[Gladiadores] Rehenes de un imperio

Sextius se abalanzó contra el muñeco de paja y clavó por completo su daga, sólo el mango del arma era visible; Gaius se acercó a inspeccionarla.
—Vaya, la paja está tan bien atada que se vuelve muy resistente, aún así has logrados perforarla con facilidad, muy bien novato—

Contenido oculto: Natty

Todos tuvieron buenos ataques!! tu ataque fue de "5" pero ganaste el factor suerte el cual bonifica "5" puntos adicionales en daño; por lo que tu ataque fue de un total de 10 puntos de daño

Gaius noto a Otho el último esclavo, no se movía de su lugar, no parecía querer atacar —Tu edad no debe ser una limitante, levanta tu frente y acabemos con esto— dijo el gladiador mientras Otho elegía el arco, miró a Gaius el cual ya estaba desesperado, le apuntó a la diana donde había disparado Kedoku; Otho apuntó y disparó. Su flecha rebotó de la diana cayendo al suelo. Todos menos Ambrosius rieron al unísono.
-Muchacho, aquí a ninguno nos has impresionado, esperemos un mecenas se apiade de ti; pues veo que tus músculos son resultado de vivir arrastrándote-

 

—Vaya, la paja está tan bien atada que se vuelve muy resistente, aún así has logrados perforarla con facilidad, muy bien novato—

Me erguí mientras pasaba mi mano a mi nariz llenó de orgullo, mi golpe fue bueno, aunque estoy seguro que pude haberlo hecho mejor, mire a mí alrededor buscando con la mira a Ambrosius, lo distinguí entrenando, ni siquiera me miro, dibuje una sonrisa de desazón.

Todos hemos terminado de demostrar nuestras habilidades, me preguntó qué es lo que ahora vamos a hacer.

 

La práctica de entrenamiento siguió para los Gladiadores, pero no para ustedes los esclavos; sin previo aviso los guardias les arrebataron las armas, las cuales colocaron en sus cinturones y después los volvieron a someter para amarrarles las manos. Los Gladiadores miraron ese proceso pero no mostraban emoción alguna ante ello.
–Es hora de que tomen un poco de sol– Dijo uno de los guardias; de manera veloz los jalaron hasta llevarlos por una especie de rampa; rampa que Tertius y Kedoku ya conocían; fue ahí donde vieron el combate de Ambrosius hace ya varias horas. El guardia de la entrada se levantó de su asiento y comenzó a girar un torno el cual activaba el movimiento con poleas para abrir la reja principal a la Arena de Coliseo. Ese enorme escenario estaba vacío en ese momento, por lo mismo se veía aún más grande que cuando estaba abarrotado de gente; pero ese no era su destino; avanzaron un poco más para salir del Coliseo, junto a el había una pequeña Arena donde varias personas de alta cuna los observaban desde los asientos; la mayoría eran escoltados por soldados imperiales.

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Los guardias los llevaron a la parte central de aquella pequeña Arena ahí había elementos parecidos a la Zona de entrenamiento del subterráneo del Coliseo; muñecos, bloques y dianas de paja. Los guardias liberaron sus manos de las ataduras y les entregaron sus respectivas armas. En ese momento un señor muy bien vestido se colocó frente a ustedes en las gradas.

–Ustedes son los nuevos esclavos del Coliseo; personas cuyos pasados deben ser borrados de nuestra historia. Pero el Emperador ha visto potencial en ustedes y gracias a su benevolencia, están aquí frente a nosotros y no en una fría prisión esperando su ejecución–Decía mientras señalaba las gradas– Este lugar es conocido como la Arena Olimpia; aquí se llevan a cabo diversos eventos, los más conocidos son las ejecuciones; pero también es aquí donde ustedes, los esclavos, nos demuestran su fuerza a nosotros, sus futuros mecenas–Le hizo una seña a uno de los guardias que estaban en la Arena, el cual asintió con la cabeza y llevó a todos los guardias a rodear la Arena–Los mecenas de los Gladiadores, son aquellos que apostarán su dinero a sus victorias, son aquellos que comprarán su armamento, los que si lo merecen les regalarán el mejor alimento, ¡las mejores mujeres!– Miró a Alethia– U hombres– Regresó su mirada al centro– Los mecenas son aquellos que les darán una vida de lujos así como la que llevan muchos Gladiadores; pero al igual que un mecenas puede dar, también puede arrebatar; si fallan irán perdiendo cada uno de sus beneficios; es por ello que ante todo, deben satisfacernos–

