Mediodía ~ La historia después del Amanecer...

Tema en 'Fanfics abandonados sobre Libros' iniciado por Holly Chantel, 3 Marzo 2012.

  1.  
    DarkHinata

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    :3 me gusto el capitulo (no,los capitulos) pero por alguna extraña razon siento que te vas mucho por las ramas...Tenes que recordar siempre la base dramática de un Fan Fic y no cambiarlo tan drásticamente, porque sino termina por confundir...No te enojes,solo un consejo ^^

    Los elfos y toda esta ciudad utópica que haz creado me encanta,tenes mucha imaginación; pero recorda lo que dije,si?

    Kiss

    Hinata♥
     
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  2.  
    Holly Chantel

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    Título:
    Mediodía ~ La historia después del Amanecer...
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    28
     
    Palabras:
    6369
    Jajaja gracias por el consejo amiga. Pues sí, soy de las que se van por las ramas y más en esta historia que fue una de las primeras que hice :P
    Gracias por tu comentario!!

    *Sufrimiento y reconocimiento

    Mientras caminamos hablamos de muchos temas, de sus gustos y los míos, me sorprendieron los dilemas que ejercían en sus conceptos. Shendria era realmente una persona muy alegre y parlanchina; en una conversación no había ese clásico silencio que incomoda a veces. No, ella siempre tenía algo que decir.

    De pronto tocamos temas más profundos, como la muerte de sus seres queridos, mi transformación…hasta llegar a hablar sobre mi asunto con Bella.

    —¿Por qué Conhile no aceptaría si le pido un favor?—pregunté

    —Bueno…—parecía dubitativa— Conhile, digamos que no se lleva muy bien con los vampiros, los Vulturis mataron a su madre, y su padre nunca lo apoyo en nada. Dicen que desde pequeño el subía a el techo de su recamara y observaba las estrellas, un día, cuando su padre falleció. Zeus lo adoptó como un hijo suyo, convirtiéndolo en estrella.

    —¿Qué? No comprendo…—estaba realmente confundido

    —Conhile fue originalmente humano— sí, eso me tomo desapercibido— antes tenía el nombre de Santiago, pero luego Zeus lo bautizó como Conhile, que en Quenya significa estrella del tiempo.

    Me detuve por un momento.

    —¿Hablas en serio?— la acusé— ¿Una estrella?

    Shendria me observó enfadada— ¿Crees que te miento Edward? ¡No tengo tanta imaginación!

    En respuesta reí.

    —Vale, pero ¿Cómo se supone que hablaré con una estrella?

    —Oh no, Conhile ya no es una estrella, bueno…si, pero…no como el termino literal de estrella. Me refiero a que no está en el cielo ni nada por el estilo, el es uno de nosotros ahora, como yo, Khayra o Qendhra.

    Una estrella no es feliz jamás, ¿Te sentirías feliz al observar la alegría de alguien sin poder disfrutarla tú?, por eso, Conhile, al ser símbolo de la naturaleza, se convirtió en Enboul para protegerla, igual que nosotros.

    —Interesante…y muy confuso.

    —Además no tienes por qué preocuparte por eso, tú no hablarás con él.

    —¿A no?

    —No, tal vez lo veas, pero el que hablara con él será el maestro Cahuels, o tal vez yo. Pero tú, escúchame— me respondió seriamente— no dirás nada ¿De acuerdo?

    —Si está en juego mi cabeza ¿Vale, porque no?

    Me observo por unos segundos y trazo una media sonrisa en su rostro antes de seguir adelante.

    Si… ¡Esta loco!— pensó

    Yo solo sonreí.

    *

    —Wow— fue lo único que pude pronunciar.

    Desde hace ya unos kilómetros podía apreciar lo extremadamente hermoso que era Randolef, pero ahora, que lo tenía frente a mí, podía verlo con una claridad infinita.

    Tenía una estructura muy compleja en realidad. Poseía dos grandes torres en punta, que parecían bañadas en plata ya que al contacto con algún rayo de luz, generaba que miles de destellos resplandecieran de sus paredes.

    —Uhm, al parecer Randolef y tú combinan muy bien— bromeó Shendria— no recordaba como podía llegar a brillar uno de los tuyos.

    —Mucho— contesté

    Cuando llegamos al gran portón de cedro oscuro; pude escuchar como Shendria se comunicaba con el que parecía ser el vigía, pero como hablaban en Quenya era de suponer que no entendía casi nada.

    No comprendí nada de su conversación, hasta que Shendria confirmo el apellido Cullen, el vigía se asomó detrás de su hombro para observarme mejor por unos segundo.
    Ugh. ¡Otra vez la duda me invadía! ¿Por qué todos se sorprendían al escuchar mi apellido?

    Luego de pensar eso, el enboul se volvió a encarar con Shendria y afirmó; entonces gritó unas palabras al cielo y las dos grandes puertas se fueron abriendo lentamente, permitiéndonos pasar.

    —¿Nervioso?— me preguntó.

    —Un poco— mentí.

    Vale, solo repite todo lo que diga, y todo saldrá bien.

    —Oye, ¿Ellos saben hablar…? Tu sabes… ellos podrán entenderme

    Ella me miró incrédula.

    —Nosotros sabemos más idiomas de los que te puedas imaginar.

    Exhalé. Un peso menos de encima

    —Anda vamos, no muerden como los vampiros.

    Le puse los ojos en blanco en respuesta, pero ella se limitó a guiñarme un ojo.

    Al llegar pude observar un enorme árbol en el centro del exterior, estaba encapsulado dentro de una especie de vidrio que contenía litros y litros de agua.
    El tronco era un blanco profundo, mientras que sus hojas reflejaban el mismo color purpura de los ojos de Shendria. En los alrededores de la entrada pude ver diferentes tipos de arbustos y plantas que rodeaban el borde del vidrio del árbol. Todo el suelo estaba envuelto en una capa de fino césped color verde con unos senderos de piedrecillas blancas que brillaban igual que las paredes del edificio.

    Todo, absolutamente todo, era parte de la naturaleza.

    —¡Edward camina, se nos ha hecho tarde!— me exclamó Shendria.

    Pero me quede observando el extraño árbol del centro, extrañamente me sentía llamado por este, sentía que me tenía que acercar…que tenía que tocarlo. Extrañas voces inundaron mi cabeza cuando avance un par de pasos en su dirección, no recuerdo muy bien que era lo que decían, pero si escuchaba el eco de la voz de Shendria llamándome.

    —… ¡Edward!...—de la nada sentí un brazo jalarme— ¡Vamos a hablar con Conhile para encontrar a Bella! ¡Deja de perder el tiempo y mueve tu enorme trasero a la entrada!

    Me paralicé. Sentí como todos mis sentidos volvían a mis dominios mientras las voces en mi cabeza se iban desvaneciendo hasta convertirse en ligeros murmullos.
    ¡Demonios que estaba haciendo!

    Respuesta: ¡Perdiendo el tiempo como un baboso mientras debería estar buscando a mi esposa!

    Tal vez Bella ya esté muerta…—me dijo una voz en mi cabeza— mientras tu estas ahí, tal vez ella ahora está siendo asesinada y desmembrada por alguien ¡Y Alice! Por supuesto que ella moriría antes.

    Entonces sentí como el hueco de mi pecho se extendió desde mi cuello hasta la última costilla, profundizándose hasta la más oscura vertebra de mi columna. No pude más y caí al suelo, anteponiendo mis manos el pasto, evitando así estamparme contra el césped. Empecé a jadear mientras aferraba una mano en mi pecho y cerraba mis ojos; ya era hora de parar con estos horripilantes dolores. ¡Estaba perdiendo tiempo justamente ahora!

    Imbécil, ¡Levántate!— me ordenaba una voz

    —Ay no… ¡Edward! ¿Edward estas bien?— escuchaba el eco de la voz aterrada de Shendria— Perdóname por favor, ¡Dime que hacer! ¡¿Llamo a Khayra?!... soy una estúpida, yo…

    —Cállate de una vez— la interrumpí groseramente— yo estoy…estoy bien.

