El principio (?)

Tema en 'One Piece' iniciado por SusanDMerry, 7 Mayo 2013.

  1.  
    SusanDMerry

    SusanDMerry Entusiasta

    Aries
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    7 Mayo 2013
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    El principio (?)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    547
    CAPÍTULO 1: Yo era perfecta.

    Bueno esta es la historia de cierta chica peli... en realidad es mi historia. Quizá la escriba porque estoy aburrida o porque tengo todo el tiempo del mundo. Esta no es la típica historia de navegante y capitán que de un día para otro ya se aman y se juran amor eterno. Porfabor... Lo primero esque yo no creía en nada de eso. ¿Qué lo podría haber sido? Podría, pero yo no era una chica muy pastelosa que digamos. También era algo cabezota lo que complicaba más las cosas. En realidad tardé demasiado en asumir que me gustaba Luffy. ¿Y qué? Se pasaba el día o comiendo, o durmiendo o sentado en la cabeza del Sunny. Y no es que ayudara mucho. Aquel chico era algo sin remedio o eso pensaba yo. Aunque me parecía bastante sexy en algunas ocasiones (e de afirmar que la mayoria estaba medio borracha) no creía que en su diminuto cerebro pudiera haber un hueco para sentir eso. Creo recordar que me contaron que estuvo a solas con una mujer y ni se inmutó, aunque nose de qué me sorprendí. Y por supuesto no había besado aún a nadie. Aunque no era especialmente feo, ninguna chica que conocí había sentido por él algo más que amistad. El caso es que ¿a quién le tocó darle el primero beso? A mi, por supuesto.

    Yo era una muchacha bien formada y satisfecha de mi cuerpo. Me encantaba llevar modelitos con los que podía tener postre extra de Sanji y conseguía rara vez que Zoro hiciese caso. Pues allí me encontraba yo con un conjunto que me acababa de comprar recibiendo aplausos y silbidos de todo el barco menos de Zoro por supuesto que no había faltado a su hora de la siesta y Luffy quién era mi objetivo ni siquiera asomo su cabeza estirándola para ver que admiraban sus compañeros. Asique enfadada me dí la vuelta y me dirigí al camarote soltando un bufido, algo que me encantaba hacer para marcar el nivel de mi enfado, con la mirada extrañada de mis compañeros. Robin entró justo después de mi tan sigilosa como siempre. Y haciendo como que no la había visto me lance a la cama y empecé a patalear como una niña pequeña.
    -¿Qué estás haciendo Nami? No recuerdas que...
    -¡¡Ya lo se!!- grité eufórica, lo que hizo que me diera vueltas la cabeza. Robin se empezó a reír y luego me miró incrédula.
    -No puedo.- la miré desafiante. Además te recuerdo que tu fuiste la que anoche te aprovechaste de mi borrachera, no tengo porque hacerlo.- Robin rió de nuevo como respuesta y se sentó en su cama. Me acomodé en la mía para recordar bien lo que había pasado la noche anterior de la que no recordaba casi nada, y sabiendo que aunque no había estado presente del todo aquella noche fuí yo la que en teoría "lo propuse". Además no creí que sea tan difícil.
     
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  2.  
    SusanDMerry

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    CAPÍTULO 2: La fiesta






    Eran sobre las 9 de la noche o eso me indicaba el sol. Me dedicaba a pasear por cubierta en busca de algo divertido que hacer. Pero, ¿qué hay más divertido que contemplar el paisaje casi todo el día en un barco? Pues en realidad muchísimas cosas, pero yo me conformaba tan solo con hacer mi trabajo y adelantar mis mapas. Ahora que lo pienso era un poco aburrida. En fin. Sanji llamó para cenar unos minutos más tardes acercándose detrás de mi para intentar abrazarme. Pero lo único que recibió fue un capón.
    - Te dije que ya voy.- le dije seria. El asintió cabizbajo pero al instante salió corriendo escaleras abajo hacia la cocina cruzando por el césped y haciendo que cada oja que pisaba bailara al son de sus pasos. Me quedé pensativa durante unos instantes e inmediatamente salí corriendo yo también. ¿Por qué? Muy sencillo. Cuando se tiene un capitán como Luffy no se puede llegar tarde a una comida. Simplemente te quedabas sin comer. Antes de llegar al comedor me permití unos segundos para coger una mandarina. Cuando abrí la puerta el panorama era el mismo de siempre: Sanji en la cocina sin parar de cocinar, Luffy engullendo todo lo que pillaba y los demás abrazando sus platos y llenándose los mofletes antes de que se quedaran sin nada. Suspiré. ¿Cómo podía ser tan idiota? Me sente al lado de Robin y esta me paso un plato por debajo de la mesa.
    - Ten, te lo he guardado.- me susurro y luego se rió triunfante.
    - Madre mía, gracias. Creía que me quedaba sin cenar.- sonreí alegremente y empecé a comer de mi plato. Comía tranquilamente hasta que en unas de las bajadas del tenedor este no pincho nada. Le eché una ojeada a mi plato que estaba vacío y miré automáticamente a Luffy, quien tenía mi alita de pollo en la mano dispuesto a comérsela. Me levanté de golpe dejando caer los cubiertos al suelo y me dirigí hacia él. Luffy al verme se tragó la alita de un bocado para que no se la quitara lo que hizo que me subiera el enfado. Cuando llegué a él lo agarre por la camiseta y lo empecé a sacudir hasta que se quedó aturdido y tuve que soltarle para que no vomitara. Refunfuñando volví a mi sitio y haciendo como que no pasó nada intenté entablar una conversación con Brook y Franky. Cuando la comida se acabó y Sanji se artó de cocinar me saqué la mandarina del bolsillo sin que nadie me viera y me la empecé a comer. La acidez hizo que salivara mi boca, mm... como me encantaba ese sabor. Cuando salí a fuera los farolillos ya estaban encendidos y no se podía ver más de dos metros de mar. Me dispuse a ir a mi camarote cuando se oyó la voz de Chopper retumbar por todo el barco:
    - ¡Chicos! ¡Una isla! Hay una ciudad en la orilla y parece que están de fiesta. ¡Vamos!- gritaba eufórico mientras bailaba asomado a la barandilla de proa. Luffy apareció volando y aterrizó al lado de Chopper quién saltó sobresaltado. Y al instante siguiente los dos empezaron a bailar y a cantar: ¡Fiesta, vayámonos de fiesta! Me acerqué para ver aquellas luces y sí, parecía que estaban celebrando algo. Cuando iba a girarme y a decirles que no íbamos a ir tuve que callarme pues el jaleo que se acababa de montar detrás de mi no era pequeño: Franky, Brook y Usopp se habían unido a la "fiesta de Chopper y Luffy", y con el "Súper" de Franky el sonido de la guitarra de Franky y los otros tres cantando no había quien hablase. Intenté calmarlos pero nada, al final tuve que ceder.
    - ¡Esta bien, esta bien! Iremos a la fiesta.- grité. El barco se quedó en silencio y de repente todos corrieron hacia el timón para conducir el barco hasta la orillan. Me aparté para no ser aplastada y me reuní con Robin. En cuando el barco encalló en la arena todos saltaron fuera del barco y empezaron a correr hacia la ciudad.
    - Mierda.- mascullé.
    - Yo los vigilaré.- Zoro acababa de aparecer de su "siesta" y mientras bostezaba repitió la acción de los otros y corrió detrás de ellos.
