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¿Cuál pareja te gustaría que fuera la ganadora?

  1. Shun & Alice

    69.4%
  2. Shun & Sheena

    16.7%
  3. Shun & Fabia

    13.9%
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  1.  
    Pipilup

    Pipilup Estrella errante

    Géminis
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    13 Marzo 2011
    Mensajes:
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    Escritora
    Título:
    Amor fraternal
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    2451


    Capítulo uno: El reencuentro


    Una enorme nave volaba y traspasaba un hermoso cielo azul. Debajo de ella, los árboles se mecían con una suave brisa.
    Por dentro, la nave parecía una mansión. Contenía enormes habitaciones, incluso, el baño era enorme.
    Dentro de lo que parecía una mansión flotante, se encontraban Daniel Kuso, Shun Kazami, Marucho Marukura, Fabia Sheen y Jake Vallory; al igual que sus bakugan: Drago, Hawktor, Akwimos, Aranaut y Coredem. El primero, Dan, que era como le gustaba que lo llamaran, era un chico esbelto, de estatura promedio, con cabello castaño, en el que traía unas gafas, y tenía ojos de un color pardo. Él era el mejor amigo de Shun, el cual, era esbelto, alto, tenía el cabello color azabache, y sus ojos, eran del mismo color de cómo eran los de su mejor amigo.
    Un niño, el más joven del grupo, tenía el cabello rubio, con unos ojos azules, que ocultaba detrás de unos anteojos; ese niño, era Marucho. Junto a él se encontraba Fabia. Ella era muy bonita. Tenía el cabello de un tono azulado, y ojos verdes. Y por último, pero no menos importante, estaba Jake; él era el más grande de todos. Tenía una figura musculosa, sus ojos eran de color aguamarina, y su cabello era pelirrojo, el cual, estaba lleno de rastas, las que traía atadas en una coleta; él siempre mantenía una gran sonrisa. Todo el grupo se veían ataviados de unas prendas blancas, con unos cuantos detalles en verde, azul, rojo y morado.
    —Prepárense para aterrizar—indicó un hombre que apareció en una enorme pantalla.
    Marucho asintió con la cabeza.
    — ¡Prepárense chicos! —les avisó a todos sus amigos.
    Todos, sin excepción, tomaron asiento y se abrocharon los cinturones. La nave comenzó a descender en un campo, que estaba en medio de un bosque. En ese momento, se dirigían a donde vivía Shun desde niño, al dojo de su abuelo. Harían una breve parada allí, para después, regresar a Neathia.
    El motivo de que fueran allí, y no a la casa de Marucho, era, que, Ren sabía donde se ubicaba, y, quizá, se encontraría ahí. Por eso, se dirigían al lugar más seguro donde podían resguardarse, un dojo oculto en un bosque.



    — ¿Crees que lleguen pronto? —preguntó una chica de cabello azul que caminaba de aquí a allá. Su bakugan, Haos Tigrerra, que estaba sobre una mesa, la observaba con paciencia.
    —Eso espero—le contestó una chica morena, que tenía a un Gorem Subterra en el hombro.
    —Tranquilas, —les dijo con calma una chica con ojos color avellana, y con una cabellera anaranjada—Ya llegarán.
    —Alice tiene razón—comentó Alpha Hydranoid..
    —De eso no hay duda— dijo una chica idéntica a Shun Kazami, tenían el mismo color de ojos y de cabello, la única diferencia, era, que su melena era igual de larga, de cómo Shun había tenido la suya no hace mucho tiempo atrás. En su hombro, estaba posado Vladitor Darkus.
    Un temblor leve hizo que la chica de cabello azul cayera de bruces al suelo. La chica de cabello color azabache la ayudó a levantarse. Todos miraron por la ventana.
    —Creo que ya han llegado—comentó un chico con ojos azules, y cabello rubio, en el cual, portaba una gorra.
    Un joven con cabello blanco, otro, de complexión musculosa, un niño moreno, un chico con ojos grises y cabello castaño claro, una chica vestida con ropas orientales, una chica con ojos azules, pero opacos, otro muchacho que sus ojos parecían de acero, un chico con cabello color lila, un muchacho con cabello rubio, con un extraño peinado; un chico con cabello azulado y ojos verdes, una mujer con cabello azul y ojos del mismo color, un chico con cabello rosado, otro con el color rojizo, otro chico, con ojos rojos, y con colmillos; y otro muchacho con cabellera verde y ojos púrpuras, asintieron.
    Al fin habían llegado. Los habían esperado con ansias. Sólo esperaban que sus amigos recién llegados tuvieran una espléndida sorpresa.