    Permanecí con los ojos cerrados y arranque un poco de hierba del suelo esperando que el dolor cesara, o por lo menos hasta que se estabilizara lo suficiente para volver a ponerme de pie.

    Entre jadeos y dolor, el dolor cesó un poco, permitiéndome ponerme de pie.

    Abrí los ojos, seguro de poder lograr hablar con Cahuels para pedirle mi petición, pero al mirar a mí alrededor observe que seis personas me observaban detalladamente, con la preocupación dibujada en sus rostros.

    Entre ellos reconocí a Shendria, Khayra y Qendhra.

    —Joven Cullen ¿Se encuentra bien?— me preguntó un hombre amablemente.

    Era de pelo oscuro, con fracciones altamente finas, y por supuesto con el profundo color purpura en las pupilas de sus ojos. Sentía que ya había visto a esta persona.

    —Si gracias.

    Todos pusieron los ojos como platos al escuchar mi nombre, luego de unos instantes, fijaron su vista fija en Shendria pero ella solo se encogió de hombros.

    —Edward Cullen— repitió el hombre— es un honor conocerte. Me llamo Irgham

    Me mostro su mano en forma de saludo después de agacharse como reverencia.

    —¿Irgham?— pregunté, ¿nos hemos visto antes?

    El rio entre dientes.

    —Si, aunque no esté muy orgulloso de esto— admitió— le debo la vida Edward, ya que usted salvó la mía.

    ¡Él era el hombre que salve en el bosque! Me alegre al saber que se había recuperado del todo, ya que su rostro ya no reflejaba los moretones como antes; aunque su tono de piel seguía siendo tan pálida como la mía.

    —¿Te recuperaste?— le pregunte con una sonrisa en el rostro

    —Si, Khayra se encargó muy bien de eso— respondió enviándole una sonrisa a la nombrada—nuevamente quiero agradecerte Edward, sin tu ayuda hubiera muerto en minutos.

    —Ni lo menciones— le interrumpí.

    Silencio

    —Bueno… ¿Crees que estas en condiciones para ver a mi padre? Porque yo podría suspender la fecha hasta que te encuentres saludable, y…

    —Irgham, estoy bien— le interrumpí— podre ver a… a quien tenga que ver.

    En su mente iba preguntándose si era lo correcto hasta que se rindió. Asintió y se voltio en dirección al edificio que teníamos en frente dejándome solo junto con Shendria, Khayra y Qendhra.

    —Así que el vampirito nos resulto más debilucho que Khayra— se burlo Qendhra.

    Ella en respuesta le gruñó y jalo de la manga de su vestido en dirección al grupo que había parte hace instantes.

    Ahora solo estaba yo y Shendria.

    Tres…dos…uno…

    —¡Edward, enserio, enserio lo lamento!

    —¡Shh!—la callé— no quiero más disculpas por hoy.

    Ella sonrió. Por hoy— repitió en su mente.

    Movió su mano hacia su boca haciendo una idea de que la cerraba con llave y la tiraba sobre su hombro.

    Me estremecí al sentir un escalofrió recorrer toda mi columna. Bella había hecho el mismo gesto antes de irse…

    ¿Ahora que hice?— pensó irritada.

    Yo la observe y le sonreí tratando de transmitirle un poco de seguridad.

    —Anda, mueve tu trasero que vamos a llegar tarde— repetí.

    No era muy propio de mí hablarle de esa manera a una señorita, era muy descortés; pero con Shendria no tenía que seguir ningún régimen ni ninguna regla. Era libre de hacer cualquier tipo de comentario ya que ella lo haría conmigo. Shendria sonrió pícaramente en respuesta y caminó hacia adelante mientras que yo la seguía. Cuando entramos observé algo que ya había planeado encontrarme…

    No habían muchas personas en la enorme habitación en la cual entramos, si no me equivoco eran unas siete…o tal vez ocho. Toda la habitación estaba decorada con detalles hechos en plata y oro blanco, parecía sacada de una perfecta película. Las paredes, bañadas en un plateado con adornos celestinos alrededor daban un aura misteriosa y pacífica al ambiente. Y como en toda la edificación, el piso poseía losetas que reflejaban como espejos.

    Poco a poco la gente al darse cuenta de nuestra llegada nos fue abriendo paso, silenciando todos los murmullos que antes había.
    Todos posaban sus miradas fijas en mí, luego en Irgham y posteriormente en Shendria, la cual no dejaba de jugar con una de sus bucles dorados.

    Recuerda, repite todo lo que piense— pensó Shendria. Yo afirmé

    Mientras cruzábamos el camino que habían formado todas las personas, un pequeño brillo me hiso levantar la mirada. Algunos rayos solares habían hecho contacto con las grandes arañas de vidrio que colgaban en el techo. Parecían hechas de hielo, en su interior podías apreciar las pequeñas gotas de agua.

    —Es un honor estar en tu presencia, Joven Cullen— giré instintivamente al frente, hasta el momento no lo había realizado.

    Miré a Shendria tratando de buscar una respuesta. ¿Ni siquiera podía contestar a una simple pregunta? No, no podía.

    Ella me observó y me guiñó un ojo.

    Agáchate

    Me incliné con un gesto de respeto— muy de época, pensé—y cuando subí mi mirada me encontré con una sonrisa reflejando la satisfacción de aquel hombre. Cuando nuestras
    miradas se cruzaron, volví a observar unas pupilas de un tono morado muy intenso, sentía que me sumergía en estas, parecían estar hipnotizándome.
    El maestro Cahuels aparentaba una edad mucho mayor a la que parecían Shendria o alguna de sus hermanas. Sus rasgos ― muy finos— reflejaban;…Sabiduría, inteligencia, respeto.

    No poseía una cabella tan corta como la de Shendria o Irgham, esta se encontraba ligeramente larga, solo al ras de la cintura.

    El honor es mío maestro Cahüels, me siento afortunado por todo esto, era innecesario este recibimiento— pensó Shendria

    — El honor es mío maestro Cahüels, me siento afortunado por todo esto, era innecesario este recibimiento— repetí.

    —¿Innecesario?— preguntó incrédulo— Para mí y mi pueblo es tono una honor tenerte en nuestras tierras ¿Cuál es su nombre?
    Viene la bomba— pensó Qendhra

    —Edward— respondí

    Pero entonces, toda la sala emitió unos chillidos de sorpresa y miles de cuchicheos entre la gente.

    En consecuencia el maestro Cahuels levanto una mano, logrando silenciar todos los comentarios y que la multitud se lograra calmar.

    —Edward— repitió— ¿Edward Cullen?

    —Si señor...

    —…—parecía dubitativo— Así que tú eres el padre de Renesmee.

    Me paralicé

    Así es— pensó Shendria

    Me quedé mudo.

    Edward di “Así es” —volvió a pensar

    Yo la observé de reojo, poseía el ceño fruncido y me observaba con una mirada que reflejaba irritación. Suspiré. Tal vez, luego me caiga una grande.

    —Así es— pude sentir como Shendria exhalaba todo el aire de sus pulmones— pero si me permite…me gustaría saber cómo conoce a mi hija

    La sala volvió a inundarse de murmullos, aunque más parecían risas contenidas. ¿Todos se burlaban de mí? Genial…

    Qué ingenuo— escuché pensar.

    ¿Esperaba que nadie lo conociera? ¡Por favor!

    Traté de silenciar todos los pensamientos que inundaban mi cabeza, concentrándome solo en los pensamientos de Shendria. Era hora de una buena ayuda.

    Caray hombre ¡¿Nunca haces lo que se te dice no?!— pensó irritada— ¡Eres realmente terco!

    Sonreí. Decidí volver a fijar mi mirada en Cahüels, pero este también se encontraba conteniendo una risita de burla. Bufé.

    —Bueno joven Edward, aquí todos te conocen, y a tu familia también— lo observé confundido— luego te aclararé ese tema.

    Estaba a punto de insistirle, pero Shendria empezó a replicarme por medio de sus pensamientos.

