El Templo Del Amor SXS NXH SXT NXT GXM SXI

Hola a todo el mundo ^.^
Bueno la verdad he decidido montar este finc es una historia que me gusta mucho y que Empece a escribir hace unos meses, espero que sea de su agrado ya saben es de mis parejas favoritas de Naruto como siempre.
Trata en si sobre un universo alterno regido por dioses y en el cual a estos se les prohíbe el contacto con los mortales, pero como siempre lo imposible nos atrae pues varios de estos dioses se enamoran de mortales, y por ello se desata una gran guerra en la que muchos mueren pero solo uno queda vencedor, ¿Quién podrá mas el amor o aquel orden establecido? Lean y averígüenlo...

"union de mundos"

Nuevamente sus blanquecinas manos danzaban al paso que los rayos del sol aparecían en el cielo, desapareciendo todo rastro de oscuridad para dar inicio a una ilustre mañana, acaricio sus largos y rosados cabellos los cuales yacían sueltos sobre su espalda adornados simplemente con una tiara de diamantes en su cabeza; dio media vuelta mientras una brisa proporcionada por el dios del aire agitaba su vestido de ceda verde limón, el cual caía hasta la mitad de sus muslos pero con innumerables tiras de un verde mas fuerte adorando esté.

Comenzó a caminar adentrándose en los pasillos de aquel enorme y majestuoso palacio, andando por estos diviso uno de sus lugares preferidos el mirador, este era el único lugar del palacio donde se podía observar claramente a los mortales, ningún mortal podía esconderse de los ojos de ellos los dioses.

Observo atentamente y se poso a su lado, ella reposaba sobre aquel brillante barandal con una sonrisa adornando su blanca piel, su cabello rubio se encontraba atado en una coleta alta la cual caía hasta rozar sus muslos, ese vestido de color lila se ataba al cuello y descendía hasta sus rodillas de marea algo holgada, mientras a ambos brazos dos tiras de seda púrpura se acoplaban a la horma de sus manos.

— ¿Ya has terminado? — preguntó la rubia aun en su posición.

— Así es hoy será un lindo día amenos de que a Temari le de por hacer llover — sonrió mínima mente — ¿Ya se ha levantado? — preguntó mirando hacia el vació de aquel barandal.

— No aun duerme — respondió esta mientras señalaba un lugar en especifico.

— Sabes muy bien que como diosa no deberías hacer esto — menciono la de ojos esmeralda.

— Lo se, pero es inevitable me enamore de el — susurro mientras reposaba su rostro en el frió barandal.

— Nunca has pensado en ir a verle — mencionó la de cabello rosa.

— Es lo que mas deseo, pero ni aun siendo la diosa del universo me es posible hacerlo — replico resignada.

— También me gustaría ir — menciono pensativa mientras la de ojos azules levantaba el rostro — bueno digo, me da curiosidad saber como se tratan entre ellos — respondió tranquila.

— No podemos, en primera Zetsu como dios de la tierra custodia la puerta y dudo mucho que nos deje pasar — miro resignada hacia una casa de madera fina, donde un joven blondo de cabellos negros descansaba entre las sabanas de su cama — ¿Qué podemos hacer? — preguntó mas para ella que para su amiga.

— Pues… — suspiro pensativa — hoy es martes así que la puerta la custodia Sasori y no Zetsu y ya saber como es ese, siempre se la pasa persiguiendo ninfas envés de vigilar — sonrió triunfal la de ojos esmeralda— vamonos ya — exclamo sonriente.

— Tienes razón –— sonrió ampliamente — pero debemos cambiarnos las vestimentas sino seremos reconocidas.

— Bien te espero en media hora en el pasillo que da a la puerta — sonrió mientras se alejaba de está.

Ambas diosas se alejaron en dirección a sus aposentos, mientras en la cúspide mas alta de aquel majestuoso palacio se encontraba un joven de cabellos castaños largos hasta sus rodillas atados con una pequeña cinta en la parte baja, su camisa sin mangas, su pantalón de color blanco se mecía con la suave brisa que él mismo provocaba, mantenía sus parpados cerrados mientras una expresión serena adornaba su rostro; mas una mano se poso en su hombro ocasionando que este instintivamente abriera los ojos.

— Buen día primo — mencionó sonriente una blonda de ojos plata, sus largos cabellos azulados descendían por su espalda mientras unas pequeñas ondulaciones se formaban al final de estos, su vestido de ceda azul caía libremente por su esbelta figura hasta rozar el suelo, mientras hilos de ceda azul fuerte adornaban el contorno de su cintura hasta caer por sus muslos.

— Buen día Hinata — menciono mientras sus perlados ojos la miraban — ¿Qué te trae por aquí? — preguntó.

— Solo Salí a caminar — sonrió exhausta — sabes de sobra que ser la diosa del amor no es algo sencillo — termino tomando haciendo en un pequeño banco de bronce.

— Lo se — suspiro tomado asiento a su lado.

— ¿Enamorarse de un mortal esta prohibido cierto? — preguntó mirándolo.

— Tú como diosa del amor deberías conocer esa respuesta mas bien que yo — respondió tranquilo mientras observaba el vuelo de un ave — aunque seria divertido romper las reglas.

— ¡¡Neji!! — reclamo exaltada — ¿Qué te ha pasado para que pienses de esa manera? — preguntó, su primo no solía pensar nada en contra de las reglas.

— Nada… quien quita que en nuestro destino este romper las reglas — suspiro tranquilo.

— Quien sabe… lastima que no allá un dios que nos dicte nuestro destino — sonrió.

— Jajaja tu humor también esta extraño hoy — cerro por un momento sus orbes plata — ¿Quién es? — preguntó con expresión seria.

— ¡¡Ah!! — exclamo.

— ¿Cómo se llama el mortal del que te enamoraste? — pregunto mas directo y ahora encarándola.

— Se que esta prohibido y que yo soy la encargada de dictar el castigo, pero… — se sonrojo mientras jugaba con sus dedos — no pude evitarlo.

— Te entiendo… solo ten cuidado si alguien se entera te destituirán o desterraran en el peor de los casos — termino tranquilo.

— Gracias y ojala que no desprecies al amor cuando te llegue — respiro profundo mientras se levantaba.

— ¿Es una especie de amenaza? — preguntó girando a verla.

— Digamos que es una advertencia — sonrió mientras acariciaba su azulino cabello — y para que veas que soy buena prima te daré una pista — se acerco a su oído — tu verdadero amor no se encuentra encerrado en este palacio — termino mientras caminaba rumbo al interior de este.

— Una mortal — se repitió mientras observaba la tierra — imposible — susurro siguiendo el mismo camino de su prima.

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Las cristalinas gotas de agua recorrían su esbelta figura mientras con sus manos acariciaba su castaño cabello el cual caía hasta la mitad de su espalda, al cabo de un rato salio de aquella ducha tomo sus ropas y las coloco sobre su cuerpo, una camisa de manga corta de color gris y unos shorts de color negro al igual que sus sandalias, sobre su cintura apareció ceñida a su cuerpo una falda de ceda negra transparente que dejaba al recubierto la silueta de su torneadas piernas, tomo su arco y su arsenal de flechas posándolo en su espalda y así salio rumbo a su lugar de entrenamiento.

Camino por las pobladas calles a esas horas de la mañana la mayoría de los aldeanos hacían las compras, compro un par de panecillos, los cuales comenzó a comer mientras caminaba, no pasaron mas de 10 minutos hasta que se encontró entre la espesura de un bosque, camino entre estos hasta que sus ojos contemplaron un campo verde con un lago de fondo observo bien el lugar aun no llegaba nadie, así que camino hasta el pequeño establo que se encontraba hay.

— Buen día Aki — sonrió mientras acaricia el lomo castaño del animal — ¿pasaste buena noche? — pregunto ahora acariciando su cabeza y sus cabellos castaños casi dorados — vamos — menciono mientras abría la reja que les mantenía enserados — vosotros también podéis salir — menciono a los otros 4 caballos que permanecía hay — ¡¡pero no se alejen mucho, que luego viene y me regañan!! — grito para que los animales les escuchasen ya que echaron a correr en cuanto abrió el corral.

Salio de allí al igual que lo hicieron los caballos antes, les observo se encontraban esparcidos, correteándose o simplemente bebiendo en el lago, se poso bajo la sombra de un árbol y comenzó a afilar su daga, era pequeña y siempre la mantenía escondida en la suela de su sandalia derecha, a simple vista se venia su antigüedad pero aun así siempre resplandecía aquel mango plateado, con pequeñas incrustaciones de esmeraldas.

— No entiendo como es que siempre llegas primero — exclamo un rubio de ojos azules mientras caminaba en dirección a ella, lucia una simple camisa de color naranja y un pantalón negro, con una capa de color pardo en sus espaldas.

— ¡Naruto! ¡Sasuke! ¡Sai! — exclamo sonriente mientras se levantaba.

— Buen día Matsuri — menciono serio un azabache de piel clara, traía puesta una camisa de color azul aclaro y unos pantalones de negros, mas una capa roja adornaba su espalda.

— Hola — menciono un blondo de cabello negro en cual traía puesta una camisa de color púrpura sin mangas con un pantalón gris y su capa blanca.

— ¿Y Tenten? — preguntó y por arte de magia esta apareció a sus espaldas.

— Buen día — sonrió ampliamente una castaña con dos chonguitos en su cabello recogidos con unos listones verdes, traía puesta una camisa de color verde con unos pantalones hasta las rodillas de color marrón mientras una bufanda marrón de ceda adornaba su cuello — listos para practicar — menciono mientras sacaba su arco de atrás de su espalda.

— Claro — respondió efusivo el rubio.

Así comenzaron con la serie de entrenamientos que hacían diariamente, en la zona no habían muchas guerras pero siempre había uno que otro enfrentamiento que combatir, ambas castañas practicaba con su arco, eran muy buenas y nunca fallaban mientras los tres chicos hacías chocar sus espadas en un típico combate lleno de alegría y fuerza, al cabo de un rato yacían exhaustos sobre el pasto, sus corazones bombeaban sangre de manera incesante.

— Me gustaría conocer a un dios — mencionó pensativa la castaña de chonguitos.

— Sabes que es imposible — respondió su amiga.

— Todos lo sabemos pero… — suspiro el rubio sentándose en la grama — si pudieras ¿a cual querrías conocer?

— Al del aire no se porque pero el viento siempre aclara mi mente y me reconforta — sonrió mientras contemplaba el cielo.

— A mi me gustaría conocer al del tiempo — sonrió la otra castaña — los relojes siempre corren y nos hacen vivir grandes momentos — contemplo a sus amigos con esos profundo ojos negros.

— Teme — mencionó dirigiéndose al azabache que reposaba pensativo.

— Aunque no me interesaría conocer a un dios — hizo una mueca en su rostro — la diosa de la luz me suena interesante, es majestuoso como desaparece la noche en un instante.

— El amor es lo que nos mantiene unidos a algo o alguien, es una tarea ardua pero hermosa me gustaría saber quien es la que la hace — sonrió ampliamente — ¿Sai tu que opinas? — se giro para ver al susodicho.

— El universo es incomparable y la diosa de este debe ser igual — menciono tranquilo sin expresión en su rostro.

— Pero bueno… — se levanto de un solo golpe — dejémonos de fantasías, hay que entrenar haber Ten quien laza la flecha mas alta — sonrió tomando su arco.

Ambas empuñaron fuertemente su arco mientras tomaban una flecha con su otra mano, la de ojos chocolate siempre acostumbraba atar un listón en su flecha y así lo hizo, su mirada se fijo en el cielo y ambas dispararon alcanzando una altura casi impensable, la flecha de Matsuri comenzó a descender mientras la de Tenten se perdía el lo majestuoso del cielo.

— Te vencí — menciono burlona.

— No es justo — menciono ofendida — ahora pelea — dijo mientras le arrebataba la espada al azabache.

— En guardia — menciono la otra mientras le arrebata la espada al rubio.

— Y ¿ahora con que peleo? — exclamo molesto — oye — dijo mientras esquivo un golpe que por poco y le da en el rostro.

