Long-fic Una verdad Inconveniente [Sessho&Kago]

Hola, chicas disculpen la demora, se que he tenido un poco avandonada esta historia pero por fin vuelvo con la conti, gracias por seguir interesandose en este fic :) espero que les guste el capi.


CAPITULO 3
“PROBLEMAS”

El sonido del despertador interrumpió el dulce sueño de la azabache, perezosamente levantó la mano y a tientas buscó por el buro el despertador que no paraba de sonar, sus intentos fueron en vano hasta que accidentalmente el reloj cayó y el fastidioso sonido cesó. Cubrió su cabeza con la almohada deseando no tener que ponerse en pie pues no quería empezar su día con la odiosa visión que en este momento el ambarino representaría, jamás creyó conocer a un ser tan frío y hasta cierto punto cruel como aquel arrogante Daiyoukai.

Rendida por no poder hacer nada para evitar aquel encuentro fue hacia el tocador y abrió la llave del agua, dejándola correr, necesitaba un baño para relajarse y destensar sus músculos que aún seguían agarrotados debido a su insensata idea de permanecer bajo la lluvia. Al terminar se puso un jersey de cuello alto de color blanco y unos jeans oscuros, no estaba de humor para intentar buscar algo más pues entre menos tiempo pasara en su casa mejor.

Respiró hondo antes de salir de su habitación, tomo la manija y la giró; lentamente por las escaleras bajo y lamentablemente a Sesshumaru Tashio encontró, se hallaba sentado en una de las pequeñas sillas del comedor, esperando con aquella característica indiferencia a que Kagome le sirviera el desayuno, lo que parecía el colmo pues el hombre tenía pies y manos y bien podría cocinarse el mismo.

–Es tarde humana, no tengo todo el día –exclamó fríamente y solo hasta ese momento reparo en la vestimenta del albino.

Este se hallaba ataviado en un traje negro, resaltando la inusual belleza del cual era poseedor el gran Daiyoukai, parecía un juez que estaba a punto de condenar a un inocente a la orca. La azabache suspiró comenzando a enfadarse pues dignamente el ambarino la miraba esperando a que ella lo sirviera.

–Tienes manos, ¿acaso te es tan difícil prepararte algo si tienes hambre? –inquirió ella, tratando de mantener la calma.

–Eres mi esclava, debes servirme –la arrogancia con la que pronunció esas palabras la sorprendió y en pocos segundos enfureció a la chica.

–Si tienes hambre, trágate tu presunción –musitó tomando la mochila que se hallaba en el sofá y caminó hacia la puerta siendo detenida casi al instante por el albino.

–Tú estás aquí para servirme, así que cumple con tu trabajo –lo fulminó con la mirada antes de arrojar la mochila al suelo y regresar sobre sus pasos hacia la cocina.

Sabía perfectamente que él tenía razón, al salvarle él la vida, ella tenía una deuda que en automático la convertía en su más fiel sierva o en palabras de Sesshumaru, su esclava. De cierta forma él tenía el control de su vida, podía deshacer cualquier decisión suya si no le parecía e imponerle lo que a él le apeteciera, desgraciadamente se encontraba atada de pies y manos ante el arrogante Lord.

Profirió un suspiró que más bien dio la impresión de ser un bufido, mientras preparaba un par de emparedados que era lo que con más rapidez podía preparar ya que en su afán de evitar a Sesshumaru salió tarde de su habitación y estaba peligrosamente cerca de llegar retrasada al instituto o peor aún, ser incapaz de evitar que su enamorado llegase y armara un escándalo.

De solo imaginar lo que Sesshumaru y Koga serian capaces de provocar, se le erizó la piel, no deseaba estar en medio de ambos si llegan a enfadarse, el ambarino no se tocaría el corazón para asesinarlo y el moreno no escaparía del reto. En suma esos dos provocarían una guerra, termino de preparar los emparedados y en un plato los puso todos, los colocó frente a Sesshumaru, tomó uno y fue por sus cosas.

–¿A dónde vas? –la cuestionó el Lord sin dignarse a mirarla.

–Al instituto, tengo una vida que no gira en torno a ti –exclamó molesta, hace mucho que no tenía que dar explicaciones y en sí, eso no era lo que la hacía enfadar, lo que la fastidiaba era la forma en la que el albino la interrogaba.

No tenía que recordarle que ahora él era su dueño, bufó de nueva cuenta antes de ir hacia la puerta, mientras rogaba que Koga no se apareciera en ese preciso momento. Justo cuando iba a abrir la portezuela escuchó el timbre y su corazón desbocado corrió pues ya sabía de quien se trataba; respiró hondo armándose de valor antes de abrir y que el moreno entrara en su campo de visión.

–¿Qué haces aquí? –lo cuestionó entre asustada y alegre.

–Vaya forma de saludar a tu novio –murmuró con esa característica sonrisa socarrona, mientras la miraba con esos ojos azulados que desde el principio atraparon su atención.

–Lo siento –dijo ella con un leve rubor en sus mejillas –es mejor que nos vayamos… –lo tomó del brazo para que ambos se fueran cuando lo que más temía sucedió.

Koga captó la esencia del Daiyoukai y entró a la casa sin ningún miramiento. Rápidamente corrió al interior y notó como ambos se dedicaban miradas asesinas; estaba claro que la presencia de Sesshumaru no le hacía ninguna gracia al moreno y que no se quedaría quieto ante esto.

–¿Kagome que hace él aquí? –la interrogó mirándola.

–Es mi guardián –exclamó sin inmutarse, viéndolo fijamente a lo que Koga de inmediato aparto la mirada para dirigirla hacia Sesshumaru.