    ¡Deja de tentar a la suerte cerebro de maní! ¡En vez de jugar tu cabeza pregúntale sobre Conhile!
    Suspiré.

    —Disculpe maestro— dije recuperando la atención de todos.

    —Dime hijo…— Genial, ¿Ahora?

    Me quede mudo, esperaba que salieran las palabras de mi boca, pero. Nada. ¡Vamos, salgan!...nada.

    —Maestro Cahuels— intervino Shendria— El joven Cullen, por su estancia aquí, ha perdido tiempo preciso en una actividad que planeaba en Inglaterra…

    Todos se quedaron mudos, y el ambiente se adueñó de un incómodo silencio

    —Y ¿Se puede saber cuál era esa actividad?— preguntó amablemente Irgham.

    —Encontrar a mi esposa— sentencié.

    Entonces nuevamente el ambiente se indujo de cuchicheos por doquier. Pero esta vez fue Irgham quien los mandó a callar.

    —Tu esposa… ¿Isabella?— preguntó Cahuels. Afirmé

    Tranquilo luego te lo explico— pensó Shendria.

    —Sucedió algo ¿La capturaron? ¿Está bien?

    —No la capturaron, pero no puedo asegurar que se encuentre a salvo, por eso es que trato de localizarla, tengo desconocido como se encontrará. Partió ya hace unas semanas junto con mi hermana Alice. Temo por su seguridad…

    Silencio.

    —Edward, tú me salvaste la vida, haré lo que tenga en mis manos para ayudarte— murmuró Irgham

    —Si me permite maestro— la voz de Shendria resonó como campanitas en la habitación— creo que lo más apropiado sería hablar con Conhile y pedirle que retroceda una par de horas…

    —Si van a retroceder el tiempo, ¿por qué no hacerlo desde la partida de Isabella?— intervino Khayra— Conhile podría hacerlo.

    Una luz se ilumino en mi mente. Esperanza.

    Pero Shendria gruñó—Muy arriesgado— concluyó.

    ¿Pero qué...? ¡¿Qué dijo?!

    —¿Qué tiene de malo?— pregunté— Si existe la posibilidad de alterar hasta ese tipo de situaciones ¿por qué no hacerlo?

    —Muy arriesgado— volvió a repetir. Ya me estaba sacando de mis casillas.

    —¡¿Cómo que muy arriesgado?!

    —Edward. Shendria tiene razón— intervino Irgham— Retroceder el tiempo es algo, pero, ¡Cambiar el destino!, tenemos que tener mucho cuidado con ese tema. Un cambio muy brusco en este y podríamos quedarnos atrapados en un tiempo indefinido que no conocemos, hasta podría ser otra dimensión.

    —Qué absurdo…—murmullé tan bajo como para que nadie me oyera, ¿Qué sentido tenía retroceder un par de días? ¿Qué sentido tenía si, aunque tuviera la posibilidad de retroceder el tiempo, no pudiera volver mucho antes de que ella partiera? Solo una palabra. Absurdo.

    Estaba enfurecido. Y sobre todo con Shendria. ¡Tenía una esperanza en la cual apoyarme y ella la destroza! ¡Solo porque es “muy arriesgado”! ¡Por favor!

    —Aunque retrocedamos el tiempo, no cambiaría nada. Ella encontraría la forma de alejarse Edward— comentó Shendria.

    —¿Qué no cambiaría nada?—pregunté.— ¡Cambiaria todo! Ya sabría sus intenciones, la detendría.

    Pero entonces Cahuels se carraspeo la garganta y negó profundamente.

    —En eso, estás equivocado— me corrigió— si retrocedemos el tiempo en una larga longitud, no solo retrocederemos eso, también nuestros recuerdos y conocimientos. Si retrocedemos hasta esa fecha. No sabrás absolutamente nada que no sabías en ese entonces y tampoco sabrás de nuestra existencia.

    Me tensé.

    —¿Estarías dispuesto a volver a pasar por todo, Edward, por todo?— intervino Shendria— Y para qué. ¿Para seguir igual que siempre? ¡No ayudaría en nada! Para nosotros sería normal. No cambiaría nada, nuestra naturaleza nos lo permite, nosotros si recordaríamos pero tú. Tú nos olvidarías.

    Me olvidarías…—pensó tristemente.

    Mire sorprendido a todos. No sabía que decir.

    —Pero… ¿Qué diferencia habrá? Digo… ¿Si retroceden unas horas?, olvidaré todo lo que tenga que ver con esto. Tampoco os recordaré.

    —Eso tiene arreglo— intervino Cahuels— no puede ser un tiempo largo, tienes que permitirle a Conhile poder controlarse en esto, es un proceso muy difícil, retrocederlo y más aun detenerlo. Pero con cierto control, lograrás hacerlo sin perder la memoria.

    Nuevo Silencio.

    Mire refunfuñado a Shendria. No me estaba ayudando mucho que digamos, es más, me lo estaba complicando, solo me dejaba elegir entre; o un pasado con Bella, que si o si terminaría en lo que es nada. O la oportunidad de prosperar mis recuerdos con la ayuda de que recupere las horas perdidas en mi búsqueda y la posibilidad de detener el tiempo…

    Pero ambas me llevaban a un destino sin Bella, un frio destino sin Bella.

    Acepta— me decía una voz en mi cabeza— vamos acepta, es una oferta muy tentadora.

    Suspiré enojado.— Vale hagámoslo.

    Shendria me observada irritada, ¿Ella irritada? ¡¿No se supone que yo tendría que ser el enojado aquí?!

    —Bueno— concluyó Cahuels— Paradise ¿Podrías traer a Conhile por favor? Dile que necesito de sus servicios urgentemente.

    Suspiré. No sé si aliviado o decepcionado. Por ese día ya habían pasado demasiadas cosas, seguramente sería el día más largo de toda mi existencia.

    Tranquilo Edward— pensó Khayra.

    Cerré los ojos un momento y relaje mis puños; no tenia por qué estar molesto con Shendria; solo se preocupo por mí y quería que me encontrara a salvo. Se comportó como una amiga. Generé una mueca al pensar eso, había sido demasiado estúpido pensar que había la posibilidad de encontrarme con Bella. Como había supuesto alguna vez, encontrarla sería mucho más difícil.

    —Nunca te agradecí el acto que cometió— interrumpió mis pensamientos Cahuels— no solo salvaste al heredero al trono, salvaste a mi hijo y estaré infinitamente agradecido por este hecho, yo y todo mi pueblo lo estaremos.

    Sonreí, esta vez sí lo hice bien.

    Frente a mí se encontraba una importante civilización que había perdurado a través de los años. Me sentía tan ignorante al pensar que solo en este mundo existían vampiros, licántropos y humanos. Después de todo, todos éramos mitos para los humanos.

    Por supuesto, el mundo siempre te sorprende con misterios que uno nunca podrá descifrar, ya que, cuando lo hagas, reaparece uno automáticamente.

    —No hay de que— respondí.

    Pero de pronto las dos grandes puertas por donde había salido Paradise se abrieron de golpe. Dejando que un fuerte ruido estremeciera a toda la multitud.

    Espero que sea algo importante para despertarme a estas horas— pensó

    Sera mejor que te fijes bien y no hables, por favor— me informo Shendria— Conhile no es muy fan de los vampiros.

    La miré y afirme

    Luego, un hombre de largos cabellos plateados apareció entre las puertas, con una vestimenta que resplandecía a la vista, con unos pantalones y una camisa claramente envolatada a su contextura.

    Me quedé estupefacto, su belleza era infinita, mucho más a la que cualquier vampiro o enboul que haya visto.

    “Un día, cuando su padre falleció. Zeus lo adoptó como un hijo suyo, convirtiéndolo en estrella.”— recordé.

    Pues eso era lo que era, una estrella, la viva imagen de una estrella en persona. ¿Quién más podría tener esa belleza que el mismísimo hijo de un dios? El se aproximó al maestro Cahuels sin dirigir la mirada a ninguna persona presente en la sala, solo yo divise que observo de reojo a Irgham el cual lo observaba hostilmente.

