Hell's Paul

Prólogo​

Aquel día todo cambió, el día de mi muerte, el día en que yo dejaría de existir en el plano material que llamamos “Tierra”. Jamás podré olvidar todo lo que ocurrió aquel nefasto día, lo que ví ahí, lo que me sucedió y mucho menos podré olvidar todo lo que vendría después; nunca pensé en ver a la Muerte tan de cerca, a la mismísima Muerte venir por mí y, llevarme hasta el infierno, a raíz de esto descubriría qué y quién soy en realidad. Siempre pensé que algún día llegaría al cielo, pues siempre fui una buena persona pero, al parecer eso nunca se cumpliría… Iría al infierno, ¿A qué? Se los resumiré a continuación.


Mi muerte fue solo un comienzo. A raíz de lo acontecido ese día, el día de mi muerte, vendría mucho más… Como dije antes sería arrastrado al infierno por la mismísima Muerte, aquí descubriría qué y quién soy en realidad, un demonio; descubriría lo que pasaría a ser mi destino, pasaría de ser un don nadie a ser ‘aquel que lleva el porvenir del inframundo sobre sus hombros’ pero, ¿Solo? La respuesta es: no. Durante mi travesía me acompañarían algunas personalidades, aliados, seguidores y por supuesto enemigos; todas distintas, personalidades que siempre estarían ahí para mí, para ese que ellos conocen como el Elegido. Mi nombre es Paul, y esta es mi historia.



-*Música épica de fondo* y agradecimientos a @Equinoccio :3 Gracias bro.

​

Capítulo I: El día.​

Yo era un chico normal… Me iba bien en mis estudios en la universidad pues siempre fui un buen estudiante aunque algo indisciplinado, llevaba mi despreocupada vida conduciendo una antigua motocicleta —una Panhead—y vivía en un vecindario con mi pareja, Astrid, rodeado de buenos vecinos y amistades; pero en mi vida me faltaba algo, ese algo faltante estaba ligado a lo único que no me “enorgullecía” de mi vida, y era haber crecido sin mis padres. Los perdí a los cuatro años en un accidente de tránsito, desde ese momento mi hermana y yo quedamos al cuidado de mis abuelos maternos; como todo hijo me independicé y comencé a vivir por mi cuenta cuando consideré tener la edad adecuada para ello, no sin antes agradecer a mis abuelos por todo lo que hicieron por mí y por mi hermana, más adelante ella haría lo mismo. Un tiempo después me enteré de que mi hermana había muerto —o desaparecido, al menos — por “razones desconocidas”, algunos dicen que se suicidó, pero yo conocía bien a Emily y sé que ella no sería capaz de hacer tal cosa; en fin, nunca encontraron su cuerpo… No es algo de lo que me guste hablar pues era mi hermana, la persona más cercana que podía tener, con quién siempre podía contar; podría decirse que ella era lo único que me quedaba de mis padres.


Una tarde al salir de la universidad pasé a visitar a mis abuelos, estaban bien como siempre; mi abuelo pasaba su tiempo libre leyendo en su biblioteca y mi abuela siempre realizando los trabajos del hogar —con ayuda de mi abuelo, claro —, mientras que su tiempo libre lo usaba para tejer. Esa tarde al llegar a casa tuve una fuerte discusión con Astrid —los motivos me reservo —; ambos estábamos muy molestos, ella tenía la costumbre de encerrarse en nuestro cuarto para calmarse un poco, yo por el contrario prefería salir a conducir mi motocicleta un poco por la ciudad para así calmarme y des estresarme así que eso hice esa tarde… Salí de casa, subí a mi moto, presioné el arranque y me puse a andar, me dirige a la ciudad a conducir por ahí… Al rato noté que ya había oscurecido así que paré en una esquina a pensarme las cosas un poco mejor, sabía que la falta había sido mía… No sin antes sacar mi cajetilla de cigarrillos y fumar uno decidí volver a casa a solucionar las cosas con mi pareja, al alzar la mirada y encender la motocicleta pude ver que dos luces se acercaban danzantes sobre el pavimento, se dirigían justo hacia mi. Después de eso lo ultimo que recuerdo es que estaba parado en la acera y podía ver mi cuerpo sangrante en un lado de la calle junto a la motocicleta.


—¿Estaré muerto? —Me pregunté confuso en baja voz.