–¿Por qué no me lo dijiste?

–No tengo porque darte explicaciones –dicho esto el albino se puso en pie y salió elegantemente por la simple puerta de la casa.

El moreno por un par de segundos se quedó en silencio, tal vez meditando sus posibilidades o considerando la posibilidad de matar a Sesshumaru por ignorarlo olímpicamente ya que a él no le hacía ninguna gracia que le hiciesen eso, pero eso parecía imposible ya que Koga era el jefe de la policía y esto representaría un gran problema para su carrera.

–Quiero que se vaya –musitó con aparente tranquilidad pero ella lo conocía a la perfección, no estaba feliz y no lo estaría hasta que Sesshumaru estuviera fuera de su vida.

–¿Dame una buena razón para hacerlo? –lo retó al mirarlo fijamente.

–Eres mi mujer y no estoy dispuesto a tolerar que compartan el mismo techo –la azabache enrojeció, la molestaba de sobremanera que la tomaran como un objeto del cual cualquiera pudiera hacer uso.

–Piérdete

Se dio media vuelta y siguió con el camino que antes interrumpió; claro estaba que llegaría tarde al instituto y peor aún, empezó el día con el pie izquierdo. Suspiró cansada y subió a su viejo auto, un trasto que le regaló su madre hace algunos años, el último obsequio que ella le dio y al cuál le tenía un gran cariño. La perla que sobre su cuello colgaba, aún brillaba en todo su esplendor, ella la miró y la cubrió con su mano; nuevamente se sentía abrumada por el peso de la responsabilidad que sobre sus hombros se hallaba pero rápidamente una melancólica sonrisa sus labios surcó al recordar que ella no era ninguna cobarde y que de este reto no huiría.

Con esa resolución puso en marcha el auto y siguió el camino que al instituto la llevaba, esperaba que al regresar, el templo de la familia Higurashi aun se encontrara en pie y que soportara todas las peleas que veía venir entre ella y el Lord, porque de algo estaba completamente segura, ella no bajaría la guardia y dudaba mucho que Sesshumaru diera su brazo a torcer en algo, suspiró y movió ligeramente la cabeza, ahora mismo no valía mucho la pena pensar en eso, ahora lo que debía preocuparle era el hecho de que iba retrasada y esto alteraría todo el itinerario que ya tenía para ese día.

¿Y que les ha parecido?
Gracias por su tiempo y lindo día :)

 

Hola chicas, después de una larga ausencia les traigo la conti espero sea de su agrado y perdonen mi retrazo :)


CAPITULO 4
“CEREMONIAS”

Kagome se miró nuevamente en el espejo, buscando algún defecto en su imagen quedando satisfecha al no encontrar ninguno, su cabello se encontraba recogido en un moño que dejaba caer algunos mechones de su cabellera azabache sobre sus hombros, sus ojos, que hoy se veían más grandes y enigmáticos que de costumbre, escudriñaban el ceñido vestido que Sesshumaru Tashio le facilitó para la ocasión y aunque le pesase admitirlo, este era hermoso, de color blanco con tirantes que se amarraban al cuello dejando al descubierto gran parte de la espalda.

Sonrió, hace mucho que no asistía a una fiesta y a pesar de que la compañía en su opinión no era la mejor, estaba feliz de poder salir por un momento de su agobiante rutina, el último mes se resumió en gritos, cosas volando de aquí a halla, dolores de cabeza y demás. Como era imposible vivir así, ella llegó un acuerdo con el gran Daiyoukai, como sus actividades se afectaban cada vez que trataba de evitarlo, saliendo más tarde y llegando por las madrugadas, decidió proponerle un trato, ella estaría ahí por las mañanas para el almuerzo y por las noches a tiempo para la cena, solo si él era capaz de ser más amable.

Claro, Sesshumaru no ganaba nada por lo que al principio se negó pero luego de unos días accedió, no existía explicación para ello, lo único que se le ocurría era el hecho de que ya la toleraba lo cual de cierto modo era bueno, ya no habría batallas campales y podría dormir tranquilamente, sin temer que el Lord entrara y la asesinara. Sonrió ante esta posibilidad pues no era imposible pero si poco probable, su vida le pertenecía sí, pero no estaría exento de las leyes si se decidía a acabar con su vida.

Dejando de lado sus locas suposiciones, colocó sobre su cuello el último accesorio de su vestimenta, la Shikon no Tama era una joya que no podía darse el lujo de dejar pues esta era la clara prueba de la tregua que existía entre youkai y humanos, había algunos youkai que deseaban la perla pero ella como su protectora y Sesshumaru como su guardián y representante de su raza la defendería evitando así que el tratado se rompiera, uno en el que probablemente los que más perdían eran los humanos.

Suspiró y alejó aquellos sombríos pensamientos, debía ocupar su mente en no decepcionar a Inu no Tashio que amablemente le pidió que fuera la compañera de Sesshumaru en tan importante cena ya que esa misma noche se llevaría a cabo una reunión con los representantes de cada país así como con los youkai que protegían a la humanidad. Era extraño pues no quiso proporcionarle más detalles, lo único que la entristecía era recordar la sombría mirada que Koga le dedicó cuando ella se negó a acompañarlo en la importante velada, tenía miedo de encontrárselo y de que armase un escándalo.

–Señorita Kagome me ha enviado el Lord a ver si ya esta lista –la mucama exclamó con una nerviosa sonrisa.