— No te distraigas dobe — menciono el de ojos negros mientras lo ataca incontables veces.

— Jaa — rió el blondo mientras tomaba un lienzo y dibujaba las cómicas escenas, siempre que a todos les daba por competir el los dibujaba para guardar el momento.

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— Esta lista — menciono la de cabello rosa mientras observaba a su amiga.

— Si vamos — termino esta comenzando a caminar.

Anduvieron por un largo pasillo hasta que observaron la majestuosa reja plateada y con enredaderas rodeando sus barandales, esta se encontraba abierta siempre permanecía así, sonrieron solo debían atravesarla y saldrían de allí observaron a su alrededor y pudieron ver al peli-rojo correteando ninfas de un lado al otro, esta era su oportunidad, corrieron rápidamente logrando atravesarla y al instante aparecieron en un frondoso bosque continuaron corriendo, a decir verdad no sabían si aun se encontraban en los alrededores del palacio o si ya Estaban en suelo mortal.
Mermaron la velocidad de sus pasos cuando contemplaron un hermoso lago grande y majestuoso como ningún otro de verdad que Temari hacia un gran trabajo, observaron al borde de este a dos hermosos caballos bebiendo agua, lentamente se acercaron para no asuntar a los animales.

— Tranquilo no te haremos nada — menciono la rubia rozando su mano en el lomo del de color blanco — que bello eres — sonrió mientras posaba su frente contra la del animal.

— So, so tranquila — sonrió la de ojos esmeralda mientras acariciaba al de color negro.

— No puedo creer que lo hallamos hecho — exclamo sonriente la rubia — y a decir verdad esta ropa no me sienta mal — sonrió mientras posaba, llevaba un simple vestido de color púrpura hasta la mitad de los muslos y con unas zapatillas plateadas las cuales tenían unas cintas que se entrelazaban pos sus piernas hasta llegar a al rodilla.

— Si este lugar es muy hermoso — sonrió Sakura la cual lucia un vestido de color verde limón hasta la mitad de los muslos, con unas sencillas zapatillas y dos cintas que adornaban sus brazos.

— Sabes lo que pasaría si alguien se entera —menciono mientras se aferraba al animal.

— Perderíamos nuestro puesto y eso seria lo menos — respondió en un susurro la de cabello rosa.

— ¡Shiro! — se escucho a lo lejos la vos de un joven.

— ¡Miyu! — se escucho esta ves una vos mas profunda.

— ¡Oye Sasuke aquí están! — exclamo el blondo — ¡y no están solos! — continuo al observar a ambas jóvenes.

— No grites baka — menciono exasperado mientras salía del bosque — ¿Quiénes son ustedes? — preguntó mientras se acercaba.

— Lo sentimos no les hicimos daño a sus animales, solo las acariciamos — sonrió tímidamente — soy Sakura y ella es Ino — menciono señalando a la susodicha.

— Se llaman igual que las diosas — menciono pensativo Sai mientras se acercaba a su caballo.

— Somos las dio… — iba a terminar la de ojos esmeralda mas la rubia le cubrió la boca.

— No lo digas nos meteríamos en apuros — susurro bajito para que solo ella le oyera.

— ¿Son que? — inquirió el azabache.

— Nada — exclamaron ambas.

— Ven Shiro — menciono el blondo mientras le colocaba la silla al animal.

— Es muy hermoso — menciono la rubia.

— No más que tu preciosa — dijo este sonriéndole cosa que a ella la hizo sonrojar.

— Gracias.

— Hay Ino nunca cambias — suspiro resignada su amiga — si se enteran estamos muertas — susurro al viento.

— Parece que están huyendo ¿de quien? — pregunto mientras acomodaba la silla en el lomo de su yegua.

— Eh no de nadie — dijo algo nerviosa — es una yegua muy linda nunca había visto una — menciono esta sin percatarse de sus palabras.

— Nunca, en serio — reitero este ahora mirándola.

— De donde vengo no hay animales solo personas como yo — menciono inconciente.

— ¿Cómo tu? — inquirió curioso.

— Bueno digo… no me hagas caso — sonrió mientras el azabache se sonrojaba.

— ¡Sakura! — grito la rubia haciendo que esta girase — ¡me van a enseñar a montar caballo no me tardo! — grito sonriente ya estando sobre el animal, con el blondo a sus espaldas.

— ¡Bien pero no tardes mucho! — grito sonriente — ¡recuerda que debemos volver antes de que Chouji anochezca! — exclamo sin medir sus palabras.

— ¡Bien y cuida tu bocota! — grito al captar lo que su amiga dijo.

— ¿Cómo que Chouji anochezca? — pregunto este extrañado.

— Rayos — mascullo — no tiene sentido, no puedo decirlo — menciono apartándose de el — lo siento — menciono mientras tomaba asiento a orillas del lago.

— De acuerdo si no puedes decirlo — sonrió mientras tomaba asiento a su lado — yo hablo y tu asientes o niegas — la miro y esta sonrió.

— Bien comienza.

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Las majestuosas puertas de madera se abrieron dejando ante sus ojos la vista de un joven de piel levemente bronceada con el cabello atado en una coleta alta, se encontraba con expresión aburrida mientras mantenía entre sus manos un antiguo pergamino, su camisa algo holgada de color crema hacia juego con su pantalón marrón, además de un enorme capa ámbar que colgaba de sus hombros hasta llegar al sueño donde una parte de ella se arrastraba.

La mujer ingreso en la habitación serrando la puerta a sus espaldas, camino en dirección a el mientras los velos de su vestido aguamarina se arrastraban, este se ceñía perfectamente a su escultural cuerpo, de manga ciada con una ceda brillantina sobre la profundidad de aquel azul aguamarina, descendía hasta la mitad de sus muslos por la parte delantera ya que por detrás se arrastraba hasta el suelo, sus tacos de color plata resonaron sobre el brillante piso, tomo un libro entre sus manos y lo miro con esos profundo ojos verdes.

— No te cansas de leer todo el día — menciono mientras soltaba el libro.

— Tu de nuevo aquí — exclamo con suma pereza — no te cansas de molestarme o es que acaso ya no te divierte mandar tsunamis — sonrió de manera holgazana.

— Ah, pero estamos agresivos hoy — sonrió mientras pasaba su mano por sus cuatro coletas rubias — que poca amabilidad.

— No seas problemática y déjame leer — menciono aparentemente concentrado en su lectura.

— Desde cuando un pergamino es mas interesante que yo — sonrió tomando asiento en la mesa frente a el.

— Desde que el dios del tiempo casi me acecina por estar “demasiado” cerca de ti — hablo fastidiado al recordar la escena.

— Ya sabes que mi hermano es así no le hagas caso — susurro mientras lo tomaba por el cuello.

— Temari sabes que tus hermanos me matarían — sonrió de lado mientras la tomaba de la cintura.

— No te preocupes vago, yo te protejo si algo — sonrió al momento de apoderarse de sus labios, acariciaba con ansias y fervor aquellos labios mientras el correspondía a cada roce.

Poco a poco y aun sin despegar sus labios ni un milímetro se fueron recostando sobre aquella mesa, el besaba fervientemente sus labios para después ir descendiendo por su cuello, sus manos paseaban juguetonas por las piernas de esta asiéndola tensarse ante cada roce de sus piel, las manos de ella acariciaban la espalda de el por entre la camisa, no había sido fácil desacerse de su capa pero lo había conseguido, su camino de besos llego hasta el nacimiento de esos dos senos que lo enloquecían, besaba desenfrenadamente cada espacio de piel que la tela no cubría y estaba dispuesto a quitarle todo lo que el impidiese seguir con sus besos, tomándola de la cintura la inclino un poco hacia el frente para poder desacerse de aquella molesta prenda, mas unos pasos de afuera le hicieron detenerse.

— Alguien viene — menciono este levantándose y tomado su capa.

— ¿Y? — inquirió molesta — ¿me piensas dejar así? — pregunto mirándole.

— Te compenso luego — menciono cerca de sus labios — ahora es muy riesgoso.

— Mas te vale — sonrió mientras le besaba — si no vienes esta noche te arrepentirás siempre dios de la sabiduría — susurro burlona al momento de partir de aquel lugar.

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Su ojos no paraban de asombrarse ante todo lo que contemplaba a pesar de ya conocer todas aquellas cosas y de saber perfectamente como se forman, no había tenido la oportunidad de contemplarlas de tan cerca y menos por tanto tiempo, era conciente de que ya se acercaba el medio día debían aprovechar mucho el tiempo antes de partir, mas la sola idea de dejarle a aquel peli-negro luego de haberle costado tanto venir a verle no era algo que le resultase placentero, si bien en ese preciso instante estaba experimentando toda clase de sensaciones que alguna ves su amiga la diosa del amor le había explicado que todo aquello se sentía al estar enamorado, ¿enamorada? Se repetía era consiente de que lo estaba al igual de las reprimendas que recibiría si alguien se enterase.

Sin darse cuenta y por puro instinto apoyo su cabeza en aquella varonil espalda mientras suspiraba pesadamente, aquel mágico momento que tanto deseo se estaba realizando, pero eso no quitaba el hecho de que el porvenir le asustase y en gran manera, ¿de que me sirve ser una diosa si ante el amor quedo perdida? Se pregunto internamente, no entendía como aquel simple mortal podía desarmarla con tan solo verla, sumida estaba divagando en su mente hasta que aquella calida vos la saco de su pequeño mundo.

— ¿Eres de muy lejos? — pregunto esté mientras giraba levemente para mirarle.

— Eh, si además nuestra visita es algo pasajera — respondió levantando su rostro.

— Ya veo y cuanto piensan quedarse — inquirió.

— Debemos irnos antes del anochecer —menciono.

— ¿Por qué?

— Nadie sabe que estamos aquí si se enteran estaríamos peor que muertas — respondió contemplando el cielo.

— Entonces con mayor razón debemos aprovechar esta tarde — respondió sonriendo, asiendo así que un pequeño carmín adornase las mejillas de aquella diosa.

Continuaron con aquella cabalgata recorriendo aquél hermoso lugar, luego de aquello se sentaron bajo la sombra de un árbol mientras continuaban platicando de todo y a la vez nada.

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Nuevamente cerro sus ojos mientras sus manos reposaban tras su espalda, su semblante serio e inexpresivo no desapareció de su rostro, tras abrir sus parpados camino lentamente hacia una mesa de madera la cual se encontraba al fondo de aquella enorme habitación su cabello rojizo y levemente desarreglado, combinaba de manera exacta con aquellos pantalones de color crema al igual que la camisa de manga corta y cuello en v que llevaba puesta, tomo entre sus manos un pequeño reloj de arena miro como quedaban pocos granitos en la parte de arriba lo que indicaba que la noche debería caer en pocos instantes, voltio su rostro de nuevo hacia el cielo era raro, a esa hora se suponía que pequeños destellos en tonos rojizos comenzaban a bañar el cielo, supuso que Sakura no había notado como trascurría el día así que decidió ir a informarle para que cumpliese con su labor, su gran capa de color carmesí se arrastraba por aquellos brillantes pasillos.

Se detuvo frente a una puerta tan blanca como la nieve y con pequeños destellos dorados en esta, toco levemente varias veces y no obtuvo respuesta cansado decidió entrar, pronuncio un permiso e ingreso, aquella majestuosa y deslumbrante alcoba se encontraba vacía eso si que era el colmo, ¿Dónde esta? Susurro para si mismo al no verle allí en su habitación, estaba seguro que no podía estar lejos por lo tanto decidió recorrer el palacio en busca de esta.

Camino de manera decidida hacia la parte mas alta de aquel plació si alguien podía localizar a un dios ese seria Neji, subió decididamente aquellas escalas platinadas en forma de caracol tras un corto periodo de tiempo diviso a aquel castaño sentado en una butaca de aquel majestuoso balcón sosteniendo entre sus manos a un hermoso halcón.

— Neji — mencionó llamando la atención del susodicho.

— Gaara — respondió serio — ¿Qué te trae por estos lares? — pregunto mientras aquel animal emprendía vuelo.

— Vengo a pedirte un favor — camino hacia aquel oji-perlado — por si no lo has notado ya debería empezar a caer la noche — dijo sereno tomando asiento a su lado.