    La nave aterrizó. Todos se levantaron de sus asientos, tomaron sus pertenencias, y se encaminaron a la compuerta para salir.
    — ¿Kato? ¿Nos podrías abrir la compuerta por favor? —pidió a gritos Marucho.
    —Como desee señor Marucho— le contestó el hombre que apareció de nuevo en la pantalla.
    La compuerta comenzó a abrirse. Dan estaba ansioso de salir a la intemperie al igual que Shun, sólo que éste último no lo demostraba. Hacía tiempo que no veía a su abuelo. Lo extrañaba. En cuanto la compuerta estuvo totalmente abierta, todos bajaron. Excepto Fabia.
    — ¿Qué sucede? —le preguntó Dan.
    — ¿Es seguro? —quiso saber Fabia.
    Dan y Marucho intercambiaron miradas. Rieron.
    — ¿Bromeas? —le dijo Marucho.
    —Este es el lugar más seguro de todos—le dijo Dan a la chica.
    —No hay nada que temer princesa—le dijo Shun.
    —Muy bien—la chica bajó de la nave. Miró al ninja. —Por cierto Shun, ya te he dicho que no me llames princesa.
    —Como quieras—le contestó el azabache.
    Todos se dirigieron al antiguo hogar de Shun. Caminaron unos cuantos minutos, hasta que lo avistaron. Allí estaba. El dojo de su abuelo.
    Al llegar a éste, Shun abrió la puerta. En vez de encontrar un dojo completamente vacío, a oscuras y en silencio, tal y como Shun esperaba, encontraron el lugar en silencio quizás, pero, estaba completamente iluminado, y habían aproximadamente, mejor dicho, habían exactamente 19 personas. Dan, Shun, Marucho, Fabia y Jake se quedaron atónitos ante tal cantidad de personas. Pero los que más se sorprendieron fueron los primeros tres.
    Y la razón era, que en ese lugar, había 19 viejos amigos de ellos, amigos que ya no veían desde hace tiempo.
    Julie se lanzó a abrazar a Dan, al igual que Mira. Ace se acercó a Shun y le tendió la mano. El ninja se la estrecho felizmente.
    — ¡Maestro Dan! —gritó Baron— ¡Cuánto tiempo!
    — ¡Baron! —dijo Dan sorprendido.
    —Que bueno es volver a verlos—comentó Keith Clay.
    —Lo mismo digo—dijo Gus.
    Dan, Shun, y Marucho saludaban a todos con alegría. Sólo tres personas que estaban ahí presentes estaban en silencio. Y sólo Alice y Shun se dieron cuenta de ello. La primera lo notó de Fabia y de Jake, a los que no conocía.
    Shun, en cambio, sólo se percató de una persona. Una persona a la que conocía desde hace mucho tiempo atrás. El azabache se abrió espacio para avanzar. Todos lo miraron y se quedaron en silencio cuando llegó a la chica.
    Shun la miró de arriba abajo. No daba crédito a lo que veía. La muchacha también lo miró. Cruzaron miradas. Shun levantó el brazo para tocar el rostro de la chica, titubeó, pero decidió hacerlo. Ahí estaba, en carne y hueso, su amiga de la infancia. La única persona que lo conocía como la palma de su mano.
    —Sheena…—murmuró Shun.
    —Sí. —Le contestó la chica. —Soy yo. —Al decir esto, Shun rebosó una gran sonrisa. Sheena lo abrazó. Su amigo le devolvió el abrazo. Y así duraron durante un largo rato. Todos los presentes los observaban, y todos ellos con amplias sonrisas. Había vuelto a ver a su compañera, a su amiga, a la chica que quería como si fuera su hermana…
    Por fin, Shun y Sheena se separaron, y miraron a todos sus amigos. Alice se acercó a Dan, y le dijo casi en un susurro:
    —No nos han presentado a ese par de allá—miró a Fabia y a Jake.
    — ¡Cierto! ¡Casi lo olvidaba! —le dijo a su amiga en voz baja. —Este…—dijo en voz alta, captando la atención de todos los presentes—quiero presentarles a nuestros nuevos amigos. —Dan les indicó con la mano a la princesa y al fortachón que estaba a su lado que se acercaran. —Ellos son Jake y Fabia, la princesa de Neathia.
    — ¿Qué hay? —saludó Jake.
    Todos lo saludaron con gusto.
    —Es un honor conocerlos—dijo la princesa.
    —El honor es todo nuestro—le dijo Alice. Ambas se sonrieron.
    — ¡Por supuesto! —exclamó Maylene, la cual, miró al príncipe Hydron, y le dijo: —Al parecer, ya no eres el único de sangre real, Hydron.
    El muchacho no pudo evitar molestarse, y estaba a punto de contestarle Maylene, pero Sheena le dijo que no valía la pena seguirle al juego. Así que no le prestó atención a la que lo había molestado.
    Shun tomó la mano de Sheena, y la llevó hasta donde estaba Fabia.
    —Fabia, —se dirigió a ésta, —ella es Sheena. Es una ninja, como yo.
    Sheena escrutó con la mirada a Fabia. Se notaba que era una princesa. Era bonita, educada, y tenía un porte elegante. Sin embargo, a Sheena no le agradó del todo. Había algo en ella que no le gustaba, que no le permitía estar cómoda.
    —Mucho gusto—la voz de Fabia sacó de sus pensamientos a la ninja, y al mismo tiempo, en ese mismísimo instante, supo que era el misterio desagradable para Sheena que contenía Fabia. Pero la azabache se guardó su descubrimiento para ella misma. Luego se lo contaría a Shun, después, cuando fuera el momento.
    —Es un gusto—dijo Sheena fingiendo una sonrisa. Sheena era maestra en fingir, era una maestra en el arte de mentir.
    Sheena se quiso apartar de la princesa tan rápido como fuera posible. Y encontró una buena escusa para lo que quería. Le dijo a Shun, que le tenía que contar algo a Hydron, aunque eso, sí era verdad. Su amigo asintió. Y Sheena se apresuró a llegar a donde estaba Hydron.
    —No quiero escucharme grosero, pero… ¿Qué hacen aquí? —preguntó Drago.
    —Nos enteramos de que hay una guerra—le contestó Keith.
    —Así es, pero, no sabemos exactamente entre quiénes—dijo Tigrerra.
    —Es entre Gundalia y Neathia—informó Shun.
    —Pues, nosotros vinimos aquí, porque nos enteramos que ustedes vendrían aquí, después de dejar la Tierra por un tiempo, para reclutar a peleadores, para que luchen de su lado—dijo Volt.
    —Se enteraron bien—dijo Marucho.
    —Y, nosotros queremos apoyar y participar—dijo Hydron.
    — ¡Vaya! ¿En serio? —inquirió Dan.
    Todos los que los habían esperado asintieron.
    —Esta no es su guerra—dijo fríamente Fabia.
    —Quizá no, pero nosotros…—comenzó a decir Alice.
    — ¡Ya les dije que no es su guerra! —gritó Fabia.
    Alice bajo la cabeza apenada. Sheena se separó de Hydron, y llegó hasta su amiga, le puso una mano en el hombro y le sonrió. Alice le devolvió la sonrisa.
    —Eso lo sabemos perfectamente—dijo Sheena en tono seco. —Pero, no porque a ti no te parezca que apoyemos a tu pueblo, no significa que no nos necesiten, ni que puedas tratarnos como se te pegue la gana.
    —Sheena…—le habló Shun. Su amiga lo miró. —Fabia sólo quiere que nadie más salga herido. No quiere que personas que no lo merecen, padezcan.
    —Eso lo entiende Shun—dijo Runo, —pero hay modos para decir las cosas.
    —Tienen razón. —dijo Fabia. —Estoy muy apenada por cómo me comporte. Les pido una disculpa. —se acercó a Alice y a Sheena, y le dijo a la pelirroja: —Lo siento.
    —No hay problema—la disculpó Alice.
    —Vaya, si que el ambiente se pone muy tenso aquí—comentó Jake.
    —Tienes razón—dijo Joe Brown.
    —Sin duda alguna—corroboró Chan Lee.
    Mira asintió con un suspiro.
    —Bien, ya que todo se ha aclarado…—dijo Komba.
    —Puede contar con nuestro apoyo princesa—Klaus terminó la frase. Y se inclinó para hacer una reverencia.
    — ¡Oye! Yo…—comenzó a replicar el niño.
    —Así es princesa—interrumpió Billy, para molestar a su amigo.
    —Y su pueblo también—dijo Lync.
    —Vaya, —dijo Fabia sorprendida, —Gracias—fue lo único que logró decir.
    Todos comenzaron a decirle a la princesa de Neathia que podía confiar en ellos, que ayudarían a su pueblo, no importaba a qué precio, pero que ayudarían a los neathianos. Incluso, Maylene, Shadow Prove, y Hydron.
    —Princesa—Fabia se volvió para mirar a Sheena. —Como ya lo han dicho mis amigos, puedes contar con nosotros, no importa el riesgo. — Luego miró a todos sus amigos y terminó de decir: — Nosotros ya estamos acostumbrados a eso.
    Todos rieron ante aquel comentario, excepto Fabia, que los miraba perpleja, ya que ella, no había comprendido.
    —No sé qué decir…—dijo pensativa la princesa.
    —No hay nada que decir princesa, — le dijo Sheena con una sonrisa. — Espero que me disculpe por mi comportamiento anterior.
    — Por favor, háblame de tú…— le pidió Fabia. — Y, no hay problema, yo también me comporté inadecuadamente.
    Un sonido llamó la atención de todos los presentes. Dan colocó una mano detrás de su cabeza, soltó una risita nerviosa, y dijo avergonzado:
    —Creo que tengo hambre.
    —Igual yo— dijo Julio Santana.
    —Esperen aquí, iremos a preparar algo—dijo Runo. Posteriormente, les hizo señas a Julie, a Mira, y a Alice de que la acompañaran. Y eso hicieron.
    Los que quedaron, salieron, y comenzaron a instalar una enorme mesa y unas cuantas sillas que Marucho les había dicho que estaban en la nave. Al terminar de tener todos eso objetos instalados, pusieron un enorme mantel sobre la mesa, colocaron servilletas, vasos, utensilios, ¡en fin! Un sinnúmero de cosas, para tener un comedor al aire libre. Cuando terminaron, Fabia, Dan, Marucho, Chan Lee, Joe, Baron, Maylene y Lync tomaron asiento; mientras, los demás prefirieron permanecer de pie. Charlaron de cosas sin importancia, mientras esperaban con ansias su comida.



    Pasaron veinte minutos aproximadamente, cuándo Runo, Julie, Alice y Mira por fin salieron con la comida lista. Todos se sentaron y empezaron a comer. Al terminar, todos siguieron charlando. Fabia se levantó en silencio. Se apartó del grupo y se dirigió al bosque, sin que nadie se diera cuenta, excepto Sheena. Ésta se levanto y fue hacia ella y le dijo:
    — ¿A dónde vas? —todos se dieron cuenta de que Sheena y Fabia estaban distanciadas de ellos.
    —Iré a tomar aire fresco—le contestó la neathiana.
    —Aquí hay bastante—dijo Sheena, señalando con los brazos a todo el lugar.
    —Lo sé, pero quiero estar a solas. —dicho esto, Fabia se adentró al linde del bosque.
    Sheena llegó a donde estaban sus amigos, y se sentó.
    — ¿A dónde va Fabia? —quiso saber Shun.
    —Quiere estar un momento a solas—le informó Sheena. Al parecer, el ninja no le tomó mucha importancia al comentario, se levantó y les dijo a los presentes:
    —Discúlpenme—e inmediatamente, se adentró al bosque.
    A nadie pareció importarles la ausencia de Shun y Fabia. Sin embargo, a Alice sí, y Sheena se dio cuenta de ello.
    Sheena se levantó en silencio, y se fue detrás de Shun.




    Fin del primer capítulo.
     