–En un momento bajo –le aseguró, la joven asintió y rápidamente se retiró

La azabache permaneció un par de minutos más en su habitación, preparándose mentalmente para encontrarse con Sesshumaru, esta noche no deseaba pelear, simplemente deseaba disfrutar de esta distracción que amablemente Inu no Tashio le ofrecía. Respiró hondo, una, dos, tres veces antes de tomar la fría manija en su mano y lentamente girarla; tomó su abrigo y salió con una dulce sonrisa surcando sus labios.

Con lentitud bajó por las escaleras, de repente la expectativa de ver a Sesshumaru le pareció una aterradora idea, ¿Sería tan malo como todos los días?, intentó convencerse de que no, de que solo por esta noche existiría una tregua pero… esto le parecía imposible, el Daiyoukai se divertía haciéndola enojar, lo sabía a pesar de que él jamás lo haya admitido. La estancia estaba frente a ella pero se detuvo en seco, estaba nerviosa, como tenía años que no lo estaba, estúpidamente le preocupaba lo que esta noche pensara el Lord de ella, con una sonrisa socarrona y un ligero sonrojo en las mejillas se preguntó ¿Qué diablos importaba eso?

Armándose nuevamente de valor, reanudo su camino y en la sencilla y pequeña estancia lo vió, Sesshumaru estaba vestido con un traje negro de corte clásico, este destacaba el pálido semblante de albino, dándole una belleza irreal, igual a la de un ángel caído, por un momento lo observó dudosa, ¿desde cuándo albergaba esa clase de pensamientos hacia el ambarino? Él era demasiado arrogante y estoico, lo cual terminaba arruinando el encanto que su apariencia usualmente le confería.

Sin decir nada, el Lord fue hacia la salida y Kagome tras él, era su forma de decir vámonos y esa clase de actitud era lo que más la molestaba, ella era humana, necesitaba alguna clase de muestra de cariño o interés hacia ella… suspiró, pedía milagros en cuando a Sesshumaru se refería, el jamás sería capaz de mostrar algún tipo de emoción hacia su persona o algo tan simple como llamarla por su nombre. Movió la cabeza, ¿Qué hacia ella pensando en esas cosas?, ¿Qué más daba si él nunca era capaz de verla como algo más que una fastidiosa humana? Eso simple y sencillamente no debería interesarle en lo absoluto.

Cuando terminó de bajar las largas escaleras con las que contaba el templo, se encontró con un hermoso auto deportivo, un jaguar rojo, impresionada lo miró por un par de segundos, admirando la belleza de semejante pieza, el Daiyoukai con su acostumbrada indiferencia le ordenó que subiera y así lo hizo, sin rechistar esta vez; estaba demasiado impresionada como para ser capaz de reaccionar antes la arrogancia de su compañero. La azabache no había tenido nunca esta clase de lujos y esto despertaba lo suficiente su curiosidad como para mantenerla callada.

Por la ventanilla observó el oscuro cielo que iluminado por los destellos de las estrellas, ofrecían un preciosa vista de una de las maravillas de la vida, en poco tiempo, llegaron a la mansión de Inu no Tashio, que al igual que la última vez que la visitó, estaba fuertemente custodiada por youkai pero no hubo necesidad de que el automóvil se detuviera hasta la entrada donde este fue recogido por uno de los tantos servidores del padre de Sesshumaru. Él le ofreció su brazo, tomándola por sorpresa, la chica lo miró confundida a lo que él, con semblante aburrido le dirigió una mirada.

–Toma mi brazo

–¿Por qué? –inquirió ella, sabiendo lo que el altivo Daiyoukai detestaba tener contacto con los que él llamaba “basura”

–Modales –murmuró dedicándole una mirada extraña, una que en el tiempo que llevaban conviviendo, jamás había visto.

Confundida tomó su brazo y así entraron por el arco del salón donde todos los presentes profirieron una exclamación de sorpresa; ella no era la única que consideraba extraño el comportamiento del albino quien sin inmutarse ni dar muestras de emoción alguna, camino hacia su padre, al estar frente a él, la azabache realizó una profunda reverencia.

–Esta noche pareces un autentico ángel –musitó Inu no Tashio, ocasionando que un furioso sonrojo se apoderara de las mejillas de la chica.

–Gracias por el cumplido –exclamó siendo incapaz de decir o hacer otra cosa.

Permaneció un par de minutos en campaña de los Tashio pero estos rápidamente fueron convocados a una reunión al igual que la mayoría de los integrantes del tratado, pocas personas fueron las que quedaron en el salón, así que ella fue hacia uno de los balcones a esperar que esta reunión terminara pues seguramente su amiga Sango estaría ahí. Ella era hija de lo que anteriormente eran exterminadores y ahora eran diplomáticos, aunque algunas veces también eran asesinos. Suspiró melancólicamente, hace mucho que no veía a su amiga, la echaba mucho de menos, extrañaba las largas charlas que mantenían…

–Disculpe señorita… –la azabache giró a encarar al extraño, llevándose una grata sorpresa al reconocer al joven que a su lado se hallaba.

–¡Miroku! –exclamó y olvidándose de las reglas de etiqueta se abalanzó sobre su amigo, abrazándolo con todas sus fuerzas, ¡Cuánto lo había echado de menos!

–Kagome, que gustó verte de nuevo

–Miroku, ¿Qué haces aquí?

–Acompaño a Sango, hace un mes que salimos

–Me alegró –dijo ella pues sabía que el chico estaba enamorado de su amiga.