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Ya han demostrado su valía a los Gladiadores, ahora les falta sorprender a los mecenas; un buen desempeño puede traerles grandes beneficios; espero su suerte los acompañe de nuevo :3
Por lo tanto deben hacer lo mismo con los muñecos de paja; tirar 2 dados de 1o caras y un dado de 5 caras
También está la opción de no hacer nada; pueden negarse a atacar pero evitará que sus mecenas les compren mejor armamento.

 

Fuimos arrastrados otra vez, hacia la Arena Olimpia. Decidí no tratar de escapar y suspiré con fastidio por milésima vez en el día, esa es otra de mis costumbres. Al llegar a la Arena miré alrededor; era mas grande de lo que parecía por lo que me perdí de algunas cosas que dijo aquel viejo que estaba frente a nosotros.
Miré a mis lados para ver si algunos de ellos quería ser el primero, al ver que ninguno de ellos daba el primer paso decidí hacerlo yo. Tomé el arco, di unos cuantos pasos al frente y apunté al blanco esperando que mi tiró fuera perfecto o cerca de la perfección.

—Dios... sé que ninguna de las cosas que hago son precisamente buenas, pero por favor...— disparé la flecha.— Dame suerte, quiero comer bien.

 

Muchos en las gradas se pusieron de pie para ver si sus ojos no mentían; una flecha de entrenamiento traspasando ferozmente la diana de paja. Permanecieron callados unos segundos, después aplaudieron sin perder su clase. Era un día con suerte para Kedoku había impresionado tanto a los gladiadores como a los mecenas.
—Tu nombre no será olvidado...—dijo uno de los mecenas; era alto y con una nariz aguileña; un semblante pesado. Aquel hombre revisó unos pergaminos que tenía su asistente—Kedoku, sé que mañana ya no dormirás en esa húmeda celda— lo miró fijamente —no me falles— Aquel hombre tiene grandes influencias por todo el Imperio, su nombre es Naevius.

Contenido oculto: Zukua

que suerte! Obtuviste 13 de daño directo. A Kedoku lo ha "apadrinado" Naevius un hombre con grandes aspiraciones políticas y militares. Esto no significa que Kedoku ya es Gladiador... Aún.

 

Y de nuevo nos ataron las manos y fuimos arrastrados hasta entrar a las arenas del coliseo. Gire mi cabeza a los lados para apreciar la hermosa arquitectura, pero a los minutos de seguir caminando, nos volvieron a sacar del lugar. Me imagine a dónde íbamos a parar. Debido a la influencia de mi familia, escuche hablar de estos lugares y era perfecto para mí. Demostraría lo bueno que soy y así ya no volveré a comer la basura que nos darían en la celda.

Una vez que me desataron, tomé mi daga, pero no hice nada, Kedoku fue el primero. Al hacer su ataque y ser felicitado, no espere más, me puse en posición y ataque…

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xD lo siento, estaba dormida, yo creo. Me pase de dados. Bueno, tomen los dos de arriba y el de abajo. Que mala suerte tengo :D pasame de la tuya Zukua.

 

Al parecer ser son fuertes pero no tengo que dejarme ver menos ante ellos. Los miraba mientras ellos comenzaban a atacar a sus muñecos de paja, después de eso, fuimos llevados a sentir unos pocos rayos de sol, y bueno a quedar bien para que un mecena nos diera lujos.

"Que la suerte y los dioses estén de mi lado" pensé al ver como un chico comenzaba con el ataque, al parecer fue bueno, no tanto como para ser felicitado, pero si fue buen ataque.