    Última edición: 20 Junio 2017
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  2.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

    Acuario
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    Gracias por avisarme. OMG, me ha encantado.
    "Tú forma tan bella de escribir, plasmando en cada palabra un poco de ti"
    Amó a Shun *----*, y me agrada la pareja de Shun y Alice. x]
    ¿Qué sucederá ahora? ¿Qué hará Shun con Fabia? ¿Sheena intervendrá? ¿Por qué Alice no fue también?
    Me has dejado con muchas preguntas.
    Esperaré el siguiente.
    Adiós
    AT: Fer-chan.
     
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  3.  
    JoXrossRushLove

    JoXrossRushLove Entusiasta

    Géminis
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    Muchas gracias por invitarme a tu fic...

    Déjame decirte que estuvo fantástico, como siempre manejas muy pero muy bien la trama, buena narración, buena ortografía, sinceramente tu grandioso fic me ha enganchado y quiero conti, por cierto se ve que te encanta el ShunxFabia, sinceramente me gusta más ShunxAlice ya que son de los originales, por cierto me fascinó la idea de agregar a los antiguos vexos, sobre todo a Hydron y a Lync, bueno creo que es todo porque si continuo nunca terminare..

    Bueno me voy

    Paz y besos..
     
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  4.  
    May Balance

    May Balance Iniciado

    Géminis
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    ¡¡Guau!
    Literalmente me encantó! Estuvo fantástico, tengo muchas dudas como fernandha :¿Qué pasará con Shun y Fabia? ¿Qué hará Sheena?
    Espero la conti :)
     
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  5.  
    MegaXY

    MegaXY Entusiasta

    Capricornio
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    Me gusto, sobre la encuesta, no se que decir me gustan todas[aunque Alice para Dan me gusta mas) continualo lo veo Original
    y del todo, aunque al parecer a Shun le gusta Fabia en la serie.

    Saludos
     
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  6.  
    toaneo

    toaneo Iniciado

    Leo
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    es un buen fic ,aunque no pudiste explicar de como incluiste a lso vestal muertospero me ha gustado
    prefiero que shun se quede con fabia ,pero para serte sincero ,me da igual si es con alice o sheena ,solo quiero emocion y que actualices rapido.
    peticion ¿podrias incluir mi OC?
     
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  7.  
    Pipilup

    Pipilup Estrella errante

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    Capítulo dos: Una historia de Sheena.


    Fabia estaba sentada cerca de un lago, observando el atardecer. Estaba confundida. Aquella chica, Sheena, se le hacía conocida. Pero… ¿de dónde la podría conocer? Ella siempre había estado en Neathia, nunca había salido de su planeta hasta hace poco, para ir a la Tierra y buscar a los peleadores.
    La muchacha estaba tan enfrascada en sus pensamientos, que no se percató de la llegada de alguien más. La persona se acercó a ella y se sentó a su lado.
    — ¿Qué pasa Fabia?
    La chica buscó con la mirada a su amigo. Miró los ojos marrones de Shun fijamente. Fabia nunca hubiera imaginado que él, Shun, el único que le había creído antes que todos, le traería tantos problemas. Sonrió al pensar aquello. El azabache le recordaba tanto a esa persona especial que había perdido hace tanto tiempo…
    Los ojos de la neathiana se llenaron de lágrimas al recordar a Jin.
    — ¿Fabia? ¿Te sientes bien?
    —Estoy bien, estoy bien Shun—le sonrió. —No te preocupes.
    — ¿Segura? —la cara de Shun denotaba preocupación.
    —Estoy bien, tranquilo. Sólo se me metió algo al ojo—mintió la joven, levantando la cabeza y secándose con su propio brazo.
    —Déjame ayudarte —se ofreció Shun. — Mírame.
    Así lo hizo ella. Elevó su vista hacia él para que pudiera examinar su ojo derecho, y para eso el muchacho se acercó a Fabia. Se acerco bastante, tanto que podía sentir su respiración, como dejaba salir y entrar el aire agitada y nerviosamente, el mismo aire que al salir daba con de cuello de Shun, dándole una sensación de calor y… ¿placer?
    Shun bajó su mirada del orbe derecho de la chica para dirigirla directamente al semblante dubitativo y algo triste de ella. Él secó una frágil lágrima de la mejilla izquierda de la neathiana con su propia mano, mientras ella apenas si podía creer los escasos centímetros que separaban ambos pares de labios. Y cada vez eran menos…
    — ¿Qué crees que estás haciendo, Shun?
    El chico ventus se alejó rápidamente de la princesa y buscó con la mirada la portadora de la voz. Fabia hizo lo mismo.
    Sheena sólo miraba a Shun. El ninja se percató del contenido de la mirada de su amiga. Los ojos de la azabache denotaban furia, decepción, ira, odio… tantos sentimientos negativos, que Shun no pudo soportar.
    —Te lo repito: ¿Qué crees que estabas haciendo? —la voz fría de la ninja demostraba sus emociones.
    —Yo… yo…—Shun titubeó. Si existía una persona que tuviera todo su respeto, cariño, y a la vez, su temor, además de su abuelo, era Sheena.
    Al escuchar la voz entrecortada de su amigo, Fabia decidió intervenir.
    —Fue mi culpa, —Sheena le dirigió una mirada cargada de rencor—yo…
    La princesa no logró terminar la frase ya que Sheena se le adelantó:
    —No te metas.
    — ¡No le hables de esa manera! —ambas chicas miraron con evidente asombro a Shun.
    La ninja apretó los puños con furia. No lograba entender porqué Shun defendía a aquella neathiana… a menos que… no, no podía ser… pero lo que hacía pocos minutos antes demostraba sus sospechas… pero, ¿y Alice?... no, no, no, ¡no!... Shun… enamorado de… ¿de Fabia?
    —Yo le hablo como yo quiera—se limitó a contestar Sheena.
    —Ya te lo dije, no le vuelvas a hablar así—el tono de voz de Shun era firme.
    ¿Así que su amigo de la infancia estaba enamorado de la princesa? No lo soportaba. No soportaba pensarlo siquiera.
    Fabia se levantó lentamente y se encaró a Sheena. Quería respuestas. Y las obtendría de cualquier forma.
    — ¿Por qué me odias? —al hacer aquella pregunta, la azabache se tranquilizó.
    — ¿Por qué te odio? —le contestó en tono sarcástico.
    Shun miraba a ambas chicas. Eran muy parecidas, quizá por eso chocaban tanto. Se levantó rápidamente.
    —Explícalo Sheena—exigió el ninja.
    Sheena lo miró. Ya era hora de decirles lo que pedían. Respiró hondo para tranquilizarse, y comenzó su historia.