Lo comprendí cuando vi el reflejo de mi cara en un charco de agua que estaba cerca, era esquelética. Desesperado y sin control intenté una y otra vez tomar la motocicleta pero mis manos eran intangibles, no podía tomar nada, eran como las de un fantasma; sin más en qué pensar comencé a vagar por la ciudad, confuso y con la mente revuelta. No sabía que hacer, no sabía que me estaba pasando; cerca de donde había dejado mi cuerpo pude ver una banca y decidí recostarme, recuerdo que decidí dormir un rato y eso hice.


—Paul.


Me despierto y veo una silueta negra cual carbón, con rostro esquelético e inimaginablemente macabro, vestido con una túnica que una capucha tenía, portadora de una inmensa y filosa guadaña. ¿Será la Muerte?.


—He venido por ti —me dijo cortante y con una espeluznante voz.


Esto confirmó mi sospecha.


(REESCRITO)

 

Capítulo II: Un encuentro inesperado.​

—He venido por ti —me dijo cortante y con una espeluznante voz.


Esto confirmó mi sospecha. No sabía que hacer, pensé que debería ir con ella sí que sin más eso hice, me levanté de la banca y me fui con ella a través de una especie de portal negro pero al entrar en este noté que sus “paredes” reflejaban mis recuerdos, mis recuerdos perturbadores, malas experiencias; como pantallas transmitiendo el contenido oscuro de mi mente, pero algunas reflejaban cosas buenas: mi primer día de escuela, mi primera mascota, mi primer beso y mucho más. Luego de caminar alrededor de unos tres minutos por este extraño portal salimos de ahí y nos vimos rodeados de lo que al parecer era el infierno.


—Te hemos estado esperando —me dijo con su macabra voz —ya es hora de que todo esto acabe.

—¿A qué te refieres? —Le pregunté volviéndome hacia él sobre el hombro pero este ya no estaba ahí, desapareció.


Sin más me dispuse a explorar lo que me rodeaba, pues era mi única opción; este lugar era oscuro y horripilante, un cielo rojo profundo, un sol que parecía estar destruido, como una estrella sin combustible pero negro putrefacto y kilómetros y kilómetros de escabrosas tierras negras como carbón. Caminando me topé con dos sujetos que vestían con túnicas muy extrañas y rotas además, uno de ellos me preguntó:


—Oye tú, ¿Cómo has llegado hasta aquí?.

—Ese no es tu problema —le respondí pasando de él.

—¿Y como te llamas? —Me preguntó el otro sujeto entre risas.

—Paul —le respondí yo, cortante.


Ellos eran iguales a mí con la única diferencia de que sus huesos lucían amarillos, viejos y descuidados…

—Parece que eres nuevo por aquí, tus huesos son muy blancos, hace tiempo que no veía unos así —me dijo el primero de los sujetos entre risas.

—Sí, son muy blancos. Podemos acabarlo ya que está indefenso y con sus huesos tallar algunas armas —añadió el otro.


No quería meterme con ellos así que solo seguí caminando pero al pasarlos sentí un golpe en la espalda acompañado de un profundo dolor como si un camión me hubiese pasado por encima, mi cuerpo no resistió y al suelo caí.


—Eres un debilucho —dijo uno de ellos, no pude distinguir cual.


Adolorido en el suelo pude notar que mi mano ardía cual antorcha en llamas, ¡Llamas verdes! ¿Qué será esto? Pensaba… No me quemaba, por el contrario se sentía bien, sentía un inmenso poder fluir a través de mi. Tomé fuerzas y decidí levantarme.


—Vaya, parece que no estás tan indefenso después de todo —me dijo el segundo sujeto.


Algo en mi mente me hizo querer golpearlos, y eso hice, comencé a golpearlos salvajemente con esta extraña llama en mi mano; tan poderosa que sus torsos destrocé, acabé con sus costillas… ¿Qué me pasaba? Este no era mi estilo, los golpeé burdamente, este no era yo:


—Parece que el indefenso no era yo.


La llama desapareció de mi puño y este extraño sentimiento desapareció, recuperé mi cordura y esta sed de pelea desapareció.


—¿Paul, eres tú? —Me preguntó una voz femenina por mis espaldas, un tanto familiar.


