La princesa Len

Rutina, rutina, rutina... Posiblemente todos crean que tener una rutina en todos los días de tu vida sea algo terriblemente aburrido, pero los dos hermanos Rin y Len, no podían opinar respecto a ello. Desde que su adorado padre se caso con una tal Miku Zatsune, de la que nunca habían oído hablar en su vida, todo había empezado a marchar mal, claro que cuando el padre de los gemelos falleció, todo cambió para ellos. Ahora se encontraban al mandato de su horrible madrasta, que lo único que hacía era ponerlos a limpiar la casa, que no era exactamente pequeña. Todos los días, los dos rubios luchaban para asear todo el lugar, mientras que la grosera señora y su asqueroso sapo se dedicaban a ensuciar todo a velocidad inimaginable.

Una mañana, como costumbre, Rin fue a revisar el correo, su sorpresa fue grande cuando vio una carta diferente a lo usual, se trataba de un comunicado directo del Castillo Real. La chica no tenía permitido abrir las cartas, pero hizo una excepción a la regla y leyo lo que contenía. Luego de un par de minutos en silencio total, contuvo un grito de emoción... ¡El principe Kaito estaba buscando una prometida! Era la oportunidad perfecta para largarse de ese lugar y además de eso, estar con el hombre que toda mujer sueña en su pueblo. Comenzó a planear como huiría el día de la gran fiesta, hasta que una voz la saco de sus pensamientos.

—Rin — Era la dulce voz de su madrastra.

—Ah... ¿S-Si? — Respondió nerviosa, hasta ese momento no se había percatado de lo que realmente había hecho. ¡Le harían algo horrible por abrir la correspondencia!.

—He estado esperando a que subas con las cartas de hoy, pero duraste tanto que vine a ver con que te distrajiste esta vez — Su tono de voz era sumamente despectivo, y ni hablar de sus facciones que mostraban enojo total hacia la rubia.

—Y-Yo... — Las palabras salían lentamente de su boca, no se le ocurría ninguna excusa que decir - Cuando salí por las cartas, vi al conejo de la señorita Megpoid y...

—¡Oh, ese conejo! — Farfullo molesta. El adorable conejo llamado "Zilia", se paseaba por todo el pueblo comiendo cultivos y de vez en cuando cartas. Y la dueña de ese conejo, era Gumi, una joven que vivía sola, y cada vez que alguien llegaba a quejarse de su mascota, ella solamente le restaba importancia al asunto, y si te veía demasiado molesto, te regalaba una zanahoria.

—Si, ese conejo — Prosiguió Rin — Cuando lo vi, estaba masticando una de las cartas y no pude hacer nada — Dijo en todo dramatico — ¡Pero! Logre salvar la carta, hace un momento estaba revisando que se pudiera leer — Aclaro — Y si se puede, así que... ¡Me retiro de aquí! — Le entrego las cartas en las manos y se fue de ahí lo más rápido que pudo.

El resto del día, Rin estuvo haciendo la limpieza de forma distraída. Algunas veces, Len debía recoger, a velocidad maxima, jarrones que su hermana había empujado sin darse cuenta. Unos lograron salvarse antes tocar el duro suelo, otros no tuvieron la misma suerte y se rompieron en miles de pedacitos. El rubio se preguntó todo el día, que rayos había pasado en el día para que su querida hermana se comportara de esa forma. Claro que trato de preguntarle, pero la respuesta siempre era tonta, y a veces hasta evasiva.

La noche finalmente llego, Len se encontraba exausto, tuvo que hacer el doble del trabajo por culpa de que su hermana parecía estar en la Luna, o algo así. Suspiro fuertemente, no debía pensar en ello, mañana seguro Rin ya estaría normal. Se dispuso a acostarse por su día tan agotado, y así lo hizo, se durmió con tan solo tocar tu cama.

Había pasado menos de una hora cuando Len cayo dormido, Rin se acerco al cuarto de su hermano, y lo vio enrrollado en todas sus cobijas, la imagen le pareció linda y se quedo unos segundos a admirarla. Pero eso no estaba sirviendo de nada, necesitaba que Len estuviera despierto, así que utilizo uno de sus planes secretos y efectivos para despertar a el rubio.

Un fuerte golpe hizo eco en la habitación — ¿Q-QUÉ? — Ahora Len tenía roja su mejilla — ¿R-Rin? ¿Qué? Pero... ¿Por qué? — Paso de confundido, a molesto en un mismo segundo.

