QUEJIDOS

Hola, después de mucho traigo conti.

Mioro: gracias por pasarte, me agrada que te gustara (y si, ya sabía que te gustaban tanto o más que yo los vampiros xD)

Ahome Higurashi: Me alegra que te paresca interesante. La verdad no me importa que tan tarde te pases, siempre y cuando te guste y comentes me dejas tranquila. ^^

Beloved: Aprecio mucho que leyeras mi historia desde un principio (sin llevar leyendola con anticipación). También agradesco que resaltaras mis errores. La verdad no los había visto así que muchas gracias. Espero haber mejorado eso, y si ves cualquier otra cosa por favor resáltala e intentaré correjirla.

Bueno, para todos: El capi, puede ser más corto que los anteriores como bien no. La verdad no miré ese detalle pues ando un poco recargada de contis que hacer y leer y, bueno, quería darles algo ya que veo que les gustó. En fin, a la conti.

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Capítulo 6:​

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Imposible de creer.​

Maldije al darme cuenta de que no me abriría. Llevé ambas manos a mi cabeza e intenté analizarlo todo y encontrar una solución lógica.

—Tal vez solo esté soñando… —Dije con tono nervioso caminando en círculos.

Me senté en la cama “¡no seas estúpida!” me dije a mi misma. “Aquí hay algo raro”, pero en ese momento ni la capacidad de pensar enserio tenía.
Estaba ansiosa, desesperada, agobiada entre otras cosas más, pero principalmente desconcertada, en especial porque hasta donde sabía los vampiros se gobernaban solos ¿no?

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— ¡Mamiiiii! —Dije corriendo a los brazos de en aquel entonces la única persona que tenía.​

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—Pequeña, ¿dónde estabas? —Preguntó mi madre viéndome fijo con temor.​

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—Tranquila mami, estaba en el arrollo jugando un poco —Sonreí, pero ella seguía con aquel deje de miedo. ​

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—Bueno ya no importa —Intentó sonreír con naturalidad —, ya entra ¿si? Enseguida voy. ​

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Hice caso como era costumbre, apenas tenía cinco años y hasta entonces no sabia nada del mundo ni de sus crudas realidades. Así que entré, como ya les dije, y esperé sentada en el sofá dejando descolgados los pies, tambaleándolos en el aire con cierta torpeza. ​

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Esperé.​

Esperé.​

Y esperé.​

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Pero no pasó nada, enserio, nada. Ni un solo sonido, ni siquiera el cantar de un pájaro se hacía presente. Comencé a asustarme y con temor me asomé por entre la puerta principal evitando hacer ruido.​

Entonces entendí la razón: mi madre y un hombre de apariencia majestuosa hablaban con serenidad muy bajito, y de vez en cuando se sonreían, era lindo ver aquello y sentí cierto cariño por aquel hombre, mis razones eran simples: En verdad lo quería, porque al parecer mi madre también, y con eso bastaba. Además, no muchas personas le daban ese tipo de cariño a mi madre, todos creían que era una bruja y que yo sería su “heredera” de aquel peligroso poder que según ellos, ella tenía; y el que aquel hombre la viera con ojos recargados de amor sincero me alegraba.​

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—Escucha Belén, de verdad quiero cuidar de Kira. Ella no tiene la culpa de que nuestro amor sea prohibido, no tiene la culpa de haber nacido siendo…​

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—Shhh, recuerda que ella está cerca y posiblemente escuchando —Dijo para acariciar con ternura el rostro del hombre.​

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—Lo se. Pero sabes bien que si por mi fuera lo diría a todo el mundo —La nostalgia en su voz era notoria, y en cierto modo contagiosa.​

—Escucha, no tienes por que asustare, —Dijo mi madre con un tono de voz dulce y suave — ella estará bien conmigo.​

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—Eso lo se. Confío en que así será siempre —Bajo la mirada — pero ¿y si algo te pasa a ti y queda sola? Belén, sabes que tengo enemigos, y que estarían dispuestos a todo con tal de verme mal.​

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—En ese caso, envía a alguien que cuide de ella. Pero por favor no me hagas decidir. Sabes bien que siempre me quedaré aquí —Él echó un suspiro con resignación.​

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—Esta bien Belén, pero recuerda que siempre debes mantener los ojos bien abiertos —La abrazó con cariño, sin querer soltarla y con cierto temor.​

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—Lo sé. Vete ya, Kira debe estar esperando —Al escuchar esto último corrí a todo lo que me daban los pies y me subí al sofá simulando no haber visto nada.​

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Abrí los ojos bien grandes, ¿y si el hombre con quien hablaba Adrián era el mismo que mi madre conocía?
Entonces entendí que posiblemente si era. Por lo que tomé una decisión precipitada ya carcomida por la curiosidad y desespero: Abrí la ventana y una ráfaga de viento frío entró con fuerza echándome para atrás. Pero eso no me detuvo, estaba dispuesta a ver para creer, y a no ser consumida por la curiosidad y peso de no haber visto nada.
Salté al vacío de dos pisos de altura, si, lo había olvidado, mi casa tenía dos pisos y una terraza realmente grande. Abajo me esperaban para mi sorpresa enormes monstruos blancos, enormes y con los ojos perdidos, como ciegos. Mi grito los alertó, he inmediatamente miraron para arriba; no lo podía creer, por primera vez en mi vída, veía un centenar de recuerdos pasar frente a mis ojos ¡no! ¡Éste no podía ser el día de mi muerte!