    - Otro que se pierde.- dio Robin mientras se reía. Sanji apareció al instante y empezó a bailar al rededor de las dos. No pude evitar darle un empujón e irme con Robin sin hacerle caso. La verdad esque a veces llegaba a ser demasiado pesado. Me costó un poco andar por la areno así que me supuso un alivio llegar al suelo duro donde podía andar bien con los tacones. Andamos durante un rato cruzando calles y calles hasta que llegamos a lo que creía que era el centro porque había puestos cerrados y muchas tabernas por todos los alrededores. Al final Chopper tuvo razón, eso era una fiesta en toda regla. De los tejados colgaban unas especies de adornos y la gente vestía disfrazada así que supuse que estarían celebrando un fiesta ya de muchos años atrás. Sanji que nos había seguido sin que nos enterásemos se paraba a hablar con cada chica que pasaba y tuve que cogerle de la oreja para llevarlo a rastras. Cuando casi llegamos al otro extremo de la plaza oímos los gritos de Luffy, así que seguidos por su voz llegamos a una taberna que parecía la más grande de todas. Entramos y el olor a tabaco y alcohol inundó mis pulmones. Tosí un poco para desintoxicarme y luego me dirigí a la mesa más grande donde todos comían de nuevo. No soy la única que se quedó corta en la cena.
    - Nami, ¿has traído dinero?- vociferó Chopper con la boca llena.
    - Claro.- dije disgustada. Iba a malgastar mi preciado dinero en estos idiotas. ¿He mencionado cuando amaba el dinero? Me senté en la mesa y comí un poco. Zoro apareció con un montón de jarras de sake y las dejó en la mesa.
    - Hoy estamos de celebraciones, ¡así que a beber!- digo agarrando la primera jara y bebiéndosela de un trago. Los demás nos miramos y haciendo un gesto de encoger los hombros cogidos una jara cada uno y le dimos un trago. Después de todo no parecía que en esa ciudad nos conocieran así que no había peligro. Cuando me terminé la primera jarra empecé a reírme yo sola. A parte de nuestras risas lo único que se oía era el murmullo de la gente y un sonido extraño. Todos miramos en esa dirección y vimos a Luffy que seguía comiendo y en vez de tener una jarra de sake en la mano sostenía un vaso de agua.
    - Luffy venga bebe un poco.- Chopper se abalanzó sobre él y lo abrazo agitándolo. Creo que era la primera vez que veía a Chopper emborrachado y también que era su primera vez porque no se controlaba mucho. Robin me susurró algo al oído que no entendí e hizo que apareciera una mano al lado de Luffy. Este no se percató así que soltando un risilla cogió una jarra llena que había y la vertió sobre la comida de Luffy. Todos esperamos en silencio la reacción de Luffy, que fue la siguiente: Cuando terminó el plato se quedó mirándolo y luego nos miró a nosotros.
    - ¿Qué era esta salsa? Mm... la verdad es que está rica.- dijo y luego soltó un gemido y empezó a pasarse las manos por la lengua como acariciándola.
    - ¡Esto arde!- gritó y empezó a comer de otra cosa. Todos saltamos en carcajadas. Como vimos que ya no iba a dar más espectáculo cada uno seguimos a lo nuestro. Zoro se durmió en un rincón y Sanji ligaba con las mujeres que había por allí. Robin y yo hablábamos y los demás bailaban. Al rato mucha gente se había unido a Usopp, Chopper, Brook y Franky y bailaban gritando y cantando algo que no entendía. Cogí otra jara que sería mi última y me la bebí. Cuando el cristal amarillo se apartó de mi visto, puede ver que el montón de gente se había formado en una fila en la que todos se agarraban de la cintura y bailaban haciendo círculos. Lo que vi a continuación no fue nada más ni nada menos que a nuestro capitán vestido con un vestido rojo, las mejillas sonrojadas y agarrado a Usopp bailando. Chopper se había subido en su espalda y cantaba algo a parte de los demás con su vocecilla dulce. No puede evitar reírme a carcajadas al ver semejante escena que tenía frente a mí. Y animada me levanté para unirme a la fila de gente. Bailé durante un rato y luego me retiré cansada de vuelta con Robin que seguía esperándome. Me senté intentando no caerme y luego la miré extrañada ya que esta me estaba enseñando una sonrisa triunfal.
    - Parece que os lo estáis pasando bien esta noche.- asentí. A estas alturas no distinguía mucho lo que era real de lo que no así que me acomodé en mi asiento respiré profundamente:
    - ¿Eso que acabo de ver es a Luffy con un vestido y bailando?- dije medio riendo. Robin se rió con migo y tras asentir dijo algo que no recuerdo muy bien. Por fin alguien había conseguido que Luffy bebiera y admito que fue realmente divertido.
    Me levanté otra vez y me dirigí a la mancha roja que había en el centro de la multitud. Luffy bailaba intentando imitar a los demás.
    - Heee ¡Luffy!- le grité levantando la mano a pesar que lo tenía a apenas un metro de distancia. Me saludó sonriendo.
    - Te ves muy bien con el vestido.- le dije y me reí mientras le arreglaba algunos arrugones.
    - ¿A que si? Es genial.- dijo admirando sus ropas. Luego me miro extrañado.- ¿Estoy borracho?- mi risa que no había cesado se volvió más fuerte y asentí al calmarme un poco. Cuando ya pillé el ritmo del baile puse las manos sobre los hombros de Luffy y le susurré algo al oído: "estás arrebatador". Debo mencionar que estaba borracha y no sabía muy bien lo que hacía, pero sí, estaba intentando ligar con Luffy. Y sí, me rechazó. Me separé y vi a Luffy que me miraba extrañado. Pero al instante sonrió y diciendo algo se alejo hacia una mesa llena de comida. Me quedé sola bailando durante un rato y luego un dolor me atravesó la cabeza. Me puse la mano en la frente y volví a duras penas con Robin.
    - Ui, Nami, te veo muy animada esta noche.
    - ¿Por que Luffy me ha rechazado? Ningún hombre lo ha hecho nunca.- dije de repente sin hacerle caso. Robin se rió. Cuando se me pasó el dolor de cabeza pensé en lo que acababa de decir. "¿Yo he dicho eso?" pensé y miré a Robin en busca de ayuda. Esta asintió como si me leyera los pensamientos y luego suspire.
    - Apuesto 1000 baries a que no te ligas a Luffy en menos de una semana.- Robin me pilló por sorpresa. ¿Ligarme a Luffy? En ese momento pensé que sería pan comido ya que Luffy es fácil de engatusar. Además yo era una chica muy atractiva y por muy idiota que fuese al final tendría que caer. Me lo pensé unos momentos, pero cuando en mi cabeza se coló la palabra "baries" no dude un instante en aceptar. En ese momento ni sabía que cantidad había dicho Robin, solo con saber que hablábamos de dinero se me subieron los ánimos. Nos dimos la mano sellando el trato y los dolores volvieron.
    - Robin, me voy a echar que me duele la cabeza.- dije con la voz más desanimada. Me eché hacia atrás y me tumbé en el banco. Cuando estaba apunto de dormirme alguien empezó a sacudirme y me levanté de golpe. Luffy me sostenía por los hombros mientras hablaba con Robin.
    - Vamonos.- le oí mascullar y al instante me levantó por los aires y me subió a su hombro. Quería bajarme de inmediato porque sabía que Luffy no es que estuviera en muchas condiciones de coger a alguien pero no tenía fuerzas así que me agarré a su ropa por la espalda (que ya era la de siempre) para no caerme. Al salir afuera el aire golpeó mi cara y me hizo sentir mucho mejor. Levanté la cabeza lo que pude y miré de reojo hacia atrás, aunque solo alcancé a ver algunos mechones del pelo azabache de Luffy. "Ya eres mio" resonó en mi cabeza mientras pensaba en el dinero. Supongo que lo dije porque estaba demasiado borracha. Luffy tropezó con algo y dimos un bote lo que hizo que la barriga se me revolviera y vomité encime de él. Esté hizo una mueca.
    - Lo siento.- murmuré casi sin fuerzas y durmiéndome.
    - No pasa nada.- dijo. Me levantó de nuevo y noté como otra persona me cogía, supuse que se trataba de Sanji por la forma en que lo hacía. Cómo un bebe. Vi a Luffy quitarse la camiseta y sacudirla mientras soltaba gemidos de asco. Luego me miró sonriente y simplemente me dormí.
     
