Draco, Sexo y Amor

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por soymiguelitou, 10 Noviembre 2013.

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    soymiguelitou

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    24 Junio 2013
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    Escritor
    Título:
    Draco, Sexo y Amor
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    179
    Sinopsis

    Draco Oexle siempre ha sido el muchacho solitario, tímido y de pocos amigos. Ahora que ha cumplido la mayoría de edad debe elegir entre estudiar en la universidad o trabajar en la empresa de su padre pero todo se viene abajo tras la noticia de la muerte de ellos.

    Sin muchas personas en que confiar Draco terminará cayendo en las manos equivocadas, perdiendo lo poco que tenía. Prácticamente en la calle, sin dinero, sin hogar, debe encontrar un trabajo que lo ayude a surgir de nuevo. La solución aparece con la llegada de un viejo conocido que le comenta sobre un trabajo nocturno y con mucho dinero de por medio, pero esto es un nuevo mundo para Draco. El trabajo exige buen cuerpo, cosa que según su contacto no representará mayor problema.

    Por cosas del destino Draco conoce una chica que sin saberlo forma parte de su pasado, entonces la lucha por salvar ese rayito de luz que ha encontrado en ella y mantener en secreto su oscuro trabajo será el dilema de nuestro protagonista Draco Oexle.
     
  2.  
    soymiguelitou

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    Título:
    Draco, Sexo y Amor
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    950
    Prólogo

    Bullying

    Está corriendo él, una vez más tratando de escapar a tiempo pero desgraciadamente llegando puntual a su irrevocable destino. La vergüenza. Draco siempre ha sido presa fácil para los busca problemas del colegio. Es el típico adolescente con problemas de autoestima, bastante tímido, lleno de miedos e inseguridades. Un adolescente de 15 años extremadamente delgado, con un cabello impresionantemente negro, una piel rojiza casi perfectamente bronceada como nadie más y una extraña mutación en los ojos conocida como heterocromía; un ojo de un fascinante color azul que en ocasiones pinta a gris y el otro con suaves insinuaciones a verde oliva.

    Lo ha tenido todo en esta vida gracias a su padre que es un reconocido empresario y su madre una intachable abogada que nunca ha perdido un caso, pero él siempre ha sentido un vacío emocional porque casi nunca puede ver a sus padres. Además es hijo único lo que termina de armar este rompecabezas llamado soledad.

    Ha llegado a las escaleras que dan al primer piso. Sus ojos se llenan de miedo y su expresión corporal cambia por completo avisando que ellos están allí y que todo su esfuerzo no valió la pena. Robert y Edward Mars, ambos hermanos cursantes del último año y amenazados de ser expulsados si cometen otra fechoría más. El verdadero problema radica en que nadie es lo suficientemente valiente o quizás muy tonto como para delatarlos.

    − ¿Ibas a alguna parte?

    − No… La verdad que no. – Apenas y puede pronunciar palabra al responder Draco.

    Estos muchachos son más altos que Draco y mucho más fuertes también. Como último día de clases tienen planeado una despedida especial que nunca olvidará. Cada uno lo toma de un brazo y casi arrastrando lo van llevando a través del pasillo directo a los baños.

    Muchos de los estudiantes ya se han percatado que algo grande y macabro ocurrirá en los próximos minutos y comienzan a aglomerarse para mirar. Algunos por el morbo de la situación y otros por curiosidad. En el baño lo primero que hacen es lanzar los cuadernos del pobre muchacho en los escusados para luego orinarles sin ningún pudor por ello. En la expresión de Draco se puede observar resignación, rabia, ira, tanta como nadie puede imaginar pero es un chico muy noble como para enfrentarse

    Muchos jóvenes han sacado sus dispositivos celulares para grabar el evento del momento y subirlo a las redes sociales. Nadie hace nada por tratar de evitar lo que va a suceder. Robert empuja a Draco de una patada y luego y lo hace meter la cabeza a uno de los escusados y humillándolo aún más delante de todos. El muchacho intenta aguantar la respiración, muy probablemente este llorando en silencio pero que nadie puede saberlo porque todo su rostro esta mojado de ese líquido no muy cristalino del retrete.

    − ¿Por qué no te defiendes? – Se luce Edward al preguntar mientras golpea en la cara rompiéndole la nariz.

    Levanta el rostro para mirar y la indignación es aún más evidente cuando se percata que muchas personas lo están viendo y grabando. En una mínima oportunidad aprovecha y sale corriendo entre tanta gente pero Edward y Robert todavía no han terminado y muy veloces salen en persecución.

    − ¡Déjalo en paz! – Grita una muchacha del penúltimo año igual que Draco.

    − Hazte a un lado niña tonta.

    En la cancha de baloncesto está escondido tratando de ocultar sus ganas de llorar, respirando aceleradamente casi a punto de un ataque respiratorio. Nadie lo puede culpar y lo peor es que la pesadilla no ha comenzado realmente. Lo han encontrado de nuevo y esta vez ambos hermanos lo toman y comienzan a romperle la camisa, se las ingenian para quitarle el pantalón y el bóxer color negro; no importa cuánto luche por evitarlo ellos son más fuertes y se salen con la suya, dejándolo vulnerable, desnudo, a la vista de todos los presentes para luego lanzar sus prendas a la parte más alta donde él no pueda tomarlas.

