un amor imposible

Capitulo 1:
Érase un vez en un pueblo muy pequeño, se encontraba una pequeña casita con paredes de madera y un techo de cartón, en esa casita, había una niña llamada Juana que era muy perezosa; no le gustaba hacer nada, siempre que estaba sola se iba de la casa.
Un día que sus padres se fueron la dejaron a ella sola, quien como siempre salió a la calle, cuando de pronto entro a un restaurante en el que habían 8 mesas cada una con dos sillas solo quedaba una que estaba con un señor hay sentado el señor utilizaba capa tenia bigote pelo largo y unos zapatos de lana la chica como estaba tan hambrienta se sentó en esa mesa lo saludo amablemente:
—Disculpe señor esta silla esta ocupada —Preguntó la pequeña con una sonrisa en el rostro
—No —Dijo cortante
Entonces inmediatamente se sentó, en ese momento ella gustosa llamo a la camarera
—Señorita —La camarera en ese instante se dirigió a la mesa.
— ¿Qué desea señorita? —Preguntó la joven con tranquilidad
—Yo quiero un café —La camarera le pregunto al señor si deseaba algo, mientras él con mirada fría pensaba.
—No tengo hambre —Respondió con voz seca

La camarera se fue y después de 30 minutos llego con la orden, Juana empezó a tomarse el café cuando se lo termino volvió a llamar a la camarera.
-¿cuanto es?
-la camarera le dijo el precio.
Mientras Juana le pagaba a la camarera el señor se fue
Juana corrió hacia el señor y vio que el se alejaba mas
-señor fue lo que ella grito
El señor se devolvió y le dijo:
-Que. Ella le dijo ¿cual es su nombre? el respondió:
-Javier. Ella dijo que lindo nombre. El con una sonrisa le dijo: ¿y el tuyo?
-Juana así me llamo.
Y ahí siguieron hablando de mas cosas después de 3 días Juana no dejaba de encontrarse con Javier cundo el le dijo quieres ir ami casa ella le dijo que si que estaría encantada cuando llegaron a la casa ella vio que solo tenia fotos de familias ella dijo: ——que familia tan grande, el respondió
—yo no tengo familia.
CONTINUARA…

 

hola, vengo con la conti, espero haber mejorado con la ayuda de mi primita Kohome y a los consejos de Estrella solitaria, avísenme si tengo algo mal, gracias.​

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Capitulo 2:​

Después de que él le dijo que no tenia familia empezó a llorar amargamente, ella le puso la mano sobre el hombro, intentando apoyarlo.

— ¿Quieres salir a caminar? —Su voz era pasiva, tranquila.

— ¡No!, déjame solo —Se sentía tan dolido que solo los gritos eran su respuesta —...no quiero recordar lo que sufrí, por el infeliz de mi tío.

La pobre joven, cabizbaja se dirigió a la puerta, y echando un último vistazo con voz quebrada le dijo — si… quieres desahogarte búscame.

Y dicho esto abrió para marcharse.

—Espera… —Dijo con un hilo de voz impidiendo que lograra irse —…quiero desahogarme contigo.

Se acercó a ella, y la invitó a sentarse, y una vez estuvieron cómodos comenzó su relato.

—Yo vivía una vida realmente cómoda, junto con mis padres, quienes poseían un gran patrimonio, lo cual a ojos de mi tío era muy injusto.
Un día, al irse ellos….

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—Papá, mamá ¿adonde van? —Dijo un pequeño con voz ingenua y tierna.​

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—Tranquilo mi pequeño, regresaremos pronto no te preocupes —Contestó una hermosa mujer acariciando la cabecita del pequeño.​

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Él solo asintió sonriente, y los vio marcharse tomados de la mano.​

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Mientras que, afuera, eran esperados por un hombre cuyo corazón solo sentía odio puro, quien mantenía su apariencia cubierta y una pistola en mano. Los vio salir y al instante fue tras ellos con una distancia prudente para no levantar sospechas.​

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Luego de unos minutos sacó su arma muy seguro, pues el lugar se encontraba solo.​

Apuntó a la pareja que no sabía nada al respecto y una vez estuvo listo propició al padre dos tiros en la espalda y a la madre uno en la cabeza, provocando así, su muerte inmediata.​

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Se detuvo, y sollozó, ella sintiendo el dolor tuvo la necesidad de abrazarlo, le acarició un poco la cabeza, en un desesperado intento por apaciguar su dolor.
—Tranquilo, ya todo estará…todo estará bien —Sollozó junto con él tartamudeando, él no respondió nada y le permitió a la joven entrar en su corazón.

Luego de un tiempo, consiguieron calmarse, y ella, con el dolor que le causaba partió rumbo a su casa.

————


A la mañana siguiente Juana despertó somnolienta, debido al fastidioso y repetitivo sonido de un timbre, no sabía cual era, si el de su reloj, el de la puerta o el teléfono, solo le molestaba.
Extendió la mano en busca de su reloj, no era eso, elevó un poco la mirada observando la puerta, tampoco, entonces, era el teléfono.

— ¿Hola? —Dijo con pereza

—Hola —Respondieron del otro lado

Ella echo un bostezo — ¿Quién? —Volvió a preguntar

—Con Javier —Contestó él alegre

Una sonrisa se dibujo en su rostro, y extrañamente, su sueño se esfumó — hola, ¿cómo vas? —Examinó un momento la ventana entreabierta.

—Bien, pero no es para lo que llamé —Hablo rápido al parecer con afán — quería invitarte a tomar algo ¿gustas? —Preguntó nervioso.

—Sí, claro me encantaría.

—Bien entonces te recogeré en un rato —Ella se alarmó, en un rato, no estaba lista, y mucho menos su casa, toda desordenada y al parecer llena de ratones.

En menos de nada, corrió apresurada recogiendo y limpiando todo, al verse satisfecha se dirigió a la ducha, obviamente no de manera tranquila.

——

En menos de 120 segundos estuvo lista, y apresurada escogió su mejor ropa, lavó sus dientes, sepillo su cabello y listo, ya estaba bien.

Respiró un poco agitada, y se sentó en el sofá esperando que él llegara. En menos de 4 segundos estuvo en la puerta recibiéndolo con una radiante sonrisa dibujada en su rostro.

— ¿Lista? —Preguntó el joven invitándola a salir con la mirada

—S-si —Dijo nerviosa, su valentía se veía minimizada con el acto de ver su gran cambio, ahora, su cabello estaba corto aunque un poco espelucado, su vestimenta era impecable, y ahora sus ojos color miel se veían al instante llenos de brillo y esplendor.

—Bueno, vamos —Extendió su mano, y ella temblorosa la tomó, con un sonrojo.

Caminaron así, tomados de la mano ambos nerviosos y sonrojados, aunque debían admitir que no querían soltarse. En poco tiempo se vieron en la entrada de un café restaurante, y Javier, como todo un caballero, abrió la puerta y le dio el paso a la hermosa jovencita que lo acompañaba.
Ingresaron al lugar y pidieron una mesa, inmediatamente un camarero los atendió y los llevó al lugar pedido.

Se sentaron el uno frente al otro, y una duda invadió la mente de la chica.

— ¿Estas bien? —Él la miró dudoso, y ella le aclaró que se refería a lo que había ocurrido ayer.

—Si, estoy bien gracias a ti —Sonrojada, así se puso al escucharlo.

— ¿Enserio? —Le preguntó, a lo que él asintió.

Continuara…