— Si me doy cuenta pero veo que Chouji y Sakura no han comenzado con su labor — reitero mirando el cielo.

— Ese el punto no encuentro a Sakura — menciono captando la atención del castaño.

— Ya veo — cerro un momento sus orbes de manera meditativa — quieres que la encuentre — afirmo recibiendo un leve asentamiento de cabeza.

— ¡Byakugan! — exclamo mientras las venas de su cien se brotaban, comenzó a recorrer cada rincón del palacio con su mirada sin recibir respuesta alguna, pasados unos minutos no tenia ni la mas mínima idea de donde se encontraba pero también noto que la presencia de otra diosa se encontraba ausente — no siento su presencia — culmino cerrado sus ojos — pero… — capto la atención del peli-rojo — Ino tampoco aparece.

— ¿Crees que estén juntas? — preguntó con una ceja levantada.

— Lo mas posible — se levanto de su asiento — sino puedo localizarlas con mi Byakugan quiere decir que solo quedan dos lugares donde pueden estar — miro al otro dios — vamos a los jardines del este y si no se encuentra hay están en… — fue interrumpido por su amigo.

— La tierra — susurro el otro con expresión seria — imposible pero si lo hicieron por mas diosas estarán en un grave problema.

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— Ya veo — cerro su ojos mientras meditaba lo que acaba de descubrir — no te preocupes no diré nada a nadie, aunque por tu belleza lo supuse — sonrió zurrón mientras ella se teñía de rojo.

— Gracias tu silencio nos ayudaría de mucho — sonrió contemplando el cielo.

— Ya debe estar por caer la noche —susurro pensativo.

— Si… la noche — susurro sin caer en cuenta — ¡la noche! — grito exaltada — ¡rayos! Debo irme — menciono mientras se levantaba — ¿Dónde estará Ino? — se pregunto en vos alta.

— Tienes que irte ya ¿Por qué? — pregunto levantándose.

— El dios de la noche debe estar esperándome para hacer caer la tarde — comenzó a caminar por el bosque — sino llego pronto notaran mi ausencia y Neji puede ver lo que sea y donde sea que este — mención apurada.

— El dios del viento puede encontrarlas — afirmo incrédulo.

— Si ahora puedes ayudarme a buscar a Ino — menciono sonriéndole.

El azabache solo asintió sonrojado por la dulce expresión que aquella hermosa diosa ponía en su rostro, continuaron atravesando árboles en aquel frondoso bosque hasta que a lo lejos observaron como sus dos amigos yacían sentados en el pasto dando por terminado un beso que quien sabe cuanto abría durado, se acercaron a ellos mientras la peli-rosa con un grito llamo la atención de su compañera.

— Ino debemos irnos ya — menciono levemente preocupada.

— Tan pronto — susurro está con desden.

— Si, recuerda que es hora de que anochezca — susurro para que Sai no le oyese.

— Tranquila el ya lo sabe — menciono clamada levantándose de su asiento.

— Se lo contaste — replico molesta.

— Supongo que hiciste lo mismo con el — menciono señalando al azabache.

— Eto… — tartamudeo — el punto no es ese hay que irnos — dijo firme y la tomo del brazo — adiós — menciono mientras comenzaba a correr con la rubia siguiéndole.

— Adiós — susurraron estos al verlas partir.

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Las interminables filas de rosas se forjaban a través de ese pedroso camino, los árboles mecían su hojas suavemente por el simple hecho de que aquellos diese estuviesen andando por esas empedradas calles, los cerezos no se hacían esperar derramando sus pétalos por todo el lugar a lo lejos divisaron como un chico de cabello rojo y orbes de igual color mantenía retenida contra un árbol a una indefensa ninfa de cabellos azulado y un vestido blanquecino, aquel joven con un pantalón negro y camisa dorada sin mangas con una espada ceñida bajo una correa de fino material, trataba en baño de arrebatarle un beso a aquella blanquecina ninfa.

— Sasori ¿así es como vigilas la puerta? — menciono algo molesto el dios del tiempo.

— Ah — se jiro esté — eto Gaara solo tomaba un pequeño descanso — sobrio forzoso acercándose a ellos.

— Sabemos que no es cierto — menciono el castaño — bueno no importa, de casualidad ¿no has visto a Sakura e Ino por aquí? — pregunto.

— En realidad no — lo medito por un momento — ¿tal vez se fueron a la tierra? — menciono.

— Si es así la culpa también recae en ti — dijo firme el de ojos aguamarina.

— En mi — reitero.

— Si por dejarlas ir — culmino serio.

— Pero yo no he… — no termino su frase ya que escucharon unas pequeñas risas cercanas.

A lo lejos observaron como
ambas diosas salían de unos arbustos se estaban riendo a mas no poder y se les notaba bastante agitadas, comenzaron a caminar como si nada hasta que divisaron como las miraban, por su mente bajo una fría gota de sudor al notar que las estaban buscando debían de pensar en algo y rápido.

— Hola — sonrió la de cabello rosa.

— ¿Dónde estaban? — pregunta directa.

— Dando un paseo — respondió la rubia tranquila — ¿Dónde mas? — enfatizo esta ultima parte.

— Y ¿Por qué están vestidas con ese atuendo? — pregunto el de ojos rojos al notar que no traían su traje de siempre.

— Solo por arrebato y nos tenemos que ir el día no desaparece solo así que adiós — y desaparecieron en un gran destello de luz mientras estos miraban perplejos.

— Esconden algo — culmino en de ojos plata — habrá que averiguarlo — propuso mientras partía con una ráfaga de viento.

— Tiene razón — menciono serio — cuida bien la puerta o no sabes lo que te espera — amenazo para retirarse en un remolino de arena.

— Se cree mucho por ser el del tiempo, baka — menciono rumbo a su lugar de vigilancia.

 

Konichiwa ^.^
Bueno les traigo un nuevo Cáp. Que espero y les guste tanto como a mi, lamento si me tarde un poco pero el fin de año se acerca y los preparativos para los grados me tienen loca, en fin disfrútenlo y gracias por todas sus recomendaciones y sus comentarios.

“Encuentros inevitables”​

Apresuro sus pasos ya estaba bastante retrasada y no debía perder mas tiempo, cruzo el lumbral que daba a un gran balcón en el cual la esperaba un joven de piel clara y cabellos castaños al igual que sus ojos, su compostura robusta se reflejaba bajo una camisa sin mangas de color añil con un pantalón de un tono rosa pardo al igual que su característica boina, yacía sentado sobre una silla de piedra blanca mientras comía despreocupadamente, levanto su rostro al darse cuenta de la presencia que acababa de llegar, suspiro al levantarse hacia ella.​

— Ya era hora Sakura — replico mirándole.

— Lo siento Chouji — menciono con mirada agradable.

— No hay problema — retiro la boina de su larga y desordenada cabellera — comencemos.

Dicho esto ambos se dirigieron al borde de aquel inmenso balcón, mientras la de cabellos rosa movía sus manos como si estuviese arrastrando algo, el castaño soplaba el interior de su boina haciendo que de esta saliesen centenares de chispas doradas, las cuales avanzaban en dirección al cielo que ya había perdido su tono claro y fresco, para dar paso a una lúgubre y profunda noche, por ultimo Sakura aparto una joya de su corona entregándosela a Chouji para que este la lanzase al cielo y así lo hizo; a los pocos segundos se podía observar a una majestuosa luna en lo alto, respiraron profundo al observar la hermosa noche que yacía en el firmamento.

— Hasta pronto — menciono cortes la de ojos jade mientras partía.

— Hasta pronto y no tardes tanto la próxima ves — dijo mientras esta sonrió en afirmación.

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Observo nuevamente aquella misteriosa flecha, en la tarde había llegado hasta sus aposentos incrustándose contra el muro de su habitación y en cuanto la tubo entre sus manos una calida sensación recorrió todo su cuerpo, su mirada vagaba perdida en cada contextura de ese objeto, fijo su vista en el listón verde que acababa de retirar lo acerco a su nariz y un fresco aroma a chocolate inundo su ser; se sentía tonto desde que apareció aquella flecha no dejaba de imaginarse de quien provenía y por alguna extraña razón, la imagen de una joven danzando al compás de sus ventiscas no desaparecía de su mente.
Sacudió su cabeza era un dios no debía perder el tiempo en esas tonterías, salio de su cuarto el mas alto del lugar y comenzó a vagar sin rumbo fijo, a los pocos minutos se encontraba en el mirador nunca se le había pensado ir a ese lugar, nunca ha sido de su interés la vida de los mortales eso le corresponde a Ino no a él, aun así se acerco al borde de esté donde se podía observar claramente la tierra.

— Me sorprende encontrarte aquí — dijo burlona la rubia mientras se posaba al lado de esté.

— A mi igual — fijo su mirada en el artefacto y volvió a atar aquel delicado listón — quiero que me ayudes — menciono tranquilo.

— Tiene algo que ver con esa flecha — dijo intrigada.

— ¿Quiero saber a quien le pertenece? — pidió.

— ¿Para que? Nunca te han interesado los mortales.

— Entro en mi habitación y por alguna razón deseo saberlo ¿me ayudaras? — repitió.

— De acuerdo — suspiro mientras tomaba aquella flecha la observo mientras arrancaba una hebra de sus dorados cabellos, delicadamente envolvió aquella pieza con su cabello y al instante comenzó a brillar apartándose de sus manos, pocos minutos después la flecha apuntaba un punto fijo de la tierra — mira allí — dijo señalando una pequeña casa de madera cerca a un lago.

Ambos fijaron su vista en el interior de esta, por aquel piso de madera caminaba una joven de cabellos castaños atados en dos chonguitos solo traía puesto un camisón de seda, lo que dejaba al descubierto su escultural cuerpo, tomo asiento en su cama mientras comenzaba a afilar sus flechas, el dios del aire la observaba con sumo detenimiento sabia que los mortales era iguales a ellos en aspecto físico, pero nunca creyó que una mortal le pudiese parecer mas hermosa que cualquier diosa giro su rostro hacia su colega rubia la cual sonreía de manera divertida.

— Gracias — dijo igual de inexpresivo que siempre.

— No hay de que — le entrego la flecha — ¿Por qué no se la devuelves? — inquirió mientras este se tensaba.

— ¡Estas loca no puedo ir a la tierra, esta prohibido! — respondió alterado pero levemente sonrojado.

— Solo lo dije porque pensé que querrías conocerla, pero veo que me equivoco — suspiro — además con Sasori de guardia no debe ser difícil ir — menciono sin medir palabras.

— Con que eso hacían — afirmo — saben de sobra que si alguien se entera estarán en serios problemas.

— Lo sabemos, pero nadie se dará cuenta — se acerco a el — tu no dirás nada y a cambio yo te ayudo a llegar a ella — menciono señalando a la castaña.

— ¿Quién te dijo que yo quería conocerla? — se hizo el desentendido.

— Solo hay que verte la cara — hablo burlona — tu decides.

— Bien — sonrió mínima mente — lo haremos ahora mismo — le miro fijamente y esta sonrió.

— Claro cámbiate de ropa y ve al jardín en 10 minutos — dijo antes de alejarse de el.

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Frunció el seño por undécima ves sabia que algo había pasado, su amigo nunca sonreía y ahora lo hacia de manera mínima pero lo hacia, desde que había regresado al establo lo noto extraño, ese semblante frió que lo caracterizaba no estaba presente de un solo golpe se levanto y le encaro, ambos se encontraban en la sala de la casa que compartían.

— Teme ¿Qué paso? — inquirió.

— Nada — respondió indiferente.

— A mi no me engañas, tu nunca sonríes — lo miro inquisitoriamente.

— No tiene nada de malo que lo haga — reitero molesto.

— Lo se pero ¿a que se debe? — le miro pensativo — ya se, se trata de una chica — dijo y su amigo se tenso — eso lo comprueba ¿Quién es? — preguntó pícaro.

— Nadie — sonrió al recordarle.

— Si claro — torno los ojos — habla — el miro fulminante.