    Solamente las risas desgraciadas revolotean por todo el lugar haciendo que se sienta miserable, indigno de vivir esta maldita vida llena de tanto sufrimiento, cuestionando la razón de por qué soportar todo esto sí podría fácilmente acabar con todos sus problemas. No pasan muchos minutos para que algunos se aburran y empiecen a marcharse.

    Su buena compañera ha ido por ayuda pero ya es demasiado tarde. Alguien grita que el profesor Velmont está cerca por lo que todos empiezan a correr para largarse de inmediato. Robert y Edward no se quedan atrás y siguen a la multitud.

    − Espero te haya gustado tu despedida Draco…

    Draco permanece allí sentado, inmóvil y como la peor basura que pudiera caer al suelo. Escucha los pasos de alguna persona que se aproxima hasta el lugar. Lo último que querría el pobre muchacho es seguir siendo motivo de burla. Esconde su rostro entre sus brazos y continua sufriendo por todo lo que le han hecho.

    − Oh Draco… Pero mira cómo te han dejado.

    El profesor le presta su chaqueta al joven sollozante para que se cubra. Este se levanta pero qué más quisiera él estar en su casa, que sufriendo toda esta pena. En cuestión de segundos el muchacho rompe en lágrimas, muestra su lado más sensible y vulnerable. El profesor sin problema le brinda un abrazo como si se tratara de un hijo propio y le dedica unas reconfortantes palabras.

    − Espera mientras bajo tu ropa… Toma mi chaqueta.

    Allí está él, tratando de encontrar motivos para no cumplir con esos deseos oscuros que vienen a su mente. Allí está cubierto solo con una chaqueta, con el rostro hinchado y la nariz aun sangrando. Solo quiere gritar… Quiere llorar.
     
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    soymiguelitou

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    Título:
    Draco, Sexo y Amor
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    1874
    Capítulo 1

    “Una vez más estoy solo”

    Mi oscura habitación y mi soledad, una es mi hogar y la otra mi mejor compañera. No voy a lamentar las cosas que no han pasado este día, al fin y al cabo nunca sucedió nada interesante. Es mi cumpleaños número dieciocho y como siempre, una costumbre lamentable, me encuentro solamente yo. Ni siquiera lo recordaron.

    Ser mayor de edad significa que debo entrar a la universidad o trabajar en la aburrida empresa de mi padre. Me han dado una última oportunidad para tomar una decisión y buscando en la web he encontrado una opción que me puede sacar de todo este hoyo.

    Estoy seguro que de ser mi vida un libro el lector debe estar preguntando qué pasó hace tres años después de la jugarreta de aquellos idiotas. – Estoy loco. Ahora hablando solo. – Esos dos fueron expulsados del colegio gracias a mí, además mi mamá se hizo cargo de la demanda y muchos otros denunciaron todos los actos de acoso y abuso que ellos tenían; Otro caso ganado por mi madre. Fueron enviados a la correccional de menores o algo así escuché, no presté mucha atención. Nos mudamos a otra ciudad y aquí todo ha sido más tranquilo y se puede decir que tengo un par de buenos amigos.

    El timbre ha sonado un par de veces y muy seguidas. Debe ser Julian que después de tanto insistir tuve que aceptar que viniera a mi casa a festejar mi cumpleaños. Salgo de mi habitación, cruzo el pasillo para bajar las escaleras y vuelvo a escuchar el timbre. Ya he llegado a la puerta. Puedo ver a través de ella muchas luces rojas y azules.

    − ¿Es usted Draco Oexle? – Observo al oficial de policía y me hago la extraña idea de que está aquí por alguna mala noticia. No hago fiestas ni causo molestias de ningún tipo. – ¿Chico estás bien?

    − Sí. – Estoy tratando de pensar cuando fue la última vez que mis padres llamaron desde la semana pasada. – ¿en qué puedo ayudarle?

    La conversación da un giro tornándose fastidiosa, le está dando largas al asunto. Quizás por mi cara o es mi ropa, no lo sé, pero su pregunta insinúa que no aparento tener la mayoría de edad. Tendré que ir directo al grano porque sus rodeos llegan a ser molestos.

    − Soy mayor de edad señor pero… ¿A que ha venido?

    Su respiración evidentemente cambia, también se quita su sombrero de oficial y me lanza esa noticia sin anestesia local.

    − La avioneta de sus padres se encuentra desaparecida desde hace dos días.

    No puede ser, están muertos. Tantos rodeos para decirme la inevitable mala noticia. – No quiero aparentar tener corazón de piedra. – Tal vez el señor estaba buscando la forma de decir sin que me dé un ataque, pero si no me conoce como sabe cuál puede ser mi reacción.

    − Se iniciaron las labores de búsqueda ayer muchacho. Ten fe, todavía pueden estar vivos. – Me pone la mano en el hombro. – Te estaremos informando.

    − Muchas gracias.