Lo que siguió fue una amena conversación, donde ambos amigos se pusieron al corriente de lo que había acontecido en su vida, ella le contó sobre el reciente ataque y el nombramiento del arrogante albino como su protector. A Miroku tampoco le cayó muy en gracia pero una sonrisa sus labios surcó al asegurarle que esto podría traerle más bien de lo que ella pudiera creer, estaba a punto de debatirlo cuando fueron llamados, por una de las tantas siervas de la familia Tashio al comedor.

En este fue colocada al lado derecho de Inu no Tashio, teniendo enfrente a Sesshumaru, prefirió no verlo pues, desde que salieron de su casa ella comenzaba a albergar pensamientos no tan desagradables sombre el arrogante Lord. Miró a los otros invitados y con melancolía comprobó que Koga se hallaba no muy lejos de ella, observándola con aquella mirada que ella conocía a la perfección, una que estaba tintada de enfado y dolor, se sentía herido en su orgullo al ser rechazado por Sesshumaru.

Apartó la vista cuando no pudo soportar por más tiempo su mirada, lo quería pero a veces se sentía culpable por no ser capaz de corresponder con la misma intensidad que él, al cariño que le profesaba, estaba asustada, debía admitirlo, aún no se sentía preparada para aceptar un compromiso como el que los youkai hacían, le costaba imaginar algo cercano a la eternidad junto a alguien a quien no estaba del todo segura de amar. Le asustaba lo que el tiempo provocaba, la mella que vivir tanto tiempo dejaba en el corazón, una marca de dolor en la mirada al tener que observar como todo lo que a su alrededor se desvanecía, ella no quería ver esa sombra en su mirada cada que se viera al espejo ni permanecer impasible al tiempo, aún no estaba lista para compartir su vida con alguien que esperaba más de lo que en ese momento ella podía ofrecer.

–Su atención por favor –exclamó Inu no Tashio, sacando a la azabache de sus reflexiones, haciendo que todos los presentes le prestaran toda su atención –esta noche es especial, no solo por el hecho de haber convocado esta reunión que seguramente, con el nuevo acuerdo al que llegamos, tendremos buenos frutos en nuestra tregua entre youkai y humanos, también es importante porque esta fecha ha sido elegida para anunciar el compromiso entre Sesshumaru, mi hijo, con la bella protectora de la Shikon no Tama, Kagome Higurashi…

Todos los presentes enmudecieron, la azabache miraba incrédula al gran guerrero, esperando, rogando porque esto fuese una broma de mal gusto, el albino miraba con odio contenido a su padre, deseando matarlo seguramente y Koga a penas era capaz de contenerse para no lanzarse encima del Youkai. Esto había tomado por sorpresa a todos, las exclamaciones no se hicieron esperar y lo único que la chica podía desear es que se la tragara la Tierra.

Esta era una prueba para la que no estaba preparada y un reto que no estaba dispuesta a enfrentar, prefería ser llamada cobarde antes de luchar una batalla en la que llevaba la desventaja. Disculpándose salió del comedor, necesitaba aire, necesitaba pensar, ¿Qué clase de broma enferma era esta?, suspiró con frustración, no podía y no quería que su vida terminara unida a la de un ser que sin miramientos cada tarde le recordaba que la despreciaba, que para él no significaba nada, que no valía ni su tiempo.

–Vamonos Kagome –exclamó una voz, extremadamente familiar para ella –Huyamos

Kagome lo miró indecisa, deseaba escapar eso era un hecho, pero hacerlo con Koga, ¿qué clase de repercusiones le traería? Indecisa lo miró, tratando de tomar la elección correcta, ¿Debía quedarse y afrontar esta nueva prueba o irse…?

 

Hola chicas aquí les traigo la conti, espero sea de su agrado :)

CAPITULO 5
“ELECCIONES”

–¿Huir? –inquirió la azabache, siendo incapaz de salir del asombro en el que se hallaba.

Koga simplemente se limitó a asentir, mientras la miraba intensamente con esas orbes azules que en momentos como este la amedrentaban, se sentía perdida, ¿Qué camino seria el indicado a tomar?, escaparse con el moreno sería casi como una sentencia de muerte para él pues Sesshumaru no toleraría pasar tal ridículo, la noticia ya había sido dada y retractarse ahora sería deshonroso para tan poderosa familia.

¿Debía quedarse y aceptar un compromiso que ella no adquirió, solamente para proteger a un ser que jamás en su vida había mostrado una pizca de generosidad hacia alguien más?, no podía y tampoco debía pues aunque el petulante Daiyoukai no mereciese la lealtad que ahora ella le tenía, su padre Inu no Tashio si era digno de que la chica hiciese un sacrificio, a pesar de no entender el por qué de este.

Con un triste suspiro miró fijamente esos ojos que la acompañaron desde hace años, siéndole fiel, procurando su felicidad, evitando presionarla, anhelando fervientemente un día que jamás llegaría y menos con lo que el líder de los Tashio acababa de hacer, en el fondo le dolía pero sabía que era lo mejor, ella no podría corresponderle y era mejor que sus ilusiones se rompieran ahora a que fuera después, cuando ya no hubiese marcha atrás y la azabache lo odiase.

–Koga, escucha, no podemos hacer esto… –las palabras se le quedaron atrapadas en la garganta al ver el profundo dolor que sus ojos azulados reflejaban.

Guardo silencio, no deseando hacer esto más difícil, dejando que él asimilara poco a poco la negativa que ella acababa de darle, Koga la aferró por los brazos con fuerza, su mirada más intensa de lo que alguna vez había visto, como si acabara de tomar una resolución y estuviera a punto de hacer todo lo que estuviese en su mano para lograr su objetivo. Asustada, Kagome se debatió entre sus brazos, intentando inútilmente liberarse se tan posesivo agarré.