Volviéndome hacia la voz me di cuenta de que era mi hermana, vestía con ropas azules algo rotas y una capa roja cual puro carmesí, su cabello más largo de lo que acostumbraba tenerlo, en su rostro una mirada de alegría; la acompañaban dos sujetos, el primero vestía con ropas muy oscuras como las de un vaquero, y por manos tenía unas inmensas garras, filosas como navajas. El segundo la cabeza en llamas llevaba, con googles en esta y vestía como una specie de científico, con una bata totalmente rota y sus brazos… Sus brazos eran totalmente mecánicos.


—E-Emily, eres tú —le respondí titubeando.

—Sí hermano, soy yo… —Me dijo ella —¿Cómo es que… Qué haces aquí? —.

—Tuve un accidente; una auto al parecer me arroyó en mi vieja motocicleta y lo que parecía ser la Muerte me trajo hasta aquí —le expliqué.

—El es Bummer —me dijo señalando al sujeto de brazos mecánicos —, y el es Jack —.

—¡Hola! Yo soy Bummer… No mires mis brazos así hehe… Los perdí en una batalla —dijo Bummer.


¿Batalla? ¿De qué demonios hablaba?


—¡Mucho gusto! —Exclamó Jack con un tono de voz un tanto obstinado.

—¿Esto, esto… Es el infierno, no? —Les pregunté.

—Si —respondió Jack, cortante.

—Ya veo… Hermana, ¿Qué haces aquí? Hace unos años que desapareciste, algunos decían con tu vida acabaste, ¿Moriste? —le pregunté a Emily.


Hubo un momento de silencio, inimaginablemente incomodo, hasta que por fin ella respondió:


—Yo no estoy muerta.

—¡¿Qué?! ¿Entonces que demonios haces en este lugar? —Le pregunté.


(REESCRITO)

 

Capítulo III: El Elegido.​

—Yo no estoy muerta.

—¡¿Qué?! ¿Entonces que demonios haces en este lugar? —Le pregunté.

—¡Debemos encontrar la manera de salir de este lugar y volver a casa! —Grité desesperado, una vez más sentía aquel extraño sentimiento dentro de mí.

—Tú no puedes volver, yo no puedo volver… Nosotros no podemos volver —me respondió mi hermana.

—¡Yo hago lo que quiero hacer, no pertenezco a este lugar… Debo encontrar la manera de salir de aquí! —Grité una vez más.

—¡Díselo! —Exclamó Jack, con fuerte tono de voz.

—Hermano, cálmate y escucha… Hace un tiempo el infierno fue esclavizado por un ser maligno, nadie conoce siquiera su nombre; algunos dicen que es la misma Muerte pero, no veo el motivo de porque sería Ella, otros dicen qué es el hijo de Lucifer, el punto es que quién sea logró despojar a este del poder… Cuándo alguien muere es arrastrado hasta aquí tenga o no el corazón impuro, pecador o no pecador, nadie sabe con que motivo. La única manera de librarnos es que ese ser maligno sea derrotado —me explicó Emily.

—Aun no respondes mi pregunta —le dije, cortante.

—Yo fui arrastrada hasta aquí por tener conexión sanguínea con el “Morador Infernal”, el único capaz de librarnos… Al llegar aquí me topé con estos dos, ellos de alguna manera supieron el motivo por el cual llegué, ni ellos pudieron explicarse el porque lo sabían, nosotros somos de esas personas que no correspondemos a este lugar. Al parecer entre nosotros podemos reconocernos —Respondió Emily

—¿Soy yo? —Le pregunté.

—¿Recuerdas aquel escritor que tanto me gustaba? Bueno, el escribió un libro sobre una especie de profecía sobre el infierno, El Elegido y sus seres mas cercanos con conexión sanguínea serían “arrastrados” al infierno para que este cumpliera con su destino rodeado de las personas que le darían fuerza; sólo sus más allegados podrían acompañarlo a lo largo de su travesía. Su destino era liberar al infierno —explicaba Emily —Al llegar aquí, no tenía idea de donde estaba; solo caminé y caminé hasta toparme con estos dos, ellos al verme inmediatamente se arrodillaron ante mi. Yo les pregunté que porque lo hacían y me dijeron que sentían una energía muy poderosa emanar de mí, dijeron que yo era la elegida… Luego les comenté como había llegado hasta aquí e inmediatamente se dieron cuenta de que no era yo —.

—El Elegido sería traído hasta aquí por La Muerte, como el resto de las personas al morir —añadió Bummer.

—Emily fue transportada hasta aquí, lo que indica que tiene conexión con el Elegido —dijo Jack —Aún así, ni Bummer ni yo nos explicamos como sabemos todo esto.