    Lo veo marcharse en su auto policía. La noticia me ha dejado helado al punto que todavía estoy pensando si lo que escuché fue real. Voy a sentarme en la entrada de mi casa a pensar en esto que simplemente es terrible. Julián hace su aparición como siempre sigiloso para que lo escuche hasta el último momento posible.

    − ¡Feliz cumpleaños Dracolin!

    Julián es lo más cercano a un mejor amigo. A diferencia de mí él tiene muchos amigos y es popular porque juega deportes y está en una academia de baile en la universidad donde estudia. Es alto, de piel oscura como sus ojos y su cabello. Una persona como Julián podría ser víctima de burlas y maltratos tan solo por su color de piel pero nunca vivió nada cercano a eso. Creo que igual no se hubiera dejado pues tiene una personalidad bastante fuerte.

    − Gracias…

    − Yo sé que odias los pasteles así que traje algo que sé que te gustará.

    Trae un paquete de mediano tamaño envuelto en papel de regalo. Debo admitir que su intención es buena así que tendré que fingir que todo está bien además tengo curiosidad de saber qué es.

    Pero si es la temporada completa de…

    − Te lo agradezco mucho amigo.

    − Sabía que te encantaría Draco pero no te mates por ver todos los episodios al mismo tiempo. ¿Está todo bien?

    Debo mentir…

    − Es solo que mis padres no están aquí.

    La noche apenas comienza y la tenemos toda para ordenar pizzas, pasar el rato con juegos de video, ver películas, ver mi fabuloso regalo con la primera temporada de mi serie de zombies preferida, es lo más cercano a una celebración de cumpleaños y estoy agradecido de Julián por esto.

    Las pizzas han llegado y mientras esperábamos le di un par de palizas en varios juegos de video. La música en elevado volumen es de una antigua banda de rock que es una de mis favoritas y honestamente a Julián también le agradan algunas canciones aunque lo niegue. Enseguida abre una de las cajas y comienza a comer de la pizza.

    Hay un juego en particular donde ambos tenemos que esforzarnos al máximo, puede sonar simple pero no lo es y se trata de seguir unos pasos de baile que comienzan de lo fácil y van extremadamente a lo difícil. Inicia el juego y no espero perder.

    − No por ser mi cumpleaños me vas a dejar ganar.

    − No te lo haría tan fácil Dracolín.

    El juego al principio se nos hace fácil para ambos, mientras jugamos en toda la casa suena una canción de Guns and Roses, “Sweet Child of mine”, de mis favoritas. La dificultad va incrementando a medida que avanzamos de nivel pero ninguno se piensa rendir, nuestra batalla es a morir.

    − Gané.

    ¡Demonios! Me he equivocado en un paso y es mi derrota.

    − Eres bueno en esto Draco, deberías aprovechar esta habilidad.

    Aquí vamos de nuevo. Escuchar que soy bueno bailando y podría vivir de esto, pagan muy bien y todas esas cosas que siempre me dice. No puedo hacerlo, simplemente me aterra estar en frente de tanta gente. Mejor veamos la serie quizás podemos amanecer solo viendo la primera temporada. Vale la pena el desvelo.

    Nos encontramos viendo la serie en la habitación especial donde podemos ver estas cosas como si fuera un pequeño cine. La calidad de la imagen y del sonido no tiene nada que envidiar. De repente la ronda de preguntas comienza y yo sin muchas ganas de contestar.

    − Hubiéramos podido traer chicas y la pasamos bien. ¿Por qué no aceptaste que invitara unas amigas?

    − Creí que la estábamos pasando bien.

    − Sabes de lo que hablo, un poco de acción… Algo más.

    No me gusta que me vean pero no puedo decirle eso. Después de aquel día, salir a la calle ya es un reto para mí.

    − ¿De dónde sacaste esa bebida? – Se exactamente la respuesta pero más bien me interesa saber con qué derecho la ha tomado además de evitar la conversación anterior.

    − Pensé que podíamos beber solo un poco.

    Me sirve una pequeña cantidad de algún tipo de whisky de mi padre, bebida que jamás he probado antes; de hecho nunca he ingerido bebidas alcohólicas. En su discurso hay palabras muy ciertas y es que dieciocho solo se cumple una vez en la vida así que no veo problema en animarme por esta vez a beber de esta botella que ha traído el insistente Julián.

    − Insisto amigo un par de nenas no estaría mal.

    − ¿Cómo es estar con una chica? – Ese no fui yo. Seguro es el alcohol hablando por mí.

    − Eres virgen Dracolin. ¡Oh! – Ingiere un gran trago del whisky. – Lo suponía.

    Lo único que falta es que por este tema se inicie una burla sin piedad hacia mí y mi inexperiencia en cuanto al sexo.

    − Sabes como soy… Todo me da pena.

    − No te preocupes Draco. Todo a su momento pero apresúrate.

    Después de segundos de risas que por cierto estoy disfrutando, el tema queda olvidado. Agradezco que siempre pueda contar con él.