    —Conhile gracias por venir— dijo Cahuels.

    —Lamento la demora maestro, la verdad es que la llamada intempestiva me tomo desapercibida.

    —Conhile, quiero que conozcas a alguien…—acató Cahuels desviando su mirada de él a mí.

    ¡Pero qué diablos…!

    —Hola soy Edward— respondí.

    Hay no…—pensó Shendria.

    Ni bien Conhile clavó su mirada en mí, pude sentir como su mirada iba matándome por dentro, me veía tan… hostil, con odio, parecía que en cualquier momento iba a saltar a matarme. En respuesta, me puse a la defensiva— instintos vampíricos—, podía sentir en el aura solo un sentimiento. Temor. Hostilidad. Venganza.

    —Maestro, ¿Estoy frente a un vampiro?

    —Antes de sacar falsas conclusiones quiero que comprendas que no es un vampiro normal…

    —Oh no, por supuesto que no; él es el mismísimo Edward Cullen ¿No es así?— respondió dando pasos en mi dirección— sus ojos lo delatan…

    —Necesito un favor— repuso Cahuels.

    De pronto Conhile relajó su expresión y volvió a encarar al escuchar su llamado.

    —Dígame… maestro.

    —Requerimos de tus servicios ahora, Edward como veras necesita ayuda de nuestra parte; y solo tu podrás dárnosla— intervino Irgham— El joven Edward ha tenido inconvenientes con el tiempo.

    Las pupilas de Conhile se achicaron al escuchar la petición.

    Suspiró— Maestro sabe las consecuencias…

    —No me importa si lo tomas como un favor o una orden Conhile, pero lo realizarás— amenazó Cahuels.

    Conhile poseía una mirada amenazante, todos los presentes no despegaban la mirada de él. Incluyéndome. Pero luego miró al suelo y sonrió macabramente. Giró en mi dirección con ese gesto perturbador en el rostro. Yo me mantuve rígido.

    Si mal no recuerdo, si eres Edward Cullen puedes leerme el pensamiento ¿A qué no?

    Afirmé a sus pensamientos.

    —Sorprendente.

    Todas las miradas se posaron nuevamente a mí por esa pequeña conversación personal que tuve con él. Normalmente siempre era muy confusa la situación cuando hablaba con alguien a través de sus pensamientos.

    —No se preocupe maestro— concluyó Conhile, con la misma sonrisa macabra en el rostro— haré todo lo que tenga al alcance de mis manos.

    —Perfecto, gracias Conhile— terminó Cahuels.

    —Maestro…—intervino Shendria— ¿Podría asegurarme de que Conhile realice su cometido?

    Sentí la respuesta de este en un gruñido.

    —Claro hija, lo veo innecesario, pero si lo dices…

    —Gracias— murmuró con una reverencia.

    Ahora, agáchate y por el amor de dios no metas la pata esta vez.

    Sonreí— A sido un placer conocerlo maestro Cahuels, usted y su pueblo son realmente maravillosos— comenté con una reverencia.

    ¿Por qué no te guardas tus discursitos para otra gente?— pensó Conhile.

    Le envié una mirada asesina. Estaba claro, no me llevaría bien con él. Cahuels me correspondió con una sonrisa y una reverencia de cabeza.

    Nos volveremos a ver muy pronto, joven vampiro— pensó

    —Vámonos— susurró Shendria.

    Luego de adentrarnos entre la gente, logramos salir del gran salón en donde nos encontrábamos, traspasamos una puerta la cual Shendria cerró ni bien entré. Parecía una pequeña habitación trasera, estaba llena de estanterías de libros y algunos muebles.

    Nos quedamos ambos callados, yo con la mirada perdida y ella observándome con la furia desbordándose por los ojos.

    Ahora sí, me caería una bien grande. Suspiré antes de encararme con Shendria, debía estar molesta, técnicamente había metido la pata— bien hondo, me dijo una vocecita en mi cabeza— , pero no tenía toda la culpa, ¿Cómo iba a reaccionar si la oportunidad de ver a Bella se me había escapado de las manos?

    —¿Sabes que metiste los colmillos no?— comento riéndose.

    Las miré incrédulo, muy típico de Shendria, romper el silencio con algún comentario tonto y gracioso.

    —¿Mucho?— enarco una ceja— vale vale…

    —Y tu… ¿No tienes nada que reclamarme?— preguntó

    Suspiré— No, nada…

    —Edward, te conozco, aunque sea en un periodo tan corto, era obvio que te enfadaste conmigo…

    —Sé que no es tu culpa, si acepto a que retrocedan el tiempo hasta el periodo en el que estaba con Bella, no pasaría nada. Volvería a repetir todo, el sufrimiento, dolor…y te olvidaría.

    Pensar eso me remueve las tripas— pensó Shendria.

    —Lo lamento, no te obedecí cuando debía…

    —Lo veía venir, eres muy terco, ¡Demasiado!— exclamó dramáticamente— pero supongo que te sentías así cuando Bella no te hacía caso.

    Giré mi cabeza en respuesta. Esa era una afirmación correcta.

    —La mayor parte de las veces— respondí— lamento no haberte obedecido, enserio…

    —¿Deberitas?—preguntó asiéndose de rogar.

    Solté una risotada— Deberitas.

    Ella se unió a mis risas— De acuerdo, estas oficialmente perdonado.

    Shendria se incorporó en un sofá y se dejó caer fuertemente, como si estuviera muerta del cansancio. Sus dramatizaciones me causaban mucha gracia. Luego, me observó y palmeó el asiento de alado.

    Obedecí y tomé asiento junto a ella, observando fijamente la sonrisa que enarcaba su rostro.

    —Así que… ¿ese tal Conhile me ayudará?— pregunté

    Shendria rió entre dientes.—De realizarla, lo hará; pero dudo que lo haga por ayudarte, sino más bien como una orden mandada.

    —No le caigo bien ¿No?

    —No eres tú, es…tu especie.

    Ugh. ¿De nuevo?

    —¿Sabes?, esto de que los vampiros sean odiados por todos, me causa escalofríos…

    —Pero nadie odia a los vampiros vegetarianos— me reclamó guiñándome un ojo.

    —Conhile si— respondí

    —Bueno, él no cuenta, el odia a todos los vampiros…en general, sin importar la dieta que mantengan, pueden ser vampiros raros o vampiros normales.

    —¿Otra vez soy un vampiro raro?

    Shendria soltó una carcajada antes de tirarme algo en las manos rápidamente.

    Miré el objeto algo confundido— ¿Un móvil?— pregunté

    —Te dije que Rosalie me dijo que la llamaras ¿Recuerdas?, llámala mientras arreglo las cosas con Conhile.

    —De acuerdo, pero ¿Cuándo…sucederá?

    —Antes llama a tu familia ¿Vale?—Y verás la sorpresa que te espera.

    —¿Sorpresa?— pregunté dubitativo; pero automáticamente el subconsciente de Shendria volvió a ser un misterio para mí, lo nubló totalmente.

    —No pienso decir nada, así que será mejor que los llames— exclamó apuntando el móvil.

    Miré el objeto que tenía en mis manos. Suspiré. ¿Qué diría Jasper? ¿Y Jacob…?

    Jacob se había peleado con mi hija, y, hasta donde sabía, se encontraba desaparecido.

    “Ha llamado Rosalie, dice que la llames; al parecer encontraron al “chucho”— recordé.

    Tenía razón, primero que nada tenía que llamar a mi familia.

    —Sabes Shendria creo que…—pero al subir la mirada encontré la habitación totalmente vacía.

    —Genial— susurré para mí mismo.

    Fruncí el ceño mientras marcaba el número de Rosalie, normalmente no se demoraba mucho en contestar…

    —¿Diga?

    —¿Rose?

    —¡Edward!

    —Estoy bien, aunque…específicamente donde estoy, no lo sé— respondí— Shendria me dijo que hablaste con ella.

    —…—guardó silencio— si te refieres a la chica con la que hablé en la mañana, si, hablé con ella. ¡Me dijo que estabas inconsciente! ¿Cómo paso? ¿Cómo pudo dejarte inconsciente?