Después que Kedoku ataco, el siguiente fue Sixtius. A ese chico si que le veía mal la fortuna, no fue un gran ataque, ni menos un ataque decente, el pobre termino atacando y fue algo débil.

Cuando termino, dí camine hacia los muñecos, recordar esas palabras de armamento, alimento y hombres que pudiera tener me hizo sonreír. Espero poder tener lo que quiero.

Suspire y comencé atacar al muñeco. Esperando mi desempeño fuera bueno.

 

Quedé un poco sorprendido al ver mi flecha traspasando la diana de paja, pensé que iba a fallar y que todos se iban a burlar de mi. ¨Entonces ¿si me escuchaste?¨ Pensé eso mirando al cielo para luego voltear mi rostro hacia un hombre en las gradas que me había hablado, yo asentí con la cabeza y retrocedí los mismos pasos que había avanzado antes para atacar.

Observé como Sextius atacaba a su muñeco, su ataque no fue muy bueno pero creo que logró hacerle daño al muñeco. Luego atacó Alethia, pude observar como se reía de algo antes de atacar, al atacar pude ver que su ataque fue bueno. Luego de eso decidí dejar de prestar atención y me sumergí en mis pensamientos con la vista perdida.

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Lo siento Natty, pero estas muy lejos X_x

 

Otra vez nos ataron las manos y nos movieron de un sitio a otro. La frialdad de las cadenas no era muy agradable, pero me alegró sentirme lejos de aquella aburrida celda. El corazón empezó a golpear con furia mi pecho cuando pasamos por la arena principal del Coliseo; fue una lástima que no hayamos parado en ese punto, pues era el lugar más fascinante de este maravilloso emblema de los romanos.
Por su parte, fuimos conducidos a las afueras del Coliseo, "¿Acaso piensan liberarnos?" pensé equivocadamente. No me importó porque no quería irme tan pronto: la experiencia con el mazo fue divertida y quería volver a repetirla.
Llegamos a una arena más pequeña, en las afueras, a la que uno de esos mecenas llamó Olimpia. Tal palabra me recordó a los griegos, aunque preferí ahorrarme cualquier tipo de comentario hasta tanto alguien más no hablase. Y así fue: uno de los mecenas se levantó, prometiendo a los mejores guerreros armamento, comida de más calida y... por sobre todas las cosas... la más importante de todas...: mujeres a las que entregar mi gran amor.

La emoción se notó en mí persona cuanto volví a aferrar el mazo, con tanto entusiasmo que se me cayó al suelo. Por eso no fui el primero en atacar uno de los muñecos de paja: mi amigo Kedoku fue el primero en animarse y lo hizo muy bien; le siguió Sextius, con menos suerte, y después la bella Alethia, quien no lo hizo más.

—¡Bien, amigos mío, me toca a mí! —anuncié a viva voz, para que todos los mecenas me vieran. Mi mazo impactó contra uno de los muñecos de paja.

 

Sextius fue el siguiente en demostrar su fuerza; no impresionó a los mecenas. Aún así uno se levantó de las gradas y se acercó a la Arena ahí le gritó a un guardia el cual le comentaba algunas cosas que no se podían escuchar desde el centro de la Arena.

Después Alethia arremetió contra el muñeco de manera feroz; unos cuantos aplaudieron a su desempeño; estaban contentos al ver a una mujer aguerrida en la Arena.

Después Tertius le dedicó unas palabras a los mecenas; los cuales voltearon a verlo inmediatamente; estaban complacidos por su atrevimiento. Y aún más después de verlo golpear aquel muñeco con el mazo, fue un buen golpe.


–Yo, Venator he decidido ayudar al esclavo Sextius; me han comentado que su desempeño en los subsuelos del Coliseo fueron destacados; confiaré en mi instinto– Clavó la mirada en Sextius- Si me fallas morirás.–


–El Gran y magnífico Tiberius–Dijo un ayudante del mecenas que estaba junto a él – Ha encontrado gran futuro en Tertius; no duda que se convertirá en una excelente Gladiador– Concluyó y miró a Tiberius el cual asintió


–Yo, Titania; en nombre de mi estimado esposo Numerius; acepto la responsabilidad de llevar a esta mujer a la cima del Coliseo; consideró que ella será la primera Gladiadora en pisar la Arena del Gran Coliseo– Todos los mecenas se quedaron callados.