    La botella ahora tiene menos de la mitad de su contenido y me siento un poco desorientado, las cosas se mueven o yo me muevo. El efecto es pasajero aunque vienen otros que son desconocidos para mí. Empiezo a hablar más de la cuenta pero afortunadamente Julián está peor que yo y se ha dormido en contra de su voluntad o eso creo. No sería problema que este dormido o despierto porque ni yo mismo me entiendo que hablo.

    − Mis padres están… muertos. La vida nunca me ha tratado bien. – Comienzo a reír suave sin razón aparente sin embargo me siento triste al mismo tiempo con ganas de llorar incluso. – Robert… Edward. ¿Por qué no dejan de molestarme?

    No puedo olvidar esos terribles episodios en mi vida donde era más infeliz de lo que soy ahora. He mejorado algo mi autoestima gracias a los muchos consejos de Julián.

    − ¿Draco estás bien?

    − ¿Por qué preguntas?

    − Estás llorando o tienes fugas. ¿No lo ves?

    Es verdad, me encuentro llorando pero es un extraño sentimiento que me tiene confundido. No sé si decir que me encuentro feliz porque ha sido el mejor cumpleaños que he tenido o triste porque no se sabe nada de mis padres. Recordar mi pasado me llena de un inmenso dolor pero eso es siempre por lo que puedo decir que es hasta normal tener eso en mi mente.

    − Gracias por este cumpleaños. Eres mi mejor amigo.

    − Te dije que sería divertido celebrarlo pero por ahora creo que ya hemos bebido suficiente de esto.

    Dejamos el resto de la serie para terminar de verla por la mañana. Es más de la una de la madrugada pero nos vamos a la sala a seguir escuchando música. Está sonando un grupo colombiano con su sencillo “No parare”, es un tema que habla precisamente de dejar el temor a un lado e intentar hacer realidad los sueños. Debería hacer caso a las canciones que oigo.

    El sofá es inmenso y nos sentamos allí a disfrutar del repertorio musical mientras agradezco a la vida por este pequeño rayo de luz en tanta oscuridad. Lo he pensado y creo que debo decirle en realidad lo que está pasando con mis padres.

    − La policía vino hoy a notificarme que la avioneta donde viajaban mis padres está desaparecida desde hace dos días.

    − Ahora entiendo todo. Tengamos fe y esperanza que están bien, no pensemos lo peor.

    Eso me recuerda que al escuchar esa noticia de la boca del oficial de policía lo primero que vino a mi mente fue pensar en ellos muertos. Cualquiera puede pensar que soy un mal hijo pensando esas cosas, no deseo que estén muertos pero es solo que no son muchas las probabilidades de que alguien sobreviva a un siniestro en avión.

    Escucho con poca claridad las cosas que dice Julián creo que ambos estamos cansados y nos estamos quedando dormido. En la casa solo se ven sombras y afuera los árboles moviéndose con la brisa que silva a través de las ventanas. Mis ojos se sienten cada vez más pesados y finalmente caigo rendido y caigo en un sueño profundo.

    − ¡Feliz cumpleaños! – Solo eso deseaba de mis pa…
     
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    Draco, Sexo y Amor
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    2359
    Capítulo 2

    “Disfrutando del trago”

    El maldito golpear de la puerta y el timbre sonando una y otra vez me despiertan de mi sueño profundo. La cabeza me golpea a mis adentros como si fuera a explotar a escala atómica. El golpeteo de la puerta sigue presente haciendo eco en mi cabeza. Tengo que moverme para abrir y apenas doy un paso siento que todo se muevo en cualquier dirección contraria de mí. Estoy en el aire o muy en el fondo del abismo.

    Julián está dormido, parece estar muerto pero así duerme él.

    Desde la sala escucho los gritos de una voz, alguien que tengo muchos años sin ver. No estoy seguro pero es muy familiar. Sus gritos pronuncian mi nombre una y otra vez. Abro con desconfianza la puerta.

    − ¿Muchacho me recuerdas? – Por supuesto que te recuerdo imbécil. – Llevo todo el día llamando a tu celular.

    El día está tan soleado allá afuera que me toma varios segundos poder visualizar con normalidad el exterior. Es mi tío Vittorio Oexle. Tiene mal semblante y un desespero evidente, lo veo moverse de un lado para el otro tan rápido. Tiene algo que decir.

    Oh mierda.

    − ¿Qué has venido hacer tío?

    − ¿No has visto las noticias muchacho?

    − Acabo de despertar… ¿Qué hora es?

    Son casi las cuatro de la tarde y me siento como si un camión me hubiera pasado por encima mientras dormía. Vittorio habla tan de prisa o yo estoy procesando muy lento toda su palabrería y le detengo en seco.

    − Al grano de una vez.

    − No sabes cuánto lo siento. Tus padres han muerto.

    ¡Oh no!

    − La avioneta fue localizada destrozada en su totalidad.

    Mi mirada se nubla entre sombras, me hundo en las tinieblas de mis peores miedos ahora vueltos una triste realidad. El rostro de Vittorio es una mezcla de sentimientos que no logro descifrar pero no preguntaré más. Veo su intención de brindarme un abrazo pero mi reacción es retroceder en rechazo y cerrar la puerta estrepitosamente. Me veo de reojo en el espejo y solo encuentro el reflejo de un pobre joven que está solo en el mundo. Escucho sus gritos al otro lado.