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    Tania C Salazar

    Tania C Salazar .

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    Wow, no me esperaba lo del final del capitulo jaja y tampoco me esperaba que la rechazara, o que Robin la retara a ligarse a Luffy en menos de una semana, enserio. Pasaron muchas cosas.
    Espero el próximo capitulo con muchas ansias. n.n
     
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    SusanDMerry

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    CAPÍTULO 3: Empieza la semana

    Sin darme cuenta me había dormido y cuando desperté no me parecía que ya me hubiera levantado. Bostecé con ganas y me restregué los ojos.
    - Sigo esperando mi respuesta.- me caía de la cama sobresaltada. Me levanté a duras penas (¿Cómo podía durar tanto una borrachera? ¡Me iba a explotar la cabeza!) y vi a Robin en su cama con un libro en la mano y sonriéndome.
    - ¿Has estado aquí todo el rato?- asintió.- ¿Cuánto he dormido?
    - Pues creo que una hora.- me digo tranquilamente y sin dejar de mirarme. Como sabía lo que quería y también sabía que no pararía hasta que le dijera algo sobre el tema decidí zanjar el asunto.
    - ¿De cuánto dinero estamos hablando?- le pregunté.
    - Pues si no recuerdo mal anoche dije 1000 baries.- me dijo poniéndose la mano en la barbilla y mirando al techo como si ahí estuviera escrita la respuesta.
    - ¿¡1000 baries?!- salté enseguida.- ¡Acepto! Pero, ¿en qué consiste exactamente el trato?- volvió a mirar al techo y tras pensarlo bien me respondió.
    - Pues digamos que tendrás que conseguir que el capitán te de un beso.- tras decir eso se empezó a reír.
    - ¿Qué? No dijiste nada de besos. No hay trato.- protesté y me senté en la cama.
    - Vale.- dijo y se volvió hacia su libro. Como odiaba que Robin siempre consiguiese lo que quería. Por supuesto acepte, ¿cómo iba a dejar desperdiciar una oportunidad de ganar 1000 baries? Estaba demasiado loca por el dinero. En fin. Además un beso con Luffy a él no le significaría nada, lo sobornaría con carne o algo.
    - Acepto.- dije a regañadientes aunque en el interior estaba saltando de alegría pensando en mi preciada recompensa. Robin rió otra vez.
    - Como te gusta eeh.- le dije sonriendo y salí del camarote. Ella me siguió corriendo porque, ¿cómo iba a perderse el espectáculo? Pero no estaba en esos momentos para ligue, tenía demasiado hambre y me dolía demasiado la cabeza, asique me deshice de Robin y fui a ver a Chopper primero. Cuando iba por el pasillo hacia la enfermería de Chopper empecé a oír gemidos. Aceleré el paso hacia los gemidos preocupada y entré en la enfermería. Luffy tirado en la cama y Chopper en su cama los dos quejándose.
    - ¿Qué os pasa?- dije sentándome en la cama.
    - Duele, duele, duele.- dijeron los dos a la vez poniéndose las manos en la cabeza.
    - Mira que sois idiotas. Chopper, ¿tienes algo para el dolor de cabeza?
    - Si. Nos acabamos de tomar una pastilla, lo que pasa es que tarda en hacer efecto. Se bajó de la silla y me entregó una pequeña esferita rosa. Le di un beso en la frente haciendo que se sonrojase y empezara a bailar, pero enseguida se sentó para no marearse. Me tragué aquella bolita y fui a la cocina a picar algo. Al llegar a cubierta no pude soportar tirarme al césped y empezar a rodar. Estaba tan fresquito que casi hacía que se me pasara el dolor. Chopper que me había seguido, alucinado por mi diversión se lanzó en picado y se unió a mí.
    - Que fresquito.- dijo unas 20 veces. Me empecé a reír y me quedé tumbada mirando al cielo. Se estaba tan bien allí, que…
    - ¡AAAAAAAAAAAAH!.- grité estérica y le solté un bofetón a lo que se acababa de aparecer delante de mí. Luffy había estirado su cabeza y tenía la cara tan pálida y arrugada por las muecas que no pude evitar chillar espantada. Cuando vi que era él me aparté a un lado y le estiré de la cabeza para que se tumbara en el césped.
    - ¡Uo! ¡Genial!.- dijo y empezamos los tres a dar vueltas de nuevo.
    - Uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.- gritábamos cada vez que íbamos hacia un lado. Al final cansados nos quedamos quietos bocabajo y riéndonos. Robin apareció y se sentó en el césped con nosotros.
    - Parece que aún estáis sobrios.- dijo y nos reímos todos.
    - ¡A comer!- gritó Sanji. Luffy y Chopper se levantaron corriendo pero al despegarse del suelo les dio un bajón y cayeron de nuevo. Lo intentaron unas tres veces más pero no pudieron.
    - ¡Tengo hambre! Pero está tan fresquito.- digo Luffy abrazando al césped. Chopper y yo asentimos decididos a no movernos de allí. Me incorporé sentándome.
    - Podríamos hacer un picnic.- dijo sonriendo. Sanji que llevaba un rato con nosotros asintió y empezó a sacar el mantel y la comida. Mientras Robin y él preparaban la mesa nosotros rodamos un poco más. Brook apareció poco rato después y al vernos se maravilló-
    - Wow, ¿Qué haceis?
    - Rodar.- digo Chopper encantado. Brook sacó su violín y empezó a tocar una canción alegre. Al oír la música y como si conectáramos empezamos a bailar lo mismo tirados en el suelo. Di una vuelta más en el suelo y al girarme vi a Chopper a mi lado en vez de Luffy.
    - ¡Ya está la comida!- grité como una niña pequeña y levantando los brazos. Hacía tiempo ya que no me divertía tanto y teniendo compañeros así ¿quién no se divierte? La verdad es que me sentí genial, sin preocupaciones. Ni tenía que encargarme de que estos dos rompiesen algo porque yo podría haber sido perfectamente la que lo hiciera. La pastilla de Chopper hizo efecto así que nos bastó con sentarnos en el césped. Cuando estábamos los tres sentados cogimos los cubiertos y empezamos a chocarlos.
    - Queremos comer, comer, comer.- gritábamos. Parecíamos hermanos haciendo lo mismo todo el rato y riendo. Sanji apareció con platos gigantes llenos de carne. Por primera vez en mi vida me lancé hacia la comida sin esperar mi turno. Empezamos a competir entre los tres haber quién comía más. Robin, Franky y Brook no paraban de reír, mientras que Zoro nos miraba con cara preocupada.
    - ¿Qué les pasa a estos tres?- le susurró Zoro a Robin.
    - Parece que la borrachera de anoche aún no se les ha pasado. Pero tranquilo cuando coman un poco se les pasará.
    - ¿Un poco? ¡Eh! ¡Nami devuélveme mi trozo!- Zoro se dirigió a mí y agarró el trozo de carne y empezó a estirar. Le miré frunciendo el ceño y le mordí la mano. Se echó atrás sacudiéndola y gimiendo.
    - ¿Qué haces? Idiota.- me dijo. Me reí en su cara y luego Chopper y Luffy me chocaron la mano. La pezuña y el pelo de Chopper me acariciaron la mano y luego se apresuraron a seguir cogiendo comida en cambio Luffy me había agarrado la mano y comía con la otra. Me reí por lo bajo.
    - Luffy, suelta. Estas haciendo trampas.- le dije sacudiendo el brazo.
    - No seas tú otra vez.- Se río y me soltó. Miré mi plato lleno de comida y me empezó a dar angustia así que lo aparté. Chopper y yo nos echamos hacia atrás y eructamos a la vez. No podíamos más.
    - ¡Gané!.- gritó Luffy y siguió comiendo. Me levanté y le removí el pelo con la mano. Me sonrió con la boca llena de comida y asentí. Sin saber que hacia me dirigí a mis mandarinos y cogí dos de aquellas deliciosas frutas. Volví al picnic y le di una a Luffy, que me miró extrañado.
    - Ten, por hacerme pasar un buen rato. Ah, y por lo de anoche. Lo siento por manchar tu camisa.- le dije y le entregué la mandarina.- Y por cierto, es la primera y la última.- le miré desafiante. El asintió y siguió a lo suyo. Me di la vuelta.
    - Nami, ¿a dónde vas?- me preguntó Sanji.
    - A adelantar mapas, ya he terminado de comer.
    - Parece que Nami ya ha vuelto en si.- todos asintieron y empezaron a protestar. Todos me miraron e hincharon los mofletes molestos.
    - Nunca te quedas.- dijeron a la vez.
    - Zoro tampoco.- dije y me fui. Cuando llegué a la biblioteca cogí la pluma y abrí uno de los mapas. Me quedé pensativa dando golpecitos con la pluma en la mesa. ¿Tan aburrida soy? Pensé al ver lo que estaba haciendo. En vez de estar divirtiéndome con mis compañeros estaba allí sola compartiendo mi rato con un montón de papeles, que aunque fueran mi sueño a veces me resultaban un poco aburridos. Me levanté sin pensarlo y fui de nuevo con ellos. Me senté en mi sitio y agarré la taza que tenía delante. Parece que no se olvidaron de mí. Todos me sonrieron alegres por mi llegada y empezamos a hablar. Los miré a todos uno por uno y no paraban de reír, parecían tan felices y despreocupados. Y yo todo el día pendiente del tiempo y de que no nos matemos. “Quizás debería tomarme unas vacaciones” pensé. Pero luego negué con la cabeza riéndome por lo bajo. ¿Qué harían sin mí? Nos apresuramos a recoger la mesa para seguir con nuestras actividades diarias. Chopper había tenido una gran idea para una medicina así que salió corriendo hacia la enfermería. Franky tuvo otra para un nuevo “barco” y se fue a su habitación. Usopp igual para una de sus bolitas y Brook para una de sus canciones. Parecía que todos tenían grandes planes. Bueno, todos. Zoro se había apresurado a ir al gimnasio o a entrenar o a dormir. Eso no es que fuese una gran ida. Y nos quedamos Robin, Luffy y yo. Pero esta no tardó en irse.
    - Bueno, yo tengo que regar las plantas.- dijo soltando una risilla y mirándome. Le eché una mirada asesina y luego se fue. De verdad, hubiera sido un momento perfecto para ganar mi recompensa fácil y rápidamente ya que estábamos solos. Pero, de verdad, no me apetecía nada. Me senté al lado de Luffy que ante mí no sorpresa seguía engullendo el pastel que Sanji le había dejado. Crucé las piernas y me apoyé con las manos hacía atrás. Luffy se puso en la misma postura rato después.
    - Ah estoy lleno.- dijo con la barriga saliéndosele de la camiseta. Me reí y luego suspiré. Él suspiró también y luego puso una mueca.
    - ¿Lo ves? Ya estás aburrida otra vez.- hinchó los mofletes.
    - Yo soy así.- le dije sonriendo.- Parece que a ti también se te ha pasado el efecto del alcohol.- se miró el cuerpo pensativo y luego se encogió de hombros.
    - Yo no necesito de eso para divertirme.- se tumbó y se echó las manos a la barriga.
    - Supongo que no.- me tumbé también y empecé a rodar.- Yo tampoco lo necesito. Se divertirme.- me miró extrañado.

    - Entonces, ¿por qué no te ríes como antes?- paré ante la pregunta y me quedé pensativa. Luffy alargó la mano y antes de poder escapar cogió la mía y luego la otra la agarró a la torre de vigilancia y al instante siguiente salimos disparados. Grité como loca hasta que mis pies tocaron algo y pensé que era el suelo así que me callé. Pero que iba a ser el suelo, estábamos encima del tejado de la torre de vigilancia. Volví a gritar como loca.
    - Vale sí no se divertirme. ¡Pero bájame ya!- empecé a gritar. Me miro sonriente y tuve que pegarle para que me hiciera caso. Apreté los dientes y cerré los ojos hasta que mis pies notaron el suelo blandito y los abrí. ¡El suelo! Suspiré de alivio y luego agarré a Luffy por el suelo.
    - ¿Qué te crees que haces?
    - Si no sabes divertirte tienes que aprender.- me dijo sin responder a mi pregunta y sonriendo aunque tenía mis manos ahogándole. Lo miré un rato y luego lo solté. Di un aspaviento y con un movimiento de mano hice que mi melena le diera en la cara. Ahora que me había despejado por el susto, quizá no sería tan buena idea empezar con el plan. Me giré volviendo a levantarme el pelo cuando vi que no estaba.
    - ¿Qué?- exclamé, cuando lo vi correr hacia el pasillo que llevaba al laboratorio, el baño… Quizá mi movimiento de pelo que siempre hace efecto con Luffy no funciona. Suspiré y luego me dirigí al camarote. “Esto va a ser difícil” murmuré. Y en realidad no tenía idea de cuanto.
     