Después de un momento; Marcus y Cimber se acercaron al muñeco de paja y lo golpearon simultáneamente; esto le llamó la atención a Junius; se acercó al organizador y le dio el visto bueno a estos dos hermanos, los cuales ahora tienen un mecenas que compartir.

Sólo quedaba Otho; el cual tomó su arco y para la sorpresa de todos; giró su dirección hacia las gradas... disparó.
El organizador cayó al suelo y comenzó a gritar del dolor; a pesar de los insesantes gritos, la herida no era tan profunda, pero si le iba a dejar una cicatriz.
Los guardias se le abalanzaron y amarraron ferozmente.

–¡A LA PRISIÓN!– Gritó el organizador que aún estaba sangrando en el suelo, todos habían quedado atónitos; nadie podía esperar mucho de un enclenque que no lastimó su diana en el entrenamiento frente a los Gladiadores.

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Sip; Otho está loco y decidió dirigir su ataque al organizador; el último dado de 50 caras que tiré era pasa saber si mataba al organizador; con 25 puntos o más lo hubiera matado... pero no pudo con un resultado de "5"

 

Justo cuando abrí la boca para preguntar a Tiberius sobre la comida y las mujeres, la sombra de una flecha cubrió mis ojos. El grito del organizador me cortó el aire. Cuando miré (todavía con la boca abierta como para decir algo) hacia el punto desde donde habían disparado la flecha, vi a los guardias amarrando a aquel sujeto que se la pasó aferrado a los barrotes de la celda. Advertí que no le había preguntado el nombre.

Fue tal la sorpresa que me quedé en esa posición: con los labios separados y levantando un dedo índice, en ademán de empezar una conversación.

 

Cada guardia se acercó a uno de ustedes y de manera más atenta les quitaron las armas y amarraron sus manos; esta vez parecían respetarlos.
Los guardias los guiaron fuera de la Arena Olimpia; a Otho lo llevaban arrastando entre la arena,; pero el joven no se quejaba parecía estar tranquilo.
Al llegar al subterráneo caminaron de nuevo a la Zona de Entrenamiento; ahí seguían los Gladiadores entrenando rodeados de varios guardias que observaban atentos.

Los guardias que los guiaron se detuvieron ante los Gladiadores y lanzaron a Otho para que cayera de rodillas.

–Intentó asesinar a Gallio; el organizador de batallas; el traidor será enviado a prisión; su ejecución se llevará a cabo mañana. ¿Quién de ustedes tomará su vida?–Preguntó a los Gladiadores, los cuales miraron a Otho con desconcierto, su demostración en la Zona de entrenamiento había sido motivo de burla entre ellos mientras los esclavos mostraban su valía en la Arena Olimpia.

–¿Y en verdad le hizo daño a Gallio? Vamos, ese hombre era soldado imperial– Preguntó Scato, el Gladiador tremendamente grande el cual usaba un mazo

–Si, golpeó directamente en el área del corazón; y Gallio sólo estaba usando finas sedas– Dijo el guardia mientras Otho seguía estoico. Los Gladiadores se miraron entre sí, cómo viendo quien podría hacer justicia.

–Saben que yo me encargo de estos casos– dijo Ambrosius mientras golpeaba un muñeco de paja al cual desmanteló. Los guardias asintieron y levantaron a Otho y así comenzaron a caminar de nuevo por los pasillos del subterráneo. Hicieron un parada para lanzar a Otho al interior de la prisión de esclavos sin dedicarle palabras; al cerrar las puertas se dirigieron a la estancia de esclavos; abrieron las puertas y desataron sus manos cuando entraron a su celda.

–Han hecho un buen trabajo, procuren no hacer tonterías como aquel esclavo–

Los guardias se fueron cerrando las puertas dejando la estancia en un silencio sepulcral.