— Tsk — suspiro fastidiado — la conocí cuando Sai y yo fuimos a buscar los caballos — comenzó a relatar y de paso le contó todo a su amigo, omitiendo el hecho de que ella era una diosa.

— Ya veo y ¿la piensas volver a ver? — preguntó.

— Eso espero — suspiro embobado — auque dudo que eso pase — menciono al recordar lo difícil que seria para ella volver al mundo mortal.

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Un joven castaño se encontraba sumido en la lectura de un escrito mortal o bueno eso era lo que trataba de hacer, ya que por mas que quisiese no le era posible mantener toda su atención en el libro y ¿Quién era la causante de su constante distracción? Nada mas y nada menos que la diosa del mar, está se encontraba frente a el con las piernas cruzadas y un libro entre sus manos aparentemente concentrada en esté, ya que luego de que el le pidiese que le dejase acabar su lectura esta decidió quedarse a hacerle compañía, pero para desgracia suya no le era posible concentrarse, bueno quien lo haría teniendo a esa hermosísima diosa en frente suyo, su escote provocador pero sutil no hacia mas que incitarle a caer en sus mas bajos instintos y esas esbeltas piernas no hacían mas que recordarle aquel elixir que lo hacia delirar, cerro el libro y lo poso sobre la mesa mientras masajeaba su cien.

— ¿Terminaste ya? — inquirió mirándole.

— No, con tigo en frente quien puede concentrarse — menciono aparentemente ofuscado.

— Pues lo siento pero no me iré — reitero levantándose del asiento — que te parece si dejas a un lado los libros y nos vamos para tu cuarto — menciono sonriendo juguetona.

— Tsk problemática — susurro antes de besarla de manera demandante, su legua no tardo en jugar con la de ella en un apasionado beso que parecía no tener final mas el oxigeno les hizo separarse.

Salieron de la biblioteca con rumbo a la habitación de esté, la cual no se encontraba lejos, se escabulleron como si de dos adolescentes huyendo se tratase y en cuanto estuvieron dentro el seguro de está fue puesto, para después observar como aquel par de dioses se comían a besos en todo el sentido de la palabra.

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MIENTRAS TANTO

Se encontraba frente a su escritorio mantenía su rostro sobre sus manos las cuales yacían sobre la mesa, cerro su ojos mientras suspiraba pesadamente, desde que había regresado del jardín no podía dejar de plantearse el ¿Por qué sus dos colegas habrían ido al mundo mortal? Claro si eso era lo que habían hecho, lo cual le parecía obvio lo que no lo era tanto era el motivo y si se habían enamorado de un mortal, no eso seria imposible e imperdonable, pero también era una posibilidad una muy probable; suspiro pesadamente mientras se levantaba y al instante un absurdo pensamiento surco su mente y por alguna razón presintió que aquello podría pasar, pero para cerciorarse de ello debía preguntarle al dios de la sabiduría cosa que para nada le agradaba pero de igual manera iba a hacerlo, sin mas emprendió rumbo hacia la biblioteca del palacio.
Llevaba un periodo de tiempo buscándolo sin dar con el, era la segunda vez que recorría completamente la biblioteca y no había rastro alguno, supuso que estaría en su habitación y decidido partir hacia esta.

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— Te amo vago — susurro contra sus labios de manera agitada.

— Yo mas problemática — respondió besándole.

— No te aburre tener que escondernos — menciono sobre su pecho.

— A veces, pero si es para estar a tu lado nada de eso importa — respondió acariciándole la espalda.

— Shikamaru — se escucho la profunda vos de Gaara y ambos palidecieron — ¿te encuentras despierto? — pregunto golpeando la puerta.

— Es Gaara que hacemos no puede vernos y menos así — susurro Temari mientras se colocaba una bata.

— Ya se ponte bajo la cama mientras yo le atiendo — esta asintió mientras el ya con su pantalón de pijama puesto se encamino a abrir — ya va problemático no tumbes la puerta — trato de sonar lo mas normal que pudo, dio una fugaz mirada a su amada la cual ya estaba bajo la cama.

— Shikamaru — menciono al verle abrir la puerta — ¿Qué hacías? — pregunto al notarle algo nervioso.

— Nada ¿para que viniste? — evadió su pregunta dejándole entrar.

— Es sobre el broche de Aika — menciono serio.

— El broche de Aika — repitió atónito — es solo una leyenda ¿Por qué te interesa? — peguntó.

— Tengo el presentimiento de que no es solo eso — expreso tranquilo — quiero que me digas como encontrarle.

— Comprendes que lo debe tener un mortal — le miro fastidiado — sabes de ante mano que necesitaríamos la ayuda de mas de un dios para ello — respiro tomando asiento en el borde de su cama.

— ¿De quienes? — inquirió.

— Tsk, necesitas de Ino, Hinata, Sakura, Temari, Neji, Kankuro y por obvia razón la mía — resoplo pesadamente — que problemático para que armar tanto rollo solo por un broche.

— No es solo un broche — reitero.

— Lo se, el que lo posea puede encontrar la entrada a nuestro palacio e ingresar sin problemas — dijo ya cansado.

— Bien mañana los reuniré a todos para hablar sobre esto y otros asuntos — menciono rumbo a la puerta — y Shikamaru disimula mejor después de hacer tus cosas — dijo señalando un sujetador negro junto a la cama y sin mas salio.

— Por poco — susurro al verse librado tan fácilmente.

— De igual manera se debe dar cuenta en algún momento — hablo la rubia saliendo del interior de la cama.

— Oye Shikamaru se me olvidaba pregun… ¿Temari? — inquirió sorprendido al verla con tan solo una bata de seda cubriéndole el cuerpo — tu…el… ustedes… no — dijo señalándoles y ambos palidecieron.

— Hermano yo puedo explicarlo — dijo con una sonrisa forzosa mientras el castaño decía un “problemáticos”

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Continuo caminando entre aquella gran cantidad de arbustos, no estaba del todo seguro sobre lo que hacia pero igual lo estaba haciendo y ya no había marcha atrás, recordaba claramente el camino que le había explicado la rubia mas la única duda que le invadía era ¿Qué diría al estar frente a ella? No podía simplemente decir “toma esta flecha es tuya llego a mi palacio porque soy el dios del aire”, no eso no era ni siquiera una posibilidad y entonces para que hacia todo esto y si tal vez, solo tal vez su prima había tenido razón y su media naranja se encontraba en la tierra, no lo comprendía del todo pero aun así deseaba conocer a esa castaña con cuerpo y presencia de diosa.

Detuvo sus pasos al observar aquella pequeña casa de madera en comparación con sus aposentos esa casa no era nada, dirigió su mirada hacia una ventana en la segunda planta de la cual una flecha idéntica a la suya solo que sin el listón acababa de Salir y enterrarse en el tronco de un árbol, sintió pasos y antes de que pudiese apartarse aquella jovencita se encontraba frente a el mirándole de manera curiosa pero extraña al mismo tiempo.

— ¿Qué haces aquí? — pregunto mirándole.

— Solo pasaba — respondió cortante.

— Ya veo y ¿de donde vienes? — menciono curiosa aquel joven le pareció guapísimo y sentía cierta curiosidad por conocerle.

— De muy lejos — expreso cortante.

— Bueno — menciono molesta, aquel joven era demasiado serio le estaba constando hablar con el, bajo su mirada y observo una flecha en su mano y su sorpresa incremento al ver que era una de sus flechas — ¿de donde sacaste eso? — inquirió señalando el objeto.

— Esto — dijo levantándola — entro esta tarde en mi cuarto — respondió por inercia y ella se asombro.

— Pero ¿Cómo? Si la lancé y esta se perdió en el cielo es imposible — exclamó sorprendida — tendrías que ser un dios o algo por el estilo para vivir en el cielo — enfatizo sarcástica.

— Hmp — respuesta simple para disimular su nerviosismo estaba a punto de ser descubierto y era algo que no podía permitirse.

— ¿Quién eres? O mejor dicho ¿Qué eres? — preguntó asustada pero muy intrigada.

— No tengo porque decírtelo — espeto molesto.

— Bien como mínimo dime tu nombre, yo me llamo Tenten — sonrió calidamente.

— Neji — respondió cortante y esta embozo una sonrisa.

— Bien Neji debo irme pero te espero mañana a esta misma hora a orillas del algo — dijo relajada mientras sonreía y antes de que el pudiese responder ella ya se encontraba a punto de serrar la puerta de su hogar — que descanse dios del aire — susurro más el pudo orle y sin querer sonrió, una simple mortal había descubierto su identidad en tan poco tiempo.

— Hasta mañana — menciono antes de tomar rumbo por donde había llegado.

Bueno espero que les allá gustado me pareció súper emocionante este capitulo y bueno les dejo unas preguntitas que ojala y respondan…

¿Qué creen que le hará Gaara al Shikatema? -_-||

¿Qué les pareció el encuentro Nejiten?

¿Quieren que aparezca pronto el Naruhina y Gaamatsu? ^.^

¿Creen que soy muy pervertida en cuanto al Shikatema? ¬¬

¿Parte favorita?

Bueno ojala y les allá gustado hasta pronto
Sayoooooooooo ♥

 

Konichiwa :D
Espero no haber tardado mucho en subir la continuación pero estuve algo ocupada haciendo un baile para el colé, espero que les guste bastante ya que apenas por estos capítulos es donde se pone todo bueno, sin mas los dejo con en cap…

“La Búsqueda Comienza”​

Se miraron nuevamente hace pocos minutos el de cabello rojo había ingresado en la habitación ocasionando así que todas las miradas se pusiesen sobre el, les había convocado solamente a ellos 7 lo cual era muy raro, ya que siempre que iban a discutir algún tema todo el concejo principal se reunía pero en esta ocasión era distinto lo cual les intrigaba mas. Éste ingreso en la habitación y tomo su lugar en la gran mesa de cristal observo a todos y su seño se frunció al fijarse en un par de dioses que nada contento le tenían, resoplo pesadamente y al notar que estaban todos a los cuales necesitaba se dispuso a hablar.

— Se preguntaran porque solo les he llamado a ustedes — hablo tranquilamente mientras sus colegas asentían — es simple son ustedes de los únicos que requiero para tratar este asunto, por lo tanto era mejor no incluir al resto del concejo — suspiro — entre menos lo sepan mejor saldrá todo — culmino con la mirada serena.

— ¿De que se trata Gaara? — preguntó un castaño con unas extrañas marcas moradas en su rostro.

— Supongo que todos han oído hablar del broche de Aika — dijo.

— No mucho en realidad, solo que es una leyenda o algo por el estilo — menciono dudosa la de cabellos rosados.

— En realidad si es una leyenda — hablo dulcemente la diosa del amor — hace muchos años existió una diosa llamada Aika ella era mi madre ósea la primera diosa del amor, nacida del cosmos y los mas puros sentimientos al igual que todos sus padres fue creada por los tres grandes pilares que antiguamente rigieron todo — tomo aire para continuar con su relato — mi madre fue obligada a casarse con Hiashi el antiguo dios de la tierra y hermano del padre de Neji, no era feliz con el nunca lo fue y un día decidió huir a la tierra donde conoció a un mortal del cual se enamoro, por lo tanto sus viajes al mundo mortal fueron mas constantes pero…un día quedo embarazada y estaba decidía a huir de este palacio para vivir al lado de aquel mortal, pero Hiashi la descubrió antes de que partiera y ella angustiada por lo que pudiesen hacerle a su amado, fingió su muerte para que así el dios de la tierra no pudiese hacerle daño — menciono nostálgica — conforme pasaba el tiempo se sentía cada ves mas vacía sin poder verle, un día utilizo gran parte de su energía apara crear un objeto el cual le permitiese ver al hombre que tanto amaba ósea el broche de Aika — explico.

— Pero si tu madre lo tenía ¿Por qué no se encuentra en el palacio? — pregunto al rubia de ojos azules.