–Koga, por favor suéltame… –gimió dolorida.

–Eres mía, ¿por qué no eres capaz de comprender eso? –exclamó él, el dolor traspasando su voz, por un par de segundos espero ansiosa, creyendo que lo peor pasaría pero Koga la soltó y derrotado al suelo se dejó caer –¿Por qué?

–No puedo abandonar a los Tashio –musitó con lagrimas en los ojos, esto le dolía más de lo que alguna vez se imaginó –mi lealtad les pertenece…

–¿Tanta es tu devoción por Sesshumaru que antepones sus deseos a los tuyos? –la cuestionó rudamente, olvidándose de la delicadeza con la que, en tiempos pasados, la había tratado.

–Koga, no sabemos si él deseó esto –guardo silencio y comenzó a reírse segundos después –lo cual parece poco probable, todos sabemos lo que odia a los humanos…

–¿Entonces por qué afanosamente quieres quedarte? –le gritaba, con los puños cerrados, golpeando el suelo que se fragmentaba con cada impacto.

–No puedo dejarlo –musitó dándole la espalda y alejándose rápidamente de ahí.

Lo que más deseaba era salir corriendo pero… no lo haría, detestaba la idea de compartir su vida con un ser tan arrogante y estoico como Sesshumaru, con alguien que jamás sería capaz de ofrecerle una dulce palabra de amor y mucho menos una muestra de cariño, al contrario de el moreno que siempre, desde que la conoció, le ofreció su compañía, su amor incondicional…

Gruesas lágrimas por sus mejillas corrieron, ella nunca sería capaz de enfrentar con tal determinación a mundo por Koga, lo quería, eso era un hecho pero no lo amaba y el no merecía migajas cuando podía obtener por completo el corazón de alguien más. Cuando estuvo lo suficientemente lejos de donde el moreno se encontraba, se dejó caer pesadamente al suelo, no deseaba este destino, no anhelaba pasar su vida con el Lord y vivir en las sombras toda la eternidad…

Asustada y enfadada, se puso en pie y corrió hacia el jardín, en momentos como estos deseaba contar con la compañía de su madre, lástima que ella murió hace seis años en un incendió en la que era su casa, la azabache al no tener a nadie más, se fue con su abuelo quien había muerto hace dos, quedando sola desde entonces. Cuando sus pies no la llevaron más lejos, cayó estrepitosamente al piso, estaba cansada, solo quería que esto fuera una pesadilla, esperaba con vehemente deseo que en cualquier momento su despertador manifestara aquel espantoso ruido y se diera cuenta de que todo el tiempo había estado durmiendo.

–Despierta, despierta, despierta… –exclamaba una y otra vez.

–Levántate –escuchó que le ordenaban luego de un largo rato, en el que no hizo ningún esfuerzo por ponerse en pie.

Trabajosamente giró hacia el dueño de la voz y encontró a aquel ser que en ese momento no deseaba ver; cerró los ojos con fuerza esperando infantilmente que con eso desapareciera, pasaron un par de segundos en los que nada paso pero luego sintió que el suelo debajo de ella desaparecía y no tuvo más remedio que abrir los ojos. El Lord la llevaba en brazos al interior de la mansión con su acostumbrada y odiada indiferencia.

–Bájame, no quiero verte –gimoteo débilmente.

–Yo tampoco deseó esto –musitó sin ninguna pizca de emoción –mi padre desea vernos en el estudio para explicarnos el por qué ha perdido la cabeza.

El escuchar estas palabras la aliviaron un poco, por lo menos la idea era aborrecida por ambos, eso ya era algo bueno, tal vez… no, a quien quería engañar, no sería capaz de escapar de esto ni aunque Midoriko en persona viniera y le exigiera a Inu no Tashio que desechara esta idea tan absurda. Suspiró tristemente mientras dejaba que Sesshumaru la llevara hacia el estudio.

Al llegar vio serio a Inu no Tashio quien estaba detrás de su gran escritorio de caoba, este los escudriñaba con sus ojos dorados, Kagome clavó sus achocolatados ojos en los de él, tratando de entender de qué iba todo esto, que era lo que él ganaba con esta absurda noticia.

–Se que desean explicaciones –musitó poniéndose en pie, yendo hacia la chimenea –Pues muy bien, después de aquel desafortunado ataque, del cual ninguno de los dos tuvo la amabilidad de comunicármelo, ha estado viniendo un hanyou, pidiéndome querida niña, tu mano –Kagome abrió los ojos como plato, tratando de asimilar la noticia, ¿por qué?, fue la primera pregunta que a su mente vino.

–¿Cuál es la razón? –inquirió la chica, temiendo la respuesta que el gran guerrero pidiese darle.

–Este hombre cree que si uno de nuestra raza contrae nupcias con la miko protectora de la Shikon no Tama y la protege, ayudaría a que los humanos dejasen de desconfiar de nuestra tregua.

–¿Cuál es el problema? –intervino por primera vez el albino.

–No me inspira confianza, la seguridad de la joya no es algo que le pueda confiar a cualquiera y como nuestras leyes dicen que si ninguna mujer está comprometida o le pertenece a algún youkai, esta puede ser cortejada por cualquiera…

–No veo el inconveniente –exclamó mostrándose más arrogante de lo habitual.

–La he elegido para ti, te di más de una década para elegir compañera y no tomaste cartas en el asunto, ahora soy yo el que decide –dijo con altivez Inu no Tashio, encarando a su hijo.