    —Créeme, si te digo la verdad, tendrás mil preguntas detrás de eso…

    —De acuerdo— refunfuñó— ya tendremos tiempo para hablar sobre eso.

    —¿Jacob?—Escuché el profundo suspiró de Rosalie por el auricular.

    —Seth lo encontró en el borde del acantilado— me tensé— tranquilo solo estaba…recordando

    —¿Renesmee habló con él?

    —Define bien…— gruñó un poco— bueno se podría decir que está bien, y habló con Nessie, pero lo noto diferente.

    —Ella ¿Está bien?

    —¿No crees que esa es una pregunta estúpida en estas circunstancias? Es obvio que ella no está nada bien.

    Silencio. Era un tema que no podía discutir.

    —Si a lo que te refieres es que si ella se reconcilió con el perro, bueno, no, él acepto sus disculpas pero lo noto distante.

    —¿Ahora está con ella?

    —Edward— Rosalie dudó por un instante— pasaron cosas extrañas…

    —¿Qué paso?

    —Te lo diré cuando lleguemos.

    Alto.— ¿Cuándo lleguen? ¿Rosalie, dónde están?— pregunté, a lo lejos escuché maldecir a Emmett.

    —¡Demonios Rose! ¿No puedes guardar un simple secretito?

    —Lo siento Emm., lo olvidé— se excusó. Pero de pronto alguien le quitó el teléfono a Rosalie, escuché su voz a lo lejos, era grave pero no logré identificarla.

    —¿Edward?—preguntó preocupado.

    —¿Carlisle? ¿Dónde están?

    Suspiró— En un jet a Inglaterra.

    ¡QUÉ!.

    —¿Hijo?...—preguntó mientras yo respondía nervioso a qué hora llegaban.

    —Aún no lo sabemos, salimos hace un par de horas, así que estaremos por ahí seguramente en otro par.

    —¿Renesmee?

    —Se quedó con Nahuel, Jacob y Esme; los que vamos en camino somos Rosalie, Emmett y Yo. Jasper partió a Brasil con Zafirina, Senna y Kachiri; querían reconfortarse unos momentos antes de la llegada de los Vulturis.

    Me estremecí al escuchar su nombre en los labios de mis padres.

    —Edward creo que Rose quiere hablar contigo.

    Gruñí ligeramente, casi inaudible— Ponla al teléfono.

    Luego de unos instantes, volví a escuchar la voz de Rosalie, extrañamente me sentí más seguro.

    —Edward, Jasper ya partió. No quería perder más tiempo— susurró muy bajito.

    —¿Esta…enfadado?

    —No, la chica “Shendria” nos dijo que ayudaste a una persona, cualquiera hubiera hecho lo mismo.

    —¿Sabe que tendremos que volver en diez días no?— Rosalie afirmo.

    —Sería muy conveniente que averiguaras donde estas, y como podríamos localizarte por favor. Pregúntale a alguien con quien te encuentres, estaremos por el aeropuerto dentro de algunas horas.

    —De acuerdo

    —He de colgar, dentro de poco podremos aclarar poco— entendí el énfasis en la oración— Cuídate. Adiós.

    —Adiós— murmuré antes de colgar.

    Empecé a pasearme como un león enjaulado por toda la habitación; había muchos libros que leer, pero ninguno me llamó la atención, todos estaban en Quenya, pero luego logré observar uno que captó mi interés.

    —Vampiros…—murmuré mientras ojeaba el libro que se encontraba en una repisa.

    Ojeé el libro varias veces, no estaba en Quenya. La mayoría eran las típicas leyendas vampíricas, desde las hijas de Lilith, hasta el conde de Transilvania. No pude evitar reírme al leer esta última, Drácula y sus estereotipos eran muy cómicos…Pero luego de pasar muchas cosas, logré visualizar lo que me paralizaría por completo.

    Cerré y abrí los ojos con la esperanza de que sea una alucinación, pero el gran titula del capítulo 7 seguía iluminando la pequeña página.
    MITOS DE LOS CULLEN
     
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    DarkHinata

    DarkHinata Entusiasta

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    Interesante lo de las leyendas Cullen..parece q todo tiene ver con Renesmee,verdad? Es extraño que se haya vuelto tan popular..xD
    Ok,despues veremos de que se trata todo..NO TARDES EN SUBIR CAPI!!! Besitos! :*

    Hinata ♥
     
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    Qqarlita

    Qqarlita Iniciado

    Géminis
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    Ami-guita ya nos hiciste esperar muchísimo
    en verdad me encanto este
    capitulo y ya quiero que subas el otro estuvo genial
    no nos hagas sufrir mas por favor y sube el capitulo siguiente
    por que en verdad ya queremos seguir leyendo la historia que esta genial
    sube pronto el próximo por fas no nos hagas sufrir mas...
    ya queremos saber que pasara con Bella y Alice, que mas sobre Jacob, Reneesme y Nahuel.
    que mas pasara en ese viaje de Edward.....
    NO NOS HAGAS ESPERAR MAS POR FAS...
     
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    Holly Chantel

    Holly Chantel Entusiasta

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    Mito de los Cullen (parte 2):

    Solté el libro instintivamente, una ráfaga eléctrica me tocó los brazos, sentía algo de temor contenido con histeria y curiosidad. ¿Qué significaba aquello? Retrocedí unos pasos hasta chocar con un escritorio apoyándome en el borde, luego de unos segundos empecé a hiperventilar, gesto muy humano considerando que yo no necesitaba el aire en mis pulmones. ¿Pero cómo se suponía que iba a reaccionar?

    Cuadré bien los hombros y me adentré unos pasos más adelante para volver a aprehender el libro en mis manos. Busqué la página que había observado hace unos instantes, volviendo a sorprenderme con el escandaloso título. Obligué a mis ojos a despegar la mirada del título y dirigirlos al texto continuo a este.
    Casi todo el párrafo se encontraba en Quenya. ¿Pero qué demonios?, ¡Todo el libro estaba en español y justamente ese capítulo tenía que estar en Quenya! Solo identifiqué el gran apellido repetidamente en el texto, aunque también aprecie cada nombre de mis hermanos, nombrando también a las manadas de la Push. Y Jacob.

    De pronto escuché unos pensamientos aproximarse, al parecer Khayra había escuchado el sonido del libro al impactar con el suelo y venía a cerciorarse de que seguía vivo. Bufé.

    Cerré el libro doblando la esquina ligeramente, antes de ponerlo en su posición original, luego de esto se escuchó el chillido de la puerta al abrirse.

    —Hola Edward

    Le sonreí y correspondí el saludo.

    —¿Todo bien?—pregunté, parecía estar buscando algo.

    —Me pareció escuchar un golpe desde la estancia, ¿Cayó algo?— Negué.— bueno, ¿Qué hacías?

    —Nada en particular—mentí—Shendria dijo que se tomaría unos minutos para hablar con Conhile.

    A él no le gusta para nada los vampiros— pensó

    —Uhm, Shendria dijo algo sobre eso.

    —Supongo que esperarás a que llegué tu familia antes de que Conhile maneje el tiempo ¿No?

    Silencio.

    La idea llegó rápidamente a mi cabeza. Tenía que aprovechar la oportunidad que se me presentaba.

    —Khayra, tengo que preguntarte unas cosas.

    — ¿Cosas de por aquí?

    Suspiró. Tendrás que ayudarme después con esto. —De acuerdo ¿Qué quieres saber?

    —Primero que nada— exclamé poniéndome frente a la estantería— debes explicarme esto.

    Identifiqué rápidamente el libro el cual quería mostrarle, lo abrí en la página doblada donde había observado mi apellido.

    —Aquí— señalé— Khayra. Necesito la verdad. ¿Cómo es que todos me conocen?

    Silencio. Me observaba con ojos dudosos, parecía estar debatiéndose en su interior si decírmelo o no. Pero al final asintió con un suspiro.

    —Desde siempre, se han hablado sinfines de leyendas y mitos de futuras caídas de los Vulturis en tierras humanas, todas puras farsas. Pero; no fue hasta hace tres años que llegó a nuestras tierras el mito de la vampimana.