— Para cuando nací mi madre ya le había hecho creer a Hiashi que yo era su hija y al creer muerto a aquel mortal no le quedaba la menor duda, un día utilizando a aquel broche mi madre partió con migo en brazos hacia donde mi padre para que el pudiese conocerme, Hiashi la descubrió y segado por al ira mato a ambos pero…antes de morir mi madre utilizo su energía y la mía para esconder aquel broche, la ubicación no la recuerdo muy bien aunque guardo en mi gran parte de la memoria de mi madre, solo se que el broche esta en la tierra y lo posee un mortal, pero este no podrá activarse a menos de que el mortal que lo posea se enamore de un dios, al igual que en el caso de mis padres — suspiro al dar por concluida su historia.

— Que historia más tristemente hermosa — menciono Sakura con una lagrima.

— ¿Así que eres mitad diosa? — pregunto la rubia de ojos verdes.

— En realidad no, porque al morir mi madre me transfirió todo su poder para que Hiashi creyese que era su hija, porque si fuera mitad diosa no tendría el suficiente poder para cumplir mi papel como diosa, ya que las leyes prohíben que un semi-dios gobierne determinado poder — explico tranquila.

— Así que le pusiste “el broche de Aika” en honor a tu madre — sonrió Ino mientras la blonda asentía.

— Bien ahora que todos conocemos la historia les explicare para que necesito de su ayuda — menciono el peli-rojo — hace poco tuve el presentimiento de que ese broche esta pronto a activarse, por lo tanto necesito de su ayuda para encontrar su ubicación y traerlo al palacio antes de que eso pase — explico tranquilo.

— Pero ¿si vas por el no estarías incumpliendo con las reglas? — pregunto su hermana.

— En parte si pero es por una razón justa — menciono.

— Gaara cuentas con nosotros ¿pero que debemos hacer? — espeto tranquilo el de ojos perla.

— Shikamaru… — susurro con desden.

— Es simple — suspiro el aludido — todos ustedes tiene algo que lo caracteriza como dioses, necesitamos de esos objetos y de sus poderes para decir un pequeño conjuro — relato con total desgano.

— ¿Cómo que nos caracterizan? ¿a que te refieres? — inquirió dudosa la de ojos esmeralda.

— Que problemático — bostezo — cuando sea media noche quiero que todos vengan al mirador para hacer el conjuro y además deben traer lo que les pida — menciono relajado — Sakura necesitare de tu tiara — hablo y la susodicha asintió — Hinata trae con tigo “el cristal lavanda” y Neji “la pluma plateada” — poso su mano sobre su mentón en forma de meditación — Kankuro trae tus “hilos de hiedra”, Gaara tu “reloj de arena” y Temari “el abanico de conchas” que yo me encargare del “pergamino de oro” — culmino mirándoles — es indispensable que traigan estos objetos que como notaron son con los cuales realizan su trabajo de dioses.

— Pero Shikamaru que hay de mi yo no tengo ningún objeto que me caracterice, entonces ¿para que me necesitan? — pregunto la rubia.

— Es simple tu cabello es lo único capas de ayudarnos a dar con dicho humano, es decir, tu eres indispensable — sonrió vago — no lo olviden a la media noche y nadie debe saberlo, no me imagino que pensarían el resto sobre lo que planeamos hacer — expreso relajado.

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Contemplo el cielo con suma dedicación mientras una sonrisa vaga se posaba en sus labios, aun no asimilaba lo que le había sucedido era muy extraño que el dios del aire hubiese estado en frente suyo y le parecía un sueño aunque sabia muy bien que era verdad y había sido simplemente magnifico, él era tal cual como siempre lo imagino, serio e imponente, pero con ese aire de frescura y al verlo había sentido la misma calidez que sentía cada que una brisa acariciaba su rostro. Acaricio el lomo de su yegua la cual reposaba tranquila sobre el pasto, junto su cabeza a la del animal mientras un puchero se formaba en su rostro, nunca había estado tan emocionada y ansiosa por algo como en ese momento, de verdad quería que fuese de noche para poder volver a contemplar a aquel majestuoso dios.

— Ya quiero verte — susurro para si misma.

— ¿A quien quieres ver? — inquirió una castaña de pie frente a ella.

— Ah, Hola Matsu — saludo como si nada.

— Hola ¿Por qué tan pensativa? — inquirió su amiga posándose a su lado.

— Recuerdas el comentario que hice la ves pasada, cuando estábamos descansando en el pasto — menciono aun con la vista en el color chocolate de su animal.

— Si lo de los dioses — respondió la de ojos negros.

— Si, aunque fue una locura pensarlo no creí que fuera a sucederme — menciono y la expresión en el rostro de su amiga la insito a hablar antes de que esta le interrumpiese — anoche conocí a un joven que pasaba por mi casa y llevaba consigo la flecha que lance al cielo, al principio no lo creí pero al decirme su nombre comprendí que no había duda era él, era el dios del aire — espeto emocionada.

— Es imposible… — susurro su amiga.

— Lo mismo pensé, pero es real y quedamos de vernos esta noche, hay Matsu estoy tan emocionada — expreso con los ojos brillantes.

— No es para menos — sonrió su amiga — me alegra mucho por ti y supongo que nadie mas sabe de esto — menciono y la aludida asintió — deberías contarle a los chicos — sugirió mirándole.

— No lo se, de seguro no me creen — frunció el seño en una mueca — y Matsu ¿Qué cuentas? — pregunto sonriente.

— ¿Ten puedo pedirte un favor? — pregunto con la mirada perdida.

— Claro amiga.

— Es que — hablaba dudosamente — últimamente he sentido algo extraño es como un presentimiento de que algo va a pasar y si te soy sincera tengo algo de miedo, así que pensé que podría quedarme en tu casa por unos días — hablo de manera pausada.

— No hay problema.

— Arigatou Ten y no te preocupes puedes salir con tu dios que yo te espero en casa — menciono con una pequeña risita mientras su amiga solo se sonrojaba.

— Que mala — susurro.

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Tomo asiento nuevamente frente a aquel objeto detallándolo con la mirada, era una hermosa esfera de cristal con forma de corazón, la cual reposaba sobre una nube en forma de espiral, “el cristal lavanda” llamado así por el tono lila que aparecía cada que alguien se enamoraba. Poderoso y hermoso tanto como ella, capas de localizar un corazón enamorado en donde fuera que estuviese; su trabajo era cuidar de que cuando una persona encontrase el amor nada le impidiese poder vivirlo plenamente, aunque era claro que no podía impedir que las adversidades les rodeasen, pero aun así siempre triunfaba el amor de una u otra manera. La mala noticia era que del único corazón que no podía conocer sentimiento alguno era del que ella se enamorase y por eso se dedicaba a contemplarle cada vez que le fuera posible.
Cerro sus ojos y al abrirlos el mismo poder que poseía su primo se activo, solo que el de ella funcionaba distinto, fijo sus ojos en aquel cristal que al instante lo adorno un remolino de niebla para después mostrarle un hermoso lago, en el cual un joven de cabellos rubios nadaba de la manera mas tranquila posible, sonrió mientras sus pómulos se teñían de rojo, cuanto le adoraba, pero a diferencia de sus amigas nunca tendría el valor suficiente para ir a verle. Al igual que su madre se enamoro perdidamente desde que su bello rostro aprecio en aquel cristal, cuanto admiraba a aquella mujer que le dio la vida y cuanto deseaba tener el valor que ella tubo al enfrentarse a todos con tal de estar al lado de quien amaba, suspiro al ver como él posaba sus orbes azules en el cielo.

— Cuanto te amo — susurro totalmente embelesada.

— Así que es el — menciono sereno desde su espalda.

— ¡Ah! Neji — chillo con la mano puesta en su corazón en cuanto giro a verle — casi me matas de un susto — menciono más tranquila.

— Primero no puedo matarte tan fácil — sonrió arrogante y la blonda frunció el seño — y segundo deberías tener mas cuidado, esta ves fui yo, a la próxima podrías no tener tanta suerte — sonrió.

— Lo siento estaba distraída.

— Querrás decir embobada mirando a ese mortal — sonrió mientras ella se teñía de rojo.

— Igual que tu anoche — contrarresto sonriente al ver que el también se sonrojaba.

— Hmp.

— Jajaja hay primo con que te sumas a la lista de los que rompimos las reglas — dijo sonriendo dulcemente.

— Al parecer tenias razón — suspiro — supongo que las cosas debían ser así — cerro sus ojos pensativo — nos vemos luego y pon mas cuidado — menciono rumbo a la puerta.

— Adiós primo y suerte esta noche, trata de llegar temprano sino al que descubrirán será a otro — respondió sonriente mientras éste se tensaba.

— ¿Cómo supiste? — preguntó.

— Soy la diosa del amor y es fácil para mí saberlo.

— Lo olvidaba, hasta pronto — sonrió antes de abandonar la habitación.

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Apoyo ambos brazos sobre el marco plateado de aquella ventana, se encontraba en su habitación contemplando el hermoso día, su mente se encontraba mucho mas tranquila desde el suceso de la noche anterior, nunca se imagino que Gaara los fuese a descubrir ni mucho menos que pasara lo que había pasado, soltó una pequeña risita al recordar aquel suceso, estaba segura que nunca lo olvidaría, serró sus ojos en cuanto sintió un par de brazos apoderasen de su cintura y una calida respiración cerca de su cuello.

— Problemática… — susurro con la cabeza apoyada en su hombro.

— Vago, no deberías estar leyendo — menciono burlona mientras este bufo.

— Quería saber como estabas — espeto.

— Bien, las cosas salieron mejor de lo que esperaba — respondió tranquila.

— Esperabas que me matara — dijo levemente molesto.

— Era lo mas lógico — respondió con una risita — pero no lo hizo, aunque aguantar un golpe de Gaara no debe ser fácil.

— Ni me lo recuerdes, tiene la fuerza de un monstruo — dijo burlón mirándola — aunque — le miro pensativo — aun no recibo mi recompensa por aguantar la golpiza de tu hermano — le miro sonriente.

— ¿A no? — aparento inocencia — pues que mala novia tienes — hablo sonriente antes de quitarle el aliento con un beso — supongo que con eso basta.

— Por ahora — dijo antes de volver a besarle.

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Sus paso se adentraron nuevamente por aquel frondoso bosque, desde que lo conoció no podía evitar esas ganas inmensas de tenerle todo el tiempo a su lado y eso precisamente lo que había ocasionado que nuevamente se escapase para verle, a lo lejos le observo sentado frente al lago con un lienzo en mano, estaba dibujando como solía hacer cada tarde, apresuro aun mas sus pasos ansiaba sentir nuevamente aquel bello hormigueo que sintió al probar sus labios. Al llegar a su lado le vio tan concentrado que se acerco sigilosamente hasta tomarle por el cuello y depositar un tierno beso en su mejilla, cosa que al blondo le agrado.

— Hola — saludo sonriente.

— Hola preciosa — sonrió — no creí verte tan pronto — comento fijando su vista en el lienzo.

— No pude evitar escaparme, en verdad quería verte — confeso sonroja.

— Igual yo pero… no quiero que te metas en problemas por mi culpa — menciono mientras acariciaba su mejilla.

— Amarte es un problema y aun así lo vales — hablo risueña.

— Mira lo que te hice — dijo mientras le enseñaba el lienzo.

— Gracias — menciono llevándose las manos al rostro de la impresión, era un cuadro realmente hermoso, en el se observaba a la rubia montando a shiro mientras sonreía saludando con su mano — es bellísimo — expreso sonriente antes de darle un tierno beso que al instante fue correspondido por el.

— Te adoro — menciono en cuanto aquel beso fue desecho.

— No mas que yo — hablo de nuevo contra sus labios, para saborearlos hasta que se saciase de el.

lamento si hay errores como les dije estuve muy ocupada y no pude releer mucho que digamos, bien sin mas les dejo unas pregunticas

¿Que les parecio la leyenda de la madre de Hinata?

¿Que tal al relacion de los primos Hyuga?

¿Parte favorita?

sayooooooooooo

 

Hola a todos
lamento si me tarde mucho pero estube algo ocupada esta semana...espero que les guste :p

“Lo que conlleva un conjuro”​

— ¿Qué haces aquí? — preguntó sorprendido de verla.

— Lo mismo que vienes a hacer tú — respondió con una ceja levanta.

— Hmp — expreso levemente sonrojado.

— Trata de no tardar mucho sino sospecharan — dijo antes de seguir con su camino.