—Shh — No debían de hacer ruido — Necesito decirte algo — Hubo un suspiro de parte de Len.

—¿Que pasa? — Pregunto finalmente.

—Sé como podemos irnos de aquí — Aunque estaban en la oscuridad, parecía que a Len le brillaron los ojos de pensar en salir de allí — Leí la correspondecia en la mañana, ¡y el principe Kaito esta buscando una prometida! — Menciono con emoción, a lo que solo recibió un "¿Ajá...?" — Pienso ir a la gran fiesta que se hará mañana — Y antes de que el otro pudiera replicar — Si logro enamorar al principe Kaito iré a vivir con él y luego irás a vivir conmigo en el castillo y... y... ¡Viviremos felices y comeremos perdices!

—No, definitivamente no — Respondió Len — Es peligroso, Rin. Seguro nuestra madrastra irá ¿sabes? Ella te reconocería de inmediato y también

—¡No me reconocerá! Iré con un vestido bonito y me maquillare — Interrumpió Rin — Me vere como una princesa, Len — Menciono con un puchero.

—Te lo prohibo, Rin — Finalizo Len — Ahora vete a dormir — Se dio media vuelta y comenzo a dormir nuevamente.

Al día siguiente, parecía que el suceso de la noche anterior nunca se hubiera dado, ninguno de ellos menciono nada sobre el asunto. Len permanecía tranquilo, porque creyo que su hermana había entendido lo peligroso que sería que fuera a esa fiesta. Mientras, Rin ya tenía todo su plan hecho para escaparse en la noche. El día paso sin más preambulos, y cuando empezó a anochecer vieron a su adorable madrastra bajar las escaleras, estaba usando un vestido que la hacía ver más joven, y también el maquillaje ayudaba, quizás realmente ella si quería conquistar al principe.

—Voy a salir, volvere tarde — Anunció antes de cerrar la puerta y marcharse. Ahora que se había ido, podían estar más tranquilos.

—Len, debo ir a hacer algo a mi habitación esperame aquí ¿si? — Y antes de que el otro pudiera contestar, Rin subió las escaleras rápidamente, entro a su habitación y cerro la puerta. Recupero el aire que había perdido por correr hasta ahí, y así se dispuso a arreglarse para la gran noche.

Mientras tanto, Len estaba guardando las cosas de limpieza, se sentía totalmente tranquilo, esa noche que no estaba su madrastra debía de disfrutar lo más que podía. Regreso a la sala de estar, y se sento en el gran sillón de color naranja para esperar a Rin. Un par de minutos habían pasado, y el rubio estaba tan cansado que termino por dormirse en el sillón, cosa que a Rin le vino perfecto.

Bastante tiempo paso cuando una mosca se metió en la boca de Len y este se desperto de golpe, tosió con cara de asco sin embargo no había vuelta atrás, ya se la había tragado. Inmediatamente se acordó de Rin, así que fue a la habitación de ella, para solamente encontrarse una nota en medio en la puerta: "Lo siento, Len. Te desobedecí". La cara de Len se puso blanco como el mismo papel.

—¡No puede ser! ¡No puede ser! — Repitió una y otra vez, ¿qué podría hacer ahora? ¿Ir al castillo a traerla de vuelta? ¡Claro! ¿cómo haría eso? Primero que todo, ¿cómo llego Rin a ese lugar? Todo estaba mal, muy mal. Bajo las escaleras corriendo, y en el último escalon tropezo, estuvo a punto de maldecir su suerte pero al ver al frente se encontro con una personita en tamaño miniatura — ¡Ah! ¿Qué es esto? — Pregunto asustado mientras que la trato de aplastar con las manos.

—Hey~ Hey~ No hagas eso — La hadita evito habilmente las manos de Len, y tomo un poco de su botella miniatura — Veras, soy tu hada madrina y estoy aquí porque pareces estar en problemas — La voz del hada era suave y lenta, parecía que se tomaba el tiempo para hablar. Sin mencionar que su aliento olía a alcohol.

—¿Hada madrina? Creo que te equivocaste de persona, no soy Cenicienta — Se puso de pie tranquilo.