—Vimos lo que hiciste hace un rato, solo el Elegido tiene la habilidad de manipular el fuego a su antojo, esta es una de sus habilidades y la más importante; creemos que tu eres el Elegido —dijo Emily.

—¿Esto quiere decir que soy una especie de demonio? —Pregunté yo.

—Si en realidad eres El, si; eres en parte un demonio ya que, vendrías siendo una criatura del infierno —me respondió Bummer.


¿Quién soy en realidad, acaso tendré que luchar contra ese misterioso ser? Tenía tantas preguntas en mi mente…


—La única manera de saber si eres El es ir a un lugar llamado “Pozo Darvanza” donde está la Puerta de Hades, la puerta del infierno y que mezcles tus llamas con las de la entrada; si estas se tornan totalmente verdes como las tuyas, no habrá duda de quién eres en realidad —dijo Jack.

—Pues entonces debemos ir a ese lugar lo antes posible ¿No? —Le respondí yo.

—No es tan fácil, en cualquier momento podemos toparnos con alguna creatura extraña o con algún subordinado del ser que aprisionó al infierno, por ejemplo aquellos espartanos —dijo Emily.

—Aún así, vale la pena arriesgarnos; debemos prepararnos muy bien e ir a Pozo Darvanza —añadió Bummer.


Si debíamos luchar, estoy seguro de que no sería de mucha ayuda mi presencia, no me sentía capaz de poder reproducir esa llama de nuevo; pienso que fue pura fortuna el hecho de que ese sentimiento me invadiera y pudiese defenderme de esos tipos…


—Debemos volver al templo —dijo Emily —, no está muy lejos de aquí.


Sin más que decir, nos pusimos en marcha; caminamos durante horas por este extraño y escabroso mundo que a cada paso que dábamos era más y más extraño, paisajes negros por todos lados, el cielo siempre rojo, su sol putrefacto… Al llegar, noté una enorme ciudad flotante a lo lejos; Jack se acercó a mí y me dijo:


—Esa es “Dugeon”, se llama así porque dentro de ella se encuentra un gran calabozo subterráneo, donde se dice que apresan a las almas que no son pecadoras.


Entramos al templo y pude notar que estaba edificado todo en honor al Elegido —o eso supongo —pues había estatuas por todos lados de un sujeto con puños de fuego, estatuas de una chica con la vestimenta parecida a la de Emily. Mi hermana me llevó a una habitación donde podría dormir, con cama y todo, que en la pared tenía una inscripción sobre este Elegido, decía que este poco a poco iría desarrollando más habilidades, aparte de hablar sobre su destino. Exhausto por toda la caminata y lo sucedido decidí dormir un poco, y eso hice…


(REESCRITO)

 

Capítulo IV: ¡En marcha!​

La “mañana” siguiente —Se podía observar el aquel celeste casi podrido más claro, antes de dormir me di cuenta de que el cielo estaba mucho más oscuro y con este el sol putrefacto —, vi que todos se preparaban para poner rumbo hacia Pozo Darvanza, una mochila me dieron, llena de provisiones y una guadaña muy antigua, afilada cual sable, eso sí; mi hermana terminaba de arreglar sus, Bummer calibraba sus brazos y Jack afilaba sus garras. Luego de preparar todo Jack tomó una especie de mapa que a mano había hecho y nos explicó la ruta que tomaríamos hacia Pozo Darvanza; si de casualidad nos topábamos con una de las tropas del ser misterioso, que por lo general solían ser espartanos, y si las cosas se ponían feas, los muchachos se quedarían atrás mientras yo continuaba solo… Podría decirse que debía llegar a Pozo Darvanza a toda costa, pues estaban casi seguros de que yo era ese Elegido… Por no decir que estaban totalmente seguros. Un rato después pusimos rumbo hacia la misteriosa locación… Caminamos durante horas y horas por aquella tierra escabrosa, hasta que logramos divisar algo a lo lejos.


—¡No puede ser! —Gritó Bummer escondiéndose tras una roca, seguido de Jack y Emily, luego yo pero muy confuso.

—No es posible, deberían estar en Dungeon, donde parte Caronte —dijo Emily.

—Están muy lejos, no creo que nos hayan visto, ¡Prepárense, o será como la ultima vez! —Exclamó Jack.