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    SusanDMerry

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    CAPITULO 4: Otro fracaso
    Mis dedos deslizaron por la suave madera hasta llegar al pomo. Abrí la puerta y me encontré a Robin, ¿cómo no? en el medio de la habitación de manos cruzadas y con una mirada un tanto incrédula. Le eché una mirada asesina y suspiré.
    - No te he espiado por eso te pido detalles.
    - Que me niegues ese hecho antes de que te lo pregunte, lo siento, pero me hace dudar.- me reí y luego me acomodé en un sillón.- De momento vas ganando.- soltó una risilla triunfante.
    - Voy a bañarme.- dijo mientras salía de la habitación.
    - ¡Mierda! Yo quería bañarme ahora.- dije refunfuñando y no tuve más opción que aguantar la risa burlona de Robin y esperar sentada los 20 minutos. La verdad es que se me pasaron rápidos y cuando Robin entró en el camarote de nuevo salí disparada hacia el baño para que nadie me lo quitara. Vi a Zoro al otro lado del pasillo con una toalla al hombro y dirigiéndose hacia mí objetivo. Nos miramos desafiantes y salimos corriendo. Llegamos a la vez así que tuve que empujarle haciendo que callera para entrar la primera. Mientras cruzaba la puerta lo miré tirado en el suelo y echándome la mano a la boca me reí como las mujeres pijas. Nada más entrar el vaho inundó mis pulmones haciendo que me costase respirar. Cerré la puerta que no contenía pestillo y empecé a desvestirme. No es que no tuviera miedo de que alguien entrase de repente y me viera desnuda. Porque pobre de quien lo hiciera. Me reí pensando quién podría ser el primero y de qué forma le pegaría. ¿Tan cruel era? Eché un vistazo a la bañera y vi que ya estaba llena. Se ve que Robin me la había preparado. Deje caer al suelo la toalla que era lo único que me separaba de la desnudez y metí la punta del pie en el agua. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Perfecta. Un chirrido sonó detrás de mí y por instinto me tiré a la bañera de bomba. La figura de Luffy apareció por la rendija de la puerta. Me lamenté pues me había dado un golpe en la espalda.
    - Mira que dejar todo perdido.- me dijo pasando al cuarto de baño y frotándose la barbilla. Le tiré la esponja a la cara.
    - ¡Idiota! Vete fuera.- grité. Pero me sonrió y siguió avanzando. Empecé a apretar los dientes y a prepararme para darle una buena cuando resbaló con el charco que había en el suelo y cayó. No pude contener la risa así que estallé a carcajadas. Se levantó cuidando de no caerse otra vez y se rascó la cabeza como si no entendiera lo que acababa de pasar.
    - Me aburro. Vienes a jugar con migo.- dijo sonriendo. Le volví a tirar otra esponja.
    - ¡Pídeselo a Chopper! ¿No ves que estoy ocupada?- preparé otro objeto para lanzárselo pero se dio media vuelta cabizbajo.
    - Ves, eres una aburrida…- susurró mientras salía por la puerta.
    - Te he oído.- Volví a mirar a la puerta esperando que se abriera de nuevo, pero no lo hizo. Me abracé a las rodillas y suspiré confusa “¿Qué estoy esperando que pase?” Me eché hacia atrás y estuve un rato allí flotando. Me enjaboné un rato después y salí enseguida para no coger frío. Me tapé con la única toalla que encontré.
    - Mierda.- refunfuñé al ver que al final no me había traído la ropa para cambiarme. Salí del baño dando un portazo y me encontré a Zoro y Brook sentados en la pared de enfrente echándose miradas. Cuando me vieron salir corrieron hacia la puerta pero los paré.
    - ¡Yo entraré primero!- gritaron los dos y empezaron a pelarse.
    - ¡Brook tú no tienes que lavarte, no tienes piel!- le grité enfadada.
    - Pero mi pelo necesita lavado diario y mis huesos para brillar- dijo orgulloso. Asentí convencida y echando una risilla hice tropezar a Zoro para que Brook entrase primero.
    - ¿Qué haces? Bruja.
    - ¿Qué me has llamado?- le grité y le pegué un capón. Volvió a caerse al suelo.
    - Cuando me aleje no me mires bajo la toalla.- le dije y me di la vuelta.
    - Como si fuera a hacerlo.- dijo entre dientes y volvió a apoyarse en la pared.
    Salí afuera y corrí hacia el camarote. Me encontré de nuevo a Luffy. Abrió la boca para empezar a hablar pero llegué antes y lo empujé a un lado para entrar corriendo.
    - Sigo ocupada.- dije antes de cerrar la puerta.
    - Valla, valla. Solo es el primer día y ya hay efectos en el chico.- Robin estaba enfrente del espejo cepillándose.
    - ¿Qué dices? ¿No tienes mejores cosas que hacer que espiar a la gente?- le dije y fui a cambiarme. Me dirijí al armario y abrí las dos puertas. El sonido de la voz de alguien hizo que me escondiera detrás de una de las puertas. Asomé la cabeza y vi a Luffy en la puerta y a Robin hablando con él. Luffy se dedicaba a mirar de un lado para otro.
    - ¡Ahí esta! Detrás del armario.- gritó Luffy señalándome. El corazón me dio un vuelco del susto y me eché hacia atrás sujetando mi toalla y esperando que aquel sombrero de paja apareciese frente a mí.
    - Nami está ocupada pero si quieres pasar a verla.- le dijo Robin riéndose.
    - ¡Fuera!- le tiré una taza que encontré por el suelo a la cabeza de Luffy haciendo que retrocediese.
    - ¡Cierra corre!- le grité a Robin asomando el brazo y señalando la puerta. Obedeció al instante y yo salí agobiada.
    - ¿Qué le pasa a este conmigo?- dije entre dientes y me senté en la cama.
    - ¡Nami! ¿Estás roja?- Robin me miraba asombrada y yo confusa empecé a mirar de un lado a otro y me puse aún más. Robin se rió tras mi reacción y terminó s frase.- Debía de hacer calor en ese estrecho hueco del armario eeh.- me dijo y volvió a reírse. La miré enfadada y suspirando volví al armario para cambiarme. Me encontré con una cantidad de ropa descomunal y por alguna extraña razón sentía la necesidad y el deseo de ir un poco más provocativa de lo común. Suspiré delante del espejo y me miré de arriba abajo. ¿En verdad era necesario aquello? Salí fuera esperando que Robin apareciese para meterse conmigo pero no lo hizo, ni siquiera estaba en su hamaca de siempre leyendo. Las tripas me rugieron y avergonzada me dirigí a la cocina. Sanji apareció en la puerta gritando mi nombre antes de que yo siquiera hubiera bajado las escaleras. A veces solía tener un extraño sentido del olfato para detectarme en cualquier lugar del barco y eso me resultaba demasiado extravagante. Simplemente odiaba que me controlasen.
    - ¡Nami, Nami! Ten, te he hecho la merienda.- gritó mientras me entregaba un plato que contenía un delicioso trozo de tarta. Olisqueé el aire y noté como la acidez de la mandarina me hacía sonreír. Miré aquel trozo color naranja y luego a Sanji para darle las gracias.
    - Gra… Eh, te está sangrando la nariz.- le dije un poco asqueada viendo aquel chorro rojo que caía al suelo como una cascada. Sanji sin parar de mirarme el pecho murmuró algo. Le di una bofetada para que espabilara y cayó al suelo desconcertad. Él no era precisamente quien quería que se fijara en mí, aunque con Sanji no hacía falta gran cosa. Me ruboricé al pensarlo. ¿Por qué tenía tanta prisa el primer día? En fin ya que estaba intentaría terminarlo rápido.
    - Si buscas a Luffy está en la enfermería.- Robin me dio una palmadita por la espalda.
    - ¿Yo?- pregunté haciéndome la tonta.
    - Nose. Como te veo tan guapa y estás mirando de un lado a otro… Te veías desesperada.- dijo y se empezó a reír.
    - Vale, vale.- decidí no gritarle porque se metería más con migo. Seguí sus indicaciones y me dirigí a la enfermería.
    - ¿Otra vez por aquí? Parece que os encanta estar en la enfermería hoy.- dije al entrar. Chopper y Luffy me miraron y luego siguieron observando un frasquito que tenía Chopper en la mano.
    - ¿Qué es tan interesante?- dije y me acerqué a ellos. Aproveché y pasé los brazos por el cuello de Luffy abrazándole mientras observaba aquel extraño bote de color amarillo. Chopper me miró asustado y bajándose de la silla empezó a retroceder hacia atrás.
    - ¿Qué pasa?- le pregunté riendo y pegando mi cara a la de Luffy que seguía sin inmutarse. Chopper empezó a tartamudear y a señalarme con la mano. Me reí y luego miré a Luffy. Me acerqué a su oreja para soplarle…
    - Nami, ahora estoy ocupado y no quiero jugar contigo.- dijo serio y me empujó hacia atrás. Fruncí el ceño e intenté volver a abrazarle cuando le di al frasquito y cayó al suelo rompiéndose en pedazos. Chopper vino corriendo y empezó a recoger las piezas lamentándose.
    - Oh no…- lloriqueaba en el suelo.
    - ¡Nami! ¿Sabes cuánto le ha costado a Chopper dar con esa fórmula? ¿Qué narices te pasa?- Luffy saltó de la silla y me miró desafiante. Luego negó con la cabeza decepcionada y se agachó para ayudar a su compañero. Me quedé helada ante la reacción de Luffy. Nunca antes me había gritado de esa manera. Me fui a agachar para ayudar cuando Luffy volvió a fulminarme con la mirada.
    - ¿Aún sigues aquí?- me levanté de inmediato y salí corriendo de la sala.
    - Lo siento.- grité antes de cerrar la puerta. Me apoyé en la pared del pasillo y sentí mi respiración acelerada. ¿Por qué me había gritado? Tuve ganas de ir a darle una tunda cuando una lágrima resbaló de mi mejilla. No tenía derecho, había sido sin querer. Cogí la lágrima con el dedo y la miré estupefacta. ¿Qué hacía llorando? Le pegué un puñetazo a la pared para desahogarme. Me fastidiaba que hubiera “perdido”, por así decirlo, con aquel mocoso. Suspiré confusa. La puerta que tenía al lado se abrió y Luffy salió de ella. Cruzó el pasillo sin mirarme y salió afuera. Me encogí de hombros y entré de nuevo a la enfermería. Chopper seguía en el suelo intentando recoger aquel líquido y me agaché a su lado.
    - ¿Por qué llevas esa máscara?- le pregunté al ver el trapo que cubría su boca y nariz. Me entregó uno y simplemente asintió.
    - Oye, lo siento mucho.- dije cuando sin querer apoyé la mano en el líquido. La quité rápidamente y me sequé en la camiseta.
    - No pasa nada.- Pude ver como Chopper sonreía bajo la máscara y yo asentí contenta. Me coloqué la máscara y recogimos todas las gotitas del suelo.
    - Ya puedes quitártela.- me dijo y obedecí. Alcé una ceja y siguió hablando.
    - Era un gas somnífero si lo hubieras olido más de un minuto no se cuanto tiempo te hubieras quedado dormida.
    - Oh.- asentí.- Eres genial.- le di un beso en la frente y me levanté.
    - ¡Tonta! No pienses que puedes hacerme feliz con eso.- me gritó mientras bailaba. Me reí y le acaricié la cabeza.
    - Me voy peludito.- hice un aspaviento de mano y me dirigí afuera. Me reuní con Robin que leía como de costumbre.
    - Cuando te vas a cansar.- le dije soltando un bufido y dejándome caer en la hamaca de al lado.
    - Nunca.- se rió. ¿Qué tal te ha ido?- cerró su libro y me miró divertida.
    - Fatal.- dije casi protestando y me tumbe colocando las manos en la cabeza.- Creo que hoy me acostaré ya.
    - Genial, yo también estaba cansada.- Robin me sonrió y me cogió de la mano haciendo que me levantase. Me llevó a rastras a la habitación y corrió a tirarse a su cama. Me reí por lo bajo y me tumbé en la mía.
    - Buenas noches.- le dije y lo único que me respondieron fueron ronquidos. Que facilidad tenía esta mujer para hacer las cosas cuando se lo proponía. Me puse de lado y cerré los ojos. “¿Qué narices te pasa?” Volvió a resonar en mi cabeza.
    - No lo sé.- murmuré bajito y me dormí segundos después.
     