<< NEJI >>

En cuanto la rubia se perdió de mi vista continué rumbo a aquel lago, la verdad no sabia bien porque hacia todo lo que estaba haciendo, ella era tan solo una mortal y no debería romper las reglas por ella, pero al ver aquel par de ojos no pude evitar sentir una extraña sensación recorrer mi cuerpo. Era imposible que una simple mujer me hubiese hechizado con su calida vos y al parecer lo había conseguido, porque me encontraba como un idota atravesando ese espeso bosque, poniendo en riesgo mi puesto como dios tan solo por volver a verle.

Mi cuerpo se puso rígido y mi mente paso de divagar sobre los posible castigos que recibiría si alguien se enterase, para posar toda mi atención en aquella joven que reposaba bajo la sombra de un árbol, la luz de la luna reflejaba de lleno toda su hermosa silueta haciendo la vista casi mística, no cabía en mi ensoñación, se veía tan deslumbrante con tan solo una blusa blanca de tirantes y un pantalón morado hasta la mitad de su pierna, mantenía aquel par de orbes serrados y una sonrisa dulce reposaba en su rostro.

Me acerque a paso lento parecía tan sumida que casi juraba que estaba dormida, estando a tan solo dos pasos de ella abrió sus parpados y jiro levemente el rostro para observarme, el chocolate de sus ojos penetro el perla de los míos, asiendo que mi cuerpo se tensase aun mas, una sonrisa amplia se poso en sus rosados labios mientras un tenue rosa adornaba sus mejillas.

— Hola, dudaba que vinieras — menciono mirándome.

— Hmp… no tenia nada mejor que hacer — exprese desinteresado — ¿Cómo supiste quien era? — inquirí aquélla pregunta me estaba carcomiendo.

— Fuiste demasiado obvio — fruncí el seño y ella rió por lo bajo — comencé a sospechar cuando vi mi flecha y al decir tu nombre lo confirme todo — sonrió ampliamente — aunque no entiendo que hacia un dios como tú aquí en la tierra — espeto dudosa.

— Tenía curiosidad sobre la persona que había irrumpido en mis aposentos con una de sus flechas, debes ser muy buena en ello como para alcanzar semejante altura — halagué y esta se sonrojo aun más.

— Solo fue suerte que llegase mi flecha tan alto o simplemente estábamos destinados a conocernos — jiro su rostro para contemplar la hermosa noche — eso nunca lo sabremos — comento con su mirada puesta en la luna.

— Tienes razón — susurre dudoso, por alguna extraña razón me sentía nervioso al lado de ella.

Continuamos platicando sobre cosas triviales, bueno en realidad ella hablaba y yo respondía lo necesario, la noche poco a poco caía cada ves mas y la hora de mi partida se aproximaba, me sentía a gusto platicando con Tenten a parte de hermosa tenia un carisma que irradiaba con solo verle y su alegría era contagiosa, nunca había sonreído tantas veces en una misma noche y era precisamente esa calida sensación la que empezaba a asustarle.

Mi personalidad siempre a sido tan fría como un témpano de hielo y el hecho de que ella derritiese esa coraza tan fácilmente me asustaba, sonara tonto pero en todo lo amplio de mi existencia nunca había sentido tantas emociones juntas, ni mucho menos aquel incesante cosquilleo que se formaba en mi interior cada que sonreía. Cada segundo que pasaba dudaba más sobre mi fuerza como dios al sentirme tan desprotegido ante su presencia.

Si me sinceró con migo mismo llegaría a una sola conclusión, le temo…temo enamorarme y mas si es de una mortal, eso conllevaría demasiados problemas y el simple hecho de no comprender aquel sentimiento que empezaba a experimentar me estaba frustrando, no quería o mejor dicho no debía enamorarme de ella, aunque teniéndola en frente era imposible pesar en otra cosa que no fuese tenerla entre mis brazos. ¡Rayos! De verdad que me comporto como un idota, pero de algo estoy seguro no puedo enamorarme de ella, no puedo por mas que le desee no puedo.

— Debo irme — hable mientras me levantaba del pasto, hace rato que ambos habíamos tomado asiento bajo la sombra de ese árbol.

— Tan pronto — replico imitando mi acción.

— Tengo asuntos que atender — explique, no debía darle mas información de la necesaria.

— Bien — sonrió ampliamente — espero volver a verte — se acerco y robo un beso de mi mejilla, dejándome totalmente anonadado — adiós.

— Adiós — sonreí minimamente por su atrevimiento y partí rumbo al palacio, pronto serian las doce y no me convenía faltar a aquella reunión.

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La luz de la luna se reflejó en sus cuerpos hace pocos minutos que se encontraban hay, sus rostros implacables y con sus objetos en manos esperando ordenes para comenzar; el castaño con su inconfundible expresión de aburrimiento en el rostro avanzo hasta el centro del mirado, estando en esté tomo una pluma bien entintada y trazo sobre el hermoso piso un octágono, levanto la vista y avanzo hasta la rubia de ojos azules, con una seña de mano le indico que se parase frente a la primera punta del octágono, sin mas Ino avanzo y se poso donde le indico el castaño, así continuo el dios de la sabiduría ubicando uno a uno a sus compañeros hasta que quedaron todos en posición, el la primera punta dando la espalda al barandal del mirador se encontraba Ino, a su derecha Gaara y luego de éste Sakura, Kankuro, Hinata, Neji, Temari y Shikamaru a la izquierda de la primera rubia.

Estando todos ubicados cada uno fue poniendo sus objetos en toda la punta que quedaba bajo sus pies, empezando por el peli-rojo ya que la rubia debía ser la ultima.

Gaara Lentamente poso sobre el suelo un reloj de arena de tamaño mediano, de color dorado con pequeñas pero pronunciadas líneas de tono rojizo que se expandían por lo largo del cristal que mantenía presos aquellos granos de arena.

Sakura desprendió lentamente de su cabeza aquella hermosa tiara plateada, la cual se encontraba llena de esmeraldas todas encerradas en una especie de remolinos.

Kankuro dejo caer de la manga de su gabardina púrpura un tubito de hilo, solo que aquellos hijos tenían centenares de espinas rodeándoles a lo largo, pareciendo mas una planta que un hilo.

Hinata tímidamente y con sumo cuidado poso el “cristal lavanda sobre el suelo” evitando por todos los medios que este sufriese algún daño.

Neji depositar en el suelo su mas preciado tesoro, una pluma tan resplandeciente como el filo de una daga y a la vez tan esponjosa como una mota de algodón.

Temari poso en aquél frió piso un hermoso abanico tan verde como sus ojos, pero adornado con hermosas y relucientes conchas de diversos tamaños.

Por ultimo Shikamaru desenrollo un antiguo pergamino que al ser abierto sobre el suelo resplandeció dejando ver sus escritos, todos tallados en oro puro, lentamente se levando y fijo su mirada en la única persona que no poseía un objeto.

— Ino — llamo firme — quiero que te despojes de una hebra de tu cabello y la coloques en el centro del octágono — informo.

— Claro —delicadamente aparto una hermosa hebra dorada de su cabello, con paso firme pero elegante se dirigió al centro y sin siquiera agacharse dejo libre aquel pequeño hilo, este instintivamente comenzó a brillar ocasionando que la rubia se apartase para volver a su puesto.

— Que problemático…comencemos — espeto aburrido mientras entrelazaba sus dedos al revés y tomado con su pulgar el dedo anular de la mano contraria asiendo así que al instante todos le imitasen, cerro sus ojos lentamente y comenzó a mencionar claramente el conjuro — “Releviteim kistryn moinu teriasude ai no sorwo…” — continuo y al paso que sus palabras salían aquellos preciados objetos iban obteniendo un brillo natural mostrando un hermoso color que se dirigía al cabello dorado.

Pasado un rato todos seguían en la misma posición y aquél cabello se había vuelto un aro de ocho colores: plata, azul, púrpura, rosa, negro verde, dorado y rojo. Los cuales brillaron mientras el objeto comenzó a girar a una velocidad casi impensable, asiendo que una potente luz se alzase en dirección al oscuro cielo… y por un momento tono se oscureció y una espesa niebla les envolvió todo el cuerpo, se miraron expectantes sin saber que hacer y antes de que alguien pronunciase palabra alguna un fuerte chasquido retumbo en los oídos de todos en el mismo momento que sus ojos se nublaron.

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Al mismo tiempo…

En una pequeña casa de madera se encontraban dos castañas platicando muy amenamente, a pesar de ser tan tarde no mostraban ni el menor interés en descansar, ambas sentadas en la habitación de la segunda planta.

— Ya veo — murmuro — me alegra que te allá ido tan bien — expreso totalmente feliz por su amiga.

— Arigatou — respondió abrasándole — no te preocupes de seguro pronto llegara un chico para ti — menciono sinceramente.

— Ojala aunque no tengo prisas para ello — hablo mientras sus ojos se perdían en la profundidad de la noche, de momento una fría brisa entro por aquella ventana y en un segundo sus ojos se abrieron de la impresión.

— Por todos los dioses — susurro dirigiéndose a la ventana.

— ¡Matsuri! ¡Tenten! — exclamaron ambas girando a verse.

— Tenten mira el cielo — hablo señalando el enorme destello que se formaba en éste.

— No es solo el cielo — menciono la de chonguitos alarmada — mira tu daga esta brillando — exclamó señalando el objeto.

— ¿Pero que? — pregunto anonadada, su preciosos tesoro se encontraba resplandeciendo y de un momento al otro se elevo en medio del cuarto, y en menos de un segundo ya se encontraba clavada en el césped de en frente de la casa.

Ambas se miraron y sin decir palabra alguna tomaron su arco y flechas y corrieron a toda velocidad hacia el frente de la casa, en cuanto abrieron la puerta encontraron a sus 3 amigos de pie inmóviles solo contemplando aquel pequeño artefacto. Se acercaron a ellos y la de ojos negro se inclino para tomar su mas preciado tesoro, asustada y con todo su cuerpo temblándole lo tomo entre sus manos, lentamente le retiro del suelo y ésta dejo de brillar, aun sorprendidos se formo un profundo silencio que la ojos chocolates decidió romper.

— Chicos ¿Qué hacen aquí? — preguntó seria.

— Estábamos cerca de aquí y al ver esa extraña luz, pensamos que algo podría pasarles — menciono en rubio con una diminuta sonrisa.

— Esto es muy raro ¿Qué fue esa luz? — inquirió el azabache con su semblante usual.

— No lo sabemos — susurro en un suspiro — mi daga comenzó brillar y… no entiendo nada — expreso frustrada.

— Pudo haber sido nuestra imaginación ¿no? — sugirió y antes de que alguien opinase algo mas, un fuerte chasquido se escucho y una cortina de humo envolvió todo el bosque nublando así su vista, parpadearon un par de veces para aclarar su visión y en cuanto la niebla estuvo dispersa, sus rostros adquirieron una expresión de total asombro.

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<< INO >>

Poco a poco aquella espesa niebla se iba disipando, entrecerré mis ojos aun no sabia con exactitud que había ocurrido, pero por lo poco que podía contemplar ya no estábamos en el palacio, cerré de nuevo mis ojos y en cuanto los volví a abrir mi cuerpo no cabía en el asombro, hay frente a nosotros se encontraban dos jovencitas y tres jóvenes, entre ellos el amor de mi vida. No sabia que hacer todo era tan repentino, por un momento me llene de miedo si hacia algo que delatase nuestra relación, ambos estaríamos en peligro y lo que menos deseaba era hacerle daño al dueño de mi corazón, suspire profundamente y clave mi mirada en la suya tratando de explicarle que todo estaba bien, que contaba con migo y que al igual que el no entendía nada, sonrió de manera sincera como solo sabe hacerlo con migo y le respondí el gesto, lo amaba y pasara lo que pasara deseaba estar a su lado.