    − Si me necesitas puedes llamarme. Tienes mi número.

    Enciendo el televisor y le cambio al canal de noticias. No encuentro nada sobre ellos, pienso en la posibilidad de un grave error. Escucho pasos en las escaleras. Es Julián que ha despertado; por poco olvido que estaba aquí en la casa.

    − ¿Has visto la hora? Apenas puedo creer todo lo que he dormido.

    He visto más que la hora, lo que no he podido ver son las noticias hablando de mis padres.

    − Mis padres están muertos. Ha venido aquí Tío Vittorio para darme aviso.

    − No puede ser…

    La puerta suena, esta vez con muchos golpes pero ni una vez se molestan el tocar el timbre.

    − ¿Quién podrá ser ahora? – Pregunta Julián.

    Mis pies me llevan hasta la puerta como si ellos tuvieran vida propia. Un señor de traje gris y corbata oscura, con unas gafas pequeñas y un peinado hacia atrás en su grisáceo cabello. Es el abogado de la familia.

    − Buenas tardes señor Oexle. Imagino que debe estar enterado de las últimas noticias y es mi deber informarle que mañana lunes en la empresa habrá una junta con carácter de urgencia. – Interrumpe su discurso con una tos bastante fingida para luego continuar. – Le estaré notificando los próximos días cuando se dará lectura a los testamentos de padre y de su madre…

    − Pare un momento por favor. ¿Qué es todo esto? Me habla de una junta, lecturas de testamento…

    − Además los accionistas quieren arreglar varias cuentas con usted. Al parecer su padre tenía unos cuantos problemas en los negocios. – Saca una carpeta de un maletín oscuro. – Y necesito que revise todos estos documentos.

    Me da la gana de fingir que escucho con total atención todo este tiempo hasta que acaba con tanta palabrería terminando con la frase cortante “lo espero mañana”. Lo veo desaparecer en su camioneta color negro. Lanzo la carpeta en uno de los sillones y me siento en el piso a ver si por suerte me golpeo en la cabeza de gravedad; pero no.

    Todo esto es tan confuso para mí, terrible y frustrante tener que asumir ahora tantas responsabilidades cuando aún la noticia de mis padres ronda en mi cabeza como un falso rumor. No quiero salir, comer, tal vez lo más recomendable sería no vivir.

    Le tendría que explicar todo a Julián pero cargo el peor de los ánimos y de momento le tocará esperar, al menos de mi parte. No le sorprende tanto mi hermetismo y se lo toma un poco a la ligera porque tiene sus propias ocupaciones, eso sí, jura dar una vuelta apenas esté desocupado. Mientras más solo esté mejor para mí y mi amiga la soledad.

    Ahora que las horas pasan y la llegada de la noche es inminente empiezo a comprender la realidad. Nuevamente la vida me ha golpeado pero esta vez de una forma mucho peor, llevándose aquello que de alguna manera era talismán de protección; mis padres. No eran perfectos, ni los mejores o tal vez no muy buenos pero eran mis padres.

    De nuevo se me hace tentador probar bebida, pero algo más fuerte que lo que bebí ayer. La idea repetir aquellas sensaciones y olvidar estas emociones es bastante exquisita. Olvidar todo por una noche hasta no saber del mundo.

    Busco entre la variedad de botellas – No conozco del tema. – y me decido por una que es muy pequeña y en su interior contiene un líquido oscuro. Su olor es realmente fuerte, embriagante pero su sabor lo debe ser mucho más. Prefiero disfrutar de la magia de esta botella en una de las sillas grandes que hay afuera justo al lado de la piscina y así poder mirar las estrellas para imaginariamente perderme en ellas.

    El primer trago va por mi padre, hombre que en vida no hizo ni un solo intento por acercarse a mí y tratar de derretir todo este hielo que cubre mi corazón. Este maldito hombre que en su afán de conseguir más dinero siempre dejó a su familia a un lado. No es un trago suave pero lo aprendo a disfrutar pues aun cuando es amargo, lo es en menor medida en relación a lo que siento por mi padre ahora.

    El cielo está nublado y casi no puedo disfrutar de la vista nocturna, estrellas muy pocas por ahora. En realidad tiene aspecto de que va a llover y muy fuerte. Esa carpeta con tantos papeles y documentos desconocidos para mí llegan a mi mente perturbando mi paz y mi momento de soledad que ahora promete ser mucho más largo.

    El segundo trago es por mi madre, una mujer luchadora que nunca perdió una batalla aunque dentro de su imperio, su burbuja de cristal, su lugar seguro donde nunca faltaba nada; ahí siempre estaba yo pidiendo a gritos amor de verdad, amor que no tiene precio.

    Conforme las horas van pasando los tragos son cada vez más seguidos y sin que me pese en la conciencia los estoy disfrutando. De la bebida queda muy poco y la sensación, consecuencia de la bebida al fin ha llegado. Ahora todo luce mejor, o lo siento peor tal vez; es difícil saberlo.