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    SusanDMerry

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    Aries
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    Pluma de
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    El principio (?)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
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    8
     
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    CAPITULO 5: Sorpresa
    Noté un picor en el antebrazo y me removí en la cama. Abrí los ojos sobresaltada por el suspiro que había oído a mi lado.
    - ¿Chopper?- murmuré mientras me restregaba los ojos.- Perdona, ¿se me olvidó recoger algo más?
    - ¿De qué estás hablando Nami?- Chopper me miraba confundido y sostenía una aguja en la mano.
    - ¿Me has pinchado?- me senté sobresaltada y lo fulminé con la mirada y vi un trozo de algodón en mi brazo. Chopper volvió a suspirar y me dio unos golpecitos en la cabeza.
    - Niña tonta, te dije que tuvieras cuidado con el líquido.- sonrió y volvió a sentarse en la silla que había al lado de mi cama.- Nos has dado un buen susto.
    - ¿Qué…? ¿De qué estás hablando? Hace nada que acabo de salir de la enfermería y he venido a acostarme porque estaba cansada, no me ha dado tiempo a hacer nada.- me miré el cuerpo en busca de alguna pista pero no encontré nada sospechoso. Chopper soltó una risilla.
    - Tranquila no le ha pasado nada a tu cuerpo.- dijo mientras me colocaba bien el blusón que tenía puesto. El contacto de su pelo rozar mi piel hizo que se me erizara el bello.- ¿Sabes cuánto tiempo llevas dormida?
    - ¿Segundos?- dije aún confusa.-Que yo recuerde acababa de cerrar los ojos y todo parece estar igual. El sol poniéndose…aunque ¿Dónde estaba Robin?
    - Nami, ¿te acuerdas de que era la poción que hice?- asentí.- Pues tú, descuidada, dejaste que te callera líquido a la ropa y al acostarte y no cambiarte estuviste inhalándolo más de cinco minutos. Robin me avisó porque notaba un olor extraño.- Volví a asentir.
    - Aja… ¿y?- pregunté aún confusa. La verdad es que no entendía nada y la cabeza, por alguna extraña razón, me daba vueltas y no me dejaba pensar bien.
    - Que has estado durmiendo días enteros. Exactamente… seis.- cerró su maletín que acababa de recoger y me sonrió.- Tengo que tener cuidado, porque a pesar de que lo olieras muy poco tiempo el efecto ha durado demasiado. Bueno, pero ya estás bien.
    - ¡¿Qué?!- grité y me levanté de la cama cogiéndolo por la bata.- ¿Me has dejado dormir seis días? ¿Por qué no has hecho nada?- lo empecé a sacudir en el aire.
    - Oye, por lo menos ya no estarás cansada por un tiempo.- consiguió decir mientras le daba sacudidas en el aire.
    - ¡Idiota!- grité y le di un capón dejándolo caer a la silla de nuevo. Yo me senté en la cama.- No quiero ni imaginar cómo estará el barco.
    - Tranquila, no ha habido ninguna tormenta, ni nada parecido.- dijo aturdido y medio sonriendo. De repente me rugieron las tripas y miré a Chopper con una mueca.
    - Deberías ir a cenar. Llevas demasiado tiempo sin comer.- me cogió de la mano y me levantó de la cama. Suspiré y me dirigí al armario. Al ver la ropa me giré y con una enorme sonrisa le hablé a Chopper.
    - Oye, Chopper… ¿Quién me ha cambiado de ropa?- el renito retrocedió asustado y empezó a tartamudear.
    - Robin y yo.- dijo sin parar de señalarme con ambas patas. Me encogí de hombros y volví con la ropa soltando una risilla.
    - Tranquilo, no voy a matarte. Temía que hubiese sido Sanji o alguno de los chicos. ¿Pero tú no me has hecho nada malo verdad?- volví a girarme mirando a Chopper.
    - ¿Yo? Que va. No, no, no.- dijo sin parar de agachar la cabeza cómo disculpándome. Solté una carcajada y me quité el blusón. Me puse unos vaqueros, los tacones de siempre y un jersey. Me sentía demasiado mareada como para ponerme atractiva. La palabra me rondó por la cabeza. Si habían pasado seis días… ¡se había acabado la semana y solo me quedaba esta noche! Refunfuñe y cerré las puertas de un portazo. Qué más daba. Le diría a Robin que si me dejaba otros seis días porque estos pues me los había pasado durmiendo y si no pues nada. Sonreí a Chopper de nuevo y me dirigí a él dándole un beso en la frente provocando la misma reacción que en la enfermería.
    - Gracias por cuidarme.- le cogí de la pata y lo arrastre para que saliera conmigo. De alguna forma me sentía demasiado cansada como para sostenerme por mi misma. Me volvió a dar un pinchazo en la barriga y emití un gemido seguido de una mueca. Abrí la puerta y alguien salto a mis brazos. Capte el olor enseguida a cigarrillo y por instinto sacudí la mano azotando a quien tenía delante de mí.
    - Ay, Sanji, lo siento. Estoy un poco mareada.- dijo mirándolo en el suelo tirado.
    - Nami está muy hambrienta Sanji, prepárale la cena.- la voz de Chopper sonó dulce mientras me agarraba más fuerte la mano para no dejarme caer. Sanji salió corriendo y al desaparecer vi a Luffy en la barandilla mirando al cielo.
    - Cuanto tiempo ¿eh, Nami?- me miró sonriente y luego se puso serio.- Tendrías que haberme hecho caso e irte.- hincó los mofletes, se cruzó de brazos y miró hacia un lado.
    - Supongo que tenías razón.- dije medio sonriente. Entrecerré los ojos y mis piernas empezaron a flojear.
    - Ah…- pude soltar antes de caer de rodillas.
    - ¡Nami! Se habrá desmallado de no haber comido en tantos días. Hay que llevarla rápido.- Chopper se notaba preocupado y Luffy soltando un suspiro se acercó a mí y me cogió del brazo.
    - Yo la llevo.- dijo con aire despreocupado.
    - ¡Ni de coña! A ver si te caes y la liamos.- Chopper sonaba amenazante y protector. Sonreí con la vista nublada y me encogí al sen.tir otro retortijón. La patita que me sostenía empezó a aflojar agrandándose y noté unos dedos entrelazarse con los míos. Me levantaron por los aires y me volvieron a apoyar en algo mullidito. Entreabrí los ojos y distinguí el gorro azul de Chopper. Note el pelo de su espalda rozar contra mis mejillas haciéndome cosquillas y a su mano que aún sujetaba la mía. Gozaba de la seguridad de aquellas manos y algo molesta por la discusión entre Chopper y Luffy que no llegaba a oír por el mareo empecé a lloriquear como un cría:
    - Chopper, ¡tengo hambre!- me sorprendí a mi misma de la fuerza con la que fui capaz de gritar. Chopper alzó una mano y sacudiéndola de forma instantánea acertó en la cabeza de Luffy. No pude evitar soltar una risilla al oír su dulce queja.
    - Ya acabé con él. Vamos Nami.- después de eso no estoy segura de cuánto tiempo pasó. ¿Segundos? Ni idea. Solo sé que antes de lo que me esperaba me encontré sentada en una silla. Mis alertas se encendieron al oler aquel aroma tan… no sabría como describirlo. Había pasado otras veces hambre, pero aquella vez había sido lo peor. Antes de que Sanji dejara el plato en la mesa se lo arrebaté de las manos y empecé a engullir. No me tomé más de dos segundos para mirar a mí alrededor y ver la cara de todos. Se mostraban contentos y a la vez asqueados. Seguí a lo mío durante un rato, pero el plato se acabó rápido y como no me ponían más empecé a quitarle a la gente.
    - ¡Nami! ¡Devuélvemelo!- Zoro agarraba su plato con ambas manos y tiraba. Lo miré desafiante y estiré con fuerza. Alcé una mano hacia un lado mientras seguía con mi lucha contra Zoro cuando choqué con la de alguien. Miré a mi derecha y Luffy sostenía el mismo plato que yo. Gruñí mientras dejaba escapar el plato anterior haciendo que Zoro se cayera hacia atrás.
    - ¿Cuándo has llegado Luffy?
    - Bah.- se limitó a decir y a soltar el plato que a partir de aquel momento había proclamado mío. Orgullosa lo acerqué a mí con los demás que había quitado y me los comí. Algo me llamó la atención y no pude evitar estremecerme. A mi alrededor todas las manos estaban ocupadas. Todas menos unas. Aquellos ojos que miraban su plato lleno para luego mirarme a mí y suspirar. Echó el plato hacia adelante y se levantó bruscamente.
    - Nami, más para ti.- dijo con una voz grave que me pusieron los pelos de punta y luego se marchó.