—¿Cenicienta? ¿De que hablas? — Le preguntó confundida — Mira, yo tampoco quiero ser hada madrina de un niño que parece chica, pero no hay opción la vida es dura — Hubo un tono de amargura en su voz y seguidamente, tomo otro trago a su botella.

—¡Yo no parezco chica! — Se defendió de inmediato — Mira, solo necesito ir a donde esta mi hermana, ¿podrías ayudarme? — Le preguntó, se escuchaba la necesidad en su voz, realmente le preocupaba que Rin se metiera en un problema.

—Oh, ¿y ella dónde está? — Len le contó de inmediato lo de la fiesta — Claro, ¿cómo no se me ocurrió? He ayudado a cuatro chicas más a ir a esa fiesta — Respondió sin ningún interés — Es solo que... En esa fiesta solo pueden entrar mujeres — Aclaro el hada.

—¿Qué? ¡No puede ser posible! — Grito ya cansado Len de toda la situación.

—Tranquilo, te convertiré en mujer — Levanto su botella tranquila como para hacer un hechizo.

—¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! — Exasperado trato de detenerlo.

—Igual no puedo hacer eso — Soltó una carcajada el hada y Len la vio anonadado, ¿qué tipo de hada madrina le habían mandado? — Pero, puedo hacer otra cosa. ¿Qué tal si hacemos un trato?

—¿Un trato? — Pregunto confundido.

—Claro, puedo hacerte mujer, pero... Tu hermana se convertira en hombre porqu—

—¿Qué? ¿Por qué? — Interrumpió.

—Porque no puedo simplemente hacerte mujer, tengo que hacer a alguien hombre también, y no le haré eso a un desconocido... —

—Entonces... ¿Yo me convertiría en mujer y Rin sería un chico? —

—Si, y cuando sean las doce todo volvera a ser como antes, te lo aseguro — Len dudaba en si aceptar el trato de esa extraña hada madrina.

—Acepto — Suspiro, ¿qué podría salir mal?

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Hey~ hola :3
Bueno, hace mucho que no publico algo en FFL y menos un Long-fic~
El fanfic tiene que ver un poco con Cenicienta, aunque es una versión extraña xD
En fin, espero que les haya gustado este capítulo *w*
Me encantaría que me dejarán su opinión ♥
Saludos~ n.n

 

Hace poco había anochecido, el cielo se encontraba ahora oscuro y las primeras estrellas comenzaban a brillar. La Luna llena era enorme y se podía ver casi desde cualquier lugar. La noche en si tenía un clima frío, pero agradable de todas formas. En la terraza, del gran castillo, se encontraba una joven pareja, que parecían estar enamorados.

—Rin, me alegra haberte conocido — Susurro el apuesto príncipe, su camisa era de color azul al igual que su cabello, su pantalón y sus zapatos tenían el mismo color negro.

—A mi también, Kaito — En cambió, la chica tenía un hermoso vestido de color verde con detalles rosas. Se notaba a distancia que ellos dos definitivamente habían tenido una conexión desde el primer instante.

El joven de cabellos azules se inclino para estar a la misma altura que la de su acompañante, con su mano acaricio la suave mejilla de la rubia y ella solo cerro los ojos para esperar que el decidiera hacer el contacto que estaban esperando. En un dulce movimiento, sus labios finalmente hicieron contacto. Oh, ese era el primer beso de Rin y fue más perfecto de lo que imagino, porque en ese momento los dos sintieron que todo estaba lleno de perfección.

—Rin — Susurro hablar Kaito cuando rompieron el contacto — Yo pienso que tú... — Y abrió los ojos encantado — ¡Eres un chico! — Grito espantado mientras se alejaba y escupía el suelo con asco.

***​

El hada madrina de Len había hecho su deseo realidad hace un par de segundos. Ahora frente a ella se encontraba una joven con el cabello rubio recogido en una cola alta de caballo, y que llevaba un hermoso vestido color lila.


—Disculpa, ¿el vestido era necesario? — Pregunto Len mientras observaba el vestido con un poco de desagrado.


—Si, irás a la fiesta ¿no? Necesitas un vestido — Aclaro el hada mientras la veía confundida, la rubia suspiro.