    —Verás Fabia, te has de preguntar por qué te trato de tal forma, ¿no? —la princesa asintió levemente con la cabeza. —Pues te trato tal y cómo me trataste hace tiempo.
    — ¿De qué hablas? —inquirió Shun. El ninja estaba muy atento al argumento de su amiga de la infancia.
    —Yo nunca había venido aquí a la Tierra hasta hace poco, ¿cómo te pude haber conocido antes? —quiso saber la neathiana.
    La azabache hizo una mueca al escuchar eso. ¿En serio aquella princesa era tan torpe para no haberse dado cuenta?
    —Yo nunca he dicho que nos conocimos aquí, en la Tierra—dijo en tono burlón. —Nos conocimos allá, en tu planeta, Neathia.
    Shun se sorprendió tanto como Fabia al oír aquello. Ambos la miraban fijamente. ¿Habían oído bien?
    —Shun, antes de que nos encontráramos en Nueva Vestroia, yo fui una aliada de los gundalianos—al escuchar sus palabras, Fabia dio un paso al frente, lista para atacar. Pero Shun, la detuvo. Quería seguir escuchando a Sheena.
    <<En fin, —prosiguió tranquilamente la ninja, —lo fui por mucho tiempo, hasta que descubrí que ellos eran los que querían iniciar la guerra y no los neathianos. Decidí escapar, e ir a prevenir al pueblo de Neathia de la guerra que se avecinaba.
    — ¿Y por qué no lo hiciste? —inquirió la princesa. Sheena rió ante aquel comentario.
    —Claro que lo hice princesa—la mirada de la azabache denotaban furia de nuevo. —Llegué hasta el castillo, y, justo quién me abrió las puertas del palacio fuiste tú.
    Fabia casi se desmayó al escucharla. Ahora lo recordaba, recordaba lo que había pasado, cómo la había conocido, cómo…
    Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Sheena.
    —Te pedí ver a la reina, tú me dijiste que no molestara y me fuera—todas aquellas escenas pasaban por las mentes de Sheena y Fabia. —Insistí en que me dejaras hablar, te advertí de una amenaza para Neathia, no me escuchaste, y cerraste la puerta en mis narices.
    Shun no daba crédito a lo que escuchaba. Todo aquello, parecía tener sentido, pero… ¿sería verdad? El ninja supo que así era al ver que Fabia respiraba entrecortadamente y sus ojos demostraban lo que sentía.
    —Es… ¿es eso cierto Fabia? —preguntó Shun.
    La chica de cabello azulado se abalanzó a abrazarlo. Levantó su cabeza y lo miró con ojos de súplica.
    —Perdóname Shun, perdóname.
    Sheena al ver lo que la muchacha hacía, puso los ojos en blanco.
    —Lo que hiciste no tiene perdón. Pusiste en peligro a tu pueblo, y…
    La ninja se vio interrumpida por su amigo.
    —No eran sus intenciones, Sheena—la chica lo miró fijamente. —Lo hecho, hecho está, y…
    — ¿Es que no lo entiendes? —contestó evidentemente irritada. —Por su vanidad, y por sentirse superior, puso en peligro a su pueblo.
    —Cualquiera hubiera cometido su error, y créeme, sé que no era su intención—le contestó con voz serena el chico.
    Shun se soltó de los brazos de Fabia, y se encaminó a Sheena. Levantó una mano para tocarla, para tranquilizarla, pero la muchacha se apartó.
    La ira le corría por todo el cuerpo. Shun, aquel chico que parecía un lobo solitario y que siempre se centraba en las batallas más que en otra cosa, defendía a Fabia a pesar de su error, mientras que él se había comportado de una manera tan fría con Alice cuando se había enterado de que ella era Masquerade… Pensar en todo eso, la hizo estallar en gritos.
    — ¡Eres un tonto Shun Kazami! —dio una patada al suelo, se dio media vuelta, y se adentró al bosque corriendo.
    Shun estaba dispuesto a seguirla, cuando Fabia le dijo:
    —Hablaré con ella, tranquilo.
    La muchacha de ojos verdes le sonrió a Shun, para después irse corriendo para seguir a Sheena.
    Shun sonrió. Era bueno saber que Fabia quería arreglar las cosas entre ella y Sheena… sólo esperaba que Sheena también lo quisiera… aunque quien sabe, cómo Sheena se encontraba en esos momentos, quizá Fabia ni siquiera se podría acercarse a ella…
    Al pensar aquello, la sonrisa de Shun desapareció de su rostro. Tenía que ir detrás de sus amigas, y rápido. Si Sheena estaba todavía enfadada, y se encontraba con que Fabia…
    —Oh, oh…—murmuró para sí el ninja, y se adentró al bosque sin pensarlo dos veces.



    Sheena caminaba tan rápido como se lo permitían sus pies. Se quería alejar lo más que pudiera de Fabia y de… nunca se hubiera imaginado, que su amigo de la infancia, su compañero, la persona a la que consideraba su hermano la pondría tan furiosa.
    Iba tan enfrascada en sus pensamientos, e iba tan rápido, que, sin darse cuenta, en un segundo ya estaba en el suelo después de chocar con otra persona, que también había caído al suelo.
    —Fíjate por dónde vas…—le increpó a la chica que levantaba la mirada apenada.
    Al ver que la muchacha frente a ella era Alice, Sheena se tragó sus palabras y olvidó por completo lo furiosa que estaba hace pocos segundos. Se levantó rápidamente y ayudó a la pelirroja a hacer lo mismo.
    —Yo… yo…—comenzó a disculparse la chica darkus.
    —No, no te disculpes Alice, —la muchacha miró a su amiga fijamente—fue mí culpa, no me fije por donde iba y que tú venias hacía mi.
    Alice la miró confundida. Pero después le dirigió una tierna sonrisa. Sheena le sonrió también. Si había alguien que podía calmarla en esos momentos, era Alice.
    Sheena escuchó un chasquido.
    —Alguien viene…—le susurró a su amiga.
    Antes de que Alice lograra preguntarle algo, la ninja tomó su brazo y se la llevó hasta unos arbustos, donde le indicó que se ocultara.
    —Quédate aquí, y no salgas pase lo que pase—dicho esto, Sheena se desabrochó la bolsa que llevaba en la cintura, y se la entregó a la pelirroja.
    Alice abrió el pequeño objeto. Dentro, había gran cantidad de kunais y shurikens. El bakugan de Alice, Alpha Hydranoid, salió de su bolsillo, se posó en su hombro. Él también tenía curiosidad de saber que objetos se encontraban dentro de la bolsa.
    —Pero…—comenzó a protestar la pelirroja.
    —Prométeme que no saldrás de aquí pase lo que pase—le dijo de nuevo seriamente Sheena.
    Alice no sabía que decir. ¿Y si pasaba algo? Y si… y si…
    —Prométemelo—dijo con voz firme la azabache.
    —Yo…yo…
    Alice no terminó la frase ya que Sheena se había levantado y había salido del pequeño escondite entre los arbustos. La ninja se detuvo cuando estuvo a unos pasos en frente de donde estaba Alice.
    Sheena miraba hacia un punto en específico, de donde apareció Fabia. La chica haos se acercó a la azabache y se detuvo a pocos pasos de ella.
    —Quiero arreglar las cosas entre tú y yo, Sheena—dijo la neathiana. La ninja no hizo más que quedarse tal y cómo estaba.
    — ¿En serio? —inquirió en tono frío.
    —Así es—Fabia venía dispuesta a cualquier cosa, eso no se le pasó por alto a Sheena. —He pagado mis errores, con pérdidas, y con…
    —No me interesa si los has pagado, o no—el semblante de la azabache era serio. —Por tu vanidad y egoísmo mucha gente ha padecido.
    Fabia bajó la cabeza.
    —Y estoy dispuesta a pagar el precio—fue lo único que logró decir.
    Vladitor Darkus se posó en el hombro de Sheena. Aranaut también se posó en el hombro de Fabia.
    —Escuché que eras bastante buena en batalla, si me vences, tu error será perdonado—Fabia levantó la mirada y vio con sorpresa a Sheena. Nunca hubiera esperado que la ninja le daría esa oportunidad.
    Fabia se limitó a asentir con la cabeza. ¿Quería una batalla? Pues se la daría.
    — ¿Listo Aranaut?
    —Cuando tú digas princesa—le contestó su bakugan.
    Fabia sacó una carta y estaba a punto de lanzarla, cuando Sheena le espetó:
    — ¿Qué se supone que vas a hacer? —por el tono de su voz, y por la mueca que se había dibujado en su cara, se notaba que la azabache estaba confundida.
    —Comenzar una batalla—contestó la princesa inocentemente.
    Sheena miró a la neathiana de arriba abajo, y cuando vio que tenía una carta en su mano, se puso furiosa de nuevo.
    — ¡No puedes usar a los bakugan para solucionar tus problemas! —le espetó. Fabia la miró con evidente sorpresa. —Los bakugan son nuestros amigos, no unas armas que se utilizan cada vez que queramos.
    La princesa primero miró a Sheena y a su Vladitor, y después a su Aranaut. El bakugan darkus no se había movido de donde estaba, mientras que Aranaut sí lo había hecho por órdenes de ella misma.
    —Pero entonces… ¿Cómo se supone que…—la pregunta de la neathiana se vio interrumpida por una risita de Sheena.
    —Tendremos una batalla cuerpo a cuerpo—una sonrisa apareció en el rostro de la azabache.
    Fabia asintió con la cabeza. ¿Quería una batalla? Se la daría.
    Ambas se prepararon para atacar. Sheena se precipitó hacia Fabia. Alice miraba la escena sin moverse siquiera. Quería gritar, pero debía hacer ruido… Fabia saltó sobre Sheena, pero ella estaba preparada. Sus puños chocaron. Fabia se inclinó y luego lanzó una patada que Sheena paró con la mano izquierda.
    Le habían contado que Fabia era muy buena, incluso mejor que Shun, pero Sheena sabía que la vencería. Saltó hacia atrás para alejarse de Fabia, pero la princesa de Neathia no estaba dispuesta a dejarla escapar. Se movió con decisión y siguió a Sheena. Uno de sus golpes por fin alcanzó el brazo de Sheena y un hilo de sangre regó el césped. Sheena apretó los labios por el dolor, pero no se detuvo. En un instante todo pareció cambiar. Le dio una patada en el estómago a Fabia con el talón y después la atacó con sus puños. Fabia la detuvo a duras penas.
    Fabia volvió a atacar con fuerza, pero no logró conectar ningún golpe, aunque hizo retroceder a Sheena. Estaban peligrosamente cerca del escondite de Alice. Sheena paró un nuevo ataque de Fabia y luego lanzó una patada al costado de la princesa. Fabia apenas pudo detenerla, pero aún así al golpe la dejó sin aliento.
    Alice se removió intranquila entre los arbustos, lo que distrajo a Sheena durante un momento. Fabia aprovechó la distracción para lanzarle tres kunais. El primero, Sheena lo evadió sin problema alguno, y fue a parar en un árbol. El segundo había cambiado de rumbo e iba en dirección a donde estaba oculta Alice, Sheena logró alcanzar el cuchillo unos segundos antes de que entrara a los arbustos. Al distraerse, el tercer kunai perforó el blusón de Sheena y se enterró en el suelo, dejando a la ninja inmovilizada.
    Fabia sacó tres shurikens, y las lanzó hacia su oponente. Sheena debía pensar rápido. Si intentaba evadir las armas, darían de lleno a Alice… pero si se quedaba donde estaba, ella sería la que saldría herida… optó por quedarse donde estaba, no quería que le pasara algo a Alice.
    Agachó la cabeza y cerró los ojos. Esperaría el momento en que las estrellas de metal chocaran contra ella, sin mover siquiera un músculo. Un sonido agudo que cortó el aire se escuchó. El golpe nunca llegó. La azabache abrió los ojos. A pocos metros de distancia, un kunai, atravesando el centro de las shuriken, estaba enterrado en el suelo. Sheena observó confundida las armas durante un momento. Luego, dirigió su mirada hacia donde estaba Fabia.
    La princesa no la miraba, sino, miraba a un chico de cabello color azabache y ojos marrones, que había salido de entre los árboles.
    Shun corrió hasta Sheena, recargó una rodilla en el suelo y la miró a los ojos. Su semblante denotaba preocupación.
    — ¿Estás bien? —inquirió. Sheena giró su cabeza bruscamente. No quería verlo.
    Shun se levantó.
    — ¿Por qué peleaban? —les preguntó a ambas con tono de enfado, aunque en realidad, a la que le dirigía una mirada de reproche era a Fabia.
    —Yo…yo... —la neathiana comenzó a titubear. —Ella fue la que me reto—dijo finalmente.
    —Lo sé, lo he visto todo—Shun miró por el rabillo del ojo que Sheena se levantaba. —Sheena fue la que te reto, sí, pero tú accediste a que hubiera una pelea.
    —Pero…—comenzó a protestar la princesa.
    Sin ponerle la más mínima atención al reproche de Fabia, Shun se giró y miró a los ojos a Sheena nuevamente. La ninja esta vez no rehuyó a su mirada. Se miraron fijamente durante un largo rato. Finalmente, Shun rompió el silencio:
    — ¿Por qué no te defendiste con tus armas? —el azabache miró a donde generalmente se debía encontrar la bolsa con el armamento, pero al ver que el objeto no estaba, le grito: — ¿Cómo se te ocurre retarla a una batalla desarmada? ¿Dónde rayos están tus armas?
    Alice miraba aquella escena con preocupación. No debía moverse de donde estaba… pero Sheena nunca le diría a Shun dónde estaban sus armas, y el ninja se molestaría tanto, que ambos terminarían peleándose. Sabía el riesgo a que si salía de su escondite Sheena jamás se lo perdonaría, pero era para evitar otra pelea… Decidió actuar.
    Se levantó y salió de entre los árboles.
    —Las tengo yo—Shun miró a la portadora de la voz. Abrió los ojos de par en par al ver que la que había hablado era Alice. —Sheena me las dio para que me protegiera y no me pasara nada—la azabache giró su cabeza para mirar a su amiga.
    Para sorpresa de Alice, la mirada de Sheena no era de enojo, sino de gratitud. La ninja miró de nuevo a Shun.
    —Ya la has escuchado, ella tenía mis armas—se quedó pensativa un momento, y le espetó: —Y a ti no te incumbe si estoy armada o no al retar a una pelea a alguien.
    — ¡Pudiste haberte hecho daño! —contestó a la defensiva Shun. —Si yo no hubiera estado para…
    —Pero si estabas—interrumpió Sheena. La azabache se dio media vuelta, tomó de la muñeca a Alice, a la cuál le dijo: —Vámonos.
    La pelirroja la siguió sin protestar. Fabia y Shun se quedaron solos, mirando cómo el par de chicas se alejaba. Shun suspiró. Fabia se acercó a él y colocó una mano en su hombro. Shun la miró con aire de tristeza. Intentó sonreírle, pero no pudo.
    —Vámonos, Fabia—la princesa asintió.
    Comenzaron a caminar hacia donde se habían ido Sheena y Alice.