    - Lu…- es lo que me dio tiempo a pronunciar antes de que la puerta se cerrase de un portazo.
     
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    Vera Wolfe

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    Bien, la historia tiene buena trama y ningún error de ortografía, pones bien los acentos en cada palabra, lo único si, es que en el primer capitulo has escrito "Porfabor" y en realidad es "Por favor", separado y con "v", el otro error que note, es que en los diálogos de Brook, no has incluido su característico "Yohohoho" que siempre dice cuando habla, fuera de eso, el resto de la historia esta perfecta. Espero el siguiente capitulo. Besos :)
     
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  8.  
    SusanDMerry

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    Aries
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    Escritora
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    El principio (?)
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Comedia Romántica
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    Cap. 6: Un dulce pastelito para calmar las lágrimas
    Cuando terminé de comer me sorprendí al encontrarme sola sentada en la mesa. Enrojecí al pensar en mi anterior comportamiento en la cena. Aparté mi plato un poco asqueada ya que al ver la comida me daban ganas de vomitar.

    —¿Ya saciaste tu hambre?- Levanté la vista y encontré a Sanji sonriéndome mientras fregaba.

    —Eso parece. Comí demasiado.- susurré. Se limitó a asentir y volver a lo suyo. Acaricié mi barriga hasta que el dolor desapareció un poco. Me levanté tambaleándome y salí de la cocina. Dando saltitos crucé la cubierta y me planté en el timón. Por alguna razón me sentía llena de energía. Estiré los brazos y suspire aspirando el dulce aroma del mar. Sonreí ampliamente mientras acariciaba la madera del timón y lo sujetaba con ambas manos. Eché un vistazo a mi alrededor y los brillantes rayos del sol del mascarón de proa llamaron mi atención. No pude evitar acercarme a ellos y sentarme en la cabeza del Sunny. Observé el paisaje que tenía ante mis ojos y me acomodé mientras miraba las nubes pasar.

    —Ah... que bien se siente.- cerré los ojos y escuché atentamente. Podía oír las olas al chocar con el barco, los pájaros... aunque los que más se hacía notar eran los gritos de mis compañeros. Normalmente habría empezado a gritar y a pegar por armar tanto escándalo, pero en verdad, me sentía genial en ese momento. Sonreí al escuchar la dulce risa de Chopper. Como adoraba aquel renito. Me encantaba abrazarlo y estrujarlo contra mi para sentir su suave pelo acariciar mi piel. Era tan mono. Algo resonó cerca de mi. Alguien carraspeaba molesto. Abrí los ojos, alcé la vista y encontré a Luffy.

    — Ese es mi asiento.- se limitó a decir y quedó callado por largo rato, hasta que vió que no respondía y volvió a las andadas.— Nami, ese es mi sitio especial.- dijo casi en un lloriqueo. Suspiré molesta.
    —Ya te oí.
    —¡Pues quita!- me gritó enfadado y cogiéndome de la muñeca. Refunfuñé intentando soltarme.
    —¡Luffy, no seas idiota! Este no es tu sitio, así que déjame en paz.- frunció más el ceño y apretó mi muñeca con más fuerza.—Me haces daño Luffy.- pero seguía inmóvil, moviendo los labios como si intentara encontrar las palabras adecuadas. Gruñía molesto mientras esquivaba la mirada y me apretaba más. Puse una mueca de dolor y lo miré buscando ayuda pero sus ojos seguían perdidos en el cielo.
    — Sueltame... Luffy, de verdad me haces daño.- Pero no hubo respuesta.— ¡No seas tan idiota! -me miró entonces y me fulminó con la mirada.
    — ¡No voy a soltarte hasta que te quites de mi sitio! Yo soy el capitán y...- se calló de golpe cuando recibió mi bofetada. Entonces me soltó y me escabullí rápido fuera de la cabeza del Sunny.
    — ¡Odio cuando te pones así!- le chillé y salí de allí corriendo. La felicidad que tenía hace unos instantes se había esfumado en un segundo, vencida por el dolor de pecho que ahora inundaba mis pensamientos.

    —¿Qué narices le pasa esta semana?- bufé mordiéndome el labio. Ignoré al renito que intentó acercarse a mi para preguntarme que me pasaba y seguí corriendo hasta llegar a mi cuarto. Abrí de un portazo y en un segundo me encontré sentada en la cama. Las sábanas eran suaves y parecían calmarme cuando me acariciaban, pero seguía bastante agitada. Robin tumbada en la cama próxima sostenía un pesado libro entre sus manos mientras me miraba preocupada. Sentía las mejillas arder de la rabia y la respiración acelerada. Escondí mi rostro bajo el pelo y apreté los puños posados en mis piernas, estremeciéndome.
    —Estaba pensando que lo de la apuesta, ya que te la has pasado durmiendo...-soltó una risilla.—Podría dejarte algunos d...
    —¡No me importa esa estúpida apuesta!- chillé a voces mirándola mientras daba un puñetazo en la cama. Sentí una punzada de dolor en la muñeca.—¡No me importa ese estúpido crío!- y las lágrimas brotaron y cayeron en mis piernas. Las notaba frías como el hielo y parecían agujas pinchándome. Volví a mirar a mi compañera. Su expresión había cambiado totalmente. Aquella sonrisa pícara que una vez se dibujaba en su cara había desaparecido totalmente y me miraba preocupada. Pasé las manos por los ojos para limpiarme y confusa miré las gotas de agua que ahora resbalaban por mis dedos.
    —Pero que...- Asombraba. Si. Así me encontraba en ese momento. No podía llegar a entender el por qué de las lágrimas. Yo no me sentía triste, ¿o tal vez si? Agité la cabeza intentando aclarar mis ideas y me recosté en la cama dándole la espalda a Robin, que seguía en silencio. Cogí aire con fuerza y el aire frío me permitió despejarme un poco.
    —¿Se te ha comido la lengua al gato?- la desafié aún sin llegar a mirarla. Solté una especie de risa que sonó bastante estúpida. Chasqueé la lengua molesta.
    —No es eso. Es que, creo que nunca te vi llorar.- volví a oír las hojas del libro pasar, lo que significaba que Robin había vuelto a su lectura. Fui a levantarme para discutir lo de "llorar", pero no me moví ni un milímetro. Eso era exactamente lo que había pasado. Había llorado.

    Acomodé mejor mi almohada. No me apetecía nada tumbarme. Ya había tenido suficiente, pero tampoco me apetecía salir para que todos vieran el rastro de lágrimas que seguramente decoraría en ese momento mi cara. Así que me quede allí tirada ya que tampoco iba a dormir. Me entretuvo a momentos en tímido balanceo del barco, haciéndome imaginar que estaba en un columpio. Me giré y observé la expresión de serenidad de Robin. De verdad parecía que se divertía leyendo aquellos extraños libros. Su expresión lo decía todo y me dieron ganas de probar.
    —Parece divertido.- susurré y ella sin hablar, ni quitar la mirada de su libro, alargó la mano y me entregó uno. Lo cogí con ambas manos y me tumbé de nuevo. Observé el color verde de la tapa y pasé las manos por ella. Noté la rugosidad y a veces mis yemas chocaban con algún surco que formaba una letra del título del libro. Sonreí por primera vez en media hora. Abrí con cuidado el libro como si se fuera a romper solo con el tacto de mis dedos rozarlo. La primera página tenía unas letras en negro en las que pude leer: "Todo está bien si lo miran los ojos adecuados". El título del libro. No parecía que fuese de arqueología, sino más bien una novela. Eso me incitó más a leerlo. ¿Qué clase de cosas leería Robin a parte de sus preciados libros de arqueología?