¿Acaso había llegado el momento de luchar? Al parecer sí, ¿Sería yo de ayuda alguna? Sigilosos caminantes nos acercamos a lo que parecían ser pequeñas tropas de guerreros, tratando de rodearlos pero uno de ellos, armado y con una diana logró vernos y gritó, seguido del toque de su diana:


—¡Almas invasoras!.


Al escuchar el grito de su compañero se nos lanzaron todos encima, muchos tenían lanzas enormes y filosas espadas; viejas armaduras pero perfectamente definidas… Solo poseían cascos, una especie de “collarín” en la nuca, el cual poseía una hoja muy filosa, en los antebrazos protecciones con hojas integradas, hombreras y protección en las piernas, su forma de vestir me parecía conocida ¡Eran espartanos!, por supuesto almas paganas. Algunos tenían una espada en cada mano por lo que era muy peligroso atacarlos al torso, la única parte del cuerpo descubierta pero, por otro lado esta era al parecer su único punto débil. Comenzó la batalla y Emily podía levitar objetos y manipularlos con el poder de su mente ¿Cómo demonios podía hacer esto, acaso obtuvo estos poderes al llegar al infierno? No lo sé, Bummer comenzó a aplastar y golpear todo lo que se cruzaba en su camino con la implacable fuerza de sus enormes brazos y Jack podía abrir portales con el filo de sus garras, y con estas desgarrar; sin embargo no podía ver progreso alguno pues al ser golpeados los fuertes guerreros se multiplicaban. ¡Cada vez eran más y más! Con mi guadaña comencé a golpearlos y cortarlos como podía, era muy efectivo aunque esto no detenía la multiplicación…, entonces uno de ellos con su guadaña me alcanzó y al suelo me batió.


Una vez más comencé a sentir aquel inmenso y de tan buen sentir poder fluir en mí, fluir por mi cuerpo, pero esta vez se sentía diferente, se sentía más poderoso, más grande; esta vez mis dos manos se encendieron en llamas cual antorchas… Me levanté y comencé a golpear a todos los guerreros que a mí alrededor se encontraban. Al golpearlos directamente en el torso, las parte de su cuerpo con la que sin protección andaban estos no se multiplicaban, sin embargo eran demasiados.


—¡Vete, debes llegar a Pozo Darvanza!, ¡Vete! —Me gritó Bummer que cerca de mí se encontraba.


Me concentre y logré abrirme paso entre los espartanos arrojando una enorme bola de fuego. Rápidamente dejé atrás a mis compañeros y seguí caminando pero, no tenía ni idea de hacia donde ir y luego recordé que Jack me había dado un mapa que el mismo hizo a mano que guardé dentro de mi chaqueta, por suerte pues con todo el ajetreo de la batalla perdí la mochila; al verlo me di cuenta de que no estaba tan lejos de Pozo Darvanza como creía. Noté a lo lejos las islas flotantes de las que me habló Jack… La más grande, Dungeon, la misteriosa ciudad-mazmorra, por donde pasaba La Barca de Caronte (Esta —o mejor dicho “este” —iba y venía por todo el infierno llevado a los condenados al circulo respectivo, donde cumplirían su castigo por el resto de la eternidad) estaba rodeada por las demás islas como si esta fuese el centro del campo gravitacional que allá arriba las mantenía.


Mientras caminaba y observaba a lo lejos los muros de la puerta supe que ya no estaba tan lejos de mi lugar de destino.


—Los muros del Aqueronte —estas palabras salieron de mi boca sin explicación.


No sabía como pero ahora conocía esta información, esos muros limitaban la entrada al infierno, al verdadero infierno… Justo ahí comenzaban los nueve círculos. Caminando de pronto me topé con un sujeto muy similar a la Muerte pero, a la vez muy distinto; vestía con una negra capa muy similar a la de Esta con capucha así que su rostro no podía ver, en donde debería estar su torso tenía un orbe muy oscuro sostenido por sus costillas, en lugar de tener clavículas tenía piezas mecánicas que energía generaban para conectar con sus brazos, una con la que sostenía su enorme guadaña cuya hoja parecía estar formada por energía, por brazo izquierdo tenía una inmensa cabeza de serpiente con medio cuerpo de esta, también mecánica al parecer y finalmente su columna vertebral conectaba con otro orbe que parecía generar electricidad en su interior. ¡Este sujeto era una máquina!, generaba sensación de deformidad, grima... Quise pasar de él y eso hice peo este me dirigió unas palabras:


—¿Adonde te diriges?.

—A Pozo Darvanza —le respondí yo.