—Claro que no, ¿no te has dado cuenta? — Respondió satisfecho de si mismo mientras se sentaba en el sillón — Ahora que Rin es chico, la echaran de la fiesta y yo no tendré que hacer nada más que estar sentado aquí — Parecía satisfecho por el fabuloso plan que llevo a cabo — Ven, siéntate — Le hizo un poco de campo en el sillón — Quiero que veas Cenicienta conmigo, así entenderás un par de cosas — El hada voló hasta el campo que le había hecho la chica y se sentó poniendo su botella entre sus piernas.


—¿Realmente crees que no le hagan nada? — Pregunto con cierta preocupación Haku — Quiero decir, tú dices que solo la van a sacar de allí, pero el hecho de que la asistencia de los hombres estuviera prohibida fue una orden real, no creo que se lo tomen a la ligera — Explico.


—¿Y que crees que le hagan? Lo más que harán es meterla a una cárcel y sacarla a la medianoche cuando vean que es una chica — Parece que la señorita Len ya tenía todo planeado, y por eso había aceptado transformarse en mujer.


—Vaya... Yo hubiera dicho que la encarcelaran de por vida o quizás algo en relación con la guillotina, pero parece que no tenemos las mismas ideas — Tomo un sorbo de su botella — En fin, pon Cenicienta — Termino por decir el hada sin preocupaciones.


—Espera... — Len se quedo pensando un momento — ¿¡G-Guillotina!? — Iba a castigar a Rin dejándola allí sola, pero si era algo tan grave como eso, no podría quedarse de brazos cruzados — ¡Debemos ir a salvar a Rin! — Exclamo preocupado.


—¿Debemos? Perdona, pero yo tengo trabajo que hacer como hada madrina que soy — Haku le dijo, hacía sonar como si fuera una mujer bastante ocupada, pero hace un momento estaba totalmente dispuesta a ver Cenicienta.


—Entonces yo iré solo, pero por favor ayúdame a ir hasta allá — Le rogó, ahora si que parecía intranquila.


—Ok ok, pero no te espantes, niña — Le trato de “calmar” Haku.


—¡Que no soy niña! — Exclamo Len de vuelta.


—Emm... Si lo eres, ¿se te olvida? — Las mejillas de Len enrojecieron, parece que ya se había acostumbrado de alguna forma a su nuevo cuerpo de chica.


—Solo... Busca algo para llevarme a la estúpida fiesta — Le pidió.


—Busca algo en lo que pueda usar mi magia — Le dijo el hada — Cualquier cosa sirve, creo.



Len salió al patio de su casa, lo más que había allí era tierra, porque todos los cultivos que quizás pudo utilizar para hacerse una linda carroza se los había comido Zilia, el conejito de la señorita Megpoid. Suspiro, no estaba seguro de poder encontrar algo en ese montón de tierra, además... ¿Por qué rayos iría por Rin? Quizás solo eran paranoias de él que le harían algo malo, pero... La familia real tiene bastante poder, y no quería arriesgarse a que su querida hermana le pasará algo. Porque por más que lo pensará, Rin era lo único que tenía, lo único que lo hacía feliz, y si la perdiera por culpa de no querer ir a esa fiesta, se echaría la culpa el resto de sus días.


Golpeo suavemente sus mejillas un par de veces, debía concentrarse y buscar un carruaje pronto. Con dificultad camino entre la tierra, su vestido era pesado y sus tacones no eran demasiado altos, pero nunca había llevado algo como eso, así que se tropezaba cada dos pasos. Fueron minutos de búsqueda tortuosa, hasta que diviso a lo lejos un pequeño animal, por sus orejas largas pudo saber que era un conejo, así que lo llamo animado.


—Psst pst pst — Lo llamo cariñosamente, el animalito se acerco y pudo ver que era el famoso Zilia, lo tomo entre sus manos y regreso a la sala donde vio a Haku tomando sin parar de su botella — Eh... ¿Que eso nunca se acaba? — Preguntó, por más que la veía tomar y tomar su botella siempre parecía estar llena.


—Esta hechizada, nunca se acaba — Ahora su voz sonaba más lenta de lo normal, parecía que la pobre esta vez si se había pasado con la bebida — Déjame ver lo que trajiste, niño — Len le enseño el conejo — Mmm~ Bastante bien, bastante bien... — Le felicito — Vamos afuera — Comenzó a volar lentamente yéndose de un lado a otro de vez en cuando, cuando llegaron afuera Haku levanto su botella como para hacer un hechizo — ¿Estas seguro que quieres hacer esto? — Quiso asegurarse.