    Abrí la segunda página: "Capítulo 1. La pieza que faltaba". Empecé a leer la primera página, la segunda, la tercera... No recuerdo muy bien de que trataba aquel libro. Una pena porque recuerdo que fue genial. Cada página me dejaba con la duda de la siguiente y leyendo y leyendo acabé el libro. Suspiré estirándome, pues me había quedado entumecida de estar en la misma posición. Dejé el libro en la mesita y sonreí.
    —Increíble.- miré a Robin alegremente.
    —¿Verdad que sí?- Dejó su libro también en la mesita. Una sonrisa se dibujó en su cara.- Terminé otro.- Se sentó en la cama.
    —Eres increíble.- Soltamos ambas una carcajada. Volvía a sentirme feliz y alegre. Gracias a aquel libro. Me senté imitándola y nos quedamos una enfrente de otra observando el color de nuestros ojos.
    —Me parece que Sanji aún sigue en la cocina. ¿Te apetece un pastel?- me tendió la mano y yo la cogí.—De tanto leer me entró hambre.- asentí de acuerdo y me levanté tirando de ella. Antes de salir de la habitación y que nadie nos oyera le hablé a Robin.
    —Gracias. Ya te lo contaré.- ella asintió y salió de la habitación arrastrándome detrás de ella. No tenía sentido ocultar lo que había pasado antes. No era tonta. Además confiaba en ella y quería contárselo.

    La primera ráfaga de aire chocó contra mi cuanto Robin abrió la puerta. Mi pelo empezó a bailar y a azotar mi cara. Molesta me hice una coleta mal echa y seguí caminando con dificultad. Al contrario que yo, Robin se veía bastante decidida y andaba a paso rápido, haciéndome tropezar. ¿Por qué tendría tanta prisa? Enseguida llegamos a la cocina y allí me soltó la mano y de un salto se sentó en una silla mientras sonreía a la única persona que se encontraba allí, Sanji. Yo me limité a poner los ojos en blanco y me acerqué lentamente y perezosa a mi asiento.
    —Hey.- saludé a Sanji que me miró extrañado. Solté una carcajada y él me sonrió aún confuso. Se encogió de hombros y rápidamente se encontraba a mi lado depositando un plato con un trozo de pastel. ¿Nos había leído la mente? Miré a Robin que me guiñó un ojo. Centré mi atención en aquel trozo de tarta que realmente parecía delicioso decorado con los colores del arcoiris. Cuando nadie miró pasé el dedo por la nata y luego lo pasé por mis labios degustando aquello. Como lo supuse, riquísimo.
    —Increible como siempre, Sanji.- y él me regaló una dulce sonrisa.
     
    Última edición: 22 Octubre 2013
  9.  
    SusanDMerry

    SusanDMerry Entusiasta

    Aries
    Miembro desde:
    7 Mayo 2013
    Mensajes:
    87
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    El principio (?)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    1381
    Cap. 7: Siempre consigues sorprenderme

    Sabía lo deliciosa que podía llegar a ser la comida de Sanji, pero nunca me imaginé que lo estuviera tanto. Asombrada y algo confundida degustaba y saboreaba aquel rico, no, delicioso, incluso más, trozo de pastel. Mientras comía gustosamente le eché un mirada a Robin, ya que no veía mucho entusiasmo en ella comiendo su trozo. Simplemente se dedicaba a mirarme y luego... ¿Qué fue eso? Dirigió la mirada a Sanji guiñándole un ojo y sonriéndole. Él asentió y volvió a lo suyo. Sus miradas lo decían todo. Robin le había pedido que nos hiciera pastel porque yo estaba triste y el gustósamente había aceptado hacerle algo de lo más delicioso a "su princesa".
    No pude contener una risilla que escapó de mi boca y seguí comiendo molesta, pero agradecida.

    Una vez terminé recogí mi plato y tenedor, lavé todo con Sanji detrás de mi convencido de que podía hacerlo él y salí a fuera dejando a Robin en la cocina ya que estaba entretenida entablando conversación con el cocinero. No llegué a caminar dos pasos, mi corazón dio un vuelco cuando algo apareció de repente volando y paró delante de mi. Como si se tratara ya de rutina me puse histérica y empecé a golpear a quien tenía delante.
    - ¡Luffy! Qué susto me has dado. ¡Eres un idiota!- y otro mamporro. Me estresaba, desagradaba y enfadaba la estupidez que tenía de salir volando por el barco y aterrizar de golpe delante de mis narices. Empezó a sobarse la cabeza en la que tenía innumerables chichones y cuando me fui calmando y lo ví claramente, no pude evitar retroceder de nuevo aquellos dos pasos que ya había dado, huyendo de él. De la sonrisa que ahora, ¿me dedicaba a mí? Ladee la cabeza pensativa y esquivado su mirada mientras él jugueteaba con sus manos. Esperaba que dijese algo, pero siguió callado hasta que pareció cansarse de su juego y hablo, sonriendo de nuevo.

    - Oi Nami.- me llamó y yo solo pude reaccionar temblando y tartamudeando intentando pronunciar un "que". Pero preferí quedarme callada por si se iba. Aunque para mi pesar volvió a hablarme.- Te noto algo rara, ¿pasó algo?- y soltó una risilla. Resignada solo pude acercarme rápido, soltarle un bofetón para luego alejarme andando mientras murmuraba insultándolo. No pareció contento con mi repuesta así que me siguió insistiendo, hasta que por fin, llegué a mi cuarto. ¿Por qué siempre acababa allí? Siempre que necesitaba esconderme mi cuerpo se dirigía solo allí y se encerraba por largo tiempo. Suspiré al sentirme a salvo, pero me puse nerviosa de nuevo cuando la puerta sonó. Sabía que si no le decía algo que le asustara de verdad entraría en poco tiempo y ya no sabría donde huir.

    -Como entres, te mato y te escondo el sobrero.- fué lo primero que se me ocurrió y suspiré cuando el picaporte dejó de girar.
    - Esta bién.-sonó algo asustado.- pero no me iré de aquí. Puse una mueca. Me apoyé e espaldas a la pared y me senté en el suelo. Pareció que él hizo lo mismo porque lo oí dejarse caer sobre las tablas de madera. Esperé que hablara, pero se mantuvo callado, así pues resignada no tuve más remedio que hablar yo, si quería salir de allí y no encontrármelo.
    - ¿Sé puede saber que es lo que te pasa con migo?- y seguía en silencio. Recordaba su cara cuando me chilló y la de hace un momento, sonriéndome y no encontraba solución a un cambio tan repentino.- Responde.- Sentí mis piernas flojear aunque estuviera sentada y me sentí realmente vulnerable. No entendía por qué hace un rato me miraba con odio a ahora con dulzura. No podía llegar a comprender tal cosa y me sentía un poco estúpida por ello, porque sentía que tratándose de Luffy podía ser cualquier chorrada. Pero descarté esa idea rápidamente. Luffy nunca se había enfadado así con migo, puede que con los demás si, pero con migo no y eso me dolía bastante. Algunas lágrimas resbalaron por mi cara y escondí la cabeza entre las piernas.- Eres un idiota, ¿cómo te atreves a tratarme así?

    Volví a tener señales de él desde hacía unos minutos. Primero se levantó y luego pareció que se apoyaba contra la puerta. Su voz en forma de susurro se coló por debajo de la puerta.
    - Nami, voy a entrar.- levanté la cabeza rápidamente. Sonaba bastante serio y parecía que entraría aunque mi amenaza siguiera en pié. Me levanté rápidamente y moví las manos sin saber que hacer. Por un momento pensé en esconderme en el armario, pero no pude moverme del sitio. Si quería encontrarme, lo haría, así que no tenía por qué esconderme. El picaporte giró despacio y mi corazón se aceleró en una mezcla de enfado y nerviosismo. Solo con imaginarme su cara seria y decidida aparecer por la puerta estallaba de nerviosismo. Y cuando la puerta empezó a abrirse y apareció ahogué un suspiro en mi garganta deseando que acabara rápido.

    No habló. No me respondió. Simplemente se acercó despacio quitándose el sombrero para luego entregármelo. Retrocedí varios pasos y aparté las manos sin querer cogerlo.
    - Toma, al final entré.- y aquella maravillosa sonrisa iluminó su cara y yo, lo maldecí.
    - No lo quiero.- conseguí decir y retrocedí otro paso. Asintió y lo dejó sobre la mesa.
    - Por si luego te apetece... "destrozarlo".- y siguió avanzando. Tragué saliva y retrocedí. Y él abanzó y yo retrocedí. Hasta que la pared se interpuso en mi camino y tuve que pararme por narices. Miré a un lado y a otro. ¿Y si salía corriendo por la puerta? No, definitivamente, me cogería. Solo pude esperar hasta que él llegara donde estaba. Me quejé interiormente de la rapidez en la que apareció frente a mis narices. Alargué las manos cerrando fuertemente los ojos y empujándolo, pero ni siquiera se movió un milímetro. Siguió avanzando mientras mis manos, rendidas, seguían en el mismo sitio. Para mi alivio paró pero cuando alcé la mirada, solo pude contener un pequeño grito. Su cara tan cercana a la mía, que hasta podía sentir su respiración.

    Estaba serió, como si de verdad le importase aquello. Como si de verdad le importase yo.
    - Nami, de verdad que lo siento mucho.- y se dejó caer encima mía abrazándome. Mi pulso se aceleró notablemente. Su respiración que ahora me hacía cosquillas en el cuello me ponía cada vez más nerviosa. Seguía con las manos puestas en él como si aún tuviera esperanzas de alejarlo de mi. Volvió a hablar, ahora en susurros en mi oído.- Nami.- me llamó lloriqueando y yo respondí más tranquila, como si estuviera hablando con un niño pequeño.- Perdóname, por favor.
    Qué puedo decir. No pude enfadarme, no pude rechazar su petición. Sabía que en verdad se arrepentía, el nunca mentía. Y lo notaba preocupado, como si le doliese que yo estuviera enfadada con él. Notaba su corazón bastante acelerado, como el mío.
    - Claro que sí.- Me había echo llorar, eso lo sabía. Pero... ni siquiera sabría explicar con exactitud mis razones para no perdonarlo. Luffy era Luffy y no podía luchar contra eso.