    Fruncí el señor confundido

    —Se decía que una criatura procreada por humana, hijo de vampiro que sería bendecida por todas las especies y generaría caos entre los de despiadados. Pero eso no sería todo, esta criatura se encontraría ligada a otra especie totalmente diferente a la suya, la cual la protegería y cuidaría como uno de los suyos.

    —Renesmee…—susurré

    Afirmó.— Después de unos meses, nos llegó la historia de Renesmee Cullen, una semi vampiro que había sido la razón de que Vulturis hayan cancelado su primera batalla en más de 10 000 de años. Muchos de los nuestros investigaron este hecho con mucho cuidado, investigaron a tu familia y a todos tus aliados. Todos nosotros estaremos siempre agradecidos con ustedes, nosotros hemos deseado la caída de los Vulturis por siglos y ustedes golpearon algo que nosotros nunca podremos hacer. Su orgullo.

    —Increíble…—respondí, instintivamente me llevé las manos a la frente, estaba confundido.

    —No te debe sorprender escuchar que la gente te conozca Edward. Cuando llegue tu familia, generará polémica.

    Asentí. Aún no me sentía calificado para responder verbalmente.

    —¿Estás bien? Pareces traumado hombre.

    —Estarías igual si te enteraras de que existe una especie completamente nueva para ti, la cual, al parecer, te conoce de memoria.

    El ambiente se tensó de un incómodo silencio. Yo permanecí callado observando como Khayra trazaba algunos círculos en la palma de su mano mientras en su mente iban formulándose pequeñas anécdotas que imaginaba la gente al escuchar mi historia.

    Espero que su interrogatorio haya terminado con esa pregunta

    —Yo que tu no apostaría por eso…

    Gruñó. Maldito, vampiro entrometido lee mentes.

    —Demasiadas.

    Bufó. Empecemos.

    —Shendria me dijo que son hermanas…

    —Hermanastras, técnicamente. Nuestro Padre es el maestro Cahuels, pero yo y Qendhra somos hijas de su primera esposa, mientras que Shendria e Irgham son hijos de su segunda esposa; su madre falleció, ellos son los bisnietos de Orwëy— eso no me lo esperaba— solo un hijo puede tener un don en la familia, Shendria lo tiene. Pero como Yo y Qendhra somos mellizas, ambas poseemos uno.

    ¿Mellizas? ¡Ahora todo tenía sentido!

    —¿Cuál es tu don?

    Bajo la mirada avergonzada. Estaba…deprimida.

    —Puedes ignorar mi pregunta si lo deseas.

    —No, está bien— me interrumpió— poseo un don, pero…no estoy muy orgullosa de este.

    —¿Por qué?— pregunté. Sonrió con ironía

    —Es algo raro de explicar. Puede ser bueno y malo.

    —¿Malo?

    —Surge al contacto con las personas. Las congelo o algo por el estilo. Sus sistemas dejan de funcionar y sus corazones dejan de latir, puede ser un reanimador muy práctico pero en muchas ocasiones es peligroso.

    Me sobresalté— ¿Te refieres al tacto?

    —No exactamente, quiero decir… puedo tener contacto con la gente, pero debo poseer un alto autocontrol sobre mi don, si pierdo los estribos por un momento, lo más probable es que la persona termine muerta.

    No podía creer que esa inocente chica podría llegar a ser tan letal. Además de todo eso me sorprendía que al fin alguien comprendiera por lo que alguna vez pase.

    —Si te dejas llevar por la situación, puedes lastimar a alguien a quien aprecias…—concluí

    —Es horrible— comentó— amar a alguien, sabiendo que cuando estas junto a él te juegas su seguridad… por eso me he prohibido amar.

    —Khayra, no te puedes hacer esto, no es justo.

    —No Edward, lo que no es justo es arriesgar una vida en mis manos, nunca me perdonaría si dañara a alguien.

    Silencio

    Suspiré— ¿Te paso no? Lastimaste a alguien…

    Khayra cerró los ojos y bloqueó mentalmente sus pensamientos, quería ocultarme algo y yo quería ofrecerla un poco de intimidad.

    —Siguiente pregunta— murmuró

    No le insistí, habían temas que yo no quería decir y ella los respetaba. Tenía que hacer lo mismo con ella.

    —¿Cuál es el don de Qendhra?— sonrió en respuesta.

    Aparte de tener un ego más grande que toda Randolef y una fuerza que cualquier guardia de aquí quisiera…puede sentir los sentimientos de la gente.

    —¿Cómo Jasper?

    —No, menos complejo y más preciso a la vez; no puede manipularlos pero puede saber el origen de estos. Por ejemplo si en una batalla tus enemigos temen, ella se enteraría porque.

    —Por eso ella sabía cómo te sentías cuando las conocí.

    Afirmó. Nos quedamos en silencio ambos, en la mente de Khayra— la cual había despejado ligeramente— podía percibir ciertos recuerdos, nublados y oscuros pero algunos. De pronto emitió un notable jadeo.

    —A veces, no hay que ser Qendhra o Jasper para darnos cuenta de cómo esta una persona… ¿Qué sucede Khayra?

    Ella tomo asiento en uno de los muebles de al frente y mantuvo la mirada baja. La observé por unos momentos esperando una respuesta, pero ella se mantuvo callada; me acerqué y tome asiento a su lado.

    —Respeto que tengas asuntos personales porque yo también los tengo, pero quiero que sepas que aunque no nos conozcamos muy bien puedo ser un gran consejero.

    Ella levanto la cabeza y me envió una sonrisa.

    —Shendria tenía razón, eres un buen chico.

    —Eso dices ahora, cuando me conozcas más vas a ver como cambias de parecer.

    Rió entre dientes— Tal vez…pero ¿Estarás? ¿Estarás por aquí?

    Cambie mi expresión a una más seria.

    —No lo sé— no mentía— ahora necesito buscar a Bella y Alice; pero con mi familia aquí no será nada fácil.

    —¿Ellos no…?

    —No, no lo saben, esto es entre Jasper, Jacob, Rosalie y yo, los demás no están al tanto de nada, piensan que he venido en busca de matrícula para la universidad de Cambridge.

    —Si hay algo en lo que te pueda ayudar, cualquier cosa. Pídemela

    —Lo tendré en cuenta— murmuré. Ella me sonrió ampliamente.
     
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    Holly Chantel

    Holly Chantel Entusiasta

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    Mediodía ~ La historia después del Amanecer...
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    *Costumbres:

    Khayra jaló de mi brazo hacia la puerta de salida, luego entrelazó su brazo en el mío, como realiza una pareja antes de iniciar un baile. Caminamos por unos corredizos que reflejaban por un lado la parte exterior de la edificación, me asome un poco mientras seguíamos caminando, para poder observar nuevamente al árbol blanco y purpura que había visto antes. Pero me encontré con algo totalmente distinto.

    Me paré en seco, deteniendo también a Khayra, la cual emitió un chillido al sentir mi acción intempestiva.

    —¡Hey! ¿Qué pasa?

    —¡Juraría que ese árbol tenía hojas purpuras!— exclamé— Pero ahora es…marrón.

    —¿Esperabas que fuera purpura para siempre?— bufó

    —Un árbol normal siempre es verde. Pero como veo, aquí nada es normal, ¿Debería sorprenderme?

    —Eh, oh, bueno…—tartamudeó— aquí no, ese árbol representa nuestra conexión con Cibeles, diosa de la naturaleza. Cuando Randolef experimenta nuevas cosas, el color varia, es futurista; como un oráculo, gracias a este nos enteramos que un vampiro pisaría nuestras tierras.

    —¿Qué significa el marrón?— pregunté sin dejar de observar al árbol.

    —Nuevos visitantes, apostaría que tu familia no tardará mucho en venir, los colores simbolizan diferentes cosas; Marrón, visita; Rojo, destrucción, peligro; Verde felicidad, buena tierra; y Purpura, neutral. Hasta algunos dicen que hubo veces que se pudo apreciar un color parecido al dorado, pero son supersticiones.