<< GAARA >>

Recorrí con mis ojos todo el lugar hasta toparme con la 5 personas que tenia en frente, con solo verles sabia donde me encontraba y eso me desconcertaba aun mas, era conciente de que el broche lo tendría un mortal pero nunca pensé que para hallarlo tendríamos que venir todos juntos, era un gran riesgo ocho dioses en suelo mortal era algo realmente malo ni siquiera quería pensar en lo que sucedería si el resto del concejo se enterase. Divagué perdido en aquellas figuras los hombres parecían ser guerrero y ellas aqueras a juzgar por las flechas que tenían en su espalda, no pude evitar quedarme petrificado en el momento en que mis ojos chocaron con unos hermosos ojos negros, que me miraban sorprendidos ya a la ves perturbados.
No sabia porque mis labios se habían curveado en una autentica sonrisa al ver que ella giro el rostro al verme contemplándola, se veía adorable con ese pequeño sonrojo en su mejillas, sin mencionar que era realmente hermosa ¡¡Hermosa!! Exclame para mis adentros, que rayos me estaba pasando yo ni siquiera debería estar observándola, solo vine a este lugar con un propósito y no debía distraerme con estupidez, soy un dios y entre mis planes nunca a estado romper las reglas y sin embargo ella era realmente maravi… demonios, sacudí mi cabeza apartando aquellos pensamientos, solo necesitaba saber quien de ellos poseía lo que deseaba para poder marcharme, eso era todo.

<< SASUKE >>

Sonreí claramente al verla, lucia aun mas hermosa de lo que la recordaba y aquellas ropas solo la hacían ver como lo que era una maravillosa diosa, la diosa que se había metido en mi corazón. Desde que la vi incluso antes de saber quien era, ya sabia que le quería, quería sentirla siempre entre mis brazos, degustarme con el dulce sabor de su boca, protegerle incluso a sabiendas de que ella sola podría y aun así quería pasar el resto de mis días a su lado, me tenia sin cuidado lo que pudiese pasar si alguien se enteraba lo único que quería era a ella y lo obtendría… me dedique a escudriñarla con la mirada, a deleitarme con su dulce presencia y cuando menos pensé ya me encontraba como un idiota sonriéndole.
Nunca me he sentido tan completo como desde que la conocí, puede que solo halla sido una vez y aun así me perdí de inmediato en el brillo de sus ojos; nunca había tenido la necesidad de atesorar algo, desde que recuerdo he estado solo, nunca conocí a mis padres, nunca supe lo que era tener una familia y desde siempre mi familia se convirtieron mis amigos, desde que tengo uso de razón estamos juntos los 5, ninguna de nuestras historias es agradable y aun así aprendimos a confiar y creer que todo podría estar bien… y ahora que creo haber encontrado lo que me faltaba no pienso dejarlo ir, pero lo que mas intrigado me tenia era porque se encontraban aquí todos esos dioses, porque estoy seguro de que lo eran y si las habían descubierto, no seria imposible pero… podría haber pasado.

<< HINATA >>

Sentí los latidos desesperados de mi corazón no podía creerlo mi sueño se estaba asiendo realidad en este preciso instante, hay a pocos metros de mi tenia la razón de mis desvelos, el motivo por el cual mi trabajo daba su fruto, el poder verle en persona era aun mas gratificante que verle por aquel místico objeto, no pude evitar el tono rosa que adquirieron mis mejillas en el momento en que nuestros ojos chocaron por primera ves, le vi sonreír ampliamente como solo el sabe hacerlo y respondí a su gesto con una diminuta y tímida sonrisa, estoy segura que si muriera en este momento lo haría feliz porque conocí al hombre de mis sueños.

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— Oigan mortales — hablo con su inconfundible tono de vos — ¿Quién de ustedes tiene el broche de Aika? — pregunto incluso en estos momentos seguía tan directo como siempre.

— ¿Eh? — musitaron todos ante su pregunta, mas solo uno tuvo el valor de hablarle a aquel dios.

— No sabemos de que habla y aun así no tiene derecho a hablarnos en ese tono — respondió con una clara mirada de valentía.

— Soy un dios y tengo el derecho de hablarle a un mortal como mejor me parezca — expreso tranquilo pero con tono firme y prepotente.

— Puedes ser lo que seas y aun así no le da el derecho de ser tan prepotente — respondió firme no le importaba en absoluto que fuera un dios, nadie le hablaba de esa manera.

bueno espero que halla sido de su agrado:

¿Parte favorita?

¿Quienes creen que fueron los de la peleea del final del capitulo?

¿Que tal el Nejiten?

sayooooooo ♥ besos

 

Hola ;)
Yo de nuevo lamento mucho haberme tardado tanto en traer continuación pero el cole me tenia muy ocupada con todos los preparativos para los grados…si por fin me graduo que emoción pero que tristeza :/
Bien espero que les guste el cap creo que esta un poquito corto epro prometo actualizar ams rápido la próxima ves, los dejo….

"Piezas que no encajan" ​

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— Oigan mortales — hablo con su inconfundible tono de vos — ¿Quién de ustedes tiene el broche de Aika? — pregunto incluso en estos momentos seguía tan directo como siempre.​

​

— ¿Eh? — musitaron todos ante su pregunta, mas solo uno tuvo el valor de hablarle a aquel dios.​

— No sabemos de que habla y aun así no tiene derecho a hablarnos en ese tono — respondió con una clara mirada de valentía.

— Soy un dios y tengo el derecho de hablarle a un mortal como mejor me parezca — expreso tranquilo pero con tono firme y prepotente.

— Puedes ser lo que seas y aun así no le da el derecho de ser tan prepotente — respondió firme no le importaba en absoluto que fuera un dios, nadie le hablaba de esa manera.

— Ya cálmense par de problemáticos — expreso molesto en medio de ambos — todos aquí estamos confundidos y no creo que peleando resolvamos nuestras dudas — menciono fastidiado.

— No entiendes Shikamaru — le miro serio — uno de ellos tiene el broche y debemos obtenerlo — recordó aparentemente tranquilo.

— Lo se Gaara y al parecer estos mortales desconocen lo que estamos buscando — aclaro.

— Oigan por si no lo han notado “los mortales” como ustedes nos llaman tenemos nombre — menciono sumamente ofuscada, nunca en su vida se había alterado de esa manera, pero…desde que su mirada se choco con la de aquel dios de cabellos color sangre, sus sentidos dieron un vuelco enorme e inclusive en ese momento se desconocía por hablar de esa manera.

— te repito puedo nombrarles como mejor me parezca — reitero serio el de orbes aguamarina.

— Y yo te vuelvo a aclarar, que a mi nadie me habla de esa manera — su disgusto crecía con cada palabra que él pronunciase.

— Matsuri cálmate si — pidió amablemente la otra castaña, para después posar su vista en el dios que poco tiempo antes se encontraba con ella — nos podrían explicar que hace un grupo de dioses en la tierra, ya que es mas que obvio que eso son ustedes — menciono tranquila sin apartar la vista de aquellos ojos color perla.

— Es simple — comenzó la de cabellos rosa — al parecer alguno de ustedes tiene un místico objeto, el cual nosotros necesitamos — aclaro sonriéndoles con amabilidad.

— ¿Qué clase de objeto? — pregunto él azabache sonriéndole con la mirada.

— Se llama el broche de Aika y es de suma importancia encontrarle — respondió con un pequeño rubor al sentirse penetrada por la mirada de Sasuke.

— Lo sentimos pero ninguno de nosotros tiene un broche — respondió un poco más tranquila.

— Ya veo — murmuro — oye ¿Qué es eso que tienes en la mano? — preguntó la rubia de ojos azules.

— Esto — enseño su pequeña daga — es mi más preciado tesoro — sonrió con nostalgia.

— ¿Me…me la po…podrías enseñar por fa…favor? — pregunto tímida la diosa del amor.

— Claro no veo el problema — sonrió ampliamente mientras se acercaba a la diosa hasta depositar en sus manos aquel objeto.

— Gra…gracias — menciono mientras la detalla minuciosamente, había algo en ese objeto que le parecía familiar, su rostro mostraba el esfuerzo que estaba empleando para ello.

— ¿Qué sucede Hinata? — pregunto sereno el dios del tiempo mientras se acercaba a la susodicha.

— Na…nada — suspiro mientras serraba su orbes — es solo que creo haber visto esto antes — hablo tranquila contemplando la daga — ten muchas gracias — hablo sonriendo mientras la castaña se le acercaba.

— No hay por que — respondió tomando su tesoro con ambas manos — ¿Qué pasa? — miro estupefacta como su daga resplandecía y poco a poco se elevaba de sus manos, colocándose de manera horizontal a su costado izquierdo. Giro el rostro y pudo observar como a su lado se encontraba aquel dios que le ponía los pelos de punta, con sumo cuidado el peli-rojo acerco su mano para tomar aquel objeto, pero en cuando trato de atraerlo hacia su cuerpo le fue imposible, era sumamente pesado y por mas fuerza que le imprimiese no lograba moverle ni un centímetro. La castaña al ver como aquel dios se quedaba estético solo tomando su preciado tesoro, alargó el brazo y sin mayor esfuerzo retiro la daga de la mano del dios, ocasionando que una corriente eléctrica recorriese su cuerpo al rozar su mano con la de él.

— ¿Por qué no tomaste la daga? — inquirió mirándole.

— No pude — expreso frustrado — pesa demasiado — reitero mirándole atónito ¿Cómo era posible que ella si la hubiese podido tomar?

— Claro que no, esta daga es sumamente liviana — hablo tranquila — mira — le extendió el objeto para que lo tomase y al instante volvió a resplandecer — otra ves esta brillando — susurro.

— Chicos no se muevan — menciono tranquilo mientras se les acercaba — parece que hay algo extraño con está daga — aclaro el dios de la sabiduría — Matsuri ¿Cierto? — pregunto y tras una afirmación prosiguió — soy Shikamaru el dios de la sabiduría — se presento de manera perezosa — podrías decirnos quien te dio esa daga — menciono mirándole.

— Claro pero… no aquí — respondió mirando a su amiga la cual asintió.

— Vengan por favor, no es prudente que estemos todos aquí afuera, alguien podría verlos — aclaro la de ojos chocolate mientras caminaba en dirección a su hogar, seguida de cerca por todos los presentes.

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Un silencio casi sepulcral inundaba toda la estancia, el ambiente se sentía tenso y al parecer nadie se atrevía a romperlo, los rostros expectantes se miraban entre si, algunos con complicidad, otros con amor y otros con el seño fruncido, todos algo impacientes. La mayoría se encontraban de pie a excepción de las 6 mujeres que permanecían sentadas en los pocos muebles de la estancia.

— Eto…esta daga… — comenzó a hablar captando la atención de todos los presentes — esta con migo desde que tengo memoria, lo único que se es que le perteneció a mi padre o bien eso fue lo que me dijo la persona que me crío — relato con melancolía contenida, suspiro nunca antes había contado a unos extraños su pasado, pero supuso que necesitarían la mayor información posible — nunca conocí a mis padres lo único que se es que me criaron un par de ansíanos hasta que murieron de un ataque al corazón, tenia 7 años y me encontraba sola en este mundo. Recuerdo que un día estaba muriendo de hambre y sed, sin darme cuenta me había perdido en este bosque y fue aquí donde conocí a 4 pequeños, 3 niños y una niña, ellos me dieron de comer y desde ese día somos todos una familia — sonrió al pensar que de verdad tenia suerte de tener a sus amigos.

— Ya veo, sentimos mucho el haberte hecho recordar algo tan triste — menciono la de cabellos rosas.

— No hay problema — sonrió aun con tristeza en sus ojos.

— Matsuri ¿Nunca supiste como te encontraron? — pregunto la rubia de ojos verdes.

— En realidad si, sino estoy mal hubo una ves en la que me contaron esa historia — respiro hondo, ni siquiera a sus amigos les había contado eso — en una noche…

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En una desolada noche vagando por un polvoriento camino una par de ansíanos deambulaban, sus pasos tan rápidos como su avanzada edad les permitía, el frió calaba sus viejos huesos y las suelas de sus zapatos levantaban el polvo entre la espesura de la noche.

— Vamos querida date prisa — apuraba un catano de ojos azules — el pueblo esta muy cerca, ya falta poco para descansar — sonrió haciendo mas notables sus arrugas.

— Tranquilo anciano voy a todo lo que dan mis pies — sonrió para su marido.

