Nota: Idea suelta sin mucho contexto y línea de acción. SILENTE Capítulo Único Cielo azul, aire frío, el sol saliendo de su escondite como cada mañana. Diego despierta por el sonido de su celular. Es hora de levantarse, hora de desayunar y hora de ir a la escuela. Come cereal de chocolate con una buena porción de leche. Lava sus dientes, se pone su uniforme, se pasa un par de veces el cepillo por su corto cabello y se sienta a ver televisión en la sala. Cambia los canales, no encuentra nada interesante. Para donde están poniendo una canción vieja de jazz que a él le gusta mucho. Tararea bajito y sigue con los dedos de su mano izquierda el ritmo de la melodía. Escucha a su hermano andar de acá para allá, también se está alistando para la jornada escolar con la diferencia de que Christian se tarda diez minutos más en el espejo que Diego. —Vamos —dice Christian cuando ya se siente presentable. Diego nota que faltan cinco minutos para las siete y se pregunta por qué se toma siquiera la molestia de levantarse temprano. Siempre acaba llegando tarde por culpa de su hermano. Diego deja su lugar en su cómodo sofá, apaga la televisión y se cuelga la mochila en el hombro derecho. Ambos hermanos salen de su casa y se dirigen a la escuela en el sedán rojo que su padre les ha regalado para que se transporten sin problemas, sin embargo, aunque es de ambos, Christian es siempre quien lo maneja. Es el mayor por cuatro minutos y tres segundos, así que se siente con el derecho de ello. Llegan a la escuela, cada quien se dirige a su clase. Son mellizos, pero van a aulas diferentes. Diego tiene química en la segunda planta del edificio dos y Christian historia en el primer piso del edificio tres. Termina la primera hora, Diego sale del salón a estirar las piernas y desengarrotar los músculos en lo que llega el siguiente profesor. Ser estudiante es cansado y difícil. Se recarga en la pequeña barda de contención a observar a las personas que caminan debajo de su edificio. Como hace frío no hay mucha gente que quiera salir de sus salones a vagar. Luego la ve. Allí está ella, con su falda gris y su chaleco negro, corriendo porque seguramente se le ha hecho tarde. Está mal peinada y la mochila se le desliza por los hombros. Un par de libros contra su pecho para evitar que se caigan en su carrerilla de llegar al salón. El corazón de Diego se olvida de dar un par de latidos cuando la observa. Le dan ganas de bajar y ayudarle de alguna manera para así impresionarla, aunque no sabe qué hacer. De cualquier manera no lo haría. Ella está fuera de su alcance. Violeta, se llama ella, se encuentra lejos de su liga porque ellos ya tienen un mal pasado. Su hermano la ha rechazado de una manera poco agradable y ella continúa resentida por eso. Y aunque Diego sabe que él y Christian son diferentes (demasiado, piensa él), no se siente con la confianza de llegar a entablar una conversación con ella. Además, él es un hombre de pocas palabras, ¿de qué podría hablar con una chica activa y risueña como ella? Seguramente se aburriría de escucharlo. Diego mira atentamente a Violeta llegar a su salón en el edificio de enfrente. Ella no se da cuenta de que está siendo observada. Él vigila cada pequeño movimiento de ella, sus aspavientos, su ceño fruncido para reclamar a sus compañeros por no ser ayudada y su risa sincera que viene después. Aunque no la oye, él se imagina el ruido en su cabeza, lo evoca de sus recuerdos. Violeta tiene una risa muy bonita, muy limpia y contagiosa. Ella entra a su salón y entonces toda la magia se acaba porque Diego ya no la puede ver. Él mete las manos en sus bolsillos y se voltea, un poco más feliz que antes, pero un poco más deprimido también. Entra a su salón nuevamente, se sienta en su banco y conversa con Catalina, su compañera de clases que se sienta delante de él, hasta que llega el próximo maestro. Piensa en Violeta otros quince minutos más hasta que la suma de vectores hace que la olvide. Violeta y él son incompatibles, razona Diego en algún momento del día. Él es tranquilo y ella un torbellino de energía. Él no confía en la frase de "polos opuestos se atraen", piensa que es una falacia. Además, no olvida que no puede hacer ningún movimiento por causa de Christian. Se siente cobarde por ello, pero se resigna. No quiere ser rechazado tampoco, así que no le dirá nada nunca. O por lo menos no ahora. Se contentará con pensar en ella todos los días, casi a cada instante, y a observarla en silencio. Última edición 05/11/2013 PROHIBIDA la reproducción parcial o total de este escrito sin consentimiento del autor.
Describiste bastante bien las situaciones, realmente lo encontré agradable. Me gustó el personaje de Diego, tan centrado sin rozar la línea entre 'el chico ideal', y a su vez mostraste una realidad que si bien no es diaria, en algún lugar ocurre, y es que la gente tiene ese mal hábito de creer que porque son gemelos y/o mellizos tiene que gustarles lo mismo y ser iguales en carácter, es lo que pude notar y lo que me gustó. Tienes un léxico muy limpio, y eso es algo que también disfruté. Saludos.