–No lo haré –musitó con una pequeña sonrisa surcando sus labios, una que ocultaba todo el odio que reflejaba su ambarina mirada.

–Ya lo veremos hijo mío –después de aquellas palabras el petulante Daiyoukai salió del estudió dejando sola a la azabache con el gran guerrero.

–¿Por qué? –preguntó, incapaz de hacer o decir algo más, estaba confundida y hasta cierto punto intimidada por las palabras del líder de los Tashio.

–El destino a si lo ha querido –después de estas palabras, la chica dejo de ser consciente de lo que se encontraba a su alrededor, la vista borrosa se le volvió y en medio de la aparente inconsciencia en la que se encontraba un cantico escuchó.

Palabras sin sentido, fue lo primero que pensó pues no era capaz de descifrar el mensaje que ocultó tras estas extrañas oraciones se hallaba, la cabeza le dolía y todo le daba vueltas, poco a poco dejo de tener control de su cuerpo, cayendo este en un profundo letargo que su mente no estaba lejos de alcanzar. Aquella voz incesante seguía repitiendo algo incomprensible mientras la azabache caía en los brazos de la inconsciencia que desde hacía un rato, impaciente la aclamaban en las sombras de su reino.

 

Hola chicas aquí traigo la conti, espero sea de su agrado y disculpen la tardanza pero, ahh mi musa de repente desaparece y aparece con otra ideas para otros fic así que, bueno podran imaginar estoy hecha un lío, incluso con la escuela pff pero bueno aquí les traigo el capi, ¡Disfrutenlo!


CAPITULO 6
“TRAGEDIA”

La primera plana de los periódicos era ocupada por una perturbadora noticia, el youkai más importante y poderoso, el promulgador de la tregua entre humanos y demonios había muerto trágicamente en un accidente automovilístico mientras se dirigía a la asamblea del congreso en Londres. La azabache incrédula seguía leyendo, sentía que todo esto era un mal sueño, no hace más de tres días había estado hablando con Inu no Tashio sobre su supuesto compromiso y ahora…

Las lágrimas no tardaron en hacer acto de presencia, ella apreciaba al guerrero por haber sido el único en tenderle la mano cuando su familia murió y procurar por ella en todo momento, no podía ni quería creerlo. Tomó su sacó y las llaves del auto, deseaba saber que había sucedido, como murió aquel albino que ella quería igual a un padre; corrió por las escaleras del templo hasta llegar a su viejo trasto, nerviosa como se encontraba le costaron más de tres intentos ser capaz de incrustar la llave para abrir el auto.

Condujo hasta la mansión de los Tashio, donde el cuerpo policiaco ya se hallaba al igual que Sango, como la representante del consejo y Miruku, acompañándola a ella. Por un momento se detuvo, asustada de la posibilidad de encontrarse con Koga, algo que parecía muy probable ya que al ser el jefe de la policía debía encontrarse adentro hablando con Sesshumaru sobre lo ocurrido. Su vacilación duro muy poco pues reanudo la marcha, yendo hacia donde sus amigos se encontraban.

–¿Qué es lo que ha sucedido? –cuestionó a su amiga, la castaña la miró preocupada pues sabia el cariño que la azabache le profesaba a Inu no Tashio.

–Todo apunta a que no fue un accidente –exclamó dejando a Kagome en shock por un par de segundos, mientras la idea se filtraba por su mente –Al parecer…

–Sango –musitó Sesshumaru, dedicándole una fría mirada al mismo tiempo que tomaba por los hombros a Kagome y la llevaba al interior de la mansión.

Ella estaba preocupada y el incremento de su poder comenzó a llamar la atención de los presentes ahí, todos le dedicaban miradas, las cuales rápidamente apartaban cuando se encontraban con la fría y estoica de Sesshumaru. Kagome dejó, por primera vez, desde que lo conoció, que él la llevara y obedeciendo a todo lo que el albino le ordenaba; no hizo preguntas, no rechistó en nada. Él la llevó hasta una habitación alejada de todo aquel bullicio donde la dejo sin decirle nada, entregándole únicamente una carta.

La puerta se cerró detrás de él y la chica se quedó ahí, quieta, pensando en todo y en nada; dejando que el dolor la embargara. Esta era una perdida tan dolorosa como lo había sido la de su familia, Inu no Tashio se convirtió en su padre, en su salvador y no solo por el hecho de haberla rescatado de morir calcinada sino por proteger su alma, procurando que no cayera en depresión, que no se dejase atrapar por la oscuridad.

Lloró amargamente por lo que parecieron horas, momentos agradables que paso con el gran guerrero a su mente llegaban y hacían que se sintiese más mal incluso hasta culpable; Kagome no había sido capaz de protegerlo cuando él lo necesito mientras Inu no Tashio siempre estuvo ahí para salvarla, incluso de lo más trivial como caer a causa de una piedra en su camino. Sin él se sentía otra vez sola y perdida.

Miró por la ventana, el cielo era azul y el sol seguía brillando. No comprendía cómo era capaz la vida de seguir su curso cuando un ser tan maravilloso había dejado de existir y tampoco era capaz de entender como alguien podía ser tan ruin como para extinguir la vida de ese valiente guerrero. Enfadada apretó las manos en puños y en ese momento notó que aún no había leído la carta que Sesshumaru le dio.

Observó el sobre, solo tenía escrito su nombre con una caligrafía que le parecía bastante familiar y que en ese mismo momento le alegraba ver; la abrió con ansiedad esperando, tal vez a que el gran guerrero saliera de ahí. Pero al ver la hoja la efímera alegría que la había embargado desapareció, el contenido era poco, incluso para ser una despedida. Al terminar de leerla, la puerta se abrió y entraron a la alcoba Sesshumaru y Koga, el último la miraba con amor lo que la hizo sentir aún más mal.