    —Fabuloso— murmuré

    Khayra rió.—Anda vámonos.

    Di un último vistazo al árbol de afuera y me volví al recorrido.

    —¡Tus ojos!

    —Ah sí, lo olvidaba, nuestros ojos cambian de color según el tono de hojas de Cibeles, es por causa de la conexión.

    Me acerqué más a ella y examine sus pupilas. Eran de un profundo color marrón claro, no como los de Renesmee, ni Bella en su vida humana; más bien eran un todo de caramelo.

    Suspiré resignado. Volvimos a andar por unos pasadizos desiertos hasta que llegamos a lo que parecía ser el centro de Randolef, era grande, sin techo permitiendo que los últimos rayos solares hagan contacto con el suelo y las paredes, generando brillo. Enredaderas colgaban en las paredes, acompañadas de flores silvestres de diferentes tonalidades. Como siempre todo estaba relacionado a la naturaleza. Había algunas personas caminando por los alrededores, todas fijaron sus miradas en nosotros; algunas con alegría, otras con sorpresa,...y hasta algunas con temor.

    —Si mal no recuerdo, Yannithia tiene tu auto…

    — ¿Qué? ¿Ya te cansaste de usarme como carro de desfile?

    —Creo que podremos dar una vuelta en el crepúsculo ¿Qué te parece? Aún podré sacarte varias veces no te angusties.

    —Ja. Ja

    Ahora me sentía muy estúpido al haber creído que solo existían en el mundo los seres que conocía. Observaba como los niños corrían, como la gente se saludaba. …¿Cómo había ignorado la presencia de seres tan míticos como éramos nosotros? Hasta parecía un pensamiento egoísta.

    Qué ignorancia.

    —¡Eh! ¡Hermana! —Una voz nos llamó desde atrás— ¿Ustedes a dónde iban?

    —Por su Volvo— intervino Khayra— ¿Lo tiene Yannithia no?

    —No lo sé, creía que sacabas a presumir a Edward por las calles.

    —Lo mismo digo yo.

    Ambos pusimos los ojos en blanco.

    *

    Luego de cruzar algunos sitios visualizamos una pequeña casita de color blanco mezquino. Tenía ventanas con marco de roble y, un pequeño porche adornado con una mecedora, y una pequeña mesita de encaje. Si blanca nieves apareciera no me sorprendería. Pero entonces se escuchó el chirrido de la puerta al abrirse, dejando ver a una anciana salir por la puerta de entrada con un libro en manos.

    Definitivamente no era lo que me planeaba encontrar.

    —¡Yanni!— gritaron ambas chicas. Mientras las señoras les daban la bienvenida con una amplia sonrisa.

    Su rostro me recordó a la típica anciana que engríe a sus retoños, aparentaba unos, uhm…, sesenta y tantos, tal vez. Tenía una estatura mediada con una melena de un profundo color gris brillantino,— al instante se me vino la imagen de Conhile a la mente, ya que poseían el mismo color—, se le podía ver algunas arrugas en el rostro por la edad, pero aún así se la veía bien activa. Pero fuera de todo eso, su rostro reflejaba tranquilidad, alegría, ternura. Una conformidad muy extraña; instintivamente yo también le sonreí, pero ella me respondió con una mirada llena de curiosidad.

    Mientras ambas chicas se abalanzaban encima de Yannithia yo me hundí en los ojos de la enboul de al frente. Intensificó su mirada hasta formar una nueva arruga entre sus cejas. El tiempo pasaba muy veloz alrededor mío, todo pasaba a una velocidad superior a la que yo podía moverme. Ahora solo existía esos ojos y yo.

    Ambos permanecimos inmóviles, mientras sentía como extrañas voces inundaban mi cabeza. Al principio parecían millones de murmullos, pero ahora lo que escuchaba eran grandes voces gritándome desde muy cerca. Todas extrañamente conectadas.

    Hablaban en Quenya, eso lo tenía muy claro. Empecé a marearme, sentía que todo mi entorno daba vueltas a mi alrededor, pero no desvié la mirada de esos profundos ojos marrones.

    —¡Edward…!— escuché un eco—¡… Edward!

    Identifiqué esa voz al instante.

    No sé cuándo cerré los ojos, pero si recuerdo cuando los abrí. Estaba aturdido; aunque me tranquilizó encontrarme con el rostro de Shendria frente a mí.

    —¿Estás bien?— preguntó

    Aún sentía un gran dolor de cabeza, y aunque las voces ya no se escuchaban tan fuertes, aún permanecían en mi cabeza. Shendria al no escuchar ninguna respuesta, tomó mi mano. Frunció el ceño— Anda, ven, recuéstate.

    No me rehusé al empuje que me dio, seguía sintiéndome aturdido. Baje mi mirada a mis pies, concentrándome en fijarme donde pisaba, cuando trataba de levantar la vista las miles de voces se profundizaban más en mi mente, impidiéndome razonar y hasta dejar de escuchar mis propios pensamientos. Inútilmente trate de ignorarlas; como lo hacía en un centro comercial o en el instituto; pero extrañamente las seguía escuchando como si la gritaran sobre mis oídos.

    —¡Maldición! ¡Callen esas malditas voces!— grité, sosteniendo mi cabeza con ambas manos.

    El jaloneo se detuvo, para luego escuchar unas pisadas aproximándose a mí.

    —Gracias— escuché decir a Shendria. Luego, sentí algo en mi boca— Bebe.

    Y así lo hice. Hundiéndome en una rápida inconsciencia
     
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    Holly Chantel

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    *¿Otra vez con el tema del alma?

    Cuando abrí mis ojos ya era de noche, estaba un poco aturdido por lo que había pasado. Palmeé mis costados y sentí una superficie suave, al tomar asiento me di cuenta que me encontraba recostado sobre un sillón de cuero. Toda la habitación estaba desolada, inundada en una oscuridad que— aunque yo sea vampiro — impedía apreciar algún detalle de un entorno. Me empecé a mover impaciente y trate de intensar mi mirada, pero nada. No podía ver nada.

    De pronto una voz me sobresaltó.

    —En tus ciento ocho años no has estado inconsciente— replicó— y en menos de veinticuatro horas lo haces más de dos veces.

    — ¿Quién está ahí?— me sorprendió lo extraña que sonaba mi voz.

    Entonces una pequeña lamparita se prendió, dejando alumbrar a la anciana que había visto antes de desfallecer. Se encontraba sentada en una silla— tal vez mecedora— al lado de una pequeña mesita donde se encontraba la lámpara y una pequeña taza de té.

    Pero lo que más me llamó la atención fue el rosario que poseía en sus manos.

    —Lamento lo que sucedió hace un rato— explicó señalando mi cabeza— no sabía que tú eras el que podía leer el pensamiento, además no puedo controlar sus comentarios.

    Fruncí el ceño— ¿Quién eres?

    Silencio.

    —Me llamó Yannithia, enboul protectora de la maternidad y…— me observó ceñuda— antiguo oráculo.

    Entendí las palabras después de unos segundos.

    —¿Oráculo?— me observó y suspiró aliviada.

    Eres más fuerte de lo que pensaba, Shendria te subestima mucho, me dijo que tomabas la nueva información muy mal.

    Gruñí— Soy fuerte.

    Ella rió entre dientes.

    —No lo dudo Edward, pero desde que Khayra te dio esa bebida, tus instintos como vampiros han bajado alrededor de un ochenta por ciento más o menos.

    —¿Quiere decir que soy más humano?

    Me observó detalladamente y me sonrió, podía ver como las arrugas de su rostro se iban juntando hacia arriba. Giró su vista a la derecha y se levantó de su asiento, con intención de aproximar una silla a la mesa.

    Instintivamente me reincorporé y la ayude a trasladar el ciento.

    No estoy tan vieja— pensó.

    Solo reí entre dientes. Me indico donde colocarla y espero que tomara asiento. La observe por unos instantes antes de acceder a su petición, ella me observaba con las manos entrelazadas y con una expresión de cariño. Me recordaba a Esme.