—¡Claro que quiero hacerlo! — Respondió de inmediato, y seguidamente un polvo de color celeste rodeo al conejo, Len quedo encandilado por tanto brillo y decidió cerrar sus ojos. Cuando los abrió pudo ver como ahora frente a él había un conejo quizás del tamaño de un caballo y hasta una silla de montar llevaba en su lomo.


—Listo — Se limito a decir Haku orgullosa de su trabajo — La silla es para que no te caigas, princesa — Decidió bromar acompañada de una gran risa — Que tengas suerte, Len — Le deseo sinceramente — Recuerda, todo volverá a la normalidad a medianoche — Le hizo recordar.


—Si si, yo sé yo sé — Se limito a contestar Len — Gracias por la suerte, realmente espero regresar con Rin — Aún cuando ya iba para el castillo, Len parecía bastante preocupado. Con gran esfuerzo se subió a la que ahora es Zilia — Ya me voy, nos vemos Haku — Se despidió Len antes de darle la orden a Zilia de avanzar.


—Nos veremos, Len — Respondió aunque él ya no se encontraba aquí — Bueno... ¿Qué haré ahora? — Pensó por un momento para luego solo meterse en la mansión de los gemelos nuevamente y tirarse cómodamente en el sillón — Veamos que es esa cosa de “Cenicienta” que tanto Len decía.

***​

A pesar de ser un viaje encima de un conejo raramente hechizado, no fue nada incomodo, Zilia fue obediente ante las ordenes que le daba Len y llegaron al castillo en poco tiempo, claro que Len se bajo unos metros antes para que nadie viera su gigante conejo. Luego de amarrar su conejo a un árbol, se dirigió al castillo.


—Uff... Me pregunto porque estaré nervioso, solo es una tonta fiesta, en cuanto encuentre a Rin me iré de aquí y olvidaremos todo — Ya se había acostumbrado un poco a los tacones y ya no se tropezaba en cada paso que daba. A lo lejos pudo ver las grandes puertas del castillo, ahora solo debía entrar y listo ¿no?


Aguanto la respiración por un momento, si algún guardia le detenía en la entrada sería su fin, pero para su suerte, lo que paso fue todo lo contrario a su pensamiento. El guardia le abrió la gran puerta, le dio la bienvenida y le deseo que disfrutara su estancia, Len solo le limito a sonreírle para luego solo entrar.


A sus ojos pudo ver un gran salón lleno de mujeres con vestido, no pude ver su madrastra a la vista y agradeció por ello, aunque dudaba que ella pudiera reconocerlo en ese estado. Casi todas las mujeres hablaban entre ellas, y casi ninguna bailaba, porque como no se permitían chicos y ellas solo iban por el príncipe, no les interesaba demasiado bailar entre ellas. En fin, no estaba allí para ver que hacían las mujeres, debía buscar a Rin e irse de allí de inmediato.


Con paso decidido, comenzó a caminar hacía el lado derecho, debía empezar a buscar desde algún lugar ¿no? No tenía ni idea donde podría estar metida Rin, así que simplemente decidió ir a explorar por ahí. Caminaba y caminaba pero aún no veía rastro de su gemela, ¿será que se convirtió en chico y se fue a casa? Sonaba bastante probable, realmente no creía que estuviera con el príncipe o algo así. Pensó en devolverse, pero si llegará a la casa y estuviera vacía tendría que viajar otra vez, así que rechazo a la idea de inmediato.


Hablando con sinceridad, Len estaba apunto de rendirse, había caminado por gran parte del salón y no vio señal de Rin. Decidido daría una vuelta más y si no la encontraba se iría a casa. Suspiro fuertemente, ya le dolían sus pies por estar con esos estúpidos tacones. Y para colmo de Len, inmediatamente después de maldecir sus zapatos mentalmente se tropezó, no vio nada con que sostenerse, así que iba a impactar de lleno en el suelo, cerro sus ojos esperando su horrible destino, pero este nunca llego. Abrió sus ojos con miedo, tenía varias teorías terroríficas de el porqué no toco el suelo, pero ninguna de estas tenía que ver con lo que le vino a continuación.


—Hola pequeña — Vio a la figura de donde provenía la voz, era un chico alto, de cabellos rojos y ojos del mismo color.


—Ehhh... Hola — Le saludo finalmente luego de tratar de analizar la situación.