Bien, lindo escrito. Mis ojos quedaron contentísimos al no encontrar más que quizás una o dos fallas, de verdad. (Más contentos ahora que se me ha remarcado que no hay ninguna falta, ah) El principio se me hizo algo pesado, pero creo que después de todo a pesar de que la descripción de los hechos fue quizás lenta, me dejó un buen sabor en la boca al finalizar la lectura. El tema me agradó por muchas razones, y una de ellas es que es cruda o realista. Es decir, no terminó con que la chica al final le regalaba una sonrisa y se abrían las puertas de la esperanza y esas cosas, sino que quedó con un "Sería imposible..." o un "Quizás si..." Y eso me gustó, porque es lo que pasa, tantas cosas que nos perdemos por miedo. Creo en la frase que dice que al final sólo nos arrepentimos de las decisiones que no tomamos, pero ojalá no sea el caso de Diego. Por cierto, éste personaje me pareció encantador. Realista pero igual algo esperanzado, además de que me identifico mucho con él. Preferimos analizarlo fríamente, y aunque al menos yo por ello he perdido muchísimas oportunidades y sé que de vez en cuando lanzarse está bien, sigo haciendo lo mismo. Pues bien, qué grata lectura. Ojalá te pueda leer de nuevo. Saludos.
Me encantaría que Niné mencionara cuál es "el par de faltas" que encontró, para que no quede como que "dijo por decir", ya que yo analicé bien el texto y puedo asegurar que no tiene ninguna. Felicidades por ese aspecto, Kristall. La limpieza es excelente. Difiero, asimismo, de Niné. El fuerte tuyo, lo que me hace venir a leerte, no son tus tramas. El tema, está tan tratado que lo encuentro en cualquier lado. Sin embargo, el relato es encantador. Tienes una habilidad especial para las narraciones, para que todo quede de forma dulce, clara y agradable a la vista del lector, para que en ningún momento nos sintamos ni poquito cansados. Sencillamente me absorbe, porque vas teniendo una narración progresiva, detallando algunas descripciones de relevancia, otras un tanto triviales, pero que al final terminan conformando un todo. Una historia armada de pies a cabeza, sin cabos sueltos de importancia. Un verdadero círculo en donde nada sobra y nada falta. Una verdadera crónica, como debe ser, con tintes tan cuidados que parece sencillamente real, como sacado de la vida cotidiana. Personajes con los que cualquier lector podría sentirse identificado (algo de la impaciencia de Diego, mezclado con el humor de las típicas peleas de hermanos, un tímido Christian y una risueña y popular Violeta, ya sea por la identificación que se tiene hacia su personalidad, o hacia... digamos, el "premio a alcanzar", de parte de cualquier perspectiva es válida y utilizable en este relato). Ameno, sencillamente ameno. No te diré que el final está cortado, porque sé que lo has hecho a propósito. Después de todo, no es una trama jugosa la que nos quieres ofrecer, sino un detalle crónico de la vida de un joven y los acontecimientos tan típicos que le ocurren a su alrededor, un vistazo a la cotidianeidad, un repaso a lo que solemos olvidar. Un recuerdo de que existen más personas allá afuera como nosotros. Excelente.
Cygnus tiene razón, y pido disculpas. Al error que me refería era que creí haber visto el pronombre él sin acento, pero como dije, creí haberlo visto, y antes de que a otro líder le interese venir a discrepar conmigo, te ofrezco mis disculpas más sinceras, Kristall. También a ti Cygnus, estoy segura de que te ha molestar muchísimo que alguien como yo esté menospreciando un trabajo de esta calidad, así que lo mismo. Si el líder aquí lo cree conveniente, que se borre este mensaje, pero espero lo haga después de que Kristell lo haya leído. Kristell, no sé, pero si vuelvo a leerte, y vuelvo a caer en el error, ojalá fueras la que me sacara del mismo, me sentiría mucho más tranquila. En fin, gracias por todo, Cygnus. Sé que no tiene nada que ver, por lo tanto debería ser borrado esto, pero si pudieras mantenerlo un día sin eliminar me alegrarías el corazón.
Uh... creo que se ha creado una especie de problema debido a esta historia. Y no me molesta que me muestren mis errores y pues tú viste un error donde no lo había y eso es muy humano, creo yo. No necesitas disculparte, por lo menos no conmigo, Niné. Y, en realidad, sí, concuerdo con Cygnus, no es que mis tramas sean la gran cosa (por lo menos no cuando se trata de personajes originales); pero yo solamente estoy tratando de narrar algo que yo quiero, sin pretenciones de escuchar a alguien decirme "oh, qué original eres" u "oh, qué buena escritora eres". Creo que cuando uno está satisfecho escribendo por amor eso ya sale sobrando (que te lo digan siempre es bueno, eso no lo niego). Ahora me he liado... otra vez. En sí lo que quería venir a decir es gracias por sus comentarios, para mí una crítica constructiva es sinónimo de que en realidad han analizado/leído con atención mi texto y eso ya es suficiente para hacerme inmensamente feliz, y que conmigo problema no tienes, Niné.