    Cuando salieron del bosque, vieron que los demás seguían en la mesa charlando. Shun recorrió con la mirada a sus amigos, y se detuvo en Alice. La pelirroja charlaba con Runo. Levantó la mirada y miró tímidamente a Shun. Luego, bajó la cabeza, y dirigió su mirada hacía el dojo. Shun comprendió lo que Alice le quería decir, y al girarse hacia el hogar de su abuelo, vio salir de él a Sheena.
    La ninja llevaba algo en las manos, pero Shun no pudo ver exactamente que era. Sheena lo miró por el rabillo del ojo, pero no le puso atención. Se adentró de nuevo al bosque.
    —Quédate con los demás Fabia, tengo que ir a hablar con Sheena—la del cabello azul no protestó para ir con él. Lo que ella menos quería en esos momentos era meterse en más discusiones con Sheena.
    Shun giró sobre sus talones y se adentró de nuevo al bosque.



    El sol había bajado con una rapidez sorprendente. Faltaba poco para que se ocultara por completo. La había encontrado en el mismo lugar dónde se había desarrollado la pelea. Estaba de espaldas, y tenía la cabeza baja, con la mirada puesta en el objeto que llevaba en sus manos.
    Shun se acercó a ella. Se colocó delante de Sheena y la tomó de los hombros. La azabache giró su cabeza para otro lado. Todavía no quería verlo.
    —Sheena, yo…—la ninja lo miró a los ojos fijamente.
    — ¿Por qué ibas a besar a Fabia? —el tono de su voz era algo más tranquilo, pero todavía tenía rastros de rencor.
    —Yo no… no lo entiendes…—comenzó Shun.
    —Sí, sí lo entiendo Shun. Ibas a besar a Fabia. Dime… ¿por qué?
    El ninja la miraba fijamente. ¿Qué le podría decir? Sheena no le creería que él no había intentado besar a Fabia, sino, que había sucedido otra cosa, y sin embargo… a él le atraía Fabia, eso no podía negarlo.
    Fabia era… era dulce, y buena persona, además de que compartían tantas cosas en común… Shun decidió decírselo a Sheena.
    —Creo que ella me gusta.
    Al escuchar las palabras de su amigo, Sheena palideció. Un ruido de vidrio romperse se escuchó. Sheena había soltado el objeto que había traído en sus manos. La ninja dio varios pasos atrás, soltándose del agarre de Shun.
    No… no era posible… no… no… ¡no!
    — ¡Por favor Shun! ¡Se que amas a Alice y no a Fabia!
    —Alice…—murmuró Shun con tono de nostalgia—ella sólo es una amiga.
    Sheena perdió el tono blanco que su cara había tomado, sustituyéndolo por un rojo, su cara estaba roja, de enfado.
    — ¡Tú no pensabas eso cuando nos despedimos en Nueva Vestroia! ¡Tú la querías!
    Shun la miró con nostalgia. Le sonrió con el mismo sentimiento en el rostro. Sheena negó con la cabeza con cara de tristeza.
    —Te quería cómo a un hermano, Shun…te conocía como la palma de mi mano…—lágrimas comenzaron a surgir en sus ojos. —Pero ahora… siento que ya no te conozco…
    —Sigo siendo el mismo de siempre—dijo Shun.
    La azabache negó con la cabeza.
    —El Shun que conocía sabía que era lo que sentía, no dudaba de ello.
    Shun abrió la boca para decir algo, pero no supo cómo defenderse. Las lágrimas corrían por las mejillas de Sheena, y caían al césped.
    —Si no se quién eres en verdad, ya no te puedo considerar cómo mi hermano…—dijo con voz entrecortada.
    —Pero Sheena…
    —Lo siento Shun—la chica le dedicó una cara de tristeza.
    La chica se giró rápidamente y echó a correr.
    Shun estaba dispuesto a seguirla, pero cuando dio un paso, el ruido de vidrios resquebrajarse se oyó nuevamente. El ninja apartó su pie rápidamente y miró en que había pisado. Era un marco para fotografías, roto. Shun se agachó y tomó la fotografía que estaba debajo de los pedazos de cristal.
    Miró la imagen. Al verla, recordó muchas cosas.


