Centinela del firmamento.

Un nuevo fic, espero les guste.​

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Capítulo 1: Solaris Cross.​

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Era de noche… una sombría y oscura noche. Los recuerdos atormentaban a aquella chica de pelo castaño, tez blanca y ojos cafés oscuro. Estaba sentada en la ventana de su cuarto, mirando hacia las calles de su ciudad.

¿Hace cuánto no miraba por alguna ventana que le hiciera ver cosas que… sólo ella podía ver? ¿Hace cuánto no sentía la libertad de ser ella misma y no tener una máscara?

¿Hace cuánto no… recordaba lo doloroso de su pasado, pero a la vez… alegre del mismo?

Clarisa, se llamaba aquella chica castaña. Ella era una de las pocas chicas que tenían un don… Podría ser el don de ver el futuro, el don de hacer magia y aprender lenguaje arcano. Podría ser cualquier don.

En fin, estaba sentada en la ventana de su cuarto. Mirando las sombrías calles, mirando lo que los demás no podían ver; un mundo acelerado.

En su cuello, ella llevaba un collar, el cual, le había regalado su madre. Ella amaba ése collar, no iba a dejar que nunca se lo quitaran.

La cosa era que… varias personas la perseguían; no podía estar en un mismo lugar tanto tiempo.Éstas personas, eran sus… “amigos”. Querían el collar para su propio beneficio; ¿por qué el colla era tan valioso?

Ése collar, ése accesorio, era de suma importancia porque con él… podrías abrir una puerta, que nunca se debería abrir. Sólo los sirvientes de los Ángeles Oscuros buscaban abrir aquella puerta.

Clarisa era la guardiana Angelical. Una guardiana que… debía proteger con su vida aquél collar, y si se lo quitaran y abrían la puerta Oscura… reunir a tantos Ángeles como fuese posible y… asesinar a todo Oscuro que pretendiera acabar con la Humanidad.

La castaña miraba la ventana mientras tocaba su collar, podía sentir la presencia de un sirviente infernal. Miró más allá del centro comercial y en el techo de la charcutería notó una sombra.

Se levantó de la ventana rápidamente y se agachó. La sombra que se posaba en el techo de la charcutería había lanzado un rayo a Clarisa.

—Imposible—Se dijo a sí misma.

Miró de nuevo hacia el techo y la sombra ya no estaba. Dio un suspiro. Pero no se tranquilizó, enseguida peló sus ojos y miró hacia atrás, notó que alguien se posaba atrás de ella. El extraño la atacó, pero ella esquivó sus golpes y contraatacó con una patada en la nuca.

Lo agarró y lanzó contra la pared, tomó su mochila y enseguida salió corriendo de la habitación en la cual se encontraba.El extraño rompió la puerta y la persiguió por todo el pasillo del hotel en el cual se situaba la castaña.

—¡Dame ese collar! —gritó el extraño que en un instante, le empezó a lanzar ráfagas de viento, que contenían unas ondas de electricidad, que con el contacto de algún ser cualquiera, el atacado, moría.

—¡Primero muerta! —gritó e invocó un sabueso. El sabueso era un perro blanco, con alas de águila en su espalda; era de gran tamaño. No era un caballo, sólo un perro con alas.

Enseguida, la castaña se montó sobre aquél sabueso que había invocado y el mismo comenzó a aletear sus alas y correr. Cruzaron en una esquina de un pasillo y al frente, en toda su nariz, notaron una ventana; estaba cerrada, pero eso no detuvo a Clarisa.

—¡Nóisolpxe ranul! —gritó y conjuró mientras señalaba la ventana e hizo explotar la misma.

El sabueso siguió corriendo, casi alcanzaban la ventana, pronto saldrían por ella y volarían hasta alejarse totalmente. Clarisa se volteó y notó que el extraño los alcanzaba, decidió conjurar otro hechizo.

—¡Sahcelf seranul! —volvió a gritar y conjurar e hizo que de sus dedos comenzaran a salir unas flechas pequeñas, pero poderosas. Éstas pequeñas flechas eran de color morado y blanco, e hicieron que el extraño quedara en el suelo, pues habían sido lanzadas hacia arriba del atacante y clavadas en la espalda. El extraño se quedó acostado contra el suelo, sin poder moverse, las fechas le habían hecho perder el sentido; lo habían desmayado.