Continuará...

 

Perdonen la enorme tardanza, pero bueno e estado algo recargada de trabajos y eso... así que, se me acomularon contis, y pedidos de contis mías. Perdón.

Sin más el capi.

Capítulo 7:​

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Bestia ciega.​

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Un crujido en nombre de la muerte…


Finalmente toqué el suelo con fuerza obligándome a mi misma a tumbarme apenas sentí dolor. Las bestias de color blanco y ojos perdidos se me acercaron, gruñían, pero aunque extraño hasta cierto punto se les entendía palabra.
Sentí como si mi cuerpo se hubiese roto en mil pedazos por dentro, no podía moverme, y una terrible jaqueca amenazaba con arrebatarme la conciencia.

Levanté la mirada borrosa y sentí que la luna me miraba con lástima, que las estrellas susurraban un llanto lastimero por mi bienestar. En un vago intento por no entrar en locura balbuceaba, pero no me salía ninguna frase o palabra existente en el vocablo común.
Una de las bestias blancas se me acercó, y luego descubrí que en realidad, era similar a un oso, a un enorme oso ciego. Intenté tocarlo, pero a duras penas logré levantar la mano.
Probablemente mi vista estaba tan borrosa que estaba confundiendo algún otro ser con un oso. Porque en definitiva, antes de saltar, no había visto nada similar a un animal conocido.

Mientras los peores miedos se asoman con timidez y saludan al encanto…

Simplemente el dolor me hacía sentir pésima, y las terribles ganas de ver bien que tenía en frente me desesperaban.

—No te asustes —dijo la bestia finalmente tomando forma humana.

— ¿Qué…? —Él me miró con extraña ternura y me sostuvo en sus brazos intentando no lastimarme. Por el contrario yo meditaba lo que estaba pasando.

—No deberías relacionarte tanto con ella, hermano. —Una segunda voz se escuchó con fuerza y decisión, era gruesa, al parecer un segundo hombre; mayor que el que me cargaba.

— ¿Por qué no habría de hacerlo? —Su tono era tranquilizador, dulce hasta un punto determinado.

—No es como nosotros. —Él rió y yo simplemente no me movía. Llegué al punto de sentirme como una completa carga.

— ¿Y qué? ¿No te das cuenta que es ella a quien busca Lyon? Tratarla bien antes de lo que le tiene preparado no tiene nada de malo —fruncí apenas el seño, ¿qué me tenían preparado?

—Que va, seguro nos equivocamos de casa —musitó el hombre acercándose y tomando mi rostro con brutalidad para examinarlo —, nombre.

— ¿Qué?

—Tu nombre niña.

— ¿Para qué?

—Soy yo quien pregunta. Responde. —Lo fulminé y bufé sin aliento.

—Kira —dije sin meditarlo mucho, aunque al decirlo una extraña sensación de temor me llenó el alma.

—Hm —vociferó girando mi rostro para verlo de perfil —. No se parece.

—La foto que tenemos la muestra apenas como una niña, ¿cómo podría parecerse? —Interrumpió el joven con suma confianza —, es ella, estoy seguro.

—Pues ojala no te estés equivocando. Llevémosela a Lyon y larguémonos de una vez de ésta casa. Huele demasiado a vampiro, lo detesto.

Su compañero, o hermano, sonrió de lado y dio media vuelta aún cargándome. Miré mi casa y vi la figura erguida y grande del hombre que me había preguntado mi nombre. Él me vio de reojo para pasar por el lado de su hermano que seguía caminando. No me baje, no grité, no forcejeé… nada, simplemente nada. No quería un problema con el grandulón.

Luego de un buen rato llegamos a un claro, me pareció idéntico al que llegué huyendo de “la niña”, por lo que temblé cuando se detuvieron.

—Oye —giré la mirada para encontrarme con la oscura del moreno musculoso —, bájate, no te cargaremos todo el trayecto — volví a bufar, ¿sería así todo el viaje? Porque en la forma en que lo decía, se oía largo, muy largo.
Finalmente bajé ayudada del joven que sonrió. Simplemente correspondí.

— ¿Qué problema tienes conmigo grandulón? —dije encarándolo una vez estuve en frente suyo.

—Pequeña, que vivas o no, me importa un carajo. Solo cumplo con mi misión. Que seas importante para Lyon tampoco es problema mío, así que calla y camina. —levanté una ceja y me crucé de brazos, no me caracterizaba por ser paciente o linda a la hora de hablar con alguien que me tratase así.

—Pues si soy tan importante, no me moveré —él me miró con notoria ira, una risotada nos llamó la atención.

—Eh, ya cálmense, no hagan que sea el mediador —llegó hasta donde estábamos, y nos tomó el hombro a ambos —, parecen esposos.

—Nunca —exclamamos ambos al tiempo para fulminarlos.

— ¡Jah! Este viaje será demasiado largo —exclamó suspirando el joven de ojos azules.

—Pues regresaré entonces. No tengo porque acompañarlos —ambos me miraron, y luego a ellos mismos con complicidad.

—Querida, eso no se va a poder —los vi y tragué seco, entendí con sus miradas cómplices, que estaba siendo secuestrada.

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Bueno, corto... sí, horrible, también, pero ojala les guste y me dejen sus comentarios.