    Las ganas de entrar en la piscina se adueñan de mi confusa mente y torpe cuerpo pero igual lo voy a intentar. Lanzo a un lado la camiseta y me lanzo al agua pero parece que en realidad me hubiera resbalado con estilo. Comienzo a nadar y nadar de un extremo hasta llegar al otro, sumergido en lo profundo en un falso mar con deseos imposibles y sueños rotos o de repente cumplidos.

    Necesito un respiro luego de que el aire en mis pulmones ya cumpliera su función, me aproximo a la superficie con intención de salir de la piscina y recostarme un rato más. La brisa que ahora se ha vuelta fría me hace tiritar por breves segundos recordando que me puede dar una afección pulmonar, con tanto frío y yo mojado. La madrugada me ha servido para pensar y aclarar tantas dudas y hasta el punto de querer analizar ese rumo de documentos que me dejo aquel señor.

    Revisando estos papeles no me extraña que jamás me haya acercado a los negocios de mi padre porque no me interesa en lo más mínimo todo lo que en ellos se refleja. Cuentas por pagar, negocios por concretar, – Negocios que valen millones. – algunas ventas, información relevante sobre la reunión de mañana y muchas otras cosas.

    La reunión de mañana principalmente tratará del rumbo de la empresa y sus tantas sucursales, poner en calma a todos los accionistas con soluciones concretas y respuestas firmes. Esperan demasiado para lo que yo puedo ofrecer; nada.

    − No estoy seguro pero creo que será mejor llamar a mi tío…

    La mesa está hecha un desastre con tanto papel revuelto, trato de echar un vistazo a unos últimos pero el cansancio se apodera de mí haciendo que mis parpados se sientas muy pesados. Estoy tratando de mantenerme en pie pero es muy tarde y queda mucho por hacer. Estoy realmente frito con esto, además que todo empieza a dar vueltas.

    Me despierto tan sobresaltado que me caigo de la silla donde dormí unas pocas horas, pensando que, debe ser muy tarde y me he perdido de todos los acontecimientos importantes pero al ver el reloj apenas son las ocho de la mañana y tengo algo de tiempo antes de atender todas las tareas.

    La cabeza me duele como nunca antes pero es poco en comparación a como estoy, en pocas palabras; doy asco. Busco mi celular para llamar a Vittorio, aunque nunca hubiera pensado hacer esto creo que es la única persona que me puede ayudar en todo esto.

    − ¿Vittorio? – Su voz es calmada pero con algo de interés. – Necesito que me ayudes en todo este lío… No. No entiendo nada de lo que tengo que hacer y considero que… Exacto sabes que no tengo nadie… ¿Puedes venir ahora? – Su respuesta en definitiva es sí. – Te espero.

    Entonces me voy de brincos por las escaleras corriendo con moderada velocidad hasta llegar al baño. A tratar de purificar todo este desastre de anoche y dar lo mejor de mí este día. No he olvidado que estoy solo pero puedo intentarlo.

    En la ducha me invade una inseguridad enorme que se mezcla con tristeza hasta formar un sentimiento homogéneo. Solo dejo caer el agua sobre mí y nada más pero cuando escucho el timbre en la puerta, entiendo que he tardado lo suficiente y es momento de salir del baño. Esta vez me desplazo con cuidado porque ahora estoy en toalla y totalmente mojado. Es Vittorio.

    Le invito a entrar con una amabilidad fingida pero para mi sorpresa está acompañado por otro señor que trae en manos una carpeta de color oscuro, unos pocos papeles sobresalen y no imagino para que pueden ser.

    − Sobrino.

    − Lamento la pinta pero estaba en el baño. Ya vuelvo.

    De regreso a la sala donde Vittorio y el desconocido sujeto me esperan inicio la conversación directo al grano. El señor de inmediato por orden de Vittorio me muestra el contenido de los documentos, donde por lo que logro entender, si yo llegase a firmar le estaría otorgando el poder de representarme. – Suena tentador. – Leo detalladamente, escarbando cada mínima palabra y cada signo que allí pudiera estar. No veo letras pequeñas, de hecho todas son pequeñas.

    − Creo que para apoyarme en la reunión de hoy no hace falta esto. – Y allí va mi primer disparo.

    − Sobrino esta reunión es la primera de muchas, no creas que con esta junta todo estará resuelto de una buena vez. – En su corta pausa coge los papeles y me los muestra con afán. – Tus padres están muertos y lo que viene no es fácil para ti.

    La reflexión ante todo, no me puedo dejar llevar por lo primero que cruce por mi mente, de ser así huiría como cobarde y no estaría teniendo esta conversación. La idea tiene su atractivo y no lo puedo negar pero tampoco puedo evitar pensar en la verdadera intención de mi tío.

    − Vamos a ver qué pasa después de…

    El celular está sonando. Debo contestar.

    − ¿Hola? – La cara de mi tío y su abogado es de estricta atención mientras escucho la llamada. Se trata del abogado que vino a visitarme ayer. – No, no hare ningún entierro, ni simbólico ni de ningún tipo… No es mi problema si los demás lo quieren. Perfecto, el miércoles entonces. Adiós.