La castaña, al ver que su oponente había sido neutralizado, miró nuevamente hacia adelante, y notó cómo salían por aquella ventana destruida. En un instante, estaban volando.

Clarisa se quedó viendo nuevamente aquél hermoso paisaje. Las hermosas luces de color azul que iluminaban las calles sombrías. Los peatones que circundaban por aquellas calles, sin saber a dónde ir.

Volteó hacia un lado y observó el mar. Vio después, cómo, la hermosa luna que se situaba arriba de éste, hacía que el mismo se viera aún más brillante, más cristalino.

Ordenó a su sabueso que se marcharan de aquella ciudad; el sabueso obedeció. Comenzó de nuevo a aletear sus alas, y en un instante, ya se encontraban en otra ciudad. Se encontraban en Solaris Cross. Una ciudad hermosa, caracterizada por sus rosas, orquídeas, margaritas, y demás distintos tipos de flores.

También caracterizada por el hermoso atardecer que siempre se veía a las 5:50 de la tarde, por el deslumbrante sol que, siempre se posaba en aquella ciudad. La castaña sonrió… Sabía que se encontraría con varios obstáculos en ésa ciudad, pero eso no le daba miedo… Más bien… La motivaba.

Ordenó a su sabueso aterrizar en un lugar lejano, para que nadie notara a su querido perrito, y no lo atacaran, como lo harían con ella si la veían sobre el mismo.

Aterrizaron e hizo desaparecer a su blanquecino amigo. Estaba en un callejón; su perro había pensado muy bien. Se acercó a las calles de aquella ciudad y pudo notar mucha gente. Volvió a sonreír. Notó personas que se la pasaban vendiendo armaduras, espadas, escudos, báculos, lanzas y mazas. También pudo notar a algunos que practicaban sus duelos como Paladines o Guerreros, practicaban las habilidades de combate de su raza o clase.


Giró su cabeza hacia la derecha y notó a un chico recostado de una pared. El extraño tenía cabello plateado, tez blanca como la nieve y ojos azules. Clarisa, salió corriendo.

El peli plata dio un gran salto hacia uno de los tejados de la ciudad y comenzó a seguirla desde arriba.
Pronto dos o tres extraños más se le unieron a éste, ¿cómo saldría de aquella situación?


Y… ¿cómo era que sabían sus movimientos? ¿Cómo sabían a dónde se movía y dónde estaba?... Era extraño, tenía que averiguarlo… Pero primero tenía que salir de aquella peligrosa situación.

Continuará…

Espero les haya gustado jeje. Nya n.n

 

Capítulo 2: Batalla en Solaris Cross, primera parte.​

Clarisa continuaba corriendo, miraba a todos lados, buscando un atajo, no entendía cómo la habían detectado. Seguía corriendo, pero ésta vez de espalda, pensaba atacar a sus enemigos.

—¡Sahcelf seranul! —gritó y conjuró, y de los dedos se sus manos, comenzaron a salir pequeñas flechas moradas con blanco. Éstas fueron disparadas a los cuatro seguidores de la castaña. Sólo uno cayó y se debilitó de inmediato, pues ése no había esquivado o desviado las flechas lanzadas como lo hicieron sus otros compañeros.

Clarisa rió y se volteó. Estaba pensando en invocar a su blanquecino amigo, pero ésa no era una opción. Siguió mirando a los lados y vio un nuevo callejón, pero éste sí tenía salida.

Cruzó por el atajo que había visto y al salir por el otro lado del mismo, se encontró con algo que no esperaba encontrarse; una Base. Ésta, si bien observaba la castaña, tenía varios monitores, de donde se veía perfectamente dónde estaba Clarisa, es decir, a dónde se movía, a dónde llegaba, en dónde se encontraba.
Se sorprendió. Un mensaje había llegado a uno de los monitores que había en esa Base. Lo revisó.

El mensaje decía:

“Se ha infiltrado, debemos hacer algo rápido. Busquen a Secton, él sabrá qué hacer y cómo atacar, esquivar y defenderse de la Protectora Angelical.”

Se movió hacia atrás impresionada y cayó al suelo boquiabierta. ¿Cómo podía ser que pudieran ver a través de unos monitores dónde se encontraba ella?, ¿cómo podía ser que supieran cómo esquivar y defenderse de sus poderes? Era imposible o… Eso creía ella.