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Su primer día ha terminado :3 los felicito porque todos pasaron la prueba para aspirar a ser Gladiador; en verdad no creí que pasarían tantos (hasta Marcus y Cimber) Así que ahora si quieren platicar un poco entre ustedes antes de irse a dormir está bien :3
Ya mañana vienen los nuevos esclavos y una gran sorpresa para ustedes :3 (sorpresa que de seguro ya saben que es xD jajajajaja)
Con esto acaba el primer capítulo; espero les esté gustando n_n

 

Capítulo II
El insurrecto

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El día siguiente había iniciado; esta vez varios esclavos fueron llevados hacia el Coliseo; esclavos que estuvieron amarrados desde la tarde del día anterior mientras eran transportados a la Capital.

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Nombre: Primus
Edad:19
Sexo:Masculino
Apariencia física:color de cabello negro corto como la noche;ojos marrón café;mide 1.65;tez pálida;cicatriz en la nariz de forma horizontal y cuerpo delgado.

Primus; un caso sonado pues su nombre se refería a “el primero”; varios consideraron que este nombre era su maldición; puesto que no quería compartir lazos con nadie, siempre competía por ser el mejor, el único; al matar a su hermano se quedó completamente solo. Los pueblerinos agradecieron tanto a los soldados imperiales cuando se llevaron a ese lunático ambicioso al Coliseo; ahí podría probar un poco de lo que el había causado en su pequeña comunidad.

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Nombre: Sebastian
Edad: 23
Sexo: Masculino
Apariencia Física: Es alto midiendo 180 cm, es delgado, se caracteriza por su piel blanca, su cabello es rubio claro y largo y sus ojos azules.

Sebastian era otro extranjero que no tuvo suerte y fue vendido como esclavo; las colonias querían deshacerse de todo aquel que estorbara en el nuevo régimen; este hombre era conocido pues no sólo era un asesino y ladrón; sino que se le conocía como un justiciero, el cual ayudaba a las personas que eran abusados de aquellos con más dinero o mayor poder. Entre los esclavos era bastante querido; pero bastante odiado en los estratos altos.

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Nombre: Brazhan
Edad: 18 años.
Sexo: Masculino.
Apariencia física: Mide al rededor de 1,80 metros, cabello castaño oscuro y ojos grises. Tez pálida. Escuálido. Tiene varias cicatrices en su brazo izquierdo debido a las constantes peleas que ha tenido en su juventud.

Lo más impactante de Brazhan era ser un muchacho bastante humilde y trabajador; a pesar de ello, no soportaba ser tratado como un esclavo; algo que definitivamente no era, su error… se podría decir que defenderse, aún así jamás mató a nadie.
Fue vendido al Coliseo y los soldados que lo detuvieron abogaron por él, sus deseos por ser libre eran muy fuertes, tanto que podrían ser útiles en la Arena.

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Nombre: Cornelia
Edad:19 años
Sexo:Femenino
Apariencia física: Tiene el color de cabello rubio, largo hasta la cintura, ojos color miel, mide 1.63 cm, tez pálida, y tiene cicatrices por toda su espalda.

Digamos que el caso de Cornelia fue bastante desafortunado; una mujer que no había causado jamás dolor y sufrimiento a otro ser humano; aún así fue vendida como esclava; un comprador notó las cicatrices de su espalda y pensó que la chica era bastante resistente; material perfecto para el Coliseo; además, era muy raro ver a mujeres en la Arena, y sobre todo, era muy divertido verlas intentar escapar mientras eran perseguidas en el ruedo.

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Nombre: Priscus
Edad: 28
Sezo: Masculino
Apariencia física: Moreno, de tes tostada (mediterráneo) cabello largo al hombro... una marca de esclavo en su ante brazo izquiero, y muchas cicatrices en ambos brazos, piernas y espalda

Nadie recordaba el nombre de Priscus; pero aquel esclavo fue un antiguo Gladiador; tenía grandes victorias en su historia; pero confió en las vacías palabras de Caelus, el consejero de Cassius; le prometieron libertad, la cual se le fue negada a pesar de que Priscus la había obtenido de acuerdo a los mandatos del Emperador; pero lo engañaron, ningún hombre saldría libre del Coliseo. En su última pelea intentó conseguir su libertad y pago altos costos, como ver a su compañero morir frente a él.