    —Enserio lamento que hayas decaído por mi culpa, traté de callarlos pero, al observarte, se sorprendieron.

    —¿Sorprendieron? ¿Quiénes? ¿Hablas…de, las voces?— afirmó a mi pregunta— ¿Eran diferentes personas no?

    Giró su vista al techo y giro su cabeza dubitativa.

    —Más o menos. Aunque tal vez personas sea un mal termino para ellos.

    Afirmo— Dime Edward, ¿Qué sabes de los Oráculos?

    Apoyé mi espalda al respaldar de la silla, recordando las pocas clases de historia que había prestado atención en Forks.

    —Son seres de la mitología griega, y podían predecir el futuro, solo las más hermosas podían ser oráculos y eran el puente entre los dioses y los humanos. Creo que eran tratadas como reinas ¿no?

    —Reinas…—bufó— predecíamos el futuro, pero estábamos muy lejanas a ser tratadas como reinas…habían días que los espiritus no nos comunicaban nada; dando a que la conexión ya no existía. Entonces nos desechaban.

    Tragué saliva. Su expresión cambio de tristeza a compasión.

    —He visto todo lo que has tenido que pasar para llegar aquí—Dio un sorbo a su té— debe haber sido muy difícil.

    Una voz susurró el nombre de mi esposa en mi mente, la sacudí queriendo detenerle.

    —Es…horrible, no saber nada de ella, no saber si está bien, no saber si volveré a verla…

    Cerré mis manos en puños sobre la mesa del frente y cerré mis ojos. De pronto sentí como un extraño líquido se deslizaba por mi mejilla. Asustado abrí los ojos, atrape la pequeña gota de agua en mis manos y me sobresalte empezando un intempestivo jadeo.

    ¿Una lágrima?

    Un tacto frio palmeo mi mano.

    —Tranquilo…—susurró.

    Acompasé mi respiración al latido del corazón de Yannithia, hasta neutralizarlo totalmente. Me sequé las…lagrimas que salían por mis ojos, y me charrasqué la garganta.

    —¿Cómo puedo llorar?— pregunté

    —Te lo dije en antes, tus instintos vampiros no son los mismos y en parte eres más humano, aunque no completamente.

    Suspiré confundido.

    —No es permanente— me explicó—son solo efectos secundarios. Seguramente volverán a la normalidad en un par de días.

    —Es extraño…llorar— recaté— no recuerdo cuando fue la última vez que lo hice.

    —Tampoco la última vez que dormiste.

    —No dormí, solo me quede inconsciente, cuando duermes sueñas. Pero yo solo me envuelvo en una oscuridad macabra.

    —No puedes saber cómo una persona duerme, no has tenido que observar a alguna persona durmiendo ¿O sí?

    Parecía una pregunta retórica.

    —Cuando Bella era humana. La observaba todas las noches.

    Afirmó, parecía que ya lo sabía así que no continué.

    —¿La extrañas mucho…?

    —Demasiado…—Podía escuchar la nana que había compuesto para ella en mis recuerdos. Su silueta esperándome al lado del piano de la casa, su sonrisa cautivándome. Todo en ella era perfección, y esta se había derrumbado tan rápido que no había podido hacer algo al respecto—Es tan solo… no lo sé—Mis manos estaban nerviosas— No sé dónde está, no sé qué está haciendo—La voz se me quiso volver a quebrar—Parece que nunca se acabarán los problemas. Nunca jamás.

    Subí mi mirada de mis manos a su rostro, Yannithia me observaba con compasión, entendía como me sentía y, por sus pensamientos— pedía que me ayudaran. ¿Pero a quién?

    —Yannithia—la llamé, ella al instante presto más atención— ¿Quiénes eran las voces que escuchaba?

    Suspiró y volvió a mirar al techo, luego de unos segundos sonrió.

    No te desmayaste cuando te dije que era un oráculo así que ya no debería haber problema.

    —Como veras, nuestra especie necesita la constante supervisión de nuestros antepasados. Ya que precisamente eso es lo escucho, a los espíritus. Ellos están en sintonía conmigo, soy el único oráculo que aún vive, así que soy la única conexión que aún existe entre ellos y nosotros.

    —Vaya— murmuré— ¿Los escuché?

    —Todos están relacionados con la naturaleza, Cibeles es la madre de todos, ella es la que nos protege y cuida. Y en relación, todos lo hacen.

    —Me alegraría si alguno supiera donde esta Bella…—susurré.

    Silencio.

    —Sabes…— respondió— solo hay una persona en el mundo que puede saber cómo esta Bella.

    La observé incrédulo, y con esperanza en los ojos. Ella me sonrió ampliamente y deposito sobre mi mano un objeto que en mi existencia creí tener ahora.

    —¿Dios?— pregunté

    —Solo él cuida de ellas ahora, sabes, el es el único el cual sabe en verdad el paradero de ellas. Lo único que podrías hacer es pedirle protección y cuidado sobre tu familia.

    —Dios no cuida a vampiros— respondí— Dios no cuidaría a unos monstruos.

    Los vampiros no son monstruos.

    —Si lo son— contesté a sus pensamientos— los enbouls son las criaturas más gentiles y buenas que he conocido; pero, los vampiros… ¡Ya viste lo que les hicieron a su especie! ¡Somos asesinos por naturaleza! Vivimos en el pecado.

    —Está muy equivocado— intervino— Edward, ¡Dios te protege!, tú eres uno de sus hijos. El alma que hay en ti es prueba de ello.

    ¿Otra vez con el tema del alma?

    —Los vampiros no tenemos alma— concluí—los vampiros somos seres atrapados entre la belleza del pasado y el momento del futuro. Nuestro corazón deja de latir como si fuéramos muertos, porque eso es exactamente lo que somos. Muertos vivientes.

    Me giré para verle el rostro, no planeaba ser descortés con Yannithia, y mucho menos después de la charla que habíamos tenido. Pero ella seguía observándome con una mirada llena de compasión y ternura. Acuno el tequeño rosario en sus brazos para luego devolvérmelo.

    «No lo creo››, susurré muy bajito. El alma que habita en cada persona era parte del cuerpo de Cristo; una prueba, como había descrito Yannithia. Pero ¿Vampiros? No, ni pensarlo.

    Yannithia suspiro.

    —¿No te haré cambiar de opinión?— preguntó. Parecía haberme leído el pensamiento. Negué en respuesta mientras le devolvía el rosario.

    Ella sonrió, pero envolvió su mano sobre la mía, cerrándola en un puño— Consérvalo— murmuró.

    Pensaba reclamarle el asunto, pero ya había sido demasiado descortés el día de hoy, solo sonreí y afirme. Guardando el rosario en uno de los bolsillos de mi chaqueta.
     
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  8.  
    Moliry

    Moliry Fanático

    Tauro
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    Pluma de
    Escritora
    Amiga. Vaya que por fin ya te alcancé, perdón por tardar, pero no he podido leer nada de mis queridas amigas.
    Pero ya no me tardaré tanto, lo prometo y perdón.
    Como siempre tu narración en muy agradable, ágil para leer y eso siempre me ha encantado de ti.
    Sobre la historia, mmm, se me hace súper raro y creo que hasta incómodo, jaja, que al principio muy fiel a la historia de la Saga crepúsculo y de repente leo de la existencia de otros seres, ya desvíando para mi mucho de la historia original, es tu historia y obvio tu puedes hacer lo que quieras, sólo que no puedo compartir esa pasión tuya, jajajaja, es que yo le soy fiel a mis personajes y si quiero meter otros temas es mejor hacer fanfic originales, jajajaja, no me hagas caso, es cosa mía, lo importante es lo que haces lo disfrutes y te deseo mucho éxito.
    Eso si, como disfruto de tu narración, un gran beso preciosa, aquí seguiré leyéndole. Tqmmm!
     
  9.  
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    eks Iniciado

    Tauro
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    yo la estoy leyendo y quiero saber como termina, por que no encuentro lo que falta, soy nueva en la pagina y no entiendo... la historia esta buenisima
     

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