–La carta que Inu no Tashio te dejo puede contener alguna pista –exclamó el moreno, arrodillándose frente a ella –Por eso necesito que me permitas leerla.

La chica guardo silencio, no quería compartir con ellos la única cosa que le quedaba de Inu no Tashio, las últimas palabras que él le había dedicado. Koga pareció comprenderlo porque le sonrió como en antaño y la tomó de la mano cariñosamente, tratando con ese gesto reconfortarla. La azabache no pudo sonreírle en vuelta pues con esta acción su corazón le dolió, después de lo ocurrido hace tres días él aún era capaz de quererla como si no supiera que ella no lo hacía de la misma manera.

–Si no fuera necesario, no te lo pediría, ¿Podrías…?

–Yo la leeré –musitó evitando que el lobo le quitara la carta –Encuentra tu destino, cumple tu cometido, tú has nacido para sacarnos de este abismo, tú tienes la luz, disipa la oscuridad en el corazón de los demás y elige bien pues tu compañero te salvara o te destruirá. La luna te custodiara, el sol tu fiel aliado será, la batalla se desatara y en muy pocos podrás confiar; piensa bien lo que harás pues el mundo en tus manos esta.

–¿Dice algo más? –murmuró Koga claramente sorprendido, ella asintió y prosiguió con la lectura.

–Pequeña Kagome cumple mi última voluntad…

Se hizo un tenso silencio, era tan pesado que incluso podía sentir como se hundía bajo este; todos los ahí presentes sabían a qué se refería eso por lo que se negó a levantar la vista de la hoja, no quería encontrarse con los ojos azules de Koga, tan llenos de dolor y de ilusiones rotas; y mucho menos con los de Sesshumaru, con esas orbes ambarinas que estarían llenas de odio y desprecio hacia su progenitor.

La puerta se abrió y se cerró de un portazo; seguramente el lobo acababa de salir hecho una furia. La chica suspiró cansada, esto la agobiaba incluso más que la muerte de su protector pues podía vivir con aquel dolor pero se negaba rotundamente a compartir su vida con un ser tan petulante como Sesshumaru, lo que menos necesitaba en ese momento era estar con alguien que no era capaz de comprender su dolor.

Una luz llegó a su mente y le mostró aquello que no había visto, Inu no Tashio se despidió, seguramente él sabía que moriría, tenía que hacérselo saber a Koga. Se puso en pie y fue hacia la puerta dispuesta a salir pero a medio camino fue detenida por el Daiyoukai.

–¿A dónde crees que vas?

–Necesito hablar con Koga, él seguramente no se ha dado cuenta de que Inu no Tashio se despidió en la carta, seguramente tu padre conocía las intensiones de su asesino… –guardó silencio, pensando, tal vez… –Él nos lo dijo Sesshumaru, había un hanyou merodeando, pidiendo mi mano, tu padre se la negó, ¿eso sería un motivo lo suficientemente poderoso para asesinarlo?

El albino no dijo nada, solo se limitó a mirarla como quien mira a una loca peligrosa, seguramente creía que la azabache en su dolor había creado todo aquello, pero ¿es que acaso no lo veía?, ¿No estaba lo suficientemente claro para él? Enfadada porque no le prestara la más mínima atención se soltó de su agarre y siguió con el camino antes interrumpido; pero nuevamente él le impidió el paso.

–Yo hablare con él, no creo que sea conveniente que ustedes dos hablen –Enfadada lo miró, ¿Quién se creía?, él no era nadie para ordenarle.

–¿Por qué no tendría que hablar con él?

–No quiero matarlo por secuestrar a mi prometida.

Dicho esto salió de la alcoba, dejando a la chica boquiabierta, ¿Había escuchado bien?, ¿Acaso Sesshumaru dijo prometida? Fue hacia la silla en la que estuvo sentada y se dejo caer, no lo podía y no lo quería creía, su única esperanza se había esfumado, ella tenía la esperanza de que el ambarino se negara y así se vería salvada de cumplir con ese compromiso que no adquirió pero ahora, todas sus ilusiones quedaban reducidas a cenizas.

Ya no había nada que hacer, ya no podía escapar, Sesshumaru decidió su suerte al aceptar lo inimaginable, se casaría con una humana y con nada más y nada menos que Kagome Higurashi, la protectora de la Shikon no Tama, la chica que se creía más desgraciada.

¿Que les ha parecido?

 

Hola chicas, esta vez les traigo la conti antes de lo que comunmente lo hago, espero sea de su agrado :)

CAPITULO 7
“PROFESÍA”

Kagome se había quedado sola en la gran mansión de los Tashio, todo el bullicio acabó y se traslado a las oficinas del departamento policial youkai; seguramente Sesshumaru le hizo saber a Koga sus sospechas y esa era la razón por la que ahora nadie se encontraba cerca, solo Jaken, un youkai inferior que se convirtió en su sombra, siguiéndola por ordenes del albino.

–Puedes largarte –exclamó fastidiada, lo único que deseaba en esos momentos era estar sola.

–Niña insolente

–¿No sabes decir otra cosa?, has dicho lo mismo la última hora.

Jaken explotó en algo parecido a un berrinche, quejándose de lo desagradable que era estar en su compañía y que no comprendía como su amo bonito era capaz de tolerar su desagradable hedor. No estaba de ánimo para contestarle por lo que le dio la espalda y seguío caminando; llegando casi al instante a la biblioteca privada de Inu no Tashio. La miró por un par de segundos y decidió entrar, necesitaba estar en un lugar en el que pudiera sentir que el gran guerrero aún seguía con ella.