    Frente a un enorme dojo, un par de niños peleaban. Daban patadas y golpes a su oponente. No era una pelea cualquiera, era un entrenamiento. Su maestro, los observaba.
    Ambos niños eran idénticos. La única diferencia era que uno era una niña. La niña dio una patada a su oponente, el cual, no logró detener el ataque. El niñito cayó de espaldas. La que lo había derribado se acercó a él con una sonrisa. Pero no era de burla, sino una llena de ternura. La pequeña ayudó al niño a levantarse.
    —Bien hecho, Sheena—dijo el hombre que estaba ahí presente mirando fijamente a la niñita. Su mirada de posó en el niño que sacudía la tierra de sus ropas. —Shun, tienes que ser más rápido—el pequeño asintió levemente. —Has quinientas lagartijas.
    El hombre dio media vuelta y se metió en el dojo. Shun estaba a punto de comenzar lo que le había indicado su abuelo, cuando vio que su amiga se sentaba a un lado de él.
    —Perdona por ser tan dura—le dijo Sheena.
    —No te preocupes, tú da lo mejor de ti, así yo podré superarme—el niñito sonrió tiernamente.
    La niña le devolvió la sonrisa.
    —Si quieres, vete, quizá me tarde bastante tiempo…
    —No—dijo la niña sacudiendo la cabeza—me quedaré aquí, contigo, hasta que termines.
    Shun le sonrió agradecido.
    La escena del niño haciendo las lagartijas, y la niña sentada justo a un lado de él, se desvaneció, para dar comienzo a otra.


    El crepúsculo estaba en su cenit. Frente al dojo de la escena anterior, estaban tres siluetas. Una era de un hombre mayor, otra, de un muchacho, y la otra, de una muchacha.
    Sheena estaba frente a Shun y su abuelo.
    —No te vayas…—le rogó nuevamente el azabache.
    Sheena lo miraba con tristeza y nostalgia.
    —Debe irse Shun, su destino la espera—dijo el hombre posando su mano en el hombro de su nieto.
    —Pero…—comenzó a protestar el chico.
    Sheena se abalanzó hacia él y lo abrazó fuertemente. Shun le devolvió el abrazo.
    —Nos volveremos a ver Shun—le susurró al oído la muchacha, sin separase de él. —Te lo prometo.
    Shun la abrazó con más fuerza. Finalmente, ambos se separaron. Sheena les sonrió a su amigo y a su abuelo por última vez. Dio media vuelta y caminó, alejándose de donde había crecido.
    La escena se desvaneció y apareció otra.


    Un chico estaba sentado en unas escaleras, fuera de una mansión. Los ojos marrones del muchacho miraban hacia el horizonte, que estaba cubierto de nieve. En su hombro, posaba un bakugan, Ingram.
    Una chica, de cabello anaranjado, y con un Hydranoid al hombro, tomó asiento junto a él. Shun no la miró. Sabía que la muchacha era Alice.
    — ¿Qué tienes Shun? —el tono de voz de su amiga evidenciaba que estaba preocupada.
    —Nada…—la voz del ninja estaba llena de tristeza.
    Alice lo miró.
    — ¿Extrañas a Skyress, verdad? —Shun la miró a los ojos.
    Asintió levemente con la cabeza. Después, volvió a mirar el paisaje.
    —Ella dijo que no la necesitaba más…—Shun recordó cuando Skyress le dijo aquello, provocando que suspirara. —Dijo que era parte de mi pasado, y que ahora tenía a Ingram.
    Unas lágrimas surgieron de los ojos del muchacho. Alice lo miró. Nunca lo había visto así. Le tomó la mano. Shun levantó la mirada sorprendido. La pelirroja apretó levemente la mano del muchacho, y no dejó de verlo fijamente.
    —Sé cómo te sientes…—Shun se soltó del agarre y negó con la cabeza.
    —No, no lo sabes…
    —Sí que lo se—dijo Alice con voz firme. —A mí me pasó algo semejante Shun, Masquerade se fue, pero me dejó a Hydranoid.
    —Es diferente mi situación—dijo el ninja.
    Alice negó con la cabeza.
    —Yo quería que Masquerade se quedara—Shun la miró con cierta sorpresa—pero él dijo que era hora de separarnos, que él era parte de mi pasado, y que me dejaba a Hydranoid, porque él es parte de mí de ahora en adelante.
    Shun se quedó pensativo un momento. Alice tenía razón. Sus situaciones eran muy parecidas. ¿En verdad Alice lo comprendía tan bien?
    Después de un largo rato de silencio, Shun habló.
    —Alice…
    — ¿Si? ¿Qué pasa?
    —Bueno… yo… yo quería… yo quería pedirte un favor…
    — ¿Un favor? —Shun asintió levemente con la cabeza. —Claro. ¿Qué puedo hacer por ti?
    Shun metió una mano en uno de sus bolsillos. De él sacó un objeto, largo y de color verde. Alice lo miró con curiosidad.
    — ¿Es una pluma de Skyress? —inquirió.
    El azabache asintió. Colocó cuidadosamente el objeto en el regazo de la pelirroja. Su amiga miró con confusión al objeto y después a Shun.
    —Quiero que la cuides…—Alice estaba cada vez más confundida. —Es lo único que me queda de ella. Si le pasara algo, no sé qué sería de mí.
    La pelirroja lo miró con ternura. Quizá Shun era un lobo solitario, pero tenía un gran corazón.
    —La cuidaré con todo mi ser—Shun le dirigió una mirada llena de agradecimiento.
    —Gracias. Tú eres la persona más indicada que conozco para que cuide mi más preciada pertenencia. Te pagaré el favor, te lo prometo.
    Alice se levantó y entró a la casa. Pocos segundos después volvió a salir y tomó su lugar. Le tendió la mano al ninja. En la delicada mano de la chica estaba un cristal.
    —Págame el favor llevándote esto—el azabache la miró con confusión. Tomó el pequeño objeto. —Es lo único que me queda de mi máscara Shun. Cuídala, cómo yo cuidaré la pluma de Skyress.
    <<Siempre que sientas que el mundo está perdido, y estés a punto de rendirte, —prosiguió, — recuerda que lo llevas contigo, éste cristal demuestra que todo puede cambiar para bien.
    Shun asintió con la cabeza y asintió.
    La imagen también se desvaneció y apareció otra más.


    — ¿Quién eres? ¿Por qué nos ayudaste? —le preguntaba un chico con cabello color azabache a una figura encapuchada.
    Dan, Mira, Ace, Baron, Keith y Gus estaban detrás de Shun. Estaban en Nueva Vestroia.
    La figura levantó sus manos, y dejó que su capucha cayera en sus hombros. La cara de una chica apareció. Shun la miró sorprendido.
    —Sheena…—murmuró.
    La escena se desvaneció, dando lugar a un último recuerdo.


    —Esperen…—indicó una chica de cabello azabache y ojos marrones, que colocaba una cámara en la posición correcta para tomar la foto.
    Los antiguos vexos, la resistencia, el príncipe Hydron, Julie, Runo y Alice se preparaban para la fotografía. La guerra había terminado, el rey Zenoheld había sido derrotado.
    — ¡Sonrían! —decía la chica mientras se ponía en su lugar correspondiente y la cámara disparaba.