Comenzaron a reír aun a su edad la alegría no desaparecía de sus corazones, de pronto un estrepitoso grito se coló entre sus risas, asiendo que en sus rostros se reflejase la sorpresa, nuevamente otro grito se escucho esta ves desgarrador y melancólico, se miraron y echaron rumbo hacia la procedencia de aquel sonido. A lo lejos una pequeña chozuela de madera se veía iluminada por una tenue luz, caminaron sigilosos por miedo a correr peligro, pasaron de escucharse gritos a el llanto de una mujer, lentamente abrieron la puerta de aquella chozuela para ver de rodillas frente al cuerpo de un hombre a una mujer llorando bañada en sangre.

— Por todos los dioses ¿Qué te ha pasado? — Hablo alterada la anciana de ojos púrpuras — háblame muchacha ¿Qué te hicieron? — menciono mientras la miraba detenidamente, descifrando si la sangre era de ella o del hombre muerto.

— M…mi ni…niña — balbuceaba entre sollozos.

— ¿Niña? — inquirió estupefacta — dime querida ¿Dónde esta tu niña? — preguntó, pudiese ser que la pequeña aun estuviera viva.

— La ca…cama — señalo débilmente la humilde cama que yacía a sus espaldas.

— Querido busca la niña en la cama, date prisa puede que no sea tarde — exclamo alterada tratando de evitar que saliese mas sangre del cuerpo de esa pobre mujer — debemos llevarte a un hospital, tiene que curarte esa herida.

— Ya no hay na…nada que ha…hacer — susurro con una mueca de dolor, sus ojos comenzaban a nublasen por la perdida de sangre.

— Eiko — llamo el anciano — mira esta ilesa — menciono sonriente mientras le enseñaba una pequeña bebe de cabellos castaños, la cual dormía entre una frazada verde.

— Toma querida aquí esta tu bebe — dijo mientras le entregaba la pequeña a la agonizante mujer.

— Cui…cuídenla por fa…favor — beso la frente de la pequeña — se llama Matsuri, por favor cuídenla yo estoy a punto de morir y no puedo hacer nada por ella — respiro hondo tratando de hablar lo mas claro posible.

— De acuerdo la cuidare como si fuera mi hija — sonrió acurrucando a la pequeña.

— Gra…gracias — sonrió — tomen era de su padre — levanto el suelo una ensangrentada daga — dénsela, te amamos y siempre te cuidaremos, no importa donde estemos — escupió una bocanada de sangre — crece y se fuerte, que algún día tu verdadero camino te abrirá sus puertas, serás alguien grande ya que te espera un futuro brillante y lleno de adversidades, te amo mi pequeña Matsu — acaricio su sonrojada mejilla antes de cerrar por completo sus ojos y caer desplomada en el frió suelo.

— Querida — grito al verla desplomarse — querida, querida — llamo moviéndola, mas ya era demasiado tarde, removió unos pocos cabellos azulinos de su rostro para observarla mejor, era una mujer joven y hermosa, lastimosamente su vida había acabado demasiado rápido, se levanto del suelo con la pequeña en brazos y observo el otro cuerpo inerte, un hombre de cabellos castaños bañado en sangre, una lagrima rodó por su mejilla, esa pobre pequeña había quedado huérfana, pero por suerte ellos le habían hallado y ahora la cuidarían.

— Vamos — su marido la abraso — sal yo me encargare de enterrarlos — mencionó y ella solo asintió.

— No te preocupes yo te cuidare — susurro a la pequeña.

En cuanto su marido hubo enterrado ambos cuerpos, partieron de allí hacia el pueblo, aun era de noche y el cansancio hacia presos a sus cuerpos, sin embargo debían continuar por ellos y por la pequeña Matsuri.


¬¬ ^_^ O.o -_- *-* O///O FIN FLASH BACK ¬¬ ^_^ O.o -_- *-* O///O

Sonrió mientras secaba una lagrima de su mejilla había tenido mucha suerte, pero aun sin haber conocido a sus padres ya los echaba mucho de menos — Eso es todo lo que se de ellos, nunca supe sus nombres, solo que mi padre era castaño como yo y mi madre tenia el cabello azulino, de resto no se mas nada — hablo tranquila — espero que les sirva de algo.

— Gracias no debimos hacerte revivir el pasado — excuso la de ojos plata.

— No hay problema.

— Creo que aun hay algo que nos falta por descifrar, es muy extraño que la daga solo brille cuando esta cerca de Matsuri y Gaara — acaricio su mentón de manera pensativa — puede ser que la daga sea el broche, aunque no es físicamente igual a uno — menciono tranquilo.

— Hinata ¿Sabes como es físicamente el broche? — inquirió Temari.

— Es una rosa de oro con una esmeralda en el centro, de tamaño mediano creo — hablo algo dudosa, no recordaba a la perfección la vida de su madre.

— Lo único que tendrían en común seria la esmeralda — hablo tranquila la de ojos negros.

— Sino estoy mal el broche solo aparecerá cuando el que lo posee se enamore de un dios — recordó la de ojos azules — eso podría explicar porque solo brilla cuando la sostienen Gaara y matsuri — sonrió con picardía — si la daga de Matsuri es el broche…ella debe enamorarse de Gaara — sonrió mientras todos le miraban sorprendidos.

— Pero Ino eso esta en contra de las reglas — recordó la rubia de coletas — además cabe la posibilidad de que no sea el mismo objeto — recordó.

— Pero es el único indicio que tenemos — recordó el de orbes plata — además el conjuro nos trajo aquí, por algún motivo y esta es la única explicaron que le podemos dar hasta el momento — hablo tranquilo.

— De verdad lo lamento mucho — se levanto de su puesto — lo estoy dispuesta a darles el único recuerdo que tengo de mis padres y por enzima de eso jamás me podría enamorar de un engreído como ese — menciono indignada señalando al peli-rojo — lo siento pero me niego y pueden hacer lo que quieran pero no pienso ceder — termino mientras se retiraba de la instancia directo a la segunda planta.

— Hmp quien la necesita — comento fastidiado el dios del tiempo — debemos irnos pronto amanecerá y si no estamos en el palacio ocasionaríamos un gran problema — se dirigió a la salida.

— Lo lamento Matsuri es algo terca — hablo apenada la de chonguitos.

— No hay problema — respondió la de cabellos rosa entrando en la habitación.

— ¿Dónde estabas? — inquirió su amiga de ojos azules.

— Fui por un poco de agua — respondió rumbo a la puerta — disculpen las molestias, nos vemos — se despidió con un gesto de mano.

— Nosotros también nos vamos — comento el blondo.

— Nos vemos mañana Tenten descansa — se despidió el rubio saliendo tras sus amigos.


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Paro en seco al darse cuenta de que no sabia hacia donde iba, giro para observar a sus compañeros los cuales parecían estar igual o más desubicados que el, suspiro pesadamente tenían que regresar ahora mismo sino algo malo podría pasar.

— Gaara no sabes como regresar ¿Cierto? — menciono burlona su hermana.

— Hmp — expreso levemente sonrojado.

— Hum — suspiro pesadamente — ¡Como se supone que regresaremos, si ninguno sabe le camino! — exclamo sumamente molesta.

— Tranquilízate problemática — bostezo audiblemente — Ino nos puedes mostrar el camino — hablo mirando a la susodicha.

— Ah q…que les ha…hace pen…pensar que yo se co…como vol…volver — menciono sumamente nerviosa.

— Eres la diosa del universo y la única que vive vigilando a los mortales — respondió tranquila su amiga de cabellos rosa.

— Ah cierto — respondió mas tranquila — síganme creo que es por aquí — comenzó a caminar seguida de los demás.

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— Lo ves — suspiro señalando a su amigo — otra ves tienes esa cara de idiota en el rostro — menciono estrepitosamente — teme ¿Qué te pasa? — inquirió mirándole serio.

— Hmp ya te dije que nada dobe — respondió con fastidio.

— No es cierto esta es la segunda ves que estas así — le miro intimidantemente — la primera ves dijiste que era por una chica bien ¿Ahora porque es? — inquirí.

— Da igual.

— Ósea que hoy también es por una chica — mmm — tomo su mentón de manea pensativa — ya se es tenten — incurrió y su amigo le miro sorprendido pero negando — bien Matsu — recibió la misma respuesta — entonces era una de esas diosas — y dio justo en el blanco ya que su amigo se tenso completamente — ¿Y bien? — volvió a preguntar.

— Hmp — suspiro pesadamente su mejor amigo podía ser muy fastidioso cuando se lo proponía, le miro y el rubio no cambiaba la expresión en su rostro — bien es una diosa — respondió fastidiado, estaba seguro que sino se lo hubiese dicho nunca lo dejaría en paz.

— Así que por eso te fuiste detrás de la rosadita — sonrío pícaro mientras el azabache se sonrojaba — jajaja hay teme en la que te metiste — menciono entre carcajadas.

— No es para tanto — respondió cerrando su ojos para recordar aquel momento, había sido arriesgado pero valió la pena, aun recordaba aquel calido rose y ese dulce sabor que para desgracia suya era lo único dulce hasta ahora que le apetecía volver a probar.


¬¬ ^_^ O.o -_- *-* O///O FLASH BACK ¬¬ ^_^ O.o -_- *-* O///O

Desde que aquella preciosa diosa había vuelto a aparecer ante sus ojos no había podido dudar en seguirla con la mirada, era realmente esplendida y en cuanto tuvo la oportunidad de verla a solas no dudo en aprovecharla, mientras en la sala todos estaban demasiado ocupados buscando un ¿Por qué? O un ¿Cómo? Ella se había escabullido rumbo a la cocina y el sin pensarlo le siguió.

— Nos volvemos a ver — hablo tranquilo ingresando a la estancia.

— Hola — sonrió al verle — lamentablemente hoy no vine a conversar con tigo — hablo mirándole detenidamente.

— Hmp — se acerco hasta tomar asiento en una de las sillas del pequeño comedor — por lo que veo ese día no las descubrieron — menciono contemplándola — me alegra que aun sigas en un pieza — dijo burlón mientras esta se sonrojaba.

— Si pero aun así es muy arriesgado venir a la tierra — suspiro — ese día solo vine por Ino ella de verdad esta enamorada de tu amigo, el habernos conocido fue solo una coincidencia, pero…ahora ya no tengo motivos para volver — relato tranquila mientras el le miraba expectante.

— ¿Quieres que te de un motivo para volver? — pregunto mientras se acercaba a ella.

— Eh — hablo sorprendida mientras retrocedía cada paso que el daba, hasta encontrarse entre la pare y el varonil cuerpo de aquel mortal — no entiendo — susurro sonrojada.

— Hmp — sonrió de lado mientras rozaba sus labios con los rosa de ella en un rose tan ligero que no hubo tiempo de que ella le correspondiera — ¿Qué dices? — inquirió a escasos centímetros de ella, para recibir como respuesta otro beso pero este mucho mas íntimo y demandante, de esos besos que piden total atención de ambas personas, sonrió sobre sus labios mientras la acercaba a de la cintura y ella le rodeaba su cuello con ambos brazos, estuvieron así un par de minutos explorándose el uno al otro, hasta que el oxigeno les hizo falta.

— Supongo que podré volver — menciono recobrando el aliento.

Luego de aquel bello momento cada uno regreso a la sala por su lado, sabiendo muy bien que un nuevo sentimiento había nacido con aquel beso.

¬¬ ^_^ O.o -_- *-* O///O FIN FLASH BACK ¬¬ ^_^ O.o -_- *-* O///O

Sonrió nuevamente, para después caer el un calido sueño a pesar de ya ser de día, se durmió pensando en aquel beso con su diosa.

bien espero que les halla gustado y bien aqui unas pregunticas....


¿Parte favorita? ¿Porque?

¿Que tal la reaccion de el Gaamatsu?¿Cuanto creen que dure su "odio"?

¿Les gusto el Sasusaku?

Pobre Matsuri ¿No? ¿Creen que su historia les tenga algo que ver con la madre de Hinata?

bien nos vemos pronto y mkuchas gracias por sus comentarios

Sayo ♥ Besos

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