Miró donde se encontraba la salida y entrada a la Base.

—“Secton podría llegar en cualquier momento, ¿debería irme? O… ¿debería quedarme y enfrentarlo?” —pensó ella dudando.

Tenía que tomar rápido esa decisión, ya Secton se aproximaba al lugar junto con los tres perseguidores de antes.

Se oían los pasos de los cuatro Asesinos. Los Asesinos Oscuros, se ocultaban en las sombras, eran veloces, y asesinaban al instante a su oponente con su ataque definitivo: “Lufetsaw doolb”. Su ataque definitivo consistía en que, clavaban una cuchilla envenenada con un veneno paralizante y comenzaban a acuchillar a su objetivo, era sangriento y asqueroso.

Secton, era conocido como “The stained with blood one”, ya que, los que peleaban contra él, no llegaban ni a tocarle; Secton conseguía hacer su ataque de una vez y acuchillar a su oponente hasta dejarlo sin sangre, sin vida.

Clarisa tenía un poco de miedo, ya que, nunca se había enfrentado contra uno de los Siete Servidores de los Siete Reyes Demoníacos. Sabía que ella debía proteger a toda costa su valioso accesorio que llevaba colgado en el cuello.

Así que, no lo pensó dos veces y se escondió en una de las tantas esquinas de la base, se camuflaba perfectamente. Estaba consciente de que la iba a descubrir, pero ése no era su plan.

—“Snwolc Ranul Cilegna” —murmuró e hizo aparecer varios clones de ella misma. Éstos se escondieron también en las esquinas de la Base.

Secton y sus acompañantes, como ella sospechaba, pronto entraron a la misma zona donde se encontraba ella. Uno de los perseguidores de antes se acercó a una de las esquinas y fue asesinado por un clon de la castaña que le lanzó una pequeña cuchilla de color azul; la cuchilla estaba envenenada.

Los seguidores se asustaron y sorprendieron, pero Secton siguió observando la base; no era tonto.

Secton, además de ser uno de los Siete Servidores y Asesino más temido. Era un chico perceptivo, esto quiere decir que podía percibir, con sólo un movimiento, la ubicación de su oponente. Secton era un chico de cabellos rojos, ojos celestes y tez blanca como la nieve. Era frío y no tenía miedo de nada, ni de nadie.

Clarisa, por desgracia, se movió y el peli rojo, la detectó. Lanzó un cuchillo a la esquina donde se suponía que se encontraba ella; no era así. Hizo aparecer, cuando lanzó la cuchilla y acertó al objetivo, al clon que asesinó a uno de sus acompañantes. ¿Cómo no lo había detectado antes? La respuesta es fácil: llevaba consigo una cuchilla que tenía un veneno, el cual, cuando uno lo trae en mano, hace que no pueda el enemigo, u objetivo, no pueda oír los movimientos del que lleva la daga y que, no pueda detectar cuando se lanza el mismo.

—Eres realmente inteligente, me sorprendes—habló el de ojos celestes—,¿pero crees que con éso me vas a ganar? —rió.

La castaña sabía que el peli rojo tenía razón, no iba a ganar de ésa manera, no podría. Los otros seis clones restantes de Clarisa invocaron una daga con el mismo veneno, ésta vez la usarían correctamente.

Se movieron sigilosamente hacia los acompañantes de Secton y los degollaron, y se movieron rápidamente, pues, el peli rojo había dado un “Tfrad Suonosiop”, un giro venenoso, el cual, si con las dagas, cuchillas o espadas de una mano que traía el que daba éste giro, rozaba con ellas a su enemigo, lo envenenaba, y éste veneno, lo paralizaba y asesinaba al instante.

—Mmmm… —pensó —De verdad que eres muy inteligente, lo admiro—continuó hablando a Clarisa—, pero a la vez, muy tonta—sonrió y la castaña se asustó. Acto seguido de decir aquellas palabras, el Asesino, atacó a cada una de las esquinas con varias cuchillas envenenadas que acertaron a tres clones—, ahora dudo de mis palabras, no eres tonta—volvió a reír alocadamente.

Era una batalla de estrategias, ahora se encontraba contra un enemigo bastante difícil de asesinar, ¿lograría salir de aquella situación? O… ¿Le arrebatarían el collar y moriría?...

Continuará…