    Shun miraba aquella fotografía. La miró de izquierda a derecha. Justo en el centro, estaban Dan y Runo abrazados, al igual que él mismo y Alice, y Sheena y Hydron.
    El azabache bajó el brazo, y apretó fuertemente el objeto contra su costado. Unas lágrimas comenzaron a correr por el rostro del ninja.
    ¿Qué había hecho? Había perdido a las dos personas que más quería en todo el universo, su madre y a su abuelo (a éste último lo había decepcionado al no seguir sus pasos). Y ahora, había perdido a Sheena y a Alice… al pensar en eso Shun apretó los ojos haciendo caer las lágrimas al césped. Un papel detrás de la fotografía se deslizó, y cayó al suelo.
    Shun se limpió sus lágrimas y se agachó a recogerlo. Unas letras estaban escritas con una letra sencilla y bella. Lo que decían era: Hermano del alma.
    Shun sonrió al leer aquello. Luego, le dio la vuelta al papel. Era una fotografía. En la imagen Sheena y Shun estaban abrazados, y eran muy pequeños.
    El ninja apretó con fuerza las dos fotografías contra su pecho, cerró los ojos y respiró hondo.
    Unos segundos después abrió los ojos. Su mirada ya no era de tristeza. Era de determinación. Había cometido un gran error, pero ahora sabía que era lo que tenía que hacer.




    Fin del segundo capítulo.
     
    Última edición: 20 Junio 2017
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    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    Gracias por invitarme.

    Evita poner "Flash back" y "Fin del flash back" pues quita el encanto a la historia, será mejor que lo coloques centrado y en cursiva para así señalar que es una escena retrospectiva, o también decir "Y fue ahí en dónde [personaje] recordó ese momento en el cual..." y etc.

    ¡Aww~~! Tristeza, amor, dolor, despedidas, re-encuentros, culpaples...¡está historia de lo mejor que he leído de Bakugan! Me encanta como manejas a los personajes, aun que si creo que puedes explotarlos más y evitar el OoC, pero igualmente me gusta C:

    Esperaré la continuación.
    Adiós y buen día.
    At: Fer-chan.
     
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    JoXrossRushLove Entusiasta

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    Yo por aquí...

    Como siempre tu nunca me decepcionas, esta genial tu conti llena de situaciones sentimentales , por cierto perdón por no comentar antes es que decidí perderme por un tiempo para descansar, volviendo al tema, tu ortografía es buenísima, tienes buena gramática y manejas super bien los signos de puntuación.

    El único error que vi fue este

    No se te olvide que ese "Y" puede ser remplazado por una coma ","

    No se te olvide avisarme cuando tenga conti... Nos vemos hasta entonces

    Bueno sin mas que decir Johanitap Xross se va paz y besos...
     
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    Pipilup

    Pipilup Estrella errante

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    Título:
    Amor fraternal
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    2033



    Capítulo tres: Mi hermano.


    Había dejado a Shun varios metros atrás. Corría sin ver hacia donde iba. Las lágrimas no se lo permitían. Sin detenerse, con su brazo se las limpió.
    Corría y corría. Quería alejarse de lo que siempre había querido, de lo que siempre había intentado no separarse.
    Quizá una pequeña parte de ella confiaba en que el bosque no le permitiría salir, y se perdería en él, pero eso no sucedió. Llegó a la salida sin contratiempos.



    Shun corría a toda velocidad. Tenía que alcanzarla, tenía que disculparse. Comenzó a jadear, pero eso no lo detuvo. Él siguió corriendo.


    Todos estaban en la mesa charlando. Tanto tiempo había sido desde la última vez que se habían visto, que tenían muchas cosas que contarse. Hablaban y hablan. Nunca dejaban de hablar. Ni siquiera habían notado la ausencia de dos personas.
    Cómo ya habían terminado de comer, comenzaron a levantarse, y poco a poco recogieron las cosas.
    Las chicas recogieron los platos y cubiertos, mientras que los hombres guardaban las sillas y la enorme mesa en la nave.
    Las muchachas entraron al hogar del abuelo de Shun para dejar las cosas en su lugar. Runo y Alice se dedicaron a lavar todo lo que se había ensuciado, y Julie y Mira colocaban todo en orden.
    Chan Lee, Maylene y Fabia, que no estaban acostumbradas a hacer ese tipo de tareas, salieron del dojo y ayudaron a los chicos.
    Fabia, al ser una princesa, todos la trataron como tal, y le pidieron que mejor no se esforzara. La neathiana, que se encontraba pensando continuamente, se limitó a obedecer.
    La joven de cabellara azulada se encaminó a un enorme árbol y se dejó caer al lado de éste.
    La princesa no paraba de pensar en Shun. Quizá él y Sheena habían resuelto sus problemas, y entonces, ella se quedaría sola.
    Shun era el único terrestre que sentía de confianza. Ella quería arreglar las cosas con Sheena, pero si eso implicaba que Shun se separara de su lado, no lo haría.
    Podrían pensar lo que quisieran. Quizá pensarían que era egoísta, celosa, que estaba demasiado apegada a Shun… y así era. No permitiría que ni Sheena, ni Alice le arrebataran a Shun.
    Fabia se quedó pensando en Alice. ¿Quién creía que era? Quizá era bonita, inteligente, y quién sabe cuántas cosas más, pero ¿qué tenía de interesante? Sheena no paraba de protegerla, y Shun… parecía que el peleador sentía algo hacia la pelirroja.
    Sólo pensar eso, hizo que la muchacha golpeara con todas sus fuerzas el césped.
    Después de un rato, Runo, Alice, Mira y Julie salieron del dojo. Fabia se quedó allí, bajo la protección del árbol, pensativa.
    En cuanto los demás se reunieron, comenzaron a hablar de nuevo. Parecía que nunca pararían.
    El tema de la conversación cambiaba con bastante rapidez. Un minuto estaban hablando de Nueva Vestroia, y al otro, hablaban de la guerra que se desataba en esos momentos en Neathia.
    —Espero que esto termine rápido—comentó Runo.
    —Igual yo, las guerras nunca me han gustado—argumentó Hydron.
    Maylene soltó una risita burlona. El príncipe le dirigió una mirada asesina.
    —Pues yo también espero lo mismo—dijo Alice. Después, susurró: —No me importaría que los gundalianos sean los que ganaran la guerra.
    Fabia la miró con odio y rencor al escuchar esto. Cómo había sido la única, todos se sorprendieron al ver cómo se levantaba y le lanzaba un kunai a la pelirroja que se encontraba al otro lado del claro.
    Alice miraba atónita el arma que se dirigía a ella. Sus piernas no le respondían, no se podía mover. Quería gritar, pero su voz se cortó en su garganta. El arma se acercaba cada vez más.
    De pronto, una figura salió velozmente de entre los árboles y se puso entre la joven y el kunai. Shun abrazó a Alice y cerró los ojos. La pelirroja apretó sus brazos contra su pecho y también cerró los ojos.
    El azabache esperaba el golpe, el golpe que, seguramente le quitaría la vida en un instante.
    Se escuchó el sonido de un rápido movimiento de pies, el golpe de un arma contra un cuerpo, el sonido de derramamiento de sangre, y un grito lleno de terror.



    Cuando había llegado a la salida del bosque, estaba totalmente exhausto. Miró a todos lados para cerciorarse de que nadie estaba allí.
    Al parecer había llegado antes que Sheena. Dio un paso adelante y salió al claro. Nadie se había percatado de su aparición. Todo el mundo charlaba. Excepto Fabia.
    La princesa se encontraba debajo de un árbol con la mirada pensativa. Una voz bastante tenue, hizo un comentario. Fabia levantó la mirada. Ahora su cara expresaba odio.
    La neathiana rápidamente se levantó, sacó un kunai de entre sus ropas y se lo lanzó a Alice.
    Shun esperó a que la pelirroja se moviera. Pero eso no sucedió. La cara de la joven denotaba terror y angustia. El ninja se percató de que las piernas de la muchacha flanqueaban, y que no se iban a mover.
    El peleador ventus no pensó dos veces y se precipitó hacia Alice. Al llegar junto a ella, la rodeo con sus brazos y la abrazó fuertemente.
    Sentía que ese era su último momento. Estaba a punto de morir.