    De vuelta a la conversación debo poner al tanto a Vittorio pues justamente trata de lo que estaba por decirle antes de la llamada.

    − Bueno, al punto, la lectura de los testamentos será el miércoles por la mañana. Allí nos enteraremos realmente que me han dejado. – Ahora soy yo el que toma los fulanos papeles. – Y respecto a esto… de momento no.

    Veo en su rostro la desilusión apoderándose suave y lentamente.

    − ¿Me podrías acompañar a la reunión que va ser en una hora?

    − Por supuesto sobrino.

    La llegada a la empresa nos tomó casi una hora, la entrada es bastante ostentosa y en ella los vigilantes cumpliendo con su deber. Cuando me propongo entrar al edificio uno de ellos me detiene insinuando que no tengo autorización hasta que Vittorio le aclara quien soy. Resulta incómodo que no te conozcan en la empresa que por tantos años fue de tu padre.

    La recepcionista de igual manera no sabe sobre mí pero resultó más fácil hacerle saber hacía donde me dirijo. Nos da las instrucciones necesarias y enseguida nos vamos hasta el elevador donde marcamos el piso donde se llevaría la reunión en pocos minutos.

    Cuando las puertas se abren Vittorio toma la delantera hasta encontrar la sala de juntas. Me toca entrar al último y a lo que estoy adentro veo una mesa tan larga que en ella entran unas 20 personas o quizás más. En su mayoría son personas desconocidas y con mala cara a excepción de unas tres o cuatro que me saludan y sonríen.
     
  5.  
    soymiguelitou

    soymiguelitou Iniciado

    Sagitario
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    Draco, Sexo y Amor
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    1446
    Capítulo 3

    “La reunión”

    Admito que me intimidan bastante pero no debo y no quiero mostrar miedo – Al menos no mucho. – así que empiezo por dar los buenos días pero lo que obtengo a cambio son algunos extraños ancianos moverse unos centímetros en sus sillas. De repente el incómodo silencio se rompe cuando una de las señoras que me sonrió al principio me corresponde el saludo y además me guiña el ojo. Uno de los tantos señores interrumpe con su voz grave y un tono exageradamente altanero, incluso parece retador.

    − Entonces este es el muchachito que solucionara todos nuestros problemas…

    − No vengo a solucionar problemas de nadie, tal vez solo los míos ya que es mi empresa.

    − Bien dicen que de tal palo tal astilla. – Me responde otro al que no logro bien porque está al otro lado de la mesa.

    Vittorio se muestra molesto pero le detengo antes de que pudiera decir cualquier cosa, me interesa saber que tienen que decir antes de que yo pueda opinar cualquier cosa.

    − No me parece que un muchacho sin experiencia nos controle. – Lanza un hombre de piel oscura.

    − Ni siquiera viene vestido como debiera. – Fue el golpe de una mujer rubia.

    − Creo que deberíamos darle una oportunidad. – Aparentemente me defiende la mujer amable de cabellera ondulada.

    − Opino lo mismo. – Corresponde a la mujer de cabello ondulado.

    Al menos no todos están en modo ataque con sus armas listas y dispuestos a usarlas. Los veo y todos esperan respuestas o al menos eso creo. Comenzaré con decir mi nombre y ya después lo que surja en el camino.

    − Mi nombre es Draco. – Respira profundo me repito a mis adentros. – Draco Oexle.

    Ahora todos están realmente a la expectativa y es algo que aprovecharé.

    − ¿Quién con juventud tiene experiencia? ¿Acaso usted la tuvo? – Le digo mirando fijamente al hombre de piel oscura.

    En respuesta a mi comentario lanza una sonrisa llena de ironía en grandes cantidades.

    − Mi ropa no define quien soy pero he tratado de venir lo mejor que he podido. – Como he cogido confianza me acerco y termino la frase muy cerca de la señora que habló de mi vestimenta.

    Como era de esperar ella pone sus ojos en blancos y me da la espalda, no es más que la odiosidad hecha mujer. Por último agradezco a aquellos que amablemente mantienen intención de escuchar sin objeciones. Vittorio toma asiento a esperar con curiosidad evidente todo lo que tengo que decir.

    − Estuve revisando muchos papeles que casi no podía entender y menos a las tres de la mañana en medio de una borrachera…

    − Eso explica muchas cosas.

    − Es un joven alcohólico.

    − No soy un alcohólico. Sí un joven que recién cumplió sus 18 y ese mismo día me enteré que mis padres estaban desaparecidos; La noticia no caería bien a cualquiera. – Retomé la idea anterior sin previo aviso. – Imagino que todos queremos lo mejor para la empresa y me hago la idea también que trabajaremos juntos en ello. ¿O me equivoco?

    Tal como lo esperé, todos asintieron con la mirada. Entonces es momento de que Vittorio haga su entrada y aclaré algunos puntos mejor de lo que yo lo haría. Se pone en pie para comenzar con su discurso y la verdad me quedo impresionado, al menos la palabra se le da muy bien y logra convencer de inmediato a unos muchos que dudaban de mis cualidades; En él encuentran la confianza necesaria y la seguridad que requiere el futuro de ésta empresa.