Varios soldados llevaron a seis esclavos en dirección al Coliseo; esta tanda de esclavos en su mayoría se veían como personas normales; la mitad de ellos estaban caminando un camino que no les correspondía porque no eran asesinos; los otros tres eran merecedores de ser guiados al Coliseo; en especial uno que ya conocía muy bien la vida ahí dentro.


Al llegar al subterráneo de Coliseo se impresionaron por su gran tamaño, aún así era un lugar lúgubre con la luz suficiente para poder caminar de día; de noche se volvía algo imposible. Después de minutos de caminar en los pasillos del subterráneo llegaron a una celda, un soldado abrió la puerta de hierro con una llave bastante gruesa; la puerta era tan pesada que debía ser empujada por los varios soldados, la mitad de los soldados permanecieron a fuera y los demás entraron y cerraron de nuevo esa pesada puerta. Ya adentro caminaron unos cuantos pasos más para encontrarse con otra puerta, esta más ligera y hecha de barrotes; un soldado la abrió y les indicó que pasaran; después cerró la puerta detrás de ustedes quedándose ellos afuera.

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–Disfruten su estancia; esperemos no sea muy breve- Dijo un soldado riéndose.
Los soldados se alejaron hacia la primera puerta, el sonido de aquel gran trozo de metal llenó la habitación. Un sonido ya bastante conocido para los seis esclavos que ya estaban ahí dentro.

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Bien, ahora queda charlar un poco entre ustedes; si es que así lo quieren sus personajes; recuerden siempre deben actuar como describieron en las personalidades en las fichas de personaje; cualquier duda o comentario háganmelo saber por medio de una conversación; mensaje de perfil.

Cuatro de los seis esclavos que están en la celda son jugadores; los otros dos son pnjs (personajes no jugadores) manipulados por mi.

 

Priscus
Hacia ya tantos años que no pisaba las mazmorras de aquel maldito lugar, pero ahora empezaba de nuevo, como gusano arrastrándose entre la mugre de posibles futuros cadáveres.
El grupo con el que me empujaron, parecía interesante, niños... pero al final, algo prometedores. Algo llamo mi atención de pronto, y era esa pequeña ninfa rubia, ella caminaba con pasos trémulos y pese que su porte era de orgullo, en su mirada no había mas que sombras; sonreí un poco, si la condenada tenia suerte, los prisioneros no la usarían como remojo de ansias.... lo dudo...

Al fin llegamos a la "cómoda" celda en la que pasaríamos a pudrirnos... debo conseguirme un mecenas rápido y conseguir una celda aparte... o matar a alguien para que me alejen de aquí; tanta gente tan cerca hace que me duela la cabeza.
Al abrirse la celda y darnos paso pude ver a cinco esclavos ya dentro; un pelo de fuego... poco común de ver, que no me quitaba la vista de encima y... ¡¡otra mujer!! No cabía duda que el emperador quería diversión en los próximos juegos....
Avance rápido al final de la mugrosa celda y me senté recargando mi espalda en el frió muro de piedra...

 

Primus
Sabia que fue un error asesinar a mi hermano solo por mis celos,después cuando vi que los soldados no lo pude creer supongo que todos los esclavos pasaron por algo como esto,Siempre e estado solo entrenando recordando a mis padres y a mi hermano...Siempre me dicho "soy un imbécil".

Y ahora soy un "Esclavo"de roma.Solo toca sobrevivir...

Ja,ja,ja *Suspiro*Ahora estamos en una celda donde vienen los inútiles soldados para llevarnos a luchar y donde nos pudriremos si no hacemos lo que ellos digan...