–¡No puedes entrar ahí! –gritó Jaken corriendo detrás de ella lo más rápido que sus pequeños pies se lo permitían pero ya era demasiado tarde, Kagome había entrado hace mucho y sólo lo espero para realizar algo.

–¡Largo! –musitó y le cerró la puerta en las narices. Sonrió al escuchar claramente como el pequeño youkai derrapaba sobre la alfombra y se estrellaba estruendosamente en la puerta.

Dio golpes contra esta e intentó abrirla pero le fue imposible, la azabache acababa de poner un campo de fuerza y nuevamente el pobre se golpeó ruidosamente pero esta vez en el suelo, algunos metros lejos de la puerta. De nueva cuenta el pequeño demonio estalló en un berrinche pero esta vez le fue fácil ignorarlo pues ya se encontraba en el único lugar de la mansión que le interesaba, que le gustaba, que la hacía sentir segura y protegida. Fue en ese lugar en el que Inu no Tashio la recibió por primera vez, donde sus orbes doradas silenciosamente le prometieron que la cuidarían, que a su lado tenía una familia.

Nuevamente gruesas lágrimas corrieron por sus mejillas y se sentó en el gran sillón que el guerrero ocupó, imaginando que era una niña sentada en su regazo, protegida por sus grandes brazos. Cerró los ojos y lloró en silencio, se sentía desdichada, desprotegida. No supo cuanto tiempo pasó ni tampoco si se quedó dormida pero cuando los ojos abrió y miró su reloj notó que habían pasado más de tres horas y ya era hora de regresar a su casa; aunque no lo quisiera pues ahí se sentiría más sola. Suspiró y se puso en pie pero entonces algo en el escritorio llamó su atención, no recordaba que al llegar hubiese algo ahí pero ahora…había un libro con la pasta roja un tanto desgastada, parecía muy viejo. Lo tomó con curiosidad y este se abrió por si solo en una página y esta decía lo siguiente:

“Encuentra tu destino, ​

cumple tu cometido, ​

tú has nacido para sacarnos de este abismo, ​

tú tienes la luz, ​

disipa la oscuridad en el corazón de los demás ​

y elige bien pues tu compañero te salvara o te destruirá. ​

La luna te custodiara, ​

el sol tu fiel aliado será, ​

la batalla se desatara ​

y en muy pocos podrás confiar; ​

piensa bien lo que harás pues el mundo en tus manos esta.”​

​

Era lo mismo que Inu no Tashio le escribió en su carta, ¡era la profecía de la que le habló el día que anunció su compromiso!, era esa pequeña adivinación la que la mantenía unida a Sesshumaru pero ¿Por qué? Volvió a sentarse intentando comprender, ¿Acaso todo esto era referente a la Shikon no Tama?, ¿Era que esta iba a caer en manos equivocadas?, ¿Es el hanyou que la pretendía del que debía cuidarse?

Eran demasiadas preguntas y contaba con muy pocas respuestas, ¿podría Jaken contarle algo sobre esta antigua profecía? Dispuesta a averiguar qué era lo que ocurría, salió de la biblioteca, rompiendo al instante el campo de fuerza y fue por el corredor buscando al pequeño youkai. Y por suerte y por desgracia lo encontró en la biblioteca privada de Sesshumaru Tashio quien tenía una mirada de pocos amigos, mucho peor a la habitual que adornaba su rostro.

–Ahí esta esa insolente –musitó enfadado el demonio verde –Entró a la biblioteca de su padre sin permiso y me dejo a fuera como si fuese un perro.

–No te falta mucho para serlo –Exclamó más para ella que para él pero si la escuchó e hizo nuevamente su rabieta.

–Jaken déjanos solos

–¿Cómo?, Pero…

El albino lo acalló con una sola mirada que hizo que el pequeño youkai se encogiera y saliera sin rechistar de la biblioteca, no sin antes dedicarle a Kagome una mirada furibunda; ella se fue a sentar y el ambarino la miró en espera de una explicación. Parecía bastante molestó, bastante más enfadado que por la mañana. Suspiró y se dispuso a hablar.

–Jaken es un fastidio y yo sólo quería estar sola, ¿Acaso es tan difícil entender eso?

Él no dijo nada y Kagome lo miró interrogativa al principio y luego con curiosidad; nunca hasta ese momento había notado con tanta claridad la luna en la frente de Sesshumaru, ¿Era él a quien hacía referencia la profecía al decir que la Luna la custodiaría?, ¿era esa la razón por la cual Inu no Tashio los comprometió sin su consentimiento?, ¿Era él el compañero que la destruiría o la salvaría?

Nuevamente aquel cantico sin sentido llegó a sus oídos y el letargo la llamó otra vez pero esta vez con más fuerza, se sentía caer lentamente en un abismo, se sentía paralizada como si estuviera bajo el agua. ¿Era esta la profecía? Intentó comprender pero entre más lo intentaba más control perdía sobre su cuerpo, pronto caería en la inconsciencia y esta vez no podría resistirse demasiado, no tenía fuerzas; ahora solo quería escapar.

–¿Kagome?

Sesshumaru la había llamado por su nombre, era la primera vez que lo hacía así que verdaderamente debía verse mal. Se habría sorprendido pero estaba muy lejos, navegando en las aguas de la inconsciencia para hacerlo, ahora se encontraba en el reino de las sombras.

¿Y que les ha parecido?