—Y cuéntame… ¿Cuál es tu nombre?—Preguntó.

—Paul —le respondí.

—Te seré sincero, yo sé quién eres tú, yo soy una de Las 3 Parcas ¿Sabes que significa eso? Junto con mis hermanos me encargo de quien viene al infierno y quien no. Sé a qué vienes tú y no permitiré que lo logres… Grim podrá haber traído al Elegido pero no dejaré que logres tú cometido —me explicó con un tono burlón —Me temo que no podrás continuar hacia Pozo Darvanza —.

—¿Grim? —Pregunté yo —Bien entiendo —.


Le respondí volviéndome hacia él y rápidamente atacándolo con mi guadaña; Me sentía obligado a continuar adelante, todos confiaban en mi y… Debía saber quien soy en realidad pero, ¡Se volvió intangible! Lo traspasé completamente sin causarle daño.


—Que muchacho tan terco —me dijo, extendiendo su mano hacia mí.


Comencé a sentir una fuerza abrumadora sobre mi mente, cual dolor de cabeza pero mil veces peor, era horrible; mi cuerpo comenzaba a doblegarse sobre esta fuerza al mismo tiempo que sentía mucho sueño… No puedo luchar contra esto, ¡Demonios! Fue en ese momento que la consciencia perdí.


¿Dónde estoy?, estoy en una ciudad, conozco esto… ¿Acaso esta es mi vieja ciudad? No estoy vivo, mi cuerpo sigue siendo esquelético ¿Cómo es que he vuelto a este lugar?.


—¡Mi mami mañana es el gran festival de la ciudad! ¿Podemos ir?.

—Claro que si amor pero, primero debemos hablar con tu padre.


Uh, esa voz… Esa mujer… La reconozco.


(REESCRITO)

 

Capítulo V: Un recuerdo perturbador.​

—¡Mira mami mañana es el gran festival de la ciudad! ¿Podemos ir?.

—Claro que si amor pero, primero debemos hablar con tu padre.


Uh, esa voz… Esa mujer… La reconozco. Esa mujer, es mi madre, ese niño junto a ella era yo a los 4 años y esa niña es Emily, recuerdo que había cumplido años meses atrás.


—Miren, ahí viene su padre, veamos que opina —exclamó mi madre —¡Amor! Emily tuvo la idea de ir al gran festival de la ciudad ¿Qué opinas? —.


Maldición, recuerdo esto; este lugar, ese festival, debo evitarlo.


—¡Pues claro! ¿Por que no? —Respondió mi padre.


No, demonios…


—¡¡No vayan a ese lugar!! —grité con fuerza pero estos parecían no escuchar mis palabras.

—“No hay pre… Pre… No hay preventa” —leyó el pequeño Paul con mucha dificultad.


Recuerdo que en aquel entonces mamá me enseñaba a leer, siempre que podía le demostraba lo bien que lo hacía.

—Bien hijo, “No hay preventa” eso quiere decir que no puedes comprar las entradas días antes del evento, sino al momento de entrar a este —dijo mamá al pequeño con una sonrisa en su rostro.

—Pues será mejor que volvamos a casa para descansar y mañana alistarnos para el festival por la mañana, recuerden que el auto está descompuesto y tendremos que levantarnos temprano si queremos llegar antes de que las entradas se agoten —añadió papá.


Con la capucha de mi chaqueta puesta y los guantes en miss manos no creo que las personas a mi alrededor se dieran cuenta de que no soy un “ser humano” normal; decidí seguir a mi familia hasta nuestra antigua casa, de camino hacia allá me tropecé con alguien pero, lo traspasé y la persona ni se inmutó… ¿Qué estaba pasando exactamente aquí? ¿Por qué había vuelto a estos días? No supe de eso, solo me preocupé en evitar aquel nefasto acontecimiento. Al llegar a nuestra antigua casa me recosté sobre una banca que estaba cruzando la calle a esperar a que llegara el día siguiente; pasé toda la noche pensando en como detener a mi familia para que no fueran a ese festival, sin embargo no se me ocurrió nada. Desde fuera podía ver como solíamos cenar en familia en el comedor pues las ventanas hacía el frente daban, incluso podía ver a papá y a mamá acompañarnos a la cama a mi hermana y a mí antes de dormir, muchas cosas más ahí pude ver, recuerdos del pasado.