    Todo esto se ha pasado de la hora del almuerzo pero todos mantienen fiel atención hasta mi confiado tío y no muestran ningún indicio de estar cansados o aburridos, al contrario varios se han atrevido a cuestionarles algunas propuestas a las que él ha sabido responder dejando en claro que es lo que desea y por supuesto eliminando las dudas de los que preguntan. Todo ha salido perfecto. Después de todo parece ser una persona de fiar.

    La reunión ha terminado con muchos de los problemas resueltos y grandes expectativas de parte de todos. Muchos se despiden con una gran sonrisa y con los ánimos por el suelo. El señor que en un principio habló de mi nula experiencia me da la mano para despedirse y además me aconseja con unas palabras que acepto porque me parece que son sinceras.

    − Muchacho si te esmeras puedes llegar a ser como tu padre.

    Cosa que jamás quisiera si soy honesto…

    De vuelta a mi casa en el automóvil de tío Vittorio el silencio se había mantenido hasta que es él quien lo rompe con un tono contagioso para conversar, pero para mí en lo absoluto lo es.

    − ¿Te has fijado sobrino? – No soporto su sonrisa tan prefabricada. – Te encontrarás con muchos días como este. Es por eso que me deberías firmar esos documentos, solamente para hacerte un poco más fácil todo esto.

    − Sabes lo que opino de esto… Después del miércoles.

    De vuelta en mi casa la idea de firmar esos papeles se empieza a volver tentadora, total que Vittorio había dominado al grupo de carroñeros en aquella sala de juntas. Podría fácilmente solucionar muchos de mis problemas. Admitiré que tendría que pagarle pero mientras cumpla a la perfección con su deber no existiría problema entre nosotros.

    El martes fue menos sencillo que el lunes pues tuve que recibir llamadas de todo el mundo donde no conocía a la gran mayoría y tenía que repetir lo mismo una y otra vez. Estaba a punto de hacer una grabación para reproducirla en cada llamada. Lo mismo ocurría a cada rato con la puerta. De pronto la casa parecía haberse transformado en un monumento histórico o algo por el estilo pues iba y venía gente.

    Cuando mi paciencia llegó a su límite opte por desconectar el teléfono e ignorar la puerta. Solo se trataba de fingir que no había nadie en casa. Eso no perjudicaba a nadie, ni siquiera a la memoria de mis padres.

    No he vuelto a ver a Julián aunque espero recibir información de él en cualquier momento. Estoy casi seguro que se encuentra en alguno de sus juegos tan importantes o la academia de baile lo tiene atrapado en sus fuertes ensayos. La soledad me embriaga en un mal sabor que me duele probar.

    La noche del martes llegó temprano y con ella mi aburrimiento total, sin encontrar en que distraerme o por lo menos hacer las horas próximas hasta el miércoles menos agobiantes. Esto iba para rato así que me eche en el sofá y trate de que mis ojos permanecieran cerrados aunque eso no significara que realmente dormiría.

    Esto no es agradable, no puedo dormir y realmente sé que lo necesito.

    Y como un rayo directo a mi cerebro en lo más profundo, surgió una idea que me arropó por completo el pensamiento. De nuevo me puedo sumergir en la bebida. La última vez no fue tan mala y esta vez seguro que podría dominarle y pasarla bien.

    Esa sensación de olvidar los problemas no me la había ofrecido antes nada más. Es un modo de volar sin tener alas o estar en un avión – Me caí de mi ensueño. – pero regresar a la realidad también resultaba doloroso, incluso peor que estrellarse directo en un muro de concreto. Por ahora preferiré no ingerir esas bebidas.

    ¿Y si me distraigo en internet?

    Tal como me siento creo que no exista ninguna distracción en ese mundo, no hay redes sociales que me fascinen como a la mayoría, no hay músicas que ya no tenga aquí en mi casa, ni videos que… La idea de los videos suena tentadora pero el desánimo puede más conmigo que cualquier otra cosa.

    Entonces empiezo a buscar cualquier bonito recuerdo con ellos, no importa si era pequeñito, borroso o demasiado corto pero lo quería encontrar y aferrarme tan fuerte que nadie pueda soltarme jamás. Y me traslado al día en que mis padres me apoyaron y dieron fuerzas para acusar en la escuela a Robert y a Damián. Eso por insignificante que pareciera me hizo sentir feliz de momento. Ese día sentí que podía contar con ambos. – ¡Lástima la manera en que se animaron a hacer algo conmigo! – En aquel momentos ellos eran mis héroes, mucho más fuertes y poderosos que batman o la mujer maravilla. Eran realmente mi padre y mi madre.

    Mientras me encontraba inmerso en un mar de pensamientos no me había fijado en que hacía rato que estaba dormido. – ¡Excelente! – Había logrado conciliar el sueño en medio de mis locos recuerdos y vagas ideas. Ahora a tratar de disfrutar en este mundo, mi mundo de sueños imposibles hechos realidad. El miércoles tiene que llegar y pronto.
     

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