Siervo de la Nación

Este escrito es para la actividad "En donde hubo historia de @Elayne, data de la independecia de México real, tercera campaña de Jose Maria Morelos. Y esta escrita con ayuda de la inspitación de "Black Veil Brides-Set the word on fire".

La canción, si usas chrnome solo veras un espacio en blanco recuerda.

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El Siervo de la nación
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"¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII y muera el mal gobierno!"

Escuchó dentro de su mente retumbar estas palabras de pronto y trató de imaginar a quien fuese su mentor al menos de guerra, a inicio de esta lucha algunos años atrás, frente a personas que creyeron en estos ideales y fueron así forjando los propios.

Dio un suspiro y agachándose tomo tierra entre sus manos, dándose a entender que esta era la única manera de obtener lo que exigían, que si bien sus votos profesaban paz y amor, hablaban de justicia e igualdad y él no era precisamente un santo ni ellos escucharían para hacer surgir esto entre palabras, en ese instante que todo yacía en llamas.


—Nuestras fuerzas siguen avanzando señor, necesitamos seguir— dijo Galeana, uno de los insurgentes bajo su mando.


Su mirada aún se encontraba perdida observando a un hombre bañado en sangre en manos de otro que buscaba en vano reanimarlo, una lluvia de balas los habían estado esperando a la entrada de la ciudad de Oaxaca y aunque las pérdidas no habían sido significativas ante granjeros, agricultores y ex-convictos que ahora formaban las filas de un ejército más que perder a una unidad de su ejército esto era un doloroso golpe al alma de los combatientes que veían caer a un amigo. José María Morelos y Pavón recordaba al mismo tiempo la pérdida de sus colaboradores y amigos ejecutados tiempo atrás junto con su maestro Miguel Hidalgo, ahora expuestos en la Alondiga de granaditas. Y con esto, una combinación de odio y temor invadían su ser, el primero le inspiraba venganza mientras el segundo lo conducía hacia un abismo que le clamaba sin cesar que él podía ser el próximo.

—¡Señor esperamos ordenes, tenemos que avanzar o los realistas acabaran con nosotros! —Exclamaba el soldado.

Esta no era una historia de héroes y villanos, el mismo consideraba que no tenía el porte de un luchador: moreno, complexión media, color trigueño, de unos 40 o 50 años aproximadamente y una complexión fornida, no eran precisamente la descripción de un general insurgente, quien además era cura. Sabía que su lucha no era precisamente contra tiranos despiadados ni él ni su ejército eran nobles soldados, no sabía cómo la historia los recordaría ni si su lucha seria completa.

—¡Avancen y no se detengan! —Prorrumpió levantando su fusil entre sus manos— ¡quiero que el ejército se divida en tres flancos!, ¡los dos extremos avance para bloquear su retirada, el del centro síganme con los cañones al frente! —Ordenó mientras avanzaba con decisión.

Esta guerra era contra las personas que consumidas en el poder, sometían a otros desconociendo su igualdad, tenía presente en su mente que él no llegar a transformarse en lo mismo o morir antes de que ocurriera.

—¡Acabemos con la esclavitud! —Exclamaba mientras arremetía contra un enemigo con la punta de espada que sobresalía al final de su arma —.¡Que exista una soberanía para cada ciudadano mexicano!, ¡pues todos somos iguales, pues por sus ideales mexicano y español, hoy caemos de la misma manera ante la espada del enemigo!

Aquel hombre tenía sus propios secretos, desacertado incluso ya a elementos de su propia vocación, no era ya un hombre Dios ni mucho menos beato, no se llamaría jamás como un héroe o un emperador, sabía que sus medios y su postura no podían ser los correctos, pero si había fortaleza y bondad en su corazón. Esta lucha que ahora lideraba no era por sí mismo, sino por cada hombre, mujer y niño presas de la desigualdad y la opresión, por eso, era Siervo de la Nación.