A la mañana siguiente salieron de casa muy temprano, la verdad no sabía la hora pues reloj no llevaba; en tanto salieron de la casa los seguí desesperadamente gritándoles:


—¡Papá, mamá! ¡No vayan a ese lugar!, ¡Demonios! ¡Emily!, ¡¡Paul…!!.


Como me lo esperaba, el pequeño Paul volteó… Recuerdo haber escuchado una que me llamaba mientras caminábamos. Quién sabe que ocurrió en realidad. No voltean, no se detienen ¡Nada! De pronto escuché una voz que me dijo:


—Es inútil Paul, no lo lograrás.


Sin embargo no le dí importancia y seguí intentando. Me adelanté al camino, me coloqué en frente de ellos bloqueando su camino y angustiado gritándoles pero, una vez más siguieron como si nada, me traspasaron cual fantasma… Llegando a una esquina pude oír a lo lejos el sonido de un camión acercarse; sin control me coloqué en el medio de la calle, me concentré y comencé a arrojar bolas de fuego hacia el, una vez más pude usar mi habilidad, debía detenerlo… ¡Pero nada! El camión en marcha seguía como si nada le molestase; al aproximarse lo golpeé con mis puños encendidos en llamas pero, siguió de largo, simplemente siguió. Al cruzar la calle mi padre y mi madre y, darse cuenta de que el camión estaba cerca soltaron a Emily y al pequeño Paul de manos arrojándolos hacia la acera, que al suelo cayeron contemplando aquella escena que jamás podré sacar de mi mente… Sencillamente no pude evitarlo.


—Te lo dije, era inevitable; ni siquiera siendo todo un recuerdo tuviste el poder para modificarlo a tu antojo, solo me dejaste jugar con tu mente —dijo la Parca revelándose de entre las sombras ante mí.

—¡Maldito, pagarás por revivir esto! —Le grité, extendiendo mi mano.


Extendiendo mi mano mi guadaña se materializó en ella, la tomé firmemente con las manos y me lancé sobre el pero, bloqueó mi ataque con la hoja de energía de su guadaña. Con mucha fuerza empujé enfurecido hasta atravesarlo pero, el sujeto una vez más se hizo intangible… Comencé a golpearlo con mis puños en llamas, consumido por la ira; al parecer esto si le hizo daño aunque no mucho; seguí y seguí golpeándolo hasta que el cansancio decidiese invadir mi cuerpo.


—Eso es, fuerza tu débil cuerpo —dijo entre risas y exhalos de cansancio.


Mi cuerpo estaba invadido por dolor y cansancio… A punto de caer al suelo, cuando de mi boca salieron unas extrañas palabras:


—“Maledicto Umbras”.


Estas palabras salieron de mi boca y junto con ellas una enorme nube de sombras, las cuales apresaron a la Parca cual cadenas de reo.


—¿¡Qué demonios es esto!? —Preguntó desesperado.


—No tengo idea pero, ahora me toca jugar a mi —le dije sonriente, una vez más aquel sentimiento de ira y poder me invadía.


De la “mano” que tenía la forma de la cabeza de una serpiente materializó una espada a partir de la boca de esta y la nube de sombras rompió; al romperse, esta se arrastro hasta el suelo situándose a unos cuantos metros detrás de Él —Más o menos la mis distancia que estaba yo frente a Él —y se convirtió en un clon exacto de mi cuerpo como si de un espejo se tratase, tomé la guadaña firmemente y el clon hizo lo mismo…


—Acabemos con esto —le dije.

—“Acabemos con esto” —repitió el clon con una voz demoniaca.


La hoja de mi guadaña con el fuego de mis manos encendí, el clon lo mismo hizo y nos lanzamos contra la Parca desgarrando sus “costillas” casi simétricamente por los costados. A tal golpe esta cayó al suelo exhausto y de cuerpo destrozado, le quité la capucha de la cabeza; como lo supuse desde un principio este sujeto era maquina… Sus ojos extrañamente eran lo único orgánico en Él. Le dije:


—Parece que después de todo si llegaré a Pozo Darvanza —le dije clavando mi guadaña en llamas en su cabeza.


Volví la mirada hacia atrás y el clon aun seguía ahí… Me miró, sonrió y desapareció integrándose a mi sombra… A lo lejos pude escuchar una voz que me llamaba, era mi hermana acompañada de Jack y Bummer, y con su venida el escenario de la ciudad desaparecía; volviendo a ser el infierno como tal.


(REESCRITO)