—Disculpe por mi atrevimiento — Se disculpo el joven, para seguidamente soltar la cintura de Len — Solo lo hice para que usted no cayera al suelo — Agrego — Sin embargo es un gusto haber salvado a tal preciosidad — Le beso la mano — Soy Akaito Shion, también príncipe de este castillo — Se presento con una reverencia — ¿Me podría dar el honor de saber cuál es su bello nombre? — Le pregunto con elegancia.


—Es un honor conocerlo, príncipe — Aunque dudaba que ese hombre fuera príncipe, los modales venían primero. Además, ¿qué se estaba creyendo? ¿la quería ligar? ¡Que no era chica! Bueno... Si lo era, pero solo hasta la medianoche, así que este tipo no tenía porque estarla acortejando para nada — Me llamo Len... — De igual manera decidió presentarse, ¡pero que estúpido había sido! No podía dar su nombre de hombre, realmente era la persona más idiota en la faz de la tierra — ... Ka... ¡Si, eso! Soy Lenka — No sonó nada convincente lo que dijo, realmente esperaba que ese pelirrojo se lo tragara.


—¿Lenka? ¿Estás segura? — Vieras por donde lo vieras, esa chica no parecía nada segura de su propio nombre.


—¡Totalmente seguro! Quiero decir, segura — Y soltó una risa algo tímida para disimular su pequeño error, a lo que Akaito rió un poco también. Realmente actuar como una chica se le estaba haciendo difícil, no estaba muy seguro de poder seguir con esto, pero debía hacerlo, al menos hasta saber algo de Rin.

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Hola :'D
Lo sé, dure mucho pero mi computadora murió y me es difícil en una que no sea la mía (Además de que mi querido hermano no me da demasiado tiempo para escribir -3-)
De igual manera, el próximo capítulo ya esta planeado así que seguro no duro demasiado (Mentira u.u)
Espero que este capítulo les guste ♥
Les pido que me digan si tengo alguna falta ortográfica, porque no tengo Word y yo hice las correcciones que pude (Que en parte pienso que no fueron suficiente)
En fin, me despido :3
Gracias por leer~ owo ♥♥♥♥

 

¿Qué haría ahora? Se había metido en un gran problema con el príncipe -que por cierto parecía totalmente encantado con él-. Por ahora solo debía tratar de que este lo ayudara a buscar a su querida hermana.


—D-Disculpa, Akaito-kun... —le llamó al chico que estaba emocionado hablándole sobre cualquier cosa, sin embargo en cuanto escucho la frágil voz de la rubia, la miro de inmediato.


—¿Si, Lenka? —puso toda su atención en la muchacha, a Len hasta le sorprendía como era la actitud del chico hacía ella.


—Necesito ir a tomar aire, ¿cree que podamos ir a otro lado? —ellos aún seguían en el salón principal, no había pasado demasiado demasiado tiempo desde que los dos se habían presentado.


—¡Claro! —exclamó, Len sabía que aceptaría. Hace unos momentos, se percató que el pelirrojo no la dejaría en paz y a pesar de sentirse un poco mal por eso, decidió aprovecharse —. ¿Sabes? Te llevaré a uno de los mejores lugares de este castillo —le tomó la mano con una gran sonrisa y se la llevo corriendo.


El príncipe Akaito, realmente parecía feliz con Len, él se sentía ciertamente mal por usarlo de esta forma. Ya que, después de todo, cuando fuera medianoche, Len volvería a ser un chico y Akaito perdería al “amor de su vida”. Pensando en lo cruel que estaba siendo, se dejo llevar por la suave mano del príncipe.


El pelirrojo se detuvo de repente, y Lenka choco con la espalda de este —Oh, lo siento —se disculpó. Estaban frente a unas elegantes puertas de color crema —. No te asustes ¿si? —el rubio se quedo extrañado con esas palabras pero luego las entendió cuando Akaito le cubrió los ojos con una venda—. En este momento, te enseñaré uno de mis lugares favoritos... —escuchó como este abría la puerta—. Lenka, yo... ¡Oh, Kaito, por favor! —en realidad, Len quería saber el resto de la oración, pero cuando escucho al príncipe molesto se mantuvo en silencio.


—Hermano, ¿cuántas veces te he dicho que secuestrar chicas esta muy mal? —río al decir eso-. Quítale la venda a esa chica y déjala libre, Akaito.


