to the Moon.
    Give me an eeny, meeny, miny, moe!
    Or an ip dip, dog shit, rock and roll!


    Todo giró a mí al rededor, veía esqueletos por el techo y la cabeza me da vueltas. Deidara se tiraba a una morena y Sasori inhalaba como loco, Shikamaru besaba a dos chicas, y Gaara, él… Me dio una horrible irritación en mi ser, aspiré poco aire. No había nada, las chicas eran horribles, las manos volvían a mi cara y gritaba sin saber que decir, solo gritaba. Posé mi mirada en la salida, vi una puerta roja al final de toda la gente, traté de correr, pero no podía, mis pies estaba inmóviles. Me dolía el estómago, la cabeza, temblaba por todos lados. Debía de ser una horrible pesadilla.


    Nuestra canción toda vía sonaba, pero cada vez la sentía más intensa, llena de rabia, más rápida cada vez que se repetía. ¿Esto era ser el público? Me dolía el pecho y tenía ganas de golpearme la cabeza contra la pared al escuchar resonar las guitarras. Era tanta adrenalina. Que decidí solo quedarme ahí.

    ¿Qué me causaba esto? Di un paso, en un abrir y cerrar de ojos, la puerta roja estaba frente a mí. Grité, fue un grito ahogado por la frustración de estar ahí, de escuchar. Giré al escenario, y lo que vi fue… Indescriptible; estábamos, nosotros, tocando, pero, estábamos demasiado delgados. Shikamaru había perdido su largo cabello, estaba esquelético. Sasori, Sasori no estaba, pero veía su reflejode alguna forma. Todos estábamos mal, consumidos por la adicción de vivir. Por todo.

    Era horrible, quería despertar ahora. Me giré de nuevo totalmente loco por abrir la puerta, todos venían hacía mí.

    Te ayudaré a salir de aquí, confía en mí. —Aquella dulce voz de nuevo.

    Me volví, y vi a mi madre… Me sonreí y sostenía flores blancas. No… No…

    Sasuke, Sasuke, Sasuke… ¡Sasuke!


    ~o~

    El techo gris, manchado y horriblemente repetitivo estaba sobre mí. Estaba tumbado, entre sabanas, traía un pantalón negro y una camisa blanca desgarrada. Me dolían de nuevo los brazos, gemí al sentirlos. Miré a la ventana, el sol estaba puesto a la mitad del cielo. Dios, tendríamos que habernos ido hace horas.

    —Tranquilo, tranquilo. No te esfuerces. Sasori canceló el viaje debido a tu estado.

    Era Shikamaru, me colocó un trapo caliente en la frente. Cielos, no…

    — ¿Qué pasó? —pregunté quitándome lentamente el trapo y tratando de ignorar lo que me dijo.

    Se quedó en silencio y lo vi. Vi esa estúpida cara de preocupación, esa cara tan gastada y repetitiva en mis días. Estaba empezando a odiar esto, que me tuvieran lástima cada vez que sucediera. Me hervía la sangre de pensar. De vivir con esto y no poder hacer nada más.

    Dudó un poco, entonces, yo fruncí el ceño al darme cuenta que era lo que había pasado.— Esto…

    — ¡¿Tocamos la canción de mierda, me desmayé antes, fue un puto sueño?! Joder Shikamaru, no puede estar pasándome esto cada vez que algo bueno pasa… O no pasa —al final de la abrumadora palabrería, terminé en un suspiro.

    Mi voz se quebró.

    —Tocamos. —Dijo— caíste al terminar la canción… Lo siento. Te hemos traído a la habitación preocupados, al terminar.

    — ¿Qué hora era? —Una lágrima se resbaló por mi mejilla.

    —Las dos de la mañana. Nadie regresó tan mal. Todos están abajo, desayunando, te he traído… esto.

    Las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas. Estaba cansadísimo de depender de todo esto. De ellos, me volvía en un estorbo cada vez que pasaba esto. Observé la comida; huevo, pan tostado, café, jugo de naranja y pie de queso. No tenía ganas de nada. Quería estar solo. Shikamaru me observó, y pasó su brazo por mi hombro.

    — Oye, no estás solo.