 

Brazhan



El lugar en el cual me encontraba no era para nada agradable, la suciedad y la humedad se hacían presente por cada rincón que mirase. Había más esclavos junto a mí, y me sorprendí al ver a una chica caminando junto a nosotros ¿Qué habrá hecho aquella mujer? No sé, pero tampoco es de mi incumbencia.
Llegamos a la celda donde supuestamente, sería mi nuevo hogar. Bufé sarcástico, mis cabellos despeinados cubrían por completo mi rostro, supuse que nadie se iba a dar cuenta de mis gestos.

Al momento de abrir la celda pude ver que había más esclavos, y otra chica. Ahora es cuando me pregunto ¿En que estaba pensando el emperador al tener a estas chicas? Para lo que sea, dudo que no sea para diversión de otros hombres, pero quien sabe.
Obviamente, entramos a la celda y vi como un extraño tipo avanzaba rápidamente a la celda, se veía muy experimentado y confiado de si mismo. Agaché más mi cabeza ocultándome entre mis cabellos y avancé parsimoniosamente, me quedé en una fría esquina a observar. Bufé de nuevo, ahora solo me quedaba esperar.

 

Priscus
Un crió entro después de mi, se veía frágil e inseguro... no me equivoque cuando se quedo ahí en medio de todos y escondió su rostro entre ese pelo que había visto tiempos mejores...
—¡Muero de hambre!— rugí con fiereza mientras me levantaba y dirigía hacia los barrotes de hierro —¡Eh, perro!—le hable a un guardia— ¿Aquí cuando se come?.
Aquel infeliz me miro de reojo y me ignoro...
Chasquee los dientes y volví a mi lugar en la piedra húmeda...

 

Kedoku.

Estaba profundamente dormido en una de esas molestas camas de ¨piedras¨, cuando el grito de un hombre me despertó. Abrí los ojos con pereza, observé a mi alrededor y pude notar a cuatro nuevas personas. ¨Genial, 4 nuevos malditos con quienes tendré que compartir está mugrosa celda¨ pensé mientras me enderezaba en la cama por completo.

—¡Cállate idiota!— le grité a aquel chico que exigía comida mientras le tiraba a la cabeza una piedra mediana que estaba en el piso.— Tendrás que esperar a que esos imbéciles decidan alimentarnos, mientras tanto muérete de hambre y déjame dormir en paz.

Luego de eso volví a cerrar lo ojos esperando quedar vencido por el sueño, pero no, eso nunca sucedió así que decidí meditar mientras esperaba que algo interesante pasará.

 

Sextius

Me encontraba sentado en una de las esquinas de la celda, sin ganas de nada, aburrido, bueno, más que nada me sentía vergüenza porque mi desempeño de ayer, no fue muy bueno. Ah! Que importa, estaba cansado.

En eso, miré como los soldados abrían la puerta de la celda y dejaban a cuatro nuevos miembros. ¡Ah, genial. Más “amigos” sonreí sarcásticamente por recordar la bienvenida que hizo Tertius. Mi sonrisa desapareció a los segundos al escuchar a uno de ellos gritar. Me levanté irritado y me estire una vez escuché a Kedoku decir esa palabras que me dieron gracia.

 

Contenido oculto

Tire un dado, para ver el impacto del empujón.

Sentí algo duro impactar contra mi cabeza, cuando me gire, hallé un niño; ¿Que pasaba ahora? ¿Es que acaso todos los futuros gladiadores eran críos?

Con rabia mire a aquel impertinente; de cerca aunque se veía joven, su músculos estaban curtidos y su mirada no era para nada similar a la del chico con el que llegue...

—¡Cállate idiota!, Tendrás que esperar a que esos imbéciles decidan alimentarnos, mientras tanto muérete de hambre y déjame dormir en paz.— me dijo el mocoso, cuando dio vueltapara volver a dormir me acerque a su catre y lo tome por los hombros y hable de cerca a su cara.


— Bien… duerme mientras puedas, porque después de los entrenamientos no te quedara lugar más que para pesadillas; pero hazte a idea, niño... un gladiador es el primero en despertar, antes de su celador— con brusquedad lo bote en la dura roca que hacía de cama.