—Ja ja ja —rió secamente—, siempre tan gracioso, Kaito —comentó—. Seré un secuestrador, pero... ¿Tú qué? ¿Ahora eres gay? —a Kaito se le borró la sonrisa de inmediato, y bufó, había un chico rubio detrás de el de cabello azul, con un bello vestido y un par de lágrimas en sus ojos.


—Ahora que lo mencionas, llegas justo a tiempo, Akaito —menciono el príncipe de azul—. ¿Podrías llamar a los guardias? Este joven se irá directo al calabozo —le dijo sin ningún tipo de interés.


—¿Al... Calabozo? Kaito, no tomes decisiones precipitadas —trató de hacer pensar a su hermano gemelo.


—P-Pero... ¡Es un chico, Akaito! —gritó con un poco de desesperación—, tú... No lo entiendes —sus mejillas se tiñeron levemente de rojo


—No, no lo entiendo —le dio la razón el pelirrojo—, lo único que quisiera saber es... Si el pobre chico se merece tanto estar encerrado en el calabozo, ¿por qué no habías llamado a los guardias antes? —preguntó, Kaito parecía estar en el balcón desde hace bastante.


—Porque... Porque... ¿Por qué crees tú? —debatió, y su hermano se le quedo viendo en total confusión, Kaito suspiro con fuerza—. Cuando le dije que iría al calabozo, lo único que hizo fue llorar y yo... No lo pude dejar así —bajo la cabeza un poco avergonzado—, me dio mucha pena, así que estaba esperando a que se calmara un poco, pero ahora que tú estas aquí puedes hacerme ese favor ¿no? —explicó, parecía que, a pesar de querer mandar al calabozo al chico, tenía un poco de corazón.


—Hermano... Tú... —se tomó una pausa— ¿Estás seguro que no eres gay? —preguntó con seriedad y sin un apiste de broma.


—¡Estoy seguro, idiota! —respondió sonrojado el otro—. Solo llama a los guardias para que se lleven a este chico, o lo que sea —dijo desconcertado.


—Yo era una chica, se los juro —decidió hablar el chico, que había estado en silencio todo el tiempo-. ¡No sé que me paso! —comenzó a lloriquear.


—...¿Rin? —Len que no se había quitado la venda en ningún momento —ya que le interesaba poco la discusión de esos dos—, cuando escucho la voz que era un poco conocida y el extraño suceso que le paso, decidió quitarse la venda rápidamente—. ¡Rin! —repitió cuando la pudo ver, aunque fuera chico, aún tenía cierto parecido a su hermanita. Se acercó a ella con necesidad —. Rin, soy Len —le aclaró con su dulce voz.


—¿Len? ¡Len! —lo abrazó para acariciarle el cabello y mirarlo a los ojos, parecía su gemelo y al mismo tiempo no—. P-Pero... Eres una chica —le dijo con preocupación.


—Bueno, tú eres un chico ¿no? —rió levemente mientras aceptaba el abrazo.


—¿Que sucede aquí, Lenka? Tú eres una chica ¿verdad? ¿Verdad? —cuestionó desesperado, no era posible que le hubiera pasado lo mismo que Kaito.


—Parece que no es la única persona en este lugar con secretos —murmuró malhumorado Kaito, él en realidad estaba seguro de que cuando conoció a Rin este era una chica.


—Ah... Yo... —se quedó congelada, había cometido un grandísimo error, ahora debía inventar algo en cuestión de segundos para no arruinarlo todo.

Contenido oculto: Notas de autor ♥

¡Hola!
¿Quién quiere quemar mi casa? ¿Matarme? ¿Hacer que sufra como nunca antes?
Lo sé, lo sé... En realidad yo también quiero hacerlo, así que... ¡Relax, gente!
Deben odiarme por no actualizar desde mayo, y admito que ha sido una gran irresponsabilidad.
Tengo este capítulo desde hace mucho, pero no he contado con mucho tiempo, o siempre algo me interrumpía.
Todo ha sido mi culpa :c
Y tras de todo, el capítulo es más corto de lo usual .__.U
¡Mañana mismo me pondré a escribir la continuación! ♥
Prometo traerlo pronto~
Muchas gracias a todos los que han seguido (y espero que sigan haciéndolo) este fanfic, realmente se los agradezco
Muchos besitos, y prometo actualizar pronto ♥
Los quiero (?