    Leyéndome la mente, me reiteró de lo pensado.

    —La vi. —insinué con la voz entre cortada. —La vi de nuevo, quería ayudarme. Era tan real.

    —Lo sé, siempre la vez…

    Me abrazó y de manera casi automática lo retiré, no quería consolarme más, tenía que superar esto yo mismo. Tenía que cambiar algo, moverme, salir y aceptar el hecho de que la vida sigue siendo cruel aun que tú seas “el mejor”. La vida no cambia por nadie. La vida te escupe. Tenía que aceptar que estaba mal, tenía una adicción, estaba enfermo.

    La realidad era que no quería hacerlo, quería estar en mí, solo en eso. Tan pequeño recibí abuso que ya me siento cansado de no hacer nada. Me doblego con facilidad, soy un franco fácil.

    — ¡Hey, hey, hey! —Se escuchó a lo lejos de la habitación. Era Deidara. Shikamaru se paró lentamente, y se dirigió a la puerta.— ¡Hey!... Oh, hola.

    Será imbécil.

    Shikamaru lo miro incrédulo, y este solo entro a paso normal, después de correr de abajo a arriba.

    — ¿Cómo estás? Me da gusto no ver algún chichón en tu bello rostro, adonis. —sonrió y yo reí.

    —Buenos días. —Le dije.

    — ¿Qué traes en manos? —cuestionó Shikamaru.

    — ¡Oh, sí! Amarán esto. —extendió un papel. — Anoche estuvimos de pelos, la gente quería más, entonces, cuando tú caíste, ¡la gente entro en éxtasis! Te cargábamos hasta la puerta y no podíamos avanzar, nos jalaban, querían más, ¡nos amaron!

    Escuchar eso me dejó estupefacto, pero Deidara no lo notó.

    —Entonces, un chico me dio esto. Dijo que estaríamos interesados.

    (T.A.C)
    TALENTOS ARTÍSTICOS CAMPAMENTO
    Hace un cordial saludo a la ciudadanía adolescente, invitándolos brevemente a nuestro campamento anual 2015.

    Esto consiste en 4 etapas, los participantes deben destacar sus talentos artísticos dependiendo en que sea bueno:

    *Teatro y dramatización.
    *Poesía estructurada y otros.
    *Ámbito musical.
    *Artes plásticas y esculturas.
    *Danza (varios)
    *Talentos Triviales.

    Si tú posees y controlas alguno de estos talentos, ¡no lo dudes! Estás hecho para esta sobrevivencia de arte. El campamento se llevará a cabo en elParque Nacional Tivedenen Suecia. Del 01 de Abril al 4 de Mayo.
    -La prueba de admisión se realiza el 27 de Marzo en el auditorio estatal a las 5:00 P.M.
    INSCRIPCIÓN GRATUITA.
    ¡No faltes!


    Leí el papel una y otra vez.

    —Genial, ¿no? —Sasori me sacó de mis pensamientos. La verdad es que necesitaba mucho una discusión con ese imbécil. Estaba recargado en el marco de la puerta, con Gaara.

    Yo no sabía que decir exactamente, esperaba algo así, una puerta para salir más y más al público y ser conocidos. Pero, me detenía mi gravedad, era un total estorbo. Me he dado cuenta que, cuando tengo demasiada emoción, mucha furia, mucho quedar, pierdo el control. No había ido nunca a un doctor, no quería, no lo necesitaba. Pero, ahora empezaba a dudar de mí, de mi vida.

    Cada caída, representaba cada último momento vivido en mi vida. Todos me observaban esperando una reacción. Pero no obtuvieron más que silencio.

    No sé qué pasó después…

    Ahogado en las cenizas de su enemigo
    Las cenizas de su enemigo le asfixian
    Al fin y al cabo eso es todo lo que somos.


    ~o~
    Canción de la banda:
     
    Última edición: 27 Julio 2015
  3.  
    Spirity

    Spirity Usuario común

    Virgo
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    Pluma de
    Escritor
    Usa el tipo de texto predeterminado. La letra es muy pequeña y cansa leerlo. Une las ideas en párrafos, creo que están muy separadas.
    De esa manera será mas agradable tu lectura y ganarás más lectores c:
     

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