    Había llegado al claro desde hacía rato, pero no quería conversar con nadie, así que había optado por quedarse sobre las ramas de un gran árbol.
    Sus ojos castaños miraban detenidamente el paisaje. Todos sus amigos recogían las cosas, junto con Fabia. Pensar en ella era cómo pensar en desperdicio. Sheena hizo una mueca al pensar en eso.
    Recordó en todo lo que había pasado ese día. Desde cómo había llegado tan entusiasmada por la llegada de Shun, de cuando él se había percatado de su presencia en el dojo, de cómo había visto que él casi se besaba con Fabia, de la pelea con la neathiana, de la sangre, de los gritos, de las lágrimas… Sheena levantó su brazo, y con el dorso de su mano se limpió una única lágrima que caía por su mejilla.
    Nunca perdonaría a Shun por su comportamiento. Nunca. Nunca lo haría, porque a él le gustaba Fabia, y no Alice.
    La ninja estaba tan enfrascada en sus pensamientos llenos de rabia, que no se daba cuenta de lo que ahora pasaba frente a ella.
    Fabia se había levantado, había sacado un kunai y se lo había lanzado a Alice. El chasquido de una rama romperse bajo unos pies hizo que Sheena reaccionara.
    Shun había salido de entre los árboles y corría hacia la peleadora darkus. Al llegar junto a ella, la abrazó, dándole la espalda al arma.
    Sheena esperaba a que el Kazami quitara del peligro a la pelirroja, pero eso no sucedió. La ninja se dio cuenta de que si Shun no se quitaba de ahí, perdería la vida.
    El kunai se acercaba cada vez más. La peleadora darkus saltó del árbol y corrió. Se detuvo entre el arma y su amigo.
    Sintió cómo el arma se hundía en su cuerpo, en cómo derramaba sangre. Sentía cómo su respiración se cortaba poco a poco. Escuchó un grito a lo lejos.
    Sintió que todo se oscurecía y que caía… caía… caía…



    Shun abrió los ojos al escuchar el desgarrador grito de Julie. Miró a Alice, la cual presionaba su cabeza contra su pecho.
    Al notar que no sentía dolor alguno, pensó en lo peor. Alguien se había arriesgado por él. Tragó saliva, soltó a Alice y se giró temeroso.
    A unos cuantos pasos lejos de él, se encontraba la figura de una chica dándole la espalda. El ninja, al ver a Sheena de pie, suspiró con alivio. Pero ese sentimiento no duró mucho.
    Una gota de sangre, cayó al césped. Shun miró los pies de la muchacha. Justo delante de ellos, una enorme mancha líquida, roja carmesí, regaba la hierba.
    Shun vio como el cuerpo de Sheena de tambaleaba de una lado a otro, y en un segundo, como se desplomaba en el suelo.
    Todo el mundo se quedó atónito. Hydron y Shun fueron los únicos en moverse de donde estaban para correr hacia Sheena.
    Ambos se dejaron caer junto a ella. El primero le tomó el pulso.
    —Está viva—dijo Hydron con alivio. El príncipe miró el kunai que se hundía en el vientre de la muchacha.
    Al escuchar las palabras de Hydron, Shun se abalanzó sobre el arma y la sacó con sumo cuidado. En cuanto la punta del kunai dejó de tener contacto con el cuerpo de Sheena, ésta reaccionó con un gemido.
    —Shun…—llamó débilmente la azabache.
    —Sheena…—contestó el ninja. —Perdóname…
    —No… tú perdóname a mí…—Sheena respiraba entrecortadamente—no me di cuenta de que, a pesar de todo, tú siempre serás parte de mí.
    Los ojos de Shun se anegaron de lágrimas.
    —No… Sheena…
    Sheena respiraba cada segundo con más dificultad. Levantó la mano y se la colocó en el hombro a Shun.
    —Eres… eres mi hermano.
    El muchacho tomó la mano de su amiga y se la apretó con fuerza.
    —Sheena…
    —Descuida Shun…—la azabache esbozó una sonrisa. —No importa lo que elijas… tú siempre serás mi hermanito.
    Los ojos de la azabache se cerraron poco a poco. La mano de Sheena perdió la fuerza y cayó con un ruido sordo en el césped. Shun sólo estaba atónito. No sabía qué hacer, no podía moverse.
    Mientras el peleador ventus miraba con terror el cuerpo de su amiga, todos se movieron rápido. Runo, Julie, Alice, Chan Lee y Mira entraron al dojo a toda carrera. Julio Santana tomó en brazos el delicado y frágil cuerpo de Sheena y se lo llevó con él detrás de las muchachas.
    Hydron siguió al fortachón con semblante de preocupación. Los antiguos vexos, junto con Dan, Jake, Marucho, Joe, Komba, Klaus y Billy fueron detrás de ellos.
    Todo el mundo entró al hogar del anciano Kazami, excepto su nieto y Fabia.
    La neathiana se acercó a Shun en silencio. El azabache había salido de su estado de shock, y en ese momento tocaba con delicadeza la sangre desparramada en la verde hierba.
    Fabia no sabía que decirle a Shun. Se sentía sumamente culpable. Ella había sido la que había lanzado el arma. ¿Qué le podría decir a Shun? Por fin una voz quebradiza salió de su garganta:
    —Shun…—el ninja no la miró si quiera, sólo se quedó en silencio. —Shun yo… fue mi culpa… en serio, yo no quería que esto pasara…
    —Pero sucedió—contestó el joven con voz fría y cortante.
    La princesa se quedó sorprendida por la forma en la que el muchacho le había contestado. Shun nunca se había comportado de esa manera con ella.
    Una brisa comenzó de repente. Las hojas de los árboles comenzaron a mecerse. La brisa, aumentaba su intensidad cada vez más, convirtiéndose así en un vendaval.
    Lo único que cortaba el silencio que existía entre Fabia y Shun, era el sonido de las ramas de los árboles moverse con fuerza.
    Pasaron así varios minutos, hasta que Shun habló:
    —Tú no tuviste la culpa, fui yo—la princesa lo miró con sorpresa. —Fui yo el que hizo que Sheena se molestara, y el que puso en peligro su vida.
    —Pero yo fui la que lanzó el kunai hacía Alice… si no lo hubiera hecho…
    —El hubiera no existe.
    La neathiana se quedó sin palabras. Miró fijamente a Shun, el cual no la miraba. Fabia se preguntó por qué el muchacho se comportaba así.
    Lo que no sabía Fabia, es que ese era el verdadero Shun. El chico serio, frío… un lobo solitario.
    El peleador se levantó. Apretó su puño. La sangre escurría por sus dedos. Se dio la vuelta y se dirigió al dojo.
    —Shun yo…—comenzó Fabia.
    El chico se paró en seco y giró su cabeza sólo un poco. Le dirigió una mirada llena de odio a la neathiana. La princesa calló.
    Shun avanzó de nuevo hacia el dojo. Caminó en silencio.




    Fin del tercer capítulo.
     
    Última edición: 20 Junio 2017
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    Mey Amanda

    Mey Amanda Usuario común

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    o.o o.o o.o o.o
    pero que loco el capitulo lleno de emociones y fabia mama mia me quede en choc como le lanzo una kunai O.O
    vi que mejorastes un chorro pero separa los parrafos no le entendia habian veces que me pasaba a un lado y no era ayi.

    Siguiendo. Shun todavia vi Ooc (bueno si hasi se escribe) y recuerda NO esta permitido.

    Porque fabia estan mala matar a alice nooo y peor poner en pelea a los hermanitos, me la va a oagar.
     
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    May Balance

    May Balance Iniciado

    Géminis
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    ¡Amiga! ¡Te quedó genial!

    Tanta emoción sentí cunado iba leyendo, que sentía que estaba dentro de la historia... ¡Genial!
    Excelente narración y ortografía.

    Fabia.... argg.... ¡Por su culpa mi bella Sheena casi muere! D:

    ¿Mejorar? Toda la historia de Pipilup ha sido extremadamente buena, y no es su culpa de que no leyeras en donde debía ser. Desde lo personal, a mí no se me dificultó en lo absoluto.

    Lo de Shun, OoC es cuando le cambian totalmente el carácter al personaje, y Pipilup no se la cambió. Sólo demostró que hasta la persona más fría también tiene sentimientos.

    Si Shun nuca se había comportado de esa manera con Fabia, ¿por qué sí tenía que hacerlo con Sheena o Alice?

    Pero bueno, ya es el punto de vista de cada quién. Pipilup, avísame cuando la conti esté lista. ;)
     
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  13.  
    JoXrossRushLove

    JoXrossRushLove Entusiasta

    Géminis
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    Wow!!!

    Que capitulo tan emocionante como siempre me atrapaste con tu gran estilo de escritura; pobre Sheena no puedo creer que haya recibido el kunai, nunca pensé que Fabia pudiera llegar a esos extremos pero bueno...
    No puedo creer que shun se interpusiera entre alice y el kunai para que no saliera lastimada simplemente esa fue una de mis partes preferidas...

    Como siempre espero conti...

    Johanitap_xross_se_va

    paz..
     
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