    Lo oí soltar una risilla por lo bajo y suspirar aliviado. Yo también sonreí. Aunque me quedé un poco confusa cuando volvió a hablar.
    - Escucha, voy a hacer una cosa y tan rápido como termine saldré corriendo de aquí. Pero tienes que prometerme que no me matarás.- en eso último volvió a reírse. Alcé una deja, pero antes de darme tiempo a responder se separó de aquel abrazo y en un rápido movimiento se acercó a mi rostro y empezó a jugar con nuestras narices y riéndose sin parar. Abrí los ojos sobresaltada y mi corazón latió fuertemente. Agarré su camisa cuando paró de reírse y se acercó decidido a mi rostro de nuevo. No tuve fuerzas para golpearlo, ni si quiera para apartarme y al final llegó a mis labios dándome un beso. Ni siquiera reaccioné ni me moví cuando me dedicó una sonrisa y salió por patas de la habitación, dejándome completamente confundida y ruborizada.
     
    Última edición: 22 Octubre 2013
  10.  
    Vera Wolfe

    Vera Wolfe Entusiasta

    Escorpión
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    Hola!! Vera reportandose!! He leido ambos capitulo y veo qe has mejorado mucho en la redaccion y cada vez se pone mas interesante. Me qede sin palabras con lo del beso. Saludos y espero el siguiente xcap.
     
  11.  
    Portgas D Ace

    Portgas D Ace Iniciado

    Cáncer
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    Escritora
    Me he leído toda la historia y.. guau! Me ha encantado! Hay momentos en los que he maldecido a Robin y a Luffy, y en otros, aunque tengo que admitir que me he reído y emocionado mucho con esta historia. Sinceramente, que Luffy entrara en la habitación, le abrazase y le pidiera perdón, y luego dijera;
    "Escucha, voy a hacer una cosa y tan rápido como termine saldré corriendo de aquí. Pero tienes que prometerme que no me matarás."
    y luego la besara, me ha encantado mucho, porque has sacado la parte digamos inocente de Luffy y el miedo que tiene de que Nami se enfade con el por lo que estaba a punto de hacer.
    He visto varias faltas, y algún signo de puntuación mal, pero aun así, tes una gran historia. Y te felicito, ya que casi siempre, me los he imaginado con mucha claridad.
     
  12.  
    SusanDMerry

    SusanDMerry Entusiasta

    Aries
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    El principio (?)
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    1143
    Capítulo 8: Aclaremos una cosa


    No sabría decir con claridad el día en el que mi vida cambió de repente, solo recuerdo que me desperté aun pegada a los tablones fríos de madera y la espalda me dolía a horrores. Obviamente mi vida no cambió de un día para otro, pero podría decir que desde ese día empezó todo.


    Los rayos que se filtraban entre las cortinas hicieron que me estremeciera. Primero me moví lentamente intentando acomodarme bien, mientras no paraba de poner muecas. Conseguí enderezarme después de un gran esfuerzo y suspiré agotada. ¿Cómo había dormido en aquella posición? Medio sentada y con el cuerpo de lado. Volví a soltar un impropio mientras intentaba despejar mi mente y recordar lo que había pasado hace menos de 9 horas.


    Enrojecí al recordar el beso de Luffy y tapé mi cara en un acto reflejo como si Robin estuviese a mi lado y pudiera verme, para luego acribillarme a preguntas, hasta que por fin, como siempre, conseguía sacarme hasta el último detalle. Intenté calmarme mientras me levantaba. Vamos... tampoco había sido para tanto. Ni si quiera podía decir que hubiese sido un beso de verdad, porque nuestros labios no habían llegado casi a rozarse. Aunque tratándose de Luffy era comprensible. ¿Sabría lo que era un beso? ¿Sabría darlo? Y lo peor de todo, ¿por qué me había besado?


    Me tiré a la cama de nuevo nerviosa pensando los motivos que podría tener Luffy para hacer semejante cosa, que no eran pocos. Tratándose de él... ¡buf! Ni pensarlo, podría tirarme el día entero diciendo motivos. Me volví a incorporar decidida a preguntarle a Luffy a que había venido todo eso. No era una chica cortada, ni mucho menos y no me importaba nada hacerle esa pregunta, o hablar sobre el tema con él. Volví a suspirar mientras agarraba una goma de la muñeca y me hacía una coleta mal hecha.


    La cama de Robin estaba hecha, incluso demasiado, como si nadie hubiera dormido allí aquella noche. Pensé mejor... Si Robin hubiera dormido aquí, no me hubiera dejado tirada en el suelo toda la noche. Me sobé pensativa la cabeza. Choqué el puño con la palma de la mano cuanto tuve la respuesta. Aquella noche le había tocado guardia. Y a mí me tocaba aquel día. Refunfuñe. Estaba demasiado cansada para hacer ninguna guardia, y eso que acababa de empezar el día.


    Recordé entonces de repente la apuesta que había hecho con Robin y sin pensármelo dos veces salí disparada del camarote. La encontré en la cocina tomándose su café de las mañanas. Parecía concentrada pero cuando me vio sonrió, dejó el café en la mesa y empezó a rebuscar en el bolsillo.

    — Navegante, tu recompensa te espera.- dijo mientras se escondía lo que había sacado detrás de la espalda. Mi sonrisa se desvaneció y noté como el calor se me subía a las mejillas. Nos había visto.

    — Eh… ¿Qué es lo que viste exactamente?- temblé un poco al decirlo, pero me calmé y me senté al lado de ella.

    — Todo.- exclamó y yo me quedé helada. Bueno por lo menos si nos había visto ya tenía una prueba, así que, había ganado. Volví a sonreír y estiré el brazo pidiendo mi recompensa. Me tendió la mano y dejó caer un papelito en mi mano. Ladee la cabeza y la miré exigiendo una respuesta. Ella asintió y abrí aquel papel encontrándome escrito en él: “El dinero lo tiene el capitán”.

    — Pensé que necesitabas un empujoncito.- me sonrió y señaló el papel. Salí corriendo sin contestarle y agarrando bien el papel en la mano.

    ¿Cómo le había dado semejante cantidad de dinero a ese idiota? Encontré a Luffy en el columpio gritando mientras intentaba alcanzar una de las mandarinas. Lo golpeé haciendo que se callera al suelo.

    — ¡Luffy! ¿Qué te dije de tocar mis mandarinas?- volví a golpearlo.

    — Pero Nami, iba a coger una para ti.

    — ¡Ni si quiera eso!- fui a golpearlo de nuevo cuando se levantó de repente y gritó.

    — ¡Oi Nami!- baje el puño esperando haber que me decía. Se quedó en el sitió mirando al cielo pensativo. Le enseñé el trozo de papel que tenía y entonces pareció acordarse de lo que quería decirme. Primero esbozó una gran sonrisa, sacó otro papel que guardaba en el bolsillo y me lo enseñó. “Ese beso no me vale”. No me dio tiempo a reaccionar, ni a apartarme. De nuevo tuve a Luffy como la noche anterior, frente a mí. Agarró mi cara con ambas manos y me dio un beso. Otro beso. Lo empujé cuando empecé a notar un cosquilleo en la barriga.

    — ¿Qu-Que haces?- no pude moverme en ese momento tampoco. Me quedé petrificada mientras él sonreía como si nada. Tapé de nuevo mi cara al sentirla caliente y empecé a temblar.

    — Ten.- levanté la vista y vi una bolsita que sostenía Luffy en su mano. La cogí y la abrí. Dinero.

    — Esto… ¿es para mí?- pregunté algo confundida y entonces caí. El dinero de Robin.

    — Si.- sonrió.- Robin me lo prestó para que te lo regalara como disculpa por lo del otro día cuando te grité, pero me puso una condición, que te diera un beso.- empecé a sentir enfado.- No entiendo para qué, pero no importa. Al final me hizo darte dos, ya que el primero dijo que no le fue suficiente.- Parece que no se percataba de cómo le miraba porque siguió hablando tan tranquilamente, hasta que me vio.- Pero ya lo hice, así que aquí tie… Oe Nami ¿por qué me miras así?- aunque estaba asustado seguía sonriendo. No lo soporté más y le di un capón.

    — ¡Idiota! ¿Sabes la vergüenza que me has hecho pasar?- grité.

    — Pero me pareció bien darte un regalo y como se que te gusta el dinero…- lo fulminé con la mirada y salió corriendo antes de recibir otro puñetazo. En ese momento odié con toda mi alma a Robin, pero no sabía, ni tenía la menor idea, de cuanto se lo iba a agradecer más tarde.

    La encontré apoyada en la barandilla detrás de mí, sonriendo por supuesto. Otra vez nos había visto. Me fui de allí sin responderle y fui a buscar a Luffy. Lo encontré en la cabeza del Sunny, como no. Y sin pedirle permiso me senté a su lado temiendo un poco que volviera a enfadarse. Pero lo único que hizo fue sonreír y apartarse para dejarme sitio.

    — Siento haberte gritado antes. Fue un detalle lo del dinero.- no me respondió pero siguió sonriente. Un poco nerviosa saqué una mandarina que guardaba en un bolsillo y se la entregué.

    — Ten. Gracias.- dicho esto le di un beso en la mejilla y me fui mientras oía su risa de fondo.
     

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